Reseña Sobre El Increíble Verano de Liliana

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Lo que no se nombra no existe o la fuerza del lenguaje

“Ahí estaba Liliana. Su presencia. Toda entera. ¿Qué es lo que se prende en el cerebro
cuando creemos que de un minuto a otro aparecerá frente a nosotros
lo que perdimos hace todo el tiempo?” (p.128)

Liliana Rivera Garza murió asesinada el 16 de julio de 1990. A los veinte años. Liliana
fue víctima de un feminicidio. Por aquel entonces lo llamaron un “crimen de pasión”
(p.34), del mismo modo que tacharon de pasionales tantos otros crímenes perpetrados
por hombres que decidieron que, fuera de su alcance, ellas no tendrían una vida; por
hombres que decidieron que ellas no tendrían más nunca vida. Pero no se hablaba de
ello.

“En 1990, cuando nadie hablaba de estas cosas, cuando a la violencia de pareja se le
seguía asociando estrechamente a erupciones de pasión que, a veces, se convertían
inadvertidamente en crímenes, cuando ni las víctimas ni sus seres queridos ni siquiera
los victimarios tenían un lenguaje capaz de describir, y luego entonces de definir, y más
aún contrarrestar, la violencia ejercida en nombre del amor, con la excusa del amor, era
fácil, dolorosamente fácil, no estar al tanto del riesgo mortal que dicha violencia
implicaba” (Rivera Garza, 2021, p.217)

Lo que no se nombra no existe.

No existía entonces un lenguaje para identificar, para denunciar, para luchar contra la
violencia de género. No existía un lenguaje capaz de nombrar la violencia que
ejercieron contra Liliana, contra su hermana. Sí lo hubo posteriormente; sí lo hay hoy.
Treinta años después del feminicidio de Liliana, Cristina Rivera Garza encontró las
palabras precisas; encontró la fuerza –impulsada por el movimiento feminista y por
todas aquellas mujeres que se lanzaron a las calles a luchar por sus derechos– para abrir
las cajas que durante tantos años contuvieron las pertenencias de Liliana, aquello que
aún permanecía. Encontró la fuerza para buscar justicia. Justicia para Liliana y para
todas las demás. Y se lanzó a la piscina.

Escribir y publicar, en 2021, El invencible verano de Liliana es en sí un acto


reivindicativo, un acto de lucha contra el patriarcado, pero también es un acto de
redención –del silencio, de haber sabido nombrar–. La escritura es también una forma
de sanar, de curar la herida.

Cuando Rivera Garza consigue nombrar la violencia, el dolor, lo hace incluyendo a


todas aquellas voces que conocieron a Liliana: familiares, amigos y seres queridos que
aún hoy, afligidos, tratan de recordar, de buscar respuestas. Para siempre ya dolidos.
Para siempre marcados, preguntándose por todo aquello que no vieron, aquello que por
entonces no tenía nombre. Entre todas aquellas voces resuena, por medio de su propia
escritura, la voz de Liliana. Rivera Garza consigue traerla al presente, a un tiempo que
no pudo conocer.

Liliana tuvo dos pasiones: nadar y escribir. Escribía cartas, pequeñas notas para ella y
para los demás, consejos, recados, pensamientos en los bordes de los cuadernos. Quería
recibirse, viajar, hacer una maestría en Europa. No quería una pareja. No quería sentirse
atada. Quería ser libre. En su numerosa correspondencia –con amigos y compañeros,
sus padres, su hermana e incluso con aquel que le arrebataría la vida– dejó desbordar
una personalidad rebosante, sensible, a veces atormentada, pero siempre llena de amor,
de esperanza, de vida.

La escritura colectiva permite recorrer a las voces aquello que fue. Fragmentos de una
vida; voces que se contradicen, que dudan, que se quiebran. Hay tras ellas horas, meses
de trabajo. Un trabajo de archivo, donde Cristina Rivera Garza recupera, transcribe y
ordena las cartas de Liliana, unido a un profundo trabajo de investigación, tanto judicial
como personal, memorial. De este modo, trata de reconstruir los días, las relaciones, la
vida de su hermana en un intento por revitalizar, por revivir una memoria que va desde
la niñez hasta los inicios de la adultez, haciendo que su voz vuelva a cobrar vida
apoyándose en aquello que dejó tras de sí. En un formato que oscila entre la crónica, el
documental, la novela de autoficción, El Invencible verano de Liliana es una rara avis
necesaria que cristaliza en un acto de amor a través de los años, pero también en una
denuncia por y para el futuro. Es un grito de justicia. Por Liliana y por todas las demás.
Es un grito que pretende resonar más allá de México; es una onda expansiva.

REFERENCIAS

- Rivera Garza, C. (2021). El invencible verano de Liliana. Random House.


- Russell, B. P. (2022, 12 marzo). Cristina Rivera Garza y la pista sobre el asesinato de su

hermana. The New York Times. https://www.nytimes.com/es/2022/03/12/espanol/invencible-

verano-liliana-rivera-garza.html

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