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ALGUNOS CONCEPTOS SOBRE EL DERECHO

SUCESORIO
Rama del Derecho: derecho civil. Descriptor: sucesiones.

Palabras Claves: curador – curatela – heredero – herencia – legatario – transigir – heredero


presuntivo – heredero aparente.

Fuentes de Información: doctrina – normativa - jurisprudencia. Fecha: 14/07/2016.

Contenido
RESUMEN ................................................................................................................................. 2
NORMATIVA ........................................................................................................................... 2
1. Curador procesal................................................................................................. 2
2. Curatela .................................................................................................................... 3
3. Heredero y legatario ......................................................................................... 4
4. Heredero Aparente ............................................................................................ 4
DOCTRINA............................................................................................................................... 5
1. Curador ..................................................................................................................... 5
2. Curatela .................................................................................................................... 5
3. Herederos................................................................................................................ 6
4. Legatarios ............................................................................................................... 6
5. Transigir ................................................................................................................... 6
6. Herederos presuntivos .................................................................................... 7
7. Diferencia entre heredero y legatario.................................................... 7
JURISPRUDENCIA .............................................................................................................. 9
1. Trámite de curatela ........................................................................................... 9
2. Naturaleza de los sucesores con vocación a heredar ................. 15
3. Falta de comparecencia del heredero o legatario no implica
una renuncia tácita ..................................................................................................... 17
4. Prohibición de transigir a los curadores............................................. 18
NOTAS: .................................................................................................................................... 20

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RESUMEN
El presente informe hace referencia a varias figuras que forman parte
de un proceso sucesorio. En particular se conceptualizan los términos
de curador, curatela, heredero, legatario, herencia, heredero
presuntivo y transigir. Lo anterior a la luz de la normativa, doctrina y
jurisprudencia nacional.

NORMATIVA

1. Curador procesal
[Asamblea Legislativa]i
ARTÍCULO 260.- Opuesto interés.

En los casos en que los padres del menor sujeto a la patria potestad,
o su tutor, si estuviere sujeto a tutela, no pudieran representarlo por
estar en opuesto interés, se procederá a nombrarle un curador
procesal si así lo solicitare.

Lo mismo se hará si el menor no tuviera tutor nombrado, y con el


inhábil si careciere de curador o se hallare en opuesto interés con
éste.

Al juez le corresponderá nombrarle curador procesal a las personas


menores de quince años y a los inhábiles, nombramiento que hará
recaer en un pariente inmediato del menor o inhábil que tenga la
aptitud legal necesaria, si lo hubiere; en su defecto, en una persona
de su confianza que tenga la aptitud necesaria.

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2. Curatela
[Asamblea Legislativa]ii

ARTÍCULO 262.- Demanda contra un ausente.

Si se tratare de establecer demanda contra una persona que se


hubiere ausentado de su domicilio y se ignorare su paradero y no se
estuviere en el caso de declarar su ausencia, rendida la prueba del
caso, se nombrará curador al ausente, si no ha dejado apoderado.
En el nombramiento se dará preferencia a las personas a las que se
refiere el artículo 50 del Código Civil y, si estos no existen, la elección
la hará el juez, hasta donde sea posible, y recaerá en una persona
que no tenga nexos con la parte que solicita el nombramiento de
representante, y cuya capacidad y honradez garanticen una efectiva
defensa del ausente.
(Así reformado el párrafo anterior por el artículo 219, inciso 5.b) de la
Ley N° 8508 de 28 de abril de 2006, Código Procesal Contencioso-
Administrativo).

El representante deberá promover toda defensa que proteja los


intereses de su representado, y ejercitar los recursos que quepan
contra las resoluciones adversas a sus intereses. Su negligencia o
culpa grave lo hará incurrir en responsabilidad civil ante su defendido.

Quien solicite el nombramiento de representante de acuerdo con este


artículo, deberá depositar, previamente a dicho nombramiento, los
honorarios que fije prudencialmente el juez, los cuales no serán
inferiores, en ningún caso, al veinticinco por ciento, ni mayores al
cincuenta por ciento de los honorarios que según la tarifa vigente

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deba ganar el abogado de la parte que solicita el nombramiento de
representante, de acuerdo con la estimación del proceso.

Esos honorarios y gastos no se girarán al representante sino una vez


terminado el proceso; si por cualquier razón cesare en sus funciones
antes de terminarse éste, se le girará la parte correspondiente, en
cuyo caso el juez procurará que quede suficiente cantidad para el
nuevo representante que debe nombrarse. Tales honorarios serán
resarcidos al actor por el demandado, si éste resultare condenado en
costas procesales y personales, o sólo en las primeras.

Si la demanda se presentare contra una persona residente en el


extranjero, de domicilio conocido y que no hubiere dejado apoderado,
no procederá el nombramiento de representante legal y el traslado de
la demanda se le notificará en la forma indicada en el artículo 180.

3. Heredero y legatario
[Asamblea Legislativa]iii

ARTÍCULO 596.- El instituido por el testador como heredero de una


cosa cierta y determinada, es tenido por legatario de ella. El instituido
como legatario de parte alícuota de la herencia es heredero.

4. Heredero Aparente
[Asamblea Legislativa]iv
ARTÍCULO 533.- Después de vencido el término para aceptar, el
heredero y sus sucesores, mientras no haya prescrito el derecho para
pedir la herencia, podrán reclamarla de cualquiera que la posea, por
habérsele declarado heredero; pero éste se considerará poseedor de
buena fe para la cuestión de frutos.

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DOCTRINA

1. Curador
[Casado, Laura.]v
Persona indicada para administrar los negocios y los bienes del
incapaz o cuidar de su persona. Persona elegida o nombrada para
cuidar los bienes o negocios del menor o del que no estaba en estado
de administrarlos por sí.

2. Curatela
[Enciclopedia Jurídica]vi
Puede definirse la curatela como: la institución de guarda legal que
tiene por objeto la intervención del curador en aquellos actos que
señala la ley o la sentencia de incapacitación.

Se caracteriza por ser un órgano de actuación no habitual, puesto


que la intervención del curador sólo tiene lugar en determinados
actos de especial trascendencia para la persona o bienes de la
persona que queda sometida a ella. Precisamente en este carácter no
habitual de la intervención del curador se encuentra la diferencia
fundamental con la tutela. En esta última, el incapaz no puede actuar
válidamente por sí como regla general, sino que la persona que la
sustituye en todos los actos y negocios jurídicos es el tutor, el cual
puede ser propiamente considerado como un representante legal. En
cambio, la persona sometida a curatela no es un incapaz, sino que
sólo tiene limitada (más o menos) su capacidad de obrar. Por ello, en
aquellos actos que no pueda realizar por sí solo, será necesaria la
asistencia de un órgano que complemente su falta de capacidad,
siendo ésta la función del curador. Bien entendido que, mientras que
en la tutela el sometido a ella se ve legalmente representado por el
tutor (art. 267), en la curatela la persona actúa siempre por sí, y el

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curador nunca le representa, sino que se limita a completar su
capacidad.

3. Herederos
[Casado, Laura]vii
El llamado a recibir una herencia. Quien por disposición legal,
testamentaria o excepcionalmente por contrato, sucede en todo o en
parte de una herencia. Persona que sucede, por título universal, a
otra en la posesión de sus bienes, derechos y obligaciones por causa
de muerte.

4. Legatarios
[Casado, Laura]viii
Persona natural o jurídica favorecida por el testador con una o varias
mandas a titulo singular.

5. Transigir
[Enciclopedia Jurídica]ix

Concluir una transacción (v.), sobre lo que no se estima justo,


razonable o verdadero, para conciliar discrepancias, evitar un
conflicto o poner término al suscitado; pero con la imprescindible
circunstancia de que haya recíprocas concesiones y renuncias. |
Encontrar de mutuo acuerdo un medio que parta la diferencia en un
trato o situación.

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6. Herederos presuntivos
[Casado, Laura]x

Pariente de grado más remoto que ha entrado en posesión de la


herencia por ausencia o inacción de los parientes más próximos, o un
pariente del mismo grado que rehúsa reconocerle la calidad de
heredero o que pretende ser también llamado a la sucesión en
concurrencia con él (E. Zannoni).

7. Diferencia entre heredero y legatario


[Alpízar Rojas, María]xi

Según lo establecido en el capítulo IV de nuestro Código Civil, existen


dos formas de suceder testamentariamente, según la voluntad del
testador como: 1. Heredero: es quien es establecido como
causahabiente, ya sea de la totalidad e integridad de un patrimonio o
de una parte proporcional de la herencia sin fijar una cantidad o un
objeto especifico. 2. Legatario: este es aquel instaurado por el de
cujus como heredero de cantidades u objetos determinados. El
heredero sucede a título universal y se puede presentar tanto en la
sucesión testada como en la intestada, más el legatario solamente
puede presentarse en la sucesión testada, ya que deviene de una
disposición del testador en beneficio del instituido de un objeto u
objetos, o un monto de dinero específico. La cuota en la sucesión
intestada es siempre igual y en la testamentaria podría ser igual o
podría ser distinta. Si el testador nombra herederos testamentarios,
no está obligado a acogerse a las reglas de la sucesión intestada, en
donde todos deben heredar por igual, es decir, los herederos en la
sucesión testamentaria pueden recibir porciones muy diferentes del
patrimonio sin que esto represente para el testador una imposición,
ya que prevalece la voluntad del testador. Ahora si el testador no

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señala en forma expresa la cuota que le corresponde a cada
heredero, cada uno recibirá por partes iguales su porción. De allí que
parece ser que la distinción entre heredero y legatario es simple.
Será heredero el sucesor mortis causa a título universal y legatario el
sucesor mortis causa a título particular. “La diferencia entre heredero
y legatario es que el heredero tiene expectativas sobre los bienes en
general, después de pagadas las deudas. El legatario es quien recibe
un bien específico, como una finca determinada, un mueble o un
crédito previamente designado.”
El legado posee un privilegio sobre el heredero, a la hora de distribuir
el patrimonio de la sucesión, ya que el heredero solo recibirá lo que
sobre, una vez que sea cubierto los legados. El heredero
testamentario no responde de las deudas del de cujus sino hasta
donde alcancen los bienes de éste, así lo expone el artículo 535 de
nuestro ordenamiento civil, más sin embargo en algunas ocasiones
puede quedar obligado al pago de determinada prestación distinta a
la de los demás herederos. La aceptación de la herencia puede
hacerse a beneficio de inventario que ocurre cuando al acreedor es al
que le corresponderá la carga de la prueba con el fin de demostrar
que la sucesión posee suficiente capacidad patrimonial para solventar
un crédito, o pura y simplemente, que se da cuando el heredero es a
quien le corresponde probar que no existen bienes suficientes para
pagar las deudas.

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JURISPRUDENCIA

1. Trámite de curatela

[Tribunal de Familia]xii
“III.-

Conforme lo prevé el artículo 241, en relación con el 183 y siguientes


del Código de Familia, el ejercicio de la curatela conlleva la potestad
de administrar los bienes de la persona sujeta a ella (contenido
patrimonial de ese instituto). Sin embargo, no se está en presencia
de un poder-deber de carácter absoluto pues está supeditado a varias
excepciones y limitaciones. En algunos supuestos, es necesario rendir
una garantía (artículo 199 y siguientes ibídem) y, de acuerdo con el
216 ibídem, en ningún caso otorga la posibilidad de enajenar o
gravar, ni, en general, el de disponer de los muebles o inmuebles de
los cuales la persona representada es titular. Para poder hacerlo, el
curador o la curadora ha de solicitar y obtener, de previo, la
correspondiente autorización judicial, para lo cual le incumbe alegar y
acreditar la utilidad o la necesidad del acto dispositivo que pretende
celebrar, pues solo en esas hipótesis es procedente otorgar ese aval
(ver, en similar sentido, los votos n.os 954-07, de las 10 horas del 19
de julio de 2007; 717-09, de las 10:10 horas del 6 de mayo y 1578-
09, de las 8:50 horas del 21 de octubre, ambos de 2009). Tal
intervención judicial es un medio para garantizar el derecho
fundamental del que son titulares las personas que viven con algún
tipo de discapacidad que les impide atender sus intereses por sí
mismas, a disfrutar de una protección especial por parte del Estado y
de la comunidad. Así se deriva de lo previsto en forma expresa por el
numeral 216, inciso 1º, en relación con el 241, todos del Código de
Familia: “El […curador…] necesita autorización judicial, que el
Tribunal le dará siempre y cuando pruebe la necesidad o utilidad

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manifiesta: / 1. Para enajenar o gravar bienes inmuebles del
[…insano…] o títulos valores que den una renta fija y segura.” Es
evidente, entonces, que las denominadas diligencias de utilidad y
necesidad tienen como objeto proteger a la persona mayor de edad
sujeta a curatela. Por eso, los preceptos que las regulan deben ser
interpretados, integrados y aplicados desde el prisma de esa
obligación social y estatal en los términos que se derivan del derecho
de los derechos humanos. Eso quiere decir, ni más ni menos, que el
norte de la labor judicial ha de ser, pues, el deber del Estado de
garantizarles sus derechos fundamentales y que su mejor interés,
entendiendo por tal el disfrute integral e interdependiente de tales
derechos, es lo que se ha de proteger prioritariamente. Y, se insiste,
bajo ningún concepto puede perderse de vista su carácter de
institución jurídica y social de protección en el momento de recurrir a
ella.-

IV.-

Este trámite está orientado fundamentalmente a comprobar la


utilidad o la necesidad del acto cuya celebración se pretende, para,
de acuerdo con ello, decidir si procede otorgar o no la autorización
solicitada. Como lo indicó esta Cámara en el voto n.º 684-04, de las
11:30 horas del 28 de abril de 2004, “(…) existen dos términos que
se deben manejar en este tipo de diligencias como son la “utilidad” y
la “necesidad”. La utilidad representa un provecho, un beneficio, una
ventaja o una conveniencia. La necesidad, una obligación a ejecutar
algo por las circunstancias, pues las mismas (sic) implican un hacer
falta, un requerir, un haber menester, un resultar imprescindible.
Estos conceptos caracterizan a estas diligencias de “Enajenación de
bienes de menores e incapacitados y otros asuntos en los que se
hallen interesados”, al punto que el nombre se ha sintetizado al de
“diligencias de utilidad y necesidad”.” (Ver, en igual sentido, los votos
n.os 390-06, de las 19:40 horas del 29 de marzo de 2006; 369-07,

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de las 11 horas del 7 de marzo de 2007; 954-07, de las 10 horas del
19 de julio de 2007; 568-08, de las 13:25 horas del 26 de marzo;
1200-08, de las 8:45 horas del 24 de junio; 1246-08, de las 8:30
horas del 30 de junio, estos de 2008; 717-09, de las 10:10 horas del
6 de mayo de 2009 y 1405-10, de las 10:30 horas del 12 de octubre
de 2010). En el n.º 49-04, de las 10 horas del 22 de enero de 2004,
reiterado en los n.os 1405-10, de las 10:30 horas del 12 de octubre y
1664-10, de las 9:10 horas del 1º de diciembre, ambos de 2010, se
expresó que “A la hora de aplicar el criterio denominado de utilidad y
necesidad, el Juez [y la Jueza] debe tener en cuenta las
circunstancias de cada caso: su modo de vida, el proyecto futuro en
cuanto a la reinversión planteada y cualesquiera otros elementos, los
que apreciados en conjunto, darán cuenta de la necesidad o ventaja
de la transacción que se pretende sea autorizada.”-

V.-

Desde el punto de vista procedimental, el Código Procesal Civil


contempla la “Enajenación de bienes de menores e incapacitados y
otros asuntos en los que ellos se hallen interesados” como parte de
su libro IV, destinado a regular la “actividad judicial no contenciosa”,
conocida en otras latitudes, no sin suscitar múltiples críticas, como
“jurisdicción voluntaria” (ver, en igual sentido, los votos n.os 226-10,
de las 10:40 horas del 9 de febrero y 1405-10, de las 10:30 horas del
12 de octubre, ambos de 2010). De ese trámite se ocupan en
concreto sus artículos 819 a 824 y 877 a 885. No se está en
presencia, entonces, de actividad jurisdiccional, toda vez que no se
persigue la satisfacción de una pretensión en el sentido técnico
jurídico del término. Como apunta el procesalista español Jaime
GUASP (Derecho Procesal Civil. Madrid: Instituto de Estudios
Políticos, tomo II, parte especial, 1977, p. 947): “En la determinación
de esta naturaleza, es fundamental la reiteración de que la
jurisdicción voluntaria no es auténtica Jurisdicción, por no

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comprender verdaderas actuaciones procesales. Para insistir en esta
nota basta con poner de relieve que en la jurisdicción voluntaria no
hay ninguna satisfacción de pretensión procesal, porque no pueden
plantearse acerca de ella pretensiones procesales verdaderas. Y
aunque se rechazara el concepto de proceso, fundado en la idea de la
pretensión procesal, tendrá que llegarse al mismo resultado, pues en
la jurisdicción voluntaria no puede verse un conflicto inter partes
(…).” De ahí que el procedimiento se inicie con una solicitud, que no
supone el ejercicio del derecho de acción ni puede ser calificado como
un acto de parte que procure la declaratoria de un derecho o de la
certeza de una situación jurídica (artículo 121 ibídem). Se trata de
una típica manifestación del derecho constitucional de petición
(artículo 27 de la Constitución Política) que, por cuestiones de política
legislativa, ha de canalizarse a través de la autoridad judicial
competente y da lugar a un mero procedimiento o trámite carente, en
principio, de contención. “En el escrito de formulación de ese trámite
el titular […de la curatela…] debe informar de la transacción que
desea hacer (hipoteca, permuta, compraventa, etc.), enunciar la
conveniencia de la negociación para […su representado/a…], y
solicitar la respectiva autorización. El juez [o la jueza] verifica la
información, oye a (…) cualquier otro interesado, y resuelve
autorizando o desautorizando el negocio según su entender respecto
del beneficio para […la persona insana…].” (Voto n.º 1600-04, de las
11:50 horas del 14 de setiembre de 2004, reiterado en los n.os 2002-
04, de las 9:40 horas del 16 de noviembre de 2004 y 1339-06, de las
11:40 horas del 30 de agosto de 2006). Y para acreditar los
supuestos de hecho que permiten otorgar ese aval es posible recurrir
a la prueba pericial o a cualquiera de las otras que se estimen
convenientes. En efecto, aun cuando “(…) es lo común que se designe
un perito para que valore el inmueble, principalmente en aquellos
casos en que lo que se solicita es la autorización para vender la
propiedad (…) a ese aspecto concreto es que debe limitarse la

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participación del experto. El examen de la utilidad o de la necesidad
de la enajenación o del gravamen le compete exclusivamente al
titular del órgano jurisdiccional, pues precisamente aquí lo que debe
aplicarse son conocimientos propios del Derecho y no ajenos a éste
(sic). Valga la oportunidad para indicar que en no todos los casos en
que se presenta este tipo de procesos, el nombramiento del perito
debe realizarse para que valore el inmueble. Así, por ejemplo, si lo
que se solicita es una autorización para imponer un gravamen
hipotecario sobre la finca indicándose que el dinero que se obtendrá
del préstamo será invertido en realizar mejoras, el perito lo que debe
valorar es precisamente el costo de esas mejoras, pues el análisis
que debe hacer el juzgador [o la juzgadora] se referirá a la relación
que existe entre el monto por el que se impondrá el gravamen y la
suma que debe invertirse para realizarlas. Si se solicita autorización
para hipotecar una finca, indicándose que el dinero se requiere para
realizar una intervención quirúrgica, por ejemplo, no es necesario
nombrar un perito para que valore el inmueble, pues lo que se
necesita demostrar es el costo de la operación, para ver si éste (sic)
corresponde a la suma por la que se pretende hipotecar.” (Voto n.º
1841-05, de las 8 horas del 30 de noviembre de 2005).
Adicionalmente, es de rigor apuntar que la decisión de otorgar o
denegar la autorización debe fundamentarse en forma debida, para lo
cual se ha de evaluar la conveniencia del acto dispositivo para la
persona beneficiaria, pues, en este ámbito, la intervención judicial
constituye un medio para garantizar la protección efectiva de sus
derechos e intereses. Como se indicó en el voto n.º 49-04, de las 10
horas del 22 de enero de 2004: “A la hora de aplicar el criterio
denominado de utilidad y necesidad, el Juez [o la Jueza] debe tener
en cuenta las circunstancias de cada caso: su modo de vida, el
proyecto futuro en cuanto a la reinversión planteada y cualesquiera
otros elementos, los que apreciados en conjunto, darán cuenta de la
necesidad o ventaja de la transacción que se pretende sea

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autorizada. De ahí que no se considere prudente la autorización de
inversiones que podrían indicar algún riesgo o eventualidad, por ser
perjudicial para los intereses de la persona menor.”-

VI.- En este asunto, está acreditado que doña M. ostenta la


representación legal de su hijo R., cuya insania fue declarada por
sentencia firme n.° 11-2005, emitida por el Juzgado Civil, de Trabajo
y de Familia de Puriscal a las 13:30 horas del 22 de febrero de 2005
(fotocopia de folio 2 y certificaciones de folios 1 y 26-33) y que él es
titular de un derecho hereditario a una quinta parte sobre el inmueble
del partido de San José, matrícula de folio real […] (manifestación de
la promotora). Ese bien fue valorado por el perito nombrado al efecto
en el procedimiento sucesorio en la suma de dieciocho millones
ochocientos sesenta y tres mil setecientos cuarenta y ocho colones
con noventa y tres céntimos (informe pericial de folios 42-47). Por
último, se constató que doña R., la supuesta cesionaria, le pagó a la
señora M. dos millones setecientos mil colones exactos por el acto
dispositivo cuya autorización se gestionó y que esa suma ya ha sido
utilizada (manifestaciones de la promotora). Con ese cuadro fáctico,
este Tribunal no puede menos que hacer suyas las apreciaciones
vertidas por el juzgador de primera instancia en la resolución
impugnada. No solo resulta irregular que doña M. haya recibido un
dinero por la cesión de un derecho de su representado para la cual no
contaba con la preceptiva autorización judicial, sino que también se
echa de menos la debida acreditación de la utilidad o necesidad de
esa transacción. Incluso, ella omitió formular el alegato respectivo en
el momento procesal oportuno y, obviamente, ni siquiera ofreció
prueba idónea para demostrar, como correspondía, la necesidad o la
conveniencia de hacerlo (ver sobre el particular el voto n.º 1178-06,
de las 9:10 horas del 9 de agosto de 2006). Y recuérdese que “En
este tipo de asuntos donde se solicita la autorización judicial para
disponer de bienes de una persona […sujeta a curatela…] el Juzgador

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[o la Juzgadora] tiene la obligación de asumir una actitud diligente,
responsable y procurar por todos los medios posibles que se
garanticen plenamente […sus…] derechos (…). La propuesta
presentada (…) es vaga e imprecisa (…). En estas condiciones no
queda otra alternativa que confirmar la sentencia apelada.” (Voto n.º
150-10, de las 8:20 horas del 27 de enero de 2010). Razones
adicionales para pronunciarse de ese modo es que el aval constituye,
sin lugar a dudas, un trámite previo para otorgarle validez al negocio
jurídico; que se vulneró lo previsto en el inciso 1° del numeral 216
del Código de Familia, en relación con el procedimiento a seguir para
la venta de un bien propiedad de una persona insana y que el monto
recibido es notablemente inferior a la parte proporcional del precio de
la fija, según la fijación hecha en el avalúo rendido hace casi cuatro
años.”

2. Naturaleza de los sucesores con vocación a heredar

[Tribunal Primero Civil]xiii


Voto de mayoría
“II.-
Agravios descritos son de recibo. En materia de acreditación de
vocación hereditaria ya sea por vía testamentaria o "ab instestato",
las previsiones legales sobre la materia exigen comprobación
"evidente" de esa cualidad sucesorial. Precisamente el ordinal 920 del
Código Procesal Civil, dispone respecto a las personas que reclamen
calidad de sucesores mediante simple solicitud -según se presenta en
el sub lite- que el derecho peticionado ostente esa condición de
"evidente". En el caso debatido, a pesar de que en principio se
aprecian de las propias argumentaciones planteadas por el apelante
que durante la vida de la supuesta madre de don Efraín, apareció con
diferentes nombres en el Registro Civil: Neftalí de los Dolores Jiménez

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en la inscripción de su nacimiento como "hija natural" de María
Jiménez; como Neftalí Jiménez cuando se inscribió su matrimonio;
como María Neftalí Jiménez en la fe de Bautismo precisamente de su
hijo Efraín y como Neftalí Jiménez Cordero según la certificación de
nacimiento y de matrimonio de la causante aportados por la albacea
a folios 21 y 30. No obstante lo anterior, las incertidumbres se
desvanecen ante la efectiva acreditación del parentezco biológico
debatido que se atribuye a don Efraín y doña Virginia como supuestos
hermanos por parte de madre. Las dudas se disipan con los agravios
y alegaciones invocadas según se apreciará. En la solicitud de
apertura de la sucesión la albacea indicó a folio 51, que la causante
era hija en condición de descendiente materna de Neftalí Jiménez
Cordero y como padre figura Otoniel Torres Cordero. Ambos
descendientes contrajeron matrimonio en el año 1924 en la Parroquia
del cantón de Naranjo (ver folio 126). Sin embargo, en el acta de
nacimiento de don Efraín se consigna que nació el 21 de marzo de
1921, y aparece como "hijo natural" de María Jiménez. La situación
descrita coincide con la certificación registral expedida por el Registro
Civil sobre el nacimiento de don Efraín a folio 123 respecto a la
inscripción original y manuscrita apreciada a folio 281. A su vez, doña
Neftalí nació en el mes de mayo de 1902 y se consigna como hija de
María Jiménez (folio 122) con lo cual el nacimiento de don Efraín
acaeció en marzo de 1921 aspecto que refleja una edad próxima al
momento de su parto de 19 años. Luego contrajo matrimonio con
Otoniel Torres Cordero el 4 de octubre de 1924, y en la constancia
manuscrita además se indica que contaba con 21 años. Lo anterior
determina, que efectivamente Neftalí Jiménez Cordero o Jiménez
Jiménez inclusive también conocida con el nombre de su madre -
María Jiménez- es la madre común de Efraín Jiménez Jiménez y la
causante Virginia Torres Jiménez. Inclusive el documento bautismal
complementa la acreditación de esa identificación al consignar como
madre de don Efraín a "María Neftalí Jiménez". Por consiguiente, le

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asiste razón al representante de los apelantes en cuanto alega que
efectivamente ambos son hermanos.”

3. Falta de comparecencia del heredero o legatario no


implica una renuncia tácita

[Tribunal Primero Civil]xiv


Voto de mayoría

“En la resolución que se impugna, conforme al testamento (ver folios


10 a 13) se declara único y universal heredero al señor Fernando
Suñol Prego. Además se reconoce la condición de legatarios a los
señores Marcela, Fernando y Roberto, los tres Suñol Prego y a Uriel
Quesada Román. Con dicho pronunciamiento se muestra inconforme
la legataria y albacea María Marcela Suñol Prego. Alega que debe ser
declarada única y universal heredera porque los demás no se han
apersonado. Expresa que la consecuencia de no comparecer a
aceptar la herencia o legado, es que se declare como tales solo a los
que se apersonan. Entiende que la ley es muy clara en ese sentido.
Considera que el heredero instituido en el testamento y los demás
legatarios no tienen interés. Las alegaciones de la apelante son
insuficientes para revocar lo resuelto. El artículo 528 del Código Civil
lo que hace es establecer un requisito de eficacia a la aceptación de la
herencia, disponiendo que para que produzca efectos legales debe ser
expresa. Es en realidad una prohibición a entender que una herencia
se aceptó en forma tácita. No dice nuestra legislación, que a quien no
haga aceptación expresa de la herencia no se le debe declarar como
tal. En este caso concreto, la posibilidad de asumir ese criterio se
debe descartar, pues se trata de un sucesorio testamentario en que
la condición de herederos y legatarios ya está declarada en el
testamento. El juzgador en tales casos se limita a constatar esa
manifestación de última voluntad y a dictar una resolución

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meramente declarativa (se limita a declarar un derecho ya existente),
no constitutiva (no hace nacer un derecho). Cualquier duda la
despeja el numeral 537 del Código Civil, en cuanto señala que la
renuncia de una herencia debe ser también expresa. Entender que el
heredero instituido por testamento (que ya tiene un derecho
reconocido) renuncia a la herencia por no comparecer al proceso
sucesorio, sería admitir una renuncia tácita, lo que nuestra legislación
prohíbe. Este criterio se ha sostenido recientemente por este Tribunal
y con esta integración. Como valioso antecedente puede verse la
resolución en que se dijo: “Tampoco es admisible el argumento de la
falta de oposición y apersonamiento. La vocación hereditaria proviene
de imperativo legal y no necesariamente de la aceptación. Si bien se
publica un edicto y se notifica, para excluirlo debe mediar renuncia
expresa, lo cual se echa de menos.” (792-2010).”

4. Prohibición de transigir a los curadores

[Tribunal Segundo Civil, Sección I]xv

III. El reclamo es admisible. De conformidad con lo dispuesto por el


artículo 304 del Código Procesal Civil, si el demandado se allanare a
lo pretendido en la demanda, el juez debe dictar sentencia sin más
trámite. Sin embargo, esa posibilidad debe ser analizada a la luz del
numeral 316 ibídem, el cual establece la obligación de la persona
juzgadora de evacuar la prueba propuesta, cuando, contra quien se
acciona, es representada en el proceso por alguien que no tiene
facultades legales para confesar en daño de aquella, situación en la
que se encuentran los albaceas. Tómese en cuenta, que el albacea
administra un patrimonio ajeno, lo cual no le permite la disponibilidad
del mismo de manera irrestricta. En ese sentido, señala el escritor
costarricense Sergio Artavia Barrantes lo siguiente: "Solo pueden
allanarse a las pretensiones de la demanda quien sea parte y quien

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tenga capacidad, representación suficiente para hacerlo en nombre
de su representado y disponibilidad del objeto del proceso, que son
generalmente quienes pueden transigir. Los Curadores en concursos,
los curadores procesales, los albaceas en sucesiones, los tutores, los
curadores de incapaces, y en general, a quienes la ley no les atribuye
esa facultad, no pueden allanarse a las pretensiones, puesto que no
tienen plena disposición del objeto del proceso y hay, en todos los
casos, derechos de terceros, interés público o los derechos a quienes
representan, que les impide la ejecución de tan delicado acto./ Existe
paralelismo entre allanamiento y transacción, por lo que a falta de
norma expresa, no podrá allanarse quien no pueda transar, pues
ambas son disposiciones del objeto del proceso o sobre el que recae
la administración o representación. Si lo anterior es cierto, en
consecuencia no pueden allanarse, por no poder transar, porque "no
tienen la libre facultad de enajenar sus bienes y derechos" -art. 1373
C.Ci, los siguientes sujetos o personas: ...los albaceas de un
sucesorio -549 inciso 2) Código Civil y 938 CPC..." ( Artavia
Barrantes, Sergio. Derecho Procesal Civil. Tomo III. Editorial Jurídica
Dupas. San José Costa Rica. 2004. Pags 147 y 148). Como el juzgado
no procedió de esa forma y por constituir la falta de citación para la
realización de una diligencia probatoria durante la tramitación, una
causal para la procedencia del recurso de casación por razones
procesales, se anulará el fallo recurrido para que el juzgado resuelva
lo que corresponda acerca de la prueba testimonial ofrecida por el
demandante.

19
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de utilizar el material indicado.

NOTAS:
i
Asamblea Legislativa. Código Procesal Civil. Ley Nº 7130 del 16 de agosto de 1989.
Publicada en Gaceta Nº 208 del 03 de noviembre de 1989. Alcance: 35.

ii
Asamblea Legislativa. Código Procesal Civil. Ley Nº 7130 del 16 de agosto de 1989.
Publicada en Gaceta Nº 208 del 03 de noviembre de 1989. Alcance: 35.

iii
Asamblea Legislativa. Código Civil. Ley Nº 63 del 28 de setiembre de 1887.

iv
Asamblea Legislativa. Código Civil. Ley Nº 63 del 28 de setiembre de 1887.

v
Casado, Laura. Diccionario Jurídico. Buenos Aires, Argentina: Valletta, 2009. Página 239.

vi
Enciclopedia Jurídica. Diccionario Jurídico de Derecho. 2014. http://www.enciclopedia-
juridica.biz14.com/d/curatela/curatela.htm (último acceso: 14 de julio de 2016).

vii
Casado, Laura. Diccionario Jurídico. Buenos Aires, Argentina: Valletta, 2009. Página 427.

viii
Casado, Laura. Diccionario Jurídico. Buenos Aires, Argentina: Valletta, 2009. Página 499.
ix
Enciclopedia Jurídica. Diccionario Jurídico de Derecho. 2014. http://www.enciclopedia-
juridica.biz14.com/d/curatela/curatela.htm (último acceso: 14 de julio de 2016).

x
Casado, Laura. Diccionario Jurídico. Buenos Aires, Argentina: Valletta, 2009. Página 427.

xi
Alpízar Rojas, María Del Pilar (2010) Análisis del artículo 595 del código civil de costa rica,
a luz de la jurisprudencia costarricense: ¿una verdadera limitación a la libertad de testar?
Tesis para optar por el grado de licenciatura en Derecho de la Universidad de Costa Rica.
Páginas 35-36.

xii
Tribunal de Familia. Sentencia Nº 00424 de las diez horas y cincuenta minutos del
veintiocho de marzo de dos mil once. Expediente: 10-400028-0197-FA

xiii
Tribunal Primero Civil. Sentencia Nº 00465 de las ocho horas y veinticinco minutos del
quince de junio de dos mil once. Expediente: 10-000072-0182-CI

xiv
Tribunal Primero Civil. Sentencia Nº 00066 de las ocho horas y cinco minutos del tres de
febrero de dos mil once. Expediente: 10-000114-0182-CI

20
xv
Tribunal Segundo Civil, Sección I. Sentencia Nº 00094 de las diez horas del veintiséis de
marzo de dos mil catorce. Expediente: 12-000268-0386-CI

21

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