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EL URUGUAY DESDE
LA SOCIOLOGÍA VII
7ª Reunión Anual de Investigadores del
Departamento de Sociología
El desarrollo y la Sociología
Seguridad y criminalidad
DEPARTAMENTO DE SOCIOLOGÍA
FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES
UNIVERSIDAD DE LA REPÚBLICA
Constituyente 1502 - Piso 5
Tels.: 4103855 / Fax: 4103859
C.E.: ds@fcs.edu.uy
Página web: http://www.rau.edu.uy/fcs/soc
FACULTAD DE UNIVERSIDAD DE
CIENCIAS SOCIALES LA REPÚBLICA
Comisión de Publicaciones Comisión de Investigación
Felipe Arocena Tabaré Fernández (Coord.)
Alfredo Falero Verónica Filardo
Geyser Margel Mariela Quiñones
Miguel Serna (Coord.)
Helvecia Pérez
En carátula:
Mural de Esteban Roberto Garino, Facultad de Ciencias Sociales
Fotógrafo:
Pablo Bielli
Presentación ............................................................................................................................ 7
Introducción ............................................................................................................................. 9
1. El desarrollo y la Sociología
¿Para qué seguir con la sociología del desarrollo? ....................................................................... 17
Miguel Serna - Marcos Supervielle
La demanda del trabajo sociológico y los públicos ¿Qué sociología y para quiénes? ..................... 61
Geyser Margel
Ajustes y desajustes: debates conceptuales sobre las poblaciones “sin domicilio” ......................... 103
Fiorella Ciapessoni
4. Seguridad y criminalidad
Censo Nacional de funcionarios del Ministerio del Interior ............................................................ 265
Gabriel Errandonea Lennon
Estructura comunitaria y delito: la heterogeneidad territorial del control social .............................. 311
Javier Donnangelo
Las becas de apoyo económico y su contribución a las estrategias de estudio ............................. 341
Gabriel Errandonea - Rafael Rey
Abriendo la caja negra. Trayectorias en la Educación Media Superior del Uruguay observadas en
la cohorte de estudiantes evaluados por PISA 2003 ................................................................... 355
Tabaré Fernández
La demanda del trabajo sociológico y los públicos
¿Qué sociología y para quiénes?
Geyser Margel1
Sensibilizar hacia la reflexividad sobre el sentido o los sentidos de las prácticas profesio-
nales de los sociólogos en relación con los públicos que demandan su trabajo profesional
parece ser un eje que se perfila como necesario a nivel de nuestro país y nuestra sociedad.
Desde tal perspectiva y lejos de pretender una mirada esencialista sobre las trayectorias y
tipos de trabajo que realizamos profesionalmente, el espíritu de este artículo es reflexionar
y proponer algunas consideraciones abiertas al debate.
En tiempos en los que retornan a la escena los debates sobre “los fines” de la sociología de
la mano de la “Sociología Pública” y desde una perspectiva reflexiva sobre la construcción de las
trayectorias y tipos de trabajo que realiza el sociólogo, nos proponemos compartir algunas aprecia-
ciones preliminares sobre el tema en cuestión con el objeto de:
i) Invitar a la reflexión sobre “una forma de actuar en la práctica disciplinaria” en relación a posi-
bles públicos de nuestra sociedad y país que se acercan a buscar asesoramiento en nuestra
disciplina.
ii) Presentar y discutir lo que para nosotros son cinco ejes en el proceso de incursión en una
práctica profesional orientada hacia una sociología de empoderamiento de los públicos.
iii) Presentar algunos aspectos de una experiencia concreta que estamos realizando a través
del Departamento de Sociología, FCS, UdelaR con el “Grupo de Estudio y Reflexión sobre el
objeto de trabajo de enfermería: Cuidados en Enfermería.”
El retorno del debate sobre “los fines” de la sociología de la mano de la Sociología Pública y de
la figura de Michael Burawoy -a partir del 2003 en los Estados Unidos y en el contexto de la American
Sociological Association- coloca a éste tal como lo plantea Fernández Esquinas (2006) claramente
como un “síntoma de los tiempos”.
En este sentido, por ejemplo se señala que las instituciones científicas están experimentando
cambios tales como “…la orientación al uso, mayor control, más rendimiento de cuentas y más
1 Dra en Sociología, Profesora Adjunta del Departamento de Sociología, Facultad de Ciencias Sociales. gmargel@gmail.
com
62 Gayser Margel
atención sobre las formas en que en nuestro ejercicio disciplinario nos comprometemos o no con los
problemas de nuestra sociedad; el segundo y el tercero conjugan los aportes de las tipologías que
propone Burawoy que nos habilitarían a problematizar el debate y la reflexividad sobre la práctica del
trabajo sociológico en sus dos dimensiones: ¿Para quién es? y ¿Para qué hacemos sociología?
Partimos de una postura no esencialista y en razón de ello retomamos la propuesta de “Divi-
sión del trabajo sociológico” así como el planteo sobre las formas de “Elaboración de los tipos de
conocimiento” en tanto ejes sugerentes para ubicar trayectorias profesionales y audiencias. Asumimos
a las tipologías como herramientas orientadoras del proceso cognitivo y es desde dicho lugar que
evaluamos su potencial.2
El siguiente cuadro nos habilita a ubicar tipos de prácticas de la sociología en función de
tipos de audiencias (académicas y extra académicas) y tipos de conocimiento (instrumental: tanto
el relativo a la resolución de problemas planteados a nivel académico como a nivel de consultas de
clientes, público extra academia; y reflexivo: relativo al conocimiento que se pregunta por el valor de
las premisas de la sociedad y de la propia disciplina). Se propone una vinculación de interdependencia
recíproca entre ellas, es en palabras de Burawoy “…-la solidaridad orgánica que permite que cada
tipo de sociología obtenga energía, significado e imaginación gracias a su interrelación” (2005, 211).
Ello hace también que cada tipo de sociología pueda ser analizada además desde los aspectos que
delinean a las otras, por ejemplo: los aspectos públicos de la sociología profesional, los aspectos
prácticos de la sociología pública, etc.
2 En este artículo se retoma el uso de los “tipos” como herramientas orientadoras, sea a través de la presentación de
las tipologías de Burawoy, así como en las próximas páginas al plantear la necesidad de perfilar “tipos” de públicos que
demandan al sociólogo en nuestro país. En relación a la potencialidad del método tipológico, remitimos al sugerente
trabajo de María Laura Velasco (2001-2008).
64 Gayser Margel
Por otra parte, el siguiente cuadro no sólo nos permite mapear una serie dimensiones que
hacen a los distintos tipos de conocimientos, lógicas de validación, uso y comunicación, sino que
nos propone hasta los tipos de patologías que pueden desarrollar.
Hemos esbozado los contornos de la propuesta de Burawoy desde los cuales puede ser sugerente
analizar los contenidos de prácticas y trayectorias profesionales. Es desde este lugar que compar-
timos con el lector las siguientes páginas. En nuestra perspectiva, la potencialidad del sentido de lo
“público” está en su orientación hacia la promoción de relaciones de construcción de conocimiento
que empoderan a quienes intervienen en ellas.
3 Las consideraciones retomadas por Bourdieu et ali. (1995, 106-107) en El oficio del sociólogo, en torno a que “Toda
comunidad científica es un microcosmos social con sus instituciones de control, de presión y formación, autoridades
universitarias, jurados, tribunas, críticas, comisiones, instancias de cooptación, etc., que determinan las normas de
competencia profesional y tienden a inculcar los valores que expresan” no pueden tampoco quedar inadvertidas.
La demanda del trabajo sociológico y los públicos. ¿Qué sociología y para quiénes? 65
orientación específica, con ello no se propone establecer rangos o jerarquías éticas en las diferen-
tes trayectorias y prácticas de la profesión. Lo que sí nos interesa es invitar a una pausa reflexiva y
“autoindicarnos” -en el sentido que el interaccionismo simbólico le da al término- los sentidos de las
acciones que nutren e informan nuestras interacciones con los públicos que nos demandan como
profesionales. Esto último también requiere de un ejercicio de perfilamiento y tipificación de actuales
y posibles públicos con los que podemos entablar una relación –aspecto que desborda por cierto
este trabajo–.
En este apartado nos proponemos delinear a modo de titulares cinco ejes de reflexión sobre
una práctica profesional orientada hacia el empoderamiento4 de públicos. Esto es producto del estí-
mulo de la lectura de Burawoy5 y del propio ejercicio profesional.
El primer aspecto a tener en cuenta es asumir que los públicos también se “construyen” y
no son algo “dado”. La sensibilidad sociológica puede ubicarse tanto en un contexto de verificación
como en un contexto de descubrimiento de públicos. En este último tenemos un partido para jugar
y compartimos las palabras de Giddens (2001) al plantearnos la necesidad de “…una sana dosis de
lo que C. Wright Mills calificó célebremente de imaginación sociológica. ¡No desesperéis, sociólogos!
Aún tenéis un mundo para ganar, o al menos que interpretar” (2001, 18).
Un segundo aspecto refiere a la ubicación de los tipos de saberes que poseen los diferentes
públicos, ello es una información sustantiva para iniciar, establecer y mantener la interacción entre el
profesional y los públicos. Los saberes involucrados así como la objetivación de las preguntas que se
hacen y nos hacen los públicos, constituyen dimensiones insoslayables del proceso de construcción
de la referida demanda. Como corolario de lo anterior se hace necesario distinguir entre inquietudes6,
consultas y formulación de la demanda específica. Esta última es un producto específico del trabajo
conjunto entre el sociólogo y ese público una vez que se acuerdan, definen y delimitan las coordenadas
del objeto de problematización y de estudio.
4 Si bien no daremos en esta oportunidad los múltiples debates en torno al concepto de “empoderamiento”, - o hasta
el propio uso del término- sí nos interesa puntualizar más allá de las vertientes desde las cuales se ha promovido
(disciplinarias, institucionales, de colectivos específicos, áreas temáticas, entre otras) la potencialidad de manejarnos
con una orientación “sensibilizadora” sobre empoderamiento, la cual será definida en las próximas páginas. En esta
oportunidad y dada la particularidad de nuestro público, nos resultan fecundas las reflexiones que realiza Rodríguez
Beltrán (2008) en el artículo “Empoderamiento y Salud”, no obstante consideramos que el propio contenido de lo que
se entienda por “empoderar” se irá construyendo –por lo menos en nuestra experiencia de trabajo- paso a paso y en
el desarrollo de nuestra interacción.
5 Le agradezco a Marcos Supervielle el haberme generado la inquietud sobre algo llamado “Sociología Pública”.
6 C. R. Mills establece la distinción entre inquietud y problema como instrumento esencial de la imaginación sociológica y
como característica de toda obra clásica en ciencia social “…se presentan inquietudes en el carácter de un individuo y
en el ámbito de sus relaciones inmediatas de vida social que conoce directa y personalmente. (…) Una inquietud es un
asunto privado: los valores amados por un individuo le parecen a éste que están amenazados”. Y luego continúa “Los
problemas se relacionan con materias que trascienden del ambiente local del individuo y del ámbito de su vida interior.
(…) Un problema es un asunto público: se advierte que está amenazado un valor amado por la gente. ” (1961,28)
66 Gayser Margel
Sostiene Burawoy: “La sociología pública […] entabla una relación dialógica entre el sociólogo
y el público en la medida que cada parte pone su agenda sobre la mesa y trata de ajustarla a la del
otro” (2005, 204). Asumir una perspectiva co-constructivista coloca parámetros claros en términos
del reconocimiento y legitimidad de la capacidad de agencia de quienes intervienen en el proceso de
construcción de la demanda y del conocimiento.
¿De qué estamos hablando cuando nos referimos al empoderamiento de los públicos? Bá-
sicamente de trabajar en aspectos de enseñanza/aprendizaje y/ o tutorías y no de “resolver” los
problemas que nos plantean. Esto depende y se calibra en función de los tipos de saberes y de las
características de los públicos.
¿Qué es para nosotros empoderar un público? Es presentarles herramientas de trabajo y sus
potencialidades; orientarlos en el cómo pensar las estrategias, y sin perder la rigurosidad y la precisión
conceptual usar el lenguaje escrito y oral como canal de comunicación y no como barrera simbólica
en el proceso de interacción y de comunicación.
La versatilidad e imaginación en el diseño de los dispositivos de trabajo con los públicos es
una premisa básica. Ello supone tanto el diseño de herramientas para trabajar y delimitar la demanda
de conocimiento así como las que requiera el propio proceso. La reflexividad del profesional, así
como la vigilancia epistemológica y el cuidado de la interacción en términos de relaciones sujeto-
sujeto son parámetros sustantivos de estas estrategias. Cabe aquí detenernos en una precisión que
pretendemos reforzar: esta práctica sociológica que estamos delineando se sustenta en una base
indiscutible dada por la formación profesional académica. Es desde allí que es posible y necesario
entender la referida reflexividad no sólo como “psicoanálisis del espíritu científico”, sino también con
la apoyatura de las fecundas herramientas que nos proporciona la vigilancia epistemológica y la(s)
sociología(s) del conocimiento –nos inspira Bourdieu (1995) atraído por la fina disección que Gastón
Bachelard plantea en relación a “Los tres grados de la vigilancia”-.
ya que es la propia definición de lo que se considera trabajo la que está en juego en las relaciones
sociales que entablan los sujetos en torno a la actividad laboral” (Margel 2003, 189).
Claro es que no pretendemos agotar este debate en estas líneas, máxime si incorporamos
aquí las dimensiones que hacen al estudio de las “profesiones” y la relación entre profesión y voca-
ción, por ejemplo, o de las transformaciones por las que ha pasado el propio concepto de trabajo,
–compartimos con Hopenhayn (2001) los aspectos que hacen a la existencia de contrastes, cambios
de modalidades y de condiciones concretas en torno al referido concepto–.
No obstante, planteamos que una práctica profesional orientada al empoderamiento de los
públicos supone la existencia de algún “sentido” en términos de compromiso social, configuración
identitaria profesional entre otros, más allá del sentido estrictamente monetario o mercantil que se
derive del contrato con su público.
Considerado uno de los intelectuales claves de la “sociología radical” de los Estados Unidos,
C. Wright Mills y su obra La imaginación sociológica, constituye sin lugar a dudas una lectura obligada
en torno a la discusión de la construcción de la demanda del conocimiento sociológico hoy por hoy
y en relación a las siguientes interrogantes: ¿Qué tipo de conocimiento construir?, ¿Para quiénes? y
¿Para qué? No aspiramos a sintetizar la propuesta de C.W.Mills, pero sí retomar su inquietud en torno
a despejar lo que obtura el pensamiento y la articulación entre el sujeto y su contexto sociohistórico7
y dar lugar a la “imaginación sociológica”.
Nos remitimos a sus palabras: “…los hombres, habitualmente, no definen las inquietudes que
sufren en relación con los cambios históricos y las contradicciones institucionales. […] No poseen
la cualidad mental esencial para percibir la interrelación del hombre y la sociedad, de la biografía
y de la historia, del yo y el mundo. No pueden hacer frente a sus problemas personales en formas
que les permitan controlar las transformaciones estructurales que suelen estar detrás de ellas. Y
luego continúa “Lo que necesitan, y lo que ellos sienten que necesitan, es una cualidad mental que
les ayude a usar la información y a desarrollar la razón para conseguir capitulaciones lúcidas de lo
que ocurre en el mundo y de lo que quizás está ocurriendo dentro de ellos. Y lo que yo me dispongo
a sostener es que lo que los periodistas y los sabios, los artistas y el público, los científicos y los
editores esperan de lo que puede llamarse imaginación sociológica, es precisamente esa cualidad”.
(C.W. Mills 1961,25)
“…la imaginación sociológica no es una mera moda. Es una cualidad mental que parece pro-
meter de la manera más dramática la comprensión de nuestras propias realidades íntimas en relación
con las más amplias realidades sociales. No es meramente una cualidad mental más entre el margen
contemporáneo de sensibilidades culturales: es la cualidad cuyo uso más amplio y más hábil ofrece
7 Debate por cierto clásico de la sociología, articulador del pensamiento de los padres fundadores de la disciplina;
parámetro insoslayable de la producción teórica del siglo XX y de las propuestas articuladoras en relación al debate
micro-macro, acción-estructura.
68 Gayser Margel
la promesa de que todas esas sensibilidades –y de que hecho la razón humana misma– llegarán a
representar un papel más importante en los asuntos humanos” (C.W.Mills, 1961:34).
Este llamado a potenciar esta cualidad está para nosotros insoslayablemente vinculado tanto
al análisis propiamente dicho de los problemas como a la difusión de lo investigado en la practica
profesional. Nuevamente se introduce el debate en torno al sentido con que se usa el lenguaje en los
procesos de construcción y socialización de información o resultados de investigaciones.
2.5. Compromiso y sensibilidad del profesional con los valores humanos y con las
problemáticas públicas
Tal como lo hemos expresado a lo largo de estas páginas, este artículo tiene un objetivo sensi-
bilizador, y no se propone sistematizar las discusiones dadas en torno al compromiso de la sociología
en distintos momentos históricos -tenemos claro lo ambicioso de una tarea de tal envergadura-. No
obstante, parecería que no podemos estar ajenos a una reedición de la discusión sobre qué tipo de
conocimiento estamos produciendo, para qué y para quiénes. Es en este tenor que el llamado a la
sociología a desembotar su filo8 que realiza Giddens (2001) nos adiciona una perspectiva desafiante
a nuestras trayectorias profesionales.
Además de tener que encausar y abordar desde una dimensión pragmática las particulares
demandas que estamos recibiendo hoy por hoy como profesionales de nuestra disciplina, observamos
otras razones que nos llevan a preguntarnos por los porqué. En efecto, las razones las podemos
situar a nivel de contexto país, y desde allí retorna o se refuerza una inquietud sobre el sentido de la
producción de conocimiento más allá de la lógica del mercado porque hay un compromiso que asumir
como universitarios y profesionales, porque la sociedad lo necesita9 y porque se está constituyendo
en reclamo10.
8 La cursiva es nuestra.
9 En torno al tema de las necesidades de la sociedad y el papel de los universitarios compartimos las siguientes palabras
de Dean “La primera pregunta es cómo hace la sociedad para expresar democráticamente sus necesidades, y quién
y cómo debe recogerlas y determinar su satisfacción. Una respuesta sencilla, que rechazo, es que las determine el
mercado, ya que éste sólo atiende necesidades por poder de compra. Otra respuesta es que las determine el Gobierno,
democráticamente constituido, y una tercera es que lo haga la propia Universidad. Pienso que en la medida que se
avance en los procesos de democratización política, económica y social, la solución a lo planteado podría estar cercana.
Considero que, como universitarios, podemos coadyuvar a determinar las carencias existentes y a darles respuesta
parcial, pero nunca adjudicarnos, de manera elitista, el papel determinante de las necesidades de la población” (2007,
26).
10 Por ejemplo, en la presentación del libro El Uruguay del siglo XX. La Sociedad en octubre de 2008 el subdirector de
OPP Conrado Ramos plantea la necesidad que tienen los tomadores de decisiones de contar con discursos sociológicos
sobre los temas que son de atención a nivel de la definición de políticas. En este sentido también se desprendería una
demanda de estilo de discurso/relato sociológico accesible a diferentes públicos -sean los tomadores de decisiones,
sea el público en sentido amplio.
La demanda del trabajo sociológico y los públicos. ¿Qué sociología y para quiénes? 69
Esbozamos en esta tercera parte los aspectos vertebrales del proceso de construcción de la
demanda por parte de un público específico.
El Grupo GER se conformó en el año 2006. Está constituido por docentes de la Facultad de
Enfermería de las Áreas de Salud del Niño y del Adolescente, Salud Mental, Salud Comunitaria, Adminis-
tración de los Servicios de Salud, Historia de Enfermería (dos están en actividad y tres son jubiladas) y
por dos egresadas de la Licenciatura que tienen inserción en el Hospital Universitario y en un Servicio
Privado de Atención Médica Colectiva. Este grupo tiene su propia dinámica de funcionamiento.
En setiembre de 2008 el Grupo GER nos realiza una solicitud de apoyo para el fortalecimiento
de la investigación en Enfermería. En sus inicios la consulta apuntaba a requerir de la apoyatura me-
todológica para “resolver” básicamente algunas cuestiones en el diseño y elaboración de un proyecto
de investigación que estaban delineando. El proyecto era de corte cualitativo y versaba sobre el tema
Cuidados en Enfermería.
La vinculación entre integrantes del GER y docentes e investigadores del Departamento de
Sociología de la Facultad de Ciencias Sociales de UdelaR tiene antecedentes tanto en el ámbito de
la docencia -en metodología cualitativa-, así como a través de la investigación sobre la situación de
Enfermería -esta última desde la perspectiva de género-. En relación a la docencia podemos referir los
siguientes: en el año 2003, “Bases conceptuales que sustentan la investigación cualitativa” (Rodolfo
Levin y Geyser Margel) en la Maestría en Primer Nivel de Atención de Salud, Centro de Postrado del
Instituto Nacional de Enfermería, INDE, UdelaR, y Charla sobre “Enfoque biográfico y entrevistas en
profundidad focalizadas: lineamientos generales y perspectivas en la investigación social” (Geyser
Margel) INDE, UdelaR. En el 2004 el curso “Investigación Cualitativa II” de “Metodología, herramientas
y estrategias para el abordaje de las diferentes situaciones en el Primer Nivel de Atención en Salud”
(Geyser Margel) Formación Permanente, Centro de Posgrado de la Facultad de Enfermería, UdelaR.
En torno a los antecedentes de investigación se ubican por ejemplo los trabajos de fines de los años
noventa “La marca de género en el mercado de trabajo y en la identidad profesional. El caso de personal
de Enfermería” (Rosario Aguirre) y El personal de enfermería del Hospital de Clínicas: condiciones de
vida y la “marca” genérica de la profesión, (Rosario Aguirre, Karina Batthyány- Alma Espino).
Ante la solicitud que nos fuera expresada, formulamos entonces en primera instancia una
propuesta de apoyatura profesional sociológica -a efectos de ajustar la demanda del Grupo-.
Dispositivo de trabajo
y perfilamiento de este “público” que se pregunta por una problemática “pública”. Lo es también como
parte de la lógica contractual y de interacción que establecemos las partes.
Luego de una serie de intercambios primarios le realizamos una entrevista colectiva al Grupo
GER orientada a encuadrar la demanda. El contexto requería de una estrategia que “objetivara” y
devolviera en espejo las inquietudes y problemas al propio grupo y en tal sentido nos interesaba
sondear en “las preguntas que se hacen” y nos “hacen” como público específico.
Se elaboró el documento “La construcción de la demanda sociológica del Grupo GER: Primer
Informe” (Margel, 2008) el cual constituye un material escrito disparador del análisis del estado de
situación y objetivos de dicho colectivo.11
En tal informe se presentan las dimensiones analíticas emergentes en torno a: tipos de razones
por las que se conforman como grupo; etapas de desarrollo del grupo; analizadores de fortalezas y
debilidades; tipo de producto que esperan obtener del “trabajo” con nuestra apoyatura profesional
(qué esperan) y destino (para qué y para quiénes) y noción de “cuidado”-eje articulador de la propia
existencia del grupo. Asimismo, se exponen una suerte de indicaciones operativas para trabajar con el
contenido del documento. En efecto, ese informe es en sí mismo también un instrumento de nuestra
intervención profesional dado que propone hipótesis de trabajo para con el grupo y sobre el grupo.
Desde diciembre y a partir de la discusión interna del referido documento por parte del GER
podemos ubicar una etapa de reflexividad interna de dicho colectivo. El grupo trabajó “hacia adentro”
con las dimensiones de efecto espejo que nosotros formulamos como hipótesis. Comienza allí a
vislumbrarse también un perfilamiento hacia el diseño e instrumentación de una demanda específica
priorizada por el GER.
Desde el inicio de nuestra interlocución se trabaja en formato de reuniones periódicas -todas son
grabadas, y el texto que emerge de la desgrabación constituye también un material de documentación
de nuestra interlocución-. En las reuniones se combina -en función de los requerimientos del propio
proceso de reflexión y focalización- una suerte de “aula” sobre estrategias y técnicas cualitativas de
investigación, se sugiere bibliografía de lectura, con la discusión de los productos escritos y reflexio-
nes elaboradas por el propio grupo en sus instancias internas. Nuestro rol está orientado hacia el
empoderamiento del grupo desde un rol de tutora, que es la designación que el GER nos dio.12
Desde febrero del presente año a la fecha podemos decir que germinó una demanda concreta
de construcción de conocimiento, delimitada y acordada entre las partes, que está abocada a abordar
una problemática de “interés público” para la sociedad uruguaya.
La linealidad de esta breve presentación en etapas, no debe ser confundida con la no linea-
lidad del propio proceso de construcción de conocimiento que fuimos teniendo como colectivo de
trabajo.
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