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MA R E PU R PU R E U M .

P RO D UCCIÓ N Y CO M ERC I O D E L A P Ú R P U R A
EN E L LITO R A L AT L Á N T I C O N ORT E A F RI C A N O
Alfredo Mederos Martín · Gabriel Escribano Cobo
Madrid · La Laguna, Tenerife

Introducción población cretense de Itanos. Es presumible


que algunos trajes minoicos del Heládico Fi-
L a clave de la púrpura es la perdurabilidad
de su color, el cual se mantenía al paso del
tiempo, y se «conservaba aún su fresco y vívi-
nal I en los frescos de Tera, caso de “The Hou-
se of the Ladies” (Doumas 1992, pp. 40-41,
do color, a pesar de que se hallaba en el pala- figg. 9-10), los cuales muestran un borde de
cio desde hacía ciento noventa años (…) [con] color rojo o violáceo se trate de púrpura, al
su brillo nítido y resplandeciente» (Plut., Vit. estilo de la toga praetexta romana. Los textos
Alex., XXXVI, 2-3, trad. A. Guzmán). micénicos hacen referencia a la po-pu-re-ia o
A partir del Bronce Final los adornos de oro púrpura, mientras que en Creta una tableta
y los vestidos de púrpura se van a convertir en de Cnoso, KN X976 menciona la wa-na-ka-te-
el principal reflejo de la riqueza y la posición ro po-pu-re-[ia] o púrpura real, probablemente
social, un «Doble manto de lana purpúrea lle- púrpura tiria (Stieglitz 1994, p. 52).
vaba allí Ulises, el divino; teníalo ajustado con
broche de oro» (Od., XIX, 225-226), situación Centros de fabricación
que no se modificará hasta finales del Imperio y typos de púrpura
Romano, mostrándose en el palacio vincula- Las inscripciones reales asirias no indican con
do con la realeza y en el templo en relación seguridad el pago de tejidos teñidos de púr-
con los sacerdotes y la divinidad. pura por parte de las ciudades fenicias (Bun-
Como refleja la Illiada y la Odisea, el man- nens 1985, pp. 127-129), aunque sí se mencio-
to de púrpura era el símbolo que distingía a na en una inscripción de Salmanazar III, a
Agamenon (Il., VIII, 221) «con el gran manto mediados del siglo IX a.C. el envío por Tiro y
purpúreo en su recia mano» o a Odiseo (Od., Sidón de lana roja y azul, que podría estar te-
VIII, 84), «tomando en sus manos fornidas la ñidos ya que en un caso usa el termino na4uq-
túnica grande y purpúrea». nê, el azul lapislázuli, mientras que Assurba-
Su explotación está constada en el Levante nipal recibe de Arwad un tributo anual de
desde el Bronce Final en el siglo XIII a.C., lana roja y lana negra. Edom es mencionada
pues el estrato III-IV de Sarepta proporcionó en la Biblia (Ez. 27:16) como un fabricante de
restos de púrpura, especificamente 6,6’-di- púrpura que abastecía a Tiro.
bromoindigotin (DBI), en una jarra de alma- Sin embargo, los principales centros pro-
cenamiento (McGovern – Michel 1984, pp. ductores de tejidos de púrpura del Mediterrá-
67-68, lám. 2). Además, las tablillas de Ugarit neo los señalan sus propias acuñaciones mo-
documentan el envio de 2000 siclos de lana netarias con la representación de la concha del
púrpura desde Ashdod en Filistia a Ugarit murex como un emblema de la ciudad, caso de
(PRU, VI, 156). Tiro (Líbano) a partir de la segunda mitad del
En el Egeo cabe presumir su fabricación en siglo V a.C., Corinto (Grecia), Styra, Eubea
Palaikastro, Creta Oriental, durante el tránsi- (Grecia) y Tarento (Italia) (Besnier 1907, p.
to del Minoico Medio III al Minoico Final I, en 770, n. 9), así como en las referencias de los au-
el siglo XVI a.C. (Reese 1987, p. 202), cuya tra- tores clásicos de las que podríamos seleccio-
dición recoge Herodoto (Hist., IV, 151) para la nar menciones para Tiro (Arist., De color., 8;
RStFen, xxxiv, 1 · 2006
72 alfredo mederos martín · gabriel escribano cobo

Fig. 1. Tipos de moluscos de los que Fig. 2. Murex brandaris


se extrae la púrpura: Murex trunculus, del Castillo de Doña Blanca, Cádiz.
Murex brandaris y Thais haemastoma
(Besnier 1907, p. 770, fig. 5886).
riante más rara pero que habitualmente se
identifica con la púrpura, tiene un tamaño
Philostr., I, 28; Pollux, I, 49), que enviaba máximo de 9 cm, puesto que precisa fondos
artesanos expertos a Jerusalén (2Ch. 2:13), y cu- arenosos o fangosos con profundidades entre
ya púrpura dibapha, la de máxima calidad con -9 y -150/200 m que exigen el uso de redes de
doble teñido, se usó por primera vez en Roma pesca. Está documentada en Tiro (Libano),
el 63 a.C. (Plin., N.H., IX, 61). Laconia, con la Tel Keisan, Tel Shikmona y Tel Mor (Israel),
denominada purpura amiclea (Paus., III, 21, 6; isla de Citera (Grecia), Laconia (Grecia) y Ta-
Clem. Alex., Paedag., II, 10; Ovid., Rem. Am., rento (Italia) (Reese 1979-1980, p. 81; Karmon
707; Amm. Marc., VIII, 28, 9 y IX, 72, 1; – Spanier 1987, pp. 151, 154, 157; Spanier –
Athen., XV, 698; Plut., Apopht. Lacon., 228), Karmon 1987, p. 181). Ha sido identificada
que Besnier 1907, p. 775, cree que en realidad con el término pelagia de Plinio (Forbes 1964,
procedía de la isla de Citera, donde se docu- p. 118; Reese 1979-80, p. 83), quizás porque es
mentó abundante Murex brandaris machacado la de mayor profundidad, o con el buccinum
(Coldstream – Huxley 1972, p. 37), aunque (Besnier 1907, p. 770; Doumet 1980, p. 10;
Pausanias en su Descripción de Grecia (III, 21, 6) Fernández Uriel 2001b, p. 71). El término
menciona como zonas de producción diferen- pelagia lo usa Plinio (N.H., IX, 63) en ocasiones
tes a Laconia y Citera. Corinto en la Focide como alternativo de la purpura (Ziderman
donde la población de Boulis sólo se dedicaba 1990, p. 99), que nos parece ser la que men-
a su captura (Paus., X, 37, 3), y Tarento en el ciona Plinio (N.H., IX, 61) por la descripción
Sur de Italia (Hor., Ep., II, 207; Pers., Epigr., de las puntas salientes a modo de espinas que
II, 65). En el Norte de África, Mennix en la isla posee.
de Djerba de las Sirtes Menores en Túnez El Murex trunculus, con un tamaño máximo
(Strab., Geogr., XVII, 3, 18), y la costa de la Ge- de 8 cm., es el más frecuente en el Mediterrá-
tulia atlántica en Marruecos (Hor., Ep., II, 2, neo en los fondos pedregosos con arena, pero
181; Juv., VIII, 101 y IX, 19). siempre próximos a fondos rocosos, en pro-
Al menos en época romana, el texto de Pli- fundidades entre -1.5 y -12 m, aunque lo habi-
nio (N.H., IX, 61) es lo suficientemente claro tual es su presencia a partir de -15 m y pueden
en elegir en algunos de los centros ya men- alcanzar hasta 100/129 m, prefiriendo bahías
cionados, la mejor púpura de Asia estaba en protegidas y puertos, siendo capturados con
Tiro, la de Europa en Laconia y en África las nasas de pesca. Está documentado en Sidón y
de Mennix y la ribera getúlica del Océano Sarepta (Líbano), Tel Keisan, Tel Shikmona y
Atlántico. Tel Dor (Israel), Hala Sultan Tekke (Chipre),
La púrpura procede de tres tipos de espe- isla de Delos en las Cíclades (Grecia), Monte
cies, el Murex brandaris, el Murex trunculus y el Circeo (Italia), Mozia (Sicilia), Leptis Magna y
Thais haemastoma. El Murex brandaris, la va- Berenice (Libia) (Reese 1979-1980, p. 81; Kar-
mare purpureum . producción y comercio de la púrpura 73
mon – Spanier 1987, pp. 151, 154-155; Spanier
– Karmon 1987, pp. 180-181; Ziderman 1990,
p. 99). Se ha identificado con la purpura de Pli-
nio (Desjacques – Koeberlé 1955, fig. 4;
Forbes 1964, p. 118; Doumet 1980 y Doumet
1992, p. 359) o con el buccinum (Besnier 1907,
p. 770; Doumet 1980, p. 10; Fernández
Uriel 1995, p. 311 y Fernández Uriel 2001b,
p. 71), pero quizás debe identificarse con el
murex que Plinio (N.H., IX, 61) parece diferen-
Fig. 3. Thais haemastoma
ciar de la purpura y del buccinum, aunque lue- del islote de La Graciosa, Lanzarote,
go sólo se centre en estos dos últimos (Plin., Islas Canarias.
N.H., IX, 61), quizás al unificarlos por la forma
redondeada del murex y el buccinum.
El Thais haemastoma, presenta un tamaño Durante el invierno, y en particular el inicio
máximo de 8 cm., en fondos rocosos, con pro- de la primavera (Ibid., IX, 63) porque es cuan-
fundidades que en el Mediterráneo no supe- do se reproducen, es la mejor época para cap-
ran habitualmente entre -1.5 y -3 m, aunque turarlas con nasas, porque en verano el tinte
pueden en ocasiones llegar a -15 m, quedando pierde calidad (Ibid., IX, 63), tras reproducirse,
frecuentemente expuestos al bajar la marea, pues parte del tinte pasa a los huevos y tien-
adheridos a las rocas, lo que permite cogerlos den a ocultarse. En este sentido, las cápsulas
a mano en los días de mar en calma porque de los huevos maduros de los murex tienen un
tienen la capacidad de respirar el aire (Spa- importante porcentaje de púrpura DBI que
nier – Karmon 1987, pp. 181-182; Ziderman les sirve para no ser un alimento apreciado
1990, p. 99). Es la especie mayoritariamente por los peces u otros predadores (Jensen
identificada con el buccinum de Plinio (Des- 1963, p. 108). Así, en las aguas mediterráneas
jacques – Koeberlé 1955, p. 198, fig. 4; For- de Israel, son más abundantes en la superficie
bes 1964, p. 118; Reese 1979-1980, p. 83; Zi- marina los meses de invierno, mientras que
derman 1990, p. 99), aunque también lo ha en verano tienden a enterrarse en la arena de
sido con la purpura (Besnier 1907, p. 770; los fondos marinos para evitar el aumento de
Doumet 1980, p. 10; Fernández Uriel 1995, la temperatura del agua en verano, siendo los
p. 311; Fernández Uriel 2001b, p. 71), pero mejores meses en primavera durante parte de
los datos aportados son relativamente preci- Abril y Mayo o en invierno durante Octubre
sos pues indica la forma redondeada del buc- y parte de Noviembre si se capturan en alta
cinum y lo más importante, su presencia ex- mar, caso del Murex brandaris (Spanier –
clusiva en fondos rocosos (Plin., N.H., IX, 61) Karmon 1987, pp. 189-190).
frente a los arenosos del Murex brandaris o los Los ejemplares más pequeños eran macha-
pedregosos con arena del Murex trunculus. cados, mientras que de los más grandes se ex-
La captura de las púrpuras se realizaba ha- traía el molusco con un objeto puntiagudo
bitualmente con nasas, que podían estar fa- (Plin., N.H., IX, 61), cortándose la punta del
bricadas con mimbre de junco unidas por ani- animal que contiene el tinte, una glándula hi-
llos de madera, para capturarlas vivas (Plin., pobranquia, aunque debía tenerse cierto cui-
N.H., IX, 62), y así no perder el líquido que dado porque el tinte produce en ocasiones
portan, el cual exhalan antes de morir (Ibid., irritaciones y alergias, y su rotura al macha-
IX, 61), y como son carnívoros se utilizaban carlos también podía ser una solución rápida
como cebo los bivalvos que a veces las atra- y eficaz (Jensen 1963, p. 108).
paban (Ibid., IX, 62), caracoles, pedazos de La glándula hipobranquia contiene un éter,
carne en malas condiciones, restos de alimen- la murexina o urocanylecholine, secrección
tos, etc. neurotóxica producida en la zona media de la
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glándula que provoca la parálisis en animales ciseisavo de la cantidad originaria (Born 1937,
de sangre fría como los peces y la relajación p. 112; Jensen 1963, p. 108), obteniéndose una
de los músculos de cierre en los bivalvos para masa líquida oscura con tonos rojos (Plin.,
acceder a ellos como predadores (Spanier – N.H., IX, 63). Lamentablemente, Plinio no
Karmon 1987, pp. 183, 185). Además, depen- aporta datos sobre las condiciones de luz don-
diendo del sexo, los de sexo femenino emiten de se realizaba este proceso, total oscuridad,
una feromona exocrina que atrae a sus con- luz parcial o al aire libre.
géneres masculinos desde distancias significa- El Murex trunculus contiene indigotin y 6,6’-
tivas, agrupándose al alcanzar el agua 19 gra- dibromoindigotin (DBI), mientras que Murex
dos de temperatura avanzada la primavera y brandaris y Thais haemastoma contienen ex-
el verano, formándose diferentes clúster con clusivamente DBI. Este componente fue de-
centenares de múrices que copulan de forma tectado por primera vez en Murex brandaris
promiscua (Spanier – Karmon 1987, p. 187). por Friedländer 1909. El indigotin se obtie-
El único ingrediente que necesitaban según ne de la hidrólisis enzimática de los éteres, se-
Plinio (N.H., IX, 63) era el agua salada, ioniza- guido por oxidación por el aire y fotooxida-
da con añadido de sal, 545.8 cc por cada 32.7 Kg ción por la luz, emitiéndose sulfuros de olor
de masa, por su composición acido-alcalina y desagradable (Michel – McGovern 1987, p.
para prevenir la descomposición, y allí los mo- 138; McGovern – Michel 1990, p. 72). La
luscos maceraban al sol tres días por oxidación presencia exclusiva de indigotin en el Murex
atmosférica. No obstante, a partir de nuevos trunculus le hace proponer a Doumet 1980 y
análisis, Michel y McGovern (Michel – Doumet 1992, p. 359, que sería la enzima
McGovern 1987, p. 139; Michel – McGo- necesaria para la formación del color, lo que
vern 1990, p. 98) consideran que la alcalinidad exigiría añadirle siempre, al menos un 10% de
de aditivos como la sal o la orina eran insufi- la mezcla.
cientes para reducir la indigotina, y sería El texto de Plutarco (Vit. Alex., XXXVI, 2)
necesario añadir alcalinos más fuertes como sugiere que se empleaba la miel, una mezcla
potasa (carbonato potásico ph 12), sodio (hi- de glucosa y fructosa, como reductor del in-
dróxido de sodio ph 14) o limo. Aunque Plinio digotin, lo que ha sido demostrado porque los
(N.H., IX, 63) indica que la masa se dejaba ma- azúcares actúan como reductores cuando fer-
cerar en un recipiente de plomo, Michel – mentan por la acción de los microorganismos
McGovern 1987, p. 139 y Michel – McGo- (Davidson et alii 1932; Jensen 1963, p. 111), pe-
vern 1990, p. 98, a partir de pruebas empíri- ro también podía ser un reductor para el DBI,
cas, deducen que era mejor el plumbum album y a la vez, pudo utilizarse en otra etapa del
o estaño, pero tambien servían piletas en proceso por sus propiedades antioxidantes
piedra o excavadas en la roca como resalta para conservar el extracto de los moluscos
Jensen 1963, p. 108, mientras que no servían durante un cierto periodo de tiempo (Mi-
recipientes de cobre, bronce, hierro o latón chel – McGovern 1990, p. 100).
porque se producía una oxidación de los com- Recientes análisis indican que de un Murex
ponentes cupro-ferreos. Durante este proceso trunculus se obtenía 1.2 mg de tinte, y de un
de maceración se desprendía un olor muy des- Murex brandaris 0.6 mg (Fouquet – Bielig
agradable (Plin., N.H., IX, 61) y los residuos 1971, pp. 816-817), que otros autores reducen a
de los moluscos fermentarían (Ibid., IX, 63). sólo 0.1 mg (Bruin 1966, p. 82). Aproximada-
Para paralizar este proceso de fermenta- mente, un molusco daba tinte para colorear 1
ción, la masa semilíquida se trasladaba y se gramo de lana púrpura violeta y 0.5 gramos
hervía lentamente durante 10 días (Ibid.), lo de lana púrpura roja (Lipiński 1993, p. 9).
que detenía el proceso de fermentación y Un aspecto muy importante era el tipo de
esterilizaba el producto, eliminando la capa color púrpura que se obtenía de cada uno de
orgánica que flotaba en superficie (Ibid.), re- estas especies. Existía una púrpura roja blatta,
moviéndolo después, hasta reducirse a un die- argamannu en acadio, argaman en hebreo bi-
mare purpureum . producción y comercio de la púrpura 75
blico, a partir de un término argmn en ugarí- 112). Si seguimos el texto de Plinio (N.H., IX,
tico y arkamman en hitita que significaba tri- 63), y aceptándose la identificación propuesta
buto. Por otra parte, había una púrpura vio- de Thais haemastoma=buccinum, ampliable a
leta hyacinthea, takiltu en acadio, tekelet en Murex trunculus = buccinum, ya que no parece
hebreo bíblico, denominada (h)qn’ en fenicio- que las diferenciasen estrictamente (Ibid., IX,
púnico en CIS I, 3889, 3, mkr hqn’ zk’ “merca- 61), queda claro que se mezclaban el Thais
der de pura púrpura violeta”, a partir del uq- haemastoma o Murex trunculus = buccinum con
nû, lapislázuli en ugarítico (Lipiński 1992, pp. el Murex brandaris = pelagium o purpura por-
359-360; Lipiński 1993, pp. 6-7). que el color del primero se desvanecía, pro-
Actualmente, el color púrpura se obtiene poniendo una mezcla de [50] libras de lana,
de la mezcla de rojo y azul, y los reflejos va- 200 de buccinum y 111 de pelagium (Ibid., IX, 63).
riando los proporciones de cada color. Es lla- Estas proporciones son importantes también
mativo la diversidad de opiniones expresadas porque implican que se utilizaba un 45.5%
sobre el color obtenido de cada variedad, al menos de Murex brandaris que de Thais hae-
Murex brandaris daba uno rojo casi negro mastoma o Murex trunculus. Pero aún lo es más
(Born 1937, p. 112), rojo (Jensen 1963, pp. 109, que según Plinio el precio del buccinum o
111), violeta azulado (Forbes 1964, p. 118) o Thais haemastoma era el doble, un sextercio
violeta rosa (Lipiński 1993, p. 9). El Murex por libra, que el del pelagium o Murex branda-
trunculus daría un color rojo escarlata (Born ris, medio sextercio por libra.
1937, p. 112; Forbes 1964, p. 118) o violeta azu- Esta combinación de ambas especies está
lado (Jensen 1963, pp. 109, 111). Finalmente el demostrada en los concheros de Sidón donde
Thais haemastoma daba un color rojo escarla- se documentó asociadas el Thais haemastoma
ta (Born 1937, p. 112; Forbes 1964, p. 118), o = buccinum con el Murex brandaris = pelagium
violeta (Lipiński 1993, p. 9). o purpura, sin presencia del Murex trunculus
Sin embargo, a partir de los estudios analí- que se documentó en Sidón en solitario, no
ticos está claro que el rojo escarlata se obtenía asociado con el Murex brandaris.
del 6,6’-dibromoindigotin (DBI) que está pre- Siguiendo estas identificaciones, el Murex
sente en el Murex brandaris y Thais haemasto- brandaris = pelagium o purpura daría un rojo
ma, mientras que el indigotin, sólo presente casi negro, mientras el Thais haemastoma o
en el Murex trunculus, proporcionaba el viole- Murex trunculus = buccinum aportarían un ro-
ta azulado (McGovern – Michel 1984, p. jo escarlata (Plin., N.H., IX, 63). La mezcla de
68; Michel – McGovern 1990, p. 99, tabla ambas especies se realizaba durante el proce-
1). Esto implica que la púrpura violeta, tekelet so de fermentación, antes de hervirla lenta-
en hebreo bíblico y (h)qn’ en fenicio-púnico, mente durante diez días (Ibid.), y esta mezcla
sólo se obtenía del Murex trunculus, mientras de rojo negro y rojo escarlata proporcionaba
que la púrpura roja, argaman en hebreo bíbli- «el color de sangre cuajada y que parece tirar
co, procedía mayoritariamente del Murex a negro mirando hacia arriba, y hacia abajo
brandaris y Thais haemastoma, aunque el Mu- resplandeciente, de donde vino llamar la san-
rex trunculus también contiene 6,6’-dibro- gre purpúrea» (Ibid.).
moindigotin y el color obtenido dependería
de varias causas aún no bien definidas, entre La púrpura atlántica
las que podrían encontrarse las condiciones
de exposición a la luz, el sexo del Murex trun- En ambas márgenes del Estrecho de Gibraltar
culus y la estación del año en que fueron cap- se encontraban las tres especies de las que se
turados. obtenía púrpura, como refleja un ánfora ro-
Según algunos autores, el escarlata del mana de El Molinete en Cartago Nova (Carta-
Thais haemastoma era rico en tono pero se des- gena, Murcia) que contenía 3 Kg de conchas
teñía facilmente, por lo que siempre se mez- fragmentadas compuesto por un 52% de Mu-
claba con algun tipo de murex (Born 1937, p. rex trunculus, un 40% de Thais haemastoma y
76 alfredo mederos martín · gabriel escribano cobo
un 8% de Murex brandaris (Reese 1979-1980, p. (Arist., De color., 40; Nonn., Dion., XL, 304-
86). Estas tres especies están también docu- 310; Greg. Naz., Or., IV, 108; Cassiod., Var.,
mentadas en Ceuta en el yacimiento del Pa- I, 2; Poll., On., I, 45-49; Johann. Malal.,
seo de las Palmeras del siglo III d.C. (Chamo- Chron., II, 36), su manto fuese de púrpura gé-
rro 1988, pp. 475-476, 490 tabla 1). tula (Ovid., Phasti, II, 319; Sil. Ital., Pun.,
La Mauretania y sus territorios limítrofes XVI, 569), y Ovidio especifica claramente su
del Sur de Marruecos o periféricos como el origen de conchas marinas del murex gétulo
Sahara Occidental y las Islas Canarias, ofrecí- «tunicas gaetulo murice tinctas», al igual que
an dos tipos de recursos, una fértil zona agrí- Horacio (Epist., II, 2, 181-182), «gaetulo murice
cola de cereales y olivo en las cuencas de los tinctas», idea generalizada al menos en mo-
ríos Loukos y Oum er-Rbia, que fue el terri- mentos contemporáneos a Octavio Augusto.
torio donde se realizó una ocupación efectiva Plinio consideraba en orden decreciente las
en época romana, y una periferia meridional mejores púpuras las de Tiro, Menix, Getulia y
al Sur de Sala-Rabat, la cual aportó algunos Laconia, y si la Getulia era enumerada entre
recursos lujosos que se demandaban en el las cuatro mejores púrpuras del mundo anti-
Mediterráneo, púrpura, marfil, madera de ci- guo (Plin., N.H., IX, 61), resulta muy difícil
dro, esclavos, etc. Estos productos eran obte- creer que se trataba simplemente de un tinte
nidos por los indígenas fuera del área roma- vegetal como la orchilla (Roccella canariensis o
nizada (Gozálbes 1997, pp. 163-164) y los Rocella phycopsis).
comercializaban hacia el Norte, lo que expli- Un dato que puede ser indicativo de la ex-
ca el mantenimiento de una ruta regular ha- plotación de la púrpura en época fenicia,
cia el Sur. puesto que en estos territorios no se señala la
La mayor importancia de los recursos pur- presencia de caravanas con oro en polvo, es
púreos en el Atlántico en relación con el Me- una referencia de Mela (III, 10, 103), «después
diterráneo deriva de la presencia del Banco están los farusios, ricos antaño, cuando
Pesquero Canario-Sahariano que presenta Hércules fue al país de las Hespérides, pero
notables afloramientos de placton al Sur de ahora salvajes y, si no fuera porque viven de la
Mogador, a partir de Cabo Ghir y la bahía de ganadería, sobremanera pobres» (Trad. Beja-
Agadir en el Sur de Marruecos hasta Cabo rano).
Blanco en Mauritania, con prolongación has-
ta la costa del Senegal, lo que permite una Los pueblos norteafricanos
mayor abundancia de todo tipo de moluscos vecinos a las Purpurarias
y en particular del Thais haemastoma en el li-
toral atlántico norteafricano y Canarias. Otro texto de Mela es especialmente preciso
Por otra parte, no debe olvidarse que su in- sobre la abundancia de púrpura y murex en las
tensiva explotación en el Mediterráneo lleva- costas atlánticas de los gétulos y nigritas. «Ni
ría a una progresiva reducción de su tamaño son tampoco estériles las costas de los nigritas
y descenso de las capturas. Además, como en- y los gétulos, que vagan por todas partes, por-
fatiza correctamente Jensen 1963, p. 108, la que la púrpura y el múrice son allí eficacísi-
producción en la antigüedad nunca fue sufi- mos para teñir y lo que se tiñe, en cualquier
ciente para satisfacer la demanda que existió lugar que sea, es extraordinario» (Pomp. Me-
de este producto, y esto podría explicar la la, III, 10, 104; Trad. Bejarano). Por el contra-
multiplicidad de áreas de producción que re- rio, el texto de Plinio (N.H., V, 1, 12) es más am-
fieren las fuentes antiguas, aunque lógica- biguo, por no referirse especificamente a las
mente algunas destacaban por la mayor cali- costas, pues señala que «se busca con grande
dad de sus productos. diligencia y cuidado el marfil y el árbol llama-
La calidad de la púrpura atlántica era sufi- do citro por todas las montañas, y las púrpu-
ciente para que Hércules-Melqart, a quien se ras y múrices por todos los peñascos de Ge-
le atribuía el descubrimiento de la púrpura tulia», lo que podría ser válido tanto para la
mare purpureum . producción y comercio de la púrpura 77

Fig. 4. Distribución de los asentamientos y contactos fenicios en la fachada atlántica


de la Península Ibérica y de Marruecos.

Thais haemastoma en costas rocosas como pa- Ghir, esto hace más probable que los gétulos
ra un tinte vegetal, la orchilla, que se recoge a los que Mela y Plinio hacen referencia sean
en las paredes rocosas próximas a la costa. mejor los gétulos daras que los gétulos autó-
Los gétulos pueden ser los gétulos autóte- teles.
les que Plinio (N.H., V, 1, 9) sitúa después del Esto parece confirmarlo la vinculación que
puerto de Rhysaddir, el cual podríamos vin- se hace entre los Nigrites y los Pharousii por
cular a Mogador, Cabo Ghir o Agadir, o bien Estrabón (XVII, 3, 3-7), y el periplo de Polibio
los gétulos daras y etíopes daratitas que se que menciona «los etíopes perorsos, a cuya
pueden situar con seguridad en el río Drâa espalda están los farusios; que con éstos enla-
(Ibid., V, 1, 10). zan tierra adentro los gétulos daras, pero que
Los Nigrites y los Pharousii eran arqueros en la costa están los etíopes daratitas» (Plin.,
que se servían de carros armados (Strab., N.H., V, 1, 10; Trad. Bejarano).
XVII, 3, 7), y en sus travesías por el desierto Una probabilidad adicional de esta vincula-
llevaban grandes odres bajo el vientre de sus ción sería que los gétulos autóteles y los gé-
caballos (Ibid., XVII, 3, 3). Los Nigrites son si- tulos daras fueran realmente la misma deno-
tuados por Desanges 1962, p. 227, hacia el in- minación procedente de dos fuentes distintas
terior, probablemente siguiendo a Ptolomeo que utiliza Plinio, pero también en este caso
(IV, 6, 5) que los encuadra entre los Girrei y los nos situaría entre Mogador y el río Drâa.
Daradae, en la vertiente Sureste del Atlas, en- Un texto de Plinio (VI, 36, 201) es el que
tre la cuenca superior del río Drâa y el río aporta el emplazamiento más concreto de las
78 alfredo mederos martín · gabriel escribano cobo
purpurarias, «las islas de Mauretania [Maure- (Antichan 1888, pp. 306-307; Besnier 1904,
taniae insularum]: que unas pocas, descubier- p. 343; Hyde 1947, p. 153), Madeira y Canarias
tas por Juba, están en el meridiano [ex adver- (Casariego 1949, p. 72 y Casariego 1950, p.
so] de los [gétulos] autóloles, en las cuales 32), el islote de Fedala (Mauny 1949, p. 56), la
había establecido factorías para teñir la púr- isla de Mogador (Vidal de la Blanche
pura getúlica» (Trad. Bejarano), y nos sitúa 1903, p. 326; Besnier 1907, p. 776; Gsell 1913/
entre el meridiano de Mogador y el río Drâa. 1921, p. 523, n. 1 y Gsell 1930, pp. 233 y 256;
No obstante, Desanges 1962, p. 232, los si- Segre 1927, p. 78; Herber – Herber 1938, p.
túa más al Norte, entre los valles del río Oum 97; García y Bellido 1942, p. 206 y García
er-Rbia o el río Tensift, porque Ptolomeo (IV, y Bellido 1943, p. 28; Simões de Paula 1946,
6, 6), menciona la presencia vecina de los Ana- pp. 231, 233-234; Mauny 1950, p. 265) o algunas
tikoi, habitantes del río Anatis. Otra posibili- de las Canarias (Kenrick 1855, p. 229;
dad es la que propone Gozálbes 2002, p. 87, Vycichl 1952, pp. 171, 202; Gaudio 1958, p.
para quien los Pharusios y los Nigritas que 154), generalmente las islas más orientales, p.
aparecen en las fuentes griegas como Estra- Fuerteventura (Guarner 1932, p. 167), Lanza-
bón, aunque también en Mela, eran los Auto- rote (D’Urville 1841/1990, p. 122), Lanzaro-
loles de los romanos que sólo aparecen en te y Fuerventura (Gossellin 1797-98, pp. 152-
fuentes latinas. 155, 163; Berthélot 1840-1842/1978, p. 14;
Por otra parte, es posible que el texto de Pli- Chil 1876, p. 145), los islotes de La Graciosa y
nio (N.H., V, 1, 12) cuando se refiere a los «pe- Alegranza (Sagazan 1956, p. 1119), Lanzarote,
ñascos de Getulia» este haciendo mención a las La Graciosa, Alegranza y Montaña Clara (Le-
islas e islotes de la Getulia, o más en concreto lewel 1831, p. 139; Chil 1876, p. 213) o el gru-
a los islotes de Mogador y las Islas Canarias, a po de Lanzarote, Fuerteventura e islotes de
las que engloba dentro de este territorio. Por La Graciosa, Alegranza y Lobos (Berthélot
una parte, plantea una oposición entre «el 1927, p. 293; Álvarez Delgado 1945, p. 14).
marfil y el árbol llamado citro» de las monta- El principal problema a la hora de asociar la
ñas, dos recursos continentales, frente a «las presencia de púrpura marina en el litoral
púrpuras y múrices» de los peñascos, de pro- atlántico africano y las Islas Canarias es que se
cedencia costera, y podrían tratarse de islas ha tratado de identificar la púrpura gétula con
porque como peñas o peñascos también se la orchilla (Roccella canariensis) de las Islas Ca-
mencionan las Islas Baleares por Licofrón de narias o con la Rocella phycopsis en el Sur de
Calcis en la primera mitad del siglo III a.C. Marruecos (Gattefossé 1957, p. 332; López
cuando habla en su obra Alexandra (633-635) de Pardo 2000, p. 87), sin plantearse que se pu-
las «peñas Gimnesias, bañadas por el mar», y do tratar de dos recursos complementarios,
en un scholium in Lycophronem, Alexandra (633) un tinte purpúreo original y un buen tinte al-
se especifica que «Timeo afirma que algunos ternativo de menor coste, la orchilla.
beocios llegaron a estas islas [Baleares], a las J. de Viera y Clavijo (de Viera y Clavijo
cuales llamó ‘peñascos’» (del Barrio 1999, 1776-1783/1967-1971, p. 120) pensaba que las
pp. 508-512; THA IIB 70), lo que podría implicar Islas Canarias no tenían murex y la púrpura se
que Plinio este haciendo referencia a «las púr- extraía de la orchilla. Será Bory de Saint-
puras y múrices [de todas las islas] de Getulia». Vincent 1803/1988, pp. 216-217, quien prime-
ro proponga que la púrpura se obtenía en la
Mogador y las Islas Purpurarias antigüedad a partir de la orchilla de las Islas
Canarias, idea que fue continuada por algu-
La discusión sobre el posible emplazamiento nos autores (Chil 1876, p. 145; Béthencourt
de las Islas Purpurarias osciló entre inicios del Alfonso 1912/1991, p. 107; Hennig 1936, pp.
siglo XIX y mediados del siglo XX entre las 44-45).
islas de Madeira y Porto Santo (Bory 1803/ En esta línea, a raíz del trabajo de los doc-
1988, p. 216; Müller 1902, p. 23), Madeira tores Herber – Herber 1938, p. 98, quienes
mare purpureum . producción y comercio de la púrpura 79

Fig. 5. Presencia fenicia y púnica en la fachada atlántica del litoral atlántico africano.

sugieren que la púrpura gétula pudo ser la or- entre algunos investigadores como Gaudio
chilla, por la ausencia entre Safi y Mogador de 1958, pp. 154-155 y Gaudio 1995, p. 26, para las
concheros con presencia de Murex trunculus o Islas Canarias, o Gattefossé 1957, pp. 330,
Thais haemastoma, esta idea comenzó a calar 332, para Marruecos, quien resalta también la
80 alfredo mederos martín · gabriel escribano cobo
tud. Sin embargo, no
mencionan la presen-
cia de concheros, que
nosotros tampoco he-
mos encontrado en
prospecciones en el
entorno de Mogador.
Estas excavaciones
en Mogador acabaron
por descubrir una fac-
toria estacional fenicia
en el sureste del islote
de Mogador, o nivel
IV, ca. 700-550 a.C.
(Jodin 1966; Habibi
1992, pp. 151-153; Ló-
pez Pardo – Habibi
2001, pp. 55, 57), segui-
da por una frecuenta-
Fig. 6. Vista del islote de La Graciosa desde Lanzarote. ción gaditana muy es-
porádica en el nivel III,
por el hallazgo de dos
ausencia de concheros con Thais haemastoma bordes de ánfora Mañá-Pascual A4a, ca. 525-
en Mogador y ríos vecinos, y por el contrario, 350 a.C. (Jodin 1957, pp. 16, 36 fig. 13a, 38; Jo-
una notable abundancia de Rocella phycopsis din 1966, p. 187; López Pardo 1992, p. 289;
en el islote de Mogador y en la costa entre los El Khayari et alii 2001, pp. 67, 73 fig. 5/61) y
ríos Oum er-Rbia y Sus, desde Azemmour otro borde inédito hallado recientemente en
hasta Agadir, especialmente al norte de Safi. las prospecciones dirigidas por F. López Par-
Sin embargo, a partir del inicio de las exca- do (López Pardo 2002, p. 33) y A. El Khaya-
vaciones en el islote de Mogador, tras el des- ri. Ya del siglo III a.C., hacia su segunda mitad,
cubrimiento en 1950 de cerámicas y monedas existe un borde de una Mañá D centromedi-
en la superficie de la isla por parte de Desjac- terránea del área de Cartago (El Khayari et
ques y Koeberlé (Desjacques – Koeberlé alii 2001, pp. 67, 73 fig. 5/62; Ramón 1995, pp.
1955, pp. 199-202), quienes inmediatamente 189, 393 fig. 44/12).
efectuarán pequeños sondeos ese mismo año, Sin embargo, destaca en particular la ocu-
continuadas en 1952 por P. Cintas (Cintas pación casi completa de la isla a partir de la se-
1954, p. 9), y culminadas por A. Jodin (Jodin gunda mitad del siglo I a.C. o nivel IIb, con ce-
1957) entre 1956-58 con la publicación de dos rámica aretina de barniz negro, ca. 50-25 a.C.,
monografías (Jodin 1966; Jodin 1967), la op- terra sigillata gala e hispana, monedas de Juba
ción de Mogador fue la aceptada mayoritaria- II (18-19 d.C.) y su mujer, Cleopatra Selene
mente. (Thouvenot 1954, p. 465; Desjacques – Ko-
Además, Desjacques – Koeberlé 1955, pp. eberlé 1955, p. 200; Jodin 1967, p. 24). La au-
198-202, señalaban la presencia de Thais hae- sencia de ánforas Dressel 1 y Mañá C2b-Dres-
mastoma en las playas próximas a Essaouira y sel 18, y la presencia de ánforas de salazones
en el islote de Mogador, su abundancia en el Dressel 2-4 y 7-11, ha llevado a proponer la
mar hasta el río Sous y el río Massa, y su apro- ocupación de la isla a partir del primer tercio
vechamiento alimenticio en las proximidades del siglo I d.C. (Callegarin 2000, pp. 1344,
de Agadir, a la vez que detectaron una menor 1361 tabla 1). Sin embargo, la presencia de mo-
presencia del Murex trunculus al bajar de lati- nedas de Cleopatra Selene, que debió morir
mare purpureum . producción y comercio de la púrpura 81
hacia el 5 d.C., y de ce-
rámicas aretinas de
barniz negro, hacen
sugerir su ocupación
al menos en el último
cuarto del siglo I a.C.,
coetánea con los co-
mienzos del reinado
en la Mauretania de
Juba II y Cleopatra Se-
lene (Mederos – Es-
cribano 2002, p. 55).
Este descubrimien-
to llevó a la mayor par-
te de los investigado-
res a considerar, casi
unánimenente, que
las Islas Purpurarias se
trataban del islote de
Mogador (Desjac- Fig. 7. Grandes acumulaciones de conchas,
incluyendo Thais haemastoma, en La Graciosa.
ques – Koeberlé
1955, pp. 199-202; For-
bes 1964, p. 120; Schmitt 1968, pp. 366-367; y XIX, por la existencia de un gran marjal cir-
Blázquez Martínez 1977, p. 46; Desanges cundando la ciudad de Essaouira, que enton-
1978, pp. 119, 169, Desanges 2001a, pp. 19, 24 y ces aún no se encontraba totalmente colma-
Desanges 2001b, pp. 26, 29, 33; Reese, 1979- tado como sucede en la actualidad (Jodin
80, p. 83; Castro Alfin 1983, p. 41; Gozálbes 1966, p. 7 fig. 3; Jodin 1967, p. 15 fig. 5; Mede-
1989, p. 20 y Gozálbes 1997, pp. 163, 194; Li- ros – Escribano 2002, pp. 52-53).
piński 1993, p. 8; Euzennat 1994, p. 576; Fer-
nández Uriel 1995, pp. 323, Fernández Las Islas Purpurarias
Uriel 2001a, p. 277 y Fernández Uriel y las Canarias Orientales
2001b, p. 80), incluidos los investigadores ca-
narios (Martín de Guzmán 1984, p. 99; Le- Un dato que sigue olvidándose habitualmente,
ón – Perera 1995, p. 518; Atoche – Paz y han recalcado Álvarez Delgado (Álvarez
1999, p. 372; Cabrera et alii 1999, p. 33; San- Delgado 1945, p.37; Álvarez Delgado 1946,
tana et alii 2002, p. 338), salvo puntuales ex- p. 111) y Díaz Tejera (Díaz Tejera 1988, pp. 17-
cepciones, todavía siguiendo a Álvarez 18), es que Plinio no habla de una isla purpura-
Delgado 1945 y Álvarez Delgado 1946, ria o dos, sino de paucas modo constat, esto es,
que las situaban el grupo en Lanzarote, Fuer- «que sólo consta que unas pocas» lo que hace
teventura e islotes de La Graciosa y Alegran- poco viable asociarlas a Mogador y Essauira, si
za (Díaz Tejera 1988, pp. 17-18), o en los is- fueron realmente dos islas, o a Madeira y Por-
lotes de La Graciosa, Alegranza y Montaña to Santo, y puede resultar más lógico buscarlas
Clara (Cabrera Perera 1988, p. 75). en La Graciosa, Lanzarote y Fuerteventura, y
En todo caso, Mogador no sólo se trataba quizás algún otro islote inmediato.
hasta el siglo XIX del puerto meridional más Por otra parte, existe la habitual creencia
importante del Sur de Marruecos (Mederos que las islas Canarias sólo son denominadas
– Escribano 1997, pp. 293-295), sino que pro- como Islas de Mauretania o Afortunadas (For-
bablemente fueron al menos dos islotes, si tunatas) (Plin., VI, 37, 203). Sin embargo, pro-
nos atenemos a algunos mapas del siglo XVIII bablemente el concepto de Islas Purpurarias
82 alfredo mederos martín · gabriel escribano cobo
(Purpurariis) fue más antiguo, y también in- tura es confirmado por la información oral
cluyó las Canarias Orientales, al menos el is- de pescadores y campesinos e impide una
lote de la Graciosa, Lanzarote y Fuerteventu- mejor valoración de la importancia que el
ra, probablemente porque Mogador era la marisqueo tuvo en la dieta de la población
ruta de partida hacia las Islas Canarias. Esta aborigen de las Canarias Orientales. Así, los
idea se puede apoyar en la asociación entre las importantes concheros del asentamiento de
islas de Mauretania y las factorías de púrpura Pozo Negro (Antigua, Fuerteventura) (Mar-
establecidas por Juba II en unas islas recien tín Socas et alii 1992, p. 211) fueron esquil-
descubiertas, que evidentemente no puede mados después de la Guerra Civil española al
ser Mogador puesto que es visible desde tie- triturarse las conchas como complemento
rra y en sus inmediaciones vivían los gétulos alimenticio nuevamente para las aves de co-
autóloles, «las islas de Mauretania [Maureta- rral, según nos confirmaron los habitantes de
niae insularum]: que unas pocas, descubiertas la zona.
por Juba, están en el meridiano [ex adverso] de También se ha señalado para Berenice, en
los autóloles, en las cuales había establecido Libia, que las conchas de Murex trunculus y
factorías para teñir la púrpura getúlica» (Ibid., Murex brandaris eran utilizadas como fuente
VI, 36, 201; Trad. Bejarano). de carbonato calcio (CaCO3) en las proximi-
Otro texto de Mela (III, 10, 101-102) también dades de hornos para utilizarlas en la cons-
sugiere esta relación entre la región del Atlas trucción o como desgrasantes de cerámicas
y Mogador y unas islas situadas frente a ellos, (Reese 1979-1980, pp. 88, 90).
denominadas islas Afortunadas, «En medio Sin embargo, estos importantes concheros
de las arenas está el monte Atlas (…) Situadas no necesariamente sólo deben derivar de un
enfrente, las islas Afortunadas» (Trad. Bejara- aprovechamiento alimenticio, sino que otras
no), referencia que para Ramin 1974, p. 444 n. especies como el Thais haemastoma también
31, podría significar que desde esos parajes del pudieron ser objeto del uso artesanal para la
Atlas y del puerto de Mogador se embarcaban obtención de la púrpura, si nos atenemos al
para las Canarias. importante porcentaje de restos de conchas
de Thais que se observan en algunos yaci-
La exploitación mientos del islote de La Graciosa en la zona
de la púrpura en Canarias del Jable de las Caletas, en Lanzarote en el pe-
queño islote de La Isleta, junto a la urbaniza-
La actual distribución de los concheros en las ción de La Santa (Tinajo), o en Fuerteventura
Canarias Orientales está sesgada porque fue- en poblados como el Llano de la Cancela en
ron objeto de una intensa explotación desde el Barranco de la Torre (Antigua).
finales del siglo XIX hasta después de la Gue- Esta posibilidad ha sido recientemente de-
rra Civil en España de 1936-39 como alimento mostrada por el paleontólogo F. García-Tala-
de las aves de corral, en concreto para las ga- vera (García-Talavera 2003, pp. 24-25, 27,
llinas. Un texto sobre el islote de La Graciosa fig. 3, 31-35), quien ha documentado en la Ba-
de inicios del siglo XX es muy significativo, hía del Salado de La Graciosa un cordón lito-
«Llamada Isla de las Conchas por las numero- ral del holoceno, denominado erbanense, el
sas del género pecten y otras diminutas, (…) cual queda cubierto por el agua en pleamar
[las cuales] recogen en sus playas y que ven- entre 0 y -0.20 m, que presenta consolidado
den por almudes á 2’50 pesetas» (de Arribas cerámica de ánforas a torno, un hueso de ti-
y Sanchez 1900/1993, p. 283), datos que con- bia de cabra y un 90% de conchas muy frag-
firma la toponimia con nombres como Playa mentadas de Thais haemastoma, las cuales por
de las Conchas en el Noroeste del islote, jun- su grado de fragmentación sólo pueden pro-
to a la Montaña Bermeja. ceder de un aprovechamiento para la extrac-
Este aprovechamiento histórico de las con- ción de púrpura y no por erosión marina.
chas de las costas de Lanzarote y Fuerteven- Aunque la única datación es de termolumi-
mare purpureum . producción y comercio de la púrpura 83
niscencia sobre un
fragmento cerámico,
UAM Mad 3292 3099±
278 B.P., a un sigma 871
(1140) 1427 a.C. (Gar-
cía-Talavera 2003,
p. 27 y com. pers.), sí
confirma es la anti-
güedad de los frag-
mentos cerámicos a
un momento del pri-
mer milenio a.C. y su
vinculación con el
aprovechamiento de
la púrpura, fecha que
ha sido ratificada por
otra datación inédita
algo más reciente.
La presencia de al-
gunas conchas de me- Fig. 8. Charcos naturales en la costa rocosa volcánica de Lanzarote,
donde se pudo mantener encerrado vivo el Thais haemastoma.
jillón gigante (Perna
perna) (García Tala-
vera 2003, pp. 25, 35 fot. b) junto la masiva Las excavaciones realizadas en el poblado
presencia de Thais haemastoma no sólo confir- de El Bebedero (Teguise, Lanzarote) mues-
ma su posible uso como carnaza dentro de las tran en su estratigrafía la explotación del
nasas de pesca, sino también el carácter an- Thais haemastoma en fases precedentes entre
trópico del depósito, ya que es presumible los siglos I y V DC. Así se halló 1 concha com-
que hayan sido capturadas en el Norte u Oes- pleta y 28 fragmentos en el nivel 5, 5 fragmen-
te del islote de La Graciosa, zona que presen- tos en el nivel 4 y 1 concha completa y 28 frag-
ta aguas más abiertas con mayor presencia de mentos en el nivel 3 (Martín Oval et alii
placton. 1989, p. 200, tabla 35), estratos fechados por
Este nuevo dato confirma la presencia pre- carbono 14 en el contacto entre los niveles 5 y
via de una acumulación antrópica de Thais 4 hacia el 70 DC, el nivel 4 base en el 215 DC,
haemastoma que fosilizaba una pequeña duna el nivel 4 entre el 30-50 DC y 120 DC, y final-
en Agua Ovejas, en el Jable Occidental de Jan- mente el contacto entre los niveles 4 y 3 en el
día del Sur de Fuerteventura, Gif-9064 420 DC (Atoche et alii 1989, p. 204; Atoche
1830±70 B.P. 120 d.C. (Onrubia et alii 1997, p. et alii 1995, p. 34; Mederos – Escribano 1997,
367; Onrubia 1997, p. 27), el cual calibrado pp. 222-223, tabla 1).
nos señala un momento del siglo VI DC 428 Otro yacimiento del Sur de Lanzarote, el
(593) 697 DC, aunque la fecha no puede usar- Rubicón (Yaiza), presentó 68 conchas de
se con total precisión ya que le aplicamos una Thais haemastoma, el 5.05% de la muestra
corrección genérica por efecto marino, y no (Martín Oval – Arnay 1990, p. 136, tabla
una específica para las aguas canarias cuya va- 10), la cuarta especie malacológica más abun-
riablidad aún no se ha estudiado. Pero sí que dante.
marca una clara explotación aborigen espe- La presencia exclusiva de Thais haemastoma
cializada del Thais haemastoma, quizás coetá- viene determinada porque se recoge en las
nea con los momentos finales de los contac- mareas bajas en todas las islas entre 0 y -9 m,
tos de Canarias con el mundo mediterráneo mientras las lapas (Patella candei candei, Patella
entre los siglos V-VII DC. candei crenata y Patella ulyssiponensis aspera),
84 alfredo mederos martín · gabriel escribano cobo
las especies más utilizadas para marisqueo, nos la notable abundancia de esta especie en
abundan más entre 0 y -5 m. El Thais haemas- el momento coetáneo a la conquista castella-
toma se encuentran en el Atlántico norteafri- na de las Islas Canarias.
cano especialmente entre -5 y -10 m, lo que Igualmente significativo es que en la isla de
implica que a menudo hay que bucear o utili- el conchero de Guinea de El Hierro los Thais
zar nasas de pesca (Nordsieck – García- haemastoma de mayor tamaño siempre apare-
Talavera 1979, p. 132; García-Talavera, cen machacados mientras que los de menor
com. pers.). tamaño se conservan completos (Martín
Por el contrario, en las Islas Canarias el Mu- Oval et alii 1985-87, p. 233), y debían conocer-
rex trunculus es escaso, aunque parece estar en se sus propiedades tintóreas pues muchos
todas las islas, probablemente a partir de pro- Thais aparecen coloreados de rojo en toda su
fundidades de -20 y -30 m, y el Murex branda- superficie (Jiménez Gómez 1985, p. 53).
ris no se conoce en Canarias. Además, existe Si es durante el invierno y en particular el
una variante de Thais, que se relaciona con ti- inicio de la primavera cuando se procede a la
pos atlánticos americanos más tropicales, en captura de las Thais haemastoma, porque es
las aguas más cálidas de la isla de El Hierro cuando se reproducen, implica que para su
(Nordsieck – García-Talavera 1979, p. explotación era necesaria la presencia de po-
130; García-Talavera, com. pers.). blación residiendo permanentemente en Ca-
La mayor abundancia de Thais haemastoma narias durante el invierno, y no era suficiente
debía estar en los fondos rocosos de las costas con acceder a las islas estacionalmente duran-
bajas o acantilados bajos en el Noreste de La te el verano, cuando mejora la navegación,
Graciosa, y en Lanzarote en las costas del cen- para aprovechar los importantes recursos de
tro de la isla y Punta de Papagayo al Sur. En Thais haemastoma presentes en Canarias.
Fuerteventura, Cotillo en el Noroeste, la cos- A partir de la presencia de perforaciones re-
ta oriental del centro de la isla y en Jandía al alizadas por los propios múrices en sus con-
Sur. En Gran Canaria, la costa del Noreste y géneres, práctica canibalista que sólo puede
Este. En Tenerife, el Valle de la Orotava, Teno producirse cuando se almacenan vivas duran-
y Buenavista en el Norte, la costa de Guía de te un periodo superior a tres semanas sin otro
Isora al Suroeste, y casi toda la costa Suroes- alimento, se ha propuesto que los múrices
te. En El Hierro, El Golfo al Norte, la costa eran guardados vivos en instalaciones artifi-
sur y Valverde al Este. La Palma presenta un ciales hasta acumular una cantidad suficiente
notable descenso en fondos rocosos adecua- para ser procesados frescos en la industria de
dos, destacando las zonas costeras en Fuenca- la púrpura (Spanier – Karmon 1987, pp. 188-
liente al Sur, Santa Cruz de la Palma y Punta- 189). En este sentido, Reese 1979-1980, p. 83,
llana al Este, Tazacorte al Oeste y la Punta de lám. 4a-4b, sugiere el uso de algunos rehun-
Juan Adalid en Garafía al Norte. Finalmente, dimientos naturales en la rocas de la costa en
La Gomera es la isla que presenta peores con- Túnez. Está además apoyado por las fuentes
diciones, resaltando la desembocadura del clásicas, pues se menciona la cría de púrpura
Valle de Gran Rey en el Suroeste. en piscinae excavadas en la roca (Colum., De
Esta abundancia de Thais haemastoma se re rust., VIII, 16, 7).
aprecia también en las Canarias Occidentales, Este hecho hace posible que en las Islas Ca-
pues en el conchero 1 de Arguamul de La Go- narias se aprovechasen en las zonas de costa
mera, su porcentaje aumenta en el nivel infe- rocosa los charcos naturales, que se generan
rior, del 13.5% en el nivel I al 25.4% en el nivel naturalmente por el carácter volcánico de las
II, fechado por CSIC-262 280±60 B.P. 1466 costas, y en los que hay constancia de la cons-
(1642) 1947 DC y en el conchero 2, del 6.7% al trucción en época aborigen de muros artifi-
10% en el nivel II, fechado por CSIC-263 ciales para la pesca en Gran Canaria (Sedeño
420±60 B.P. 1408 (1448) 1637 DC (Acosta et 1507-1640/1978, p. 374; Marín de Cubas
alii, 1975-1976, pp. 263-265) que señalan al me- 1694/1986, p. 260), Lanzarote y Fuerteventura
mare purpureum . producción y comercio de la púrpura 85

Fig. 9. Recipiente con trazas de púrpura de Tel Keisan, Israel, nivel 9c


(Briend – Humbert 1980, lám. 69/1) y otro de tipología similar de Tiro, Líbano,
nivel XV (Bikai 1978, lám. 46).

(Torriani 1592/1978, p. 74; Abreu 1590- rín de Cubas 1694/1986, p. 260). En Teneri-
1632/1977, p. 56; Marín de Cubas 1694/1986, fe, existe la referencia oral del hallazgo de una
p. 150), técnica que se ha interpretado como nasa de junco en una cueva aborigen de Ana-
de tradición púnica (González Antón et alii ga por un pescador (com. pers., R. Melo).
1998, p. 59). Para la fabricación de la púrpura durante el
Estos muros de piedra, aparte de facilitar la Bronce Final, los recipientes utilizados donde
captura del pescado, permitían mantener en- se hervía lentamente la masa semilíquida que
cerradas vivas a las púrpuras. Estos ambien- contenían el tinte eran grandes contenedores
tes eran ideales, por las escasas profundidades con forma piriforme de cerámica, como
en las que vive el Thais haemastoma, pero tam- ejemplifican los recipientes de Tel Keisan en
bién porque los Thais son carnívoros no se- la bahía de Haifa y Tiro (Karmon – Spanier
lectivos que se alimentan de todo tipo de des- 1987, pp. 149 fig. 2, 150 fig. 4, 151), de los cuales
echos, y en sus inmediaciones se procesarían el recipiente de Tel Keisan, procedente del es-
también los restos de pescados para su salado trato 9c, fechado en el siglo XI a.C., tenía res-
y secado al aire (Mederos – Escribano tos de púrpura en su interior, y en sus inme-
2002, pp. 105-106), tirándose quizás los estó- diaciones aparecieron conchas de Murex
magos que podrían ser aprovechados por los trunculus y Murex brandaris.
Thais. Es particularmente interesante que este ti-
Aparte de la recogida manual en charcos o po tan concreto de grandes recipientes ovales
zonas costeras, durante época aborigen tam- piriformes, con borde convergente para evitar
bién se conoce en Canarias la pesca con nasas que se derrame el contenido, han sido encon-
de juncos, al menos para Gran Canaria (Gó- trados en Fuerteventura (Hernández –
mez Escudero 1639-1700/1978, pp. 437 y 441; Sánchez 1983, p. 277, fig. 3/8; Arco et alii
Ovetense 1639-46/1978, p. 126; Sosa 1678- 1995, pp. 82 fig. 3, 91 fig. 14, 95 fig. 18), en oca-
88/1994, p. 291), o bien «nazas de juncos me- siones rellenos de manteca (Chil 1876, p. 440;
rinos sobre maderas puestas en la mar» (Ma- Berthélot 1879, p. 146; Fernández Casta-
86 alfredo mederos martín · gabriel escribano cobo

Fig. 10. Recipientes de almacenaje de Fuerteventura. Museo Aqueológico de Tenerife nrr. 586 y 591
(del Arco et alii 1995, p. 91, fig. 14, p. 99, fig. 18).

ñeyra 1883, p. 172) porque su uso más tradi- ción de la cerámica de la isla sólo se mencio-
cional ha sido dedicarlos a que la manteca ad- na este mismo ejemplar con 16.5 litros de ca-
quiera el sabor rancio característico dentro de pacidad (Atoche 1992, pp. 60-62, fig. 16-17).
grandes vasijas enterradas en el suelo con una Un gran recipiente de la Edad del Hierro II
tapadera de piedra calcárea. En Lanzarote se de Tel Shiqmona en Israel, en cuyo interior
conservan muchos menos recipientes com- se localizó restos de 6,6’-dibromoindigotin
pletos, aunque se conoce algún gran reci- (Karmon – Spanier 1987, p. 155 fig. 9 y Kar-
piente con forma oval, caso de uno proceden- mon – Spanier 1988, pp. 185-186, fig. 1),
te de una casa honda en la Maleza de Tejía muestra que este producto no dejaba restos
(Balbín et alii 1987, pp. 27, 45 fig. 2a), pero re- en el interior del recipiente y sólo en la parte
sultan excepcionales pues en una sistematiza- interior superior, cerca del borde, porque la
masa semilíquida con restos orgánicos
absorbía el color y sólo en la superficie,
en contacto con el aire y la luz, se pro-
ducía un proceso de oxidación que pro-
vocaba la aparición de esta banda de co-
lor púrpura.
Los importantes recursos salinos que
ofrecen las Islas Canarias, en particular
las Canarias Orientales, que tuvieron
sus salinas más antiguas en El Río (Ha-
Fig. 11. Banda de púrpura en el borde ría, Lanzarote), frente al islote de La
de un recipiente contenedor de Tel Shikmona, Israel Graciosa (Mederos – Escribano
(Karmon – Spanier 1987, p. 155, fig. 9; 2002, pp. 110-118; Mederos – Escriba-
Karmon – Spanier 1988, p. 186, fig. 1). no 2003), aportaban el segundo ingre-
mare purpureum . producción y comercio de la púrpura 87
diente básico en la
preparación del líqui-
do tintóreo para así
prevenir la descompo-
sición, proceso duran-
te el cual los moluscos
extraídos de las con-
chas, mezclados con
sal y agua salada, ma-
ceraban tres días al sol
y al aire libre.
En Canarias tene-
mos constancia del te-
ñido de pieles, pero no
hay referencias textua-
les al uso de la púrpu-
ra extraída del Thais Fig. 12. Salinas de El Río, en el Norte de Lanzarote,
haemastoma, aunque al frente al islote de La Graciosa.
manipularlo y consu-
mirlo como alimento
tuvieron que advertir sus cualidades tinctóre-
Conclusiones
as. En Lanzarote conocemos el uso de «una
venda de cuero teñida de colorado, con las tres Un dato importante es que Plinio (N.H., IX,
plumas en la frontera. Eran estas vendas de 63) denomina Tyrium o buccinum al Thais hae-
cuero de cabritos. Las tintas se hacían con cás- mastoma, que proporcionaba el rojo escarlata,
caras de palo» (Abreu 1590-1632/1977, p. 57). cuando lo compara con el pelagium o Murex
En Gran Canaria, según da Recco 1341/1978, brandaris, más difícil de pescar por encontrar-
pp. 24, 26, «los hombres y mujeres se hallaban se a grandes profundidades y que proporcio-
igualmente casi todos desnudos; algunos de naba un rojo negruzco, mientras que del Mu-
entre ellos parecían mandar a los otros y esta- rex trunculus se obtenía principalmente el
ban vestidos de pieles de cabra, pintadas de co- violeta azulado.
lor de azafrán y de encarnado, y en cuanto al- Las naves de la ciudad de Tiro se distin-
canzaba la vista estas pieles eran muy finas, guían por llevar color púrpura en sus velas
suaves y cosidas bastante artificiosamente con como recoge el Antiguo Testamento. «Púr-
hilos de tripas (…) El delantal de este jefe, es pura y escarlata de las islas de Elišá forman tu
de hojas de palmera, mientras que los demás toldo» (Ez. 27:7). Teniendo en cuenta que el
lo llevan de junco pintado de amarillo o en- Murex trunculus no ha sido documentado de
carnado». «El verano tenían cuidado de coger forma significativa en Tiro, cabe presumir
las flores, para sus tintas a sus costuras» que la púrpura tiria roja escarlata procedía
(Abreu 1590-1632/1977, p. 159). Después, «los del Thais haemastoma, el cual aunque está pre-
tamarcos y toneletes y los demás vestidos eran sente en el Mediterráneo, tiene una localiza-
pintados de diversas colores de tintas, que ha- ción mayoritaria en el atlántico norteafrica-
cían de flores y yerbas» (Ibid., p. 157). Para la no. En el Atlántico europeo, con aguas más
Gomera, se conoce que «Vestíanse unos ta- frías, predomina otra variedad, el Thais o Nu-
marcos de cueros de cabra o de oveja (…) ata- cella Lapillus.
do al pescuezo y pintado, hasta media pierna; Las Islas Canarias disponían del buccinum o
y las mujeres vestían unas como faldetas de las Thais haemastoma, la variedad que ofrecía el
mismas pieles pintadas que llamaban tahu- rojo escarlata por la presencia de 6,6’-dibro-
yan» (Ibid., pp. 74-75). moindigotin, cuyo precio era el doble, un sex-
88 alfredo mederos martín · gabriel escribano cobo
tercio por libra, que el del pelagium o Murex En segundo lugar, se trataría de una agru-
brandaris, medio sextercio por libra. Sin em- pación lógica, pues el texto debió tener dos
bargo, en en la mezcla de los tipos de púrpu- nombre yuxtapuestos como plantea Garbini
ra que recoge Plinio se utilizaba una cantidad 1965, p. 16, lo que indica una más estrecha re-
un 45.5% menos de Murex brandaris, el más lación en grupos de dos que con los dos si-
barato, que de Thais haemastoma, lo que im- guientes, Elisha y Tarshish, Kitim y Dodanim.
plica que no sólo era el más caro, sino tam- En tercer lugar, la condición insular o coste-
bién el más demandado. ra de todos estos territorios como Islas de las
Otras propuestas han asociado el nombre Naciones, ’iyyê haggôyim, que en los cuatro
de Elisha con Alashia-Chipre, enmendando el ejemplos se trata de islas, salvo Tarsis si quere-
texto a ’lšyh (Max Müller 1900, pp. 288-289; mos localizarla en una isla o punto concreto o
Skinner 1910, p. 198; Dhorme 1932, pp. 44-45; bien ser una denominación amplia del litoral
Schulten 1945, pp. 56-57; Cavaignac 1959, p. costero de la Península Ibérica, en todo caso,
297; Neiman 1973, p. 121; Tyloch 1978, p. 47; como propone Horowitz 1990, p. 38, serían
Alvar 1982, pp. 217, 221 n. 42; Koch 1984, p. 85 territorios que podrían sea alcanzados antes
n. 24; Liverani 1991, p. 67; Fernández por un viaje marítimo que por uno terrestre.
Uriel 2001b, p. 75), Alashiya en la llanura Ae- En cuarto lugar, una procedencia lógica de
lia en el Sureste de Cilicia (Sayce 1925, p. 196), la púrpura, que coincide con una de las cua-
Alasia-Licia (Conder 1892, p. 45), Creta (Ber- tro principales áreas productoras que men-
ger 1982, p. 59), Eolia (Jos., A.J.; Zonar., Epit. ciona Plinio (N.H., IX, 61), junto a las Sirtes en
Hist.), una isla de Asia Menor citada por Es- Túnez, Laconia en Grecia y la propia Tiro, la
trabón (Simons 1954, p. 178), Hellas-Grecia cual por su importante producción también
(Kenrick 1855, pp. 72, 118), el Peloponeso debía abastecerse en las regiones atlánticas.
(Lenormant 1882, p. 25), Laconia en el Pelo- La explotación de la púrpura en Canarias ya
poneso (Halévy 1886, pp. 4, 14), Elis en el venía avalada por una acumulación antrópica
Noroeste del Peloponeso (Bochart 1646), is- de Thais haemastoma en Agua Ovejas, en Jan-
las jonias e Itaca (Lipiński 1990, p. 51 y Li- día, Sur de Fuerteventura, 428 (593) 697 DC
piński 1992, p. 150), Citera (Covey-Crump (Onrubia et alii 1997, p. 367), y ha sido confir-
1916, p. 281), Sicilia (Eus., Chr. Arm., II, 13), mada recientemente en el islote de La Gracio-
Cartago-Elissa (Meyer 1931), Cartago-Elissa, sa, denominada la Isla de las conchas hasta ini-
Sicilia y Cerdeña (Vink 1969, p. 87; Diako- cios del siglo XX, donde otra acumulación
noff 1992, pp. 175-176), al exterior de las co- antrópica consolidada en un cordón litoral del
lumnas de Gibraltar (Jensen 1900, p. 507; Jen- holoceno, presentó un 90% de conchas muy
sen 1906, p. 35) o las Islas Azores (Haupt 1923, fragmentadas de Thais haemastoma, las cuales
p. 126 n. 10; Haupt 1924, p. 286). por su grado de fragmentación sólo pueden
La identificación de las islas de Elisha con proceder de un aprovechamiento para la ex-
las Islas Canarias resuelve cuatro problemas tracción de púrpura, que ha sido fechado por
en la identificación de este emplazamiento en termoluminiscencia sobre un fragmento ce-
el Génesis (10:4). Por una parte, un orden de rámico entre el 871 (1149) 1427 a.C. a un sigma
Oeste a Este, Elisha (Canarias), Tarsis (Litoral (García-Talavera 2003, p. 27 y com. pers.),
del Sur de la Península Ibérica), Kitim (Chi- aunque debe valorarse con prudencia una fe-
pre) y Dodanim, habitualmente identificado cha tan antigua, en todo caso parece marcar
con la isla de Rodas, pero cuyos productos un momento del primer milenio a.C.
más característicos que importa a Tiro no El concepto de Islas Purpurarias manejado
concuerdan bien, pues son la madera de éba- por Plinio debió incluir a las Canarias Orien-
no y los colmillos de marfil (Ez. 27:15), mos- tales, al menos el islote de la Graciosa, Lan-
trando que Tarsis no es un caso excepcional zarote y Fuerteventura, probablemente por-
en las referencias a Occidente y debemos que Mogador era la ruta de partida hacia las
unirle Elisha. Islas Canarias, y resulta anómalo que se con-
mare purpureum . producción y comercio de la púrpura 89
siderase el islote de Mogador como unas «is- rías de púpura y comerciantes de esta mer-
las recien descubiertas» puesto que es visible cancía (Rey-Coquais 1979, p. 286).
desde tierra y accesible en poco más de me-
dia hora con una simple lancha con la mar en Agradecimientos
calma. Esto hace posible que las «factorías pa- Este trabajo se integra en los proyectos
ra teñir la púrpura getúlica» establecidas por BHA2000-0736, Ministerio de Ciencia y Tec-
Juba II lo fuesen en las Canarias Orientales, nología, Mogador (Essaouira, Marruecos) del
pero también podría suceder que las Canarias Instituto de Patrimonio Histórico Español y
Orientales fueran el punto de abastecimiento Frecuentación de las Islas Atlánticas en la Pro-
de la materia prima o conchas de Thais hae- tohistoria: Prospección Arqueológica Sub-
mastoma, las cuales posteriormente podrían acuática del Islote de La Graciosa (Teguise,
ser objeto de un tratamiento más industrial Lanzarote), del Gobierno de Canarias. Que-
en la propia Mogador, en particular el proce- remos agradecer los comentarios de F. Gar-
so del teñido de los tejidos, aunque no hay cía-Talavera sobre las variantes de la púrpura
datos aqueológicos de las excavaciones de en las Islas Canarias, su explotación en La
Cintas y Jodin que lo confirmen, pero podría Graciosa y la datación por termoluminiscen-
explicar que el concepto de Purpurarias pudo cia, y la lectura del texto y sugerencias a M.
incluir tanto a Mogador como a las Canarias Almagro Gorbea, F. López Pardo y M. Torres.
Orientales.
La evolución del precio de la púrpura mues- Abreviaturas bibliográficas
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90 alfredo mederos martín · gabriel escribano cobo
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