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Título: ¡NO CAIGAS EN LA TRAMPA!

Base bíblica: Proverbios 6:1-15


Asunto: Trampas
Tema: Las trampas de calamidad
Propósito general: Ético-moral
Propósito específico: Que los oyentes reconozcan que los
préstamos, la pereza y los pleitos son caminos
aparentemente muy sencillos de transitar pero que al final
resultan siendo trampas que traen calamidad a la vida por lo
que es mejor evitarlas.
Interrogante sermonario: ¿Cuáles son las trampas de
calamidad?

Introducción:

Según la Encuesta Nacional sobre las Finanzas de los


Hogares (ENFIH) del Instituto Nacional de Estadística y
Geografía (INEGI) en el país, seis de cada 10
mexicanos tienen deudas, ya sea con un banco, otro tipo de
institución financiera, tienda o con prestamistas.
¿Nosotros somos parte de dichas estadísticas?
I. No caigas en la trampa de los préstamos. Vv. 1-5
Querido jovencito,
si algún amigo te pide
que respondas por él
y te comprometas
a pagar sus deudas,

no aceptes ese compromiso,
pues caerás en la trampa.

No dejes que tu amigo te atrape;
¡mejor ponte a salvo!
Te recomiendo que vayas a verlo
y le ruegues que no te comprometa.

Que no te agarren de tonto;

mejor ponte a salvo,
como huyen del cazador,
las aves y los venados.
Dios esta tan interesado en tu salud financiera más de lo que
tu mismo lo estas. Es por eso que a lo largo de toda su
palabra ha dado principios que nos enseñan a administrar
correctamente nuestra economía de tal modo que teniendo
en orden nuestras prioridades podamos gozar de calma en
ese aspecto. Lo tremendo es que como seres humanos en
nuestro afán de “facilitarnos” la vida tomamos caminos que
antes de ayudarnos terminan trayéndonos más problemas.
Para evitar caer en la trampa de los prestamos es necesario
que conozcamos que Dios le dio oportunidad al pueblo de
Israel el pedir dinero prestado solo en casos de emergencia
(Levítico 25:36-37) y si esto se hacía no se le debía de cobrar
ningún interés, lo que si se podía hacer era pedir una garantía
de pago y si esta garantía era una prenda de vestir tenía que
ser devuelta al anochecer para que le sirviera de abrigo al
deudor (Éxodo 22:25-27).
Estas leyes económicas tienen el propósito de realmente
ayudar aquella persona que esta en necesidad y no
aprovecharse de ella, generando alguna ganancia
deshonesta.
El pedir prestado debe ser una practica a la cual se recurra
cuando en verdad hay la necesidad, y no para satisfacer
deseos que nacen en nuestro corazón como producto de
nuestra ambición y avaricia.
La solicitud de prestamos no debiera ser una practica
constante en el pueblo de Dios, pues el hecho de tener
necesidad económica regularmente es reflejo de una mala o
nula administración. Pues Dios da su provisión, pero dejamos
de lado los principios bíblicos como el diezmo (Malaquías
3:10), el ahorro (Proverbios 21:20) y el contentamiento con
los que se tiene. En Filipenses 4:12 Pablo expresa “Sé lo que
es vivir en la pobreza, y también lo que es vivir en la
abundancia. He aprendido a hacer frente a cualquier
situación, lo mismo a estar satisfecho que a tener hambre, a
tener de sobra que a no tener nada.”
Ojo: Si el pedir dinero prestado o endeudarnos es parte de
nuestro estilo de vida estamos viviendo en pecado.
Por otra parte, cuando nosotros somos los que estamos
prestándole a otras personas, también debemos tener
cuidado, pues en nuestro afán de ayudar tal vez le estemos
causando mayor mal a la persona, y seguir contribuyendo a
su mala mayordomía, además de que nos exponemos a que
la relación se fracture por la falta de pago.
Por eso, hace años recibí un consejo que guardo en el
corazón respecto a ese tema: Evita prestar, si alguien con
necesidad acude a ti y te pide mil pesos, tal vez no le vas a
prestar esos mil pesos, porque no los tienes o por precaución,
mejor dale $200 pero hazle saber a la persona que se los
estas dando y que no te debe nada. Así ni te atas tu a esa
persona siendo su prestamista ni atas a esa persona siendo
tu acreedora. Y ambas personas gozan de la libertad en Dios.
Finalmente, no nos sintamos comprometidos con familiares,
amigos y hermanos en Cristo para volvernos avales de ellos.
Si lo vamos a hacer, seamos conscientes de la
responsabilidad que estamos adquiriendo y sobre todo
cuidémonos de tener en verdad los recursos para vivir y
aparte para responder en caso de la falta de pago de aquella
persona por la que nos comprometimos. Pero la Biblia
enseña claramente que NO SEAMOS AVALES.
¡Caso de la hermana Isabel!
II. No caigas en la trampa de la pereza. Vv. 6-11

¡Vamos, joven perezoso,
fíjate en la hormiga!
¡Fíjate en cómo trabaja,
y aprende a ser sabio como ella!

La hormiga no tiene jefes,
ni capataces ni gobernantes,

pero durante la cosecha
recoge su comida y la guarda.

Jovencito perezoso,
¿cuánto más seguirás durmiendo?,
¿cuándo vas a despertar?
10 
Te duermes un poco,
te tomas la siesta,
tomas un descansito
y te cruzas de brazos...
11 
¡Así acabarás
en la más terrible pobreza!

En el libro de Proverbios, el perezoso recibe mucha atención


y nos previene de caer en ese pecado. Aquí viene una
adivinanza de proverbios 26:14 TLA “¿En qué se parece el
perezoso a la puerta? ¡En que los dos se mueven, pero
ninguno avanza!” un versículo anterior describe los pretextos
ridículos por lo cuales prefiere estar inactivo, además en el
versículo 15 se habla que no es pereza lo que tiene sino
“cansancio”. El perezoso no comienza nada; no termina nada;
no le hace frente a nada; todo lo que conoce es su deliciosa
pereza.
Lamentablemente este pecado se está volviendo cada vez
más común en la sociedad de nuestros días, aun entre los
cristianos se observa.
Muchos niños y jóvenes, acostados en un sofá, en su cama a
las 12:00 del día pegados a sus celulares. Sin bañarse, sin
limpiar, sin salir, sin hacer algo de provecho. ¡Que lamentable
situación! pues ellos son la sociedad del presente y del futuro,
gente que no sabe levantarse temprano y salir a luchar por el
pan de cada día, pues ha sido enseñada a estirar la mano y
esperar que hasta un vaso de agua se le dé en su mano.
Se esta levantando una generación que no sabe trabajar, que
no sabe perseverar, que no sabe servir, que puede ver que
alguien necesita ayuda, pero no es capaz de condolerse y
activarse para aliviar la carga del otro. Una generación que
cree que todo esta al alcance de un touch pero que se ha
olvidado que la vida real es mucho más, y que se necesita
carácter, valores y un firme temperamento conforme Cristo lo
establece para vivir.
Amados hermanos, lamentablemente, estas nuevas
generaciones no son otra cosa más que el resultado de la
falta de educación por parte de las generaciones anteriores.
Pues en el afán de darle todo a los hijos y evitarles el mayor
sufrimiento posible, ha faltado la disciplina y la incomodidad
que son alicientes para superarse como personas en una vida
llena de grandes desafíos que es necesario conquistar.
El proverbista esta ilustrando al joven, diciéndole que tome
como ejemplo a las hormigas segadoras, que son las que
habitaban palestina en ese tiempo, pues ellas son proactivas,
previsoras y prestas.
Proactivas V. 7 “No necesitan capitán, ni gobernador, ni
Señor” En cambio el perezoso siempre necesita ser
supervisado y más aún requiere de alguien que lo este
azotando para que haga algo.
Previsoras V. 8 “Prepara en el verano su comida”
Para el perezoso no existe planeación, previsión ni provisión;
para él todo el tiempo es igual, sea día o noche, verano o
invierno.
Prestas V. 10 “Un poco de sueño, un poco de dormitar”
Aunque si descansan las hormigas, pero lo hacen en el
tiempo correcto, mientras es tiempo de trabajar lo hacen de
manera diligente.
Si continuamos en la pereza caeremos en la pobreza. Te voy
a decir algo, una persona que nace en la pobreza, pero sigue
el ejemplo de las hormigas, será una persona que saldrá de
la miseria. Una persona perezosa es una persona conformista
y mediocre que no es capaz de renovar sus pensamientos y
vive como si fuera victima todo el tiempo.
Dios no quiere que sus hijos seamos gente perezosa.
Conclusión:
Termino con la siguiente historia bíblica basado en 2 Reyes
4:1-7
1
La viuda de un miembro de la comunidad de los profetas le
suplicó a Eliseo:

—Mi esposo, su servidor, ha muerto, y usted sabe que él era


fiel[a] al SEÑOR. Ahora resulta que el hombre con quien
estamos endeudados ha venido para llevarse a mis dos hijos
como esclavos.

—¿Y qué puedo hacer por ti? —le preguntó Eliseo—. Dime,

¿qué tienes en casa?


—Su servidora no tiene nada en casa —le respondió—,
excepto un poco de aceite.

Eliseo le ordenó:

—Sal y pide a tus vecinos que te presten sus vasijas;


consigue todas las que puedas. 4 Luego entra en la casa con
tus hijos y cierra la puerta. Echa aceite en todas las vasijas y,
a medida que las llenes, ponlas aparte.

En seguida la mujer dejó a Eliseo y se fue. Luego se encerró
con sus hijos y empezó a llenar las vasijas que ellos le
pasaban. 6 Cuando ya todas estuvieron llenas, ella le pidió a
uno de sus hijos que le pasara otra más, y él respondió: «Ya
no hay». En ese momento se acabó el aceite.

La mujer fue y se lo contó al hombre de Dios, quien le


mandó: «Ahora ve a vender el aceite, y paga tus deudas. Con


el dinero que te sobre, podrán vivir tú y tus hijos».

Cuatro lecciones que podemos aprender de esta historia:


1. Nuestra ayuda viene de Dios.
2. Busca consejo en tiempos de crisis.
3. Trabaja intensamente para pagar tus deudas y tener lo
necesario para vivir.
4. Primero paga tus deudas y después aprende a vivir con
el dinero que sobre.

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