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En este domingo JESÚS alaba a Dios Padre por nosotros: «Yo te

alabo, Padre, Señor del Cielo y de la tierra, porque has mantenido


ocultas estas cosas a los sabios y entendidos y las has revelado a la
gente sencilla” (Mt 11,25). Alaba a Dios por los que seguimos,
creemos, nos acercamos a Jesús, porque creemos en su palabra,
caemos y nos levantamos con su ayuda, y hemos aceptado su
Buena Nueva de salvación, y nos llama gente sencilla, humilde, que
no pone barreras a las cosas divinas, hoy Jesús nos anima a seguir.
JESÚS concluye: “Gracias, Padre, porque así te ha parecido bien.”
Es que al Padre le ha parecido bien esconder las cosas de su Reino
-esconder su Sabiduría- a los cultos y eruditos, a los racionalistas y
egocentristas, a los orgullosos y autosuficientes, a los que
necesitan “ver para creer”, a los sabios según los criterios del
mundo y que rechazan a Dios-. Por ello Jesús ha revelado su
buena nueva a la gente sencilla. Sin Dios nada podemos hacer. Sin
Dios no somos nada. Nada puede el hombre o la mujer si Dios no
los capacita. Sin Dios nada con Dios todo. DIJO JESÚS: “Sin mí
nada podéis hacer” (Jn 15,5). San Agustín te recuerda: “Nadie
logra de Dios la firmeza, sino quien en sí mismo reconoce su
flaqueza” (Sermón 76,6). “Todo lo que Dios obra en nosotros, lo
obra sabiendo lo que hace; nadie es mejor que él, nadie más sabio,
nadie más poderoso” (S  293,5). Dios puede sanarte de tus heridas
de toda tu vida, confía en él.
NUESTRO PADRE DIOS HUMILDE destruirá a los fuertes y
poderosos que creen no necesitar a Dios porque creen bastarse a sí
mismos, y levanta a los humildes y los colma de bienes y
bendiciones incesantes de generación en generación. Por ello san
Miguel Arcángel grito lleno de confianza y celo santo por amor a
Dios: “¿Quién como Dios? Nadie como Dios.”
SANTA TERESA DE ÁVILA no estudio Teología y, alcanzó de Dios tal
sabiduría espiritual que ha sido proclamada Doctora de las Iglesia
en 1970 por el papa SAN PABLO VI. “Como dice la Escritura: “Haré
fallar la sabiduría de los sabios y echaré abajo las razones de los
entendidos” (Is 29,14). Sabios, filósofos, teóricos reconozcan a
Dios. La “necedad” de Dios es más sabia que la sabiduría de los
hombres, y la “debilidad” de Dios es más fuerte que la fuerza de los
hombres... Jesús sana en la confesión, Jesús te espera en la
confesión, Jesús alivia tus penas, dolores y cansancios en la
eucaristía, en el Santísimo, en la Confesión cada dos meses.
SAN AGUSTÍN, en el primer libro de LAS CONFESIONES, hace esta
plegaria: "Tú me incitas a que me deleite en alabarte, porque nos
has hecho para Ti y nuestro corazón está inquieto hasta que no
repose en Ti". Y en una carta afirma: "amamos el reposo, pero si
no es amando a Dios no lo encontramos". Jesús nos recuerda,
“vengan a mí los que están cansados y agobiados, y yo los
aliviaré.”
Fíjense, hermanos, a quiénes ha llamado Dios. Son pocos los de
ustedes que pueden considerarse cultos y son pocos los que son
pudientes o que vienen de familias famosas. Pero Dios ha elegido lo
que el mundo tiene por necio, con el fin de avergonzar a los sabios;
y ha escogido lo que el mundo tiene por débil, para avergonzar a
los fuertes. Dios ha elegido a la gente común y despreciada; ha
elegido lo que no es nada, para rebajar a lo que es. Y así ningún
mortal ya podrá alabarse a sí mismo delante de Dios... La Escritura
dice: “No se sientan orgullosos, más bien estén orgullosos del
Señor” (Jer 9,22).
DIOS SE ABRE A QUIEN LE BUSCA CON FE, AMOR, PIEDAD Y
RESPETO. Dios se revela a los sencillos: a los que saben que no
saben, a los que no necesitan pruebas, a los que se abren a las
enseñanzas del Espíritu Santo.
SAN AGUSTÍN: “Tal es el camino: camina por la humildad para
llegar a la eternidad. Dios-Cristo es la patria a donde vamos;
Cristo-hombre, el camino por donde vamos” (S 123,3). Jesús
afirma: “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida.”
LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA, modelo de humildad y de esa
Sabiduría que viene de Dios, sabe que nada puede por sí sola. Por
ello reconoce que, no ella, sino Dios, el Poderoso, “ha hecho
grandes cosas” en ella (Lc 1,49).
Dios nos ayude a quitar el egoísmo y el pecado, para vivir en la
verdad, humildad y en la gracia de Dios. Dios te bendiga. Dom, XIV
tiempo ordinario, ciclo A.
Domingo XIV de tiempo ordinario, ciclo A.

En este domingo JESÚS alaba a Dios Padre por nosotros:


«Yo te alabo, Padre, Señor del Cielo y de la tierra, porque
has mantenido ocultas estas cosas a los sabios y entendidos
y las has revelado a la gente sencilla” (Mt 11,25). Alaba a
Dios por los que seguimos, creemos, nos acercamos a Jesús,
porque creemos en su palabra y hemos aceptado su Buena
Nueva de salvación, y nos llama gente sencilla, humilde, que
no pone barreras a las cosas divinas, hoy Jesús nos anima a
seguir.
JESÚS concluye: “Gracias, Padre, porque así te ha parecido
bien.” Es que al Padre le ha parecido bien esconder las
cosas de su Reino -esconder su Sabiduría- a los cultos y
eruditos, a los racionalistas y egocentristas, a los orgullosos
y autosuficientes, a los que necesitan “ver para creer”, a los
sabios según los criterios del mundo y que rechazan a Dios-.
Por ello Jesús ha revelado su buena nueva a la gente
sencilla.
Sin Dios nada podemos hacer. Sin Dios no somos nada. Nada
puede el hombre o la mujer si Dios no los capacita. Sin Dios
nada con Dios todo.
DIJO JESÚS: “Sin mí nada podéis hacer” (Jn 15,5). San
Agustín te recuerda: “Nadie logra de Dios la firmeza, sino
quien en sí mismo reconoce su flaqueza” (Sermón 76,6).
“Todo lo que Dios obra en nosotros, lo obra sabiendo lo que
hace; nadie es mejor que él, nadie más sabio, nadie más
poderoso” (S  293,5).
NUESTRO PADRE DIOS HUMILDE destruirá a los fuertes y
poderosos que creen no necesitar a Dios porque creen
bastarse a sí mismos, y levanta a los humildes y los colma
de bienes y bendiciones incesantes de generación en
generación. Por ello san Miguel Arcángel grito lleno de
confianza y celo santo por amor a Dios: “¿Quién como Dios?
Nadie como Dios.”
SANTA TERESA DE ÁVILA no estudio Teología y, alcanzó de
Dios tal sabiduría espiritual que ha sido proclamada Doctora
de las Iglesia en 1970 por el papa SAN PABLO VI. “Como
dice la Escritura: “Haré fallar la sabiduría de los sabios y
echaré abajo las razones de los entendidos” (Is 29,14).
Sabios, filósofos, teóricos reconozcan a Dios. La “necedad”
de Dios es más sabia que la sabiduría de los hombres, y la
“debilidad” de Dios es más fuerte que la fuerza de los
hombres...
SAN AGUSTÍN, en el primer libro de LAS CONFESIONES, hace
esta plegaria: "Tú me incitas a que me deleite en alabarte,
porque nos has hecho para Ti y nuestro corazón está
inquieto hasta que no repose en Ti". Y en una carta afirma:
"amamos el reposo, pero si no es amando a Dios no lo
encontramos".
Fíjense, hermanos, a quiénes ha llamado Dios. Son pocos
los de ustedes que pueden considerarse cultos y son pocos
los que son pudientes o que vienen de familias famosas.
Pero Dios ha elegido lo que el mundo tiene por necio, con el
fin de avergonzar a los sabios; y ha escogido lo que el
mundo tiene por débil, para avergonzar a los fuertes. Dios
ha elegido a la gente común y despreciada; ha elegido lo que
no es nada, para rebajar a lo que es. Y así ningún mortal ya
podrá alabarse a sí mismo delante de Dios... La Escritura
dice: “No se sientan orgullosos, más bien estén orgullosos
del Señor” (Jer 9,22).
DIOS SE ABRE A QUIEN LE BUSCA CON FE, AMOR, PIEDAD Y
RESPETO. Dios se revela a los sencillos: a los que saben que
no saben, a los que no necesitan pruebas, a los que se abren
a las enseñanzas del Espíritu Santo.
SAN AGUSTÍN: “Tal es el camino: camina por la humildad
para llegar a la eternidad. Dios-Cristo es la patria a donde
vamos; Cristo-hombre, el camino por donde vamos” (S
123,3). Jesús afirma: “Yo soy el Camino, la Verdad y la
Vida.”
LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA, modelo de humildad y de esa
Sabiduría que viene de Dios, sabe que nada puede por sí
sola. Por ello reconoce que, no ella, sino Dios, el Poderoso,
“ha hecho grandes cosas” en ella (Lc 1,49).
Dios nos ayude a quitar el egoísmo y el pecado, para vivir en
la verdad, humildad y en la gracia de Dios. Dios te bendiga.
Dom, XIV tiempo ordinario, ciclo A.

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