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3.

Planificación para la conservación de espacios naturales

La conservación de los espacios naturales se ha convertido en un tema de gran importancia en


el contexto actual. A medida que los impactos humanos sobre el medio ambiente continúan
aumentando, se vuelve cada vez más crucial desarrollar estrategias efectivas para proteger y
preservar estos valiosos recursos naturales. En este sentido, la planificación para la
conservación de espacios naturales desempeña un papel fundamental. La planificación para la
conservación de espacios naturales implica la adopción de enfoques sistemáticos y
estratégicos para identificar, evaluar y gestionar áreas de importancia ecológica. Esta
disciplina se basa en la recopilación y análisis de datos científicos, así como en la participación
de diversas partes interesadas, incluyendo comunidades locales, organizaciones no
gubernamentales y agencias gubernamentales.

El objetivo principal de la planificación para la


conservación de espacios naturales es
alcanzar un equilibrio entre la protección de
los ecosistemas naturales y las necesidades
humanas. Esto implica el diseño de
estrategias que promuevan la conservación
de la biodiversidad, la restauración de
hábitats degradados, la mitigación de los
impactos humanos y la promoción de un uso
sostenible de los recursos naturales. Para
llevar a cabo una planificación efectiva, es necesario realizar un inventario exhaustivo de los
espacios naturales existentes y evaluar su importancia desde el punto de vista ecológico,
social y económico. Esta evaluación puede implicar la identificación de especies en peligro de
extinción, la evaluación de la calidad del agua y del suelo, así como el análisis de los beneficios
que estos espacios proporcionan a las comunidades locales, como el turismo y la recreación.
Una vez recopilada esta información, se pueden establecer objetivos y metas claras para la
conservación de los espacios naturales. Esto puede implicar la delimitación de áreas
protegidas, la implementación de medidas de restauración y gestión de la biodiversidad, y la
promoción de prácticas sostenibles en sectores como la agricultura y la industria. Es
importante destacar que la planificación para la conservación de espacios naturales debe ser
un proceso flexible y adaptable, que tome en cuenta los cambios ambientales y sociales a lo
largo del tiempo. Además, requiere la colaboración y el compromiso de múltiples actores,
desde los responsables políticos hasta las comunidades locales, para lograr resultados
efectivos y duraderos.

La planificación de la conservación es un proceso que busca promover la p ersistencia de la


biodiversidad y los recursos naturales a través de la identificación de áreas prioritarias y la
implementación de acciones de conservación. La biodiversidad es el núcleo central de esta
planificación, pero es un concepto complejo y dinámico que abarca diferentes formas de vida y
escalas temporales y espaciales. La planificación debe abordar tanto los cambios naturales en
la biodiversidad como las alteraciones causadas por la actividad humana. Dos aspectos clave
en esta planificación son la vulnerabilidad de la biodiversidad ante las amenazas y la
distribución desigual de la misma. Existe una brecha entre la investigación y la aplicación de la
conservación, y se requiere una integración de criterios relacionados con el uso sustentable de
la biodiversidad. La diversidad biológica se aborda en diferentes niveles, desde genes y
especies hasta ecosistemas y paisajes. Sin embargo, es difícil establecer criterios de
conservación que abarquen la complejidad de las interacciones espaciales y temporales. Para
avanzar en la conservación de la biodiversidad, es importante conocer qué tenemos, dónde
está y cuál es su estado, y priorizar los recursos de conservación en función de su importancia.
3.1. Identificación y caracterización de valores de conservación y valores de uso

La planificación para la conservación se ha desarrollado a lo largo del tiempo en respuesta a la


necesidad de abordar los desafíos ambientales y proteger la biodiversidad. En sus inicios, la
conservación se centraba principalmente en la creación de áreas protegidas, como parques
nacionales, para preservar la naturaleza y
limitar la intervención humana. Sin embargo,
esta visión ha evolucionado hacia un enfoque
más integral y participativo. En la actualidad,
la planificación para la conservación se basa
en la recopilación y análisis de datos
científicos para identificar áreas de
importancia ecológica y evaluar las amenazas
a la biodiversidad. Se utilizan herramientas
como los sistemas de información geográfica
(SIG) para mapear y visualizar la distribución
de especies, hábitats y ecosistemas. La
planificación para la conservación también ha adoptado un enfoque adaptativo, reconociendo
que las condiciones ambientales y sociales pueden cambiar con el tiempo. Se promueve la
revisión y ajuste periódico de las estrategias de conservación para garantizar su efectividad y
responder a nuevos desafíos.

La planificación para la conservación establece prioridades basadas en criterios científicos y


sociales para identificar las áreas y especies que requieren una atención especial. Sin embargo,
la implementación de estas prioridades puede verse afectada por diversos factores, como
limitaciones de recursos, intereses económicos y políticos, y falta de colaboración entre
diferentes actores. En muchos casos, las prioridades de conservación no siempre coinciden con
lo que finalmente se conserva. Esto puede deberse a la falta de implementación efectiva de las
estrategias de conservación, la falta de apoyo político o la falta de recursos financieros y
humanos suficientes. Además, las prioridades de conservación pueden cambiar con el tiempo
a medida que se obtiene nueva información científica o se producen cambios en las
condiciones ambientales y sociales. Esto puede llevar a ajustes en las estrategias de
conservación y a la reevaluación de las prioridades establecidas anteriormente. Es importante
reconocer la importancia de una evaluación continua y una revisión periódica de las
estrategias de conservación para asegurar que se estén logrando los objetivos deseados.

En general, la planificación sistemática para la conservación tiene como objetivo proteger los
elementos de la biodiversidad de los procesos que amenazan su existencia. Para lograr este
propósito, se deben cumplir dos objetivos fundamentales: representatividad y persistencia. La
representatividad se refiere a proteger todas las escalas espaciales y de organización
biológica de la biodiversidad. Para evaluar y abordar los vacíos en la conservación, se utiliza el
análisis de vacíos, que compara la biodiversidad de una región con las áreas protegidas
existentes y señala las especies o ecosistemas sin protección adecuada. Este análisis permite
focalizar los esfuerzos de conservación para asegurar la persistencia en el tiempo. La
persistencia implica garantizar la supervivencia a largo plazo de la biodiversidad,
manteniendo los procesos ecológicos, la viabilidad de las poblaciones y la integridad de los
ecosistemas. Además, se consideran elementos como la redundancia, la resiliencia y la
definición de límites de las áreas a proteger. El diseño de una red representativa de áreas
protegidas requiere de un marco conceptual y metodológico para evaluar la representatividad.
El análisis de vacíos es una herramienta ampliamente utilizada en la planificación sistemática
que permite fundamentar las acciones de conservación. Sin embargo, los expertos enfrentan el
desafío de determinar qué porcentaje de una región es suficiente para garantizar la viabilidad y
persistencia de las especies, y la planificación sistemática debe actualizarse constantemente
para tener en cuenta la dinámica de las especies y las amenazas.

Por su parte, la fragmentación del paisaje puede resultar en la pérdida de hábitat, reducción
del tamaño de los mismos y aislamiento, lo que aumenta la pérdida de especies y altera los
procesos ecológicos. Sin embargo, los paisajes alterados y con diferentes usos de la tierra
también pueden albergar especies únicas y desempeñar un papel importante en la
conservación de la biodiversidad. Por lo tanto, se busca una gestión integrada del territorio
que incluya tanto áreas protegidas como áreas de amortiguamiento, paisajes con diferentes
usos de la tierra y corredores biológicos. En este sentido, los corredores biológicos
desempeñan un papel fundamental en la planificación para la conservación al proporcionar
conexiones entre áreas protegidas y
fragmentos de hábitats, permitiendo el
movimiento de especies y facilitando el
intercambio genético. Estos corredores
ayudan a contrarrestar los efectos negativos
de la fragmentación del paisaje y a mitigar
los impactos del cambio climático al
permitir que las especies se adapten a
nuevas condiciones. La planificación para la
conservación basada en corredores
biológicos implica identificar áreas clave que actúen como enlaces entre hábitats, evaluar su
importancia en términos de conectividad y diseñar estrategias de gestión para su
conservación. Existen numerosos ejemplos de corredores biológicos exitosos en diferentes
partes del mundo, destacando los beneficios que aportan, como la protección de la diversidad
biológica y el mantenimiento de los servicios ecosistémicos.

En la literatura científica se han definido las siguientes etapas para la planificación sistemática
para la conservación:

Etapas Acciones necesarias

• Revisar datos existentes y decidir cuáles representan la


biodiversidad de la región de estudio.
1. Compilación de información
• Recolectar nuevos datos para mejorar o aumentar los
sobre la biodiversidad
disponibles.

• Recolectar datos sobre especies raras o amenazadas, tipos


de vegetación y procesos ecológicos.
• Definir metas cuantitativas referidas a especies, tipos de
vegetación y otros elementos.
2. Definición de metas de
conservación • Definir metas cuantitativas referidas al tamaño mínimo, la
conectividad y otros criterios asociados con el diseño de
áreas protegidas.

• Medir el grado de representatividad de las áreas protegidas


existentes.

• Identificar las amenazas y las áreas poco representadas en


3. Revisión de las áreas de
términos de especies o tipos de vegetación (análisis de
conservación existentes
vacíos).

• Recolectar datos sobre especies raras o amenazadas, tipos


de vegetación y procesos ecológicos.

4. Selección de áreas de
• Identificar nuevas áreas a ser protegidas con base en el
conservación adicionales
análisis de vacíos.

5. Implementación de acciones • Identificar la estrategia de manejo más factible para


de conservación conservar las áreas identificadas como prioritarias.

• Si una o más de las áreas seleccionadas se considera difícil o


poco factible de conservar, se debe revaluar el paso 4.

• Definir objetivos y metas de conservación para cada una de


las áreas del sistema.

• Implementar acciones de manejo y realizar la zonificación


6. Mantenimiento de los
dentro y fuera del área de conservación.
valores de las áreas de
conservación • Monitorear indicadores claves para la evaluación de la
efectividad de las estrategias de conservación y la
zonificación propuesta. El manejo deberá ser adaptado de
acuerdo a esta información.

La planificación de prioridades de conservación se puede definir a diferentes escalas:

a) La planificación de especies se basa en identificar y priorizar aquellas especies que


requieren acciones específicas de conservación debido a su estado de amenaza, importancia
ecológica o valor cultural. La planificación de especies involucra la recopilación y análisis de
información sobre la distribución, el hábitat, la demografía y las amenazas que enfrenta cada
especie. Esta información se utiliza para identificar áreas clave para la conservación, establecer
metas y objetivos de conservación, y diseñar estrategias y acciones específicas para proteger y
mejorar el estado de las especies. Existen diferentes herramientas y enfoques utilizados en la
planificación de especies, como el análisis de brechas, la modelización de hábitats, la
evaluación de riesgos y la identificación de áreas críticas. Estos métodos permiten identificar
las acciones prioritarias y optimizar los recursos disponibles para la conservación.

b) La planificación de hábitats es un componente esencial de la planificación para la


conservación, que se centra en la protección y gestión de los ecosistemas y los lugares clave
para la biodiversidad. Este enfoque reconoce la importancia de conservar los hábitats
naturales como base para la supervivencia de las especies y los procesos ecológicos. Implica
identificar, evaluar y priorizar los hábitats críticos que albergan especies amenazadas,
endémicas o de importancia ecológica. Esto se logra mediante la recopilación y el análisis de
datos sobre la distribución de los hábitats, su calidad y los factores de amenaza que los
afectan. Una herramienta comúnmente utilizada en la planificación de hábitats es la
evaluación de la integridad del hábitat, que considera la estructura, la función y la
conectividad de los ecosistemas. Esto permite identificar los hábitats más intactos y
saludables, así como los fragmentados o degradados que requieren acciones de restauración.
La planificación de hábitats también aborda la importancia de establecer redes de áreas
protegidas y corredores biológicos para facilitar el movimiento de especies, mantener la
conectividad y permitir la dispersión y el intercambio genético. Estas estrategias ayudan a
garantizar la persistencia de las especies y los procesos ecológicos a largo plazo.

c) La planificación de ecosistemas y
ecorregiones es un enfoque clave dentro de la
planificación para la conservación. Se centra en
la protección y gestión de los ecosistemas a
nivel regional y en la identificación de áreas
que comparten características ecológicas
similares, conocidas como ecorregiones. La
planificación de ecosistemas busca mantener la
integridad de los procesos ecológicos y las
interacciones entre especies dentro de un
ecosistema. Esto implica identificar y conservar áreas clave, como núcleos de hábitats
naturales, corredores biológicos y zonas de conexión que permitan el flujo genético y el
movimiento de especies. Se basa en la premisa de que los ecosistemas no se limitan a las
fronteras políticas, por lo que se considera la importancia de trabajar a nivel regional y
transfronterizo. Las ecorregiones son áreas geográficas que comparten características
ecológicas similares y albergan una diversidad de especies y hábitats. La identificación y
conservación de ecorregiones es esencial para proteger la biodiversidad y mantener la
funcionalidad de los ecosistemas a gran escala. Este enfoque de planificación considera tanto
los aspectos biológicos como los sociales y económicos. Se busca integrar la conservación con
el desarrollo sostenible, fomentando la participación de las comunidades locales, los actores
gubernamentales y las organizaciones no gubernamentales. Para la planificación de
ecosistemas y ecorregiones, se utilizan herramientas como el análisis espacial, la evaluación
de la vulnerabilidad y la identificación de áreas prioritarias. Estas herramientas permiten
tomar decisiones informadas sobre la conservación de los ecosistemas y la asignación eficiente
de recursos.
d) La visión integrada de la gestión de la biodiversidad es un enfoque que busca abordar los
desafíos de conservación de manera holística y considerar la interconexión entre diferentes
elementos y procesos biológicos, sociales y ambientales. Este enfoque reconoce que la
conservación de la biodiversidad no puede lograrse de manera aislada, sino que requiere la
integración de diferentes disciplinas, actores y escalas de trabajo. Se busca superar la
fragmentación y promover la colaboración entre diversos sectores, como la ciencia, la política,
la sociedad civil y las comunidades locales. Involucra así la consideración de múltiples aspectos,
como la conservación de especies y hábitats, la gestión de áreas protegidas, la restauración
de ecosistemas, la planificación del paisaje, la gestión de recursos naturales y el desarrollo
sostenible. Se promueve el uso de enfoques basados en el ecosistema, que reconocen la
importancia de los servicios que los ecosistemas brindan a las personas, como el suministro de
agua, la regulación del clima y la provisión de alimentos y materiales.
3.2. Calificación de amenazas

El análisis de amenazas es una herramienta utilizada en la gestión de zonas protegidas para


identificar y evaluar los factores que representan riesgos para la conservación de la
biodiversidad y los recursos naturales en un determinado lugar. Consiste en identificar y
analizar las amenazas potenciales o existentes que pueden afectar negativamente los
ecosistemas, las especies y los procesos naturales dentro de una zona protegida. Ayuda a
comprender los impactos que diversas actividades humanas, cambios en el uso de la tierra,
introducción de especies invasoras, contaminación, cambio climático u otras presiones
pueden tener sobre la biodiversidad y los valores naturales de un área protegida. Estas
amenazas pueden ser tanto directas, como la caza furtiva o la destrucción del hábitat, como
indirectas, como la fragmentación del paisaje o la alteración de los patrones naturales de
fuego. El objetivo del análisis de amenazas es proporcionar información sólida y basada en
evidencia para guiar la toma de decisiones en la gestión de zonas protegidas. Permite
identificar las amenazas más significativas y prioritarias que requieren acciones de
conservación y establecer estrategias y medidas adecuadas para mitigar o eliminar dichas
amenazas.

El análisis de amenazas se basa en la


recopilación y el análisis de datos científicos,
así como en la participación de expertos y
partes interesadas relevantes. Puede
involucrar el uso de herramientas como la
modelización espacial, la evaluación de
riesgos y la evaluación de impacto
ambiental. Una vez identificadas las
amenazas, se pueden desarrollar planes de
manejo y conservación que incluyan
medidas preventivas, estrategias de
mitigación, monitoreo y seguimiento de las
amenazas a lo largo del tiempo. Estos planes
pueden implicar la implementación de
actividades de protección, restauración,
educación ambiental, colaboración con
comunidades locales y otras acciones
necesarias para garantizar la integridad de la
zona protegida y la conservación a largo plazo de sus valores naturales.

El análisis de amenazas plantea dos preguntas fundamentales: ¿Qué le está sucediendo a


nuestros objetos de conservación? y ¿cuáles son las causas de las presiones que enfrentan?
Las presiones se refieren al daño funcional o degradación de los atributos clave de un objeto
de conservación, lo que disminuye su viabilidad. Estas presiones pueden ser inherentes al
objeto de conservación y no necesariamente están relacionadas con actividades humanas.
Para comprender mejor las presiones, es necesario analizarlas junto con las fuentes que las
generan. La combinación de presiones y fuentes de presión se conoce como amenaza a los
objetos de conservación. El análisis de esta relación proporciona información valiosa para
comprender cómo la amenaza afecta a nuestros objetos y cuál es su origen. La importancia de
este análisis radica en la identificación de las áreas donde se requieren acciones de
conservación y dónde serán más efectivas, estableciendo prioridades para las actividades de
manejo y ayudando a dirigir los recursos limitados hacia acciones que tengan un mayor
impacto en la conservación. En muchas ocasiones, el análisis de amenazas constituye la base
de todas las acciones de manejo llevadas a cabo en un área protegida específica. Para
considerar que un área protegida está consolidada, es necesario identificar las amenazas que
afectan su conservación y desarrollar estrategias de manejo que aborden de manera prioritaria
y específica estas amenazas que ponen en peligro la conservación.

Criterios para la priorización de amenazas en los Estándares Abiertos para la Práctica de la


Conservación:

 Alcance, que corresponde a la proporción del objeto de conservación o cultural que es


afectado o se prevé será afectado por la amenaza en un horizonte de 10 años. El
alcance puede ser bajo (<10%), medio (10-30%), alto (30-70%) y Muy Alto (>70%)

 Gravedad, es decir, dentro del alcance, qué porcentaje del ecosistema será destruido
o de la población disminuirá en los próximos 10 años o 3 generaciones (lo que sea
mayor). La severidad puede ser Baja (<10%), Media (10-30%), Alta (30-70%) y Muy Alta
(>70%)

 Tiempo de recuperación (irreversibilidad*), corresponde al tiempo que tardaría la


recuperación del objeto de conservación si la amenaza se controlara. El tiempo de
recuperación puede ser Bajo (<5 años), Medio (5-20 años), Alto (20-100 años) y Muy
Alto (>100 años)
3.3. Manejo de hoja electrónica

[Ver presentación anexa aquí]


3.4. Definición de objetivos, resultados e indicadores y macroactividades

Los objetivos de un plan para la conservación de espacios naturales pueden variar según el
contexto y las necesidades específicas de cada área. Sin embargo, en general, los objetivos de
estos planes suelen incluir:

1. Preservación de la biodiversidad: Uno de los principales objetivos de los planes de


conservación de espacios naturales es proteger y conservar la diversidad biológica
presente en el área. Esto implica salvaguardar los hábitats naturales, las especies de
flora y fauna, y los ecosistemas en general.

2. Mantenimiento de los procesos ecológicos: Los planes de conservación también se


centran en asegurar que los procesos ecológicos clave sigan funcionando de manera
adecuada. Esto implica garantizar la disponibilidad de agua limpia, la regeneración de
suelos, la polinización, la dispersión de semillas y otros procesos fundamentales para el
equilibrio de los ecosistemas.

3. Protección de áreas frágiles o amenazadas: Los espacios naturales pueden albergar


áreas frágiles o amenazadas, como humedales, bosques tropicales, arrecifes de coral,
entre otros. Los planes de conservación buscan proteger y restaurar estas áreas, así
como minimizar los impactos negativos de las actividades humanas sobre ellas.

4. Promoción del uso sostenible: Muchos


planes de conservación de espacios
naturales buscan conciliar la protección
del medio ambiente con el uso
sostenible de los recursos naturales por
parte de las comunidades locales. Esto
implica fomentar prácticas agrícolas y
pesqueras sostenibles, turismo
responsable y otras actividades que
permitan la subsistencia de las
comunidades sin comprometer la
integridad del ecosistema.

5. Educación y sensibilización ambiental: Los planes de conservación suelen incluir


acciones destinadas a educar y sensibilizar a la población sobre la importancia de la
conservación de los espacios naturales. Esto puede incluir programas educativos,
campañas de divulgación, talleres y otras actividades que promuevan la comprensión y
el respeto hacia el medio ambiente.

6. Cooperación y coordinación: La conservación de espacios naturales a menudo


requiere de la colaboración entre diferentes actores, como gobiernos, organizaciones
no gubernamentales, comunidades locales y empresas. Los planes de conservación
buscan fomentar la cooperación y coordinación entre estos actores para lograr
resultados efectivos en la protección de los espacios naturales.
Para valorar los resultados de un Plan para la conservación de espacios naturales, se pueden
utilizar una variedad de indicadores que permitan evaluar el progreso y el impacto de las
acciones implementadas. Algunos ejemplos de indicadores que se pueden utilizar son:

a) Biodiversidad: Se pueden emplear indicadores relacionados con la diversidad de


especies y la salud de los ecosistemas. Por ejemplo, el número de especies presentes,
el estado de conservación de especies en peligro, la presencia de especies indicadoras
de la salud del ecosistema, la cobertura vegetal, la calidad del agua, entre otros.

b) Hábitats protegidos: Los indicadores pueden medir la extensión y el estado de los


hábitats naturales protegidos. Por ejemplo, la superficie de áreas protegidas, la
restauración de hábitats degradados, la conectividad entre áreas protegidas, la
reducción de la fragmentación del paisaje, entre otros.

c) Participación comunitaria: Se pueden utilizar indicadores para evaluar el grado de


participación y compromiso de las comunidades locales en la conservación. Por
ejemplo, el número de proyectos y actividades comunitarias implementados, la
participación en la toma de decisiones, el grado de conciencia ambiental y el
involucramiento de las comunidades en la gestión de los espacios naturales.

d) Educación y sensibilización: Los indicadores pueden medir el alcance y la efectividad


de las actividades de educación y sensibilización ambiental. Por ejemplo, el número de
personas alcanzadas por programas educativos, el nivel de conocimiento ambiental de
la población, las actitudes y comportamientos positivos hacia la conservación, entre
otros.

e) Uso sostenible de los recursos: Se


pueden emplear indicadores
relacionados con el uso sostenible de
los recursos naturales en el área
protegida. Por ejemplo, la adopción de
prácticas agrícolas y pesqueras
sostenibles, la reducción de la caza y
pesca ilegal, la implementación de
estrategias de turismo responsable,
entre otros.

f) Impacto socioeconómico: Los indicadores pueden evaluar el impacto del plan de


conservación en las condiciones socioeconómicas de las comunidades locales. Por
ejemplo, el aumento de empleo en actividades relacionadas con la conservación, el
desarrollo de microempresas locales, la mejora en la calidad de vida de las
comunidades, entre otros

Es importante adaptar los indicadores a los objetivos específicos del plan y considerar la
disponibilidad de datos y la viabilidad de su medición. Además, es recomendable utilizar una
combinación de indicadores cuantitativos y cualitativos para obtener una evaluación integral
de los resultados del plan.
RESUMEN

La conservación de los espacios naturales es un tema de gran importancia en la actualidad


debido al aumento de los impactos humanos sobre el medio ambiente. La planificación para la
conservación de estos espacios juega un papel fundamental en la protección y preservación de
los recursos naturales. Esta planificación implica adoptar enfoques sistemáticos y estratégicos
para identificar, evaluar y gestionar áreas de importancia ecológica. Se basa en la recopilación
y análisis de datos científicos, así como en la participación de diversas partes interesadas,
como comunidades locales, organizaciones no gubernamentales y agencias gubernamentales.
El objetivo principal de la planificación para la conservación de espacios naturales es lograr un
equilibrio entre la protección de los ecosistemas naturales y las necesidades humanas. Esto
implica diseñar estrategias que promuevan la conservación de la biodiversidad, la restauración
de hábitats degradados, la mitigación de los impactos humanos y el uso sostenible de los
recursos naturales. Para llevar a cabo una planificación efectiva, es necesario realizar un
inventario exhaustivo de los espacios naturales existentes y evaluar su importancia desde el
punto de vista ecológico, social y económico.

La planificación para la conservación de espacios naturales se desarrolla en etapas que


incluyen la compilación de información sobre la biodiversidad, la definición de metas de
conservación, la revisión de las áreas de conservación existentes, la selección de nuevas áreas
de conservación, la implementación de acciones de conservación y el mantenimiento de los
valores de las áreas protegidas. Estas etapas se basan en criterios científicos y sociales para
identificar las áreas y especies prioritarias que requieren atención especial. La planificación
para la conservación también aborda la fragmentación del paisaje y la importancia de la
gestión integrada del territorio. Se busca la creación de corredores biológicos que conecten
áreas protegidas y fragmentos de hábitats, permitiendo el movimiento de especies y
facilitando el intercambio genético. Estos corredores ayudan a contrarrestar los efectos
negativos de la fragmentación del paisaje y a mitigar los impactos del cambio climático.
Bibliografía:

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