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CAPÍTULO III

LA PASCUA, ACONTECIMIENTO Y PROYECTO DE FUTURO


El acontecimiento pascual de Cristo constituye el núcleo esencial de la predicación
apostólica.
 El año litúrgico, a su vez, no es sino una celebración desdoblada del
acontecimiento pascual.
La pregunta a tratar en este capítulo es ¿qué es el acontecimiento pascual?
 No se puede entender como un acontecimiento del pasado, Hay que entenderla,
más bien, como signo y anticipación de un mundo nuevo; como un proyecto de
transformación universal; como un proceso de regeneración y de cambio,
realizado progresivamente en la historia y apoyado en la palabra eficaz de Jesús
y en el hecho de su resurrección.
1. El acontecimiento pascual
 No es un mito
 Se trata de un acontecimiento real, sucedido en la historia
 El cristianismo no celebra las estaciones del año, sino el acontecimiento pascual
de la muerte y resurrección del Señor, hecho real acaecido en el tiempo y en el
espacio.
 En sentido estricto, la pascua no es sino el «paso de este mundo al Padre»; es
decir, el paso de este mundo, cautivo del pecado, al Padre, meta suprema de
nuestras esperanzas.
 «Salí del Padre y he venido al mundo. Ahora dejo otra vez el mundo y voy al
Padre (Jn 16,28). Estas palabras son, al mismo tiempo, una síntesis del misterio
de Cristo y del misterio pascual.
 En la cruz, en el instante supremo de la entrega de su vida, se inicia el proceso
de retorno al Padre y de su glorificación definitiva.
 La resurrección es el «sí» de aprobación del Padre al gesto de obediencia y
sacrificio del Hijo. Es el Padre quien le resucita y le glorifica.
 El misterio de Cristo es visto como un camino de humillación y de exaltación,
de pasión y de gloria, de muerte y de vida.
 Muerte y resurrección, humillación y gloria, no son dos aspectos o etapas
yuxtapuestas, sino un camino único y misterios en el que se encuadra la
extraordinaria aventura del Hijo de Dios hecho hombre.
2. La Pascua como transformación de la existencia
 Interpretación de la Pascua como «paso».
 Sabemos que un cierto número de Padres y autores eclesiásticos de los siglos II
y III emparentan la palabra pascha con el vocablo griego pasjein, que significa
«padecer»
 Pascha, pues, corresponde al hebreo phase, que los escritores alejandrinos
traducen como diábasisy nosotros como «paso».
 Esta matización lingüística nos permite elaborar una interpretación de la Pascua
como transformación de la existencia.
 La vuelta al Padre y la resurrección hay que entenderlas como el abandono de la
existencia en la carne, del hombre de pecado y de la fragilidad humana para
entrar en una existencia nueva, transfigurada, en el Espíritu.
3. La Pascua de Jesús, utopía y promesa
 El acontecimiento pascual no hace referencia exclusivamente a Cristo.
 La Pascua de Jesús es la primicia de la transformación del mundo y de la
historia.
 Todos los hombres y todas la cosas, toda la creación, están llamados a compartir
la Pascua de Cristo.
 en la Pascua de Cristo ha quedado potencialmente —en germen— transformada
y regenerada la creación entera.
 El acontecimiento pascual, que es un hecho consumado en Cristo para nosotros,
que vivimos peregrinos en este mundo, es objeto de esperanza.
 Desde la fe —y sólo desde la fe— encuentra apoyo nuestra esperanza.
 Pero más allá de la fe hay un hecho seguro e incontrovertible, en el que se apoya
nuestra fe: el hecho de la resurrección de Jesús.
 Porque Cristo ha resucitado es posible una nueva existencia para el hombre, más
allá del mundo y de la historia.
4. La Pascua como proceso de liberación
 la Pascua implica un proceso de transformación y de cambio en el que se ve
implicada la historia misma de la humanidad.
 Pero nosotros, en este caso, preferimos hablar de «proceso de liberación»,
porque la transformación a que venimos refiriéndonos supone la progresiva
liberación del hombre, a lo largo de la historia, de toda opresión y de toda
servidumbre.
 Dios, que no abandona al hombre, quiso restablecer con él un pacto de alianza
liberándolo del pecado y de la muerte.
 El paso de la muerte a la vida, de la esclavitud a la libertad, del pecado a la
amistad con Dios tuvo lugar en la Pascua.
 Pero la Pascua no ha terminado. La Pascua, como proceso liberador a lo largo de
la historia, continúa. Y continuará hasta que Cristo sea todo en todas las cosas,
hasta el alumbramiento del cielo nuevo y de la tierra nueva, donde no habrá
llanto, ni dolor, ni pecado, ni muerte.
5. Ritualidad y militancia
 ¿De qué armas se ha de servir la comunidad cristiana —la Iglesia— para
llevar a cabo el proceso de liberación de que hablamos? ¿Qué medios o qué
tácticas, qué resortes deberá emplea para poder realizar la gigantesca labor
de transformar el mundo?
 La palabra de Jesús nos ofrece la respuesta: «El que cree en mí, aunque haya
muerto, vivirá; y el que está vivo y cree en mí, no morirá para siempre» (Jn
11,25-26).
 La Iglesia tiene conciencia de que cada vez que celebra los sacramentos y,
sobre todo, cada vez que celebra la eucaristía, se actualiza y hace presente el
acontecimiento pascual del Señor.
 Es en la eucaristía sobre todo, donde la comunidad de creyentes experimenta
ese proceso de regeneración liberadora que es la Pascua.
 Celebrar la eucaristía, finalmente, es estar dispuesto, como Jesús, a dar la
vida para que el mundo se salve y se transforme.
6. Celebración pascual y vuelta a los orígenes
 La obra liberadora proyectada por Dios en Cristo no puede entenderse sino como
recuperación de la situación original del hombre; o, dicho de otro modo, como
rehabilitación de la imagen de Dios en él.
 Analogías entre el árbol del paraíso y el árbol de la cruz. De aquél nos vino la
muerte, de éste la vida.
 La regeneración pascual queda, pues, entendida como una recuperación de la
situación primordial del hombre, como una vuelta al paraíso.
 a liberación pascual se interpreta, con razón, como una nueva
 creación y como una repristinación del tiempo primordial.
7. Celebración pascual y anticipación del futuro
 Esta proyección de la Pascua hacia los orígenes y hacia el futuro escatológico no
es sino la expresión más viva de la dimensión universal de la Pascua de Jesús
que envuelve y regenera la totalidad de la historia.
 (Ap 21,1-5). Para describir la meta escatológica recurre Juan a la imagen de la
Jerusalén celeste. Es el símbolo del mundo renovado para siempre por la Pascua
del Señor; el símbolo de la reconciliación y de la pacificación definitiva de todas
las cosas, cuando Cristo sea todo en todos.
8. Celebración pascual y transformación del presente
 Cuanto más intensa se hace la experiencia del futuro mayor es el desencanto que
produce el reencuentro con la realidad cotidiana.
 Surge una doble actitud en la comunidad que celebra la Pascua: En primer lugar,
una actitud de denuncia. Después, una opción comprometida por la lucha y por
la acción liberadora.
 Denuncia y lucha: expresan claramente el convencimiento de la comunidad
cristiana de que en el presente se proyecta y se echan los cimientos del futuro.
 El gran reto que tiene planteado la comunidad cristiana, la Iglesia: ir
encaminando la historia en la línea de la Pascua. Por eso la Iglesia tiene
conciencia de ser en el presente un fermento de renovación y de cambio.

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