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Manual Corti Capítulo 6
Manual Corti Capítulo 6
otros”, 2003, Fallos 326:1280 y “P., R. A. v. Tierra del Fuego”, 21/3/2006, DJ del
20/9/2006.
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______Una visión sobre el tema puede verse en la monografía de ANDREU MESTRE,
Apolonia, Las modificaciones presupuestarias. Un análisis en el ordenamiento financiero
del Estado y en el de las Comunidades Autónomas, Lex Nova, Valladolid, 2005.
de la reforma, que personifican al Tesoro: el Jefe de Gabinete y la Auditoría. El primero,
según lo dispone el art. 101, tiene la obligación de acudir al menos una vez por mes al
Congreso para informar sobre la marcha de la administración. La presencia mensual del
Jefe de Gabinete ante el Congreso asegura que éste conozca en tiempo real cada detalle de
la ejecución del presupuesto: evolución de los gastos y cumplimiento de las estimaciones
recaudatorias. Adquirir la información en tiempo real le permitiría al Congreso efectuar las
modificaciones legales que estime pertinentes, respetándose así la reserva de ley en materia
presupuestaria. Asimismo, si la Auditoría interviene desde la primera actuación del
Congreso (examen del proyecto de ley enviado por el Jefe de Gabinete para su aprobación),
ya tiene un conocimiento efectivo y previo de la situación, que le permite dictaminar con
rapidez sobre la propuesta e modificación requerida.
Esto es: la reserva de ley aplicada a su modificación durante la ejecución permite la
agilidad de las decisiones en la medida en que las instituciones referidas a la actividad
financiera pública del Ejecutivo (el Jefe de Gabinete) y del Congreso (la Auditoría)
cumplan con las funciones que les asigna la Constitución.
Por cierto, hay dos situaciones que cabe contemplar. Por un lado, la marcha cotidiana de la
Administración puede exigir variaciones mínimas que tornen engorroso e irracional seguir
la totalidad de un trámite legislativo para su aprobación. Esta circunstancia justifica el
otorgamiento al Jefe de Gabinete de potestades para efectuar modificaciones mínimas de la
ley, que tienen que estar acotadas por la ley orgánica en término de porcentajes, de forma
que sólo pueda modificarse una porción pequeña y predeterminada de los gastos totales, o
en término de finalidades, de manera que sólo puedan alterarse ciertos tipos de finalidades
y no otras.
Es decir: hay un ámbito racional y mínimo para que la ley se modifique por medio del
ejercicio de la potestad reglamentaria a cargo del Jefe de Gabinete, que será luego
informada por éste en su informe mensual.
Por otro lado, resulta indudable que pueden ocurrir circunstancias extraordinarias que
impongan la inmediata modificación de la Ley de Presupuesto, situaciones que llevan a
considerar la legitimidad de utilizar en la materia los métodos constitucionales que habilitan
el ejercicio de potestades legislativas por parte del Ejecutivo: el dictado de decretos de
necesidad y urgencia (DNU) y el uso de la delegación legislativa, mecanismos que serán
tratados en el capítulo referido a la flexibilización de la reserva legal.
1. La regulación contenida en la LAF: el art. 37 y el art. 39.
La situación del Congreso y del Poder Judicial
Veamos ahora la regulación contenida en la ley orgánica.
Actualmente, luego de la debatida reforma introducida por la ley 26.124, el art. 37 de la
LAF, dispone la siguiente regla general sobre la cuestión: “La reglamentación establecerá
los alcances y mecanismos para efectuar las modificaciones a la Ley de Presupuesto
General que resulten necesarios durante su ejecución. Quedan reservadas al Congreso
Nacional las decisiones que afecten el monto total del presupuesto y el monto del
endeudamiento previsto. El Jefe de Gabinete de Ministros puede disponer las
reestructuraciones presupuestarias que considere necesarias dentro del total aprobado por
cada Ley de Presupuesto, quedando comprendidas las modificaciones que involucren a
gastos corrientes, gastos de capital, aplicaciones financieras y distribución de las
finalidades. A tales fines, exceptúase al Jefe de Gabinete de Ministros de lo establecido en
el art. 15, ley 25.917. El incremento de las partidas que refieran gastos reservados y de
inteligencia sólo podrá disponerse por el Congreso de la Nación” 30.
El referido art. 15, LFRF, uno de cuyos objetivos generales es unificar la legislación
presupuestaria federal y provincial, y que ahora no es de aplicación al Jefe de Gabinete (o
sea, al propio gobierno federal), dispone que “El Poder Ejecutivo nacional, los poderes
Ejecutivos provinciales y el de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires sólo podrán, durante
la ejecución presupuestaria, aprobar mayores gastos de otros poderes del Estado siempre
que estuviera asegurado un financiamiento especialmente destinado a su atención.
Asimismo, no podrán aprobar modificaciones presupuestarias que impliquen incrementos
en los gastos corrientes en detrimento de los gastos de capital o de las aplicaciones
financieras”.
El actual art. 37, LAF, delega en el Jefe de Gabinete la potestad de modificar la Ley de
Presupuesto en su ejecución de forma totalmente discrecional, salvo en lo relativo al monto
total y al endeudamiento.
Es indudable que, en términos constitucionales, la reserva de ley se extiende a la potestad
modificatoria, más allá de que existan circunstancias precisas y acotadas que puedan
justificar que una porción de la ley pueda ser modificada por el Ejecutivo. De ahí resulta
que el art. 37, LAF, contiene una genuina delegación casi completa de una potestad, cuya
legitimidad la analizaremos más adelante al tratar la delegación legislativa en la materia.
Basta aquí destacar que una delegación estructural de este tipo (sin plazo de vigencia y sin
fijación de bases) no es compatible con lo prescripto por el art. 76, CN.
Por su parte, el art. 37, dec. 2666/1992, reglamentario de la LAF dispone que “al decretarse
la distribución administrativa del presupuesto de gastos, el Poder Ejecutivo nacional
establecerá los alcances y mecanismos para llevar a cabo las modificaciones al presupuesto
general, dentro de los límites que la ley le señala. Las solicitudes de modificaciones al
presupuesto general de la Administración Nacional deberán ser presentadas ante la Oficina
Nacional de Presupuesto, mediante la remisión del proyecto de acto administrativo que
corresponda, acompañado de la respectiva justificación y de acuerdo con las normas e
instrucciones que dicha oficina nacional establezca. Para los casos en que las
modificaciones se aprueben a nivel de las propias jurisdicciones y entidades, el decreto que
establezca la distribución administrativa deberá fijar los plazos y las formas para la
comunicación, a la Oficina Nacional de Presupuesto, de los ajustes operados”.
De acuerdo con estas reglas generales, LAF y reglamentación, hay una triple distribución
de potestades para modificar el presupuesto en curso de ejecución, a partir de una
clasificación de los diferentes aspectos de la ley:
a) Aspectos reservados al Congreso: modificación del monto total y del endeudamiento;
b) Aspectos modificables por el Jefe de Gabinete: todos los restantes;
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______El debate en la Cámara de Senadores se llevó a cabo en la 16ª reunión, 14ª sesión
ordinaria el 12 y 13/7/2006; el ocurrido en la Cámara de Diputados lo fue en la 24ª reunión,
17ª reunión ordinaria, el 2/8/2006. Sobre la reforma del art. 37, LAF, ver, entre otros:
GARCÍA BELSUNCE, Horacio, “La reforma a la ley 24.156, de Administración Financiera: sus
vicios políticos y constitucionales”, PET 2006 (julio-353), p. 1; GELLI, María A., “De la
delegación excepcional a la reglamentación delegativa. Acerca de la reforma de la Ley de
Administración Financiera”, LL 2006-18, supl. Constitucional; RUIZ DE LOS LLANOS, Gabriel,
“La Constitución Nacional y la Ley Anual del Presupuesto”, ED del 29/8/2006; PÉREZ
HUALDE, Alejandro, “La postergación institucional”, LL supl. Administrativo, p. 1.
c) Aspectos modificables por entidades y jurisdicciones: todos los que disponga el Jefe de
Gabinete.
Más allá de la evaluación que se haga del actual art. 37, LAF, a la luz del art. 76, CN, que
regula la delegación legislativa, lo cierto es que, desde otro ángulo de análisis, conduce a
revalorizar la figura del Jefe de Gabinete. Por cierto, podría revalorizársela de otra forma,
dándole el lugar constitucional que le corresponde, de manera que él: a) efectivamente esté
a cargo de la elaboración del proyecto de ley y de la dirección de su ejecución (potestades
que hoy comparte con el Ministerio de Economía) y, además, b) informe mes a mes al
Congreso sobre la marcha de la ejecución presupuestaria.
La comprensión política del actual art. 37 de la LAF, requiere considerar la historia que ha
tenido dicha cláusula, al menos desde la reforma constitucional de 1994.
Previo a ello es preciso tener en cuenta las restantes reglas jurídicas referidas a la
posibilidad de modificar la Ley de Presupuesto durante su ejecución.
En primer lugar, la LAF incluye un régimen especial en lo que respecta a un subconjunto
de situaciones urgentes, que habilitan la decisión presupuestaria directa por parte del Poder
Ejecutivo. De acuerdo con el art. 39, “el Poder Ejecutivo nacional podrá disponer
autorizaciones para gastar no incluidas en la Ley de Presupuesto General para atender el
socorro inmediato por parte del gobierno en casos de epidemias, inundaciones, terremotos u
otros de fuerza mayor. Estas autorizaciones deberán ser comunicadas al Congreso Nacional
en el mismo acto que las disponga, acompañando los elementos de juicio que permitan
apreciar la imposibilidad de atender las situaciones que las motivaron dentro de las
previsiones ordinarias o con saldos disponibles en rubros presupuestarios imputables. Las
autorizaciones así dispuestas se incorporarán al presupuesto general”.
Esta disposición legal no fue considerada en los tres reglamentos principales de la LAF.
Tampoco fue usada ante situaciones que la habilitaban. Así, en 1998, luego del desastre
producido en el litoral argentino por las lluvias e inundaciones, el entonces Presidente dictó
el DNU 699/1998 por el cual: a) se dispuso que las pérdidas producidas serán atendidas
mediante créditos internacionales, cuya gestión por dicho acto se autoriza, reasignación de
créditos ya otorgados y reasignación de partidas, sin sujeción a lo dispuesto por los arts. 37,
LAF, 29, ley 24.938 (art. 1º); b) se consideró “otorgada la autorización” prevista por el art.
15, LAF, “a todos los proyectos y obras vinculados con la reconstrucción de
infraestructuras que deban iniciarse y que tengan incidencias en ejercicios futuros” (art. 4º),
y c) se facultó al Jefe de Gabinete a disponer las reasignaciones del caso y a aprobar la
nómina de proyectos y obras de infraestructura (arts. 2º y 4º).
El art. 39 de la LAF puede verse como un modo de regulación racional de la facultad
reglamentaria de la Ley de Presupuesto en ejecución, en la medida en que se encuentra
delimitada una situación que exige un “socorro inmediato” y a la vez se establece un
procedimiento.
El cuadro de la regulación orgánica de la potestad modificatoria tiene que complementarse
con las reglas contenidas en la Ley Complementaria Permanente Presupuesto y en la ley
25.453, de Autarquía Judicial, referidas respectivamente al Congreso y al Poder Judicial.
De acuerdo con el art. 13 de la LCPP, se autoriza “a los Presidentes de ambas Cámaras del
Congreso de la Nación para reajustar los créditos de sus presupuestos jurisdiccionales,
debiendo comunicar al Poder Ejecutivo nacional las modificaciones que dispusieran. Tales
modificaciones sólo podrán realizarse dentro del respectivo total de créditos autorizados.
Las jurisdicciones mencionadas tendrán libre disponibilidad de los créditos que le asigne la
Ley de Presupuesto, sin más restricciones que las que la propia ley determina en forma
expresa”.
El Congreso, luego de haber él mismo aprobado la Ley de Presupuesto, se autoriza a sí
mismo a disponer “libremente” de los créditos presupuestarios, es decir, sin tener en cuenta
las finalidades especificadas en la ley. En otras palabras, el Congreso se autoriza a sí mismo
a gastar una suma global.
Esta disposición es a su vez complementada en el mismo texto con otra delegación del
Congreso a los Presidentes de ambas Cámaras. Así, según el art. 9º, LCPP, se autoriza “a
los Presidentes de ambas Cámaras del Congreso de la Nación a disponer de los sobrantes de
sus presupuestos y recaudaciones propias y derivadas de la venta de bienes de su
jurisdicción, para reforzar partidas y atender exigencias imprevistas o de carácter
extraordinario, ejecutar las obras que consideren necesarias para ampliar las dependencias
de sus respectivas jurisdicciones y adquirir inmuebles”.
Una situación semejante se produce respecto del Poder Judicial. La ley 23.853, de
Autarquía Judicial, prevé dos posibilidades para modificar la Ley de Presupuesto durante su
ejecución. Por un lado, el art. 4º autoriza “al Poder Ejecutivo nacional para introducir
modificaciones en las erogaciones del Poder Judicial de la Nación en la medida en que sean
producto de modificaciones en la estimación de los recursos que la financian, lo que
también podrá hacerse a requerimiento de la Corte Suprema de Justicia de la Nación,
conforme lo establezca la reglamentación”. Por otra parte, se faculta “a la Corte Suprema
de Justicia de la Nación, a disponer las reestructuraciones y compensaciones que considere
necesarias, dentro de la suma total correspondiente al Poder Judicial en el presupuesto
general de la administración nacional”.
Es decir, la legislación orgánica contiene reglas particulares para el Congreso y el Poder
Judicial (LCPP y Ley de Autarquía), que les permite efectuar modificaciones de la ley
durante su ejecución con total discrecionalidad.
Hoy en día, en rigor, la ley le acuerda a los tres poderes del Estado la posibilidad de
modificar todos los aspectos de la Ley de Presupuesto en tanto no modifiquen la suma
global. Así lo hace la LAF con el Poder Ejecutivo, la LCPP con el propio Congreso y la
Ley de Autarquía con el Poder Judicial. Se trata de tres delegaciones estructurales, que
expresan, a pesar de su fragilidad constitucional, una visión coherente del ejercicio del
poder.
2. El texto originario de la LAF. Breve historia de las modificaciones de la Ley de
Presupuesto luego de la reforma constitucional de 1994
Según su redacción originaria, el art. 37 de la LAF, vigente hasta 2006, disponía que “la
reglamentación establecerá los alcances y mecanismos para efectuar las modificaciones a la
Ley de Presupuesto General que resulten necesarios durante su ejecución. Quedarán
reservadas al Congreso Nacional las decisiones que afecten el monto total del presupuesto y
el monto del endeudamiento previsto, así como los cambios que impliquen incrementar los
gastos corrientes en detrimento de los gastos de capital o de las aplicaciones financieras, y
los que impliquen un cambio en la distribución de las finalidades”.
La ley orgánica explicitaba el ámbito de la reserva de ley, fijado por la Constitución, y
dejaba en claro que le correspondía al Congreso las decisiones que modificaran: a) el total
del gasto público autorizado; b) el monto previsto del endeudamiento público; c) las
finalidades de los gastos autorizados, y que d) implicaran aumentar los gastos corrientes en
detrimento de los gastos de capital y aplicaciones financieras.
Como puede apreciarse, la consideración conjunta de las cuatro restricciones establecidas
por el art. 37, LAF, casi no dejaba margen alguno para que el Poder Ejecutivo modificara el
presupuesto fijado por ley, convirtiéndose tal artículo en una ratificación de la reserva de
ley presupuestaria ya fijada por la Constitución. Efectivamente, el Poder Ejecutivo sólo
podría haber efectuado una modificación que no cambiara la finalidad de la autorización,
no aumentara tanto los gastos corrientes como los totales y no variase el monto de las
operaciones de crédito público autorizadas.
Sin embargo, este régimen severo era un marco general y efímero. Año tras año, las
sucesivas leyes de presupuesto habitualmente incluyeron cláusulas referidas a las
potestades modificatorias del presupuesto, que implicaron complementar o alterar las reglas
de la LAF. Aun cuando agotaron, en general, sus efectos en el ejercicio financiero al cual se
referían, la constancia y variedad de estas disposiciones impide obviarlas, ya que en
definitiva revelan la forma real mediante la cual la Ley de Presupuesto ha sido
cotidianamente modificada. Su análisis revela también las características del medio
institucional, que excede el ámbito de un partido político y que, finalmente, condujo a la
reforma del art. 37, LAF. Es decir, se está ante una práctica homogénea del sistema político
argentino, no de una peculiaridad de uno de sus integrantes.
Se refieren a continuación los ejercicios financieros posteriores a la reforma constitucional,
es decir las leyes de presupuesto de 1995 a 2006, así como el conjunto de disposiciones que
en cada ejercicio las modificaron.
a) Ejercicio financiero 1995
La primera Ley de Presupuesto posterior a la reforma constitucional es la ley 24.447, de
presupuesto para 1995. En su art. 10 se delegó la potestad “al Poder Ejecutivo nacional para
introducir ampliaciones en los créditos presupuestarios y establecer su distribución, en la
medida en que las mismas sean financiadas con incrementos en los montos estimados para
recursos y para el endeudamiento público determinados en los arts. 2º y 4º de la presente
ley. El Poder Ejecutivo nacional podrá delegar la facultad a que se hace referencia en el
presente artículo”.
El art. 11, por su parte, disponía otro sistema complejo de delegación de potestades para
modificar la ley, según el cual “El Poder Ejecutivo nacional no podrá efectuar
modificaciones que impliquen: a) Transferencias de créditos entre las finalidades
establecidas en el artículo 1º de la presente ley. b) Transferencias de créditos de gastos de
capital y de aplicaciones financieras a gastos corrientes. La limitación dispuesta
precedentemente no regirá en los siguientes casos: 1. En que se afecten créditos de las
Jurisdicciones 90, Servicio de la Deuda Pública; 91, Obligaciones a cargo del Tesoro. 2. En
que se afecten créditos de otras jurisdicciones, recursos adicionales provenientes de ahorros
en la ejecución presupuestaria, para efectuar las transferencias y pagos con destino a la
conclusión de las obras del ex Fondo de Desarrollo Regional, en cumplimiento con los
convenios suscriptos con las provincias y lo dispuesto en el artículo 18 de la ley 23.548.
Asimismo, el Poder Ejecutivo nacional no podrá aprobar incrementos en el total de cargos
y horas de cátedra vigentes y en ninguno de sus niveles escalafonarios dentro del total de
cada jurisdicción y de cada organismo descentralizado o institución de seguridad social.
Exceptúase de la presente limitación a los cargos correspondientes a funciones ejecutivas
previstos en el dec. 993 del 27/5/1991, a los correspondientes a las autoridades superiores
del Poder Ejecutivo nacional, a los del Anses que se originen por las transferencias de las
cajas de jubilaciones provinciales en cumplimiento del Pacto Federal para el Empleo, la
Producción y el Crecimiento, a los de la CONEA para posibilitar el adecuamiento de su
planta de personal, con motivo de la creación de Nucleoeléctrica Argentina SA, a las
unidades de auditoría interna previstas en la ley 24.156, y al ente nacional regulador
nuclear. Asimismo, quedan exceptuadas las transferencias de cargos u horas de cátedra
resultantes de modificaciones institucionales realizadas dentro del marco de la Ley de
Ministerios y las reestructuraciones de cargos originadas en regímenes que determinan
incorporaciones de agentes que completen cursos de capacitación específicos
correspondientes a las fuerzas armadas, de seguridad y del servicio exterior de la Nación.
La cantidad de cargos y horas de cátedra determinados en la planilla 11 anexa al presente
artículo y en las planillas 12, 12A y 12B, anexas a los artículos 62, 63 y 64 de la presente
ley, constituyen el límite máximo de los cargos y horas de cátedra financiados. Su
habilitación quedará supeditada a que se hallen comprendidos en las estructuras
organizativas aprobadas o que se aprueben para cada jurisdicción o entidad. El Poder
Ejecutivo nacional podrá disponer las reestructuraciones que considere necesarias dentro de
las limitaciones señaladas en los párrafos anteriores, pudiendo delegar dichas facultades,
mediante el dictado de normas que regulen las modificaciones presupuestarias en el ámbito
de su jurisdicción”.
La “delegación para ampliar créditos” fue objeto de regulación por parte del propio Poder
Ejecutivo a través del dec. 1060/1995. Su objeto consistió en precisar los términos de
cláusulas del tenor a la inserta en el citado art. 10, ley 24.447, ya que, según los
considerandos del decreto, “constituye una práctica habitual que las leyes de presupuesto
autoricen al Poder Ejecutivo nacional a introducir ampliaciones en los créditos
presupuestarios”.
El art. 1º del referido decreto estableció “que la autorización que confieran las leyes de
presupuesto de la administración nacional al Poder Ejecutivo nacional relacionada con
ampliación en los créditos presupuestarios financiada con endeudamiento público por sobre
la estimación de dicha fuente de financiamiento, sólo se podrá utilizar hasta el límite fijado
de acuerdo con las disposiciones del art. 60, ley 24.156, y por nuevos endeudamientos
concretados con organismos financieros internacionales de los que la Nación forma parte.
Interprétase asimismo, que como consecuencia de la autorización referida en el párrafo
anterior, el Poder Ejecutivo nacional queda facultado para modificar el resultado financiero
de la administración nacional”.
De tal forma, el Poder Ejecutivo puede ampliar las autorizaciones dispuestas si se recaudan
más ingresos que los estimados —por ejemplo, se producen mayores ingresos tributarios—
y si se realizan nuevas operaciones de crédito público. Estas últimas, a su vez, no pueden
superar el límite fijado por el art. 60, LAF, según el cual “las entidades de la administración
nacional no podrán formalizar ninguna operación de crédito público que no esté
contemplada en la Ley de Presupuesto General del año respectivo o en una ley específica.
La Ley de Presupuesto General debe indicar como mínimo las siguientes características de
las operaciones de crédito público autorizadas: tipo de deuda, especificando si se trata de
interna o externa; monto máximo autorizado para la operación; plazo mínimo de
amortización; destino del financiamiento. Si las operaciones de crédito público de la
administración nacional no estuvieran autorizadas en la Ley de Presupuesto General del año
respectivo, requerirán de una ley que las autorice expresamente. Se exceptúa del
cumplimiento de las disposiciones establecidas precedentemente en este artículo, a las
operaciones de crédito público que formalice el Poder Ejecutivo nacional con los
organismos financieros internacionales de los que la Nación forma parte”.
Dado que según el art. 60 de la LAF, que finalmente explicita la reserva de ley en materia
de crédito público fijada en el inc. 9º del art. 75 de la Constitución, la Ley de Presupuesto
debe fijar el monto máximo de endeudamiento y el dec. 1060/1995 limita las ampliaciones
presupuestarias al referido monto máximo, el Poder Ejecutivo no puede, en rigor, efectuar
en este aspecto ampliación alguna de lo ya establecido por la ley. Por otra parte, ya la LAF,
como veremos más adelante, le había delegado al Poder Ejecutivo concretar operaciones de
crédito público con los organismos financieros internacionales de los que la Nación forma
parte, pues en tales casos eliminó sin más el deber de efectuar la autorización legislativa
correspondiente.
b) Ejercicio financiero 1996
En su art. 11, la ley 24.624, de presupuesto para 1996, reiteraba el art. 11, ley 24.447, pero
computando, ahora sí, la existencia de un nuevo texto constitucional, al autorizar ahora “al
Jefe de Gabinete de Ministros para introducir ampliaciones en los créditos presupuestarios
y establecer su distribución, en la medida en que las mismas sean financiadas con
incrementos en los montos estimados para recursos y para el endeudamiento público
determinados en los arts. 2º y 4º de la presente ley”.
El art. 13, párr. 1º, ley 24.624, por su parte, incluía una disposición análoga a la contenida
en el art. 11, ley 24.447, salvo que aquí también se efectúa la delegación al Jefe de
Gabinete. También incluía dos reglas genéricas referidas a las delegaciones. El art. 41,
según la cual “las facultades otorgadas por la presente ley al Jefe de Gabinete de Ministros
podrán ser asumidas por el Poder Ejecutivo nacional, en su carácter de responsable político
de la administración general del país y en función de lo dispuesto por el inc. 10 del art. 99
de la Constitución Nacional”, y el art. 42 que a su vez dejó establecido “que el Jefe de
Gabinete de Ministros podrá delegar las facultades conferidas por la presente ley, en el
marco de las competencias asignadas por la Ley de Ministerios”.
Es decir: el Presidente podía, según estas reglas, apropiarse de las potestades que el
Legislativo le delegó al Jefe de Gabinete y éste, a su vez, podía subdelegarlas en los
ministros.
En el curso del año 1996, primero por medio de ley 24.644 y luego por la ley 24.698, se
reformuló el presupuesto de ese año, es decir: se modificó la ley 24.624.
El art. 7º de la ley 24.698 amplió la autorización conferida al Poder Ejecutivo para realizar
operaciones de crédito público en 4.000 millones de pesos, “que quedan exceptuadas de las
disposiciones del art. 56 in fine de la ley 24.156”. Cabe recordar aquí que este último
artículo dispone, en su último párrafo, que “se prohíbe realizar operaciones de crédito
público para financiar gastos operativos”. Se trata de una regla que organiza la relación
entre recursos y gastos públicos, prohibiendo afectar de forma específica un tipo de
recursos (las operaciones de crédito público) a un tipo de gasto (los operativos). Estos
últimos, a su vez, habían sido definidos en el ya citado dec. 1060/1995 (referido a las
ampliaciones presupuestarias) como “aquellas erogaciones de la administración nacional
incluidas como gastos de consumo en el clasificador económico del gasto, con las
excepciones dispuestas por el dec. 1361 de fecha 5/8/1994”.
De todo esto se deduce que la ley permitió realizar operaciones de crédito público para
financiar gastos operativos.
Por su parte, el art. 9º autorizó “al Jefe de Gabinete de Ministros a realizar las
reestructuraciones presupuestarias a que dé lugar la ampliación de las operaciones de
crédito público dispuestas por el artículo anterior, pudiendo a su vez delegar dicha
facultad”.
Con posterioridad, el art. 10 de la ley 24.698 amplió los poderes delegados al Jefe de
Gabinete, respecto de la prohibición antes citada dispuesta en la ley 24.624 de presupuesto
de ese año, art. 13, cláusula que a su vez ya ampliaba sus facultades respecto de lo
dispuesto por la LAF, art. 37, que no es siquiera mencionada.
En un escenario entonces ya totalmente intrincado, el citado artículo autorizó “al Jefe de
Gabinete de Ministros a introducir modificaciones en los créditos presupuestarios vigentes,
de las jurisdicciones y entidades de la administración nacional, correspondientes al ejercicio
de 1996 sin las limitaciones a que se refieren los puntos 1 y 2 primera parte del art. 13 de la
ley 24.624, y al sólo efecto de posibilitar la atención de las necesidades de ineludible
cumplimiento, debiendo informar al Honorable Congreso de la Nación, en cada
oportunidad en que se haga uso de la facultad conferida por el presente artículo”.
c) Ejercicio financiero 1997
Disposiciones semejantes a las precedentes fueron incluidas en la ley que fijó el
presupuesto para el ejercicio 1997, ley 24.764, arts. 12, 13, 15 y 16, que fue modificada,
sucesivamente, por las leyes 24.878, 24.908, 24.916, 24.918 y por el DNU 9/1998.
La ley 24.878 modificó el presupuesto, incrementó los gastos de una partida presupuestaria
y autorizó al Ministerio de Economía a financiarlo con un aumento en el monto de los
recursos estimados o, en su defecto, con endeudamiento. La ley 24.908 amplió el
presupuesto destinado a dos hospitales públicos y autorizó, para financiar esa ampliación, la
realización de operaciones de crédito público.
En la ley 24.916 se introdujeron variaciones respecto de la forma de efectuar las
modificaciones, tal como se hacía en los años anteriores. Además de autorizarse al Jefe de
Gabinete a realizar ampliaciones de los créditos presupuestarios sin sujeción a lo dispuesto
en el art. 56 in fine, LAF, en esa ocasión sí se dispensó de los límites que, de forma general,
establece el art. 37 de la LAF.
Este texto es importante, porque es, según el rastreo aquí efectuado en este laberinto
jurídico, la base de sucesivas decisiones legislativas sobre el tema. Según él, se faculta “al
Jefe de Gabinete de Ministros a disponer las reestructuraciones presupuestarias que
considere necesarias dentro de los créditos vigentes sin las limitaciones dispuestas por los
arts. 37 in fine de la ley 24.156 y 16 de la ley 24.764, y al solo efecto de posibilitar la
atención de las necesidades de ineludible cumplimiento, debiendo informar al Honorable
Congreso de la Nación, en cada oportunidad en que se haga uso de la facultad conferida por
el presente artículo”.
La justificación, como se ve, de la excepción al art. 37 —que es como decir, de forma
oblicua, una excepción a la propia reserva de ley— se encuentra en el “estado de necesidad
ineludible”.
Luego, por ley 24.918, se efectuó una cuarta ampliación del presupuesto para 1997,
destinándose nuevos fondos a la Secretaría de Turismo y facultándose al Jefe de Gabinete a
efectuar las modificaciones presupuestarias correspondientes.
Ya concluido el ejercicio 1997, el 6/1/1998, el entonces Presidente dictó el DNU 9/1998,
por el cual se modificó el art. 9º que aprobaba la contratación de obras o adquisición de
bienes y servicios con plazo de ejecución superior al año 1997 y se autorizaron gastos para
dos obras de 12 años de duración, referidos a la remodelación de edificios del Poder
Judicial y a la construcción de un nuevo edificio para la escuela de mecánica de la armada.
Ésta es la decisión más singular, pues importó modificar, por intermedio de un decreto de
necesidad y urgencia, una Ley de Presupuesto ya no vigente.
d) Ejercicio financiero 1998
Una vez más, reglas semejantes a las antes mencionadas figuraron en la ley 24.938, que fijó
el presupuesto para 1998.
Entre las innovaciones, se incorporó un nuevo supuesto, contenido en el art. 13, según el
cual se faculta “al Jefe de Gabinete de Ministros a realizar las ampliaciones o
modificaciones de los créditos presupuestarios originados en el dictado de normas legales
relacionadas con la privatización o concesión de servicios o funciones a cargo del Estado
nacional”.
La tradicional facultad ampliatoria también tuvo nuevas características. De acuerdo con el
art. 12, se autorizó al “Jefe de Gabinete de Ministros para introducir ampliaciones en los
créditos presupuestarios aprobados por la presente ley y a establecer su distribución, en la
medida en que las mismas sean financiadas con incremento en fuentes de financiamiento
originadas en préstamos de organismos financieros internacionales de los que la Nación
forma parte, y por las operaciones de crédito público autorizadas en el párr. 1º del artículo
6º de la presente ley. Asimismo, a requerimiento de los Presidentes de ambas Cámaras del
Congreso Nacional el Jefe de Gabinete de Ministros podrá incorporar los sobrantes de los
presupuestos de la Jurisdicción Poder Legislativo nacional a que alude el artículo 9º de la
ley 11.672, complementaria permanente de presupuesto (t.o. 1996), existentes al
31/12/1997, para atender necesidades adicionales de funcionamiento del Poder Legislativo
nacional. El Jefe de Gabinete de Ministros podrá asimismo, disponer ampliaciones
debidamente fundamentadas en los créditos presupuestarios de la Administración Central y
de los organismos descentralizados y su correspondiente distribución, financiados con
incrementos en los recursos con afectación específica o propios, incluidas las donaciones
que se perciban durante el ejercicio, con la condición de que la proyección anual no sea
inferior a los estimados en el artículo 2º de la presente ley. Las medidas que se dicten en
uso de esta facultad deberán destinar un porcentaje como aporte al Tesoro nacional, de
acuerdo con los siguientes criterios: a) 35% de los recursos provenientes de fuentes
tributarias y no tributarias. Exceptúanse en todos los casos de la contribución al Tesoro
nacional los recursos originados en donaciones, los que tienen asignación específica a las
provincias (expresión vetada por dec. 1463/1997). b) 20% de los mayores recursos
provenientes de la venta de bienes y servicios relacionados con las funciones de las
jurisdicciones o entidades, con excepción de aquéllos incluidos en la función ciencia y
técnica cuya nómina figura en la planilla 19 anexa al artículo 25 de la presente ley, en los
cuales se reducirá en 10 puntos el porcentaje citado en este inciso. Lo dispuesto en este
inciso no será de aplicación para la Auditoría General de la Nación y la Sindicatura General
de la Nación. Autorízase al Jefe de Gabinete de Ministros a disponer ampliaciones en los
créditos presupuestarios financiados con recursos del Tesoro nacional provenientes de los
aportes dispuestos en los incisos a) y b) del presente artículo”.
Por su parte, en el art. 14 se remitió, esta vez sin modificarlo, al art. 37, LAF, y se permitió,
una vez más, la subdelegación: “Facúltase al Jefe de Gabinete de Ministros a disponer las
reestructuraciones presupuestarias que considere necesarias dentro del total aprobado por la
presente ley, con las limitaciones dispuestas por el artículo 37 de la ley 24.156, pudiendo
delegar dichas facultades mediante el dictado de normas que regulen las modificaciones en
el ámbito del Poder Ejecutivo nacional”.
Durante la ejecución del presupuesto para 1998, las sucesivas modificaciones fueron
abundantes, generadas tanto por ley como por medio del dictado de decreto de necesidad y
urgencia.
La ley 24.947 modificó el presupuesto al autorizar una contratación que incidía en varios
ejercicios presupuestarios (3 años). El dec. 365/1998, dictado por el Presidente en ejercicio
de las potestades atribuidas por el art. 99, inc. 1º, CN, incorporó al presupuesto el
organismo regulador del sistema de aeropuertos. El DNU 419/1998 dejó sin efecto el ya
mencionado dec. 9/1998 y autorizó al Jefe de Gabinete a comprometer créditos
presupuestarios por ejercicios futuros hasta un término de 15 y 7 años. El DNU 1089/1998
amplió el presupuesto destinado a dos hospitales públicos y autorizó, para financiar esa
ampliación, la realización de operaciones de crédito público. El DNU 1354/1998 amplió el
presupuesto destinado al Instituto Nacional de Cine y Artes Visuales y modificó el
presupuesto en su parte pertinente. La ley 25.038 modificó un crédito presupuestario, y
autorizó al Jefe de Gabinete a gastar una suma mayor de la prevista.
El DNU 1421/1998 se fundamentó en haberse recaudado menos ingresos que los estimados
debido a las fluctuaciones financieras de los mercados internacionales y en el carácter
excepcional y urgente de la situación. Su art. 1º dispuso modificar “el presupuesto general
de la Administración Nacional para el ejercicio de 1998, de acuerdo con el detalle obrante
en las planilla anexas al presente artículo. Dichas modificaciones no están sujetas a las
restricciones dispuestas por los art. 37 y último párrafo del art. 56, ley 24.156. El crédito
resultante de las mismas, incluyendo lo dispuesto en el art. 6º del presente, no podrá superar
el total de gastos fijado por la ley 24.938, con excepción de las partidas destinadas al pago
de los intereses de la deuda pública”.
También se le otorgó una autorización al Jefe de Gabinete para modificar créditos referidos
a la deuda externa (art. 3º) y se modificaron las cuotas de compromiso y devengado para el
cuarto trimestre de 1998 (art. 5º). En este último aspecto el art. 6º dispuso “que la diferencia
entre los créditos presupuestarios y las cuotas de devengado vigentes a la fecha de dictado
del presente decreto, constituirán créditos indisponibles, considerados globalmente, para
cada una de las jurisdicciones y entidades que correspondan. Instrúyese al Jefe de Gabinete
de Ministros para realizar las reducciones de los créditos presupuestarios correspondientes
por aplicación de las disposiciones del presente decreto”.
Por último, la ley 25.368 modificó la Ley de Presupuesto, autorizando nuevas operaciones
de crédito público por parte de la Universidad Nacional de Cuyo.
e) Ejercicio financiero 1999
La ley 25.064, de presupuesto para 1999, le otorgó al Jefe de Gabinete, además de la
habitual autorización para ampliar los gastos (art. 14), un conjunto de facultades, siempre
en estos casos bajo las limitaciones fijadas por el art. 37, LAF (ver arts. 13 y 16). De
acuerdo con ellas, en síntesis, podía reestructurar el presupuesto de la Dirección Ejecutiva
del Anses; transferir, en el ámbito del Instituto Nacional del Cine, créditos destinados a
bienes de consumo y servicios no personales, para asignar subsidios; reasignar créditos en
la Secretaría de Agricultura; ampliar créditos financiados con incrementos de recursos de
afectación específica. También se incluyó la potestad de subdelegar el poder de
reestructurar el presupuesto.
El art. 20, por su parte, autorizó al Jefe de Gabinete a efectuar modificaciones
presupuestarias en el ámbito del Ministerio de Interior, sin sujeción a los arts. 37 y 56 de la
LAF, y a lo dispuesto en el art. 27 de la propia ley —los créditos asignados al servicio de la
deuda no podían disminuirse para aumentar créditos de las restantes jurisdicciones—.
El relato que sigue muestra que el año 1999 —durante el cual se realizaron elecciones
presidenciales y se produjo el posterior cambio de gobierno— fue pródigo en
modificaciones presupuestarias de todo tipo.
El DNU 21/1999 autorizó al Jefe de Gabinete a comprometer créditos presupuestarios de
ejercicios futuros (art. 1º), y facultó a la Secretaría de Hacienda a otorgar avales del Tesoro
a los agentes financieros que provean los fondos a quienes a su vez resulten adjudicatarios
de las obras (art. 4º). El DNU 21/1999 modificó el presupuesto y dejó sentado que las
reasignaciones se hallaban exceptuadas de las limitaciones dispuestas por el art. 37 de la
LAF.
El DNU 455/1999, por su parte, decidió una modificación presupuestaria de gran
envergadura. Su art. 1º dispuso “un ajuste en los créditos para gastos corrientes y de capital
de las jurisdicciones y entidades de la Administración Nacional de acuerdo con el detalle
obrante en las planillas anexas al presente artículo”, mientras que su art. 2º estableció que
“sin perjuicio de los ajustes específicos dispuestos por el artículo anterior inclúyese otras
reducciones de carácter general relacionadas con contratos especiales, consultorías de
unidades ejecutoras de préstamos (UPEs) y la partida principal de pasajes y viáticos, cuyo
detalle figura en las planillas anexas al presente artículo”.
Para implementar las reducciones precedentes, se incluyeron dos disposiciones. Según el
art. 6º, “las jurisdicciones y entidades de la Administración Nacional podrán solicitar a la
Secretaría de Hacienda del Ministerio de Economía y Obras y Servicios Públicos, dentro de
un plazo de 30 días hábiles a partir de la fecha de publicación del presente decreto, las
modificaciones por compensación de las partidas afectadas por el ajuste dispuesto en el art.
1º, no pudiendo alterarse el resultado financiero del ejercicio. A tal efecto se faculta al Jefe
de Gabinete de Ministros a dictar las decisiones pertinentes, las cuales, atento a la índole de
las adecuaciones que se contemplen, no serán afectadas por las limitaciones del art. 37 de la
ley 24.156”, y de acuerdo con el art. 7º, “sin perjuicio de lo dispuesto en el artículo anterior,
facúltase al Jefe de Gabinete de Ministros a realizar modificaciones presupuestarias sin
sujeción a las limitaciones dispuestas por el art. 37 de la ley 24.156, incluida la utilización
de los créditos de aplicaciones financieras constituidas con rebajas establecidas por el
presente decreto”.
Este último artículo es jurídicamente singular, pues por medio de un decreto de necesidad y
urgencia el Presidente le efectúa una delegación legislativa al Jefe de Gabinete para
modificar la Ley de Presupuesto sin sujeción al art. 37, LAF.
Con posterioridad, la ley 25.107 dejó sin afecto el ajuste dispuesto en el art. 1º, DNU 455,
referido al Ministerio de Educación, así como otros aspectos. Dicha ley también le prohibió
al Poder Ejecutivo incrementar los créditos presupuestarios previstos para atender el
régimen de la ley “secreta” 18.302 (art. 3º), rebajó otros créditos y limitó la utilización, por
parte del Poder Ejecutivo, de los créditos destinados a las transferencias hacia las
provincias (art. 4º).
Al poco tiempo, el DNU 1356/1999 dispuso una “reasignación integral de los créditos
vigentes sin sujeción a las disposiciones del art. 37 de la ley 24.156”. Se modificó, de tal
modo, la decisión legal presupuestaria; se facultó al Jefe de Gabinete a incrementar gastos
para el pago de deuda externa; se modificaron las cuotas de compromiso y devengado, en
tanto se tornaron indisponibles las diferencias para las jurisdicciones afectadas; y se amplió
la autorización para contratar obras con plazo de ejecución mayor al año 1999.
En fin, su art. 9º facultó “al Jefe de Gabinete de Ministros a realizar las modificaciones
presupuestarias originadas en las leyes 25.153 y 25.157. En aquellos casos en que las
citadas normas legales hayan dispuesto rebajas en los créditos vigentes, cuyos saldos no
permitan su afectación total, se efectivizarán hasta dichos importes”.
El DNU 1366/1999 dispuso una modificación acotada a la autorización para contratar
bienes para equipar a las fuerzas de seguridad. El DNU 1413/1999, en continuidad con el
DNU 1356, modificó el presupuesto y la programación de cuotas. El DNU 1436/1999 tomó
en cuenta que la ley 25.064, sin prever los recursos para su financiamiento, impuso el
otorgamiento de un anticipo de 90 millones de pesos a la provincia de Corrientes. Dado que
el art. 5º, ley 24.629 —invocado expresamente en el consid. 4º, DNU 1436— suspende “en
su ejecución toda ley que disponga erogaciones sin prever en forma expresa su
financiamiento”, se modificó la Ley de Presupuesto, se autorizó al Jefe de Gabinete a
efectuar operaciones de crédito público y se modificaron las cuotas de compromiso y
devengado. El referido anticipo de fondos fue al poco tiempo ampliado por los sucesivos
DNU 67/1999 y 162/1999.
f) Ejercicio financiero 2000
La ley 25.237, de presupuesto para el año 2000, incluyó cláusulas semejantes a las
habituales, aunque, claro está, una vez más con variantes.
Es preciso destacar, quizás con ironía en virtud del uso de la locución “por única vez”, su
art. 20, por el cual se faculta “al Jefe de Gabinete de Ministros a disponer las
reestructuraciones presupuestarias que considere necesarias dentro del total aprobado por la
presente ley y, por esta única vez, sin las limitaciones del art. 37, ley 24.156, y aprobar
durante el ejercicio fiscal 2000, las modificaciones al presupuesto de la Administración
Central a los efectos de incorporar las reformas derivadas de la nueva Ley de Ministerios y
los recursos provenientes de la reforma tributaria. Autorízase al Jefe de Gabinete de
Ministros a reducir gastos en la medida necesaria para garantizar el cumplimiento del límite
de déficit fiscal establecido en la ley 25.152 de Regulación de la Administración de los
Recursos Públicos”.
También se autorizaron excepciones a los arts. 37 y 56 de la LAF en el art. 25 de la ley
25.237, referidos a gastos del Ministerio del Interior.
Como también es habitual, se afirmó que las facultades delegadas al Jefe de Gabinete
podían ser asumidas por el Presidente (art. 26) y, a la vez, subdelegadas por el Jefe de
Gabinete en el marco de la Ley de Ministerios (art. 27).
El DNU 487/2000 dispuso, durante el año, una reasignación general de los créditos y
modificó el presupuesto.
g) Ejercicio financiero 2001
La ley 25.401, de presupuesto para el año 2001, además de varias disposiciones habituales,
ya, lisa y llanamente, facultó “al Jefe de Gabinete de Ministros a disponer las
reestructuraciones presupuestarias que considere necesarias dentro del total aprobado por la
presente ley sin sujeción al art. 37 de la ley 24.156” (art. 19).
Como se sabe, el año 2001 fue sumamente peculiar, con un final de tono apocalíptico. La
actividad financiera del Estado estuvo en el centro de la tormenta, circunstancia que se
manifestó, de manera notable, en el ejercicio de la potestad modificatoria de la Ley de
Presupuesto. Ya la decisión administrativa 1/2001 que distribuyó los gastos (art. 1º)
contenía diversas reglas singulares. En particular, se instituyó un régimen de delegación de
la potestad modificatoria, según el cual se determinó “la delegación de facultades y
competencias para efectuar modificaciones presupuestarias, conforme al detalle obrante en
la planilla anexa que forma parte integrante del presente artículo. La Secretaría de Hacienda
del Ministerio de Economía será el organismo competente para interpretar el citado
régimen” (art. 6º). El régimen es detallado por la propia decisión administrativa 1, en sus
arts. 7º y 8º. De acuerdo con el art. 7º, “las modificaciones presupuestarias realizadas por
las jurisdicciones y entidades en función de las facultades delegadas en el artículo anterior
deberán notificarse fehacientemente a la Oficina Nacional de Presupuesto dependiente de la
Subsecretaría de Presupuesto de la Secretaría de Hacienda del Ministerio de Economía
dentro de los 5 días hábiles de su dictado. Dentro de los 8 días hábiles de recibida dicha
notificación la Oficina Nacional de Presupuesto deberá expedirse sobre si la medida dictada
ha sido elaborada con criterios de razonabilidad y cumple con las normas a que deben
ajustarse las modificaciones presupuestarias, caso contrario se efectuará su devolución con
la constancia de no haberse efectuado la modificación correspondiente. Vencido el plazo de
8 días hábiles antes referido sin que la Oficina Nacional de Presupuesto se haya expedido,
la medida tendrá plena vigencia”. Por su parte, de acuerdo con el art. 8º, el “Subsecretario
de Presupuesto de la Secretaría de Hacienda del Ministerio de Economía establecerá el
procedimiento para el caso en que, por razones de ordenamiento interno, las jurisdicciones
y entidades requieran realizar modificaciones presupuestarias que no alteren el monto de las
partidas limitativas de créditos”.
Durante el año se dispusieron más de sesenta modificaciones parciales de muy diferente
índole, sin sujeción a lo dispuesto por el art. 37, LAF —conforme a la autorización dada
por art. 19, ley 25.401—, por medio de decisiones administrativas de la Jefatura de
Gabinete, todo ello según surge de las decisiones administrativas 14, 19, 23, 44, 47, 48, 52,
55, 62, 63, 69, 70, 73, 74, 77, 81, 82, 85, 91, 92, 99, 100, 101, 113, 114, 121, 124, 134, 158,
159, 162, 164, 165, 166, 167, 168, 169, 170, 171, 172, 173, 174, 175, 177, 178, 182, 185,
188, 200, 203, 206, 210, 219, 230, 232, 250, 251, 253, 256, 261, 262.
Sin perjuicio de las numerosas modificaciones parciales, también se dispusieron varias
modificaciones globales de la totalidad de la decisión presupuestaria, por medio de las
decisiones administrativas 43, 56, 228 y 253.
Así, la decisión administrativa 43, luego de disponer, en su art. 1º, una disminución general
de los créditos presupuestarios, estableció en su art. 2º que “las jurisdicciones y entidades
de la Administración Nacional podrán solicitar a la Secretaría de Hacienda del Ministerio
de Economía, dentro de un plazo de 30 días corridos a partir de la fecha de publicación de
la presente decisión administrativa, las modificaciones por compensaciones de las partidas
afectadas por la rebaja dispuesta en el artículo anterior. A tal efecto se faculta a la
Secretaría de Hacienda a dictar las resoluciones pertinentes”. Por su parte, el art. 3º dispuso
que “como consecuencia de lo dispuesto en el art. 1º, las jurisdicciones y entidades de la
Administración Nacional deberán modificar, cuando así corresponda, las metas y la
producción bruta de las respectivas categorías programáticas, remitiendo a la Oficina
Nacional de Presupuesto, antes del 31/7/2001, el resultado de las adecuaciones
practicadas”.
Todo ello, a su vez, se complementaba con el régimen de delegación establecido por la
decisión administrativa 1, pues según el art. 4º de la decisión administrativa 43 aquí
reseñada, “las jurisdicciones y entidades de la Administración Nacional comprendidas en la
presente decisión administrativa que registren inconsistencias presupuestarias en los
créditos afectados, deberán dictar la correspondiente adecuación presupuestaria para su
regularización en los términos del art. 7º de la decisión administrativa 1/2001, dentro de un
plazo de 15 días corridos a partir de la fecha de su publicación en el Boletín Oficial”.
Las restantes decisiones administrativas modificatorias son de un tenor similar.
Por último, cabe destacar las modificaciones a la ley efectuadas por el propio Presidente,
mediante el DNU 139/2002, que modificó retroactivamente la Ley de Presupuesto para
2001, ya entrado el 2002. Según su art. 1º se dan “por aprobadas al 31/12/2001 y con
carácter de excepción al art. 41 de la ley 24.156, las modificaciones al presupuesto de la
Administración Nacional para el ejercicio 2001 que se detallan en las planillas anexas al
presente artículo” y, de acuerdo con el art. 2º, también se dan “por ampliadas hasta el
monto máximo de las modificaciones aprobadas por el art. 1º del presente, las respectivas
cuotas de compromiso y de devengado presupuestario correspondientes al mes de
diciembre de 2001”.
h) Ejercicio financiero 2002
Previo a continuar con la reseña es preciso efectuar una aclaración. Hasta este año el
sentido político de la mayor parte de las modificaciones presupuestarias consistía, por lo
general, en implementar un ajuste para reducir los gastos autorizados. Ante la situación de
crisis estructural, pautada a su vez por crisis coyunturales, los recursos efectivamente
obtenidos no resultaban suficientes para sostener los gastos ya dispuestos. De ahí la
necesidad de modificar finalidades, reducir gastos o realizar operaciones de crédito público
para financiar gastos corrientes.
Luego del estallido de fines de 2001 y a medida que se fue estabilizando, sobre la base de la
eliminación del sistema monetario basado en la Caja de Conversión y de la consiguiente
devaluación de la moneda, la situación macroeconómica, el sentido político de las
modificaciones presupuestarias comenzó a ser otro. Ya no se trata de ajustar los gastos para
compatibilizarlos con los recursos efectivos, sino de disponer los recursos superavitarios e,
incluso, de aquellos obtenidos más allá de la estimación recaudatoria contenida en la Ley
de Presupuesto. Estas cuestiones serán vistas al tratar más adelante las relaciones jurídicas
que pueden darse entre la estimación recaudatoria y la autorización erogatoria, en tanto que
aquí seguiremos con la reseña de las modificaciones de la ley durante su ejecución en el
período 2002/2006.
En la ley 25.565, de presupuesto para 2002, además de las ampliaciones de rigor que puede
hacer el Jefe de Gabinete (art. 15, nuevos préstamos internacionales, y art. 16, incremento
de recursos con afectación específica, recursos propios y donaciones), dispone en su art. 17
lo siguiente: “Facúltase al Jefe de Gabinete de Ministros a disponer las reestructuraciones
presupuestarias que considere necesarias dentro del total aprobado por la presente ley, con
sujeción al artículo 37 de la ley 24.156, procurando que en las mismas se contemplen las
compensaciones a la jurisdicción 35 - Ministerio de Relaciones Exteriores, Comercio
Internacional y Culto originadas en el costo adicional derivado de las transferencias al
exterior por las variaciones en el tipo de cambio, pudiendo disponer delegaciones a la
autorización conferida por el presente artículo. Asimismo, podrá, dentro de la facultad
conferida en el párrafo anterior, afectar gastos de capital y aplicaciones financieras hasta un
monto total de $ 60.000.000 durante el transcurso del ejercicio para incrementar gastos
corrientes”.
Además, en el cuerpo de la ley se le atribuye al Jefe de Gabinete una diversidad de
potestades modificatorias en particular (ver arts. 22, 40 y 95).
Por su parte, el art. 96 dispuso lo siguiente: “Facúltase al Jefe de Gabinete de Ministros a
realizar todas las modificaciones presupuestarias necesarias para dar cumplimiento al
‘Acuerdo Nación Provincias sobre Relación Financiera y Bases de un Régimen de
Coparticipación Federal’, suscripto con fecha 27/2/2002, como así también para la
adecuación a la nueva Ley de Ministerios aprobada por los decs. 355 y 357 ambos de fecha
21/2/2002. Dentro de la facultad conferida podrá realizar cambio de finalidades y rebajas en
gastos de Capital para incremento de gastos corrientes. El uso de la facultad conferida será
informada a ambas Cámaras del Congreso de la Nación”.
Durante el ejercicio la Jefatura de Gabinete dispuso por lo menos las siguientes
modificaciones, por medio de las decisiones administrativas 7, 29, 37, 44, 50, 53, 54, 72,
82, 85, 88, 89, 91, 92, 95, 96, 101, 103, 111, 112, 113, 114, 115 y 116.
También el Presidente efectuó modificaciones por medio de decreto de necesidad y
urgencia, decs. 869, 2207, 2718 y 2737.
Merece destacarse el art. 2º, DNU 1453/2002, según el cual “la facultad otorgada al Jefe de
Gabinete de Ministros por el artículo 17 de la ley 25.565, para efectuar reestructuraciones
presupuestarias que considere necesarias dentro del total aprobado por la citada ley, se
dispondrá hasta la finalización del ejercicio 2002 sin sujeción al artículo 37 de la ley
24.156”.
i) Ejercicio financiero 2003
La ley 25.725, de presupuesto para 2003, además de las ampliaciones de rigor (arts. 14 y
15) dispone, en su art. 16, que se faculta “al Jefe de Gabinete de Ministros a disponer las
reestructuraciones presupuestarias que considere necesarias dentro del total aprobado por la
presente ley, con sujeción al artículo 37 de la ley 24.156”.
Por su parte, autorizaciones modificatorias particulares surgen de los arts. 33, 74, 75, 78, 81
y 88.
Es de destacar lo dispuesto por el art. 34, pues allí se autoriza a efectuar modificaciones
particulares, no al Jefe de Gabinete, sino al Ministerio de Economía.
Este año también fue prolífico en modificaciones, tanto por decisiones administrativas (4,
20, 21, 23, 27, 28, 32, 34, 35, 39, 40, 43, 47, 48, 50, 52, 58, 72, 88, 98, 99, 107, 118, 120,
139, 140, 149, 173, 184, 188, 198, 214, 215, 227, 232, 240, 246, 247, 255, 261, 264, 265,
291, 292, 299, 308, 310, 339, 344, 352, 366, 370, 372 y 381) como por decretos de
necesidad y urgencia: 259, 713, 812, 1080, 1148, 1221 y 1368.
j) Ejercicio financiero 2004
La ley 25.827, de presupuesto para 2004, resume la práctica anterior, adopta desde el inicio
la fórmula “sin sujeción al art. 37, LAF” y la consagra en un cap. II, “De la delegación de
facultades” que contiene los siguientes artículos:
“Art. 11. Autorízase al Jefe de Gabinete de Ministros a introducir ampliaciones en los
créditos presupuestarios aprobados por la presente ley y a establecer su distribución en la
medida en que las mismas sean financiadas con incremento de fuentes de financiamiento
originadas en préstamos de organismos financieros internacionales de los que la Nación
forme parte, con la condición de que su monto se compense con la disminución de otros
créditos presupuestarios y sin afectar negativamente el resultado a que alude el art. 4º de la
presente ley.
”Art. 12. El Jefe de Gabinete de Ministros podrá disponer ampliaciones en los créditos
presupuestarios de la administración central, de los organismos descentralizados e
instituciones de seguridad social, y su correspondiente distribución, financiados con
incremento de los recursos con afectación específica, recursos propios o donaciones que
perciban durante el ejercicio. Las medidas que se dicten en uso de esta facultad deberán
destinar el 35% al Tesoro nacional. Exceptúase de dicha contribución a los recursos con
afectación específica destinados a las provincias, a las donaciones, al producido de la venta
de bienes y/o servicios y a los aportes y contribuciones.
”Art. 13. Facúltase al Jefe de Gabinete de Ministros a disponer las reestructuraciones
presupuestarias que considere necesarias dentro del total aprobado por la presente ley, sin
sujeción al artículo 37 de la ley 24.156.
”Art. 14. Las facultades otorgadas por la presente ley al Jefe de Gabinete de Ministros
podrán ser asumidas por el Poder Ejecutivo nacional, en su carácter de responsable político
de la administración general del país y en función de lo dispuesto por el inciso 10 del
artículo 99, CN. Asimismo, déjase establecido que el Jefe de Gabinete de Ministros podrá
delegar las facultades conferidas por la presente ley, en el marco de las competencias
asignadas por la Ley de Ministerios”.
Durante el año hay modificaciones por decisiones administrativas (al menos 57 según
nuestro cómputo) y por decretos de necesidad y urgencia, decs. 350 y 1675.
En este año tiene una importancia singular el DNU 917/2004, pues es, quizás, una de las
primeras oportunidades donde, como consecuencia del crecimiento económico, se recaudan
más recursos de los estimados, circunstancia que condujo a modificar la estimación de los
recursos.
Es decir, se aumenta la estimación de los recursos y, luego, se modifican los gastos, que se
aumentan en proporción a los nuevos recursos.
Claro que, en vez de intervenir el Poder Legislativo, esta modificación de la estimación
recaudatoria y de la autorización la hace el propio Presidente por medio de un decreto de
necesidad y urgencia.
Semejante a éste será luego el DNU 1687/2004, que también modifica la estimación
recaudatoria y la autorización presupuestaria.
k) Ejercicios financieros 2005 y 2006
La ley 25.967, de presupuesto para 2005, contiene un cap. II semejante al del año anterior
(arts. 8º a 11) del que para evitar reiteraciones fatigosas sólo cabe citar el último: “Facúltase
al Jefe de Gabinete de Ministros a disponer las reestructuraciones presupuestarias que
considere necesarias dentro del total aprobado por la presente ley, sin sujeción a los
artículos 37 de la ley 24.156, y 15 de la ley 25.917. Asimismo, déjase establecido que el
Jefe de Gabinete de Ministros podrá delegar las facultades conferidas por el presente
artículo, en el marco de las competencias asignadas por la Ley de Ministerios”.
Esta potestad genérica es a su vez complementada por toda una serie de autorizaciones
particulares, contenidas en el cap. IX de la ley.
Por su parte, la ley fue modificada al menos 58 veces por medio de decisiones
administrativas y dos decretos de necesidad y urgencia.
La ley 26.078, de presupuesto para 2006, contiene otra vez el cap. II, de “delegación de
facultades” (arts. 8º a 11), cuyo art. 10 dispone lo siguiente: “Facúltase al Jefe de Gabinete
de Ministros a disponer las reestructuraciones presupuestarias que considere necesarias
dentro del total aprobado por la presente ley con sujeción a los artículos 37 de la ley
24.156, y 15 de la ley 25.917. Asimismo, déjase establecido que el Jefe de Gabinete de
Ministros podrá delegar las facultades conferidas por el presente artículo, en el marco de las
competencias asignadas por la Ley de Ministerios”.
Durante este período hay también diversas modificaciones, tanto por medio de decretos de
necesidad y urgencia (así los DNU 352/2006 y 530/2006) como de decisiones
administrativas (entre ellas las decisiones 140, 152, 230, 281, 282 y 314).
En agosto de 2006, en fin, se modifica esta vez la propia LAF, art. 37, según el texto ya
visto. Y ya en ese mes la potestad es ejercida por el Jefe de Gabinete, así, entre otros, por la
decisión administrativa 495/2006.
También en este ejercicio financiero el propio Congreso dispuso una modificación, a través
de la ley 26.175, como consecuencia de haberse obtenido una mayor recaudación tributaria
que la prevista. Se ve que, en esta ocasión, en vez de acudirse a un decreto de necesidad y
urgencia, se siguió el trámite legislativo sin mayores inconvenientes, pues el proyecto
ingresó a la Cámara de Diputados el 25 de octubre y la ley fue sancionada el 29 de
noviembre.
3. Síntesis: el singular destino del art. 37 de la LAF
El relato precedente muestra la singular conformación de un entramado legal y
reglamentario. A pesar de la aparente complejidad que surge de la validez anual de muchas
de las disposiciones, el derrotero de la potestad modificatoria tiene hoy un perfil definido,
que puede esquematizarse con relativa sencillez en cuatro situaciones, que de alguna forma
delinean un proceso de acentuación progresiva de la flexibilidad de la reserva de ley en
materia presupuestaria.
a) Con mayor o menor intensidad de acuerdo con el ejercicio financiero, el Poder
Legislativo parece haber conservado cierta preeminencia, una sombra de poder, para
modificar la Ley de Presupuesto en ejecución. El Congreso dictó con relativa habitualidad
leyes modificatorias y, en algunos casos, dejó sin efecto decisiones presupuestarias tomadas
por el Presidente mediante decreto de necesidad y urgencia.
b) La potestad legislativa se fue diluyendo mediante el uso constante y amplio de la
delegación legislativa. El contenido de esta delegación, además, no es otro que la
posibilidad de modificar de forma generosa la Ley de Presupuesto en ejecución. El uso de
la fórmula “sin sujeción a los límites del art. 37, LAF” ha sido el medio cotidiano para
transferir al Jefe de Gabinete casi la totalidad de la potestad legislativa presupuestaria que
se manifiesta, durante la ejecución, como potestad modificatoria.
c) La flexibilización de la reserva de ley es mayor cuando el Presidente modifica la Ley de
Presupuesto en ejecución mediante decretos de necesidad y urgencia. La ley, en estos casos,
es modificada de forma directa por el Presidente.
d) El extremo momento de este proceso de flexibilización de la reserva legal se produce
cuando el Presidente, mediante un decreto de necesidad y urgencia, le delega al Jefe de
Gabinete una amplia potestad modificatoria. En esos casos, lo delegado mediante un
decreto de necesidad y urgencia es el poder de modificar la ley, sin sujeción a las pautas del
art. 37, LAF. El contenido legislativo del decreto de necesidad y urgencia es la puesta en
ejercicio de una delegación legislativa.
Esta exposición exige, a fin de evaluar la legitimidad de los métodos usados para modificar
la ley durante su ejecución, que consideremos los mecanismos que, en la Constitución, le
otorgan flexibilidad a la reserva legal, el dictado de decreto de necesidad y urgencia y la
delegación legislativa, que serán tratados más adelante.
Pero más allá de ello, lo cierto es que, tal como destacamos, el texto actual del art. 37 de la
LAF, viene a consagrar, como regla general, la práctica jurídica de todo el sistema político
desde la reforma constitucional de 1994, con independencia del partido político de gobierno
y de las mayorías legislativas.
VI. EL CONTROL DE LA EJECUCIÓN DE LA LEY
Como ya vimos, la idea misma de Ley de Presupuesto se asienta en el concepto político
republicano de control intergubernamental. En ese sentido interpretamos, de manera
generosa, la función constitucional de la Auditoría General en cuanto personificación
legislativa del Tesoro de la Nación, visión que contrasta con las parcas funciones que hoy
ella tiene en la realidad de su régimen jurídico.
Por cierto, dentro de la vida concreta de la Ley de Presupuesto también hay diversos
mecanismos de control, que actúan de forma específica 31.
31
______Entre otros: BADILLOS, Ana, “Control presupuestario y gestión de los entes
descentralizados”, RDA 2003-805; ZILLI DE MIRANDA, Martha, “Los controles interno y
externo de la Administración Pública en el ámbito nacional de la República Argentina”,
Documentación Administrativa 269-270, mayo-diciembre 2004, “El derecho administrativo
en Argentina: situación y tendencias actuales (II)”, p. 175, INAP, Madrid; IVANEGA, Miriam,
“Apuntes sobre el control público”, RAP 2000-9; OTHEGUY, Osvaldo, “El control y la
El derecho federal argentino contiene una multiplicidad de mecanismos de control, exceso
que no necesariamente conduce a una actividad presupuestaria regular. Podría pensarse, por
un lado, que la proliferación de mecanismos de control, que se solapan o superponen,
paradójicamente conduce a dificultar la tarea de control, aunque bajo la apariencia de que él
se intensifica 32. De ahí que, por otro lado, podría resultar más eficiente racionalizar la
actividad de control, para simplificarla, concentrarla en órganos con competencias claras y
potestades adecuadas, y, de esa manera, conducirla a buen puerto.
Sea como fuere, a continuación indicamos brevemente diferentes actividades institucionales
que cabe englobar bajo la idea de control del ejercicio de la potestad presupuestaria.
1. El seguimiento de la ejecución por parte del Congreso
En la tarea de moderar el presidencialismo se incorporó la figura del Jefe de Gabinete,
como mecanismo que, entre otras tareas, al tener una responsabilidad política frente al
Congreso, permitiría efectuar un control legislativo de la actividad ejecutiva.
Entre las técnicas que plasman ese objetivo se encuentra la obligación del Jefe de Gabinete
de concurrir al Congreso a fin de informar sobre la marcha de la cosa pública a su cargo.
De acuerdo con el texto constitucional, art. 101, el Jefe de Gabinete tiene hacia el Congreso
un deber genérico de información: “El Jefe de Gabinete de Ministros debe concurrir al
Congreso al menos una vez por mes, alternativamente a cada una de sus Cámaras, para
informar de la marcha del gobierno, sin perjuicio de lo dispuesto en el art. 71. Puede ser
interpelado a los efectos del tratamiento de una moción de censura, por el voto de la
mayoría absoluta de la totalidad de los miembros de cualquiera de las Cámaras, y ser
removido por el voto de la mayoría absoluta de los miembros de cada una de las Cámaras”.
Si bien no hay aquí una referencia expresa a la materia presupuestaria, es claro que la
ejecución de la ley presupuesto forma parte esencial de la “marcha del gobierno”, expresión
que resulta concordante con la de “plan de gobierno”, usada en el art. 75, inc. 8º, CN, al
referirse a los fundamentos de la Ley de Presupuesto.
Además de la concurrencia mensual, obligatoria y de origen constitucional del Jefe de
Gabinete, de acuerdo con lo dispuesto por el art. 7º de la LSF, el Jefe de Gabinete y el
ministro de Economía deben presentarse de forma conjunta ante el Congreso, para realizar
un informe específicamente presupuestario: “Una vez remitida al Honorable Congreso de la
Nación la Cuenta de Inversión del Ejercicio anterior y en forma previa al envío del
proyecto de Ley de Presupuesto para el siguiente ejercicio fiscal, el Jefe de Gabinete de
Ministros y el ministro de Economía y Obras y Servicios Públicos concurrirán a una sesión
conjunta de las comisiones de Presupuesto y Hacienda de las Honorables Cámaras de
Diputados y Senadores, para presentar un informe global que contenga: a) La evaluación de
cumplimiento del presupuesto del ejercicio anterior, comparado con el presupuesto
aprobado por el Congreso de la Nación y la ejecución informada en la cuenta de inversión,
explicando las diferencias ocurridas en materia de ingresos, gastos y resultado financiero;
b) La estimación de la ejecución del presupuesto para el año en curso, comparándolo con el
presupuesto aprobado por el Congreso de la Nación, y explicando las diferencias que
4. El control legislativo
De acuerdo con el ya citado art. 85, CN, la Auditoría General es el órgano de asistencia
técnica del Congreso en todo lo relativo a la actividad financiera pública y, por ende,
presupuestaria. Es la personificación legislativa del Tesoro de la Nación. Según la lectura
aquí propuesta, su intervención debe abarcar todo el proceso presupuestario en su aspecto
legislativo, es decir:
a) Recepción y análisis del proyecto de Ley de Presupuesto enviado por el Jefe de
Gabinete;
b) Seguimiento de la ejecución de la Ley de Presupuesto vigente a través de la evaluación
de los informes del Jefe de Gabinete (y hoy en día del Ministerio de Economía) previstos
por la Constitución y la LSF;
c) Consideración de la cuenta de inversión que debe presentar el Jefe de Gabinete;
d) Control de la ejecución de las leyes de presupuesto ya ejecutadas.
Como ya se destacó, las funciones de la Auditoría son hoy en día más limitadas, ya que se
acotan al punto c), que surge de forma expresa e inequívoca del texto constitucional, y al
punto d), tal como surge de sus funciones de órgano de control externo, en los términos de
la LAF.
Dadas estas restricciones, a continuación consideramos lo relativo a la cuenta de inversión
y a las funciones de la Auditoría según lo dispone la legislación orgánica.
a) La cuenta de inversión
La cuenta de inversión es el documento, producido por el Ejecutivo, en el cual se expone el
desenvolvimiento de la totalidad de la actividad financiera pública correspondiente al
ejercicio financiero concluido, a la luz de la Ley de Presupuesto en su momento vigente.
Si bien la Constitución nada dice, dado que la potestad financiera al interior del Ejecutivo le
está asignada al Jefe de Gabinete, es a él a quien corresponde su elaboración y posterior
envío al Congreso, órgano al cual, según expresamente lo dispone el art. 75, inc. 8º, CN, le
corresponde aprobarla o desecharla.
La legislación orgánica, en cambio, le asigna dicha tarea a la Contaduría General. De
acuerdo con el inc. h) del art. 90, LAF, le corresponde “Preparar anualmente la cuenta de
inversión contemplada en el art. 67, inc. 7º de la Constitución Nacional —hoy art. 75, inc.
8º— y presentarla al Congreso Nacional”.
Para ello, la Contaduría General tiene que concentrar toda la información relevante. Tal
como dispone el art. 43 de la LAF: “Al cierre del ejercicio se reunirá información de los
entes responsables de la liquidación y captación de recursos de la administración nacional y
se procederá al cierre del presupuesto de recursos de la misma. Del mismo modo
procederán los organismos ordenadores de gastos y pagos con el presupuesto de gastos de
la administración nacional. Esta información, junto al análisis de correspondencia entre los
gastos y la producción de bienes y servicios que preparará la Oficina Nacional de
Presupuesto, será centralizada en la Contaduría General de la Nación para la elaboración de
la cuenta de inversión del ejercicio que, de acuerdo con el art. 95, debe remitir anualmente
el Poder Ejecutivo nacional al Congreso Nacional”.
El art. 85 del dec. 1361/1994 dispone que el sistema de contabilidad se organiza a partir de
Unidades de Registro Primario de la Administración Central, que deben remitir en tiempo
oportuno la información que determine la Contaduría General, conf. art. 87, inc. 2º.
De forma correlativa, el art. 92, LAF establece (según la redacción de la ley 24.764, art. 38,
de presupuesto para 1997): “Dentro de los 2 meses de concluido el ejercicio financiero, las
entidades del sector público nacional, excluida la administración central, deberán entregar a
la Contaduría General de la Nación los estados contables financieros de su gestión anterior,
con las notas y anexos que correspondan”.
El contenido que debe reunir la cuenta de inversión se encuentra especificado en el art. 95
de la LAF: “La cuenta de inversión, que deberá presentarse anualmente al Congreso
Nacional antes del 30 de junio del año siguiente al que corresponda tal documento,
contendrá como mínimo: a) Los estados de ejecución del presupuesto de la administración
nacional, a la fecha de cierre del ejercicio; b) Los estados que muestren los movimientos y
situación del Tesoro de la administración central; c) El estado actualizado de la deuda
pública interna, externa, directa e indirecta; d) Los estados contable-financieros de la
administración central; e) Un informe que presente la gestión financiera consolidada del
sector público durante el ejercicio y muestre los respectivos resultados operativos
económicos y financieros. La cuenta de inversión contendrá además comentarios sobre: a)
El grado de cumplimiento de los objetivos y metas previstos en el presupuesto; b) El
comportamiento de los costos y de los indicadores de eficiencia de la producción pública;
c) La gestión financiera del sector público nacional”.
El art. 87, inc. 5º, dec. 1361/1994, complementa lo expuesto, en los siguientes términos:
“La Contaduría General de la Nación producirá como mínimo los siguientes estados
contables financieros: Estado de ejecución presupuestaria de recursos y gastos de la
Administración Nacional; Balance de sumas y saldos de la Administración Central; Estado
de recursos y gastos corrientes de la Administración Central; Estado de origen y aplicación
de fondos de la Administración Central; Balance General de la Administración Central que
integre los patrimonios netos de los organismos descentralizados y empresas y sociedades
del Estado; Cuenta de Ahorro-Inversión-Financiamiento de la Administración Nacional;
Cuenta de Ahorro-Inversión-Financiamiento del Sector Público No Financiero”.
La LAF también instituye la Comisión Parlamentaria Mixta Revisora de Cuentas. De
acuerdo con el art. 128, LAF: “La Comisión Parlamentaria Mixta Revisora de Cuentas
estará formada por 6 senadores y 6 diputados cuyos mandatos durarán hasta la próxima
renovación de la Cámara a la que pertenezcan y serán elegidos simultáneamente en igual
forma que los miembros de las comisiones permanentes. Anualmente la comisión elegirá
un Presidente, un vicePresidente y un secretario que pueden ser reelectos. Mientras estas
designaciones no se realicen, ejercerán los cargos los legisladores con mayor antigüedad en
la función y a igualdad de ésta, los de mayor edad. La comisión contará con el personal
administrativo y técnico que establezca el presupuesto general y estará investida con las
facultades que ambas Cámaras delegan en sus comisiones permanentes y especiales”.
Sus funciones se encuentran enumeradas en el art. 129, LAF, con el alcance siguiente:
“Para el desempeño de sus funciones la Comisión Parlamentaria Mixta Revisora de Cuentas
debe: a) Aprobar juntamente con las Comisiones de Presupuesto y Hacienda de ambas
Cámaras el programa de acción anual de control externo a desarrollar por la Auditoría
General de la Nación; b) Analizar el proyecto de presupuesto anual de la Auditoría General
de la Nación y remitirlo al Poder Ejecutivo para su incorporación en el presupuesto general
de la Nación; c) Encomendar a la Auditoría General de la Nación la realización de estudios,
investigaciones y dictámenes especiales sobre materias de su competencia, fijando los
plazos para su realización; d) Requerir de la Auditoría General de la Nación toda la
información que estime oportuno sobre las actividades realizadas por dicho ente; e)
Analizar los informes periódicos de cumplimiento del programa de trabajo aprobado,
efectuar las observaciones que pueden merecer e indicar las modificaciones que estime
conveniente introducir; f) Analizar la memoria anual que la Auditoría General de la Nación
deberá elevarle antes del 1 de mayo de cada año”.
Restablecido el orden democrático, el Poder Legislativo, a través de la ley 23.854, rechazó
las cuentas de inversión del período militar —años 1976 a 1983—.
Posteriormente, fueron consideradas y aprobadas las cuentas de inversión correspondientes
a los períodos financieros 1984 (en 1990, por ley 23.855); 1985 (en 1991, por ley 24.002);
1986 (en 1992, por ley 24.086); 1987 (en 1993, por ley 24.221); 1988 (en 1994, por ley
24.238); 1989 (en 1994, por ley 24.336); 1990 (en 1994, por ley 24.363); 1991 (en 1995,
por ley 24.461); 1992 (en 1996, por ley 24.630), 1993 (en 1998, por ley 24.963), 1997 (en
2006, por ley 26.098) y 1998 (en 2006, por ley 26.099).
b) La Auditoría General en la LAF
La Auditoría General fue instituida originariamente por la propia LAF como un órgano
dependiente del Congreso 37.
De acuerdo con su art. 116: “Créase la Auditoría General de la Nación, ente de control
externo del sector público nacional, dependiente del Congreso Nacional. El ente creado es
una entidad con personería jurídica propia, e independencia funcional. A los fines de
asegurar ésta, cuenta con independencia financiera. Su estructura orgánica, sus normas
básicas internas, la distribución de funciones y sus reglas básicas de funcionamiento serán
establecidas por resoluciones conjuntas de las Comisiones Parlamentaria Mixta Revisora de
Cuentas y de Presupuesto y Hacienda de ambas Cámaras del Congreso de la Nación, por
vez primera. Las modificaciones posteriores serán propuestas por la Auditoría, a las
referidas comisiones y aprobadas por éstas. Su patrimonio estará compuesto por todos los
bienes que le asigne el Estado nacional, por aquellos que hayan pertenecido o
correspondido por todo concepto al Tribunal de Cuentas de la Nación y por aquellos que le
sean transferidos por cualquier causa jurídica”.
Sus tareas se encuentran detalladas en los arts. 117 y 118 de la LAF. De acuerdo con el art.
117: “Es materia de su competencia el control externo posterior de la gestión
presupuestaria, económica, financiera, patrimonial, legal y de gestión, así como el dictamen
sobre los estados contables financieros de la administración central, organismos
descentralizados, empresas y sociedades del Estado, entes reguladores de servicios
públicos, Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires y los entes privados adjudicatarios
de procesos de privatización, en cuanto a las obligaciones emergentes de los respectivos
contratos. El control de la gestión de los funcionarios referidos en el art. 45 de la
Constitución Nacional, será siempre global y ejercido, exclusivamente, por las Cámaras del
Congreso de la Nación. El Congreso de la Nación, por decisión de sus dos Cámaras, podrá
delegar su competencia de control sobre la Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires, en
los organismos que fueren creados por ésta. El control externo posterior del Congreso de la
Nación será ejercido por la Auditoría General de la Nación. La Corte Suprema de Justicia
de la Nación dispondrá sobre la modalidad y alcances de la puesta en práctica del sistema
instituido en esta ley con relación al Poder Judicial de la Nación. A los efectos del control
externo posterior acordará la intervención de la Auditoría General de la Nación, quien
deberá prestar su colaboración”.
Es de destacar que, con posterioridad al dictado de la LAF, al reformarse la Constitución, se
modificó la situación institucional de la Ciudad de Buenos Aires, ahora calificada de
Ciudad Autónoma, tal como lo dispone el art. 129, CN. En dicho carácter dictó su
Constitución, que regula de manera específica lo relativo a su actividad financiera, al igual
que cualquier otra provincia argentina.
Por su parte, el art. 118, LAF, dispone: “En el marco del programa de acción anual de
control externo que le fijen las comisiones señaladas en el art. 116, la Auditoría General de
la Nación, tendrá las siguientes funciones: a) Fiscalizar el cumplimiento de las
disposiciones legales y reglamentarias en relación con la utilización de los recursos del
Estado, una vez dictados los actos correspondientes; b) Realizar auditorías financieras, de
legalidad, de gestión, exámenes especiales de las jurisdicciones y de las entidades bajo su
control, así como las evaluaciones de programas, proyectos y operaciones. Estos trabajos
37
______Sobre las características de los controles legislativos ver la documentada tesis de
doctoral de VALLÈS VIVES, Francesc, El control externo del gasto público. Configuración y
garantía constitucional, Centro de Estudios Constitucionales, Madrid, 2003.
podrán ser realizados directamente o mediante la contratación de profesionales
independientes de auditoría; c) Auditar, por sí o mediante profesionales independientes de
auditoría, a unidades ejecutoras de programas y proyectos financiados por los organismos
internacionales de crédito conforme a los acuerdos que, a estos efectos, se llegue entre la
Nación Argentina y dichos organismos; d) Examinar y emitir dictámenes sobre los estados
contables financieros de los organismos de la administración nacional, preparados al cierre
de cada ejercicio; e) Controlar la aplicación de los recursos provenientes de las operaciones
de crédito público y efectuar los exámenes especiales que sean necesarios para formarse
opinión sobre la situación de este endeudamiento. A tales efectos puede solicitar al
Ministerio de Economía y Obras y Servicios Públicos y al Banco Central de la República
Argentina la información que estime necesaria con relación a las operaciones de
endeudamiento interno y externo; f) Auditar y emitir dictamen sobre los estados contables
financieros del Banco Central de la República Argentina independientemente de cualquier
auditoría externa que pueda ser contratada por aquélla; g) Realizar exámenes especiales de
actos y contratos de significación económica, por sí o por indicación de las Cámaras del
Congreso o de la Comisión Parlamentaria Mixta Revisora de Cuentas; h) Auditar y emitir
opinión sobre la memoria y los estados contables financieros así como del grado de
cumplimiento de los planes de acción y presupuesto de las empresas y sociedades del
Estado; i) Fijar los requisitos de idoneidad que deberán reunir los profesionales
independientes de auditoría referidos en este artículo y las normas técnicas a las que deberá
ajustarse el trabajo de éstos; j) Verificar que los órganos de la Administración mantengan el
registro patrimonial de sus funcionarios públicos. A tal efecto, todo funcionario público con
rango de ministro; secretario, subsecretario, director nacional, máxima autoridad de
organismos descentralizados o integrante de directorio de empresas y sociedades del
Estado, está obligado a presentar dentro de las 48 horas de asumir su cargo o de la sanción
de la presente ley una declaración jurada patrimonial, con arreglo a las normas y requisitos
que disponga el registro, la que deberá ser actualizada anualmente y al cese de funciones”.
En cuanto a las reglamentaciones, las normas de auditoría interna se encuentran plasmadas
en la res. 145/2003 AGN, mientras que la res. 77/2002 AGN contiene las “normas básicas
para la planificación, sistema de control de los procesos de auditoría y para la formación de
actuaciones de la auditoría”.