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6ª PARTE: COMO SE ENFRENTA UN LIDER A LA OPOSICION

Descubriendo las estrategias que utiliza el enemigo

¿Cómo se enfrenta a los que se oponen a tus proyectos? ¿Sientes pánico cuando lo presionan? ¿Te pones tenso,
pierdes la calma, te enojas, te sientes desalentado o te das por vencido? ¿Qué haces? La descripción de
responsabilidades de un líder incluye hacer frente a los ataques. El cuarto capítulo del libro de Nehemías se refiere
a la estrategia de batalla: tácticas de los oponentes, los efectos de esa oposición, y la respuesta correcta del líder.

Miremos las tácticas que utiliza la oposición para detener la realización de un proyecto.
1. Utilizar el ridículo. Esta es una de las tácticas que suelen escoger nuestros enemigos. “Cuando Sanbalat
se enteró de que estábamos reconstruyendo la muralla, se disgustó muchísimo y se burló de los judíos. Ante sus
compañeros y el ejército de Samaria dijo: ¿Qué están haciendo estos miserables judíos? ¿Creen que se le va a dejar
que reconstruyan y que vuelvan a ofrecer sacrificios? ¿Piensan acaso terminar en un solo día? ¿Cómo creen que de
esas piedras quemadas, de esos escombros, van a hacer algo nuevo? Y Tobías el amonita, que estaba junto a él,
añadió: ¡hasta una zorra, se sube a ese montón de piedras, lo echa abajo!” (Nehemías 4:1-3).
Después de muchos años, la estrategia de ridiculizar funciona actualmente. El mundo no creyente ridiculiza
continuamente a la iglesia; denigran de ella, discuten con nosotros, se burlan, nos caracterizan como débiles y
cobardes, o inclusive estafadores. El ridículo es constante, y es eficaz porque ataca a nuestra estima. Podemos
soportar todo, menos el ridículo.
El ridículo es siempre el sustituto del razonamiento; la risa siempre es el sustituto de la lógica. Cuando alguien te
ridiculiza es probable que estén sintiendo miedo de que tengas razón; tienen miedo de que triunfes.
¿Cómo ocurre el ridículo? Hay al menos tres formas: 1) Revelarse enojado. La táctica de Sanbalat de disgustarse
muchísimo tenía como propósito sembrar pánico y terror entre los trabajadores; hacerse creer que tenía
supremacía sobre el grupo. 2) Acudiendo al insulto. Sanbalat dijo: «esos miserables judíos»; con ello estaba
insinuando que la motivación de ellos era egoísta. 3) Exagerando la acusación. « ¿Piensan terminar en un día?»,
continuó Sanbalat. Sin embargo, nadie había dicho tal cosa; nadie tenía el propósito de reconstruir la murada en un
día.
Desafortunadamente, el ridículo es contagioso. Una vez que Sanbalat lanza sus ataques verbales, su compinche
Tobías lanza el suyo. Siempre que alguien comienza a ridiculizar habrán otros que lo sigan; son los cobardes que
nunca habrían dicho una palabra por su propia cuenta.

2. Utilizar el rumor. La siguiente etapa que ocurre, cuando no ha progresado la burla, es la conspiración.
“Continuamos con la reconstrucción y levantamos la muralla hasta media altura, pues el pueblo trabajó con
entusiasmo. Pero cuando Sanbalat y Tobías, y los árabes, los amonitas y los asdodeos se enteraron de que
avanzaba la reconstrucción de la muralla y de que ya estábamos cerrando las brechas, se enojaron muchísimo y
acordaron atacar a Jerusalén y provocar disturbios en ella” (Neh 4:6-8)
Para este momento, Sanbalat ha agitado a los descontentos para que se resistan al proyecto de la construcción de
los muros; con él, los samaritanos del norte, los árabes al sur, Tobías con los amonitas al este y los hombre de
Asdod al oeste, los judíos se encuentran rodeados; donde quiera que miran, ven gente conspirando contra ellos.
¿Has notado alguna vez cómo la gente negativa tiende a juntarse? Hay algunos cuyo único propósito en la vida
parece ser oponerse a los demás.
“Y nuestros enemigos maquinaban: les caeremos por sorpresa y los mataremos; así haremos que la obra se
suspenda… Algunos de los judíos que vivían cerca de ellos venían constantemente y nos advertían: los van a atacar
por todos lados” (Neh 4:11-12). La forma más rápida de esparcir un rumor es alimentarse en los miedos que tiene la
gente. Acudieron a una estrategia ruin y malévola; pero lo cierto es que no tenían esa clase de poder. Sin embargo,
el rumor de un ataque bastó para incitar al pánico. Cuando uno comprende que sus enemigos van a usar rumores
para atacarlo, puede estar preparado para sufrir su violencia.
Los rumores se caracterizan por dos cosas: 1) Siempre los esparcen los que están cerca del enemigo: “los judíos que
vivían cerca de ellos”; los judíos que viven fuera de la ciudad y cerca del enemigo eran los más negativos. Las

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personas que traen rumores negativos están seriamente propensos a convertirse en nuestros “enemigos”;
lastimosamente, cuando estamos cerca de ellos nos vamos volviendo negativos; es como un virus que infecta. 2)
Los rumores se van exagerando a medida que se repiten. Cuando se exagera un rumor la gente comienza a creer;
cuando una mentira se repite suficiente tiempo, la gente comienza a creerla.

Los efectos de la hostilidad

Nehemías sabía que tenía que enfrentar los ataques e infundir aliento para no desmayar en el propósito. Cuando se
está trabajando fuerte y descubre que está siendo bombardeado con el ridículo, el rumor y la resistencia, es natural
comenzar a sentirse desmotivado. En esta oportunidad vamos a ver los efectos de la hostilidad.

“Por su parte, la gente de Judá decía: los cargadores desfallecen, pues son muchos los escombros; ¡no vamos a
poder reconstruir esta muralla! Y nuestros enemigos maquinaban: les caeremos por sorpresa y los mataremos; así
haremos que la obra se suspenda” (Neh 4:10-11). El síntoma del desfallecimiento frente a la magnitud de la obra fue
ampliado con el ataque de los enemigos; los enemigos sabían que tenían una situación a favor y no dudaron en
aprovecharla.
El desaliento tiene cuatro causas principales:
1. La fatiga: “…los cargadores desfallecen…” La labor que están haciendo en la reconstrucción de la
muralla era grande y fatigosa; no era fácil hacer las dos tareas: levantar el nuevo muro y recoger los escombros. Y
esto causo agotamiento en los cargadores. Un cuerpo cansado puede causar un espíritu agotado y desalentado.
Cuando esté realizando el proyecto, dedica tiempo especial que este en armonía con la ejecución de la obra para
descansar.
Descansa cuando puedas, para evitar paralizar el proyecto por agotamiento.
2. La frustración. “…son muchos los escombros...”. Cuando está trabajando en un proyecto tan
grande como el de Nehemías, por lo general la frustración es un asunto de percepción. En realidad, los montones
de escombros van disminuyendo, pero si seguimos viendo escombros esto es abrumador. Si nos limitamos a seguir
adelante, podemos vencer.
3. El fracaso. “…no vamos a poder reconstruir esta muralla…”. Cuando el desaliento haya cabida en
nuestro proyecto es más fácil ver y argumentar los aspectos negativos; los trabajadores no reconocieron que era
más importante resaltar cuánto habían avanzado en levantar la muralla y cuánto habían recogido de escombros; no
se pararon de lejos para ver el progreso de la obra; no consideraron cuán importante era el trabajo que habían
hecho. El cansancio y la hostilidad de los enemigos ayudaron a considerar el fracaso como punto final al proyecto.
Cuando estas agotado, todo parece imposible. Vince Lombardi dijo: «la fatiga nos convierte a todos en cobardes».
4. El temor. “…nuestros enemigos maquinaban…”. Sanbalat, Tobías y todos sus aliados analizaron
muy bien la situación que estaban viviendo los constructores de la obra, porque estaban desde afuera viendo otro
punto de vista, y atacaron con las armas más degradantes que puedan existir: aplicando el ridículo, creando rumores
y ejerciendo resistencia. Querían causar pánico, temor y, en últimas, hacer cesar la obra.
Una de las tácticas principales del enemigo es estar constantemente vigilando el progreso de nuestro proyecto y
ante la más mínima debilidad o la situación de falla, está listo para inducir al miedo. Cuando alguien que se opone
tenazmente al proyecto que estamos desarrollando, no dudará en vigilar nuestras fallas y en atacar haciéndolas más
evidentes; estará dispuesto a causar el mayor daño posible. Por eso es tan importante contrarrestar el desaliento.
Para el caso de la vivencia del evangelio, nuestros enemigos siempre tienen dos metas: estorbar la Palabra de Dios y
detener la obra de Dios; y Satanás estará muy atento para atacar cuando tenga seguridad que se hace evidente
nuestro desaliento.

Cómo debe responder un líder ante la hostilidad

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Versículo central: “Por tu gran poder vencimos a nuestros enemigos; ¡destruimos a nuestros agresores! Yo no
pondría mi confianza en mí arco y en mis flechas, ni pensaría que mi espada podría darme la victoria; ¡fuiste tú quien
nos hizo vencer a nuestros enemigos!, ¡fuiste tú quien puso en vergüenza a nuestros adversarios!” Sal 44:5-7 (BLS)

Sin lugar a dudas, nuestra naturaleza humana siente un deseo natural de responder con agresión ante los ataques
de los enemigos que juzgan, intimidan, denigran y obstaculizan la realización de nuestro proyecto. Pero sabemos
que esta no es la actitud correcta. Entonces, ¿qué podemos hacer? ¿Hay alguna manera de oponernos ante
cualquier agresión que sea aceptable delante de Dios?

En esta sección estaremos viendo las sugerencias procedentes de Nehemías


1. Confía en Dios. “¡Escucha, Dios nuestro, cómo se burlan de nosotros! Haz que sus ofensas recaigan
sobre ellos mismos: entrégalos a sus enemigos; ¡que los lleven en cautiverio! No pases por alto su maldad ni olvides
sus pecados, porque insultan a los que reconstruyen” (Neh 4:4-5). Ante el ataque de los enemigos, Nehemías oró.
¡Qué manera más fabulosa de aliviar la tensión!
Cuando estén siendo ridiculizado, no lo niegues; confiésalo; apóyate en Dios. Admítalo todo delante de Él; dígale
«estoy confiado en que tú me vas a defender». Nehemías, en lugar de enredarse en una competencia de insultos,
agresiones y amenazas, lo que hizo fue ir a buscar apoyo en Dios.
“No respondas al necio según su necedad, o tú mismo pasarás por necio” (Pr 26:4). Si alguien te está ridiculizando,
no le contestes; si lo haces, no vas a ser mejor que aquel que se está burlando de ti. Apóyate en Dios y ora.
El principio para recordar es: cuando te ridiculicen, no te enfrentes a la gente; convérsalo con Dios; el ridículo no
puede detener el proyecto.
Nehemías hizo caso omiso del ridículo y siguió adelante hacia su meta. Esa es la mejor respuesta.

2. Los líderes respetan a sus oponentes. “Oramos entonces a nuestro Dios y decidimos montar
guardia día y noche para defendernos de ellos” (Neh 4:9). Necesitamos reconocer y respetar la fuerza de nuestros
enemigos. Nehemías dice que oraron («oramos entonces a nuestro Dios»), planearon («...decidimos…») y actuaron
(«...montar guardia día y noche…»). Está bien que le pidamos a Dios que nos proteja; es bueno decirle a Dios
cuando nos acostamos «protégenos de los ladrones»; sin embargo, también es necesario que nos levantemos y
cerremos con pasadores la puerta. Oliver Cromwell decía: «confía en Dios y mantén seca la pólvora».
Recuerda siempre este principio: Una petición sin precaución es una presunción.
Cuando te sientas hostigado, necesitas apoyarte en Dios y también necesitas respetar a los que se te oponen.
Mientras más agresiva sea la oposición, más fuerte será la respuesta que se necesitará.
La respuesta de Nehemías a los enemigos fue observada y seguida por el resto del pueblo; vieron que estaba
orando y actuando y ellos hicieron lo mismo: oraron y actuaron. Si eres líder en tu negocio y quieres que otros te
sigan, comienza a orar y también a actuar.
El refrán popular dice «soldado avisado no muere en la guerra »; es cierto. A lo largo de la historia, los líderes han tenido
que pagar un precio cada vez que han subestimado a sus enemigos. Ora, pero mantente vigilante. Conoce a tus
enemigos y no permanezca ignorante de lo que está sucediendo.
En la biblia se usa una y otra vez la expresión «estén alerta y oren»; de hecho Jesús la advirtió. Le siguió Pablo, Juan
y Pedro. Estar alerta es la parte humana (ponerse en guardia) y orar es la parte divina (confiar en Dios). Estamos
alerta cuando cerramos nuestra puerta; oramos cuando le pedimos a Dios que confiamos en El. Haga ambas cosas.

3. Los líderes refuerzan sus puntos débiles. “Así que puse a la gente por familias, con sus espadas,
arcos y lanzas, detrás de las murallas, en los lugares más vulnerables y desguarnecidos” (Neh 4:13). Después de orar
y echar a andar su sistema de alarma, Nehemías reforzó los lugares más vulnerables; aquellos lugares donde había
una muralla más baja. Los lugares donde estaba más alta no necesitaban tanta vigilancia, pero aquellos puntos
bajos necesitaban una ayuda especial.

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¿Sabes dónde se hallan los puntos vulnerables de su proyecto? ¿En su familia? ¿Dónde está más expuesto a los
ataques? Este es el principio que Nehemías nos está enseñando.
Aprendamos el principio: los buenos líderes saben en cuáles puntos son vulnerables, y refuerzan esos lugares.
Cuando tenga que hacer una presentación, de cualquier forma que sea, conoce tus debilidades; prevé las
objeciones; prepárate para lo que te puedan arrojar. Espéralo, porque lo más probable es que suceda. Pero si estás
preparado, podrás evitar un desastre.
En Nehemías 4:16-20 podemos ver que la gente trabajaba en la construcción pero sin descuidar la defensa;
trabajaban día y noche sin parar, pero no tenían ejército. Todos eran trabajadores neófitos que habían unidos sus
fuerzas para levantar la muralla, pero diseñaron un plan para actuar al toque de una trompeta y salir a la defensa.
Cada vez que comenzamos a levantar algo para Dios, estamos buscando batalla. Sea que se trate de levantar un
matrimonio, una iglesia o su propia vida espiritual, estará buscando pelea. Satanás va en contra de todo aquello que
Dios favorece; y usa gente para que hagan la oposición.
El principio para aprender es: los líderes tienen que edifican y presentan batalla al mismo tiempo.
4. Los líderes reafirman a su gente. “Luego de examinar la situación, me levanté y dije a los nobles y
gobernadores, y al resto del pueblo: ¡no les tengan miedo! Acuérdense del Señor, que es grande y temible, y peleen
por sus hermanos, por sus hijos e hijas y por sus esposas y sus hogares” (Neh 4:14). Nehemías reunió a los suyos;
alivió sus temores, reforzó su confianza y levantó la moral. Esas es la tarea del líder. Cuando tu negocio, familia o
iglesia estén bajo el ataque, la tarea como líder consiste en dale nueva fuerzas a tu gente, animarlos.
Es interesante mirar que Nehemías no se enfocó en motivarlos sobre hechos negativos; no dijo: «acuérdense de
nuestra derrota, de nuestro exilio en Babilonia». Les dijo: «¡acuérdense del Señor!, Dios es nuestra esperanza,
quitemos los ojos de nuestros enemigos para ponerlos en el Señor, nuestro vencedor».
Cuando estés sufriendo un ataque, la meta del diablo es que tu atención este puesta en la oposición. Si lo logra,
habrá ganado una victoria. Por eso, te puedes enfocar en la oposición o enfocar en Dios; en los estados financieros
o en la bendición de Dios, en los altibajos de la economía o en el Señor. Pero recuerde que Dios es grande, es
maravilloso; cuando uno tiene temor a Dios (se reverencia, se respeta y reconoce Su poder) no se le teme a nada ni
a nadie.
Una vez hubo temor a Dios, Nehemías exhortó a al pueblo a pelear por sus hermanos, por sus hijos, por sus esposas
y hogares. Necesitaban que se diera cuenta de que se estaban jugando el todo por el todo. “Yo les había dicho… la
tarea es grande y extensa y nosotros estamos esparcidos en la muralla, distantes los unos a los otros. Por eso, al oír
el toque de alarma, cerremos filas. ¡Nuestro Dios peleará por nosotros!” ( Neh 4:19).
5. Los líderes se niegan a abandonar su labor. “Una vez que nuestros enemigos se dieron cuenta de
que conocíamos sus intenciones y de que Dios había frustrado sus planes, todos regresamos a la muralla, cada uno a
su trabajo” (Neh 4:15).
La intención del enemigo creando hostilidad y maquinando maldades es paralizar el proyecto por medio del
desaliento; cuando estemos bajo ataque, es el momento de mantenernos unidos. El líder es el último en darse por
vencido, el último en abandonar el barco; el líder se niega a rendirse.
El desaliento es un arma poderosa que utiliza Satanás, porque sabe que cuando llega el desaliento es porque se ha
apartado los ojos del Señor para ponerlos en las circunstancias; y seguro que hará más terrible las circunstancias
para que definitivamente desistamos. ¿Qué meta o sueño quiere el enemigo que abandones? ¿Qué está susurrando
al oído? Tal vez se trate del esfuerzo de leer toda la biblia, de una profesión que has querido ejercer, de un sueño,
de tu familia, de una idea, de un ministerio en la iglesia; ahí estará el enemigo acosando constantemente para
sembrar el miedo, el terror y el desánimo. ¡Nunca te des por vencido!
Recuerda el principio: los líderes son modelo de perseverancia.

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Guía para aplicar el principio

Comunión: Reconocer las tácticas del enemigo requiere madurez y experiencia ☼


¿Qué pasos puedes tomar para fortalecerte ante el ataque del enemigo?
☼ ¿Cómo puedes prepararte para alcanzar la fortaleza y el discernimiento necesarios para ser un líder
efectivo?
☼ ¿Qué importancia tiene el hecho de contar con un equipo que te ayude a enfrentar las hostilidades?
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Ministerio: Cuando un líder asegura a su gente, está ministrándoles


☼ ¿Estas apoyando al grupo, calmando miedos y subiendo la moral de una manera regular? Si no es así,
trate de hacerlo y comprueba los grandes beneficios que trae.
☼ Como líder cristiano, ¿quién es tu fuente de confianza?
☼ ¿Cómo puedes transmitir esa confianza a tu grupo?

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Evangelismo: Si hay algo de lo que podemos estar seguros es que el diablo no quiere que tengamos éxito en
alcanzar al mundo para Cristo.
☼ ¿Qué clase de oposición enfrentan tus esfuerzos de compartir a Cristo con los demás?
☼ La oposición puede venir de afuera o puede venir de nuestros pensamientos, dudas y temores.
☼ ¿Cómo puedes reconocer las tácticas del enemigo, reforzar tus puntos débiles y rehusarte a renunciar?

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Adoración: Cuando Nehemías se sintió frustrado, habló con Dios. Le dijo a Dios lo que estaba pasando y le pidió
ayuda. La búsqueda sincera de Nehemías en Dios responde a su hábito de tener un tiempo regular a solas
con El.
☼ ¿Pasas tiempo con Dios cada día, fortaleciéndote del ataque del enemigo?
☼ Cuando lo hagas, reflejarás el carácter de Cristo a aquellos que lideras.
☼ Asegúrate de planificar regularmente el tiempo con el Señor; dale al Señor la primera parte de tu día
cada día.

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