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Parroquia de s. Julián
(Ad usum privatum)
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CELEBRACIÓN DEL MATRIMONIO (CON MISA)
Hay que procurar ser puntuales. El novio espera al pie del altar a la
novia. Los invitados están ya sentados en los bancos, para que al
pasar la novia no se encuentre la Iglesia vacía. Si viene algún niño para
llevar los anillos y las arras van por el pasillo central delante de la
novia y del padrino, y al llegar a la altura del primer banco se quedan
allí con sus padres. Cuando hace su entrada la novia todos se ponen
en pie. Una vez que llega la novia al altar se coloca junto al novio y a
los padrinos: padrino-novio-novia-madrina con el altar en frente.
Todos permanecen en pie. Podéis encontrar algunas recomendaciones
litúrgicas en el apéndice II al final del documento.
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Esquema del rito del matrimonio dentro de la misa
RITOS INICIALES
El sacerdote acoge a los esposos
Monición introductoria. Se omite el Acto Penitencial; se puede celebrar la Misa "Por
los Esposos" cuando está permitida la celebración de Misas rituales.
Gloria.
Oración colecta.
LITURGIA DE LA PALABRA
Pueden leerse una o dos lecturas y el Evangelio. En Domingo y
solemnidades siempre dos. Siempre y además se lee un Salmo.
● 1ªLectura (del Antiguo Testamento) Puede ser del Apocalipsis en
Tiempo Pascual
● Salmo Responsorial.
● 2ª Lectura (del Nuevo Testamento).
o Aleluya.
● Lectura del Evangelio. De todas las lecturas, al menos una debe
hacer referencia explícita al Matrimonio
Homilía: explicación de los textos sagrados proclamados en las lecturas, del misterio del
Matrimonio cristiano, dignidad del amor conyugal, la gracia del sacramento y las
obligaciones que implica.
LITURGIA DEL MATRIMONIO
Monición introductoria.
Escrutinio: Pregunta sobre la libertad, fidelidad y educación de la prole.
Consentimiento.
Confirmación del consentimiento por el sacerdote.
Bendición y entrega de los anillos. Bendición de los esposos (Puede
realizarse en este momento, tras el Padre Nuestro o antes de la bendición final)
Bendición y entrega de las arras (Es optativo)
Se puede concluir con un canto o aclamación de los fieles.
Oración de los Fieles.
Credo: si es domingo o solemnidad.
LITURGIA EUCARí5TICA
Procesión de ofrendas.
Ofertorio.
Mención de los esposos en la Plegaria Eucarística. Memento de vivos.
Rezo del Padre Nuestro. Se suprime la oración que sigue.
Bendición nupcial. Velación de los esposos (Es opcional).
Rito de la Paz
Comunión: Los nuevos Esposos y los padrinos pueden recibirla bajo las dos especies.
CONCLUSIÓN
Oración Postcomunión
Bendición solemne sobre los esposos y el pueblo.
Se despide a la asamblea. Firma del acta matrimonial, nunca sobre el altar.
RITOS INICIALES
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Saludo inicial del sacerdote:
El sacerdote hace una introducción a la celebración de vuestro
matrimonio, dándoos la bienvenida a vosotros y a todos los
que os acompañan y ayudándoos a comprender más en
profundidad que vamos a celebrar hoy. Puede ser del estilo de
esta:
Queridos hermanos:
Llenos de alegría, hemos venido a la casa del Señor para esta celebración,
acompañando a N. y N. en el día en que se disponen a celebrar su unión matrimonial.
Para ellos este momento es de singular importancia. Por ellos, acompañémoslos con
nuestro cariño, amistad y oración fraterna. Escuchemos atentamente con ellos la
Palabra que Dios nos va a dirigir hoy. Después, con la santa Iglesia, invocaremos a
Dios Padre, por Jesucristo, nuestro Señor, para que acoja complacido a estos hijos
suyos que van a contraer matrimonio, los bendiga y les conceda vivir en unidad
permanente.
Oración Colecta
El sacerdote introduce el acto penitencial y si es Domingo
rezamos el Gloria. A continuación el sacerdote reza la oración
colecta que nos centra en el sentido central del sacramento
que estamos realizando.
Oremos:
Escucha nuestras súplicas, Señor, derrama tu gracia sobre estos
hijos tuyos, que se unen junto a tu altar, y hazlos fuertes en la mutua
caridad.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la
unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
R/. Amén.
LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERAS LECTURAS (A)
Los novios pueden escoger las lecturas, pero debéis
consultarlo antes con el sacerdote que oficie en vuestra
boda. Se puede escoger una de las lecturas de las
propuestas aquí: Primeras lecturas (A). O bien, en su lugar,
una de las Segundas lecturas (B), que se proponen más
adelante. Si la boda se celebra en Domingo deberá
escogerse una primera lectura del grupo A y una segunda
del grupo B. En todo caso siempre se lee después de la
primera lectura uno de los Salmos. El Evangelio lo lee
siempre el sacerdote o diácono. También pueden elegirse
las lecturas propias del día que se realiza el sacramento. No
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desechéis esta última posibilidad, Dios nos habla de las
maneras más insospechadas.
Al escoger las lecturas para vuestra boda es aconsejable que
las leáis juntos, unas pocas cada día y que vayáis marcando
las que sean más acordes con vuestra vida. Desechad las que
no os digan nada. Rezad las lecturas y cuando tengáis unas
cuantas escogidas consultarlo con el sacerdote que va a
oficiar en vuestra boda, siempre os ayudará a escoger la más
acorde con vuestro futuro matrimonio.
Proponemos estas lecturas que aparecen en el ritual del
sacramento del matrimonio. Durante las lecturas todos pueden
sentarse. Si hay alguna persona (familiar o amigo) que haga
las lecturas debe presentarse al sacerdote al menos 15
minutos antes de la ceremonia, para que el sacerdote tenga
claro que ya están preparados los lectores. El de lector es un
ministerio muy valorado en la vida de la Iglesia. Su función es
ser voz de la Palabra de Dios que se dirige a la asamblea. Se le
ruega decoro en el vestido. Si hay varios lectores tendrán que
subir al altar inmediatamente después de la oración colecta.
Mejor que suban juntos, y después de realizada la lectura
esperan a que el otro o los otros lectores terminen para bajar
juntos.
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2a. Lectura del libro del Génesis (2,18-24)
Varón y mujer, iguales ante Dios, están llamado a la comunión. La nueva
familia se asienta sobre el amor trinitario de Dios. El ser humano, distinto de
los animales, solo se reconoce como varón y mujer cuando ve ante si a otro
igual.
El Señor Dios se dijo: -«No está bien que el hombre esté solo; voy a
hacerle alguien como él que le ayude.» Entonces el Señor Dios
modeló de arcilla todas las bestias del campo y todos los pájaros del
cielo y se los presentó al hombre, para ver qué nombre les ponía. Y
cada ser vivo llevaría el nombre que el hombre le pusiera. Así, el
hombre puso nombre a todos los animales domésticos, a los pájaros
del cielo y a las bestias del campo; pero no encontraba ninguno
como él que lo ayudase. Entonces el Señor Dios dejó caer sobre el
hombre un letargo, y el hombre se durmió. Le sacó una costilla y le
cerró el sitio con carne. Y el Señor Dios trabajó la costilla que le
había sacado al hombre, haciendo una mujer, y se la presentó al
hombre. El hombre dijo: -«¡Ésta sí que es hueso de mis huesos y
carne de mi carne! Su nombre será Mujer, porque ha salido del
hombre. Por eso abandonará el hombre a su padre y a su madre, se
unirá a su mujer y serán los dos una sola carne.»
Palabra de Dios.
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emprendió el camino. Isaac se había trasladado del “Pozo del que
vive y ve” al territorio del Negueb. Una tarde, salió a pasear por el
campo y, alzando la vista, vio acercarse unos camellos. También
Rebeca alzó la vista y, al ver a Isaac, bajó del camello y dijo al
criado: -“¿Quién es aquel hombre que viene en dirección nuestra por
el campo?”. Respondió el criado: -“Es mi amo”. Y ella tomó el velo y
se cubrió. El criado le contó a Isaac todo lo que había hecho. Isaac
la metió en la tienda de su madre Sara, la tomó por esposa y con su
amor se consoló de la muerte de su madre.
Palabra de Dios.
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entregaba como esposa conforme a lo prescrito en la ley de
Moisés.» Después empezaron a cenar.
Palabra de Dios.
5a. Lectura del libro de Tobías (Tobit) ( 8, 4b-8)
Tobías reza para que su matrimonio con Sara sea para ambos bendición y
lleguen juntos a la vejez.
En la noche de bodas, Tobías dijo a Sara: -“Mujer, levántate, vamos
a rezar, pidiendo a nuestro Señor que tenga misericordia de
nosotros y nos proteja”. Se levantó, y empezaron a rezar, pidiendo a
Dios que los protegiera. Rezó así: -“Bendito eres, Dios de nuestros
padres, y bendito tu nombre por los siglos de los siglos. Que te
bendigan el cielo y todas tus criaturas por los siglos. Tú creaste a
Adán, y como ayuda y apoyo creaste a su mujer, Eva; de los dos
nació la raza humana. Tú dijiste: “No está bien que el hombre esté
solo, voy a hacerle alguien como él, que lo ayude”. Si yo me caso
con esta prima mía, no busco satisfacer mi pasión, sino que procedo
lealmente. Dígnate apiadarte de ella y de mí, y haznos llegar juntos
a la vejez”. Los dos dijeron: -“Amén, amén”.
Palabra de Dios.
6a. Lectura del libro de los Proverbios (31, 10-13.19-20.30-34)
Alabanza de la buena mujer que es ejemplo para su marido.
Una mujer hacendosa, ¿quién la
hallará?
Vale mucho más que las perlas.
Su marido se fía de ella,
y no le faltan riquezas.
Le trae ganancias y no pérdidas
todos los días de su vida.
Adquiere lana y lino,
los trabaja con la destreza de sus
manos.
Extiende la mano hacia el huso,
y sostiene con la palma la rueca.
Abre sus manos al necesitado
y extiende el brazo al pobre.
Engañosa es la gracia, fugaz la hermosura,
la que teme al Señor merece alabanza.
Cantadle por el éxito de su trabajo,
que sus obras la alaben en la plaza.
Palabra de Dios.
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7a. Lectura del libro del Eclesiástico (26, 1-4. 16-21)
Otra alabanza a la buena mujer que es gloria para su marido. En este,
como en el texto 6a, no hay que olvidar el contexto histórico en el que es
escrito el texto sagrado.
Dichoso el marido de una mujer buena; se doblarán los años de su
vida. La mujer hacendosa hace prosperar al marido, él cumplirá sus
días en paz. Mujer buena es buen partido que recibe el que teme al
Señor; sea rico o pobre, estará contento y tendrá cara alegre en
toda sazón. Mujer hermosa deleita al marido, mujer prudente lo
robustece; mujer discreta es don del Señor: no se paga un ánimo
instruido; mujer modesta duplica su encanto: no hay belleza que
pague un ánimo casto. El sol brilla en el cielo del Señor, la mujer
bella, en su casa bien arreglada.
Palabra de Dios.
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Buscad la prosperidad del país adonde os he deportado y rogad por
él al Señor, porque su prosperidad será la vuestra”.
Palabra de Dios.
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SALMOS RESPONSORIALES
En algunos salmos “Temor” equivale a la actitud reverencial del que se
presenta ante Dios. En una traducción más actual, acorde con la revelación
de Cristo, podría, no literalmente, traducirse como “Amor”. Aparece en más
Salmos. (V. es lo que lee el lector. R. es la respuesta que recita toda la
asamblea)
I.- Sal 32,12 y 18. 20-21.22
V. La misericordia del Señor llena la tierra.
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(o, Gustad y ved qué bueno es el Señor)
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V. El Señor es compasivo y misericordioso
(o, La misericordia del Señor dura por siempre
sobre aquellos que le temen).
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V. Dichoso quien ama de corazón los mandatos del
Señor
( o, Aleluya).
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R. Dichoso quien ama de corazón los mandatos del
Señor
(o, Aleluya).
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R. Dichosos los que temen al Señor
(o, Esta es la bendición del hombre que terne al Señor)
VI.- Sal 144, 8-9. 10 y 15. 17- 18
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alabadlo, todos sus ángeles,
alabad, todos sus ejércitos.
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anuncian las bodas de Cristo con la Iglesia de las que vuestro
matrimonio será signo y evidencia.
1b. Lectura de la carta del Apóstol San Pablo a los Romanos: 8,
31b-35. 37-39
Pablo hace un elogio del amor derramado en Cristo. Ningún mal es
definitivo si Cristo está presente, ya que Él es la fuente y razón de nuestra esperanza.
Su presencia en nuestro matrimonio es sal y luz para el mundo.
Hermanos:
Si Dios está con nosotros, ¿quién estará contra nosotros? El que no
perdonó a su propio Hijo, sino que lo entregó a la muerte por
nosotros, ¿cómo no nos dará todo con Él? ¿Quién acusará a los
elegidos de Dios? Dios es el que justifica. ¿Quién condenará? ¿Será
acaso Cristo que murió, más aún, resucitó y está a la derecha de
Dios, y que intercede por nosotros? ¿Quién podrá apartarnos del
amor de Cristo?, ¿la aflicción?, ¿la angustia?, ¿la persecución?, ¿el
hambre?, ¿la desnudez?, ¿el peligro?, ¿la espada?. Pero en todo
esto vencemos fácilmente por Aquel que nos ha amado. Pues estoy
convencido de que ni muerte, ni vida, ni ángeles, ni principados, ni
presente, ni futuro, ni potencias, ni altura, ni profundidad, ni criatura
alguna, podrá apartarnos del amor de Dios manifestado en Cristo
Jesús, Señor Nuestro.
Palabra de Dios.
2b. Lectura de la carta del Apóstol San Pablo a los Romanos:
12, 1-2. 9-18
El apóstol Pablo plantea un código de conducta para el cristiano. Hacer
nuestras estas virtudes y mostrarlas al mundo es el mejor modo de anunciar
el evangelio a la sociedad. Nuestro matrimonio ha de ser iglesia doméstica,
templo, reflejo de esta vida alimentada por la presencia de Dios
Hermanos:
Os exhorto, por la misericordia de Dios, a presentar vuestros
cuerpos como hostia viva, santa, agradable a Dios; éste es vuestro
culto razonable. Y no os ajustéis a este mundo, sino transformaos
por la renovación de la mente, para que sepáis discernir lo que es
voluntad de Dios, lo bueno, lo que le agrada, lo perfecto. Que
vuestra caridad no sea una farsa: aborreced lo malo y apegaos a lo
bueno. Como buenos hermanos, sed cariñosos unos con otros,
estimando a los demás más que a uno mismo. En la actividad, no
seáis descuidados, en el espíritu manteneos ardientes. Servid
constantemente al Señor. Que la esperanza os tenga alegres: estad
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firmes en la tribulación, sed asiduos en la oración. Contribuid en las
necesidades del Pueblo de Dios; practicad la hospitalidad. Bendecid
a los que os persiguen; bendecid, sí, no maldigáis. Con los que ríen
estad alegres; con los que lloran, llorad. Tened igualdad de trato
unos con otros: no tengáis grandes pretensiones, sino poneos al
nivel de la gente humilde. No presumáis de listos. No devolváis a
nadie mal por mal. Procurad la buena reputación entre la gente. En
cuanto sea posible, por vuestra parte, estad en paz con todo el
mundo.
Palabra de Dios.
Palabra de Dios.
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casarse o que haga las paces con su marido, y el marido que no se
divorcie de su mujer. A los demás les hablo yo, no el Señor: si un
cristiano está casado con una no cristiana y ella está de acuerdo en
vivir con él, que no se divorcie. Y si una mujer está casada con un
no cristiano y él está de acuerdo en vivir con ella, que no se divorcie
del marido. Porque el marido no cristiano queda consagrado a Dios
por su mujer; y la mujer no cristiana queda consagrada por el marido
cristiano. Si no fuera así, vuestros hijos estarían contaminados.
Palabra de Dios.
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límites. El amor no pasa nunca. ¿El don de profecía?, se acabará.
¿El don de lenguas?, enmudecerá. ¿El saber?, se acabará. Porque
limitado es nuestro saber y limitada es nuestra profecía; pero,
cuando venga lo perfecto, lo limitado se acabará. Cuando yo era
niño, hablaba como un niño, sentía como un niño, razonaba como
un niño. Cuando me hice un hombre acabé con las cosas de niño.
Ahora vemos confusamente en un espejo; entonces veremos cara a
cara. Mi conocer es por ahora limitado; entonces podré conocer
como Dios me conoce. En una palabra: quedan la fe, la esperanza,
el amor: estas tres. La más grande es el amor.
Palabra de Dios.
7b. Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios (4,
1-6)
El apóstol nos presenta otro código de virtudes recalcando la unidad, que
es la base de la entrega en totalidad del amor matrimonial. La presencia de
Dios en nuestra vida, por la fe y el bautismo, le hace exclamar que es como
prisionero del buen Señor.
Hermanos:
Yo, el prisionero por el Señor, os ruego que andéis como pide la
vocación a la que habéis sido convocados. Sed siempre humildes y
amables, sed comprensivos, sobrellevaos mutuamente con amor;
esforzaos en mantener la unidad del Espíritu con el vínculo de la
paz. Un solo cuerpo y un solo Espíritu, como una sola es la
esperanza de la vocación a la que habéis sido convocados. Un
Señor, una fe, un bautismo. Un Dios, Padre de todo, que lo
trasciende todo, y lo penetra todo, y lo invade todo.
Palabra de Dios.
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Iglesia. Él se entregó a sí mismo por ella, para consagrarla,
purificándola con el baño del agua y la palabra, y para colocarla ante
sí gloriosa, la Iglesia, sin mancha ni arruga ni nada semejante, sino
santa e inmaculada. Así deben también los maridos amar a sus
mujeres, como cuerpos suyos que son. Amar a su mujer es amarse
a sí mismo. Pues nadie jamás ha odiado su propia carne, sino que le
da alimento y calor, como Cristo hace con la Iglesia, porque somos
miembros de su cuerpo. “Por eso abandonará el hombre a su padre
y a su madre y se unirá a su mujer y serán los dos una sola carne”.
Es éste un gran misterio: y yo lo refiero a Cristo y a la Iglesia.
Palabra de Dios.
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10b. Lectura de la carta del Apóstol San Pablo a los Filipenses:
(4, 4-9)
Pablo nos recuerda la actitud principal del cristiano: la alegría. Esta se nutre
de la presencia de Dios en nuestra vida. Nos invita a presentarlo todo ante
el Señor, fuente de la paz, para testimonio ante el mundo. Nos anima a
seguir todo lo bueno y a imitarle constantemente.
Hermanos:
Estad siempre alegres en el Señor; os lo repito, estad alegres. Que
vuestra mesura la conozca todo el mundo. El Señor está cerca.
Nada os preocupe; sino que, en toda ocasión, en la oración y
suplica con acción de gracias, vuestras peticiones sean
presentadas a Dios. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo juicio,
custodiará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo
Jesús. Finalmente, hermanos, todo lo que es verdadero, noble,
justo, puro, amable, laudable, todo lo que es virtud o mérito, tenedlo
en cuenta. Y lo que aprendisteis, recibisteis, oísteis, visteis en mi,
ponedlo por obra. Y el Dios de la paz estará con vosotros.
Palabra de Dios.
11b. Lectura de la carta del Apóstol San Pablo a los
Colosenses: (3, 12-17)
Pablo nos proporciona otro código de virtudes cristianas semejantes a 2b.
Pertenecer al Pueblo de Dios conlleva practicar estas actitudes. La
eucaristía es presentada como fundamento de la vida cristiana.
Hermanos:
Como pueblo elegido de Dios, pueblo sacro y amado, sea vuestro
uniforme: la misericordia entrañable, la bondad, la humildad, la
dulzura, la comprensión. Sobrellevaos mutuamente y perdonaos,
cuando alguno tenga quejas contra otro. El Señor os ha perdonado:
haced vosotros lo mismo. Y por encima de todo esto, el amor, que
es el ceñidor de la unidad consumada. Que la paz de Cristo actúe
de árbitro en vuestro corazón: a ella habéis sido convocados, en un
solo cuerpo. Y celebrad la Acción de Gracias: la Palabra de Cristo
habite entre vosotros en toda su riqueza; enseñaos unos a otros con
toda sabiduría; exhortaos mutuamente. Cantad a Dios, dadle gracias
de corazón, con salmos, himnos y cánticos inspirados. Y todo lo que
de palabra o de obra realicéis, sea todo en nombre de Jesús,
ofreciendo la Acción de Gracias a Dios Padre por medio de él.
Palabra de Dios.
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12b. Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Hebreos (13,
1-4a.5-6b)
En este texto se nos presenta otro código ético de S. Pablo. Recalca la
unidad, la fidelidad y la exclusividad propias del matrimonio cristiano en la
alusión que hace al lecho nupcial. Destaca también el respeto que todos le
deben tener a los casados y el auxilio divino para todas estas tareas.
Hermanos:
Conservad el amor fraterno y no olvidéis la hospitalidad; por ella
algunos recibieron sin saberlo la visita de unos ángeles. Acordaos
de los que están presos, como si estuvierais presos con ellos; de los
que son maltratados, como si estuvierais en su carne. Que todos
respeten el matrimonio, el lecho nupcial que nadie lo mancille. Vivid
sin ansia de dinero, contentándoos con lo que tengáis, pues él
mismo dijo: «Nunca te dejaré ni te abandonaré»; así tendremos
valor para decir: «El Señor es mi auxilio: nada temo.»
Palabra de Dios.
13b. Lectura de la primera carta del apóstol san Pedro (3, 1-9)
En el mismo sentido que los textos de 8b y 9b, Pedro retoma la tradición
veterotestamentaria dando recomendaciones a la mujer (impensable en los
códigos éticos de la época y culturas circundantes).El amor matrimonial no
puede quedarse encerrado en si mismo. Este amor es expansivo, está
abierto al otro y a los otros. Cuanto más se da más crece.
Queridos hermanos:
Las mujeres sean sumisas a los propios maridos para que, si incluso
algunos no creen en la palabra, sean ganados no por palabras, sino
por la conducta de sus mujeres, al considerar vuestra conducta
casta y respetuosa. Que vuestro adorno no esté en el exterior: en
peinados, joyas y modas, sino en lo oculto del corazón, en la
incorruptibilidad de un alma dulce y serena: esto es precioso ante
Dios. Así se adornaban en otro tiempo las santas mujeres que
esperaban en Dios, siendo sumisas a sus maridos; así obedeció
Sara a Abrahán, llamándole Señor. De ella os hacéis hijas cuando
obráis bien, sin ningún temor. De igual manera, vosotros, maridos,
en la vida común sed comprensivos con la mujer, que es un ser más
frágil, respetándolas, ya que son también coherederas de la gracia
de la vida, para que vuestras oraciones no encuentren obstáculo.
Procurad todos tener un mismo pensar y un mismo sentir: con afecto
fraternal, con ternura, con humildad. No devolváis mal por mal o
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insulto por insulto; al contrario, responded con una bendición,
porque para esto habéis sido llamados: para heredar una bendición.
Palabra de Dios.
14b. Lectura de la primera carta del Apóstol San Juan: 3, 18-24
Juan nos insta a permanecer unidos en el amor a Cristo que es el amor.. Su
amor es para nosotros modelo de imitación y fuerza eficaz, presente y real:
El amor que le llevó a morir por todos nosotros, pecadores, en la cruz y a
perdonar a todos.
Hijos míos, no amemos de palabra ni de boca, sino con obras y
según la verdad. En esto conocemos que somos de la verdad, y
tranquilizaremos nuestra conciencia ante El, en caso de que nos
condene nuestra conciencia, pues Dios es mayor que nuestra
conciencia y conoce todo. Queridos, si la conciencia no nos
condena, tenemos plena confianza ante Dios y cuanto pidamos lo
recibiremos de El, porque guardamos sus mandamientos y hacemos
lo que le agrada. Y este es su mandamiento: Que creamos en el
nombre de su Hijo, Jesucristo, y que nos amemos unos a otros tal
como nos lo mandó. Quien guarda sus mandamientos permanece
en Dios y Dios en él; en esto conocemos que permanece en
nosotros: por el Espíritu que nos dio.
Palabra de Dios.
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Palabra de Dios.
Palabra de Dios.
EVANGELIOS (C)
El fragmento escogido del Evangelio forma parte del
mensaje que Jesús ha transmitido a sus apóstoles. El
sacerdote o el diácono lo proclamará y a continuación,
en la homilía, mostrará cómo estos textos esclarecen
vuestro caminar. Puede servirse para ello de vuestras
conversaciones previas con él o de vuestra “declaración
de intenciones”. Entre estos evangelios hay que escoger
uno, el que más guste.
1c. Lectura del santo evangelio según san Mateo (5, 1-12a)
Jesús nos presenta un programa de su ministerio, el camino a la
felicidad. Las bienaventuranzas son esperanza y profecía para el
cristiano. Jesús es el primero que las vivió en sus carnes y, por lo
tanto, modelo para todos.
En aquel tiempo, al ver Jesús el gentío, subió a la montaña,
se sentó, y se acercaron sus discípulos; y él se puso a
hablar enseñándoles: Dichosos los pobres en el espíritu, porque de
ellos es el Reino de los Cielos. Dichosos los sufridos, porque ellos
heredarán la Tierra prometida. Dichosos los que lloran, porque ellos
serán consolados. Dichosos los que tienen hambre y sed de la
salvación, porque ellos quedarán saciados. Dichosos los
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misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia. Dichosos los
limpios de corazón, porque ellos verán a Dios. Dichosos los que
trabajan por la paz, porque ellos se llamarán "los Hijos de
Dios". Dichosos los perseguidos por causa de la justicia, porque de
ellos es el Reino de los cielos. Dichosos vosotros cuando os insulten
y os persigan, y os calumnien de cualquier modo por mi causa.
Estad alegres y contentos, porque vuestra recompensa será grande
en el cielo.
Palabra del Señor
2c. Lectura del santo evangelio según san Mateo (5, 13-16)
Nuestro matrimonio debe ser sal y luz para el mundo. Esta ceremonia
pública nos catapulta a lo público, a dar testimonio ante el mundo del amor
que Dios tiene por todos.
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
Vosotros sois la sal de la tierra. Pero si la sal se vuelve sosa, ¿con
qué la salarán? No sirve más que para tirarla fuera y que la pise la
gente. Vosotros sois la luz del mundo. No se puede ocultar una
ciudad puesta en lo alto de un monte; tampoco se enciende una vela
para meterla debajo del celemín, sino para ponerla en el candelero,
y que alumbre a todos los de casa. Alumbre así vuestra luz a los
hombres, para que vean vuestras buenas obras, y den gloria a
vuestro Padre que está en el cielo.
Palabra del Señor
3c. Lectura del santo evangelio según san Mateo (7, 21.24-29)
(Versión larga)
Debemos construir nuestra vida matrimonial sobre Dios, roca firme y
segura. Debemos permanecer en Jesús, cumpliendo sus palabras
vivificantes y llenas de autoridad. Así gozaremos eternamente en su
presencia.
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
No todo el que me Dice «¡Señor, Señor!» entrará en el Reino de los
cielos, sino el que cumple la voluntad de mi Padre que está en el
cielo. El que escucha estas palabras mías y las pone en práctica se
parece a aquel hombre prudente que edificó una casa sobre roca.
Cayó la lluvia, se salieron los ríos, soplaron los vientos y
descargaron contra la casa; pero no se hundió porque estaba
cimentada sobre roca. El que escucha estas palabras mías y no las
pone en práctica se parece a aquel hombre necio que edificó su
casa sobre arena. Cayó la lluvia, se salieron los ríos, soplaron los
vientos y rompieron contra la casa; y se hundió totalmente. Al
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terminar Jesús este discurso, la gente estaba admirada de su
enseñanza, porque les enseñaba con autoridad y no como los
letrados.
Palabra del Señor
4c. Lectura del santo evangelio según san Mateo (7, 21.24-25)
(Versión corta)
Versión corta del texto anterior
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
No todo el que me Dice «¡Señor, Señor!» entrará en el Reino de los
cielos, sino el que cumple la voluntad de mi Padre que está en el
cielo. El que escucha estas palabras mías y las pone en práctica se
parece a aquel hombre prudente que edificó una casa sobre roca.
Cayó la lluvia, se salieron los ríos, soplaron los vientos y
descargaron contra la casa; pero no se hundió porque estaba
cimentada sobre roca.
Palabra del Señor
5c. Lectura del santo evangelio según san Mateo (19, 3-6)
Jesús, Dios Hijo, enuncia la indisolubilidad del matrimonio haciendo
referencia al plan original que Dios Padre tenía pensado para la familia
desde la creación del mundo.
En aquel tiempo, se acercaron a Jesús unos fariseos y le
preguntaron, para ponerlo a prueba: -“¿Es lícito a uno despedir a su
mujer por cualquier motivo?” Él les respondió: - “¿No habéis leído
que el Creador, en el principio, “los creó hombre y mujer”, y dijo:
“Por eso abandonará el hombre a su padre y a su madre y se unirá
a su mejer; y serán los dos una sola carne”? De modo que ya no son
dos, sino una sola carne. Pues lo que Dios ha unido, que no lo
separe el hombre”.
Palabra del Señor
6c. Lectura del santo evangelio según san Mateo (22, 35-40)
Jesús nos presenta el centro de la revelación veterotestamentaria. El amor
debe ser el motor fundamental de nuestro matrimonio. De Dios al cónyuge y
a los demás y de estos a Aquel.
En aquel tiempo, los fariseos se acercaron a Jesús y uno de ellos le
preguntó, para ponerlo a prueba: -Maestro, ¿cuál es el mandamiento
principal de la Ley? El les dijo: -Amarás al Señor tu Dios con todo tu
corazón, con toda tu alma, con todo tu ser. Este mandamiento es el
principal y primero. El segundo es semejante a él: -Amarás a tu
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prójimo como a ti mismo. Estos dos mandamientos sostienen la Ley
entera y los profetas.
Palabra del Señor
7c. Lectura del santo evangelio según san Marcos (10, 6-9)
Igual que 5c.haciendo incapié en la unidad e indisolubilidad matrimonial.
En aquel tiempo dijo Jesús:
-“Al principio de la creación Dios “los creó hombre y mujer”. Por eso
abandonará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer,
y serán los dos una sola carne”. De modo que ya no son dos, sino
una sola carne. Lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre”.
Palabra del Señor
8c. Lectura del santo evangelio según san Juan (2, 1-11)
La presencia de Jesús en la boda de Caná se convierte en
sobreabundancia ante la necesidad material de los esposos. La Gracia que
Jesús nos entrega en este sacramento aporta al matrimonio una calidad, un
modo de ser, insospechada por las meras fuerzas humanas.
En aquel tiempo, había una boda en Caná de Galilea, y la madre de
Jesús estaba allí. Jesús y sus discípulos estaban también invitados
a la boda. Faltó el vino, y la madre de Jesús le dijo: -«No les queda
vino.» Jesús le contestó: -«Mujer, déjame, todavía no ha llegado mi
hora.» Su madre dijo a los sirvientes: -«Haced lo que él diga.» Había
allí colocadas seis tinajas de piedra, para las purificaciones de los
judíos, de unos cien litros cada una. Jesús les dijo: -«Llenad las
tinajas de agua.» Y las llenaron hasta arriba.
Entonces les mandó: -«Sacad ahora y llevádselo al mayordomo.»
Ellos se lo llevaron. El mayordomo probó el agua convertida en vino
sin saber de dónde venía (los sirvientes sí lo sabían, pues habían
sacado el agua), y entonces llamó al novio y le dijo: -«Todo el
mundo pone primero el vino bueno y cuando ya están bebidos, el
peor; tú, en cambio, has guardado el vino bueno hasta ahora.» Así,
en Caná de Galilea Jesús comenzó sus signos, manifestó su gloria,
y creció la fe de sus discípulos en él.
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con su amor, con el que es capaz de morir en la cruz por salvar al pecador
al que ama.
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
-“Como el Padre me ha amado, así os he amado yo; permaneced en
mi amor. Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor;
lo mismo que yo he guardado los mandamientos de mi Padre y
permanezco en su amor. Os he hablado de esto para que mi alegría
esté en vosotros, y vuestra alegría llegue a plenitud. Éste es mi
mandamiento: que os améis unos a otros como yo os he amado”.
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Escrutinio
Con este breve interrogatorio los novios manifiestan ante la
comunidad que asisten a esta ceremonia libre y
voluntariamente, que tienen conciencia plena y clara de lo que
están realizando y que están abiertos a acoger y educar en el
amor a los hijos que Dios mande a esta nueva familia. Ambos
contrayentes debe responder en primera persona y a la vez a
estas tres preguntas previas antes de darse el sí mutuo para
unirse en matrimonio. Con ello manifiestan públicamente las
actitudes anteriormente citadas pues estas tres preguntas
afectan a lo esencial del matrimonio. Si se respondiera
negativamente a alguna de ellas, o se mintiera a la hora de dar
la respuesta, el matrimonio no sería válido (nulo).
El sacerdote interroga a los novios acerca de la libertad, la fidelidad
y educación de la prole, y a cada pregunta ellos responden:
Consentimiento
Ahora es cuando los novios se entregan y reciben
mutuamente, para ser una sola carne uniendo sus
vidas para siempre. El consentimiento realiza de
manera real y eficaz el matrimonio hasta la muerte de
uno de los contrayentes. La recepción de Cristo,
esposo que ama a su Iglesia, permanecerá en los
esposos toda su vida realizando de manera presente,
real y eficaz la gracia que el sacramento confiere:
amarse en el amor de Cristo por su Iglesia, en
donación total y perpetua.
El sacerdote invita a los contrayentes a expresar el consentimiento:
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Así, pues, ya que queréis contraer santo Matrimonio, unid vuestras
manos y manifestad vuestro consentimiento ante Dios y su Iglesia.
Se dan la mano derecha.
Se puede escoger cualquiera de las tres fórmulas que se
proponen (Primera, Segunda o Tercera). Es aconsejable que
los novios estudien y reciten de memoria su compromiso,
aunque no es desechable tener cerca el texto escrito por si los
nervios pueden al momento. En el apéndice I hemos hecho
una comparativa en paralelo de las tres formulas.
Fórmula 1ª
El novio dice:
Yo, N., te recibo a ti, N., como esposa y me entrego a ti, y prometo
serte fiel en la prosperidad y en la adversidad, en la salud y en la
enfermedad, y así amarte y respetarte todos los días de mi vida.
La novia dice:
Yo, N., te recibo a ti, N., como esposo y me entrego a ti, y prometo
serte fiel en la prosperidad y en la adversidad, en la salud y en la
enfermedad, y así amarte y respetarte todos los días de mi vida.
Fórmula 2ª (dialogada)
El novio: N., ¿quieres ser mi mujer?
La novia: Sí, quiero.
Fórmula 3ª
El sacerdote solicita el consentimiento de los contrayentes:
Sacerdote: N., ¿quieres recibir a N. como esposa, y prometes serle
fiel en la prosperidad y en la adversidad, en la salud y en la
enfermedad, y así amarla y respetarla todos los días de tu vida?
33
El esposo: Sí, quiero.
34
Sacerdote: El Señor bendiga † estos anillos que vais a entregaros
uno al otro en señal de amor y fidelidad.
Los novios: Amén.
El sacerdote entrega los anillos a los esposos.
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guardarse el decoro en el vestido (las mujeres, si van con los
hombros descubiertos, habrán de cubrirse con un chal). Las
peticiones se harán (así lo prescribe la liturgia), de la oración
de los fieles del Ritual del Matrimonio (Aunque consultándolo
en la preparación de la ceremonia con el sacerdote pueden
componerse unas propias que respeten el sentido litúrgico de
las preces del ritual –que nosotros recalcamos a continuación
en negrita y subrayado). Si no hay ningún lector que las haga,
las hará el sacerdote.
En todos los casos, la oración de los fieles bien preparada, no
ha de ser prolija ni dispersa. Después los mismos novios
pueden llevar las ofrendas al altar, si la ceremonia se
desarrolla con la celebración de la Misa.
Sacerdote:
Oremos, hermanos, por las necesidades de la santa Iglesia y de
todo el mundo, y encomendemos especialmente a nuestros
hermanos N. y N. que acaban de celebrar con gozo su Matrimonio.
El que hace las peticiones:
- Por la santa Iglesia: para que Dios le conceda ser siempre
la esposa fiel de Jesucristo. Roguemos al Señor. R/. Te
rogamos, óyenos.
- Por los nuevos esposos N. y N.: para que el Espíritu
Santo los llene con su gracia y haga de su unión un signo
vivo del amor de Jesucristo a su Iglesia. Roguemos al
Señor. R/. Te rogamos, óyenos.
- Por nuestro hermano N. : para que sea siempre fiel al
Señor como Abrahán y admirable por su piedad y honradez
como Tobías. Roguemos al Señor. R/. Te rogamos, óyenos.
- Por nuestra hermana N.: para que sea siempre
irreprensible en su conducta, brille por su dulzura y pureza,
humildad y prudencia. Roguemos al Señor. R/. Te rogamos,
óyenos.
- Por todos los Matrimonios: para que, en el amor mutuo y
en la fidelidad constante, sean en nuestra sociedad fermento
de paz y unidad. Roguemos al Señor. R/. Te rogamos,
óyenos.
- Por los miembros de nuestras familias que han muerto en
la esperanza de la resurrección: para que Cristo los
acoja en su reino y los revista de gloria y de
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inmortalidad. Roguemos al Señor. R/. Te rogamos, óyenos.
Sacerdote:
Escucha, Padre de bondad, nuestra oración y concede a tus siervos,
que confían en ti, conseguir los dones de tu gracia, conservar el
amor en la unidad y llegar [con su descendencia], después de esta
vida, al reino eterno.
Por Jesucristo nuestro Señor.
R/. Amén.
LITURGIA EUCARÍSTICA
El sacerdote prepara en el altar las ofrendas del pan y del vino.
Después, y durante la oración sobre las ofrendas, todos se
ponen en pie.
Oración sobre las ofrendas del sacerdote:
Recibe, Señor, el sacrificio que te ofrecemos por estos que hoy se
unen en santo Matrimonio, y ya que los has bendecido, guárdalos en
tu amor. Por Jesucristo nuestro Señor.
R/ Amén.
Prefacio:
V/ El Señor esté con vosotros…
Santo…
BENDICIÓN NUPCIAL
En estos momentos, solamente los esposos se ponen de
rodillas, para recibir la bendición nupcial. Es otra de las partes
fundamentales de la ceremonia. Se invoca a Dios para que
acompañe a los nuevos esposos en su aventura del
matrimonio, los aliente y sostenga. Especialmente se reza por
la esposa, imagen de la Iglesia, para que sea junto a su esposo
santa y fecunda. Meditad pausadamente esta rica y preciosa
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bendición que recibiréis. La bendición solemne de los esposos
quiere recordar que en el sacramento del Matrimonio se invoca
también el don del Espíritu, por cuyo medio se hacen más
constantes en la concordia recíproca y están espiritualmente
sostenidos en el cumplimiento de su misión especialmente en
las dificultades de su futura vida.
Introducción a la bendición
Sacerdote:
Queridos hermanos,
Roguemos humildemente al Señor que derrame la gracia de su
bendición sobre estos hijos suyos, que acaban de contraer
matrimonio en Cristo, y a los que unió en santa alianza, por el
Sacramento del Cuerpo y de la Sangre de Cristo que van a recibir
los haga perseverar en un mismo amor.
Bendición
Sacerdote:
Oh Dios, que con tu poder creaste todo de la nada,
Y, desde el comienzo de la creación,
Hiciste al hombre a tu imagen
Y le diste la ayuda inseparable de la mujer,
De modo que ya no fuesen dos, sino una sola carne,
Enseñándonos que nunca será lícito separar
Lo que quisiste fuera una sola cosa.
Oh Dios, que consagraste la alianza matrimonian
Con un gran Misterio
Y has querido prefigurar en el Matrimonio
La unión de Cristo con la Iglesia.
Oh Dios, que unes la mujer al varón
Y otorgas a esta unión
Establecida desde el principio,
La única bendición
Que no fue abolida
Ni por la pena del pecado original,
Ni por el castigo del diluvio.
Mira con bondad a estos hijos tuyos,
Que, unidos en Matrimonio,
Piden ser fortalecidos con tu bendición:
Envía sobre ellos la gracia del Espíritu Santo,
Para que tu amor, derramado en sus corazones,
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Los haga permanecer fieles en la alianza conyugal.
Abunde en tu hija N., el don del amor y de la paz,
E imite los ejemplos de las santas mujeres,
Cuyas alabanzas proclama la Escritura.
Confíe en ella el corazón de su esposo,
Teniéndola por copartícipe y
coheredera
De una misma gracia y una misma vida,
La respete y ame siempre
Como Cristo ama a su Iglesia.
Y ahora, Señor te pedimos también
Que estos hijos tuyos:
Permanezcan en la fe y amen tus preceptos;
Que, unidos en Matrimonio,
Sean ejemplo por la integridad de sus costumbres;
Y fortalecidos con el poder del Evangelio,
Manifiesten a todos el testimonio de Cristo;
Que su unión sea fecunda,
Sean padres de probada virtud,
Vean ambos los hijos de sus hijos
Y, después de una feliz ancianidad,
Lleguen a la vida de los bienaventurados en el reino
celestial.
Por Jesucristo nuestro Señor.
R/. Amén
Rito de la paz
La paz, de modo ordinario, se da solamente a quien se tiene a
derecha e izquierda y los nuevos esposos y los padrinos entre
sí.
Rito de la comunión
Se puede recibir la comunión estando en las debidas
disposiciones, es decir, después de haber hecho una buena
confesión. Incluso se puede recibir bajo las dos especies (pan
y vino). Los novios y padrinos pueden recibirla de rodillas.
Después, pueden dar gracias a Dios sentados.
Oración final
Al igual que la oración colecta, nos resitúa en el sentido de lo
que hemos celebrado. Proponemos esta pero puede variar.
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Sacerdote:
Oremos.
Por medio de este sacrificio, Señor, guarda con tu providencia y haz
vivir en un mismo amor a quienes has unido en santo matrimonio.
Por Jesucristo nuestro Señor.
CONCLUSIÓN DE LA CELEBRACIÓN
BENDICIÓN FINAL
Todos inclinan un poco la cabeza para recibir la bendición.
Sacerdote:
Nuestro Señor Jesucristo,
Que santificó con su presencia las bodas de Caná,
Os conceda a vosotros,
Y a vuestros familiares y amigos,
Su bendición.
R/. Amén.
Sacerdote:
Nuestro Señor Jesucristo,
Que amó a su Iglesia hasta el extremo,
Os conceda amaros el uno al otro de la misma
manera.
R/. Amén.
Nuestro Señor Jesucristo os concede
Ser testigos fieles de su resurrección en el
mundo
Y esperar con alegría su venida gloriosa.
R/. Amén.
Y a todos vosotros, que estáis aquí presentes,
Os bendiga Dios todopoderoso,
Padre, Hijo + y Espíritu Santo.
R/. Amén.
Firmas
Para las firmas se pone a disposición de los novios una mesita con
el libro de las firmas. Firman primero los novios, luego los padrinos,
y finalmente los testigos. La novia en primer lugar deja el ramo sobre
la mesa y sentada firma, después el novio, la madrina y el padrino.
Tienen que firmar en primer término los dos testigos oficiales que
han quedado inscritos en el Alegato V, es decir, el papel con la
autorización del matrimonio que los novios llevaron a la Iglesia.
Después podrán firmar algunos testigos más, de la novia y del novio.
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El número no ha de ser demasiado numeroso, ya que el espacio
para la firma es también reducido.
Conclusión de la celebración
Una vez concluida la celebración os podréis hacer alguna foto en el
altar. Procurad no sean demasiadas. Hay que tener en cuenta que
después de la celebración suele haber otros actos en la Iglesia y ha
de recogerse todo para que la Iglesia esté disponible para los que
han de venir a esos actos. No conviene, por tanto, estar más tiempo
del estrictamente necesario. Aunque no está prohibido tirar arroz se
ruega encarecidamente no tirarlo dentro de la Iglesia. Se hace,
sobretodo, por motivos de seguridad.
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Apéndice I
Decoración
La sencillez es la clave para una buena celebración litúrgica.
Nada debería impedir la visibilidad o el movimiento en y
alrededor del ambón, del altar, de la silla del celebrante o del
pasillo. Velas, flores y plantas naturales son signos
tradicionales de celebración y vida. Cualquier adorno artificial
está en contra de una buena celebración litúrgica. Normalmente
seréis vosotros los que os encargaréis de esto, pero la persona
que normalmente adorna con flores la iglesia puede prestaros
colaboración. Informaos con antelación como se dispone
habitualmente la iglesia para las bodas: posición de vuestros
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asientos, de padrinos, padres, testigos, coro, animadores
litúrgicos.
Reunión de la Asamblea
Mucha de la gente que asiste a la liturgia de la boda
probablemente no se conoce unos a otros. Han de realizarse
los mejores esfuerzos para hacerles sentir bienvenidos en el
momento en que van llegando de modo que estén listos para
celebrar la liturgia todos juntos. La pareja, así como sus padres
y familiares, pueden servir efectivamente como ministros de
hospitalidad presentando los amigos y los parientes antes de la
liturgia.
Procesión
La Procesión es un acto litúrgico descrito en el Rito del
Matrimonio como el rito de entrada de los ministros para la
liturgia. La pareja, como ministros del sacramento del
matrimonio, está incluida en la procesión. El orden final en la
procesión puede ser planeado con el sacerdote o diácono que
celebrará, pero se les debe prestar, por igual, la misma atención
a las dos familias. Nosotros hemos propuesto por tradición (en
España) que los invitados esperen sentados dentro y el novio
junto al sacerdote en el altar.
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solemnemente y se dan los anillos. Debe utilizarse una de las
formas aprobadas para el intercambio de los votos que están
contenidas en el Rito del Matrimonio. Otras expresiones o
elaboraciones del consentimiento dado pueden ser añadidas
solamente en conjunto con una de las formas aprobadas. Los
votos han de proclamarse en una postura y lugar visible y de
modo que se escuchen por la asamblea.
Rituales Locales
Los rituales y símbolos locales, incluyendo las tradiciones que
vienen de origen étnico, pueden ser admitidos dentro de la
liturgia del matrimonio después de haber sido discutidos con el
diácono o el sacerdote sobre su inclusión de modo apropiado.
Es importante que realmente simbolicen el significado
sacramental del matrimonio. No obstante las velas de unidad, la
entrega del ramo a la Virgen, las arras, el lazo, el velo o velación
y otras costumbres populares son quizá auténticas expresiones
de fe. El sacerdote o diácono presidiendo la liturgia discutirá y
proveerá guías en cómo escoger los ritos apropiados para la
parroquia y para la pareja.
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distracción para los participantes o interferir con el movimiento
y la dignidad de la liturgia. Ha de seguirse las normas de la
parroquia local. Las fotografías son también recuerdos
importantes y que muchas parroquias permiten que se tomen
inmediatamente antes, durante y después de la liturgia siempre
y cuando se hagan con buen gusto y no interfieran con la
celebración comunitaria. En la medida de lo posible, evítese la
presencia de los fotógrafos en el altar durante la liturgia del
matrimonio. Los buenos fotógrafos saben actuar con
discreción durante la liturgia, uno o dos son suficientes.
Música
La participación de la familia y las amistades es esencial para la
celebración. La música y el canto saben hacer sentir lo que las
palabras solas no pueden decir: la alegría del amor compartido
y la fuerza del amor de Dios. Puesto que el solista puede
realizar un papel valioso, invitar a la asamblea a cantar los
himnos, cantos y aclamaciones refuerza la dimensión
comunitaria del sacramento. Han de realizarse los mejores
esfuerzos para cantar el salmo responsorial y la aclamación del
evangelio.
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Es importante considerar lo apropiado de los textos en los
cantos de la liturgia del matrimonio. El concepto cristiano de
“amor” se caracteriza por el compromiso y la fidelidad,
apoyados en el amor de Cristo. Canciones de amor populares a
menudo enfatizan solamente a la pareja excluyendo a Dios y a
la Iglesia. Muy a menudo no dicen nada sobre el origen del
amor y el papel de Dios en el matrimonio. Estas canciones
serían más apropiadas en la recepción.
Los cantos que proponemos a continuación están
seleccionados del Cantoral Litúrgico Nacional (CLN), pero
también os podéis remitir a los que ofrece el nuevo Ritual del
Matrimonio y a otros, bien conocidos por los párrocos.
CANTOS DE ENTRADA DESPUÉS DEL CONSENTIMIENTO
Reunidos en el nombre del Señor. A 9
Vienen con alegría. 728 Te damos gracias, Señor. 521
El Señor nos llama. A 5 Bendigamos al Señor. 707
Alrededor de tu mesa. A 4
DESPUÉS DE LA ENTREGA DE LOS PARA LA COMUNIÓN O ACCIÓN
ANILLOS DE GRACIAS
¡Tú eres, Señor, el pan de vida! O 4l
Te conocimos al partir el pan. O 25
Donde hay caridad. O 26
Unidos en Tí. O 31
Éste es el día. 522
Gracias, Señor. 604
Señor te damos gracias. 616
Proponemos también los siguientes títulos de música clásica:
Momento en la
Titulo de la Obra Compositor
ceremonia
Canticorum Iubilo Händel Entrada
Marcha Nupcial Mendelson Entrada/Salida
Marcha Nupcial Wagner Entrada/Salida
Entrada de la Reina de Saba Händel Entrada
Aleluya de “El Mesías” Händel Rito del Matrimonio
Gloria in excelsis Deo Vivaldi Rito del Matrimonio
Ave verum corpus Mozart Ofertorio/Comunión
Erkenne mich de “La pasión según san Mateo” Bach Ofertorio
Aria de la suite nº 3 (instrumental) Bach Ofertorio
Donna nobis de la “Misa de coronación” Mozart Paz
Panis Angelicus C. Frank Comunión
O Salutaris Hostia Beethoven Comunión
Jesús alegría de los hombres de la “Cantata Bach Comunión
147”
Laudate Dominum Mozart Comunión
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Ave Maria Schubert Final
Ave Maria Gounod Final
Aportación económica
La celebración de vuestro matrimonio ocasiona gastos. Es normal que
carguéis con una parte de los costos haciendo una ofrenda personal.
Esta contribución es esencial para la vida de la Iglesia local, y no
debería limitarse al momento de vuestro matrimonio. Una pareja
comprometida debería participar ordinariamente en el sostenimiento
de la comunidad eclesial.
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