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Diplomatura de Danzas Folklóricas y Bailes Populares de la

Universidad Nacional de General Sarmiento

LA DANZA DEL
MALAMBO
El zapateo en los bailes tradicionales
La mayoría de nuestros bailes tradicionales incluyen en sus coreografías, una figura que se conoce
con el nombre de ZAPATEO, que realiza el hombre y es correspondido por el ZARANDEO de la
mujer.
Es en el momento del zapateo cuando el hombre se expresa en su propio lenguaje, manifestando
las intenciones que lo animan: agradar, simpatizar y finalmente conquistar a su compañera.
Al zapatear sus mudanzas (serie de movimientos que rítmica y acompasadamente se ejecutan con
los pies y tienen una duración fija), lo hará observando una actitud galana hacia ella.
Cabe aclarar que LA MUDANZA, es una serie de movimientos que acompasadamente se ejecutan
con los pies y tienen una duración fija.
También nuestros gauchos las llaman posturas. En la terminología técnica de la danza se le dice
"figura". Estas figuras se logran a través de desplazamientos y percusiones de los pies.
La percusión de los pies tiene antecedentes milenarios en China e India, donde hasta son
mencionados en el Corán, en el Mahabaratá y en los proverbios de Lao Tsé.
Entre los nativos de África, tomando la totalidad del continente, encontramos dos formas típicas
de llevar el ritmo: el movimiento del cuerpo y el movimiento de los pies.
En los pueblos primitivos de Europa, menciona Bouchar danzas individuales ejecutadas con los
pies por los Celtas, los Íberos, Visigodos.
A lo largo de la historia de las danzas, encontramos dos elementos siempre ligados para llevar el
ritmo: el palmoteo y zapateo.
Como conclusión podemos sacar que antes de la invención de los instrumentos más
rudimentarios, eran las manos y los pies los elementos que marcaban el ritmo.
Entre los Incas era común el zapateo en la danza de los mineros, entre los Araucanos en la danza
del comaruco, entre los Guaraníes, en numerosas danzas y ceremonias.
En todas partes el zapateo adquirió: formas específicas, modalidades propias y acentos regionales,
característicos del medio circundante, del clima y del lenguaje, han influido notablemente sobre la
sincronización de los tiempos rítmico-musicales.
De este modo: el zapateo expresa un ciclo completo, de una serie sonora, por ejecutantes natos
de cada región.
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Universidad Nacional de General Sarmiento

Clasificación
El Malambo, es la danza que el hombre sólo hace con los pies, en la menor superficie posible, una
serie de ciclos de movimientos llamados mudanzas. Es entonces una danza individual, la principal y
más difundida en Argentina.
Para que un zapateo pueda ser considerado como tal, es necesario que produzca mudanzas en
serie.
Cada mudanza es una totalidad inconclusa que tiene sus reglas internas.
Sobre la base de un pie menos móvil y a veces hasta quieto, el otro pie realiza una serie de
movimientos juego rítmico con bastante libertad y amplitud. Inmediatamente debe cambiarse la
función de cada pie. Así, cuando el ciclo que se inició con la derecha, se ha reproducido con la
izquierda, la mudanza se completa y termina.
Hay mudanzas simples con una sola combinación de movimientos, que se repite varias veces y
mudanzas complejas (dos o más combinaciones integran la figura).
El cuerpo del zapateador no interviene, los brazos no son un complemento de la danza, toda la
atención se concentra en los pies.
Un bailarín sólo hace oír una serie de fórmulas rítmicas mediante golpes que da contra el suelo
principalmente con la planta, con la punta de y con el talón.
La música no tiene una medida o cantidad determinada de compases, depende de la duración que
le dé el bailarín a "Su Malambo".
Según el investigador Lázaro Flury, El Malambo en nuestro país tomó las características propias de
dos regiones bien definidas: Norte y Sur. El medio físico y el paisaje influyeron sobre la elaboración
y desarrollo de las figuras.
Dicho autor explica, que el MALAMBO SUREÑO O PAMPEANO, es fiel exponente de su paisaje y su
hombre, rito de introversión ante la soledad circundante y la amenaza permanente del desierto.
Suave como las tardes misteriosas, o henchidas de luz como los amaneceres radiantes, pero
siguiendo siempre un curso evolutivo que es el del sol como sus mutaciones graduales, mezclado
con los golpes del paso, trote o galope del caballo.
Místico, filosófico, el malambo sureño o pampeano habla en voz baja, a través de los
malabarismos de sus pies, en un lenguaje que solamente sus hombres comprenden, porque es la
explicación sonora a sus interrogantes sentimentales y filosóficos.
El MALAMBO NORTEÑO en cambio, se forjó en otro clima y paisaje. Es el monte y la montaña, con
sus cambios de forma y ruptura del horizonte, influyendo sobre su ritmo los antepasados
aborígenes. Por eso, es más rápido, más sólido y sigue el desplazamiento de los remolinos. Más
sonoro en gran parte por la influencia de la bota de taco, trata de sustituir los golpes del parche
del bombo. Es único del hombre norteño, que ha creado sus figuras y las distintas combinaciones.
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El Malambo
Nuestro hombre zapateó por razones muy poderosas: la soledad, el aislamiento y la necesidad de
expresarse. Fue la forma de sobrevivir, canalizando de alguna manera la energía física y espiritual.
Animó así las horas de diversión, de descanso y dio prestigio a los más esforzados y hábiles
zapateadores.

Recopilación de distintos autores


Profesor Carlos Vega
Bailes Tradicionales Argentinos

Danza varonil y recia, el Malambo fue en la campaña argentina prueba de vigor y destreza durante
todo el siglo pasado. Celebrado en fiestas, fogones y pulperías, animó las horas de esparcimiento o
de descanso con el gustoso "trabajo" de su difícil realización, y dio provisional prestigio a los más
hábiles y esforzados. Esencialmente, la danza en que ejecutante solo, hace con los pies, una serie
de pequeños movimientos llamados mudanzas.
El malambo no consiste en un zapateo de cualquier clase. La acción de zapatear puede ser
complementaria del juego de brazos y manos, por ejemplo: bailarina española o un simple
golpeteo rítmico sobre el piso. Nada de eso es el Malambo argentino. Para que un zapateo pueda
recibir este nombre es necesario que produzca mudanzas en serie.
La atención del bailarín y la de los espectadores se concentra en los pies.
Luego está el contrapunto de zapateadores, una variante de este malambo es la que presenta tres
o más bailarines en sucesión, cada uno baila hasta que agota su repertorio y por resultado se
distingue el que ha presentado mayor número de mudanzas o el que hizo las mas complejas y
originales. Esta variante se conoció en la Llanura Pampeana y en las provincias de Santiago del
Estero, Tucumán y zonas vecinas.

Historia
Es danza extinta la competencia no se limitaba. En la región Pampeana solían atarse un cuchillo en
cada pierna y en tanto hacían los movimientos, producían acompasados golpes por entre choques
de los cuchillos otras veces, para crearse dificultades, limitaban cada cuatro cuchillos los filos hacía
adentro, el pequeño cuadro en que bailaban o cuatro velas las cuales iluminaban los movimientos
y creaban el compromiso de no apagarlas o derribarlas. El mérito del danzante era mayor si
afrontaba el cotejo sin quitarse las espuelas.
Para todo esto se estipulaba un juez y cruzaban apuestas, la forma regular consistía en la simple
exhibición de mudanzas pero a veces se convenía en que cada bailarín debía reproducir las
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mudanzas que le presentaba el contrario.
Ventura Lynch dice: "malambo es el torneo del gaucho cuando se trata de lucir sus habilidades
como danzante".
Dos hombres se colocan enfrentados las guitarras, inundan el rancho de armonías, un gaucho da
principio después para y sigue su antagonista y así progresivamente, muchas veces la justa dura de
seis a siete horas.
En Bragado en 1871 vimos un malambo que duró casi toda la noche constando de 76 figuras
diferentes por cada uno de los bailarines.
En los populares circos porteños el malambo fue número de equilibristas es decir que lo danzaron
en la cuerda.
El diario de la Tarde anuncia el 19 de Noviembre de 1840 que Gervasio Masías bailará el malambo
en carácter de paisano y repite el aviso el 9 de Agosto de 1839
"El beneficiado que es el mismo Masías bailará el malambo con espuela, chiripa, etc".
Manual Bilbao publicó en la prensa en 1932 nos presenta a Juan Manuel de Rosas bailando un
malambo personal. Nuestra danza se conoció también en Chile y Perú.
En fin, el malambo danza individual, se bailó en gran parte de la Argentina, existió en el Perú
donde seguramente tomo su nombre y se reconoció en Chile donde el rótulo se conserva adherido
a una danza de pareja.

Origen:

Las danzas individuales son con las colectivas las primeras danzas humanas.
En el trance de la pubertad danzaba solo la mujer aborigen para conquistar los beneficios de la
fecundidad, danzaba solo el hechicero para conjurar la adversidad.
Hoy no son abundantes las danzas individuales debido a la creación de danza de pareja.
Una de las formas que ha llegado hasta nuestros días en algunas poblaciones peruanas, es
individual y de competencia: dos hombres frente a frente zapatean alternadamente hasta que uno
se da por vencido.
Esta es exactamente la del malambo pampeano.

Música:

La primera versión musical del malambo fue publicada por el mismo Ventura Lynch en 1883.
Lo esencial de la música del malambo en un esquema rítmico de seis unidades por compás.
En la región de Tucumán se añade al bombo o a las guitarras un breve tema infinitamente repetido
en la llanura oriental, el malambo se baila únicamente al son de una o mas guitarras rasgueadas.
El rasgueo criollo puede utilizar el punto clásico por instantes pero generalmente obtiene el sonido
por su especial manera de punteo.
Colocase sobre las cuerdas la mano cerrada, el puño se aplica a la cuerda no a la yema sino al
revés la uña la primera falange, y la aplicación varia desde el deslizamiento pleno, de frente hasta
el de perfil.
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Cronología:

No hay dificultad en "poner" el malambo dentro de los términos del siglo XIX en la campaña
pampeana o las zonas del centro y del noroeste. Estos límites pueden extenderse a las dos últimas
décadas del siglo XVIII y a las dos primeras del XX.
Es danza ruda pero sobria. De ningún modo pueden aceptarse, sin alterar su estilo los saltos
violentos, las contorsiones desgobernadas y los movimientos acrobáticos. La mesura es su
característica tradicional en la Argentina.

1953 - Editorial Julio Korn

Un ritual de largo aliento

Ventura Lynch

Son abundantes las crónicas del siglo XIX que registraron la práctica del malambo en diversas
regiones del país. Una de ellas (de 1883) es del viajero Ventura Lynch y dice en un pasaje: "Dos
hombres se colocan el uno frente al otro. Las guitarras inundan el rancho de armonías; un gaucho
da principio, después para, sigue su antagonista y así progresivamente; muchas veces la justa dura
de seis a siete horas. En el Bragado, en 1971, vimos un malambo que duró casi toda una noche,
constando de setenta y siete figuras diferentes por cada uno de los bailarines". La crónica también
describe un encuentro en un rancho bonaerense: "El auditorio está pendiente de los pies de los
danzantes que escobillean, zapatean, repican, ora arqueando, inclinando, doblando y cruzando sus
pies, cuya planta apenas palpita sobre la tierra (...). Los espectadores aplauden, gritan, se cruzan
apuestas a favor de uno y otro y hasta las mujeres y los niños participan del frenético entusiasmo
que les comunica aquel precioso vértigo".

EL MALAMBO

Nuestras raíces folklore argentino

El Malambo es una de las danzas tradicionales de la Argentina que nació cerca del año 1600 en las
soledades pampeanas. Esta danza varonil se baila en todas las regiones aunque pueden
diferenciarse dos estilos: el norteño y el sureño, donde los hombres compiten en grandes duelos
de "habilidad gaucha".
El malambo es una danza que prueba el vigor de sus bailarines, en los siglos pasados en las
pulperías y fogones ánimo las horas de descanso de los "explotados" gauchos de nuestro país, se
bailó en todas las provincias en ambientes rurales.
El bailarín del malambo se luce con una serie de movimientos llamados mudanzas, como el
zapateo (golpes del pie contra el piso), la cepillada (rozar el piso con la planta del pie), el repique
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(golpes con el taco y las espuelas contra el suelo) y los floreos.
Hay dos estilos populares del malambo: el norteño y el sureño. El estilo norteño se caracteriza por
su agilidad y destreza, acompañado por una hábil "rudeza". En cambio en el estilo sureño las
figuras son más suaves y el bailarín muestra ingenio y habilidad, sin tanta rudeza.
El malambo es una danza exclusiva para varones, individual y una de las más difundidas en la
Argentina, que nos sigue sorprendiendo con la velocidad y habilidad de sus ejecutantes en el
zapateo, a veces, hasta añadiéndole figuras con el manejo de boleadoras y lazos que hacen dibujos
en el aire acompañando el ritmo de sus pies.

Esta danza individual de zapateos, enérgica y varonil, se reserva exclusivamente a los hombres (lo
que no impide que en algunas danzas la dama pueda hacer algunos zapateos), se bailó antaño en
la mayor parte de nuestro país, especialmente en la zona pampeana, central y andina. Se cree que
ya era popular en la segunda década del Siglo XIX. Nos dice el profesor Pedro Berruti en su
"Manual de Danzas Nativas", que el malambo posiblemente venga del Perú, de donde tomo el
nombre de un barrio de negros llamado precisamente con ese nombre: Malambo. Según algunos
historiadores, ya era conocido en 1817. Hemos incluido esta varonil y difícil danza porque está
siendo desvirtuada constantemente y de a poco se va desvaneciendo su esencia.

La primera versión musical de malambo Corresponde a Ventura Lynch (1883), Andrés Chazarreta
publicó su versión en 1935 (álbum N° 6).

MALAMBO
Ubicación histórico-geográfica: Se bailó en la campaña de las regiones pampeana, central y
norteña desde 1800 hasta 1920; algunos documentos admiten su práctica desde 1780. No tuvo
difusión en los salones. Se trata de una forma única de danza que debido a su difusión geográfica,
idiosincrasia regional y el paso del tiempo adquirió dos estilos característicos de interpretación:
sureño y norteño, aunque debe considerarse un tercer estilo central puntano-cordobés diferente
de los otros.

Coreografía: Es la única danza individual argentina con vigencia comprobada. La ejecuta el varón y
se compone de una serie de figuras o mudanzas de zapateo que el intérprete selecciona o
improvisa sobre la marcha. La duración musical de las figuras tradicionales es de ½, 1 ó 2 c. y el
cierre de Malambo de 2 c.

El zapateo, contracción de la voz ‘zapateado’, es una combinación de movimientos y golpes


rítmicos que se efectúan con los pies. Cada conjunto de movimientos y golpes ordenados dentro
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de una determinada métrica musical se denomina figura o mudanza. La selección, creación,
ordenamiento, calidad y destreza de las mudanzas depende de la habilidad de cada bailarín.

El propósito original del Malambo fue la exhibición individual que se desarrollaba del siguiente
modo: El intérprete ejecutaba una determinada figura iniciándola con el pie izquierdo y de
inmediato la repetía comenzando con el derecho. Una vez finalizada la figura y su correspondiente
devolución, intercalaba un repique para luego presentar la próxima. Así continuaba su rutina,
efectuando mudanzas cada vez más complejas hasta concluir la danza cuando él mismo lo
deseaba. Esta estructura compuesta de comienzo, desarrollo y remate con cierre mantenía una
velocidad constante durante toda su duración. Ahora bien, la continuidad de su práctica en los
certámenes de danza modificó la estructura en velocidad y ejecución. Este nuevo modo es el
utilizado por la mayoría de los malambistas en la actualidad y se compone de un comienzo lento
(de acuerdo a cada estilo) con aumento paulatino de la velocidad durante el desarrollo y el remate
con cierre, lo que sugiere un mayor lucimiento si las mudanzas se ordenan a la inversa de la
estructura anterior, es decir, de complejas a simples.

Asimismo y atendiendo a la creatividad del intérprete las competencias admiten figuras de hasta 8
c. de duración, como el reglamento del Festival Nacional del Malambo en Laborde-Córdoba donde
cada año se proclama al Campeón Argentino de Malambo.

Con lo dicho hasta ahora podemos afirmar que el Malambo es una danza exclusiva para
habilidosos.

Su coreografía de índole simétrica, en oposición a la asimetría humana, requiere un amplio


dominio de la lateralidad para lograr el equilibrio cinético óptimo.

La forma estructural actual y la extensión métrica de las mudanzas no afectarán su condición


tradicional si se las trabaja con moderación. No olvidemos que la creación y la destreza fueron sus
rasgos peculiares y desde allí caben ciertas licencias del intérprete.

Un aporte muy interesante es el que ofrece José Abelardo Lojo Vidal respecto de una variante del
estilo norteño que él denomina ‘en yunta’. Dice que “consistía en zapatear dos bailarines al
unísono haciendo las mismas mudanzas e inclusive combinándolas entre sí”. Aunque los
documentos del siglo XIX no citan esta forma, Lojo Vidal sostiene que es tradicional basándose en
el posible origen popular del Malambo que la compañía de Andrés Chazarreta presentó en el
teatro Politeama de Buenos Aires en 1921.

También existió la forma tradicional en competencia que comprendía las siguientes modalidades:
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Malambo en alternancia: Participan dos bailarines que alternadamente exhiben dos o tres figuras
por vez. El público o un juez deciden quién es el triunfador, excepto que alguno de los intérpretes
abandone por agotamiento o falta de repertorio. Se ejecuta en todos los estilos.

- Malambo a devolver figura: Participan dos bailarines y se desarrolla del siguiente modo: Uno de
ellos presenta la mudanza inicial; entonces el adversario debe reproducirla y de inmediato ejecuta
una distinta para que a su vez el otro la devuelva. Así continúa la secuencia hasta que resulta
ganador aquel que haya efectuado la figura que su contrincante no es capaz de devolver. Se
ejecuta sólo en el estilo sureño.

- Malambo de contrapunto o en sucesión: Participan tres o más bailarines y consiste en que cada
uno a su turno efectúa su rutina completa. El público, un juez o los mismos participantes
proclaman triunfador a aquel que haya demostrado la mejor estructura y calidad interpretativa. Se
ejecuta en todos los estilos.

Clasificación: Danza individual masculina, de abundante documentación-regional.

Composición Musical: Frases musicales de 2 c.; períodos de 4 c. No posee coplas.

A través del tiempo cada estilo adquirió su propia melodía tradicional y modo de ejecución
instrumental. Respecto de la velocidad, el estilo sureño es lento mientras que el norteño es más
ágil, y el estilo central conserva la melodía norteña pero su velocidad es intermedia.

El acompañamiento musical estaba a cargo de una o dos guitarras para el estilo sureño y la
guitarra y el bombo para el norteño a los que podían agregarse el arpa, el violín, el acordeón y el
bandoneón. Para el estilo central la guitarra y el bombo con el posible agregado del arpa y el
acordeón.

Es factible la ejecución sin acompañamiento musical siempre que el bailarín sea capaz de
mantener la ‘base rítmica’. Para ello se requiere absoluto dominio del ritmo y mucha experiencia.

Ubicación Inicial: En cualquier punto del Ámbito para la danza.

Elementos Físicos: Posición de brazos y manos a los costados del cuerpo.

Durante la rutina deben obviarse los movimientos de brazos que no respondan al impulso natural.

Elementos Accesorios: No tiene. Pero es muy conveniente aclarar que algunos documentos
describen la realización del Malambo ‘en competencia’ -en alternancia o de contrapunto- con el
agregado de ciertos elementos accesorios como cuchillos y velas. En estos casos se nombraba un
juez y el público realizaba apuestas. Don Carlos Vega dice que, especialmente en la región
pampeana, algunos malambistas solían atarse un cuchillo en cada pie para chocarlos mientras
zapateaban. Además, se festejaba la habilidad de aquel zapateador que efectuara su rutina en la
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mínima superficie posible. Por esta razón se limitaba el espacio con cuatro cuchillos clavados en el
piso con los filos hacia adentro o cuatro velas que no debían apagarse ni caerse. Y era más
meritorio aún si el bailarín zapateaba sin quitarse las espuelas.

Características: No resulta demasiado fácil rastrear los orígenes de nuestro Malambo. Pero es
factible alcanzar un acercamiento, asociando la información que brindan los escritos antiguos y la
tradición oral.

Los antecedentes históricos de la danza en occidente demuestran que casi todos los pueblos de
Europa y América incluyeron zapateados en sus bailes campesinos. Incluso, las mujeres hacían
gran alarde de sus habilidades en este sentido. Hemos visto que muchas versiones coreográficas
documentales de nuestro país presentan el zapateo femenino en simultaneidad con el compañero.

Ante este panorama y para poder sumergirnos en el pasado, comencemos por enunciar los
elementos que constituyen la danza Malambo como fenómeno de la tradición coreográfica
argentina. Así tenemos que ellos son: el nombre, la ejecución individual masculina, la coreografía
compuesta exclusivamente por una serie de mudanzas de zapateo, el acompañamiento musical y
las dos maneras de su exhumación, la exhibición y la competencia.

La información más antigua acerca del término malambo (de posible origen africano) proviene del
Perú. En este país se llamó ‘malambo’ a una especie de zapateado criollo, a un baile indígena y a
un barrio de negros en la ciudad de Lima. Más tarde, en los ambientes populares de Chile
recibieron el mismo nombre tanto una danza de pareja como un baile solista que incluían zapateo.

Sólo estos pocos datos delinean la coherencia histórica: la asociación del nombre con la danza
zapateada y el devenir diacrónico de los bailes occidentales por la vía descendente Perú, Chile y
Argentina.

Por otra parte las crónicas hacen referencia, entre tantas, a ciertas danzas como el ‘Agua de nieve’
y el ‘Solo inglés’ que revisten suma importancia para el tema que nos ocupa.

El ‘Agua de nieve’ fue un baile individual que pasó de España a Perú en el siglo XVIII,
transformándose luego en una justa entre dos varones zapateadores.

El ‘Solo inglés’ -también llamado ‘Pieza inglesa’, ‘Baile inglés’ o ‘Hornpipe’- fue una danza
individual de zapateo que surgió en Europa en el siglo XVII y después pasó a América donde se
practicó durante los siglos XVIII y XIX. En realidad, se trata de un baile rural de las Islas Británicas
que ascendió a los salones como danza teatral solista, aunque más tarde también se enseñó al
público. En nuestro país gozó de cierta popularidad, sobre todo en las tertulias porteñas. Así lo
confirma José Antonio Wilde en su libro Buenos Aires desde setenta años atrás (1881) con el
siguiente comentario: (...) “Bailábase de vez en cuando por algún joven el solo inglés”.
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Carlos Vega, al publicar su folleto El Malambo (1953) señala que la noticia más antigua de esta
danza en Argentina se encuentra en un anuncio teatral de la Gaceta Mercantil del día 01/07/1826
donde se la menciona como “El Hornpipe o pieza inglesa”. Pero Olga Fernández Latour de Botas en
su artículo “Mayo y la Danza” (1998) transcribe fragmentos de la “Autobiografía” de Ignacio Núñez
(1792-1846) publicada en 1996, quien al referirse a los bailes de su época dice: (...) “La pieza
inglesa, o lo que hoy se llama solo inglés”. Según las fechas que figuran en ese documento, Núñez
finalizó su autobiografía en 1807. Esto significa el hallazgo de una noticia anterior a la citada por
Vega.

Asimismo, vale mencionar a ‘La campana’ que fue otra danza individual conocida hacia 1840 en
algunas provincias argentinas, aunque son escasos los documentos que la nombran. No se sabe si
constaba de zapateos ni si era interpretada por una mujer o un varón.

Además, otras crónicas hablan del ‘Zapateo’ como un antiguo baile practicado en los pueblos
argentinos cercanos a la frontera con Bolivia. Era una danza de pareja que, en ocasiones, competía
con otras parejas mediante zapateos. En realidad, era una contienda entre varones secundados
por sus compañeras. Incluso, con la intención de triunfar en estos torneos espontáneos, solían
zapatear colocándose un vaso de vino o chicha sobre la cabeza. Algo similar describe Carlos Vega
acerca de una añeja expresión coreográfica llamada ‘malambo’ -en la provincia de Buenos Aires-
que era como una especie de justa entre parejas que zapateaban simultáneamente mientras las
mujeres levantaban sus faldas. Luego aclara que no posee ninguna confirmación escrita de esta
tradición oral.

Mención especial merece el profundo análisis que realiza la Dra. Olga Fernández Latour de Botas
en su ensayo titulado “El canario: un baile con historia” (en Investigaciones y ensayos, Academia
Nacional de la Historia, Buenos Aires, 2001). A través de sus páginas, colmadas de testimonios
escritos y ejemplos musicales, sondea el itinerario y contexto histórico del Canario como danza
individual zapateada en la España de los siglos XVI y XVII, y su parentesco coreomusicológico con el
Malambo rioplatense, forma criolla más antigua que luego se extendió hacia otras latitudes del
país.

Sólo unas pocas palabras finales para decir que la fórmula rítmica básica de nuestro Malambo no
difiere demasiado de ciertos ritmos africanos, españoles (flamencos), árabes y por supuesto
latinoamericanos. Casi con seguridad, morfologías populares comunes de la cultura universal.

Lo expuesto aquí, sin duda nos acerca un poco más a comprender la procedencia de los elementos
cuya conjunción formó la cristalización denominada Malambo argentino.

Extraído del libro Danzas tradicionales argentinas; una nueva propuesta. Autor Héctor Aricó

pp. 262-264, 3ra edición, Buenos Aires, el autor, 2008.

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