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Luis Castejón/Leandro Navas (eds.

)RESUMENLas dificultades en la adquisición del lenguaje tienen


una elevada incidencia en el ámbito escolar. Téngase en cuenta que comunicarse con dificultad
influye negativamente en todos los aprendizajes y en todas las áreas. Además, en el contexto
escolar es en el que se manifiestan gran parte de los problemas del lenguaje infantil. Por esto, en
este tema se analizan los criterios diagnósticos que establece la APA en el DSM-IV para los
trastornos de comunicación y, posteriormente, se analizan, desde un punto de vista descriptivo,
las dificultades que pueden surgir en el desarrollo de la comunicación (dificultades graves y
mutismo selectivo), del habla (dislalias, disglosias, disartrias, rinolalias, disfemias y retrasos) y del
lenguaje (afasia, disfasia y retrasos). Y el capítulo concluye con una serie de reflexiones acerca de
la intervención ante los problemas mencionados.CONCEPTOS CLAVEAfasia; dificultades graves de
comunicación; disartria; disfasia; disfemia; disglosia; dislalia; disfasia; mutismo selectivo; retraso
del habla; retraso del lenguaje; rinolalia; trastorno del lenguaje expresivo; trastorno mixto del
lenguaje receptivo-expresivo; trastorno fonológico; trastorno no especificado de la comunicación;
tartamudeo.1. INTRODUCCIÓNHemos visto, en el segundo capítulo, que el campo de las
dificultades de aprendizaje se inició en el siglo XIX, con estudios de tipo médico en los que se
asociaban determinadas lesiones cerebrales con determinados trastornos del lenguaje, por lo que,
desde la etapa de los antecedentes, las dificultades y trastornos del lenguaje han estado presentes
como un contenido indiscutible en el ámbito de las dificultades de aprendizaje.Ciertamente, hay
algunos niños en los que el desarrollo del lenguaje se produce de otra manera, o que tropiezan
con algunas dificultades durante su adquisición. Podemos encontrar trastornos y dificultades de
muy diferentes tipos y grados. El DSM-IV (APA, 1995) agrupa como trastornos de la comunicación
los siguientes: trastorno del lenguaje expresivo, trastorno mixto del lenguaje receptivo-expresivo,
trastorno fonológico (o trastorno del desarrollo de la articulación), tartamudeo y trastorno no
especificado de la comunicación. La ventaja que presenta, a nuestro juicio, el DSM-IV es que
ofrece unos criterios claros para establecer el diagnóstico. Hay niños con problemas
sensorialesotores, intelectuales o emocionales que desarrollan el lenguaje de un modo especial.
En la mayor parte de los casos, el problema se detecta con facilidad en la escuela, e incluso el
maestro ha sido advertido de las dificultades de comunicación y ha sido orientado sobre la manera
de intervenir educativamente. También hay otros niños en los que sus trastornos del lenguaje no
tienen una causa tan evidente y no se tiene información sobre ellos, resultando muy difícil
determinar lo que es normal y lo que es patológico. Dificultad que, además, se ve acrecentada por
las diferencias individuales que se observan en el desarrollo del lenguaje, por los distintos ritmos
con los que tal desarrollo tiene lugar y porque las dificultades del lenguaje de un niño no son
homogéneas, es decir, podemos encontrarnos, por ejemplo, a un niño con un nivel de
comprensión acorde con su edad y con trastornos en la expresión, o viceversa. Por todo ello es
positivo conocer los criterios diagnósticos a los que nos referimos anteriormente.A la hora de
establecer categorías de los diversos tipos de dificultades se siguen criterios muy variados:
conductuales, sintomatológicos, etiológicos, etc. Igualmente, desde una perspectiva más
descriptiva que clínica, se suelen distinguir dificultades de la comunicación, del lenguaje y del
habla. En muchos casos, tales clasificaciones son, como señala Valmaseda (1990), poco útiles e,
incluso, inexactas, ya que la mayoría de dificultades que se les plantean a los niños pueden
encuadrarse en varias categorías o niveles a la vez. Así, con fines fundamentalmente didácticos,
primero, seguiremos el criterio clasificatorio del DSM-IV de la APA. Posteriormente, en el apartado
siguiente, realizaremos una breve descripción atendiendo a las dificultades de la comunicación,
del lenguaje y del habla. 2. TRASTORNOS DE LA COMUNICACIÓN SEGÚN EL DSM-IVEn este
apartado recogemos las aportaciones de la APA sobre los trastornos de la comunicación, que
tienen, a nuestro juicio, la ventaja de delimitar con bastante nitidez los criterios diagnósticos de
cada uno de los trastornos, incluyendo tanto a las dificultades del habla como a las del
lenguaje.2.1. Trastorno del lenguaje expresivoEl trastorno de lenguaje expresivo se caracteriza por
una limitación cuan-titativa del habla, un vocabulario reducido, errores de evocación de palabras y
de vocabulario, dificultad para aprender palabras nuevas, frases muy cortas y gramaticalmente
simples, variedades de las estructuras gramaticales limita-das, desarrollo del lenguaje lento,
ordenación poco frecuente de las palabras y dificultades en la producción de frases de longitud o
complejidad propias del nivel evolutivo del sujeto. Como se aprecia en la Tabla 1, en la que se
resumen los criterios diagnósticos del trastorno del lenguaje expresivo, según el DSM-IV, la
característica básica de este trastorno es que “las puntuaciones obtenidas mediante evaluaciones
del desarrollo del lenguaje expresivo, normalizadas y administradas individualmente, quedan
sustancialmente por debajo de las ob-tenidas mediante evaluaciones normalizadas tanto de la
capacidad no verbal como del desarrollo del lenguaje receptivo” (APA, 1995, p. 61), lo que, como
ya se vio en capítulos anteriores, alude a una discrepancia entre el desarrollo del lenguaje
esperado y el desarrollo del lenguaje mostrado.Tabla 1. Criterios para el diagnóstico del trastorno
del lenguaje expresi-vo.1. Las puntuaciones obtenidas mediante evaluaciones del desarrollo del
lenguaje expresivo, normalizadas y administradas individualmente, quedan substancialmente por
debajo de las obtenidas mediante evaluaciones normalizadas tanto de la capacidad intelectual no
verbal como del desarrollo del lenguaje receptivo. El trastorno puede manifestarse clínicamente a
través de unos síntomas que incluyen un vocabulario sumamente limitado, cometer errores en los
tiempos verbales o experimentar dificultades en la memorización de palabras o en la producción
de frases de longitud o complejidad propias del nivel evolutivo del sujeto.2. Las dificultades del
lenguaje expresivo interfieren el rendimiento académico o laboral o la comunicación social.3. No
se cumplen criterios de trastorno mixto del lenguaje receptivo-expresivo ni de trastorno
generalizado del desarrollo.4. Si hay retraso mental, déficit sensorial o motor del habla, o privación
ambiental, las deficiencias del lenguaje deben exceder de las habitualmente asociadas a tales
problemas.Se distinguen dos tipos dentro del trastorno del lenguaje expresivo: el adquirido y el
evolutivo. En el de tipo adquirido, se manifiesta una insuficiencia del lenguaje en el ámbito
expresivo después de una etapa de desarrollo normal como consecuencia de una enfermedad
(neurológica o encefalitis, traumatismo craneal, etc.). En el de tipo evolutivo, se manifiesta una
alteración del lenguaje expresivo, un inicio tardío del habla y una mayor lentitud en el desarrollo
del lenguaje expresivo, no existiendo una lesión neurológica asociada2.2. Trastorno mixto del
lenguaje receptivo-expresivoLas características de este trastorno son las ya comentadas
anteriormente para el trastorno del lenguaje expresivo (vocabulario reducido, errores de
vocabulario, dificultad para aprender palabras nuevas, producción de frases muy cortas y
gramaticalmente simples, dificultades en la producción de frases de longitud o complejidad
propias del nivel evolutivo del sujeto, etc.) a las que se añaden problemas en el desarrollo del
lenguaje receptivo: dificultades para comprender palabras, problemas para comprender frases,
etc. En los casos más leves, la falta de comprensión se restringe a un tipo especial de palabras (por
ejemplo, términos espaciales) o a frases complejas (por ejemplo, del tipo “si... entonces...”). En los
casos más graves, las alteraciones son múltiples y no se comprenden palabras básicas ni frases
sencillas.Los criterios para el diagnóstico son similares a los señalados anterior-mente en la Tabla
1, si bien la característica básica es una alteración, tanto del lenguaje expresivo como del
receptivo, puesta de manifiesto por pun-tuaciones obtenidas en evaluaciones del desarrollo del
lenguaje expresivo y receptivo, normalizadas y aplicadas individualmente, que se sitúan sus-
tancialmente por debajo de las obtenidas por medio de la evaluación de la capacidad intelectual
no verbal. Como en el caso anterior, el trastorno mixto del lenguaje receptivo-expresivo puede ser
evolutivo y adquirido, caracteri-zándose cada tipo del mismo modo.2.3. Trastorno fonológicoEl
trastorno fonológico consiste en una incapacidad para emplear los sonidos del habla
evolutivamente adecuados en el idioma y para la edad del sujeto. Se trata de la presencia de
errores en la producción fonológica, es decir, en la articulación, que implican la incapacidad para
producir los sonidos del habla de modo correcto, así como problemas de tipo cognitivo que
suponen una deficiencia para categorizar lingüísticamente los sonidos del habla como, por
ejemplo, seleccionar los sonidos que dan lugar a significados diferentes.Según el DSM-IV, los
trastornos fonológicos se caracterizan por “la inca-pacidad para utilizar los sonidos del habla
esperables evolutivamente y pro-pios de la edad e idioma del sujeto” (APA, 1995, p. 66),
coincidiendo con lo que se definirá posteriormente, en el apartado siguiente, como “dislalias”, es
decir, son trastornos (de omisión, de adición o de deformación) en la ar-ticulación de los fonemas
causados por retrasos, inadecuados aprendizajes, inadecuadas praxias bucofonatorias, escasa
discriminación auditiva, etc. Ha-bitualmente, se considera que las omisiones de sonidos son más
graves que las sustituciones, las que, a su vez, son más graves que las distorsiones. Como criterios
para el diagnóstico del trastorno fonológico, en el DSM-IV, se proponen los siguientes:a) Falta de
capacidad para usar los sonidos del habla esperables evolutiva-mente en función de la edad e
idioma del sujeto (errores de la producción, em-pleo, representación u organización de los sonidos
tales como sustituciones y omisiones).b) La incapacidad en la producción de los sonidos interfiere
en los ámbitos académico, laboral y social.c) De estar presente una discapacidad sensorial o
motórica, retraso mental o privación ambiental, las dificultades de producción de sonidos
sobrepasan a las que habitualmente se asocian a estos problemas.2.4. Mutismo selectivoEl
mutismo selectivo es la ausencia total y continua de lenguaje en determinadas situaciones o ante
determinadas personas, en niños que han desarrollado normalmente el lenguaje.Las
características básicas del mutismo selectivo, según el DSM-IV (p. 122), son las siguientes:-
Incapacidad persistente para hablar en situaciones sociales específicas (en las que se espera que el
niño hable, por ejemplo, en la escuela) a pesar de hacerlo normalmente en otras situaciones.- La
alteración interfiere el rendimiento escolar o laboral o la comunicación social.- La duración es de,
por lo menos, 1 mes (no considerando el primer mes de escolarización en el que el niño suele
retraerse).- La incapacidad para hablar no se debe a una falta de conocimiento o de fluidez del
lenguaje hablado requerido en la situación social.- El trastorno no se explica mejor por la presencia
de un trastorno de comunicación (por ejemplo, tartamudeo) y no aparece exclusivamente en el
trascurso de un trastorno generalizado del desarrollo, esquizofrenia u otro trastorno psicótico.
Este trastorno se da asociado a la timidez excesiva, al retraimiento y ais-lamiento social, conducta
negativista en el hogar y rabietas. Puede suponer un deterioro grave de las actividades sociales y
escolares, ya que los compa-ñeros convierten al niño que muestra mutismo selectivo en objeto de
burlas y bromas. A veces, el origen del mutismo es otro trastorno, o de articulación, o
fonológico.2.5. TartamudeoLa característica básica del tartamudeo, para la APA (1995), es que la
fluidez y la estructuración temporal del habla están alteradas y resultan inadecuadas para la edad
del sujeto. Se producen, entonces, repeticiones de sonidos y sílabas, prolongaciones de sonidos,
interjecciones, pausas y fragmentación de palabras, bloqueos, circunloquios, repetición de
monosílabos y tensión física (que se manifiesta por medio de tics, parpadeo, temblor de labios,
extensión de cabeza o cuello, movimientos de puños y mandíbula, etc.).La intensidad del trastorno
varía mucho de unas situaciones a otras. Se ha observado que no se suele producir durante la
lectura oral, cantando o hablando a objetos inanimados y/o a animales. Sin embargo, se agudiza
cuando hay una presión para hablar (preguntas orales en clase, entrevistas laborales, etc.), lo que
puede llevar al sujeto a evitar determinadas situaciones (hablar en público, telefonear, evitar
palabras complicadas). Es decir, la ansiedad, la frustración y la reducción de la autoestima que
implica el tartamudeo pueden llegar a alterar la actividad social.Los criterios diagnósticos
establecidos en el DSM-IV son los siguientes:a) La fluidez y la organización temporal del habla
están alteradas, son inadecuadas según la edad del sujeto y con frecuencia se producen una o más
de las siguientes manifestaciones:- Repeticiones.- Prolongaciones.- Interjecciones.- Fragmentación
de palabras.- Bloqueos.- Circunloquios.- Exceso de tensión física al producir palabras.-
Repeticiones de monosílabos.b) Estas alteraciones entorpecen el rendimiento del sujeto en los
ámbitos académico, laboral o social.c) Si hay un déficit sensorial o motor, las alteraciones superan
a las habitualmente asociadas a esos problemas.2.6. Trastorno no especificado de la
comunicaciónEl término de trastorno no especificado de la comunicación lo reserva el DSM-IV
para aquellos trastornos de la comunicación que no cumplen los criterios diagnósticos de ningún
tipo de trastorno de3. DIFICULTADES EN LA ADQUISICIÓN DEL LENGUAJEUna vez que hemos visto
la caracterización que nos ofrece la APA en el DSM-IV, desde una perspectiva más descriptiva que
clínica, veremos las dificultades de la comunicación, del lenguaje y del habla (véase la Tabla 2). En
muchos casos, estas clasificaciones son, como señala Valmaseda (1999), poco útiles e, incluso,
inexactas, ya que la mayoría de dificultades que se les plantean a los niños pueden encuadrarse en
varias categorías o niveles a la vez. Pero conviene llevar a cabo esa descripción por ser muy
popular, sobre todo, en el ámbito de los especialistas en audición y lenguaje o en pedagogía
terapéutica.Tabla 2. Dificultades en el desarrollo del lenguaje (adaptado de Valmaseda,
1999).Dificultades en la adquisición del lenguajeDificultades de comunicaciónDificultades del
hablaDificultades de lenguaje- Dificultades graves de comunicación.- Mutismo selectivo.- Dislalias.-
Disglosias.- Retrasos del habla.- Disfemias.- Afasia.- Disfasia.- Retrasos del lenguaje.3.1.
Dificultades de comunicaciónDentro de las dificultades de comunicación, se distinguen el mutismo
selectivo y las dificultades graves de comunicación.El mutismo selectivo supone la ausencia total y
continua de lenguaje en determinadas circunstancias o ante personas concretas, en niños que han
de-sarrollado normalmente el lenguaje, comunicándose perfectamente en otras circunstancias o
delante de otras personas. Suele ocurrir que los padres in-forman que el niño se comunica
adecuadamente en el entorno familiar y, sin embargo, apenas se comunica en el contexto escolar.
Ante un niño que no habla, antes de nada, hay que descartar la existencia del mutismo de base
biológica y que se asocia a lesiones cerebrales o a sorde-ras profundas. Igualmente, hay que
comprobar que el mutismo es realmente selectivo y que no se trata del mutismo generalizado que
acompaña a los tras-tornos generalizados del desarrollo, tales como el autismo. En términos
generales, en el mutismo selectivo, el problema de comuni-cación se vincula al contexto (por
ejemplo, habla con normalidad en su hogar y no habla en la escuela), la comprensión no está
afectada y hay expresión no 3. DIFICULTADES EN LA ADQUISICIÓN DEL LENGUAJEUna vez que
hemos visto la caracterización que nos ofrece la APA en el DSM-IV, desde una perspectiva más
descriptiva que clínica, veremos las dificultades de la comunicación, del lenguaje y del habla (véase
la Tabla 2). En muchos casos, estas clasificaciones son, como señala Valmaseda (1999), poco útiles
e, incluso, inexactas, ya que la mayoría de dificultades que se les plantean a los niños pueden
encuadrarse en varias categorías o niveles a la vez. Pero conviene llevar a cabo esa descripción por
ser muy popular, sobre todo, en el ámbito de los especialistas en audición y lenguaje o en
pedagogía terapéutica.Tabla 2. Dificultades en el desarrollo del lenguaje (adaptado de Valmaseda,
1999).Dificultades en la adquisición del lenguajeDificultades de comunicaciónDificultades del
hablaDificultades de lenguaje- Dificultades graves de comunicación.- Mutismo selectivo.- Dislalias.-
Disglosias.- Retrasos del habla.- Disfemias.- Afasia.- Disfasia.- Retrasos del lenguaje.3.1.
Dificultades de comunicaciónDentro de las dificultades de comunicación, se distinguen el mutismo
selectivo y las dificultades graves de comunicación.El mutismo selectivo supone la ausencia total y
continua de lenguaje en determinadas circunstancias o ante personas concretas, en niños que han
de-sarrollado normalmente el lenguaje, comunicándose perfectamente en otras circunstancias o
delante de otras personas. Suele ocurrir que los padres in-forman que el niño se comunica
adecuadamente en el entorno familiar y, sin embargo, apenas se comunica en el contexto escolar.
Ante un niño que no habla, antes de nada, hay que descartar la existencia del mutismo de base
biológica y que se asocia a lesiones cerebrales o a sorde-ras profundas. Igualmente, hay que
comprobar que el mutismo es realmente selectivo y que no se trata del mutismo generalizado que
acompaña a los tras-tornos generalizados del desarrollo, tales como el autismo. En términos
generales, en el mutismo selectivo, el problema de comuni-cación se vincula al contexto (por
ejemplo, habla con normalidad en su hogar y no habla en la escuela), la comprensión no está
afectada y hay expresión no 3. DIFICULTADES EN LA ADQUISICIÓN DEL LENGUAJEUna vez que
hemos visto la caracterización que nos ofrece la APA en el DSM-IV, desde una perspectiva más
descriptiva que clínica, veremos las dificultades de la comunicación, del lenguaje y del habla (véase
la Tabla 2). En muchos casos, estas clasificaciones son, como señala Valmaseda (1999), poco útiles
e, incluso, inexactas, ya que la mayoría de dificultades que se les plantean a los niños pueden
encuadrarse en varias categorías o niveles a la vez. Pero conviene llevar a cabo esa descripción por
ser muy popular, sobre todo, en el ámbito de los especialistas en audición y lenguaje o en
pedagogía terapéutica.Tabla 2. Dificultades en el desarrollo del lenguaje (adaptado de Valmaseda,
1999).Dificultades en la adquisición del lenguajeDificultades de comunicaciónDificultades del
hablaDificultades de lenguaje- Dificultades graves de comunicación.- Mutismo selectivo.- Dislalias.-
Disglosias.- Retrasos del habla.- Disfemias.- Afasia.- Disfasia.- Retrasos del lenguaje.3.1.
Dificultades de comunicaciónDentro de las dificultades de comunicación, se distinguen el mutismo
selectivo y las dificultades graves de comunicación.El mutismo selectivo supone la ausencia total y
continua de lenguaje en determinadas circunstancias o ante personas concretas, en niños que han
de-sarrollado normalmente el lenguaje, comunicándose perfectamente en otras circunstancias o
delante de otras personas. Suele ocurrir que los padres in-forman que el niño se comunica
adecuadamente en el entorno familiar y, sin embargo, apenas se comunica en el contexto escolar.
Ante un niño que no habla, antes de nada, hay que descartar la existencia del mutismo de base
biológica y que se asocia a lesiones cerebrales o a sorde-ras profundas. Igualmente, hay que
comprobar que el mutismo es realmente selectivo y que no se trata del mutismo generalizado que
acompaña a los tras-tornos generalizados del desarrollo, tales como el autismo. En términos
generales, en el mutismo selectivo, el problema de comuni-cación se vincula al contexto (por
ejemplo, habla con normalidad en su hogar y no habla en la escuela), la comprensión no está
afectada y hay expresión no la comunicación.verbal (por ejemplo, asiente o niega con la cabeza).
Los niños que presentan este problema suelen ser tímidos y socialmente retraídos y, a veces,
suelen tener problemas emocionales (rechazo a la escuela o fobia escolar).La tarea del maestro
tutor es de suma importancia para la superación del mutismo selectivo, ya que disminuye
paulatinamente si se muestra una actitud de interés y de respeto hacia el niño, sin forzarle a que
hable, pero creando las condiciones que favorecen la comunicación (Torres, 1996).Por otra parte,
las dificultades graves de comunicación son los proble-mas lingüísticos que colateralmente
acompañan a problemas del desarrollo psicológico, tales como el autismo o la psicosis infantil, y
que aquí no abor-daremos.3.2. Dificultades del hablaComo dificultades del habla se suelen
considerar las dislalias, las disglosias, los retrasos del habla y las disfemias.Las dislalias son
trastornos de omisión, de adición, de sustitución o de deformación en la articulación de los
fonemas, causados por retrasos, inade-cuados aprendizajes, inadecuadas praxias bucofonatorias,
escasa discrimina-ción auditiva, etc. En la Tabla 3 se clasifican las dislalias según la causa que las
origina, distinguiendo entre evolutivas, funcionales, orgánicas y audióge-nas, aunque también
pueden darse trastornos de articulación por limitaciones cognitivas (por ejemplo, retraso mental)
o por problemas psicosociales. De hecho, es un trastorno mucho más frecuente en las clases
sociales desfavo-recidas, ya sea por los problemas prenatales, perinatales y posnatales que se
asocian a esta población o por el inadecuado modelo lingüístico que se ofrece en tales medios (Del
Barrio, 1985).Tabla 3. Clasificación de las dislalias.EvolutivasFuncionalesOrgánicasAudiógenasSe
producen en los niños menores de 4 años cuyo proceso de adquisición del lenguaje no ha fina-
lizado. No llegan a constituir trastornos fonológicos propiamente dichos hasta que el proceso de
adqui-sición no concluye.Son trastornos de la articulación de los fonemas cuyo origen es dudoso o
desconocido.Los errores de articu-lación tienen su origen en lesiones orgánicas, ya sean
congénitas o adquiridas (trastornos neurológicos, déficits estructurales del me-canismo periférico
oral del habla, etc.).Los errores que el niño comete al articular se deben a que no consigue
desarrollar el pa-trón del habla al no percibir adecuada-mente los sonidos por presentar al-guna
discapacidad auditiva (sordera, hipoacusia, etc.).Las dislalias evolutivas o de desarrollo son los
problemas de articulación que muestran los niños más pequeños que no han completado el
desarrollo o la adquisición del lenguaje y no deben preocupar a padres ni a maestros, ya que
desaparecen con la edad (a partir de los cuatro años). Las dislalias funcionales son los trastornos
de articulación de causa desconocida.En las dislalias orgánicas los problemas de articulación están
causados por lesiones en los órganos implicados en el habla y se distinguen las disartrias (si hay
alteraciones de tipo motriz por lesiones en el sistema nervioso) y las disglosias (si hay
malformaciones en el aparato bucofonatorio). Finalmente, las dislalias audiógenas son los
problemas de articulación originados por dificultades auditivas.Tradicionalmente, siguiendo un
criterio más descriptivo, las dislalias se han clasificado en fonéticas y en fonológicas. Se denominan
dislalias fonéticas a las que consisten en errores articulatorios, es decir, de tipo motriz; y se habla
de dislalias fonológicas cuando el niño es capaz de producir todos los fonemas aisladamente pero
no establece contrastes de significado.La diferencia fundamental entre la dislalia fonética y la
fonológica es que el problema de pronunciación, en el primer caso, es permanente y estable, es
decir, se produce en cualquier contexto silábico, mientras que en el segundo caso, el problema se
produce en el habla espontánea y no cuando se pronuncian aisladamente los elementos fonéticos
(Torres, 1996).A su vez, dentro de las dislalias fonéticas se han establecido diversas cate-gorías
según las consonantes alteradas, sea por omisión, sustitución o distor-sión. En la Tabla 4 se
ofrecen algunos ejemplos de esta nomenclatura, aunque lo más útil es designar el error en función
del fonema o de la letra alterada (por ejemplo, en lugar de “jotacismo” se emplea el término
“dislalia fonética por alteración de la letra j /x/”). En todo caso, en castellano, los problemas de
articulación de las consonantes “l”, “r” y “s” son los más frecuentes.Como se ha indicado
anteriormente, en la dislalia fonológica, los errores de pronunciación son fluctuantes, ya que el
niño produce bien los sonidos aislados pero, al pronunciar la palabra, los sonidos se alteran. Los
errores más frecuentes son sustituciones de un sonido por otro (decir “agüelo” por abuelo,
“buantes” por guantes, “goda” por gorra o “fumbolista” por futbolista, consti-tuyen ejemplos),
asimilación de un sonido por otro próximo en la palabra (por ejemplo, se dice “pelulica” en lugar
de película, “blobo” por globo o “truzar” en vez de cruzar) y reducciones de las sílabas (por
ejemplo, “amello” por ca-mello, “pátano” en lugar de plátano o “atobús” por
autobús).fonéticas.DislaliaTabla 4. Tipos de dislalias fonéticas.Dislalia fonéticaFonema
alteradoDislalia fonéticaFonema
alteradoLambdacismoMitacismoDeltacismoRotacismoSeseo/l//m//d//r/(z, c)
/θ/SigmatismoBetacismoJotacismoLleísmoKappacismo/s//p/ y /b/(j) /x/(ll) /λ/(qu, c, k) /k/La
disartria consiste en un problema de articulación o de producción de los fonemas que está
causado por lesiones en el sistema nervioso (central o periférico). Se caracteriza por un habla
lenta, con tono y volumen irregular, articulación defectuosa y respiración poco coordinada e
irregular al hablar (incluso se pueden producir sonidos extraños, impropios de la lengua del su-
jeto). Dependiendo de la zona afectada, se establecen distintas tipologías (ce-rebelosa, bulbar,
etc.) que aquí no serán tratadas por entrar más en el campo de la neurología.Las disglosias son
problemas en la producción de fonemas que se originan por alteraciones o malformaciones
fisiológicas o anatómicas en los órganos del ha-bla. Por este motivo, hasta no hace mucho, se las
denominaba dislalias orgánicas.En función del órgano bucofonatorio afectado, las disglosias
pueden clasificarse del modo siguiente:- Labiales: el órgano afectado es el labio, bien por
hendiduras en este (labio leporino), porque la cara interna del labio está unida a la encía (frenillo
labial) o por falta de movilidad de la boca (parálisis facial).- Palatinas: el paladar óseo y el velo del
paladar son las partes afectadas. Las causas más frecuentes son la unión de las cavidades nasal y
bucal por estar el paladar dividido en su línea media (la fisura palatina) y una altura excesiva de la
bóveda del paladar que genera dificultades para respirar por la nariz (paladar ojival).- Linguales: el
órgano afectado es la lengua. Puede estar alterado el tamaño de la lengua (microglosia o
macroglosia) y la movilidad de la misma, ya sea por lesión del nervio hipogloso (parálisis lingual) o
por una unión entre la cara interna de la lengua y la encía inferior (frenillo lingual o anquiloglosia).-
Mandibulares: hay alteraciones en la forma o en el tamaño de las mandíbulas y, en consecuencia,
los maxilares inferior y superior no se acoplan bien (atresia mandibular y progenie).- Nasales: el
órgano afectado es la nariz, que en el aparato fonador cumple la misión de actuar de caja de
resonancia. Se conocen con el nombre específico

De rinolalias. Pueden ser de dos tipos: abiertas –las vocales se pronuncian con resonancia nasal– y
cerradas –se pronuncian mal las consonantes nasales, por ejemplo /m/ por /b/– (Oñate, 1992). –
Dentales: la pronunciación se ve afectada por la forma, disposición, exceso o ausencia de los
dientes.Los retrasos del habla suponen desfases cronológicos de importancia en el sistema
fonológico que no afectan a los ámbitos morfosintácticos y semánticos. No son tan específicos
como las dislalias o las disglosias, al contrario, afectan de forma global a la producción de fonemas,
de tal modo que el niño pronuncia como lo haría otro de una edad cronológica inferior y su
desarrollo fonológico es más lento. Estos retrasos pueden deberse a trastornos del ámbito
afectivo, a privaciones de la estimulación oral adecuada dentro del ambiente de crianza, a
enfermedades prolongadas durante la edad correspondiente al primer ciclo de la educación
infantil (0-3 años), a problemas de coordinación muscular, etc.Las disfemias afectan a la fluidez del
habla y consisten en alteraciones del ritmo y la melodía, por repeticiones y bloqueos. Constituyen
lo que tradicionalmente se ha denominado tartamudeo. A veces, la disfemia se confunde con la
taquifemia, también denominada taquilalia, que se caracteriza por bloqueos o repeticiones y
omisión de fonemas y sílabas, pero el problema es distinto, ya que en la taquifemia lo alterado es
la velocidad y el orden del habla. Es decir, las repeticiones y bloqueos se producen por
precipitación y rapidez al hablar. Además, el taquifémico es poco consciente de su expresión
atolondrada y puede mejorar si se controla, al contrario que el disfémico, que es consciente de su
problema y es propenso a empeorar si intenta controlarse.Hay varios tipos de disfemia: disfemia
de desarrollo, disfemia tónica y disfemia clónica. La disfemia de desarrollo o tartajeo fisiológico es
muy común en los niños a la edad en la que empiezan a organizar su lenguaje y quieren hablar
más rápido de lo que pueden (alrededor de los tres años), siendo por tanto normal algún
tartamudeo en esta etapa. Se supera sin necesidad de intervención especial, con todo, las
actitudes de la familia, de los compañeros de colegio y del maestro son fundamentales (téngase en
cuenta que si el niño percibe que llama la atención o causa risa por hablar de ese modo, su
conducta verbal se podría ver, según los casos, reforzada positivamente o castigada). La disfemia
tónica es un tipo de disfemia que se caracteriza por bloqueos al emitir la palabra. Los bloqueos se
originan por espasmos que inmovilizan la musculatura implicada en la emisión de la voz. Como
consecuencia el habla es entrecortada (por ejemplo, “lo que p… pasa es un c… carro”).La disfemia
clónica se caracteriza por la repetición involuntaria y convul-siva de una sílaba en una palabra
(generalmente, la primera) o de una palabra. Dentro de una frase. Como consecuencia, el habla es
repetitiva (por ejemplo, “lo lo lo lo que pa pa pasa es un ca ca carro”).La disfemia se ha intentado
explicar como consecuencia de problemas somáticos (ausencia de dominancia cerebral, reflejo
inadecuado de las cuerdas vocales o problemas de feedback auditivo), pero el hecho de que el
trastorno afecte a otros miembros de la familia puede sugerir que hay una disposición de origen
genético (Del Barrio, 1985). También pueden influir en su aparición experiencias negativas
(ansiedad, miedo) o aprendizajes inadecuados.3.3. Dificultades del lenguajeDentro de las
dificultades del lenguaje se clasifican las afasias, las disfasias y los retrasos del lenguaje.Las afasias
implican distorsiones en la comprensión y/o en la producción del lenguaje en niños que lo
hablaban y lo comprendían normalmente. Surgen tales distorsiones por lesiones cerebrales
(traumatismos, accidentes vasculares, tumores, etc.) permaneciendo inalterados los órganos
receptores o emisores y las capacidades intelectuales.Se suelen establecer diferencias, en función
de la sintomatología y de la parte del cerebro afectada, entre las afasias de expresión, las afasias
de recepción o sensoriales y las afasias amnésicas (véase la Tabla 5).En el grupo de las afasias de
expresión están la afasia motriz, la afasia de conducción y el agramatismo. Tabla 5. Clasificación de
las afasias.Afasia de expresiónAfasia motrizAfasia de conducciónAgramatismoAfasiasAfasia de
recepción o sensorialAfasia amnésicaAfasia globalLa afasia motriz se origina por lesiones en la
región de Broca (véase la Figura 1) y en las zonas inferiores de las circunvoluciones rolándicas
cerebrales y se caracteriza por trastornos de la expresión, tanto oral como escrita, y por defectos
de la comprensiWernickeLa afasia de conducción está motivada por una lesión en la unión parie-
totemporal posterior y se caracteriza por déficit en la repetición, en la lectura en voz alta, en la
escritura al dictado y por la presencia de parafonías en el lenguaje espontáneo. El agramatismo es
una variante de la afasia motriz que se caracteriza por la supresión de los morfemas
gramaticales.Las afasias sensoriales o de recepción están producidas por la destrucción de la zona
de Wernicke (véase la Figura 1) y se manifiestan con trastornos de la comprensión y por
alteraciones de la emisión oral espontánea (a veces incomprensible). Las afasias amnésicas se
originan, generalmente, por lesiones en la zona temporal y consisten en olvidar determinadas
palabras o una de las lenguas conocidas.Polaino-Lorente y Maldonado (1985) distinguen también
una afasia global. Con este término hacen referencia a la afasia producida por una lesión masiva
de las áreas de Broca y de Wernicke (véase la Figura 1) que se caracteriza por expresión lenta, con
gran esfuerzo y con una pobre articulación, pérdida severa de la comprensión e incapacidad para
la repetición. Las lesiones cerebrales son tan graves que, casi invariablemente, el sujeto tiene
hemiplejía severa.Las disfasias son afasias congénitas o de desarrollo. Es decir, son trastornos
profundos que afectan a la adquisición del lenguaje y que distorsionan la adquisición y la
comprensión. Están presentes insuficiencias en la distinción perceptiva de los sonidos y en la
articulación de los mismos.Los retrasos del lenguaje consisten en desfases cronológicos de
importan-cia en los ámbitos expresivo y receptivo. Es decir, el lenguaje aparece más tarde de lo
que es habitual (por ejemplo, hasta los 2 años no aparece la jerga expresiva, las primeras palabras
no se emiten hasta después de los 2 años y las primeras combinaciones de dos o tres palabras no
surgen hasta los tres años) y se desarrolla muy lentamente (por ejemplo, el vocabulario es muy
escaso y el lenguaje es ininteligible por encima de los 3 años y medio). El retraso afecta de manera
homogénea a los aspectos morfológicos, sintácticos, fonológicos y semánticos. Las causas que lo
originan no están claras, aunque se han señala-do como factores que afectan la escasa
estimulación del entorno familiar y el bilingüismo mal integrado (Torres, 1996).4. INTERVENCIÓN
PSICOEDUCATIVASi, en términos generales, la intervención educativa en el ámbito del lenguaje
persigue diseñar situaciones, tareas y actividades que potencien la expresión y la comprensión, se
comprenderá, entonces, que estos objetivos son trascendentales en el caso de los niños con
problemas en el desarrollo o en la adquisición del lenguaje. También, para cualquier niño, las
actitudes adecuadas de los padres y de los maestros son fundamentales, mucho más si el niño
presenta problemas en el desarrollo de la comunicación. Se deducen, así, dos aspectos básicos de
la intervención en el desarrollo del lenguaje: en primer lugar, favorecer la expresión y la
comprensión y, en segundo lugar, mantener una actitud favorable ante el problema.Por otra
parte, y con independencia del papel que en la intervención psico-educativa en este campo
desempeñan los especialistas en audición y lenguaje y los expertos en logopedia, y dada la
importancia de la detección precoz del trastorno, el papel del maestro es sumamente importante.
Téngase en cuenta que los niños pasan cinco horas o más en la escuela y que las tareas que se
demandan en la misma tienen lugar en contextos de comunicación. La obser-vación sistemática y
el registro de la conducta verbal y no verbal del niño es una tarea que, en la situación educativa,
solo el maestro puede llevar a cabo.Una vez que el maestro detecta algún problema, lo que
procede es con-sultar con los maestros especialistas del centro, si este cuenta con ellos en su
plantilla, o con los profesionales de los Servicios de Orientación Educativa y Psicopedagógica. Ellos,
a su vez, establecen el diagnóstico y valoran si la intervención es necesaria y, en el caso de que así
sea, seleccionan la más adecuada teniendo en cuenta el trastorno del niño, sus características y los
recursos con los que se cuentan en el aula y en el centro.Tabla 6. Intervención en las dificultades
de adquisición del lenguaje.DISLALIASDISGLOSIAS Y RINO-LALIASDISFEMIAS-Ejercicios
respiratorios.- Ejercicios bucofonato-rios (espejo, vela, depre-sor, etc.).- Ejercicios de articula-
ción.- Tratamiento quirúrgico.- Ejercicios de reeduca-ción (respiratorios, palati-nos, labiales y de
articula-ción).- Entrenamiento cognitivo y emocional.- Ejercicios respiratorios, rít-micos y
bucofonatorios.La intervención especializada más adecuada para las dificultades más co-munes en
la escuela se muestra en la Tabla 6. En todo caso, hay que tener en cuenta que la intervención es
diseñada por el especialista, aunque tendrá ca-rácter multidisciplinar y se llevará a cabo
coordinando las acciones del maes-tro tutor, del maestro de apoyo, de la familia y del logopeda, y
que no hay que desdeñar los componentes afectivos y emocionales en la misma.Algunas
sugerencias (Valmaseda, 1990; Torres, 1996) de actuación con niños con problemas del habla que
pueden resultar de utilidad son las si-guientes:a) Hay que mantener ante el niño y ante su
problema una actitud favorable y positiva. Se debe evitar hacer burlas o valoraciones negativas, al
contrario, se le ha de tratar siendo conscientes de su problema, pero transmitiendo que este no
nos impide comunicarnos con él.b) Hay que repetir lo que el niño dice mal con el fin de ofrecerle
un modelo adecuado a imitar. Esta repetición, el maestro ha de realizarla del modo más natural
posible y cuando el niño ha terminado la palabra o la frase. Esto no debe suponer que, tras la
repetición del maestro, el niño tenga que repetir su producción inadecuada ni, mucho menos,
insistir para que la corrija, ya que esto aumentaría la percepción de fracaso en el niño.c) Dar
tiempo al niño para que se exprese y no reaccionar negativamente ante su lentitud, sus bloqueos
o sus repeticiones, ni tratar de terminar la palabra o la frase por él, al contrario, pedirle
tranquilidad y prestarle, pacientemente, atención.d) Dar feedback positivo tras el éxito. Con
frecuencia perciben que lo hacen mal, por ello es interesante reforzarles cuando se comunican
adecuadamente.e) Seguir los consejos y las orientaciones de los especialistas y mantener con ellos
una estrecha colaboración.LECTURAS RECOMENDADASPara profundizar en el proceso de
adquisición del lenguaje es muy interesante el capítulo titulado “Aspectos cognitivos implicados en
la adquisición del lenguaje”, del que es autor Ignasi Vila (1999), y que forma parte del libro
Psicología de la Instrucción II. Áreas curriculares, editado por Jesús Beltrán y Cándido Genovard, en
Síntesis (pp. 15-24). Se defiende en el mismo que para adquirir el lenguaje hay que usarlo y que
enseñar a hablar no es otra cosa que ayudar a otros a que digan mejor lo que ya dicen.El capítulo
de M. Valmaseda (“Los problemas de lenguaje en la escuela”) en la compilación de A. Marchesi, C.
Coll y J. Palacios, titulada Desarrollo psicológico y educación, 3. Trastornos del desarrollo y
necesidades educa-tivas especiales (pp. 101-125), editada por Alianza en 1999, es una lectura
recomendable y un adecuado complemento para el estudio de este tema.De modo más particular,
en relación con los problemas del desarrollo del lenguaje, pueden ser de utilidad dos obras. De J.
Nicasio García, el Manual de dificultades de aprendizaje. Lenguaje, Lecto-escritura y Matemáticas,
editado, en 1995, por Narcea (el capítulo 7 está especialmente conectado con los contenidos
tratados en este tema).Igualmente, el libro Cómo detectar y tratar las dificultades en el lenguaje
oral, de Julia Torres, editado por CEAC, en 1996, permite ampliar los tópicos de la evaluación y de
la intervención de los trastornos estudiados. ACTIVIDADES PRÁCTICAS SUGERIDASObservar a un
niño que presente alguno de los trastornos del lenguaje tratados en el tema y, tras registrar lo
observado, derivar de qué trastorno se trata. Si recibe tratamiento logopédico, analizar el tipo de
intervención que se lleva a cabo, si ello es posible.Redactar un ensayo titulado “Los problemas de
lenguaje en el niño”. Para ello, antes, puede ser útil leer el capítulo de Valmaseda (1999), en A.
Marchesi, C. Coll y J. Palacios (comps.), Desarrollo psicológico y educación, 3. Trastornos del
desarrollo y necesidades educativas especiales (pp. 101-125). Madrid: Alianza.En la 4.ª edición del
manual de D. D. Smith, titulado Bases Psicopedagógicas de la Educación Especial, editado por
Pearson Educación, en Madrid, en 2003, seleccionar en el capítulo 5 (“Discapacidades del habla y
del lenguaje”), el apartado “Definición de las discapacidades del habla y del lenguaje” (pp. 198-
210). Haga un mapa conceptual sobre su contenido.

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