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10 ESTRATEGIAS DE MANIPULACIÓN MEDIÁTICA

El manejo efect ivo de comunicación en medios t radicionales y digit ales sust ent ado por una est rat egia
est ruct urada y planificada de gest ión de marcas, polít icos y personalidades lleva a result ados efect ivos siempre y
cuando se logre influenciar a la audiencia a que realice las acciones que deseamos, sin perder nunca el enfoque
ét ico en el proceso.

Desde la perspect iva de mot ivaciones humanas y de comport amiento del consumidor, complement ada con
eficient es t écnicas publicit arias, se habla de manipulación mediática cuando se adapt a el mensaje al emisor del
mensaje alt erando en algunos casos la «verdad» y logrando influenciar posit iva o negat ivament e a la audiencia a
que realice acciones basada no siempre en información correct a.

Gracias al Blog del Inst it uto de Empresa y a Ignacio Gat to por est a publicación:

LAS 10 PRINCIPALES ESTRATEGIAS DE MANIPULACIÓN


MEDIÁTICA (POR NOAM CHOMSKY)

El reconocido y siempre crít ico, Noam Chomsky, una de las voces clásicas de la disidencia int elect ual durant e la
últ ima década, ha compilado una list a con las diez est rat egias más comunes y efect ivas a las que recurren las
agendas “ocult as” para est ablecer una manipulación de la población a t ravés de los medios de comunicación.

Históricament e los medios masivos han probado ser alt ament e eficient es para moldear la opinión pública. Gracias
a la parafernalia mediát ica y a la propaganda, se han creado o dest rozado movimientos sociales, just ificado
guerras, mat izados crisis financieras, incent ivando unas corrient es ideológicas sobre ot ras, e incluso se da el
fenómeno de los medios como productores de realidad dent ro de la psique colect iva.

¿Pero como det ect ar las est rat egias más comunes para ent ender est as herramient as psicosociales de las
cuales, segurament e, somos part ícipes? Afort unadament e Chomsky se ha dado a la t area de sint et izar y poner en
evidencia est as práct icas, algunas más obvias y ot ras más sofist icadas, pero aparent ement e todas igual de
efect ivas y, desde un cierto punto de vist a, denigrant es. Incent ivar la est upidez, promover el sent imiento de culpa,
foment ar la dist racción, o const ruir problemát icas art ificiales para luego, mágicament e, resolverlas, son sólo
algunas de est as t áct icas.

1- La estrategia de la distracción.

El elemento primordial del cont rol social es la est rat egia de la dist racción que consist e en desviar la at ención del
público de los problemas import ant es y de los cambios decididos por las elit es polít icas y económicas, mediant e la
t écnica del diluvio o inundación de cont inuas dist racciones y de informaciones insignificant es. La est rat egia de la
dist racción es igualment e indispensable para impedir al público int eresarse por los conocimientos esenciales, en el
área de la ciencia, la economía, la psicología, la neurobiología y la cibernét ica. “Mant ener la At ención del público
dist raída, lejos de los verdaderos problemas sociales, caut ivada por t emas sin import ancia real. Mant ener al
público ocupado, ocupado, ocupado, sin ningún t iempo para pensar; de vuelt a a granja como los ot ros animales
(cit a del t exto Armas silenciosas para guerras t ranquilas)”.

2- Crear problemas, después ofrecer soluciones.

Est e método t ambién es llamado “problema-reacción-solución”. Se crea un problema, una “sit uación” previst a para
causar ciert a reacción en el público, a fin de que ést e sea el mandant e de las medidas que se desea hacer acept ar.
Por ejemplo: dejar que se desenvuelva o se int ensifique la violencia urbana, u organizar at ent ados sangrientos, a fin
de que el público sea el demandant e de leyes de seguridad y polít icas en perjuicio de la libert ad. O t ambién: crear
una crisis económica para hacer acept ar como un mal necesario el ret roceso de los derechos sociales y el
desmant elamiento de los servicios públicos.

3- La estrategia de la gradualidad.

Para hacer que se acept e una medida inacept able, bast a aplicarla gradualment e, a cuent agot as, por años
consecut ivos. Es de esa manera que condiciones socioeconómicas radicalment e nuevas (neoliberalismo) fueron
impuest as durant e las décadas de 1980 y 1990: Est ado mínimo, privat izaciones, precariedad, flexibilidad,
desempleo en masa, salarios que ya no aseguran ingresos decent es, t antos cambios que hubieran provocado una
revolución si hubiesen sido aplicadas de una sola vez.

4- La estrategia de diferir.

Ot ra manera de hacer acept ar una decisión impopular es la de present arla como “dolorosa y necesaria”, obt eniendo
la acept ación pública, en el momento, para una aplicación fut ura. Es más fácil acept ar un sacrificio fut uro que un
sacrificio inmediato. Primero, porque el esfuerzo no es empleado inmediat ament e. Luego, porque el público, la
masa, t iene siempre la t endencia a esperar ingenuament e que “todo irá mejorar mañana” y que el sacrificio exigido
podrá ser evit ado. Esto da más t iempo al público para acost umbrarse a la idea del cambio y de acept arla con
resignación cuando llegue el momento.

5- Dirigirse al público como criaturas de poca edad.

La mayoría de la publicidad dirigida al gran público ut iliza discurso, argumentos, personajes y entonación
part icularment e infant iles, muchas veces próximos a la debilidad, como si el espect ador fuese una criat ura de
poca edad o un deficient e ment al. Cuanto más se int ent e buscar engañar al espect ador, más se t iende a adopt ar
un tono infant ilizant e. ¿Por qué? Si uno se dirige a una persona como si ella t uviese la edad de 12 años o menos,
entonces, en razón de la sugest ionabilidad, ella t enderá, con ciert a probabilidad, a una respuest a o reacción
t ambién desprovist a de un sent ido crít ico como la de una persona de 12 años o menos de edad .

6- Utilizar el aspecto emocional mucho más que la refl exión.


El uso del aspecto emocional es una t écnica clásica para causar un corto circuito en el análisis racional, y
finalment e al sent ido crít ico de los individuos. Por ot ra part e, la ut ilización del regist ro emocional permit e abrir la
puert a de acceso al inconscient e para implant ar o injert ar ideas, deseos, miedos y t emores, compulsiones, o
inducir comport amientos.

7- Mantener al público en la ignorancia y la mediocridad.

Que el público sea incapaz de comprender las t ecnologías y los métodos ut ilizados para su cont rol y su esclavit ud.
“La calidad de la educación dada a las clases sociales inferiores debe ser la más pobre y mediocre posible, de
forma que la dist ancia de la ignorancia que planea ent re las clases inferiores y las clases sociales superiores sea y
permanezca imposibles de alcanzar para las clases inferiores (ver ‘Armas silenciosas para guerras t ranquilas)”.

8- Estimular al público a ser complaciente con la mediocridad.

Promover al público a creer que es moda el hecho de ser est úpido, vulgar e inculto.

9- Reforzar la autoculpabilidad.

Hacer creer al individuo que es solament e él el culpable por su propia desgracia, por causa de la insuficiencia de su
int eligencia, de sus capacidades, o de sus esfuerzos. Así, en lugar de rebelarse cont ra el sist ema económico, el
individuo se autodesvalida y se culpa, lo que genera un est ado depresivo, uno de cuyos efectos es la inhibición de
su acción. ¡Y, sin acción, no hay revolución!

10- Conocer a los individuos mejor de lo que ellos mismos se conocen.

En el t ranscurso de los últ imos 50 años, los avances acelerados de la ciencia han generado una crecient e brecha
ent re los conocimientos del público y aquellos poseídas y ut ilizados por las elit es dominant es. Gracias a la biología,
la neurobiología y la psicología aplicada, el “sist ema” ha disfrut ado de un conocimiento avanzado del ser humano,
t anto de forma física como psicológicament e. El sist ema ha conseguido conocer mejor al individuo común de lo
que él se conoce a sí mismo. Esto significa que, en la mayoría de los casos, el sist ema ejerce un cont rol mayor y un
gran poder sobre los individuos, mayor que el de los individuos sobre sí mismos.
Llevando una correct a comunicación basada en est ímulos y percepciones, ¿se puede aplicar la manipulación
mediát ica de manera ét ica a nuest ra empresa?

Lo vemos viable y est rat égico, siempre y cuando se mant enga una moral limpia y responsabilidad empresarial y
social en todo momento.

Juan Pablo Del Alcázar Ponce

www.delalcazarponce.com

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