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A través de la presentación de este artículo se quiere informar y exponer a los jóvenes
lectores acerca de cómo en tiempos de pandemia se produjeron, consumieron y significaron
sonidos y música en mi ciudad, y puedo comenzar dando a conocer que vivo en
Villavicencio, capital del Departamento del Meta, una ciudad que fuertemente golpeada por
la pandemia, y donde de diversas formas se manifestaron sonidos y tipos de referencias
musicales que quiero mencionar a través de este escrito.
Si bien, concuerda en algo la situación de mi ciudad con lo que menciona (Rodríguez,
2021) es en que, lo que más se oía, en especial alrededor de Hospitales y casas donde
estaban personas aisladas era el llanto y el aplauso; el llanto por parte de familiares y
amigos que perdían a sus familiares a diario a causa de este virus, personas que
desconsoladas escuchaba llorar sin cansarse, como también se oían aplausos por parte de
todo el sector médico y hospitalario que usaban las palmas en honor a aquellos colegas que
también perdían su vida ayudando a combatir esta pandemia; lo anterior lo pude evidenciar
y sentir de cerca, puesto que como mencione en la exposición escrita tuve que pasar un
tiempo en el hospital, lugar donde escuchaba a diario y constantemente los pitidos de los
aparatos, como los llantos, gritos, quejidos y demás que me produjeron en momentos,
desespero y angustia que a veces lo único que quería era no estar ahí.
Pero después de salir del hospital y ya logrando alejarme un poco de este tipo de
sonidos, y estando en mi casa, donde pasé gran parte de toda la pandemia, en específico
mantenía en mi habitación la cual quedaba contigua a la calle, y pude ser testigo de algunas
expresiones sonoro-musicales que se producían en los alrededores de mi sector residencial,
tales como el sonido de los pitos de los carros y motos que transitaban con gran flujo por
una de las calles más cercanas a la casa, también era común oír todos los días la algarabía
de los vendedores ambulantes que no podían faltar usando diferentes tácticas para así
llamar la atención de los compradores, quienes les respondían desde ventanas y puertas de
sus casas con chiflidos y gritos para poder ser escuchados y atendidos sin salir de sus
residencias; también se oía muy a menudo las sirenas de las patrullas de la policía vigilando
que nadie saliera sin el debido permiso a las calles, también fue común que como la
mayoría de personas manteníamos en casa a causa de la prohibición de salir, recurrir a ver
televisión y pasar oyendo y viendo películas, series, como también noticias.
Otro tipo de manifestación sonoro que recuerdo, se producía a escasas cuadras de mi
casa donde un grupo de jóvenes del sector se reunían en un salón de la casa de uno de ellos
a ensayar música de diferentes géneros como pop, tropical, vallenato y baladas, esto
generaba de cierta forma un ambiente de tranquilidad o paz en medio de tantos sonidos y
ruidos desagradables como los sonidos de las sirenas de las ambulancias o del fluido
tránsito vehicular, estos jóvenes ensayaban de 2 a 3 horas, cada 2 días aproximadamente, y
no faltaban también los vecinos que usaban a menudo sus parlantes o teatros en casa con
música a alto volumen.
Pero tomando en cuenta también el tema de la virtualidad incluida por el autor del texto
base, era común acudir a realizar video llamadas por diferentes plataformas virtuales para
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Referencias Bibliográficas
(Rodriguez Reinoso, 2021) tomado de
http://revistascientificas.filo.uba.ar/index.php/oidopensante/article/view/8468/9375