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1-EL GRAN CICLO CÓSMICO

Vivimos una época extraordinaria: Llegamos a la mitad del Gran Ciclo


Cósmico.
Experimentamos un momento de gran trascendencia. La oportunidad
para generar un orden más armónico sobre la Tierra. Los Sacerdotes
sobrevivientes de la desaparecida civilización Atlante, lo sabían.

Tallaron inmediatamente después del Diluvio, la Esfinge en Egipto para


llamar nuestra atención, para hacernos pensar en el enigma de su forma
y localización. Querían que descifráramos sus claves y obtuviéramos
acceso a una antiquísima información de sabiduría, sobre la existencia
de un cíclico cósmico, de un orden superior que determina nuestra vida.
Un ciclo sobre el que también dejaron información en el Zodiaco. Fue
uno de sus muchos legados a la organización de sacerdotes egipcios,
que ellos estructuraron. Su información permitió que la cultura egipcia
naciera madura, sin infancia, que emergiera súbita y misteriosamente,
con una escritura hieroglífica coherente, con fundamentos filosóficos,
astronómicos y matemáticos, que no tuvieron un desarrollo previo. Ese
conocimiento del Gran Ciclo anterior nunca fue superado en todo el
desarrollo posterior de su civilización.

El Gran Ciclo Cósmico tiene un intervalo de 26.000 años, durante el cual


las 12 constelaciones de estrellas zodiacales se desplazan frente al
horizonte terrestre. Simultaneamente el eje de la tierra va alternando su
orientación hacia las 6 constelaciones circumpolares, situadas sobre el
Polo Norte de la Tierra. Esos movimientos determinan los períodos en
que recibimos la energía de las estrellas, de los planetas y también unos
pulsos periódicos del centro de la galaxia. Ese gran intervalo anida en su
interior muchos ciclos menores que organizan nuestra vida como el ciclo
del año solar que ordena las 4 estaciones climáticas y el ciclo de
rotación de la Tierra que crea los intervalos de luz y de oscuridad de
cada día. La trascendencia de los zodíacos, maya y egipcio será
explicada en un capítulo posterior.

Los Atlantes y los Egipcios creían en la reencarnación. El Zodíaco


comunica que tipo de influencia ejerce la energía de las estrellas en la
secuencia de reencarnaciones de los hombres, sobre los atributos de su
personalidad en el momento del nacimiento. Establece un recorrido que
el hombre debe experimentar en muchas vidas para recibir las energías
de todas esas estrellas. De esa manera completa una serie de
experiencias que garantizan el proceso evolutivo de su consciencia. Lo
plasmaron en una gráfica con 12 símbolos que representan 12 distintas
experiencias de aprendizaje, 12 distintos estados de ser.

Los Olmecas, la ¨cultura Madre¨ de los Mayas, también nos dejaron


información sobre el Gran Ciclo.

Los Olmecas decidieron marcar un período corto pero intenso que


sucede en el punto medio del Gran Ciclo por la vasta capacidad de
transformación que tiene. Para avisarnos de eso hace miles de años
iniciaron una cuenta regresiva que termina en los tiempos que vivimos.
Buscaban que en estos momentos tomáramos decisiones con serenidad
y sabiduría, para encausar positivamente los grandes cambios que
vivimos y los que se avecinan.

Los Mayas fueron los que verificaron la existencia del Gran Ciclo
Cósmico.

Sin embargo fueron los Mayas los que diseñaron los más exactos
calendarios de todos los tiempos con la información que obtuvieron al
verificar su existencia. También nos dejaron inscripciones con los
principales eventos de su historia en cientos de Estelas (piedras
talladas), en la notación de la cuenta regresiva del calendario que
llamaron la ¨Cuenta Larga¨. La piedra mantuvo la memoria de su pueblo y
las comprensiones que obtuvieron sobre el universo, permitiendo que su
información llegara hasta nosotros. Los Mayas elaboraron sus profecías
a partir del conocimiento de los ciclos. Confirmaron que la realidad es
cíclica, que los eventos que inducen se repiten. Cada intervalo es único
y especial, tiene algunas diferencias que lo distinguen, pero todos
conservan una esencia común. Los ciclos ordenan las transformaciones
dinámicas que se suceden instante tras instante en el universo para
darle una secuencia lógica a nuestra vida. Permiten que nuestra mente
se acomode al cambio constante y espere sin angustia el futuro
inmediato. Esa regularidad también evita la aparición de situaciones
bizarras y de transformaciones ilógicas y súbitas, como las que ocurren
en los sueños ordinarios. Con ese conocimiento solo necesitaban saber
cuándo comenzó y cuándo terminó un ciclo, qué características
manifestó y qué resultado produjo, para de ahí en adelante predecir
cuándo volvería a repetirse y que tipo de eventos se podía esperar que
sucedieran. Ésto es lo que fundamenta sus predicciones científicas, su
visión de eventos y situaciones que tienen gran probabilidad de
manifestarse durante los 20 años del intervalo de transición del Gran
Ciclo que, de acuerdo a su información, terminan en el año 2012 y sobre
todo de la aparición de un nuevo orden en la primavera del año 2013.

Llegó "El Tiempo del No-Tiempo"

Los Mayas visualizaron esta época como un ¨Momento Evolutivo¨, un


intervalo muy corto comparado con el Gran Ciclo donde se anida, pero
muy potente, porque genera efectos rápidos, cambios profundos e
intensos en la naturaleza y en el hombre.

Lo llamaron ¨El Tiempo del No-Tiempo¨, porque es este un período en el


que nuestra civilización finaliza 13.000 años de gestación y de
adquisición de comprensiones de una manera difícil, a tientas, en la
oscuridad. Es una fase corta pero tremendamente intensa en la que
determinaremos como serán los siguientes 13.000 años del Gran Ciclo.
Es entonces, como un día Galáctico, el cual tiene 13.000 años de
oscuridad y 13.000 años de luz, separados por un corto momento de
vasta transformación, sería como el amanecer, que es también cuando
más oscura es la noche. Un momento en el que cambian las condiciones
y el orden imperante sobre la Tierra.

El mundo no se va a acabar, estamos en la mitad del gran ciclo cósmico


de 26.000 años que la ciencia llama la "Precesión de los equinoccios"
Los desplazamientos de las estrellas y del eje de la Tierra siempre se
han medido el 21 de Marzo, día del Equinoccio de Primavera porque la
posición de la Tierra con relación al Sol y a las estrellas facilita la
medición y el registro de la bóveda celeste, como veremos más
adelante. Se le llama Equinoccio porque ese día el intervalo de oscuridad
y el intervalo de luz son exactamente iguales. Los antiguos creían que la
neutralidad predomina, que el bien y el mal están en equilibrio. La
ciencia estima que esos movimientos tardan 25.625 años solares de
365,2422 días o sea que duran 9.359.331 días. Los Mayas a los que les
gustaban las cifras enteras, elegantes, que facilitan las cuentas, los
estimaron en 26.000 años mayas de 360 días, o sea que duran 9.360.000
días. Una diferencia de solo 669 días entre la estimación Maya y la de la
ciencia actual en un período tan largo no justifica complicarse con
tantos números, de modo que haremos como ellos para facilitarnos las
cuentas y para recordar bien las cifras, diremos que el Gran Ciclo tiene
26.000 años.

El Gran Ciclo determina los intervalos en que el centro de la


galaxia irradia pulsos de energía.
Los pulsos periódicos de alta energía, aceleran la actividad del sol que
irradia más energía hacia el sistema solar, lo que provoca grandes
cambios sobre la tierra.

El pulso del corazón de la Galaxia es muy intenso cada 26.000 años,


momento en el cual finaliza un Gran Ciclo y comienza uno nuevo. Esto
provoca cataclismos que han destruído al menos 4 veces la civilización
sobre la tierra, como sucedió hace 13.000 años cuando tuvo lugar el
llamado Diluvio Universal, que destruyó a la civilización Atlante,
momento en que comenzó nuestro actual Gran Ciclo. Ese hecho que
finalizó el largo período de glaciación sobre la Tierra, esta verificado por
la ciencia actual, como veremos más adelante. Exactamente en la mitad
entre esos pulsos intensos, el Centro de la Galaxia irradia un pulso de
menor potencia, que también estimulan al Sol a irradiar más energía
hacia la Tierra. Ese pulso menor no provoca cataclismos sino
transformaciones en la naturaleza como sucedió en los Ciclos Solares 22
y 23. El último terminó en el año 2006, que han sido de los que más
Manchas Solares y Tormentas Magnéticas han tenido en 253 años que
llevamos registrando su actividad. Todo esto está generando cambios en
el Sistema Solar y en el clima de la Tierra, que examinaremos
detalladamente.

El gran ciclo ajusta la realidad a un orden sagrado que


garantiza la evolución de la consciencia de la humanidad.
Forma parte de un Plan supremo establecido por Hun’ab K’uh, la
extraordinaria mente del universo que permanece en la neutralidad
como observador imparcial de nuestras creaciones y experiencias.

Olmecas y Mayas vieron al universo como un extraordinario organismo


del que todos formamos parte y pensaron que su corazón palpita en el
centro de la galaxia. Lo llamaron Hun'ab K'uh. (Hun significa primero, 'ab
significa estado o manifestación y K’uh significa Dios. La primera
manifestación física de Dios).

El universo es una escuela para los hijos de Dios.


Aprendemos a través de eventos y experiencias que vivimos en carne
propia, para comprender y tener certeza de lo que es verdad: La
neutralidad, la armonía, el respeto, la tolerancia, la incondicionalidad y
la serenidad, son las características y cualidades del Amor, que es su
esencia.

Sus estudios, nos indican que el corazón de Hun'ab K'uh palpita


regularmente, para sincronizar y mantener la cohesión de las entidades
a distintas escalas, que anida en su interior. Ese latido regular tiene dos
ritmos, uno de gran potencia y otro más suave, y de menor intensidad,
que son los que estructuran el Gran Ciclo Cósmico. Se sienten cuando
Hun'ab K'uh emite un pulso de ¨K’uh Lel¨ (así llamaban a la energía que
irradia, hacia infinidad de Sistemas Solares, como el nuestro, donde
existe la vida). El suave pulso intermedio de Hun'ab K'uh irradia un flujo
menor de energía que lo que potencia son transformaciones en el
Sistema Solar y en la naturaleza. De esa manera genera eventos y
experiencias que inducen comprensiones en nuestro interior, que
cambian y amplían nuestra visión de la realidad. Es su forma de
fomentar nuestro perfeccionamiento, la evolución de nuestra
consciencia y de facilitar que nosotros libremente logremos crear una
realidad cada vez más armónica.

Llegaron las crisis de ¨El Tiempo del No-Tiempo¨.

Cambios de todo tipo, sociales, políticos, económicos, religiosos,


tecnológicos e innumerables fenómenos naturales, están provocando
una gran crisis y son señal que el Gran Cambio profetizado por los Mayas
está en proceso. Recibimos el flujo de energías del ritmo intermedio del
Gran Ciclo y nuestro mundo se encuentra en el período de
transformación que los Mayas llamaron ¨El Tiempo del No-Tiempo¨. El
que, luego de un profundo reajuste del orden existente, dará paso a
13.000 años de luz y de armonía. Experimentamos un ¨Momento
Evolutivo¨, una coyuntura única en la cual tenemos la oportunidad de
definir cómo queremos que sea la sociedad en la que queremos vivir.

Las 12 Constelaciones Zodiacales siempre se han visto como si


estuvieran sobre una esfera imaginaria que llamamos la bóveda celeste.
Las 6 Constelaciones circumpolares están en la parte superior. El eje
polar del planeta va cambiando su orientación de constelación en
constelación durante 26.000 años. Actualmente está dirigido hacia la
estrella Polaris, de la constelación de la Osa Menor.

El Sol impulsa a la naturaleza a generar Eventos de Destino.


Terremotos, tsunamis, huracanes, sequías, cambios extremos de clima,
situaciones difíciles e inesperadas que sacuden el orden existente.

Eventos que nos enfrentan a muchos directamente con la muerte o nos


acercan indirectamente a ella a través de las noticias en los medios de
comunicación. La muerte cercana nos impacta impulsándonos a salir de
la burbuja egoísta en la que vivimos. Además produce algo muy
importante: genera un estado de neutralidad interior que nos permite
evaluar lo vivido sin decirnos mentiras, un repaso imparcial de lo que
nuestra conducta ha causado a nuestro alrededor o lo que hemos
permitido que suceda. Esta evaluación nos permite comprobar nuestros
aciertos o nuestras equivocaciones, lo que produce grandes
transformaciones en nuestro interior y hace que surjan comprensiones
sobre el verdadero propósito de nuestra vida. La presencia de la muerte
también induce a muchos de nosotros a tocar fondo rápidamente, lo que
permite que limpiemos nuestra mente de oscuridades y pensamientos
negativos. Los Eventos de Destino generan grandes transformaciones en
nuestro interior.
Los eventos de destino potencian lo que no funciona: Las
situaciones que nos hacen sufrir.
El Tiempo del No-Tiempo¨ también amplifica lo negativo, para que no nos
quede más opción que enfocar nuestra atención en ello, solucionarlo, y
así dejar de sufrir.

Igual suceden Eventos de Destino colectivos, que cambian súbitamente


el orden existente y crean situaciones que amplifican lo que no funciona
en las estructuras que soportan a nuestra sociedad. Se amplifica lo que
siempre ha creado conflicto y sufrimiento. Para evitarlo debemos
resolver lo que no funciona, sin reaccionar impulsivamente porque esto
solo aumenta el conflicto y el sufrimiento. Solo a través del consenso y
no con la fuerza pueden darse los cambios internos y la manifestación
de un Orden Nuevo que traiga una era de armonía para toda la
humanidad.

¨El Tiempo del No-Tiempo¨ genera Eventos de Destino para que se


amplifique lo que no funciona, lo que genera sufrimiento, para que nos
enfoquemos en corregirlo.

El ataque a las torres gemelas en Nueva York: Primer Evento


de Destino colectivo.

En Septiembre del 2001, 3.500 millones de personas vivimos en directo


por televisión un evento que impulsó la transformación del orden
existente.
La destrucción en un ataque terrorista de las Torres Gemelas en Nueva
York fué un evento que cambió totalmente el orden establecido.
Curiosamente está representado por la carta diez y seis del Tarot, cuyo
arquetipo (la gráfica que transmite información directamente al
inconsciente colectivo) es la destrucción de una torre por un rayo; carta
que representa a Marte, un planeta asociado con la guerra. El evento que
surge por un problema aún no resuelto en el medio oriente, inició una
serie de procesos y experiencias que generaron y están generando
comprensiones para toda la humanidad. También nos mostró lo fácil que
es que el orden establecido se desmorone súbitamente, iniciando los
cambios que al final van a generar una era de armonía. Ante este ataque,
el gobierno de los Estados Unidos reaccionó basado en la creencia que
debe cobrarse ¨Ojo por ojo y diente por diente¨. Con orgullo patrio
empleó su enorme fuerza basado en otra creencia llamada la ¨Ley del
más fuerte¨.

Una economía basada en la industria militar establece el control y


mantiene el orden a través de la fuerza y el miedo. Se expande
rápidamente debido a la guerra.

Entre el 2001 y el 2007 el gasto militar se triplicó en el mundo. Esta


expansión permitió que el dinero fluyera rápidamente. Los índices de
bolsa subieron de manera continua después del caos inicial que produjo
el ataque. El crédito se hizo fácil. Se concedieron millones de préstamos
hipotecarios, muchos de ellos a personas que realmente no tenían como
pagarlos. Por otro lado cientos de grandes compañías entraron en un
proceso de codicia adquisitiva para expandir su tamaño. Prestaron
enormes sumas de dinero para comprar a su competencia a precios
altísimos, cuando los bienes que éstas producían no lograban generar el
dinero para pagar la deuda contraída. El valor de los bienes y productos
generados en el mercado se sobrevaluó en un 40% debido a
especulación que facilitó la poca supervisión y regulación
gubernamentales. Fué así como las grandes compañías comenzaron a
quedar ilíquidas. Todo ésto sumado produjo una gran caída en la bolsa. El
50% de la burbuja de sobrevaluación especulativa (14,5 quintillones de
dólares) desaparecieron instantáneamente.

Millones de personas fueron despedidas, por lo cual dejaron de pagar las


cuotas mensuales de sus casas, creando un caos financiero. Cientos de
miles de propiedades quedaron en poder de los bancos que salieron a
ofrecerlas al mejor postor, ocasionando una baja en el precio de todas
las viviendas del mercado. Como consecuencia, miles de personas
terminaron debiendo a los bancos más de lo que sus casas valían, a
pesar de haber pagado con gran esfuerzo mucho dinero a cuenta de su
deuda. Esto, sumado a las restricciones de efectivo y de oportunidades
de trabajo, los obligó a entregar sus casas a los bancos y perder lo
invertido, lo cual profundizó la crisis de una manera extraordinaria. En el
2008 grandes instituciones que tenían casi todos sus recursos
financiando las hipotecas de esas viviendas, se encontraron
súbitamente ilíquidas y el efecto dominó comenzó a generar quiebras en
todo el mundo. Finalmente esta crisis nos está permitiendo descubrir
que un sistema económico tan interconectado, es igual de fuerte al más
débil de sus eslabones.

La economía prácticamente se detuvo. Esto coincidió con la realización


de elecciones en las que la gente descontenta depositó masivamente un
voto de protesta, lo que generó algo inesperado...

El ascenso de un presidente negro con raíces árabes y africanas en una


sociedad orgullosamente blanca, convertida en anti-islamista como
resultado de una intensa campaña de desinformación llamada ¨La Guerra
Contra el Terror¨. En ese momento el gobierno anterior decidió inyectar
10 quintillones de dólares a las grandes compañías y bancos, para
reestablecer el Status Quo. El nuevo gobierno decidió validar esa
decisión antes que entregar el dinero a millones de familias que debían
una suma prácticamente igual (10,5 quintillones de dólares) para que
conservarán o recuperarán sus viviendas en condiciones de verdadero
apoyo. Esto hubiera restablecido realmente la economía, recuperando el
optimismo y la confianza del planeta entero en su sistema y en el
llamado ¨Sueño Americano¨.

Un Evento de Destino Colectivo que no ocasionó muchos muertos, pero


sí una tremenda conmoción mundial, resaltó muchos de los problemas
que tenemos que corregir. También condujo a todo el sistema a entrar en
una profunda crisis de la que no ha podido recuperarse hasta el
momento. La confianza de la humanidad en el orden establecido está
fallando y, como veremos más adelante, esa es la semilla del cambio.
Los Eventos de Destino nos hacen cambiar interiormente, lo que
modifica nuestra conducta. Cuando eso sucede masivamente, genera
transformaciones en las instituciones que fundamentan el sistema.
Cambia el orden que ha estructurado a la sociedad, para generar uno
más armónico y solidario.

Vivimos un momento de transición en la mitad exacta del Gran Ciclo


Cósmico de 26.000 años, 13.000 años después del Diluvio Universal que
finalizó el ciclo anterior de la civilización Atlante.

El mundo no se acaba, solo se transforma. Experimentamos ¨El Tiempo


del No-Tiempo¨, un momento de cambio que es parte esencial del Plan
Supremo para potenciar la evolución de nuestra consciencia. Realmente,
fuimos nosotros mismos, quienes escogimos reencarnar en estos
tiempos para participar de una crisis que pondría en tela de juicio todas
nuestras creencias, para así dar un enorme salto, en el camino de
encuentro con nuestra verdadera Esencia.

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