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RAYO SINCRONIZADOR
Hunab Ku, El Incognoscible.
En todas las teogonías, siempre hay un principio y un fin, Alfa y Omega de todo cuanto
existe, pero que es inconmensurable, ese es el Dios inmanifestado, el Absoluto.
Por sobre todo, en todos los mundos y en todos los tiempos existe el Absoluto, espíritu
universal inimaginable, sin forma, Hunab Ku, en la mitología maya, la deidad única,
existente en sí misma, al margen del tiempo y del espacio que afirma su divinidad
descendiendo al “segundo nivel”, es decir, de él emana El Dios Trece o ITZAM NÁ, el Dios
dual, el uno que es dos, al desdoblarse para crear, se manifiesta como IXPIYACOC, Aspecto
Masculino e IS BU CAME, Aspecto Femenino. Así tenemos, EL VIEJO y LA VIEJA, EL DIOS
VIEJO, que se desdobla según los libros sagrados mayas, para crear el universo.
Hunab Ku (padre y señor de todos los dioses), es considerado el ser absoluto, que jamás
fue representado bajo ningún aspecto o concepto, y que sin embargo, estaba presente en
todo como dador de la medida y el movimiento.
Hunab Ku: Máximo Dios creador maya, el Supremo Parabrahatman, de los hindúes, el
Eterno Padre siempre oscuro y del cual emanamos todos.
Los Mayas tienen las claves de la sincronización de cada Sistema Solar Pleyadiano con las
vibraciones del Tiempo Cósmico. Por esta razón fueron invitados a hacerse cargo de
sincronizar el Reloj del Tiempo de la Tierra con el Reloj del Tiempo Galáctico.
Los Mayas dividían en dos fracciones de 12.812 años la rotación completa del Sistema
Solar en la galaxia. Llamaban Día a la fracción más cercana al centro de la galaxia y Noche
a la parte más alejada del mismo. Igualmente dividían dicha rotación en cinco períodos de
5.125 años a los que nombraban Mañana, Mediodía, Tarde, Atardecer y Noche. Cada
movimiento conlleva un cambio cualitativo en la superficie de la Tierra y en los patrones
de comportamiento de humanos, plantas y animales.
Cada 5.125 años, desde Hunab Ku, el centro de la Vía Láctea, surge un mega rayo que
sincroniza al Sol y a todos los planetas con una poderosa emanación de energía. Según los
Mayas, la energía transmitida por el rayo sincronizador activa el ADN original de la especie
Humana en todo individuo que vibre en armonía con las nuevas frecuencias que lleguen al
planeta.
El día 12 de diciembre del 2004 la manecilla horaria del Reloj del Tiempo de la Tierra
marcaba 12 y el minutero y segundero marcaron 12:12. La Gran Inundación de este
tiempo ocurrió el 26 de diciembre del 2.004 inclinando levemente el eje de la Tierra,
alterando ligeramente su forma y su orbita.
Las altísimas frecuencias vibratorias de tan poderosa explosión están siendo absorbidas
por todos los cuerpos celestes de la galaxia excitándolos energéticamente. La excitación
energética de nuestra galaxia evoca una respuesta igual en cada una de sus nebulosas,
conglomerados estelares, y sistemas solares elevando todos y cada uno de los niveles
energéticos.