Está en la página 1de 1

Se muestran algunos resultados de co-formación, resaltando

aprendizajes significativos, procesos de identidad personal, geográfica


y cultural, de los distintos actores sociales, tendiente a generar una
cohesión social fortalecida. La formación valora en adolescentes se
fundamenta en premisas como: la interacción social, ejercicio de su
autonomía, partir de necesidades, desarrollo de habilidades y
actitudes, que enriquecen su conocimiento y capacidad para resolver
problemas.

Conformar la comunidad colaborativa ha implicado iniciativa,


innovación, sensibilidad, afectividad, respeto, solidaridad,
responsabilidad y compromiso, y el abordaje de las problemáticas
cotidianas como el proceso dialéctico y dinámico de la realidad social

La interacción del adolescente en el colectivo permite construir su


proceso de identidad personal, geográfica y profesional, produciendo
pautas para el desarrollo social y cultural de su entorno. El punto de
partida es la actividad como respuesta a las necesidades: inicia
acercando al adolescente a la actividad; se desarrolla como
entretenimiento agradable y placentero, y se pasa al proceso de
asimilación del aprendizaje o de la cultura. La mediación social e
instrumental en ambiente agradable y afectivo en el grupo, facilitará la
actividad y ejercicio de capacidades y potencialidades. El trabajo
colaborativo permite integrar temas transversales en distintas
asignaturas. Lo más importante de la actividad es el proceso; las
mediaciones sociales e instrumentales incrementan los conocimientos,
habilidades, destrezas, aptitudes de los sujetos, y transforman el
medio. En un grupo colaborativo se conocen e impulsan facultades,
habilidades y características de cada alumno; desarrollando roles
diversos impactando en procesos formativos individuales, colectivos y
ambientales para que así sea más fácil llegar a un aprendizaje
significativo.

También podría gustarte