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Medios de comunicación, opinión y toma de decisiones.

Vivimos un momento, donde el poder mediático es capaz de conseguir los objetivos que desea. Sobre todo, cuando se
alimenta de los poderes fácticos y la cúpula empresarial. La propaganda manipuladora y no objetiva, motiva que muchas
sociedades se vean inmersas en una constante mentira y manipulación. En este mundo del siglo XXI se nos dice que
vivimos en la sociedad de la información, ¿es posible decir esto cuando tres cuartas partes de la sociedad africana no
tienen acceso a electricidad y por tanto a internet?

Los medios de comunicación, también los grandes proveedores de servicios digitales que hoy entran en la batalla
comunicativa así como los difusores de noticias y las redes sociales son empresas y, como tales, están integrados por
socios financieros, acciones cruzadas de terceras empresas y consorcios muchos de ellos ajenos al mundo informativo.
En relación con la realidad y con el modo en que ésta es transmitida y comunicada tienen intereses concretos; en primer
lugar económicos, en segundo políticos e ideológicos. Todo ello se ve reflejado en el control ejercido por
las macroempresas de comunicación, que procuran mayor poderío sobre las masas, que necesitan ser cegadas y
distraídas de la realidad. La manipulación mediática surge del interés de los grupos dominantes por conformar una
conciencia colectiva.

“En un estado totalitario no importa lo que la gente piensa, puesto que el gobierno puede controlarla por la fuerza
empleando porras (golpes). Pero cuando no se puede controlar a la gente por la fuerza, uno tiene que controlar lo que la
gente piensa, y el medio típico para hacerlo es mediante la propaganda ( manufactura del consenso, creación de
ilusiones necesarias), marginalizando al público en general o reduciéndolo a alguna forma de apatía”. (Chomsky, N.,
1993).

Según Chomsky hay diez estrategias fundamentales de manipulación mediática:

1. La estrategia de la distracción: consiste en desviar la atención del público de los problemas importantes y de los
cambios decididos por las élites políticas y económicas, mediante la técnica del diluvio o inundación de continuas
distracciones y de informaciones insignificantes. 2. Crear problemas y después ofrecer soluciones: Este método también
es llamado “problema-reacción-solución”. Se crea un problema, una “situación” para causar cierta reacción en el
público, a fin de que éste sea el mandante de las medidas que se desea hacer aceptar. 3. La estrategia de la
gradualidad: Para hacer que se acepte una medida inaceptable, basta aplicarla gradualmente, a cuentagotas, por años
consecutivos. 4. La estrategia de diferir: Otra manera de hacer aceptar una decisión impopular es la de presentarla
como “dolorosa, pero necesaria”, obteniendo la aceptación pública. 5. Dirigirse al público como criaturas de poca
edad: La mayoría de la publicidad dirigida al gran público utiliza discurso, argumentos, personajes y entonación
particularmente infantiles. 6. Utilizar el aspecto emocional mucho más que la reflexión Hacer uso del aspecto
emocional es una técnica clásica para causar un corto circuito en el análisis racional, y finalmente al sentido crítico de los
individuos. 7. Mantener al público en la ignorancia y la mediocridad: Hacer que el público sea incapaz de comprender
las tecnologías y los métodos utilizados para su control y su esclavitud. 8. Estimular al público a ser complaciente con la
mediocridad: Promover al público a creer que es moda el hecho de ser estúpido, vulgar e inculto. 9. Reforzar la
autoculpabilidad: Hacer creer al individuo que es solamente él el culpable por su propia desgracia, por causa de la
insuficiencia de su inteligencia, de sus capacidades, o de sus esfuerzos. 10. Conocer a los individuos mejor de lo que
ellos mismos se conocen: El sistema ha conseguido conocer mejor al individuo común de lo que él se conoce a sí mismo.
Esto significa que, en la mayoría de los casos, el sistema ejerce un control mayor y un gran poder sobre los individuos,
mayor que el de los individuos sobre sí mismos.

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