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Unidad 3

¿PUEDE DESCIFRARSE EL PSIQUISMO A


PARTIR DE MODELOS BIOLOGICOS O
MAQUÍNICOS?

PRIMERAS PREGUNTAS
 ¿Puede considerarse que el psiquismo está predestinado por el
funcionamiento biológico del organismo? ¿Qué consecuencias tiene una
respuesta afirmativa a esta cuestión?
 ¿El pensamiento, la conducta o los procesos psíquicos pueden ser
explicados maquínicamente?

 ¿El psiquismo humano, madura o se desarrolla?

 ¿Cómo comprender el desarrollo psíquico?

OBJETIVOS
 Reconocer el interjuego de fuerzas que condicionan el desarrollo del
psiquismo humano.
 Considerar diferentes posiciones en Psicología respecto de la idea de
desarrollo.
 Abordar el problema de la reducción de los procesos psíquicos a
sustratos biológicos, o a funcionamientos mecánicos o cibernéticos.

CONTENIDOS
* Atomismo / Determinismo / Mecanicismo / Organicismo.
* La reducción de los procesos psíquicos a lo biológico: el pensamiento, la
memoria y las emociones como funciones del sistema nervioso central.
* Las tendencias mecanicistas en Psicología: Conductismo y Psicología
Cognitiva con base en procesamiento de información.
* Cercanías y divergencias entre Neurociencias, Conductismos y
Psicología Cognitiva con base en procesamiento de la información
(PCBPI).
* Crecimiento, maduración y desarrollo. Diferentes perspectivas sobre la
noción de desarrollo.
* Las Psicologías del Desarrollo y sus contextos de producción.

PALABRAS CLAVES
 crecimiento / maduración / patrones de funcionamiento biológico
 reduccionismo biologicista / mecanicismo en psicología / organicismo
 desarrollo / contingencia / relación con el otro
 Neurociencias
 Conductismo / conducta–comportamiento / hábito / estímulo
 Psicologías Cognitivas con base en Procesamiento de la información
 Psicologías del Desarrollo

BIBLIOGRAFÍA:

- CORIAT, Lydia y JERUSALINSKY, Alfredo; "Desarrollo y maduración", en


JERUSALINSKY, A. Y Otros: Psicoanálisis en problemas del desarrollo infantil;
Nueva Visión, Buenos Aires, 1987.
https://es.scribd.com/document/402380167/Desarrollo-y-Maduracion-Corinat-
L-Jerusalinsky-J-docx

- MALACHEVSKY, J.; “¿La realidad psíquica ha escapado del organismo?”. Apunte


de Cátedra.
http://www.ignacioneffen.com.ar/Textos/MALACHEVSKY_La_realidad_psiquica_ha_escap
ado_al_organismo.pdf

- MALACHEVSKY, J.; “Mecanicismo”. Apunte de Cátedra.


http://www.ignacioneffen.com.ar/Textos/Jorge_Malachevsky_Mecanicismo.p
df

- MALACHEVSKY, J.; “La era del hombre de la cantidad”. Apunte de Cátedra.


http://www.ignacioneffen.com.ar/Textos/Jorge_Malachevsky_La_era_del_hombre_d
e_la_cantidad.pdf
- POZO, Juan Ignacio; “Teorías cognitivas del aprendizaje”. Ed. Morata, Madrid,
1993. (Cap.III)
http://www.terras.edu.ar/biblioteca/6/6TA_Pozo_1_Unidad_1.pdf

BIBLIOGRAFÍA COMPLEMENTARIA:

- CHANGEUX, Jean-Pierre; “El hombre neuronal”, Espasa Calpe, Madrid, 1986

- GOLOMBEK, Diego; “Cavernas y palacios. En busca de la conciencia en el


cerebro”. Siglo XXI Editores, Buenos Aires, 2008.

- LEDOUX, Joseph; “El cerebro emocional”. Ariel Planeta, Buenos Aires, 1999.

- PIAGET, Jean.; "Psicología del niño"; Ed. Morata, Madrid, 1969.


"Psicología y Pedagogía", Ariel, Bs.As., 2001.

- POZO, Juan Ignacio; “Teorías cognitivas del aprendizaje”. Ed. Morata, Madrid,
1993. (Cap.II)

-SEARLE, John “Mentes, cerebros y ciencia”, Cátedra, Madrid, 1990. (Cap.III).


3.1. La reducción del psiquismo a sus estratos biológicos

Uno de los dos problemas que se introducen en esta Unidad –problema que
alcanza el interior de las Psicologías y toca a disciplinas cercanas a ella
(Neurología, Psiquiatría, etc)- consiste en la tendencia a suponer que pueden
construirse simplificaciones que expliquen los procesos psíquicos, a partir de
apreciaciones que privilegien el funcionamiento biológico del organismo o de
sus estratos físico-químicos-eléctricos. En pocas palabras, pretendemos
desconocer y reducirla en
problematizar la razón que desconoce la “realidad psíquica” en beneficio de una
“realidad material-orgánica” o reduce aquella a esta. También, poner en cuestión
a aquellas disciplinas que asintiendo o contrariando las dualidades mente
(conciencia)-cerebro, se inclinan por sugerir que explicando el funcionamiento
cerebral se resuelven los enigmas de lo mental. El origen de esta tendencia
sostenida desde la aparición de la Psicología como ciencia hasta nuestros
tiempos, merece una atención especial. Por ello en el texto ¿La realidad
psíquica ha escapado del organismo? hemos propuesto la idea de una “metáfora
localicista”: que ha atravesado la historia buscando ubicar en el cuerpo, en el
cuerpo en tanto orgánico-biológico, la disposición de la psiquis –o antes, del
“alma”- y precisar sus fundamentos biológicos. Se pretende “localizar” el
psiquismo, ubicarlo en relación a cierta materia orgánica y a un cierto
funcionamiento biológico. El término “mente” es tal vez el que mejor cabe a los
partidarios de estas perspectivas y siguiendo estos planteos nos introduciremos
en los reduccionismos biologicistas en psicología. El texto de nuestra
bibliografía comienza rastreando al respecto, la ligazón inicial entre
concepciones filosóficas y psicológicas; continúa mostrando tendencias de de
fusión entre ciertas corrientes en Psicología y las Ciencias Biológicas -o la
Física- y, la posterior vinculación de la primera a las prácticas clínicas en
neurología, medicina o psiquiatría, en tanto éstas dispondrían de principios
explicativos y modos de operar sobre el psiquismo ligados similares a los
aplicados al cuerpo biológico. Principios y modos de operación que son
alentados por los avances científicos y tecnológicos generados en nuestros
tiempos.

Hay que prestar especial atención en el texto citado a las conclusiones a las que
arriba. En ellas se recorren nueve puntos que corresponden a los modos de
construir conocimiento y de operar propios de las Neurociencias o de las
Psicologías de orientación biológica (Psicobiología). Particularmente bajo el
nombre de “Neurociencias” vamos a agrupar a un conjunto de disciplinas que de
una u otra manera responden a estos nueve puntos, encontrando en ellos razones
para sostener la metáfora localicista y la idea que el conocimiento del sustrato
orgánico del psiquismo humano, tanto como una modalidad mecanicista de
análisis, bastan para explicar los distintos niveles de conducta del hombre.

El avance del saber científico ha aportado su cuota a la consolidación de esta


tendencia; por mencionar algunos hitos de dicho avance: la teoría de las
localizaciones cerebrales de Brocca, el conocimiento de los neurotransmisores,
la revolución producida por el uso de psicofármacos, las promesas emanadas de
adentrarse en la decodificación del genoma humano y las experimentaciones con
material genético. Hitos que parecieran siempre inclinar la balanza del lado de
quienes, desde estos descubrimientos, creen poder responder definitivamente a
los misterios de la subjetividad humana. Sin descontar la importancia de estos
avances, debemos estar al tanto de las derivaciones que de ellos algunos
pretenden deducir, principalmente cuando esas derivaciones sostienen el afán de
controlar la conducta para fines ligados con el ordenamiento social o el mercado.
La Historia nos permite montar una sombra de sospechas. Las teorías que han
insistido en la reducción de la comprensión de los fenómenos psíquicos a los
sustratos biológicos, curiosamente siempre parecen estar emparentadas o han
sirven
servido de justificación al ideal de control de la conducta humana o a su
homogenización. No estamos libres de miradas globalizadoras sean éstas
sostenidas por una disciplina científica, un movimiento político o una secta
creyente: todas rehúyen encontrarse con las diferencias que la subjetividad
muestra. El conocimiento científico no permanece siempre ajeno a la posibilidad
de sostener ciertos intereses, y hay saberes que más allá de su aparente
inocencia, son más oportunos que otros para ser dispuestos justificando diversas
modalidades de opresión. Así, algunas de las explicaciones que se han generado
a partir de esta pretensión reduccionista derivaron en errores o injusticias tan
grandes como la de pretender conocer la psicología humana a partir de la
experiencia con animales -lo que es lo mismo que tratar a los hombres como
manadas, perseguir un ideal de “selección” de superhombres a partir de
controles genéticos, reducir todo lo que se pueda reducir -sea el asma, la
angustia o la homosexualidad- a una supuesta desviación de la naturaleza o al
producto exclusivo de un “disfuncionamiento” orgánico. Todo ello acompañado
de la utilización de un nutrido arsenal de productos químicos y métodos
quirúrgicos, de recursos diagnósticos y psicoterapéuticos que buscan enderezar
lo que arguyen, estaría inclinado.

Vamos a acercarnos a algunos autores que podríamos emparentar a este furor


biologicista. La pregunta que guía el texto El cerebro emocional de Joseph
LeDoux es: ¿Cómo produce emociones el cerebro? De hecho los sentimientos
son presentados aquí como un epifenómeno de un nivel más profundo, un nivel
biológico, del cual si se descubriera su funcionamiento se podrían pasar a
explicar directamente los procesos psicológicos. A esto es a lo que llamamos un
“reduccionismo”. Las emociones son funciones biológicas del sistema nervioso
representadas en el cerebro. Este enfoque resulta ser radicalmente distinto a
aquel que estudia las emociones como estados psicológicos -independientes de
los mecanismos cerebrales (p14). La curiosidad por descubrir cómo procesa el
cerebro el significado emocional de los estímulos lleva así al autor a aprovechar
los estudios con experimentación animal -tendencia que ha sido ampliamente
criticada al Conductismo en Psicología, por los riesgos que significa la
extrapolación de lo que se puede entender en la conducta animal, a la
comprensión de la conducta humana. Analizando el texto de LeDoux, se puede
enontrar una inclinación a peyorativizar los conceptos psicológicos o a reducir
todas las categorías a su sustrato biológico. Por otra parte, el modelo
metodológico para acceder a la comprobación de esta hipótesis sobre las
emociones, exige apoyarse en los parámetros de cientificidad de las ciencias
duras: la medición, la observación o la necesidad de recurrir a la
experimentación que requiere de la manipulación y el control de variables (por
ejemplo, experimentaciones quirúrgicas). La misma práctica psicoterapéutica
que se deriva de tal planteo se presenta como un proceso de control: “proceso a
través del cual nuestro neocórtex aprende a ejercer control sobre los sistemas
emocionales evolutivamente ancestrales...”(p.24).

Comentemos otro autor, que si bien no alcanza a tomar una posición


fundamentalista respecto a la cuestión, sí podríamos decir se inclina por ver las
cosas desde donde las explicaciones a los fenómenos psicológicos están
subsumidas a una perspectiva biologista. Jean Pierre Changeux, neurobiólogo
francés, es un investigador reconocido en su área - la biología del sistema
nervioso, área que ha atravesado un desarrollo explosivo en los últimos veinte
años y ha generado un gran entusiasmo entre aquellos que sienten curiosidad o
buscan explicaciones sobre los secretos de la mente humana. Changeux en una
excelente obra del género, El hombre neuronal, se muestra embelesado por el
funcionamiento de una “máquina”, que describe como dueña de un gran
potencial: el cerebro humano. Mencionemos al pasar, que la referencia a
máquinas u ordenadores, a modelos mecánicos, químicos o cibernéticos es un
lugar común en el que caen estos planteos. Veamos ahora, cómo la definición
que da Changeaux sobre “pensamiento”, liga a éste a una existencia anatómica:
“El pensamiento se desarrolla progresivamente a lo largo de la evolución y ese
desarrollo corresponde al del encéfalo. (...) El encéfalo del hombre que se sabe
contiene, en la organización anatómica de su córtex, representaciones del mundo
que le rodea, es igualmente capaz de construirlas y utilizarlas en sus cálculos”.1

1 CHANGEUX, Jean-Pierre (1986); “El hombre neuronal”, Espasa Calpe, Madrid, p. 152.
El tema de las representaciones -sobre él cuál hemos trabajado con Usted en la
Unidad 1- es vinculado por el autor directamente a las imágenes mentales. El
interés por la existencia de imágenes mentales se encuentra ya desde los
pensamientos de Epicuro y Aristóteles hasta los de Locke, Hume y Condillac.
Pero la novedad respecto a ello reside, como lo asegura Changueux en que:
“Actualmente ya no se duda de la existencia de las imágenes mentales porque se
las puede medir”. ¿Cómo se hace para medir imágenes mentales? Existen
“tests”, que se encargan de evaluar el tiempo que tarda el cerebro en construir
una “representación” a partir de la presentación de estímulos gráficos, por
ejemplo, un conjunto de cubos que están en rotación; lo que se mide es el tiempo
que el sujeto tarda en descubrir que se trata siempre de la misma figura vista
desde distintos ángulos. Para resolver este problema el individuo,
supuestamente, debe hacer girar mentalmente una representación del objeto, una
imagen mental que se comporta como si tuviera rigidez física e incluso una
velocidad de rotación medible. Changueux acepta que éste, al igual que otros
experimentos, hacen que intervenga, desde luego, la introspección (especie de
mirada hacia el interior) del individuo, pero lo importante es que estos
experimentos conducen a unas medidas y éstas pueden reproducirse de un sujeto
a otro. Es así, como llega a admitir que la materialidad de las imágenes mentales
no se puede poner en duda. Las tecnologías actuales (resonancias funcionales,
magneto encefalogramas, etc) y la presencia de instrumentales para medición
resultan un recurso que da mayor consistencia a esa materialidad. Encontramos
aquí una fuerte tendencia a poder construir explicaciones “universales” sobre los
procesos psíquicos apelando a la medición o a la constatación de su
materialidad.

Detengámonos un poco en describir¿en qué consiste esta materialidad.?Para ello,


partamos de una idea que incluye además de las imágenes mentales otros
elementos: entre el “percepto” (momento más cercano a la recepción del
estímulo o sensaciones), la “imagen mental o de memoria” y el “concepto” hay
considerándolos
un parentesco, la materialidad neural. Dada esta materialidad, se los considerará
comparten
de
objetos mentales. También se les reconoce una existencia a las representaciones
internas sin ninguna interacción con el mundo exterior, las que son atribuidas a
que el cerebro está siempre espontáneamente activo.

El pensamiento,: no sería otra cosa, que el desarrollo irreversible en el tiempo de


cadenas de objetos mentales, los cuales se imbrican los unos en los otros. Y es el
“aparato cerebral” quien impone su “gramática” al encadenamiento de los
objetos mentales. De esta manera, a la caracterización anatómica del
pensamiento que marcamos más arriba sumamos la argumentación de su
existencia material, ambas concepciones sin dudas, ligadas a la búsqueda de
entidades biológicas y localizaciones definidas. . Freud habría indicado que las
vivencias humanas quedan guardadas en ciertas “huellas psíquicas” (“signos de
percepción”), los neurocientíficos se apuran en hacer equivaler esta idea a su
explicación de que la percepción deja una “huella sináptica”. Cabe preguntarse,
¿Es posible acaso esta equivalencia huella psíquica = huella sináptica?

“La máquina cerebral posee la propiedad de efectuar cálculos acerca de los


objetos mentales. Los evoca, los combina, y de este hecho crea nuevos
conceptos, nuevas `hipótesis´, para finalmente, compararlos entre sí. (...)
Siguiendo este esquema, el lenguaje, con su síntesis arbitraria de signos y
símbolos, sirve de intermediario entre este `lenguaje del pensamiento´ y el
mundo exterior. Sirve para traducir los estímulos o los acontecimientos en
símbolos o conceptos internos, y luego, partiendo de los nuevos conceptos
producidos, para retraducirlos a procesos externos”.2

Entonces, si sabemos que las imágenes mentales realmente existen, ¿cómo


concebir el origen, desde ya biológico, de esta existencia? Todas las actividades
de la “máquina cerebral”, que aquí resumimos brevemente, son según el autor
citado: “actividades elementales (eléctricas y químicas) de conjuntos definidos
de neuronas”. A lo que cabe agregar que, para entender cómo se forman los
perceptos -por citar un ejemplo, debemos conocer el funcionamiento de las
diferentes áreas cerebrales y cómo estas se interconectan entre sí.

Esta explicación de tipo anatómica sobre la formación de las representaciones,


conceptos, etc., basada -según Changueux- en la identificación de unidades
mentales con estados de actividad física de conjuntos de neuronas, intenta
conquistar un campo que tradicionalmente fue ocupado por la Psicología.
Podemos decir, que temas tan caros a la Psicología como la conciencia y las
emociones son definidos así desde el punto de vista de las actividades
neuronales y los impulsos nerviosos que implican, o las zonas del córtex
cerebral que comprometen. Intento elogiable -interconectar dos ámbitos de
procesos- siempre y cuando en esta dirección vayan las cosas.

Todo discurso busca producir y controlar ciertas verdades. Las que se


desprenden del saber neurocientífico hacen un invalorable aporte a la definición
de los contornos biológicos de lo psíquico. Sin embargo, la producción
discursiva se sostiene en mecanismos de naturaleza heterogénea: la verdad no

2 Op.Cit. p.160
busca la verdad, sino los derechos sobre patentes, las ganancias por prescripción
de determinadas sustancias para regular el stress, la ansiedad, el comportamiento
o la memoria, o la justificación de beneficios que en definitiva redundan para
mantienen
mantener ciertos consumos. En fin, las neurociencias se vuelven reduccionistas en
tanto
todo caso, no por el enfoque que caracteriza a los conocimientos que construyen
cómo por querer
sino cuando a dicho enfoque lo intentan ubicar en el centro de las cosas
la
alimentando una ideología de la intervención biológica sobre lo que no se
resuelve ni es conveniente resolver en ese plano.

Bibliografía:
- MALACHEVSKY, Jorge; “¿La realidad psíquica ha escapado del organismo?
Apunte de Cátedra, Santa Fe, 2002.

Bibliografía Complementaria:
- CHANGEUX, Jean-Pierre; “El hombre neuronal”, Espasa Calpe, Madrid, 1986
- GOLOMBEK, Diego; “Cavernas y palacios. En busca de la conciencia en el
cerebro”. Siglo XXI Editores, Buenos Aires, 2008.
- LEDOUX, Joseph.; “El cerebro emocional”. Ariel Planeta, Buenos Aires, 1999.

3.2. Conductismo y Psicología Cognitiva con base en


Procesamiento de la Información (PCBPI)

A continuación vamos a presentar dos corrientes: el Conductismo y la


Psicología Cognitiva vinculada al procesamiento de información (Teorías
sobre la Inteligencia Artificial). Ambas corrientes se vinculan al otro
interrogante que plantea esta Unidad: ¿Los procesos psíquicos pueden explicarse
apelando a modelos maquínicos (mecánicos o cibernéticos)? ¿El psiquismo es
una especie de mecanismo? Siguiendo esta pregunta nos introduciremos en las
psicologías mecanicistas3.

Entroncada con una tradición pragmática y empirista la propuesta de J. Watson –


a quien podemos identificar como el fundador del Conductismo y cuyo trabajo

 El texto principal que hemos seguido para tratar los fundamentos del Conductismo aquí
desarrollados, ha sido “Teorías Cognitivas del aprendizaje” de J.I.Pozo (Cap. II).

3 Lo invitamos a consultar el texto indicado en nuestra bibliografía Mecanicismo para adentrarse


en esta problemática.
relación con la u1 se desarrolló en Estados Unidos a principios del siglo XX- fue ante todo,
metodológica. Contra el abuso de la introspección4 y los métodos subjetivistas
que imperaban en las psicologías de su época, propone hacer una psicología
es
objetiva y antimentalista, cuyo objeto debía ser la conducta observable
controlada por el ambiente. El Conductismo surge siguiendo una fuerte
concepción positivista del método científico y se posiciona como un
asociacionismo psicológico. “Positivista” al asumir un fenomenismo en cuanto
rechaza “entidades ocultas“ a la experiencia, a las que considera identificables
con lo metafísico, excluyendo así del ámbito de “lo científico” el estudio de la
conciencia, el entendimiento, las intenciones o las motivaciones en tanto
“entidades superfluas no observables". Este conjunto de términos (conciencia,
entendimiento, etc) puede ser asociado a la idea de “mente”, por lo tanto no
entran dentro del ámbito de lo que una psicología científica positivista deba
estudiar, de allí la concepción anti-mentalista del Conductismo. También es
disciplina positivista pues cree en la unidad del método científico el cual para ser
válido debe asimilarse al de la Física y al de la Psicología Experimental
emparentada ésta última al evolucionismo darwiniano. Se intenta superar así el
método de la introspección, considerándolo subjetivo y plagado de elementos no
observables de la interioridad. El Conductismo propone por el contrario, un
método “objetivo” basado en experimentaciones, mediciones y utilización de
instrumental que le permitiera aislar en la experiencia algunas “funciones”
(sensación, reflejo, etc).

Como su nombre lo indica, el Conductismo se dedica a estudiar


fundamentalmente la relación “estímulo-respuesta”, ligazón a la cual denomina
conducta (o también comportamiento). Así como la fisiología estudia el
funcionamiento de los órganos, la psicología conductista tiene como objeto la
conducta del organismo o del cuerpo viviente en su globalidad y en contacto con
el medio. Sobre el concepto de conducta se fueron dando algunas variaciones:
puede entenderse genéricamente como “comportamiento”, aunque los
conductistas moleculares la definieron en términos de “movimientos
musculares”, mientras que los molares como “acciones con sentido”. De
cualquier manera, siempre el método de acceso a la conducta es de naturaleza
objetiva, esto es, se trata de una conducta observable, medible, sobre la cual se

4 El método introspectivo es uno de los primeros métodos empleados en el estudio del psiquismo.
Consiste en un procedimiento mediante el cual un sujeto centra su atención en los propios
contenidos y procesos mentales. Dicho de de otra manera, el sujeto analiza qué pasa por su mente
sin que interfiera en ello estimulación alguna. Esta introspección es a continuación expresada
verbalmente, de manera que es el propio sujeto el que va reflejando y exteriorizando el
pensamiento intentando para ello ser lo más objetivo posible. A través de este método se pretende
hallar la estructura y características de los diferentes estratos de la mente.
puede experimentar. De allí que en tanto la conciencia no es observable, no tiene
cabida como categoría de estudio.

se
Para el conductismo el bebe nace como una especie de tabula rasa, o mejor
dicho, sólo portando un conjunto de conductas innatas (reflejos). El trabajo
experimental de esta corriente acerca de las respuestas emocionales de los niños
recién nacidos la lleva a concluir que el tipo y variedad de esas conductas
congénitas que constituirían “el equipo innato del ser humano joven” incluye
descripciones objetivas de un conjunto limitado de comportamientos. Un niño
podría ejecutar así movimientos utilizando diversos tejidos y órganos corporales
como la secreción glandular y la contracción muscular. Sin embargo este
limitado grupo de conductas innatas apenas es el origen de lo que será un
conjunto más importante de conductas que manejará el organismo
posteriormente.

luego de estos reflejos innatos,


Dejando de lado estos reflejos innatos, la psicología conductista considera
fundamentalmente que toda conducta es condicionada, aprendida, esto es,
atribuye un rol primordial al “ambiente” en su formación. El Conductismo sitúa
el motor de la conducta fuera del organismo. El aprendizaje siempre es iniciado
y controlado por el ambiente. Cuando un ser nace, su repertorio de conductas es
limitado, pero a la maduración motriz se le suma el “condicionamiento”, esto es,
las conductas que va aprendiendo –conductas condicionadas. El ambiente
social desempeña un papel destacado; Watson dice: “…somos lo que la
situación nos exige…la situación en la cual nos encontramos nos domina
siempre y moviliza los sistemas de ‘hábitos’”. La noción de “habito” (hábito de
comportamiento) como una respuesta o conjunto de respuestas resultantes del
condicionamiento, ocupa un importante papel en esta teoría. Tenemos entonces
que las conductas son todas (salvo las innatas) “conductas condicionadas”, luego
que el ambiente es quien las condiciona –esto es las refuerza o debilita;
finalmente hay que agregar que ese condicionamiento se produce por el
interjuego de ciertos estímulos que son reforzados positiva o negativamente
(mediante premio o castigo).

El argumento sobre el rol fundamental del ambiente, resulta más evidente junto
a otro de los supuestos conductistas: el carácter pasivo del organismo, que se
limita a responder a las contingencias ambientales. Esto es, el sujeto del
Conductismo es pasivo; el aprendizaje no es una cualidad intrínseca al
organismo, sino que necesita ser impulsado siempre desde el ambiente. Esta
manera de ver las cosas subrayando la pasividad del organismo, convertirá al
Conductismo en una teoría que aportará su impronta a las concepciones de
educación y manipulación de masas que más insisten en que para instruir o
conducir la conducta de los hombres basta sólo con buenos programas de
estimulaciones y condicionamientos.

Otra de las nociones que destaca : esta Psicología es la de estímulo: impresión


percibida por los sentidos. Ahora mientras esas impresiones serían los datos
primitivos recibidos a través de los sentidos, las ideas por su parte serían copias
que recibe la mente de esas mismas impresiones, que perduran una vez estas
desvanecidas. Por tanto, el origen del conocimiento serían las sensaciones, hasta
el punto que ninguna idea podría contener información que no hubiese sido
recogida previamente por los sentidos. Pero recordemos que para el
Conductismo –al menos el tradicional- las ideas no tienen valor en sí mismas. El pseudo relación con la u1

conocimiento se logra mediante la asociación de ideas según los principios de


semejanza, contigüidad espacial y temporal y causalidad. No hay una intensión
subjetiva detrás de esas asociaciones, tampoco sujeto quien las produzca, ellas se
suceden mecánicamente sin participación de instancia subjetiva alguna, sólo
siguiendo las leyes asociativas. Estas leyes, son los principios básicos del
pensamiento y del aprendizaje que habría propuesto Hume, principios de la ¿que diferencia habría con la
asociación del inconciente?
asociación que serían a su vez el núcleo central de la teoría psicológica del
Conductismo. Con diversas variantes todos los conductistas los adoptan como
elemento fundamental para la descripción o en su caso, explicación de la
conducta animal y humana. Dado que inicialmente somos una tabula rasa y todo
lo adquirimos por medio de mecanismos asociativos, la posición conductista es
anticonstructivista. Para estudiar esas asociaciones nada mejor que elegir un
organismo simple en una situación simple: la rata o la paloma en una caja
trucada o en un laberinto. Sin embargo, el hecho de apoyarse en simplificaciones
y descontextualizaciones le ha valido una fuerte crítica, sobre todo cuando las
consecuencias resultantes de estos estudios han sido extrapoladas a situaciones
complejas o servido de base para experiencias o explicaciones dedicadas a
comprender la conducta humana.

Lo destacado hasta aquí es entonces que el Conductismo es una corriente


asociacionista, de la que deriva su carácter atomista y elementalista: toda
conducta, por compleja que sea, es reducible a una serie de asociaciones entre
elementos simples -en este caso, estímulos y respuestas.

La equipotencialidad es otro de los rasgos atribuidos al Conductismo. Según


esta idea\ las leyes del aprendizaje son igualmente aplicables a todos los
ambientes, especies e individuos. Lo que equivale a afirmar que sólo existe una
única forma de aprender, la asociación. De aquí se desprenden tres tipos de
equivalencias: Primero, todos los estímulos o respuestas son equivalentes. Es
decir, toda situación de aprendizaje estará controlada únicamente por las leyes
formales de la asociación, sin que el “contenido” de los términos asociados
afecte el aprendizaje. Un segundo principio, de equivalencia, hace referencia a la
universalidad filogenética de los mecanismos asociativos. El tercer principio,
establece la equivalencia entre todos los organismos de una misma especie. Es
indudable que el Conductismo ha despreciado habitualmente las diferencias
individuales. No podría ser menos, todas las tábulas rasas se parecen. Es lícito
por tanto, afirmar que el Conductismo carece de sujeto o que, en último extremo,
si lo tuviera, su arquitectura funcional sería una réplica de la estructura de la
realidad, de acuerdo con el principio de correspondencia.

De hecho, si nos preguntamos cuál es el objeto de estudio del Conductismo,


respondemos “la conducta observable”, y esa conducta se explica por
asociaciones entre estímulos o entre estos y las respuestas –pero sin intervención
de instancia intencional, volitiva o subjetiva alguna. Por lo tanto resulta
problemático interrogarse ¿Cuál es el sujeto del conductismo? Siendo una
psicología anti-mentalista, la idea de “psiquismo” es difusa en esta corriente,
más bien nos habla de un “organismo” pasivo. En esta Asignatura la respuesta
que daremos es que se trata del “sujeto de la conducta” - el conductismo estudia
más bien las conductas de organismos definidas en los términos planteados
anteriormente.

B.F. Skinner otro de los representantes del Conductismo sostiene que éste no es
sólo una disciplina que estudia científicamente la conducta, sino que lo eleva a
una Filosofía de la Ciencia dedicada al objeto y a los métodos de la Psicología.
Skinner también considera que hablar de estructuras mentales es innecesario y
perturbador, ya que se derivan de las del mundo por lo tanto igualan su origen.
Con ello quiere significar que la estructura de la conducta para él, sería una
copia isomórfica de las contingencias o covariaciones ambientales. El
antimentalismo -negación de la existencia de la mente- de autores como Watson
y Skinner, se diferencia del de otros conductistas más actuales que someten su
estudio a métodos objetivos conductuales: no niegan su existencia, pero recurren
a rigurosos métodos probatorios. Es una idea conductista que cualquier variable
mediacional o interviniente que se defina, ha de ser isomorfa con las variables
observables. La mente, de existir, es para el Conductismo copia,
correspondencia con la realidad. Skinner ha dicho: el aparato mental es el
sustituto interno de las contingencias, su estudio no aporta nada nuevo al estudio
de las contingencias. Entendamos aquí que se habla de “contingencias” pues se
supone que el sujeto se representa el mundo mediante la detección de
contingencias. Basta entonces con estudiar las contingencias en el mundo real, lo
observable y no apelar a la hipótesis abstracta de una “realidad psíquica”. Esta
corriente ha rechazado así, la estimación cognoscitiva de juicios de valor o
enunciados normativos por no ser esto más que un resabio de la psicología
basada en la abstracción. Respecto a esto entonces en la historia del
Conductismo pueden hallarse algunas variaciones: para los conductistas
radicales, sólo valía la pena el estudio del comportamiento en si (llegando a
aceptar la conciencia aunque nunca en términos de algo que implicara por parte
de una persona la posibilidad de realizar una inferencia). Los conductistas
metodológicos por su parte, podían llegar a aceptar que había algunos estados
internos inferibles, más o menos independientes de la conducta.

La personalidad es para el Conductismo un sistema de respuestas al ambiente.


“La suma total de las reacciones de un sujeto y sus tendencias a la reacción…el
producto final de nuestro sistema de hábitos” - expresa Watson. Estos sistemas
de hábitos parten de conductas no aprendidas (innatas) que se constituyen en
unidades que comienzan desde el nacimiento a condicionarse y desarrollarse en
un sistema, sistema que se extenderá continuamente mediante asociaciones.
Conocer una personalidad es poseer información objetiva sobre sus sistemas de
hábitos, actitudes, destrezas, tendencias emocionales –todas éstas, por supuesto,
observables. La personalidad no es estática, debido al papel moderador de los
nuevos condicionamientos o aprendizajes. Nuevamente afirmamos: toda
conducta es entonces –salvo el repertorio innato- conducta condicionada.

En los últimos años se ha producido una transición del Conductismo hacia


nuevos programas neoasociacionistas, dejando de rechazar los procesos
cognitivos (abandonando en parte su antimentalismo) y profundizando en sus
supuestos asociacionistas. Este auge está vinculado a los estudios sobre
cognición animal. Las modernas teorías del aprendizaje en organismos
infrahumanos se ocupan principalmente de cómo llegan los animales a
representarse su mundo de una manera precisa. Más concretamente, estas
teorías suponen que los animales, en sus interacciones con el ambiente se
forman expectativas causales que les permiten establecer predicciones entre
acontecimientos. El programa neoasociacionista comienza a utilizar conceptos e
ideas del procesamiento humano de la información, a importar modelos de la
Psicología Cognitiva – de Tolman, por ejemplo- en vez de exportarlos. Se
produce un cambio significativo de dirección: si hasta hace poco eran los
humanos los que se comportaban como ratas en el laberinto, ahora son las ratas
las que se comportan como humanos. El neoasociacionista se dedica al estudio
del aprendizaje animal, parece no pretender extrapolar sus resultados a sujetos
humanos ni a aprendizajes más complejos, sin embargo no especifica cuáles son
los límites del aprendizaje asociativo ni la función que este cumple en humanos.
Sigue sin interesarse por la significatividad que pueda el organismo otorgarle a
su propia conducta y continúa considerando al aprendizaje como algo que le
“ocurre” al animal, no como algo que éste realiza activamente5.

En la actualidad existen muchos autores Conductistas que se han ido acercando


o han asimilado los presupuestos de la Psicología Cognitiva en tanto que el
procesamiento humano de información sobre la que ésta se basa, muestra
notables convergencias y paralelismos con los principios conductistas. Así
también, digamos que hay una importante influencia conductista, no sólo teórica
sino también metodológica, sobre este grupo de Psicologías Cognitivas que
aparecen hacia el año 1956 contando entre sus mentores o asociados a autores
como Chomsky, Newel, Simon, Bruner y Austin. Las ciencias cognitivas que
buscan “aprender cómo el sujeto humano conoce o produce conocimiento” son
coetáneas de la noción ingenieril del funcionamiento del cerebro diseñada por
los estudiosos de la comunicación en los laboratorios Bell y por los
programadores que se preguntaban, como Alan Turing en su trabajo “¿Puede
pensar una máquina?...o si esta podía disfrazarse de humano y engañar al
observador más suspicaz…” (GOLOMBEK: p.58) Esta revolución cognitiva
constituye una respuesta a las demandas tecnológicas de la revolución
postindustrial: el nuevo movimiento cognitivo adoptó un enfoque acorde con
esas demandas, pasando a concebir al ser humano como un procesador de
información. Se parte de aceptar la analogía entre la mente humana y el
funcionamiento del computador. Para ser exactos, se adoptan los programas de
computador como metáfora del funcionamiento cognitivo humano. Esta analogía
está en cierto modo basada en el “Test de Turing” según el cual si la ejecución
de dos sistemas de procesamiento en una determinada tarea alcanza tal
semejanza que no pueden distinguirse el uno del otro, ambos sistemas deben
considerarse idénticos. Pero para adentrarnos en los fundamentos de la
Psicología Cognitiva con base en el procesamiento de información sugerimos
a Usted que consulte el capítulo III del texto de J.I. Pozo indicado en
Bibliografía.

Vale hacer la aclaración que con el término Psicología Cognitiva se identifica a


diversas ramas o variantes de la Psicologías, algunas de las cuáles pese a
llamarse de la misma manera, tienen muy pocas razones en común entre sí. Al
menos en nuestro Programa Usted encontrará tres escuelas que pueden soportar
dicha nominación. Una de ellas es la que presenta el autor elegido en esta
Unidad –Juan Ignacio Pozo; se trata de la Psicología Cognitiva emparentada

5 Sugerimos a Usted que luego de estudiar la Unidad 4 donde presentaremos la Psicología Genética de Jean Piaget y su comprensión del sujeto
como activo, esto es partícipe de sus aprendizajes pueda establecer un contraste respecto de este punto, con la consideración del organismo pasivo
que provee el Conductismo.
como veníamos viendo, al procesamiento humano de información y a veces, a
las Teorías sobre Inteligencia Artificial. La otra, es más bien una línea “social”
de la Psicología Cognitiva entre cuyos exponentes Usted trabajo en la Unidad 1
con S. Moscovici y podrá apreciar que los intereses de esa teoría apuntan en una
dirección distinta: el conocimiento a partir de las representaciones sociales.
Finalmente autores como los que veremos en la Unidad 4 -J. Piaget (Psicología
Genética) y L. Vygotsky (Psicología Sociohistórica)- también son llamados
“conitivos”, aunque estudian la cognición - la conciencia o la inteligencia -
como constructoras de conocimiento. Sin embargo como comprobará en el texto
de Pozo, estos “otros cognitivos” - Piaget y Vigotsky- si bien se evalúan como
autores que influyeron en la formación de los fundamentos de la Psicología
Cognitiva ligada al procesamiento de información, se considera que constituyen
planteos divergentes a ella. Desde nuestro punto de vista, “lo cognitivo” que los
cuatro planteos poseen como denominador común se debe a que las cuatro
teorías coinciden con que la acción del sujeto estaría determinada por sus
“representaciones”, aunque para Piaget ellas serían “esquemas mentales”, para
Vygotsky se trate de “signos mentales” que el sujeto construye activamente, para
los Psicólogos sociales cono Moscovici sean concebidas como “representaciones
colectivas” y para los PC “con base en el procesamiento de la información”,
sean representaciones constituidas por algún tipo de “cómputo” (operaciones
mentales simbólicas básicas propias del procesamiento de información).

Finalizando este punto, digamos que si se quisiera se podría hacer un estudio de


las cercanías o distancias que el Conductismo ha tenido particularmente con
estas cuatro líneas de la Psicología Cognitiva, pero ello está fuera de la dirección
que hemos elegido recorrer. Sí está dentro de nuestra dirección, proponerle a
Usted en esta Unidad al menos dos líneas de lectura. La primera busca
identificar lo que se han llamado los “reduccionismos” en Psicología,
particularmente el biologicista (que hemos vinculado a las Neurociencias) y el
mecanicista o maquínico (donde incluimos al Conductismo y a la Psicología
Cognitiva con base en procesamiento de la información). La segunda línea de
lectura de la Unidad coteja estas dos últimas corrientes, partiendo de la idea de
que ambas aceptan el axioma actual que ubica a la máquina como una de las
principales categorías interpretativas de la realidad y como modelo principal
para comprender el funcionamiento del psiquismo humano. Aunque podría
decirse que el modelo que ha tomado el Conductismo para pensar la conducta es
más bien el de una máquina mecánica y el que ha asumido la PCBPI es el de una
máquina cibernética –el computador- haciendo equivaler a la mente con un
sistema de procesamiento de datos.
En cuanto a los contactos o divergencias establecidos entre Neurociencias y
Conductismo, habría varias cuestiones que mencionar. Cierta cercanía en la
tendencia anti-mentalista: dejar por fuera la subjetividad. Las Neurociencias
hablan de la mente pero la subsumen al funcionamiento biológico del
organismo, el Conductismo la rechaza como objeto de su estudio y en su lugar
privilegia la conducta y las leyes de la asociación. Ambos encuadres encuentran
además un fuerte apoyo en las ciencias positivas, realzando lo metodológico y
una tendencia objetivista. No hay nada más allá que lo observable, tome esta
“realidad material” la forma de conductas visibles o de entidades y procesos
anatómico-fisiológicos. Inclusive, como decíamos más arriba, si hay algo
parecido a una entidad mental, esta no pasa en el Conductismo de ser concebida
como un isomorfismo, réplica de la estructura de la realidad, entidad isomorfa de
las variables observables. Lo invitamos a contrastar estos planteos con los de la
Unidad 2 siguiendo el debate entre los partidarios de una “realidad material”
como modelo para comprender los fenómenos mentales y los defensores de una
“realidad psíquica”. Por último, si bien el Conductismo encuentra el motor de la
conducta fuera del organismo –en el ambiente- sigue creyendo finalmente en
ella como una respuesta fisiológica, postulando al “hábito” como una memoria
fisiológica u orgánica –con ello delata su base biologicista.

Hay una razón que nos ha llevado al tratamiento de la Psicología Cognitiva con
base en procesamiento de la información en la Unidad 3 –y dejar a Piaget,
Vygotsky y Moscovici en otras unidades del Programa. Esta razón ha sido que
ella puede vincularse con las Neurociencias y el Conductismo en cuanto a que
las tres perspectivas afianzan paradigmas de la subjetividad humana que se
vinculan entre sí: sujeto biológico y sujeto maquínico. Las tres responden
afirmativamente a la pregunta propuesta como título de la Unidad: “¿Puede
descifrase el psiquismo a partir de modelos biológicos o mecánicos?”. Más aún
podemos decir que hoy se encuentran a veces aliadas o contribuyen a afirmar un
marco general de apreciación de lo subjetivo. Para caracterizar este marco
podríamos aceptar la ayuda de D. Golombek 6: Démosle el estatuto de “sistema”
a la correlación entre las tres perspectivas. Se trata de un sistema básico en
contacto con el mundo. Aunque aclaremos, no cualquier idea de “mundo” se
correlaciona con la de sistema que se ha de proponer. Se trata de “.... una
definición orgánica del mundo…(como)… conjunto de estímulos que están (o
uno cree que están) afuera, siendo el afuera todo lo que existe fuera de los
límites del cuerpo. Frente a ese mundo…El sistema nervioso tiene como función
interpretar qué son esos estímulos y actuar en consecuencia…”. Este sistema
básico entonces contaría con tres componentes: un gran misterio central que

6
- GOLOMBEK, Diego; “Cavernas y palacios. En busca de la conciencia en elcerebro”.
Siglo XXI Editores, Buenos Aires, 2008, pag.65.
representaría al componente del sistema nervioso (objeto de investigación del
neurocientífico) y dentro del cual ocurriría el procesamiento de información
(razón de estudio de la PCBPI). Luego, una señal de entrada al sistema o imput
(componente de la percepción) y una de salida u output (componente
comportamental) (estas últimas descriptas por el modelo estímulo-respuesta del
Conductismo), que serían los que conectan al sistema con eso que no es el
sistema, o sea el mundo. Finalmente el sistema es un correlato neurofisiológico
del mundo. Asimismo, cuando ese sistema disfunciona las terapias cognitivas-
comportamentales (TCC) y los recursos neuroquímicos listos están para
acomodarlo. Las Neurociencias, la PCBPI y el Conductismo confluyen cada cual
a su manera y en suma, a la configuración de un paradigma de la subjetividad
que podríamos mencionar con un oxímoron: el sujeto biológico/mecánico. Y
decimos un oxímoron pues sería razonable hablar de un organismo biológico
que funciona mecánicamente, pero se llega a una paradoja si se califica de
biológico-mecánico a aquello –la subjetividad humana- que precisamente es lo
que es, porque escapa a ser reducido a esas calificaciones: organismo vivo o
máquina.

Bibliografía:
- POZO, Juan Ignacio; “Teorías cognitivas del aprendizaje”. Ed. Morata,
Madrid, 1993. (Cap.III)

Bibliografía Complementaria:
- GOLOMBEK, Diego; “Cavernas y palacios. En busca de la conciencia en el
cerebro”. Siglo XXI Editores, Buenos Aires, 2008.
- POZO, Juan Ignacio; “Teorías cognitivas del aprendizaje”. Ed. Morata,
Madrid, 1993. (Cap.II)

3.3. La noción de “desarrollo” como argumento contra el


reduccionismo biológico en Psicología.

Tal vez en alguna ocasión se sorprendió haciendo la siguiente pregunta o


escuchando que alguien comentara: ¿Cómo es posible que hermanos -es decir
niños que nacen en el seno de una misma familia, y que por ende, están
sometidos a las mismas condiciones ambientales- muestren diferencias en
cuanto al momento en el que comenzaron a caminar o, a pronunciar sus primeras
palabras o, uno de ellos tenga mayor predisposición que el otro, a algo en
particular –la música, el estudio, la conversación, etc? Introduciéndonos un poco
más en el tema podríamos plantear una segunda pregunta: ¿En estas diferencias
pesan más los factores innatos, hereditarios o los ambientales? ¿Éstas diferencias
obedecen a una cuestión de maduración o de desarrollo?

No en estos términos, pero si en esta dirección, estas preguntas que a lo mejor


podría hacerse cualquier persona, han movilizado por mucho tiempo y lo
continúan haciendo, un gran número de investigaciones dentro de la Psicología,
delimitando un campo particular: las Psicologías del Desarrollo. Este campo
acoge las más variadas perspectivas, que se diferencian en primer lugar a partir
de los aspectos del psiquismo que deciden comprender evolutivamente (la
inteligencia, la psicomotricidad, el juego, etc). Así, se pueden mencionar por
ejemplo, una Psicología del Desarrollo de la Inteligencia, una Psicología del
Desarrollo Lúdico o una del Desarrollo afectivo-social, y otras más. En segundo
lugar, las diferencias entre esas perspectivas residen en las posiciones que
adopten unos u otros teóricos frente a problemáticas muy cercanas a las
preguntas que acabamos de hacer en los puntos anteriores; una posición ante las
nociones innato-adquirido o maduración-desarrollo, unos principios explicativos
respecto al motor del cambio indicando su motor en el funcionamiento del
organismo o en fuerzas de naturaleza heterogénea.

Quizás a Usted al leer el primer párrafo de este ítem, se le ocurrió pensar:


“…maduración o desarrollo ¿No son la misma cosa?” Digamos más bien, que
frecuentemente se confunde un término con el otro, pero verá que desde esta
asignatura, crecimiento, maduración y desarrollo permiten observar los
procesos evolutivos desde tres ángulos distintos. Vamos a definir el crecimiento
como aquellos cambios orgánicos, cuantitativos y pondo-estaturales (pondo de
“ponderar”, medir), cambios que se registran con relación al aumento de peso,
tamaño, talla y volumen corporal. La maduración atañe a un conjunto de
transformaciones que sufren los organismos o algunas de sus células hasta
alcanzar la plenitud. Señala este concepto, el completamiento de ciertas
estructuras biológicas y su más acabada articulación. Se trata de un
completamiento funcional, es decir que los grupos celulares que forman
estructuras, órganos o sistemas alcanzan su más acabado nivel de
funcionamiento. Por ejemplo, tomemos la “maduración neurológica”; esta
abarcaría “... los procesos de completamiento de las estructuras del sistema
nervioso central y neuromusculares que incluyen los procesos de crecimiento y
maduración bioquímica y, consecuentemente, el perfeccionamiento y
enriquecimiento de los sistemas de interconexión que resultan en coordinaciones
cada vez más complejas...”.7 Evidentemente crecimiento y maduración se

7 CORIAT, Lydia y JERUSALINSKY, Alfredo (1987); “Desarrollo y maduración”, en


JERUSALINSKY, A. y Otros: Psicoanálisis en problemas del desarrollo infantil; Nueva Visión,
Buenos Aires, p. 290.
refieren a cambios orgánicos, mientras el crecimiento abarca cambios, pero
cuantitativos, la maduración a su vez aquellos cuali-cuantitativos que destacan
“lo funcional”, cambios funcionales. Ambos conceptos describen realidades
muy ligadas entre sí.

Tres niveles de cambio:

desarrollo

maduración

crecimiento

En el esquema el desarrollo aparece como un ovalo que contiene e intercepta a


los de la maduración y al crecimiento, pero que los excede. El término
desarrollo aparece entre los tres conceptos como el más abarcativo, ya que
remite a las transformaciones globales, que pueden o no incluir crecimiento y
maduración, además de aspectos psicológicos conducentes a adaptaciones cada
vez más flexibles. Como se puede observar, el concepto de desarrollo puede o
no ser referido a procesos orgánicos, incluye además procesos psicológicos, la
mutua relación entre ellos y además la acción sobre éstos de fuerzas que los
motorizan. Aclaremos que esas fuerzas no pueden ser reducidas por ejemplo, ni
a “intercambios con el ambiente físico”, ni al “ejercicio motor autoregulado”,
factores éstos que sí valen para explicar cambios a nivel madurativo. Toda
caracterización del desarrollo distintiva de la maduración, implica
fundamentalmente la consideración de la importancia de la “relación con el
otro” y la “incidencia de lo simbólico” como elementos de cambio -en las dos
primeras unidades de nuestro Programa nos hemos detenido a trabajar estos dos
factores.

Usemos el esquema anterior para responder al interrogante: ¿Cada vez que hay
maduración se produce desarrollo? La respuesta es afirmativa. Pero si tratáramos
de contestar ahora, si cada vez que hay desarrollo se produce maduración, la
respuesta sería: “A veces si, a veces no”. Nos interesa la respuesta negativa –que
correspondería en el esquema al área de desarrollo que abarca cualquier punto de
la lúnula que no intercepta al “conjunto maduración”. Esto es, el esquema trata e
mostrar que si estudiáramos en esa área el desarrollo, el mismo puede estar
afectado allí por factores vinculares, sociales, libidinales y no sólo por cambios
biológicos (de crecimiento o maduración).

La elucidación de los tres términos mencionados, parte en primer lugar, de


intentar aclarar que la contemplación del desarrollo psíquico no debe entenderse
exclusivamente desde el mismo punto de vista que se considera al crecimiento
orgánico o la maduración biológica. Esta confusión ha sido una consecuencia de
la influencia del funcionalismo en Psicología y ha decantado en los
reduccionismos biologicistas. Durante el siglo pasado en momentos en que la
Psicología buscaba consolidarse como ciencia, tomó los modelos de
conocimiento fuertes que se disponía en aquel entonces y ello hasta hoy se
trasluce en la intención de equiparar lo biológico a lo psicológico –o lo cerebral
a lo psíquico, extrapolándose algunos enfoques cognitivos de la Biología a las
Ciencias Sociales o Humanísticas. Esto llevó por ejemplo, a entender el
desarrollo psicológico en función de un “aumento” de conocimiento, así como se
entiende el crecimiento orgánico en el sentido de un “incremento” de peso o
centímetros en la talla.

La diferenciación y nueva correlación entre los tres términos permite también


poder romper con la dicotomía mente-cuerpo dando forma a un tratamiento
novedoso de la cuestión. Por ejemplo, el cuerpo humano ¿es un dato con el cual
cuenta el psiquismo de partida en el momento de nacer? Hoy sabemos que la
noción psíquica de cuerpo es algo que lleva a todo sujeto un tiempo delinear y
captar. Esto es, la representación, la percepción, la imagen de su propia
corporeidad se construye, tanto como que el Yo-corporal que allí queda
delineado es la base de la posterior construcción del Yo-psíquico. De allí que el
cuerpo no pueda ya ser reducido a su “funcionamiento” y maduración, que de el yo-corporal es anterior al
yo-psíquico y encima hay una
hecho, las ciencias biológicas describen con mucha precisión. El cuerpo humano ciencia dura que lo explica y
hace que '' la otra psicología'' se
visto desde una perspectiva “psi” es una entidad psicomotriz en construcción vea más abstracta.
tanto como una imagen psíquica cuyo estudio excede el sentido que aportan la
consideración de lo innato y los patrones biológicos. Esa construcción requiere
de la experiencia y toda experiencia debe pensarse en un campo vincular, en un
campo de relación con el otro y con lo simbólico. Tenemos entonces aquí que
hacer hincapié en otro aspecto donde la dupla “crecimiento y maduración”
guarda una distancia con el término “desarrollo”: la dupla remite al
funcionamiento prescrito por patrones biológicos más o menos constantes y
predecibles. De tal manera que la incidencia del estímulo o la experiencia sólo
afectaría retardando, deteniendo o acelerando, el cumplimiento de esos patrones,
y sería leído en términos de disfunción o patología. Por el contrario, al hablar de
desarrollo se ha resaltado más bien la flexibilidad y contingencia de los cambios
sujetos a razones mucho más complejas -a sorpresas y contramarchas,
flexibilidad inclusive que produce en ocasiones, que el funcionamiento
psicomotríz pueda derivar extraño a las leyes de la naturaleza y sus patrones
biológicos evolutivos. Entonces, podemos decir que la organización psíquica desarrollo
parte de mecanismos físico-biológicos propios del organismo –el (sustrato innato acá comienza mi tema: cómo
se relacionan los biológico(3)
y los procesos madurativos ) en los primeros años de vida del niño constituyen con lo psíquico individual(2)
fuerzas relevantes. Sin embargo, es la dimensión psíquica que se va dentro de un marco
determinado(1)
desenvolviendo en los avatares de la experiencia humana quien organiza,
confiere particularidades y hasta modifica la propia mecánica del organismo
biológico. Para dar un ejemplo de lo que se quiere mostrar con esta idea,
estudiosos de la psicomotricidad o de la medicina no dudan en subrayar cómo
las experiencias afectivas por las que atraviesa un sujeto -ya sean placenteras o
displacenteras, influyen en su tonicidad muscular o regulan procesos
glandulares. También, como lo hemos visto en la Unidad 2 el Psicoanálisis
explica cómo la definición sexual de los sujetos o sus tendencias no se resuelven
apelando a supuestos instintivos biológicos. Lo invitamos a consultar el texto de
Coriat y Jerusalinsky para apreciar con mayor profundidad los planteos hechos
hasta este punto.

Como adelantábamos hay distintas líneas dedicadas a pensar el desarrollo,


líneas que tienen sus modos particulares de explicarlo. Por ejemplo, en
Psicología de la inteligencia, Jean Piaget lo define como “...a la vez orgánico y
mental que lleva del nacimiento a la adolescencia, es decir al punto de inserción
del individuo en la sociedad adulta”8. En la obra de Piaget, se puede ver en el
desarrollo un modo de explicación del cambio que se sostiene sobre
mecanismos internos a la inteligencia, condicionados por cuatro factores:
maduración, experiencia física y abstracta con los objetos, transmisión social y
equilibración. Piaget señala que todos estos factores cumplen una función
importante, por lo que ninguno puede prescindir de los demás, ni es en sí mismo
suficiente para explicar por sí sólo el desarrollo. En la próxima Unidad (4) al
estudiar más de cerca a J.Piaget comprenderá mejor cómo la maduración queda
subsumida a los procesos del desarrollo –aunque en este caso se trate
específicamente de explicar el “desarrollo cognitivo” o desarrollo de la
inteligencia.
Bibliografía:
- CORIAT, Lydia y JERUSALINSKY, Alfredo; “Desarrollo y maduración”, en
JERUSALINSKY, A. y Otros: Psicoanálisis en problemas del desarrollo infantil;
Nueva Visión, Buenos Aires, 1987.

8 PIAGET, Jean, APOSTEL, J.B., y otros (1963); “La filiation des structures. Etudes d
´Epistémologie Génetique XV”, P.U.F., París, p.22.
3.4. Unas palabras sobre el desarrollo, hacen al desarrollo.

Los estudios sobre la mente humana, cuentan con una intervención de la


cultura9, desde un doble papel: la cultura al mismo tiempo actúa como marco de
referencia y, como componente del propio objeto de análisis. Es por ello que no
podemos considerar a las teorías sobre la mente humana como simples esfuerzos
para comprender y codificar su naturaleza, sino que, por su propia esencia,
también crean los mismos procesos que intentan explicar, confiriéndoles
realidad y haciéndolos conscientes a la comunidad. En este sentido, una teoría de
la mente humana constituye los conceptos y, en cierto grado, los “hechos” que
trata, al igual que una teoría de la propiedad constituye conceptos tales como
propietario, violación de la propiedad y herencia. Por la mera formulación de
una teoría de la propiedad damos una realidad social a sus conceptos
constituyentes, con la suficiente entidad como para crear también, de hecho, una
realidad práctica. Son castigados aquellos que, por sus acciones, muestran
desconocer estas realidades prácticas, y se categoriza a las personas que
participan de esas realidades como “propietarios”, “herederos”, etc. De igual
manera, por ejemplo, en una teoría sobre el desarrollo humano, el significado y
el uso de términos como “angustia del octavo mes”, “crisis de adolescencia” o
“fases, estadios o períodos del desarrollo” una vez creados, requiere de una
explicación. Quienes se ocupan del desarrollo humano no dejan de contrastar sus
ideas y conceptos con pruebas empíricas. De hecho autores como Freud, Piaget
y Vygotsky – estos últimos los trataremos más adelante, son titanes en buscar
pruebas, contrastar sus ideas, etc. Pero vamos a destacar más bien aquí, que las
“teorías del desarrollo”, debido a lo que recientemente explicamos sobre la
naturaleza de la cultura humana, tienen una fuerte tendencia a convertirse en
prescriptivas y canónicas una vez que son aceptadas -independientemente de lo
descriptivas y sujetas a comprobación que hayan sido en su origen.

Con esto se quiere decir que, una teoría del desarrollo humano, por la misma
naturaleza de nuestra especie, debe cuidarse en llegar a ser exclusivamente una
teoría sobre la naturaleza. La plasticidad del genoma humano es tal, que no
existe una forma única en la que el hombre se desarrolle y que este desarrollo
sea independiente de las oportunidades de realización proporcionadas por la
cultura en la que nace y crece. Se sabe por los trabajos realizados en
primatología y antropología desde hace dos décadas, que el punto crítico en la
evolución del primate que produjo la especie Homo tuvo lugar en el momento en
que la cultura adquirió un papel fundamental en la transmisión de instrucciones
sobre la adaptación. Esto es, el punto crítico en la evolución de primate a homo,

9 Si lo desea puede leer –para seguir la coherencia de lo planteado en la Unidad 1, el término


“cultura” indicado en este apartado como «ideología » o como «discurso”.
no está inscrito exclusivamente en el código genético. Con esto no se quiere
decir que el hombre no dependa de su genoma, lo cual implicaría claramente una
concepción megalomaníaca de la cultura. Más bien lo que se supone es que
existe una gran variedad de ajustes realizados gracias a la plasticidad del genoma
humano, y que las culturas prescriben o proporcionan vías de desarrollo entre
estas posibilidades. Por ejemplo, decir que una teoría del desarrollo es
“independiente de la cultura” es hacer una afirmación absurda. El lenguaje
mismo con el que se hace esta afirmación muestra el ámbar cultural. Proponer
cómo piensa y actúa alguien que es normal, especifica algo prescriptivo y
canónico sobre qué es pensar o actuar -aunque muchas veces estas
especificaciones se dejan casi siempre implícitas. De allí que una propuesta
sobre cómo leer a los autores que ya presentamos y que vamos a presentar
podría pasar por detectar estas especificaciones o explicitarlas cuando estén
notoriamente implícitas. Como lo hemos hecho en el tratamiento de las tres
perspectivas presentadas en los primeros puntos de esta Unidad (Neurociencias,
Conductismo y Psicología Cognitiva con base en procesamiento de la
información), ellas apuntalan implícitamente objetivaciones del sujeto –a las
cuáles denominamos “sujeto biológico” en el caso de las Neurociencias y
“sujeto maquínico” para las otras dos perspectivas – objetivaciones entramadas a
dispositivos de control que delimitan jerarquías disciplinares en el tratamiento de
lo “Psi” y prácticas consecuentes. La Unidad 1 nos permite leer aquí como las
concepciones sobre la subjetividad humana o el psiquismo, la mente o la
conducta más allá de que se escuden en un aura de cientificidad, son
construcciones históricas, discursivas o participan de un manto ideológico
determinado, y por ende merecen que se atienda a ellas, tanto como que se las
cuestione en los puntos en los que esto se considere necesario.

3.5. Freud, Piaget y Vygotsky: Conversaciones sobre el desarrollo.

Las ideas de Freud, Piaget y Vygotsky (estos dos últimos autores a tratar en la
Unidad siguiente) son tan bastas y complejas que no podrán ser desplegadas
ampliamente en nuestro Programa. Haremos si en él, escala en algunos de sus
conceptos que son introductorios y pilares del Psicoanálisis o la Psicología:
conciencia, inconsciente, inteligencia, desarrollo, lenguaje. Nos dedicaremos sin
embargo ahora a la temática del desarrollo humano- que nos permitirá leer a
estos autores comparativamente, ya que sus teorías encierran explicaciones al
respecto. Son elegidas estas tres teorías, para ser contrastadas con las corrientes
analizadas en esta Unidad (Neurociencias, Conductismos y PCBPI) que
responden afirmativamente a la pregunta por si la subjetividad podría descifrase
y ser intervenida exclusivamente desde modelos biológicos y/o mecánicos.´
Un buen comienzo podría ser remarcar los contextos de producción de cada
teoría y señalar las influencias que pudieron sufrir de los pensamientos en boga
en sus tiempos, o tomar en cuenta la disciplina de la cual partieron en sus
búsquedas de respuestas. Algo de esto propusimos con Foucault al plantear una
Arqueología del saber: averiguar cuáles fueron las condiciones sociales que
posibilitaron la enunciación de ciertas teorías. También, podríamos destacar las
actitudes de cada autor hacia el conocimiento. Sigmund Freud, vive la mayor
parte de su vida en Austria, es médico, se especializa en Neurología, ejerce
como Psiquiatra. Su legado es el Psicoanálisis. Su principal momento
productivo transcurre a principios del siglo XX hasta la segunda guerra mundial
durante la cual muere. Jean Piaget, biólogo suizo, interesado por la Filosofía, la
Sociología y la Psicología, realiza sus primordiales desarrollos teóricos como
epistemólogo una vez terminada la segunda guerra y trabaja hasta sus últimos
días en la década del ´80. La obra de Piaget es conocida más que como una
Psicología, como una Episteniología Genética. Lev Vygotsky, ruso, su campo
de estudio es la Semiótica, muere muy joven antes de que su legado alcance un
reconocimiento mundial. Vive durante la revolución rusa y hereda de allí sus
ideas. Algunos autores sostienen que Vygotsky se inscribe en una Psicología
Sociohistórica. Algo llamativo, es que todos ellos hicieron grandes
contribuciones a la Psicología, sin ser estudiosos directos de esta disciplina; en
todos los casos aportaron concepciones innovadoras para su época, que fueron
resistidas en un primer momento y que sometieron a un viraje a ciertas nociones
que hasta entonces eran fuertes dentro del campo de la Psicología entre otros
saberes. Jerome Bruner, reconocido autor de la psicología contemporánea que se
nutre de los aportes de las tres figuras presentadas, dice que el impacto que
produjeron se debe a la incorporación de sus ideas a la cultura como
posibilidades. Las novedades que proporcionaron fueron de tal envergadura, que
el campo de conocimiento al que afectaron cambió de forma crítica. Por
ejemplo, si como sostiene Piaget, es posible que el hombre pueda aprender de la
experiencia, entonces las actividades escolares deberán estar organizadas de tal
manera que sea necesario el aprendizaje desde las experiencias.

Dentro de cada teoría podemos destacar algunas ideas. Tanto Piaget como
Vygotsky son referencias importantes a la hora de describir lo que nosotros
definimos como el sujeto epistémico o sujeto de conocimiento. Esto es, una
apreciación de la subjetividad humana que hace su recorte o hincapié
priorizando la construcción de conocimiento y las entidades mentales sobre las
que ésta se sostiene. El sujeto epistémico es un modelo, un modelo del
psiquismo que pondera la cognición y estudia cómo la subjetividad arma
estructuras para conocer el mundo. Vamos a tratarlo en profundidad en la
Unidad 4. Ambos autores, fueron también constructivistas en su concepción de
la inteligencia: plantearon que la inteligencia (Piaget) -o la conciencia
(Vygotsky)- es una construcción, fruto del encuentro dialéctico entre el hombre -
en la figura de sujeto epistémico o de conocimiento, y su entorno -tomado como
objeto de conocimiento. El hombre en el ejercicio de sus estructuras cognitivas,
al ponerlas en juego introduciéndose en la aventura del saber, sufre
transformaciones al igual que transforma su realidad. El conocimiento no es algo
dado de antemano de una vez y para siempre, sino que deviene de un proceso
donde el sujeto, desde sus experiencias, es protagonista, es constructor.
Vygotsky partiendo de una teoría marxista del hombre, pensaba que se utilizan
los instrumentos de la cultura para crear el presente y el futuro –siendo uno de
esos instrumentos la conciencia. Para él la conciencia es esencialmente social: la
mente humana ni crece naturalmente, ni se encuentra libre de las trabas de las
limitaciones históricas. Dirá: “Ni la mano ni la mente, por sí mismas, pueden
lograr mucho sin la ayuda de instrumentos que las perfeccionan y estos
provienen de la cultura. En este sentido el crecimiento es de afuera hacia
adentro. La cultura es creada por la historia y transmitida por los demás. La
inteligencia consiste en la capacidad para comprender y utilizar los dispositivos
intelectuales y lingüísticos, culturalmente transmitidos como prótesis de la
mente. El lenguaje tiene el doble papel de representar al mundo y de
comunicárselo a los demás...”.

Su teoría concede gran importancia a la función de la conciencia y la reflexión.


Un ejemplo ilustrativo es su discusión sobre el aprendizaje de las matemáticas.
Digamos que el niño aprende a realizar operaciones aritméticas -con orientación
e instrucciones puede llegar a hacer aritmética. Además, en su opinión, el niño
llegará a dominar el álgebra con la práctica, lo que da lugar al desarrollo de una
conciencia respecto de qué es lo que está haciendo y de cómo lo hace. Pero al
tomar conciencia, hace posible la operación de reflexión: se hace capaz de
volver sobre sí mismo y considerar la aritmética como un caso especial del caso
más general que es el álgebra; se hace capaz de “ocupar” un espacio
intelectualmente superior. Esto cuenta sobre la capacidad de volver sobre un
esquema mental previo para reorganizar el propio conocimiento o la memoria.
El desarrollo para este autor consiste en series prolongadas de saltos en
colaboración hacia adelante, cada uno de ellos marcado por un aumento en la
socialización, en la conciencia y en la capacidad de reflexión. Por decirlo así, es
como si el adulto que interactúa con el niño le prestara su propia conciencia
“organizándole” la situación de aprendizaje, proponiendo objetivos alcanzables
y enseñándoselos adecuadamente en el curso de la tarea. Una vez que el niño
empieza a dominar prácticamente la tarea, desarrolla su propia conciencia, su
propio metaconocimiento. Para Vygotsky no existen “estadios del desarrollo”,
sino solamente una fusión de las corrientes del lenguaje y del pensamiento,
según lo explica metafóricamente. Esto es, no existen fases o períodos comunes
por los que se pueda prever pase todo ser humano, sin embargo el que no
conciba una idea de “estadios” del desarrollo de la conciencia no quiere decir
que no tenga su idea de lo que es el desarrollo y de que ella se desarrolla.

Por su parte Piaget describe el desarrollo mental a través de la conformación de


tres estadios que se suceden uno tras otro, demarcando la génesis de las
estructuras mentales en cada uno de ellos. Esto significa que toda estructura
mental proviene de una estructura mental anterior más inestable, y culmina en
una posterior cuya característica es la mayor estabilidad (tesis de la
“equilibración maximizante”). Se dice que las estructuras de la inteligencia para
Piaget tienen historia, en términos de que poseen una “génesis” -un origen. Una
estructura es el origen (génesis) de la siguiente. Sin embargo al superponer lo
sincrónico (lo simultáneo en la estructura) a lo diacrónico (lo histórico), al poner
el énfasis en lo sincrónico, es donde Piaget hace prevalecer el corte
estructuralista (el equilibrio de la estructura) en su teoría. Sea cual fuera el
estadio del desarrollo de la inteligencia del que se trate, el problema fundamental
es siempre el mantenimiento del orden formal en el pensamiento, en presencia
de la influencia de la experiencia. Esto es, Piaget está atento a cómo el orden
interno de la estructura de la inteligencia se mantiene o no –tiene necesidad de
adaptación o no, frente a la realidad que se le presenta al sujeto en forma de
experiencia. La posición estructuralista piagetiana se puede rastrear en su
disposición a encontrar estructuras por todas partes. Los estadios, la inteligencia
o los esquemas mentales pueden ser en su obra, identificados como
“estructuras”.

La inteligencia es un paquete de esquemas en desarrollo. Piaget concibe que el


desarrollo es un esfuerzo por lograr el equilibrio entre dos conjuntos de
principios internos a la inteligencia que operan en el presente: asimilación del
mundo a los esquemas mentales pre-existentes (ejercitación de los esquemas
mentales tal y como se han desarrollado hasta un momento dado), y
acomodación al mundo por medio de cambios en el pensamiento que lo
representen mejor (modificación de esquemas, creación de nuevos esquemas,
coordinación de esquemas mentales preexistentes). La inteligencia en cada nivel
de desarrollo -Piaget considera que hay tres grandes estadios o niveles- puede
describirse en términos sincrónicos: esquemas que buscan recuperar el equilibrio
cognitivo frente a la permanente desestructuración que le provoca la experiencia.
El punto crítico de la teoría de Piaget fue concebir que la inteligencia como una
estructura de conjunto creciera, se desarrollara de forma natural -siempre
pasando por estos tres estadios sucesivos- a pesar de la diversificación que le
propondría la acción o la experiencia de esa estructura en el mundo. La lógica
interna que permite representar ese mundo en el que originalmente ha emergido
la estructura, parece ser en cierta medida independiente del mundo. Así Piaget se
puso en contacto con lógicos y epistemólogos para conocer la naturaleza de la
estructura de conjunto llamada inteligencia.

Dijimos con anterioridad que un posible punto de comparación entre estos


autores podría ser el analizar las influencias que tuvieron en ellos las teorías en
boga en su tiempo, así como el vuelo que pudieron tomar con respecto a las
mismas. Un buen ejemplo de esto es el siguiente: Tanto Vygotsky como Piaget
retomaron el Conductismo10 al pensar la Psicología como una posibilidad del
estudio objetivo del comportamiento, aunque ambos reformularon las
principales premisas conductistas al interponer ante las asociaciones entre
estímulos y respuestas como base para la explicación de las conductas, en el
primer caso, las herramientas de la cultura y, en el segundo, las estructuras
cognitivas o esquemas. Finalmente las reformulaciones de ambos autores se
desprenden de las concepciones biologicistas/mecanicistas del Conductismo –
pues para éste, se trata de respuestas orgánicas condicionadas- y se aplican a
plantear el desarrollo uno en términos socioculturales y el otro, en términos
estructuralistas. Se sugiere saltar a los puntos 2.3.a y b de la Unidad 4 para
completar las ideas sobre desarrollo vistas en estos autores.

Freud, a diferencia de los dos autores anteriores, va a ser el expositor por


excelencia de lo que nosotros puntualizamos como el sujeto del inconsciente o
sujeto de deseo, y que, como vimos en la Unidad 2, se despega del sujeto
cartesiano –figurado en la conciencia- fundante de la ciencia moderna. Para él la
nota relevante del aparato psíquico está puesta en el inconsciente. Según Freud
la vida psíquica está ordenada en función de la acción de la pulsión, es decir de
la fuerza o el empuje alimentado por deseos inconscientes, los que luchan por
alcanzar un fin -su satisfacción. Entre los seguidores de Freud fue Karl Abraham
quien impulsó en psicoanálisis, la perspectiva del desarrollo. Abraham formalizó
esta perspectiva a partir de su teoría del desarrollo de la libido, describiendo
etapas que marcarían una evolución de la sexualidad - “etapas psicosexuales”,
según fases que van organizando esa energía pulsional: etapa oral, etapa anal,
etapa genital, etc. Ordenadas estas etapas en un desarrollo diacrónico, ubica
diversas paradas -fijaciones, que permiten hacer una tipología libidinal de los
sujetos. Este ordenamiento ha valido que se considere erróneamente al
psicoanálisis como una teoría del desarrollo sexual. El psicoanalista francés
Jacques Lacan ha hecho una crítica a esta perspectiva del desarrollo indicando

10 Como vimos en esta unidad, el conductismo o behabiorismo es una escuela psicológica que se
centra en el estudio de la conducta humana reducida al análisis de los fenómenos objetivamente
observables, prescindiendo de nociones como conciencia o inteligencia (es decir, de la mente). De
clara impronta positivista, el Conductismo nace en los primeros años del siglo XX a partir de las
influencias de las Teorías del reflejo condicionado de I. Pavlov y de la Escuela Reflexológica de
V.M.Bechtérev.
que desencadena una tendencia clínica a llevar al sujeto a un estado genital –que
sería la fase final y “normal” a la que debería tender el psiquismo- y a considerar
que se ha enfermado por quedarse “fijado” a estadios pre-genitales

Si bien hay autores psicoanalíticos


que se han orientado en la
dirección de Abraham, se podría
afirmar que lo que sí es posible
encontrar en Freud más que un
ordenamiento del desarrollo en
etapas, es la preocupación por
hallar un mecanismo que explique
la construcción subjetiva. Recordemos que esa búsqueda de la causalidad
psíquica, apuntó en él fundamentalmente a dilucidar la razón de las
enfermedades nerviosas. Uno de los esquemas freudianos que explican la
causalidad psíquica corresponde a lo que él denominó “series complementarias”
(ver figura adjunta), esquema que podríamos tomar como un buen ejemplo para
entender en la teoría freudiana los motores del cambio psíquico. Este esquema
permitiría situar como complementarios en la etiología de los síntomas: la
constitución hereditaria, las experiencias infantiles, los factores desencadenantes
y aún, los mismos efectos (síntomas) actuando como disparadores de ulteriores
formaciones sintomáticas. Como ven este modo de comprender el cambio, no
supone la existencia de estadios, no hace pensar en términos de paradas y
déficits, ni da lugar a pensar que el individuo deba llegar a un progreso final,
normalizado o ideal. Como lo hemos hecho al vincular en la Unidad 2 las
“experiencias infantiles” a la concepción de sexualidad en psicoanálisis, se
puede apreciar con claridad que la noción de construcción subjetiva en Freud no
es compatible con una idea de desarrollo. Dentro del psicoanálisis
contemporáneo, el mismo Jacques Lacan ha criticado esta noción a partir del
concepto de historia: “la historia sigue a contratiempo del desarrollo”.
Expliquemos esta frase. Los logros en el desarrollo siguen una línea temporal,
pero es ulterior que para el sujeto ese logro encuentre su sentido. Esto pues, un
evento en la vida es significado de manera distinta en el transcurso del tiempo.
En tanto el alcance de un logro a nivel del desarrollo se piense como algo
objetivo, el relato que la mente pueda hacer de ese logro se considerará como
algo completo, que implica un proceso finalizado. Como que el tiempo pasa y el
individuo debe llegar a atravesar metas únicas que se cierran en su
autocircunspección. El psicoanálisis por el contrario pone el peso en la
posibilidad que ofrece la instalación de un síntoma de poder realizar cierto
proceso de resignificación de lo traumático. El aparato psíquico vuelve
permanentemente sobre lo vivido y lo reinscribe. De esta manera, inclusive
dentro mismo de la Teoría Psicoanalítica, podemos oponer la perspectiva del
desarrollo a la perspectiva de los poderes de la palabra, oponer el desarrollo de
la libido en la teoría de Abraham, a los efectos de sentido en Lacan. Los efectos
de sentido están hechos de rememoraciones, de formaciones del inconsciente a
partir de la palabra, palabra que “reordena las contingencias pasadas, dándoles el
sentido de las necesidades por venir”11. Entonces más que construir una teoría
general del desarrollo -de la libido, el Psicoanálisis actual se inclina por una
reconstrucción abierta de la singular historia del goce y del deseo. La teoría del
desarrollo de la libido ha dado una importancia desmesurada a “la observación”,
particularmente a la observación del niño y ha decaído en los consejos para
padres que deben dejar espacio libre a las pulsiones infantiles. Por su parte, la
valoración en términos de efectos de sentido ha puesto el peso en “la escucha”,
en los desfiladeros del significante que llevan a los laberintos del deseo.

subrayo en verde
porque no reconozco la
relación con el tema Ya hemos visto en la Unidad 2 cómo es que estos efectos se van sucediendo: se
pero sí su importancia
juegan en los distintos momentos en los que el sujeto –aún antes de serlo- se
encuentra con el Otro. El resultado de esos encuentros es una cierta disposición
pulsional. Esto es, el conjunto de las pulsiones parciales (ligadas a la oralidad, al
campo de la mirada, a la pulsión invocante, etc) van a disponerse en el sujeto a
partir de los sucesivos encuentros con el Otro. Allí fundamentalmente se dan
alienaciones y separaciones, produciendo marcas singulares en el sujeto que lo
ligan a ciertas modalidades de goce. La resultante subjetiva de esa historia del
deseo hecha de vaivenes, es la disposición en el sujeto de una cierta
configuración de su sexualidad. Entiéndase que para el psicoanálisis “lo sexual”
remite a los modos de satisfacción o insatisfacción que quedan inscriptos como
huellas inconscientes, y el inconsciente así entendido, es el lugar de las marcas
que refieren a la sexualidad. Más que una teoría del desarrollo sexual al estilo
Karl Abraham, el psicoanálisis freudiano se pregunta por los meandros de la
causalidad psíquica, por los laberintos que llevan al deseo.

Plateemos un ejemplo: desde el psicoanálisis se puede indicar que durante la


lactancia hay un campo que se desenvuelve entre una madre y su bebé en
relación a la oralidad, un espacio de intercambios posibles con el Otro. Pero
desde esta perspectiva, la alimentación en el mundo humano, nunca se
comprime a la nutrición. Y en esto se diferencia de otras perspectivas: el
conductismo estaría atento a ella en término de conductas observables o hábitos
alimenticios, atendería la mecánica de esa operación revisando los estímulos y
las respuestas que allí interjuegan. Las neurociencias también atenderían a la
lactancia pero tratando de hacer inteligibles cómo los cerebros de madre y bebe
intervienen, así como explicando la relación entre la nutrición y la maduración

11 LACAN, J. (1976); “Escritos 1’, Siglo XXI, México, 3ra. Ed., pag.77.
neuromotríz. Para el Psicoanálisis, cuando el Otro alimenta, sea el Otro materno
o sea quien fuere, brinde alimento, sabiduría o alimente el odio, sea que alimente
con su pecho, la cuchara o la televisión… cuando el Otro alimenta, además de
alimentar transmite algo de su deseo o de su angustia, de su miedo o su alegría.
Ese ámbito ligado a la oralidad en donde el proto-sujeto se encuentra con el
deseo del Otro, es desde donde se organiza como sujeto, dispone sus pulsiones:
encuentra objetos para la pulsión -objetos contingentes, delimita cuáles van a ser
sus propias necesidades, qué tipo de satisfacciones ha de procurase, a qué
excesos o medidas ha de responder. Se delimita allí en él, qué grado de
moderación tendrá o qué tan mortífera será su búsqueda, tanto como detrás de
qué insatisfacción estará satisfecho. La oralidad, la analidad, la genitalidad
aparecen entonces como campos parcializados que se van organizando a medida
que el sujeto va construyendo su sexualidad, sus modos de satisfacción-
insatisfacción. Campos que si es que persiguen inconscientemente un propósito
es el de hacerse un deseo a partir de alienarse en primer lugar en el deseo del
Otro, para luego separarse de él. ¿Qué desea el Otro? ¿Qué desea el Otro de mí?
Preguntas sobre las que se buscan respuestas sin saber que se está en búsqueda,
preguntas sobre las que se tiene respuestas sin saber que se cuenta con ellas.
Preguntas que nacen en ese encuentro. Preguntas no generalizables, difíciles de
ser formuladas, pero que de hecho gobiernan una fantasmática. Los avatares del
deseo12 –en este caso ejemplificado vinculándolo al campo de la oralidad, pero
extendiéndolo a cualquier otro campo, por su singularidad, no pueden ser
asimilados entonces a un proceso de maduración ni de desarrollo, no responden
necesariamente a objetivaciones, ni pueden ser reducidos a conductas
observables.

Vamos ahora a volcarnos en las teorías implícitas sobre el lenguaje que


podríamos atribuirles a Vygotsky, Piaget y Freud, y lo que ellas nos revelan
respecto al desarrollo. Puede leer las siguientes líneas junto con lo tratado en la
Unidad 5 en relación a cada uno de estos autores. La concepción de lenguaje en
Vygotsky está profundamente basada en la pragmática y en el discurso, aunque
ello sea de modo implícito pues él no usó estos términos para producir
explicaciones. Estaba muy influido por la Escuela de Praga que presuponía que
las categorías de la gramática no procedían de una lógica mental, sino de las
exigencias del discurso y del intercambio social. Ideas como el tema y el
comentario, sujeto y predicado, eran básicas para entender lo propuesto por la
Escuela de Praga. El tema es lo que existe como dado entre los hablantes. El
comentario (la respuesta al tema) es lo nuevo o inespecífico que será utilizado
12 Luego de lo dicho hasta aquí resaltando los efectos de sentido frente al desarrollo, también vamos
a identificar que aún ambos tienen para el psicoanálisis lacaniano algo en común, el eje temporal, la
diacronía. Por ello, redoblando su oposición a la idea de desarrollo, Lacan sumará a esta dicotomía
otro debate, el del desarrollo vs la estructura. Este debate excede lo que aquí hemos de tratar, sólo
aclaremos que la noción de estructura mencionada en nada se emparenta a la piagetiana.
para alterar, transformar o modificar lo dado. La estructura de un sintagma,
además es un mini-vehículo para la reflexión, un comentario sobre el tema. El
mismo sintagma es el medio para el intercambio. Por todo esto el lenguaje, relación con el desarrollo del lenguajes y el cerebro para
el psicoanálisis y el desarrollo del inconciente junto con
este y como éste no se daría sin el lenguaje
cumple un papel esencial en el desarrollo o conformación de la mente.

Por su parte, para Piaget el proceso de desarrollo es un monólogo. El niño se


enfrenta sólo al mundo -fundamentalmente al mundo físico, en el que hay
algunas “regularidades invariantes”. Que en el mundo haya regularidades quiere
decir que los objetos, las causas, el tiempo y el espacio, organizan de alguna
manera la experiencia infantil con el entorno. Es decir, encuadran el modo en
que el niño percibe y actúa sobre él. Con notable ausencia de ayuda por parte de
los demás, la tarea infantil resulta entonces construir una representación del
mundo. Lo logra gracias a algunas propiedades pre-lógicas y a otras lógicas que
subyacen a su pensamiento y que caracterizan el estadio del desarrollo en el que
se encuentra. Por ejemplo, los agrupamientos lógicos de las operaciones
concretas y, más tarde, las 16 proposiciones binarias de las operaciones
formales, son modos en que se organiza la estructura de la inteligencia. Lo
importante a destacar es que el lenguaje entra en el sistema como un sub-
producto o como un síntoma de la semiotización de los procesos cognitivos
internos, y este proceso semiótico no procede del exterior sino de ciertos logros
de la misma estructura mental (como, por ejemplo, la reversibilidad lógica). No
está claro qué papel desempeña el lenguaje en el desarrollo posterior, pero como
vemos al principio de la construcción de la inteligencia, el lenguaje aparece en
forma de un monologo interior, funcionamiento autónomo de estructuras.

Para Vygotsky (y también para Freud en un sentido más o menos vago), el


lenguaje proporciona -en palabras de Dewey- un medio para clasificar los
pensamientos de uno mismo sobre el mundo. Pero, es algo más que esto en la
teoría de Vygotsky, pues su modelo del desarrollo es radicalmente social. No
parte de un niño enfrentando con el mundo como problema –como lo plantea
Piaget. Sino que enfrentando un mundo que es constituyente y está formado por
procesos simbólicos, concibe al niño desde el principio, colaborando “con
otros”. La psicología post-pavloviana de la Rusia en tiempos de Vygotsky, ya
había superado la idea de que el aprendizaje se producía por simple
condicionamiento de conductas (esto es, por respuestas reflejas ante estímulos
dados), con la inclusión del “segundo sistema de señales”. Lo que implicaba
reconocer el papel fisiológico de la palabra en su carácter de sustituto de la
realidad, por eso “señal de señales”; para Pavlov13 este conjunto de señales de

13 Iván Petrovich Pavlov (1849-1936) fue un científico ruso que se especializó en la


neurofisiología. Con su trabajo contribuyó al conocimiento de la actividad nerviosa superior
señales introduce una enorme diferencia en la actividad nerviosa superior
humana. Por su parte, para Vygotsky, este segundo sistema de señales es el
mundo de la cultura representado por el sistema simbólico, codificado en el
lenguaje. La adquisición eficaz de este sistema requiere la colaboración de otros
que dominan ya su utilización. Es más, la naturaleza misma de este mundo
cultural, cuyas regularidades deberá dominar el niño, está determinada por su
codificación simbólico-social, lo que se puede metaforizar de la siguiente
manera: la moneda de la representación procede del mismo banco que la
comunicación.

La concepción de Freud sobre la función del lenguaje para la conformación del


psiquismo es muy peculiar. Si bien es fundamental la idea de lenguaje para
entender el inconsciente, es más probable encontrar que Freud menciona muy
poco sobre el lenguaje en tanto que instrumento del desarrollo. Los verdaderos
motivos del desarrollo parecen estar en otra parte –como vimos, en la
organización de las pulsiones en la primera infancia- y el lenguaje aparecer más
bien como una de las formas de expresión privilegiadas que tendrían estos
motivos. Los actos verbales fallidos, los lapsus, los síntomas revelan esas ideas y
tendencias subyacentes que logran dominar el habla, o remiten a mensajes que
en su cuerpo muestra el paciente sin saberlos descifrar. Freud debió creer en la
influencia del habla, ya que, su procedimiento terapéutico -el psicoanálisis-
estaba basado en la formulación de la transferencia que hacía el paciente al
analista, contándole su historia, su pasado. Al principio de su carrera mantuvo
que la abreacción - la verbalización, era suficiente para lograr reflexionar y
comprender el pasado. Luego siempre mantendría a la terapia psicoanalítica
como un proceso realizado por medio del lenguaje, una cura por medio de las
palabras. En cualquier caso, el habla sería el vehículo para lograr la liberación
del malestar que ocupa al paciente, pero Freud siempre se refirió exclusivamente
al habla privilegiada de la transferencia -esto es, al habla ocurrida en la sesión
analítica. Claro que ello se sostiene en una concepción del inconsciente y de su
relación con el lenguaje, de la que hoy retomando al psicoanalista francés
Jacques Lacan se podrían decir otras cosas. Por ejemplo, que es dentro de un
universo simbólico, como el recortado por las vivencias familiares de los niños,
donde se construyen las motivaciones inconscientes y se organizan las pulsiones.
se relaciona porque,
La subjetividad, tal cual la presenta el psicoanálisis, se configura dentro de un
si no fuese por el
lenguaje (puramente orden simbólico. El lenguaje hace a una maquinaria simbólica que cifra goce y
social) no habría ni
sociedad, ni que instala cierto destino pulsional, como lo vimos en la Unidad 2.
inconcente pero
¿habría ciencia?

Volviendo a Freud y su panorama histórico, se puede concluir que la misión de


liberación de las tendencias inconscientes, no era extraña para la época y lugar
en los que vivió. Procedía después de todo, de la misma Viena-Praga-Budapest
que produjo a Franz Kafka y a los filósofos del Círculo de Viena. Citamos aquí
textualmente a Bruner14 cuando en este sentido advierte: “No hay que realizar
afirmaciones vacías como aquellas que señalan que Freud fue un `producto´ del
final de siglo vienés, sino más bien el final de siglo vienés era una de las grandes
y elocuentes expresiones del mundo moderno occidental. El mundo que Freud
creó fue un mundo en oposición a éste”.

También, el mismo Bruner, recordando una conversación que sostuviera con


Piaget acerca de sus principales enemigos intelectuales, señala que se opuso
profundamente al programa del Círculo de Viena de “purificar” la filosofía,
liberándola del absurdo. Su objetivo fue crear una epistemología genética que
pudiera explicar la función de la lógica en la mente infantil en desarrollo y, por
tanto, la historia en la ciencia y en la filosofía. Las proposiciones no tenían como
objeto ser clasificadas como absurdas o verificables, sino como claves que nos
permitan llegar a la estructura y presuposiciones que subyacen a estas
proposiciones. Como ya antes dijimos, el programa estructuralista de Piaget le
llevó a una interpretación de la mente y del desarrollo sincrónica y no histórica.
Mientras que Freud mantenía todavía la lucha de lo científico frente a lo
irracional, Piaget aseguraba que incluso lo “irracional” tenía una lógica
implacable que podía comprenderse científicamente sin condenarla. A su vez, es
imposible concebir el dinamismo que Vygotsky encontrara en la conciencia, sin
tener presente la revolución rusa. Vygotsky formuló una teoría generativa en la
que el hombre era ayudado por la sociedad para desarrollarse plenamente. Ha
transcendido que a diferencia de sus rígidos mentores y críticos -pero no a
diferencia de Marx, incluyó un “principio de espontaneidad” de la conciencia y
la reflexión, que explicaba como éstas podían avanzar hacia un nivel superior.
Los medios para ello eran tanto el lenguaje como la forma en que éste relaciona
a los hombres entre sí y con la cultura, y permite transmitirla. La cultura actúa,
por tanto, como capacitadora.

Como ya apuntamos en un principio, una temática muy ligada a la de la mente,


es la del desarrollo, detengámonos un poco más en este punto y veamos qué nos
aportan al respecto estos gigantes del pensamiento. Las lecturas más clásicas de
Freud, acusan en él un énfasis sobre la liberación del pasado (más adelante,
veremos que quedarnos en esto es detenernos en una visión pobre de los aportes
hechos por Freud). Por el contrario, Vygotsky -continuando con lo esbozado en
el párrafo anterior- cayó en desgracia al oponerse a ideas marxistas contrarias al
principio de la espontaneidad y al valor de la cultura como factor de cambio. Le

14 BRUNER, Jerome (1984); “Acción, Pensamiento y lenguaje”. Alianza, Madrid.


costó su libertad señalar de pasada que era posible cambiar la mentalidad
campesina por medio de la instrucción en granjas colectivas -pensamiento que se
podría clasificar como un énfasis en el procesamiento del presente. Piaget, por
otra parte, ha sido criticado por tener muy poco en cuenta la clase social y el
contexto cultural al proponer una teoría general de estadios del desarrollo de la
inteligencia -su teoría es absolutamente independiente de los contextos sociales.
Estudiosos de Piaget comentan que él mismo ha tenido que descartar como
“irrelevante” para su teoría los resultados de los experimentos de
“entrenamiento” diseñados para alterar o acelerar el proceso del desarrollo. ¿Se
podría tomar esta utilización de la teoría como el énfasis puesto en una
aspiración al futuro?

Estos tres énfasis clásicos: liberación del pasado, procesamiento del presente y
aspiración al futuro se reencuentran en debates tradicionales para la Psicología
como los son: el debate sobre los supuestos efectos irreversibles de la
experiencia temprana, el debate sobre el equilibrio entre los factores cognitivos y
afectivos en el desarrollo, y el debate sobre la importancia de modelos eficaces
en grupos minoritarios como activadores de logro. Si bien existe la tendencia
conciliadora de suponer que una teoría para ser considerada “íntegra” debe
contemplar y complementar estos tres diferentes términos, cabe aquí alertar
sobre algo: las teorías se conectan rápidamente con las políticas que apoyan o no
algunos aspectos del desarrollo, y esto último es más acertado a la hora de
describir lo que realmente sucede en la práctica. O sea, las teorías sobre el
desarrollo no escapan a los momentos y las condiciones de desarrollo de las
teorías. Finalmente, coincidimos con Bruner en aseverar, que señalar las
diferencias entre una teoría y otra puede no asegurar un consenso, pero
garantizará una reflexión. ¿Qué más podemos pedir?

Actividad 3.1

1- Responda:
- ¿Puede considerarse que el psiquismo está predestinado por el funcionamiento
biológico del organismo? Explique su respuesta.
- ¿Qué ejemplos se desarrollaron para caracterizar una respuesta afirmativa?
- ¿Puede aportar Usted algún ejemplo adicional que coincida con la respuesta
reduccionista?
- ¿Cuáles fueron o son algunas de las consecuencias o efectos en el ámbito de las
prácticas sociales, que podrían atribuírsele al reduccionismo biologicista?
2- Comente qué ideas previas tendría Usted acerca del tema presentado en los
puntos 3.3 y 3.4 sobre las confusiones que muchas veces suscita hablar de
crecimiento, maduración o desarrollo. Luego de las lecturas de los puntos
indicados y del texto de Coriat y Jerusalinsky, ¿Agregó o modificó en algo sus
ideas previas al respecto?

3- Elabore un diagrama donde se puedan visualizar las interrelaciones y


diferencias que se dan entre los conceptos de crecimiento, maduración y
desarrollo.

4. Qué fundamentos epistemológicos permitirían relacionar el Conductismo, a la


Psicología Cognitiva con base en Procesamiento de Información y a las
Neurociencias.

5- Partiendo de las lecturas del punto “Freud, Piaget y Vygotsky:


conversaciones sobre el desarrollo” complete el siguiente cuadro comparativo
entre los tres autores:

Freud Piaget Vygotsky


Modelo de subjetividad

Concepción de psiquismo:

Noción de desarrollo:

Categorías principales
ligadas al desarrollo:

Principales influencias
recibidas:
Actividad 3.2
a-Identifique en el texto“¿La realidad psíquica ha escapado del organismo?”
de J. Malachevsky las características centrales que identifican a las
neurociencias.
b- Consultando diccionarios de Ciencias Humanas o Sociales –Filosofía,
Psicología, Sociología- realice un glosario con los términos que se destacan en
el texto anterior: metafísica, materialismo, innatismo, cognitivismo, dualismo,
localicismo, psicoterapia, psiquis, introspección y otros en los que Usted dude de
su significado.

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