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INMERSIÓN DIARIA EN LA PALABRA PROFÉTICA – Serie: ¡El que tiene oídos, oiga!

Mens. 03. Las Obras de la “Profetisa” Jezabel - Apocalipsis 2:20-23


Este material está diseñado para ayudarte a practicar la inmersión diaria en la palabra profética y aplicarla en tu vida cotidiana y en las
reuniones de la iglesia. Hemos destacado algunos puntos de las notas del último mensaje del hermano Pedro Dong para que puedas
profundizar, comprender y aplicar cada uno de ellos. En oración, lee el pasaje y resalta tus palabras clave. Habla, repite, enfatiza y
proclama las palabras clave. Ora basado en los puntos que más te hayan tocado. Esto hará que tu mente sea fructífera y recibirás una
porción del Señor para aplicar en tu vida. Comparte la porción que hayas recibido con otros hermanos y pídeles que compartan la suya.
Escribe en esta hoja, en forma de oración, frase sencilla o grito de guerra, lo que Dios te ha hablado .
LUNES
1. Al repasar la historia de la iglesia durante estos veinte siglos, estamos viendo nuestra propia historia y esto nos da un
sentido de ubicación, como un GPS, para saber dónde estamos, adónde iremos y cuánto tiempo tomará para llegar a
nuestro destino, el reino. No tenemos tiempo que perder, el Señor cuenta con nosotros, la iglesia en Filadelfia. Dios
quiere poner en nosotros un corazón de urgencia (Efesios 5:15-16; Romanos 13:11-12).
2. La palabra del Señor es quien ejecuta la obra de Dios. Y la obra de Dios es para hacer Su voluntad, que es poner a
Cristo como cabeza sobre todas las cosas: la de los cielos y la tierra. Así, para que Cristo reine sobre todas las cosas,
Él primero debe reinar en la iglesia. Dios quiere gobernar sobre ti, llenándote de Cristo por medio de Su Palabra, la
palabra profética (Efesios 1:9-10; Juan 6:29, 38-39).
3. Alabamos al Señor, porque Su restauración se dio con el resurgimiento de un amor reverente a esta palabra, que provocó
y ha provocado el alistamiento de un ejército de personas comprometidas con la voluntad de Dios. (Alimento Diario, Libro 2,
Semana 3, Lunes, p. 41).
4. Nuestro trabajo aquí en la tierra es predicar el evangelio del reino. Por eso, en las calles, en nuestro breve abordaje a
las personas (“¿Puedo orar por usted?”), conseguimos reconectarlas con Dios de manera inmediata, con urgencia. Pero
necesitamos dejar los libros en las manos de ellas, pues tales libros contienen el evangelio del reino, que dará una visión
general de lo que Dios quiere en la tierra hoy (Romanos 10:14-18; Mateo 24:14, 45-46).

MARTES
1. Dios ya había presentado la manera de obtener un pueblo santo, que es oír y guardar Su Palabra atentamente. Toda
nuestra familia necesita oír y guardar la palabra del Señor. No escuches demasiadas cosas ni pienses que la Palabra de
Dios es una opinión más o alternativa. Sólo tenemos al Señor y lo que Él habla es una orden. Debemos seguir y obedecer
Su Palabra (Deuteronomio 6:3-4; Isaías 66:2 KJA; 1 Samuel 15:22).
2. ¿Quieres ser parte del pueblo de Dios? Tienes que amarlo con todo tu corazón, alma y fuerza. Cuando nos convertimos,
vivíamos en una luna de miel con el Señor y luego nos fuimos enfriando. ¿Cómo mantener el mejor amor? "Estas
Palabras que les mando hoy estarán en su corazón." La misma Palabra del Señor nos da poder y la capacidad de amarlo
(Deuteronomio 6:5-6; 1 Juan 4:19-21; Juan 14:15; Salmo 119:11).
3. La iglesia en Éfeso marchaba muy bien delante de Dios, pero fue reprendida por abandonar el primer amor. ¿Y cómo no
caer en este error? Grabando (inculcando) la Palabra en nuestros corazones. Nuestro corazón es una tabla de carne
para que Dios pueda inscribir, grabar. Durante todos estos siglos, el pueblo de Israel pensó que podía cumplir la Palabra
de Dios, pero es la Palabra misma la que nos da el poder y la fuerza para guardarla (Apocalipsis 2:2-4; Deuteronomio
6:7; Éxodo 19:8; Ezequiel 36:26-27).
4. La palabra que sale de la boca de Dios no es mera poesía o filosofía, sino que tiene como objetivo producir algo práctico.
Aunque tenemos la Biblia, siempre necesitamos escuchar la palabra que sale de la boca de Dios hoy, porque no volverá
vacía, sino que hará lo que Le agrada al Señor, hará Su voluntad y prosperará en aquello para lo que fue designada.
(Isaías 55:8-11). (Alimento Diario, Libro 2, Semana 3, Martes, p. 43).

MIÉRCOLES
1. Necesitamos hablar la Palabra entre nosotros y repetirla una y otra vez hasta que quede grabada en nuestros corazones,
porque ella da fuerza y poder para que Cristo habite en nuestros corazones. Y viene a través de hablar la Palabra unos
a otros. Lo que Dios quiere lograr como resultado final es la construcción de un tejido de amor. El trabajo es hecho por
la Palabra (Efesios 5:18; Colosenses 3:15).
2. Dios quiere introducir a Su pueblo en la buena tierra de Canaán. Para que tengas la fuerza de entrar en la buena tierra
de Canaán, que representa la manifestación del reino, debes guardar los mandamientos del Señor, las órdenes del
Señor, Su palabra. El apóstol Pedro nos muestra que a cada uno de nosotros se nos ha dado un terreno, una porción
de la fe igualmente preciosa, que es Cristo, para poder labrar la tierra y trabajar en ella a fin de disfrutar de Sus frutos
(Deuteronomio 11:8-10; 2 Pedro 1:1).
3. La tierra, que es Cristo, depende del cielo. Todo lo que tienes que hacer es trabajar en la Palabra. Esta tierra es el Señor
que cuida. El Señor está cuidando de ti todo el tiempo. Desde el principio hasta el final del año, Dios está atento a ti.
Deja que el Señor cuide de ti, solo guarda Su Palabra en tu corazón (Deuteronomio 11 :11-18).
4. Por la palabra, poco a poco, el Señor nos llena de Sí mismo, con la gracia, con Su vida, con Su naturaleza, con Su
justicia, con Su santidad, con Su gloria y con Su esencia, que es el amor. (Alimento diario, Libro 2, Semana 3, miércoles, p. 46).

JUEVES
1. "Las enseñareis a vuestros hijos, hablando de ellas cuando te sientes en tu casa, cuando andes en el camino, cuando te
acuestes y cuando te levantes" (Deuteronomio 11:19-24). Esto es lo que está sucediendo a los adolescentes: ellos están
escuchando la palabra profética y por eso, están durmiendo con Dios. Por la mañana, se despiertan escuchando la
Palabra y haciendo inmersión. Cuanto más te acercas a la palabra de Dios y la grabas en tu corazón, más te acercas a
Él.
2. Cuando salimos a la calle, compartimos el evangelio por medio de: “¿Puedo orar por usted?” y dejamos libros que
contienen el evangelio del reino, estamos conquistando la tierra para el Señor. Donde pongamos la planta de nuestros
pies, el Señor nos la dará. Sin embargo, hay una condición: debes guardar e inculcar la Palabra (Josué 1:3).
3. Jesús no vino a la tierra para formar una religión o establecer una organización religiosa. Jesús vino a dar vida. Él vino
como un grano de trigo para morir en la cruz y resucitar, produciendo muchos granos. Estos muchos granos somos
nosotros, los muchos miembros del Cuerpo de Cristo. Somos miembros vivos del Cuerpo de Cristo, no una organización
humana (Juan 10:10; 12:24).
4. La mejor manera de ser gobernados por Cristo es hacer inmersión en la palabra. Cristo mora en nosotros a través de la
palabra. ¡Ese es el secreto! Cuanto más nos sumergimos en la palabra profética, más tenemos la realidad de Dios.
(Alimento Diario, Libro 2, Semana 3, Jueves, p. 48).

VIERNES
1. Para encabezar todas las cosas, Cristo fue dado primero a la iglesia. Esta no es una institución religiosa, sino "Su Cuerpo,
la plenitud de Aquel que lo llena todo en todo". La iglesia es el Cuerpo de Cristo y esta necesita ser llenada en primer
lugar, encabezarla y luego usarla para, por obediencia a la Cabeza, introducir todas las cosas a la obediencia de Cristo
(Efesios 1: 9-10, 22-23).
2. Cuando nos miramos unos a otros, necesitamos tener el discernimiento de que somos parte del Cuerpo de Cristo lleno
de vida, en el que somos miembros unos de otros. Como miembros, cada uno tiene su función. Necesitamos ver que
somos miembros que nos complementamos unos a otros (Romanos 12:4-5).
3. El significado principal de la función del profeta en el Cuerpo de Cristo es que alguien hable por Dios bajo Su inspiración
directa para dar dirección a todo el Cuerpo. ¿Cómo logra el cuerpo sobrevivir y moverse? Todo depende de la Cabeza
que comienza a usar la boca que habla por Dios. No se refiere a hablar por Dios de una manera genérica, sino inspirada
directamente por Dios, por el Espíritu Santo (Romanos 12:6-7).
4. El Señor está regresando y no estamos en la iglesia para discutir, sino para promover la economía de Dios en la fe. No
tenemos más tiempo que perder, hagamos la obra de Dios y hagamos Su voluntad. (Alimento Diario, Libro 2, Semana 3, Viernes,
p. 49).

SÁBADO
1. La inmersión en la Palabra es profetizar unos a otros. En este nivel de profecía, todos los miembros del Cuerpo de Cristo
deben profetizar. Todos podemos y debemos profetizar para exhortación y consolación, pero este profetizar proviene de
la misma palabra profética que fue inspirada por Dios (1 Corintios 14: 2-5, 26, 31).
2. Generalmente, las personas que el Señor llama, son aquellas que no creen tener condiciones para ser usadas. Por eso,
no discutas posiciones, solo acepta dónde te ha colocado el Señor. De la misma manera que una mano y una boca son
fieles en su función, el miembro del Cuerpo de Cristo que es fiel recibirá recompensa. (Éxodo 3:1-14; Jeremías 1:4-10).
3. Con respecto al pueblo de Dios, la iglesia, Dios tiene una dirección, un solo hablar y Su boca está representada por un
canal, que no es sólo individual. Este canal tiene una procedencia individual, pero tiene una extensión colectiva. Muchos
hermanos son profetas como una extensión de la boca del Señor, que hablan lo que ella habla. Somos uno y no se
añade nada, ni se quita nada. (Números 12:6; 9:23; 2 Timoteo 2 :2).
4. "Un pueblo que no acepta la revelación del Señor es una nación sin orden. El que obedece la Palabra de Dios es feliz".
(Proverbios 29:18 KJA). Vemos, entonces, que la revelación de Dios, venida por la palabra profética, genera orden y el
encabezamiento de Cristo. Obedecer esta revelación nos hará un pueblo feliz. (Alimento Diario, Libro 2, Semana 3, Sábado, p.
52).

DOMINGO
1. Dios siempre ha hablado. Cuando Dios habla, Su obra es hecha. Dios ha hablado por el Hijo y continúa hablando por Él.
La palabra que Jesús hablaba no venía de Él, sino del Padre, y cuando Jesús hablaba, la obra del Padre era hecha. Eso
es lo que está sucediendo hoy. El Señor usa la Palabra para inspirar a Sus profetas. Es el Espíritu de Verdad quien
inspira y tiene autoridad sobre la iglesia (Hebreos 1:1-2; Juan 14:10; 15:20; 2 Pedro 1:19).
2. Los apóstoles lideran por medio de la palabra profética, que es inspirada por el Espíritu Santo. Cuando la palabra profética
cesa, también lo hace el liderazgo. Qué terrible es no tener dirección. Gracias a Dios, tenemos dirección a través de la
palabra profética (1 Corintios 12:28).
3. El problema del hombre es la disputa sobre quién es el primero, pues ama la primacía: la jerarquía dañó a la iglesia. Así
surgió la obra de los nicolaítas, que se desarrolló a lo largo de los años hasta que apareció Jezabel, quien afirmaba ser
una profetiza que hablaba por Dios y agregó enseñanzas malvadas, heréticas y paganas a la palabra de Dios. Esta es
una gran advertencia para nosotros (Hechos 20:17, 28; Apocalipsis 2:6, 15, 20-23; 17:1-2).
4. El Señor siempre ha mantenido una delgada línea, la línea de la vida, en cada época. Estos son los llamados "a los
demás que están en Tiatira, a cuantos no tienen esa doctrina" (Apocalipsis 2:24). Esto muestra que, en cada iglesia, en
cada época, Dios siempre conserva un grupo de vencedores. (Alimento Diario, Libro 2, Semana 3, Domingo, p. 54).

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