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Arroyo Psic Astr y Los 4 Elementos
Arroyo Psic Astr y Los 4 Elementos
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STEPHEN ARROYO
ASTROLOGÍA, PSICOLOGÍA
Y
LOS CUATRO ELEMENTOS
VERSIÓN CASTELLANA DE
HÉCTOR V. MOREL
Arroyo, Stephen
Astrología, psicología y los cuatro elementos - 1a. ed. 10° reimp. -
Buenos Aires: Kier, 2007. 240 p.; (Pronóstico)
ISBN 978-950-17-0429-7
1. Astrología I.Titulo
CDD 133.5
Se hallan reservados todos los derechos. Sin autorización escrita del edi-
tor, queda prohibida la reproducción total o parcial de esta obra por cual-
quier medio -mecánico, electrónico y/u otro- y su distribución mediante
alquiler o préstamo públicos.
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RECONOCIMIENTOS
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A Dane Rudhyar,
en reconocimiento a su estímulo,
inspiración
y visión firme y pura.
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PRÓLOGO
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Cf. Beyond Stonehenge, de Gerarld Hawkins, editado por Harper & Row, 1973.
El autor es astrónomo de la Universidad de Boston y halló una ''orientación cós-
mica" en casi todas las grandes civilizaciones a lo largo de la historia.
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PARTE I
ASTROLOGÍA Y PSICOLOGÍA
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ras, con ligera atención sobre el deber y ninguna sobre la libera-
ción. Está también la relación de los tipos humanos distintivos,
de la que, aunque se abusó en el sistema indio de casta, es no
obstante una percepción válida...
Segundo, la nueva civilización será más ecológica. Como se
observara antes, Occidente se ha preocupado por la naturaleza.
China y la India también se interesaron por la naturaleza, pero
más bien en el espíritu de Wordsworth que de Galileo. El senti-
do occidental es de dominio sobre la naturaleza... En la actuali-
dad, hay una busca a tientas de originalidad, pero, ¿qué ocurre
con la calidad?... Creo que volveremos a las glorias de la sim-
plicidad en el aspecto ecológico de la nueva civilización.
Mi tercera predicción sobre la nueva civilización es que
cuando llegue la hora habrá una orientación más espiritual hacia
el mundo. Mientras en el siglo XIX veíamos al mundo como
una máquina, ahora en el siglo XX vemos a la naturaleza como
un organismo, con menos determinismo y más libertad. ¿Pode-
mos extrapolarnos de mecánicos en los siglos XVII a XIX, bio-
lógicos en el siglo XX, a psicológicos en el siglo XXI?
Finalmente, estaremos entrando en la nueva civilización
mundial al punto de que seamos capaces de lograr una nueva
pauta de vida que sea algún género de síntesis de estos tres én-
fasis de civilizaciones pasadas –naturaleza, semejante y yo.
(págs. 1 y sigs.).
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Esta síntesis, esta unión del hombre con el mundo natural, y este
sentimiento de unidad con el universo es lo que la astrología puede
aportar al bienestar del hombre moderno.
Como lo escribe el psicólogo Robert L. Marrone (1971): "Lo
que el hombre pensó sobre la naturaleza y su relación con ésta, so-
bre la historia documentada, le disminuyó o le amplió, le separó del
mundo natural o le fundió con un universo cíclico". El sentimiento
de separación del hombre moderno respecto del mundo natural y la
falta de identidad con el cosmos explica por qué (puesto que éste es
ahora el zeitgeist cultural) la astrología tiene que ser "demostrada"
antes que muchas personas la acepten como una ciencia o un arte
válidos. Casi todas las culturas que conocemos tuvieron alguna for-
ma de astrología; y esto no es atribuible a su falta de "iluminación"
moderna, sino más bien a su inmediato sentido de unidad con el
medio ambiente cósmico. Más que todo lo demás, en el camino de
una nueva síntesis del conocimiento y una nueva esperanza para el
futuro del hombre se alzan los seudocientíficos prejuicios populares
y la adhesión a teorías pasadas de moda, entre activos científicos,
educadores y público en general. Parece que la mayoría de los psi-
cólogos académicos, en particular, están haciendo exactamente lo
que Robert Oppenheimer (1971) advirtió que no se hiciera: o sea,
empeñarse en moldear una ciencia de la psicología sobre una física
que ya está fuera de moda. Si miramos a la física moderna, vemos
una diversidad increíble y nociones como anti-materia e indetermi-
nancia, cuyas descripciones suenan más parecidas al relato del éxta-
sis religioso de un místico que lo que estamos acostumbrados a es-
perar de un tratado científico. Empero, los que investigan en la psi-
cología, con pocas excepciones notables, continúan operando como
si fueran bioquímicos o reflexofísicos. Por tanto, aunque los profe-
sionales de la astrología puedan realmente beneficiarse con una psi-
cología moderna, deben ser cautelosos acerca de subestimar a la
astrología misma o sobreestimar la eficacia de la psicología actual
en sus esfuerzos por lograr un tipo más sofisticado y respetable de
práctica astrológica. Como lo declara C.G. Jung: "Evidentemente, la
astrología le ofrece mucho a la psicología, pero es menos evidente
lo que esta última puede aportar a su hermana mayor".
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La ciencia es una herramienta poderosa, como lo es la astrolo-
gía. El conocimiento que ganamos a través de estos métodos puede
usarse de dos modos: mediante manipulación o apreciación. Por
desgracia, la ciencia de Occidente hasta ahora se usó primordial-
mente para lo primero, no sólo en las ciencias físicas, sino también
en la psicología. Como escribe el físico-filósofo L.L. Whyte (1954):
"La ciencia misma podría beneficiarse con un reconocimiento más
pleno de las preferencias inconscientes que guiaron su desarrollo
histórico y que todavía persisten hoy". Es hora de que la ciencia en
conjunto, y la astrología y la psicología en particular, formulen un
nuevo compromiso de buscar más la verdad y el conocimiento que
de recoger hechos aislados. Aunque la astrología también fue y pue-
de ser usada para finalidades manipulativas, su síntesis con los me-
jores conocimientos de la psicología puede proporcionamos un me-
dio penetrante de apreciamos más profundamente, y de apreciar
nuestro universo y a los demás seres humanos.
Mientras algunos científicos (incluidos psicólogos) vocean
blandamente la idea de que son necesarios enfoques nuevos y crea-
dores a fin de que la ciencia progrese, por la naturaleza misma de
sus actitudes y la identificación personal con la "ciencia" impiden el
desarrollo de tales enfoques. En otras palabras, no entienden el pro-
ceso verdaderamente creativo (a diferencia de la mera reunión y
correlación de hechos). Muchos no se dan cuenta de que la escisión
de sus personalidades (profesionalmente "objetivas", mientras que
personal y privadamente "subjetivas") impide que dentro de ellos
ocurra el acto creativo. Esto es así porque la creatividad es producto
de la totalidad y la integración individuales humanas, o del empeño
en procura de tal totalidad. Como lo escribe Rudin (1968) en su li-
bro Psychotherapy and Religion: "Uno no puede escapar de su
propia alma sin mutilar su vida y también condenarse a la enferme-
dad en el reino físico y a una productividad pérfida y estereotipada
en el intelectual" (págs. 29-30). Parece que los adherentes y discípu-
los de los verdaderos pioneros en cualquier campo, tras asegurarse
de que hallaron la verdad, pronto se vuelven inflexibles y fanáticos,
congelando las ideas del teórico original. Esto tiene el efecto de
ahogar nuevos progresos durante decenios. Este mismo proceso ocu-
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rrió también en algunos círculos astrológicos, con el resultado de
ulterior fragmentación y discordia en un campo que necesita con
desesperación una unidad razonable.
Los que realizan los importantes adelantos creadores, aquellos
cuyos nombres son reverenciados en generaciones sucesivas, son
siempre quienes están verdaderamente abiertos hacia lo nuevo. Esta
apertura misma es la que naturalmente introduce a la persona crea-
dora en ámbitos de pensamiento e investigación que profesional-
mente no son ortodoxos y culturalmente no son convencionales.
Como lo observara Alfred North Whitehead, casi todas las ideas
realmente nuevas tienen cierto aspecto de necedad cuando se mani-
fiestan por primera vez. Sólo tenemos que echar un vistazo a los
nombres y biografías de algunos de los máximos creadores de la
cultura occidental para darnos cuenta cuántos de ellos se ocupaban
de disciplinas que eran oficialmente tabú en su época. Einstein ha-
blaba de la experiencia "mística", de la intuición original y del sen-
timiento "religioso" de la comprensión verdadera:
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Lo que hoy necesitamos es recalcar más la totalidad que mera-
mente las partes de ésta; necesitamos mirar una vez más los princi-
pios universales que subyacen en toda vida, antes de que empece-
mos a entremeternos en la naturaleza. La crisis ecológica que hoy
afrontamos es sólo resultado evidente del uso del "conocimiento",
por parte del hombre, sin la guía de la sabiduría, o sea, de un cono-
cimiento de la pauta subyacente en todo el sistema. En su impacien-
cia por "resultados" rápidos, los psiquiatras recurren al tratamiento
de shock y a las drogas, y a esto lo llaman "terapia"; los agricultores
recurren a los pesticidas y a los fertilizantes químicos, justificando
sus acciones como una necesidad económica o como un valiente
intento de impedir que la humanidad muera de hambre. Lo que la
astrología puede proporcionar al hombre moderno es la compren-
sión de los principios universales, la armonía de la totalidad y las
pautas subyacentes de la vida. Es por esta razón que tantas personas
de los Estados Unidos se están interesando por la astrología; porque
sienten en ella alguna energía reveladora del orden y el significado
de sus vidas aparentemente caóticas.
Joseph Goodavage, autor de Astrology: The Space Age Scien-
ce (1967), expresa el moderno desencanto con la ciencia materialis-
ta:
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nistas no son tan tímidos como para tomar en cuenta los aspectos
más recónditos de la vida del hombre, aquellas dimensiones del
hombre que trascienden meramente las actividades intelectuales-
mentales. Una psicología basada en la conducta observable, supo-
niendo que sólo son dignos de tener en cuenta los datos "objetivos",
no es realmente psicología. Restringir el dominio de la psicología al
estudio de laboratorio de los animales y a las pautas patentes de
conducta de los seres humanos no guarda coherencia con la defini-
ción del objeto supuesto de estudio: la psique misma, aquella cua-
lidad de mente-alma-espíritu que impregna todos los empeños hu-
manos y quizá toda la creación. Como lo señala Jung repetidamente
en sus escritos, no podemos ser "objetivos" cuando estudiamos la
psique del hombre; pues tenemos que estudiar la psique a través de
la psique del observador. Esto podrá considerarse una crítica de toda
la investigación denominada objetiva; pero con seguridad es muy
apropiado para el estudio del hombre mismo y del accionar de su
vida interior. En psicología, la manía de los estudios "objetivos",
particularmente en la escuela conductista, ignora el hecho básico de
la unicidad humana: la creatividad. Como lo demostrara la investi-
gación de Jung y el psicopediatra Jean Piaget, la mente no opera
como un espejo pasivo sino más bien como un artista activo y con
una finalidad. Para citar una vez más del libro de Rudin Psychothe-
rapy and Religion (1968):
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pos convencionales de indagación científica..." (pág. 14). Este hecho
explica por qué la psicología del siglo XX se estancó para la mayo-
ría y sigue siendo totalmente inapropiada para las vidas y los anhe-
los diarios de cada uno de nosotros. Los únicos psicólogos que en
años recientes dieron grandes pasos hacia una comprensión de la
vida interior y la experiencia inmediata del hombre son los que se
aventuraron fuera del dominio restrictivo de la indagación científica
convencional. Aquí incluyo a los que empezaron a investigar ámbi-
tos largo tiempo descuidados como la meditación, la Percepción
Extra-Sensorial, la psicología y la filosofía orientales, la mitología,
las religiones comparadas, y el uso de la astrología y otras antiguas
técnicas como herramientas psicológicas. Todos estos campos de es-
tudio, que podrían agruparse flojamente como aspectos de una psi-
cología en verdad humanística, demostraron ser útiles en nuestra
búsqueda de liberación y uso creador de las cualidades y aptitudes
que son únicas para el hombre solo. Si nuestra aspiración en el estu-
dio de la psicología fuera desarrollar técnicas más eficientes de con-
dicionamiento, lavado de cerebro y manejo de nuestros semejantes,
entonces deberíamos concentramos en el aspecto conductista de la
vida del hombre. Pero si queremos usar la poderosa herramienta de
la ciencia a fin de apreciamos y apreciar a los demás, aprender a
vivir de modo sano y armónico, y liberar lo que es más inspirador y
creativo dentro del hombre, entonces tenemos que comprender las
limitaciones del enfoque materialista y empezar a aventuramos en lo
desconocido, sostenidos solamente por nuestra fe en la sabiduría de
la naturaleza y el elevado destino del hombre.
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hombre. Hasta ahora, la aplicación del análisis puramente intelectual
a la comprensión del mundo interior de la experiencia no ha podido
comprobar ni refutar nada sobre las cuestiones filosóficas y religio-
sas últimas de la vida que forman la base de la estructura psicológi-
ca de cualquiera. El positivismo lógico es la manifestación extrema
(y el resultado lógico) del enfoque analítico, que puede decirse que
apunta a un máximo de abstracción con un mínimo de significado.
Y es significado lo que el hombre necesita; y toda psicología de la
salud y la totalidad necesita entender la necesidad de significado por
parte del hombre. El significado se suministra desde dentro, no des-
de fuera; de allí que sólo el enfoque analítico pueda ayudar al hom-
bre a satisfacer sus necesidades más profundas.
El psicólogo Wilson Van Dusen (1967) expresa básicamente la
misma idea:
El pensamiento La intuición
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g) campo de estudio contenido y todo el sistema y la
pormenores de forma y pauta del
todo el sistema todo
h) unidades del signos símbolos
lenguaje
i) dominio de la mundo externo mundo interno
utilidad (material) (psíquico, espiritual)
... parece que hay dos lenguajes maestros que tienen aplica-
ción universal como modos de clasificar y describir simbólica-
mente la realidad. El lenguaje de la cantidad que llamamos ma-
temática puede usarse para describir todo lo que puede contarse
o medirse. Me gustaría sugerir a la astrología como el lenguaje
más universalmente útil de la calidad... Estoy segurísimo de que
antes de que pasen muchos más años, desaparecerán tranquila-
mente las miríadas de sistemas de la personalidad que ahora
compiten en la psicología moderna, y serán reemplazados por
una astrología purificada y unificada. Al final, esto es inevita-
ble, pues la astrología proporciona el único sistema en el que
hay referentes externos para las categorías que son visibles, pre-
decibles y capaces de complejidad infinitamente más allá de to-
da clasificación de la personalidad ideada por la psicología,
(pág. 8).
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gran significación, con frecuencia no "explican" aún la operación
del fenómeno mismo. Por ejemplo, hay en la ciencia ciertas "leyes
empíricas" que se descubre experimentalmente que son ciertas, pero
que hasta lo que se proporcionó hasta ahora no tienen explicación
racional. El mejor ejemplo de semejantes leyes se conoce en astro-
nomía como la "Ley de Bode". Esta se relaciona con las distancias
de los planetas respecto del sol. Si escribimos una serie de números:
0, 3, 6, 12, 24, 48, 96 y si luego a cada término le sumamos 4, tene-
mos 4, 7, 10, 16, 28, 52, 100. La Ley de Bode declara que las dis-
tancias de los planetas están en la proporción de estos números; o
sea, si la distancia de Mercurio respecto del Sol se toma como cua-
tro unidades, la de Venus respecto del sol es siete, la de la Tierra es
diez unidades, Marte dieciséis, Júpiter cincuenta y dos, y Saturno
cien. La cifra veintiocho no tenía referente conocido hasta que fue-
ron descubiertos los asteroides. Extendiendo la ley más allá de cien,
los astrónomos pudieron predecir la existencia de Urano, Neptuno y
Plutón. La aparición de estos planetas trans-saturnianos, en el tiem-
po y el lugar señalados matemáticamente, forma uno de los más
conmovedores capítulos de la historia de los descubrimientos cientí-
ficos. Y este logro se debe en gran medida a la percepción intuitiva
de Bode, a la que, hasta hoy no se le dio una base analítica. De allí
que debamos ser cautos cuando usemos métodos estadísticos, no sea
que nuestras expectativas de tal enfoque superen su campo de utili-
dad.
La limitación primordial del método estadístico es que, si bien
es útil para ocuparse de generalizaciones, grupos y cantidades, casi
siempre es más bien impropio en relación con individuos y cualida-
des, que son los puntos centrales primordiales de una psicología o
una astrología centradas en la persona. Como escribe el psicólogo
Rollo May (1969):
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cuestión de "demostrar" la astrología es puramente académica.
Cuando vemos un número creciente de psicólogos y psiquiatras, lo
mismo que un gran porcentaje de público en general, que usan a la
astrología y encuentran en ella algo de gran valor para ellos, debe-
mos suponer que es realmente "útil". A quienes conocen el valor de
tal técnica, jamás se les suscita la cuestión de probar o refutar a la
astrología. Particularmente en psicología, los profesionales reales de
varios tipos de psicoterapia han estado siempre, durante los cuarenta
años pasados, delante de los teóricos; de modo que no deberíamos
esperar que el sistema científico y académico aparezca con "prue-
bas" sobre la validez de las premisas astrológicas. En orden a abun-
damiento, el Apéndice A enuncia estudios estadísticos y científicos
en conexión con la astrología. Pero hay aún otro género de prueba,
que el astrólogo y filósofo Dane Rudhyar llama “prueba existen-
cial".
Según Rudhyar (1970), sólo una "prueba existencial" podrá ser
apropiada para situaciones verdaderamente individuales:
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y satisfactorio. En otras palabras, a la astrología se la puede conside-
rar como una mitología utilizable conscientemente. El hombre
occidental contemporáneo evolucionó hasta el punto en que no se
contenta más con vivir inconscientemente según mitos fuera de mo-
da, dogma inflexible o tradiciones arcaicas. Pero fue demasiado le-
jos al tratar de librarse de limitaciones y tradiciones. Perdió contacto
con las bases arquetípicas de su ser y con la fuente de apoyo y de
sustento espiritual-psicológico que aquéllas proporcionan. La astro-
logía puede usarse como un modo de volver a unir al hombre con su
yo recóndito, con la naturaleza y con el proceso evolutivo del uni-
verso.
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procesos y principios universales. En términos modernos, diríamos
que, puesto que el universo es un proceso total ("universo" significa
giro del uno) y consiste en innumerables campos interpenetrantes de
energía, el campo energético de todo hombre individual se relaciona
íntimamente con el campo energético más vasto de su medio am-
biente cósmico. Uno de los máximos valores de la astrología es que,
mediante la comprensión de los factores universales que operan en
cada uno de nosotros, podremos alcanzar una comprensión mayor
de los principios universales de la vida misma. Hoy, la ciencia acep-
ta las impresiones digitales, los electrocardiogramas y los encefalo-
gramas como herramientas útiles, todas las cuales son manifes-
taciones relativamente únicas de energías y ritmos humanos. El ma-
pa natal astrológico es el gráfico a través del cual el cosmos (o la
totalidad más vasta) nos permite entender sus energías y ritmos,
particularmente cómo operan estos dentro de cada individuo.
En psicología, el principal trabajo que se ocupa de los principios
universales y de los formativos es el del doctor Carl Jung. Los ar-
quetipos de este no son estructuras físicas, sino más bien, según
Jung (1959),
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dancia dentro del campo del estudio de la personalidad, y que es
casi seguro que es el sistema universal de la psicología del futu-
ro. Ofrece un mapa simbólico de una mente y un destino huma-
nos que no podrá manejarlos el sujeto deseoso de "amañar lo
bueno" o "amañar lo malo" como es relativamente fácil de hacer
en muchos cuestionarios psicológicos. Ofrece conocimiento de
áreas que el sujeto a menudo conoce poco o nada ... represiones,
valores jamás verbalizados conscientemente, ambivalencias y
conflictos proyectados dentro de acontecimientos y relaciones y
jamás enfrentados conscientemente. Ofrece claves de potencia-
les irrealizados, talentos, cauces naturales de integración y su-
blimación, etc. Con su registro de pautas pasadas y futuras,
también ofrece claves de tempranos acontecimientos traumáti-
cos que el terapeuta de lo profundo desearía explorar y de pe-
ríodos futuros de tensión en los que es probable que el individuo
necesite un apoyo extra... Permite la "igualación" de los indivi-
duos, de terapeuta a paciente, cónyuges, empleado-empleador,
etc. Es mi firme convicción que la psicoterapia o la asesoría del
futuro usará el horóscopo tan rutinariamente como ahora usa-
mos la entrevista y los datos de antecedentes sobre el sujeto.
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ENFOQUES DE LA ASTROLOGÍA
Ignotum per ignotius, obscurum per obscurius.
(Lo desconocido a través de lo más desconocido,
lo oscuro a través de lo más oscuro.)
Viejo Adagio Alquímico
El Enfoque Causal
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Posiciones Planetarias
causas
Cambios de Campo Gravitacional (dentro del, Sol)
causas
Efectos de las Ondas de Mareas (dentro del Sol)
causas
Llamaradas Solares (erupciones de gas del Sol)
causas
Viento Solar (partículas del. Sol que calienta a la
Tierra)
causas
Campo Gravitacional de la Luna
causas
Cambios Ionosféricos (capa ionizada sobre la Tie-
rra)
causas
Ondas Alfa sobre la Superficie de
la Tierra
causas causas
El Enfoque Simbólico
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Virgo La cosecha, utilización de lo Diligencia y esmero, aseo,
que se desarrolló natural doméstico, la facultad
crítica
Libra Equilibrio y ajuste en la eco- Sentido de la justicia, empe-
nomía de la naturaleza ño en procura de la armonía,
sentido comunal
Escorpio Procesos limitativos de la Aguante y perseverancia, la
vida de la naturaleza, con- lucha despiadada por la so-
tinuación de la vida en la brevivencia
semilla
Sagitario El sueño invernal de la natu- Cultivo del lado interior o
raleza espiritual de la vida, esperan-
zada planificación para el
futuro
Capricornio Cristalización de las formas Infatigable lucha por la auto-
en invierno preservación, paciencia, ape-
go a formas sociales cristali-
zadas
Acuario Tiempo de espera, antes de la Actitud expectante, buenos
primavera poderes de observación, ri-
queza de planes
Piscis La hinchazón de la semilla en Primeras sacudidas de la
la tierra nueva vida dentro de los
restos de la vieja
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símbolos son símbolos por la misma razón de que se refieren a
realidades vivas que son inexpresables (al menos, en la actualidad).
Tal vez el hombre nunca pueda expresar en palabras las realidades
trascendentes del cosmos.
Empero, podemos hacer uso de este lenguaje simbólico si con-
sideramos que representa pautas, principios y fuerzas universales,
por trascendentes que tales factores sean. No obstante, el enfoque
simbólico de la astrología sólo es completo y útil si se lo mira den-
tro del sistema de un enfoque holístico de toda la vida.
El Enfoque Holístico
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El Enfoque de la Energía
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PSICOLOGÍA Y ASTROLOGÍA
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Otro psicólogo, Maurice Termerlin (1963), escribe:
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yos acontecimientos determinados se mueven a través de él y a
través de su elección y voluntad espontáneas. Nuevamente, para
citar a Buber: "Quien olvida todo lo que es causado y toma de-
cisiones partiendo de las profundidades... es un hombre libre, y
el destino le confronta como la contraparte de su libertad. No es
su frontera sino su realización".
Hablamos entonces de libertad, que existe en la persona
subjetiva, una libertad en la que el individuo escoge realizarse
representando un papel responsable y voluntario en la provoca-
ción de los acontecimientos destinados de su mundo. Esta expe-
riencia de libertad es para mis clientes un desarrollo muy signi-
ficativo, que les ayuda a humanizarse, a relacionarse con los
demás, a ser una persona (pág. 52).
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Una razón de la atroz reputación que la astrología tuvo en los
círculos científicos y académicos durante las décadas pasadas es que
en su mayor parte, la astrología (y casi toda la astrología popular)
todavía se interesa por la vida interior de la persona individual. El
paso más importante que da la Astrología Humanística de Rudhyar
es que traslada el énfasis desde el mundo externo de los aconteci-
mientos hacia el mundo interior de la experiencia y el crecimiento
personales. Varias técnicas "predictivas", como progresiones y trán-
sitos, tienen lugar aun en una astrología orientada humanísticamen-
te; pero la significación de lo que tales técnicas indican cambia de
un acto determinista y sin sentido del destino a una oportunidad sig-
nificativa de experimentar e integrar nuevos aspectos del propio
modo de ser. En otras palabras, las épocas que se indican como cru-
ciales (por el análisis de los ciclos más vitales para la pauta indivi-
dual de crecimiento de la persona) se ven como una parte de una
pauta mayor de crecimiento y auto-realización. De allí que hasta
experiencias difíciles asuman una significación personal positiva y
productora de crecimiento. Rudhyar (1971) explica así este nuevo
énfasis sobre la persona individual en astrología:
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prensiva en términos de una realización más objetiva del carác-
ter y el significado relativo de los factores básicos que estructu-
ran su existencia, y la existencia de las personas que le rodean...
es un modo de sabiduría.
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mismo no estoy particularmente interesado en hacer de "gurú" o en
estructurar mi práctica profesional de modo tal que la gente venga a
mí con la esperanza de que yo realice todo el trabajo, toda la con-
versación, y le entregue todas las respuestas a sus propios dilemas
individuales. Me resulta claro que la apertura del cliente en cada
situación determina concretamente cuánta ayuda o qué hondura de
acrecentado autoconocimiento ganará de nuestro intercambio. Esto
es cierto en toda situación de la vida: programamos lo que recibire-
mos mediante cuánto queremos dar y cuán abiertos estamos para
enfrentar la verdad acerca de nosotros mismos. El hecho de que al-
gunos astrólogos sigan representando el papel del adivino o del ca-
nal omnisciente de la sabiduría cósmica es mero índice de que tales
profesionales tienen demasiado envueltos sus egos en ese papel. Los
astrólogos, no importa cómo se vean ni cómo los vea el público, son
meramente seres humanos parecidos a cualquier otro, con conoci-
miento limitado, entendimiento limitado y experiencia limitada.
Difieren de los demás sólo en que estudiaron (es de esperar que con
alguna profundidad) este sistema de símbolos cósmicos que les pro-
porciona una herramienta que podrá permitirles penetrar debajo de
la superficie del ego, del auto-engaño y de los roles sociales.
En la práctica cotidiana de la astrología como profesión, es de
suma importancia que carezca de compromisos la honradez intelec-
tual del profesional. En otra palabras, si no conoce una respuesta a
una pregunta, no entiende algún aspecto del mapa natal, o realmente
no tiene rapport con la persona en cierto nivel, no debe vacilar en
decirlo y, en consecuencia, pedir ayuda o aclaración. Me doy cuenta
de que la mayoría de los astrólogos se enfrenta a menudo con el
deseo del cliente de descargar toda la responsabilidad en el regazo
del astrólogo y proyectar en este la imagen del "gurú". Este es un
juego que el ego ama, y por ello es fácil caer en tal papel, sin darse
cuenta de las reales implicancias de obrar así. Sin embargo, debe
comprenderse que, dar consejo sin dar también un medio de com-
prensión más profunda, es de poco valor, pues cada persona debe
realizar su propio trabajo y, a través de su propia experiencia, debe
llegar al conocimiento superior que le permita superar o trascender
la dificultad. Al mismo tiempo, el astrólogo debe darse cuenta del
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poder de que dispone y de la asombrosa sensibilidad a la sugestión
que los seres humanos tienen, y debe usar ese poder con suma caute-
la. Es mejor no decir nada que formular una suposición infundada,
basada en una comprensión insuficiente, meramente debido a la
inseguridad del ego o a las exigencias del cliente. Como lo señalara
Zipporah Dobyns, detrás de las afirmaciones del astrólogo, hasta
donde el cliente puede percibir, está el poder y la autoridad del cos-
mos. Esta es una responsabilidad que no debería tomarse a la ligera.
Además, la propia honradez intelectual ha de extenderse a tal punto
que el consejero deba expresar libremente sus propias creencias filo-
sóficas y ética particulares si interfieren en su aptitud para ocuparse
objetivamente de una persona o situación en particular.
La relación entre el astrólogo y el cliente es tan hondamente
personal como la existente entre un médico y el paciente. La calidad
de esa relación es inevitablemente un factor determinante en el re-
sultado último de la consulta. Por ello, ningún astrólogo debe sentir-
se vacilante acerca de remitir a una persona a otro astrólogo si cree
que alguna tensión o resistencia en una relación particular le impo-
sibilita ocuparse eficaz y abiertamente del cliente. No se trata de
quién es el "mejor" astrólogo. Sencillamente, hay diferentes tipos de
astrólogos para distintos tipos de personas. Lo que un astrólogo no
puede entender o tratar puede ser precisamente la fuerza máxima de
otro profesional. Por tanto, no es sólo el sistema particular de astro-
logía o géneros específicos de técnicas astrológicas empleadas las
que determinen la calidad de la práctica astrológica; es más impor-
tante la calidad de la relación y la profundidad del autoconocimiento
que iluminan el intercambio de persona a persona. Sin el beneficio
del intercambio de persona a persona en el trabajo astrológico, es
imposible emplear los procedimientos astrológicos, del modo más
profundo y con los máximos beneficios posibles. Aunque levantar
un mapa de alguien a quien no se vio puede realmente ser de utili-
dad para esa persona, ese individuo sacará por lo general una com-
prensión más honda del contacto personal con el astrólogo. Pues sin
contacto personal inmediato, es imposible conocer (a menos que
uno sea verdaderamente un psíquico dotado) el nivel de conocimien-
to con el cual el individuo responderá a sus circunstancias internas y
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externas.
En lo que resta de este capítulo, enunciaré simplemente algunos
de los valores con los que la astrología puede contribuir a las artes
consultivas. Estos son mis valores personales y se asocian natural-
mente con mi experiencia y mi actitud particulares hacia la vida.
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dad de desarrollar nuevos enfoques de la vida y cuándo seremos
puestos a prueba para ver si nuestros enfoques actuales son verdade-
ramente satisfactorios y creativos.
5. El estudio astrológico o la familiaridad con la práctica as-
trológica a través de una experiencia consultiva permite que uno
entienda más profundamente las Leyes Universales que impregnan
toda la vida y ayudan al individuo a confiar en estas verdades uni-
versales de la vida interior de uno. Entre estas leyes están: el orden,
la compensación (o equilibrio), causa y efecto (karma), vibración,
ciclos, polaridad, "sois lo que pensáis", "lo semejante engendra lo
semejante".
6. La astrología, en las artes consultivas, revela cómo toda
experiencia se adecúa a la pauta mayor de orden que constituye la
estructura básica de la vida, o el plan de vida de uno.
7. La astrología nos da un sentido de perspectiva y un medio
de ganar conocimiento sobre nuestras vidas, de modo que no que-
demos "colgados" de una experiencia, frustración o bloqueo. Puede
ponernos en contacto con el dinamismo y la naturaleza cíclica de
toda la vida.
8. La astrología puede proporcionarnos fe en algo mayor que
la mera consciencia del ego y, por tanto, fe en el yo real de uno.
9. La astrología ayuda al consejero o terapeuta a introducirse
en el cliente, a armonizarse con él según el propio natural del clien-
te, más que a proyectar sus presunciones inconscientes sobre el in-
dividuo. También le permite escoger el tratamiento o terapia apro-
piados para una persona particular.
10. La astrología puede proporcionamos la clave de las inicia-
ciones (o sea, las épocas cruciales de confrontación y marcado cre-
cimiento) en la vida de toda persona, una pauta y una necesidad que
la cultura occidental ignora.
11. La astrología suministra un medio por el cual los sen-
timientos más profundos y los anhelos inconscientes del cliente
pueden ser traídos a la consciencia y dárseles forma. Lo que origi-
nalmente era vago, perturbador fastidio, puede entonces transfor-
marse en un depósito de energía creativa recién liberada, dando a
85
menudo al individuo un sentido claro de dirección y significado
nuevos en la vida.
12. La astrología permite que la persona determine el tipo de
actividad en la que sus energías vitales puedan fluir con la máxima
cantidad de comodidad y satisfacción.
13. La astrología puede ayudar a la gente a tener mayor con-
fianza en sí misma confirmando las insinuaciones, los sentimientos
y el conocimiento interior que tal vez hayamos temido expresar o
confiar. Más que la a menudo voceada crítica de la astrología que a
uno lo vuelve más débil dependiendo de fuerzas que están fuera del
yo, el apropiado uso de la astrología podrá ayudar a un individuo a
desarrollar un grado mayor de confianza y esperanza personal. Con
frecuencia, una persona siente profundamente que tiene aptitudes
especiales en cierta área, por ejemplo, pero la falta de confianza y
esperanza en sí mismo puede hacer que sea difícil actuar sobre este
sentimiento.
14. La astrología puede ayudarnos a conocer que "todo el
mundo es un teatro" y que meramente representamos un papel en
este vasto drama. Tal conocimiento puede darnos un sentido de
perspectiva y humor que hace que la vida sea más fácil de encarar.
Y, además, tal conocimiento induce eventualmente a considerar la
cuestión última de la vida: ¿Quién es el actor en este drama? ¿Quién
es el director? ¿Y quién es el autor?
15. La astrología nos muestra que dentro de nosotros hay mu-
chas dinámicas interactuantes, que nuestra estada en el mundo mate-
rial abarca muchas fuerzas, necesidades e impulsos. La astrología
nos ayuda a identificamos más bien con la totalidad de este proceso
vivo que a identificarnos, como lo hace la mayoría de las personas,
con una o dos dimensiones limitadas de la experiencia.
16. El uso de la astrología en las artes consultivas permite que
el consejero ayude a la persona a alinearse con la verdad de su natu-
raleza y su ser, más que a moldearse para adecuarse a una teoría de
humana factura de cómo debería ser.
86
8
87
finalidad verdadera no es tanto la memorización de datos a fin de
que el estudiante pueda llegar a ser una computadora humana que
funcione fácilmente, sino más bien la abolición del miedo y el cre-
cimiento guiado del conocimiento. Esto no equivale a decir que en
la educación moderna no haya cabida para la enseñanza de conoci-
mientos técnicos; pero lo que aquí recalco es el hecho de que ningu-
na cantidad de conocimiento técnico podrá preponderar sobre la
necesidad del crecimiento psicológico y emocional individual. Si
nuestras universidades han de ser escuelas de instrucción meramente
vocacional (como lo están siendo en su mayoría), entonces debería
reconocérselas como tales en vez de mantener la falacia de que sus
finalidades son la búsqueda de la verdad y la modelación del carác-
ter.
Creo que un gran problema de nuestro sistema educativo es que
las escuelas tratan de ser todas las cosas para todas las personas. Las
escuelas primarias procuran servir a los fines de las niñeras, de los
maestros de moral, a las agencias de socialización y a los sitios en
que los niños aprenden la comunicación básica y las ciencias mate-
máticas. A todas estas responsabilidades se suma el intento de pro-
curar clases y guía especiales a los adolescentes emocionalmente
perturbados cuyos padres les fracasaron. Las escuelas superiores –
incapaces ya de servir de niñeras a los adolescentes– tienen habi-
tualmente la atmósfera de las prisiones; y, excepto unas pocas espe-
ciales que se orientan hacia el logro de modos académicamente de-
finidos, las escuelas superiores suministran poco estímulo e inmensa
frustración a sus estudiantes. Las universidades y facultades, salvo
unas pocas facultades privadas, tratan de realizar tantas cosas que el
resultado inevitable es el caos sobre el cual leemos en los diarios.
Procuran realizarlo todo, desde instrucción vocacional y trabajo pro-
fesional especializado hacia educación de la minoridad y cambio
social en gran escala. Creo que en los programas educativos de
nuestra sociedad podrá lograrse algún remedo de orden si contamos
con bastante amplitud mental como para tomar unas pocas lecciones
de la antiquísima pauta de orden y desarrollo individual: la astrolo-
gía.
En el zodíaco están simbolizadas cuatro fases de la educación
88
individual. Estas son los signos mutables: Géminis, Virgo, Sagitario
y Piscis. (En realidad, si consideramos a la "educación" en sus rami-
ficaciones más amplias, cada signo zodiacal representa una fase de
la personalidad individual, del crecimiento y, por ende, de la "edu-
cación" personal. Idealmente, todo maestro debería tener en cuenta
todas estas fases de crecimiento, pautas de desarrollo y modos de
ser. Pero a los fines del ordenamiento institucional y social de las
fases de marcado crecimiento mental-espiritual, los signos muta-
bles son suficientes.) Estas cuatro etapas de la educación individual
pueden definirse así:
90
luego que uno completó su trabajo en la sociedad, cumplió sus obli-
gaciones familiares y sintió la compulsiva necesidad de volverse
dentro de sí a fin de experimentar el tipo más refinado y esencial de
educación: la educación del hombre espiritual. En la India, aunque
la tradición cambia lentamente, existe una pauta básica de vida rela-
cionada estrechamente con las cuatro etapas que estamos descri-
biendo. La última manifiéstase habitualmente en la persona que se
retira del mundo (incluido de los parientes) y se consagra a las dis-
ciplinas espirituales. Esta fase de Piscis simboliza entonces la devo-
ción y el sacrificio de los apegos mundanos de uno a fin de conver-
tirse en canal para la manifestación y realización de una verdad ma-
yor, una totalidad más vasta. El gran psicólogo C.G. Jung escribió
un ensayo llamado "Las Etapas de la Vida" en el que describe una
pauta normal de crecimiento consciente muy similar al que aquí
consideramos. La última etapa, según Jung, es un marcado giro inte-
rior hacia las realizaciones espirituales.
91
cuela. Personalmente fui testigo de numerosos ejemplos de este pre-
juicio en las relaciones entre maestros y estudiantes. Esta es cosa
triste de contemplar, pero aún lo es más darse cuenta de que está
absolutamente prohibido un breve curso de astrologia en nuestros
programas de instrucción para maestros, aunque eso aliviara muchos
de esos problemas.
Puesto que los maestros en su mayoría no tienen conocimiento
de la astrología (que, de hecho es un modo exacto de categorizar a
las personas y de ganar una perspectiva en las relaciones interper-
sonales), naturalmente caen en otros modos menos exactos de cate-
gorizar y evaluar a los estudiantes. El medio principal de evaluación
del estudiante, aunque numerosos estudios revelaron los efectos
dañinos de su uso, sigue siendo el Test de Cociente Intelectual. Así,
a los estudiantes se los categoriza según cuán bien sean capaces de
cumplir ciertas funciones intelectuales. El Test de Cociente Intelec-
tual afirma erróneamente que determina la "inteligencia" de los es-
tudiantes, pero pasa por alto el hecho de que hay diferentes géneros
de "inteligencia". "Inteligencia" es una de esas palabras como "edu-
cación"; significa cuanto se define como significando una finalidad
particular. Concretamente, aunque los tests de cociente intelectual
tendieran originalmente a medir la "inteligencia", ahora honrados
expertos en el campo de los tests psicológicos dicen que miden
simplemente lo que los tests de cociente intelectual miden. Esto
puede sonar absurdo, ¡y lo es! Pero no obstante, muchos maestros
siguen confiando en tales tests para evaluar a los estudiantes. ¡Y las
expectativas iniciales del maestro sobre la actuación de un estudian-
te se basan a menudo solamente en el resultado numérico de estos
tests!
Un estudio astrológico mostrará al maestro que, en realidad, hay
diferentes géneros de inteligencia y talentos. La única función psí-
quica por la que la mayoría de los "educadores" parece interesarse
es el intelecto, simbolizado astrológicamente por Mercurio. La posi-
ción y los aspectos de Mercurio pueden revelar claramente cuán
bien integrada y fácilmente funcional es la facultad racional; pero
una consideración de Venus puede revelar talentos artísticos; Marte,
aptitudes mecánicas o de ingeniería; Neptuno, sensibilidad musical,
92
etc. El hecho es que diferentes personas descuellan en cosas distin-
tas, y un estudio astrológico puede dar al maestro paciencia y un
modo de enfocar y entender diferentes clases de estudiantes. Un
niño altamente evolucionado puede estar a tono con niveles muy
superiores de consciencia e imaginación a los de su maestro. De allí
que el maestro necesita sobre todo reconocer los talentos y armoni-
zaciones de sus estudiantes, y aprender a dejar al niño en libertad
para que crezca a su modo. La astrología puede ayudarle a realizar
esto.
Evidentemente, ningún maestro podrá ser todas las cosas para
todas las personas; y todo maestro tendrá sus sentimientos, inclina-
ciones, gustos y disgustos. Lo importante respecto a un maestro que
aprenda astrología es, sin embargo, que pueda entonces obtener una
perspectiva sobre sus inclinaciones, y, en consecuencia, ocuparse
más objetivamente de sus estudiantes. Creo que lo más importante
para el maestro es darse cuenta de su propia falibilidad. Cuando el
maestro es honrado acerca de sus propios sentimientos y errores, el
estudiante siente confianza y respeto personal hacia el maestro. Las
palabras de C.G. Jung expresan la esencia crucial del difícil trabajo
del maestro:
93
La Instrucción de los Consejeros Astrológicos
98
PARTE II
99
100
9
101
por los huesos rotos y los cambios en la carga eléctrica del cerebro y
el sistema nervioso, todo lo cual promete para el futuro una ciencia
de la curación basada en la energía. (En cuanto a más información
sobre la obra del doctor Becker, véase Apéndice A.)
Un osteópata y quiropráctico, el doctor Randolph Stone, a quien
mencionaré de nuevo después, ya desarrolló un enfoque de la ener-
gía para la curación, llamado "Terapia de la Polaridad", que armoni-
za con los principios astrológicos. El doctor Stone escribió muchos
libros sobre el tema, entre los cuales están: Energy, The Vital
Principle in the Healing Art y The Wireless Anatomy of Man.
Hace tiempo que los astrólogos saben que el horóscopo natal puede
usarse para diagnosticar dolencias físicas, pero la obra del doctor
Stone proporciona una técnica definida para cambiar los bloqueados
campos y corrientes de energía. (En cuanto a una explicación com-
pleta de la Terapia de Polaridad, véase Apéndice C.)
Otros libros populares que se ocuparon de la cuestión de la
energía en las artes curativas son Psychic Discoveries Behind the
Iron Curtain, Breakthrough to Creativity, del doctor Karagulla, y
Born to Heal, de Ruth Montgomery. Toda esta investigación mo-
derna sobre la importancia de la energía tanto en la curación como
en la astrología no es nada realmente nuevo. Hace tiempo que clari-
videntes como Eileen Garrett y Edgar Cayce afirmaron ver "auras"
que rodeaban a cada persona, a partir de las cuales podían diagnosti-
car y hasta predecir enfermedades o crisis psicológicas. (Véase
Apéndice B en cuanto a más datos sobre la obra de Eileen Garrett.)
Sin embargo, en todos estos intentos de describir la energía de las
personas falta una cosa, y es un lenguaje apropiado. Los que se de-
dican a las artes curativas, ya sea psicológicas o físicas, necesitan un
lenguaje a fin de diferenciar con exactitud entre todas las diversas
energías que operan en el organismo humano. La astrología puede
suministrarnos ese lenguaje; de hecho, la astrología podría ser para
las artes curativas lo que la tabla periódica es para la química: el
cimiento de una nueva ciencia de curar.
La razón de que el horóscopo natal se dibuje para el momento
exacto del primer aliento es que sólo entonces el organismo humano
102
recién nacido empieza a intercambiar energía con el universo de un
modo inmediato, sin ser influido por las energías de la madre. En el
momento del primer aliento, el infante empieza su propio ritmo de
vida; establece su propia sintonía individual con las energías del
universo. La astrología indica que ciertas energías específicas y pau-
tas energéticas se establecen al nacer y continúan operando dentro y
a través de una persona individual durante el curso de su vida entera.
Si puede decirse que, en astrología, algo está "destinado" o prede-
terminado, es esta armonización inicial con las energías del cosmos,
que tiene lugar al nacer. Pero lo que cualquier individuo haga con
estas energías y cómo las dirigirá podrá determinarse solamente
dentro de los límites de la experiencia y la sutileza de percepción del
astrólogo.
108
en el mismo nivel en que operan las energías esenciales de la vida,
podemos empezar a ver la mente y el cuerpo como campos ener-
géticos interactuantes y vivos más que como rígidos ingenios mecá-
nicos. Tal comprensión del hombre total puede abrir la puerta hacia
el desarrollo de un nuevo género de astrología, una ciencia que se
basa en las leyes de la vida.
109
ra que tenga cierta combinación de planeta y signo, los aspectos
específicos de ese planeta revelan cuán fácil y armoniosamente la
persona podrá expresar ese impulso o satisfacer esa necesidad.
En las páginas que siguen se presentan algunos conceptos claves
que se relacionan con cada signo y cada planeta. El capítulo sobre
los "Elementos de las Casas" explica los conceptos claves de las
casas. (Véase Capítulo 16.)
Impulsos Necesidades
Principio
Representados simbolizadas
110
Impulsos Necesidades
Principio
Representados simbolizadas
111
La Expresión Positiva-Negativa de los Principios
Planetarios
112
Expresión Positiva Expresión Negativa
113
LOS ELEMENTOS DE LOS SIGNOS ZODIACALES
Y SUS CONCEPTOS CLAVES
SIGNOS DE TIERRA
114
SIGNOS DE AIRE
SIGNOS DE AGUA
115
FUNCIONES DE LOS PLANETAS EN LOS SIGNOS
Factores Personales SOL: cómo es uno (el tono del ser) y cómo uno perci-
Básicos: acción dirigida be la vida.
conscientemente. LUNA: cómo uno reacciona basado en la predisposi-
ción subconsciente.
MERCURIO: cómo uno se comunica y piensa.
VENUS: cómo uno expresa afecto, se siente aprecia-
do y da de sí.
MARTE: cómo uno se afirma y expresa deseos.
120
Las Descripciones Modernas
Todo lo que vemos con los ojos físicos constituido por uno
o más de los cinco elementos, a saber, tierra, agua, aire, fuego y
122
éter; y todos estos cinco elementos son enemigos entre sí. Pero
con la ayuda del alma, o debido a ésta,... los cinco elementos es-
tán contenidos y activos en el cuerpo humano, manifestándolos
cada uno según sus propios karmas –en esa proporción, pero to-
dos los cinco elementos están activos, en un grado mayor o me-
nor, en cada cuerpo humano.
El Elemento Fuego
El Elemento Aíre
El Elemento Agua
El Elemento Tierra
130
sentidos y su razón práctica que en las inspiraciones, consideracio-
nes teóricas o intuiciones de los demás signos. Están armonizados
con el mundo de las "formas" que los sentidos y la mente práctica
consideran como reales, y su comprensión innata de cómo el mundo
material funciona da a los signos de tierra más paciencia y autodisci-
plina que los demás signos. Raras veces hay que decirles cómo ade-
cuarse al mundo de ganarse la vida, proveer a las necesidades bási-
cas y persistir hasta alcanzar una meta. Todas estas cualidades le
llegan naturalmente a los del elemento tierra.
Aunque el elemento tierra es uno de los elementos pasivos o
"receptivos", este elemento, como el agua, tiene fuerza de resisten-
cia y persistencia que permite que los signos de tierra siempre ten-
gan cuidado de sí mismos. Aunque no sean particularmente afirma-
tivos, se manifiestan cuando "lo de ellos" está en peligro o está
amenazada su seguridad. Y debido a su eficiencia, son aptos no sólo
para manifestarse sino también para actuar de modos más bien con-
cretos para asegurarse de que aquello por lo cual trabajaron no se los
quiten. El elemento tierra tiende a ser cauto, premeditado, más bien
convencional, e insólitamente confiable. Por lo general, son recelo-
sos o dubitativos respecto de personas más vivaces o mentalmente
ágiles, y reaccionan ante los signos de aire con algún grado de re-
serva, aunque estos algo los fascinen. No obstante, creen que los
signos de aire se van por las nubes, jugando infantilmente con es-
quemas que no son prácticos ni funcionales. Creen que los signos de
fuego quemarán la tierra, alborotando la vida con demasiada prisa y
violencia como para confiar en ellos. Los signos de agua, por el otro
lado, comparten sus cualidades de adquisitividad, retentividad y
autoprotectividad. Por ello la tierra cree que el agua la refrescará y
le permitirá dar a luz más productividad aún.
La armonización misma que a los signos de tierra les suministra
su poder y sus aptitudes especiales puede ser también la fuente de
sus máximos defectos. El comprometerse con el mundo práctico
puede limitar a menudo su imaginación si confían demasiado en las
cosas como son o parecen ser. Esto puede llevar a una perspectiva
estrecha, a una afición a la rutina y al orden, y a una falta total de
aptitud para ocuparse de los reinos abstractos y teóricos de la activi-
131
dad. Más que nada más, los signos de tierra necesitan franquearse a
la realidad del mundo invisible y comprometerse en ideales especí-
ficos como guías de su actividad.
132
11
133
Otro modo de expresar esta misma diferenciación es decir que
el elemento de nuestro signo del Sol revela la fuerza interior básica
que motiva todo lo que hacemos. Los signos de aire son motivados
por sus conceptos intelectuales, los signos de agua por sus anhelos
emocionales más profundos, los signos de fuego por sus inspiracio-
nes y aspiraciones, y los signos de tierra por sus necesidades mate-
riales. Si los psicólogos, psiquiatras y consejeros de varias clases tan
sólo aprendieran esta clasificación básica de tipos de personalidades,
darían un gran paso hacia adelante en sus esfuerzos por desentrañar
las interminables fuerzas complejas en funcionamiento en la moti-
vación y la conducta humanas.
El elemento del signo del Sol nos da también una intuición de
cómo todo individuo ve la vida (o sea, la calidad de su percepción
total) y qué expectativas tiene de la experiencia de la vida. En su
Enciclopedia de Astrología Psicológica, C.E.O. Carter expresó
concisamente la tendencia psicológica de cada elemento en palabras
que son dignas de repetir aquí. Respecto de los signos de fuego, dice
que el yo se siente como una "proyección del Principio de la Vida
dentro de la Naturaleza y que actúa sobre ella" y que estos signos
procuran "experiencias de índole positiva en el campo de la acción".
Respecto de los signos de agua, el yo, proyectado dentro de la natu-
raleza, se concibe como "probable de sufrir y necesitar protección".
Señala que los signos de agua ayudan a preservar la vida "entrando
en los sentimientos de los demás" y que esta aptitud para armonizar-
se con los sentimientos de los demás puede ser un "guardián útil" o
un "enemigo artero".
Los signos de tierra, según Carter, ven la naturaleza como "un
campo para la manifestación de la vida" y, a través de su armoniza-
ción instintiva con el mundo material, pueden ayudar a sostener la
vida a través de la utilización y el dominio de los procesos materia-
les. Respecto de los signos de aire, la naturaleza se percibe como
"algo que ha de entenderse, lo mismo que utilizarse, siendo la com-
prensión la condición para la utilización completa y correcta". El
principio mental aéreo se usa, por tanto, para mejorar la vida, dán-
dole a uno una perspectiva sobre los procesos naturales espontáneos.
La naturaleza complementaria de los principios del aire y de la tierra
134
es simbolizada claramente por la regencia conjunta de Venus, Mer-
curio y Saturno sobre los signos de estos dos elementos.
Cuando la armonización sólo se enfoca en el nivel de la energía,
nos encontramos con algunas intuiciones más bien sobrecogedoras
de la naturaleza del elemento del signo del Sol. A lo largo de su bio-
grafía Born to Heal, el llamado Señor A., a quien mencioné reitera-
das veces, se refiere a la necesidad de que cada uno de nosotros ten-
ga que "alimentar" su campo de energía. Si descuidamos recargar
nuestra energía básica del signo del Sol (lo mismo que las energías
indicadas por la ubicación elemental de los otros planetas y ascen-
dente), nos encontramos agotados, irritables y más vulnerables a los
trastornos físicos y psicológicos. Podemos realizar esta alimentación
en una cantidad de modos: a través de una relación intensa (de la
que nos ocuparemos después), a través de una armonización cons-
ciente con las energías requeridas, o a través de tipos específicos de
actividades y compromisos de la vida cotidiana. El elemento del
signo del Sol representa el requisito más importante para una recar-
ga, puesto que es la energía primordial la que constantemente ago-
tamos. En Born to Heal, Señor A. es citado repetidas veces en rela-
ción con las graves consecuencias de permitir desvitalizarnos de
nuestro necesario elemento combustible.
Todos hemos oído hablar de una persona que está "fuera de su
elemento", en otras palabras, alguien que se ocupa de un reino de
actividad que es ajeno a su verdadera naturaleza. Por ejemplo, una
persona de aire que trata de negar sus necesidades intelectuales y se
gana la vida como obrero es probable que esté fuera de su elemento.
Si esta persona no compensara comprometiéndose en actividades
sociales o intelectuales cuando tiene tiempo libre, gradualmente se
agotará porque su elemento aire no se recargaría. En otras palabras,
¡el elemento del signo del Sol es el combustible que usted necesita
para sentirse vivo! Es la fuente de nuestra vitalidad básica y la ener-
gía que nos permite revitalizarnos a fin de imponernos a las tensio-
nes y exigencias de la vida diaria. Aunque teóricamente uno pudiera
compensar por gastar la mayor parte del tiempo en un tipo de traba-
jo que estuviera "fuera de su elemento", todo individuo debe hallar
un tipo de trabajo que sea verdaderamente de su elemento si esa
135
vocación se va a cumplir durante un largo período de años.
De modo genérico, podemos recargar nuestras baterías com-
prometiéndonos en actividades que nos suministren el combustible
necesario. Por ello, los signos de agua necesitan tratos con otras
personas de agua o intenso compromiso emocional con cuanto estén
haciendo. Estas personas no pueden apartarse de su experiencia, ésta
es tan importante que escogen actividades y trabajo que les permitan
expresarse emocionalmente con plenitud. Los signos de fuego re-
quieren compromiso con otras personas de fuego, con metas y aspi-
raciones de promoción e inspiración, o con un tipo de trabajo que
sea físicamente exigente y activo. Los signos de tierra necesitan
asumir deberes y obligaciones materiales, pues los desafíos para
imponerse al mundo estimulan a la larga sus mejores energías y ali-
mentan su necesidad de expresarse a través de la realización prácti-
ca. También pueden recargarse tratando íntimamente a otros tipos
de personas de tierra. Los signos de aire sienten la necesidad de una
relación regular con otras personas de mentalidad afín, de compro-
misos sociales que les permitan canalizar la expresión de sus ideas,
o un tipo de trabajo que les dé libertad y estímulo intelectuales.
Uno puede también armonizarse conscientemente con la energía
necesaria cultivando íntimo contacto físico con ese elemento; pues,
de un modo real, los signos de tierra toman energía de la tierra, los
de aire toman su energía del aire, los de agua del fluir de los senti-
mientos de agua y del contacto con el agua misma, y los de fuego
del Sol y de la actividad física. Quienquiera que ponga en duda la
verdad de esta declaración, no experimentó evidentemente su reali-
dad en su propia vida. Clarividentes de percepción especialmente
refinada me dijeron que podían ver la raigambre en la tierra de Tau-
ro, la terrenalidad como de roca de Capricornio, un suave fluir de
sensitividad sentimental como cascada en Cáncer, el repentino cam-
bio de polaridad semejante a tormentas eléctricas en Acuario, y así
sucesivamente. Por tanto, uno puede aprovechar el contacto con el
propio elemento del signo del Sol con el fin de rejuvenecer y recu-
perarse del impacto desvitalizador de las exigencias de la vida.
A fin de hacer esto, los signos de tierra necesitan naturalmente
136
poner los pies en el barro una vez cada tanto, estar cerca de la natu-
raleza y sintonizarse con el poder de crecimiento de árboles y plan-
tas. Para dar un ejemplo de esto, conocí una vez a una persona doble
Tauro que nada sabía de astrología pero que había descubierto que
obtenía la mayor paz y tranquilidad yendo cerca del río a jugar en el
barro durante horas. Los signos de aire necesitan aire limpio, sutil y
muy eléctrico para recuperarse, una cualidad de la atmósfera que
nunca se encuentra en nuestras ciudades o llanuras húmedas o valles
agrícolas. Este tipo de aire está disponible particularmente en las
montañas, donde no sólo es limpio sino también más bien seco y
refrescante. Un amigo médico, de Acuario, me dice que cree que la
mejor altitud para los signos de aire es por lo menos de una milla y
media sobre el nivel del mar y él mismo vive en tal altitud por esa
razón.
Los signos de agua sienten habitualmente que vivir demasiado
lejos de un río, lago u océano es como vivir en un desierto yermo.
Están a sus anchas psíquica y emocionalmente cuando tienen la
oportunidad de sumergirse regularmente en agua que corre, o al me-
nos estar en presencia de agua. Algunos lectores tal vez recuerden
que Edgar Cayce, el gran clarividente norteamericano, descubrió
que sus facultades psíquicas funcionaban más eficazmente cuando
vivía cerca del agua, hecho que le indujo a mudarse cerca del
océano a Virginia Beach. El Sol de Cayce estaba en Piscis, y sus
lecturas psíquicas rebosan referencias a los efectos beneficiosos de
estar cerca del agua para el trabajo psíquico o metafísico.
Los signos de fuego necesitan estar al aire libre, bajo el sol, im-
pregnándose del fuego radiante del sol. Necesitan también permane-
cer físicamente activos a fin de conectarse con su energía ardiente.
Un signo de fuego que tenga que permanecer enjaulado durante mu-
cho tiempo o que no tenga la oportunidad de movimiento físico vi-
goroso empieza pronto a sentir como si muriera. Esta es la razón de
que una enfermedad debilitante o un accidente tenga tan a menudo
graves consecuencias psicológicas para los signos de fuego. Muchos
lectores han notado probablemente que todos los signos de fuego
parecen tener su energía máxima cuando el sol está en lo alto, mien-
tras que no saben qué hacer de sí tras el ocaso. Esta energía del fue-
137
go puede también almacenarse durante los meses estivales, para
usarla después, durante el tiempo más frío. Recuerdo a una mujer de
Leo que me contó que nunca se enfermaba en invierno si el verano
anterior había estado al sol mucho tiempo. Sin embargo, durante un
verano tuvo que quedarse dentro virtualmente todo el tiempo debido
a su trabajo; y en el invierno siguiente estuvo enferma constante-
mente.
El psicólogo Ralph Metzner es uno de los pocos en su especiali-
dad que estudió los elementos en su relación con los tipos de perso-
nalidades. Estando en la Universidad de Stanford, Metzner ideó pe-
queñas sesiones en las que se reunían personas de varias combina-
ciones de elementos. Tras algunas pruebas con estos experimentos y
luego de estudiar las correlaciones astrológicas con los elementos en
alguna profundidad, Metzner concluyó que los cuatro elementos
simbolizan tipos de personas que "metabolizan la experiencia en
diferentes proporciones" y de distintos modos. Estos diferentes en-
foques de experiencia inducen a estos cuatro tipos de personas a que
en sus vidas traten los conflictos y obstáculos de modos diferentes.
Los signos de aire tienden a elevarse sobre el conflicto y a flotar
alrededor de él. Aunque después se ofendan con la persona que les
puso el problema en el camino, raras veces dejan luego de encararlo
airosamente. Los signos de agua también detestan toda forma de
conflicto (con excepción de algunos Escorpios). Tienden a fluir al-
rededor del conflicto, debajo o sobre él, o –si falla todo lo demás– a
desgastar lentamente a la persona o cosa que está en su camino. Sin
embargo, Escorpio busca a menudo desafíos y problemas, compren-
diendo subliminalmente que tales desafíos ponen de manifiesto su
fuerza y recursos más grandes. Empero, Escorpio mantendrá la ma-
yor parte del tiempo un silencio total, sin querer causar un conflicto
innecesario.
Los signos de tierra, más bien sólidos por naturaleza, tienden a
desdeñar el conflicto, prefiriendo absorber el más fuerte embate del
problema. Sin embargo, si los ponen contra la pared, son capaces de
golpear duramente al obstáculo con todas sus fuerzas. Esto es parti-
cularmente cierto de Tauro, la tierra fija, que nunca buscará conflic-
tos pero que es capaz de una potencia y una ira sorprendentes si lo
138
acosan demasiado. Los signos de fuego tienden a superar los obs-
táculos, a incendiarlos o amedrentarlos mediante despliegue de fuer-
za. Raras veces evidencian una conducta que pudiera denominarse
discreta. Lois H. Sargent, en su excelente libro sobre comparaciones
de mapas How to Handle Your Human Relations, da gran impor-
tancia a los elementos como medio para entender cómo diferentes
personas enfocan la solución de un problema. Escribe que los signos
de fuego responden a las situaciones con intensidad, "deseando una
acción directa en la solución de los problemas, y tendiendo más al
impulso que a la deliberación. Los tipos de tierra son motivados por
el deseo de resultados prácticos y útiles. Habitualmente, tienen un
sano sentido común, ya sea que lo empleen o no. Las personas del
signo de aire gustan razonar las cosas y, por lo general, piensan an-
tes de actuar. Los tipos del signo de agua son impresionables, sensi-
bles e intuitivos. Se inclinan a aguardar las circunstancias en procura
de guía en la solución de los problemas".
Como vimos, comprender los elementos podrá contribuir de
muchos modos a autoconocernos, mostrándonos cómo podremos
vivir mejor con nosotros mismos, satisfacer nuestras necesidades y
revitalizar nuestro campo de energía. Los elementos nos dan tam-
bién un índice de cómo podremos controlar y encauzar ventajosa-
mente nuestras energías. Paracelso, el médico y astrólogo medieval,
a quien Jung consideró un precursor de los psicólogos modernos,
atribuía un específico espíritu de la naturaleza a cada uno de los
elementos. Estos espíritus, o sus variaciones, se encuentran en todas
las mitologías del mundo y simbolizan gráficamente cómo operan
los elementos. No es este sitio para detenernos sobre la cuestión de
cuán "reales" son esos espíritus, pero hacer aquí una breve referen-
cia a los escritos de Paracelso derrama luz sobre cómo podemos
trabajar con estas fuerzas. A las ondinas se las consideraba los espí-
ritus del agua, y Paracelso expresaba que se las debía controlar con
firmeza. De allí que podamos aprender que las personas de agua
necesitan ser firmes consigo mismas y, asimismo, que esa firmeza
es con frecuencia el mejor modo de tratar a este tipo de persona,
especialmente cuando sus emociones están fuera de control. Decíase
que los espíritus de aire eran los silfos, y que se los podía controlar
139
mediante constancia. Está claro que un enfoque definido y coherente
de la vida es algo que los signos de aire bien podrían cultivar. Para
los signos de aire es difícil concretar un compromiso con una reso-
lución determinada, pero es un paso importante en su evolución.
Los espíritus del fuego son las salamandras, y se las puede
controlar principalmente mediante la placidez. En otras palabras, los
signos de fuego pueden domeñar los usos extremos de su energía,
cultivando conscientemente un estado tranquilo y plácido de conten-
to. Si los signos de fuego pueden aprender este arte de aceptar con
calma la vida aquí y ahora, evitarían muchas tensiones y derroche de
energía. Los espíritus de la tierra son los gnomos, a los que se los ha
de controlar mediante jovial generosidad. Evidentemente, la jovial
generosidad no es una cualidad que se encuentre por lo común en
los signos de tierra, y es por ello que todos pueden beneficiarse algo
aprendiéndolo. Y, yo podría añadir, la fuerza y la radiación máximas
de los signos de tierra resplandecen cuando asimilaron esta cualidad
en su naturaleza.
143
12
145
antes le fueran ajenas. Naturalmente, uno no podrá cambiar su pro-
pia armonización simplemente a través del análisis y la discusión
del problema, pero podrá empezar a darse cuenta más plenamente
del hecho de que hay campos de actividad y tipos de personas que
pueden enseñar al individuo algo que éste necesita vitalmente. De
modo parecido, quienes tienen un énfasis excesivo sobre un elemen-
to particular del mapa natal tienden a sobrevalorar ese reino de la
experiencia, en detrimento de su potencialidad respecto a la totali-
dad.
Al analizar un mapa en términos del equilibrio de los elementos,
el elemento más dominante es habitualmente –pero no siempre– el
del signo del Sol. Segundos en importancia están los elementos de la
Luna, Ascendente y Marte. Y por último, los elementos de Venus y
Mercurio, seguidos en orden de importancia por Júpiter y Saturno.
Los elementos de Urano, Neptuno y Plutón tienen poquísimo en
común con la armonización constante del individuo, aunque indican
ciertamente factores inconscientes que motivan la generación total
de las personas a las que ese individuo pertenece. Sin embargo, res-
pecto a todos los fines prácticos, los elementos indicados por la ubi-
cación de los planetas trans-satumianos deben desecharse en tal eva-
luación. Debo añadir que el elemento del planeta que rige al Ascen-
dente, lo mismo que el elemento del regente del signo del Sol, reci-
be énfasis complementario, a menos que el planeta regente sea
Urano, Neptuno o Plutón. Si uno tiene, por ejemplo, a Escorpio as-
cendente, el elemento de Marte recibiría más énfasis, pero no el de
Plutón, co-regente de Escorpio. La ubicación elemental del regente
del Ascendente en particular es de importancia tal y tiene tal poder
de armonización en la vida del individuo que uno debe siempre con-
siderar a ese elemento como fuertemente acentuado. Por ejemplo,
alguien con Libra ascendente y con Venus en Cáncer, pero sin otros
planetas en los signos de agua, sería fuertemente influido por –y
expresaría abiertamente muchas cualidades de– las cualidades aso-
ciadas con el elemento agua. En otras palabras, tal persona sería
vigorosamente motivada por necesidades emocionales, por el im-
pulso de expresar sentimientos y afectos sentimentales, y por la na-
turaleza simpática de Cáncer. Esto sería cierto aun si el Sol y la Lu-
146
na, lo mismo que el Ascendente, están en los signos de aire.
La concentración sobre el elemento del regente del Ascendente
hace que el profesional tenga conocimiento de uno de los primordia-
les impulsos motivadores del individuo, conocimiento que fácilmen-
te podría perderse si uno meramente suma la cantidad de planetas de
cada elemento y les da igual peso al determinar la armonización
dominante de los elementos. La práctica que se acaba de mencionar
la usan al azar muchos astrólogos, y la inexactitud resultante de sus
juicios basados en esta práctica les impulsa a buscar toda clase de
razones "esotéricas" para explicar las características observadas de
la persona de la que se ocupan. Como siempre en la práctica de la
astrología, si uno aprende de verdad lo básico y entiende su función
dinámica en el nivel de la expresión de la energía, raras veces tendrá
que apoyarse en alguna de las incontables técnicas secundarias co-
múnmente ensalzadas por quienes las proponen.
Un ejemplo de la fuerza de la ubicación de los elementos del re-
gente del signo del Sol podrá aclarar más este método de procedi-
miento. Hace poco preparé un mapa para una mujer con el Sol, la
Luna, Venus, Urano, Júpiter y Mercurio, todos en el signo de Aries.
Naturalmente, uno supondría correctamente que tal persona ejempli-
ficaría características ígneas. Sin embargo, a menos que se prestara
atención al hecho de que el regente de Aries, Marte, está en Piscis (y
éste es el único planeta en un signo de agua), sería fácil describir a
esta persona como autocentrada insensiblemente en el modo típico
de Aire. El hecho de que el "dispositor" de todos los planetas de
Aries esté en un signo de agua, sin embargo, modera la expresión
del ígneo impulso ariano y matiza la auto-expresión de esa persona
con una sensibilidad que no se encuentra habitualmente en alguien
con todos estos planetas en Aries.
Al analizar el equilibrio o el desequilibrio de los elementos en el
mapa de un individuo, por tanto, no se debe ser demasiado apresu-
rado al formular generalizaciones. Un factor del mapa puede alterar
la expresión de todo el campo de energía, y yo abogo vigorosamente
por esta razón para que los astrólogos que meramente suman la can-
tidad de planetas en cada elemento echen otra mirada a esta práctica
147
y enfrenten honradamente sus limitaciones y proclividad a conclu-
siones injustificables. Lo ideal que ha de procurarse al evaluar el
énfasis de los elementos en un mapa es, por lo menos, alguna armo-
nización con ese elemento. Esto da por resultado la aptitud para lo-
grar un enfoque equilibrado de la vida y la capacidad para participar
de inmediato en todos los reinos de la experiencia. Naturalmente,
poquísimas personas tienen este equilibrio ideal, y su falta no debe
juzgarse como un rasgo necesariamente negativo del enfoque de la
vida por parte de esa persona. Las personas son capaces de compen-
sar sus carencias y debilidades, y pueden cultivar conscientemente
las cualidades y armonizaciones de las que carecen al nacer. Por
tanto, el equilibrio de los elementos debe considerarse más como
una pauta de ulterior crecimiento que como un factor que necesa-
riamente limite su autoexpresión de toda la vida.
Si uno tiene demasiado poco énfasis en los signos del fuego, fal-
ta energía ígnea y es probable que la digestión sea débil. Una caren-
cia de fuego se manifiesta habitualmente como falta de energía, ten-
dencia a no confiar en la vida misma. La alegría de vivir está a me-
nudo marcadamente ausente, y con frecuencia la persona está caren-
te de fe y optimismo. La confianza en sí mismo puede ser también
pobre, y hay asiduamente tendencia al desaliento y a la falta de en-
tusiasmo para afrontar las exigencias de la vida. A menudo, los
desafíos asustan a estas personas, y cualquier problema mayor de la
vida les lleva largo tiempo para que lo venzan, puesto que los efec-
tos psicológicos residuales tienden a demorarse mucho tiempo des-
pués que la experiencia llegó a su cima. Una falta de fuego es casi
siempre índice de un problema mayor en el modo con que la perso-
na enfoca la vida. El ejercicio físico vigoroso tiende a estimular la
energía ígnea y está muy recomendado para este tipo de persona.
También debe vigilarse esmeradamente la dieta, en especial si la
persona carece también de tierra, pues entonces no tiene la fuerza
digestiva para quemar a los alimentos pesados y concentrados. To-
148
do, incluidos el ejercicio y los hábitos dietéticos, debe hacerse con
moderación para que la persona no agote la energía que tenga. Sin
embargo, estas personas tienen a menudo gran paciencia, y el fuerte
énfasis de Marte o del Sol puede compensar algo.
El individuo raras veces juzga que demasiado énfasis sobre el
fuego sea un problema, hasta que es demasiado tarde para hacer
algo al respecto. Esto podría manifestarse como "quemarse uno
mismo", dejando de esa persona una cáscara vacía, especialmente si
se abusa del alcohol o las drogas. Tienden a ser demasiado activos,
inquietos y muy interesados en hacer que en el mundo ocurra algo.
Demasiado fuego puede llevar también a problemas en el trato con
los demás, pues la impulsividad, el egocentrismo y un deseo irres-
tricto de actuar directamente a toda costa, puede suscitar un modo
extremadamente insensible y tosco de acercarse a los demás. (Esto
podría repetirse si hay mucha agua o mucho aire en el mapa.) Carter
evalúa este desequilibrio en los siguientes términos:
El desequilibrio de la Tierra
151
El desequilibrio del Aire
153
El Desequilibrio del Agua
157
Su apego a la seguridad y a valores más bien tradicionales se mani-
fiesta a menudo en una fuerte adhesión a la familia, el hogar y los
deberes comunitarios.
El lado problemático de este tipo puede entenderse cuando se ve
que estas personas son motivadas principalmente por sentimientos,
miedos, hábitos, condicionamientos pasados, necesidades de seguri-
dad, y otros factores inconscientes. Esto a menudo suscita una ten-
dencia a manejar a los demás a fin de satisfacer las propias necesi-
dades de seguridad y ser demasiado apegado al pasado y más bien
temeroso del presente y del futuro. A menudo hay una falta vital de
ideales, fe y pensamiento positivo, y sus facultades intelectuales y
comunicativas están habitualmente sin desarrollar. En el mejor de
los casos, este tipo se afirma en la realidad actual de la experiencia
cotidiana y enfrenta las cosas con gran fuerza y determinación inte-
rior. En el peor de los casos, pueden ser avaros, manejadores, codi-
ciosos y en última instancia profundamente frustrados en su necesi-
dad de asumir algunos riesgos para promover su crecimiento.
161
tiva. Esta es una combinación de intensidad, extremos emocionales
y sorprendente sensibilidad hacia lo que los demás piensan de ellas.
Estas personas tienden a ser las que llegan hasta el límite, teniendo
una marcada falta de auto-represión. Esta falta de control o discipli-
na (¡que se manifiesta hasta en personas con combinaciones de Es-
corpio-Leo cuando finalmente sueltan!) lleva en muchos casos a
cambios de humor excepcionalmente graves. Estas personas funcio-
nan en un estado de alta presión y, por regla general, lo hacen mejor
cuando las circunstancias los exigen. Aunque puede haber un con-
flicto entre la libertad y el apego, entre las aspiraciones futuras y las
necesidades de seguridad, entre el ego y el desinterés, esta combina-
ción les permite moderar su entusiasmo con sensibilidad y expresar
a los demás sus sentimientos directamente. Habitualmente, en estas
personas hay modales sencillos y cualidad renovadoramente estimu-
lante. En el peor de los casos, este tipo es explosivamente imprede-
cible, dado alternadamente a inspiraciones y frustraciones profun-
das. En el mejor de los casos, son cálidos, y dan apoyo y protección
en sus tratos con los demás. A menudo es una buena combinación
para asuntos comerciales y profesiones del espectáculo, pues pueden
moderar sus actividades promocionales con prudencia y proyectar
sus sentimientos con convincente compromiso.
162
si su gasto de energía es potencialmente productivo. Por tanto, estas
personas tienen aptitud para conservar y dirigir su vitalidad más
bien formidable y encauzar sus entusiasmos hacia ambiciones espe-
cíficas. La armonización de la tierra da más paciencia y disciplina al
fuego, mientras que el fuego suministra la confianza y la fe espontá-
nea de la que la tierra carece. Habitualmente, estas personas aman el
trabajo y obtienen gran satisfacción viendo manifestados en el mun-
do los efectos de sus energías. Los mapas de muchos empresarios
que se automotivan tienen esta combinación, y ponen en marcha
pequeños negocios que, a su tiempo, llegan a ser grandes empresas.
En la combinación de tierra y fuego, a menudo hay un delicado
equilibrio entre egotismo y humildad, generosidad y mezquindad.
Por lo general, estas personas son muy felices más bien cuando por
sí mismas afrontan los desafíos del mundo que apoyándose en roles
sociales establecidos o en pautas educativas para alcanzar el triunfo.
El primordial problema de esta combinación es cierta tosquedad e
insensibilidad. Las personas "apisonadoras" no son reflexivas acerca
de sí mismas ni particularmente cuidadosas acerca de a quién aplas-
tan en sus esfuerzos de llegar a donde se dirigen. De allí que harían
bien en cultivar mayor atención a los aspectos más sutiles de la vida,
incluida su propia vida, ideales y valores. Una vez que esta energía
se derrama en servicio de los demás y se dirige con plena considera-
ción de las implicancias de sus acciones, la persona podrá manifes-
tar activamente un amor poderoso a través de firmeza, confiabilidad
y productividad.
163
164
13
POTENCIAL DE INTEGRACIÓN:
ASPECTOS Y RELACIONES PLANETARIAS
165
al análisis de cuadrados, trinos, lo mismo que de los demás aspectos.
Por ejemplo, un trino entre dos planetas en elementos inarmónicos
no significará la misma facilidad de autoexpresión que trinos en el
mismo elemento, aunque aún haya habitualmente algún talento defi-
nido. Podría decirse que las posiciones de los planetas según los
elementos (sin considerar los aspectos) revelan la armonización ge-
neral y el tono de la liberación de energía en el individuo, mientras
que cada aspecto próximo indica un específico intercambio dinámi-
co de energía dentro de la persona.
Podrán obtenerse muchas revelaciones importantes acerca de un
mapa contrastando simplemente las diferentes expresiones de ener-
gías planetarias según los elementos, aunque no está involucrado
aspecto alguno. Este principio es más importante todavía en la com-
paración de los mapas, donde en efecto se analiza cómo interactua-
rán las energías de dos personas. Según el doctor Stone, los elemen-
tos son como engranajes que se engranan o muelen. Engranarse con
plena armonía podría inducir facilidad de expresión y buena salud,
pero no necesariamente nuevas intuiciones o ulterior crecimiento
acuciado por exigencia. Esa molienda y fricción que puede desarro-
llarse dentro de una persona desde la interacción de los elementos
inarmónicos conduce inevitablemente a esfuerzo físico y tensión
psíquica, pero esta tensión puede ser productiva si se la expresa
creadoramente. La integración personal puede ser más difícil en este
caso, pero también puede ser más probable un crecimiento que surja
de la necesidad de ampliar la dimensión de la experiencia represen-
tada a fin de abarcar ambos factores involucrados en cierto conflic-
to. En otras palabras, la integración de cualidades aparentemente
incompatibles de uno es posible y, en realidad, es potencialmente
creativa, pues tal tensión interna fuerza a uno a actuar y producir, lo
mismo que a crecer en el conocimiento de la complejidad de la vida.
La necesidad de juntar dos elementos incompatibles en un concen-
trado afluir de la autoexpresión podrá llevar al desarrollo de un co-
nocimiento más complejo y, en realidad, de una clase muy especial
de habilidad, como se mencionó en el último capítulo.
Es cierto que los aspectos "fuertes", especialmente la cuadratura
(90°), entre los planetas muestran inevitablemente motivos o impul-
166
sos conflictivos o contradictorios, procurando ambos simultánea-
mente la expresión o interfiriéndose ambos entre sí. Sin embargo, el
énfasis de la astrología tradicional sobre las posibilidades destructi-
vas o autodestructivas de estos aspectos impulsó a muchos estudian-
tes de astrología a ignorar la finalidad existente detrás de tales as-
pectos y los resultados extremadamente positivos que podrán apor-
tar. En cuanto a una presentación bien equilibrada y reflexiva de los
diversos aspectos, remito al lector a Los Aspectos Astrológicos, de
C.E.O. Carter. Este libro muestra claramente que ciertos trinos indi-
can, por lo común, un enfoque autosatisfecho y apático de la vida, y
que se descubrió que muchos aspectos "fuertes" indican potencial de
mayor creatividad y conocimiento superior que el que se encuentra
en el trino entre los dos mismos planetas.
Para resumir lo que dije en relación con los aspectos y los cua-
tro elementos: aunque los aspectos indican específicamente siempre
una especial dinámica de energía con la que la persona tendrá que
contender o de la que podrá extraer, sólo la esmerada comparación
de la relativa armonía de los elementos en que están ubicados el Sol,
la Luna, el Ascendente y otros planetas "personales" podrá suminis-
trar una cabal comprensión de cómo la persona enfoca la vida y qué
combinación de fuerzas trata de expresar.
Como ejemplo, un aspecto en cuadratura entre el Sol y la Luna
en elementos inarmónicos indica que uno tiende a "mudar de engra-
najes" en la mitad de expresarse o recibir de otro. Este aspecto indi-
ca específicamente que las necesidades subconscientes (la Luna)
inhiben la expresión de los deseos conscientes más esenciales (el
Sol). Cuando uno encuentra este aspecto en cuadratura en elementos
inarmónicos, como es habitualmente el caso, hay una lucha interior
evidente, que se manifiesta como dos prominentes pautas de per-
sonalidad que rivalizan por el dominio, un conflicto interior que
hace que los demás que traten a esta persona se pregunten: ¿qué
quiere realmente ese individuo expresar? Cuando esta cuadratura
está entre las "luces" en elementos armónicos, la lucha casi no es tan
intensa o evidente, aunque la persona experimentará aún algunas
manifestaciones comunes de ese aspecto, como dificultad en el trato
con el sexo opuesto en estrecha asociación y la interferencia de pau-
167
tas de hábitos inconscientes con un fácil fluir de la autoexpresión.
Para explorar más el empleo de los elementos en un mapa, to-
memos ahora el caso de un hombre con el Sol en Virgo y la Luna en
Leo, sin tener entre ellos aspecto mayor o menor. El Sol y la Luna
de este ejemplo están en elementos incompatibles; y, aunque no
haya conflicto o inhibición del alcance indicado por el aspecto en
cuadratura mencionado antes, habrá aún discordia interior e intento
de expresar dos modalidades incompatibles del ser simultáneamen-
te. La manera verdadera de la autoexpresión esencial del hombre
sería simbolizada por Virgo, su signo del Sol, y estaría en sus mejo-
res condiciones e irradiando su energía más dinámica cuando se
comprometiera en actividades de Virgo y servicio útil a los demás.
La humildad les sentaría bien y su radiación brillaría con máximo
esplendor para los demás concentrando sus energías al modo de
Virgo. Sin embargo, su luna de Leo muestra que tiene necesidad
subconsciente de causar gran impresión a los demás, de enseñorear-
se sobre los demás, y lanzarse a tomar la delantera en toda actividad.
Podría decirse que la personalidad esencial de su alma la muestra
Virgo, mientras su condicionamiento pasado le impulsa a expresarse
en una modalidad de Leo, aunque inhiba el fluir energético solar. La
humildad y las cualidades de modestia de Virgo no armonizan con
el orgullo y los hábitos de autoagrandamiento de Leo, y por ello esta
combinación refleja un mayor callejón sin salida en el sendero hacia
la integración personal aunque no esté presente aspecto alguno.
Mi propia experiencia me induce a creer que uno de los prime-
ros pasos en la interpretación de cualquier mapa debería ser evaluar
la compatibilidad relativa del Sol y la Luna, las dos polaridades
primarias de la personalidad lo mismo que los primeros índices cu-
yos elementos más elevadamente se dinamizan en el individuo. Un
análisis de esta profundidad induce a menudo conocimientos no
accesibles a los métodos más comunes de interpretación astrológica.
Luego, como otro paso, uno podrá examinar la compatibilidad rela-
tiva de otros pares de planetas: Sol y Mercurio; Venus y Marte;
Mercurio y Júpiter; Júpiter y Saturno; Sol y Venus; Luna y Venus; y
así sucesivamente, a fin de definir más específicamente varios mo-
dos de autoexpresión y modos posibles de resolver conflictos inte-
168
riores.
Unos pocos ejemplos de tal comparación de pares planetarios
debe aclarar lo que quiero decir. Por ejemplo, tómese un hombre
cuyo Sol está en Sagitario y Mercurio está en Capricornio. Su natu-
raleza esencial puede describirse como sagitariana: buscador de la
verdad, mentalidad abierta, idealista, etc. Mercurio representa el
modo en que enfoca las nuevas ideas, con lógica y reflexión. Puesto
que Mercurio en Capricornio se conoce por un modo particularmen-
te escéptico, cauto y tradicional de pensar, podría revelar que el mo-
do de pensar de este hombre podría inhibir su aceptación intelectual
de los ideales y las verdades mismas que busca con tanta desespera-
ción. En ese caso, aunque respondiera a las prometedoras ideas nue-
vas con una mente abierta al oírlas por primera vez, a su tiempo
tendría que decidir qué valoró más: la seguridad intelectual y la co-
modidad, o las necesidades más esenciales y más profundas.
Una persona cuyo Venus es un elemento incompatible con el
del Sol podría experimentar, de modo parecido, una similar discor-
dia interior. Pero en este caso, sus gustos condicionados emocio-
nalmente (Venus) estarían en contraste con sus necesidades y valo-
res más esenciales. Esto podrá manifestarse de muchos modos, por
ejemplo, tendiendo a atraer a las personas hacia relaciones íntimas
que no satisfagan con plenitud las verdaderas necesidades de uno, o
tratar de expresar los propios afectos de un modo que no armonice
con los valores superiores de uno.
Una situación similar podrá desarrollarse con el Sol y Marte en
elementos incompatibles. Por ejemplo, tómese el caso de una mujer
cuyo Sol está en Acuario y cuyo Marte está en Tauro. Ella atraería
automáticamente en un nivel físico a hombres que encuadren en la
imagen de Tauro, pero esos mismos hombres expresaríanse simultá-
neamente con fines intersectados con las necesidades acuarianas
más esenciales de ella en cuanto a libertad y autoexpresión. ¿Qué va
a dar? ¿Valorizará ella la atracción física sobre el nivel más esencial
de la compatibilidad, o llegará a darse cuenta de que ella no podrá
tenerlo todo en una sola relación? (Adviértase que un planeta de
Tauro está por signo en cuadratura con Acuario.)
169
Un ejemplo más debería bastar para explicar el procedimiento al
que apunto. Si un hombre tiene la Luna en Libra y Venus en Cáncer,
hay dos conjuntos de respuestas y armonizaciones emocionales que
no están en armonía. En ocasiones, él sería atraído hacia personas
(especialmente mujeres) que ejemplificaran la sensibilidad y simpa-
tía emocional de Cáncer. Con estas personas, él se sentirá apreciado
y emocionalmente libre para expresar sus afectos y pasiones, y ex-
perimentaría mucho goce sensual. Sin embargo, la Luna representa
una necesidad más profunda aún que la que representa Venus, y por
ello él a su tiempo podría hallar que esta necesidad no se satisfizo
con la persona del tipo de Cáncer. Digamos, pues, que encuentra un
tipo de mujer de Libra con la que se siente profundamente cómodo y
con la que se identifica muy fuertemente. Al final, cree haber encon-
trado su compañera, su "otra mitad", y se casan. Sin embargo, supo-
niendo que ella no tenga mucho énfasis sobre los signos de agua
para poder armonizar con las necesidades de Venus de él, él descu-
bre lentamente que gran parte de su vida emocional está insatis-
fecha. Y lo molesto que descubre es que lentamente empieza a ser
atraído hacia las mismas situaciones románticas con tipos de Cáncer
(o al menos con tipos de agua), como antes. En consecuencia, está
atrapado en un lado (en este caso, Venus en cuadratura con la Luna),
pues sus más profundas necesidades de seguridad y sentido del yo e
imagen pública (Luna) están todos satisfechos por su esposa, pero
sus impulsos más románticos, sensuales y emocionales (Venus) es-
tán frustrados con ella. ¿Cómo podrá trabajar con estas dos necesi-
dades? ¿Cómo podrá satisfacer ambas orientaciones sin arruinar su
matrimonio? Ese es el dilema, y ese es el desafío con el que tendrá
que trabajar para evolucionar hacia un mayor autoconocimiento y
refinamiento emocional.
En este ejemplo, los planetas están en un aspecto tradicional (la
cuadratura), que tiende a causar un problema más grave. Pero los
principios básicos son igualmente aplicables en casos en los que la
Luna y Venus están meramente en elementos incompatibles, sin
ningún aspecto próximo. En este procedimiento de comparar pares
de planetas, uno analiza, en efecto, dos armonizaciones específicas
que pueden inhibir la expresión de cada uno de los principios fun-
170
damentales del otro. Es como si los dos planetas se introdujeran
mutuamente en su camino, pero sin embargo, el individuo tendrá
invariablemente que satisfacer ambas necesidades y expresar ambos
impulsos si ha de sentir que está viviendo una vida plena. Esto no
significa que el individuo triunfará en sus intentos de resolver el
dilema, sino meramente que el intento de hacerlo es un principal
desafío de la vida a través del cual podrá ensanchar su comprensión
de sí mismo y de la vida en general. Como lo expresa Jung, un ver-
dadero conflicto nunca es capaz de ser resuelto en el mismo nivel de
la consciencia en que se lo experimenta. Sólo podrá superárselo con
el tiempo. Cuando el individuo creció en conocimiento al punto que
ambos lados del conflicto se ven y aceptan, la experiencia del con-
flicto podrá empezar a disolverse.
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14
Mercurio
Venus
Marte
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Júpiter y Saturno
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veces ambas cosas. Cuando hay un armonioso intercambio mutuo de
energía, hay una experiencia de satisfacción, vitalización y plenitud.
Naturalmente, en la mayoría de las relaciones, existirán ambos tipos
de intercambio de energía; pero por lo común predominará el énfa-
sis total. Los intercambios armoniosos entre dos personas propor-
cionarán recursos que ambas pueden extraer para suministrar la
energía necesaria, exigida para ocuparse de otros ámbitos de rela-
ción que sean más problemáticos. Sin embargo, si hay un predomi-
nio de intercambio de energías fuertes y discordantes entre dos per-
sonas, es sólo cuestión de tiempo hasta que una o ambas desean po-
ner fin a la relación por puro agotamiento, si es que por nada más.
Estuve mencionando cómo las personas "alimentan" entre sí sus
campos de energías, y –a fin de aclarar lo que quiero decir con esto–
refirámonos aquí a una cita del libro Born to Heal. El sanador Se-
ñor A., a quien ya mencioné, subraya al elemento del signo del Sol
como uno de los rasgos más importantes de toda relación que haya
de estudiarse:
193
nes físicas de los elementos como estos interactúan entre sí. ¿Qué
hace el agua cuando se encuentra con la tierra? ¿Qué hace el aire
cuando se encuentra con el agua? ¿Cuál es la interacción entre estos
elementos? Una vez que uno ha asimilado la naturaleza esencial de
un elemento, es un asunto relativamente sencillo entender su inter-
acción con los demás. Tal visualización no sólo contribuye a enten-
der más profundamente la dinámica psicológica implícita sino que
es también útil para lograr percibir cómo las personas afectan su
salud entre ellas simplemente estando juntas.
En la práctica, es muy común encontrarse con casos en los que
un hombre y una mujer, aunque se gusten muchísimo mutuamente,
hallen que se desvitalizan concretamente pasando mucho tiempo
juntos. En otros casos, la interacción de los campos de energía de
dos personas es tan intensamente vitalizadora que una persona o
ambas descubren que no pueden tolerar ese nivel de intensidad. Es
como si eléctricamente tuvieran excesivo amperaje, produciendo así
un cortocircuito en sus sistemas nerviosos, haciendo saltar reitera-
damente los fusibles. Ambos tipos de relaciones sólo pueden enten-
derse en términos de los elementos. Por ejemplo, si una persona de
Cáncer vive con una de Géminis, la de Cáncer podría sentirse "se-
ca", evaporada, sin vida. La de Géminis puede sentirse ahogada,
resultarle difícil abandonar la cama por la mañana, e incluso desa-
rrollar dificultades respiratorias. Es como si la de Géminis procurara
vivir "bajo el agua" y la de Cáncer tratara de vivir varada en el aire.
Los campos de energía de ambas personas podrían desvitalizarse por
entero, y tal vez se asombren de cuán aliviadas y dinamizadas se
sienten al separarse.
En el otro tipo de caso, suponga que una persona de Sagitario
con Luna en Leo vive con una de Géminis con Luna en Acuario.
Ahora bien, esta podría ser una relación positiva y armónica si am-
bas personas pudieran soportar el nivel de intensidad. El resto de la
comparación diría eso. Pero, puesto que el Sol y la Luna de cada
persona son contrarios a los del otro (y muchas oposiciones, más
bien que ser frustrantes o bloqueantes en las comparaciones de ma-
pas, indican tremenda estimulación de fluido energético), el nivel
de intensidad podría ser tan grande que ni una ni otra persona podrá
194
operar eficazmente cuando esté dentro del alcance de la energía
magnética de la otra persona. Se sentirían atraídas (absolutamente
polarizadas en los largos de onda del Sol y la Luna), pero también
quizá sientan la necesidad de separarse con violencia a fin de man-
tener su integridad energética y su capacidad funcional.
Muchas de las situaciones que son producto del vivir juntos se
mejoran y la salud de una persona o de ambas da un vuelco si las
dos personas duermen en dormitorios diferentes. Este es un cambio
a efectuar especialmente útil si los dos son de armonización radi-
calmente distinta. No es cosa muy romántica de hacer, pero es bene-
ficiosa en muchas relaciones. La razón de esto es que, si las dos per-
sonas duermen en la misma habitación (y especialmente si están en
el mismo lecho), sus campos de energía interactúan constantemente
durante toda la noche, vitalizándose uno al otro o vaciando el depó-
sito de energía del otro. La fusión de la propia energía con la del
otro durante ocho horas consecutivas tiene una influencia dramáti-
camente poderosa sobre el estado de salud de cada persona, para
bien o para mal; y más bien parece una necedad persistir en tal hábi-
to simplemente para satisfacer imágenes románticas de la mente si
su efecto es la disipación de la propia vitalidad. Personalmente, co-
nozco a muchas personas que se quejaban de los efectos desvitali-
zantes de dormir con su cónyuge y cuya energía aumentaba cuando
dormían en cuartos diferentes. Por otro lado, también conocí casos
en los que las personas se vitalizan entre sí tanto durante la noche
que cada una no necesita más de seis horas de sueño y tienen siem-
pre una salud espléndida.
El efecto sobre la salud de un individuo de estar en estrecha
proximidad con otro fue subestimado y habitualmente ignorado por
las profesiones médicas y psicológica. Pero subsiste el hecho de
que, en presencia de otro que tenga un campo energético particular-
mente fuerte, somos afectados más de lo que tal vez nos demos
cuenta aunque la otra persona no esté en el mismo cuarto sino que
viva meramente en la misma casa. A un amigo mío cuyo Sol está en
Piscis y cuyo ascendente es Escorpio (¡ambos son signos de agua
muy sensibles!) le asignaron una vez una oficina con un hombre de
Sol en Escorpio. Todo estudiante de astrología sabe que el campo
195
magnético de una persona de Escorpio es habitualmente de fuerza
superpotente y que la presencia de tal persona no puede ser ignora-
da. Mi amigo descubrió que no podía realizar ninguna labor mien-
tras esa persona de Escorpio estuviera en la habitación. Finalmente,
dispuso trabajar por la tarde y los fines de semana en que sería la
única persona en esa oficina. Este tipo de experiencia no puede "ex-
plicarse" como paranoia, supersensibilidad o proyección, como mu-
chos psicólogos intentarían hacerlo. Esta es una experiencia que se
basa en una real interacción de los campos de energía de dos perso-
nas, el nivel de actividad en la base de todas las manifestaciones psi-
cológicas y físicas.
A fin de estar verdaderamente sano (las palabras "sano"
(healthy) y "curar" (heal) derivan de un vocablo inglés arcaico que
significa "todo" (whole)), uno debe nutrirse en todos los niveles.
Uno debe alimentar los cuatro elementos o cuerpos en total: el emo-
cional, el mental, el físico y el espiritual. Todo aspecto de la propia
naturaleza que no se alimente lo suficiente empieza pronto a atro-
fiarse. Tal como una persona hambrienta se desespera pronto y hará
casi cualquier cosa para conseguir comida, así todo aspecto de la
naturaleza cuádruple del hombre empieza a rebelarse y exigir ali-
mentación y atención si se lo descuida. Vida bien equilibrada es
aquella en la que el individuo presta atención debida a todas sus
necesidades primordiales; y la armonización representada en el ma-
pa natal revela cuán desequilibrado está uno, qué necesidades se
descuidan (falta de un elemento), qué dimensiones de la vida son
recalcadas en demasía (demasiado de un solo elemento), y qué as-
pectos de la naturaleza tienen necesidad de sutilizarse o transformar-
se (particularmente los planetas fuertemente aspectados en cierto
elemento).
No es mi propósito dar la impresión de que una insistencia irre-
flexiva sobre la satisfacción de todos los impulsos es la respuesta a
todos los problemas y la clave de la buena salud. El grado de refi-
namiento de nutrirnos de energía es importante. A medida que cre-
cemos en consciencia, podemos satisfacernos con un tipo más refi-
nado y sutil de alimentación. A través de la experiencia, uno puede
aprender a sintonizar sus exigencias energéticas esenciales y satisfa-
196
cerlas de modos simples y directos, con plena consciencia de lo que
está haciendo y por qué. Por ejemplo, todos necesitan alguna canti-
dad de alimento material, pero la mayoría come mucho más de lo
que necesita, alimento de calidad mucho más pobre de la que el
cuerpo necesita para nutrirse apropiadamente, y con frecuencia se
come en un estado de prisa y excitación tales que el alimento no se
asimila convenientemente. El prestar alguna atención a las necesi-
dades reales de nutrición del cuerpo y cómo opera el proceso de
digestión y asimilación podrá permitirnos sostener saludablemente
al cuerpo físico en base a una dieta sencilla, pura y económica.
De modo parecido, todos necesitan regularmente absorber algu-
na energía emocional. ¿Pero, cómo se satisfacen realmente estas
necesidades emocionales? Cuanto más refinada y concentrada sea la
experiencia emocional, más profundamente nutritiva es para el ser
interior. Permitir simplemente que las necesidades emocionales dic-
ten compulsivamente nuestra conducta es un modo seguro de derro-
char energía, de hacer pedazos nuestra estructura vital, y en última
instancia de experimentar inanición emocional. La civilización mo-
derna está estructurada de modo tal que asegura una completa inani-
ción de las necesidades más esenciales del hombre, y ese estado
constante de carencia de energías es, sin duda, causa primordial de
la conducta desesperada e histérica que con tanta frecuencia presen-
ciamos. En la civilización urbana, si uno participa plenamente de las
pautas culturales del estilo de vida, trabajo y hábitos dietéticos, se
encuentra cabalmente sin sustancia física, emocional, mental y espi-
ritual para mantenerse en un estado de totalidad. Hoy en día, los
tiempos mandan que cada persona asuma la responsabilidad de sus
propias necesidades, y un conocimiento de los cuatro elementos y
sus funciones es una educación personal de los principios operativos
de las fuerzas esenciales de la vida.
197
Cycles; y Person-to-Person Astrology: Cosmic Factors in Love, Sex and
Compatibility. Este último libro presenta un análisis más minucioso del
empleo de los elementos en las comparaciones de mapas, lo mismo que
muchos otros factores implícitos en la realización de una labor completa
para comprender las relaciones.
198
16
202
los niveles subconscientes e indican el proceso de lograr la cons-
ciencia a través de la asimilación de la esencia del pasado, mientras
que simultáneamente dejamos que se marchen los recuerdos y mie-
dos inútiles que nos retienen. Estas casas de "agua" se relacionan
con el logro de la paz emocional, liberándonos del pasado que nos
aferra. En el nivel más profundo, estas casas simbolizan los más
profundos anhelos del alma; pues indican el proceso por el cual el
residuo emocional del pasado se purifica antes de que el alma pueda
expresarse clara y activamente.
En consecuencia, las palabras-clave para las casas de agua son
EMOCIONAL y ALMA.
Las casas de tierra (2, 6, 10 –que a menudo se llaman la "trini-
dad de la fortuna") están asociadas con el nivel de experiencia, en el
que tratamos de satisfacer nuestras necesidades básicas en el mundo
práctico: bienes materiales, dinero, trabajo, salud, reputación, etc.
La palabra-clave para estas casas es, por lo tanto, MATERIAL,
pues las casas de tierra tratan principalmente sobre los intereses del
mundo material.
Las casas de fuego (1, 5, 9), –que a menudo se llaman la "trini-
dad de la vida"– están asociadas con las propias actitudes hacia la
vida misma, hacia la experiencia de estar vivo. Representan el afluir
de la energía en el mundo y las aspiraciones e inspiraciones que nos
motivan para hacerlo. La palabra-clave que sintetiza el significado
esencial de las casas de fuego es IDENTIDAD; pues nuestro senti-
do de la identidad, nuestro sentido del ser, determina nuestra actitud
hacia la vida en general. En otras palabras, si nos sentimos bien res-
pecto de nosotros mismos, nos sentimos bien respecto a estar vivos;
y, en consecuencia, desarrollamos la fe de que esta vida será una
experiencia esencialmente positiva.
Las casas de aire (3, 7, 11 –que se llaman la "trinidad de la rela-
ción"– están asociadas no solamente con los contactos y las relacio-
nes sociales de todos los tipos, sino también con los conceptos. Los
reinos sociales e intelectuales de la actividad son inseparables, pues
son nuestros conceptos los que nos motivan a buscar otras personas
de mentalidad similar, y esos mismos conceptos constituyen gran
203
parte de lo que se comparte entre dos personas cualesquiera. Las
palabras-clave para las casas de aire son, en consecuencia, SOCIAL
e INTELECTUAL.
Lo siguiente presenta una formulación concisa de estas pala-
bras-clave:
La Cuarta Casa
La Octava Casa
205
Aunque las personas con énfasis en la octava casa busquen la
seguridad en los valores materiales, el poder, el sexo o el conoci-
miento psíquico, un sentimiento real de seguridad emocional y del
alma sólo podrá existir cuando los tumultuosos conflictos emociona-
les que esta casa siempre muestra empiecen a apaciguarse. Y tal
turbulencia emocional da paso a una sensación profunda de paz inte-
rior sólo cuando se reconoce la naturaleza verdadera de los anhelos
de ese individuo. Los estudios ocultos asociados con esta casa son
primordialmente útiles como medio para alcanzar esta paz interior a
través del conocimiento de las leyes más profundas de la vida. La
sexualidad de la octava casa es una expresión del impulso a renacer
a través de la unión con un poder mayor que el yo. En suma, esta
casa simboliza un anhelo de estado de paz emocional al que sólo
podrá llegarse desarrollándose libre de deseos y compulsiva obsti-
nación.
La Duodécima Casa
206
Las Casas de Tierra
La Décima Casa
La Segunda Casa
La Sexta Casa
207
jo, la salud y los deberes. Cuando observamos que el principio sub-
yacente de la sexta casa es el del APRENDIZAJE a través de la
experiencia inmediata con asuntos MATERIALES, podremos en-
tender con facilidad la motivación que está detrás de estas activida-
des. Aprendemos sobre las necesidades y limitaciones de nuestro
cuerpo material, principalmente a través de problemas de salud (que
a menudo son producto de malos hábitos, demasiada presión de par-
te del trabajo o las responsabilidades, o excesiva autocrítica o pen-
samientos negativos –todos estos son asuntos de la sexta casa).
También logramos un conocimiento práctico de nosotros mismos a
través del diario cumplimiento de nuestro trabajo y nuestros debe-
res. Todos estos ámbitos de la experiencia nos ayudan a aprender la
humildad, a aceptar nuestras limitaciones, a asumir la responsabili-
dad de nuestro estado de salud, tanto físico como psicológico.
Cuando se entienda que la sexta casa representa una fase de purifi-
cación a través del contacto inmediato con el nivel material de la
experiencia, podremos empezar a interpretar a esta casa de modo
verdadero y positivo.
La Primera Casa
208
muestran los planetas y el ascendente de la primera casa.
La Quinta Casa
La Séptima Casa
210
de tal relación, es apropiado que la casa angular de aire enfoque este
campo de la experiencia. Más específicamente, todas las sociedades
avanzadas se fundan en la unidad del "matrimonio", y la estabilidad
y la eficiencia de esa unidad social determina, en gran medida, la
viabilidad del orden social. En el nivel individual, la calidad del
principal compañerismo de una persona tiene tal impacto que su
influencia penetra en todas las demás áreas de la vida: salud, finan-
zas, hijos, sexo, triunfo profesional, etc. (Existe investigación socio-
lógica que indica que la carrera de un individuo sufre a menudo
cuando se rompe su matrimonio.)
El aspecto intelectual de esta casa podrá verse en el modo con
que las personas con una casa séptima fuertemente acentuada atraen
con tanta facilidad al público en su presentación de las ideas. Tales
personas son buscadas con frecuencia como consultores, consejeros
y asesores puramente sobre la base de su competencia y objetividad
intelectuales.
La Undécima Casa
La Tercera Casa
212
Astrología: Herramienta del Autoconocimiento
214
Apéndices, Referencias
y Lecturas Sugeridas
215
216
APÉNDICE A
DATOS CIENTÍFICOS
218
5. Frank A. Brown, profesor de Biología en la Universidad del
Noroeste, ha demostrado concluyentemente que las plantas y los
animales son capaces de responder a los cambios de la atmósfe-
ra magnética de la tierra, cuando aquellos son causados por el
sol, la luna y posiblemente los planetas. Aunque la ciencia no
puede hallar el "mecanismo" usado para aceptar e interpretar las
señales geomagnéticas, Brown señala que la ciencia nunca iden-
tificó tampoco el mecanismo correspondiente al sentido del ol-
fato. Brown expresa que la respuesta a los "relojes cósmicos"
interiores o a los relojes cósmicos es producto "de una respuesta
continua del organismo vivo al medio geofísico rítmico". ("Re-
lojes Vivientes", Science, CXXX, 1959, 1535.) De hecho,
Brown declara que "las cosas vivas no pueden vivir sin relojes
procedentes del espacio" (ibíd.). Brown descubrió también que
las ostras y las ratas eran sensibles al medio celeste, aunque es-
tuvieran aisladas de todo contacto directo con aquél. Por ejem-
plo, descubrió que las ratas mantenidas en un cuarto a oscuras
estaban siempre más activas cuando la luna estaba debajo del
horizonte y menos activas cuando la luna estaba encima del ho-
rizonte. Por la obra de Brown, podemos observar que es im-
posible tener condiciones "controladas" de laboratorio. (Infor-
mado en Today’s Health, octubre de 1971; "Cómo los Cielos
Influyen en Nuestras Vidas", de Martin Cohen.)
219
rio para que todos los aprovechen. El profesor Dylhusen, cientí-
fico danés residente en los Estados Unidos, y especialista en la
investigación de los rayos cósmicos, confirmó que factores has-
ta ahora desconocidos representan un papel en la capacidad del
cuerpo ¡para recargarse! Por ejemplo, en casos en los que la
propia salud se pierde por exceso de fatiga, aparentemente en-
tran en juego ciertos rayos cósmicos para asegurar descanso y
sueño suficientes.
221
llamaradas solares afectan nuestro tiempo y tal vez también
otras cosas.
222
viembre de 1968, págs. 696-97.)
225
226
APÉNDICE B
LA ASTROLOGÍA Y LA INVESTIGA-
CION MODERNA EN LOS CAMPOS
ENERGÉTICOS
227
el uso de un lenguaje comprensivo y preciso de la energía, como la
astrología.
228
periencias, fluido energético o discordia indicados como poten-
ciales en el horóscopo natal. De hecho, numerosos estudios de-
mostraron que la "enfermedad" física se manifiesta particular-
mente durante épocas de tensión mental o emocional.
230
sol, la luna y los planetas) afectan realmente el campo de
fuerza del cuerpo humano, que a su vez afecta al sistema
nervioso.
En la edición de abril de 1959 del American Journal
of Clinical Hypnosis, Ravitz escribe: "... el organismo vivo
late con variaciones rítmicas cronometradas individualmen-
te, cuyas intensidades, elasticidades y direcciones se ampli-
fican, condensan, aceleran, desaceleran e invierten de
acuerdo con otras frecuencias. Más allá de todos estos fre-
néticos flujos y reflujos de energía, la luna permanece silen-
ciosamente apartada, impulsada... por huellas invisibles...
por las mismas fuerzas que operan sobre v dentro de la ma-
teria viva" (pág. 72, ABC).
d) Una parte de Psychic Discoveries se ocupa del des-
cubrimiento y la fotografía de específicas "formas de ener-
gía" o "pautas de energía" que de hecho constituyen la vida
real de la totalidad orgánica. El hecho de que esta pauta
energética esencial de todas las cosas vivas determine la
forma material que captaremos con los sentidos señala el
hecho de que algún género de invisible pauta organizadora
es inherente a todas las cosas, como lo dice L.L. Whyte en
su libro Accent on Form (véase capítulo 4). Esto es lo que
Dane Rudhyar llamó durante años la "pauta-simiente" que
aparece en el mapa natal. Simplemente, esta pauta organi-
zadora dentro de cada ser humano es la que la astrología re-
vela y gráfica simbólicamente.
e) "El extinto doctor Gustaf Stromberg, astrónomo norteameri-
cano de renombre mundial, fue uno de los primeros en in-
troducirse en esta idea de los ritmos y las frecuencias.
Postuló la idea de que la estructura de los organismos vivos
es determinada por 'sistemas de ondas' o 'campos electro-
magnéticos vivos' que laten. Estos campos parecen ser la
matriz que da a la materia viva su forma y figura, organi-
zando las moléculas en formas complejas de plantas, anima-
les y humanos. Las heridas se curan y los órganos dañados
231
se reconstruyen en su simetría original. Esto implica una
pauta energética estabilizadora, responsable de modelar el
tejido vivo" (pág. 125, ABC).
" 'Podemos comparar un campo vivo con una melodía',
dice Stromberg. Una melodía es una secuencia temporal de
frecuencias. La melodía es la misma, ya sea que se la toque
lenta o rápidamente, fuerte o suavemente. Del mismo modo,
los campos vivos de un embrión en crecimiento retienen la
misma pauta de frecuencias a medida que experimenta
grandes cambios de tamaño y a su tiempo crece hasta llegar
a ser un ser humano maduro. Stromberg postulaba que en la
célula del huevo humano, los campos podrían imaginarse
existiendo de forma extremadamente contraída y durmiente,
casi como una potencialidad prefísica." Según el punto de
vista de Stromberg, el cuerpo físico de las cosas vivas no es
la causa de los campos de energía, sino el resultado (págs.
125-126, ABC).
f) El doctor Eugen Jonas, de Checoslovaquia, expresa que "un
individuo, en el momento de la creación, acepta un impulso
básico del universo, una suerte de alcance vibratorio que se-
rá más o menos permanente respecto de su organismo. En
otras palabras, cuando el esperma y el óvulo se unen para
crear una nueva vida, los campos organizadores de fuerza
del huevo fecundado son puestos en ciclaje por las frecuen-
cias de las pautas de ondas energéticas del universo en ese
instante en particular. Si las pautas son insólitamente favo-
rables, el individuo será extremadamente vital... Jonas su-
giere que las configuraciones del cosmos son parte de la
impresión que forma la pauta de frecuencia de un humano al
comienzo de su vida" (pág. 127, ABC).
g) "Los acupuntores creen que la Energía Vital del cuerpo vin-
cula al hombre con el cosmos. Si hay un cambio en el uni-
verso y el medio ambiente, se produce una resonancia en la
Energía Vital del cuerpo humano que a su vez afecta al
cuerpo físico" (pág. 229, Psychic Discoveries).
232
h) El efecto total de la investigación soviética moderna en pa-
rapsicología lleva a suponer que el campo energético hu-
mano "reacciona ante el pensamiento, la emoción, el sonido,
la luz, el color, los campos magnéticos, todo cambio sutil
del medio ambiente, desde el césped que pisamos hasta los
planetas de los que raras veces nos damos cuenta" (pág.
234, PD).
233
cia, el ritmo y la resonancia básicos de su particular campo de
energía. Como escribe Garrett: "La 'natividad' de toda sustancia
marca su naturaleza y su destino natural, y, en el caso de cosas
manufacturadas, su fabricación y la finalidad para la cual fueron
hechas" (ibíd., pág. 175).
234
exacta de la anatomía mental-emocional, coordinada con
la física. Entonces podría establecerse una sana psicofisio-
logía y hasta una patología de estos campos energéticos más
sutiles. Este sería un gran paso adelante en la ciencia del
conocimiento del misterio del complejo ser del hombre, que
desafía todas las reglas y hallazgos de factura humana. (Po-
larity Therapy, edición del autor, 1954, pág. 14.)
235
236
APÉNDICE C
LA ASTROLOGÍA Y LA TERAPIA
DE LAS POLARIDADES
237
relajación constante y poner fin a todos los conflictos. Se basa más
bien en el hecho de que la mayoría es capaz de utilizar eficazmente
sus energías, derrochar muchas energías meramente en su esfuerzo
por bloquear la expresión de algunas energías, y puede moverse a
través de sus experiencias conflictivas con más conocimiento y con-
centración del que se tuviera en el pasado. La Terapia de las Polari-
dades se basa en el hecho de que la mente, las emociones y el cuer-
po físico trabajan juntos y tienen una interacción mutua. Por ejem-
plo, no sólo las emociones y los pensamientos afectan al cuerpo,
sino también la dieta, el medio ambiente físico y el estado general
de salud tienen un impacto profundo sobre el estado interior del ser.
Durante el tratamiento con un calificado terapeuta en polaridades, se
toma en consideración, en su totalidad, a las emociones, los pensa-
mientos, la dieta, el ejercicio, los hábitos de vida y las inclinaciones
espirituales: el tratamiento es total, y, por supuesto, el mapa natal es
valiosísimo para entender la totalidad del cliente, sus necesidades
particulares, anhelos, conflictos, debilidades físicas y demás.
El campo energético humano es actualmente un hecho científico
que la acupuntura, la fotografía Kirlian, y otras investigaciones obli-
garon a la ciencia ortodoxa a que lo reconociera. Por supuesto, este
concepto del campo energético vivo del hombre no es nada nuevo.
Durante milenios los físicos estuvieron viendo "auras" y usando al
aura para diagnosticar problemas físicos, mentales y emocionales.
Lamentablemente, hoy en día recibimos tanta "educación" que a
temprana edad olvidamos lo que es real. Nuestras mentes se confun-
den con tanta información inútil y tantos conceptos mentales muer-
tos que lleva años restablecer nuestra sensibilidad original a las
energías que se manifiestan a través de toda la vida. La Terapia de
las Polaridades es un modo de trabajar inmediatamente con las
energías vitales, una educación sobre cómo operan las fuerzas de la
vida, lo mismo que una herramienta terapéutica de poder asombro-
so. La esencia de la Terapia de las Polaridades es elegante en su
sencillez, aunque en la superficie parezca al novato una ciencia dis-
paratada a la que nunca se podrá dominar. De este modo, es como la
astrología: un sistema tan sencillo y unificado en su esencia que
insume muchos años de práctica percibir su sencillez.
238
La Terapia de las Polaridades es un modo de trabajar con las
energías fundamentales de la vida, un modo de poner estas corrien-
tes (aire, fuego, tierra y agua) en estado de equilibrio, y de quitar los
obstáculos para que fluyan libremente por el campo total de ener-
gías. La Terapia de Polaridades es uno de los poquísimos sistemas
de las artes curativas que al profesional le permite trabajar inmedia-
tamente con las energías simbolizadas por el mapa natal individual.
Permitir que este estado de fluir equilibrado se establezca permite
que las energías mismas produzcan cuanto la curación necesita que
se haga. El terapeuta de ningún modo es un sanador; sencillamente
estimula las fuerzas curativas del paciente para que se afirmen. El
estado de equilibrio resultante de un tratamiento de Terapia de Pola-
ridades puede esperar experimentar un marcado grado de profundí-
sima relajación, lo mismo que un elevado conocimiento de sus nece-
sidades fundamentales, energías y posibilidades de crecimiento.
La clarividente Eileen Garrett, en su libro Awareness, describió
los centros de energía del cuerpo humano idénticos a los chakras de
las tradiciones yóguicas y los conceptos expresados en los libros del
doctor Stone. Expresa: "Aunque hay muchas terapias, hay un solo
género de curación. Ya sea que a un hombre se lo trate en su orga-
nismo físico en sus estados psicológicos, se apunta a la reintegra-
ción de las fuerzas de su vida". El doctor Stone considera que estas
fuerzas vitales son los cuatro fundamentos mismos que comprenden
la base de toda la teoría astrológica. Los elementos se correlacionan
física y psicológicamente con las funciones específicas, y también
con ciertos centros de energía (chakras) en el campo energético to-
tal. Según el doctor Stone los cuatro elementos (llamados en sánscri-
to los "tattwas") "son el campo y los tejidos estructurales de la ana-
tomía. Sostienen los vientos vitales del 'prana' que fluyen a través de
nuestro cuerpo." Son los constructores invisibles de todas las estruc-
turas de la vida y deben operar en armonía entre sí, si la persona ha
de tener buena salud.
239
Los Cuatro Elementos
241
REFERENCIAS A LA PARTE I
Capítulo 1
Einstein, A.: Ideas and opinions. Nueva York: Crown Publishers, 1954.
Freud, S.: Citado en Transcripciones del Simposio Psi Unitario-
Universalista, 1970.
Kepler, J.: Somnium. Madison: Univers, of Wisconsin Press, 1967.
Marrone, R. L.: Consciousness and evolution: A radical introduction to
psychology. (Manuscrito inédito, Sacramento State College), 1971.
Oppenheimer, R.: Conferencia ante la Convención de la Asociación Psico-
lógica Norteamericana, 1971.
Rudjn, J.: Psychotherapy and religión. South Bend, Indiana: Notre Dame
University Press, 1968.
Smith, H.: Editorial en The Cooperator, 1971, 1, págs. 14.
Stossel, H.: Cosmobiology, 25 de julio de 1959.
Whyte, L.L.: Accent on form. Nueva York: Harper and Brothers, 1954.
Capítulo 2
Goethe J.: Fausto. Versión ingl. de Bayard Taylor. New York, Modern
Library, 1950.
Goodavage, J.: Astrology: The space age science. Nueva York: Signet,
1967.
Jeans, J.: The mysterious universe. Nueva York: Macmillan, 1932.
Laucks, I.: Editorial en The Cooperator, 1971, 1, pág. 5.
Mowrer, O. H.: “El Pecado“, de dos males cl menor, en M. Zax and G.
Strieker (Editores), The study of abnormal behavior (2ª ed.) Nueva
York: Macmillan 1969.
Kudin, J.: Psychotherapy and religion. South Bend, Indiana: Notre
Dame University Press, 1968.
243
Capítulo 3
Capítulo 4
244
ty Press, 1949.
Dobyns, Zipporah: La astrología como una herramienta psicológica.
Aquarian Agent, 1970, 1 (9). 1.
Jung, C.G.: Entrevista con André Barbault. Astrologic Moderne, 26 de
mayo de 1954.
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Boll ingen Foundation, 1959.
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Routledgc and Kegan Paul, 1960.
Metzner, R.: Astrología: ciencia potencial y arte intuitivo. The Journal of
Astrological Studies, 1970, 1, 164-177.
Whitmont, E.: ¿Por qué causalidad? Aquarian Agent, 1970, 1 (13), 8.
Whyte, L.L.: Accent on form. Nueva York: Harper and Brothers, 1954.
Capítulo 5
245
Ruperti, A.: La astrología y las necesidades del hombre moderno. Kos-
mos, 1971, 4 (2), S8.
Capítulo 6
246
LECTURAS SUGERIDAS
Arroyo, Stephen
Astrology, Karma and Transformation
Relationships and Life Cycles
Carter, Charles E. O.
Los Aspectos Astrológicos, Ed. Kier S.A.
An Encyclopedia of Psychological Astrology
Davidson, Dr. William
Lectures on Medical Astrology
Ebertin, Rinehold
The Combination of Stellar Influences
Greene, Liz
Saturn: A New Look Relation
Guggenbühl-Craig, Adolf
Power in the Helping Professions
Hall, Manly P.
Secret Teachings of All Ages (mucho material sobre los elementos)
Hone, Margaret
Modern Textbook of Astrology Applied Astrology
Huber, Bruno and Louise
Man and His World – Astrological Psychology
Jung, Carl G.
Essays on A Science of Mythology
Four Archetypes
Man and His Symbols
Memories, Dreams, Reflections
Modern Man in Search of a Soul
On the Nature of the Psyche
Psychological Reflections
Psychological Types
Undiscovered Self
Layman, Dr. Marvin
Interviewing and Counseling Techniques for Astrologers
Mayo, Jeff
The Planets and Human Behavior
Astrologers Astronomical Handbook
247
Montgomery, Ruth
Born to Heal
Pagan, Isabelle
From Pioneer to Poet (Análisis de los signos del Zodíaco)
Rudhyar, Dane
Astrología y la Psique Moderna, Ed. Kier S.A.
The Practice of Astrology
The Pulse of Life
The Astrology of Personality
Triptych
Person-Centered Astrology
The Astrological Houses: The Spectrum of Individual Experience
The Lunation Cycle
An Astrological Study of Psychological Complexes and Emotional
Problems
Sargent, Lois H.
How to Handle Your Human Relations (Sinastria)
Tyl, Noel
Astrology and Personality
248
ÍNDICE
Reconocimientos 5
Prólogo 9
249
Las descripciones modernas 121
Una perspectiva espiritual 122
Clasificación de los elementos 124
El elemento Fuego 126
El elemento Aire 127
El elemento Agua 128
El elemento Tierra 130
11. La psicología del individuo 133
Los elementos en las artes curativas 140
12. Los elementos en la interpretación 145
El desequilibrio de Fuego 148
El desequilibrio de Tierra 149
El desequilibrio de Aire 152
El desequilibrio de Agua 154
Énfasis auto-expresivo o auto-represivo 157
El énfasis excesivo sobre el Agua y la Tierra
La falta de Aire y Fuego 157
El énfasis excesivo sobre el Aire y el Fuego
La falta de Agua y Tierra 158
Las combinaciones de otros elementos 159
Las combinaciones de Aire y Agua 160
Las combinaciones de Aire y Tierra 161
Las combinaciones de Agua y Fuego 161
Las combinaciones de Tierra y Fuego 162
13. Potencial de integración: aspectos y relaciones 165
Planetarias
14. Los planetas en los elementos 173
Mercurio 173
Venus 176
Marte 177
El Sol, la Luna y el Ascendente 178
Júpiter y Saturno 180
Otras consideraciones 183
15. Los elementos en la comparación de los mapas 185
250
16. Los elementos y las casas: sistema de
palabras-clave 199
Clasificación de las casas 202
Las casas de Agua 204
Las casas de Tierra 207
Las casas de Fuego 208
Las casas de Aire 210
Astrología: herramienta del autoconocimiento 213
Apéndice A: Datos científicos 217
Apéndice B: La astrología y la investigación moderna en
los campos energéticos 227
Apéndice C: La astrología y la Terapia de las polaridades 237
Referencias a la Parte I 243
Lecturas sugeridas 247
251
252