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Material complementario

CATEQUESIS PREBAUTISMAL

- Parroquia La Dolorosa -
INTRODUCCIÓN

En muchos momentos de la vida, el ser humano debe pasar por procesos para que, al
concluirlos, le encuentre significado al camino que ha recorrido. Se viven etapas que nos
maduran, fortalecen y enriquecen. Nunca se concluye una etapa siendo la misma persona que
la inició.

Para comprender mejor, se cuenta con el apoyo y acompañamiento de personas que cuentan
con conocimientos y preparación oportuna que hace que se disfruten plenamente los
resultados de esos avances.

Es por eso que, previo a la realización de cada sacramento, la Iglesia ofrece formación que
facilite el entendimiento del mensaje de amor que Dios nos comunica por medio de los
diferentes pasos de crecimiento en la fe que vamos viviendo.

En el caso específico del Bautismo, se desarrollan contenidos que muestran cómo estamos
llamados a tener una vida en plenitud, que si bien, debido al pecado original, se ha visto
quebrantada, recibiendo el sacramento se puede iniciar a restaurar de la amistad con Dios.

En diversos textos bíblicos se aprecia que Jesús se encuentra en la Iglesia, que somos todos; y
es por medio de signos visibles que se aprecian con los sacramentos, que se puede sentir a
Nuestro Creador más cercano y no ajeno a nuestra realidad cotidiana.

El elemento central del Bautismo nos recuerda que el agua nos lava e integra a la comunidad
de cristianos para incorporarnos al plan salvador de Dios cumpliendo con nuestra misión de
ser sacerdotes, profetas y reyes.

Una vez que se es consciente de eso, no se puede apartar la vista de las necesidades del
entorno y buscar actuar para que este tipo de situaciones disminuyan y se solucionen.

Para complementar, al final de cada etapa de este documento, se plantea una serie de
compromisos para ir más allá de solamente leer y comprender los contenidos, sino que
salgamos, día a día, a presenciar cómo nuestros actos y participación en todo lo vinculado con
la Iglesia puede colaborar para que vivamos como cristianos dejando huella.

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MÓDULO I
VIDA EN PLENITUD
1. DIOS NOS LLAMA A LA VIDA
La vida es un regalo sumamente valioso que se obtiene por la mano bondadosa de Dios.
La oportunidad de hacer libremente y sin dificultades nuestras actividades diarias (alimentación,
movimientos o fisiológicas) es muy gratificante. Pero la relación con quienes están alrededor en
ocasiones se vuelve algo difícil de manejar. No obstante, vale la pena arriesgarse, a pesar de las
ideologías negativas que puedan amenazar la convivencia con el entorno.

EL LLAMADO A LA VIDA
El ser humano fue creado como fruto del amor de Dios, a su imagen y semejanza. Es
por ese motivo que contamos con:

 Inteligencia para pensar.


 Voluntad para querer y decidir libremente.
 Amor para amar como Dios ama.

Dios nos creó como una sola unidad en la cual el cuerpo y el alma son una sola
expresión de Su Grandeza. Al crearnos estableció una amistad con nosotros a la que
conocemos como alianza, y ante tal privilegio nuestra única respuesta debe ser de
amor hacia Él.

COMUNIÓN Y COMPLEMENTAREIDAD
Las personas son sociables por naturaleza, el mejor ejemplo de ello es que
constantemente se integran a grupos, comunidades o la sociedad misma.

La formación de parejas se da para complementarse, con igual dignidad para crear una
unidad, en la cual puedan compartir, expresarse y comunicándose según sus propias
características. Al hablar de igual dignidad, se debe recalcar que con esto debe quedar
excluida en la sociedad la presencia de cualquier tipo de violencia de género.

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CONTINUACIÓN DE LA OBRA DE LA CREACIÓN
En el libro del Génesis, cuando se narra el pasaje de la creación, se nos cuenta cómo
Dios bendice al hombre dándole fecundidad para tener hijos y educarlos.

Además, Dios quiere que con el trabajo de cada uno se pueda transformar el mundo,
haciendo una habitación más digna para el ser humano, cuidando la naturaleza y
mejorándola. Es justo que podamos vivir como personas dignas, buscando que para
todos haya pan, salud, vivienda y trabajo.

COMPARTIENDO LA ALIANZA DE AMISTAR CON DIOS


En todo momento Dios le comunica al ser humano la vida natural y su inmenso amor.
Él quiere que le consideremos Padre y que realmente nos sintamos sus hijos.

Es por esta razón que, aparte de tener necesidades fisiológicas como dormir, comer,
trabajar o descansar; también se presenta la “sed de Dios”: un vacío que solo Él puede
llenar.

Cuando falta Dios, falta todo y al no comprenderlo es que los vacíos de Dios se buscan
llenar con otras cosas materiales.

COMPROMISO DE SER IMAGEN DE DIOS


Hay que vivir cada día siendo conscientes de lo importante que es cada uno ante los
ojos de Dios, por lo tanto, estos son algunos aspectos que no se deben olvidar:

 Sentirnos como hijo suyos y demostrar gratitud por serlo.


 Utilizar la inteligencia y capacidades al servicio de Dios.
 Cuidar de la vida sin que haya abusos, ni exposición al peligro.
 Proteger la vida, en especial cuando se trata de cuidar a los más débiles.
 Al considerar que la Tierra es la “gran casa” que Dios nos regaló, es fundamental
velar por ella y denunciar si se conoce alguna anomalía que la pueda afectar.
 Valorar el mundo creado y luchar para que, a pesar de los acontecimientos
adversos, se pueda ser feliz.
 Desarrollar cada uno de los talentos recibidos para que den frutos y mejoren la
creación.
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2. RESTAURACIÓN DE NUESTRA VIDA
En ocasiones, las experiencias negativas provocan que se pierda la libertad.
El mal uso de esa libertad genera que se rompa la armonía con la que Dios creó el mundo y el
panorama se nuble, considerando que no hay ninguna salida para poder avanzar.
Sin embargo, es el mismo Dios quien ha demostrado que siempre hay opciones para resurgir.

LA CREACIÓN
En las primeras narraciones bíblicas, se plasman los textos en que se demuestra cómo
al principio había equilibrio entre Dios, sus semejantes y la creación.

En ese mismo libro, más adelante también se habla sobre momentos en los cuales se
presenta la ruptura de amor entre Dios y su criatura, provocados por sentimientos
negativos que se fueron presentando:

 Envidia y odio – Durante el pasaje de Caín y Abel (Gen 4, 1-16).


 Desobediencia que llevó a purificar – Con la narración acerca de Noé y su ardua
labor (Gen 6, 5-7).
 Soberbia, confusión y caos – En la construcción de la Torre de Babel (Gen 11, 1-9).

Con todas estas historias, queda más que evidenciado que el mal en el mundo es fruto
del pecado, del orgullo y de la desobediencia del ser humano.

Cuando el primer hombre, Adán, se separó de Dios por su pecado, dejó una huella en
todas las personas que vienen al mundo.

A esta condición se le conoce como pecado original.

Mientras se permanezca en ese estado, no se tiene la gracia y la amistad de Dios; la


libertad está debilitada e inclinada hacia el mal (concupiscencia).

Aunque al hablar de muerte se tiende a pensar en las ocasionadas por los conflictos
bélicos, también hay que considerar la muerte espiritual (muerte eterna), y ésta es
ocasionada por el pecado.

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REPARACIÓN DEL DAÑO CAUSADO POR EL PECADO
A pesar de todos los errores del humano, Dios no quiere la muerte del pecador.

En todo momento Él prometió enviar un Salvador.

Así como en la creación se manifestaron las debilidades humanas que provocaron el


alejamiento del hombre, también destacan momentos en que Dios busca la liberación
del pecado:

 Serpiente – Cuando Dios se dirige hacia ella y le advierte (Gen 3, 15).


 Éxodo – Liberando al pueblo de Israel, estableciendo una Alianza con él y
entregándole los mandamientos como guías.
 Reinado de David – Concediendo un reinado que no tendrá fin.
 Los profetas – Con ellos guía al hombre y le hace experimentar una especial
presencia de un Dios pare y amigo. Principalmente el profeta Isaías anuncia el
mesianismo.

La palabra MESÍAS significa: Ungido, consagrado

EL ENVIADO DEL PADRE


En Jesús se cumplen todas las promesas de Salvación hechas por Dios en el Antiguo
Testamento.

Él es Hijo amado del Padre, quien se hace hombre para llevar a las personas a Dios.

Por obra del Espíritu Santo se encarna en el vientre purísimo de María Virgen y asume
la naturaleza humana, semejante a nosotros en todo menos en el pecado.

Las personas que se encuentran con Jesús y creen en Él se transforman porque abre a
un auténtico proceso de conversión, comunión y solidaridad.

Vino para cambiar TODO. ¡Cambia a quien lo conoce!, tal y como lo dijo una vez el
ahora santo, San Juan Pablo II:

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“Meditaremos en el encuentro supremo entre Dios y el hombre, el que se celebra en Jesucristo, la
Palabra divina que se encarna y pone su morada en medio de nosotros (cf. Jn 1, 14). Como afirmaba
en el siglo II san Ireneo, obispo de Lyon, la revelación definitiva de Dios se realizó "cuando el Verbo se
hizo hombre, haciéndose semejante al hombre y haciendo al hombre semejante a sí mismo, para que,
a través de la semejanza con el Hijo, el hombre llegara a ser precioso ante el Padre" (…)

Es un encuentro que se realiza en la vida diaria, en el tiempo y en el espacio (…) Hay hombres de vida
sencilla a los que ese encuentro transforma, cambiándoles incluso el nombre. En efecto, cuando Cristo
se cruza en la vida de una persona, trastorna su historia y sus proyectos. Cuando esos pescadores de
Galilea se encontraron con Jesús a la orilla del lago y escucharon su llamada, "atracando a tierra las
barcas, lo dejaron todo y le siguieron" (Lc 5, 11). Se trata de un cambio radical que no admite
vacilaciones y que encamina por una senda llena de dificultades, pero muy liberadora: "El que quiera
venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame" (Mt 16, 24).

Cuando Cristo se cruza en la vida de una persona, sacude su conciencia y lee en su corazón, como
sucede con la samaritana, a la que dice "todo cuanto ha hecho" (cf. Jn 4, 29). Sobre todo suscita el
arrepentimiento y el amor, como en el caso de Zaqueo, que da la mitad de sus bienes a los pobres y
devuelve el cuádruplo de lo que había defraudado (cf. Lc 19, 8). Así acontece también a la pecadora
arrepentida, a la que se le perdonan los pecados "porque ha amado mucho" (Lc 7, 47) y a la adúltera,
a la que no juzga sino exhorta a llevar una nueva vida alejada del pecado (cf. Jn 8, 11). El encuentro
con Jesús es como una regeneración: da origen a la nueva criatura, capaz de un verdadero culto, que
consiste en adorar al Padre "en espíritu y en verdad" (Jn 4, 23-24).

Encontrarse con Cristo en el sendero de la propia vida significa a menudo obtener una curación física.
(…) Cristo vino para buscar, encontrar y salvar al hombre entero. Como condición para la salvación,
Jesús exige la fe, con la que el hombre se abandona plenamente a Dios, que actúa en él.”

San Juan Pablo II / Audiencia General – 9 de agosto, 2000

Jesús anuncia el proyecto amoroso de Dios y hace en plenitud lo que había pactado con
el pueblo de Israel.

Con Él, hay un Nuevo Reino: de personas libres, que viven en comunidad con Dios y
con las otras personas, colaboradoras y responsables con el mundo y la creación.

Jesús mismo es el Reino (Lc 17, 21) y entrega su vida para sellar el plan de salvación (Jn 15,
13), muriendo en la cruz para rescatarnos de nuestra situación de pecado y levantar
nuestra naturaleza caída.

Muere para que tengamos vida.

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LLAMADO A LA CONVERSIÓN
La conversión es encontrarnos con Jesús vivo, aceptar su amistar para vivir como
personas nuevas.

Al dejarse amar, guiar y perdonar por Él, se irá dando una transformación.

Sobre la conversión, Pablo nos invita a buscar “las cosas de arriba” y “ponerse el
vestido nuevo” (Col 3, 1-10).

La conversión debe ser continua, viendo las señales por medio de la oración para
buscar la reconciliación; cambiar de camino, de rumbo y encaminarnos.

Todo esto se revive en la CUARESMA, en donde se busca:

 Ayunar del pecado.


 Hacer el bien, buscando la reconciliación.
 Con un examen de conciencia para evitar errar de nuevo.
 Cambiar lo que impide vivir más cerca de Cristo.
 Buscar tener un estilo de vida de verdaderos creyentes.
 Tiempo para conocer y apreciar la Cruz de Jesús para tomar la nuestra con
alegría y alcanzar la gloria de la Resurrección

Sirve de mucha ayuda el escuchar los testimonios de los demás que demuestran que sí
se puede cambiar.

JESÚS MUERTO Y RESUCITADO ES NUESTRO SALVADOR


Dios Padre, por la fuerza del Espíritu Santo lo resucita y lo constituye Señor Nuestro
Salvador y liberador (Jn 3, 16).

Jesús resucitó y vive para salvarnos y librarnos de: egoísmo, corrupción, violencia,
delincuencia, guerras, drogas...

Trabaja en el corazón del mundo.

En Semana Santa hacemos memoria especial (celebrar cómo Él lo sigue haciendo) de la


entrega de Jesús por nosotros.

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Con la PASCUA se hace una celebración en la cual:

 Se salta y danza en el culto.


 Se recuerda que era una fiesta en que se sacrificaban cabezas de ganado.
 Se relacionó con el Éxodo de los egipcios.
 Los judíos celebraban con una cena que incluía cordero, vino, hierbas, pan.
 En el Nuevo Testamento se asocia a Jesús y la Eucaristía.

COMPROMISO DE CONVERSIÓN
Sabiendo lo representativo que es el sacrificio de Jesús en la Cruz para restaurar el
pecado causado por nuestros errores, se vuelve muy importante asumir compromisos
que nos ayuden a vivir más de cerca ese gran regalo:

 Renovar constantemente las promesas que se hicieron al Señor en nuestro bautizo


con hechos, tales como la oración, vigilancia y escucha de la palabra que llama a
convertirnos y avanzar por senderos de vida nueva.
 Buscar el sacramento de la Reconciliación y de la Eucaristía cuando hayamos
pecado alejándonos de Dios, con el fin de buscar el perdón y recibiendo el Pan que
nos fortalece en el camino hacia Él.
 Para Dios no hay nada imposible, y con la conversión nos ayudamos a hacer las
acciones que parecen difíciles como perdonar al enemigo, devolver cosas ajenas,
ser justos con los trabajadores, dejar vicios… y con esto cambiar la ruta de nuestra
vida.

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MÓDULO II
JESÚS EN LA IGLESIA
1. LOS SACRAMENTOS
Constantemente se requieren de símbolos para la comunicación, facilitando que con esto haya una
mejor comprensión de lo que se quiere transmitir.
Muchos de esos signos son fáciles de comprender, pero aunque no sea así, lo importante es darle el
valor correspondiente a lo que cada uno significa.

JESÚS: SIGNO VISIBLE DE DIOS


Dios es invisible, pero por Jesús podemos ver a Dios. Por esta razón es que podemos
decir que Jesús es el “sacramento del Padre”.

SACRAMENTO: Signo visible de la gracia invisible de


Dios entre nosotros.

En muchos de sus milagros, Jesús usó signos sensibles:

 Saliva – Para hacer barro y devolver la vista a un ciego (Jn 9, 6-7).


 Manto – Al dejar que una mujer enferma tocara el borde para curarse (Mt 9,18-26).
 Agua / vino – Cuando transformó el agua en vino en las Bodas de Caná (Jn 2, 1-12).
 Multiplicación de panes – Alimentó con abundancia al pueblo hambriento (Mt 14,
13-21; 15, 29-39).
 Imposición de manos – Sanó enfermos colocando sus manos sobre ellos (Mc 16, 17-
18).

LA IGLESIA ES UN SIGNO VISIBLE


Se entiende como Iglesia a la comunión de todos los fieles cristianos, en la cual Jesús
actúa de modo privilegiado, por eso es el “sacramento de Cristo”, ya que es por medio

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de las acciones de todos los cristianos que se puede ver la obra de Dios que se realiza
en el mundo. Es decir, que cada gesto de caridad, de bondad y de amor ejecutado por
los cristianos, permite que se visualice la acción invisible de Dios.

Es por eso, que participar en los sacramentos sin pertenecer efectivamente a la Iglesia
no tiene sentido, ya que la Iglesia es el primer sacramento que el cristiano acepta como
don de salvación.

¿QUÉ SON LOS SACRAMENTOS?


Son las acciones salvadoras y liberadoras de Jesús, Muerto y Resucitado, en su Iglesia
que brotan del amor y que dan vida. En cada uno nos da su amistad y su Espíritu, por
medio de un encuentro entre el Cristo Pascual y nosotros los creyentes.

Al igual que los milagros realizados por Jesús, se vale de signos sensibles (agua, aceite,
pan, vino, confesión humilde de los pecados, imposición de manos).

Cada uno va marcando los grandes momentos de la vida de una persona: nacer, crecer,
alimentarse, enamorarse, entregarse, comprometerse, sufrir enfermedad y morir.

Con ellos se celebran un avance en el nivel de madurez de fe alcanzada por los


creyentes. Por ejemplo, con la primera comunión, se prepara para comulgar, pero a la
vez se comulga porque se dio un paso en la maduración de la fe.

SIGNOS DE SALVACIÓN EN LA IGLESIA


Los signos a través de los cuales Cristo nos salva en la Iglesia, son los sacramentos.

Los siete sacramentos se agrupan en tres, de acuerdo con los logros que se cumplen
para recibirlos:

 Iniciación cristiana: Marcan el inicio de las diferentes etapas de los cristianos


(Bautismo, Confirmación y Eucaristía).
 Curación: se reciben para obtener sanación física o espiritual (Unción de los
enfermos y Reconciliación).
 Servicio: Señalan el camino por el cual se puede servir a los demás, según la
vocación que se siente (Matrimonio y Orden Sacerdotal).

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A continuación se detallan algunos de los aspectos más relevantes de cada sacramento,
lo que se obtiene al recibir con cada uno y los textos de las Sagradas Escrituras que
sirven como base para establecerlos:

BAUTISMO (Jn 3, 3-5 / Mt 28, 19)


 Se refiere a la expresión de Jesús sobre “renacer del agua y del Espíritu”.
 Las últimas palabras de Jesús plasmadas en el evangelio de San Mateo
son: “Vayan y hagan discípulos a todas los pueblos y bautícenlos en el
nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo”.
 Con este sacramento, Cristo nos consagra como hijos del Padre, miembros
del Cuerpo de la Iglesia y templos del Espíritu Santo.
 Nos purifica del pecado original y nos introduce en el proyecto salvador
del Padre.
 Nos hace morir al pecado y resucitar a una nueva vida.

CONFIRMACIÓN (Hch 2, 1-13)


 Jesús frecuentemente anunció el envío del Espíritu Santo: su plenitud, su
fuerza y su presencia continua.
 El día de Pentecostés, los apóstoles fueron confirmados y fortalecidos de
manera especial por el don del Espíritu.
 Con la confirmación Cristo consolida y fortalece el don del Bautismo por la
plena efusión del Espíritu.
 Nos convierte en testigos maduros en la fe.

EUCARISTÍA (I Cor 11, 23-26 – Jn 6, 54)


 En la última cena Jesús consagró el pan y el vino como signo de su
presencia y de si entrega amorosa por toda la humanidad.
 Con la Eucaristía se realiza el memorial de Jesús, Muerto y Resucitado.
 Nos ofrecemos con Jesús al Padre.
 Escuchamos su palabra, respondemos, nos sentamos en la mesa de los
hijos de Dios para alimentarnos del Cuerpo y Sangre de Cristo, entregado
por nosotros.

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RECONCILIACIÓN (Jn 20, 22-23)
 Se le conoce también como Penitencia o Confesión.
 Jesús cargó con nuestros pecados derramando su sangre y
perdonándonos.
 Al romper la alianza de amor con Dios, nos confesamos arrepentido y
Jesucristo nos perdona e invita a la conversión, por medio de este
sacramento.

ORDEN SACERDOTAL (Lc 22, 19)


 Además de compartir sus enseñanzas, preparó a quienes continuarían con
su obra.
 Se recuerda a los sacerdotes de manera especial el Jueves Santo, cuando
le pidió a los apóstoles “hagan esto en conmemoración mía”.
 Con este sacramento algunos de los fieles son constituidos como ministros
consagrados para apacentar al pueblo de Dios desempeñando “en la
persona de Cristo” las funciones de enseñar, santificar y pastorear.

MATRIMONIO (Mt 10, 6-9)


 Es una manera de actualizar el amor de Cristo a su Iglesia.
 Es indisoluble.
 Por este sacramento, Dios consagra el amor humano de un hombre y una
mujer.
 Es un signo de unión íntima y total que Dios ha realizado con su pueblo.

UNCIÓN DE LOS ENFERMOS (St 5, 14-15)


 Jesús curó a muchos enfermos y envió a sus discípulos para que hicieran lo
mismo.
 Este sacramento otorga alivio para el cuerpo y consuelo para el alma.
 Se celebra en momentos críticos de la enfermedad.

Todos los sacramentos son signos de salvación en la Iglesia porque nos hacen participar
del Cristo Pascual. Cada uno robustece la gracia de manera única.

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Algunos imprimen carácter, dejando un sello o marca imborrable, por lo que
solamente se reciben una vez en la vida. Estos son: el Bautismo, la Confirmación y el
Orden sacerdotal.

Los sacramentos son celebraciones eclesiales; es decir, de comunión. Son de la Iglesia y


no de personas en particular, por eso no se deben buscar realizarlos como
celebraciones “privadas” o especiales, sino favorecer para que se lleven a cabo junto
con los demás cristianos que viven el mismo momento de su fe.

Se llevan a cabo normalmente en un templo y, preferiblemente, dentro de la Eucaristía.

La celebración de un sacramento supone una opción y un compromiso, no se puede


improvisar, por lo que se requiere una preparación con una catequesis adecuada que
promueva la madurez, espacio y tiempo.

COMPROMISO SACRAMENTAL
Recibir cualquier tipo de catequesis genera un serio compromiso por parte de quienes
las reciben:

 Los sacramentos se deben recibir con una actitud disponible y respetuosa,


agradeciendo a Dios por cada uno de ellos.
 Debemos vivirlos como un encuentro personal con Cristo en su Iglesia, mediante
los cuales se crece en la fe.
 Es necesario valorar los signos sacramentales y conocerlos para celebrarlos con fe y
alegría.
 Recibimos los sacramentos en la comunidad cristiana, como una celebración de
Iglesia.

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2. INCORPORACIÓN A LA VIDA DE IGLESIA
Al nacer, cada niño se incorpora a su familia, recibe un nombre y apellidos que le dan identidad.
Desde ese momento recibe la protección, cuidados y educación, tanto con valores y creencias de
quienes le rodean.
También en ese momento queda incorporado a la sociedad, volviéndose ciudadano de un país,
adquiriendo derechos y deberes.
Esta situación no es ajena a lo que ocurre dentro de la Iglesia, la inscripción en el registro de
cristianos se lleva a cabo por medio del Bautizo.

UN NUEVO NACIMIENTO POR MEDIO DEL BAUTISMO


Con el Bautismo nacemos a la vida de Dios y nos incorporamos a la Iglesia. Por eso
podemos decir que Jesús nos da una nueva identidad y nos da el nombre de
“cristianos”. Se nos da la carta de ciudadanía en el Reino de Dios y como cualquier
ciudadano, se nos otorgan derechos pero también se nos prescriben deberes.

Se realiza una unión vital con Jesús, insertándonos en su único Cuerpo, de una manera
tan íntima como lo están los miembros de un cuerpo.

INCORPORACIÓN A LA IGLESIA
El Bautismo también nos une a una sola comunidad de hermanos, con los demás
bautizados, con una misma misión. Nos convertimos en piedras vivas en la
construcción del Templo del Espíritu Santo (I Pe 2, 5), con inteligencia y voluntad.

Tiene una dimensión especialmente social y comunitaria que nos compromete a vivir
en un estilo de vida reinada por amor, perdón, justicia y paz, fraternidad y libertad,
servicio y atención de los más pobres y necesitados, participación e igualdad.

Hay que colaborar para que los niños que reciben el Bautismo sean conscientes de la
condición de miembros vivos de la Iglesia, y que lleguen a una pertenencia activa y
responsable.

Una manera de lograrlo es con la renovación de las promesas bautismales, el día de la


Primera Comunión; con la catequesis y celebración de la Confirmación.

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LA PARROQUIA: LUGAR DE VIVENCIA BAUTISMAL
Hay quienes olvidan que fueron bautizados y no viven activamente en la Iglesia. No
participan de la Eucaristía dominical, ni de las actividades de la comunidad, tampoco
trabajan ni prestan ayuda a los planes o actividades de la parroquia.

Es preciso comprender la importancia que tiene la parroquia y buscar participar de ella


sabiendo que somos parte de la Iglesia Universal. En ella nos congregamos los
cristianos celebrando y compartiendo la fe.

Con esta convivencia se puede tener contacto con personas ancianas o enfermas que
enfrentan dificultades enormes y cuyos testimonios son estimulantes para avivar en
nosotros el sentido comunitario.

Aunque nuestra vivencia comunitaria en la fe inicia con el Bautismo, se debe expresar


en cada etapa, siendo niños, jóvenes o adultos, y culmina cuando la misma comunidad
nos despide a la hora de partir a la Casa del Padre.

Vale la pena participar de la vida de la parroquia para entender y amar a la Iglesia, pero
principalmente involucrarse haciendo la diferencia.

VOCACIÓN DE LOS BAUTIZADOS


Como se mencionó antes, al igual que cualquier ciudadano, al incorporarnos a la Iglesia
se nos otorgan derechos pero también se nos prescriben deberes. Es bueno
detenernos para ampliar más estos aspectos:

Deberes:

 Cumplir los mandamientos al estilo de las bienaventuranzas (Mt 3, 1-12/ Lc 6, 20-23).


 Participar de la misión de la Iglesia.

Derechos o riquezas espirituales de la comunidad:

 Educación permanente en la fe.


 Participación en la Asamblea viva de la Iglesia.
 Acceso a los sacramentos.
 Apoyo espiritual y material en momentos difíciles.

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COMPROMISO AL SER IGLESIA
Al pertenecer a la Iglesia por medio del Bautismo, estamos invitados a realizar varias
actividades que nos ayuden a sentirnos más parte de ella:

 Unirnos a Cristo y no separarnos de Él por el pecado.


 Ser miembros activos y sirviendo a la comunidad.
 Vivir teniendo el Espíritu Santo por ser templos suyos.
 Celebrar la Eucaristía y demás sacramentos en la comunidad, sin aislarnos ni buscar
“privatizarlos” para nosotros o nuestra familia.
 Integrarnos para trabajar en la comunidad a la que pertenecemos.
 Formarnos para evangelizar.

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MÓDULO III
LA FIESTA DEL BAUTISMO
1. EL AGUA Y EL ESPÍRITU
Aunque el agua abunda en la naturaleza, no se acostumbra darle la importancia a sus innumerables
usos y beneficios. Ya sea para bien, o para mal, está presente en nuestros días constantemente,
pero cuando se ve la mano de Dios actuando por medio de ella, se puede sentir mucho más cercano
al Creador.
Cada uno de los sacramentos cuenta con un signo que es más representativo que los demás. En el
caso del Bautismo, el agua es el elemento principal, por eso se busca profundizar en todas las
implicaciones que van relacionadas con el agua para que haya una mayor comprensión y se
participe mejor de la celebración.

EL AGUA EN LA BIBLIA
En las Sagradas Escrituras se pueden encontrar muchos pasajes en donde se hace
referencia al agua y lo que representa al usarse.

Estos son algunos de los textos bíblicos en donde se aprecia lo fundamental que es el
agua en la vida de los cristianos:

 Elemento natural y fecundante (Gen 1 / Sal 136, 6).


 Para purificar del pecado (Sal 51, 4 / Mc 7,2 / Jn 2, 6).
 Símbolo de muerte para los egipcios pero también de vida, salvación y libertad
para los Israelitas (Ex 14, 16-29).
 Como preparación a la llegada del Mesías y purificación moral (Mt 3, 5-6).
 En el bautismo de Jesús (Mt 3, 11-17 / Jn 3, 5).
- Inicio de su ministerio redentor.
- Recepción del Espíritu Santo que lo consagró como Mesías y siervo.
- Como solidaridad con los hombres.
 Simboliza los bienes de salvación (Is 12, 1-4; 55, 1-2).
 A Cristo mismo, fuente de vida para el que cree (Jn 4, 10; 6, 35; 7, 37-38).
 Figura del Bautismo (IPed 3, 18-19).

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SIGNO DEL BAUTISMO
En el rito del Bautismo, se invoca a Dios sobre el agua utilizando para para que bendiga
el agua, utilizando estas palabras:

“Mira, ahora, a tu Iglesia y abre para ella la fuente del bautismo. Que esta
agua reciba, por el Espíritu Santo, la gracia de tu Unigénito, para que el
hombre, creado a tu imagen y purificado de su antiguo pecado por el
sacramento del bautismo, renazca a una nueva vida por el agua y el Espíritu
Santo”.

Cristo actúa por medio del agua como signo de un nuevo nacimiento, que es el inicio de
una “vida nueva”, tal y como lo expresó Jesús en el dialogo con Nicodemo y que quedó
grabado en los textos del Evangelio de Juan (Jn 3,5-6).

“Nacer del agua” o nacimiento “de arriba” o “del Espíritu” es indispensable para entrar
al Reino de Dios.

 Primero por el bautizo.


 Luego por la fe que crece alentada por el soplo del Espíritu.

INCORPORADOS A JESÚS MUERTO Y RESUCITADO


Jesús pasó por la muerte a la vida. Nosotros por el agua nos incorporamos a Jesús´,
Muerto y Resucitado.

Abandonamos la esclavitud del pecado y “renacemos” viviendo una “Nueva Alianza”


con Dios (Rom 6, 3-5).

BAUTISMO: Inmersión en el agua.


Se sepulta al pecador y se sale como criatura nueva.
Es un baño de regeneración y renovación del Espíritu Santo.

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COMPROMISO AL CELEBRAR EL BAUTISMO
Al ser un momento en que se suman nuevos cristianos a la comunidad, cuando se
participe de la celebración debemos:

 Renovar nuestro bautismo viviendo la dignidad de hijos que Dios nos otorgó y hacer
crecer nuestra amistad con Cristo, y revisar cuál es nuestra respuesta hacia Él.
 Alimentar nuestro espíritu participando de la Eucaristía; fortaleciéndonos con la
escucha de la Palabra y la oración; renovando la alianza de amor con Dios y las
personas.
 Revisar nuestro testimonio de vida, nuestras semejanzas con Jesús, nuestra entrega
a Dios y a la Iglesia.
 Recordando que es sólo un rito, sino que es un momento importantísimo en
nuestra vida de fe.

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2. EL BAUTISMO Y LOS SIGNOS SAGRADOS
A diario se realizan actividades que involucran el uso de símbolos y acciones que tienen significados
muy importantes.
El Bautismo no queda excluido de contar con elementos significativos y que, al conocerlos, puede
comprenderse la forma en que la gracia invisible de Dios se hace visible.

SIGNOS DE SALVACIÓN
Tanto fuera como dentro de la Iglesia, cada ceremonia viene acompañada de partes
con propio significado.

Como vimos antes, Jesús empleó gestos y elementos naturales para su acción
salvadora (tocó la oreja del sordo para curarlo, humedeció sus dedos con saliva y le
tocó los ojos para sanar al ciego), aunque no los necesitaba para sanar, pero lo hacía
para que todos entendieran la acción que realizaba y sus efectos.

De igual forma, en el Bautizo también se usan elementos naturales y gestos para hacer
visible la salvación de Jesús.

SIGNOS DEL SACRAMENTO DEL BAUTISMO


EL ACEITE
 Simboliza paz, alimento, suavidad, alegría, salud y fuerza.
 Antes de utilizarlos, los judíos ungían los lugares y cosas santas (la tienda, el arca
de la Alianza, mesa de sacrificios, el templo).
 Jesús es el ungido por excelencia
 Si Cristo es el ungido, los seguidores son llamados ungidos (cristianos).

CRISTO: Ungido
JESUS + CRISTO (JESUCRISTO): el que ha sido
consagrado por Dios como Mesías

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Cada año, el Jueves Santo se lleva a cabo la Misa Crismal, dentro de la cual se bendicen
o consagran de óleos o aceites que se van a utilizar en las distintas celebraciones
parroquiales.

ÓLEOS CONSAGRADOS
Óleo de los
Óleo de los enfermos Santo Crisma
catecúmenos
Expresa la fuerza divina que Se siente el cuerpo y alma Consagra al bautizado para
purifica el corazón para protegidos. que forme parte de Cristo
renunciar al mal. (“el ungido del Señor”).
Se experimenta alivio de
Concede energía y vigor enfermedades y dolores. Lo consagra para que
para asumir el compromiso cumpla los oficios de
cristiano. Libra de los males. sacerdote, profeta y rey.

En el bautismo se utilizan dos de los tres óleos que se bendicen en la Misa Crismal: El
Óleo de los catecúmenos, que se coloca en pecho; y el Santo Crisma, con el que se
unge al bautizante en la cabeza.

LA VESTIDURA BLANCA
 Normalmente el color blanco significa fiesta, la nueva vida de Cristo.
 Refleja el nuevo “estado” de gracia del cristiano, es decir, el estado de “revestido
de Cristo”.

LA LUZ
 Se asocia con la idea de gloria, el fuego divino, la iluminación y el bien.
 Dios es la luz inextinguible. El que cree, se convierte él mismo en luz, como
reflejo de la luz de Cristo.
 Es símbolo de Cristo, en especial el Cirio Pascual que se enciende en la Vigilia
Pascual, es signo de la luz de Cristo Resucitado, que disipa las tinieblas e ilumina
la tierra.
 En el rito bautismal, el bautizado recibe un cirio encendido como símbolo de su
nueva vida, iluminada por Cristo. Esa la luz se toma del Cirio Pascual.

El sacramento del Bautismo se suele celebrar durante la Misa, después de la Homilía. Si


no es así, se realiza en el contexto de la Liturgia de la Palabra correspondiente.
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RITOS DEL SACRAMENTO DEL BAUTISMO
RITO DE ACOGIDA
 La celebración inicia en la entrada del templo.
 El celebrante (obispo, presbítero o diácono) saluda y pregunta a los padres y
padrinos:
- El nombre de elegido para sus hijos. R/ Nombre de cada bautizando
- ¿Qué piden a la Iglesia? R/ El bautizo
- Si están dispuestos a educarlos como cristianos. R/ Si
 El celebrante, padres y padrinos signan a los niños en la frente como símbolo de
la acogida de Dios. Van marcados con la señal de la cruz redentora de Cristo
como signo de pertenecer, en adelante, a Dios.
 Todos los presentes reciben con alegría a los niños en la misma comunidad de fe.
 Se hace procesión de entrada que expresa nuestra marcha hacia Cristo.

LITURGIA DE LA PALABRA
 Se destaca la iniciativa de Dios en realizar nuestra Salvación. Dios, con su palabra,
sale al encuentro desde los primeros días de nuestra vida y recuerda a la
comunidad la responsabilidad de colaborar con la educación cristiana de los
bautizantes.
 Incluye:
- Lecturas bíblicas - Manifiesta el amor operante del Padre.
- Homilía - Transmite enseñanzas, llama a la conversión, prepara para el
misterio pascual.
- Oración universal - Termina con letanías, pidiendo la invocación de los
santos por los que se van a bautizar.
- Oración final en forma de exorcismo – Se hace para pedir al Padre la
liberación del hombre de la esclavitud del pecado, que los aparte de
Satanás y que los haga templo del Espíritu Santo.
- Unción catecumenal - Se unge con el óleo de los catecúmenos sobre el
pecho y significa fuerza y vigor de Cristo Salvador y fortalece en su lucha
contra el mal.

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LITURGIA DEL SACRAMENTO
 Bendición e invocación a Dios sobre el agua para que los bautizantes:
- Sean liberados del pecado (muerte).
- Tengan un nuevo nacimiento (vida).
- Se incorporen a Cristo Muerto y Resucitado.
 Renuncias y profesión de fe
- Invitados por el celebrante, los padres y padrinos, en nombre del niño,
renuncian a todo lo malo (Satanás, espíritu del mal, obras y seducciones…)
y profesan públicamente su fe como participación en la victoria de Jesús.
- Padres y padrinos manifiestan intención de educar en la fe a los hijos o
ahijados, para que el bautizante se mantenga en la vida divina y crezca
cada día más.
- Se proclama la fe en Cristo Jesús, que es la fe de la Iglesia en donde se van
a incorporar.
 Rito del bautismo, que puede ser:
- Por infusión (derramando agua sobre la cabeza) o por inmersión
(sumergiendo el cuerpo totalmente).
- Simultáneamente se dice: “Yo te bautizo en el nombre del Padre, del Hijo y
del Espíritu Santo”.
- Cuando se realiza por inmersión, representa el descenso a las aguas
participando de la muerte de Jesús y la salida simboliza la Resurrección de
Cristo.
- En caso de emergencia (peligro de muerte) constituye un rito
indispensable y lo puede realizar cualquiera que sea consciente de lo que
realiza, reportándolo luego a la parroquia respectiva, para su debida
inscripción.

RITOS COMPLEMENTARIOS
 Unción post bautismal: Se unge la cabeza del bautizado con el Santo Crisma.
Significa la consagración e incorporación a Cristo para cumplir las misiones del
bautizado* (sacerdote, profeta y rey). Con esta unción, queda “injertado” en
Cristo.

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MISIONES DEL BAUTIZADO*
Sacerdote Profeta Rey
Ofrecen sacrificios o Llevar la palabra de Dios a los Confiar en Dios.
regalos para agradar a demás.
Dios (trabajo, dedicación Profetas del bien (decir palabras Disfrutar sin estar atados
a la familia, relaciones que cambien vidas). a esclavitudes.
sociales, la palabra).
Profetas de verdad (sin miedo, Sentirnos Hijos del Rey
Un sacerdote intercede con prudencia). de Reyes.
por su pueblo. Profetas de la belleza (exaltar la
belleza).

 Imposición de la vestidura blanca.


 Entrega del cirio encendido.

CONCLUSIÓN Y DESPEDIDA
 Se hace la oración del Padre Nuestro.
 Se bendice a los padres, padrinos y toda la comunidad reunida.

COMPROMISO PARA LA CELEBRACIÓN


Una vez que se conocen los signos y ritos del Bautismo, surgen los siguientes
compromisos:

 Valorar los signos y ritos del bautismo, sabiendo que Él nos salva y consagra.
 Tener una disposición y participación con fe activa, consciente y plena durante la
celebración sacramental.
 Cumplir con los elementos que se requieren (vestidura blanca y cirio apropiado).
 Tener una presencia digna y puntual para participar del rito completo.

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MÓDULO IV
COMPROMISO DE VIDA BAUTISMAL
1. NUESTRA VIDA CRISTIANA
Al nacer, tenemos cualidades que, al impulsarlas, se desarrollan impresionantemente. De igual
forma, si no se desarrollan, quedan limitadas y no se aprovechan al máximo.
Ocurre similar con los dones que se reciben por parte del Espíritu Santo, los cuales al fortalecerlos y
trabajarlos, dan frutos en abundancia.

LA FAMILIA EN EL CRECIMIENTO DE LA FE
La vida divina de los pequeños bautizados hay que protegerla como una vela encendida
ante las corrientes de aire que la puedan apagar. Es necesario desarrollarla conforme
vaya creciendo.

En el bautizo se siembra la fe, esperanza y caridad como una semilla para que germine,
crezca y dé frutos en abundancia. La fe de un niño se forja en el seno de la familia,
donde pueda ver que se vive el amor a Cristo y los demás, con oración y buenas obras.
Los ejemplos arrastran.

La misión de los padres es igual de importante que la que Jesús le encomendó a los
discípulos. Es por eso que si los padres se encuentran alejados de la vida de la
comunidad cristiana, se puede retrasar el bautizo hasta garantizar que los bautizados
van a vivir el don que recibieron.

Al realizar el bautismo los papás se comprometen a dar prioridad a una educación


integral y a la educación en la fe, a través de la catequesis (familiar, parroquial, escolar)
que se ofrece a los niños según su edad y condiciones.

LA INICIACIÓN CRISTIANA
El bautizo implica que papás y padrinos se comprometan a preparar al niño para recibir
los otros sacramentos de iniciación cristiana (Eucaristía y Confirmación) y madurar en
la vida de gracia.

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A partir de la Confirmación, se permite al bautizado a participar en la misión común de
la Iglesia: anunciar el Evangelio, la celebración de la Pascua y el servicio a los
hermanos.

Los padrinos adquieren el compromiso de acompañar y colaborar en la educación


cristiana de los ahijados.

RESPONSABILIDAD DE PADRES Y PADRINOS


Los papás deben escoger responsablemente a los padrinos asegurándose que los
padrinos puedan influir en la educación cristiana eficazmente, con su testimonio de fe y
una vida cristiana auténtica. No debe ser una decisión basada en los beneficios
materiales que pueda aportar el padrino.

Los padrinos, por su parte, deben cumplir con los siguientes requisitos:

 Haber recibido los tres sacramentos de iniciación cristiana.


 No llevar una vida notoriamente anticristiana.
 Ser católicos.
 No ser parejas en situaciones especiales.
 No ser ateos.

RESPONSABILIDAD DE LA COMUNIDAD
La comunidad cristiana adquiere también su cuota de responsabilidad al bautizar a los
niños. La parroquia adquiere el compromiso de alentar y alimentar la fe de los
bautizados por medio del testimonio de vida, la oración y una acción educativa en la fe.
Omitir esto es el equivalente al descuido de una madre con un hijo nacido de sus
entrañas.

Debe ser consciente que los niños comienzan su vocación de fiel laico.

FIEL LAICO: Todos los fieles que, incorporados a Cristo por el Bautismo, se
integraron al Pueblo de Dios y participan de la triple misión que se les
asignó; ejerciendo su propia vocación en la Iglesia y el mundo.

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En el Evangelio se nos regalan tres imágenes que sirven como guía para saber cómo
debe ser la un buen laico:

 Ser luz del mundo (Mt 5, 14) para iluminar donde sea que se encuentre.
 Ser fermento en la masa (Mt 13, 33) como lo hace la levadura en el pan.
 Ser como la sal (Mt 5, 13), que da sabor en donde se encuentre involucrado.

COMPROMISO DE PADRES Y PADRINOS


Tanto los padres y padrinos son figuras con alto nivel de responsabilidad en la
formación de los nuevos bautizados, estas son algunas de ellas:

 Favorecer a que los dones del Bautismo se desarrollen en terreno fértil.


 Procurar la educación en la fe con testimonios de vida, oración, amor, caridad,
solidaridad y demás valores cristianos.
 Participar con los hijos de la vida de comunidad cristiana.
 Fomentar el conocimiento de las vocaciones de servicio en la Iglesia y el mundo.
 Enviar y acompañar a los hijos en procesos de educación en la fe.

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2. COMPROMISO SOCIAL
La sociedad se ha visto rodeada por sentimientos de individualismo que generan despreocupación
por las necesidades de los demás.
Las personas se vuelven recelosas, desconfiadas, y hasta se da aislamiento en los hogares para no
compartir con el entorno.
Esta situación va contraria al llamado de Dios, en donde se nos invita a no ser indiferentes con las
carencias ajenas e involucrarnos con obras sociales que beneficien a los más necesitados.

EL BAUTISMO, LA IGLESIA Y LA SOLIDARIDAD


El Bautismo nos convierte en hijos de Dios, nos hace miembros de la Iglesia y hermanos
ente nosotros.

Por esa realidad teológica surge una solidaridad que no nace de solamente de
visualizar las necesidades de los demás, sino que brota del amor de Cristo que nos
llama a entregarnos ellos.

Aunque algunos de los bautizados no han tomado conciencia de este compromiso, los
que sí lo han hecho colaboran en diversas áreas del campo pastoral y se proyectan en
actividades comunales. Gracias a esa generosidad, es que la Iglesia cuenta con
evangelizadores que colaboran en la catequesis, liturgia y labor social.

OBSERVAR Y ACTUAR CON LOS MÁS NECESITADOS


Debemos abrir los ojos a las necesidades de los cercanos (familiares, amigos,
compañeros de trabajo) y brindar apoyo oportuno en momentos difíciles.

A través de la pastoral social de cada parroquia se encuentra una forma de expresión


para la caridad cristiana, para darle una mano a los pobres, enfermos o marginados y
con esto vivir el mandamiento del amor que Cristo nos dejó.

El servicio a los demás es una labor que corresponde a todos los bautizados y no
únicamente a los religiosos o laicos. Más bien son los laicos, que al estar en contacto
con el mundo y la sociedad, que tienen mayores posibilidades de descubrir situaciones
humanas ocultas o encubiertas, de las cuales quizá nadie se preocupa.

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DESARROLLO DE LA SOCIEDAD CIVIL
Más allá de las ámbitos eclesiales, los bautizados deben preocuparse por los
problemas de la comunidad donde viven, luchar por mejorarla, luchar por el
mejoramiento de la calidad de vida, la gestión de los comités que se forman, el medio
ambiente, la limpieza y el ornato, la lucha contra las drogas, entre otros.

Hay que defender la vida en todas las formas y mostrar interés por la educación, la
cultura, la protección, el cuidado del entorno, la defensa de los necesitados (mujeres
agredidas, ancianos, desvalidos o discapacitados).

Los laicos tienen como tarea la participación en la vida civil y política, ejercida con
responsabilidad, lealtad y honradez.

COMPROMISO SOCIAL
Como cristianos debemos imitar el ejemplo de solidaridad que Jesús nos mostró:

 Saber que en los necesitados se refleja el rostro de Cristo.


 Apoyar los esfuerzos para defender la vida en todos sus ámbitos.
 Participar en el plan de pastoral social.
 Luchar por fomentar la limpieza de los lugares cercanos.
 Fomentar los planes de salud integral, ayudando con horas de servicio.

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