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Ora por tu marido de la cabeza a los pies

Orar poderosa y e cazmente por tu marido es más fácil de lo que crees.


Como esposa, tú has recibido el privilegio de servir como una poderosa
guerrera de oración en favor de tu marido. Sin embargo, a veces la tarea puede
parecerte abrumadora, aun cuando estés preparada con las mejores intenciones.
Quizá te preguntes: ¿Qué debería orar? ¿Cómo debería orar? ¿Qué oraciones
necesita mi esposo ahora mismo?
En Ora por tu marido de la cabeza a los pies, Sharon Jaynes delinea dieciséis
puntos de referencia que te ayudarán a cubrir continua y e cazmente a tu
marido en oración, poniendo delante de Dios toda su existencia, comenzando
por su mente y sus pensamientos, continuando por sus ojos y las imágenes que
ve, y llegando paso a paso hasta sus pies y el camino que toma. Sharon te
enseñará cómo orar por tu marido de maneras que son poderosas, prácticas y
transformadoras de vida.
Además, la guía de oración de treinta días que contiene este libro te ofrecerá
partes de las Escrituras para leer cada día y oraciones que te ayudarán a
centrarte en las áreas cruciales en la vida de todo hombre. Tú estarás equipada y
llena de poder para establecer el hábito de orar breve y resueltamente cada día.
“En este libro tan necesario, Sharon Jaynes da a cada lectora el porqué, el
qué y el cómo orar por su marido”. —ELIZABETH GEORGE, autora de A
Woman After God’s Own Heart (Una mujer conforme al corazón de Dios).
Este libro es perfecto para ser usado en grupos o para re exionar
individualmente. Delinea un patrón de oración fácil de memorizar y
reproducir con el n de fortalecer tu matrimonio, hacer más profunda tu vida
de oración personal y cubrir a tu marido de la cabeza a los pies de maneras que
no solo levantarán su espíritu sino también el tuyo.
La autora:
Sharon Jaynes es una popular conferencista internacional, ávida comentarista
por medio de sus blogs y autora de gran éxito de numerosos libros y estudios
bíblicos.
Es cofundadora de Girlfriends in God (Amigas en Dios), un ministerio con
aproximadamente medio millón de suscriptores devocionales en línea y una
popular invitada en programas televisivos y radiales cristianos tales como
Revive Our Hearts, FamilyLife Today y Focus on the Family.
Comentarios acerca de
Ora por tu marido de la cabeza a los pies

“Jamás he visto un libro más práctico acerca de cómo orar por tu marido que
Ora por tu marido de la cabeza a los pies. Sharon Jaynes ha hecho un gran fa-
vor a las esposas (y esposos) al escribir este libro. Tengo muchísimas ganas de
ver lo que va a suceder a los maridos cuyas esposas eligen el desafío de orar”.
—Dr. GARY CHAPMAN, autor de e Five Love Languages (“Los cinco
lenguajes del amor”).

“En este libro tan necesario, Sharon Jaynes da a los lectores el porqué, el qué y
el cómo orar por un marido. La guía de treinta días para cubrir cada aspecto de
la vida de un hombre por medio de la oración es el sueño de toda esposa hecho
realidad. ¡Qué regalo! Tal como dice Sharon, ¡la oración puede cambiarlo
todo!”.
—ELIZABETH GEORGE, autora de A Woman After God’s Own Heart
(“Una mujer conforme al corazón de Dios”).

“Estarás maravillosamente sorprendida por el poder de este libro. La mayoría


de nosotras ha orado por su marido durante años, pero el método de Sharon es
tan singular que cambiará la manera en que oramos por nuestros maridos para
siempre”.
—SHAUNTI FELDHAHN, autora de For Women Only (“Solo para
mujeres”).

“Sharon Jaynes ha combinado poderosas oraciones con un plan práctico que


puede seguir cualquier esposa, en cualquier lugar del mundo. Sus palabras
están llenas de sabiduría, aliento y verdad. Este libro es una invitación a
profundizar tu intimidad con Jesús de una manera tan especial que bendecirá
hondamente tu matrimonio”.
—HOLLEY GERTH, autora de You’re Already Amazing (“Tú ya eres
asombrosa”).
“Toda esposa quiere saber cuál es la mejor manera de alentar y apoyar a su
marido. El mejor lugar por donde empezar es tener una conversación con el
Dios que lo creó. Dios conoce cada detalle de tu marido: sus luchas, sus
preocupaciones, sus alegrías, sus temores, sus esperanzas y sus sueños. Después
de todo, es Dios quien diseñó a tu marido exactamente de la forma que es.
Sharon Jaynes te invita a orar por tu marido entregando la creación (tu esposo)
de regreso a su creador (nuestro Dios) haciéndolo por medio de una oración
que lo cubrirá de la cabeza a los pies cada día. Esta colección de oraciones será
de aliento para tu marido y, a la vez, hará que tú te sientas más atraída a Dios”.
—DIEDRA RIGGS, gerente editorial de eHighCalling.org.

“Sharon Jaynes ha escrito un libro que toda mujer necesita tener en su mesa de
noche. Ora por tu marido de la cabeza a los pies es una herramienta poderosa y
práctica para producir un cambio en tu matrimonio. Este libro te ayudará a
sintonizar tu corazón con el corazón de Dios a favor de tu marido, y también a
sintonizar el corazón de Dios con tu vida, con tus futuras bendiciones y con lo
mejor que Dios tiene para tu amor”.
—PAM FARREL, coautora de Men Are Like Wa es - Women Are Like
Spaghetti (“Los hombres son como wa es - Las mujeres son como espaguetis”).

“Ora por tu marido de la cabeza a los pies no pudo haber llegado en un


momento más perfecto. Con la vida avanzando a un ritmo casi frenético,
mientras intento en vano seguir el paso, este libro es un recordatorio para bajar
la velocidad. Mi marido no solo necesita mi amor, aliento y apoyo sino lo más
importante: mis oraciones. Y no solo una oración general, sino oraciones
especí cas por cada centímetro de su cuerpo, mente e incluso su sexualidad
(¡una de mis favoritas!)”.
—FAWN WEAVER, fundadora de HappyWivesClub.com.

“En los diecinueve años de casada con mi mejor amigo, he vivido la parte de
mis votos matrimoniales que dice ‘para bien o para mal’. He aprendido mucho
y acumulado bastantes herramientas en el trayecto de amar y honrar a mi
marido. Pero nada —nada— ha sido tan poderoso como inclinar mi corazón y
mis rodillas y simplemente orar por él. Ora por tu marido de la cabeza a los
pies es una guía práctica y poderosa para bendecir no solo la vida de tu esposo
sino también la tuya. ¡Este recurso llevará tu matrimonio a un nuevo nivel!”.
—KRISTEN WELCH, autora de We are THATFamily Blog (“Nosotros
somos ESE blog familiar”).

“Una de las cosas más importantes que podemos hacer como esposas es orar
diariamente por nuestros maridos. Sharon Jaynes nos ha dado un gran recurso
para cubrir cada aspecto de la vida y el carácter de nuestros maridos con un
modelo de oración basado en las Escrituras, que se puede llevar a cabo en el
curso de treinta días. ¡Este será un libro que voy a tener en mi mesa de noche
por muchos años!”.
—MELANIE SHANKLE, autora de Sparkly Green Earrings (“Aretes verdes
brillantes”) y eBigMamaBlog.com
Una guía de oración basada en las escrituras

Sharon Jaynes
Editorial Mundo Hispano
EDITORIAL MUNDO HISPANO
7000 Alabama Street, El Paso, Texas 79904, EE. UU. de A.
www.editorialmundohispano.org

Nuestra pasión: Comunicar el mensaje de Jesucristo y facilitar la formación de discípulos por


medios impresos y electrónicos.

Originally published in English under the title:


Praying for Your Husband from Head to Toe by Sharon Jaynes
Copyright © 2013 by Sharon Jaynes
Published by Multnomah Books
an imprint of The Crown Publishing Group
a division of Random House, LLC.
12265 Oracle Boulevard, Suite 200
Colorado Springs, Colorado 80921 USA

International rights contracted through:


Gospel Literature International
P.O. Box 4060, Ontario, California 91761-1003 USA

This translation published by arrangement with Multnomah Books, an imprint of The Crown
Publishing Group, a division of Random House, LLC.

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Ora por tu marido de la cabeza a los pies. Una guía de oración basada en las Escrituras © Copyright
2014, Editorial Mundo Hispano, 7000 Alabama Street, El Paso, Texas 79904, Estados Unidos de
América. Todos los derechos reservados. Prohibida su reproducción o transmisión total o parcial, por
cualquier medio, sin el permiso escrito de los publicadores.

Las citas bíblicas han sido tomadas de la Biblia: Versión Mundo Hispano, © Copyright 2012,
Editorial Mundo Hispano. Usada con permiso.

Traductor: Eduardo Jibaja


Diseño de la portada: Sie7e media
Primera edición: 2014
Segunda edición: 2015
Clasificación Decimal Dewey: 248.8435
Tema: Vida cristiana
ISBN: 978-0-311-60017-5
EMH Núm. 60017
1 M 12 15
Dedicado a mi marido Steve,
el hombre que cautivó mi corazón
la primera vez que le puse los ojos encima
hace más de tres décadas.
CONTENIDO

Primera Parte
El poder y propósito de la oración
Los puntos de referencia de la oración: de la cabeza a los pies

Segunda Parte
Treinta días de orar lo que dicen las Escrituras a favor de tu marido de
la cabeza a los pies

Apéndice
Ora por su salvación
Ora por su paternidad
Ora por su sanidad
Tiempo para re exionar
El desafío de orar por treinta días
Reconocimientos
El poder y propósito
de la oración

A ún puedo recordar cuando estuve secuestrada en el “cuarto de la novia” de


nuestra iglesia, momentos antes de que el organista comenzara a tocar
música para los que ya habían llegado. Mientras estaba sentada delante de un
enorme espejo dorado tratando de no arrugar mi vestido, soñaba despierta con
el hombre que se iba a convertir en mi marido al terminar el día. Él era todo lo
que yo había deseado: guapo, inteligente, ambicioso y fuerte. Y lo más
importante: tenía una relación profundamente íntima con Jesús.
Mi delicado traje blanco se ajustaba cómodamente a la parte superior de mi
cuerpo y una cola suelta y satinada se arrastraba por detrás. Un velo reposaba
sobre una mesa cercana, listo para colocarse sobre mi cabeza. Mi ramo de rosas
blancas estaba atento, esperando ponerse en mis manos. Las personas más
importantes en mi vida se reunieron en el santuario para ser testigos del “sí” de
los novios.
Sí, ese fue un buen día.
Mientras miraba jamente mi re ejo, mi corazón estaba lleno de esperanzas
y de promesas, pero de pronto un pensamiento desagradable irrumpió en mi
mente. ¿Acaso no es esto lo que sienten todas las mujeres el día de su casamiento?
¿Por qué entonces tantos matrimonios terminan en divorcio? ¿Me estaré engañando?
¿Soy tan diferente de las miles de mujeres que han caminado llenas de esperanza
hasta el altar antes que yo?
En ese preciso momento decidí que iba a hacer todo lo que estuviese a mi
alcance para que mi matrimonio fuera exitoso. No me llevó mucho tiempo
descubrir que las palabras a mi alcance eran un problema. “A mi alcance” no
era su ciente.
Los cuentos tradicionales siempre terminan con las palabras “y vivieron
felices para siempre”, pero si pudiéramos leer sobre los días siguientes de esos
matrimonios felices, muy probablemente descubriríamos diferencias, con ictos
y discusiones. Los cuentos de hadas no nos hablan de la tensión que surge al
determinar a quién le toca lavar los platos, pagar las cuentas o hacer dormir a
los hijos. Excluyen la parte que trata del estrés de pasar los feriados con los
suegros, la parte que trata de la frecuencia de la intimidad sexual y la de quién
gasta qué y cuándo. Repetimos las palabras “en las buenas o en las malas”
ingenuamente y después nos sorprendemos cuando asoma su horrible cabeza el
primer ligero rasgo de “las malas”.

La oración puede cambiar todo


Si tienes más que unos cuantos días de casada, es muy probable que hayas
descubierto que tu bendita unión matrimonial no permanece muy bendita sin
trabajar bastante. Y me atrevo a decir que el “trabajo” más importante que
podemos hacer como esposas está en nuestras rodillas. El salmista escribió: “Si
el SEÑOR no edi ca la casa, en vano trabajan los que la edi can. Si el
SEÑOR no guarda la ciudad, en vano vigila el guardia” (Sal. 127:1). Solo Dios
puede proteger verdaderamente tu matrimonio. Solo él puede cuidar de tu
esposo. Y él te invita a dar rienda suelta a su poder orando por tu marido, para
que se derramen las bendiciones.
Luisa vio suceder esto con su marido, Alan, de una manera milagrosa. Alan
era un hombre duro, criado con cinco hermanos por una mamá soltera.
Durante la época de la gran depresión económica a principios de la década de
1930, Alan aprendió a pelear por las cosas de la vida y llegó a la cima por
medio de su determinación y sus agallas. Se casó a los diecinueve años, tuvo su
primer hijo a los veinte y una bebita a los veinticinco. En las siguientes dos
décadas progresó tanto que pasó de manejar un camión de repartos de un
almacén de maderas a ser copropietario y presidente de una compañía de
materiales de construcción en Carolina del Norte.
Alan bebía bastante, peleaba con su esposa físicamente y aterrorizaba a sus
hijos emocionalmente. Apostaba, hacía incursiones en la pornografía y tenía
relaciones cuestionables repletas de vicios sucios.
Pero cuando su hija adolescente se hizo cristiana y empezó a orar por su
familia, Dios tomó el cincel de la gracia y comenzó a tallar el orgulloso corazón
de piedra de Alan. Tres años después de la decisión de su hija de seguir a
Cristo, su esposa Luisa también se convirtió en una creyente. Su esposa, su hija
y un ejército de otros guerreros de oración empezaron a interceder por Alan
ante Dios.
Cuando Alan tenía cuarenta y seis años de edad, su vida dio varios giros
inusitados y problemáticos. Debido a un negocio que había ido muy mal, lo
demandaron por haber infringido un contrato que le impedía competir con un
exempleador. Temeroso de que se expusiera esto en la corte y, más importante,
lo avergonzara en su pequeña comunidad, Alan estuvo al borde de un colapso
nervioso. Desde la perspectiva humana, parecía que estaba a punto de perderlo
todo. Desde la perspectiva de Dios, Alan estaba exactamente donde necesitaba
estar.
Un día, en medio de un ataque de pánico, Alan manejó a su casa desde su
trabajo, y luego recordó que su esposa estaba en una reunión en Pennsylvania.
Subió nuevamente a su automóvil y manejó ochocientos kilómetros para tratar
de encontrarla. Mientras manejaba por la ciudad donde esperaba hallar a su
esposa, pasó por una iglesia. Alan giró inmediatamente, estacionó su automóvil
y corrió hacia el edi cio.
—Disculpe, señora —dijo él con lágrimas en los ojos—. Necesito que
alguien ore por mí. ¿Está disponible el pastor? Necesito ayuda.
—Lo siento, señor —dijo la recepcionista de la iglesia—. Él no está, pero
conozco a un hombre que lo puede ayudar. Aquí tiene —dijo ella mientras
escribía las direcciones en un pedazo de papel—. El pastor de la iglesia bautista
de la calle de abajo está haciendo unas obras de construcción en el nuevo
edi cio de su iglesia. ¿Por qué no va para allá? Le apuesto que él lo puede
ayudar.
Así que Alan volvió a entrar en su auto, siguió el garabateado mapa de la
recepcionista y encontró al pastor campesino en medio de los árboles,
construyendo su iglesia. Con un martillo en su mano y Jesús en su corazón, el
pastor giró hacia Alan y preguntó:
—¿En qué te puedo ayudar?
—Necesito que usted ore por mí —explicó Alan, mientras lágrimas corrían
por sus curtidas mejillas.
—Sentémonos sobre este tronco, mientras me cuentas lo que está pasando.
Durante varias horas, Alan se sentó con un colega de la construcción y le
contó todo lo que había hecho. Cuando terminó su confesión, el pastor puso
su brazo alrededor de este quebrantado hombre y dijo:
—Ahora, Alan, permíteme decirte lo que yo he hecho.
La manera en que Alan lo explicó posteriormente fue:
—Yo le dije a este hombre todo lo que había hecho. Luego me dijo que él
había hecho exactamente las mismas cosas. Y yo supe que si Dios pudo
perdonarlo y él pudo llegar a ser un pastor, entonces Dios también podía
perdonarme.
Alan se arrodilló entre los árboles de Pennsylvania con ángeles revoloteando
a baja altura. El ejército del cielo celebraba mientras él entregaba su corazón a
Cristo y hacía que Jesús fuese el Señor de su vida. “Gracia asombrosa, cuán
dulce el sonido...”. Pero para mí, esto es más que una dulce historia. Es un
recuerdo milagroso. Alan era mi papá.
Desde mis primeros años como cristiana, experimenté el poder que tiene la
oración para cambiar la vida de un hombre, para fortalecer la determinación de
un hombre, para proteger el corazón de un hombre y hacer madurar la fe de un
hombre. Mi primer encuentro directo con la delidad de Dios para oír
nuestras plegarias comenzó con mi padre y continúa hoy mientras lo testi co
en las vidas de mi marido, mi hijo y una gran cantidad de maridos cuyas
esposas claman a Dios en oración.
Como esposa, tú tienes el poder de abrir las puertas del cielo mediante la
oración por tu marido. Sea que tu esposo aún no haya decidido seguir a Cristo,
tenga una fe tibia e incipiente o viva una fe rme y llena de fuego, no hay
nadie más cali cada para orar por su relación con Cristo que tú. No importa
dónde se halle tu marido en la línea entre la carencia de fe y la delidad, te
animo a orar con “la constancia de las cosas que se esperan, la comprobación
de los hechos que no se ven” (Heb. 11:1).
Antes de que empecemos a orar por nuestros maridos, demos un vistazo a tu
posición como guerrera de oración, al poder y propósito de la intercesión y a
las promesas de la oración persistente.
Empezaremos viendo la primera pareja casada que hubo: Adán y Eva.

Entonces Dios creó una Ezer


“En el principio...”.
Esas tres palabritas están cargadas de anticipación, y Dios no defrauda.
Génesis 1:1 nos dice: “En el principio creó Dios los cielos y la tierra”. Dios
dijo: “Hágase” y se hizo. “Por la palabra del SEÑOR fueron hechos los cielos;
todo el ejército de ellos fue hecho por el soplo de su boca” (Sal. 33:6). Dios
decoró el cielo con el sol, la luna y las estrellas, separó los mares de la tierra,
esparció toda clase de semilla en la tierra y soltó bandadas de pájaros al cielo,
enjambres de insectos al aire y cardúmenes de peces al mar. En el sexto día,
Dios creó todos los animales que se arrastran. Y concluyó su obra con una
fanfarria magistral: “Entonces dijo Dios: ‘Hagamos al hombre a nuestra
imagen, conforme a nuestra semejanza. Creó, pues, Dios al hombre a su
imagen; a imagen de Dios lo creó; hombre y mujer los creó” (Gén. 1:26, 27).
Luego, como si el escritor realmente quisiera que entendiéramos
completamente lo que sucedió durante la primera semana de la existencia de la
tierra, levantó su lapicero y volvió a contar la historia. En Génesis 2:4,
comienza de nuevo: “Estos son los orígenes de los cielos y de la tierra, cuando
fueron creados”.
Esta vez, cuando el escritor llegó a la parte en que Dios creó al hombre,
interpuso la re exión de Dios después de que formó a Adán y sopló aliento de
vida a sus pulmones. Dios retrocedió, consideró al solitario varón y decidió:
“No es bueno que el hombre esté solo” (Gén. 2:18).
Aquí es donde tú entras.
“Le haré una ayuda idónea”, declaró Dios. Así que Dios se propuso a formar
su obra maestra nal. El toque supremo de su creación: la mujer.
Hasta este momento en el relato de la creación, no tenemos palabras de
Adán que se hayan registrado. Sin embargo, cuando puso los ojos encima de la
bella Eva, me imagino que dijo: “¡Esto sí que es bueno!”. Sus palabras exactas
fueron: “Ahora, esta es hueso de mis huesos y carne de mi carne. Esta será
llamada ‘mujer’, porque fue tomada del hombre” (Gén. 2:23). La mujer fue,
desde entonces, la inspiración de la primera poesía del hombre y el nal
triunfal de la genialidad creativa de Dios.
Retrocedamos, repitamos la escena y demos un vistazo a una palabra en
particular que Dios usó en el relato de la creación. Dios dijo: “Le haré una
ayuda idónea” (Gén. 2:18, énfasis añadido). La palabra hebrea que aquí se
traduce como “ayuda”, re riéndose a la mujer, es ezer. Este término deriva de
una palabra hebrea usada con Dios y el Espíritu Santo: azar. Ambas signi can
“ayuda”, es decir, uno que viene al costado para ayudar, asistir o rescatar.
Algunas versiones indican que esta “ayuda” es alguien que suple fortaleza en el
área que le falta al “ayudado”.
Ezer aparece veintiuna veces en el Antiguo Testamento. Dos veces se usa con
la mujer en Génesis 2, y dieciséis veces se usa para describir a Dios o Yahweh
como la ayuda de su pueblo. Las tres referencias restantes aparecen en los libros
de los profetas, re riéndose a ayuda militar. Curiosamente, las dieciséis veces
que se usó la palabra ezer con Dios, también lleva connotaciones militares.
“SEÑOR, sé tú mi ayudador” clamó David (Sal. 30:10). “El Dios de mi padre
me ayudó y me libró de la espada del faraón”, proclamó Moisés (Éxo. 18:4).
Evidentemente, la palabra ezer sugiere un rol de gran honor. Es un retrato de
gran fortaleza.
El teólogo William Mounce pintó un cuadro conmovedor:
“Con tantas referencias de Dios como nuestro ayudador, es obvio que un
ezer de ninguna manera es inferior al que recibe la ayuda. Esto es
importante, porque esa es la palabra que usa Dios en Génesis 2:18,
cuando dice de Adán: ‘No es bueno que el hombre esté solo. Le haré
ayuda idónea’. Dios luego crea a Eva como su ezer. Según el diseño de
Dios, por tanto, el hombre y la mujer, el marido y la esposa, han sido
diseñados por Dios para estar juntos y ayudarse mutuamente en pelear las
batallas de la vida. Y Dios está allí como el divino ezer para pelear con
ellos”1.
Me sorprendió descubrir que incluso a la mujer de Proverbios 31 —la
modelo de las esposas y madres piadosas a través de los siglos— también se la
mencionó en términos militares: “Mujer virtuosa, ¿quién la hallará?”, empieza
diciendo el pasaje. “Porque su valor sobrepasa a las perlas” (Prov. 31:10). La
Nueva Versión Internacional la llama “mujer ejemplar”. La Biblia Ampli cada
la describe como “una mujer capaz, inteligente y virtuosa”. La palabra hebrea
que se traduce “excelente” o “virtuosa” también puede signi car rica, próspera,
valiente, osadamente valerosa, poderosa, poderosa guerrera2. ¿Captaste eso?
Poderosa guerrera.
En mi libro What God Really inks About Women (“Lo que Dios realmente
piensa de las mujeres”), señalé lo siguiente:
“Dios no creó a la mujer simplemente porque el hombre estaba solo. Él
[formó] a la mujer para completar al hombre, para amar con él, trabajar
con él, gobernar con él, vivir la vida con él, procrear con él y pelear a su
lado. Ella es la imagen femenina en esta misteriosa unión matrimonial. La
mujer era y es una guerrera llamada a pelear al lado del hombre en la
batalla más grande que aún estaba por venir; una batalla que no se pelea
con armas de fuego, sino de rodillas en oración”3.
No estoy sugiriendo que te vistas con un uniforme militar. Estoy sugiriendo
que Dios te ha dado un asombroso rol como guerrera de oración por tu
marido. El apóstol Pablo instó a los creyentes a hacer guerra espiritual, armados
y listos con la Palabra de Dios.
“Por lo demás, fortalézcanse en el Señor y en el poder de su fuerza.
Vístanse de toda la armadura de Dios, para que puedan hacer frente a las
intrigas del diablo; porque nuestra lucha no es contra sangre ni carne,
sino contra principados, contra autoridades, contra los gobernantes de
estas tinieblas, contra espíritus de maldad en los lugares celestiales. Por
esta causa, tomen toda la armadura de Dios para que puedan resistir en el
día malo y, después de haberlo logrado todo, quedar rmes. Permanezcan,
pues, rmes, ceñidos con el cinturón de la verdad, vestidos con la coraza
de justicia y calzados sus pies con la preparación para proclamar el
evangelio de paz. Y sobre todo, ármense con el escudo de la fe con que
podrán apagar todos los dardos de fuego del maligno. Tomen también el
casco de la salvación y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios,
orando en todo tiempo en el Espíritu... vigilando con toda perseverancia
y ruego por todos los santos” (Efe. 6:10-18).
Hay una batalla espiritual que se está librando a nuestro alrededor y Pablo
nos exhorta a estar preparados, espiritualmente armados y físicamente alertas.
Él enfatiza esto otra vez en su segunda carta a los corintios: “Pues aunque
andamos en la carne, no militamos según la carne; porque las armas de nuestra
milicia no son carnales sino poderosas en Dios para la destrucción de
fortalezas” (2 Cor. 10:3, 4).
Aunque no tenemos autoridad sobre nuestros maridos, sí tenemos autoridad
sobre el enemigo que trata de lastimarlo (Luc. 10:19). Por medio de la oración,
los planes del enemigo son interceptados; los principados y potestades son
derrotados. Mediante la oración, el poder y la provisión de Dios uyen en la
vida de su pueblo.
Pablo nos dice que el matrimonio entre un hombre y una mujer es un
ejemplo terrenal de una relación celestial entre Cristo y la iglesia (Efe. 5:22,
33). Satanás, por supuesto, quiere destruir esa imagen microcósmica. Empezó
con la primera pareja en el huerto del Edén y hoy continúa atacando con todo
a la institución del matrimonio ordenada por Dios. Las palabras de Génesis 3:1
que dicen “entonces la serpiente” continúan deslizándose en los matrimonios
con la misma seguridad con que lo hicieron con la primera pareja de todos los
tiempos.
Pero aquí tenemos las buenas nuevas. Jesús dijo: “Pero ¡tengan valor; yo he
vencido al mundo!” (Juan 16:33). Y no solo eso, Jesús dijo también que te ha
dado poder y autoridad para vencer “sobre todo el poder del enemigo” (Luc.
10:19). “El que está en ustedes es mayor que el que está en el mundo” (1 Jn.
4:4). Tú eres una ezer, formada de manera singular y sobrenaturalmente
equipada para batallar de rodillas en oración por tu matrimonio y tu hombre.

El propósito de la oración
“Bueno, supongo que lo único que queda por hacer es orar por ello”. ¿Cuántas
veces he escuchado estas palabras? ¿Cuántas veces se han deslizado entre mis
labios? ¿Y si miramos la oración desde una perspectiva diferente. la perspectiva
de Dios? ¿Y si viéramos la oración como nuestro primer curso de acción en vez
de un último recurso?
La gran mayoría de los correos electrónicos que recibo a través de mi
ministerio giran alrededor de problemas matrimoniales. Las mujeres luchan
con maridos que no viven a la altura de sus expectativas: hombres que trabajan
demasiado y aman muy poco, hombres que se retraen emocionalmente y
avanzan sexualmente, hombres que al principio parecen ser encantadores pero
después revelan al villano que tienen adentro.
Algunas esposas describen a sus maridos como duros de corazón, de mal
genio y verbalmente peleadores. Otras se quejan de que sus maridos son
distantes, pasivos y emocionalmente retraídos. Quizá tu esposo pertenece a una
de esas descripciones.
Por otro lado, tal vez tienes un adorable marido que te atesora, se preocupa
por ti y te anima a que seas todo para lo cual Dios te ha creado. ¡Alabado sea
Dios por ese hombre!
Independientemente de dónde esté tu hombre o tu matrimonio en la línea
que va de fantástico a terrible, siempre hay lugar para mejorar. La oración
puede hacer que un mal matrimonio sea bueno y que un buen matrimonio sea
fabuloso.
Antes de empezar, quiero dejar esto bien en claro: la oración no es un medio
para ganar control sobre tu marido hasta que se amolde y se convierta en el
hombre que tú quieres que sea. La oración es un medio para renunciar a tener
control sobre tu marido y pedirle a Dios que lo amolde hasta que llegue a ser el
hombre que Dios mismo quiere que sea. La oración implica que el dedo que
señala las fallas de tu hombre se doble junto con los otros en oración.
La Biblia nos dice en Isaías 29:16: “¡Cómo trastornan las cosas! ¿Acaso el
alfarero será considerado como el barro? ¿Acaso lo que ha sido hecho dirá de
quien lo hizo: ‘Él no me hizo’? ¿Dirá lo que ha sido formado del que lo formó:
‘Él no tiene entendimiento’?”.
Dios es el Maestro Alfarero y él verdaderamente no necesita que tú o yo le
digamos cómo dar forma y amoldar esa maravillosa obra de alfarería llamada
marido. ¡Vaya que nos gustaría! Con toda seguridad. Pero la meta nal de Dios
es que esa masa de arcilla esté formada según su diseño y para sus propósitos,
no los nuestros. “Nosotros somos el barro, y tú eres nuestro alfarero”, escribe
Isaías, “todos nosotros somos la obra de tus manos” (Isa. 64:8). Yo lo soy. Tú lo
eres. Tu marido lo es.
Dios da forma y amolda. Tú oras e intercedes. Santiago nos advierte acerca
del peligro de orar con malas intenciones (Stg. 4:3). Deja afuera tu deseo de
controlar, entra en tu cuarto a orar y no dejes que tu deseo entre allí contigo.
La oración no tiene el propósito de lograr que tu marido haga lo que tú
quieras cuando tú lo quieras. Permíteme ampliar un poquito esto. La oración
no tiene el propósito de lograr que Dios haga lo que tú quieres cuando tú lo
quieres. No es para doblarle el brazo a Dios y convencerlo de que haga lo que
se te antoje. Él ya tiene en mente lo que más te conviene. Él ya tiene en mente
lo que más le conviene a tu marido. Increíblemente, él te invita a desempeñar
un papel en el milagro de convertir a tu marido en el hombre que Dios tenía
en mente cuando lo creó. Tu rol no es fastidiar, manipular, engatusar ni
controlar. La parte que te corresponde es amarlo y orar por él. Y conforme tú
oras, Dios alinea tus deseos con sus deseos, tus pensamientos con sus
pensamientos y tu corazón con su corazón.
Dios no está acaparando sus bendiciones ni esperando que digamos las
palabras correctas para que obtengamos las bendiciones de sus severas manos.
¡Él anhela colmarnos de su bondad! (Efe. 1:7, 8). Y sin embargo, él a menudo
espera que nosotros le pidamos lo que necesitamos. No estoy diciendo que lo
entiendo. La oración es simplemente la forma en que él eligió diseñar el ujo
de su poder y actividad de la esfera espiritual a la física. La oración es el
conducto por el cual se libera el poder de Dios y su voluntad es traída a la
tierra como en el cielo.
É
No es que Dios no pueda actuar sin las oraciones de su pueblo. Él puede
hacer lo que le complazca (Sal. 115:3). No obstante, ha establecido la oración
como la puerta por la cual uyen sus bendiciones. Santiago nos recuerda: “No
tienen porque no piden” (Stg. 4:2).
Ezequiel ofrece un vistazo de lo que está en el corazón de Dios, en cuanto a
la oración. Israel había pecado de todas los formas posibles y su pueblo estaba
destinado a la destrucción. Dios dijo: “Busqué entre ellos un hombre que
levantara el muro y que se pusiera en la brecha delante de mí, intercediendo
por la tierra para que yo no la destruyera; pero no lo hallé” (Eze. 22:30). Dios
buscó a alguien que orara, que intercediera, que se pusiera en la brecha por
Israel, pero no hubo nadie.
Hoy Dios está buscando mujeres que se pongan en la brecha por sus
maridos, esposas que oren para que sus esposos experimenten la plenitud de la
bendición de Dios. Estoy muy contenta de que él haya encontrado a dicha
mujer en ti.

El poder de la oración persistente


Desde ese día en el cuarto de la novia, he pasado muchas horas orando por mi
marido. No tuve un terrible y tumultuoso matrimonio al que Dios transformó
milagrosamente en un romance de cuento de hadas lleno de rescates de un
príncipe azul, de inagotable enamoramiento y de viajes a caballo hacia la puesta
del sol, mientras dejábamos atrás todo peligro y tinieblas. Aunque hemos
tenido nuestra porción de tumulto y romance, nuestra relación no es de cuento
de hadas. Nuestro matrimonio se lee mejor como un diario, una página tras
otra, un día tras otro. Once mil seiscientos ochenta en el momento que estoy
escribiendo esto. Algunas de las anotaciones están manchadas de lágrimas, otras
están marcadas como favoritas. Algunas páginas de nuestra historia están
estropeadas por fallidos borrones que no quitaron completamente las palabras
que se dijeron; otras se han gastado de tanto pasar el dedo para hojear los
preciosos eventos una y otra vez.
Para la mayoría de parejas, la vida es simplemente diaria. Sin embargo, la
acumulación de pequeñas luchas puede llegar a carcomer la relación como
termitas que socaban el fundamento de lo que parece ser una estructura sana,
con el tembloroso ruido de un desastre repentino.
En los primeros años de nuestro matrimonio, mis oraciones por Steve se
centraban más en el con icto. Yo tendía a orar por él cuando sentía que él lo
“necesitaba”: cuando surgía una situación difícil, cuando el trabajo era duro,
cuando había aprietos económicos, cuando las relaciones eran confusas,
cuando el estrés nos tenía fuertemente agitados. Y sí, yo vi la mano de Dios
contestando esas oraciones de intercesión por mi marido. Pero conforme
maduraba el entendimiento que tenía de la oración, también maduraba mi
intercesión por Steve. Mis desesperados clamores a Dios en las di cultades
pasaron a ser conversaciones diarias con él en lo común y corriente. Yo oraba
por la protección y provisión de Dios para con mi esposo en la rutina diaria de
la vida.
Y si bien mi matrimonio no se salvó milagrosamente de haber estado al
borde del desastre, he sostenido las manos de mujeres que han experimentado
exactamente eso. El marido de Elisabeth, por ejemplo, era adicto a la
pornografía, pero debido a la intercesión de su esposa, buscó ayuda y
liberación. El esposo de Juana presentó una demanda de divorcio, pero se
volvió a enamorar de ella a causa de la intercesión. El marido de Patricia estaba
consumido por el trabajo y la ambición económica, pero debido a la
intercesión de su esposa, volvió a poner su amor en su hogar. El esposo de
Míriam estaba atado al dolor del abuso pasado, pero debido a la intercesión de
ella, experimentó la libertad de la sanidad y el perdón. Yo he sostenido sus
manos. He escuchado sus llantos. Me uní a sus oraciones. He sido testigo de
sus milagros.
Tal vez te estés preguntando si tu matrimonio está demasiado lejos de la
felicidad. Quizá haya demasiado dolor que reparar. Demasiadas heridas que
sanar. Demasiados errores que enmendar. Demasiado resentimiento que
remediar. Demasiada amargura que mejorar. Demasiado quebrantamiento que
reconstruir. Demasiada traición que perdonar. Demasiado. Demasiado.
Reconozco que quizás tú hayas comenzado a leer este libro como último
recurso. Tal vez sientes que tu matrimonio es tan caótico que no hay
absolutamente nada que puedas hacer excepto orar. Bueno, ¡alabado sea Dios
por eso! Estoy contenta de que te hayas rendido. La especialidad de Dios es la
resurrección. Él resucita a los muertos. y eso incluye a los matrimonios que
parecen no tener remedio.
La Biblia nos muestra una y otra vez que lo que es imposible para el hombre
es posible para Dios. Cuando Dios dijo a Abraham que su esposa de ochenta y
nueve años de edad iba a tener un hijo, la husmeadora Sara se rió. El mensajero
Ñ
de Dios respondió calmadamente: “¿Acaso existe para el SEÑOR alguna cosa
difícil?” (Gén. 18:14).
En el Nuevo Testamento, encontramos palabras similares cuando el ángel
Gabriel se apareció a una joven virgen llamada María y le dijo que iba a
concebir un hijo. “¿Cómo será esto?”, preguntó María al ángel, “porque yo no
conozco varón”. Y Gabriel respondió: “Ninguna cosa será imposible para Dios”
(Luc. 1:26, 38).
¿No estás convencida? Permíteme darte un ejemplo más. Vayamos al
Antiguo Testamento, a un profeta llamado Ezequiel. Un día Dios llevó a
Ezequiel al medio de un gran valle. No era un panorama exuberante lleno de
follaje hermoso sino una tierra baldía repleta de huesos humanos. Pero no eran
huesos de personas que hubieran muerto recientemente. El profeta vio que esos
huesos estaban “muy secos” (Eze. 37:2). En otras palabras, esos huesos habían
estado muertos por mucho tiempo. Huesos por aquí, huesos por allá, huesos
por todos lados. Ezequiel describió lo que les había pasado a estos huesos
muertos y secos:
“Entonces me dijo:
—Profetiza a estos huesos y diles: ‘Huesos secos, oigan la palabra del
SEÑOR. Así ha dicho el SEÑOR Dios a estos huesos: He aquí, yo hago
entrar espíritu en ustedes, y vivirán. Pondré tendones sobre ustedes, haré
subir carne sobre ustedes, los cubriré de piel y pondré espíritu en ustedes;
y vivirán. Y sabrán que yo soy el SEÑOR’. Profeticé, pues, como se me
ordenó; y mientras yo profetizaba, hubo un ruido. Y he aquí un temblor,
y los huesos se juntaron, cada hueso con su hueso. Miré, y he aquí que
subían sobre ellos tendones y carne, y la piel se extendió encima de ellos.
Pero no había espíritu en ellos.
Entonces me dijo:
—Profetiza al espíritu. Profetiza, oh hijo de hombre, y di al espíritu que
así ha dicho el SEÑOR Dios: ‘Oh espíritu, ven desde los cuatro vientos y
sopla sobre estos muertos, para que vivan’. Profeticé como me había
mandado, y el espíritu entró en ellos, y cobraron vida. Y se pusieron de
pie: ¡un ejército grande en extremo!” (Eze. 37:4-10).
¡Eso habrá sido toda una escena que contemplar! Ay, amiga, tal vez te
parezca que tu matrimonio se asemeja a ese valle de huesos secos. No unos
huesos cualquiera sino huesos muertos desde hace mucho tiempo. Quizás
parezca que tu matrimonio ya no tiene remedio. Pero nuestro Dios se
especializa en resucitar a los muertos. Él puede convertir un valle de huesos en
un gran ejército, y puede transformar un matrimonio lleno de dolor en un
vivo, latente y palpable testimonio de misericordia y gracia.
Nada es imposible para Dios.
Cuán agradecida estoy de que él te haya invitado a ti y a mí a unirnos con él
en su obra, participando en lo milagroso por medio de la intercesión poderosa.

Cómo usar este Libro


He descubierto que muchas mujeres, incluso yo, desean encontrar un punto de
referencia. No me digas que vaya al este o al oeste, al norte o al sur. Dame un
punto de referencia. Gira a la derecha en McDonald’s. Gira a la izquierda en la
estación de bomberos. Busca la casa verde a la vuelta de la esquina. Esas
direcciones sí las puedo seguir.
Quizás por eso me encanta el hecho de que Jesús enseñó a sus discípulos a
orar usando puntos de referencia. Cuando uno de sus discípulos le preguntó:
“Señor, enséñanos a orar” (Luc. 11:1), Jesús respondió:
“Ustedes, pues, oren así:
Padre nuestro que estás en los cielos:
Santi cado sea tu nombre,
venga tu reino,
sea hecha tu voluntad,
como en el cielo
así también en la tierra.
El pan nuestro de cada día,
dánoslo hoy.
Perdónanos nuestras deudas,
como también nosotros
perdonamos a nuestros deudores.
Y no nos metas en tentación,
mas líbranos del mal.
[Porque tuyo es el reino,
el poder y la gloria
por todos los siglos. Amén]”
(Mateo 6:9-13).
Jesús no estaba instruyendo a los discípulos sobre cómo orar de memoria. Él
les estaba dando un patrón para orar, es decir, puntos de referencia: reconocer
la paternidad, santidad y soberanía de Dios.
Pedir que se haga su voluntad, que él supla nuestras necesidades y que
nuestros pecados sean perdonados. Pedir liberación de la tentación y
protección del mal. Reconocer el gobierno, el reino, el poder y la gloria de
Dios.
De manera similar, Ora por tu marido de la cabeza a los pies te ofrecerá
puntos de referencia para guiar tus oraciones. En este libro no encontrarás una
fórmula mágica ni una oración para repetir de memoria. Es simplemente una
guía para ir en pos de una vida de oración más constante y e caz.
Seamos sinceras. Los caminos de Dios no son nuestros caminos, y a veces no
sabemos qué pedir cuando oramos por nuestros maridos. Pero podemos estar
seguras de que cuando oramos la Palabra de Dios, oramos la voluntad de Dios.
¡Qué alivio!
Cuando Pablo nos mandó ponernos la armadura de Dios, ¿te diste cuenta de
que se menciona una sola arma como parte de esa armadura? Todo lo demás
—casco, coraza, cinturón, escudo y calzado— son piezas defensivas que tienen
como propósito la protección del maligno. La espada del Espíritu, que se
de ne como la Palabra de Dios, es la única arma ofensiva que se menciona en
toda la armadura.
Después de que Pablo nos manda a tomar la espada del Espíritu, prosigue
con esto: “Orando en todo tiempo” (Efe. 6:18). Cuando combinas la Palabra
de Dios con la oración fortalecida por el Espíritu, estás armada y eres poderosa
para pelear en contra del poder del enemigo. Tienes poder divino “para la
destrucción de fortalezas” (2 Cor. 10:4).
En griego, el idioma original del Nuevo Testamento, la palabra que se
traduce como “poder” es dynamis; se re ere a “poder potencial” y a “poder
actual”. De ahí se obtiene la palabra dinamita en español. Dios te ha entregado
dos poderosas barras de “dinamita” cuando intercedes por tu marido: su
Palabra y la oración. Al amarrar estas dos barras y encender la mecha con la fe,
verás el poder de Dios actuando por ti y tu marido como nunca antes.
En la siguiente sección ofreceré un vistazo general de los puntos de
referencia que estaremos usando para orar por nuestros maridos.
Cada punto de referencia está representado por una parte del cuerpo de
nuestro marido; por ejemplo, su mente representa lo que piensa; sus ojos, lo
que ve; sus oídos, lo que escucha; y así sucesivamente. Este será tu mapa a
medida que cubres a tu esposo en oración.
En la Segunda Parte empezamos a orar. He provisto una guía de treinta días
para interceder por tu marido de la cabeza a los pies. Cada día encontrarás un
texto de la Escritura para cada punto de referencia y una oración que incorpora
ese pasaje. Debe llevar aproximadamente de cinco a siete minutos cubrir a tu
marido diariamente en oración poderosamente e caz y basada en la Biblia. ¡No
puedo imaginar una mejor inversión de tiempo!
A lo largo de este libro, se escribieron las oraciones como si tu marido fuera
cristiano. No obstante, reconozco que no hay una carga más grande para una
mujer que su marido e hijos no salvos lleguen a conocer a Jesús como Señor y
Salvador. Todo lo demás palidece al tomar en cuenta dónde pasarán la
eternidad. Si tu marido aún no ha tomado la decisión de seguir a Cristo,
hallarás Escrituras en el apéndice que se centran en la necesidad más
importante de todas. Conforme pasamos los treinta días de oración, estaremos
orando por fe, llamando “a las cosas que no existen como si existieran” (Rom.
4:17).
Una manera de usar el libro es corresponder los días de oración con los días
de los meses. Por ejemplo, en el primer día del mes, ora el día uno; en el
segundo día del mes, ora el día dos, y así sucesivamente. Si te pierdes un día,
solo mantente al día con tu calendario, luego empiezas de nuevo con el mes
siguiente. Por supuesto, puedes simplemente orar directamente sin conectar los
días de oración con los días del calendario.
Si eres como yo, quizás quieras usar este libro una y otra vez. Quizás incluso
quieras reunir a unas cuantas amigas para formar un grupo de oración de
esposas y orar por sus maridos juntas. Jesús dijo: “Otra vez les digo que, si dos
de ustedes se ponen de acuerdo en la tierra acerca de cualquiera cosa que pidan,
les será hecha por mi Padre que está en los cielos” (Mat. 18:19). La palabra
griega que se traduce “ponerse de acuerdo” es symph ne , que signi ca “sonar
juntos, estar en acorde, principalmente de instrumentos musicales”4. ¡Qué
hermosa sinfonía sube a los cielos cuando las hermanas en Cristo se juntan en
oración armoniosa ofrecida a Dios!
Solo asegúrate de que el grupo se dedique a la oración y no a quejarse. No
vas a querer que esa bella sinfonía suene desa nada como maullidos de gato.
No importa de qué manera escojas usar esta guía de oración, ¡sé que tú y tu
marido serán bendecidos “mucho más abundantemente” de lo que pedimos o
pensamos! (Efe. 3:20).
He establecido una página web para ayudarnos a orar por nuestros maridos.
Puedes entrar a www.prayingforyourhusband.com para compartir tus
peticiones de oración y orar por otros. Tú también puedes compartir victorias
¡y celebraremos contigo!
Antes de que empieces, permíteme darte una pequeña advertencia. Habrá
días en que no vas a querer orar por tu marido, días cuando no sentirás ganas
de pedirle a Dios que lo bendiga. Habrá veces que querrás pedirle a Dios que
lo golpee en la cabeza porque ha herido tus sentimientos, te ha tratado mal o te
ha decepcionado. Pero permíteme animarte a orar de todas maneras. No te
puedo decir cuántas veces he estado enojada con Steve y después, cuando oraba
por él, Dios ablandaba mi corazón hacia él. Y ora por ti también. Ora para que
Dios te dé un corazón dispuesto a perdonar, una actitud llena de gracia y un
amor sacri cado.
Orar por tu marido hará más que impactar su vida; impactará tu corazón
también. No te sorprendas si Dios provoca un amor por tu marido que es más
fuerte, más profundo y más valioso que nunca. Mientras escribía este libro y
pasaba muchas horas orando por Steve, Dios hizo una obra en mi corazón que
yo no estaba esperando.
Estoy muy emocionada de ver cómo Dios va a actuar por ti a medida que
levantas a tu marido en oración. El profeta Isaías escribió esto acerca de Dios:
“Desde la antigüedad no se ha escuchado, ni el oído ha percibido, ni el ojo ha
visto a ningún Dios fuera de ti, que actúe a favor del que en él espera” (Isa.
64:4).
Ahora, veamos el mapa y los puntos de referencia de esta guía acerca de
cómo orar por tu marido de la cabeza a los pies.
1 Mounce’s Complete Expository Dictionary of Old and New Testament Words

(Diccionario Expositivo de Palabras del Antiguo y del Nuevo Testamento

Exhaustivo de Mounce) Grand Rapids, MI: Zondervan, 2006, 332.

2 Kenneth L. Barker y John R. Kohlenberger III, Zondervan NIV Bible

Commentary (Comentario Bíblico NVI de Zondervan), vol. 1, Grand Rapids,

MI: Zondervan, 1994, 1006.

3 Sharon Jaynes, What God Really Thinks About Women (Lo que Dios

realmente piensa de las mujeres) Eugene, OR: Harvest House, 2010, 19.

4 W. E. Vine, Merrill F. Unger, y William White, Jr., Vine’s Complete

Expository Dictionary of Old and New Testament Words (Diccionario Expositivo

de Palabras del Antiguo y del Nuevo Testamento Exhaustivo de Vine)

Nashville, TN: Thomas Nelson, 1985, 20.


Los puntos de referencia
de la oración:
de la cabeza a los pies

Acerca de cómo orar por tu marido de la cabeza a los pies.

L as complejidades del cuerpo humano re ejan la inexplicable sabiduría e


incomprensible poder de nuestro in nitamente creativo Dios. Contemplar
la total belleza de cómo el hombre y la mujer encajan perfectamente juntos
como dos piezas de un magní camente bien trabajado rompecabezas hace que
mi corazón se acelere. Conforme nos embarcamos en esta travesía de orar por
nuestros maridos de la cabeza a los pies, usaremos puntos de referencia físicos
de su cuerpo exterior para representar aspectos espirituales, psicológicos y
emocionales de su hombre interior. Así que empecemos a orar por esa fabulosa
obra de arte: tu marido.

Su mente: lo que él piensa


Empecemos con una pequeña lección de anatomía.
Cuando Dios creó al hombre y la mujer a su imagen, hizo a cada uno de
ellos como un ser trino: con cuerpo, alma y espíritu. El cuerpo terrenal es la
parte que vemos. Allí se almacenan nuestros cinco sentidos: olfato, tacto,
gusto, vista y oído. El cuerpo es un “traje” temporal que un día pasará y volverá
a ser polvo. Pablo se re ere al cuerpo como una “tienda” (2 Cor. 5:1, 4). Para
quienes se unan a Jesús en el cielo, este cuerpo material será reemplazado por
un cuerpo celestial. ¡Qué noticia tan emocionante!
El espíritu es el hombre interior que se comunica con Dios y vive
eternamente. Esa es la parte que “nace de nuevo” cuando alguien acepta a
Cristo. La Biblia nos dice que después de que Adán y Eva pecaron, todos
nacemos con un espíritu muerto (Rom. 5:12). Sin embargo, en el momento en
que alguien cree en Jesús como Señor y Salvador, su espíritu muerto resucita y
vive para toda la eternidad con Dios (Efe. 2:1-4). ¡Esa es una noticia aún más
emocionante!
La tercera parte del hombre, el alma, es lo que constituye la personalidad.
Tanto el espíritu como el alma son inmateriales o invisibles, pero muy
distintos. El escritor de Hebreos nos dice: “Porque la Palabra de Dios es viva y
e caz, y más penetrante que toda espada de dos los. Penetra hasta partir el
alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos” (Heb. 4:12). Pablo alentó a los
tesalonicenses: “Que todo su ser —tanto espíritu, como alma y cuerpo— sea
guardado sin mancha en la venida de nuestro Señor Jesucristo” (1 Tes. 5:23).
El alma incluye la mente, la voluntad y las emociones. Recibimos
información en nuestras mentes, actuamos sobre la base de esa información
con nuestra voluntad, y sentimos una respuesta con nuestras emociones. El
cerebro es parte del cuerpo y es diferente de la mente. La mente, en realidad,
usa al cerebro así como usamos una computadora para almacenar, ingresar,
procesar y buscar información.
Con esta breve lección de anatomía espiritual, puedes ver por qué lo primero
es orar por la mente de tu marido. Muchas veces tratamos de cambiar la
manera en que actuamos, pero no podemos actuar de manera distinta de la que
pensamos o creemos. Por eso, la Escritura nos dice: “No se conformen a este
mundo; más bien, transfórmense por la renovación de su entendimiento” (Rom.
12:2, énfasis añadido). Los pensamientos piadosos producen acciones piadosas.
El escritor de Proverbios lo dice de esta manera: “Porque cual es su
pensamiento [del hombre] en su mente, tal es él” (Prov. 23:7).
A lo largo de esta re exión, usaré la palabra carne. En la Biblia, esta palabra
puede signi car el cuerpo físico, pero también puede signi car la vieja
naturaleza pecaminosa que tenemos antes de venir a Cristo. Permíteme darte
una de nición de carne que quiero que tengas en mente cuando ores: carne es
la manera en que programamos nuestras mentes para satisfacer las necesidades
que Dios nos ha dado separadas de Cristo. Tan pronto como nacemos,
empezamos a desarrollar patrones de pensamientos y hábitos para satisfacer
nuestras necesidades. Tan pronto como nacemos de nuevo mediante una
relación con Cristo, debemos empezar a renovar nuestras mentes con la verdad
de la Palabra de Dios para transformar esas viejas maneras de pensar y actuar
con el n de conformarnos a la imagen de Cristo. La meta es dejar de vivir
según la carne (nuestras viejas maneras de satisfacer nuestras necesidades
separadas de Cristo) y empezar a vivir según el Espíritu (permitiendo que el
Espíritu Santo controle nuestros pensamientos y acciones).
Mientras oras por la mente de tu marido, estarás orando por los
pensamientos que vienen a su mente y afectan sus acciones y emociones.
Estarás orando para que Dios guarde sus pensamientos continuos, aleje
pensamientos impíos y conserve pensamientos sanos.

Sus ojos: lo que él ve


Cuando Dios creó a Adán —y a todos los hombres a partir de entonces— los
formó para que fuesen criaturas visuales. Todos los hombres son altamente
in uenciados por lo que ven, y eso afecta lo que piensan.
Si quieres tener una idea de lo que tienta los ojos de tu marido, toma un
tiempo para ver los comerciales durante los eventos deportivos. Los
anunciantes han gastado miles de millones de dólares para descubrir qué atrae
los ojos del varón para provocar una reacción deseada, imágenes que dan en el
blanco del punto débil del hombre para hacer que realice una compra. Los
anunciantes promueven en la mente de tu esposo la idea de que será envidiado
si maneja un determinado modelo de auto, que será exitoso si usa una marca
de ropa, que se verá más varonil si usa la máquina de afeitar que venden, que se
verá sexy si usa su tentadora colonia, que tendrá amigos si bebe su cerveza
especial, que será feliz si come su sabroso bocadito, que se volverá atlético si usa
sus zapatillas de alto rendimiento.
Los lazos visuales pueden cautivar el alma de un hombre y atarlo con nudos
de insatisfacción y descontento. Un claro ejemplo de la atracción de la
publicidad para crear una sensación de insatisfacción es el de una compañía
norteamericana que abrió una planta nueva en Centroamérica, debido a que la
mano de obra es abundante y barata.
Todo salió bien hasta que los obreros recibieron su primer pago; después
de eso, no regresaron a trabajar. Varios días después, el gerente fue a ver al
jefe del pueblo para determinar la causa de este problema, y el jefe
respondió: “¿Por qué debemos de trabajar? Ya tenemos todo lo que
necesitamos”. La planta estuvo sin funcionar durante dos meses hasta que
a alguien se le ocurrió la idea de enviar a cada obrero un catálogo de sus
ofertas por correo. Nunca más hubo un problema de empleo1.
Los anunciantes saben que “el sexo vende”. Una mujer seductora en
cualquier comercial capta la atención de un hombre como ninguna otra cosa.
Vivimos en una cultura saturada de sexo, llena de minas visuales listas para
explotar y destruir los pensamientos continuos de un hombre. Un panel de
publicidad. Un escaparate seductor en el centro comercial. Una propaganda de
ropa interior femenina en el periódico. Las imágenes provocativas golpean al
hombre por todas partes. Si bien tu marido no puede evitar las imágenes
sexuales que lo bombardean durante todo el día, él puede decidir mirar hacia
otro lado y llevar cautivo todo pensamiento.
Por favor, no te enojes porque tu esposo tiene los cables orienta-dos a mirar
donde no debe. En cambio, ora para que pueda vencer la tentación y mire
hacia otro lado. Tanto los hombres que están felizmente casados y aman a sus
esposas como los hombres que están anhelando la in delidad, todos tienen
problemas para mantener los ojos enfocados en una dirección santa.
Tú no has sido llamada a patrullar las acciones de tu marido sino a orar. No
pases tu tiempo peleando contra tu marido cada vez que mira lo indebido. En
cambio, invierte tu tiempo orando para que él tenga la fuerza de voluntad de
no mirar lo que no debe y el deseo de mantener su enfoque en lo que sí debe.
Conforme oras por los ojos de tu marido, estarás orando para que las
ventanas de su alma se abran ampliamente hacia todo lo que
Dios tiene para bendecirlo, mientras que las persianas permanecen cerradas
hacia cualquier cosa que el enemigo use para distraerlo o destruirlo.

Sus oídos: lo que él oye


Todo el día tu marido es atacado por el ruido. Empieza con el zumbido del
despertador y termina con el clic de la lámpara de la mesita de noche. Entre el
principio y el nal de su día, sus oídos son bombardeados con el sonido de
teléfonos celulares, autos rugientes, bocinas sonando, sirenas penetrantes, jefes
exigentes, empleados indagadores, compañeros de trabajo habladores,
televisores a todo volumen, radios con canciones, hijos preguntones y una
esposa conversadora (por lo menos, eso es cierto en mi casa).
Y así como lo que ve, lo que oye afecta sus pensamientos, acciones y
emociones. Si bien tu marido no puede apagar el ruido del mundo, tú puedes
orar para que él sintonice lo que es útil y deje de escuchar lo que es dañino.
Puedes orar para que él eleve sus antenas espirituales para detectar la frecuencia
de la voz de Dios en su hombre interior.
En toda la Biblia leemos acerca de Dios hablando con hombres y mujeres
justo en medio del ajetreo y bullicio de sus días ocupados. Él habló con Moisés
mientras estaba cuidando ovejas (Éxo. 3), con Gedeón mientras estaba
desgranando trigo (Jue. 6), con los pastores mientras estaban cuidando rebaños
(Luc. 2), con Pedro, Santiago y Juan mientras estaban echando redes (Luc. 5),
y con Leví (Mateo) mientras estaba recaudando impuestos (Luc. 5). Dios
incluso habló con Pedro mientras estaba tomando una siesta (Hech. 11). Y él
también puede hablar con tu marido justo en medio de su atareado día.
Oír la voz de Dios no es solo para los “supercristianos”, si existe alguien así.
Es para el inculto pescador (Mat. 4:21), para el trabajador común (Éxo. 3),
para el maestro conocedor de libros (Juan 3:1-21), para el aburrido funcionario
de gobierno (Juan 18:18-24), para el deshonesto recaudador de impuestos
(Luc. 19:1-9), para el soldado curtido (Luc. 22:50-53), para el agricultor (Jue.
6), para el criminal condenado (Luc. 23:39-43) y para el marido que sale por la
puerta a enfrentar la tarea diaria. Tú puedes orar para que tu marido sea
sensible al suave susurro de Dios en su ruidoso día.
Mientras oras por los oídos de tu marido, estarás orando por lo que oye, de
modo que sintonice lo que es útil y deje de escuchar lo que es dañino.

Su boca: las palabras que habla


Cuando Dios creó el mundo, lo hizo con palabras. Él habló, y lo que no existía
se hizo. “Por la palabra del SEÑOR fueron hechos los cielos; todo el ejército de
ellos fue hecho por el soplo de su boca” (Sal. 33:6). Dios dijo: “Hágase” y se
hizo. Asombrosamente, cuando creó a la humanidad a su imagen, él nos dio el
increíble regalo de las palabras. Creativas. Poderosas. Palabras.
La Biblia nos dice: “La muerte y la vida están en el poder de la lengua”
(Prov. 18:21). Dios dijo a los israelitas: “¡Vivo yo, dice el SEÑOR, si no hago
con ustedes conforme a lo que han hablado a mis oídos!” (Núm. 14:28). Jesús
dijo que digamos al monte que se quite y será hecho (Mar. 11:23). Muchos
grandes milagros en la Biblia sucedieron porque alguien habló. Jesús sanó a los
enfermos, echó fuera demonios, resucitó muertos, calmó la tempestad y secó la
higuera... solo con el poder de sus palabras.
La vida de tu marido es un lienzo, y sus palabras son los pinceles que crean
un retrato de gloria y gracia... o, por lo menos, podrían serlo. Con las palabras
que habla, da forma al mundo que lo rodea, ya sea edi cando a otros o
derribándolos. Nuestras palabras se convierten en espejos en los cuales otros se
ven a sí mismos, y las palabras de tu marido afectan la vida de las personas con
las que tiene contacto durante todo el día. Como el timón de un barco o una
brida en el hocico de un caballo, las palabras de tu esposo determinarán el
curso de su propia vida (Stg. 3:3-6).
Hay buenas y malas noticias cuando hablamos de dominar la lengua.
Santiago nos da las malas noticias: “Pues eras y aves, reptiles y criaturas
marinas de toda clase pueden ser domadas, y han sido domadas, por el ser
humano. Pero ningún hombre puede domar su lengua” (Stg. 3:7, 8). Pero el
ángel Gabriel nos da las buenas noticias: “Ninguna cosa será imposible para
Dios” (Luc. 1:37). ¡Qué alivio!
A medida que oras por la boca de tu marido, estarás orando para que las
palabras que hable tengan un impacto positivo en su vida y en la vida de
quienes están en su esfera de in uencia. Estarás orando para que Dios proteja
su boca y cuide la puerta de sus labios (Sal. 141:3).

Su cuello: las decisiones que hacen girar su cabeza


Quizás hayas visto la película “Mi gran casamiento griego”, una de mis
favoritas. El personaje principal, Toula Portokalos, es una mujer griega, soltera,
de treinta años de edad, que trabaja en el restaurante de su familia llamado
“Zorba, el griego”. Su padre, Gustavo, quiere que ella se case con un simpático
muchacho griego y tenga lindos hijos griegos. Pero Toula quiere más de la vida.
Ella consigue un trabajo en la agencia de viajes de su tía y se encuentra con Ian
Miller, un maestro de inglés de la escuela secundaria. Ian es un joven
simpático, pero no es griego. Cuando el padre de Toula descubre que su hija
está saliendo con alguien que no es griego, exige que se termine esa relación.
Toula e Ian quieren casarse, pero ella sabe que su padre jamás lo aprobaría.
Su madre comprende el dilema de su hija y acuerda en ayudar.
—Mamá, papá es muy terco. ¡Siempre se hace lo que él quiere! —grita Toula
—. ¡Ay, el hombre es la cabeza del hogar!
—Permíteme decirte algo, Toula —le responde su madre—. El hombre es la
cabeza, pero la mujer es el cuello. Y el cuello puede voltear la cabeza como le
da la gana.
Esa escena produce risas todo el tiempo. Todas nosotras sabemos
exactamente lo que la señora Portokalos quiso decir.
Pero en la vida real, los intentos de manipulación de una esposa no son un
asunto para reírse. Aquí tienes otra idea. En vez de que una esposa sea el cuello
que voltea la cabeza de su marido manipulándolo astutamente para que tome
decisiones que satisfagan sus antojos, ¿qué tal si se hace a un lado y deja que
Dios sea quien que voltee su cabeza?
Hemos visto varias características de la cabeza de tu marido: su mente, sus
ojos, sus oídos y su boca. Y ahora llegamos a esta conexión vertical. Como lo
describió tan acertadamente la señora Portokalos, el cuello es lo que voltea la
cabeza.
El mundo de hoy está repleto de decisiones. Pasa con tu carrito por el pasillo
de cualquier tienda de comestibles y hallarás un microcosmos de nuestra
cultura saturada de decisiones. Hay miles de productos en los estantes de los
supermercados, decenas de champús diferentes, decenas de variedades de pasta
de dientes y cientos de productos para la limpieza de la casa2. Un viaje corto a
la tienda de comestibles se convierte en un evento decisorio estresante. Incluso
Starbucks, un sitio donde vamos para descansar del ajetreo y bullicio —o
simplemente a recargar nuestras baterías para enfrentarlos—, ofrece a los
consumidores. ¡hasta ochenta y siete mil combinaciones posibles de bebidas!3.
Además de las decisiones sobre qué hay que comprar y cuándo comprar, la
cabeza del hombre puede quedar dando vueltas por las decisiones de cómo
vivir la vida. Tener hijos ahora o esperar. Quedarse en el mismo trabajo o
buscar uno nuevo. Mudarse a un lugar con mejor ambiente económico o
quedarse jo. Comprar o alquilar. Invertir o ahorrar. Jugar a la pelota con su
hijo o quedarse dos horas más en la o cina. Pasar tiempo íntimo con su esposa
o usar el control remoto. Opciones. Aunque parecen ser un ideal positivo a
simple vista, pueden convertirse en arena movediza. En lugar de liberar, la
presión dominante de las decisiones puede debilitar. De hecho, las
investigaciones “indican que un exceso de decisiones, a menudo, conduce a
estar menos satisfechos una vez que realmente decidimos. Con frecuencia,
queda esa fastidiosa sensación de que pudimos haberlo hecho mejor”4.
Opción. Fue el regalo de Dios a la humanidad en el huerto del Edén. ¿Qué
va a hacer tu hombre con ese regalo? ¿Será Jesús la estrella polar de su brújula
moral? ¿O será afectado por las siempre cambiantes costumbres de una cultura
que toma lo que está mal hoy día y, con el voto de la mayoría, lo convierte en
bueno mañana? ¿Elegirá él honrar a Dios como su prioridad máxima o
preferirá no esforzarse y agradarse a sí mismo?
Conforme oras por el cuello de tu marido, estarás orando por las decisiones
que él tome durante el día, pidiendo a Dios que voltee su cabeza hacia la vida
abundante que Jesús vino a dar y la aleje de la vida egocéntrica que nunca
podrá satisfacerlo.

Sus hombros: sus cargas y preocupaciones


“Siento como si tuviera todo el peso del mundo sobre mis hombros”, gime
Roberto. Y sabemos exactamente lo que él quiere decir. Las cargas se alimentan
del alma del hombre que considera el futuro y se siente responsable por el
resultado. Responsable por la seguridad de su familia. Responsable por las
nanzas de su familia. Responsable por su salud. Responsable por la felicidad
de su esposa. Responsable por el futuro de sus hijos. Responsable por el éxito
de su compañía.
Y toda esa responsabilidad acumulada suele producir preocupación, ansiedad
y emociones enredadas. Montones de cargas acumuladas están tensamente
amarradas sobre los hombros del hombre con las cuerdas de “y si...”. ¿Y si la
economía no se recupera y perdemos nuestros ahorros? ¿Y si no puedo ser un buen
padre? ¿Y si no puedo complacer a mi esposa? ¿Y si fracasa mi negocio? ¿Y si pierdo
mi trabajo? ¿Y si...?
Hay una diferencia entre un sentido saludable de la responsabilidad y el
enfermizo peso de las cargas. No estoy fomentando la despreocupación ni la
negligencia de los perezosos e irresponsables. No estoy sugiriendo la actitud
indiferente de los imprudentes y apáticos. La Biblia dice que trabajemos duro,
que hagamos nuestra parte y evitemos la pereza (Prov. 14:23). Pero también
dice que no nos preocupemos por el resultado. No te afanes por lo que traiga el
futuro (Fil. 4:6). Dios tiene todo bajo control.
El hecho es que habría mucho de qué preocuparse si el resultado de nuestras
vidas dependiera solamente del esfuerzo humano. Pero no es así. Cuando un
esposo entiende que Dios lo invita a echar todas sus cargas sobre sus hombros
(Sal. 55:22), está libre para esforzarse al máximo y dejar el resultado a Dios.
En tiempos pasados, los hombres llevaban cargas pesadas sobre sus hombros.
En algunas partes del mundo, todavía lo hacen. Y aunque tal vez no puedas ver
las cargas que pesan sobre los hombros de tu esposo, allí están. De modo que
ese va a ser nuestro enfoque para el punto de referencia de la oración.
Mientras oras por los hombros de tu marido, estarás elevando sus
preocupaciones y cargas al Único capaz de llevarlas todas.

Su corazón: a quién ama o qué le gusta


“¡Está soplando!”, grité mientras el géiser salía disparado por el aire. Sabía que
era cursi y que miles habían gritado las mismas palabras tontas antes, pero no
lo pude evitar. Un géiser es una fuente de aguas termales que lanza aguas
profundas y muy calientes hacia arriba, de manera intermitente. Y exactamente
en el momento preciso, el gran géiser Old Faithful disparó treinta y dos mil
litros de agua hirviendo cincuenta metros por el aire para deleite del público.
Mi familia y yo habíamos esperado más de una hora en el calor del verano para
ver cómo esa maravilla de la naturaleza realizaba su magia en el parque
nacional de Yellowstone. La actuación duró unos tres minutos y prometió una
repetición cada setenta y seis minutos aproximadamente.
Nos quedamos allí solo para verlo otra vez. Y así fue. El aparentemente
in nito abastecimiento de agua debajo de la super cie de la tierra, combinado
con el calor y la presión, realiza un espectáculo acuático que elmente no
decepciona.
Después de asegurarnos de que habíamos tomado todas las fotos para la
posteridad, nos metimos en el auto para ver la siguiente maravilla natural de
Yellowstone: el caldero de azufre, una serie de lagunitas que apestan a azufre y
que burbujean desde debajo de la super cie de la tierra. Estos putrefactos
charcos tal vez sean una maravilla geotermal, pero no vimos a muchos turistas
deseando contemplar su belleza. El hedor era horroroso. Tomé unas cuantas
fotos y nos fuimos rápidamente, con las ventanas del auto totalmente subidas.
Al marcharnos, re exionaba en las dos maravillas acuáticas del mundo. Una
era fresca, limpia, hermosa, resplandeciente y el. La otra era hedionda,
repugnante, asquerosa, apestosa, estancada. Ambas eran demostraciones
acuáticas, pero con resultados muy distintos... como el corazón humano.
La Biblia se re ere al corazón como la fuente de donde “emana la vida”
(Prov. 4:23). Todo lo que hacemos uye de ahí. El corazón es la fuente oculta
de la vida que dirige el curso de nuestras decisiones diarias y las de toda la vida.
En la Biblia, el corazón es el centro del gozo (Juan 16:22), de los deseos (Mat.
5:28), de los afectos (Luc. 24:32), de las percepciones (Juan 12:40), de los
pensamientos (Mat. 9:4), del entendimiento (Mat. 13:15), del razonamiento
(Mar. 2:6), de la imaginación (Luc. 1:51), de la conciencia (Hech. 2:37), de las
intenciones (Heb. 4:12), de los propósitos (Hech. 11:23), de la voluntad
(Rom. 6:17) y de la fe (Mar. 11:23)5.
El corazón de tu marido es el eje al cual se sujetan todos los rayos de su vida.
Cuando el corazón de un hombre está bien con Dios, todo lo demás va a dar al
lugar que le corresponde. Como dijo mi abuela campesina: “Lo que está en el
pozo saldrá en la cubeta”.
Conforme oras por el corazón de tu marido, estarás orando por lo que él
ama, por las prioridades y la gente que él atesora. Estarás orando por la fuente
de la cual uye toda su vida.

Su espalda: su protección
Era una fría, despejada y hermosa mañana de febrero, cuando Steve y yo
viajamos desde la Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill a la casa
de su familia en Charlotte para anunciar nuestro compromiso. La noche
anterior, Dios había decorado su creación con copos de nieve y cubierto los
árboles con relucientes carámbanos de hielo. Toda la naturaleza se veía como si
estuviese vestida para una boda.
Después del gran anuncio y de una comida caliente, regresamos a la
universidad. El día había calentado y derretido la mayor parte de la nieve, pero
el anochecer trajo temperaturas bajo cero y carreteras resbaladizas. Mientras
nos acercábamos a la ciudad donde estaba la universidad, empezamos a
descender la cima de una colina y pasamos por un área con hielo. Las llantas
tocaron la super cie resbaladiza y el auto patinó descontroladamente.
—¡Steve, estamos a punto de chocar contra ese auto! —grité, mientras un
grupo de faros luminosos brillaban en nuestro parabrisas.
Steve, al ver que no había nada que él pudiese hacer, sacó las manos del
volante y gritó:
—¡Ay, Dios! ¡Sálvanos!
En un segundo, estábamos dirigiéndonos hacia un auto en dirección
contraria. Al siguiente, estábamos en una zanja, sentados fuera del camino, en
dirección opuesta al trá co, con nuestros cuerpos en contra de nuestros
asientos. Esto fue antes de las leyes sobre el uso de cinturones de seguridad, y
nosotros no los teníamos puestos.
—¿Cómo es que no chocamos contra ese auto? —pregunté yo—. ¿Por
dónde se fue?
Tembloroso, Steve respondió:
—Solo hay una respuesta a esas preguntas: Dios.
Dios. Él es nuestro Protector, nuestra Fortaleza en tiempos de tribulación
(Sal. 18:2), nuestro Escudo en tiempos de peligro (Prov. 30:5), y nuestro
Castillo en tiempos de ataque (Sal. 91:1, 2). Y no solo eso, Dios promete que
“a sus ángeles dará órdenes acerca de ti para que te guarden en todos tus
caminos” (Sal. 91:11).
Dios nos protege no solo en el terreno físico que podemos ver sino también
en el terreno espiritual en contra de fuerzas que no podemos ver (2 Cor. 10:3,
4). Hay una batalla espiritual enconada alrededor de tu marido cuando el
diablo trata de matar, robar y destruir (Juan 10:10). Él pone trampas en el
camino del pueblo de Dios con la esperanza de atrapar a los creyentes sin que
se den cuenta.
Como mencioné anteriormente, la carta de Pablo a los efesios nos manda
“vestirnos de toda la armadura de Dios” (Efe. 6:11). Pero su detallada
descripción de la armadura espiritual no señala ningún artículo para la
protección de la espalda. Me gusta pensarlo de esta manera: Dios protege tu
espalda.
A lo largo de toda la Biblia, leemos acerca de la protección de Dios para con
su pueblo. Él partió ríos, calmó mares, cerró bocas de leones, eliminó el calor
del fuego de un horno, confundió a un ejército, quitó el veneno de una
serpiente y, de una sacudida abrió las rejas de una celda y dejó en libertad a los
discípulos. Él protegió a Noé en el arca, a Moisés en una canasta y a Pablo en
un barco. Él hizo caer a Goliat, dejó los muros de Jericó convertidos en un
montón de escombros y doblegó las decisiones del gran faraón egipcio. Levantó
a un niño pastor para que fuese rey, a una mula para que fuese mensajera y a
un bebé nacido en Belén para que fuese el Salvador del mundo. Ah sí, hermana
querida, ¡Dios protege tu espalda! Y también protege la espalda de tu marido.
Conforme oras por la espalda de tu marido, estarás orando por su
protección en el terreno físico y espiritual, con la seguridad de que no
prosperará ninguna herramienta que sea fabricada contra él (Isa. 54:17).

Sus brazos: su fuerza


El corpulento levantador de pesas entra al escenario de la competencia con los
músculos tensos. Se agacha, envuelve la barra de metal con sus dedos y la
levanta. Primero, hasta la cintura. Luego, hasta el pecho. Finalmente pasa por
su retorcido rostro y levanta la pesa hasta arriba. Y la multitud está de acuerdo:
“¡Vaya, él es fuerte!”.
¿Cómo determinas tú cuán fuerte es alguien? Muchos piensan que esto
puede medirse por la cantidad de peso que una persona puede levantar. Otros
piensan que se determina por el tiempo que esa persona puede sobrellevar ese
peso. El diccionario de la Real Academia Española de ne la fuerza como la
“capacidad para soportar un peso o resistir un empuje”. En la Biblia, la fuerza
de Dios está simbolizada por su brazo. El salmista escribió: “¡La diestra del
SEÑOR está levantada en alto!” (Sal. 118:16). “Tuyo es el brazo poderoso”
(Sal. 89:13). Moisés recordó a los israelitas: “Acuérdate de que tú fuiste esclavo
en la tierra de Egipto y que el SEÑOR tu Dios te sacó de allí con mano
poderosa y brazo extendido” (Deut. 5:15). Los israelitas alabaron a Dios,
“quien envió su glorioso brazo para estar a la derecha de Moisés” (Isa. 63:12).
En contraste con nuestro in nitamente poderoso Dios, todos los hombres
tendrán, en algún momento, problemas con los sentimientos de debilidad.
Hasta Pablo, uno de los hombres espiritualmente más fuertes del Nuevo
Testamento, lidió con sentimientos de inferioridad, inseguridad e ineptitud. Él
admitió que tenía “de fuera con ictos, de dentro temores” (2 Cor. 7:5). Pero
Dios le recordó: “Bástate mi gracia, porque mi poder se perfecciona en la
debilidad” (2 Cor. 12:9). Me encanta cómo la Biblia Ampli cada expone los
versículos 9 y 10:
“Pero él me dijo: ‘Mi gracia (mi favor, bondad y misericordia) es
su ciente para ti [su ciente en contra de cualquier peligro y te permite
soportar los problemas varonilmente]; pues mi fuerza y poder se
perfeccionan (se cumplen y completan) y se muestran con más e cacia en
[tu] debilidad’. Por lo tanto, me gloriaré con mucho más gusto en mi
debilidad y padecimientos, ¡para que la fuerza y poder de Cristo (el
Mesías) repose (sí, pueda montar una tienda y morar) sobre mí!”.
Pablo nos dice el secreto de su éxito: “Porque cuando soy débil, entonces soy
fuerte” (2 Cor. 12:10) y “¡Todo lo puedo en Cristo que me fortalece!” (Fil.
4:13). La debilidad humana se convierte en el telón de fondo para que brille la
fortaleza de Dios.
A medida que nos acercamos al siguiente punto de referencia de la oración
—los brazos de tu marido—, tomaremos prestado el simbolismo bíblico y
oraremos por su fuerza. Pero no es el levantamiento de pesas lo que hará que tu
esposo sea espiritual y emocionalmente fuerte. La verdadera fuerza vendrá
cuando él deje que su vida se convierta en un conducto por el cual uya la
fortaleza de Dios.
Conforme oras por los brazos de tu marido, estarás orando para que él no
dependa de su propia fuerza sino de la fortaleza de Dios con el n de que obre
en él y a través de él. Estarás orando por fuerza de carácter, valor y propósito,
para que sea todo para lo cual lo creó Dios.

Sus manos: su obra


Yo seré la primera en admitir que no sé mucho de deportes, pero
probablemente tu esposo sí sepa. Creo que la mayoría de los niños, en algún
momento, sueña con ser un atleta profesional. Encestar el balón triunfador
mientras el público enloquece. Marcar el gol ganador mientras el árbitro toca la
pitada nal. Correr y llegar a la meta antes que el resto de los competidores. Y
el sueño máximo sería que se le pague por hacerlo.
La verdad es que solo un pequeño porcentaje de hombres realmente juega
profesionalmente. No obstante, todo hombre desea ser el mejor en lo que hace.
Sea en la construcción, en la sala de operaciones o en una llamada de ventas, el
hombre anhela que la obra de sus manos sea exitosa, signi cativa y productiva.
Anhela tener un propósito y dejar una huella en el mundo que diga: “Yo estuve
aquí. Marqué la diferencia”.
Desde el principio, Dios le dio a Adán una tarea que hacer y un propósito
que cumplir. “Llenen la tierra; sojúzguenla y tengan dominio sobre los peces
del mar, las aves del cielo y todos los animales que se desplazan sobre la tierra”
(Gén. 1:28). Después de que Adán y Eva desobedecieron a Dios, su trabajo se
volvió difícil. Y aunque hay espinos y cardos en todo trabajo, el hombre aún ha
sido llamado a trabajar.
Algunos quizás no estén de acuerdo, pero creo que el trabajo de un hombre
es una fuente de satisfacción y propósito de una manera muy distinta del de la
mujer. Muchas veces, el esposo mide su hombría según su capacidad de tener
éxito en el trabajo y mantener a su familia. Cuando un hombre es despedido o
dado de baja, comienza a cuestionar su valía y su propósito.
Aún así, el trabajo no fue creado con la intención de convertirse en la mayor
prioridad ni en un medidor de la importancia del hombre. Todas hemos visto a
hombres que trabajan muy poco y hombres que trabajan demasiado. Ambos
extremos, la pereza y la adicción al trabajo, son perjudiciales para la vida que
glori ca a Dios. Acerca del hombre perezoso, la Biblia dice: “El deseo del
perezoso lo mata, porque sus manos rehúsan trabajar” (Prov. 21:25). Acerca del
hombre que trabaja demasiado, la Biblia dice: “No te afanes por hacerte rico; sé
prudente y desiste. ¿Has de hacer volar tus ojos tras las riquezas, siendo estas
nada? Porque ciertamente se harán alas como de águilas y volarán al cielo”
(Prov. 23:4, 5).
El diccionario de la Real Academia Española de ne al haragán como alguien
“negligente, descuidado o ojo en hacer lo que debe o necesita ejecutar”. Pero
el signi cado bíblico mencionado en Proverbios 6:6 es más que esto. Implica
rehusarse a trabajar o evitar el trabajo. En el extremo opuesto de la línea, está la
adicción al trabajo. El adicto al trabajo es alguien que pone al trabajo por
encima de todo y todos en su vida. Un adicto al trabajo tiene ansias de éxito,
poder y ganancia económica a tal grado que eso consume su propia vida.
Ni evitar el trabajo ni una obsesión con el éxito producirán felicidad a largo
plazo. El hombre que halla un equilibrio sano entre ambos extremos es quien
verdaderamente disfruta la vida.
Una de las mejores maneras de lograr ese equilibrio y hallar satisfacción en
cualquier trabajo está envuelta en siete palabritas: “Háganlo todo para la gloria
de Dios” (1 Cor. 10:31). “Todo” incluye martillar un clavo para la gloria de
Dios. Hacer la llamada de ventas para la gloria de Dios. Operar al paciente
para la gloria de Dios. Manejar el camión de los repartos para la gloria de Dios.
Dirigir una corporación multimillonaria para la gloria de Dios. Hacer arreglos
de jardinería para la gloria de Dios.
Conforme oras por las manos de tu marido, estarás orando por su trabajo,
para que él tenga un claro sentido de propósito, un fuerte entendimiento de su
don y un profundo deseo de glori car a Dios. Estarás orando para que tenga
una in uencia positiva y haga un impacto perdurable en su mundo.

Su dedo anular: su matrimonio


Aquí estamos en el punto de referencia que inició todo este asunto de orar: tu
matrimonio. ¡Una de las mejores ideas de Dios! C. S. Lewis pintó una bella
imagen de la unión matrimonial en su libro Mero cristianismo:
“La idea cristiana del matrimonio se basa en las palabras de Cristo que se
re eren a que un esposo y una esposa deben ser considerados como un
solo organismo... así como uno está declarando que un cerrojo y su llave
son un solo mecanismo o que un violín y su arco son un instrumento
musical. El inventor de la máquina humana nos estaba diciendo que las
dos mitades, la masculina y la femenina, fueron creadas para que se
juntaran en parejas, no simplemente a nivel sexual, sino totalmente
unidas”6.
Pero la unidad no es algo que sucede de manera natural. Todos asentimos
con la cabeza cuando el pastor dice “y los dos serán una sola carne”. Luego,
apagamos las velas representando nuestras vidas separadas y encendemos la vela
de la unidad. Pero muchos, poco después, empiezan el proceso de apagarse el
uno al otro. Por eso, Dios deja bien en claro que el matrimonio es la fusión de
dos corazones en uno, dos vidas en una.
El punto de referencia de la oración por tu marido es el dedo anular de tu
esposo. No todos usan un anillo de matrimonio, pero las encuestas muestran
que el ochenta y cinco por ciento de hombres casados y casi el noventa y dos
por ciento de mujeres casadas lo usan7. El anillo de matrimonio tiene un gran
simbolismo, y yo, por lo pronto, estoy muy contenta de que mi marido lleve el
suyo bien puesto.
El círculo del anillo no tiene principio ni n y representa amor eterno. Es un
símbolo de la promesa de la pareja de ser eles el uno al otro “hasta que la
muerte los separe”. Tradicionalmente, el anillo de matrimonio se usa en el
cuarto dedo de la mano izquierda. Esta tradición empezó con los romanos,
quienes creían que había una vena que iba directamente desde este dedo hasta
el corazón8.
Vamos a abordar este punto de referencia de la oración de un modo algo
diferente de los demás. Ya que el matrimonio involucra a ambos cónyuges,
estarás orando por el rol de tu marido en el matrimonio al igual que el tuyo.
He seleccionado unos cuantos versículos para tu esposo, pero la mayoría de
ellos se aplican tanto a ti como a tu marido.
Conforme oras por el dedo anular de tu marido, estarás orando para que tu
matrimonio sea una unión que honre a Dios cuando ambos se convierten en
uno.
Su costado: sus relaciones
¡Yo pensaba que podía llegar a ser una excelente cristiana si no fuera porque
tenía que lidiar con la gente! A veces, son los demás quienes hacen que la vida
sea muy difícil. Pero Dios nos creó para que vivamos en relación, en
comunidad. Hierro a lando hierro. Corazón amando a corazón. Mano
ayudando a otra mano.
Cuando Jesús caminó por la tierra en carne humana, lo hizo en el contexto
de relaciones. Él pudo haber cumplido el plan redentor de Dios por sí mismo.
No necesitaba la ayuda de nadie para realizar milagros, dar mensajes y llevar a
cabo el ministerio de esos treinta y tres años y medio. Y sin embargo, eligió
vivir relacionándose con otros, con gente que con frecuencia hizo que su vida
en la tierra fuese más difícil. Vivió con una familia que a menudo no lo
comprendía (Mar. 3:20, 21, 31-34), con una comunidad que frecuentemente
no lo aceptaba (Mar. 6:1-6) y con hombres que a menudo no le creían (Mat.
16:21-23).
Jesús ministraba a las multitudes, pero también tuvo una estrecha relación
con setenta y dos seguidores, una relación más cercana aún con un grupo de
doce apóstoles y una conexión de corazón a corazón con tres íntimos
discípulos: Pedro, Jacobo y Juan. Sin embargo, era con su Padre celestial con
quien Jesús tenía comunión en un nivel más íntimo en cada momento.
Dios nunca quiso que el hombre caminara en esta tierra aislado. Solo unos
cuantos minutos después del gran debut del hombre en el sexto día de la
creación, Dios dijo: “No es bueno que el hombre esté solo” (Gén. 2:18). Y al
crear a la fabulosa Eva, puso a Adán —y a tu hombre— exactamente en medio
de la comunidad.
Padre, madre, hermanas, hermanos, tías, tíos, hijos, hijas, amigos, jefes,
empleados, compañeros de trabajo, vecinos... y la lista continúa. Tu hombre
está rodeado de relaciones que pueden afectarlo para bien o para mal.
¿Alguna vez has estado con alguien por largo tiempo y, de pronto, tú suenas,
hablas o actúas como él o ella? Cuando regreso de visitar mi tierra natal,
regreso con acento sureño más marcado (sí, eso es posible). Cuando paso
tiempo con mi amiga Gertrudis, regreso a casa hablando un poquito más
“moderno” que antes. Cuando voy a Canadá, regreso a casa terminando cada
oración con un típico “¿eh?”. Somos esponjas, absorbiendo las características de
aquellos con quienes caminamos de cerca. La gente con que tu esposo pasa su
tiempo afecta sus actitudes, carácter, conducta, habla y perspectiva de la vida.
Las relaciones son los agentes de cambio que Dios usa para pulir los bordes
toscos de la carne y reforzar los lugares débiles del alma.
Conforme oras por el costado de tu marido, estarás orando por sus
relaciones, amistades y asociaciones, es decir, por la gente que in uye en sus
acciones, sus actitudes, su carácter y su futuro.

Su sexualidad: su necesidad de intimidad física


Con demasiada frecuencia, escuchamos de otro hombre de Dios que ha
caído en la trampa del pecado sexual. Yo no sé contigo, pero a mí me harta
escuchar historias de hombres que se han alejado de Dios y han tenido
relaciones extramatrimoniales, se han metido en pornografía y han caído en
otras formas de inmoralidad carnal.
Satanás ha hecho una obra magistral al tomar algo que Dios creó para el
bien y pervertirlo de maneras jamás concebidas. La maestra bíblica Beth Moore
escribió:
“Los ataques de Satanás a la sexualidad se han vuelto tan abiertos y
descarados que hemos perdido la sensibilidad y, sin darnos cuenta,
estamos reajustando nuestro eje fundamental para que todo quede en un
estado de relatividad. En otras palabras, en vez de medir nuestras vidas
según la meta de parecernos a Cristo, estamos empezando a medir
subconscientemente nuestras vidas según la depravación del mundo.
Satanás está aumentando la dosis de provocación sexualmente inmoral
con tal constancia que no reconocemos cuánto veneno estamos
tragando”9.
En primer lugar, permíteme decir que el sexo fue una idea de Dios.
Él se tomó muchas molestias para crear todos los detalles que hacen que el
sexo sea placentero y satisfactorio tanto para el hombre como para la mujer. Sin
embargo, cuando esta unión no está bajo la cubierta protectora del matrimonio
entre un hombre y una mujer, la perversión y la vergüenza manchan la deseada
belleza. El sexo fuera de una unión monógama y heterosexual entre esposo y
esposa es un pecado que pudre el alma, plaga de culpa y carcome el corazón
como ninguna otra cosa.
Satanás tiene acceso a nuestros maridos como nunca antes. En el pasado, un
hombre tenía que caminar públicamente a una tienda y realizar una compra
para mirar algo pornográ co. Ahora, todo lo que tiene que hacer es sentarse en
el silencio de su linda casita, hacer clic a unos cuantos botones de su
computadora y aparece mágicamente un botadero de imágenes. Satanás
engatusa a los hombres para que den una miradita y luego los atrapa
capturándolos en una miserable vida de engaño y adicción.
El enemigo ha lanzado una guerra total en contra del precioso obsequio de
la intimidad sexual que Dios nos ha dado. Necesitamos pelear por nuestros
maridos de rodillas. Pero primero, necesitamos considerar el otro lado de la
moneda.
Esta es un área de la vida de nuestros esposos donde nuestras decisiones
ejercen gran in uencia. Antes de que yo escribiera el libro Becoming the Woman
of His Dreams (“Convirtiéndote en la mujer de sus sueños”), entrevisté y
sondeé a cientos de hombres de toda profesión y o cio para descubrir siete
cualidades que un hombre anhela que tenga su esposa. Estoy segura de que no
te sorprenderá que la satisfacción sexual y el respeto estén en el primer lugar de
la lista.
Las mujeres y los hombres abordan el sexo desde perspectivas muy
diferentes. Tú ya lo sabías, ¿verdad? Para una mujer, el deseo sexual es
estimulado cuando un hombre muestra su afecto y atención y adoración. Para
un hombre, el afecto y la atención son estimulados por el sexo con su esposa.
Una mujer quiere sentirse apreciada por su esposo. Un hombre quiere sentirse
deseado por su mujer.
La satisfacción sexual es una necesidad física y emocional para un hombre.
¿Emocional? Sí, emocional. Él no lo describiría así. Tal vez ni siquiera entienda
la correlación. Pero cuando la vida sexual de un esposo es buena, le da la
con anza para sobresalir en otras áreas de su vida. La satisfacción sexual abre
las puertas de las emociones de un hombre, y tú, querida esposa, tienes la llave.
Si oras por tu marido de la cabeza a los pies pero te descuidas en satisfacer
sus necesidades sexuales, estás socavando la protección y el éxito por los cuales
estás orando. Me recuerda lo que describió Santiago: “Si un hermano o una
hermana están desnudos y les falta la comida diaria, y alguno de ustedes les
dice: ‘Vayan en paz, caliéntense y sáciense’ pero no les da lo necesario para el
cuerpo, ¿de qué sirve?” (Stg. 2:15, 16). Esta es un área donde nuestras
oraciones deben unirse con un compromiso activo de “darle lo necesario para
el cuerpo”.
No es que a la mayoría de las esposas no les interese el aspecto sexual del
matrimonio; sucede que las preocupaciones de la vida tienden a quitarles su
prioridad. Seamos sinceras: ¡ser mujer es trabajo duro! Hay tantas otras
demandas que gritan por nuestra atención. Tenemos hijos que criar, una casa
que limpiar, comestibles que almacenar, comidas que cocinar, trabajo que
desempeñar y la lista continúa. Pero, hermana, te animo a mantener a tu
hombre como tu prioridad, inmediatamente después de tu relación con Dios.
No lo relegues a que se mantenga al margen hasta que tus hijos sean mayores,
creyendo que él va a estar esperando pacientemente a que tú le des un lugar en
tu intimidad.
¿Por qué el sexo debe ser prioridad en tu matrimonio? Pablo dice que la
intimidad sexual “une” a los dos participantes. La palabra griega para decir
“unir” es kollao, que signi ca “pegar juntos, formar una unidad”10. El sexo no
es tan solo el pegamento del matrimonio. Es el superpegamento.
Pero tu marido anhela más que el acto físico. Él quiere ser querido por ti. Lo
que no quiere es un arreglo a medias. Si participas en el sexo porque lo ves
como tu deber como esposa, él lo sabrá. Él preferiría trabajar en el techo de su
casa a cuarenta grados centígrados que “hacer el amor” con una esposa que está
respondiendo por deber. Tal vez sienta un alivio físico cuando se toque la
canción, pero no se sentirá pleno ni satisfecho en su corazón.
Si no estás satisfaciendo las necesidades sexuales de tu marido, entonces todo
lo que le digas será percibido con los ojos del rechazo. Quizás creas que la parte
sexual de tu matrimonio mejorará una vez que las otras áreas de su vida estén
en orden, pero te puedo asegurar que él piensa lo opuesto. Para él, las otras
áreas de tu matrimonio mejorarán cuando su vida sexual esté en orden.
Tal vez te sientas tentada a orar para que tu esposo piense menos en el sexo,
pero no vas a encontrar un respaldo para eso en las Escrituras. Dios diseñó el
cerebro del hombre para que se interese profundamente en este aspecto de su
vida. No estoy segura acerca de qué estaba pensando Dios cuando creó al
hombre y a la mujer en forma tan distinta en esta área, pero sí sé que eso hace
interesante la aventura matrimonial.
Conforme oras por la sexualidad de tu marido, estarás orando para que él
tenga la fortaleza de resistir la tentación, encuentre satisfacción en el lecho
matrimonial y experimente una pasión continua y renovada en una relación
sexual que lo haga sentirse como un rey. Y mientras estés orando, únete a Dios
en su obra al satisfacer las necesidades sexuales de tu marido con renovado
entusiasmo, gozo y deleite.

Sus piernas: su soporte de la verdad


Cuando estuve en la escuela primaria, aprendí que Plutón era el noveno
planeta de nuestro sistema solar. En 2006, los cientí cos dijeron: “Uy,
realmente, no es un planeta”. Y lo redujeron al estado de “planeta enano” y lo
sacaron de la lista de nueve planetas que giran alrededor de nuestro sol. Yo vi a
miles de escolares arrancando la esfera color naranja oscuro de las exhibiciones
de sus proyectos de ciencia. Después de todo, era simplemente otra “verdad”
equivocada.
En nuestra cultura moderna, las ideas que supuestamente eran verdad ayer
son declaradas falsas hoy. Lo que está bien hoy día puede estar mal mañana, y
lo que es ilegal hoy puede ser legal mañana. El hombre moderno se hace eco de
las palabras que Pilato le dijo a Jesús: “¿Qué es verdad?” (Juan 18:38).
Vivimos en un mundo en el que se acoge al relativismo, una cultura que
dice que todos los puntos de vista son igualmente válidos y toda verdad es
relativa al individuo. La gente dice cosas como: “Eso tal vez sea verdad para ti,
pero no signi ca que sea verdad para mí”. Por supuesto, es ridículo. Si una
verdad puede cambiar dependiendo de la perspectiva, lugar o momento,
entonces no es verdad en absoluto. Esta mentalidad re eja la de los israelitas
durante el tiempo del libro de los Jueces. “Cada uno hacía lo que le parecía
recto ante sus propios ojos” (Jue. 17:6; 21:25).
Pero tal como Dios nos ha mostrado una y otra vez, la verdad es una
realidad exclusiva, no un mito fugaz. Hay una verdad que trasciende la cultura
y las inclinaciones individuales. Y esa verdad es Jesucristo.
Jesús dijo: “Yo soy el camino, la verdad y la vida” (Juan 14:6). “Y la Palabra
[Jesús] se hizo carne y habitó entre nosotros, y contemplamos su gloria, como
la gloria del unigénito del Padre lleno de gracia y de verdad” (Juan 1:14). Jesús
repetidas veces empezó sus enseñanzas con las palabras: “De cierto, de cierto les
digo” o “En verdad os digo” (Juan 5:19, 24, 25; 6:26, 32, 53). Él es la Verdad y
la fuente de la Verdad.
Entonces ¿qué tiene todo esto que ver con orar por el punto de referencia de
las piernas de tu marido? Todo. Tu esposo necesita permanecer rme en la
Verdad. Todo lo demás es arena movediza. Si él no permanece rme en la
verdad, el mundo se convertirá en un lugar confuso donde la corriente de la
incertidumbre lo arrastrará al mar con una oleada de preguntas y las mareas del
cambio. “Si ustedes no creen, ciertamente no permanecerán rmes” (Isa. 7:9).
Y ese es el mensaje para todas nosotras. Si no permanecemos rmes en la
Verdad, entonces no permaneceremos en absoluto. Seremos arrojadas de un lado
al otro como sucede con una debilucha muñeca de trapo cuando a un aniñado
mundo le da la rabieta de salirse con la suya.
Conforme oras por las piernas de tu marido, estarás orando para que él
permanezca rme en su fe en medio de un mundo carente de solidez. Estarás
orando para que permanezca rme en la inmutable e infalible verdad de Dios.

Sus rodillas: su relación con Dios


Bárbara oró durante veintiocho años para que su marido Tim llegara a conocer
a Jesús como Señor y Salvador. “Eso, sencillamente, no es para mí” decía él
cuando lo invitó a ir a la iglesia con ella. “Anda tú, nomás”.
Bárbara continuó orando.
Un domingo de Pascua, Tim sorprendió a su esposa diciéndole que iría con
ella a la iglesia. “Voy a hacer esto una sola vez”, dijo él. “Tengo puesto este traje
y voy a ir contigo porque es domingo de Pascua. Pero no me pidas que vaya de
nuevo”.
Ella no necesitó hacerlo. Durante el culto, Dios movió el corazón de Tim de
una manera tan poderosa que fue al altar antes de que el pastor terminara de
hacer la invitación. Ahora este carpintero del campo ha dedicado su vida a
construir casas para una organización sin nes de lucro y hablarle a otros acerca
de Jesús, quien lo arrancó de las llamas del in erno y puso sus pies en la senda
de la vida eterna. El hombre ama a Jesús.
Y su esposa todavía ora con plena con anza de que Dios la escucha.
Las rodillas. Ese es el punto de referencia que te hace orar por la relación que
tu marido tiene con Dios. Cuando él dobla las rodillas con humildad, rompe
las cadenas del orgullo y lo hace verdaderamente libre para experimentar la vida
abundante en la tierra y la vida eterna en el cielo que Jesús vino a dar.
Santiago nos recuerda: “Humíllense delante del Señor, y él los exaltará” (Stg.
4:10). La Biblia Ampli cada lo dice de esta manera: “Humíllense [sintiéndose
muy insigni cantes] en la presencia del Señor, y él los exaltará [él los levantará
y hará que sus vidas tengan importancia]”.
Lo contrario de la humildad es el orgullo. El orgullo es una “excesiva
autoestima”. Es un tipo de “autoadoración” que recibe todo el reconocimiento
por los logros, recursos y éxitos de uno. El orgullo fue lo que hizo que Satanás
cayera del cielo (Eze. 28), Saúl perdiera su reinado sobre Israel (1 Sam. 13), y el
rey Uzías fuera maldito con lepra (2 Cró. 26:16-22). El orgullo hace que el
hombre rehúse doblar la rodilla en sometimiento a Dios, detenga su
crecimiento espiritual y obstaculice su pasión por Cristo.
Conforme oras por las rodillas de tu marido, estarás orando para que él
humildemente se arrodille en sometimiento a Dios, en adoración a él y en
comunión con él. También estarás orando contra el orgullo que le impida
hacer esto.

Sus pies: su caminar


Raquel y yo estábamos sentadas en las desgastadas gradas que conducían a una
playa inmaculada. Teníamos “asientos de primera la” conforme el sol
mañanero extendía sus brazos sobre el horizonte. Ella estaba sufriendo. Yo
estaba tratando de mostrarle mi amor para que recuperase su salud. Aire salado.
Océano salado. Amiga salada. Es difícil ganarle a esa combinación cuando tu
alma está enferma.
La vida de Raquel había dado unos giros inesperados. Permíteme expresarlo
de otra manera. No fue que su vida hubiera dado unos giros inesperados sin
que ella no hubiese tenido nada que ver con ello. Raquel se había apartado del
camino de Dios, y ella había dado unos giros inesperados. Se había entregado a
la tentación sexual y, como resultado, había perdido su matrimonio, la
con anza de sus hijos y de muchos de sus amigos. Había perdido su propio ser.
Mientras estábamos sentadas en la última grada con la punta de nuestros
pies en la fresca arena, mirábamos jamente el vidrioso océano y la impoluta
playa. Fue como si Jesús hubiese dicho: “Paz, estén quietos”, y el viento y las
olas obedecieron. La arena, peinada por la brisa nocturna, aún no había sido
alterada por los pies de los veraneantes, los baldes de los niños ni las sillas de
los que se asolean.
Raquel vio huellas de llantas que pasaban cerca de la orilla. Cuatro surcos
super ciales. Hendiduras paralelas. Surcos que nunca desviaban su distancia
entre sí hasta perderse de vista. Si uno viraba bruscamente, los demás viraban
en forma conjunta.
—Ojalá la vida fuera así —susurró ella.
—¿Cómo qué? —pregunté yo.
—Como esas huellas de llantas —respondió ella—. Dios y nosotras. Dios y
yo. Siempre moviéndonos conjuntamente. Al mismo ritmo. Enganchados al
mismo tiempo. Moviéndonos en la misma dirección. Conectados. Con
facilidad. Perfectamente alineados.
Sentadas en silencio, mirando jamente las huellas, ambas sabiendo el
motivo por el cual las huellas de ella se habían desviado de las de Dios. Ella se
había separado del eje y había hecho sus propias huellas. Voluntariamente se
había soltado de la mano de Dios y se había alejado.
A la vida cristiana frecuentemente se la re ere como nuestro caminar
espiritual. “Andamos por fe, no por vista”, dijo Pablo alentando a la iglesia
corintia (2 Cor. 5:7). La Nueva Versión Internacional traduce este mismo
versículo: “Vivimos por fe, no por vista”.
Pablo escribió a los gálatas: “Digo, pues: Anden en el Espíritu, y así jamás
satisfarán los malos deseos de la carne. Ahora que vivimos en el Espíritu,
andemos en el Espíritu” (Gál. 5:16, 25). Una vez más, la Nueva Versión
Internacional traduce estas mismas palabras: “Así que les digo: Vivan por el
Espíritu, y no seguirán los deseos de la naturaleza pecaminosa.. Si el Espíritu
nos da vida, andemos guiados por el Espíritu”. Me encanta la idea de andar
guiada por el Espíritu Santo. Qué maravillosa manera de vivir: andar guiada e
ir al ritmo del Espíritu Santo.
Durante todo su día, tu marido enfrenta decisiones que determinan si va a
andar conjuntamente con Jesús o sincronizado con el mundo. Los pasos se
convierten en un estilo de vida; un estilo de vida se convierte en un legado.
De modo que, conforme llegas a este último punto de referencia de la
oración —los pies de tu esposo—, estarás orando por el lugar donde esos pies
lo lleven en el viaje de la vida, qué caminos escogerá en el trayecto y cómo se
mantendrá al ritmo de Dios.

Ahora que hemos cubierto los puntos de referencia de la oración,


empecemos la emocionante aventura de orar por tu marido de la cabeza a los
pies. “La ferviente oración del justo, obrando e cazmente, puede mucho” (Stg.
5:16). Estoy emocionada de tan solo pensar en las grandes cosas que van a
suceder con tu matrimonio y en tu marido.

1 Biblical Financial Study: Small-Group Student Manual (Manual del

estudiante de célula) Longwood, FL: Crown Ministries, 2003, 39–40.

2 “You Choose,” (Usted escoge) The Economist, diciembre 6, 2010,

www.economist.com/node/17723028.

3 Tammy Worth, “Too Many Choices Can Tax the Brain, Research Shows”
(Demasiadas opciones pueden presionar el cerebro, las investigaciones lo

demuestran) The Los Angeles Times, marzo 16, 2009,

http://articles.latimes.com/2009/mar/16/health/he-choices16.

4 Alina Tugend, “Too Many Choices: A Problem That Can Paralyze”

(Demasiadas opciones: Un problema que puede paralizar) The New York Times,

febrero 27, 2010, www.nytimes.com/2010/02/27/your-

money/27shortcuts.html.

5 Vine, Unger, y White, Vine’s Expository Dictionary, 282.


6 C. S. Lewis, Mere Christianity (Mero cristianismo) Nashville, TN:

Broadman & Holman, 1996, 96.

7 “What Percentage of Men Wear Wedding Rings?” (¿Qué porcentaje de

hombres usan anillos de matrimonio?) ChaCha, septiembre 25, 2011,

www.chacha.com/question/what-percentage-of-married-men-wear-wedding-

rings.

8 “Ring Finger” (Dedo anular) Wikipedia,

http://en.wikipedia.org/wiki/Ring_finger; “Does the Vein in Your Ring Fing er


Lead to Your Heart?” (¿Va hasta su corazón
la vena de su dedo anular?) Respuestas,
http:/wiki.answers.com/Q/Does_the_vein_in_your_ring_ nger_lead_to_your
_heart
9 Beth Moore, Praying God’s Word: Breaking Free from Spiritual Strongholds
(Ore la Palabra de Dios: Sea libre de las fortalezas espirituales) Nashville, TN:

Broadman & Holman, 2009, 273–274.

10 Spiros Zodhiates, ed., The Complete Word Study Dictionary: New


Testament (El diccionario completo de estudio de palabras) Iowa Falls, IA:

World Bible, 1992, #2853, 875.


Treinta días de orar
lo que dicen las Escrituras
a favor de tu marido
de la cabeza a los pies
Día 1

Su mente
Nunca se aparte de tu boca este libro de la Ley; más bien, medita en él de día y de
noche, para que guardes y cumplas todo lo que está escrito en él. Así tendrás éxito y
todo te saldrá bien (Josué 1:8).
Padre celestial, oro para que mi marido medite en tu Palabra de día y de
noche, para que guarde y cumpla todo lo que está escrito en ella. Pido que el
Espíritu Santo traiga a su memoria ciertos versículos o pasajes durante todo el
día. Estimúlalo para que re exione y considere lo que tú le estés diciendo. Que
tu verdad sea el inmutable estándar que le muestre cualquier pensamiento que
no esté alineado con tu Palabra. Oro para que lo prosperes y tenga éxito al
aplicar los principios de la Escritura en su vida.

Sus ojos
Entonces la mujer vio que el árbol era bueno para comer, que era atractivo a la vista y
que era árbol codiciable para alcanzar sabiduría. Tomó, pues, de su fruto y comió. Y
también dio a su marido que estaba con ella, y él comió (Génesis 3:6).
Protege a mi marido de ver algo o a alguien que lo tiente a pecar. Dale el
deseo y la fuerza de voluntad para apartarse y resistir la atracción de los placeres
temporales que tengan efectos perdurables en su vida terrenal.

Sus oídos
Tú has proclamado hoy que el SEÑOR es tu Dios y que andarás en sus caminos, que
guardarás sus leyes, sus mandamientos y sus decretos, y que escucharás su voz
(Deuteronomio 26:17).
Querido Dios, ayuda a mi marido a guardar tus decretos, obedecer tus
mandamientos y escuchar tu voz hablando a su corazón. Cierra sus oídos a las
voces del mundo, de la carne, del diablo y de cualquier cosa que lo descarríe.
A na sus oídos a las voces que estén de acuerdo con tus enseñanzas y tu
Palabra.

Su boca
Sean gratos los dichos de mi boca... delante de ti, oh SEÑOR, Roca mía y Redentor mío
(Salmo 19:14).
Oro para que las palabras que salgan de la boca de mi marido sean
agradables ante ti, oh Señor, su Roca y su Redentor. Que su conversación sea
propia de un hijo de Dios y que represente a Cristo en el mundo.

Su cuello
Da, pues, a tu siervo un corazón que sepa escuchar, para juzgar a tu pueblo, y para
discernir entre lo bueno y lo malo (1 Reyes 3:9).
Señor, así como el rey Salomón oró por discernimiento, pido que tú ayudes
a mi esposo a distinguir entre el bien y el mal. Ayúdalo a escoger lo mejor que
tú ofreces en toda situación.

Sus hombros
¿Acaso existe para el SEÑOR alguna cosa difícil? (Génesis 18:14).
No importa lo que mi marido tenga que pasar en este día, asegúrale que
nada es difícil para ti. Concédele el poder para cortar las ataduras de la
preocupación con el sable de la alabanza y echar sus cargas sobre tus poderosos
hombros.

Su corazón
Sean gratos los dichos de mi boca y la meditación de mi corazón delante de ti, oh
SEÑOR, Roca mía y Redentor mío (Salmo 19:14).
Oro para que las meditaciones del corazón de mi marido sean agradables
ante tu presencia. Haz que la fuente de su corazón sea pura para que lo que
uya de ella sea honroso, de buena reputación y recto.

Su espalda
Ciertamente el SEÑOR tu Dios se pasea en medio de tu campamento, para librarte y
para entregar a tus enemigos delante de ti (Deuteronomio 23:14).
Dios todopoderoso, te pido que te muevas en el campamento de mi esposo:
su hogar, su lugar de trabajo y todo lugar de por medio. Protégelo y líbralo de
cualquiera que trate de hacerle daño.

Sus brazos
El SEÑOR es mi fortaleza y mi canción; él ha sido mi salvación (Éxodo 15:2).
Oh, Señor, sé la fortaleza de mi marido, su canción y segura defensa. Dale el
poder para hacer todo lo que tú lo has llamado a hacer hoy. Sé su fortaleza para
todas las luchas y su cántico de victoria para toda batalla.

Sus manos
Quien vio que el SEÑOR estaba con él y que todo lo que él hacía, el SEÑOR lo hacía
prosperar en su mano. Así halló José gracia ante los ojos de Potifar y le servía (Génesis
39:3,4).
Señor, así como el jefe de José vio que tú estabas con él y que le habías dado
éxito en todo lo que hacía, oro para que los compañeros de trabajo vean que tú
estás con él y que le has dado éxito. Que halle favor en su área de empleo y
reconozca que ese favor es tu bendición sobre su vida y su trabajo.

Su dedo anular
Dijo además el SEÑOR Dios: “No es bueno que el hombre esté solo; le haré una ayuda
idónea” (Génesis 2:18).
Señor, conviérteme en una ayuda para mi marido y no en un estorbo;
conviérteme en una persona que lo complete y no en una competidora; en una
animadora y no en una gran criticona. Oro para que mi marido me vea como
la compañera que Dios ordenó. Me comprometo a ser el tipo de ayuda para la
cual me creaste: una mujer que trata de amar, honrar y respetar a su marido
por el resto de nuestras vidas.

Su costado
Honra a tu padre y a tu madre, como el SEÑOR tu Dios te ha mandado, para que tus
días se prolonguen y te vaya bien en la tierra que el SEÑOR tu Dios te da
(Deuteronomio 5:16).
Te presento la relación de mi marido con sus padres. Ayúdalo a honrar y
respetar a su padre y a su madre para que tenga una prolongada vida plena.
Dale gracia para perdonarlos por los tiempos en que lo defraudaron y un
corazón agradecido para apreciarlos por los momentos en que lo animaron.
Que los respete y valore la inversión que hicieron en su vida.

Su sexualidad
Entonces el SEÑOR Dios formó al hombre del polvo de la tierra. Sopló en su nariz
aliento de vida, y el hombre llegó a ser un ser viviente (Génesis 2:7).
Padre celestial, gracias por la forma meticulosa en que creaste y amoldaste el
cuerpo de mi marido para la intimidad física. Bendice nuestra vida sexual para
que se sienta satisfecho, contento y seguro de sí mismo. Ayúdame a ser la
esposa que necesita para satisfacer sus deseos sexuales.

Sus piernas
Y Moisés respondió al pueblo: “¡No teman! Estén rmes y verán la liberación que el
SEÑOR hará a favor de ustedes. A los egipcios que ahora ven, nunca más los volverán
a ver. El SEÑOR combatirá por ustedes, y ustedes se quedarán en silencio” (Éxodo
14:13,14).
Fortalece el valor y la con anza que tiene mi marido en ti para que no tema
cuando las pruebas y di cultades estremezcan su mundo. Así como los
israelitas permanecieron rmes para ser testigos de tu liberación y rescate, dale
el poder para estar rme en su fe y así testi car de tu obra en su vida. Ayúdalo
a no preocuparse ni inquietarse, sino a permanecer tranquilo en la con anza de
tu protección y provisión.

Sus rodillas
¡Vengan, adoremos y postrémonos! Arrodillémonos delante del SEÑOR, nuestro
Hacedor. Porque él es nuestro Dios; nosotros somos el pueblo de su prado y las ovejas
de su mano! (Salmo 95:6, 7).
Señor Dios, dale a mi marido un espíritu humilde, que voluntariamente se
incline y se arrodille en adoración ante ti. Ayúdalo a recordar que tú eres su
Hacedor y que él es una oveja de tu prado, un cordero bajo su cuidado.

Sus pies
Caminó, pues, Enoc con Dios... Noé caminaba con Dios (Génesis 5:24; 6:9).
Padre celestial, guarda a mi esposo en el camino recto hoy. Que sea conocido
como un hombre que camina contigo. Dirígelo. Guíalo. Muéstrale tu camino.
Padre, no dejes que se te adelante ni se te atrase; en cambio, anímalo y permite
que camine rmemente de manera conjunta contigo. En el nombre de Jesús,
amén.
Día 2

Su mente
Examíname, oh SEÑOR, y pruébame. Puri ca mi conciencia y mi corazón; porque tu
misericordia está delante de mis ojos, y camino en tu verdad (Salmo 26:2, 3).
Dios omnisciente, examina la mente de mi esposo para revelar cualquier
pensamiento que sea contrario a tu verdad. Por favor, arranca cualquier
pensamiento que sea contraproducente a la vida piadosa. Ilumina su conciencia
para que reconozca el amor infalible que tú tienes por él. Ayúdalo a reconocer
cualquier mentira del enemigo que lo haga dudar de tu amor y reemplaza esas
mentiras con la verdad.

Sus ojos
Y no nos metas en tentación (Lucas 11:4).
Fortalece la determinación de mi marido para resistir la tentación de mirar a
cualquier persona o imagen que lo tiente a pecar en su corazón. Dale la
determinación de desviar su mirada rápidamente y fuerza de voluntad para
mirar a otro lado.

Sus oídos
Habla, que tu siervo escucha (1 Samuel 3:10).
Señor, aumenta la sensibilidad de mi esposo hacia tu suave voz cuando
hablas a su hombre interior. Que escuche intencional, cuidadosa y atentamente
todo lo que le tengas que decir.

Su boca
Sin embargo, aborrecieron la tierra deseable y no creyeron en su palabra. Más bien,
murmuraron en sus tiendas y no escucharon la voz del SEÑOR (Salmo 106:24, 25).
No importa lo que traiga el día, evita que mi marido refunfuñe o se queje.
Ayúdalo a ver las muchas maneras en que tú lo has bendecido y estimúlalo a
dar gracias en todas las cosas. Oro para que sus palabras no obstruyan la
manifestación de tus promesas en su vida, sino que abras las puertas del cielo y
derrames tus bendiciones sobre él.

Su cuello
Ahora pues, no endurezcan su cerviz como sus padres. Sométanse al SEÑOR (2
Crónicas 30:8).
Señor, libra a mi marido de cualquier tendencia a ser testarudo o terco, a
hacer las cosas a su manera. Mueve en él la determinación de basar sus
decisiones en tu voluntad, tu dirección y tu Palabra.

Sus hombros
El SEÑOR es quien va delante de ti. Él estará contigo; no te dejará ni te desamparará.
¡No temas ni te atemorices! (Deuteronomio 31:8).
Señor, por favor, recuérdale a mi esposo que tú vas delante de él y que
siempre estás con él; que nunca lo abandonarás ni desampararás. Fortalece su fe
para que no tema lo que depare el futuro ni se desanime cuando las
circunstancias no resulten de la manera en que él había esperado. Ayúdalo a
con ar en tu soberano plan.

Su corazón
Deléitate en el SEÑOR y él te concederá los anhelos de tu corazón (Salmo 37:4).
Señor, llena a mi marido con gozo y produce en él un deseo de deleitarse en
tu presencia. Infunde su corazón con tus deseos para que se conviertan en sus
deseos.

Su espalda
Y David añadió: “¡El SEÑOR, quien me ha librado de las garras del león y de las garras
del oso, él me librará de la mano de ese listeo!” (1 Samuel 17:37).
Señor todopoderoso, así como protegiste a David de las garras del león, de
las garras del oso y de las amenazas de Goliat, oro para que protejas a mi
marido de aquellos que se levanten para hacerle daño. Haz que sea un hombre
de valor, que sabe que tú lo protegerás en cualquier batalla a la que lo hayas
llamado. Ayúdalo a no temer a aquellos que parezcan ser más grandes, más
fuertes o más poderosos que él, sino que tenga plena con anza en tu total
protección y poder, completamente su ciente para salvar.

Sus brazos
Entonces Dios comisionó a Josué hijo de Nun, diciendo: “¡Esfuérzate y sé valiente!
Porque tú introducirás a los hijos de Israel en la tierra que les juré; y yo estaré
contigo” (Deuteronomio 31:23).
Concede poder a mi esposo para que sea fuerte y valiente mientras hace la
obra a la que tú lo has llamado. Produce en él un deseo de aferrarse a las
poderosas promesas de tu Palabra.

Sus manos
Entonces Moisés dijo a los hijos de Israel: “Miren, el SEÑOR ha llamado por nombre a
Bezaleel hijo de Uri, hijo de Hur, de la tribu de Judá, y lo ha llenado del Espíritu de
Dios, con sabiduría, entendimiento, conocimiento y toda habilidad de artesano, para
hacer diseños artísticos y para trabajar en oro, plata y bronce, en el tallado de piedras
para engastar, en el tallado de madera y para realizar toda clase de labor artística”
(Éxodo 35:30-33).
Así como diste poder y equipaste a Bezaleel para hacer una obra que iba más
allá de su entrenamiento y experiencia, te pido que llenes a mi esposo con tu
Espíritu y le des las destrezas y habilidades para realizar sus tareas en su lugar de
trabajo. Bendícelo con un ingenio y una pericia que vayan más allá de su
entrenamiento, experiencia y educación, y que así traiga gloria a tu nombre.

Su dedo anular
Entonces dijo el hombre: “Ahora, esta es hueso de mis huesos y carne de mi carne.
Esta será llamada ‘mujer’, porque fue tomada del hombre”. Por tanto, el hombre
dejará a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne (Génesis
2:23,24).
Ayúdanos a mi esposo y a mí a poner nuestro matrimonio por encima de
todas las demás relaciones terrenales. Danos el valor y el compromiso de darle
prioridad frente a otras relaciones, para mantener nuestra unidad familiar por
encima de la relación con las familias de nuestros padres, aun si eso molesta a
ellos o a otros. Conforme tratamos de honrar a nuestros padres en ambos lados
de la familia, muéstranos cómo proteger nuestro matrimonio de cualquier
in uencia de los miembros del clan familiar que ponga en riesgo nuestra
unidad. Ayúdanos a poner claros límites que protejan, sustenten y fortalezcan
nuestro matrimonio.

Su costado
¡He aquí, cuán bueno y cuán agradable es que los hermanos habiten juntos en
armonía!mEs como el buen aceite sobre la cabeza, el cual desciende sobre la barba,
la barba de Aarón, y baja hasta el borde de sus vestiduras (Salmo 133:1, 2).
Oro para que mi esposo disfrute vivir en unidad con sus amigos, familia y
compañeros de trabajo. Protégelo de relaciones equivocadas o de situaciones
difíciles que obstruyan el ujo de tus bendiciones como el aceite que desciende
desde la cabeza hasta los dedos de sus pies.

Su sexualidad
José era de bella presencia y de hermoso semblante. Y sucedió después de estas
cosas, que la mujer de su señor puso sus ojos en José y le dijo: “Acuéstate conmigo”. Él
rehusó.... “¿Cómo, pues, haría yo esta gran maldad y pecaría contra Dios?” (Génesis
39:6-9).
Llena a mi marido con el valor y la convicción de ser como el joven José,
que resistió la tentación sexual y corrió en la dirección opuesta. Recuérdale que
tal ofensa no es solamente un pecado contra mí sino, aún más importante, en
contra de ti. Protégelo de toda clase de seducción y líbralo de las perversas
tentaciones de este mundo.

Sus piernas
Y los sacerdotes que llevaban el arca del pacto del SEÑOR estuvieron en seco, rmes
en medio del Jordán, mientras todo Israel pasaba en seco, y hasta que todo el pueblo
terminó de cruzar el Jordán (Josué 3:17).
Dale a mi marido la fe para permanecer rme en el centro de tu voluntad,
esperando completamente que tú realices milagros, maravillas y obras
poderosas a su favor.

Sus rodillas
Ahora, si he hallado gracia ante tus ojos, muéstrame, por favor, tu camino para que te
conozca y halle gracia ante tus ojos (Éxodo 33:13).
Bendito Padre, convierte a mi marido en un hombre que se humille ante ti,
aprenda de ti y halle favor contigo. Produce en su corazón un deseo de
conocerte no solo en lo intelectual sino también en lo relacional. Que sea un
discípulo devoto y un el seguidor tuyo, arrodillándose en humilde adoración
y sometimiento a ti.

Sus pies
Anden en todo el camino que el SEÑOR su Dios les ha mandado, para que vivan y les
vaya bien, y para que prolonguen sus días en la tierra que van a tomar en posesión
(Deuteronomio 5:33).
Padre, que tu Espíritu guíe a mi marido para que camine de la manera en
que tú se lo has mandado con el n de que viva, prospere y prolongue sus días.
Rodéalo de tal manera que no vire ni a la derecha ni a la izquierda, sino que
mantenga sus pies en la senda que tú has marcado para él. En el nombre de
Jesús, amén.
Día 3

Su mente
Cuando en mi cama me acuerdo de ti, medito en ti en las vigilias de la noche (Salmo
63:6).
Dios todopoderoso, oro para que mi marido piense en ti durante todo el día
y hasta la noche. Haz que sus últimos pensamientos antes de dormir sean
acerca de ti, y que esos pensamientos penetren hasta sus sueños.

Sus ojos
Cuando el SEÑOR vio que él se acercaba para mirar, lo llamó desde en medio de la
zarza diciéndole: “¡Moisés, Moisés!”. Y él respondió: “Heme aquí” (Éxodo 3:4).
Haz que mi esposo esté alerta a tu presencia y atento a las manifestaciones
de tu gloria. Produce en él el deseo de dejar lo que esté haciendo para
reconocer tu obra en su vida. Abre sus ojos para que te vea en momentos
ordinarios y extraordinarios de repentina gloria, dándote a conocer de manera
personal.

Sus oídos
El SEÑOR advertía a Israel y a Judá por medio de todos los profetas y de todos los
videntes, diciendo: “Vuélvanse de sus malos caminos y guarden mis mandamientos y
mis estatutos, conforme a toda la ley que mandé a sus padres y que les envié por
medio de mis siervos los profetas”. Pero ellos no obedecieron, sino que endurecieron
su cerviz, como la cerviz de sus padres, los cuales no creyeron en el SEÑOR su Dios (2
Reyes 17:13,14).
Señor, protege a mi marido para que no sea como los tercos y rebeldes
israelitas que no con aban en ti ni te escuchaban. En cambio, enséñale a ser
pronto para escuchar y obedecer tus mandamientos. Produce en él el deseo de
apartar su oído de cualquier in uencia negativa y de dirigirse a todas las
in uencias piadosas. Ayúdalo a no escuchar cualquier música, medio o persona
que socave su con anza en ti.

Su boca
Entonces nuestra boca se llenó de risa; y nuestra lengua, de cantos de alegría.
Entonces decían entre las naciones: “Grandes cosas ha hecho el SEÑOR con estos”
(Salmo 126:2).
Padre amoroso, llena la boca de mi marido de risa y su lengua de canciones
de júbilo. Que las palabras de su boca hagan que otros digan: “Grandes cosas
ha hecho el SEÑOR con él”. Oro para que su hablar rebose de gratitud de
modo que otros quieran conocer la Fuente de su arraigado gozo.

Su cuello
Los amonestaste para hacerlos volver a tu ley, pero ellos actuaron con soberbia y no
escucharon tus mandamientos. Pecaron contra tus decretos, los cuales, el hombre que
los cumpla por ellos vivirá. Dieron las espaldas en rebeldía, endurecieron su cerviz y
no escucharon (Nehemías 9:29).
Señor, remueve cualquier arrogancia, terquedad u orgullo del corazón de mi
marido que lo haga tomar decisiones basadas en sus propios deseos
egocéntricos. Que sus decisiones se basen en tus deseos. Haz que sea humilde,
sumiso y deseoso de hacer tu voluntad y de seguir tus caminos. Que la
Escritura sea la norma exacta contra la cual mida todas las decisiones y la
balanza en la cual pese todas ellas.

Sus hombros
En ti con arán los que conocen tu nombre pues tú, oh SEÑOR, no abandonaste a los
que te buscaron (Salmo 9:10).
Gracias, Señor, porque tú nunca abandonas a aquellos que te buscan.
Levanta de los hombros de mi esposo cualquier carga producida por la
preocupación o la ansiedad. Enséñale a descansar, a apoyarse y a poner
con adamente su fe en ti.

Su corazón
Crea en mí, oh Dios, un corazón puro y renueva un espíritu rme dentro de mí (Salmo
51:10).
Amoroso Señor, haz que el corazón de mi marido sea puro. Lávalo por
dentro y por fuera por medio del poder de tu Espíritu Santo. Renueva un
espíritu rme y seguro dentro de él. Sopla en él una fresca unción de tu
Espíritu Santo en su vida hoy.

Su espalda
Él le respondió: “No tengas miedo, porque más son los que están con nosotros que los
que están con ellos” (2 Reyes 6:16).
Señor, así como el profeta Eliseo tenía plena con anza en que los ángeles
guerreros que lo rodeaban eran más que el enemigo que trataba de hacerle
daño, oro para que mi marido tenga plena con anza en que tu poder lo rodea
y es más que cualquier persona o cosa que pudiera tratar de hacerle daño.
Aunque tal vez él no vea tus poderosas huestes, reafírmalo para que sepa que
está bajo tu cuidado protector.

Sus brazos
“¡Esfuércense y sean valientes! No tengan temor ni se aterroricen de ellos, porque el
SEÑOR su Dios va con ustedes. Él no los abandonará ni los desamparará”
(Deuteronomio 31:6).
Gracias por la promesa de que nunca dejarás ni abandonarás a mi esposo.
Fortalécelo cuando esté débil, solidi ca su valentía cuando tenga miedo y
reafírmalo cuando dude. Haz que recuerde que tú, Señor Dios, andas con él
para protegerlo y librarlo de los problemas.

Sus manos
No harán injusticia en el juicio, ni en la medida de longitud, ni en la de peso, ni en la
de capacidad. Tendrán balanzas justas, pesas justas y medidas justas (Levítico 19:35,
36).
Guía a mi marido para que sea completamente honesto y se aferre a las altas
normas en su trabajo hoy. Que resista cualquier tentación de cobrar de más o
producir de menos, y en cambio trate a todo individuo con absoluta
integridad.
Su dedo anular
Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; pruébame y conoce mis pensamientos. Ve
si hay en mí camino de perversidad y guíame por el camino eterno (Salmo 139:23, 24).
Padre celestial, ¡es tan fácil dejar que la amargura, el resentimiento y el enojo
se metan en el matrimonio! Por favor, examina mi corazón y el de mi esposo.
Muéstranos cualquier cosa en nuestras vidas que sea potencialmente destructiva
o perjudicial para nuestro matrimonio. Ayúdanos a desarraigar cualquier
patrón o conducta dañina que hayamos desarrollado con el tiempo y guíanos
en el camino de un matrimonio que te honre y esté centrado en ti.

Su costado
El justo sirve de guía a su prójimo, pero la conducta de los impíos los hace errar
(Proverbios 12:26).
Padre celestial, da a mi marido un espíritu discernidor y un corazón
intuitivo para que escoja a sus amigos cuidadosamente. Ayúdalo a formar
relaciones que fomenten un carácter piadoso y evitar aquellas que lo puedan
hacer errar.

Su sexualidad
Estaban ambos desnudos, el hombre y su mujer, y no se avergonzaban (Génesis 2:25).
Oro para que mi marido no se sienta avergonzado de sus deseos sexuales
sino que los vea como un regalo tuyo para disfrutarlo entre nosotros. Remueve
cualquier sentimiento de vergüenza por un pecado sexual del pasado y renueva
una perspectiva saludable de tu precioso plan para el matrimonio. Que él vea
su sexualidad como otra razón más para alabarte por tu genialidad creativa y
cuidado divino.

Sus piernas
Escojan hoy a quién sirvan.... Pero yo y mi casa serviremos al SEÑOR (Josué 24:15).
No importa lo que todos los demás alrededor de mi esposo estén haciendo o
diciendo, dale a mi marido una determinación recta de adoptar una postura
rme de fe para sí mismo y nuestra familia. Que se levante y diga por medio de

Ñ
sus acciones y sus palabras: “Pero yo y mi casa serviremos al SEÑOR”.

Sus rodillas
Cuando viene la soberbia, viene también la deshonra; pero con los humildes está la
sabiduría (Proverbios 11:2).
Remueve cualquier orgullo de mi marido que le haga pensar falsamente que
él puede hacer que la vida funcione por sus propios esfuerzos. Ayúdalo a doblar
su rodilla en humildad para que puedas poner sobre su cabeza una corona de
sabiduría. Bendice su espíritu contrito con sabiduría piadosa, carácter virtuoso
y gran éxito.

Sus pies
Guardarás los mandamientos del SEÑOR tu Dios, andando en sus caminos y teniendo
temor de él (Deuteronomio 8:6).
Oh Señor altísimo, produce en mi marido el deseo de guardar tus
mandamientos, de caminar en tus sendas y de venerar tu santidad. Protégelo de
salirse de tu camino. Pon una baranda de protección a su izquierda y a su
derecha para que permanezca en el camino que le has trazado. En el nombre de
Jesús, amén.
Día 4

Su mente
Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera, porque en ti
ha con ado (Isaías 26:3).
Querido Señor, mantén la mente de mi esposo rme, enfocada y establecida
en ti para que él pueda experimentar la paz perfecta. Líbralo de cualquier
pensamiento que lo tenga enredado con preocupaciones, ansiedades o atado a
inquietudes agobiantes. Conforme él pone su con anza en ti, desata las
amarras de la preocupación y quita las ataduras de las cargas de la inquietud.

Sus ojos
No pondré delante de mis ojos cosa indigna (Salmo 101:3).
Aparta los ojos de mi esposo de cualquier cosa vil o vulgar. No dejes que sus
ojos sean cautivados por la curiosidad, sino dale la convicción y la
determinación de desviar rápidamente su mirada de todo lo que lo pueda hacer
pecar en su corazón. Ayúdalo a resistir el impulso de ver pornografía o
cualquier imagen que estimule pensamientos lujuriosos. Fortalece su
determinación de apretar la tecla de borrado, de cambiar de canal de televisión
y de alejarse de imágenes o personas tentadoras.

Sus oídos
Porque Dios habla de una manera y de otra, pero nadie lo nota. Habla por sueños, en
visión nocturna, cuando el sopor cae sobre los hombres, cuando uno se adormece
sobre la cama. Entonces abre el oído de los hombres y sella la instrucción para ellos,
para apartar al hombre de lo que hace, para destruir la arrogancia del varón (Job
33:14-17).
Dios gentil, a na los oídos espirituales de mi esposo a la frecuencia de tu
voz. Oro para que no te encierre en una caja, sino que esté abierto a las diversas
maneras en que tú hablas con él. Ya sea que esté durmiendo en la noche,
manejando su automóvil, viajando en el autobús, esperando a un cliente,
haciendo una entrega, martillando un clavo, sentado en su escritorio o
esperando en la la de la caja de alguna tienda, oro para que sea
espiritualmente sensible a tu voluntad, a tu suave voz hablando a su hombre
interior.

Su boca
Pon, oh SEÑOR, guardia a mi boca; guarda la puerta de mis labios (Salmo 141:3).
Pon guardia a la boca de mi marido, oh Señor, y guarda la puerta de sus
labios. No dejes que ninguna palabra necia o impía se meta en su conversación.

Su cuello
¿Qué hombre es el que teme al SEÑOR? Él le enseñará el camino que ha de escoger
(Salmo 25:12).
Señor altísimo, haz que mi marido sea un hombre que te honre, respete y
reverencie en todo momento. Deja que te tema solo a ti y trate de agradarte
por encima de todo lo demás. Oro para que lo guíes en todas sus decisiones y
que siga tus instrucciones al pie de la letra.

Sus hombros
Pero yo confío en tu misericordia; mi corazón se alegra en tu salvación. Cantaré al
SEÑOR porque me ha colmado de bien (Salmo 13:5, 6).
Recuérdale a mi marido tu misericordia para con él y el increíble regalo de la
salvación que le has dado. Que se regocije cuando recuerde las muchas
bendiciones que has derramado en su vida. Líbralo de los grilletes de la
preocupación con la llave de la gratitud. Fortalece su fe cuando recuerde todas
las formas en que tú has sido bueno con él.

Su corazón
Mi corazón está rme, oh Dios; está rme mi corazón. Cantaré y entonaré salmos
(Salmo 57:7).
Oro para que el corazón de mi marido esté rme y seguro en lo que él es en
Cristo y lo que tiene en él. Remueve cualquier sentimiento de inferioridad,
inseguridad o ineptitud que amenace con retenerlo, y reemplázalo con una
con anza en ti que lo impulse a seguir adelante. Pon un canto de alabanza y
victoria en su corazón hoy.

Su espalda
Él [Nabucodonosor] respondió: “He aquí, yo veo a cuatro hombres sueltos que se
pasean en medio del fuego, y no sufren ningún daño. Y el aspecto del cuarto es
semejante a un hijo de los dioses” (Daniel 3:25).
Dios gentil, así como protegiste a Sadrac, Mesac y Abed-nego en el horno
abrasador de Nabucodonosor, protege a mi marido de todo daño. No importa
cuán abrasadoras sean las circunstancias que mi esposo tenga que pasar hoy,
líbralo para que salga sin ningún rasguño, ni siquiera un rasgo de humo. Que
la presencia protectora de Jesús sea evidente a él y a aquellos que observan su
vida.

Sus brazos
¿No te he mandado que te esfuerces y seas valiente? No temas ni desmayes, porque el
SEÑOR tu Dios estará contigo dondequiera que vayas (Josué 1:9).
Concede poder a mi marido con el Espíritu Santo para que sea fuerte y
valiente mientras se conduce durante todo su día. Protégelo del desánimo y del
temor, recordándole que tú estás con él dondequiera que vaya. Muéstrale tu
poder y tu poderío a medida que peleas por él, que lo de endes y libras de todo
daño.

Sus manos
¡Bendice, oh SEÑOR, lo que ellos hagan! ¡Recibe con agrado la obra de sus manos!
(Deuteronomio 33:11).
Querido Señor, bendice las destrezas de mi marido y complácete con la obra
de sus manos. Recompensa sus esfuerzos y tráele éxito. Gracias por darle dones
y talentos. Que use esas habilidades para glori carte.
Su dedo anular
Mejor dos que uno solo, pues tienen mejor recompensa por su trabajo. Porque si caen,
el uno levantará a su compañero. Pero, ¡ay del que cae cuando no hay otro que lo
levante! (Eclesiastés 4:9, 10).
Señor, gracias porque mi marido y yo nos apoyamos mutuamente. Une
nuestros corazones para que nos podamos ayudar cuando caigamos y para que
celebremos juntos cuando tengamos éxito. Remueve cualquier sensación de
competencia o disputa, y muéstranos cómo vivir en unidad tal como tú lo has
querido. Ayúdanos a ser un cordel triple bien entrelazado contigo.

Su costado
La persona generosa será prosperada y el que sacia a otros también será saciado
(Proverbios 11:25).
Dios gentil, incita a mi marido a ser un hombre generoso. Muévelo para que
use sus recursos, tiempo, palabras y acciones para bendición de amigos, familia
y compañeros de trabajo. Conforme él derrame su corazón sobre la vida de
otros, renuévalo con el agua viva de Jesucristo.

Su sexualidad
El pecado está a la puerta y te seducirá; pero tú debes enseñorearte de él (Génesis
4:7).
Señor, parece que el pecado sexual está a la puerta del corazón de todo
hombre, ansioso por controlarlo. Cuando mi marido escuche el llamado de la
tentación, dale la sabiduría, fuerza de voluntad y la inmutable determinación
de no abrir la puerta; dale fuerza para ni siquiera mirar por el ojo de la
cerradura. Líbralo de la tentación y dale poder para dominarse.

Sus piernas
Dios es el que me ciñe de vigor, y hace perfecto mi camino. Hace que mis pies sean
ágiles como los del venado, y me mantiene rme sobre mis alturas (2 Samuel 22:33,
34).
Dios todopoderoso, fortalece la defensa de mi marido a favor de la verdad y
guarda con seguridad su camino. Ayúdalo a permanecer rme en su fe, aun
cuando otros a su alrededor estén al borde del precipicio de la incertidumbre.
Apóyalo para que pueda permanecer recto en la máxima expresión de carácter
moral mientras transita por el terreno movedizo de este tambaleante mundo.

Sus rodillas
Ciertamente él se burlará de los que se burlan, pero a los humildes concederá gracia
(Proverbios 3:34).
Oro para que mi marido someta humildemente toda su vida a tu soberano
gobierno y justo reino. Remueve cualquier sensación de orgullo que le impida
arrodillarse con humildad y hazle recordar las muchas maneras en que has
colmado su vida de gracia inmerecida.

Sus pies
Ahora pues, Israel, ¿qué pide el SEÑOR tu Dios de ti? Solo que temas al SEÑOR tu Dios,
que andes en todos sus caminos, que ames y sirvas al SEÑOR tu Dios con todo tu
corazón y con toda tu alma, y que guardes los mandamientos del SEÑOR y sus
estatutos que yo te prescribo hoy, para tu bien (Deuteronomio 10:12,13).
Santo Señor, que mi marido te tema con santa reverencia y camine en tus
justas sendas. Que él te ame, te sirva y guarde tus mandamientos con todo su
corazón y con toda su alma. Ayúdalo a ver la obediencia no como una
obligación, sino como una vocación, sabiendo que tus mandamientos son para
su propio bien. En el nombre de Jesús, amén.
Día 5

Su mente
Esto haré volver a mi corazón, por lo cual tendré esperanza. Por la bondad del SEÑOR
es que no somos consumidos, porque nunca decaen sus misericordias. Nuevas son
cada mañana; grande es tu delidad (Lamentaciones 3:21-23).
Querido Señor, recuérdale a mi marido tu gran amor por él hoy. Ayúdalo a
recordar que tu compasión nunca falla y que tus misericordias son nuevas cada
mañana. Despierta en él los recuerdos de cómo lo has rescatado del peligro,
salvado del juicio eterno y protegido del daño en el pasado. Grande es tu
delidad, oh Dios.

Sus ojos
Habiendo sido ciego, ahora veo (Juan 9:25).
Amoroso Padre, abre los ojos de mi marido para que vea tu obra a su
alrededor. Protégelo de toda ceguera espiritual que le impida ver tu gloria en lo
que tú has creado y en todo lo que haces. Ayúdalo a recordar que una vez
estuvo ciego pero que ahora puede ver gracias a ti.

Sus oídos
Si prestas oído a la sabiduría e inclinas tu corazón al entendimiento (Proverbios 2:2).
Señor, a na el oído de mi marido para que sintonice la sabiduría y el
entendimiento. Incítalo a apartarse de la gente necia y de conversaciones
insensatas, y se dirija hacia la gente y las palabras sabias.

Su boca
El que guarda su boca guarda su vida, pero al que mucho abre sus labios le vendrá
ruina (Proverbios 13:3).
Guarda los labios de mi marido. Haz que sea consciente de lo que dice.
Ayúdalo a evaluar sus palabras sabiamente antes de que se escapen por la
puerta de su boca y ayúdalo a abstenerse de palabras imprudentes de las que
posteriormente tenga que lamentarse.

Su cuello
Dame entendimiento, y guardaré tu ley; la observaré con todo el corazón (Salmo
119:34).
Dios de toda sabiduría, cuando mi marido hoy tenga que tomar una
decisión, oro para que sopese sus opciones en la balanza de tu Palabra. Dale
entendimiento para que sepa cuál es el camino correcto a seguir y la mejor
decisión que tomar.

Sus hombros
El SEÑOR es mi pastor; nada me faltará (Salmo 23:1).
Señor, gracias por ser el gran Pastor que guía, protege y cuida a mi marido.
Recuérdale que debido a que tú eres su Pastor, él tiene todo lo que necesita.

Su corazón
Si en mi corazón yo hubiera consentido la iniquidad el Señor no me habría escuchado.
¡Pero de veras Dios me ha escuchado! Él atendió a la voz de mi oración (Salmo
66:18,19).
Oro para que mi esposo no atesore ni se aferre a ningún pecado en su
corazón. Convéncelo para que con ese su pecado rápidamente y se arrepienta
de su pecado completamente.

Su espalda
¿Acaso no le has protegido a él, a su familia y a todo lo que tiene? (Job 1:10).
Señor todopoderoso, pon un halo de protección alrededor de mi marido, de
nuestro hogar y de todo lo que tenemos. Rodea a mi marido por todos lados
con tu presencia protectora. Preserva su salida y su entrada. Mantenlo bajo tu
vigilancia y delicado cuidado.

Sus brazos
Busquen al SEÑOR y su poder; busquen continuamente su rostro (1 Crónicas 16:11).
Incita a mi marido para que te busque a ti y confíe en tu poder en vez de
depender del suyo. Oro para que no dependa de su propia fuerza de voluntad
sino de tu gran poder para seguir tus caminos y apartarse de la tentación.

Sus manos
Él te abrirá su buen tesoro, los cielos, para dar lluvia a tu tierra en su tiempo y para
bendecir toda la obra de tus manos. Tú darás prestado a muchas naciones, pero tú no
pedirás prestado. “Si obedeces los mandamientos del SEÑOR tu Dios que yo te mando
hoy para que los guardes y cumplas, el SEÑOR te pondrá como cabeza y no como
cola. Estarás encima, nunca debajo” (Deuteronomio 28:12,13).
Padre celestial, pon determinación en mi marido para que esté atento a tus
mandamientos y los ponga en práctica, de modo que siempre se sienta valioso
y no confuso ni temeroso. Por favor, Señor, abre el almacén de tu abundancia y
haz llover bendiciones sobre la obra de sus manos.

Su dedo anular
No se aparten de ti la misericordia y la verdad; átalas a tu cuello. Escríbelas en las
tablas de tu corazón (Proverbios 3:3).
Señor, oro para que el amor de mi marido hacia mí y su delidad hacia
nuestro matrimonio nunca dejen su corazón. Que ate nuestros votos alrededor
de su cuello y los escriba en las tablas de su corazón. No importa los con ictos
que podamos tener, oro para que su amor por mí y mi amor por él jamás
disminuyan.

Su costado
El que anda con los sabios se hará sabio, pero el que se junta con los necios sufrirá
daño (Proverbios 13:20).
Ayuda a mi marido a cultivar relaciones con gente que sea sabia y elimina
relaciones con aquellos que sean necios. Muéstrale cómo discernir rápidamente
la diferencia.

Su sexualidad
Porque tú formaste mis entrañas; me entretejiste en el vientre de mi madre. Te doy
gracias, porque has hecho maravillas. Maravillosas son tus obras, y mi alma lo sabe
muy bien (Salmo 139:13,14).
Gracias por crear las entrañas de mi marido, por entretejerlo en el vientre de
su madre. Te alabo porque has hecho maravillas. Maravillosas son tus obras, y
mi alma lo sabe muy bien. Te alabo por la meticulosa manera en que creaste los
aspectos sexuales de su cuerpo. Oro para que lo bendigas con vitalidad y buena
salud.

Sus piernas
Elías se acercó a todo el pueblo y dijo: “¿Hasta cuándo vacilarán entre dos opiniones?
Si el SEÑOR es Dios, ¡síganlo! Y si Baal, ¡síganlo!” (1 Reyes 18:21).
Fortalece la fe de mi marido para que no tambalee en lo que cree, sino que
permanezca rme en su fe y te siga.

Sus rodillas
Porque los ojos del SEÑOR recorren toda la tierra para fortalecer a los que tienen un
corazón íntegro para con él (2 Crónicas 16:9):
Señor, mientras tus ojos recorren la tierra para fortalecer a los que tienen un
corazón íntegro para contigo, oro para que se detengan en mi marido.
Muéstrale lo que signi ca ser íntegro para contigo y dale poder para que eso se
haga realidad en su vida. A medida que él ejerce su fe con regularidad, por
favor, aumenta su fortaleza espiritual.

Sus pies
Él guarda los pies de sus eles, pero los impíos perecen en las tinieblas (1 Samuel 2:9).
Bendito Padre, guarda los pies de mi marido mientras recorre el camino de
la vida. Guía cada uno de sus pasos. Protégelo para que no sea atraído por la
oscuridad y mantenlo en el bien iluminado camino de tu perfecta voluntad. En
el nombre de Jesús, amén.
Día 6

Su mente
Jesús le dijo: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con
toda tu mente” (Mateo 22:37).
Querido Señor, estimula a mi marido para que te ame con toda su mente.
Evita que caiga en la trampa de la religión rutinaria y muéstrale cómo tener
una relación íntima contigo. Que su mente esté centrada en ti. Que cada uno
de sus pensamientos sea ltrado por medio del discernidor de tu amor por él.

Sus ojos
He hecho un pacto con mis ojos; ¿cómo, pues, hubiera podido jar la mirada en una
virgen? (Job 31:1).
Señor, me impacta el hecho de que Job fue descrito como “un hombre
íntegro y recto, temeroso de Dios y apartado del mal” (Job 1:8) y, sin embargo,
sintió la tentación de jar la mirada con ojos lujuriosos en mujeres. Ayuda a mi
marido a ver el peligro de mirar en la dirección equivocada. Dale el deseo de
hacer un pacto con sus ojos de no mirar con lujuria a ninguna mujer ni
imagen. Dale el poder de mirar en la dirección opuesta cuando surja esa
tentación.

Sus oídos
Su íntima comunión [la del Señor] es con los rectos (Proverbios 3:32).
Haz que mi marido sea un hombre con quien puedas compartir tus secretos
y con quien puedas tener íntima comunión. Oro para que se apoye en ti y te
escuche cuidadosamente, como lo haría con un amigo cercano y de con anza.
Su boca
Cuando calla, hasta el insensato es tenido por sabio; y el que cierra sus labios, por
inteligente (Proverbios 17:28).
Ayuda a mi marido a refrenar su lengua cuando hacerlo sea malo pero
conveniente. Dale sabiduría y discernimiento para guardar silencio en
cualquier situación en la que sus palabras no sean bene ciosas, útiles o
edi cantes para aquellos que estén escuchando.

Su cuello
Enséñame buen sentido y sabiduría porque tus mandamientos he creído (Salmo
119:66).
Dios de toda sabiduría, enseña a mi marido buen sentido y sabiduría para
que tome decisiones que te honren y glori quen.

Sus hombros
¡Cuán grande es la bondad que has guardado para los que te temen, que has obrado
para los que en ti se refugian contra los hijos del hombre! (Salmo 31:19).
Remueve cualquier preocupación o ansiedad de los hombros de mi esposo y
recuérdale que tú has guardado buenas cosas para él. En vez de que sienta que
tiene que cargar con todo el peso de la incertidumbre, ayuda a mi marido a
con ar en tu abundante provisión para los que temen tu nombre.

Su corazón
Mi cuerpo y mi corazón desfallecen; pero la roca de mi corazón y mi porción es Dios,
para siempre (Salmo 73:26).
Aunque el corazón físico de mi marido se desgaste, sus huesos se quiebren y
su piel se arrugue, oro para que mantengas fuerte su corazón espiritual y
asegures su alma. Que él recuerde que tú eres la roca de su corazón y su
porción para siempre; tú eres todo lo que él necesita.

Su espalda
Pero tú, oh SEÑOR, eres escudo alrededor de mí; eres mi gloria y el que levanta mi
cabeza (Salmo 3:3).
Dios todopoderoso, sé un escudo alrededor de mi marido, cúbrelo de la
cabeza a los pies, de adelante hasta atrás. Líbralo del mal. Protégelo del daño.
Levanta su cabeza en la con ada seguridad de que tú eres su roca, torre fuerte y
segura defensa.

Sus brazos
Además, David dijo a su hijo Salomón: “Esfuérzate, sé valiente y actúa. No temas ni
desmayes, porque el SEÑOR Dios, mi Dios, estará contigo. No te abandonará ni te
desamparará, hasta que acabes toda la obra para el servicio de la casa del SEÑOR (1
Crónicas 28:20).
Conforme mi marido enfrenta las tareas de su día, ayúdalo a ser fuerte y
valiente para hacer la obra a la que tú lo has llamado. Oro para que no tema ni
desmaye, sabiendo que tú estás con él para sostenerlo cuando se canse y
fortalecerlo cuando se debilite.

Sus manos
Nunca se aparte de tu boca este libro de la Ley; más bien, medita en él de día y de
noche, para que guardes y cumplas todo lo que está escrito en él. Así tendrás éxito y
todo te saldrá bien (Josué 1:8).
Oro para que mi marido no deje que tu Palabra se aparte de su boca
mientras realiza su trabajo hoy. Incítalo a meditar en tu Palabra de día y de
noche para que guarde y cumpla todo lo que está escrito en ella. Abre sus ojos
para que vea la correlación entre vivir piadosamente y los esfuerzos exitosos.
Bendice la obra de sus manos para que tenga éxito y todo le salga bien.

Su dedo anular
Bebe el agua de tu propia cisterna y de los raudales de tu propio pozo (Proverbios
5:15).
Oro para que mi marido esté satisfecho con el agua de su propia cisterna,
que sea sexualmente grati cado y satisfecho solamente por mí. Remueve toda
tentación de beber de cualquier otro pozo que no sea el suyo. Hazme sensible a
sus necesidades y deseos sexuales, y ayúdame a satisfacerlo para que no salga de
casa sediento y vulnerable a las tentadoras tácticas del enemigo.
Su costado
Si tu enemigo tiene hambre dale de comer pan; y si tiene sed dale de beber agua; pues
así carbones encendidos tú amontonas sobre su cabeza, y el SEÑOR te recompensará
(Proverbios 25:21,22).
Si alguien es poco amable o cruel con mi marido hoy, dale la disciplina y la
determinación de no tomar represalias con enojo o malicia sino a responder
con bondad y gracia. Dale fortaleza interior y la fuerza de voluntad para
responder a los que se le opongan con la fresca bebida de una palabra amable.

Su sexualidad
Los labios de la mujer extraña gotean miel y su paladar es más suave que el aceite;
pero su n es amargo como el ajenjo, agudo como una espada de dos los. Sus pies
descienden a la muerte; sus pasos se precipitan al Seol (Proverbios 5:3-5).
Protege a mi marido de las mujeres seductoras. Dale el poder de apartarse de
cualquier mujer que trate de engatusarlo, tentarlo o atraparlo. Que él
reconozca a tal mujer como amargo ajenjo, como una espada de dos los y una
carnada destructora que arruinará su vida. Te pido que pongas tu halo de
protección alrededor de él para que tal mujer no pueda siquiera darle un
golpecito en el hombro.

Sus piernas
En esta ocasión, ustedes no tendrán que luchar. Deténganse, estense quietos y vean la
victoria que el SEÑOR logrará para ustedes. ¡Oh Judá y Jerusalén, no teman ni
desmayen! ¡Salgan mañana a su encuentro, y el SEÑOR estará con ustedes! (2
Crónicas 20:17).
Dios todopoderoso, rea rma a mi marido que él no necesita pelear sus
batallas por su propia cuenta. Muéstrale dónde y cómo asumir su posición
como hijo de Dios. Enséñale a permanecer rme en el conocimiento de quién
es él en Cristo. Ayúdalo a no temer ni desmayar sino a estar rme y seguro.
Dale poder para salir y enfrentar el día permaneciendo rme, sabiendo que tú
estás con él.

Sus rodillas
Cuando Daniel supo que el documento estaba rmado, entró en su casa, y con las
ventanas de su cámara abiertas hacia Jerusalén se hincaba de rodillas tres veces al
día. Y oraba y daba gracias a su Dios, como lo solía hacer antes (Daniel 6:10).
Llena a mi marido con el poder del Espíritu Santo para que no deje que
nada ni nadie le impida adorarte. Que sea como Daniel, que se rehusó a
esconder su fe aunque fuese condenado a muerte. No importa qué presiones le
hayan puesto, permite que mi marido se incline solamente y siempre ante ti,
oh Señor.

Sus pies
Él hará mis pies como de venados y me hace andar sobre las alturas (Habacuc 3:19).
Señor, haz que los pies de mi marido sean como de venados y permite que se
pare con pie rme en las rocosas alturas. Mantenlo con seguridad y con anza
en el sendero montañoso de la di cultad y en el terreno áspero de las pruebas.
En el nombre de Jesús, amén.
Día 7

Su mente
Él [Satanás] era homicida desde el principio y no se basaba en la verdad porque no
hay verdad en él. Cuando habla mentira, de lo suyo propio habla porque es mentiroso
y padre de mentira (Juan 8:44).
Querido Señor, protege la mente de mi marido contra la in uencia del
maligno. Debido a que toda batalla espiritual se gana o pierde en el umbral de
la mente, oro para que mi marido no conteste la puerta cuando toque el
enemigo. Ayúdalo a reconocer rápidamente las mentiras del enemigo, a
rechazarlas completamente y a reemplazarlas con tu verdad.

Sus ojos
De oídas había oído de ti pero ahora mis ojos te ven (Job 42:5).
Abre los ojos de mi marido para que te reconozca activamente obrando en
su vida. Ayúdalo a ver manifestaciones de tu gloria y tu presencia durante todo
el día.

Sus oídos
Bienaventurado el hombre que me escucha velando ante mis entradas cada día,
guardando los postes de mis puertas. Porque el que me halla, halla la vida y obtiene
el favor del SEÑOR (Proverbios 8:34,35).
Señor, enseña a mi marido a escuchar cuidadosamente las palabras sabias.
Oro para que se levante cada mañana con ansiosa expectación de crecer en
sabiduría y verdad. Ayúdalo a estar atento a tu voz, alerta a tus instrucciones y
sensible a tus suaves susurros. Revélale las bendiciones y el favor que llegan al
hombre que dirige sus oídos hacia ti.
Su boca
La suave respuesta quita la ira, pero la palabra áspera aumenta el furor (Proverbios
15:1).
No importa lo que alguien diga o haga para irritar a mi marido hoy, dale la
misericordia y la gracia que necesite para dar una suave respuesta. Evita que
responda a palabras ásperas con palabras ásperas, a palabras de enojo con
palabras de enojo, a palabras rencorosas con palabras rencorosas. Que sus
palabras no aviven el fuego del enojo sino que extingan las llamas del con icto.

Su cuello
Enséñame a hacer tu voluntad porque tú eres mi Dios; tu buen Espíritu me guíe a
tierra de rectitud (Salmo 143:10).
Enseña a mi marido a hacer tu voluntad. Muéstrale la mejor elección para
toda decisión que vaya a tomar el día de hoy. Llénalo con el conocimiento de
tu voluntad de modo que pueda evaluar sus opciones sabiamente y escoger
con adamente lo que es mejor para ti. Que tu Espíritu Santo lo guíe a la tierra
de rectitud de las decisiones correctas.

Sus hombros
Yo busqué al SEÑOR, y él me oyó y de todos mis temores me libró (Salmo 34:4).
Cuando mi marido empiece a sentir el peso del mundo sobre sus hombros,
oro para que te busque, te llame y dependa de ti. Líbralo de todos sus temores
y enséñale a con ar en ti.

Su corazón
Enséñame, oh SEÑOR, tu camino, y yo caminaré en tu verdad. Concentra mi corazón
para que tema tu nombre (Salmo 86:11).
Enseña a mi marido tu camino, para que camine en tu verdad. Dale un
corazón totalmente concentrado en ti, para que tema tu nombre. Evita que sea
poco rme en lo que respecta a su fe y que, en cambio, sea decididamente
seguro y totalmente tuyo.
Su espalda
Se alegrarán todos los que confían en ti; para siempre gritarán de júbilo, pues tú los
proteges. Los que aman tu nombre se regocijarán en ti (Salmo 5:11).
Gracias, Señor, porque mi marido puede refugiarse en la torre fuerte de tu
amor. Esparce tu cubierta protectora sobre él así como una gallina protege a sus
polluelos bajo la sombra de sus alas. Protégelo del daño tanto en el terreno
físico como el espiritual.

Sus brazos
En tu mano están la fuerza y el poder, y en tu mano está la facultad de engrandecer y
de fortalecer a todos (1 Crónicas 29:12).
Señor, por favor dale hoy a mi marido fortaleza física, emocional y espiritual.
Hazlo un conducto por el cual uya tu gran poder.

Sus manos
David tenía éxito en todos sus asuntos, pues el SEÑOR estaba con él (1 Samuel 18:14).
Oro para que mi marido tenga gran éxito en todo lo que haga hoy. Ayúdalo
a saber que sus logros son a causa de tu bendición y presencia en su vida.

Su dedo anular
Sea bendito tu manantial y alégrate con la mujer de tu juventud, como una preciosa
cierva o una graciosa gacela. Sus pechos te satisfagan en todo tiempo y en su amor
recréate siempre (Proverbios 5:18,19).
Oro para que el manantial de mi marido sea bendito con vitalidad y salud.
Que nuestras relaciones sexuales refresquen, renueven y vuelvan a vigorizar
todo su ser. Ayúdame a recordar la importancia de ser como una amorosa
cierva: delicada y atractiva. Que él sea cautivado por mi amor y esté
sexualmente satisfecho por nuestra intimidad física.

Su costado
En todo tiempo ama el amigo (Proverbios 17:17).
Enseña a mi marido lo que signi ca ser un amigo que ama en todo tiempo,
especialmente cuando es difícil amar a un amigo. Y Señor, por favor, bendícelo
con un amigo que haga lo mismo por él.

Su sexualidad
Huyan de la inmoralidad sexual. Cualquier otro pecado que el hombre cometa está
fuera del cuerpo, pero el inmoral sexual peca contra su propio cuerpo. ¿O no saben
que su cuerpo es templo del Espíritu Santo, que mora en ustedes, el cual tienen de
Dios, y que no son de ustedes? Pues han sido comprados por precio. Por tanto,
glori quen a Dios en su cuerpo (1 Corintios 6:18-20).
Señor, ayuda a mi marido a huir de la inmoralidad sexual con la rapidez de
un corredor de las Olimpíadas. Recuérdale que su cuerpo es templo del
Espíritu Santo, y dale poder para mantenerlo santo, sano y sexualmente puro.
Oro para que él recuerde que no se pertenece a sí mismo sino que ha sido
comprado por la preciosa sangre de Jesucristo con nes santos.

Sus piernas
Al SEÑOR he puesto siempre delante de mí; porque está a mi mano derecha no seré
movido (Salmo 16:8).
Oro para que mi marido te mantenga en el centro de su vida.
Ayúdalo a permanecer rme en la verdad y a no ser movido por los
cambiantes valores de nuestra cultura. No dejes que su fe aquee ni se encoja
de miedo; en cambio, permite que él enfrente cada situación con total
con anza de que tú estás a su diestra para sostenerlo y apoyarlo.

Sus rodillas
¡Vengan, adoremos y postrémonos! Arrodillémonos delante del SEÑOR, nuestro
Hacedor. Porque él es nuestro Dios; nosotros somos el pueblo de su prado y las ovejas
de su mano (Salmo 95:6, 7).
Estimula a mi marido para que se arrodille en humilde sometimiento y
adoración inspirada por reverencia a ti. Que haga pausas a menudo para
alabarte por lo que tú eres y agradecerte por lo que haces.

Sus pies
Me mostrarás la senda de la vida. En tu presencia hay plenitud de gozo, delicias en tu
diestra para siempre (Salmo 16:11).
Oro para que tú le muestres a mi marido el mapa de la vida abundante y
victoriosa en Cristo. Llénalo de gozo y paz mientras camina en constante
comunión e ininterrumpida unión contigo. Permítele experimentar las delicias
eternas gozando de tu presencia conforme se aferra a tu diestra. En el nombre
de Jesús, amén.
Día 8

Su mente
El ladrón [Satanás] no viene sino para robar, matar y destruir. Yo [Jesús] he venido
para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia (Juan 10:10).
Padre celestial, protege la mente de mi marido contra las mentiras del
enemigo, quien trata de robar, matar y destruir. Pon un muro de protección
alrededor de todo lo que piensa mi marido para que no deje entrar
pensamientos que conduzcan al desánimo, al descontento o a la destrucción.
Dirige pensamientos que conduzcan a la vida abundante que Jesús vino a dar, a
la vida en abundancia.

Sus ojos
Los preceptos del SEÑOR son rectos; alegran el corazón. El mandamiento del SEÑOR
es puro; alumbra los ojos (Salmo 19:8).
Que tu Espíritu Santo alumbre los ojos de mi marido para que sea capaz de
ver claramente la diferencia entre el bien y el mal, lo santo y lo pecaminoso, la
verdad y la mentira. Dale un gozo radiante mientras guarda tus preceptos y
mandamientos como principios orientadores de su vida.

Sus oídos
Escuchen la corrección [de mi sabiduría] y sean sabios; no la menosprecien.
Bienaventurado el hombre que me escucha velando ante mis entradas cada día,
guardando los postes de mis puertas. Porque el que me halla, halla la vida y obtiene
el favor del SEÑOR (Proverbios 8:33-35).
Abre los oídos de mi marido para recibir corrección sabia y para que pueda
ser sabio. Ayúdalo a poner atención a los consejos piadosos y a no ignorarlos.
Que halle favor contigo mientras recorre el camino pavimentado con las sabias
palabras de otros.

Su boca
La lengua apacible es árbol de vida, pero la perversidad en ella es quebrantamiento
de espíritu (Proverbios 15:4).
Muestra a mi marido formas en que pueda usar sus palabras para traer
sanidad y gozo a la vida de los demás. Protégelo de decir cualquier cosa que
aplaste el espíritu de alguna persona, desaliente los sueños de alguien o derribe
el carácter de un individuo.

Su cuello
El temor del SEÑOR es el principio del conocimiento; los insensatos desprecian la
sabiduría y la disciplina (Proverbios 1:7).
Que mi marido tome decisiones basado en su temor reverente y respeto
humilde a tu soberanía y santidad. Produce un deseo en él de buscar tu
sabiduría para cada decisión y tu dirección para cada elección. Oro para que no
dependa del conocimiento mundano con sus limitaciones humanas sino de tu
in nita sabiduría, que no conoce límites.

Sus hombros
Los leones tienen necesidades y sufren hambre, pero los que buscan al SEÑOR no
tendrán falta de ningún bien (Salmo 34:10).
Gracias por prometer a los que te buscan que no tendrán falta de ningún
bien. Oro para que mi marido no lleve la carga innecesaria de tratar de
satisfacer todas sus necesidades y las de nuestra familia por sí mismo sino que
confíe en tu prometida provisión y cuidado.

Su corazón
En mi corazón he guardado tus dichos para no pecar contra ti (Salmo 119:11).
Pon un hambre en el corazón de mi marido para meditar en tu Palabra.
Guarda tu Palabra en su corazón; que penetre hasta lo más profundo de su ser,
para que no peque contra ti.
Su espalda
Muestra tus maravillosos actos de misericordia, tú que, a los que confían, libras con tu
diestra de los que se levantan contra ti. Guárdame como a la niña de tu ojo;
escóndeme bajo la sombra de tus alas (Salmo 17:7, 8).
Dios todopoderoso, muestra a mi marido tus maravillosos actos de
misericordia y líbralo con el poder de tu diestra. Protégelo de sus adversarios,
de éndelo en contra de sus enemigos y tráelo a tu seguro lugar de refugio.
Señor, guárdalo como a la niña de tus ojos; y escóndelo bajo la sombra de tus
alas.

Sus brazos
Pero ustedes, esfuércense; no desfallezcan sus manos, porque su obra tiene
recompensa (2 Crónicas 15:7).
Fortalece a mi marido para que no desfallezcan sus manos, no se canse ni se
desanime. Pido que lo equipes, lo vigorices y lo animes con el poder del
Espíritu Santo. Por favor, recompénsalo con un derramamiento de bendiciones
mientras completa la obra a la que tú lo has llamado.

Sus manos
Se propuso [Uzías] buscar a Dios en los días de Zacarías, entendido en las visiones de
Dios; y en el tiempo en que buscó al SEÑOR, Dios lo prosperó (2 Crónicas 26:5).
Oro para que mi marido te busque con todo su corazón, no solo para
obtener éxito económico sino también para servirte y honrarte. Por favor,
ayúdalo a ver su trabajo como una manera de glori carte y representarte en el
mundo. Señor, bendice las obras de sus manos el día de hoy.

Su dedo anular
Confía en ella el corazón de su marido, y no carecerá de ganancias. La recompensará
con bien y no con mal todos los días de su vida (Proverbios 31:11,12).
Señor, oro para que mi marido tenga plena con anza en mí. Muéstrame
cómo satisfacer sus necesidades y recompensarlo de modo que él no carezca de
ganancias. Ayúdame para que mi actitud hacia él no dependa de sus acciones
como esposo sino de mi compromiso a amarlo como me lo has encomendado.
Su costado
El hierro con hierro se a la y el hombre a na el semblante de su amigo (Proverbios
27:17).
Por favor, bendice a mi marido con un amigo que lo a le, lo desafíe, lo
inspire y le haga rendir cuentas. Dale sabiduría y gracia para que haga lo
mismo con sus propios amigos.

Su sexualidad
El cuerpo no es para la inmoralidad sexual sino para el Señor, y el Señor para el
cuerpo (1 Corintios 6:13).
Gracias por el regalo de la intimidad sexual en el matrimonio. Protege a mi
marido del abuso de este regalo, y ayúdalo a mantener elevados principios
morales y prácticas honrosas.

Sus piernas
Estos confían en carros, y aquellos en caballos; pero nosotros con amos en el nombre
del SEÑOR nuestro Dios. Ellos se doblegan y caen, pero nosotros nos levantamos y
estamos rmes (Salmo 20:7, 8).
Señor Dios, oro para que mi marido no ponga su con anza en la gente, ni
en el poder, ni en las posesiones, sino solo en ti. Cuando los que lo rodeen se
dobleguen bajo la presión del mundo para ajustarse a principios impíos y
prácticas impuras, fortalece a mi marido para que se levante y esté rme en tu
verdad.

Sus rodillas
Si se humilla mi pueblo sobre el cual es invocado mi nombre, si oran y buscan mi
rostro y se vuelven de sus malos caminos, entonces yo oiré desde los cielos, perdonaré
sus pecados y sanaré su tierra (2 Crónicas 7:14).
Mueve a mi marido para que se humille ante ti hoy, que ore y busque tu
rostro. Incítalo a volverse de cualquier camino pecaminoso en su vida, sabiendo
que tú lo perdonarás completamente y restaurarás plenamente.

Sus pies
Mis pasos se han mantenido en tus caminos para que mis pies no resbalen (Salmo
17:5).
Mantén los pies de mi marido moviéndose rmes en tus caminos, para que
no se desvíe de tu plan. Guía sus pasos para que no resbale y caiga en el pecado
seductor sino que camine rmemente con justa convicción. En el nombre de
Jesús, amén.
Día 9

Su mente
Porque los que viven conforme a la carne piensan en las cosas de la carne; pero los
que viven conforme al Espíritu, en las cosas del Espíritu (Romanos 8:5).
Querido Señor, ayuda a mi marido a pensar en lo que desea el Espíritu hoy:
amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre y dominio
propio. Cuando los deseos de la carne traten de meterse en la mente de mi
marido, dale discernimiento para reconocerlos rápidamente y rechazar los
pensamientos completamente.

Sus ojos
¡Oh, si yo no creyese que he de ver la bondad del SEÑOR en la tierra de los vivientes!
(Salmo 27:13).
Abre los ojos de mi marido para que reconozca tu bondad durante todo su
día. Te pido que los ajetreos del día no le impidan escuchar tus mensajes;
ayúdalo a hacer caso a tus señales para que “se haga a un lado”, del mismo
modo en que Moisés se hizo a un lado para poder ver la zarza ardiente en su
propio terreno (Éxodo 3:4). Permite que él te vea en los momentos de
repentina gloria, en los que inesperadamente das a conocer tu presencia.

Sus oídos
En la opinión del insensato su camino es derecho, pero el que obedece el consejo es
sabio (Proverbios 12:15).
Abre los oídos de mi marido para que escuche consejo e instrucción sabia.
Haz que su hombre interior sea sensible a las señales del Espíritu Santo.

Su boca
El corazón del justo piensa para responder, pero la boca de los impíos expresa
maldades (Proverbios 15:28).
Ayuda a mi marido a pensar en sus respuestas antes de hablar y a no decir lo
primero que le venga a la mente. Que sus palabras resuenen con justicia y que
no lleven el menor rasgo de mal, enojo, amargura, orgullo o desprecio.

Su cuello
Porque el SEÑOR da la sabiduría, y de su boca provienen el conocimiento y el
entendimiento (Proverbios 2:6).
Padre, dale a mi marido la sabiduría, el conocimiento y el entendimiento
que necesite para tomar decisiones piadosas. Impide que el mundo, la carne o
el diablo giren su cabeza en la dirección equivocada. Ayúdalo a tomar
decisiones que te honren.

Sus hombros
¿Por qué te abates, oh alma mía, y te turbas dentro de mí? Espera a Dios, porque aún
le he de alabar. ¡Él es la salvación de mi ser, y mi Dios! (Salmo 42:5, 6).
Cuando mi marido empiece a sentir el peso de las cargas diarias, oro para
que se detenga y se pregunte: ¿Por qué estoy desanimado? ¿Por qué está mi
corazón tan triste? Recuérdale que tú eres quien soporta las cargas ¡y que él
puede esperar en ti! Cuando se sienta enredado, Señor, por favor a oja las
cuerdas de la preocupación con los dedos de la alabanza.

Su corazón
He inclinado mi corazón para poner por obra tus leyes de continuo y hasta el n
(Salmo 119:112).
Oro para que mi marido ponga por obra tus leyes hasta que dé su último
suspiro. Por favor, no dejes que nada aparte su corazón de seguirte y amarte.

Su espalda
El SEÑOR es mi roca, mi fortaleza y mi libertador. Mi Dios es mi peña; en él me
refugiaré. Él es mi escudo, el poder de mi liberación y mi baluarte (Salmo 18:2).
Gracias, Señor, por ser la roca, la fortaleza y el libertador de mi marido, en
quien él puede refugiarse. Sé su escudo en contra de todo daño. Protégelo del
mal. Así como el cuerno de un animal es símbolo de fortaleza y un medio de
protección, oro para que tú seas el poder de la liberación de mi esposo, su
fortaleza, su protección y su baluarte. Gracias, Señor, por proteger a mi esposo
hoy día.

Sus brazos
Luego les dijo: No se entristezcan porque el gozo del SEÑOR es su fortaleza
(Nehemías 8:10).
Oro para que el gozo de tu presencia, oh Señor, sea la fortaleza de mi marido
hoy. En vez de dejar que él se enfoque en sus debilidades, recuérdale el poder
que está disponible por medio del Espíritu Santo, quien vive en él y obra a
través de él.

Sus manos
Él [Ezequías] buscó a su Dios en toda obra que emprendió en el servicio de la casa de
Dios y en la ley y los mandamientos. Lo hizo de todo corazón y fue prosperado (2
Crónicas 31:21).
Ayuda a mi marido a ver su obra como un servicio a ti en lugar de un
servicio al hombre. Mueve su corazón de modo que trabaje de todo corazón
para glori carte en todo lo que haga. Que él te alabe por todas las maneras en
que haces que él prospere.

Su dedo anular
“¡Oh SEÑOR Dios! He aquí que tú has hecho el cielo y la tierra con tu gran poder y con
tu brazo extendido. Nada hay que sea difícil para ti (Jeremías 32:17).
Señor, dale forma a nuestro matrimonio hasta que se convierta en una
hermosa representación de Cristo y la iglesia. A pesar de que estamos lejos de
ser perfectos, sé que nada hay que sea difícil para ti. Por favor, haz que mi
hombre sea el marido que planeaste que sea, y hazme la esposa que planeaste
que yo sea. Ayúdanos a que ambos seamos maleables en tus manos. Oh Señor,
yo creo en los milagros. Nada hay que sea difícil para ti.
Su costado
Considerémonos los unos a los otros para estimularnos al amor y a las buenas obras
(Hebreos 10:24).
Amoroso Señor, inspira a mi marido para que piense en qué maneras
motivar a sus amigos, familia y compañeros de trabajo hacia actos de amor y
buenas obras. Incítalo a fomentar el crecimiento espiritual y actos de
compasión en la vida de aquellos con quienes camina a su lado.

Su sexualidad
Su paladar es dulcísimo; ¡todo él es deseable! Así es mi amado y así es mi amigo, oh
hijas de Jerusalén (Cantares 5:16).
Ayúdame a responder a mi marido de tal manera que él sepa que sus besos
son dulcísimos. Muéstrame maneras en que pueda asegurarle que me siento
atraída a él y satisfecha por él. Oro para que esté seguro de que él es mi amado
y mi amigo, y que se sentirá satisfecho en nuestra relación sexual. Impide que
yo deje que nuestra intimidad disminuya hasta caer en la complacencia y
muéstrame cómo avivar la llama de la pasión.

Sus piernas
Mis pies se han a rmado en suelo llano; en las congregaciones te bendeciré, oh
SEÑOR (Salmo 26:12).
Oro para que mi marido se a rme en el suelo llano de tu verdad y no se
tambalee en la arena movediza del relativismo del mundo, el cual tergiversa lo
que es bueno o malo, lo que es verdadero o falso, lo que es real o ilusorio, de
un día para otro.

Sus rodillas
Con el misericordioso te muestras misericordioso, e íntegro con el hombre íntegro.
Con el limpio te muestras limpio, y eres sagaz con el perverso. Salvas al pueblo
humilde, y humillas los ojos altivos (Salmo 18:25-27).
Fortalece la determinación de mi marido de ser el contigo para que te
muestres el con él, de ser íntegro para que te muestres íntegro, y de ser limpio
para que te muestres puro a él. Bloquea cualquier tendencia en su corazón de
ser orgulloso o arrogante. Muéstrale cómo vivir en humildad y sometimiento,
como un caballo de guerra bajo el control de su amo.

Sus pies
Aunque ande en valle de sombra de muerte no temeré mal alguno, porque tú estarás
conmigo. Tu vara y tu cayado me infundirán aliento (Salmo 23:4).
Aun si mi marido tuviese que caminar en el valle más oscuro, la
circunstancia más difícil o incluso una situación en la que peligre su vida, oro
para que no tema al mal ni a las peligrosas maquinaciones del diablo. Cúbrelo
con la paz de saber que tú estás con él a lo largo de todo el trayecto. Incítalo
con tu vara cuando se atrase y guíalo con tu cayado cuando se adelante. En el
nombre de Jesús, amén.
Día 10

Su mente
Porque la intención de la carne es muerte, pero la intención del Espíritu es vida y paz
(Romanos 8:6).
Oro para que las intenciones de mi marido no sean gobernadas por la carne,
la cual trata de satisfacer sus necesidades fuera de Cristo. En cambio, permite
que mi marido sea controlado por el Espíritu Santo que vive en él y obra a
través de él. Cuando venga a su mente cualquier pensamiento pecaminoso,
ayúdalo a rechazarlo rápida y completamente para que pueda vivir en paz.

Sus ojos
Aparta mis ojos para que no vean la vanidad; vivifícame en tu camino (Salmo 119:37).
Hoy te pido que produzcas en mi marido el deseo de apartar sus ojos de
cosas que no tienen ningún valor, aunque capten su atención. Vivifícalo y
conserva su integridad ayudándolo a desviar su mirada de cualquier cosa o
persona que lo pueda hacer tropezar mental, física o espiritualmente.

Sus oídos
El oído que oye y el ojo que ve, ambas cosas ha hecho el SEÑOR (Proverbios 20:12).
Amoroso Padre, abre los oídos de mi marido para que te escuche y sus ojos
para que te vea. Aumenta su sensibilidad y agudeza espiritual para detectar el
suave susurro de tu voz en su hombre interior. Que sepa al nal del día que tú
le has hablado hoy.

Su boca
La muerte y la vida están en el poder de la lengua (Proverbios 18:21).
Oro para que mi marido use sus palabras para dar vida y no muerte a los que
lo rodean. Guarda su lengua para que sus palabras edi quen y no derriben,
para que animen y no desalienten, para que sanen y no lastimen.

Su cuello
Te guardará la sana iniciativa y te preservará el entendimiento. Te librará del mal
camino, de los hombres que hablan perversidades, que abandonan las sendas
derechas para andar en caminos tenebrosos (Proverbios 2:11-13).
Señor, instruye a mi marido para que sepa cómo ser un hombre que muestra
sana iniciativa y entendimiento. Protégelo de tomar malas decisiones y guíalo
para que escoja lo mejor que tú tienes para él.

Sus hombros
¡Bendito sea el Señor! Día tras día lleva nuestras cargas el Dios de nuestra salvación
(Salmo 68:19).
Señor, te alabo por llevar nuestras cargas todos los días. Gracias porque
nunca te cansas de ellas ni de llevarlas. Oro para que mi marido suelte sus
cargas y las ponga en tus fuertes hombros, hoy y todos los días.

Su corazón
Engañoso es el corazón, más que todas las cosas (Jeremías 17:9).
Mientras el mundo dice: “Sigue tu corazón; haz lo que sientes que está bien”,
tu Palabra nos dice que no se puede con ar en el corazón porque es más
engañoso que todas las cosas. Oro para que mi marido no dependa solo de la
guía de su corazón sino que ltre cada decisión mediante el discernidor de la
verdad.

Su espalda
El impío acecha al justo y procura matarlo. El SEÑOR no lo dejará caer en su mano ni
dejará que lo condenen cuando sea juzgado (Salmo 37:32, 33).
Protege a mi marido de la gente impía que busca oportunidades para
derribarlo o hacer que tropiece. Líbralo del poder de aquellos que se
propongan lastimarlo y desbarata sus esfuerzos por manchar su buen nombre.
Ayúdalo a descansar en la seguridad de tu divina protección e intercesión.

Sus brazos
David se fortaleció en el SEÑOR su Dios (1 Samuel 30:6).
Cuando mi marido se desaliente, ayúdalo a que encuentre su fuerza en ti, oh
Señor Dios nuestro. Oro para que él no dependa de la gente, de bienes
materiales ni de posiciones para ser levantado, sino que busque la esperanza y el
ánimo en ti.

Sus manos
[Nehemías oró:] “Oh Señor, por favor, esté atento tu oído a la oración de tu siervo y a
la oración de tus siervos que quieren reverenciar tu nombre. Prospera, por favor, a tu
siervo hoy y concédele gracia ante aquel hombre” (Nehemías 1:11).
Así como Nehemías oró para obtener una respuesta favorable antes de hacer
su petición al rey, produce en mi marido el deseo de orar para recibir favor
antes de hacer presentaciones o peticiones a otros en su campo de negocios.
Dale sabiduría, valor y fortaleza para llevar a cabo su trabajo con con anza,
sabiendo que tú estás con él.

Su dedo anular
“Porque yo aborrezco el divorcio”, ha dicho el SEÑOR Dios de Israel, “y al que cubre su
manto de violencia”. El SEÑOR de los Ejércitos ha dicho: “Guarden, pues, su espíritu y
no cometan traición” (Malaquías 2:16).
Amoroso Padre, impide que la palabra divorcio entre en nuestro vocabulario
matrimonial. Yo sé que aborreces el desmembramiento violento de la “unión
en una sola carne” del matrimonio. Oro para que ambos estemos atentos para
proteger nuestros votos matrimoniales. Danos el poder del Espíritu Santo para
resolver las di cultades. Ayúdanos a no separar lo que tú has unido.

Su costado
Y si uno es atacado por alguien, si son dos, prevalecerán contra él. Y un cordel triple
no se rompe tan pronto” (Eclesiastés 4:12).
Dale a mi marido un buen amigo que esté con él en las buenas y en las
malas. Que tenga un aliado piadoso con quien pueda formar un cordel triple:
mi esposo, su amigo y Jesús. Fortalece este cordel triple hasta que se convierta
en una alianza inquebrantable para resistir el estrés y las presiones de la vida.

Su sexualidad
¡Yo soy de mi amado, y él me desea con ardor! (Cantares 7:10).
Oro para que mi marido me desee solo a mí. Protege sus ojos para que no se
desvíen, su corazón para que no tenga lujuria y su mente para que no tenga
imágenes impías.

Sus piernas
Me hizo subir del pozo de la desesperación, del lodo cenagoso. Puso mis pies sobre
una roca y a rmó mis pasos (Salmo 40:2).
Cuando mi esposo sienta que está hundiéndose en la desesperación, el
desánimo o la depresión, oro para que lo hagas subir de ese pozo y pongas sus
pies sobre la roca de Jesucristo. Impide que tiemble de debilidad y fortalécelo
para que permanezca rme en su fe.

Sus rodillas
Ahora, yo, Nabucodonosor, alabo, exalto y glori co al Rey de los cielos, porque todas
sus obras son verdad y sus caminos son justicia. Él puede humillar a los que andan con
soberbia” (Daniel 4:37).
Mueve el corazón de mi marido para que te exalte como soberano rey del
cielo. Ayúdalo a con ar en la verdad de que todo lo que tú haces es correcto y
todos tus caminos son justos. Impide que él camine con orgullo y haz que se
arrodille delante de ti en humilde sometimiento. Oro para que no tengas que
hacer que él se arrodille por medio de pruebas y problemas, sino que
voluntariamente se postre en reverencia y adoración a tu justo reino en su vida.

Sus pies
No permitirá que resbale tu pie ni se adormecerá el que te guarda. He aquí, no se
adormecerá ni se dormirá el que guarda a Israel (Salmo 121:3, 4).
Señor, ¡qué consuelo saber que tú nunca te adormeces y siempre guardas a
mi marido! Oro para que no dejes que su pie resbale, que no tropiece en las
rocas de la tentación ni caiga en las zanjas del pecado. Abre sus ojos para que
detecte las trampas que Satanás ha colocado con la intención de que tropiece y
caiga. En el nombre de Jesús, amén.
Día 11

Su mente
Pues la intención de la carne es enemistad contra Dios; porque no se sujeta a la ley de
Dios ni tampoco puede (Romanos 8:7).
Padre celestial, que la mente de mi marido esté en paz contigo hoy. Oro para
que él no sea hostil hacia ti de ninguna manera, que no rechace tus
mandamientos sino que los acoja, que no dé la espalda a tu amor sino que se
goce en él; que no resista tu autoridad sino que voluntariamente se someta a
ella.

Sus ojos
Entonces Dios abrió los ojos de ella, y vio un pozo de agua. Ella fue, llenó el odre de
agua y dio de beber al muchacho (Génesis 21:19).
Así como abriste los ojos de Agar para que viese el pozo que siempre estuvo
allí, te pido que abras los ojos de mi marido para que vea las muchas maneras
en que has suplido sus necesidades. Por favor, no dejes que se pierda tus
bendiciones.

Sus oídos
El que responde antes de oír comete insensatez y deshonra (Proverbios 18:13).
Señor, ayuda a mi marido a escuchar cuidadosamente antes de responder.
Protégelo para que no sea avergonzado por hablar sin haber escuchado; en
cambio, permite que se lo vea como sabio por escuchar atentamente.

Su boca
El rey ama al de corazón puro, y el que tiene gracia de labios será su amigo
(Proverbios 22:11).
Santo Padre, oro para que el hablar de mi marido esté sazonado con gracia,
como si cada palabra fuera un regalo para el oyente. Que él halle favor con
líderes y aquellos en posiciones de autoridad sobre él, debido a la gracia y
sabiduría de su conversación.

Su cuello
Confía en el SEÑOR con todo tu corazón y no te apoyes en tu propia inteligencia.
Reconócelo en todos tus caminos y él enderezará tus sendas (Proverbios 3:5, 6).
Enseña a mi marido a con ar en ti con todo su corazón y a no apoyarse en
su propia inteligencia. Produce en él el deseo de depender de tu dirección en
lugar de depender de su propio razonamiento. Que te reconozca en cada
decisión que tenga que tomar hoy, teniendo mucho cuidado en agradarte y
glori carte en todo lo que haga. Por favor, remueve cualquier confusión que
empañe sus pensamientos y quita cualquier niebla que haga que tu camino sea
difícil de ver.

Sus hombros
A icción y angustia me han alcanzado pero tus mandamientos han sido mi delicia
(Salmo 119:143).
Cuando mi marido sienta la presión de la vida sobre él, recuérdale que
confíe en ti. Que recuerde que tus mandamientos no son para hacer que la vida
sea más difícil sino más fácil. Ayúdalo a encontrar gozo en tus mandamientos,
que instruyen sobre cómo vivir la vida al máximo.

Su corazón
No dejes que mi corazón se incline a cosa mala para hacer obras perversas con los
hombres que obran iniquidad. No coma yo de sus manjares (Salmo 141:4).
Protege el corazón de mi marido para que no se incline hacia las obras de los
perversos y hombres impíos, y guíalo hacia las buenas obras y hacia los
hombres piadosos. Protégelo de envidiar los tentadores manjares del pecado, y
anímalo para que se dé un festín con el fruto de un corazón puro y una vida
piadosa.
Su espalda
[Jesús oró:] Padre santo, guárdalos en tu nombre que me has dado, para que sean uno
así como nosotros lo somos (Juan 17:11).
Así como Jesús pidió que protegieras a sus amigos con el poder de tu
nombre, te pido que protejas a mi marido con el poder de tu nombre. Que él
sea uno contigo hoy y todos los días.

Sus brazos
Espera en el SEÑOR. Esfuérzate y aliéntese tu corazón. ¡Sí, espera en el SEÑOR!
(Salmo 27:14).
Ayuda hoy a mi marido a esperar en ti, en vez de adelantarse a ti. Fortalece
su fe y alienta su corazón con el poder del Espíritu Santo.

Sus manos
Sea sobre nosotros la gracia del SEÑOR nuestro Dios. La obra de nuestras manos
con rma entre nosotros; sí, con rma la obra de nuestras manos (Salmo 90:17).
Sea sobre mi esposo tu gracia hoy, Señor Dios. Con rma la obra de sus
manos y dale gran éxito.

Su dedo anular
Un mandamiento nuevo [yo, Jesús] les doy: que se amen los unos a los otros. Como los
he amado, ámense también ustedes los unos a los otros (Juan 13:34).
Oro para que mi marido y yo nos amemos mutuamente de la misma manera
en que tu Hijo Jesús nos ha amado: sacri cial, completa e incondicionalmente.

Su costado
No juzguen, para que no sean juzgados. Porque con el juicio con que juzguen serán
juzgados, y con la medida con que midan se les medirá... Saca primero la viga de tu
propio ojo, y entonces podrás ver para sacar la brizna del ojo de tu hermano (Mateo
7:1,2, 5).
Ayuda a mi marido a resistir la tentación de juzgar, criticar o condenar a
otros para que él no sea juzgado, criticado ni condenado. Haz que sea
consciente de la viga en su propio ojo antes de que intente sacar la paja del ojo
de su hermano. En vez de señalar las debilidades y fallas de otros, guíalo para
que se esfuerce en corregir sus propias fallas y fortalezca sus propias
debilidades.

Su sexualidad
Las poderosas aguas no pueden apagar el amor ni lo pueden anegar los ríos (Cantares
8:7).
Oro para que nada apague el deseo de mi marido hacia mí. Oro para que
impidas que ninguna represa, sequía ni obstáculo desvíe ese ujo.

Sus piernas
Solo él es mi roca y mi salvación; es mi alto refugio; no seré movido (Salmo 62:6).
Señor, nuestra roca y nuestra salvación, ayuda a mi marido a permanecer
rme en su fe y fuerte en sus convicciones. Oro para que no lo derriben otros,
para que no sea movido por las circunstancias ni lo atrapen las maquinaciones
del enemigo. Fortalece su determinación para que no sea movido.

Sus rodillas
El fariseo, de pie, oraba consigo mismo de esta manera: “Dios, te doy gracias que no
soy como los demás hombres: ladrones, injustos, adúlteros; ni aun como este
publicano. Ayuno dos veces a la semana, doy diezmos de todo lo que poseo”. Pero el
publicano, de pie a cierta distancia, no quería ni alzar los ojos al cielo sino que se
golpeaba el pecho diciendo: “Dios, sé propicio a mí, que soy pecador” (Lucas 18:11-13).
Oro para que mi marido no sea arrogante ni orgulloso como el fariseo que
agradeció a Dios por no ser tan malo como el publicano, sino que sea humilde
como ese recaudador de impuestos que buscó tu misericordia, gracia y perdón.
Evita que se exalte a sí mismo para que no necesite ser humillado por ti.

Sus pies
Por el SEÑOR son a rmados los pasos del hombre, y él se complacerá en su camino. Si
cae, no quedará postrado porque el SEÑOR sostiene su mano (Salmo 37:23, 24).
Guía a mi marido para que camine de una manera que te complazca. A rma
sus pasos con convicción el. Si tropieza, por favor, tómalo de tu mano, Señor,
e impide que caiga. En el nombre de Jesús, amén.
Día 12

Su mente
No se conformen a este mundo; más bien, transfórmense por la renovación de su
entendimiento (Romanos 12:2).
Oro para que mi marido no se conforme a los valores de este mundo; te
pido que se transforme por la renovación de su mente con la verdad. Elimina
cualquier pensamiento que no se alinee con tu Palabra y planta pensamientos
nuevos que le ayuden a crecer hasta llegar a ser el hombre espiritualmente
maduro que tú creaste.

Sus ojos
Miren tus ojos lo que es recto y diríjase tu vista a lo que está frente a ti (Proverbios
4:25).
No dejes que mi marido se distraiga con el aparente éxito o la prosperidad
de otros. Ayúdalo a dirigir su vista hacia adelante, a lo que tú lo has llamado a
ser y hacer. Permite que se enfoque solamente en el camino que tú has trazado
para él.

Sus oídos
El corazón del entendido adquiere conocimiento y el oído de los sabios busca el
conocimiento (Proverbios 18:15).
Abre los oídos de mi marido hacia el consejo piadoso. Ayúdalo a sintonizarse
con las palabras sabias y a prestar atención a la sabiduría piadosa. Haz que
discierna lo que escucha y tenga cautela con lo que deja entrar en su mente por
medio de sus oídos.

Su boca
[Hay un] tiempo de callar y tiempo de hablar (Eclesiastés 3:7).
Dale a mi marido sabiduría para saber cuándo debe guardar silencio y
cuándo debe hablar. Concédele discernimiento para saber cuándo abrir su boca
y cuándo cerrarla.

Su cuello
Bienaventurado el hombre que halla sabiduría y el que obtiene entendimiento;
porque su provecho es mayor que el de la plata, y su resultado es mejor que el oro
no. Es más valiosa que las perlas; nada de lo que desees podrá compararse con ella
(Proverbios 3:13-15).
Llena a mi marido de sabiduría y entendimiento para que pueda tomar las
mejores decisiones posibles. Demuéstrale que tomar decisiones que te honren y
traigan bendiciones, a la larga, es más importante que las decisiones
egocéntricas que traigan ganancia económica o grati cación inmediata a corto
plazo. Cultiva en él un deseo de obtener tu sabiduría por encima de los tesoros
terrenales.

Sus hombros
No temas, porque yo estoy contigo. No tengas miedo, porque yo soy tu Dios. Te
fortaleceré, y también te ayudaré. También te sustentaré con la diestra de mi justicia...
Porque yo, el SEÑOR, soy tu Dios que te toma fuertemente de tu mano derecha y te
dice: “No temas; yo te ayudo” (Isaías 41:10,13).
Protege a mi marido para que no esté preocupado ni tenga miedo al futuro,
y enséñale cómo descansar en el conocimiento de que tú tienes todo bajo tu
control. Asegúrale que tú puedes manejar cada di cultad. Fortalécelo y
sostenlo, porque tú eres el Señor su Dios que lo toma fuertemente de su mano
derecha.

Su corazón
Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque de él emana la vida (Proverbios
4:23).
Guarda el corazón de mi marido contra cualquier tentación que hoy se le
acerque. Produce en él el deseo de cuidarse con la dedicación de un vigía
nocturno que patrulla los muros de la ciudad. Sí, Señor, oro para que guarde su
corazón, ya que todo lo que él hace y todo lo que él es uye de allí.

Su espalda
El SEÑOR es mi luz y mi salvación; ¿de quién temeré? El SEÑOR es la fortaleza de mi
vida; ¿de quién me he de atemorizar? (Salmo 27:1).
Asegura a mi marido que no tiene nada que temer porque tú eres su luz para
guiarlo y su salvación para sostenerlo. Ayúdalo a conquistar cualquier temor
con la certeza de que tú eres más grande que cualquier enemigo espiritual o
físico que trate de hacerle daño. Gracias por ser la fortaleza de su vida.

Sus brazos
El SEÑOR es mi fuerza y mi escudo; en él esperó mi corazón. Fui ayudado, y se gozó mi
corazón; con mi canción le alabaré (Salmo 28:7).
Padre celestial, gracias por ser la inconmensurable fuerza y el impenetrable
escudo de mi marido. No importa lo que él tenga que enfrentar hoy, indícale
que confíe en ti completa y con adamente. Que salte de alegría con canciones
de alabanza aun antes de ver la victoria, sabiendo que llegará.

Sus manos
¡Oh SEÑOR, haznos prosperar! (Salmo 118:25).
¡Oh Señor, haz prosperar a mi marido! Haz que orezca en sus talentos, se
desarrolle en sus dones y prospere en sus habilidades, todo lo cual viene de ti.
Oh Señor, concédele éxito en su lugar de empleo.

Su dedo anular
Pero a los que se han casado mando, no yo, sino el Señor: que la esposa no se separe
de su esposo (pero si ella se separa, que quede sin casarse o que se reconcilie con su
esposo), y que el esposo no abandone a su esposa (1 Corintios 7:10,11).
Oro para que el divorcio jamás sea una opción en nuestro matrimonio. No
importa lo difícil que sean las circunstancias, lo tumultuosa que sea la
tempestad o cuán seco sea el desierto, ayúdanos a mantener nuestro
compromiso de permanecer eles a los votos que te hicimos y nos hicimos
mutuamente.
Su costado
Así que, todo lo que quieran que hagan los hombres por ustedes, así también hagan
por ellos, porque esto es la Ley y los Profetas (Mateo 7:12).
Amoroso Señor, ayuda a mi marido a tratar a otros de la manera que le
gustaría ser tratado: con amor, honor y respeto.

Su sexualidad
Han oído que fue dicho: No cometerás adulterio. Pero yo les digo que todo el que
mira a una mujer para codiciarla ya adulteró con ella en su corazón. Por tanto, si tu
ojo derecho te es ocasión de caer, sácalo y échalo de ti (Mateo 5:27-29).
Oro para que mi marido no mire a una mujer para codiciarla ni codiciar una
imagen, y así adulterar en su corazón. Dale poder para salirse de cualquier
situación, persona o imagen tentadora, y haz que él quite esa tentación de su
vida.

Sus piernas
En cuanto a mí, en mi integridad me has sustentado, y me haces estar delante de ti
para siempre (Salmo 41:12).
Soberano Señor, ayuda a mi marido a permanecer íntegro. Oro para que su
“sí” sea “sí” y su “no” sea “no”. Que se lo conozca como un hombre que se
mantiene en los altos principios morales y en un carácter piadoso, como un
hombre que hace lo que dice que va a hacer.

Sus rodillas
Pero la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre
en espíritu y en verdad; porque también el Padre busca a tales que le adoren. Dios es
espíritu; y es necesario que los que le adoran, le adoren en espíritu y en verdad (Juan
4:23, 24).
Protege a mi marido de enredarse con prácticas vacías y tradiciones de los
hombres que no resultan en verdadera adoración. Haz que su fe crezca y
madure para que tenga una relación personal íntima y cada vez más profunda
contigo.
Sus pies
¡Bendigan, oh pueblos, a nuestro Dios! Hagan que se escuche la voz de su alabanza. Él
es quien preservó la vida a nuestra alma y no permitió que resbalasen nuestros pies
(Salmo 66:8, 9).
Oro para que no permitas que resbalen los pies de mi marido y hagas que
sus pasos sean seguros. Pon una canción en sus labios y alabanza en su corazón
mientras vive, se mueve y tiene su ser en ti hoy. En el nombre de Jesús, amén.
Día 13

Su mente
Más bien, vístanse del Señor Jesucristo y no hagan provisión para satisfacer los malos
deseos de la carne (Romanos 13:14).
Padre celestial, oro para que hoy mi marido se vista de pies a cabeza con el
Señor Jesús. No permitas que piense en la forma de grati car los malos deseos
de la carne sino condúcelo a pensar en las maneras de glori carte en todos los
aspectos.

Sus ojos
En tu corazón no codicies su hermosura ni te prenda ella [la mujer inmoral] con sus
ojos (Proverbios 6:25).
Dale a mi marido la sabiduría y la fuerza de voluntad para desviar su mirada
de cualquier mujer o imagen que pueda captar su atención o despierte la
codicia en su corazón.

Sus oídos
Inclina tu oído y escucha las palabras de los sabios; dispón tu corazón a mi
conocimiento. Porque es cosa placentera que las guardes en tu corazón, y que a la vez
se a rmen en tus labios (Proverbios 22:17,18).
Oro para que hoy mi marido piense en lo que está escuchando. Aparta sus
oídos de las palabras necias y dirígelo a las palabras, las canciones y las actitudes
sabias. No dejes que sus oídos sean un conducto por el cual se ltren palabras
ofensivas en su mente y de este modo afecten su corazón; en cambio, deja que
busque lo que te es agradable y edi que su alma.

Su boca
Las palabras de la boca del sabio son agradables, pero los labios del necio causan su
propia ruina (Eclesiastés 10:12).
Enseña a mi marido a hablar palabras que sean sabias y agradables. Mantén
su conversación libre de palabras destructivas de las que posteriormente se
tenga que lamentar. Llena su boca de palabras agradables que traigan honor y
bendición.

Su cuello
El que adquiere entendimiento ama su vida, y el que guarda la prudencia hallará el
bien (Proverbios 19:8).
Dale a mi marido deseos de buscar tu sabiduría y entendimiento para cada
decisión que tome hoy. Guíalo para que haga girar su cabeza en torno del eje
de tu sabiduría, trazando su curso en la longitud y la latitud de la verdad,
donde se halla la verdadera vida próspera.

Sus hombros
Los que son cargados por mí desde el vientre y llevados desde la matriz. Hasta su
vejez yo seré el mismo, y hasta las canas yo los sostendré. Yo lo he hecho así, y los
seguiré llevando. Yo los sostendré y los libraré (Isaías 46:3,4).
Cuando mi marido sea tentado a preocuparse por la vejez, ayúdalo a con ar
en que tú cuidarás de él entonces, así como has cuidado de él en el pasado y lo
sigues cuidando ahora. Oro para que recuerde que tú lo has estado llevando
junto con sus cargas desde que nació y que lo continuarás haciendo cuando sea
viejo y tenga canas. ¡Te alabo, Jesús! Él se ha amarrado a tus hombros y no
necesita amarrar cargas innecesarias a los suyos.

Su corazón
El corazón apacible vivi ca el cuerpo, pero la envidia es carcoma en los huesos
(Proverbios 14:30).
Enseña a mi marido cómo tener un corazón apacible que lo conduzca a una
mente sana, a un cuerpo fuerte y a emociones estables, en lugar de tener un
corazón lleno de estrés que lo sujete a una cantidad de enfermedades físicas,
emocionales y mentales. Oro para que no permitas que se meta la envidia en su
corazón sino que te alabe por todas las maravillosas maneras en que tú suples
sus necesidades.

Su espalda
Tú eres mi refugio; me guardarás de la angustia y con cánticos de liberación me
rodearás (Salmo 32:7).
Padre, guarda a mi marido de la angustia hoy y rodéalo de cánticos de
liberación. Cuando tenga miedo, indícale que descanse en ti, su refugio de paz.

Sus brazos
Mi cuerpo y mi corazón desfallecen; pero la roca de mi corazón y mi porción es Dios,
para siempre (Salmo 73:26).
Aun cuando los músculos de mi marido desfallezcan, su corazón baje su
ritmo y sus huesos se pongan quebradizos, ayúdalo a recordar que tú, oh Dios,
eres su roca, su fortaleza el y rme. Tú eres su porción, eres todo lo que
necesita en esta tierra y en la vida venidera. Mantenlo fuerte emocional y
espiritualmente conforme envejece físicamente.

Sus manos
Bienaventurado todo aquel que teme al SEÑOR y anda en sus caminos: Cuando comas
del trabajo de tus manos serás feliz y te irá bien (Salmo 128:1,2).
Gentil Señor, por favor, bendice la obra de las manos de mi marido y
prospera los esfuerzos de su trabajo. Que disfrute la abundante cosecha de su
duro trabajo.

Su dedo anular
Así que, el que piensa estar rme, mire que no caiga (1 Corintios 10:12).
Oro para que ni mi marido ni yo seamos tan con ados en nuestro
matrimonio de modo que bajemos la guardia y nos volvamos perezosos. Pon
un halo de protección alrededor de nuestro matrimonio para mantener afuera
al enemigo y adentro al Espíritu Santo. No dejes que descuide mis esfuerzos de
agradar a mi marido, sino inspírame para mantener nuestro matrimonio como
una experiencia emocionante. Recuérdanos poner un cerrojo en la puerta de
nuestro amor para que no puedan meterse por sorpresa las in uencias dañinas.
Mantennos alertas y cautelosos para que no caigamos.

Su costado
Por tanto, si tu hermano peca contra ti, ve, amonéstale a solas entre tú y él. Si él te
escucha, has ganado a tu hermano (Mateo 18:15).
Si alguien ofende o peca contra mi marido hoy, oro para que no discuta del
asunto con otros sino que vaya al ofensor directamente y resuelva el problema
rápidamente. Ayúdale a resistir la tentación de provocar una disputa o
involucrar a otros en la ofensa. Llénalo de misericordia, sabiduría y gracia
cuando confronte al hermano o hermana individualmente, y que se resuelva el
asunto rápida y pací camente.

Su sexualidad
Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal (Mateo 6:13).
Aparta a mi marido de la tentación y líbralo de las tentadoras trampas del
maligno. Ayúdalo a ver y tomar el camino de escape que tú prometiste proveer
y protégelo de cualquier inclinación a mirar hacia atrás.

Sus piernas
Si ustedes no creen, ciertamente no permanecerán rmes (Isaías 7:9).
Ayuda a mi marido a permanecer rme en su fe y a no ser in uenciado por
los caminos del mundo. Recuérdale que si no permanece rme en la verdad, se
está preparando para caer.

Sus rodillas
[Jesús dijo] “Yo soy la vid, ustedes las ramas. El que permanece en mí y yo en él, este
lleva mucho fruto. Pero separados de mí nada pueden hacer” (Juan 15:5).
Muéstrale a mi marido cómo experimentar constante comunión y unión
inquebrantable contigo. Impide que orgullosamente trate de lograr cualquier
cosa por su propia fuerza o por sus propios medios, y ayúdalo a reconocer
humildemente que separado de ti no podrá lograr nada de valor eterno ni de
signi cado perdurable. Que se mantenga conectado a ti, la vid, para que pueda
llevar mucho fruto.

Sus pies
Andaré en libertad, porque he buscado tus mandamientos (Salmo 119:45).
Ayuda hoy a mi marido a andar en la libertad que es suya en Jesucristo. Oro
para que no se arrastre en esclavitud a sus pecados pasados sino que camine
rmemente con la con anza de un preso que ha sido puesto en libertad. Para
libertad es que Cristo lo ha hecho libre. ¡Aleluya! (Gálatas 5:1) En el nombre
de Jesús, amén.
Día 14

Su mente
Pues aunque andamos en la carne, no militamos según la carne; porque las armas de
nuestra milicia no son carnales sino poderosas en Dios para la destrucción de
fortalezas. Destruimos los argumentos y toda altivez que se levanta contra el
conocimiento de Dios; llevamos cautivo todo pensamiento a la obediencia de Cristo (2
Corintios 10:3-5).
Querido Señor, aunque vivimos en un mundo lleno de pensamientos
defectuosos y mentiras dominantes, oro para que mi marido no acepte lo que
la cultura está vendiendo. Dale poder para que use todas las armas espirituales
que le has dado para pelear contra las mentiras de la cultura. Oro para que mi
marido lleve cautiva toda idea equivocada de razonamiento humano, todo falso
argumento que denuncie a Cristo y todo pensamiento rebelde que esté en
contra de la Palabra de Dios. Que cada uno de sus pensamientos sea obediente
a Cristo y sus enseñanzas.

Sus ojos
La sabiduría se re eja en la cara del hombre entendido, pero los ojos del necio vagan
hasta el extremo de la tierra (Proverbios 17:24).
Señor, no dejes que los ojos de mi marido sean cautivados por los símbolos
materialistas de este mundo. Impide que entre el descontento en su corazón
por medio de lo que ve. Que los vehículos nuevos, las casas más grandes, los
vestidos más nos o cualquier otro juguete temporal de la cultura no atraiga
sus ojos y ocasione insatisfacción con lo que tiene. Ayúdalo a tener en cuenta
tu sabiduría.

Sus oídos
Mejor es oír la reprensión del sabio que oír la canción de los necios (Eclesiastés 7:5).
Oro para que hoy mi marido tenga cuidado con la música que escuche, no
dejando que las canciones de los necios entren en su mente por medio de sus
oídos. Hazlo sensible y consciente de cualquier letra que sea contraria a la vida
cristiana. Si pasan una canción en la radio que pueda afectar su alma en forma
negativa, indícale que apague la radio o cambie de estación.

Su boca
El SEÑOR Dios me ha dado una lengua adiestrada para saber responder palabra al
cansado (Isaías 50:4).
Soberano Señor, por favor dale a mi marido una lengua adiestrada. Ayúdalo
a saber exactamente qué decir a alguien que esté desanimado. Usa sus palabras
para dar fuerzas al cansado, libertad al cautivo y sanidad al amigo con el alma
enferma.

Su cuello
Sobre él reposará el Espíritu del SEÑOR: espíritu de sabiduría y de inteligencia,
espíritu de consejo y de fortaleza, espíritu de conocimiento y de temor del SEÑOR
(Isaías 11:2).
Señor, pido que hoy tu Espíritu repose sobre mi marido, y le dé espíritu de
sabiduría y de inteligencia, espíritu de consejo y de fortaleza, espíritu de
conocimiento y de temor a ti. Que el Espíritu Santo le dé discernimiento en
cada decisión que tome y vuelva su cabeza en la dirección correcta.

Sus hombros
Bendito el hombre que confía en el SEÑOR, y cuya con anza es el SEÑOR. Será como
un árbol plantado junto a las aguas y que extiende sus raíces a la corriente. No
temerá cuando venga el calor, sino que sus hojas estarán verdes. En el año de sequía
no se inquietará ni dejará de dar fruto (Jeremías 17:7, 8).
Haz que mi marido sea como un árbol plantado junto a las corrientes de
agua viva. Cuando se ponga mal la economía, cuando su sueldo parezca poco,
cuando las cuentas se amontonen, oro para que no se sienta cargado ni ansioso.
En cambio, muéstrale cómo extender sus raíces profundamente en el agua viva
de Jesús, que nunca disminuye ni se seca.
Su corazón
El perverso de corazón nunca hallará el bien (Proverbios 17:20).
Señor, por favor, pon un halo de protección alrededor del corazón de mi
marido para evitar que ingrese en él la corrupción. Protege su corazón contra
cualquier inclinación que conduzca a la ganancia deshonesta, a tratos
engañosos o a enredos que retuercen la verdad. Ayúdalo a erradicar cualquier
forma de corrupción que le impida prosperar y recibir tus abundantes
bendiciones.

Su espalda
Pues no ignoramos sus propósitos [los de Satanás] (2 Corintios 2:11).
Haz que mi marido sea consciente de las artimañas del diablo que traten de
hacerlo tropezar y caer. Mantenlo alerta de las trampas colocadas
estratégicamente por el enemigo. Protégelo contra las maquinaciones del diablo
e intercepta los planes del enemigo para lastimarlo.

Sus brazos
¡Oh SEÑOR, ten misericordia de nosotros, porque en ti hemos con ado! Sé tú nuestro
brazo cada mañana; sé también nuestra salvación en el tiempo de angustia (Isaías
33:2).
Señor, te pido que tengas misericordia con mi marido. Fortalécelo cada
mañana con tu gran poder y líbralo en tiempos de angustia con tu rme
defensa.

Sus manos
El hombre será saciado con el bien del fruto de su boca y también le vendrá la
recompensa de sus manos (Proverbios 12:14).
Oro para que mi marido vea el bien que vendrá de la obra de sus manos.
Que coseche completamente el fruto de su trabajo. Que él sea distinguido,
reconocido y elogiado por su trabajo bien hecho. Que reciba un vistazo de las
maneras en que ha hecho un impacto perdurable en su trabajo y en su esfera de
in uencia.
Su dedo anular
Pero quiero que sepan que Cristo es la cabeza de todo hombre, y el hombre es la
cabeza de la mujer, y Dios es la cabeza de Cristo (1 Corintios 11:3).
Señor, gracias por llamar a mi marido para que sea el líder espiritual de
nuestro hogar. Muéstrale cómo guiar este hogar con sabiduría piadosa que
viene directamente de ti. Ayúdalo a ser con ado y valiente en su rol. Prepárame
para que sea una esposa que no se muestre reacia al liderazgo de mi marido
sino alentadora. En vez de que yo usurpe su rol, destruyendo su con anza y
pensando siempre que tengo una mejor idea, ayúdame a facilitar que él sea el
líder que tú has creado.

Su costado
[Jesús dijo:] Un mandamiento nuevo les doy: que se amen los unos a los otros. Como
los he amado, ámense también ustedes los unos a los otros (Juan 13:34).
Concede poder a mi marido para amar a otras personas así como Jesús lo ha
amado a él: sacri cada e incondicionalmente y con un corazón de siervo.

Su sexualidad
Velen y oren, para que no entren en tentación. El espíritu, a la verdad, está dispuesto
pero la carne es débil (Marcos 14:38).
Por favor, ayuda hoy a mi marido a estar alerta, velando y orando para que
no entre en tentación. Fortalece su determinación espiritual y física para
permanecer sexualmente puro.

Sus piernas
Porque así ha dicho el SEÑOR —el que ha creado los cielos, él es Dios; el que formó la
tierra y la hizo, él la estableció; no la creó para que estuviera vacía, sino que la formó
para que fuera habitada—: “Yo soy el SEÑOR, y no hay otro” (Isaías 45:18).
Señor, tú eres el que ha creado los cielos, el que formó la tierra y estableció
los mares. Tú declaras la verdad y declaras lo que es correcto. Oro para que mi
marido permanezca en tu verdad y no sea in uenciado, engañado ni
confundido por las ideas relativistas sobre el bien y el mal. No dejes que
tambalee considerando valores variables que cambian de un día para otro; en
cambio, plántalo rme sobre la roca de tu verdad que es la misma ayer, hoy y
mañana. Ayúdalo a recordar que tú eres el Señor y que no hay otro lugar rme
donde pararse.

Sus rodillas
De quien [Dios] dio testimonio diciendo: “He hallado a David hijo de Isaí, hombre
conforme a mi corazón, quien hará toda mi voluntad” (Hechos 13:22).
Oro para que mi marido no sea un hombre orgulloso que sigue sus propios
deseos sino un hombre que quiere lo que tú quieres. Amóldalo hasta que sea
un hombre conforme a tu corazón, alguien que se arrodilla en total
sometimiento a tu voluntad.

Sus pies
De todo mal camino contuve mis pies para guardar tu palabra (Salmo 119:101).
Aparta los pies de mi marido de todos los caminos del mal para que guarde
tu palabra. Que no se desvíe a la izquierda ni a la derecha, y ayúdalo a quedarse
en la senda de la justicia pavimentada con gracia. En el nombre de Jesús, amén.
Día 15

Su mente
Con respecto a su antigua manera de vivir, despójense del viejo hombre que está
viciado por los deseos engañosos; pero renuévense en el espíritu de su mente y
vístanse del nuevo hombre que ha sido creado a semejanza de Dios en justicia y
santidad de verdad (Efesios 4:22-24).
Padre celestial, oro para que mi marido continuamente se despoje del viejo
hombre y los viejos deseos que se entrometen en su mente y tocan todo lo que
piensa. Renueva su mente con tu verdad; alinea sus pensamientos con tus
pensamientos y su actitud con tu actitud. Puri ca su mente para que se
convierta en un re ejo de tu justicia y santidad.

Sus ojos
Levanten en alto sus ojos y miren quién ha creado estas cosas. Él saca y cuenta al
ejército de ellas; a todas llama por su nombre. Por la grandeza de su vigor y el poder
de su fuerza, ninguna faltará (Isaías 40:26).
Indica a mi marido que levante en alto sus ojos y mire a los cielos. Ayúdalo a
ver tu gran poder, el poder de tu fuerza y radiante gloria en toda la creación.
Hazle saber que si tú puedes cuidar de la partícula de polvo más pequeña del
cielo y sostener todo el universo en equilibrio, entonces puedes cuidar de él
hoy.

Sus oídos
El SEÑOR Dios... me despierta cada mañana; cada mañana despierta mi oído para que
yo escuche, como los que son adiestrados (Isaías 50:4).
Soberano Señor, despierta el oído de mi marido para que escuche como
alguien a quien se le está enseñando. Aumenta la agudeza de su conciencia para
oír tu voz y a na sus sentidos para detectar tu expresa presencia todo el día.
Su boca
Pero yo les digo que en el día del juicio los hombres darán cuenta de toda palabra
ociosa que hablen. Porque por tus palabras serás justi cado, y por tus palabras serás
condenado. (Mateo 12:36,37).
Guarda la boca de mi marido para que sea justi cado y no condenado por
sus palabras. Recuérdale que será llamado a dar cuenta en el día del juicio por
cada palabra ociosa que haya dicho. Ayúdalo a estar consciente del poder de sus
palabras para afectar su vida y la vida de otros.

Su cuello
Clama a mí, y te responderé; y te revelaré cosas grandes e inaccesibles que tú no
conoces (Jeremías 33:3).
Cuando mi marido tenga que tomar una decisión difícil, oro para que clame
a ti y pida tu guía. Enséñale cosas grandes e inaccesibles que no conocía. Dale
perspicacia y sabiduría más allá de la explicación y el entendimiento humano.

Sus hombros
Porque yo sé los planes que tengo acerca de ustedes, dice el SEÑOR, planes de
bienestar y no de mal, para darles porvenir y esperanza (Jeremías 29:11).
Te agradezco, Señor, porque tú tienes un buen propósito y un plan perfecto
para la vida de mi marido, un plan no para hacerle mal sino para darle porvenir
y esperanza. Haz que él descanse en el conocimiento de que tú siempre tienes
en cuenta lo que más le conviene.

Su corazón
El corazón alegre mejora la salud, pero un espíritu abatido seca los huesos
(Proverbios 17:22).
Por favor, bendice a mi marido con un corazón alegre, gozoso y positivo, un
corazón que alimente su cuerpo en vez de abatir su alma.

Su espalda
El ángel del SEÑOR acampa en derredor de los que le temen, y los libra (Salmo 34:7).
Oro para que el ángel del Señor acampe en derredor de mi marido hoy.
Protégelo en el terreno físico y el espiritual. De éndelo de cualquier trampa del
enemigo que lo atrape, tiente o haga tropezar. Líbralo de cualquier persona que
se haya propuesto lastimarlo.

Sus brazos
Da fuerzas al cansado y le aumenta el poder al que no tiene vigor. Aun los muchachos
se fatigan y se cansan; los jóvenes tropiezan y caen. Pero los que esperan en el SEÑOR
renovarán sus fuerzas; levantarán las alas como águilas. Correrán y no se cansarán;
caminarán y no se fatigarán (Isaías 40:29-31).
Señor, cuando mi marido comience a cansarse hoy, dale resistencia para
continuar. Cuando se debilite, dale fuerzas para seguir adelante. Dale poder
para levantar las alas como águilas que vuelan en la corriente que tú provees, en
vez de agitar sus alas ferozmente para seguir volando. Dale la energía para
correr y no cansarse, para caminar y no desmayar. Que su esperanza en ti traiga
vigor a su cuerpo, espíritu y alma.

Sus manos
¿Has visto un hombre diligente en su trabajo? En la presencia de los reyes estará
(Proverbios 22:29).
Capacita a mi marido para que sea diestro en su trabajo, lleno del poder y
sabiduría del Espíritu Santo para hacer bien todas las cosas. Dale favor en su
campo de trabajo y que su buena obra sea reconocida y valorada por los demás.

Su dedo anular
El amor tiene paciencia y es bondadoso (1 Corintios 13:4).
Señor, por favor, bendice nuestro matrimonio con una abundancia de
paciencia y bondad. Oro para que mi marido sea paciente cuando no me
comporte de la manera que él espera, bondad cuando yo sea una persona con
la que es difícil vivir, y delicadeza conmigo en medio de los altibajos de nuestra
vida juntos. Oro para que yo sea paciente con mi marido cuando él no se
comporte como a mí me gustaría, bondad cuando él sea una persona con la
que es difícil vivir, y delicadeza con él en medio de los altibajos de nuestra vida
juntos.
Su costado
El amor tiene paciencia y es bondadoso. El amor no es celoso. El amor no es
ostentoso, ni se hace arrogante. No es indecoroso ni busca lo suyo propio. No se irrita
ni lleva cuentas del mal. No se goza de la injusticia sino que se regocija con la verdad.
Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta (1 Corintios 13:4-7).
Así como yo oro para que mi marido sea paciente y bondadoso conmigo,
oro para que él sea paciente y bondadoso con su familia, amigos y compañeros
de trabajo. Enséñale cómo demostrar un amor que no es envidioso, arrogante,
orgulloso, grosero, egocéntrico ni se irrita fácilmente. No dejes que él lleve
cuentas del mal, sino dale poder para perdonar rápidamente. Que no se goce
cuando las cosas salgan mal a otros, sino que celebre cuando las cosas salgan
bien. Alimenta en él un amor por su familia, amigos y compañeros de trabajo
que siempre protege, siempre confía, siempre espera y siempre preserva.

Su sexualidad
¡Qué bello y dulce eres tú, oh amado mío! Nuestra cama es frondosa (Cantares 1:16).
Dame las palabras y las maneras de hacer saber a mi marido que me siento
atraída hacia él y que lo deseo sexualmente. Haz que nuestro lecho y los
tiempos de intimidad sean atractivos y refrescantes como un bosque, como un
lugar que disfruta y al que anhela ir.

Sus piernas
Más bien, según fuimos aprobados por Dios para ser encomendados con el evangelio,
así hablamos; no como quienes buscan agradar a los hombres, sino a Dios quien
examina nuestros corazones (1 Tesalonicenses 2:4).
Oro para que mi marido no tenga miedo de defender la verdad. Produce en
él un deseo de agradarte a ti antes que a los hombres.

Sus rodillas
Respondió Jesús y le dijo: “Si alguno me ama, mi palabra guardará. Y mi Padre lo
amará, y vendremos a él y haremos nuestra morada con él” (Juan 14:23).
Jesús, prepara y dale poder a mi marido para que muestre que te ama
guardando tus enseñanzas. Ayúdalo a que no sea orgulloso y haga las cosas por
su cuenta, sino que sea humilde y se someta a tu camino mejor.

Sus pies
Lámpara es a mis pies tu palabra y lumbrera a mi camino (Salmo 119:105).
Que tu Palabra brille como una lámpara a los pies de mi marido y luz a su
camino. Que tu verdad emane un rayo resplandeciente que le señale la
dirección correcta hoy. Oro todo esto en el nombre de Jesús, amén.
Día 16

Su mente
Entonces [Jesús] les abrió el entendimiento para que comprendieran las Escrituras
(Lucas 24:45).
Padre celestial, así como Jesús abrió la mente de los discípulos para que
entendieran las Escrituras, te pido que abras la mente de mi marido para que
entienda tu Palabra. Que el Espíritu Santo sea su maestro para que la Escritura
no lo confunda sino que lo ilumine. ¡Sube las cortinas, abre las persianas y
enciende las luces! Explica y haz que las Escrituras sean claras para él.

Sus ojos
Sus ojos lo verán y dirán: “¡Sea engrandecido el SEÑOR más allá de las fronteras de
Israel!” (Malaquías 1:5).
Abre los ojos de mi marido para que te vea obrando en su vida hoy. Incítalo
a reconocer tu presencia y tu poder.

Sus oídos
¡Oh, si mi pueblo me hubiera escuchado; si Israel hubiera andado en mis caminos...! En
un instante habría yo sometido a sus enemigos y habría vuelto mi mano contra sus
adversarios (Salmo 81:13,14).
Aumenta la agudeza espiritual de mi marido para detectar tu voz. Oro para
que no ignore tus mandamientos sino que escuche las indicaciones del Espíritu
Santo todo el día. Pido que tú rápidamente sometas a las potestades de las
tinieblas que traten de hacerle daño. Vuelve tu mano contra los principados del
mal que intenten lastimarlo.

Su boca
Entonces, llamando a sí a la multitud, les dijo: “¡Oigan y entiendan! Lo que entra en la
boca no contamina al hombre; sino lo que sale de la boca, esto contamina al hombre”
(Mateo 15:10,11).
Mueve el corazón de mi marido para que se je más en lo que sale de su
boca que en lo que entra. Haz que sea muy consciente de las palabras que diga
y que tenga cuidado de no manchar su reputación por la manera en que habla.

Su cuello
Así ha dicho el SEÑOR, tu Redentor, el Santo de Israel: “Yo soy el SEÑOR tu Dios que te
enseña provechosamente, y que te conduce por el camino en que has de andar”
(Isaías 48:17).
Señor, pido que enseñes a mi marido lo que le es más provechoso y le ayudes
a tomar las mejores decisiones posibles. Guíalo para que se aparte de decisiones
potencialmente dañinas y se dirija a las indudables decisiones útiles.

Sus hombros
Pidan, y se les dará. Busquen y hallarán. Llamen, y se les abrirá. Porque todo el que
pide recibe, el que busca halla, y al que llama se le abrirá (Mateo 7:7,8).
Cuando hoy mi marido tenga una necesidad, recuérdale que a ti te
encantaría que él te pida ayuda en vez de tratar de suplir esa necesidad por su
propia cuenta. Gracias por la promesa de que todo el que pida recibirá, el que
busque hallará y el que llama será recibido.

Su corazón
Acerquémonos con corazón sincero, en plena certidumbre de fe, puri cados los
corazones de mala conciencia, y lavados los cuerpos con agua pura (Hebreos 10:22).
Recuérdale a mi marido que él se puede acercar a ti con un corazón sincero
en plena certidumbre de fe, sabiendo que su corazón ha sido santi cado por la
sangre del Cordero. Oro para que él no se avergüence por los vestigios de la
culpa que aún persisten en su corazón; en cambio, deja que se acerque al trono
con la con anza de un hombre a quien se le ha hecho borrón y cuenta nueva.

Su espalda
Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones. Por
eso no temeremos aunque la tierra tiemble, aunque los montes se derrumben en el
corazón del mar, aunque sus aguas rujan y echen espuma, y se estremezcan los
montes por su braveza (Salmo 46:1-3).
Dios, gracias por ser el amparo y fortaleza de mi marido, un pronto auxilio
en las tribulaciones. No importa lo que suceda hoy en su vida, aun si su
mundo entero pareciera desmoronarse a su alrededor, oro para que lo guardes
con toda seguridad.

Sus brazos
No temas, porque yo estoy contigo. No tengas miedo, porque yo soy tu Dios. Te
fortaleceré, y también te ayudaré. También te sustentaré con la diestra de mi justicia
(Isaías 41:10).
Anima a mi marido para que no tenga miedo ni esté consternado, porque tú
estás con él. Recuérdale que tú lo fortalecerás y sostendrás. Susténtalo, Padre,
con tu justa diestra, no importa qué circunstancia difícil trate de derribarlo.

Sus manos
Yo sé que no hay cosa mejor para el hombre que alegrarse y pasarlo bien en su vida. Y
también, que es un don de Dios que todo hombre coma y beba y goce del fruto de
todo su duro trabajo (Eclesiastés 3:12,13).
Señor, oro para que mi marido esté alegre y la pase bien. Que halle
satisfacción y realización en su trabajo. Ayúdalo a ver su trabajo como algo que
él realiza y no como algo que tiene que hacer. Oro para que él vea su trabajo
como un regalo tuyo, y que tenga una in uencia positiva e impacto duradero
en todos aquellos a quienes toca por medio de su tarea.

Su dedo anular
El amor... no es celoso (1 Corintios 13:4).
Protege a mi marido para que no se vuelva celoso de otra gente ni de las
cosas que me interesan a mí, sino guárdalo con seguridad en mi amor por él.
Asimismo, protégeme para que no me vuelva celosa de otra gente ni de las
cosas que le interesan a él, sino ayúdame a descansar con adamente en su amor
por mí.
Su costado
Amándose los unos a los otros con amor fraternal; en cuanto a honra, pre riéndose
los unos a los otros (Romanos 12:10).
Enseña a mi marido a amar a sus amigos, familia y compañeros de trabajo
con amor fraternal. Muéstrale cómo honrar a aquellos con quienes camina a su
lado, pre riéndolos y considerando sus deseos por encima de los suyos. Oro
para que no le importe desempeñar un papel secundario cuando un amigo
tenga la oportunidad de ser el personaje principal.

Su sexualidad
El amor sea sin ngimiento, aborreciendo lo malo y adhiriéndose a lo bueno
(Romanos 12:9).
Ayuda a mi marido a aborrecer lo malo y adherirse a lo bueno. Indícale que
huya de la perversidad sexual y se mueva hacia lo que tú has ordenado y
aprobado.

Sus piernas
Sadrac, Mesac y Abed-nego respondieron y dijeron al rey: “Oh Nabucodonosor, no
necesitamos nosotros responderte sobre esto. Si es así, nuestro Dios, a quien rendimos
culto, puede librarnos del horno de fuego ardiendo; y de tu mano, oh rey, nos librará. Y
si no, que sea de tu conocimiento, oh rey, que no hemos de rendir culto a tu dios ni
tampoco hemos de dar homenaje a la estatua que has levantado” (Daniel 3:16-18).
Así como Sadrac, Mesac y Abed-nego, que se rehusaron a postrarse a
cualquier dios excepto a ti, oro para que mi marido no tenga miedo de
enfrentar los sistemas del mundo y los líderes que exigen que renuncie a su fe.
Dale la fortaleza de permanecer rme en la verdad de tu soberano y supremo
poder. Oro para que tú estés con él en el horno ardiente de este mundo y lo
saques sin el menor olor a humo.

Sus rodillas
Antes de la quiebra está el orgullo; y antes de la caída la altivez de espíritu
(Proverbios 16:18).
Oro para que mi marido no sea orgulloso, altanero ni arrogante, sino que
sea humilde, sumiso y maleable en tus manos. Que su relación contigo se
caracterice por la obediencia que uye de un profundo y perdurable amor.

Sus pies
Considera la senda de tus pies y todos tus caminos sean correctos. No te apartes ni a
la izquierda ni a la derecha; aparta tu pie del mal (Proverbios 4:26, 27).
Guía a mi marido para que trace un camino recto para sus pies y se
mantenga ahí. Ayúdalo a ignorar las distracciones del mundo y a permanecer
en la senda bien iluminada de Cristo. En el nombre de Jesús, amén.
Día 17

Su mente
Pido que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de gloria, les dé espíritu de
sabiduría y de revelación en el pleno conocimiento de él (Efesios 1:17).
Padre celestial, te pido que le des a mi marido espíritu de sabiduría y de
revelación para que te pueda conocer mejor. Ilumina su mente para que te
conozca no solo intelectual sino también personal, íntima y
experimentalmente.

Sus ojos
Pero el SEÑOR dijo a Samuel: “No mires su apariencia ni lo alto de su estatura, pues yo
lo he rechazado. Porque el SEÑOR no mira lo que mira el hombre: El hombre mira lo
que está delante de sus ojos, pero el SEÑOR mira el corazón” (1 Samuel 16:7).
Ayuda a mi marido a resistir la inclinación de juzgar a la gente por su
apariencia física. Enséñale a ver a los hombres y a las mujeres como tú los ves:
como un hermano o hermana en Cristo, santi cado aunque imperfecto, o
como a una persona perdida que necesita tu gracia salvadora.

Sus oídos
Óiganme, los que siguen la justicia, los que buscan al SEÑOR. Miren la roca de donde
fueron cortados, y la cantera de donde fueron extraídos (Isaías 51:1).
Padre celestial, oro para que mi marido te escuche, te busque y siga tu
justicia. Recuérdale que fue cortado de la roca de Jesucristo y extraído de la
cantera de tus piedras vivas.

Su boca
Porque yo les daré boca y sabiduría, a la cual no podrán resistir ni contradecir todos
los que se les opongan (Lucas 21:15).
Dale a mi marido boca y sabiduría a la cual no puedan resistir ni contradecir
todos los que se le opongan. Que sus palabras atraigan a otros y no los aparten.
Muéstrale cómo hablar acerca de ti de tal manera que quieran saber más.

Su cuello
Donde no hay consulta los planes se frustran, pero con multitud de consejeros se
realizan (Proverbios 15:22).
Cuando mi marido tenga que tomar una decisión, dirígelo a hombres
sagaces que puedan proveer sabios consejos.

Sus hombros
Vengan a mí, todos los que están fatigados y cargados, y yo los haré descansar. Lleven
mi yugo sobre ustedes, y aprendan de mí, que soy manso y humilde de corazón; y
hallarán descanso para su alma. Porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga (Mateo
11:28-30).
Jesús, cuando mi marido se sienta abrumado por las preocupaciones de este
mundo, oro para que él venga a ti y descanse. Oro para que se quite el yugo de
la autosu ciencia y se ponga el yugo de la su ciencia de Cristo. Oro para que
se quite la carga que él mismo se haya puesto de tener que hacer funcionar las
cosas y que pueda acoger la libertadora verdad de que puede hacer todo por
medio de Cristo que lo fortalece.

Su corazón
No tenga tu corazón envidia de los pecadores. Más bien, en todo tiempo permanece
tú en el temor del SEÑOR. Porque ciertamente hay un porvenir, y tu esperanza no será
frustrada (Proverbios 23:17,18).
Protege el corazón de mi marido y no dejes que envidie a los pecadores que
parecen estar progresando o divirtiéndose. Ayúdalo a no perder las esperanzas
sino a mirar con muchas ganas su futura recompensa y bendición eterna, que
vendrán por seguro.

Su espalda
El que habita al abrigo del Altísimo morará bajo la sombra del Todopoderoso. Diré yo
al SEÑOR: “¡Refugio mío y castillo mío, mi Dios en quien confío!” (Salmo 91:1, 2).
Dios altísimo, oro para que mi marido elija habitar en el abrigo de tu
protección y morar bajo la sombra de tu cuidado. Enséñale a decir con
con anza: “¡El Señor es refugio mío y castillo mío, mi Dios en quien confío!”.

Sus brazos
El SEÑOR te guiará siempre y saciará tu alma en medio de los sequedales. Él
fortalecerá tus huesos, y serás como un jardín de regadío y como un manantial de
aguas cuyas aguas nunca faltan (Isaías 58:11).
Padre, fortalece el cuerpo de mi marido y protege su salud. Oro para que no
se marchite como el pasto en terreno calcinado sino que crezca como un fuerte
árbol frondoso en un jardín bien regado.

Sus manos
Fortalezcan las manos débiles; a rmen las rodillas vacilantes (Isaías 35:3).
Cuando mi marido se sienta inferior, inseguro o incompetente en el trabajo,
te pido que fortalezcas sus manos débiles y a rmes sus rodillas débiles. Dale
con anza, seguridad y valentía para que trabaje con las rmes manos de un
hombre que está seguro de las habilidades y talentos que Dios le ha dado.

Su dedo anular
[El amor] no se irrita ni lleva cuentas del mal (1 Corintios 13:5).
No permitas que ni mi marido ni yo llevemos una cuenta de los errores y
fallas de cada uno, sino ayúdanos a perdonar cada ofensa y a no volverla a
mencionar. No dejes que tengamos una lista mental de ofensas y ayúdanos a
lanzar cada una de ellas a lo más profundo del mar, es decir, al mismo lugar
donde Dios lanza los pecados que nos ha perdonado. Si empezamos a hacer esa
lista, convéncenos rápidamente y danos el poder para obedecer.

Su costado
Determinen no poner tropiezo u obstáculo al hermano (Romanos 14:13).
Ayuda a mi marido a dar prioridad a la salud espiritual de otros creyentes en
vez de aferrarse a sus derechos personales. Dale la determinación de no hablar
palabras ni mostrar conductas que se conviertan en una piedra de tropiezo ni
en un obstáculo para el viaje espiritual de otra persona.

Su sexualidad
Andemos decentemente, como de día; no con glotonerías y borracheras, ni en
pecados sexuales y desenfrenos, ni en peleas y envidia. Más bien, vístanse del Señor
Jesucristo y no hagan provisión para satisfacer los malos deseos de la carne (Romanos
13:13,14).
Oro para que mi marido se comporte decente y honorablemente a la vista de
todos. Impide que piense o participe de cualquier conducta sexual inmoral.
Quita cualquier deseo malo y reemplázalo con deseos piadosos. Muéstrale
cómo vestirse en la presencia del Señor Jesucristo y vivir una vida que te re eje
a ti.

Sus piernas
Jesús respondió y les dijo: “De cierto les digo que si tienen fe y no dudan, no solo
harán esto de la higuera, sino que si dicen a este monte: ‘Quítate y arrójate al mar’, así
será. Todo lo que pidan en oración, creyendo, lo recibirán” (Mateo 21:21, 22).
Fortalece la fe de mi marido para que permanezca rme en tus promesas sin
duda alguna. Dale el tipo de fe que mueve montañas. Oro para que él crea y
reciba lo que pida en oración, siempre que esté de acuerdo con tu perfecta
voluntad.

Sus rodillas
Vivo yo, dice el Señor, que ante mí se doblará toda rodilla, y toda lengua confesará a
Dios (Romanos 14:11).
Humilla a mi marido para que doble su rodilla en sometimiento y adoración
hacia ti. Remueve cualquier orgullo o arrogancia que le impida experimentar
una relación vibrante contigo.

Sus pies
El que camina en integridad anda con ado, pero el que pervierte sus caminos será
descubierto (Proverbios 10:9).
Prepara a mi marido para que sea un hombre íntegro que anda con ado por
el asfaltado camino de tu verdad y protégelo de la atracción de las sendas
torcidas. En el nombre de Jesús, amén.
Día 18

Su mente
De modo que, siendo arraigados y fundamentados en amor, ustedes sean plenamente
capaces de comprender, junto con todos los santos, cuál es la anchura, la longitud, la
altura y la profundidad, y de conocer el amor de Cristo que sobrepasa todo
conocimiento para que así sean llenos de toda la plenitud de Dios (Efesios 3:17-19).
Dios todopoderoso, oro para que mi marido, siendo arraigado y
fundamentado en amor, sea plenamente capaz de comprender junto con todos
los santos cuál es la anchura, la longitud, la altura y la profundidad del amor de
Cristo que sobrepasa todo conocimiento para que así sea lleno de toda la
plenitud de Dios. Dale poder a su mente para que entienda el concepto de tu
amor por él, a pesar de que toda esa plenitud esté mucho más allá de su
comprensión.

Sus ojos
La lámpara del cuerpo es el ojo. Así que, si tu ojo está sano, todo tu cuerpo estará
lleno de luz. Pero si tu ojo es malo, todo tu cuerpo estará en tinieblas. De modo que, si
la luz que hay en ti es oscuridad, ¡cuán grande es esa oscuridad! (Mateo 6:22,23).
Señor, tu Palabra nos dice que lo que vemos afecta todo nuestro ser. Guía a
mi marido para que abra sus ojos a las cosas que emiten tu brillante luz a su
alma; ciérralos a aquello que la pueda ocultar.

Sus oídos
Por esto, la fe es por el oír, y el oír por la palabra de Cristo (Romanos 10:17).
De todas las cosas que reclamen la atención de mi marido hoy, ayúdalo a
a nar su oído a aquello que aumente su fe y refuerce su creencia. Haz madurar
su fe como resultado directo de lo que escucha y de las personas a las que elige
escuchar.

Su boca
Sino que, siguiendo la verdad con amor, crezcamos en todo hacia aquel que es la
cabeza: Cristo (Efesios 4:15).
Enseña a mi marido a seguir la verdad con amor. Si tiene que confrontar a
un compañero de trabajo, a un amigo o incluso a mí, indícale que ltre sus
palabras mediante el discernidor de la misericordia y la gracia antes de hablar.

Su cuello
Él da sabiduría a los sabios y conocimiento a los entendidos (Daniel 2:21).
Señor, así como diste a Daniel sabiduría para tomar las mejores decisiones,
aun cuando signi có ir en contra de la cultura en la que vivía, te pido que des a
mi marido tu sabiduría para tomar las mejores decisiones a pesar de la cultura
en que vive. Bendícelo con conocimiento sobrenatural y discernimiento exacto
para cada decisión que tome hoy día.

Sus hombros
Y el que fue sembrado en espinos, este es el que oye la palabra, pero las
preocupaciones de este mundo y el engaño de las riquezas ahogan la palabra, y
queda sin fruto. Pero el que fue sembrado en buena tierra, este es el que oye la
palabra y la entiende, el que de veras lleva fruto y produce, uno a ciento, otro a
sesenta, y otro a treinta por uno (Mateo 13:22, 23).
Ayuda a mi marido a no dejar que las preocupaciones de la vida o el engaño
de las riquezas ahoguen la Palabra que plantaste en su corazón. Enséñale a
quitar la preocupación y a cultivar el entendimiento para producir una
extraordinaria cosecha de buen fruto.

Su corazón
Bienaventurado el hombre que siempre teme, pero el que endurece su corazón caerá
en el mal (Proverbios 28:14).
Señor, dale a mi marido un corazón maleable. Que siempre te tema,
reverencie y se someta a ti. Protege su corazón para que no se endurezca y caiga
en cualquier forma de desobediencia o rebelión en contra tuya.

Su espalda
Con sus plumas te cubrirá, y debajo de sus alas te refugiarás; escudo y defensa es su
verdad (Salmo 91:4).
Gracias, Dios, por tu presencia protectora. Cubre a mi marido con tus
plumas y protégelo con tus poderosas alas como una gallina protege a sus
polluelos. Que tu verdad sea escudo y defensa de mi marido.

Sus brazos
No se entristezcan porque el gozo del SEÑOR es su fortaleza (Nehemías 8:10).
Oro para que mi marido no se entristezca ni desfallezca a causa de sus
debilidades sino que se regocije y esté contento debido a tu fortaleza. Ayúdalo a
no enfocarse en sus propias insu ciencias sino en tu su ciencia total.

Sus manos
Cuando acabó de hablarles, dijo a Simón: Boga mar adentro, y echen sus redes para
pescar. Simón le respondió y dijo: Maestro, toda la noche hemos trabajado duro y no
hemos pescado nada. Pero por tu palabra echaré la red. Cuando lo hicieron,
atraparon una gran cantidad de peces, y sus redes se rompían (Lucas 5:4, 6).
Señor, nosotros podemos ser como Simón, que trabajó duro toda la noche y
terminó con las manos vacías. O podemos echar nuestras redes donde Jesús nos
indique y obtener resultados extraordinarios. Ayuda a mi marido a saber
exactamente dónde echar sus redes. Oro para que él te pida una clara dirección
en el trabajo y siga esas direcciones al pie de la letra, aunque parezcan no tener
sentido en el momento. Dale la fe para decir con Simón: “Por tu palabra echaré
la red”.

Su dedo anular
[El amor] todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor nunca
deja de ser (1 Corintios 13:7, 8).
Señor, dale a mi marido un amor por mí que siempre sufra, siempre confíe y
siempre soporte. Asimismo, oro para que mi amor por él resista cualquier cosa
que le sobrevenga. No importa lo que suceda, ayúdanos a creer lo mejor y a
esperar lo mejor de nosotros. Que nuestro amor nunca deje de ser, nunca se
desvanezca con el tiempo ni con la edad, sino que continúe siendo una pasión
vibrante de expresión colorida y compromiso perdurable.

Su costado
Por tanto, recíbanse unos a otros como Cristo los recibió para la gloria de Dios
(Romanos 15:7).
Ayuda a mi marido a aceptar a otros, así como Cristo lo aceptó a él, total e
incondicionalmente.

Su sexualidad
Como una ciudad cuya muralla ha sido derribada, es el hombre cuyo espíritu no tiene
freno (Proverbios 25:28).
Dale a mi marido poder para ejercer dominio propio en el área de su
sexualidad. Oro para que no sea como una ciudad antigua con murallas
derribadas o una casa sin protección que carece de puertas y ventanas, sino que
sea como una ciudad forti cada y una casa bien protegida, cerrada con llave en
contra del enemigo.

Sus piernas
Pero respondiendo Pedro y Juan, les dijeron: Juzguen ustedes si es justo delante de
Dios obedecerles a ustedes antes que a Dios. Porque nosotros no podemos dejar de
decir lo que hemos visto y oído (Hechos 4:19, 20).
Dale a mi marido el valor para defender la verdad en medio de la
persecución, el rechazo o la desaprobación. Ayúdalo a obedecerte siempre a ti
en lugar de los hombres.

Sus rodillas
Por lo cual, también Dios lo exaltó hasta lo sumo y le otorgó el nombre que es sobre
todo nombre; para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están
en los cielos, en la tierra y debajo de la tierra; y toda lengua con ese para gloria de
Dios Padre que Jesucristo es Señor (Filipenses 2:9-11).
Oro para que mi marido doble su rodilla y con ese que Jesucristo es el
Señor de cada área de su vida. Guíalo para que no retenga nada.

Sus pies
El que anda con los sabios se hará sabio, pero el que se junta con los necios sufrirá
daño (Proverbios 13:20).
Trae gente sabia a la vida de mi marido, gente de la que pueda aprender al
caminar juntos. Protégelo para que no haga caso a los necios y conéctalo con
aquellos que lo animen a caminar conjuntamente contigo. En el nombre de
Jesús, amén.
Día 19

Su mente
Habiendo sido iluminados los ojos de su entendimiento para que conozcan cuál es la
esperanza a la que los ha llamado, cuáles las riquezas de la gloria de su herencia en
los santos, y cuál la inmensurable grandeza de su poder para con nosotros los que
creemos (Efesios 1:18,19).
Dios mío, ilumina los ojos de mi marido para que conozca cuál es la
esperanza a la que lo has llamado, cuáles las riquezas de la gloria de tu herencia
en los santos y cuál la inmensurable grandeza de tu poder para con nosotros los
que creemos. Ayúdalo a entender lo que signi ca ser un hijo de Dios: escogido,
perdonado, redimido, santi cado y, nalmente, glori cado. Que comprenda la
inmensidad de la gloriosa manera de vivir que tú tienes para tus seguidores y tu
extraordinaria obra en la vida de aquellos que confían en ti.

Sus ojos
¡Bienaventurados sus ojos, porque ven; y sus oídos, porque oyen! (Mateo 13:16).
Abre los ojos de mi marido para que te vea el día de hoy. Que experimente
momentos de gloria repentina en los cuales reconozca tu presencia y tu obra en
su vida.

Sus oídos
¡Bienaventurados sus. oídos, porque oyen! (Mateo 13:16).
A na los oídos de mi marido para que te escuche hoy. Ayúdalo a reconocer
tu voz hablando a su corazón y a escuchar cuidadosamente todo lo que digas.

Su boca
Por lo tanto, habiendo dejado la mentira, hablen la verdad cada uno con su prójimo,
porque somos miembros los unos de los otros (Efesios 4:25).
Ayuda a mi marido a hablar siempre sinceramente. Protégelo de distorsionar
o justi car los hechos para ocultar la verdad. Que sus palabras sean sinceras y
honorables.

Su cuello
David consultó al SEÑOR, y él le respondió (2 Samuel 5:23).
Cuando mi marido tenga que tomar una decisión difícil hoy, produce en él
el deseo de orar. Gracias por contestar cuando él clama a ti.

Sus hombros
Jesús los miró y les dijo: “Para los hombres esto es imposible, pero para Dios todo es
posible” (Mateo 19:26).
Querido Señor, aumenta la fe de mi marido para que esté seguro de que
todo es posible para el que cree. Remueve cualquier incredulidad e
incertidumbre de su corazón y ayúdalo a ver que no hay carga demasiado
pesada para que la carguen tus hombros, ni enfermedad demasiado grave que
tú no sanes, ni problema demasiado complicado que tú no resuelvas, ni
corazón tan roto que tú no puedas enmendar.

Su corazón
Les daré otro corazón, y pondré un espíritu nuevo dentro de ellos. De la carne de ellos
quitaré el corazón de piedra y les daré un corazón de carne (Ezequiel 11:19).
Amoroso Señor, dale a mi marido un corazón íntegro. Impide que tenga un
corazón voluble que está la mitad en tu campamento y la otra mitad en el
mundo. Dale el entusiasmo y la determinación de entregarse completamente a
Jesús. Ablanda cualquier área de su corazón que se haya endurecido con los
años y sensibiliza su corazón a los murmullos del Espíritu Santo.

Su espalda
Caerán a tu lado mil y diez mil a tu mano derecha pero a ti no llegará (Salmo 91:7).
Aunque parezca que el mundo se esté deshaciendo a su alrededor, ayuda a
mi marido a estar seguro de tu protección y provisión. Protégelo del peligro y
rescátalo de ser lastimado.

Sus brazos
Diga el débil: “Soy valiente” (Joel 3:10).
Cuando mi marido se sienta débil, cansado y agotado, recuérdale que
recobre sus fuerzas con tu fortaleza y enorme poder.

Sus manos
No nos cansemos, pues, de hacer el bien porque a su tiempo cosecharemos, si no
desmayamos (Gálatas 6:9).
Si mi marido se siente con ganas de tirar la toalla, dale resistencia para seguir
adelante, sabiendo que a su tiempo cosechará, si no desmaya.

Su dedo anular
Con toda humildad y mansedumbre, con paciencia, soportándose los unos a los otros
en amor (Efesios 4:2).
Muéstranos a mi marido y a mí cómo ser completamente humildes, mansos
y pacientes el uno con el otro, soportando las peculiaridades e idiosincrasias
con amor.

Su costado
No se dejen engañar: “Las malas compañías corrompen las buenas costumbres” (1
Corintios 15:33).
Protege a mi marido para que no forme relaciones ni alianzas con hombres
impíos y sin principios. Ayúdalo a recordar que las malas compañías
corrompen las buenas costumbres y que pasar el tiempo con hombres
inmorales afecta su actitud, palabras y conducta. Dale amigos cercanos que lo
in uyan para que sea un hombre de alto carácter moral y profunda fe
permanente.
Su sexualidad
¿O no saben que su cuerpo es templo del Espíritu Santo, que mora en ustedes, el cual
tienen de Dios, y que no son de ustedes? Pues han sido comprados por precio. Por
tanto, glori quen a Dios en su cuerpo (1 Corintios 6:19, 20).
Recuérdale a mi marido que su cuerpo es templo del Espíritu Santo, que
mora en él y obra a través de él. Dale poder para mantener ese templo
sexualmente puro. Ayúdale a recordar que su cuerpo no es suyo sino que ha
sido comprado por alto precio.

Sus piernas
Sin debilitarse en la fe, él tuvo muy en cuenta su cuerpo ya muerto (pues tenía casi
cien años) y la matriz muerta de Sara. Pero no dudó de la promesa de Dios por falta
de fe. Al contrario, fue fortalecido en su fe dando gloria a Dios, plenamente
convencido de que Dios, quien había prometido, era poderoso para hacerlo (Romanos
4:19-21).
Enseña a mi marido cómo ser un Abraham moderno, un hombre que no
dudó de tu promesa sino que se fortaleció en su fe, plenamente convencido de
que tú eres poderoso para cumplir tu promesa.

Sus rodillas
Cuando Uzías se hizo fuerte, su corazón se enalteció hasta corromperse (2 Crónicas
26:16).
Impide que mi marido se vuelva orgulloso debido a sus logros, y guíalo para
que permanezca humilde y agradecido por tu provisión y bendición.

Sus pies
El corazón del hombre traza su camino, pero el SEÑOR dirige sus pasos (Proverbios
16:9).
Señor, conforme mi marido hace planes y traza su camino en su vida, oro
para que tú dirijas sus decisiones y determines sus pasos. En el nombre de
Jesús, amén.
Día 20

Su mente
[Isaías preguntó:] ¿Quién conoció la mente del Señor? ¿Quién le instruirá? Pero
nosotros tenemos la mente de Cristo (1 Corintios 2:16).
Padre celestial, tus caminos son más altos que nuestros caminos y tus
pensamientos más que nuestros pensamientos. Están más allá del
entendimiento humano. No obstante, la Biblia nos dice que los creyentes
tenemos la mente de Cristo. Oro para que mi marido alinee sus pensamientos
con los de Cristo, su razonamiento con el de Cristo y sus propósitos con los de
Cristo.

Sus ojos
Velen y oren, para que no entren en tentación. El espíritu, a la verdad, está dispuesto;
pero la carne es débil (Mateo 26:41).
Mantén a mi marido alerta y en guardia para que no caiga en la tentación
sin darse cuenta. No dejes que se vuelva demasiado con ado o esté poco
preparado, sino hazlo consciente de las debilidades de la carne y las
maquinaciones del enemigo para tentarlo mediante lo que ve. Fortalece su
dominio propio para que su capacidad física de desviar su mirada de la
tentación corresponda a su deseo espiritual de honrarte.

Sus oídos
Pero no escucharon ni inclinaron su oído, sino que caminaron en la dureza de su
malvado corazón, según sus propios planes. Caminaron hacia atrás y no hacia
adelante (Jeremías 7:24).
Señor, pule la habilidad de mi marido de escucharte. Impide que escuche las
tercas inclinaciones de la carne y ayúdalo a poner atención al Espíritu Santo
que está dentro de él. Inclina su oído para que escuche y obedezca tus
mandamientos de modo que no retroceda sino que siga adelante.

Su boca
Ninguna palabra obscena salga de su boca sino la que sea buena para edi cación,
según sea necesaria, para que imparta gracia a los que oyen (Efesios 4:29).
Señor, dale a mi marido la disciplina de no dejar que ninguna palabra
obscena salga de su boca y que solo diga palabras que sean para edi cación,
según sean necesarias. Impide que cualquier lenguaje impuro, chiste sucio o
broma vulgar se escape de la puerta de sus labios, y solo permite que salgan
palabras que sean buenas, limpias y bene ciosas para los demás.

Su cuello
Andaré en libertad, porque he buscado [y desesperadamente requerido] tus
mandamientos (Salmo 119:45).
En todas las decisiones de mi marido hoy, pon un deseo de buscar tu
voluntad y de poner sus decisiones en el contexto de tu voluntad.

Sus hombros
Aconteció que al día siguiente Moisés se sentó para administrar justicia al pueblo. Y el
pueblo estuvo delante de Moisés desde la mañana hasta la noche. Al ver el suegro de
Moisés todo lo que él hacía por el pueblo, dijo: ¿Qué es esto que haces con el pueblo?
¿Por qué te sientas tú solo, y todo el pueblo está delante de ti desde la mañana hasta
la noche? Moisés respondió a su suegro: Porque el pueblo viene a mí para consultar a
Dios. Cuando tienen cualquier asunto, vienen a mí. Yo juzgo entre uno y otro, y les
hago conocer las leyes y las instrucciones de Dios. Entonces el suegro de Moisés le
dijo: No está bien lo que haces. Te agotarás del todo, tú y también este pueblo que
está contigo. El trabajo es demasiado pesado para ti; no podrás hacerlo tú solo (Éxodo
18:13-18).
Señor, oro para que mi marido no sienta que tiene que realizar cada tarea
por sí solo sino que haga solo lo que puede y busque gente capaz y digna de
con anza que comparta la carga. Muéstrale cuándo delegar responsabilidades
para que pueda dar lo mejor de sí en el trabajo que tú le has designado.

Su corazón
Porque donde esté tu tesoro, allí también estará tu corazón (Mateo 6:21).
Yo sé que lo que mi marido atesora en su corazón es donde pasa su tiempo,
invierte sus recursos y consume su energía. Por lo tanto, oro para que llene la
caja fuerte de su corazón con tesoros que no se puedan robar ni oxidar, de esos
que no pierden valor en una economía uctuante. Recuérdale que el tesoro
más valioso de todos, la perla de gran precio, se halla en una relación amorosa
contigo.

Su espalda
Pues a sus ángeles dará órdenes acerca de ti para que te guarden en todos tus
caminos. En sus manos te llevarán de modo que tu pie no tropiece en piedra (Salmo
91:11,12).
Amoroso Dios, gracias por tus ángeles que guardan y protegen a mi marido
donde vaya. Oro para que lo lleven en sus manos de modo que su pie no
tropiece en piedra; sostenlo si tambalea y afírmalo para que no caiga. Protégelo
en el terreno físico y espiritual para que el mal no lo lastime ni prevalezca en su
contra.

Sus brazos
Si alguien presta servicio, sirva conforme al poder que Dios le da, para que en todas
las cosas Dios sea glori cado por medio de Jesucristo (1 Pedro 4:11).
Oro para que mi marido no te preste servicio a ti ni a otros según su propia
fuerza sino con la fuerza que tú provees, para que en todas las cosas tu
presencia sea evidente y tu poder reciba el reconocimiento.

Sus manos
Porque somos hechura de Dios, creados en Cristo Jesús para hacer las buenas obras
que Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas (Efesios 2:10).
Gracias por tu maravillosa obra que veo en mi marido. Revélale la obra para
la cual lo has creado y enséñale a hacerlo con excelencia.

Su dedo anular
Procurando con diligencia guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz
(Efesios 4:3).
Señor, ayúdanos a mi marido y a mí a procurar con diligencia guardar la
unidad del Espíritu en nuestro matrimonio. Estimúlanos a expresarnos de
maneras que no nos separen ni causen discordia y enséñanos a elegir palabras y
acciones que nos aúnen más y fomenten la paz.

Su costado
No se unan en yugo desigual con los no creyentes. Porque ¿qué compañerismo tiene
la rectitud con el desorden? ¿Qué comunión tiene la luz con las tinieblas? (2 Corintios
6:14).
Oro para que mi marido no se haga compañero de quienes te rechazan. Que
él, como hijo de luz, no se una en yugo legal con un hijo de las tinieblas, no
importa lo bene cioso que esa asociación parezca ser.

Su sexualidad
El esposo cumpla con su esposa el deber conyugal; asimismo la esposa con su
esposo... No se nieguen el uno al otro, a menos que sea de acuerdo mutuo por algún
tiempo para que se dediquen a la oración y vuelvan a unirse en uno, para que no los
tiente Satanás a causa de su incontinencia (1 Corintios 7:3, 5).
Mantén nuestro lecho matrimonial como lugar de satisfacción mutua en el
que ambos tratamos de agradarnos el uno al otro. Que nuestra intimidad
sexual sea preciosa y sana para que las necesidades insatisfechas no den a
Satanás la oportunidad de tentarnos.

Sus piernas
Además, hermanos, les declaro el evangelio que les prediqué y que recibieron y en el
cual también están rmes (1 Corintios 15:1).
Fortalece a mi marido para que esté rme en el evangelio de Jesucristo y
protégelo de ser sacudido por el mundo, la carne o el diablo.

Sus rodillas
Comerás y te saciarás, y bendecirás al SEÑOR tu Dios por la buena tierra que te habrá
dado.. No sea que digas en tu corazón: ‘Mi fuerza y el poder de mi mano me han traído
esta prosperidad’. Al contrario, acuérdate del SEÑOR tu Dios. Él es el que te da poder
para hacer riquezas (Deuteronomio 8:10,17,18).
Señor, mientras oro para que mi marido sea exitoso e in uyente, también
oro para que permanezca humilde y agradecido. Impide que se vuelva
orgulloso de sus logros y ayúdalo a recordar que tú le diste la destreza, proveíste
la oportunidad y bendijiste su ingenio.

Sus pies
“Te haré entender y te enseñaré el camino en que debes andar. Sobre ti jaré mis
ojos” (Salmo 32:8).
Gentil Señor, por favor, enseña a mi marido el camino en que debe andar.
Sobre él ja tus ojos en todo el trayecto. En el nombre de Jesús, amén.
Día 21

Su mente
Pero una cosa hago: olvidando lo que queda atrás y extendiéndome a lo que está por
delante, prosigo a la meta hacia el premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo
Jesús (Filipenses 3:13,14).
Soberano Señor, impide que mi marido viva en el pasado. Purga su mente de
pensamientos de pecados pasados que traigan vergüenza, ofensas antiguas que
traigan amargura u oportunidades perdidas que traigan lamento. Ayúdalo a
enfocarse en lo que está por delante: en el emocionante viaje de convertirse
completamente en la persona para la cual lo creaste y de hacer todo lo que tú
has planeado para él.

Sus ojos
Y Jesús le respondió diciendo: ¿Qué quieres que te haga? El ciego le dijo: Rabí, que yo
recobre la vista (Marcos 10:51).
Aunque mi marido no es físicamente ciego, por favor, dale un anhelo de
verte a ti y a tus caminos con más claridad. Que él diga con el mendigo ciego:
“Rabí, que yo recobre la vista”.

Sus oídos
Los amonestaste para hacerlos volver a tu ley, pero ellos actuaron con soberbia y no
escucharon tus mandamientos. Pecaron contra tus decretos, los cuales, el hombre que
los cumpla por ellos vivirá. Dieron las espaldas en rebeldía, endurecieron su cerviz y
no escucharon (Nehemías 9:29).
Protege a mi marido de ser arrogante u orgulloso. Produce en él el deseo y la
determinación de escuchar y obedecer tus mandamientos. Protégelo de
experimentar las devastadoras consecuencias de los que se rehúsan a escuchar y
cólmalo con las bendiciones de los que no hacen esto.
Su boca
Quítense de ustedes toda amargura, enojo, ira, gritos y calumnia, junto con toda
maldad. Más bien, sean bondadosos y misericordiosos los unos con los otros,
perdonándose unos a otros como Dios también los perdonó a ustedes en Cristo
(Efesios 4:31, 32).
Por favor mantén la conversación de mi marido libre de toda amargura,
enojo, ira, palabras duras y calumnia, junto con toda maldad. Si alguien lo
lastima, lo ofende o lo enoja, dale el poder de refrenar su lengua para que no
responda con palabras duras sino con palabras llenas de gracia.

Su cuello
Porque lo necio de Dios es más sabio que los hombres, y lo débil de Dios es más fuerte
que los hombres (1 Corintios 1:25).
Señor, ¡es tan fácil tomar decisiones basadas en la sabiduría mundana y en lo
que parece tener sentido lógico! Pero oro para que mi marido tome decisiones
basadas en tu guía, sabiendo que tú siempre eres más sabio que los mejores
razonamientos del hombre.

Sus hombros
Porque ninguna cosa será imposible para Dios (Lucas 1:37).
Estoy muy agradecida de que nada, absolutamente nada, es imposible para
ti. Cuando mi marido amarre la carga de la autosu ciencia sobre sus hombros,
incítalo a cortarla y a poner esa carga sobre tus hombros. Remueve sus
preocupaciones y temores, y reemplázalos con paz y con anza. Asegúrale que
nada es muy pesado para que tú lo cargues, ni demasiado difícil para que tú lo
arregles, ni demasiado roto para que tú lo enmiendes.

Su corazón
Jesús le dijo: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con
toda tu mente” (Mateo 22:37).
Oro para que mi marido te ame con todo su corazón y con toda su alma y
con toda su mente, es decir, con todo su ser. Muéstrale a alguien o algo que
ame más que a ti y dale la sabiduría y la voluntad de reubicar estas cosas en su
corazón y poner su amor por ti por encima de todo.

Su espalda
Porque en mí ha puesto su amor, yo lo libraré; lo pondré en alto, por cuanto ha
conocido mi nombre (Salmo 91:14).
Santo Padre, produce en mi marido el deseo de amarte y con ar en ti hoy
más que ayer. Rescátalo cuando esté en peligro y protégelo del mal.

Sus brazos
Pero recibirán poder cuando el Espíritu Santo haya venido sobre ustedes (Hechos 1:8).
Padre, gracias por el prometido Espíritu Santo que mora en todos los
creyentes. Pido que mi marido sea capacitado, llenado y motivado por el poder
del Espíritu Santo en su vida hoy. Líbralo de la tendencia a depender de su
propia fuerza e indícale que acceda al poder del Espíritu Santo que obra en él y
a través de él.

Sus manos
Hagan todo sin murmuraciones y contiendas, para que sean irreprensibles y sencillos,
hijos de Dios sin mancha en medio de una generación torcida y perversa, en la cual
ustedes resplandecen como luminares en el mundo (Filipenses 2:14, 15)
Ayuda a mi marido a enfrentar las tareas de su día sin refunfuñar, sin
argumentar y sin quejarse. Que su actitud positiva brille como un lucero en un
mundo en tinieblas.

Su dedo anular
Enójense, pero no pequen; no se ponga el sol sobre su enojo ni den lugar al diablo
(Efesios 4:26,27).
Señor, impide que mi esposo y yo nos vayamos a dormir enojados. Aunque
tal vez no podamos resolver todo con icto antes de que se ponga el sol,
ayúdanos a pedirnos perdón rápidamente y a darnos perdón completamente.
Oro para que no permitamos que el enojo no resuelto provea un punto de
apoyo para que Satanás entre en nuestro matrimonio.
Su costado
Enójense, pero no pequen; no se ponga el sol sobre su enojo ni den lugar al diablo
(Efesios 4:26,27).
Así como oré para que no se ponga el sol mientras mi marido y yo aún
estamos enojados, pido lo mismo para sus otras relaciones. Cuando se altera o
enoja con un miembro de la familia, un amigo o un compañero de trabajo,
ablanda su corazón para buscar una pronta solución. Ayúdalo a no irse a
dormir enojado, aun si el problema no se ha resuelto completamente. Impide
que guarde rencor, trame una venganza, piense continuamente en la ofensa o se
rehúse a dejarla ir. No permitas que le dé un punto de apoyo al diablo en su
vida mediante el enojo, la amargura o la falta de perdón.

Su sexualidad
No les ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero el es Dios, quien
no los dejará ser tentados más de lo que ustedes pueden soportar, sino que
juntamente con la tentación dará la salida, para que la puedan resistir (1 Corintios
10:13).
Dios, gracias por no permitir que mi marido sea tentado más allá de lo que
puede soportar. Abre sus ojos para que reconozca rápidamente tu salida y se
escape sin problemas.

Sus piernas
Pero gracias a Dios quien nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo. Así
que, hermanos míos amados, estén rmes y constantes (1 Corintios 15:57,58).
Dios, gracias por darnos la victoria sobre la muerte por medio de la
resurrección de Jesucristo. Ayuda a mi marido a permanecer rme en esta
verdad y que no deje que nada ni nadie socave su valor ni sacuda su fe.

Sus rodillas
Sean llenos del Espíritu (Efesios 5:18).
Dale hoy a mi marido una unción fresca y llenura del Espíritu Santo. Que
vuelva a recibir una infusión de la paz y el poder del Espíritu Santo.
Sus pies
Entonces tus oídos oirán a tus espaldas estas palabras: “¡Este es el camino; anden por
él, ya sea que vayan a la derecha o a la izquierda!” (Isaías 30:21).
Señor, dondequiera que vaya mi marido hoy día, haz que su hombre interior
sea sensible a tu voz diciendo: “¡Este es el camino; anda por él!”. Guíalo para
que siga elmente tus señales y que no se distraiga con los lujos del mundo.
Que tu Palabra sea su mapa y tu Espíritu Santo su guía. En el nombre de Jesús,
amén.
Día 22

Su mente
Para que unidos en amor, sus corazones sean reanimados hasta lograr toda la riqueza
de la plena certidumbre de entendimiento, para conocer el misterio de Dios; es decir,
Cristo mismo. En él están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y del
conocimiento (Colosenses 2:2, 3).
Señor, oro para que mi marido comprenda el bene cio del entendimiento
completo del evangelio para que pueda conocer intelectual y
experimentalmente todo lo que tú has hecho por él por medio de la muerte y
resurrección de Jesús. Muéstrale los escondidos tesoros de la sabiduría y del
conocimiento que están esperando ser descubiertos en Cristo.

Sus ojos
Habiendo entrado Jesús en Jericó, pasaba por la ciudad. Y he aquí, un hombre
llamado Zaqueo, que era un principal de los publicanos y era rico, procuraba ver
quién era Jesús pero no podía a causa de la multitud porque era pequeño de estatura.
Entonces corrió delante y subió a un árbol sicómoro para verle, pues había de pasar
por allí (Lucas 19:1-4).
Así como Zaqueo se subió a un árbol sicómoro para ver mejor a Jesús, oro
para que mi marido haga todo lo necesario para ver a Jesús en su propia vida.
Ayúdalo a remover lo que necesite ser removido y añade lo que necesite ser
añadido para que te pueda ver claramente.

Sus oídos
Entonces Jesús le dijo: “Vete, Satanás, porque escrito está...” (Mateo 4:10).
Señor, impide que mi marido escuche los ofrecimientos de Satanás de tener
poder, éxito fácil o abundantes posesiones. Ayúdalo a no dejar entrar las
mentiras del enemigo venciéndolas con la verdad.
Su boca
Ni tampoco la conducta indecente ni tonterías ni bromas groseras, cosas que no son
apropiadas sino, más bien, acciones de gracias (Efesios 5:4).
Dale poder a mi marido para que se abstenga de conductas indecentes, de
tonterías, de bromas groseras, de malas palabras y haz que sus palabras sean
honorables y rectas. Guíalo para que tenga tanta uidez en dar gracias que
otros quieran saber la razón por la cual está tan agradecido... y entonces pueda
decirles por qué.

Su cuello
Nadie se engañe a sí mismo. Si alguno entre ustedes cree ser sabio en esta edad
presente, hágase necio para llegar a ser sabio. Porque la sabiduría de este mundo es
locura delante de Dios (1 Corintios 3:18,19).
Padre, impide que mi marido sea engañado al pensar que es sabio según los
estándares del mundo, y hazlo verdaderamente sabio según tus estándares.

Sus hombros
Consideren los lirios, cómo crecen. No trabajan ni hilan; y les digo que ni aun
Salomón, con toda su gloria, fue vestido como uno de ellos. Si Dios viste así la hierba
que hoy está en el campo y mañana es echada en el horno, ¡cuánto más hará por
ustedes, hombres de poca fe! (Lucas 12:27, 28).
Amoroso Señor, asegúrale a mi marido que no necesita preocuparse por el
sustento de nuestra familia. Ayúdalo a esforzarse al máximo y a dejar el
resultado en tus manos. Recuérdale cómo tú cuidas los lirios del campo y
ayúdalo a con ar en que tú también cuidarás de él.

Su corazón
[Jesús dijo:] “No se turbe el corazón de ustedes. Creen en Dios; crean también en mí”
(Juan 14:1).
Evita que el corazón de mi marido se preocupe o esté ansioso por el futuro.
Aumenta su fe para que confíe en tu amor infalible, tus recursos inagotables y
tu in nita protección.
Su espalda
El SEÑOR te guardará de todo mal; él guardará tu vida. El SEÑOR guardará tu salida y
tu entrada desde ahora y para siempre (Salmo 121:7, 8).
Señor, gracias por guardar a mi marido de todo mal y proteger su vida.
Gracias por guardar su salida y su entrada, desde ahora y para siempre. Ayuda a
mi marido a descansar en la seguridad de tu ojo vigilante y cuidado protector.

Sus brazos
Porque el reino de Dios no consiste en palabras sino en poder (1 Corintios 4:20).
Oro para que mi marido no solo hable de tu poder sino que lo crea, acceda a
él y lo ejerza. Permite que experimente la inconfundible obra de tu poderosa
fuerza en su vida. Llénalo de valor para ser fuerte y valiente con el n de hacer
todo aquello para lo cual lo llamaste.

Sus manos
¡Todo lo puedo en Cristo que me fortalece! (Filipenses 4:13).
Ayuda a mi marido a enfrentar cada tarea con la con anza de que
Jesús está obrando en él y a través de él. Ayúdalo a recordar y creer en la
promesa de que él puede hacer todo para lo cual lo llamaste por medio de
Cristo que lo fortalece.

Su dedo anular
Soportándose los unos a los otros y perdonándose los unos a los otros cuando alguien
tenga queja del otro. De la manera que el Señor los perdonó, así también háganlo
ustedes (Colosenses 3:13).
Señor, llena a mi marido y a mí con misericordia y gracia para que seamos
bondadosos, compasivos y rápidos para perdonarnos el uno al otro, así como
tú nos has perdonado. Danos el poder para perdonarnos completamente, sin
sacar a relucir la ofensa desde lo profundo del mar en el que tú la arrojaste, sin
volver a escribir la ofensa en la página que tú has borrado y sin regresar a esa
lista de errores.
Su costado
Sobrelleven los unos las cargas de los otros y de esta manera cumplirán la ley de
Cristo (Gálatas 6:2).
Cuando un amigo, un miembro de la familia o compañero de trabajo tenga
una carga que sea demasiado pesada para sobrellevar, indícale a mi marido que
le dé la mano, que ofrezca su fuerte respaldo o que se interese con corazón
bondadoso. Enséñale a ser las manos y los pies de Jesús para con aquellos en
necesidad.

Su sexualidad
De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he
aquí todas son hechas nuevas (2 Corintios 5:17).
Señor, gracias porque mi marido es una nueva criatura en Cristo. Oro para
que no se sienta avergonzado ni condenado por los pecados sexuales pasados,
sino que se aferre a la verdad de que ha sido perdonado y librado, porque “las
cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas”.

Sus piernas
Vigilen; estén rmes en la fe; sean valientes y esfuércense (1 Corintios 16:13).
Dios todopoderoso, ayuda a mi marido a estar alerta en contra de cualquier
cosa o persona que trate de lastimarlo. Dale fortaleza y resistencia para estar
rme en su fe en medio de los altibajos de la vida. Aumenta su fe y conviértelo
en un hombre de valor y con anza que no tambalea bajo presión o tentación
sino que se mantiene rme.

Sus rodillas
Haya en ustedes esta manera de pensar que hubo también en Cristo Jesús: Existiendo
en forma de Dios, él no consideró el ser igual a Dios como algo a que aferrarse; sino
que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, haciéndose semejante a los
hombres; y, hallándose en condición de hombre, se humilló a sí mismo haciéndose
obediente hasta la muerte, ¡y muerte de cruz! (Filipenses 2:5-8).
Así como Jesús hizo a un lado sus privilegios divinos y tomó forma de siervo,
oro para que mi marido haga a un lado sus derechos, posición y orgullo para
servir humildemente a otros y obedecerte.

Sus pies
Porque Dios es nuestro Dios eternamente y para siempre; por siempre nos guiará
(Salmo 48:14).
Dios eterno, guía cada paso de mi marido. Sé el pastor que lo anime a seguir
adelante cuando se atrase y lo detenga cuando se adelante. Gracias por guiarlo
todos los días de su vida. En el nombre de Jesús, amén.
Día 23

Su mente
Miren que nadie los lleve cautivos por medio de losofías y vanas sutilezas, conforme
a la tradición de hombres, conforme a los principios elementales del mundo, y no
conforme a Cristo (Colosenses 2:8).
Padre celestial, protege la mente de mi marido para que los argumentos
intelectuales, el razonamiento humano o las ideologías extrañas no lo lleven
cautivo. Cuida su mente de las artimañas de las losofías que tratan de borrar o
negar la infalibilidad de la verdad de Dios.

Sus ojos
Cuando llegó al lugar, [Jesús] les dijo: “Oren que no entren en tentación” (Lucas 22:40).
Oro para que mi marido no caiga en la tentación. Ayúdalo a poner atención
a los toques del Espíritu Santo para que aparte sus ojos de cualquier cosa o
persona que lo tiente a pecar. Mantenlo alerta y en guardia contra las
maquinaciones del diablo, sabiendo que al enemigo le encantaría atraparlo por
sorpresa.

Sus oídos
Pero ¡bienaventurados sus ojos, porque ven; y sus oídos, porque oyen! (Mateo 13:16).
A na los oídos de mi marido al sonido de tu suave susurro. Dale un espíritu
discernidor para que sepa la diferencia entre tu voz y la voz del mundo
hablándole a su hombre interior.

Su boca
El que guarda su boca y su lengua guarda su alma de angustias (Proverbios 21:23).
Dale hoy a mi marido sabiduría y voluntad para guardar su boca. Muéstrale
cómo alejarse de los problemas al saber cuándo hablar y cuándo guardar
silencio.

Su cuello
Atravesaron la región de Frigia y de Galacia, porque les fue prohibido por el Espíritu
Santo hablar la palabra en Asia. Cuando llegaron a la frontera de Misia, procuraban
entrar en Bitinia, pero el Espíritu de Jesús no se lo permitió (Hechos 16:6, 7).
¡Qué emocionante y alentadora Escritura! Conforme mi marido toma
decisiones acerca de a dónde debe ir y qué debe hacer, aumenta su sensibilidad
cuando el Espíritu Santo lo estuviese reteniendo o dándole señales para seguir
adelante.

Sus hombros
Ustedes, pues, no busquen qué han de comer o qué han de beber, ni estén ansiosos.
Porque todas estas cosas busca la gente del mundo pero su Padre sabe que necesitan
estas cosas. Más bien, busquen su reino, y estas cosas les serán añadidas (Lucas 12:29-
31).
¡Con qué facilidad el hambre de nuestra alma desea ser satisfecha por las
ofertas de nuestra cultura! En vez de desear lo que jamás va a satisfacer sus
anhelos más profundos, ayuda a mi marido a con ar en que tú sabes
exactamente lo que necesita. Que su relación contigo sea su prioridad número
uno. Guíalo para que te busque a ti y a tu reino en primer lugar, sabiendo que
todo lo demás se acomodará donde le corresponde.

Su corazón
No amen al mundo ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el
amor del Padre no está en él porque todo lo que hay en el mundo —los deseos de la
carne, los deseos de los ojos y la soberbia de la vida— no proviene del Padre sino del
mundo. Y el mundo está pasando, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios
permanece para siempre (1 Juan 2:15-17).
Haz hoy más profundo el amor de mi marido por ti. Impide que ame al
mundo o a cualquier otra cosa que haya en él más que a ti. Ayúdalo a
reconocer y recordar que los deseos de la carne —los deseos de los ojos y la
soberbia de sus logros y posesiones— no provienen de ti sino del mundo. Que
él sea un hombre que haga tu voluntad y tenga muchas ganas de recibir el
tesoro eterno.

Su espalda
Como Jerusalén tiene montes alrededor de ella, así el SEÑOR está alrededor de su
pueblo desde ahora y para siempre (Salmo 125:2).
Señor, te pido que rodees a mi marido como una cordillera, ahora y para
siempre. Envuélvelo en tu presencia protectora.

Sus brazos
Con todo, tenemos este tesoro en vasos de barro para que la excelencia del poder sea
de Dios y no de nosotros (2 Corintios 4:7).
Fortalece a mi marido, un simple vaso de barro, para que sea una vasija llena
de la excelencia del poder del Espíritu Santo, una fuerza que solo puede venir
de ti.

Sus manos
Y todo lo que hagan, sea de palabra o de hecho, háganlo todo en el nombre del Señor
Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él (Colosenses 3:17).
Cualquier cosa que hoy haga mi marido en su trabajo, ya sea las palabras que
diga o las tareas que realice, oro para que todo lo haga en el nombre del Señor
Jesús, dándote gracias a lo largo del trayecto.

Su dedo anular
Porque el esposo es cabeza de la esposa así como Cristo es cabeza de la iglesia, y él
mismo es salvador de su cuerpo (Efesios 5:23).
Señor, gracias porque plani caste que mi marido sea la cabeza de nuestro
hogar, así como Cristo es cabeza de la iglesia. Bendícelo con sabiduría, valentía
y pasión para guiar a nuestra familia. Muéstrame cualquier forma en que yo
esté estorbando o usurpando su liderazgo y ayúdame a dejar de hacerlo
inmediatamente. Enséñame la manera en que pueda animarlo en el rol que tú
has ordenado para él.
Su costado
El justo sirve de guía a su prójimo, pero la conducta de los impíos los hace errar
(Proverbios 12:26).
Señor, haz que mi marido sea cauteloso con quienes escoja como mejores
amigos. Aunque él ha sido llamado a ser sal y luz en el mundo y a hacerse
amigo de los perdidos como lo hizo Cristo, tráele hombres piadosos con
quienes pueda formar lazos fuertes, hombres que lo in uyan para seguirte más
de cerca, amarte más profundamente y escucharte con más cuidado.

Su sexualidad
Pero la inmoralidad sexual y toda impureza o avaricia no se nombren más entre
ustedes, como corresponde a santos (Efesios 5:3).
Capacita y da poder a mi marido para no permitir el menor indicio de
inmoralidad sexual o impureza en sus pensamientos o acciones. Ayúdalo a
recordar que tú lo has apartado para tus santos propósitos.

Sus piernas
Y Dios es el que nos con rma con ustedes en Cristo y el que nos ungió; es también
quien nos ha sellado y ha puesto como garantía al Espíritu en nuestros corazones (2
Corintios 1:21,22).
Aumenta la valentía de mi marido con tu fuerza para que no aquee en sus
creencias sino que permanezca rme en su fe. Gracias por poner tu sello de
pertenencia sobre él y poner a tu Espíritu Santo en él como depósito,
garantizando lo que va a venir.

Sus rodillas
Sométanse, pues, a Dios (Santiago 4:7).
Que mi marido se doblegue en sometimiento a tu autoridad y tu voluntad
hoy. Dale un espíritu humilde y gentil para que te haga comandante en jefe de
su vida.

Sus pies
Así ha dicho el SEÑOR: “Deténganse en los caminos y miren. Pregunten por las sendas
antiguas, cuál sea el buen camino, y anden en él; y hallarán descanso para sus almas”.
Pero ellos dijeron: “¡No andaremos en él!” (Jeremías 6:16).
Conforme mi marido tenga hoy que tomar decisiones difíciles, abre sus ojos
para que vea las huellas de mujeres y hombres piadosos que han ido delante de
él. Dale la humildad de preguntarte qué dirección tomar y la sabiduría de
caminar en el camino correcto. Ayúdalo a descubrir el descanso de con ar en
que tu camino es el mejor. En el nombre de Jesús, amén.
Día 24

Su mente
Por esta razón también nosotros, desde el día en que lo oímos, no cesamos de orar
por ustedes y de rogar que sean llenos del conocimiento de su voluntad en toda
sabiduría y plena comprensión espiritual (Colosenses 1:9).
Querido Señor, oro para que tú llenes la mente de mi marido con el
conocimiento de tu voluntad. Dale una sabiduría espiritual y un
entendimiento que vayan más allá de la explicación humana y la educación
terrenal. Haz que la Escritura cobre vida para él, con el n de que entienda
cosas que nunca antes había entendido.

Sus ojos
Sucedió que, mientras iban conversando y discutiendo el uno con el otro, el mismo
Jesús se acercó e iba con ellos. Pero sus ojos estaban velados, de manera que no le
reconocieron. Entonces fueron abiertos los ojos de ellos y le reconocieron. Pero él
desapareció de su vista (Lucas 24:15, 16, 31).
Señor, abre los ojos de mi marido para que reconozca tu presencia y tu obra
en su vida hoy. Por favor, no dejes que pase su día desprevenido, sino acentúa
su sensibilidad a tu gloria.

Sus oídos
Oh SEÑOR, de mañana oirás mi voz; de mañana me presentaré ante ti y esperaré
(Salmo 5:3).
Señor, conforme mi marido presenta sus peticiones ante ti cada mañana,
abre sus oídos espirituales para escuchar tu respuesta con ansiosa expectativa.
Asegúrale que tú le hablarás y enseñarás cómo reconocer tu voz.
Su boca
Sin leña se apaga el fuego; y donde no hay chismoso cesa la contienda (Proverbios
26:20).
Impide que mi marido eche leña en el fuego de la disputa, el chisme o la
conversación insensata. En cambio, ayúdalo a apagar las llamas de las
contiendas con la manta del silencio.

Su cuello
Por tanto, no sean insensatos sino comprendan cuál es la voluntad del Señor (Efesios
5:17).
Protege a mi marido de ser necio o descuidado en su proceso de toma de
decisiones. Dale entendimiento para que pueda comprender claramente lo que
tú quieres que haga y cómo quieres que lo haga.

Sus hombros
La paz les dejo, mi paz les doy. No como el mundo la da, yo se la doy a ustedes. No se
turbe su corazón ni tenga miedo (Juan 14:27).
Oro para que mi marido no se turbe ni tenga miedo del futuro sino que esté
lleno de la paz que solo tu Hijo Jesús puede dar. Impide que esté agitado o
ansioso por las cargas de este mundo. Dale calma y seguridad al con ar en las
promesas de tu Palabra.

Su corazón
Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará sus corazones y sus
mentes en Cristo Jesús (Filipenses 4:7).
Gracias, Dios, por el regalo de tu paz, que sobrepasa todo entendimiento.
Que esa paz guarde y proteja el corazón de mi marido. Te pido que mantengas
su corazón bajo la vigilancia de tus ojos que lo ven todo y detrás de la fortaleza
de tu cuidado protector.

Su espalda
Detrás y delante me rodeas, y sobre mí pones tu mano (Salmo 139:5).
Dios todopoderoso, rodea a mi marido hoy día. Sé un escudo delante y
detrás de él. Que tu mano esté sobre él para guardar cada uno de sus pasos.
Gracias por asegurar que no hay lugar que esté fuera de tu alcance protector.
Oro para que tú lo resguardes hoy.

Sus brazos
Y me ha dicho: “Bástate mi gracia, porque mi poder se perfecciona en la debilidad”.
Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que habite en
mí el poder de Cristo. Porque cuando soy débil, entonces soy fuerte (2 Corintios
12:9,10).
Cuando mi marido se sienta débil en cualquier área de su vida, ayúdalo a
recordar que tu gracia es su ciente para salvar, que tu fuerza es su ciente para
atravesar cualquier di cultad, para pasar por encima de cualquier montaña,
para ir alrededor de cualquier obstáculo. Que vea su debilidad como el perfecto
telón de fondo para que demuestres tu glorioso poder y fuerza en su vida.

Sus manos
Y todo lo que hagan, háganlo de buen ánimo como para el Señor y no para los
hombres (Colosenses 3:23).
Cualquier tarea que realice mi marido hoy, anímalo a trabajar con todo su
corazón, como para ti y no para los hombres. Ayúdalo a trabajar como si su
sueldo y su boni cación vinieran directamente de ti.

Su dedo anular
Esposos, amen a sus esposas así como también Cristo amó a la iglesia y se entregó a sí
mismo por ella, a n de santi carla, habiéndola puri cado en el lavamiento del agua
con la palabra, para presentársela a sí mismo una iglesia gloriosa que no tenga
mancha ni arruga ni cosa semejante sino que sea santa y sin falta (Efesios 5:25-27).
Señor, muéstrale a mi marido cómo amarme así como Cristo amó a la iglesia
y se entregó a sí mismo por ella. Enséñale a ser un agente santi cador en mi
vida, ayudándome a ser cada vez más como Jesús todos los días. Y, Señor,
ayúdame a acoger el proceso y no resistirme. Ayúdame a ser una mujer fácil de
amar.
Su costado
Soportándose los unos a los otros y perdonándose los unos a los otros cuando alguien
tenga queja del otro. De la manera que el Señor los perdonó, así también háganlo
ustedes (Colosenses 3:13).
Por favor, ayuda a mi marido a ser bondadoso y compasivo en todas sus
relaciones. Pon en él el deseo de perdonar a otros rápida y completamente, así
como tú lo perdonaste a él. Oro para que no guarde rencor ni planee vengarse
sino que aprenda a dejar que tú te encargues del asunto.

Su sexualidad
Por lo tanto, hagan morir lo terrenal en sus miembros: inmoralidad sexual, impureza,
bajas pasiones, malos deseos y la avaricia, que es idolatría (Colosenses 3:5).
Dale a mi marido el deseo y el poder de deshacerse de cualquier cosa que
pertenezca a su naturaleza terrenal: inmoralidad sexual, impureza, bajas
pasiones, malos deseos, avaricia e idolatría. Ayúdalo a honrar nuestra intimidad
sexual como un regalo tuyo.

Sus piernas
Estén, pues, rmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres, y no se pongan otra
vez bajo el yugo de la esclavitud (Gálatas 5:1).
Dale poder a mi marido para que esté rme en la obra completa de
Jesucristo. Oro para que él viva plenamente y libre en tu misericordia y gracia.
Protégelo de sentirse abrumado por reglas religiosas que no tengan nada que
ver con una relación contigo. Protégelo de caer en la trampa de tratar de
ganarse lo que ya tiene en ti.

Sus rodillas
¡Exalten al SEÑOR, nuestro Dios! Póstrense ante el estrado de sus pies porque él es
santo (Salmo 99:5).
Pon hoy en mi marido una pasión por exaltarte. Motívalo a postrarse ante ti
con reverencia a tu santidad.

Sus pies
Jesús les habló otra vez a los fariseos diciendo: “Yo soy la luz del mundo. El que me
sigue nunca andará en tinieblas sino que tendrá la luz de la vida” (Juan 8:12).
Guía hoy los pies de mi marido para que no ande en las tinieblas de este
mundo sino en la luz de Cristo. Impide que tropiece con la confusión o la
incertidumbre, e ilumina su camino para que pueda andar seguramente en el
resplandor de la verdad. En el nombre de Jesús, amén.
Día 25

Su mente
Ocupen la mente en las cosas de arriba, no en las de la tierra (Colosenses 3:2).
Padre celestial, oro para que mi marido ocupe su mente en las bendiciones
eternas y no en los símbolos temporales de esta era presente. Mantén sus
constantes pensamientos girando alrededor del eje de la verdad eterna.

Sus ojos
Porque lo invisible de él —su eterno poder y deidad— se deja ver desde la creación
del mundo, siendo entendido en las cosas creadas de modo que no tienen excusa
(Romanos 1:20).
Padre celestial, a través del mundo que tú creaste, abre los ojos de mi marido
a tus invisibles cualidades, tu eterno poder y deidad. No dejes que se pierda del
esplendor de tu creación, sino ayúdalo a reconocer tu gloria tal como se ha
revelado a través de las obras de tus manos.

Sus oídos
Él [Satanás] era homicida desde el principio y no se basaba en la verdad porque no
hay verdad en él. Cuando habla mentira, de lo suyo propio habla porque es mentiroso
y padre de mentira (Juan 8:44).
Cierra los oídos de mi marido a las mentiras de Satanás. Ayúdalo a
reconocer las mentiras de Satanás rápidamente, a rechazar sus mentiras
completamente y reemplazarlas con tu verdad. Recuérdale que no tiene que
llevar a cabo esta lucha con su propia fuerza sino con tu verdad.

Su boca
No se mientan los unos a los otros; porque se han despojado del viejo hombre con sus
prácticas (Colosenses 3:9).
Dale poder a mi marido para decir solo lo que es verdad, no importa lo
difícil que sea decirla ni lo tentador que sea manipular ligeramente los hechos.

Su cuello
Orando en todo tiempo en el Espíritu con toda oración y ruego, vigilando con toda
perseverancia y ruego por todos los santos (Efesios 6:18).
Cuando mi marido tenga que tomar una decisión, indícale que la traiga ante
ti. Muévelo a orar en el Espíritu en todo tiempo con toda oración y ruego.

Sus hombros
Y asimismo, también el Espíritu nos ayuda en nuestras debilidades (Romanos 8:26).
Señor, gracias porque el Espíritu Santo nos ayuda en nuestras debilidades. Si
hoy mi marido se siente agobiado o ansioso, ínstalo a clamar al Espíritu Santo,
quien está allí para levantar la carga de sus hombros.

Su corazón
Y la paz de Cristo gobierne en su corazón, pues a ella fueron llamados en un solo
cuerpo (Colosenses 3:15).
Oro para que mi marido invite a la paz de Cristo a sentarse en el trono de su
corazón y gobernar su vida hoy día. Que se esfuerce en vivir en unidad y paz
con todos los creyentes tal como se lo has indicado.

Su espalda
De manera que podemos decir con adamente: “El Señor es mi socorro, y no temeré.
¿Qué me podrá hacer el hombre?” (Hebreos 13:6).
Mantén a mi marido libre de preocupación o temor por lo que simples
mortales puedan hacerle, y ayúdalo a sentirse seguro, sabiendo que tú eres su
socorro, su defensor y su protector. Protégelo de cualquiera que trate de hacerle
daño.

Sus brazos
Para que anden como es digno del Señor a n de agradarle en todo. y que sean
fortalecidos con todo poder, conforme a su gloriosa potencia, para toda
perseverancia y paciencia (Colosenses 1:10,11).
Señor, fortalece a mi marido con tu poder según tu glorioso poder. Dale
mucha perseverancia y paciencia conforme accede al poder que está disponible
por medio del Espíritu Santo.

Sus manos
Tengan por aspiración vivir en tranquilidad, ocuparse en sus propios asuntos y
trabajar con sus propias manos, como les hemos mandado; a n de que se conduzcan
honestamente para con los de afuera y que no tengan necesidad de nada (1
Tesalonicenses 4:11,12).
Oro para que mi marido tenga por aspiración vivir con tranquilidad,
ocuparse de sus propios asuntos y trabajar con sus propias manos, con el n de
ganarse el respeto de los que no te conocen y de no tener necesidad de recibir
ayuda económica de nadie.

Su dedo anular
Por tanto, si hay algún aliento en Cristo, si hay algún incentivo en el amor, si hay
alguna comunión en el Espíritu, si hay algún afecto profundo y alguna compasión,
completen mi gozo a n de que piensen de la misma manera, teniendo el mismo
amor, unánimes, pensando en una misma cosa (Filipenses 2:1,2).
Así como Pablo oró para que los creyentes estén unidos en Cristo y entre sí
con amor, oro para que mi marido y yo estemos unidos en amor. Bendícenos
con una amistad profundamente arraigada y un amor profundamente
animado. Ayúdanos a ser uno física y espiritualmente, unidos por nuestro
propósito común de glori carte en nuestro matrimonio y en nuestras vidas.

Su costado
No hagan nada por rivalidad ni por vanagloria sino estimen humildemente a los
demás como superiores a ustedes mismos; no considerando cada cual solamente los
intereses propios sino considerando cada uno también los intereses de los demás
(Filipenses 2:3, 4).
Produce en mi marido el deseo de cultivar un sentido de humildad para que
nada de lo que haga esté arraigado en rivalidad o vanagloria. Impide que
considere sus propios intereses, e incítalo a demostrar interés por los demás,
buscando maneras de ayudarlos a tener éxito y a lograr sus sueños.

Su sexualidad
Honroso es para todos el matrimonio, y pura la relación conyugal; porque Dios
juzgará a los fornicarios y a los adúlteros (Hebreos 13:4).
Oro para que mi marido honre nuestro matrimonio y mantenga puro
nuestro lecho matrimonial.

Sus piernas
Hijo mío, si los pecadores te quisieran persuadir, no lo consientas (Proverbios 1:10).
Si alguien trata de engatusar o tentar a mi marido para que peque, dale el
valor y la con anza de permanecer rme en su fe y apartarse.

Sus rodillas
No tendrás otros dioses delante de mí. No te harás imagen, ni ninguna semejanza de
lo que esté arriba en el cielo ni abajo en la tierra ni en las aguas debajo de la tierra.
No te inclinarás ante ellas ni les rendirás culto, porque yo soy el SEÑOR tu Dios, un
Dios celoso que castigo la maldad de los padres sobre los hijos, sobre la tercera y
sobre la cuarta generación de los que me aborrecen (Éxodo 20:3-5).
Ayuda a mi marido a reconocer y evitar cualquier forma de idolatría en su
vida. Dale la determinación de no dejar que nada ni nadie tome el lugar que
legítimamente te corresponde como Señor.

Sus pies
Así vivimos, con ando siempre y comprendiendo que durante nuestra estancia en el
cuerpo peregrinamos ausentes del Señor. Porque andamos por fe, no por vista (2
Corintios 5:6, 7).
Dale poder y prepara a mi marido para caminar por fe y no por vista.
Muéstrale que esta vida es más de lo que puede ver con sus ojos físicos.
Ayúdalo a con ar, creer y aferrarse a lo que sabe que es cierto en tu Palabra,
aun si lo que ve en el mundo que lo rodea no parece alinearse con ello. Que la
fe en tu verdad sea su estrella polar mientras atraviesa su día. En el nombre de
Jesús, amén.
Día 26

Su mente
La palabra de Cristo habite abundantemente en ustedes (Colosenses 3:16).
Querido Señor, oro para que la palabra de Cristo habite abundantemente en
mi marido. Oro para que no abra la puerta a la voz de Cristo de vez en cuando,
sino que tu Palabra more permanentemente en su mente.

Sus ojos
He aquí que yo hago una cosa nueva; pronto surgirá. ¿No la conocerán? Otra vez les
haré un camino en el desierto, y ríos en el sequedal.(Isaías 43:9).
Abre los ojos de mi marido para que vea cómo estás obrando en su vida y
supliendo sus necesidades. Ayúdalo a estar alerta a las corrientes que has puesto
en su desierto y a las calzadas que has hecho en su jungla. No dejes que se
quede estancado en la rutina de tareas aburridas y predecibles, sino ayúdalo a
vivir con la expectativa de los nuevos y grandes planes que tienes para su vida.

Sus oídos
A él le abre el portero, y las ovejas oyen su voz. A sus ovejas las llama por nombre y
las conduce afuera. Y cuando saca fuera a todas las suyas va delante de ellas; y las
ovejas le siguen porque conocen su voz (Juan 10:3,4).
Jesús, gracias por pastorear a mi marido hoy. Gracias por ir delante de él y
llamarlo. Oro para que él reconozca tu voz y te siga donde tú vas.

Su boca
Hay quienes hablan como dando estocadas de espada, pero la lengua de los sabios es
medicina (Proverbios 12:18).
Impide que mi marido hable sin pensar o desenfrenadamente. Ayúdalo a
sopesar sus palabras cuidadosamente antes de que salgan de sus labios.
Muéstrale cómo hablar palabras de sanidad en la vida de otros y dale valor para
hacerlo.

Su cuello
Y esta es mi oración: que su amor abunde aun más y más en conocimiento y en todo
discernimiento para que aprueben lo mejor, a n de que sean sinceros e irreprensibles
en el día de Cristo (Filipenses 1:9,10).
Oro para que el amor de mi marido por ti abunde más y más en
conocimiento y en todo discernimiento. Dale discernimiento para que apruebe
lo mejor y sabiduría para vivir de manera sincera e irreprensible hasta que
regrese Cristo o lo lleves a tu casa.

Sus hombros
Y a aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de
lo que pedimos o pensamos, según el poder que actúa en nosotros, a él sea la gloria
en la iglesia y en Cristo Jesús, por todas las generaciones de todas las edades, para
siempre (Efesios 3:20, 21).
Señor, cualquier presión que enfrente mi marido hoy, ayúdalo a recordar que
tú eres capaz de hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que él
pida o piense. Indícale que se aferre a la verdad de que tú puedes lograr más
por medio de un siervo dispuesto en un día que lo que un hombre
autosu ciente puede lograr en toda una vida.

Su corazón
La esperanza que se demora es tormento del corazón, pero el deseo cumplido es
árbol de vida (Proverbios 13:12).
Protege a mi marido para que no pierda la esperanza y se atormente su
corazón. Aumenta su fe para que no se rinda sino que siga adelante hacia el
logro de todo aquello a lo que tú lo has llamado a hacer. Que no sea un árbol
joven que se consume en la autosu ciencia sino un poderoso roble plantado
junto a las corrientes de agua viva.
Su espalda
Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo; y cuando pases por los ríos, no te
inundarán. Cuando andes por el fuego, no te quemarás ni la llama te abrasará (Isaías
43:2).
Cuando mi marido pase por aguas turbulentas y sienta que se está
ahogando, sálvalo y pon sus pies en tierra seca. Cuando atraviese pruebas
candentes y sienta que todo está por incendiarse, extingue el fuego y protégelo
del mal. No importa qué pruebas le sobrevengan el día de hoy, recuérdale que
tú estás con él para protegerlo y librarlo.

Sus brazos
Porque así ha dicho el SEÑOR Dios, el Santo de Israel: “En la quietud y en la con anza
estará su fortaleza” (Isaías 30:15).
Impide que mi marido trate de hacer su tarea apoyado en su propia fuerza.
Guíalo para que esté quieto, confíe en tu soberano plan y se apoye en tu poder
in nito.

Sus manos
[El Santo], el que abre y nadie cierra, y cierra y nadie abre (Apocalipsis 3:7).
Señor, te pido que abras a mi marido puertas en el trabajo que lo ayuden a
prosperar, y cierra puertas que impidan su progreso. Impide que trate de forzar
cosas que no estén de acuerdo con tu perfecta voluntad. Dale valor para actuar
cuando hayas abierto el camino o proporcionado la oportunidad. Bendícelo
con el discernimiento de saber cuál es la diferencia.

Su dedo anular
De igual manera, los esposos deben amar a sus esposas como a sus propios cuerpos.
El que ama a su esposa, a sí mismo se ama... cada uno de ustedes ame a su esposa
como a sí mismo, y la esposa respete a su esposo (Efesios 5:28, 33).
Mueve el corazón de mi marido para que me ame como ama su propio
cuerpo. Muéstrale cómo cuidar de mí y apreciarme como su otra mitad,
recordando que, cuando me cuida, está cuidando parte de sí mismo. Así como
yo deseo ser amada y apreciada, tu Palabra me dice que mi marido anhela ser
respetado. Ayúdame a no faltarle nunca el respeto con mis palabras o acciones,
sabiendo que cuando lo honro, te honro a ti.

Su costado
Por tanto —como escogidos de Dios, santos y amados— vístanse de profunda
compasión, de benignidad, de humildad, de mansedumbre y de paciencia;
soportándose los unos a los otros y perdonándose los unos a los otros cuando alguien
tenga queja del otro. De la manera que el Señor los perdonó, así también háganlo
ustedes. Pero sobre todas estas cosas, vístanse de amor, que es el vínculo perfecto
(Colosenses 3:12-14).
Querido Señor, puesto que mi marido es tu querido hijo escogido, santo y
profundamente amado, oro para que él se vista con la vestidura que le has
escogido: profunda compasión, benignidad, humildad, mansedumbre y
paciencia. Ayúdalo a soportar las peculiaridades de la gente que lo molesta y a
perdonar de la misma manera rápida y completa en que tú lo perdonaste.
Sobre todas estas cosas, oro para que se vista de amor como su atuendo básico
y diario, sin salir nunca de casa sin él.

Su sexualidad
Bienaventurado el hombre que persevera bajo la prueba porque, cuando haya sido
probado, recibirá la corona de vida que Dios ha prometido a los que lo aman
(Santiago 1:12).
Dale poder a mi marido para que resista la tentación sexual y no sea víctima
de las tácticas del diablo. Si él es probado en esta área, dale poder para pasar
con las más altas cali caciones y sea bendecido con la recompensa de tu
aprobación.

Sus piernas
Vístanse de toda la armadura de Dios, para que puedan hacer frente a las intrigas del
diablo (Efesios 6:11).
Por favor, no permitas que mi marido caiga desprevenido o con poca
preparación en las maquinaciones del diablo. Mantenlo completamente alerta y
totalmente protegido con el n de que pueda permanecer rme contra
cualquier agresión.
Sus rodillas
Encaminará a los humildes en la justicia y enseñará a los humildes su camino (Salmo
25:9).
Señor, guarda a mi marido para que no sea orgulloso y crea erróneamente
que puede conducir su vida por su propia cuenta. Indícale que se humille ante
ti, aprenda de ti y viva para ti.

Sus pies
Digo, pues: Anden en el Espíritu, y así jamás satisfarán los malos deseos de la carne
(Gálatas 5:16).
Oro para que mi marido no camine según la carne, tratando de satisfacer sus
necesidades separado de Cristo sino que camine según el Espíritu,
dependiendo de tu guía en su vida. Dirige sus pasos. Ilumina su senda. Despeja
el camino. En el nombre de Jesús, amén.
Día 27

Su mente
Porque no nos ha dado Dios un espíritu de cobardía sino de poder, de amor y de
dominio propio (2 Timoteo 1:7).
Querido Señor, oro para que hoy le des a mi marido dominio propio.
Ayúdalo a tener una mente clara, concisa y controlada. Protégelo de cualquier
espíritu de confusión que trate de empañar su manera de pensar o de enturbiar
sus pensamientos.

Sus ojos
No jando nosotros la vista en las cosas que se ven sino en las que no se ven; porque
las que se ven son temporales, mientras que las que no se ven son eternas (2 Corintios
4:18).
Guía a mi marido para que no je su vista en las cosas que se ven y que son
temporales, como las posesiones materiales o las posiciones sociales, sino en lo
que no se ve y es eterno, como las bendiciones espirituales en esta vida, y la
vida eterna luego de nuestro paso por este mundo.

Sus oídos
Ni tampoco la conducta indecente ni tonterías ni bromas groseras, cosas que no son
apropiadas (Efesios 5:4).
Indícale a mi marido que se aparte de la conducta indecente, las tonterías y
las bromas groseras. Que se rehúse a escuchar conversaciones que no sean
dignas de su atención. Impide que deje entrar pensamientos impuros en su
mente a través de lo que hoy escuche.

Su boca
Anden sabiamente para con los de afuera, redimiendo el tiempo (Colosenses 4:5).
Haz que mi marido sea especialmente sensible a las palabras que diga
cuando esté con los que no te conocen como Señor y Salvador. Enséñale a
aprovechar al máximo cada oportunidad de ser tu vocero en el mundo.

Su cuello
Por nada estén afanosos; más bien, presenten sus peticiones delante de Dios en toda
oración y ruego, con acción de gracias (Filipenses 4:6).
Cuando mi marido tenga que tomar una decisión, oro para que no esté
afanoso, sino que ore al respecto. Indícale que presente sus oraciones y
peticiones a ti, agradeciéndote por adelantado por la respuesta que con
seguridad vendrá.

Sus hombros
Por nada estén afanosos; más bien, presenten sus peticiones delante de Dios en toda
oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo
entendimiento, guardará sus corazones y sus mentes en Cristo Jesús (Filipenses 4:6, 7).
Cuando mi marido se sienta agobiado por las preocupaciones de este
mundo, oro para que corte la carga de sus hombros con el sable de la oración y
la amarre a tus hombros con las cuerdas de la alabanza. Que tu paz, que
sobrepasa todo entendimiento, guarde su corazón y su mente para que no
levante esa carga nuevamente.

Su corazón
Siendo, pues, que ustedes han resucitado con Cristo, busquen las cosas de arriba
donde Cristo está sentado a la diestra de Dios (Colosenses 3:1).
Enseña a mi marido a poner su corazón en las cosas de arriba y no en las de
la tierra. Que desee los tesoros eternos de tu reino por encima de las
recompensas temporales de este mundo.

Su espalda
Padre santo, guárdalos en tu nombre que me has dado, para que sean uno así como
nosotros lo somos. No ruego que los quites del mundo sino que los guardes del
maligno (Juan 17:11,15).
Estoy muy agradecida de que, así como Jesús oró por sus discípulos, él ahora
habla contigo por mi marido (Romanos 8:34). Me uno a Jesús en pedirte que
protejas a mi marido contra el maligno por el poder de tu nombre.

Sus brazos
A n de que, conforme a las riquezas de su gloria, [Dios] les conceda ser fortalecidos
con poder por su Espíritu en el hombre interior (Efesios 3:16).
Dios todopoderoso, dota a mi marido de fortaleza interior por el poder del
Espíritu Santo. Prepáralo y fortifícalo con los ilimitados y gloriosos recursos del
cielo.

Sus manos
No te afanes por hacerte rico; sé prudente y desiste. ¿Has de hacer volar tus ojos tras
las riquezas, siendo estas nada? Porque ciertamente se harán alas como de águilas y
volarán al cielo (Proverbios 23:4, 5).
En un mundo obsesionado con obtener riquezas, oro para que mi marido
establezca límites y prioridades sanas. Oro para que no pase su vida tratando de
acumular riquezas que con tanta facilidad levantan sus alas y vuelan sino que
invierta su vida en su fe, en su familia y en sus amigos. Te pido que le concedas
éxito y satisfacción y lo ayudes a resistir el insaciable deseo de tener más.

Su dedo anular
Honroso es para todos el matrimonio, y pura la relación conyugal (Hebreos 13:4).
Danos a mi marido y a mí un compromiso innegable e inquebrantable de
honrar nuestros votos matrimoniales y de permanecer eles el uno el otro aun
cuando la vida no vaya según lo planeado.

Su costado
Procuren la paz con todos (Hebreos 12:14).
Amoroso Padre, incita a mi marido a hacer todo lo posible por vivir en paz
con todos los hombres. Muéstrale cómo resolver todo con icto rápida y
pací camente, y luego dale el valor para hacerlo.

Su sexualidad
Nadie diga cuando sea tentado: “Soy tentado por Dios” porque Dios no es tentado por
el mal, y él no tienta a nadie. Pero cada uno es tentado cuando es arrastrado y
seducido por su propia pasión. Luego esa pasión, después de haber concebido, da a
luz el pecado; y el pecado, una vez llevado a cabo, engendra la muerte (Santiago 1:13-
15).
Padre, protege a mi marido para que no caiga en la tentación ni sea
arrastrado y engañado por los malos deseos. Fortalécelo para que resista la
atracción de la tentación sexual y huya del pecado sexual. Cuando la tentación
toque su puerta, oro para que no la abra y ni siquiera busque la mirilla para dar
un vistazo.

Sus piernas
Porque nuestra lucha no es contra sangre ni carne, sino contra principados, contra
autoridades, contra los gobernantes de estas tinieblas, contra espíritus de maldad en
los lugares celestiales. Por esta causa, tomen toda la armadura de Dios para que
puedan resistir en el día malo y, después de haberlo logrado todo, quedar rmes
(Efesios 6:12,13).
Dios Padre, recuérdale a mi marido que su lucha no es contra sangre ni
carne (simples seres humanos), sino contra principados, contra autoridades,
contra los gobernantes de estas tinieblas, contra espíritus de maldad en los
lugares celestiales. Indícale que tome toda la armadura de Dios de pies a cabeza
para que, cuando ataque el maligno, él haya hecho todo lo posible para estar
rme. Dale poder para defenderse y no ceder al enemigo ni un solo centímetro.

Sus rodillas
Habiéndose levantado muy de madrugada, todavía de noche, Jesús salió y se fue a un
lugar desierto y allí oraba (Marcos 1:35).
Señor, te ruego que hagas que mi marido sea un hombre de oración. Así
como Jesús se levantó muy de madrugada para pasar tiempo a solas contigo,
pon un deseo en mi marido de apartar tiempo durante su atareado día para
hacer eso mismo. Pido que la oración no sea para él algo que tiene que hacer,
sino algo que desea hacer. Oh Señor, haz que mi marido sea un hombre de
oración.

Sus pies
Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de
testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que tan fácilmente nos enreda, y
corramos con perseverancia la carrera que tenemos delante de nosotros puestos los
ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe (Hebreos 12:1, 2).
Enseña a mi marido a despojarse de todo lo que le impida correr bien la
gran carrera de la vida. Convéncelo de despojarse de cualquier pecado que
enrede sus pies, lo detenga o lo haga tropezar. Dale resistencia para correr con
perseverancia la carrera que tú has trazado para él, sin preocuparse de la carrera
que has trazado para otra persona. Mantén su vista ja en la meta de llegar a
ser cada vez más como Cristo todos los días y mantén sus pies en el camino
correcto para que así sea. En el nombre de Jesús, amén.
Día 28

Su mente
Por tanto, hermanos santos, participantes del llamamiento celestial, consideren a
Jesús, el apóstol y sumo sacerdote de nuestra confesión (Hebreos 3:1).
Querido Señor, oro para que mi marido je sus pensamientos en Jesús hoy.
Que él haga a Jesús el centro de todo lo que cree y piensa. Aunque el mundo,
la carne y el diablo lo bombardeen con distracciones por todos lados, oro para
que je su mente en Jesús.

Sus ojos
¡Santo, santo, santo es el SEÑOR de los Ejércitos! ¡Toda la tierra está llena de su
gloria! (Isaías 6:3).
Abre los ojos de mi marido para que vea tu gloria a su alrededor. Ayúdalo a
notar tu obra en lo pequeño y lo grande, en las minucias de un insecto y en la
grandeza del cielo nocturno. Ayúdalo a prestar atención para que no pierda tus
huellas durante todo el día.

Sus oídos
Nadie los engañe con vanas palabras, porque a causa de estas cosas viene la ira de
Dios sobre los hijos de desobediencia (Efesios 5:6).
Señor, impide que mi marido escuche o sea engañado por vanas palabras de
hombres con la cabeza vacía o ingeniosas palabrerías de sabios mundanos. Dale
discernimiento para identi car y resistir las palabras vacías, las falsas promesas y
los argumentos persuasivos que podrían descarriarlo.

Su boca
Que la palabra de ustedes sea siempre agradable, sazonada con sal, para que sepan
cómo les conviene responder a cada uno (Colosenses 4:6).
Padre, enseña a mi marido a hablar palabras que estén llenas de gracia y
sazonadas con sal, palabras que produzcan en otros una sed de conocerte más.
Estimúlalo hoy a que use un hablar que te represente bien.

Su cuello
Y si a alguno de ustedes le falta sabiduría, pídala a Dios —quien da a todos con
liberalidad y sin reprochar— y le será dada (Santiago 1:5).
Cuando mi marido tenga que tomar una decisión, dale sabiduría,
entendimiento y discernimiento. Evita que dependa de su propio sentido
común e incítalo a que te pida un discernimiento sobrenatural que vaya más
allá del razonamiento y la lógica humana.

Sus hombros
Sé vivir en la pobreza, y sé vivir en la abundancia. En todo lugar y en todas las
circunstancias he aprendido el secreto de hacer frente tanto a la hartura como al
hambre, tanto a la abundancia como a la necesidad. ¡Todo lo puedo en Cristo que me
fortalece! (Filipenses 4:12,13).
Soberano Señor, muéstrale a mi marido cómo hacer frente a toda
circunstancia. Líbralo del lema de la cultura que dice “más es mejor”, y
enséñale a estar satisfecho con lo que tenemos. Ayúdame a no aumentar su
carga quejándome, refunfuñando o ambicionando más posesiones materiales.
Que ambos aprendamos el secreto del contentamiento: cualquier cosa que
tengamos, dondequiera que estemos, todo lo podemos en Cristo que nos
fortalece.

Su corazón
A n de con rmar sus corazones irreprensibles en santidad delante de Dios nuestro
Padre, en la venida de nuestro Señor Jesús con todos sus santos (1 Tesalonicenses
3:13).
Señor, fortalece el corazón de mi marido con justa determinación y pura
convicción para que sea irreprensible y santo en tu presencia. Forti ca su
corazón con una fe plena para que, si Jesús fuese a regresar hoy, él no tenga de
qué avergonzarse.

Su espalda
También despojó a los principados y las autoridades, y los exhibió como espectáculo
público habiendo triunfado sobre ellos en la cruz (Colosenses 2:15).
Señor, me apoyo en la promesa de que el diablo no tiene autoridad sobre mi
marido porque ya has desarmado sus principados y potestades, y los has
exhibido como espectáculo público habiendo triunfado sobre ellos en la cruz.
Oro para que tú protejas a mi marido del intento del enemigo de volver a
tomar cualquier terreno conquistado. Te alabo por la seguridad de que más
grande es Jesús, quien reina en mi marido, que el derrotado diablo que está en
el mundo (1 Juan 4:4).

Sus brazos
Su divino poder nos ha concedido todas las cosas que pertenecen a la vida y a la
piedad por medio del conocimiento de aquel que nos llamó por su propia gloria y
excelencia (2 Pedro 1:3).
Cuando mi marido se sienta demasiado débil para enfrentar los desafíos de
la vida, infúndele tu poder y tu fuerza. Asegúrale que le has dado todas las
cosas que pertenecen a la vida y a la piedad por medio del conocimiento de
Jesús que lo llamó por su propia gloria y excelencia. Muévelo para que se
conecte con tu poder y obtenga acceso a tu fuerza.

Sus manos
Nadie puede servir a dos señores; porque aborrecerá al uno y amará al otro, o se
dedicará al uno y menospreciará al otro. No pueden servir a Dios y a las riquezas
(Mateo 6:24).
Ayuda a mi marido a no dar demasiada importancia a ganar dinero.
Muéstrale cómo manejar su dinero para que no sea manejado por él. Evita que
trabaje solo para acumular riquezas mundanas y anímalo a ser diligente en
glori carte. Guíalo para que no se vuelva perezoso ni trabaje más de lo que tú
quieres.

Su dedo anular
Ustedes, maridos, de la misma manera vivan con ellas con comprensión, dando honor
a la mujer como a vaso más frágil y como a coherederas de la gracia de la vida, para
que sus oraciones no sean estorbadas (1 Pedro 3:7).
Capacita a mi marido para que viva conmigo con comprensión, dándome
honor y tratándome con delicadeza, para que nada estorbe sus oraciones.
Gracias Señor, porque aunque yo sea físicamente más frágil, mi marido y yo
somos espiritualmente coherederos de Cristo.

Su costado
Por lo cual, anímense los unos a los otros y edifíquense los unos a los otros, así como
ya lo hacen (1 Tesalonicenses 5:11).
Amoroso Señor, convierte a mi marido en una persona alentadora para los
demás. Muéstrale cómo edi car a otros y no menospreciarlos. Enséñale a avivar
las llamas del entusiasmo y a no apagar las ascuas de la emoción.

Su sexualidad
Porque esta es la voluntad de Dios, su santi cación: que se aparten de inmoralidad
sexual; que cada uno de ustedes sepa controlar su propio cuerpo en santi cación y
honor, no con bajas pasiones, como los gentiles que no conocen a Dios (1
Tesalonicenses 4:3-5).
Padre santo, recuérdale a mi marido que ha sido apartado para vivir pura y
piadosamente. Ayúdale a evitar toda inmoralidad sexual; que sepa controlar su
propio cuerpo en santi cación y honor. Indícale que esté en guardia en todo
tiempo, rehusándose a mirar, escuchar o participar de cualquier actividad que
pueda tentarlo sexualmente.

Sus piernas
Porque por la fe están rmes (2 Corintios 1:24).
Señor, dale a mi marido una fe que no aquee. Ayúdalo a permanecer rme
en sus convicciones y en sus creencias.

Sus rodillas
Acérquense a Dios, y él se acercará a ustedes (Santiago 4:8).
Oro para que mi marido empiece su día en comunión contigo, continúe su
día en unión contigo y termine su día con acción de gracias hacia ti. Gracias
por acercarte a él.

Sus pies
Si decimos que tenemos comunión con él y andamos en tinieblas, mentimos y no
practicamos la verdad. Pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos
comunión unos con otros y la sangre de su Hijo Jesús nos limpia de todo pecado (1
Juan 1:6, 7).
Querido Dios, guarda a mi marido para que no camine en las tinieblas del
mundo, de la carne ni del diablo. En cambio, guíalo para que camine en la luz
de Cristo con otros creyentes. En el nombre de Jesús, amén.
Día 29

Su mente
Y si a alguno de ustedes le falta sabiduría, pídala a Dios —quien da a todos con
liberalidad y sin reprochar— y le será dada. Pero pida con fe, no dudando nada.
Porque el que duda es semejante a una ola del mar movida por el viento y echada de
un lado a otro. No piense tal hombre que recibirá cosa alguna del Señor. El hombre de
doble ánimo es inestable en todos sus caminos (Santiago 1:5-8).
Oro para que mi marido no sea de doble ánimo de ninguna manera. Que
sus pensamientos no sean lanzados como un barco de juguete en un mar bajo
la tempestad, tambaleando entre la creencia y la duda, entre la con anza y la
preocupación, o entre la paz y la ansiedad, sino que se deslice como un barco
en las tranquilas aguas de la fe.

Sus ojos
Sean sobrios y velen. Su adversario, el diablo, como león rugiente, anda alrededor
buscando a quién devorar (1 Pedro 5:8).
Señor, indícale a mi marido que preste atención a lo que mire hoy. Mantenlo
alerta a las tentadoras tácticas del diablo para que sus ojos caigan en el pecado.
Dale poder para refrenarse y mostrar autocontrol al dirigir su mirada, y para
escapar de la trampa del enemigo.

Sus oídos
Porque vendrá el tiempo cuando no soportarán la sana doctrina; más bien, teniendo
comezón de oír, amontonarán para sí maestros conforme a sus propias pasiones y, a
la vez que apartarán sus oídos de la verdad, se volverán a las fábulas (2 Timoteo
4:3,4).
Señor altísimo, cierra los oídos de mi marido para que no escuche a los que
distorsionan la verdad. Impide que escuche a quienes retuercen la Escritura
para que se adapte a los intereses y deseos del hombre y motívalo a prestar
atención a quienes declaran el evangelio completo de Jesucristo. Que se rehúse
a escuchar a hombres cuyas ideas de lo que es bueno y malo cambian al poco
tiempo, y que reciba con gusto la sana doctrina que sigue siendo la misma ayer,
hoy y por los siglos.

Su boca
Todo hombre sea pronto para oír, lento para hablar y lento para la ira (Santiago 1:19).
Oro para que mi marido sea pronto para oír, lento para hablar y lento para
la ira. Oro para que guíes sus oídos y su boca.

Su cuello
Pero cuando en su tribulación se volvieron al SEÑOR Dios de Israel y lo buscaron, él se
dejó hallar por ellos (2 Crónicas 15:4).
Señor, insta a mi marido a volverse a ti en tiempos de tribulación. Indícale
que busque tu voluntad en cada decisión que tome.

Sus hombros
Mi Dios, pues, suplirá toda necesidad de ustedes conforme a sus riquezas en gloria en
Cristo Jesús (Filipenses 4:19).
Dios todo su ciente, ayuda a mi marido a con ar en que tú suplirás toda
necesidad suya conforme a tus riquezas en gloria en Cristo Jesús. Quita sus
cargas y preocupaciones, y reemplázalas con con anza y paz.

Su corazón
Pero yo les digo: Amen a sus enemigos, y oren por los que les persiguen (Mateo 5:44).
Señor, ablanda el corazón de mi marido para que ame a sus enemigos y ore
por los que lo persiguen. Protege su corazón para que no se vuelva amargo ni
resentido, y llénalo de misericordia y gracia.

Su espalda
Pero el es el Señor, que les establecerá y les guardará del mal (2 Tesalonicenses 3:3).
Padre el, fortalece a mi marido y protégelo del maligno. Ayúdalo a estar
alerta frente a las maquinaciones del diablo y atento a sus intentos de hacerlo
tropezar.

Sus brazos
Por lo demás, fortalézcanse en el Señor y en el poder de su fuerza (Efesios 6:10).
Dios omnipotente, haz a mi marido fuerte en ti. Dale fortaleza para hacer
todo lo que lo has llamado a hacer.

Sus manos
Él [Jesús] les dijo [a sus discípulos]: “Vengan ustedes aparte a un lugar desierto, y
descansen un poco” (Marcos 6:31).
Padre, por favor, ayuda a mi marido para que sepa cuándo dejar de trabajar y
obtener descanso. Indícale que deje todo atrás para pasar un tiempo tranquilo
contigo. Muéstrame cómo hacer un espacio y ofrecer la oportunidad de que mi
marido se relaje, recobre sus fuerzas y se renueve.

Su dedo anular
Entonces la serpiente, que era el más astuto de todos los animales del campo que el
SEÑOR Dios había hecho, dijo a la mujer: “¿De veras Dios les ha dicho: ‘No coman de
ningún árbol del jardín’?” (Génesis 3:1).
Así como Satanás se arrastró en el huerto del Edén para causar descon anza,
discordia y desunión en el primer matrimonio, él continúa merodeando en
busca de matrimonios para destruirlos. Ayúdanos a mi marido y a mí a
detectar rápidamente las tácticas destructoras del enemigo y a derrotar sus
intentos de destruirnos. Enséñanos a devolver los golpes con tu Palabra y
oración. Pon tu halo de protección alrededor de nuestro matrimonio.

Su costado
Mejor dos que uno solo, pues tienen mejor recompensa por su trabajo. Porque si caen,
el uno levantará a su compañero. Pero, ¡ay del que cae cuando no hay otro que lo
levante! (Eclesiastés 4:9,10).
Señor, por favor, dale a mi marido por lo menos un amigo devoto que lo
ayude a pararse cuando caiga. Conviértelo en un hombre que no abandone a
sus amigos cuando caigan sino que los ayude a levantarse otra vez.

Su sexualidad
Porque Dios no nos ha llamado a la impureza, sino a la santi cación. Por lo tanto, el
que rechaza esto no rechaza a hombre, sino a Dios quien les da su Espíritu Santo (1
Tesalonicenses 4:7, 8).
Padre, dale a mi marido el deseo, la determinación y el poder de llevar una
vida sexualmente pura y santa. Oro para que no te rechace al rechazar la pureza
sexual sino que te honre acogiendo un estilo de vida santo.

Sus piernas
[Epafras está] siempre solícito por ustedes en oración para que estén rmes como
hombres maduros y completamente entregados a toda la voluntad de Dios
(Colosenses 4:12).
Dale poder a mi marido para que permanezca rme en tu voluntad, maduro
y completamente seguro. Hazlo un hombre de carácter fuerte y de
convicciones que lo ayuden a estar seguro e inamovible en un mundo poco
rme.

Sus rodillas
Humíllense delante del Señor, y él los exaltará (Santiago 4:10).
Oro para que mi marido se humille ante ti, y que tú lo levantes en el tiempo
preciso. Recuérdale que cuando se arrodilla ante ti, tú a la vez a rmarás sus
pies.

Sus pies
Y este es el amor: que andemos según sus mandamientos. Este es el mandamiento en
que han de andar, como han oído desde el principio (2 Juan 1:6).
Señor, pon en el corazón de mi marido la determinación de caminar en
obediencia a tus mandamientos. Oro para que sus pasos sean guiados y
motivados por su amor a ti y a los demás. En el nombre de Jesús, amén.
Día 30

Su mente
Pero el alimento sólido es para los maduros; para los que, por la práctica, tienen los
sentidos entrenados para discernir entre el bien y el mal (Hebreos 5:14).
Dios todopoderoso, oro para que mi marido desee el alimento sólido de tu
Palabra. Que no esté satisfecho con las cucharaditas que le dan en la boca los
pastores y maestros sino que tome el tenedor y el cuchillo para alimentarse con
la carne de las Escrituras por sí mismo. Oro para que no esté satisfecho con el
conocimiento que ya tiene sino que desee llenar su mente con las verdades más
profundas de la Escritura.

Sus ojos
De inmediato le cayó de los ojos algo como escamas, y volvió a ver (Hechos 9:18).
Así como removiste las escamas de los ojos de Saulo, oro para que remuevas
cualquier escama que impida que mi marido te vea claramente. Abre sus ojos.
Ayúdalo a ver.

Sus oídos
¡Bienaventurados sus ojos, porque ven; y sus oídos, porque oyen! (Mateo 13:16).
Señor, revélale a mi marido que él es bendecido cuando abre sus ojos para
verte y sus oídos para escucharte. Ayúdalo a ser un hombre que te escuche.

Su boca
Pero evita las profanas y vanas palabrerías, porque conducirán más y más a la
impiedad (2 Timoteo 2:16).
Señor, indica a mi marido que evite las profanas y vanas palabrerías que
puedan alejar su corazón de ti. Que no contribuya ni participe en
conversaciones que no sean propias de un seguidor de Cristo.

Su cuello
Pero el alimento sólido es para los maduros; para los que, por la práctica, tienen los
sentidos entrenados para discernir entre el bien y el mal (Hebreos 5:14).
Oro para que mi marido no solo se siente en la mesa de tu banquete y haga
un festín con el alimento sólido de tu Palabra sino que también ponga en
práctica lo que aprenda allí. Enséñale a entrenar sus capacidades mentales y
a le sus destrezas espirituales para discernir lo correcto y lo incorrecto, lo que
es bueno y lo que es malo, lo que es mejor y lo que es peor.

Sus hombros
Echen sobre él toda su ansiedad, porque él tiene cuidado de ustedes (1 Pedro 5:7).
Amoroso Señor, dale a mi marido sabiduría y voluntad para echar toda su
ansiedad sobre ti de una vez por todas. Que sepa sin la menor duda que tú
tienes cuidado de cada una de sus necesidades.

Su corazón
Porque el amor al dinero es raíz de todos los males; el cual codiciando algunos,
fueron descarriados de la fe y se traspasaron a sí mismos con muchos dolores (1
Timoteo 6:10).
Aunque el dinero no es malo en sí, tu Palabra nos dice que el amor al dinero
es raíz de todos los males. Oro para que mi marido nunca deje que su deseo de
ganar dinero u obtener riquezas se anteponga a su deseo de complacerte,
servirte y amarte con todo su corazón.

Su espalda
Sabemos que todo aquel que ha nacido de Dios no sigue pecando; más bien, Aquel
que fue engendrado de Dios le guarda, y el maligno no le toca (1 Juan 5:18).
Dios, gracias por la seguridad de que Jesús cuida y protege a mi marido.
Gracias porque la divina presencia de Cristo lo mantiene seguro. Gracias
porque el diablo no le puede poner un dedo encima. Gracias porque nada ni
nadie puede arrebatarlo de tu mano (Juan 10:29). Proclamo esas promesas de
protección para mi marido hoy.

Sus brazos
Y que sean fortalecidos con todo poder, conforme a su gloriosa potencia, para toda
perseverancia y paciencia (Colosenses 1:11).
Dios todopoderoso, fortalece a mi marido con poder según la gloriosa fuerza
de Cristo con el n de que pueda tener resistencia y paciencia sobrenatural en
cada situación difícil. Dale la resistencia y la fortaleza que necesita para
completar cada tarea que le hayas dado para hacer.

Sus manos
El alma del perezoso desea y nada alcanza, pero el alma de los diligentes será
prosperada (Proverbios 13:4).
Señor, manda a mi marido que no sea un hombre perezoso, de esos que
quieren mucho y obtienen poco, sino un trabajador responsable que prospera y
recibe recompensa por su labor. Ayúdalo a establecer límites y metas
saludables. Impide que sea ojo, impide que sea adicto al trabajo, y muéstrale
el equilibrio apropiado entre el trabajo y el descanso.

Su dedo anular
Esposos, amen a su esposa y no se amarguen contra ella (Colosenses 3:19).
Padre celestial, enséñanos a mi marido y a mí a amarnos mutuamente como
tú lo quisiste. Ayúdanos a no ser duros ni amargados el uno con el otro sino
delicados, deseosos de perdonar y bondadosos.

Su costado
Finalmente, sean todos de un mismo sentir: compasivos, amándose fraternalmente,
misericordiosos y humildes (1 Pedro 3:8).
Muestra a mi marido cómo amar a otros del modo en que Cristo lo ha
amado: sacri cada e incondicionalmente. Anímalo y dale poder para que sea
compasivo y humilde en sus tratos con amigos, familia y compañeros de
trabajo.

Su sexualidad
Si confesamos nuestros pecados, él es el y justo para perdonar nuestros pecados y
limpiarnos de toda maldad (1 Juan 1:9).
Si mi marido tiene algún pecado sexual en su vida, oro para que te lo
con ese y reciba tu perdón. Ayúdalo a acoger tu gracia y perdón, para que no
cojee con los grilletes de la vergüenza colgando de sus tobillos ni con las
cadenas de la culpa colgando de su cuello. Oro para que viva como un hombre
puesto en libertad y no como un preso en libertad condicional.

Sus piernas
Así que, hermanos, estén rmes y retengan las doctrinas en que han sido enseñados,
sea por palabra o por carta nuestra (2 Tesalonicenses 2:15).
Aumenta la valentía de mi marido con el poder del Espíritu Santo para que
pueda permanecer rme en la verdad de Jesucristo y las enseñanzas de tu
Palabra. Protégelo para que no tambalee su fe, para que no titubee en sus
convicciones ni deje que cualquier persona o cosa debilite su relación contigo.

Sus rodillas
La ferviente oración del justo, obrando e cazmente, puede mucho (Santiago 5:16).
Perseveren siempre en la oración, vigilando en ella con acción de gracias (Colosenses
4:2).
Oro para que mi marido sea un hombre justo, cuyas oraciones sean
poderosas y e caces. Enséñale a dedicarse a la oración, a estar atento a tus
respuestas y a ser agradecido por ellas.

Sus pies
Y a aquel que es poderoso para guardarlos sin caída y para presentarlos irreprensibles
delante de su gloria con grande alegría; al único Dios, nuestro Salvador por medio de
Jesucristo nuestro Señor, sea la gloria, la majestad, el dominio y la autoridad desde
antes de todos los siglos, ahora y por todos los siglos. Amén (Judas 1:24,25).
Por último, te alabo, Señor, porque eres capaz de proteger a mi marido para
que no caiga. Oro para que lo mantengas de pie, sin resbalar ni caer. Oro para
que presentes a mi marido delante de tu gloriosa presencia sin fallas y con gran
gozo. Al único Dios, nuestro Salvador, sea la gloria, majestad, poder y
autoridad, por medio de Jesucristo nuestro Señor, desde antes de todos los
siglos, ahora y por todos los siglos. En el nombre de Jesús, amén.
Apéndice

M e gustaría proveerte recursos adicionales para que cubras a tu marido de


la cabeza a los pies con respecto a tres áreas vitales que podrían ser
preocupaciones en su vida: su paternidad (si es papá), su salvación (si aún no es
salvo) y su sanidad (si está enfermo). He preparado oraciones basadas en diez
Escrituras para cada una de estas tres áreas, y si tu esposo corresponde a una de
estas categorías, te animo a que ores para cubrirlo a menudo. Recuerda: “La
ferviente oración del justo, obrando e cazmente, puede mucho” (Stg. 5:16).
Ora por su salvación

C omo mencioné en el capítulo inicial, no hay carga más grande para una
mujer que el hecho de que su marido y sus hijos lleguen a conocer a Jesús
como Señor y Salvador. Todo lo demás palidece cuando se toma en cuenta
dónde pasarán la eternidad. A lo largo de este libro te he animado a orar por tu
marido como si ya fuera cristiano, llamando las cosas que no son como si lo
fueran, por fe (Rom. 4:17). Pero si tu marido aún no ha tomado la decisión de
seguir a Cristo, las siguientes oraciones han sido diseñadas especí camente para
que intercedas por su salvación.
La oración tiene tremendo poder para preparar el corazón de modo que se
plante la preciosa semilla de la verdad. La oración tiene fuerza sobrenatural
para demoler fortalezas del enemigo que tienen cautivo al pecador. La oración
tiene el potencial de hablar al monte de la incredulidad y echarlo al mar.
Recuerda: cuando oras la Palabra de Dios, tú oras la voluntad de Dios. Y
Dios no quiere que nadie se pierda sino que todos lleguen al arrepentimiento
(2 Ped. 3:9).

Entonces Jesús, mirándolos, les dijo: “Para los hombres es imposible pero no para
Dios. Porque para Dios todas las cosas son posibles” (Marcos 10:27).
Señor, estoy agradecida porque nada es imposible para ti, no importa cuán
sombría parezca la situación. Oro para que mi marido llegue a conocer a Jesús
como Señor y Salvador. Lo pongo en tus manos y espero con ansiosa
expectativa.

Y [Jesús] les decía: “A la verdad, la mies es mucha pero los obreros son pocos.
Rueguen, pues, al Señor de la mies que envíe obreros a su mies” (Lucas 10:2).
Padre celestial, oro para que envíes gente a la vida de mi marido que labre la
tierra de su corazón, plante la semilla de la verdad, riegue su alma reseca con la
oración y levante la cosecha. Así como enviaste a Felipe al funcionario etíope
(Hech. 8:27-30), a Pedro al mago samaritano (Hech. 8:9-25) y a Pablo a la
mujer de negocios de Éfeso (Hech. 16:11-15), por favor, pon gente en el
camino de mi marido que lo dirija hacia ti.

Pero Dios demuestra su amor para con nosotros en que, siendo aún pecadores, Cristo
murió por nosotros (Romanos 5:8).
Dios gentil, por favor, abre los ojos y el corazón de mi marido a la verdad de
que tú le has demostrado tu amor enviando a tu Hijo a morir por él. Hazle
saber que él no tiene que limpiar su vida antes de venir a ti sino que tú lo
aceptas tal como es, aunque sea todo un desorden.

Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito para que
todo aquel que en él cree no se pierda mas tenga vida eterna (Juan 3:16).
Porque el Hijo del Hombre ha venido a buscar y a salvar lo que se había perdido
(Lucas 19:10).
Señor, gracias por amar a mi marido tanto que diste a tu Hijo unigénito
como sacri cio por su pecado. Gracias por la buena voluntad de Jesús de tomar
forma humana y morir en la cruz del calvario. Gracias porque Jesús vino a
buscar y a salvar a mi esposo. Oro para que mi marido se convierta de su
pecado a ti. Mueve su corazón para que crea en el Señor Jesucristo y sea salvo.

[Jesús dijo:] “El ladrón no viene sino para robar, matar y destruir. Yo he venido para
que tengan vida, y para que la tengan en abundancia” (Juan 10:10).
Para esto fue manifestado el Hijo de Dios: para deshacer las obras del diablo (1 Juan
3:8).
Libra a mi marido de los poderes de las tinieblas que tratan de robar, matar y
destruir cegando sus ojos a la verdad y atando su corazón a las mentiras. Envía
al Espíritu Santo para frustrar las tácticas del enemigo, destruir sus baluartes y
hacer que el enemigo se vuelva impotente. Oro, Dios todopoderoso, para que
tú destruyas la obra del diablo en la vida de mi marido, para que derribes los
muros, sueltes las cadenas e ilumines la oscuridad. Quebranta el orgullo de mi
marido. Humíllalo hasta que doble sus rodillas y levante la bandera blanca de
haberse rendido a ti. Que tenga fe salvadora en Jesús y experimente vida
abundante en la tierra y vida eterna en el futuro.

[Jesús dijo:] “De cierto, de cierto les digo que el que oye mi palabra y cree al que me
envió tiene vida eterna. El tal no viene a condenación sino que ha pasado de muerte a
vida” (Juan 5:24).
Oro para que mi marido escuche la palabra de la verdad y crea en Cristo.
Rompe el barbecho de su corazón y prepara el terreno para recibir tu Palabra.
Pon una sensación de urgencia en su espíritu en lo que respecta a la
importancia de pasar de la muerte espiritual a la vida eterna. Produce un deseo
en él de nacer de nuevo. Remueve cualquier barrera que le impida abrir su
corazón y su mente a ti. Muévelo para que crea en el Señor Jesús, reciba vida
eterna y sea salvo de la condenación del in erno. Por favor, rescátalo del
dominio de las tinieblas y líbralo para que entre en el reino de Cristo (Col.
1:13).

Si con esas con tu boca que Jesús es el Señor y si crees en tu corazón que Dios le
levantó de entre los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia,
y con la boca se hace confesión para salvación... Porque todo aquel que invoque el
nombre del Señor será salvo (Romanos 10:9,10,13).
Dios, por favor, convence a mi marido de su necesidad de confesar con su
boca que “Jesús es el Señor” y creer en su corazón que tú lo levantaste de entre
los muertos. Oro en fe para que mi marido invoque el nombre del Señor Jesús
y sea salvo.

Pero aun si nuestro evangelio está encubierto, entre los que se pierden está
encubierto. Pues el dios de esta edad presente ha cegado el entendimiento de los
incrédulos para que no les ilumine el resplandor del evangelio de la gloria de Cristo,
quien es la imagen de Dios (2 Corintios 4:3,4).
Señor, por favor, remueve el velo que está sobre los ojos de mi marido, que le
impide ver la verdad. Remueve la in uencia del dios de esta edad presente que
enceguece la mente de mi marido y le impide entender la verdad del evangelio.
Te pido que enciendas el interruptor, ilumines su mente para que la verdad del
evangelio se aclare y vea que tú enviaste a Jesús, tu Hijo, para que muriese en la
cruz por él. ¡Por él! Abre su mente a tu verdad y su corazón a tu amor.

El Señor no tarda su promesa, como algunos la tienen por tardanza; más bien, es
paciente para con ustedes, porque no quiere que nadie se pierda, sino que todos
procedan al arrepentimiento (2 Pedro 3:9).
Dios nuestro Salvador, quien quiere que todos los hombres sean salvos y que lleguen
al conocimiento de la verdad (1 Timoteo 2:3,4).
Dios, yo creo que “todos” signi ca “todos”. Entiendo que tú no quieres que
mi marido perezca sino que llegue a tener una fe salvadora. Sé que no quieres
que mi marido pase la eternidad en el in erno separado de ti, sino en el cielo,
regocijándose en tu presencia. Oro para que hagas lo que sea necesario en la
vida de mi marido de modo que llegue a tener esa fe salvadora. Me aferro a ti,
completamente persuadida de que tú terminarás lo que has empezado en él.

He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a
él y cenaré con él, y él conmigo (Apocalipsis 3:20).
Oro para que mi marido sienta tu llamado a la puerta de su corazón. Hazlo
sensible a tus toques persistentes y muy consciente de tu innegable llamado
para que ya no te niegue acceso a todo lo que él es. Te pido que tú, como un
amoroso y persistente “cazador celestial”, muerdas sus talones hasta que deje de
huir de ti y empiece a correr hacia ti. En tu nombre te lo ruego, amén.
Ora por su paternidad

T u marido tendrá muchas responsabilidades y roles durante toda su vida,


pero ninguno será más importante, más estresante ni más placentero que
el de ser papá. El presidente Teodoro Roosevelt lo dijo muy bien: “Ningún
otro éxito en la vida, ni ser Presidente, ni ser rico, ni ir a la universidad, ni
ninguna otra cosa, se compara con el éxito del hombre y la mujer que pueden
sentir que han cumplido con su responsabilidad y que sus hijos y nietos se
levantan para llamarlos bendecidos”1.
Dios puede dar a tu marido claridad, con anza e ideas creativas para formar
a sus hijos en el camino que deben seguir. ¡De modo que arrodíllate a orar por
los hijos con quienes él jugará!

Por tanto, pondrán estas palabras mías en su corazón y en su alma. Las atarán a su
mano como señal, y estarán como frontales entre sus ojos. Las enseñarán a sus hijos,
hablando de ellas sentado en tu casa o andando por el camino, cuando te acuestes y
cuando te levantes (Deuteronomio 11:18,19).
Oro para que mi marido ponga tu Palabra en su alma y en lo más profundo
de su ser de modo que pueda enseñar a nuestros hijos tus principios, tu
carácter y tus caminos. Hazle comprender que su responsabilidad espiritual no
se reduce a llevar a nuestros hijos a la iglesia los domingos, sino a una forma
diaria de vivir. Ayúdalo a ser un ejemplo viviente de carácter piadoso desde que
se levanta en la mañana hasta que se acuesta en la noche.

No las encubriremos a sus hijos. A la generación venidera contaremos las alabanzas


del SEÑOR, y de su poder y de las maravillas que hizo. para que lo supiera la
generación venidera y sus hijos que nacieran, para que los que surgieran lo contaran a
sus hijos (Salmo 78:4-6).
Pon en mi marido el deseo y la pasión de contar a nuestros hijos tus obras
maravillosas y tu poder omnipotente de modo que ellos las cuenten a sus hijos
y ellos a sus hijos. Que la in uencia piadosa de mi marido sea sentida en las
próximas generaciones y ayude a guiarlas hacia ti.

Instruye al niño en su camino; y aun cuando sea viejo no se apartará de él (Proverbios


22:6).
Dale a mi marido sabiduría para saber cómo formar a nuestros hijos en el
camino que deben seguir, con ando en que cuando sean viejos, no se apartarán
de él. Ayúdalo a enseñar con su ejemplo y guiar con su amor.

No deseches, hijo mío, la disciplina del SEÑOR ni te resientas por su reprensión;


porque el SEÑOR disciplina al que ama, como el padre al hijo a quien quiere
(Proverbios 3:11,12).
Guía a mi marido para que no discipline a nuestros hijos con mucha
severidad ni mucha indulgencia. Dale sabiduría para saber cuándo disciplinar y
cuándo extender gracia.

Y ustedes, padres, no provoquen a ira a sus hijos, sino críenlos en la disciplina y la


instrucción del Señor (Efesios 6:4).
Dale a mi marido discernimiento y dominio propio, para que no provoque a
ira o a resentimiento a nuestros hijos por la manera en que los trata sino que
los críe con la amorosa disciplina y sabia instrucción que vienen de ti.

Dijo a sus discípulos: “Es imposible que no vengan tropiezos; pero, ¡ay de aquel que los
ocasione! Mejor le fuera que se le atara una piedra de molino al cuello y que fuera
lanzado al mar, que hacer tropezar a uno de estos pequeñitos” (Lucas 17:1,2).
Impide que mi marido haga cualquier cosa que ocasione que nuestros hijos
tropiecen o caigan en el pecado.

Todas sus cosas sean hechas con amor (1 Corintios 16:14).


Toca a mi marido para que cierna todo lo que haga para criar a nuestros
hijos por medio del ltro del amor. Sea disciplina, corrección o instrucción,
que el amor sea el estándar rme de sus acciones y palabras.
Y digo esto: El que siembra escasamente cosechará escasamente, y el que siembra
con generosidad también con generosidad cosechará (2 Corintios 9:6).
Enseña a mi marido cómo sembrar con generosidad en la vida de nuestros
hijos. Oro para que no sea avaro con su tiempo, ni con su energía, ni con sus
recursos, sino que invierta sabiamente en formas que produzcan una
abundante cosecha de carácter piadoso.

Padres, no irriten a sus hijos para que no se desanimen (Colosenses 3:21).


Impide que mi marido provoque, irrite o amargue a nuestros hijos.
Refrénalo para que no sea duro con ellos, con el n de que no se desanimen, ni
se resientan, ni se sientan inferiores. Dale sabiduría para saber cómo disciplinar
su terquedad o rebeldía sin quebrantar sus espíritus.

No nos cansemos, pues, de hacer el bien porque a su tiempo cosecharemos, si no


desmayamos (Gálatas 6:9).
Cuando mi marido se sienta cansado y agotado porque no está viendo
resultados positivos en la crianza de nuestros hijos, anímalo a perseverar.
Cuando no vea el buen fruto que había esperado, anímalo a seguir, sabiendo
que a su tiempo cosechará, si no desmaya. En el nombre de Jesús, amén.
1 Theodore Roosevelt, The Foes of Our Own Household (Los enemigos de

nuestra propia casa) Nueva York: George H. Doran, 1917), 246.


Ora por su sanidad

L a enfermedad o la dolencia pueden poner de rodillas al hombre más fuerte.


La enfermedad es simplemente parte del hecho de vivir en un mundo
pecaminoso. Si la enfermedad es un ataque del enemigo o una herramienta de
nuestro amoroso Padre celestial, podemos orar por sanidad total y completa
que trae gloria a Dios.
Conforme oras por la sanidad de tu marido, por favor, toma en cuenta que
muchas veces Dios usa la enfermedad para llamar la atención de alguien, para
llevarlo al arrepentimiento o traerlo a una relación más íntima. Él usó la lepra
para mostrar a Naamán que no era tan poderoso (2 Rey. 5), usó una crisis física
y psicológica para humillar al arrogante Nabucodonosor (Dan. 4), usó una
plaga para detener la rebelión de una nación (Núm. 16) y usó una dolencia
fastidiosa para poner de rodillas a un poderoso Pablo (2 Cor. 12:7).
Y si bien nosotras no queremos interferir con la obra de Dios en el corazón
humano, él nos ha llamado a orar. Santiago nos manda: “Oren unos por otros
de manera que sean sanados” (Stg. 5:16). Así que vamos a orar.
Conforme oras por la salud de tu marido, ora para que él vea la mano de
Dios en el proceso de sanidad. Cuando una muchedumbre empezó a alabar a
Pedro y a Juan por la milagrosa sanidad de un mendigo lisiado, Pedro explicó:
“Y el nombre de Jesús hizo fuerte, por la fe en su nombre, a este hombre que
ustedes ven y conocen. Y la fe que es despertada por Jesús le ha dado esta
completa sanidad en la presencia de todos ustedes” (Hech. 3:16). Como me
explicó un cirujano: “Yo hago el corte, Dios sana la herida”.
No estamos orando por una vida de descanso y comodidad sino por una
vida conforme a la imagen de Cristo y elaborada en la soberanía de Dios.
Hemos sido llamadas a orar en fe, creyendo. Dios está a cargo del resultado y
del momento propicio. El escritor de Eclesiastés nos recuerda: “[Hay un]
tiempo de sanar” (Ecl. 3:3) y ese tiempo es cuando Dios dice que es el tiempo.
Pero él fue herido por nuestras transgresiones, molido por nuestros pecados. El
castigo que nos trajo paz fue sobre él, y por sus heridas fuimos nosotros sanados
(Isaías 53:5).
Oro para que, por tus heridas, mi marido sea sanado; para que, por tus
heridas, mi marido sea una persona íntegra.

Bendice, oh alma mía, al SEÑOR y no olvides ninguno de sus bene cios. Él es quien
perdona todas tus iniquidades, el que sana todas tus dolencias, el que rescata del
hoyo tu vida, el que te corona de favores y de misericordia, el que sacia con bien tus
anhelos de modo que te rejuvenezcas como el águila (Salmo 103:2-5).
Te alabo por ser el Dios que sana todas nuestras enfermedades. Te pido que
sanes a mi marido, renueva su fortaleza y restaura su salud.

Jesús recorría todas las ciudades y las aldeas, enseñando en sus sinagogas,
predicando el evangelio del reino y sanando toda enfermedad y toda dolencia (Mateo
9:35).
¡Jesucristo es el mismo ayer, hoy y por los siglos! (Hebreos 13:8).
Jesús, así como recorriste todas las ciudades y las aldeas sanando toda
enfermedad y dolencia, oro para que sanes a mi marido. Así como hiciste ver al
ciego, caminar al cojo, escuchar al sordo, sanar al leproso, detener el ujo de
sangre de una mujer, enderezar al encorvado, abrir su mano al que la tenía seca
y levantar a los muertos, oro para que tú sanes el cuerpo de mi marido y lo
restaures íntegramente. Te alabo porque tú eres el mismo ayer, hoy y por los
siglos, y porque los milagros que hiciste en tiempos pasados aún los realizas
hoy.

Respondió el centurión y dijo: “Señor, yo no soy digno de que entres bajo mi techo.
Solamente di la palabra, y mi criado será sanado. Ve, y como creíste te sea hecho”. Y
su criado fue sanado en aquella hora (Mateo 8:8,13).
Señor, oro para que tú solamente digas la palabra... Solamente di la palabra.
Intercedo por mi marido, pidiéndote que ordenes que la enfermedad, sus
dolencias y padecimientos se vayan de su cuerpo. Por favor, restaura su salud y
renueva sus fuerzas. Oro para que se haga esto, y yo creo que así será.

Cuando Jesús salió, vio la gran multitud y tuvo compasión de ellos, y sanó a los que
entre ellos estaban enfermos (Mateo 14:14).
Señor, te pido que tengas compasión de mi marido y lo sanes completa y
totalmente.

Entonces vinieron a él trayendo a un paralítico cargado por cuatro. Y como no podían


acercarlo a él debido al gentío, destaparon el techo donde Jesús estaba y, después de
hacer una abertura, bajaron la camilla en que el paralítico estaba recostado. [Jesús
dijo:] A ti te digo, ¡levántate, toma tu camilla y vete a tu casa! Y se levantó, y en
seguida tomó su camilla y salió en presencia de todos, de modo que todos se
asombraron y glori caron a Dios diciendo: “¡Jamás hemos visto cosa semejante!”
(Marcos 2:3,4,11,12).
Señor, así como los cuatro hombres bajaron a su amigo enfermo por el
techo, traigo a mi marido ante ti y lo pongo a tus pies. Te pido que lo sanes
completa y totalmente para que todos se asombren de lo que has hecho.

¿No saben que son templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en ustedes? (1
Corintios 3:16).
Señor, mientras pido por la sanidad de mi marido, también oro para que él
haga su parte para restaurar y mantener su salud. Convéncelo de que no abuse
de su cuerpo ni ignore su salud sino que se mantenga comiendo
saludablemente y haciendo ejercicios. Dale la determinación de evitar cualquier
cosa que cause daño a su salud física. Enséñale a tratar a su cuerpo como
templo en el cual vive tu Espíritu.

Y todo lo que pidan en mi nombre, eso haré para que el Padre sea glori cado en el
Hijo. Si me piden alguna cosa en mi nombre, yo la haré (Juan 14:13,14).
Señor, tu Palabra dice que si te pido alguna cosa en tu nombre, tú la harás.
Sé que esto signi ca que puedo pedir cualquier cosa que esté de acuerdo con tu
voluntad y alineada con tus propósitos. Teniendo en cuenta eso, oro para que
tú sanes a mi marido completa y totalmente. Y si no es tu perfecta voluntad
que él sea sanado en este momento, danos la seguridad a ambos de que tu
gracia es su ciente, porque tu poder se perfecciona en nuestra debilidad.

Por tanto, con ésense unos a otros sus pecados, y oren unos por otros de manera que
sean sanados (Santiago 5:16).
Por favor, haz que mi marido sea consciente de cualquier pecado no
confesado que impida su completa sanidad. Muévelo para que con ese sus
pecados a un amigo de con anza que ore por él para que sea sanado.

No tienen porque no piden (Santiago 4:2).


Señor, tu Palabra dice que nosotros no tenemos porque no pedimos, así que
en este momento te pido. Oro para que tú sanes a mi marido completa y
totalmente. Oro para que incluso ahora mismo se vayan de su cuerpo la
enfermedad y las dolencias. En el nombre de Jesús, amén.
Tiempo para re exionar

M ientras oraba por mi marido usando los puntos de referencia de la


cabeza a los pies, Dios me sorprendió con algunos cambios inesperados
en mi corazón. Empecé a tener más compasión por las luchas que Steve tenía
todos los días y me sintonicé más con los suaves empujoncitos que el Espíritu
Santo me daba para que intercediera por él durante todo el día, no solo en mi
momento de oración temprano en la mañana. Mis sentidos experimentaron
una acentuada sensibilidad a las imágenes visuales y los sonidos que lo
rodeaban, al enemigo que trataba de hacerle daño y a la gente que lo
in uenciaba. Descubrí que me había vuelto más rápida para perdonar, más
lenta para juzgar y más intencionada para amar. En resumidas cuentas, Dios
produjo un amor por mi esposo que se hizo aun más profundo en mi corazón.
Te animo a que tomes tiempo para re exionar después de que hayas pasado
por los treinta días de oración. Si estás usando Ora por tu marido de la cabeza a
los pies con un grupo de oración para esposas, un grupo de estudio bíblico o
incluso una amiga, te animo a que compartas tus respuestas como manera de
re exionar en el poder de la oración en tu propia vida.

¿Cómo ha cambiado Dios tu corazón para con tu marido mientras


orabas por él en los últimos treinta días?
¿Qué te ha mostrado Dios acerca de tu marido mientras orabas por él
de la cabeza a los pies? ¿Te ha abierto los ojos hacia algo nuevo que
nunca antes habías visto?
¿Qué te ha mostrado Dios acerca de tu corazón?
¿Qué cambios has visto en tu matrimonio?
¿Has experimentado momentos de gloria repentina mientras orabas por
tu marido, momentos cuando Dios se dio a conocer a ti de una manera
personal? De ser así, descríbelos.

Me encantaría que visites un sitio web especial creado solo para que tú
compartas tus experiencias así como también tus peticiones de oración y las
respuestas de Dios. Entra a www.prayingforyourhusband.com, oremos
mutuamente y alabemos a Dios juntas.
El desafío de orar por treinta días

C uando escribí el libro Becoming the Woman of His Dreams (“La mujer de
sus sueños”), entrevisté a cientos de hombres para averiguar lo que
anhelaban en una esposa. Un hilo en común entre los muchos encuestados es
lo que yo llamo el Club de las tres A del Matrimonio: adoración, apreciación y
admiración. Tu esposo quiere saber que tú lo amas más hoy que ayer. Y quiere
que tú se lo hagas saber. Así que aquí tienes mi desafío: muéstraselo.
Quiero invitarte a que te unas a mí en el desafío de orar por treinta días.
Este reto juntará los treinta días de Ora por tu marido de la cabeza a los pies con
treinta días de hacerle saber cuánto lo amas.
Acompáñame en la aventura inscribiéndote en
www.prayingforyourhusband.com y pon una sonrisa en el rostro de tu hombre.
Reconocimientos

H ay muchas mujeres que me han enseñado a orar a lo largo de este


recorrido llamado vida. Dos que han dejado una huella imborrable en
mi corazón y en mi alma son Mary Lance Sisk y Mary Marshall Young. Estas
dos Marías me hicieron tomar asiento cuando era una mamá joven, me
enseñaron los principios de la oración y me guiaron al trono de Dios por
medio de su ejemplo. Ambas ahora disfrutan de la eternidad con el Padre y yo
tengo muchísimas ganas de volverlas a ver.
Agradezco de manera especial a:
Bill Jensen, por su liderazgo y guía.
Laura Barker y Judy Gillispie, por sus tenaces y delicadas destrezas
editoriales.
Carie Freimuth, Lori Addicott, Amy Haddock, Lynette Kittle, Stuart
McGuiggan, Steve Reed, Tim Vanderkolk, Cara Van Meter, Rick Gingrich y
Christopher Sigfrids por usar sus dones y talentos especiales para ayudar a
difundir el mensaje de Ora por tu marido de la cabeza a los pies.
Mi equipo “Amigas en Dios”, Gwen Smith y Mary Southerland, por
alentarme para que sea la mejor Sharon posible.
Mi grupo de oración, por levantarme ante el Padre a lo largo del trayecto:
Bonnie Cleveland, Bonnie Schulte, Cissy Smith, Van Walton,
Cynthia Price, Dawn Lee, Debby Millhouse, Gwen Smith, Jill Archer,
Karen Shiels, Kathy Mendieta, Linda Butler, Linda Eppley, Mary Southerland
y Risa Tucker.
Mi marido Steve, una de las obras de arte más asombrosas de Dios, quien
continúa mostrándome cómo es un hijo de Dios.
Mi Padre celestial, quien me llama hija suya.
Acerca de la autora

S haron Jaynes es una conferencista internacional y autora de gran éxito de


ventas de diecinueve libros incluyendo e Power of a Woman’s Words (“El
poder de tus palabras”), Becoming the Woman of His Dreams (“La mujer de sus
sueños”), Becoming a Woman who Listens to God (“Transfórmate en una mujer
que escucha a Dios”), I’m Not Good Enough and Other Lies Women Tell
emselves (“¡No sirvo para nada!”), y A Sudden Glory: God’s Lavish Response to
Your Ache for Something More (“Frente a su gloria”). Sus libros se han traducido
a varios idiomas y continúan impactando a las mujeres para Cristo en todo el
mundo.
Sharon es la cofundadora de Girlfriends in God (“Amigas en Dios”), un
grupo no denominacional y ministerio en línea que trata de cruzar fronteras
generacionales, raciales y denominacionales para unir al cuerpo de Cristo como
creyentes. Sus devocionales en línea alcanzan aproximadamente a medio millón
de suscriptores diariamente. Sharon ha sido la coautora de dos libros con sus
compañeras de ministerio Gwen Smith y Mary Southerland: Trusting God
(“Con ando en Dios”)
y Knowing God by Name (“Conociendo a Dios por su nombre”). Para obtener

más información, visita www.girlfriendsingod.com.

Sharon y su esposo Steve viven en Carolina del Norte y tienen un hijo


mayor, Steven.
Sharon siempre se siente honrada de recibir noticias de sus lectores. Te
puedes conectar con ella enviando un correo electrónico a
sharon@sharonjaynes.com, seguirla en Facebook en
www.facebook.com/sharonjaynes, conversar con ella en Twitter en
www.twitter.com/sharonjaynes o inscribirte para seguir su blog en
www.sharonjaynes.com.
Para quienes pre eran escribir sobre papel, pueden contactar a Sharon por
correo, escribiendo a:
Sharon Jaynes
P.O. Box 725
Matthews, NC 28106
Para más información acerca de los libros, los recursos y el ministerio de

Sharon, o consultar acerca de tener a Sharon como oradora en un evento, visita

www.sharonjaynes.com.

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