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Introducción

En julio de 2019 se cumplen


cincuenta años de la
denominada ‘Guerra de las
Cien Horas’, el breve y
sangriento conflicto armado
que El Salvador y Honduras
sostuvieron entre el 14 y el 18
de julio de 1969. Es notable que
a pesar de que la contienda tuvo
graves repercusiones en la estabilidad y el desarrollo de toda la región centroamericana, la
memoria histórica de la guerra es bastante reducida y la ficción no se ha ocupado mucho de
ella. En parte, esto se debe a que otros procesos sociales posteriores han acaparado la
atención en esos países, pero también a que la Guerra de las Cien Horas es algo complejo y
hasta cierto punto difícil de explicar.

Internacionalmente, este oscuro episodio de la historia de Centroamérica es conocido como


‘La Guerra del Fútbol’, una denominación sin duda simplista, que parece haber creado en el
imaginario popular fuera de la región la imagen de dos pequeños países que se fueron a la
guerra por un simple partido de fútbol. Los sociólogos e historiadores que se han interesado
por el tema señalaron temprano las diversas causas que, en combinación, condujeron a la
crisis y al trágico desenlace. No obstante, muchas personas siguen repitiendo que hubo una
guerra en Centroamérica debido al fútbol.

La Guerra de las Cien Horas, que tuvo lugar en 1969 entre El Salvador y Honduras, fue uno
de los conflictos más conocidos de América Latina. A menudo se ha discutido sobre las
causas de este conflicto, que muchos consideran como uno de los casos más claros de
conflictos en la región. En este texto argumentativo, se explorará este evento histórico y se
analizará su importancia en el contexto de la época.

En primer lugar, es importante destacar que la Guerra de las Cien Horas no estalló de la
nada, sino que tuvo su origen en las tensiones crecientes entre Honduras y El Salvador.
Durante años, ambos países habían estado involucrados en una serie de conflictos
fronterizos, luchando por el control de la región. Además, la tensión fue aumentando
debido a una serie de problemas internos, incluidos problemas políticos, sociales y
económicos.
La chispa que encendió la guerra tuvo lugar durante un partido de fútbol, cuando las
tensiones entre las dos naciones se intensificaron. Después del partido, los hinchas de
ambos países se enfrentaron en las calles y comenzaron a atacar a personas y propiedades.
Esto llevó a una serie de represalias, lo que finalmente provocó la intervención del gobierno
de El Salvador.

Sin embargo, la Guerra de las Cien Horas no fue solo un simple conflicto fronterizo. Tenía
implicaciones más amplias que afectaron a toda la región centroamericana. El conflicto fue
visto como un ejemplo de las tensiones crecientes dentro de América Latina, y muchos lo
consideraron como un símbolo del fracaso de los gobiernos locales para resolver sus
problemas internos.

El resultado inmediato de la Guerra de las Cien Horas fue 80,000 desplazados salvadoreños
y 4,000 muertos, entre civiles y militares de ambos bandos. Honduras cerró de forma
permanente la frontera y obstruyó así la circulación de los productos salvadoreños, con lo
que el Mercado Común Centroamericano prácticamente dejó de funcionar. La propuesta
hondureña de reestructurar el mercado común e impulsar disposiciones para un desarrollo
equilibrado fue vetada entonces por El Salvador, por lo que Honduras se retiró del MCCA y
en su lugar estableció tratados comerciales bilaterales con Guatemala, Nicaragua y Costa
Rica. De esta forma, se echaron abajo momentáneamente los planes de desarrollo
económico regional.

En conclusión, la Guerra de las Cien Horas es un importante evento histórico que


representa una importante lección para todos los países de América Latina. Muestra cómo
las tensiones internas, si no se abordan adecuadamente, pueden estallar en graves conflictos
que afectan a la región en su conjunto. Por tanto, es importante aprender de esta lección y
trabajar juntos para abordar los problemas internos antes de que se conviertan en conflictos
mayores.

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