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NÚRIA ESCUR - 06/03/2006
Me levanté a las seis y media, preparé la comida de mi hijo en su tupper. Nos dimos un beso. Después, la
radio, la noticia... Horas y horas en Ifema, ambulancias en cremallera, un altavoz..., su nombre. Lo tuve
que identificar por el ADN. Pasé seis días sentada en una silla. Mi madre dice que me daban tilas, yo no
recuerdo... Tardaron siete días y siete noches en darme un ataúd. Tengo grabados a fuego los gritos, en
medio de la noche, de las familias a las que les daban la misma noticia. ¿Cree que voy a tener miedo?
-...
- Cuando me levanto, entro en esa vorágine: ¿en nombre de quién me han destrozado la vida? Luego va
llegando la razón. Tarda, tarda un poco. Entonces reacciono: "Pilar, el sofá ya te comió 22 kilos. Levántate
porque hoy tienes que ir a ver a X al taller".
- ¡La llamamos el pingüinario! Nos helamos, se apagan las luces; ya ve, en estas condiciones trabajamos
el estrés postraumático.
- ¿Reciben ayudas?
- El Ministerio del Interior dio 3.000 euros para un año. Pagamos 1.200 mensuales de alquiler y a unos
abogados penalistas -muy buenos, la mayoría catalanes- que van a tener que leerse 77.000 folios. No
cuadra.
- Yo creo que la Comunidad de Madrid no ha mirado el mapa... No nos ha dado ni un euro. Como no
licitaron las subvenciones públicamente, no pudimos concursar a ellas. ¿Cómo llegaron a las otras dos
asociaciones? Nada, es sólo una duda.
- La policía actuó perfectamente siguiendo la línea de investigación que debía y no la política marcada.
Las primeras detenciones ya se hicieron el 13 de marzo. Si el juez no dictara medidas, yo podría
cruzarme esta semana, por la calle, con asesinos de mi hijo.
- Ya he mirado a los ojos de algunos. El Chino creo que se suicidó; el Gitanillo tuvo juicio acordado. Fue
adulto para robar explosivos en la mina Conchita y tuercas para metralla. Pero luego se acogió a la ley del
Menor.
- Por ver si era capaz de entender por qué ese individuo había perdido la condición de ser humano.
Zubeir, por cierto, no me aguantó la mirada, le temblaban los labios al declarar. Voy a seguir mirando a
los ojos de la gente. Me voy a convertir en su pesadilla.
- Un día hablé en el Parlamento, ya lo vieron ustedes por la tele. Me da igual tirios que troyanos.
Abandonaron la sala unos, y otros siguieron leyendo la prensa económica. Que vuelvan a escucharlo. No
cambio el discurso.
- No. Por muchas dianas que pongan en mi puerta, ésa es la casa de mi niño, allí está su habitación,
intacta, y sus cenizas.
- Yo me llevo bien con todas. Sólo unos no se llevan bien con el resto. ¿Sabe? En tiempos de mili, una
madre vio desfilar a su hijo y aplaudió: "¡Qué bien, mi niño! ¡Todos los demás llevan el paso cambiado!".
Pues eso. Yo amo al grupo de Hipercor, a la mujer de Baglietto, a la viuda de Buesa, a los Rekalde,
Ordóñez... ¡Todos de asociaciones distintas!
- Que no voy a pasear bajo una bandera la muerte de un hijo. Que dejen de utilizarlos porque no son
moneda de cambio. Que abandonen la política de patio de colegio.
- Un aldabonazo, un decir "basta ya, señores: ayúdennos, pero no nos metan en su fango, porque
nosotros, en el fango, nos movemos muy mal; es para reptiles".
- Por no admitir que el GEO, por morir en acto de servicio, no merezca la condición de víctima. O por ser
de CC.OO. O por seguir amando al pueblo árabe. A mi hijo no lo mató una cultura ni una etnia. El día
internacional de la Mujer me ha invitado un grupo de mujeres musulmanas. Allí voy a estar y allí
compartiré un té con ellas. Dijimos demasiadas veces "ETA no, vascos sí" como para que yo ahora
criminalice a todo un pueblo.
- Conocen bien el diccionario de insultos. Uno muy habitual es "roja, hija de..." y otro "por cuatro muertos
de mierda perdimos unas elecciones" o "te pegaremos dos...".
- Depende de las fuerzas con que llegue. El alcalde de Madrid nos ha invitado a un acto en el Bosque de
los Ausentes. A nosotros nos gusta más "del recuerdo" (que es pasar dos veces por el corazón). Cada
miembro es libre de ir o no. Aquí, crespón negro y cerrar.
- Un chico se levantó en la asamblea. Sus jefes me acababan de insultar. Pidió el despido. "Porque con
eso han insultado también la muerte de mi hermana". Lloré amargamente pero con orgullo. Como lloré
cuando miré a la novia de mi hijo y le dije: "Un día quiero, mi amor, que tengas hijos. Y que esos hijos
sean también mis nietos".
- Que nos hagáis sentir que hay otra parte de esta sociedad. Yo sé que está ahí y no chilla. Desde el
silencio, quiero sentir su abrazo.
POR DIGNIDAD
A Daniel le gustaba la trova ("la libertad sólo es visible para quien la labra"). Un día, hace dos años, subió al
tercer vagón del tren y encontró la muerte. Desde entonces, su madre ha perdido 22 kilos y lleva el reloj que se
puso Daniel aquella mañana. Es la continuación de su latido, le da fuerza. Duerme menos de cinco horas y no
consigue comer carne. Defiende el recuerdo de quien perdió la vida el 11-M y lucha por la estela de los
afectados. Hay mucho por saldar: ser acusación popular "seria y técnica, no política". Al final, su escolta me
confiesa que el valor de esta mujer le sorprende día a día: "Yo no era de su cuerda; pero la dignidad..., eso me
lo ha enseñado ella". Pilar tiene la voz templada y sabe que, si se quiebra, detrás, muchos otros la
acompañarán sin condiciones.