Está en la página 1de 3

Novena

de difuntos guatemala pdf

Novena de DifuntosPropone la Novena a los Difuntos con Lectura, Salmo y Evangelio, reflexión, oración y canto para cada día.Incluye los Misterios del Rosario, Letanías y Cantos. También oraciones especiales para varios tipos de difunto, para niñ@, adolescente, un@ joven, madre, padre, padres, conyugue; hermanos, allegados y bienhechores; por
quien ha padecido una enfermedad, para sacerdote, religios@, etc.Además una forma para rezar en la visita al cementerio.Folleto con 64 páginas impresas en negro, rojo y amarillo en papel bond 70, portada a color.Page 2Novena de DifuntosPropone la Novena a los Difuntos con Lectura, Salmo y Evangelio, reflexión, oración y canto para cada
día.Incluye los Misterios del Rosario, Letanías y Cantos. También oraciones especiales para varios tipos de difunto, para niñ@, adolescente, un@ joven, madre, padre, padres, conyugue; hermanos, allegados y bienhechores; por quien ha padecido una enfermedad, para sacerdote, religios@, etc.Además una forma para rezar en la visita al
cementerio.Folleto con 64 páginas impresas en negro, rojo y amarillo en papel bond 70, portada a color. Es una guía para la auténtica renovación litúrgica y familiar de la oración por los difuntos, con sólidas bases teológicas, temas prácticos y variados de reflexión, y plegarias en consonancia con la oración de la iglesia. ¡Gracias por su participación!
PARROQUIA SANTUARIO DE LA NATIVIDAD DE MARÍA NOVENARIO PARA ORAR POR LOS DIFUNTOS CÉSAR O. CATARINO CASARRUBIAS natix.org.mx Del Concilio Vaticano II "Durante su peregrinación temporal, todo hombre experimenta múltiples limitaciones; se siente, sin embargo ilimitado y llamado a una vida superior. Pero algunos
esperan del solo esfuerzo humano la verdadera y plena liberación de la humanidad. Y no faltan quienes, que desesperando de poder dar a la vida un sentido, alaban la insolencia de cuantos afirman que esta vida carece de sentido. Sin embargo, ante la evolución del mundo, son cada día más numerosos quienes se plantean las más fundamentales
preguntas: ¿Qué es el hombre? ¿Cuál es el sentido del dolor, del mal, de la muerte que, a pesar de tantos progresos logrados, subsisten todavía? ¿Qué hay después de esta vida temporal? La Iglesia cree que Cristo, muerto y resucitado por todos, da al hombre su luz y su fuerza para responder las más torturantes preguntas. No ha sido dado bajo el
cielo a la humanidad otro nombre en el que podamos salvarnos. Igualmente cree la Iglesia que la clave, el centro y el fin de toda historia humana se hallan en su Señor y Maestro. Afirma además que, bajo la superficie de lo cambiante hay muchas cosas permanentes, que tienen su último fundamento en Cristo, imagen de Dios invisible, primogénito de
toda la creación". (Constitución Sobre la Iglesia en el mundo actual, No. 10) La fe, los amigos y el tiempo Cuando muere un ser querido, los cristianos acostumbramos reunirnos para orar por quienes terminaron su vida temporal y para consolarnos en la esperanza.

Pero no todos los grupos humanos celebran de idéntica manera el acontecimiento de la muerte. En la mayoría de los países, el llanto y los lamentos expresan el dolor ante la ausencia de quienes se marcharon adelante. En otros lugares, sin embargo, las lágrimas se remplazan por celebraciones festivas, acompañadas de convites y danzas: Alguien de
nuestro clan ha empezado a vivir con los antepasados y conviene entonces alegrarnos. Los discípulos de Cristo aprendimos, iluminados por la resurrección del Maestro, a celebrar de un modo propio, el hecho de la muerte. "Porque la vida de los que en Ti creemos, Señor, no termina, sino que se trasforma y la deshacerse nuestra morada terrenal,
adquirimos una mansión eterna en el cielo".

Pero además de la fe, los amigos y el tiempo tienen el poder de suavizar nuestra pena. Un verdadero amigo nos apoya, animándonos a seguir adelante. Y el tiempo cura, poco a poco, todas las heridas del alma.

Vale entonces pensar, delante del Señor y en compañía de quienes nos aman que morir es empezar a vivir otra vida. Decía san Agustín: "Nos hiciste, Señor para ti y nuestro corazón estará inquieto hasta que descanse en ti". Novenario por los difuntos Hermanos: Si creemos que Jesucristo murió y resucitó, confiemos también en que Dios, nuestro
Padre, ha tomado consigo a nuestro(a) hermano(a), que se ha dormido en su misericordia. Este acontecimiento nos invita además a seguir caminando en la fe, manteniendo viva nuestra con Dios, vivir según los mandamientos del Señor, para que la muerte no nos sorprenda como un ladrón, según dice san Pablo. No vivamos en tinieblas. Seamos más
bien hijos de la luz y vigilemos esperando la visita del Señor. PARROQUIA SANTUARIO DE LA NATIVIDAD DE MARÍA NOVENARIO PARA ORAR POR LOS DIFUNTOS CÉSAR O. CATARINO CASARRUBIAS natix.org.mx Unámonos ahora en la oración, e imploremos la divina misericordia para nuestro hermano(a) que ha muerto. Oración para todos los
días Padre de misericordia y Dios de todo consuelo, Tú trasformas en aurora de una nueva vida la oscuridad de la muerte; mira a estos hijos tuyos que hoy lloramos la ausencia de una hermana nuestra. Tu Hijo, nuestro Señor, al morir, destruyó nuestra muerte y, al resucitar, nos dio una nueva vida; concédenos que, al final de esta vida presente,
podamos ir a su encuentro y, junto con nuestros difuntos, nos reunamos en tu reino, allí donde Tú mismo secarás nuestras lágrimas. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén. Día primero Aquel día primero Del santo Evangelio según San Juan, capítulo 20. "El primer día de la semana, María Magdalena fue al sepulcro al amanecer y vio la losa quitada del
sepulcro. Echó a correr a donde estaba Simón Pedro y el otro discípulo y les dice: Se han llevado del sepulcro al Señor y nos sabemos dónde le han puesto". Todo esto ocurrió el primer día de la semana, explicaba San Juan a las primeras comunidades cristianas. Nosotros diríamos: El primer día de la Salvación, el primer día de la Iglesia, el primero
de la nueva historia. María Magdalena va al sepulcro al amanecer, las mujeres se encaminan al huerto para ungir nuevamente el cuerpo de Jesús. Pedro y Juan corren muy temprano hacia donde han sepultado al Maestro.

Al medio día, unos amigos del Señor emprenden el regreso hacia Emaús, tristes y descorazonados. Otros se pasan el día en una casa de Jerusalén, a puerta cerrada, entre la desilusión y la esperanza. Todo ha sido trágico en estas últimas jornadas: la crucifixión del Maestro. El miedo y la huída de los discípulos. La negación de Pedro. La oscuridad de
aquella tarde de mes de Nizán, cuando los judíos preparaban la Pascua. Un pequeño grupo de amigos amortaja deprisa el cuerpo del Señor, para guardarlo en un sepulcro ajeno. Luego las amenazas de la guardia. El desconcierto de todos, aún de los más creyentes. Muchos de nosotros pudiéramos también señalar, sobre este oscuro esquema, etapas
de nuestra propia vida: Alguna vez se nos ha muerto el líder. Hemos visto fracasar nuestros planes. Nos han fallado los amigos. La muerte nos ha pisado los talones. Diversas circunstancias nos colocaron contra la pared. Las sombras nos borraron el horizonte.
Porque los cristianos no somos de otra especie. Somos hombres falibles y sufrientes, pobres viajeros, y todo lo humano nos pesa a las espaldas. Pero, a la vez, somos distintos porque Jesús ha resucitado del sepulcro. Entonces María Magdalena encuentra al Jardinero. A las mujeres les habla un joven que parece un ángel. Pedro y Juan entran el
sepulcro vacío y, enrollado en un sitio aparte, ven al sudario que había envuelto la cabeza del Señor. Los viajeros de Emaús le reconocen en el partir del pan. Y esa tarde, estando las puertas cerradas, Jesús se pone en medio de los temerosos discípulos y les enciende la fe en el corazón. Nosotros creemos en Jesucristo y, apoyados en Él, esperamos
contra toda esperanza. Porque Cristo ha vencido el pecado y la muerte. Todo puede morir: Los pájaros, las flores, la luz, el gozo y la mañana.
Pero todo regresa y todo se transforma. Retorna la vida a los nidos. Revientan otra vez los retoños en la era. Vuelve a correr la brisa entre los cerros. Brilla una nueva luz. Renace el gozo. Regresa la alborada. Y podemos escribir nuevamente sobre nuestro diario personal: "Aquel día primero de la semana, todo empezó a ser distinto". PARROQUIA
SANTUARIO DE LA NATIVIDAD DE MARÍA NOVENARIO PARA ORAR POR LOS DIFUNTOS CÉSAR O. CATARINO CASARRUBIAS natix.org.mx Oremos: A ti levantamos nuestros ojos, Señor que habitas en el cielo. Escucha nuestras oraciones y ten piedad de tu siervo [N] que, mientras vivía en el mundo, esperó en tu misericordia. Por Cristo Nuestro
Señor. Amén. Para reavivar la esperanza Es una obligación seguir amando al hermano que se marchó adelante. Ahora, con un amor más generoso, que no espera retribución a corto plazo. Con un amor más excelente, que ya no exige signos materiales. Este hermano distante proyecta su amor hacia nosotros desde otra dimensión, desde la vida
perfecta. Lo podremos sentir a nuestro lado dándonos de mañana los buenos días. Lo descubriremos a cada rato, en la intimidad de los recuerdos. Adivinaremos su presencia junto a la mesa familiar.

Contaremos con su compañía en las incertidumbres y en los peligros.


Él ya goza de Dios y tiene facultades para apoyar nuestros esfuerzos. Porque él ya alcanzó la plenitud, Y ahora nos prepara un lugar en donde gozaremos todos juntos de la familia inmortal de los cielos. V/. Concédele Señor el descanso eterno.
R/. Y brille para el la luz perpetua. V/. Que el alma de nuestro hermano y todos los fieles difuntos, por la misericordia de Dios descansen en paz. R/. Amén.
V/. Y la bendición de Dios todoamoroso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre nosotros y permanezca para siempre. R/. Amén

También podría gustarte