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Devocional diaria
Los hombres estaban lo suficientemente desesperados como para intentar cualquier cosa, así que
se dirigieron a la roca y empezaron a balancearse en la cornisa con un pico pequeño. Luego,
mientras se lanzaban frenéticamente, ocurrió un milagro: un chorrito de agua clara y dulce salió de
la superficie de la roca. La roca era en realidad piedra caliza blanda y parte de ella cubría un
manantial oculto. Este constante chorro de agua mantuvo a los hombres con vida hasta que
fueron rescatados.
¿Se ha preguntado alguna vez si Dios todavía responde a las oraciones hoy como lo hizo en la
Biblia? ¡Innumerables veces, hombres y mujeres de fe modernos han testificado que Él lo hace!
Pero la mejor parte es que no necesitamos depender de los testimonios de otros. Dios se deleita
cuando lo probamos por nosotros mismos. Como buen padre, a Dios le encanta dar "cosas buenas
a quienes se las piden". (Mateo 7:11).
El primer paso es aprender a permanecer en Cristo: “Si permanecen en mí, y mis palabras
permanecen en ustedes, pedirán lo que quieran y se les concederá” (Juan 15: 7). Mientras
permanecemos en Cristo, nuestros corazones cambian y, a menudo, nuestras oraciones también
cambian. Cuando estamos en Cristo, “todas las promesas de Dios en él son sí, y en él amén, para
gloria de Dios por medio de nosotros” (2 Corintios 1:20).