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CORAZÓN PERFECTO

Proverbios 23:12,23,26
12 Aplica tu corazón a la enseñanza,
Y tus oídos a las palabras de sabiduría.
23 Compra la verdad, y no la vendas;
La sabiduría, la enseñanza y la inteligencia.
26 Dame, hijo mío, tu corazón,
Y miren tus ojos por mis caminos.

INTRODUCCIÓN
Leemos en 2 Crónicas 16:9: “Porque los ojos del Señor
contemplan toda la tierra, para mostrar su poder a favor de
los que tienen corazón perfecto para con él”. Otra versión de
la Biblia dice: “para aquellos que le buscan de corazón”.
Para Dios, un corazón perfecto es un corazón que le busca
sinceramente, porque esa es la circunstancia perfecta para que
Dios pueda hacer lo que quiera con nosotros. La perfección en
Dios no se ve como la vemos nosotros. Tal vez tienes un
corazón duro, difícil, lerdo u obstinado, pero allí adentro hay
un ingrediente que te va a salvar, que va a producir el favor de
Dios en tu vida y es que le busques con todo tu corazón. Dios
no anda buscando corazones perfectos, en el sentido de lo que
entendemos por perfección ya que, para Él, perfecto es el
corazón que le busca con todas las fuerzas.
Hay Siervos del Señor que muchas veces se sienten
frustrados por el hecho de servirle al Señor con Pasión,
voluntad firme y un deseo sincero de agradar a Dios, pero su
vida personal en cuanto a logros personales no es satisfactoria.
Dios no anda buscando corazones perfectos, en el sentido
de lo que entendemos por perfección ya que, para Él, perfecto
es el corazón que le busca con todas las fuerzas de manera
sincera y desinteresada.
Dios conoce tu esfuerzo, conoce tu corazón y tus
oraciones. Pero a El no le importan tus fracasos, ni tus logros
personales, sino la sinceridad de tu corazón.
Lo más importante es que no son tus logros ni tus
fracasos, lo más importante es tu corazón. Si tu corazón le
agrada a Dios, Él se hará cargo de tu éxito. ¡Tu éxito viene de
Dios!

EL REY ASA COMENZÓ HACIENDO LO


BUENO
“Porque los ojos del Señor contemplan toda la tierra,
para mostrar su poder a favor de los que tienen corazón
perfecto para con él” 2 Crónicas 16:9. Estas palabras se las
dijo un profeta de Dios al rey Asa. ¡Qué sorprendente! ¡Los
ojos del Señor se pasean por toda la tierra! ¡Escóndete si
puedes! Dice el salmista: “¿A dónde me iré de tu Espíritu?
¿Y a dónde huiré de tu presencia? Si subiere a los cielos, allí
estás tú; y si en el Seol hiciere mi estrado, he aquí, allí tú
estás. Si tomare las alas del alba y habitare en el extremo del
mar, aun allí me guiará tu mano, y me asirá tu diestra. Si
dijere: Ciertamente las tinieblas me encubrirán; aun la
noche resplandecerá alrededor de mí. Aun las tinieblas no
encubren de ti, y la noche resplandece como el día; lo mismo
te son las tinieblas que la luz” (Salmo 139:7-12).
¿Qué hay que se pueda esconder ante la mirada de Dios?
Tú haces cosas a escondidas pensando que el pastor no te ve;
haces cosas a escondidas de tu cónyuge agradecido o
agradecida a Dios que no se entera. Una mujer barría el templo
y echaba la tierra debajo de la alfombra y un día siente una
voz que le dijo: “¿Qué haces?” Ella asustada preguntó:
“¿Quién anda ahí?” “Soy yo, Dios” “Ah, menos mal que eras
tú Dios, pensé que era el pastor y me asusté”. ¡La hermana
tenía más temor del pastor que de Dios!
¿Dónde podrás esconderte si los ojos del Señor
contemplan toda la tierra? No importan tus logros o tus
fracasos, lo que importa es tu corazón. Podrás ser la persona
más fracasada del mundo pero si tu corazón le agrada a Dios,
de allí en donde estás, de lo más profundo de tu fracaso, el
Señor te levantará. No se trata de lo que puedes hacer sino de
cómo es tu corazón para con Dios.
El rey Asa comenzó su reinado, y cuenta la Biblia que
hizo lo bueno y lo recto delante de los ojos de Dios. Leemos
en 2 Crónicas 14:1-4: “Durmió Abías con sus padres, y fue
sepultado en la ciudad de David; y reinó en su lugar su hijo
Asa, en cuyos días tuvo sosiego el país por diez años. E hizo
Asa lo bueno y lo recto ante los ojos del Señor su Dios.
Porque quitó los altares del culto extraño, y los lugares
altos; quebró las imágenes, y destruyó los símbolos de Asera;
y mandó a Judá que buscase al Señor el Dios de sus padres,
y pusiese por obra la ley y sus mandamientos”.
El reino de Judá estaba compuesto por dos tribus, Judá y
Benjamín, un reino fuerte porque era parte del Israel que se
había quedado asido a los pies de Dios. No obstante, la
idolatría seguía teniendo influencia y había gente que hacía
cultos a dioses extraños. Pero cuando Asa asumió el reinado
derribó esos lugares y las esculturas y mandó al pueblo que
buscasen a Dios.
Por causa del corazón de Asa todo comenzó a salir bien.
Cuando él derribó los templos en los que se hacían cultos
extraños no fue eso lo que a Dios le agradó, sino que lo
buscase con todo su corazón. Derribar los lugares altos y
destruir las imágenes de dioses extraños es el fruto de un
corazón que ama a Dios. No es que derribó a los dioses y a los
altares para agradar a Dios sino que amó a Dios y por eso lo
hizo.
Dios quiere que te vaya bien, pero el tema no es el bien
que haces sino el corazón que tienes; no es el mal que haces
sino el corazón que tienes. El corazón que busca a Dios será
enderezado por Él y hará las cosas que al Señor le agrada. La
palabra de Dios dice: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu
corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas
tus fuerzas”. ¡Esa es la clave del éxito! Tal vez te sientas una
persona inútil, pero puedes ir al Señor y decirle: “Señor, no
sirvo para nada pero te amo”. Y si tú sirves mucho y pones
cara de que trabajas mucho para el Señor, cuídate y mira si tu
corazón es perfecto delante de Dios o no.
El rey Asa comenzó buscando a Dios con todo su corazón
y dice la Biblia que Dios le dio paz por todas partes. “Y edificó
ciudades fortificadas en Judá, por cuanto había paz en la
tierra, y no había guerra contra él en aquellos tiempos;
porque el Señor le había dado paz. Dijo, por tanto, a Judá:
Edifiquemos estas ciudades, y cerquémoslas de muros con
torres, puertas y barras, ya que la tierra es nuestra; porque
hemos buscado al Señor nuestro Dios; le hemos buscado, y
él nos ha dado paz por todas partes. Edificaron, pues, y
fueron prosperados” (2 Crónicas 14:6-7). ¡El Señor los
bendijo porque le buscaron!
Muchos quieren que Dios esté con ellos, pero ellos no
quieren estar con Dios. Si le preguntas si quieren la bendición
de Dios te dicen que sí, pero sus pasiones les llevan a hacer
cosas que no convienen. Y la carne arde por causa de la
lascivia, por la codicia, por el sexo y la droga. Hay gente que
asiste a la iglesia y luego va a bailar y después de bailar se
vuelven a congregar. Asisten a la iglesia y se drogan pero
después vuelven a la iglesia. Hombres que van a la iglesia con
su esposa, pero durante la semana adulteran.
No sé cómo les sale la cara de ángel cuando están en la
iglesia porque después los encuentras durante la semana en la
calle y tienen cara de demonio. Un Hermano decía: “En la
iglesia comen santo y en la casa defecan demonios”. Capaz
que por un mes se consagran y están contentos por ello pero a
los treinta días vuelven a pecar y después dicen: “No entiendo
cómo Dios permite esto”. ¡El problema es tu corazón! ¡Dios
no te pone las ganas de pecar!
Leemos en 2 Crónicas 15:12-15: “Entonces prometieron
solemnemente que buscarían al Señor el Dios de sus padres,
de todo su corazón y de toda su alma; y que cualquiera que
no buscase al Señor el Dios de Israel, muriese, grande o
pequeño, hombre o mujer. Y juraron al Señor con gran voz
y júbilo, al son de trompetas y de bocinas. Todos los de Judá
se alegraron de este juramento; porque de todo su corazón
lo juraban, y de toda su voluntad lo buscaban, y fue hallado
de ellos; y el Señor les dio paz por todas partes”.
¡Dios quiere darte paz! ¡El Señor quiere bendecirte y
hacerte fructificar! ¡No coquetees con el pecado! ¡Busca a
Dios sinceramente! Dile: “Señor soy débil, pero te amo.
¡Ayúdame!”
Si se ha encendido en ti el deseo de acercarte a Dios y has
entendido que no hay nada que puedas hacer que le agrade ya
que lo único que le agrada es que le busques con todo tu
corazón. Dice la Biblia que Dios es el que produce en nosotros
el querer como el hacer por su buena voluntad. Te van a dar
unas ganas de ser bueno que no se aguantan y te darán ganas
de adorar a Dios y de acercarte a Él para buscarlo con todo tu
corazón. Tú dirás: “Yo lo quiero a Dios, pero me dan ganas
de pecar y no entiendo por qué Dios lo permite”.
Comienza por desear con todo el corazón buscar a Dios y
el Señor te dará paz por todas partes y te bendecirá, esa es la
promesa para tu vida hoy. La tierra es tuya porque la palabra
de Dios declara: “Del Señor es la tierra y su plenitud; el
mundo, y los que en él habitan” (Salmo 24:1).Tú eres su hijo
y eres su hija y somos sus herederos. Dios nos dará paz por
todas partes si tenemos un corazón perfecto para con Él.
EL REY ASA TERMINÓ HACIENDO LO MALO
Dice en 2 Crónicas 16:1: “En el año treinta y seis del
reinado de Asa, subió Baasa rey de Israel contra Judá, y
fortificó a Ramá, para no dejar salir ni entrar a ninguno al
rey Asa, rey de Judá”. Según este versículo tuvieron treinta y
seis años de paz y de victoria, y el que se levantó contra el rey
Asa pereció porque Dios estaba con él. Continuamos leyendo:
“Entonces sacó Asa la plata y el oro de los tesoros de la casa
del Señor y de la casa real, y envió a Ben-adad rey de Siria,
que estaba en Damasco, diciendo: Haya alianza entre tú y
yo, como la hubo entre tu padre y mi padre; he aquí yo te he
enviado plata y oro, para que vengas y deshagas la alianza
que tienes con Baasa rey de Israel, a fin de que se retire de
mí”.
¿Te suena Siria? Siria, hoy paga a terroristas para que
destruyan Israel.

CONCLUSIÓN
¡Qué lástima! Treinta y seis años de paz y ahora que tenía
su reinado afirmado por todos lados hizo pacto con el rey de
Siria. Esta vez Asa no buscó a Dios, sino que se apoyó en su
inteligencia y en su destreza, pero Dios le podía haber dado
victoria sobre el rey de Siria, mas Asa hizo pacto con él.
Nunca más preguntes por qué Dios permitió que te suceda
esto o aquello porque no lo harás con sabiduría. Pero el Señor
te dice hoy que si tú le buscas sinceramente de corazón te dará
paz y te bendecirá. ¡Camina con Dios y Él caminará contigo!
Si crees que no tienes un corazón recto para con Dios
acércate a Él y dile: “Señor, sé que mi corazón no es recto
delante de ti y necesito que me perdones. Hasta este día mi
vida ha ido de fracaso en fracaso, mas te pido que me
limpies con tu sangre preciosa Jesús y que me transformes
para que yo pueda amar a Dios con un corazón perfecto y
así poder ver su favor sobre mi vida y disfrutar de sus
bendiciones y de su paz. Yo ya no me quiero apoyar en mis
fuerzas sino en las tuyas Señor. Lléname con el poder de tu
Espíritu Santo Dios, te lo pido en el nombre de Jesús, amén”

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