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Lectura N° 1

Diversidad Cultural Panameña.


Doctor. Aníbal. Pastor, Núñez Editorial Portobelo. Panamá 1998

Orígenes del hombre panameño

El poblamiento de Panamá debió ser a partir de 11,000 a 10,000 AC de Cristo y desde ese
momento, el hombre panameño pasó por un proceso de evolución socio-cultural, en el periodo
que se conoce como la prehistoria (Pastor, 1968;8)

De esta época se han encontrados herramientas de piedra clásica, como puntas de lanzas,
raspadoras, cuchillos para matar, desollar y descuartizar mamíferos ya extintos. Dichos
instrumentos han sido ubicados en el lago Alajuela y en Sarigua, en las provincias de Herrera,
y Colon, respectivamente.

Según Richard Cooke, que las relaciones biológicas y


culturales que existen entre los siete grupos de indígenas
americanos que residen en Panamá hoy por hoy. cinco
pueblos originarios tienen relación lingüística como los
bribis (inmigrantes durante el siglo XX), ngabes (guaymies,
“moveres”), bugles, (“bokotas”, “sabaneros”), nasos
(“tiribies, teribes/ térrabas”), y gunas o dules (“Kuna”),
hablan idiomas que pertenecen a la Estirpe Chibchense del
Filo Paya-Chibcha.

Los Indígenas precolombinos de Panamá eran


artesanos insignes.

La conclusión más importante de estas investigaciones señala que los grupos chibchas-
hablante de Costa Rica y Panamá, lejos de ser inmigrantes recientes, han permanecido en el
Istmo Centroamericano desde hace muchos milenios. A diferencia de otras culturas americanas
como los aztecas, zapotecas y mayas, los habitantes precolombinos de Panamá desconocían
los sistemas de escritura.

Según Richard Cooke y Luis Alberto Sánchez, esto no quiere decir, por residir en pequeñas
comunidades con casas de cañaza y pencas en vez de imponentes centros urbanos, las
comunidades prehispánicas del istmo estuvieran exentas de estética, invención, sabiduría y
religiosidad. Más bien lograron una asombrosa destreza técnica en cuanto a los artículos que
más valoraban, como los productos de la orfebrería, alfarería, glíptica y talla de madera, hueso,
marfil y piedras volcánicas, así como una gran complejidad conceptual y etnológica en lo que
respecta a su vida social, ritual y suntuaria. Su arte está imbuido de un simbolismo tan esotérico
y a la vez tan explícito para los usuarios, como lo son el vino, el chiro y el pez para los cristianos.

El antropólogo Aníbal Pastor señala que el poblamiento del Istmo de Panamá ocurrió los años
11,000 y 10,000, a.C; pasando por un periodo de cuatro etapas, conocido como la Prehistoria
de Panamá: Caza, recolección y pesca (10,000 a 3,000 a.C), Agricultura Formativa, (3,000 a
1,500 a.C); Agricultura Establecida (1,500 a 300 a.C); Agricultura Extensiva (300 a.C hasta la
conquista)

Diversidad Cultural Panameña

Antes de continuar con este tema, sobre la diversidad cultural panameña, debemos advertir que
utilizaremos el concepto de Cultura, de acuerdo como se define, en Antropología, ciencia que
estudia la evolución del hombre como ser biológico y socio-cu1tural; por ello, uno de sus
objetivos es el estudio de las culturas del hombre en cualquier tiempo y lugar.

Con esta definición, partimos tratar el presente modulo, que nos lleve a acercarnos al
conocimiento de los procesos de evolución social y cultural del hombre, de culturas en un
constante movimientos en tiempo y espacio. Partiendo de este enunciado brindaremos un
panorama general de la formación y evolución de la sociedad panameña, en cada una de sus
etapas, sustentadas con datos y evidencias de la arqueología y las fuentes documentales
analizadas.

Introducción

Debemos señalar que, para emprender el presente análisis, se han consultado obras que en
gran medida son investigaciones realizadas por estudiosos extranjeros, de entre ellos, suecos,
franceses y norteamericanos, que los desarrollan de acuerdo a sus intereses, o que tratan de
cumplir el requisito de la tesis de grado.

Los estudios realizados por panameños son recientes, y se observa que han recibido poco
apoyo institucional, sean estas instituciones públicas o privadas, sin embargo, para los últimos
500 años de nuestra historia, contamos con un aporte significativo de investigadores nacionales.
En gran medida, los estudios han sido financiados por fundaciones y organismos
internacionales y nacionales, y cuando son trabajos de autores extranjeros, sus resultados se
publican en libros y revistas en sus propias lenguas, y pocas se conocen en español, o
publicadas en Panamá. Esto realidad en los estudios culturales, generan algunos vacíos en
términos del conocimiento del desarrollo de las culturas, tanto de la prehistoria, la etnohistoria
y de la sociedad panameña contemporánea.

Hay mucho que investigar de nuestro pasado que nos permita, mediante estudios sistemáticos,
reconstruir el panorama prehistórico y etnohistórico de Panamá.

Proceso de Desarrollo Cultural

Los estudios arqueológicos y paleontológicos nos permiten conocer que entre los 40.000 y
20.000 años atrás, el hombre entró al continente por el estrecho de Behring, proveniente de
Siberia, a consecuencia de la formación de hielo polar a finales de la última glaciación, para
asentarse en diversos territorios de Norte, Centro y Sur América.
En lo referente a la ocupación humana del territorio que hoy constituye la República de Panamá,
debió ocurrir a partir de 11.000 a 10.000 años antes de Cristo: y desde ese momento, estos
grupos humanos pasaron por un proceso de evolución sociocultural, periodo que se conoce
como la prehistoria de Panamá, que comprende 4 etapas, que han sido ampliamente
documentadas por los arqueólogos, Richard Cooke, Dolores Pipemo, Antony Ranere y OIga F.
Linares.

Caza, Recolección y Pesca (10.000 a 3.000 A.C.)

Este período socio cultural, es el más antiguo,


correspondiente a la edad de piedra del hombre. Se trata
del hombre del paleolítico superior, se tienen evidencias a
través de puntas de lanza, recogidas en superficie a las
orillas del Lago Alajuela (Provincia de Colón) durante el
verano, en que el nivel de las aguas desciende. (Bird y
Cooke, 1974). Estas puntas de lanza han sido identificadas
como del tipo Clovis o "cola de pescado", y comparadas
con las encontradas en otros países en contextos
humanos.

Este tipo artefactos, puntas, raspadores y cuchillos, fueron utilizados para matar y descuartizar
mamíferos, mismos, que han sido encontrados en sitios arqueológicos de Colombia, Ecuador,
México, Centroamérica y en el Sur de los Estados Unidos. En fechas más tardías en el Sur de
los Estados Unidos en México y Guatemala, y en fechas más tempranas en Ecuador y
Colombia.
Era un hombre que vivía de manera nómada, de la
recolección de plantas silvestres, la caza y la pesca. Se
movía de acuerdo con los cambios de estación, por ello,
dependía de los frutos que podía recoger de plantas
silvestres según
la estación del
año, y de la
obtención de
peces, de
conchas y de los mamíferos que pudiera cazar.

Para la caza utilizaba técnicas como el encierro y


quema, después de apagar el fuego, recogía los
animales que quedaban atrapados en el círculo de
fuego. Este método tan depredador del ambiente, que
afectaba a plantas y animales, inicia el proceso de deforestación que dio lugar a la formación
de llanuras y contribuyó a la desaparición de algunas especies de plantas y animales. (Linares,
1975).

Agricultura Formativa (3.000 a 1.500 A.C.)

En esta etapa el hombre desarrolla una agricultura de tubérculos, los cuales no dejan
evidencias, se puede afirmar, lo anterior, porque además en este periodo el hombre trabaja
hachas de piedra pulidas, la ausencia de manos y piedras de moler nos indica más bien, que
se trataba de una agricultura de tubérculos, y de la no existencia del maíz aún. (Ranere 1971-
72, Casita de Piedra, Fase Boquete, 3000 a. de c., Linares, 1975).

Agricultura Establecida (1.500 a 300 A.C.)

Por el primer milenio antes de Cristo es indudable que se practicaba la agricultura intensiva de
maíz, asociado con cultivos de frijol común, y probablemente el aguacate. El maíz es una planta
creada por el hombre, de repetidos cruces entre diferentes plantas silvestres, en el Valle de
Tehuacan-México y llevada a Centroamérica y Panamá. La hipotesis más aceptada es la del
cruce del Tripsacum y el Teocinte, para producir el maíz primitivo que luego la mano del hombre
lo desarrollo hasta lograr una planta con varias mazorcas que permitiera alimentar a su pueblo.
La domesticación del maíz aparece en esta etapa, y se
convierte en el cultivo principal, que les permite asentarse, y
pasa de una agricultura inicial o formativa a una agricultura
establecida, que propicia mayormente la sedentarización y
la existencia de pequeñas aldeas, dando inicio a la
formación de los grandes cacicazgos que se organizaran
posteriormente. (Linares, 1975)

Agricultura Extensiva (300 A.C. hasta la Conquista)

Continuando el proceso evolutivo, el hombre pasa a una cuarta etapa, en la que fue encontrado
por el conquistador, aquellas sociedades ocupaban grandes aldeas agrícolas, con una alta
densidad poblacional.

Estos asentamientos sustentaban su economía por una


agricultura diversificada e intensiva de roza y quema.
Mantenían en cultivo enormes extensiones de campos de
maíz. La cacería les permitía abastecerse de carne,
principalmente. el venado de cola blanca, cuya carne era
ahumada y conservada para su consumo posterior.
(Linares, 1975)
Esta vida aldeana, fue alterada con la presencia de los
conquistadores europeos, y en las primeras décadas, la
mayoría de ellos habían desaparecido como consecuencia de
la confrontación militar de la conquista y las enfermedades nuevas traídas por el europeo, no
existentes en América, como la sífilis, para las cuales no contaban los amerindios con
anticuerpos.

Los colonos españoles recién llegados a Panamá, en pocos años, lograron introducir ganado
vacuno a lo largo de la costa del mar Pacífico, en lo que ahora son las provincias centrales y
occidentales. Este ganado se dispersó en las tierras que tiempo atrás habían sido cultivadas
intensamente. Fue muy fácil para el conquistados el galopar por los campos de cultivos de maíz
y luego transformarlos en pastizales para el ganado vacuno. (Linares, 94).

En resumen, las sociedades en el momento del contacto con los europeos habían evolucionado,
de un nomadismo, que dependía de la recolección, la caza y la pesca. Construyó sus primeros
artefactos de piedra, para después, domesticar plantas y animales, pasando a ser un hombre
sedentario.
La Conquista incorpora nuevos elementos en el desarrollo socioeconómico, racial y cultural de
Panamá, el español introduce la "cultura ganadera" e impone patrones culturales de la Europa
del siglo XVI, y proscribe las culturas y lenguas de aquellos pueblos.

Las tierras bajas agrícolas de la vertiente del Pacífico y sus campos de cultivo, que se extendían
desde el Darién hasta Chiriquí, desaparecen para dar paso a la ganadería extensiva ya la
conversión de éstos en pastizales.

Con la invasión española a las tierras del Nuevo Mundo se inició un proceso de mestizaje racial
y cultural entre indígenas, españoles y negros. Los españoles, tomaron mujeres indígenas, y a
diferencia de los conquistadores ingleses y franceses no discriminaron a la mujer negra que
introducen a este continente, estas relaciones interétnicas, generaron una riqueza de mezclas
raciales.

La diversidad de culturas y lenguas que encuentra el español al momento del contacto, han
variado considerablemente con relación al número y localización en el territorio que hoy
constituye nuestra República, si lo comparamos con los pueblos, culturas y lenguas del
presente, en que subsisten cinco etnias (Bribri, Teribe, Ngobe-Bugle, Kunas y Embera-
Waugana) y siete lenguas (Bribri, Teribe, Ngobe, Buglere, Kuna, Emberá y Noanamá).

Al momento de la conquista, era un territorio densamente poblado; los autores que han
estudiado el tema estiman la población de este territorio, en un millón de habitantes, sin
embargo, otros consideran una cifra entre 600,000 a 700,000, que de igual modo son cifras que
demuestran una alta densidad demográfica amerindia, que no se ha vuelto a alcanzar al día de
hoy a pesar de los aportes de pueblos que originalmente se encontraban asentados para el
siglo XVI, en los que es la Republica de Colombia.

Por otra parte, había una gran diversidad lingüística, lenguas emparentadas con dos grandes
familias lingüísticas: el Cueva y el Coiba. Sociedades organizadas política y militarmente en
cacicazgos, o de tipo teocrático con una nobleza sacerdotal, con cinco estratos sociales:
nobles, militares, sacerdotes, el pueblo y los esclavos, estos últimos, obtenidos en conquistas
territoriales.
Cacicazgos. representados entre otros en el centro del territorio, por Esquina, Urraca, Paris,
Escoria, Natá y Chirú y por pueblos ahora desaparecidos del occidente como los Chánguenas,
Doraces y ZufÍes. Descendientes de aquellos, los actuales Ngobe-Buglere-Guaymí, que ocupan
las tierras altas de Veraguas, Chiriquí y Bocas del Toro.

No se tiene la certeza aún, si los indígenas encontrados por los españoles en la porción central
del territorio fueron los antepasados directos de los Ngobe-Guaymí de hoy, la explicación
probable, es que, si no fueron sus antepasados directos, eran grupos estrechamente
relacionados con éstos. (Linares, 94)

Estamos hablando, de los pueblos amerindios que encontraron los conquistadores europeos,
que ocupaban las mejores tierras, lo que se demuestra en términos de la densidad de los sitios
arqueológicos; que se encuentran en la vertiente del Pacífico, en territorios que fueron
arrebatados por el conquistador.

Las fuerzas expedicionarias españolas avanzaron fácilmente a caballo por las llanuras que se
extendían desde la costa del Pacífico del Darién hasta Chiriquí. Zonas abiertas, desnudadas de
vegetación, producto de varios miles de años de quema y uso agrícola intensivo del suelo.
(Linares, 94).

La transformación de ese entorno ambiental, lo testimonian los escritos de Cristóbal Colón, en


su cuarto viaje, que se quedó maravillado al observar los grandes cultivos de maíz, cuando llegó
a las costas de lo que ahora conocemos conoce como Bocas del Toro.

El cronista Gaspar de Espinosa, en 1519, calculó que en la comunidad de Natá había 1,500
habitantes, y de 40 a 50 enormes viviendas (Linares, 94). Rodrigo de Bastidas, al llegar al centro
del hoy territorio nacional encontró grandes aldeas organizadas política y militarmente con
extensos dominios territoriales.

En resumen, los pueblos indígenas variaron notablemente tanto en número como en ubicación
territorial a consecuencia de la conquista, ya que sucumbe un 80% de la población, de
Centroamérica y Panamá durante el siglo inmediatamente después del contacto (Research &
Exploration, 1992); hecho que genera la desaparición de culturas y una notable variación en
términos de su ocupación territorial.
Fueron varias las causas que provocaron esta situación y las mismas son bien conocidas:
- En primer lugar, el impacto de la confrontación militar.
- En segundo lugar y probablemente el más importante (Research & Exploration, 1992) por las
enfermedades nuevas traídas de Europa, ante las cuales los indígenas no poseían los
anticuerpos para enfrentarlas y que generaron grandes epidemias.
- En tercer lugar, el envío al Perú como esclavos. (Según Gaspar de Espinosa ya para 1533,
unos 10,000 indígenas panameños habían sido enviados al Perú).
- En cuarto lugar, el suicidio que practicaron muchos indígenas, que prefirieron quitarse la vida
antes que pasar a ser esclavos de los españoles.
- Otra causa que debemos considerar para entender el cambio de ubicación de los indígenas
fue la huida de los que sobrevivieron hacia lugares de difícil acceso; su retirada hacia tierras
altas y selváticas, que vienen a convertirse en sus regiones de refugio.
Esta razón es la que explica el que actualmente la mayoría de los pueblos indígenas están
ubicados en tierras de baja fertilidad agrícola, en suelos clasificados como de clase VI no arable,
a clase VII tierra mineralizada en el caso de la región Ngobe, y el que hubieran perdido toda la
vertiente del Pacífico y en especial las tierras aluviales de las diferentes cuencas de esa región,
para ir a ocupar solamente los lugares de más difícil acceso como lo son las tierras altas de
Chiriquí, Bocas del Toro y Veraguas.

En zona de refugio vino a constituirse también la región biogeográfica del Darién y Bayano la
cual, una vez sometida y devastada y después de fundada la Ciudad de Panamá en 1519 y el
traslado de Santa María La Antigua, vino a convertirse en una región por la cual los españoles
no demostraron mayor interés y la abandonaron, después de haber exterminado su población,
el pueblo Cueva; este abandono permitió su reconversión en bosque, el cual surge por medio
de la regeneración natural.

La región del Darién se trataba de una zona alejadas de la ruta de tránsito y comercio, sumado
al hecho de que los conquistadores contaban con suficientes tierras en la vertiente del pacífico,
más cercanas a la ciudad de Panamá, para poder desarrollar el proceso de Colonización del
territorio.

En la gran región de Bayano y Darién dejaron algunos fortines o pequeños emplazamientos


militares, (El Real y Yaviza en el Darién, el Llanito en el Bayano), que parcialmente les permitió
impedir incursiones de piratas ingleses y franceses, lo mismo que otros intentos de colonización
europea, pero sin ningún interés de colonización sino el de mantener su presencia y control del
área, y explotaron por muchos años la mina de Cana

Es posible que la baja densidad de población en este territorio del Darién permitiese las
migraciones de los Dulegana (Kunas) durante el siglo XVI, y mucho más tarde, del siglo XVIII
en adelante, por grupos Chocoe, de la lengua Emberá y Waunana. Ambos, procedentes de las
regiones de Urabá y del Chocó.

El Negro Colonial
Las relaciones establecidas durante el período colonial entre indígenas y negros cimarrones o
libres y europeos que incursionaron la región del Darién permitieron un acercamiento con otras
tradiciones culturales.

Con la llegada del español, se incorporan diferentes tradiciones culturales negras, de esclavos
que vinieron a ocupar una función laboral en Panamá y en América, y a sustituir al indígena.

Los españoles, después del impacto de la conquista, contaban con muy poca mano de obra
indígena en forma de encomienda o de repartimiento; es por tal razón que requerían de mano
de obra suficiente. Esta deficiencia la suplieron con la importación de población negra, el
llamado negro colonial, traído como esclavo, primero de España, y después, masivamente de
África.

El negro que llega a Panamá y América es portador de su propia cultura, que se ve obligado a
ocultar, desestimar y abandonar. Al negro no se le permite mantener su cultura, a ello, se
sumaba, que las etnias diversas, que eran portadores de tradiciones culturales diferentes, les
impedían y prohibía mantener comunicación a través de la lengua materna y por tanto
comunicarse en su propia lengua, o compartir costumbres y/o rituales religiosos.

Las manifestaciones culturales originarias solamente eran permitidas durante las celebraciones
de los carnavales o las fiestas patronales en los alrededores de la iglesia. En que se permitía el
uso de la música e instrumentos musicales, bailes vestidos y lenguas.

En el período colonial los negros, mulatos y zambos ocuparon un lugar mucho más importante
y superior en la sociedad colonial que el asignado a los indígenas, ya que fueron entrenados o
calificados para ejercer algunos oficios en las ciudades y villas y algunos cargos menores en la
administración colonial, y a engrosar las filas del ejército español colonial, por no tener suficiente
personal que pudiera ejercer estos cargos.

Los negros se reunían de noche y escondidos, en las poblaciones urbanas para mantener
algunas tradiciones y costumbres, pero en el campo les fue más difícil, y no les quedó más
remedio que tomar la cultura que el español le imponía: su lengua, su religión, la posición y el
estatus social asignado.

El negro tuvo la posibilidad de incorporarse a la sociedad como libre o liberto, mediante la


obtención de algún dinero, a través de la venta o prestación de servicios a los blancos; (cuando
era permitido por sus amos), este dinero les servía para comprar luego su libertad pagando al
amo lo que este pago por el o ella, cuando lo(a) compro, en el mercado de esclavos de Portobelo
en Panamá, el Puerto de Veracruz en México o en La Habana–Cuba; que fueron los tres
grandes mercados de esclavos en el período colonial en la América Hispana.

Las mujeres en la ciudad de Panamá salían a vender frituras con bates en sus cabezas o si
eran modistas destacadas, a algunas se les permitía cobrar a otras damas por sus servicios,
los hombres podían escribir documentos, cartas y testamentos a pedido de particulares. Son
algunos ejemplos para ilustrar las formar de obtener dinero para comprar su libertad.

Este proceso permitió, que negros y mulatos libertos, se ubicaran en los alrededores de las
murallas que protegían la ciudad de Panamá, a la que entraban diariamente, a prestar servicios.
Esta población, junto con algunos indígenas y principalmente mestizos, fue conformando el
barrio de Santa Ana, donde residieron los marginados de entonces, que no podían vivir dentro
del área del centro urbano de la ciudad, que estaba reservado para los españoles, sus
descendientes y sus esclavos.

Migración Laboral del Siglo XIX y XX

Hay que hacer especial mención de las fuertes corrientes migratorias asiáticas y antillanas, que
se inician a mediados del siglo XIX y continúan a principios del XX, tanto por lo numeroso de
las mismas como por el impacto que causan, sobre la sociedad panameña.

Su arribo generó contacto cultural y de mestizaje racial, ya que a pesar de que inicialmente
tendieron a mantenerse en forma cerrada, pronto ocurrieron los matrimonios mixtos, primero
por parte de los asiáticos; después, este intercambio se empieza a acentuar entre los antillanos,
a partir de la década de los 50 cuando entran en ejecución los Tratados Remón-Eisenhower,
que obligaron a salir a grandes cantidades de antillanos que residían en poblados creados para
negros como Paraíso y Pedro Miguel, dentro de la Zona del Canal y a participar de manera
activa en la vida nacional.

Como consecuencia de las obras de construcción del ferrocarril Interoceánico de 1850 a 1855
se produjo un movimiento de migración laboral debido a las necesidades de mano de obra
calificada y semicualificada que se requería y que no podía ser proporcionada por los
panameños. Esta emigración introdujo nuevos patrones culturales a la sociedad panameña,
especialmente la de la zona de tránsito. Se trata, de la llegada de grupos asiáticos y antillanos,
que una vez que finalizaron las obras en el Canal de Panamá, la gran mayoría se quedó en el
país.

Otro asunto a considerar, es el impacto causado en la formación de la sociedad panameña


urbana, por el significativo número de emigrantes aventureros norteamericanos y europeos que
permanecieron en tránsito por nuestro país durante la segunda mitad del siglo XIX a
consecuencia del uso de este ferrocarril, que les permitía trasladarse del este al oeste de los
Estados Unidos y viceversa, y al descubrimiento de las minas de oro de California, que motivó
la construcción de la vía férrea.

Durante las tres últimas décadas del siglo XIX, se desarrolló el intento de construcción de un
canal interoceánico por los franceses, lo que implica la introducción de ciertas costumbres
francesas a nuestro país, y nuevamente la entrada de obreros antillanos.
Años después, con motivo de las obras del Canal Interoceánico de 1904 a 1914, y debido a los
tratados del Canal entre Panamá y los Estados Unidos de América de 1903, ingresaron
norteamericanos civiles y militares, y una vez más, entran al país obreros asiáticos y antillanos,
principalmente, también emigraron, judíos, árabes e indostanos, que van a permanecer en
Panamá al concluir la construcción del canal.

La introducción de los cultivos de plantación frutera de principios del siglo XX, en las provincias
de Bocas del Toro y Chiriquí, incrementó la presencia norteamericana en Panamá, labores que
requirió mano de obra centroamericana y antillanos, migrantes que ingresaron a laborar en
estos cultivos y terminan por incorporan a la sociedad rural, salvo la mayoría de los
centroamericanos que regresan a sus países de origen, principalmente Costa Rica, Nicaragua
y Salvador.

La generación de empleos por vía del funcionamiento del Canal Interoceánico de Panamá y el
florecimiento de las plantaciones bananeras, sumado, a la actividad portuaria y a la segunda
guerra mundial, promovieron un proceso continuo de nuevas migraciones de grupos étnicos, de
los ya establecidos y mencionados anteriormente.

Conclusiónes

En esta síntesis de la evolución y formación de la sociedad panameña actual, hemos iniciado


presentando un panorama general de la prehistoria, el momento del encuentro de los pueblos
indígenas con los españoles, las migraciones por razones laborales en las grandes obras del
ferrocarril, el canal y las plantaciones de frutales, hasta llegar a las sociedades contemporáneas.

Los acontecimientos que generó la invasión española, y la imposición de formas de gobierno y


de control social, que con la trata de esclavos introdujo al territorio una importante y diversa
presencia étnica, que van a configurar un nuevo paisaje socio cultural. A ello hay que agregar
la actividad de los piratas, y los fallidos intentos de colonizar el territorio del Darién tales como
la Colonia Escocesa de Nueva Edimburgo. Para, posteriormente, desarrollarse un importante
movimiento migratorio, con grupos asiáticos, antillanos, y norteamericanos en el XIX, y al
principio del XX, judíos, indostanés, árabes y de otras nacionalidades de Europa.

En este capítulo concluimos luego, destacando el aporte cultural de los asiáticos, antillanos y
norteamericanos en el siglo XIX, y a principios del XX al igual que los aportes de, judíos,
Indostanés, árabes y europeos.

Ahora podemos observar, que Panamá, es un país pluriétnico, plurilingüe y pluricultural, donde
funcionan diversas sociedades nacionales o minorías étnicas que mantienen relaciones de
tolerancia y adaptación entre todas.
Esta diversidad cultural, trabaja para lograr una adecuada adaptación al medio, y solución a las
necesidades básicas de los pueblos.

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