El Apocalipsis

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EL APOCALIPSIS DEL Nora rxrropucrorta Apocalipsis, esto es, Revelacién de Jesucris- t0, se lama este misterioso Libro, porque en & domina la idea de ta segunda Venida de Cristo (cf. 1, 1 y 7; 1 Pedro 1,7 y 13). Es el | iiltimo de toda la Biblia y su lectura es objeto de una bienaventuranza especial y de abi la gran veneracién en que lo tuvo la Iglesia (cf. 1, 3 y nota), no menos que las tremendas conminaciones’ que él, mismo fulmina contra quien se atreva a deformar la sagrada profecia agregando o quitando a sus propias palabras (cf. 22, 18). Su autor es Juan, siervo de Dios (1, 2) ¥ desterrado por causa del Evangelio a'la isla de Patmos (1,9). No existe hoy duda alguna de que este juan es cl mismo’ que nos dejé también el Cuarto Evangelio y las tres Cartas que en el Canon llevan su nombre. “La an- figua tradicién cristina (Papias, Justino, Ireneo, Tedfilo, Cipriano, Tertuliano, Hipé- lito, Clemente Alejandrino, Origenes, etc.) re- conoce por autor del Apocalipsis al Apdstol San Juan” (Schuster-Holzanmer). Vigouroux, al refutar a la critica raciona- lista, bace notar cémo este reconocimiento del Apocalipsis como obra del discipulo ama- do fué unénime basta la mitad del siglo ll, y solo entonces “empezd 2 hacerse sospecho- 50” el divino Libro a causa de los escritos de su primer opositor Dionisio de Alejandria, que dedicé todo el capitulo 25 de su obra contra Nepos a sostener su opinién de que el Apocalipsis no era de S. Juan “alegando las diferencias de estilo que senalaba con su suti- leca de alejandrino entre los Evangelios | Epistolas por una parte y el Apocalipsis por a otra”. Por entonces “la opinion de Dionisio era tan contraria a la creencia general que no pudo tomar pie ni ain en la Iglesia de Ale~ jandria, y S. Atanasio, en 367, seftala la ne- cesidad de incluir entre los Libros santos al Apocalipsis, ariadiendo que “alli estin las fuen- tes de la 'salvacién”. Pero la influencia de aquella opinion, apoyada y difundida pur el historiador Eusebio, fué grande en lo sucesivo y,a ella se debe el que autores de la importan- cia de Teodoreto, $. Cirilo de Jerusalén y $. Juan Criséstomo en” todas sus obras no| hayan toniado en cuenta ni una sola vex el| Apocalipsis (véase en la nota a 1,3 la queja del # Concilio de Toledo). La debilidad de esa posicidn de Dionisio Alejadrino la se- fala el mismo autor citado mostrando no sdlo Ja “flaca” obra exegética de aquél, que cayd en el alegorismo de Origenes después de ha- berlo combatido, sino también que, cuando el cisma de Novaciano abusé de la’ Epistola a APOSTOL SAN JUAN las Hebreos, los obispos de Africa adoptaron igualmente como solucién el rechasar la-au- tenticidad de todo ese Libro y Dionisio esta- ba entre éllos (cf. Introduccion a las Episto- las de S. Juan). “S. Epifanio, dice cl P. Dux rand, habia de llamarlos sarcésticemente (a esos impusnadores) los Alogos, para expresar, en wna sola palabra, que rechazaban el Logos (razin divina) ellos que estaban privados de razon Inanana (a-logos)”. Aitade el mismo au tor que el santo les reprochéd también haber atribuido el cuarto Evangelio al hereje Ce- rinto (como babian becho con el Apocalip- sis), y que més tarde su maniobra fué repe- tida ‘por el presbitero romano Cayo, “pero el ataque fué pronto rechazado con ventaja por otro presbitero romano mucho mis con petente, el célebre S. Hipélito martir®. S. Juan escribié el Apocalipsis en Patmos, una de las islas del mar Egeo que forman parte del Dodecaneso, durante el desticrro que sufrid bajo el emperador Domiciano, pro- bablemente hacia él aio 96. Las destinatarias fueron “las siete Iglesias de Asia” (Menor), cuyos nombres se mencionan en 1, 11 (cf. nota) y cuya existencia, dice Gelin, podria explicarse por a irradiacién de los judios cris- tianos de Pentecostés (Hech. 2, 9), asi como Pablo kallé en Bfeso algunos ‘discipulos del Bautista (Hech, 19, 2). El objeto de este Libro, el tinico profético del Nuevo Testamento, es consolar a los cris- tianos en las continuas persecuciones que los amenazaban, despertar en ellos “la bienaven- turada esperanza” (Tito 2, 13) y a la vez pre- servarlos de las doctrinas’falsas de varios he- rejes que se habian introducido en el rebaiio de Cristo. En segundo lugar el Apocalipsis tiende a presentar un cuadro de las espanto- sas catéstrofes y Iuchas que ban de conmover al mundo antes del triunfo de Cristo en su Parusia y Ia derrota definitiva de sus encini- gos, que el Padre le pondrd por escabel de sus pies (Hebr. 10, 13). Ello no impide que, como en los vaticinios del Antiguo Testamen- to y atin en los de Jestis (cf. p. ej. Mat. 24 y paralelos), el profeta pueda haber pensado también en acontecimicntos contemporineos suyos y los tome como figuras de lo que ha de venir, si bien nos parece inaceptable la tendencia a ver en estos anuncios, cuya ins- piracién sobrenatural y alcance profético re- conoce la Iglesia, una'simple expresion de los anbelos de una lejana época histdrica 0 un eco del odio contra el imperio romano que pudiera haber expresado la literatura apoca- liptica judia posterior a la caida de Jerusa- lin. A este respecto la reciente Biblia de Pi- rot, en su introduccién al Apocalipsis, nos 356 EL APOCALIPSIS DEL. APOSTOL SAN JUAN previene acertadamente que “autores catdlicos To ban presentado como la obra de un genio contrariado quien circunstancias exte- riores han obligado a librar a la publicidad por decirlo asi su borrador” y que en Patmos faltaba a Juan “wn secretario cuyo célamo bubiese corregido las principales incorreccio- nes que salian de la boca del maestro que dic- taba’. 4No es esto poner aun més a prueba Ia fe de los creyentes sinceros ante visiones de suyo oscuras y misteriosas por voluntad de Dios y que ban sido ademas objeto de in- terpretaciones tan diversas, histéricas y ‘esca- roldgicas, literales y alegéricas pero ciya lec- tura_ es ‘una bienaventuranca (1, 3) y cuyo sentido, no cerrado en lo principal (10, 3 ¥ nota), se aclarard del todo cuando lo quiera al Dios que revela a los pequenos lo que ocul- ta a los sabios? (Luc. 10, 21). Para el alma “cuya fe es también esperanza” (1 Pedro 1, 19), tales dificultades, lejos de ser un motivo de ‘desaliento en el estudio de las profecias biblicas, muestran al contrario que, como dice Pio XI}, deben redoblarse tanto mas los es- fuerzos ‘cuanto mas intrincadas aparezcan las cuestiones y especialmente en tiempos como Jos actuales, que los Sumos Pontifices ban comparado tantas veces con los anuncios apo- calipticos (cf. 3, 15 s. y nota) y en que las alas, necesitades mas que nunca de la Pala- bra de Dios (cf. Am. 8, 11 y nota), sienten ef ansia del misterio y buscar como 'gor ins. tinto refugiarse en los consuelos espirituales de las grofecias divinas (cf. Beli 38, 1 y nota), a falta de las cuales estin expuestas ‘a caer en las faciles seducciones del espiritismo, de las sectas, la teosofia y toda clase de magia y ocultismo’ diabélico. "Si no le creemos a Dios, dice $, Ambrosio, za quién le creemos?” Tres_ som Tos sistemas: principales para in- terpretar el Apocalipsis. El primero lo toma como historia contempordnea del autor, ex- puesta con colores apocalipticos. Esta inter- pretacién quitaria a los anuncios de S. Juan toda su trascendencia profética y en conse- cuencia su valor espiritual para el creyente. La segunda teoria, Hamada de recapitulacién, busca en el libro de S. Juan las diversas fases de la historia eclesidstica, pasadas y futuras, 0 por lo menos de la historia primera de’ la Iglesia basta los siglos IV y V, sin excluir ef final de los tiempos. La tercera interpreta~ cidn ve en el Apocalipsis exclusivamente un libro profético escatolégico, como lo hicie- ron sus primeros comentadores ¢ intérpretes, es decir S. Ireneo, S. Hipdlito, S. Victorino, S. Gregorio Magno y, entre los posteriores modernos, Ribera, Cornelio a Lipide, Fillion, etc, Este concepto, que no excluye, como an- tes dijimnos, la posibilidad de las alusiones y $57 referencias 2 los acontecimientos bistéricos de los primeros tiempos de la Iglesia, se ba im- puesto boy sobre los demés, como que, al decir .de Sickenberger, la profecia que’ Je- siis revela a S. Juan “es'una explanacién de los conceptos principales del discurso, escatold- gico de Jerls, Hamado el pequetio Apoce- lipsis”. Debemos ademés tener presente que este sagrado vaticinio significa tambicn una exbor- tacion a estar firmes en la fe y gozotos en Ja esperanza, aspirando a los. muisterios de la felicidad prometida para las Bodas del Cor- dero.. Sobre ellos dice S.Jerénimo: “el Apo- calipsis de S$, Juan contiene tantos misterios como palabras; y digo poco con esto, pues ningtin elogio puede alcanzar el valor de este Libro, donde cada palabra de si abarca muchos sentidos. En cuanto a la importancia del estudio de tan alta y definitiva profecia, nos convence ella misma al decirnos, tanto en su prologo como en su epilogo, que de conservar las cosas escritas en ella por- gig jel momento estd cerca (1, 3; 22,7). Cf Tes.-5, 20; Hebr. 10, 31 y ‘notas, “No que voltiendo. de improvise os balle dorm. dos. Lo que os digo a vosotros lo digo a todos: ;Velad! (Marc. 13, 36 s.). A “esta vela fe espera y a esta esperanza que vela” se ba atribuido Ja riqueza de la vida sobrena- tural de la primitiva cristiandad (cf. Sant. 5, 7 y nota). En los 404 versiculos del Apocalipsis se encuentran 518 citas del Antiguo Testamento, de las cuales 88 tomadas de Daniel. Ello mues~ tra sobradamente que en la misma Biblia es donde han de buscarse luces para la interpre tacion de esta divina profecia, y no es facil entender como en visiones que'S. Juan reci- bid transportado al cielo (4, 1 s) pueda su- ponerse que nos haya-ya dejado, en los 24 an- cianos, “una transposicion angélica de las 24 divinidades babilénicas de las constelaciones que presidian a las épocas del aito”, ni como, en las langostas de la 5* trompeta, podria estar presente “la imagineria de los’ centau- ros” etc. Confesamos que, estimando sin res- tricciones la labor cientifica y rtica en todo cuanto pueda allegar, elementos de” interpre- tacién al servicio de la Palabra divina, no en- tendemos cémo la respetuosa veneracién que se le debe pueda-ser compatible con los jui- cios que atribuyen al autor incoberencias, exageraciones, artificios y fallas de estilo y de método, como si la inspiracién no le bu- biese asistido también en la redaccién, sie verdad que, como lo declara el Concilio Va- ticano, confirmando el de Trento, la Biblia toda debe atribuirse a Dios como primer autor. EL APOCALIPSIS DEL PROLOGO CAPITULO I Tirv1o_y enpiciOn. 'Revelacién de Jesucris- to, que Dios, para manifestar a sus siervos las cosas que pronto deben suceder, anuncié y explicé, por medio de su angel, 'a su_siervo Juan; 4eP Cal testifica ia Palsbra de Dios y ‘el testimonio de Jesucristo, todo lo cual ha visto. SBienaventurado el que lee y los que escuchan las palabras de esta profecia y guar- dan las cosas en ella escritas; pues el momen- to estd cerca. Los nestmvaranios. 4Juan a las siete Iglesias ue estén en Asia: gracia a vosotros y paz de quel que es, y que era, y que viene; y de los siete Espiritus que estén delante de su “Revelacién de Jesucristo” xpor ser recibida de Cristo © porque tiene a Cristo por objeto? Para re- solver esta cuestion hay que observar que el término Revelaciém (en griego Apocalipsis) en el lenguaje del Nuevo ‘Testamento se aplica generalmente a la. mant festacin de Jesucristo en 1a Parusia o segunda ye- nida (Rom, 3,5; 8, 9; I Cor, 2, 7; 1 Tes. 1, 7; Luc. 17, 30; t Bedr. 1, 7 y 13; 4, 13). Allo en su comentario admite ambos sentidos: Jesucristo da esta revelacién, y Jesucristo es el objeto de la misma. La serunda ‘acepéign corresponde max al. sentidg. cicato oy 2 in idea del inminente julcio de Dios, que prevatece ‘a través de enle Libro. Por Seedto dees Gugel: cf. Dan. 9 y 10; Zac. 1 9 2, eteny donde tam: io de’ la divina Reve- ‘3A causa de la bienoventuransa que aqui se ex: presa, el Apocalipsis era, en tiempos ‘de fe viva, an bro de cabecera’ de fos eristianos, como lo era. el Evangelio. Para formarse una idea’ de la veneraciGn fen que era tenido por la Iglesia, bastard saber lo que FIV" Gonciio de Toledo ordend en el afto 633: “La futoridad de muchos concilios y los deeretos. sino. Gales de log santos Pontifices ‘romans prescriben que ef Libro del" Apocalipsis es de Tuan el. Evangelista, J determinaron que debe ser recibido entre los Libros rinos, ‘pero mivchos son fos que ‘no aceptan. si. au toridad’y tienen. menos predicarlo en la iglesia “de jos. $i alguno, desde toy en adelante, 0-0 Io Feconociera,,¢ n0 10. predicara en la. iglesia durante cl tiempo. de las Misas, desde Pascua a Pentecostes, fendrd sentencia. de ‘excomanién”” CEnchiridion Bibl cum No'24). E} momento esté. cerca: cato es, el de in'"scgunda. Venida “de Cristo. Véase 22, 7'y. 1 T Gor. 7, 29; Fil. 4, 5; Hebr, 10, 37; Sant. 5, I Juan ‘2, 18, “Si este ‘momento, cuyo’ advenimiente todos hemos de desear (II ‘Tim, 4, 8), cataba cerca fen fos albores del cristianiamo jeuanto” mas transcurridos veinte siglos? Sobre au demora, vi IL Peds. 5,9 7 nota. z ‘4. Las destinatorios de. las giguientes cartas_son te comunidades ctistianas enumeradas en el Tos sitte expiritue parecerian os mismos de Plame fa atcnciény in “embargo gue ados antes que Jesicristo Cv. S)., San ‘es el mis.antiguo de los eseritos en latin, ‘ve en estos. siete espiritus, como fa las siete Limparas (4, 5), los donee del Eapirita Septiforme. ‘Tob. ‘12,5. APOSTOL SAN JUAN trono; ®y de Jesucristo, el testigo fiel, el pri- mogénito de los muertos y el Soberano de los reyes de la tierra. A Aquel que nos ama, y que nos ha lavado de nuestros pecados con su sangre, Se hizo de nosotros un reino y sacer- dotes para. el Dios y Padre suyo; a El sea la ploriay Jet impetio por los siglos de los siglos. Amén. "Ved, viene con las nu- bes, y le verin todos los ojos, y aun los que Je traspasaron; y haran luto por EI todas tribus de la tierra, Si, ast sea. ®Yo soy el Alfa y la Omega, dice el Sefior Dios, el jue es, y que era, 'y que viene, el Todopo- jeroso. Vocacién vet Apéstot. °Yo Juan, hermano vuestro y coparticipe en la tribulacién y el reino y la paciencia en Jesis, estaba en la isla Hamada Patmos, a causa de la palabra de Dios y del testimonio de Jess. Me hallé en 5, Véase 3, 14; 19, 1 2, 2, ete Col. 3, 18; 1 Juan 1, 7; 6.’ Hiso de nosotros um reino, etc.: of. 5, 10, Ee Jo mismo que ‘nos anuncia, desde ei Antiguo. Testa- mento, Daniel: “Después recibiran el reino os san tos del Alltisimo y los obtendran por sighs y ‘por los siglos de fos siglos (Dan. 7, 18). Lo mismo ex: bresa la Didaje (alrededor del afio 100 d. C.) euan do dice: “Librala (a tu Iglesia) de todo mal, con- pimala por fu caridads y de los cuatro wientos teinc. santificada en tu Reino que pata ella preparaste” Ce EE 1, 22 7. Viene con las nubes: Asi lo vemos en 14, 14 $5. fuaferencia de 19,11 55, donde viene eg el eabato neo para io de las naciones. Segiin algu- ‘nos, la nube seria la sefial de la cosccha y Ia ver iia final’ de Toracl (Mal. 5, 2 a ‘otal, Mat 3, 10'y nota), por medio de’ sus angeles, vconforme al anuacio de” Rist. 24,” 36-81," confirmado. a. Caitds (at. 26, 64), a quien Jestis dijo como aqui que lo Serkan ellos misinos que le traspazerom. S. Juan trae igcals paisras on Juan 19, 97, caida” a) a YO-donde ge anuncia ‘como aqui’ que entonces, duelo por 2. “Eh Ee. 36, 313 Os. 3, §, ete 3. Alfe 9 Omega: primera y ditima letras del al fabeto griego. Alsuno® manasctitos ahadent ef pri ee ae tee Shia ee Sir, pte Hy Uo par lee pres(Hlebr 13, ). BP que ee, tadueeon, da nombre de Yahvé (#x. 3, 14). : he ‘Steetia” Alle Woe. tax palabra sribulsca_ y ee pusden: fomie" en side exctlopiey La Se Ss LD Reino glorioso (8,'24). We, Bee ale a Ser: el atento wade on que, aunque muchos vierten Blemente un Domingo, otros lo refieran, como el v. al gran dia de juicio que leva en la Biblia ol nom: bre del Dia del Seftor (S. 117, 24 y nota; Is. 13, 6; Ez. 30, 3; Sof. ‘Mal. 4,.$; Rom. 2s; T Tes, 5, 2, eter), entendiendo que ei ‘vidente fué’ transportado’ en espiritu a la vision ipada del gran dia, Cf, 4, 1 y nota. La trom. Peto, fen Ios cacritos apccalipticos,”tene significado Sseaiotonico.” Gh'8, 6 ans L Cor. 15, 52) E Ten we 358 EL APOCALIPSIS DEL APOSTOL SAN JUAN 1, 10.20 espiritu en el dia del Sefior, y of detrés de mi una yo fuerte como de trompeta, Mque de- cia: “Lo que vas a ver escribelo en un libro, y envialo a las siete Iglesias: A Bfeso, a Esmir- na, a Pérgamo, a Tiatira, a Sardes, ‘a Filadel- fia y a Laodicea”. + Visi6w paeparatomts. 12Me yolvi para ver la voz que hablaba conmigo. Y vuelto, vi siete candelabros de oro, "y, en medio de los can- delabros, alguien como Hijo de hombre, ves- tido de ropaje talar, cefiido el pecho con tin cefidor de oro. lia cabeza y sus cabellos if. Ereribelo: Pirot hace notar que esta rresponde a las. visiones naugurales de los 3 profetas (Is. 6; Jer, 1; Ex. 1-3) y la diferencia esta en que aquellos babian de ser predicadores ot fen tanto que Juan debe escribir (ef. v.19), lo ctial denota la impértancia de lo escrito en el Nuevo Tes- tamento (cf, Juan 5, 47 y nota). Las siete ciuda- des se hallan’ todas en la parte occidental del Asia Menor, ‘con’ ffeap come centro, -No_se_ sabe, quién fund6' esas iglesias. Algunos suponen que “ful S. Pedro (E Pedro 1, 1), y otros que pudo 8. Pablo Megara. fundarl luvo por Bfeto y Colo- a5 en csa region, Estaban también en ella otras importantes Iglesias como lade ‘Tréade’ (Hech, 20, TI Cor, 2 12) y la de Hierdpalis cuyo obispo ‘la sazén ‘Papias, discipulo de S. Juan, y que if go. funaade, ppobdblemente, “como, tanta de Lacdices, fran, colosease de origen pags: fo y coadjuter de S Pablo (Gol. 4 13). Por" qué Ro: fe menciona aqui_estas Iglesias? Fillion respon- de: “Seg el secreto. de Dion”. : 12, Los siete candelabros son. Ya Iglesian (v. 20). “Desde la. antigdedad ven muchos comentaristas en el nimero siete un simbolo de fo. perfecto y “unt ‘Yeraal, de manera que las siete Iglesias, represents Han. una totalidad (S, Criséstoma, 8, Agustin, S. Gregorio, S. Isidoro).” Muchos consideran que’ las Talesiag corresponden a otros tantos periodoe de ia Bion dela Talenia universal (of. 7, 29 y nota). Su'mie conocido representante en la pairistica es. S Victorino. de Pettau, quien em au comentario siza Tos. siete periodos de la siguiente manera celo y Ia paciencia de los primeros eristianos; 2) la constancia de los fieles en las persecuciones; 3) y 4) riodes de" relajamiento; $) "peligro por parte de que son cristianos solamente de nombre? 6). bu: mildad de la Iglesia en el siglo y firme fe en las Escrituras; 7) las riquesas y'el afén de saberlo todo cabibe a. muchos para. seguir el recto camino. Hate Sistema, con mas 9 menos variantes, s¢ mantavo du yante la ‘edad media y encontr6, ea un escrito atti Buide a Alberto Magno, Ta siguiente exposicién: fe. st pepiodo de lon adnan, ‘peraccacion por fos fos; io de fot martires, persecu- de tos here. ‘ocultas; Sardes: periodo de los. santos sen. jurante el ctial se, introducen Jas riqueras y al gltdnlo de, malceritianoe que ‘aparcatan, piedad; ladelfia: abierta maldad de cristianes; Loodicea. Fiodo del Anticristo, En la Edad moderna bat fundido este modo ‘de interpretacin el santo sacer. dote Bartolomé Holzhauser, Manuel Viciano Rosell y otros, 13, Nétese que el Hijo del. hombre (Jesiis) Teva la vestidura de rey y sacerdote. Cf. Dan. 10, 5 3. donde (1 proicta narra, una ‘vision semejante a ésta, je ahi que algunos exégetas vean en aguel “vardn’ al Hijo del hombre, Véase Dan. 7, 13; Zac. 6, 12 18). Nada falta en la Biblia para nuestro. consueio. La sobriedad del Eyangelio no nos da, si exceptuamos la ‘Transfigura- cién (Mare, 9, 1 a8. y paralelos), ningan detalle so- bre la hermosura de Jesus, pero’ en cambio lo en- contramos suplido con’ este’ y otros datos que nos 3 Pérgamo: periodo a 359 eran blancos como la lana blanca, como la nieve; sus ojos como llama de fuego; Msus pies semejantes a bronce bruiiido al rojo vivo como en una fragua; y su voz como voz de muchas aguas. Tenia en su mano derecha siete estrellas; y de su boca salia una espada aguda de dos filos; y su aspecto era como el sol cuando brilla en toda su fuerza. “Cuando le vi, cai_a sus pies como muerto; pero El muso’su diestra sobre mi y dijo: “No. temas; ‘0 soy el primero y el ultimo, #y el viviente; estuve muerto, y ahora vivo por los siglos de los siglos, y tengo las Ilaves de la muerte y del abismo. scribe, pues, lo que hayas visto; lo que es, y lo que debe suceder después de esto. Cuanto al misterio de las siete es- ayodan a imaginar triunfante al hermosisimo entre Ios hombres (S. 44, 3y nota) que por amor nuestro legs a perder’ toda bellera (Ise 52, 14; 830 2, 7 not revete tamen, aueres palabra io las que. vemor en este Libro y en Véase' muestra introducciOn’ al Salteri. 16. La expeda de dor filos es figura del poder de la Palabre de Dion. “ba ‘misma’ imagen se. encuentra eh 19,15 y Hebe 4, 12, Ch Mt Ten 2, 8 I primero” 9 ei sina: sigolo_ que indica 1a divinidad de Jents,” Vase v. 8; (22, 135 ef. Te. 44, se ymbre gue sefala + Ciao Porque Bt murig,y reauct wtertey retiene aw Uaves det . a) Lo que ho- yor visto 9 sea la vision de los wv. 12-18 (que.en el Xe it es llamado fo que vas a ver, y en efecto lo vid Tesde que ae volvié'en ‘el v. 12, hasta que. se des: mayo en ev. 17); B) Zo que es: lo contenido en ine Siete cartas a Tas Iglesias (vs 11) que emplezan en dl cap. 2; ¢) Lo que, debe suceder después seria SP objeto de la nueva ‘vision que empieza en el ‘cap. 4, ia Que tiene Iugar a través de una puerta abjerta Gh Sel, 7h ical Te eaten a gran reve Jacién escatoldgica que resulta del libro de los siete ellos, De acuerdo ‘con ‘esto dice Crampon que "las cartas que siguen tienen ciertamente ‘elacién Son ie_stuaclon de la Iglesia Ge Agia cn ‘el mor mento en que fueron dictadas a S. Juan, el cual ha- Bia reeibido a orden de escribir 1d que ex”. y abo desputy de terminar esay cartas fué admitido a cor nocer “lo que debe suceder después de esto” (4, 1). de sa ‘co 13 Salmos, ete. E. Ello no obstante, el mismo autor admite con S. Vie y S, Andrés de Cesarea que, dado el carécter ib6tico dei niimero siete y Ia. advertencia general pueden ser ‘carta. tendria que se repite al fin de cada’ carta, dstas destinad: re fal tiempo o tal Iigar-” Ello explica quiz ta insistencia con” que s€ anuncia en cada una de elias la yenida del ‘Sefor (.'T-y ‘nota). En la ltima (a Laodicea) esa ve rida’ se presenta como mas inminente: “Estoy a ia puerta y golpeo” (3, 20), por Jo cual cuanto dejamos dicho. no “se opone ‘aque, cada carta pueda acto, retratar, como vimos en el v. 12 y nota, sucesivos petiodos de la Iglesia en’ general. 20. Aqui éngeles significa los eapfritus tantes de las siete Iglesias. Cf. Eel 5, 5; Male 2, No puede tratarse de los Angeles ‘custodios de lag’ Iglesias, pues vemos que mas adelante casi to- dos son reprendidos, fo que nose concibe en los ex piritus puros que “cumplen la’ Palabra de, Dios” Gf, Dan. 10, 13 y nota. Pirot observa que “la tra icin Tatina’ ha visto en ellon a los obiapos, pero el Apocalipsis un ngel no representa nunca a um ser humano y por otfa parte las advertencias tienen en vista a lag Iglesias en si mismas” (ef. 10, 1-7 nota), ‘Tambien se ha supuesto que los angeles fue- sen taensajeros enviados a Juan ‘desde esas Iglesias, 360 ___BL, APOCALIPSIS DEL APOSTOL SAN JUAN 1, 29; 2, 1-13 trellas, que has visto en mi diestra, y los si te candelabros de oro: las siete estrellas son Jos angeles de las siete Iglesias, y los siete candelabros son siete Iglesias”. LAS SIETE CARTAS CAPITULO II Canta a 1a 1ciesta pe £Feso. 4Al angel de la Iglesia de Efeso escribele: “Esto dice el que Uene las siete estrellas en su mano derecha, el que anda en medio de los siete candelabros de oro: *Conozco tus obras, tus trabajos y tu paciencia, y que-no puedes sufrir a los malos, y que has probado a los que se dicen apés- toles y,.n0. Jo son, y Jos has hallado, ment rosos. 3Y tienes paciencia, y padeciste por mi hombre, y no has desfallacitio. *Pero’ tengo contra ti que has dejado tu amor del prin- cipio, *Recuerda, pues, de donde has caido, y piéntete, y vuelve a las primeras obras; si no, vengo a ti, y quitaré tu candelabro de su lugar, a menos que te arrepientas. "Esto empero tienes: que aborreces las obras de los Nicolaitas, que yo también aborrezco. 7Quien pero en tal caso el de Bfeso seria el propio Juan ¥ fendria que escribirse a si mismo. 1, AI_dngel: palabra de sentido oscuro (1, 20 ¥ nota). En cuanto al estilo de las siete earias, los expositores hacen. notar que todas Hevan la misma la misma distribucién de los elementos alguno de los atributos de Cristo mencionades en su i 6 ¥_la formula cada ver mis apremlante en que Jesus anuncia su Venida: Vengo @ Hi (2,5); vengo a ti presto (2, 16); haste que Yo venga (2,' 25); vended como ladrén’ (3, 3); mire, Pronto vengo (3, 11); estoy @ la puerta 'y' golpeo wn dicen apéstot s 2. Dos gxe se dicen apbstoler y no fo son: Segin Battfaly'Ziby 9 stron, st tata. de "low mismon fetes de'ton nicolattas yee’ 4): ‘S, Pablo ye em 0 emo, fos earaetenta, como’ difrasados de "apéctoler oe Cia GY Ee Ta) itm otaete ssperapéstoles 1P, 3 712) porgoe quieren SPREE ddctonte que i Ul Sula 9) eC SS We 7 pote) SJuan eneln' a dclederse de’ los oo Suan 4, 5. Duttrd tu Condelabro: te expulsaré de entre los anton y davé. tu sitio a oro. jCudntan vecer to he oes "tndloran genous aises ‘eneret” qoe Sates "se Tamatat critignot con ‘akore. sustimace Cs. ha 9p Mae, 21, 40, ONUsiatign (ch, ¥. 18): eréese que fuera wna sects, de false ancetismo, que_prohibia ‘matrimonio, S'vino yeh consumo devearae (reste. Heth. 6, 33 Bae Yo 5 Stas) Ss treneg_ see gue sivien Giscrtament2, por lo, ctal se Gada, dice Allo, sivas ccnaita ‘en entrenarse’a lon placerea de a ct Seve a ty haversa, a una maceracion cxcesiva, “Ak Funct ta capitan bor sa. ettmologla, de mikeo” (cow: vista)” y ler (pueblo) picnsan que ch nicolaisme Sieodioso ‘3 Divs porgue pretendiadominar alas Sitan so: capa de. relqonidadscontraiando lo “ente- Bada. por jerts en Mate 2.8 (ele vr 2 mola). Ghecrsa” Plot's ‘ete reapeto ques! entidy de et ara en eiego cquivale al de Bolom on Sebon ete y note Za stb de Jo wide: tteralmente of Leto (pion) te ito que eo 22, 2, AN tanibien Damen fos LX tiene ofdo escuche lo que el Espiritu dice a las Iglesias: Al vencedor le daré a comer del irbol de la vida que esta. en el Paraiso de Dios.” ‘A 1a Tetrsta pe Eswinwa. Al angel de la Iglesia de Esmirna escribele: “Estas cosas di- ce el primero y el ultimo, el que estuvo muer- to y-volvié a la vida: $Conozco tu tribula- cién y tu pobreza —pero ti eres rico— y la maledicencia de parte de los que -se llaman indios y no son mas que Ia si de Sa- tanis, #No temas lo que vas a padecer. He aqui que el diablo va a meter a algunos de vosotros en la cércel; es para que sedis pro- bados; y tendréis una tribulacién de diez dias. Sé fiel hasta la muerte, y Yo te daré la co- rona de la vida. MQuien tiene ofdo escuche lo que el Espiritu dice las Iglesias: El veneg- jor no seri alcanzado por Ja segunda muerte”. A 1a Ictesia ve Péncamo. 12Al angel de la Iglesia de. Pérgamo escribele: “El que tiene Ja espada aguda de dos filos dice esto: Yo Bg, otabe go ot Paraleo Gla. 4 9; 3 29, Bi Hussein wae oy Grat ae'S. Teds Y devia Se riva io au, coma ‘Adin, pretend? poseer bs Elencia. (la “gnovis, dicen loa LXX) del bien ye Mal. "Sobre eos gnéstices, ef, IIE Juan 9. gota "a referencia a las imagenes de Gén. 29° (Arbo de vide del Poraiso), revuerda ono de lor’ temas fe Voritos" del apocaliptico, el del retormo alos ort “in de’ tos lempos tina. auevn crea: 4; 43, aa; 44, 6), nuevon nombres is. 62,"2),' una ‘Teediclén dein par entre. hombres males "(Ea 34,28)" (Pirate "Ficl esto la’ martes etto ea, no Slo basta el fin (Mat, Io, 22;"24, 15), sino. hasta exponer” Ia Vida 'y daria, tt vet mecenario “como lo bio Jesus (reise Joan so! af" yaoi). Tales ob ease de tos imirtres, cuya virlud’ no eonsiate en desear la muct- eek Heck, 9, 24 43 HI Gor. 5, 3-4 nolas) Sloo‘en la fldeltiad con’ que dam, textimonio Ge" Cre tor’«No, padecer ni_morir, dice, Santa ‘Feresa de. Li eux, sino to que’ Diow.quiera’” Esa ex In eapiitua. dad: evangdllca. la_verdadera infancia espirtual, que fo presume de las propiae fuersas (ef. Juan 13. 37°%3 pretende, como dice Jab, hacer fave: ion’ ni’ plenss que ise complace en suestfos dolores (S. 102, 13 y ola), antes cree a JesGe cuane 449 nos ‘revela “que “el primero en ‘el Reino sera fue mis se parerea a las aiflon (Mat. 16,1 40.), ou Suater no" som beroices ino que ‘on ‘confiados y” por iovtanto, deciles Ghe S 430, 19 nota. Sobre la Presunclén, vease Kempis 1.3, cap: 7.2% 1, Le” segende mucrie es ei cstangue de fuego 7 anufre (20, 14; 227 8). En 20, 6 20 menclons, Ia isms _Mletaventaraiza prometida squt- TZ La ciudad de Pérpeme, sitosda en el, norte del Asia Menor, era. famosa” por el" calto™ de low Gloarex y por sus caplendidisimot tempos, entre ellos side Aidepio “(Esculapio), que atrala. a” muchos. pe- i Guntuoso y"Masfemo aliar “de. Jupiter Zeon Borer), levantado en na) altera devtresclentos Metros sobee Ja eudad. iS" Donde’ end el trono dev Salons: Aunque esta igesta era atid ‘aque estaba. dominada por Dhbercfes que combatin. aS. Juan (ef. ia in: troduccign a ins “Hpistolas, joaness), esta expresion perce auc yor ampli retire ‘nano, pucs. cl mismo Jaan nou enscha que i te te, ch aed one alien’ Jenn 5. To), et cual es 4 principe (Juan 4,30). Bas 1g caplican refiriéadore ai alto. de ‘Jupiter 0 sl de" Eseulapio. (, 12 y-nota) cuyo emblems. era un SGrpiente, ‘suponiendo “que ests. podria. simbolizar 2 sé donde moras: alli donde esta el trono de Satands: y con todo retiencs mi nombre, y mo has negado, mi fe, ni aun.en Jos. dias en que Antipas, el testigo mio ficl, Shire vototton donde habiea Satan. murerto, Pero tengo contra ti algunas pocas cosas, por cuan- | to tienes alli a quienes han abrazado la doc- trina de Balaam, el que enseiaba a Balac a dar escindalo a'los hijos de Israel, para que comiesen de los sacrificios de los idolos y cometicsen fornicacidn. "Asi tienes tambié quienes de manera semejante retienen la doc- trina de los Nicolaitas, 'Arrepiéntete, puts; que si no, vengo a ti presto, y pelearé contra ellos con la espada de mi boca, “Quien tiene oido escuche lo que el Espiritu dice a las Iglesias: Al vencedor le daré del mana ocul- to; y le daré una piedrecita blanca, y en la Piedrecita escrito un nombre nuevo que na- die sabe sino aquel que la recibe”. A ta Tousta pe Tranirs, Iglesia de- Tiatira escribele: “Esto dice el Hijo de Dios, el que tieie ojos como Hamas de fuego, y cuyos pies son. semejantes a bron- ce brunido: Conozco tus obras, tu amor, tu fe, tu beneficencia y tu paciencia, y que tus bras postreras son més que las primeras. 2Pero tengo contra ti que toleras a esa mu- jer Jezabels que dice set profetisa y que en- sefia a mis’ siervos y los seduce para que co- metan fornicacién y coman lo sacrificado a los fdolos. #!Le he dado tiempo para que se atrepienta, mas no quiere arrepentirse de su fornicacién, #He aqui que 2 lla la arrojo en cama, y a los que adulteren con ella, (los arrojo) en grande tribulacién, si no se Satanis (cf. 20, 2)., Otros cin que habia ‘en Pérgamo. 146 Sobre Beloam (Nom. 24, 3; 25. 2: 31, 26), véase judas 11 y nota. La doctrine de Balam, muy Ge acuerdo con’ la, de. jos Nicolaitas. (v. 6.” Hech. 5, Sy nots), es la del que ensefé a ios hijos de Israel” a fornicar con los extranjeros y esta aplicada aqui ensentido religioso (como la Jezabel del v. 20) ala fornicacidn capiritual,, que” ja no es con Tos fos’ como en el antiguo Terael (Os, 14, 4 y nota) sino eon los poderosos de la tierra (17,"2; 18, 3), es decir, a in que vive en maridaje. con’ el mundo (Sant. 4, 4), olvidando su destino celestial y Ha fugacidad de’ su "teansito por la peregrinacion de este siglo (Gal. 1. 4" nota)” 16. La espada de mi boca: véase 1. 16 y nota. 17. Mand oculto: ¢. $77.24 imagen que’ signifi- ca mieva’ vids. espititual. Predrecita blanca, senal de eleecion. En piedras Dancas. (albo Tapillo") see 2" pafa memoria los nombres dle los que habian Coronados en el certamen. “Nombre uct: cf. 3. 12; 22, 4: Ts. 62, 2; 65, 15. El_nombre nuevo eh 1g Miblia'es ‘como un Ruevo ser: “EI nombre escrito, probablemente el del Verbo (19, 15), sera gustads por cada uno de los fieles vencedores; ‘su experiem Gia. de Cristo sera intima y "personal (Gen). 20, Jezabct, sombre de la mujer del rey Acab, 1a cual hizo idolatrar al pueblo de Israel (IIL Rey. 16, 51). Aqui se da este nombre como. simbolo, aplicin diols, “Segin’ Pirot. a. “una” profetisaque,. ocupando sin duda en esa. Iglesia ‘una’ situacign ofielal, predica al error' nicolaita (vv. 6 y 14 5)". Sobre ‘lo secre Fieado a los idolos, cf. v.24 y nota. 22, Adulteren: en el sentido de idolatria y falsa Chly. 18 y nota. jensan en Ia persecu- doctrina. 18A} angel de la] at artepienten de las obras de ella. Castigaré a sus hijos con la muerte, y conocerin todas las Iglesias que Yo soy el que escudrifio en- trafias y, corazones; y retribuiré a cada. uno \ de vosotros conforme a Yuestras obras, =e, vosotros, los demas que estéis en Tiatira, que no seguis esa doctrina y que no. habéis co- | nocido las profundidades, como dicen ellos, de Satanas: no echaré sobre vosotros otra carga, *Solamente, guardad bien lo que tc- | néis, hasta que Yo'venga. #*Y al que vencicre y guardare hasta el fin mis obras, le, daré poder sobre las naciones, #"—y las regird con Vara de hierro, y serin’ desmenuzados como vasos de alfarero— #como Yo lo recibi de mi Padre; y le daré la estrella matutina. Quien tiene oido, éscuche lo que cl Espiritu dice 2 as. Iglesias”. | CAPITULO I _Avta Totesta ne Saves. 1AL Angel de la Igle- sia de Sardes escribele: “Esto dice el que tiene” los siete espiritus de Dios y las siete estrellas: Conozco tus obras: se te tiene por viviente, pero estas, muerto. Ponte alerta:y consolida Jo restante, que esti a punto de morir; porque no he’ hallado tus obras cum- plidas’ delante de mi Dios. ’Recuerda, pues, tal como recibiste y iste; y guardalo,’ y arrepiéntete. Si no velas vendré como ladrén, ¥ no sabras a qué hora llegaré sobre ti. ‘Con todo, tienes en Sardes algunos pocos nombres 24. Las profundidades de Satands: Los gaésticos pretendian dar una ciencia de. los secretos divinos “Ge ahi sa nombre— yen realidad eran impostores y sus lamados. misierios y au ciencia secret eran inventos de’ Satanas que Wenaban a los adeptos de soberbia © impiedad, “Véase 22,10; II Juan 9 °y holas. Otra carga: Pirot reewerda agit a abstencién Ge los sacrificios a. tos idolos (v.20), prohibiciéa judia ‘que se extendié a los gentiles en Heh. 15, 207 38s, S. Pablo les habia prevenido que em cuestin de comidas sélo" se_ trataba de cvitar ol escindele a otros que juzgan, (Rom. eap. 14; 1 Cor. cap. 8). Mas tarde en Col. 2, 26 dice claramente: “Nadie, pues, os iuzgue en comida o en. bebida.” qQue aleance’ tenian entinces estas advertencias de S."Juan, hechas “muchos afies después de Pabo.y gueparecerian judaizantes? No es. facil. explicarlo, Vease tambien I Cor. 10, 14:30; Hebr. 13, 9, Filion se inclina a pensaf que. significa ‘no. participar en fos castizes ue. recibirs Jezabel. 268. Allo ‘refiere esto al triunfo. de Cristo que se cumplird en la Parasia, “Cf. S. 2, 8.8.5 109, 5 883 149. 63s. y motas. 28.’ Como yo la récibt, ete. Es to que Jesis pro- metié. personaimente a fos. suyos en Luc. 22, 29 Ta estrella. matutina (la Vulgata dice Lucifer? el i cero; cf, §. 209, 3 y nota) ves simbolo de Cristo y Ge su ‘gioria, “Véae 22,'16. Asi lo anuncié Dalaam, como Ta estrella de. Jacob (Nim, 24, 15-19). Es decir, pucs, que aqui ‘Cristo’ ‘sé. nos proinete i 12 "y" nota). “Pero gacaso ‘el dtbol dela vide (v. 7), ¢1 mani cult (v.17) no’ son tambien Figuras “de #1? "Porque #1 "sera nuestro. verdadero premio. Cf. 3. 4 5. 29. Esta avertencia, que en las tres primeras’ car tas-iba ‘antes de enunciar al premio, en las cuatro ltimag va" después 3. Ct. "6, 15; T Tes, 5, 2: IT Pedro 3, 10. 4. Sardep’ eral centto” dz ta industria textii ahi Ta imagen tomada de las, vestiduras. Andar ves: tio’ de" bianco siunitica participar en cl triunfo ‘det riismo Cristo (ef. 2, 28 ¥ nota). Nombres." persona 362 we no han manchado sus vestidos; y han je andar conmigd vestidos de blanco, porque son. dignos. SEI vencedor ser& vestido ast, de vestidura blanca, y no borraré su nombre del libro de la vida; y confesaré su nombre delante de mi Padre y delante de sus Angeles. *Quign tiene ofdo, escuche lo que el Espiritu dice’a las Iglesias”, “A xa Iotesia pe Firaperia. TAL Angel de la Iglesia de Filadelfia escribele: “Esto dice el Santo, el Veraz, el que tiene la Have de Da- vid, el que abre y nadie cerraré, que cierra y nadie abre: *Conozco tus obras. He aqui que he puesto delante de ti una puerta abier- ta que nadie puede cerrar; porque no obstante fu debilidad, has guardado, mi Palabra y no has negado mi Nombre. "He aqui que Yo te entrego algunos de la sinagoga de Satanés, aque dicen ser judios y no lo son, sino que mienten; he aqui que Yo los haré venir y trarse a tus pies, y reconocerin que Yo te e amado. 1Por ¢uanto has guardado la pa- Jabra de la paciencia mia, Yo también te guar- | aci daré de Ia hora de la prueba, esa hora que ha de venir sobre todo el orbe, para probar 5. El vencedor: vé Sobre el libvo de Ia vida, véase 13, 8: 1S; 21, 27; ef. 32, 33; S. 68, 29; 7. Ja lave Vise tr 18'y note sentido mesidnied, (ef."S, 5; 22, 16). Fillion observa que es “tomada de Is. 22, 22, donde se lee: Yo daré (' Eiliacim) la Wave de la caso de Devid. Manera ds, decir que cue personae sera ol primer, minis el rey, Jegucristo fon es, ‘pues, presentado aqui ejer- ieodo 1a fonciones ‘de Primer Ministro en el. Reing de Dion! Que aire, y nadie cerrard: Cristo tiene el poder y la autoridad ‘suprema para. adm PPecalguiera de la nueva. ti nueva Jerusalén. En Filadelfia se adoraba ‘al. dio de fas puertas (Jano), que tenia una. lave en sus manos. "El Apéstol alide a exe idolo, diciendo: 610 Geist tiene Ie Uave para abrir y cerrar a puerta del 3. Una puerta ablerte al apostolado que Dios nos prepara (I Cor. 16, 9; 1 Cor. 2, 12; Col. 4, 3). La promesa de que nadie podré cerrarla es tanto mas Brecioma cunnio “gue ae tata ¢ up. tempo de aposta- Ha "muy ‘avanzada, poes se) anuncin ya a gran per. secuciéa, (v.10). La debitided nos muestra la ‘hu ‘del “Apéstol que, como S.” Pablo, esté redu- wura de este mundo” (I, Cor. 4, 13) 7 tude guficiencia propia, cuenta s6lo ‘al ‘revés. de Tos de Laodicea que se fran miserables. Cf, 2, 9-7 3, 17. madas de Ts, 60, 14, que anuncian, de_ los intérpretes,, 1a conversion Ge los judios de Filadelfia” (Fillion). Cf. Rom. 11, Bs 10, Le po'abra de te paciencia mig. Asi dice ef ericgo Titeralmente (ef. y. 8). Segan Pirot: mi con- figna de paciencia (ef, 1, 9; 13, 10; 4, 12); segim Itzmann, la paciente tsperania en Ta venida de Cristo (Hebr, 6, 12; Sant. 5, 7; IT Pedro 3, 3-12). Como, anata "Pitot, este. are las perspectives £ vasta persecucién de que tratark el cap. 13”. efecto, ‘si se considera las Iglesias en cl orden cro- nologico (1, 12 y nota), la de Filadelfia, precede « Ja itima eh la cual se consumaria con el Anticristo €l misterio del mal. Por eso algunos v.15 ¥ nota) que este periodo de Filac mejante a} éste se refieren las gran- des promess Jos que,suardan Is, Palabra de Dios en medio det general olvido de ella, i 1, 8; 20, 12 ‘Dan, 12, 1. de Dovid: el poder sw ‘sta expresion eviste preme. nen (ef EL APOCALIPSIS DEL APOSTOL SAN JUAN 3, 4.20 a los que habitan sobre ia tierra. “Pronto vengo; guarda firmemente lo que tienes para que nadie te arrebate la corona. "Del vence- dor haré una columna en el templo de mi Dios, del cual no saldré més; y sobre él es- cribiré el nombre de Dios y ‘el nombre de la ciudad de mi Dios, la nueva Jerusalén, la que desciende del cielo viniendo ‘de mi Dios, y el nombre mio nuevo. Quien tiene ofdo escuche lo que el Espirita dice a las iglesias”. A ta Toursia pe Laonices. 4A angel de la Iglesia de Laodicea escribele: “Esto dice el én, el testigo fiel y veraz, el principio de la creacién de Dios: #Conozco tus obras: no eres ni frio ni hirviente. jOjala fueras frio o hirviente! Asi, porque eres tibio, y ni hirviente ni frio, voy a vomitarte de mi boca. Mues ti dices: “Yo soy rico, yo me he ent quecido, de nada tengo necesidad”, y no. sa- bes que tu eres desdichado y miserable y mendigo y ciego y desnudo. %*Te aconsejo que pata enriquecerte compres de Mi oro fisolado. al fuego y_vestidos.blancos para que te cubras y mo aparezca la vergtenza de tu desnudez, y colirio para ungir tus ojos a fin de que veas. ¥Yo reprendo y castigo a todos los que amo. Ten, pues, ardor y con- viéreete. Mira que estoy ala puerta y Ti. Cf v. 20; 22, 10 y pola. 12, Columne? “Ast fueron Tlamados Pedro, Juan y Santiago en ta Iglesia de Dior (Gil. 2, 9; 1 Tim B.S}. Pero agut ae tratarias no ya de fa form Bion de esn Iglesia (Ef. 2, 20; 1, Pedro 2, 5), Ge la Jerusalen ‘celestial, pues tu ‘Templo sera mismo (21, 22), sino de sontener la verdadera. fe en tiempos ‘de’ apostasia. (ef. Mat. 24, 24; Lue. 18, 8; , Babee ia mucve Jerusalém, ‘véate Pvéate v.14; 2,47 7 29, 12 ¥ dice que vel ‘Criato Heva’ua nombre auevo porque ba entrado ea su glo: : rf para. siempre” 14. E} Amin: vos Bebrea, que. sig en gate caso ln. Verdad. misma: Jeanerit 3, Sse dices el Dios de Amen”. Veane v. 7, Ge’ Critto en llamado “el Veraz", como en 6, "10 15, Ii, donde ae le da el nombre de “Fidl y raz”. Cf, Juan 1, 14; T Juan 5, 7. 15. La primera Enciciiea del S. P. produce “este tremendo pasaje. x” dice: puede aplicar (a muestra €poca) esta Eidora ‘del. Apocalipsts TF. Ha lo contrario de la bienaventuranza de los obres en ewirits (Mat. §, 3 y no). Ch ve 87 vino Salvador emplea una imagen bien conocida por Ja industria coumética de Leodicea, el colirio. Ast. también ‘ven algunos en la tibiesa “una fa alas tibias aguas de sus termas, les @ caso serlan imagen de ese, estado espiritual on ve i misma” ( tot) “7 que segin S. Agustin ca peligrosisimo para ‘ima “y" termina ger ycondeciznon al ablome de todos los exceros™” (8. Jerénimo). 19. Ch, ‘Prov. 3, 12;" Hebr. 12, 6. io sefala ‘aqui una referencia especial a In Eocaiaia, ona gue otros 20 coneiderat | verotimil ef. Fillion). aunque el pasaje se_presta a ser tientado eapiritualmente como lo hace Bossuet 0 Ba- Hester Nieto (Cf, Juan 14, 23). Sales recuerda los movimientor de ia’ gracia.'y eta oportunamiente al Gone. ‘Trid. ‘para_secordar que el hombre con sus fucrzas naturales’ “no puede hacer ningéa bien dull EL APOCALIPSIS DEL APOSTOL SAN JUAN 3, 20-22; 4 1-11 golpeo. Si alguno gyre ai noe 7 sbriere Be Puerta, entraré a con él, y él Eonmigo. HAL vencedor le hers sentarse con- migo en mi trono, asi como Yo venci y me senté con mi Padre en su trono. Quien tiene ido, escuche lo que el Espiritu dice a las Iglesias.” LOS SIETE SELLOS CAPITULO IV Ex raoxo we Dios. *Después de una vision y he aqui una pucre abiers cielo, y aquella primera voz como de trom- peta ‘que yo habla ofdo hablar conmigo di ‘Sube acé y te mostraré las cosas que han de suceder después de éstas.” Al instante me hhallé (alli) en espirica y he aqui un trono Retr, Uaeleanane ce een or Appel, gpe feria sensado. ora. Ta vista de jaspe y el sardénico; y alre- SLE Prone habit ox arco ire con Speco de esmeralda. *Y en torno del trono, veinti esto tuve el para Ja salvaciéa”. De acuerdo con los paralclos ‘citados por Merk (Mare. 13, 35; Sant. 5, 9; Luc. 12, 363.22, 29 s) lo que aqui se indica ‘es, con imiyor ‘apremio, To mismo’ que en las caress’ pre- te 2i's Pirot, confirmando Jo, que ex ‘nota ‘anterior, dice: “Aqui, como Toren: la promesa ea scatologica (cf. 20, 4)." So: bre et tron véase el capitulo siguiente. ave pencieren ea esta iglesia final seran probablemente Jos mirtires del Anticristo (13, 7), ¥ este trom pa- rece ser entonces el de 20, 4. 1. Las cosas que hon de suceder empezarin en el cap. 6 Soo apertura den salon, apts ela vision, Igual, expresign waa, Das. 3, 29 7 5,7 tal ar. ‘princi: Apocalipsis en Billo profetl, wegen te venea tr i tee x Bota). Para los que, ven, firurado en Laodicce ef ‘dltimo periodo de Ya Iglesia (ef. 1, 12; 3, 15 y no- 29), aqui empieea ef tiempe de 1a gran ‘tribulacién ‘Algunos suponen que la fuera shisha ea'd'clelo J’ Tamale con foe de rompers sluden a T Tex 4. 1417. 2es. Me hallé. en espiriiw, exactamente como en 1,10, lo cual confirmaria Jo que alll sefialamos, So- bre de Dios, cf. Ex. 1, 22 48. y nota, ‘Todo gn los Profetas, especial ymos_ en 1a cartas, ante- 75 Wo puede dudarie que aqul ge nos muestra, en excelsa y serena majestad, la Persona del divino Padre, Cf. 5, 7-7 nota. ‘438, Los ‘veinticuatro ancionos que estin sentados alrededor del trono de Dios parecen simbolizar el Aatiguo, y el, Nuevo Testaments: los doce, Patrarcas ¥ los doce Apéstoles, qi fe paste rep Tentarian a, tovos Ios" santos d ‘En ta expli Secién mite de S, Gilo. Allandtian” signtictie ST trone cleradoy la sberasia de Dioss of espe st pas famutable; cl arco fein, au eter sities de Jorveintcuatro afeianos, ‘ow sabiduria; iat Hmparas, el gobierno universal de su foeraplandores ye tracanr ie, camtpoterce eta Yoluntad;'el ‘mar de cristal, ‘su inmensidad; tiene — asi. como a la inveésa el mismo far Muerto se convertira en sano en los tiempos mesiimicos (Ez, 47, 8)., Pirot gids HOS es ayes indican que las tree plagas que siguen ‘serim més espantosas que las cuatro que preceden (9, 125,11, 14; 12, 12; ef. Ez. 9, 8). El dpuila representa’ probablemente un’ angel, ‘como Jo dicen expresamente ‘algunos cédices griego: 1. "Aunque hay otras opiniones sobre dngeles bue- nos, parece claro que esta estrella es Ia que cayé fen ia tercera trompeta (8, 10 y sola). Aqui Satanis ‘$e pone en campafia, abriendo el poro del abismo, lo gual parece sey Jo mismo. que desencadenar ‘alos demonios. Cf. Lue, 8 31. En 20, 13s. lo veremos 2-€l encerrado, en ese abismo. ‘3s. También en el Antiguo Testamento las gostas son anunciadas como ejecutoras de los j Ge Dios contra los moradores de la, tierra. Véase Bx. 10, 12-15; Sab. 16, 9; Jer. 51, 14; Joel 1, 4s. EL APOCALIPSIS DEL APOSTOL SAN JUAN'S, 6-13; 8; 1-18 hurtio salieron langostas sobre Ja tierra; y les fué dado poder, semejante al poder que’ tienen los escorpiones de la tierra, 4¥ se les mando que no dafissen Ia hierba de Ia tierra, ni ver- dura alguna, ni-drbol alguno, sino solamente a Jos hombres que no tuviesen el-sello. de Dios en Ia frente, *Les fué dado no matarlos, sino torturarlos por cinco meses; y. su tormento era’ como el tormento que causa el escorpién cuando pica al hombre. ‘En. aquellos dias los hombres buscarén la muerte, y no la hallarn; desearin morir, y la muerte huird de ellos. “Las langostas eran semejantes.acaballos apa- rejados para la guerra, y sobre sus cabezas lle- vaban algo como coronas parecidas al oro. y sus caras eran como -caras de hombres. *Te- nian cabellos como’ cabellos de mujer y sus dientes eran como de leones. "Sus pechos eran como corazas de hierro, y el-estruendo de sus alas ‘era como ‘el estriendo de muchos carros de caballos que corren al combate. -¥°Tenian colas semejantes a escorpiones, y (en ellas) aguijones; y ‘en sus colas reside su poder de racer’ daiio a los hombres durante los cinco meses: "'Tienen por rey sobre ellas al angel del abismo, cuyo nombre en hebreo es Abad- dén'y que'lleva en griego el nombre de Apo- lyon. El primer ay pasd; ved que tras esto vienen atin dos ayes. La sexta momera, 13Y tocé Ia trompeta el sexto Angel, y of una vor’ procedente de los cuatro cuemos del altar de oro que estd de- lante de Dios, “y decia al sexto dngel que tenia la trompeta: “Suelta a los cuatro angeles encadenados junto al gran rio Enfrates.” 8Y 2, 24. El encargo que se les da en los vv. siguientes su deseripeién, muestran que son demonios, Ya en arttigua Babilonia, p, ej.. en la leyenda de Gi mesch algunos. demonios gon representados en forma de hombres-escorpiunes, 43. Que no tuviesen at selto de Dios: cf. 7, 248. y nota; Luc. 21, 36 Por cinco meses: ve tsa observado Que las plagas de langostas suclen extenderse en Asia Por espacio de cinco meses. ChIs. 2, 19; Os. 10, 8; Lue, 23, 30. 9; 3 ruido de una mangn de langortaa es, parccido al de los carros de guerra, como dice ya el profeta’ Joe al describir una plaga-de langostas que devastaba a Palestina (Joel 2, 5). Muchos han creido ver aqui alguna monstruosa’ arma de guerra ultramoderna. Pero no ha de olvidarse que salieron del poro del 11. Abaddon; eq ignifica en hebreo extermit 4a). Cf. Job. gue “los angel bre de aque) brio Magno). 12. Sobre los: tres ayes, ef. 8, 13 ¥ nota, . 14. EL Bufrater era el limite oriental del Tmperio Romano y del mundo civilizado, Véase 16, 12. 15. Puede tratarse muy bien de cuatro dngeies malos, pues estan encadenados (ef. Tob. 8,3). Las innt nerables tropas de a caballo que producen tan enor- mes matanzas parecerlan simbolizar las grandes gue- Fras mundiales, que ya Mos hemos acostumbrado a ver como caracteristicas de nuestro tiempo (of. 6, 2 ¥ pots). Ean cifras, como, en todo, ol Apoclipi, si fcan” Ia inmensa’ magnitud de las catistrofes, aun ‘euando no se las tome en sentido aritmético, si bien ‘inte [os pavorosos “progresos” de la humanidad ca KL APOCALIPSIS DEL APOSTOL SAN JUAN 9, 15-21; fueron soltados los cuatro angeles que estaban dispuestos para Ia hora y el dia y el mes y el aio, a fin de exterminar la tercera parte de Tos hombres. 8Y el nimero de Jas huestes de a caballo era_de doscientos millones. Yo of su niimero, En Ja vision miré los caballos y a sus jinetes: tenfan corazas como de fuego ¥ de jacinto y de azufre; las cabezas de los caba- ios eran como cabezas de leones, y de su boca salia fuego y humo y azufre. "De estas tres plagas murid la tercera parte de los hombres, 2 consecuencia del fuego y del humo y del azufre que salia de las bocas de aquéllos. Pues el poder de los caballos esté en su boca y en sus colas; porque sus colas, semejantes 2. ser- pientes, tienen cabezas, y con ellas dafian. Mas, el resto de los hombres, los que no fueron muertos con estas plagas, no se atrepintieron de las obras de sus manos y no cesaron de ado- tar a los demonios y los {dolos de oro y de plata y de bronce y de piedra y de madera, Que no pueden ver ni ofr ni andar. Ni se arrepintieron de sus homicidios, ni de sus he- chicerfas, ni de su fornicacién, ni de sus latro- cinios. CAPITULO X Ex uinno rnorérico, 1Y via otro angel pode- oso que descendia del cielo, envuelto en una nube, con el arco iris sobre su cabeza. Su rostro era como el sol, y sus pies como colum- nas de fuego. Tenia en su mano un librito abierto, y puso su pie derecho sobre el mar, y el izquierdo sobre la tierra; Sy clamé con esa materia, ya _no nos sorprenden tales cifras que a fos antiguos ‘parecian siempre. simbélicas. 20. Ni siquiera con estos castigos en que perece una tercera parte de los hombres (v. 18) s¢ obtiene cl arrepentimiento de los malos que quedan con vida. Ya tremenda comprobacion ‘se repite en 18, 9 1 Sélo en 11, 13, cuando los dos. testigos resucitados fuben al cio 2 la vista de todos se habla de un Arrepentimiento cuyo alcance ignoramos. Dolorosa Confirmacion de la pertinacia humana, que empezé Paraiso y no ferminard nunca mientras pueda fomar el partido de Satanas contra Cristo, como se 7e en 16, 14; 19, 19 y hasta en 20, 7. Bien lo anuncio ya el mismo’ Jesds (ef. Luc.’ 16, 8; Am. 4, 8 y nota). 1. Juan habia sido raptado al cielo en 4, 2. Se pa que desde este momento esta de nuevo ea la tierra, Vemos que entre la sexta trompeta (@, 13) y ia altima (11, 15) hay “una, interracpién en’ el Libro, como entre el 6% y ef 7# sellos (6, 12 38. ¥ notas), Otro angel poderoso: como el de 5, 2. Segin ‘Sbserva ‘Fillion, au /aspecto recuerda el de Jesus figurade (i, 16; Mat. 17, 2), por donde se ve Que no podria simbolizar a ningdn’ personaje Sora que no suede nunca ni en el Apocalips toda la Biblia (cf. 1, 20 y. mola), y que ar oda (su actited’ en tate capitulo (cl. v.'6.)- ue sea zo ha hecho pensar que. pudiera tratarse de Gabriel, cuyo nombre significa fuerza de ‘Fs. Los truenos, que segéim la Biblia indican la vor de Dios (8. 28, 1ss.; Juan 12, 285), suenan como. para ratificar 1a auioridad del Angel,” que tal irigié a ellos, pero ademas expresan esto. que Juan ‘se. disponi ‘bi m ae te ordend al principio (1, 117.19), cerlo ata ver =-

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