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UNIDAD III

PLAN DE ALIMENTACION HIPOSODICO

La finalidad especifica de esta dieta, vulgarmente conocida como dieta sin sal, es
lograr un balance negativo de sodio. El fundamento de la restricción de sodio es que el
volumen del liquido extracelular depende en gran medida de su contenido en ese
mineral, por lo tanto cuando es necesario reducir ese liquido, ya sea en el espacio
intravascular (volemia) o en el intersticial, deberemos disminuir las reservas totales de
sodio en el organismo. Las formas de lograrlo pueden ser dos: restringir se ingesta a
través de una dieta hiposódica (la primera terapia que se debe ensayar) o forzar su
excreción urinaria utilizando diuréticos (si la dieta sola no da resultado), o la
combinación de ambas, que es la forma mas efectiva.

Las patologías es que esta dieta es útil, son:


 Hipertensión arterial, ya que la disminución de la volemia y del sodio
circulante reducen la presión arterial;
 Insuficiencia renal e insuficiencia cardiaca congestiva, ya que cursan con
edemas;
 Insuficiencia hepática descompensada (cirrosis con hipertensión portal) que
cursa con ascitis, en ambos casos se trata de acumulación de liquido en el
espacio intersticial;
 Preeclampsia o hipertensión del embarazo
 Edemas

Nos centraremos en la hipertensión arterial que es probablemente, uno de los


problemas de salud pública más importante en los países desarrollados. Diversos
estudios prospectivos, entre ellos el realizado en la ciudad americana de Framingham,
han mostrado un incremento del riesgo de mortalidad total y cardiovascular paralelo a
los niveles de presión arterial, diastólica y sistólica, siendo esta relación continua y
gradual. La hipertensión arterial puede ser tratada de forma efectiva, disminuyendo así
la presentación de las enfermedades cardiovasculares, especialmente la enfermedad
cerebrovascular.

Mortalidad cardiovascular

La hipertensión arterial es uno de los problemas de salud más relevante del mundo
occidental. En las poblaciones occidentales, aproximadamente un 25% de los adultos
presentan hipertensión arterial. La prevalencia además aumenta con la edad. La
presión arterial está directamente relacionada con la mortalidad cardiovascular. La
máxima importancia de la hipertensión arterial es que se asocia a complicaciones
mortales del sistema circulatorio y renales, si no recibe tratamiento y control.

El Consenso de prevención cardiovascular realizado por la Federación Argentina de


Cardiología en el 2005, dio a conocer las siguientes cifras para nuestro país:

 Prevalencia varia de un 29 a un 34%

 50% desconoce su condición de hipertensos

 13-20% de los hipertensos conocidos se encuentran controlados bajo cifras de


normotensión.
Las enfermedades del sistema circulatorio constituyen son una causa de muerte en el
conjunto de la población española. Sus dos principales formas clínicas son la
enfermedad isquémica del corazón y la enfermedad cerebrovascular.

La hipertensión es uno de los factores mayores de riesgo cardiovascular. Por


definición, un factor de riesgo cardiovascular es una característica biológica o una
conducta que aumenta la probabilidad de padecer o morir de enfermedad
cardiovascular en aquellos individuos que la presentan. El incremento de la mortalidad
cardiovascular con el aumento de la presión arterial es similar entre poblaciones. En el
colectivo del estudio de los Siete Países se ha confirmado que el riesgo relativo de
muerte cardiovascular está asociado con un incremento de la presión arterial y no ha
cambiado, de forma substancial, después de 25 años de seguimiento. Tampoco ha
variado la prevalencia de hipertensión entre las poblaciones implicadas en el citado
estudio. No obstante, el riesgo absoluto de muerte para un mismo nivel de presión
arterial varía de forma importante entre las poblaciones estudiadas. Estas diferencias
se mantienen después de ajustar por la edad y el tabaquismo. Si bien es cierto que las
diferencias de los factores genéticos entre poblaciones pueden, parcialmente, explicar
diferencias en la mortalidad de causa cardiovascular, se deben considerar otros
factores, como por ejemplo los de tipo nutricional. La nutrición juega un papel
relevante dado que existe una amplia variedad de modelos alimentarios que difieren
entre los países.

Frecuentemente, la hipertensión es asintomática, fácil de detectar y de tratar. No


obstante si no se trata, las complicaciones pueden ser mortales. La forma actual de
abordar el problema se basa en las guías de práctica clínica. Varios organismos
internacionales elaboran periódicamente las directrices de diagnostico y tratamiento de
la HTA, siendo las dos mas renombradas las directrices norteamericanas del Joint
Nacional Comité (JNC) on Prevention, Detection, Evaluation and Treatment of High
Blood Pressure (Comité Conjunto Nacional de Prevención, Detección, Evaluación y
Tratamiento de la Hipertensión Arterial) y las directrices europeas publicadas por la
Sociedad Europea de Hipertensión (ESH), en conjunto con la Sociedad Europea de
Cardiología (ESC).

Así como se observan muchas similitudes, también se presentan diferencias notables


entre ambas. Mientras la orientación europea presenta una visión clínica, basada en el
tratamiento de la HTA a partir de la estratificación del riesgo cardiovascular individual,
la visión americana se posiciona sobre los valores de la PA como marcador
preponderante para la indicación de tratamiento farmacológico.

La guia practica clínica sobre la HTA publicada en 2013 por la Sociedad Europea de
HTA (ESH) y la Sociedad Europea de Cardiología (ESC) es la continuación de la guía
publicada conjuntamente por las dos sociedades en 2003 y 2007. Ambas sociedades
se basaron en estudios donde se demostró que el daño arterial y el incremento del
riesgo de enfermedad cardiovascular, se pueden iniciar antes de registrarse los niveles
de presion arterial considerados hasta ese momento como normales.

La clasificacion de la HTA de las Guias Europeas mantiene la clasificación de las guias


anteriores, con las salvedades siguientes:

1) Cuando la presión arterial sistólica y diastólica de un paciente entran en diferentes


categorías, se aplicará la categoría superior para cuantificar el riesgo cardiovascular
total, tomar decisiones acerca de la farmacología y valorar la eficacia del tratamiento.

2) La hipertensión sistólica aislada también puede clasificarse por grados (grados 1, 2


y 3), siempre que los valores diastolicos sean < 90 mmHg.
3) El umbral de hipertensión arterial (y la necesidad de farmacoterapia) debe
considerarse flexible basandose en el grado y perfil de riesgo cardiovascular total.

Las guias Norteamericanas (JNC 8) publicadas en el año 2014 para el manejo de la


HTA presentan un enfoque riguroso y basado en la evidencia sobre los umbrales de
tratamiento para el uso farmacológico en el tratamiento de la HTA en los adultos.

Esta guia no ha redefinido los valores de presion arterial elevada, considerando el


panel de expertos que los puntos de corte establecidos por las guias anteriores (JNC 7
2003) de 140/90 mmHg siguen siendo razonables.

Una de las dificultades para identificar la causa de la hipertensión arterial es la


variedad de sistemas implicados en el control de la presión y la complejidad de las
relaciones entre dichos sistemas. Existen una serie de factores ambientales que se
han relacionado con el desarrollo de la hipertensión y entre ellos se encuentra el
consumo de sal, la obesidad, la ingesta de alcohol, el tamaño de la familia y la
aglutinación de personas en un entorno.

Todo lo comentado respalda la importancia de analizar los beneficios y los problemas


vinculados a los aspectos alimentarios o nutricionales sobre el control de la presión
arterial.

Diagnóstico de hipertensión arterial

No existe una línea divisoria entre la presión arterial normal y la elevada, por lo que se
han establecido niveles arbitrarios para definir a las personas con un mayor riesgo de
padecer una complicación cardiovascular o que se beneficiarán del tratamiento
médico. Las definiciones tienen en cuenta el nivel de presión diastólica, de presión
sistólica, la edad, el género, la raza y la comorbilidad.

En concreto, la presión arterial se clasifica en función de determinados valores y a


partir de una cifra precisa se les denomina hipertensión.

Comparación entre los distintos criterios diagnósticos:

La tabla 1 se pueden observar las diferencias diagnosticas y de clasificación de la


presión arterial para adultos a partir de los 18 años. Mientras que las guías
Norteamericanas establecen categorías de “prehipertensión” y divide a la HTA en
estadio 1 y 2, las Guías Europeas dividen en tres grupos a los pacientes con presión
normal, diferenciando categorías de presión arterial optima, normal y normal/alta, y en
tres grupos a los pacientes hipertensos, pero no reconocen el concepto de
prehipertensión.

Tabla 1 Clasificación Europea y Norteamericana de la Presión Arterial

Valores PA (mmHg) Clasificacion de la Presion Arterial


PAS PAD Europea Norteamericana
< 120 < 80 Óptima Normal
120 - 129 80 - 84 Normal Prehipertensión
130 - 139 85 - 89 Normal alta
140 - 159 90 - 99 Hipertensión de grado 1 (leve) Hipertensión
Estadio 1
160 - 179 100 - 109 Hipertensión de grado 2 (moderada) Hipertensión
≥180 ≥ 110 Hipertensión de grado 3 (severa) Estadio 2
≥ 140 < 90 HTA sistolica aislada
Fuente: ESH/ESC 2013 – VIII Reporte JNC 2014.

Objetivos del tratamiento

El objetivo principal del tratamiento de un paciente hipertenso es conseguir la máxima


reducción en la morbilidad y mortalidad cardiovascular a largo plazo, en especial la
asociada a las lesiones renales. Las guías europeas proponen, como meta alcanzar,
valores de PA, menores a 130/80 mmHg. No se debe buscar estar por debajo de estos
valores, ya que no necesariamente se obtienen mejores beneficios. Las guías
norteamericanas, en cambio, proponen en general como meta a alcanzar valores de
PA menores a 140/90 mmHg.

Tabla 2. Objetivos del tratamiento

Condición del paciente hipertenso OBJETIVO (mmHg)

Con RCV bajo a moderado


Enfermedad coronaria
PAS < 140
Diabetes
PAD < 90
Enfermedad renal diabetica o no diabetica
Ancianos de menos de 80 años con buena forma física

Ancianos de menos de 80 años con PAS inicial ≥160 mmHg PAS entre 150 y 140
Ancianos mayores de 80 años con PAS inicial ≥160 mmHg PAD < 90
Fuente: ESH/ESC, 2013.

Beneficios del control de la presión arterial

Los beneficios del tratamiento hipotensor se plasman en la reducción del riesgo


cardiovascular. Se estima que un tratamiento adecuado lograría reducir un 50% de la
morbilidad y la mortalidad cardiovascular.

Medidas generales no farmacológicas en la hipertensión

Las modificaciones del estilo de vida para favorecer un conjunto de medidas


saludables deben introducirse en todas las personas en que sea posible, incluso en
quienes tienen la presión arterial normal y en quienes necesitan tratamiento
farmacológico. Las intervenciones sobre el estilo de vida que están consideradas
como beneficiosas para la reducción del riesgo de enfermedades cardiovasculares y
de la presión arterial se recogen en la tabla 3. La tabla 4 resume el impacto de las
modificaciones del estilo de vida sobre la presión arterial sistólica. Las
recomendaciones alimentarias y nutricionales se ampliarán al final del apartado.

Tabla 3. Estilo de vida saludable.

Dejar de fumar
Reducir el peso
Moderar el consumo de etanol
Realizar actividad física regular
Reducir el consumo de sal
Incrementar del consumo de frutas, verduras y hortalizas
y disminución de grasa saturada y total
Fuente: JNC8, 2014

Tabla 4. Efectos de las modificaciones del estilo de vida en el manejo de la


hipertensión.

INTERVENCIÓN OBJETIVO REDUCCIÓN DE LA PAS


Reducción del peso Mantener el peso 5 - 20 mmHg
adecuado (cada 10 kg de reducción
ponderal)
Adopción dieta DASH Frutas y verduras 8 - 14 mmHg
Productos descremados
Bajo en grasa saturada
Reducción en sodio < 100 mEq/L (2,4 g sodio 2 - 8 mmHg
o 6 g cloruro sódico)
Actividad física Andar > 30 min/día 4 - 9 mmHg
(3 horas semanales)
Moderación del Hombres, < 2 vasos/día 2 - 4 mmHg
consumo Mujeres < 1 vaso/día
de alcohol
PAS: presión arterial sistólica.
Dieta DASH: Dietary Approaches to Stop Hypertension.
Fuente: JNC7, 2003.

Relación entre energía y presión arterial

Un exceso en la ingesta energética es un factor directamente relacionado con la


obesidad, y la obesidad es un factor de riesgo de desarrollar hipertensión y
enfermedad cardiovascular. Los datos de diversos estudios indican que el peso se
asocia de forma positiva con la presión arterial y con la hipertensión. Es importante
diferenciar el tipo de obesidad en cuanto a su distribución corporal dado que la
distribución abdominal de la grasa se ha relacionado con un riesgo cardiovascular
mayor. En especial, este es uno de los criterios para la identificación clínica del
síndrome metabólico. Por otro lado, los estudios de intervención han demostrado que
algunos pacientes obesos experimentan una significativa reducción de la presión
arterial simplemente como consecuencia de la disminución de peso, incluso sin llegar
a alcanzar el peso ideal. Una reducción de 10 kg de peso consigue una reducción de
los niveles de presión arterial sistólica entre 5 y 20 mmHg.

Relación de los micronutrientes: sodio, potasio, calcio y magnesio

Relación del sodio con la presión arterial

El componente nutricional más relacionado con las cifras de presión arterial, aparte del
exceso calórico, es el consumo de sodio. En este apartado se pueden diferenciar
diversos aspectos: la relación entre el sodio y la presión arterial, la determinación del
sodio ingerido, la reducción de la ingesta de sodio y la ingesta de cloruro sódico o sal
común. En la actualidad, la influencia del sodio en la posible elevación de la presión
arterial no se debe única y exclusivamente a él, sino a la presencia conjunta con el
cloruro, en forma de cloruro sódico o sal común. En los estudios poblacionales de
observación se ha evidenciado que, a medida que aumenta la ingesta de cloruro
sódico aumentan progresivamente las cifras de presión arterial y al disminuir su
consumo estas cifras disminuyen. También en los estudios de intervención con una
reducción del sodio de la dieta a un máximo de 2.400 mg de sodio o a 6 g de cloruro
sódico o sal, se consigue una disminución de 2 - 8 mmHg de la presión arterial (tabla
3). Aunque esta reducción aparentemente parece modesta, supone una reducción
poblacional de la morbilidad y mortalidad cardiovascular considerable. Parece que este
efecto es propio del cloruro sódico o sal común y en cambio no lo presentan otras
sales sódicas sin cloruro. Al igual que con la aplicación de otras medidas dietéticas, la
respuesta de la presión arterial a la restricción de sodio varía entre los individuos y se
calcula que un 60% de hipertensos son sensibles a la disminución del sodio. El
mecanismo por el cuál los individuos sensibles reducen las cifras de presión arterial
probablemente es la disminución de la reactividad del sistema renina - angiotensina -
aldosterona.

Relación entre sodio y presión arterial: estudio DASH-sodium

El estudio DASH-sodium es uno de los más relevantes porque ha permitido valorar


tanto el efecto de la reducción del sodio de la dieta como la acción del modelo dietético
denominado DASH.

En resumen, la dieta DASH con bajo contenido en sodio supone una presión sistólica
de 7,1 mmHg más baja en los participantes sin hipertensión y de 11,5 mmHg en los
participantes con hipertensión, comparada con la dieta control alta en sodio.

Efecto del potasio, magnesio y el calcio sobre la presión arterial

La influencia del potasio en la disminución de la presión arterial se ha evidenciado en


múltiples estudios. En los estudios observacionales se ha visto que las dietas ricas en
potasio se asocian con una reducción del riesgo de accidentes cerebrovasculares. El
potasio puede disminuir las cifras de presión arterial a través de varios mecanismos
como un efecto directo de vasodilatación, alteraciones en el eje renina - angiotensina -
aldosterona, efecto natriurético y eliminación renal de sodio.

A pesar de estos resultados de momento no se contempla la suplementación


farmacológica con potasio de los individuos hipertensos, aunque debe recomendarse
el consumo de alimentos ricos en potasio. Cabe destacar que en algunos pacientes
tratados con diuréticos que comporten una pérdida crónica de este mineral, sí podría
ser necesaria la suplementación con potasio.

En algunos estudios observacionales también se ha destacado la influencia del calcio


y del magnesio en la disminución de las cifras de presión arterial. Sin embargo, estos
estudios determinan los niveles de los minerales incluidos en muchos alimentos que
contienen también otros nutrientes, por lo que resulta difícil determinar el papel
específico de cada mineral. Por todo ello, se requieren estudios adicionales para
resolver estas observaciones aparentemente contradictorias.

En definitiva, parecen claros los beneficios de la alimentación rica en estos minerales


aunque no está clara la necesidad de suplementar con calcio, potasio y magnesio a
los individuos con hipertensión.
Efecto de las grasas sobre la presión arterial

Los estudios sugieren que las dietas bajas en grasa se asocian a una disminución de
las cifras de presión arterial. Queda pendiente esclarecer si este efecto hipotensor es
atribuible de forma aislada a la reducción de la grasa o al aumento complementario de
los hidratos de carbono o de proteínas o de ambos en la dieta.

La ingesta de grasa saturada se relaciona de forma directa con mayores cifras de


presión arterial. Por otro lado, una mayor ingesta de ácidos grasos de tipo
monoinsaturado (AGM), concretamente ácido oléico presente mayoritariamente en el
aceite de oliva típico de la dieta mediterránea, se asocia con cifras menores de presión
arterial.

Los ácidos grasos poliinsaturados de la serie w - 6 y los de la serie w - 3 de la dieta


pueden influir sobre la presión arterial a través de la producción de las
prostaglandinas. En concreto, los ácidos grasos de la serie w - 6 incrementan las
concentraciones de algunas prostaglandinas (PGI2 y PGE2) que tienen un efecto
vasodilatador, por lo que su ingesta podría ser beneficiosa en los pacientes
hipertensos.

Efecto del consumo de alcohol sobre la presión arterial

Se ha establecido una clara relación entre el aumento de presión arterial y el consumo


excesivo de bebidas alcohólicas, considerando como límite superior 30 g de etanol al
día. Por el contrario, la reducción del consumo de alcohol entre bebedores importantes
induce la disminución de la presión arterial, en hombres normotensos y en
hipertensos. Se considera que el consumo moderado de alcohol (dos consumiciones
en el hombre y una en la mujer) podría reducir entre 2 y 4 mmHg la presión arterial
sistólica (tabla 4).

Un dato característico es que la ingesta elevada de alcohol se asocia con un mayor


riesgo de accidente cerebrovascular. Debe recordarse que el alcohol atenúa el efecto
de los fármacos antihipertensivos. Este efecto desaparece en una o dos semanas
cuando se reduce el consumo en un 80%.

Modelos alimentarios asociados a una reducción de la presión arterial

El modelo dietético denominado dieta DASH, comentado anteriormente, promueve


una alimentación variada que incluye alimentos de todos los grupos:

a) Cereales, como fuente de hidratos de carbono y fibra. Se aconsejan los integrales.

b) Vegetales y frutas, alimentos ricos en potasio, magnesio y fibra.

c) Productos lácteos, como la fuente mayoritaria de calcio y proteínas. Son preferibles


los derivados bajos en grasa.

d) Carne, aves y pescado, como la principal fuente de proteínas y magnesio.


Recomendada la carne magra, evitando la grasa visible y la piel en las aves.
e) Frutos secos y legumbres, fuente importante de energía, de magnesio y potasio, de
proteínas y de fibra.

f) Grasas y aceites, que aportan ácidos grasos. Se recomienda el aceite. Se permite


hasta un 27% de las calorías totales en forma de grasa incluyendo la propia de los
alimentos y la grasa de adición.

g) Dulces, limitando su consumo y preferiblemente aquellos bajos en grasa.

Este modelo alimentario ha demostrado ser beneficioso en términos de reducción de la


presión arterial tanto en individuos normotensos como en hipertensos. Cabe señalar
que la aplicación en nuestro medio debería suponer un incremento del aporte calórico
a partir de las grasas, en su variedad monoinsaturada, en forma de aceite de oliva por
la evidencia de su efecto protector cardiovascular.

Recomendaciones de sodio en la hipertensión

Tradicionalmente las dietas hiposódicas se han clasificado en función a su contenido


en sodio Tabla 6, para su mejor interpretación es necesario recordar que:

1 gramo de Cloruro de sodio (sal) = 400 mg de Na (600 mg de Cl)

Hay que tener en cuenta que el consumo habitual en nuestro país es de 6 y 8 g de sal,
que representa un factor de riesgo de hipertensión arterial.

Prescripción de sodio en dietas hiposódicas

Dieta hiposódica se considera aquella que aporta menos 2500 mg día

Se realizan dietas con menos de 1500 mg de sodio en:

 Prehipertensos e hipertensos
 Diabetes o renales crónicos
 Afroamericanos
 Personas de 51 años o mas

La cantidad de potasio que debe aportarse es de: 4 a 5 g/día

Aunque las cifras expresadas de sodio en cada tipo de dieta pueden variar en función
del autor.

En varios estudios se ha observado, que la principal fuente de sodio de la alimentación


no es la sal de adición sino la sal de los alimentos y del procesado industrial. Por tanto,
para conseguir una óptima reducción del sodio de la dieta se deberán recomendar
alimentos pobres en sodio y limitar la adición de sal a los alimentos. En general, los
alimentos más ricos en sodio son los de origen animal, productos industriales
preparados y conservas que utilizan la sal como conservante en forma de sal sódica
(cloruro, glutamato monosódico, fosfato disódico, propionato sódico, benzoato sódico,
etc.). No hay que olvidar que algunos medicamentos aportan sodio. Están disponibles
en el mercado una amplia variedad de productos bajos en sodio que facilitan el
cumplimiento de esta restricción dietética.

Las fuentes alimentarias de sodio son:


 Sal de cocina o gruesa

 Sal de mesa o fina

 Alimentos salados: fiambres y embutidos, pickles, alimentos en salmuera,


snacks, caldos y sopas concentrados, conservas, mariscos, aditivos
alimentarios.

 Sodio contenido naturalmente en los alimentos

Las medidas comúnmente recomendadas para reducir el consumo de sodio y los


alimentos recomendados por bajo contenido en sodio, remarcando dentro de cada
grupo de alimentos, los que tienen que ser evitados por considerarse alimentos ricos
en sodio. En la tabla 7 se clasifican los alimentos según su contenido en sodio.

Tabla 7. Clasificación de los alimentos según su contenido en sodio

Clasificación Alimentos

Muy bajo contenido en Na Cereales y harinas, frutas y


verduras frescas, aceites, azúcar y
(<40mg%) dulces caseros, infusiones
naturales, panificación sin sal,
aguas con bajo contenido en Na.
Bajo a Moderado contenido en Na Leche y yogurt, crema de leche,
huevo, quesos con bajo contenido
(≥40mg% y <240mg%) en Na, carnes, vegetales ricos en
Na(acelga, apio, achicoria, escarola,
espinaca, radicheta y remolacha),
aguas con bajo tenor en sodio.

Alto contenido en Na Quesos de mesa, manteca o


margarina, panificación común,
(≥240mg%) aguas con alto contenido en sodio.

Fuente: Torresani, 2016.

Es importante en los planes de alimentación hiposódicos contabilizar el contenido de


sodio de las bebidas, fundamentalmente en los planes severos y estrictos.

Contenido de sodio de las aguas comerciales

TIPO DE AGUA CONTENIDO


MINERAL (mg/l)
Dassani 5,0
Glaciar 10,0
Eco 10,0
Nestle Pureza Vital 79.6
Villa del Sur 164,0
Villavicencio 220,0
Villavicencio sport 274,0

En el mercado existen sales modificadas (que contienen menor contenido de sodio) y


sales dietéticas (sin sodio), que pueden ser utilizar como sustituto de la sal común. Se
debe tener en cuenta que no pueden ser utilizadas por pacientes con patología renal o
encefalopatía hepática.

Ejemplos de sales dietéticas (SIN SODIO) disponibles en el mercado: Cosalt, Eugusal,


Genser diet.

Ejemplos de sales modificadas (CON BAJO CONTENIDO EN SODIO) disponibles en


el mercado: Dos anclas Light, Celusal Light, Genser, Vergel Light.

Recomendación sobre el consumo de fibra en la hipertensión

Se distinguen dos tipos principales de fibra: la fibra insoluble como la celulosa,


diversas hemicelulosas y lignina, que se encuentran en los cereales integrales, y la
fibra soluble como las pectinas, gomas y mucílagos que se encuentran en frutas y
verduras. Se ha sugerido que la fibra soluble disminuye la absorción de glucosa y
grasas, aumenta la excreción de ácidos biliares y se caracteriza por su capacidad de
ser fermentada por las bacterias intestinales.

En los pacientes hipertensos, y en general en la dieta para la prevención de


enfermedades cardiovasculares se recomienda una ingesta de 20 a 30 g/día de fibra,
de los cuales de 10 a 25 g deben ser de fibra de tipo soluble.

Recomendaciones de consumo de alcohol en la hipertensión

La mejor recomendación es la abstención del consumo de alcohol en los individuos


con hipertensión. Tanto la guía europea del 2003 como el 7º informe JNC recomienda
limitar el consumo de alcohol a no más de 2 consumiciones al día (30 g de etanol/día)
en los hombres y sólo una en las mujeres y en personas que deben disminuir peso (20
g de etanol/día). Una consumición se define como 148 mL de vino, 355 mL de cerveza
o 44 mL de whisky y otras bebidas de igual gradación (40º). Con ello se conseguirá
reducir, entre 2 - 4 mmHg, las cifras de presión arterial sistólica.

Recomendaciones del consumo de cafeína en la hipertensión

Deben evitarse consumos elevados de cafeína a través de café, té y bebidas de cola,


tomando en su caso las formas comerciales descafeinadas.

Recomendaciones nutricionales, alimentarias y del estilo de vida contempladas


de forma global para la prevención y el tratamiento de la hipertensión

De forma global y considerando todos los aspectos comentados hasta ahora se deben
tener en cuenta:

 Las recomendaciones nutricionales y alimentarias coinciden prácticamente


tanto para la prevención como para el tratamiento.
 Las recomendaciones nutricionales y alimentarias son las mismas que se
establecen en una alimentación saludable para la población general.
 La dieta en algunos casos, especialmente en hipertensos leves, es capaz por si
sola de restablecer una presión normal, y en todos los casos pueden reducir el
número y la dosis de fármacos hipotensores.

De forma resumida, los objetivos nutricionales son:

- Restricción de sodio a unos 2.400 mg/día (equivalente a unos 6 g de sal común al


día).
- Incremento de alimentos ricos en potasio, en magnesio y en fibra.
- Restricción calórica en pacientes con sobrepeso.
- Restricción de grasas saturadas y de colesterol para disminuir la incidencia de
complicaciones arterioscleróticas.
- Limitación del consumo de alcohol.

Para cumplir estos objetivos se debe seguir una alimentación equilibrada rica en
verduras, frutas, productos lácteos bajos en grasa y pobre en grasas animales y
azúcares simples.

El exceso de grasa predispone al aumento de la presión arterial y a la hipertensión. Al


perder peso se consiguen efectos beneficiosos sobre factores de riesgo asociados
como la resistencia a la insulina, la diabetes, la hiperlipemia y la hipertrofia ventricular
izquierda. Estos efectos se pueden potenciar mediante un aumento simultáneo de la
actividad física, moderando el consumo de alcohol en bebedores con sobrepeso y
reduciendo el consumo de sodio. La valoración de los efectos de la reducción de peso
sugiere que la pérdida ponderal de unos 10 kg consigue una disminución de los
niveles de presión arterial sistólica entre 5 y 20 mmHg (tabla 5).

La buena forma física es un predictor bastante sólido de la mortalidad cardiovascular


independiente de otros factores como la presión arterial y de otros factores de riesgo.
La actividad física puede reducir la presión arterial sistólica en unos 4 - 9 mmHg (tabla
5) No obstante, los ejercicios isométricos, como el levantamiento de grandes pesos
puede tener un efecto presor y deben evitarse.

Este tipo de medidas junto con el incremento de la actividad física inducen efectos
beneficiosos tanto en individuos normotensos como en hipertensos. En los
normotensos, estas medidas pueden, además, retardar el aumento progresivo de la
presión arterial con la edad.

Si la hipertensión está insuficientemente controlada, y siempre en casos de


hipertensión grave, debe desaconsejarse o posponerse el ejercicio físico muy intenso
hasta que se haya iniciado el tratamiento farmacológico apropiado y se haya
comprobado su efectividad.

La aplicación de este conjunto de recomendaciones puede producir la disminución


moderada de la presión arterial (tabla 5), pero si estas medidas se aplican a un gran
colectivo, el impacto beneficioso puede ser enorme, al prevenir la aparición tanto de
las enfermedades cardiovasculares como las cerebrovasculares.

Como ya se ha comentado, en los individuos hipertensos, estas medidas constituyen


la terapia inicial antes de la instauración de fármacos o una terapéutica simultánea. En
la tabla 7 se detallan las pautas que pueden facilitar el cumplimiento de las
recomendaciones en el paciente hipertenso.
Tabla 7. Medidas para facilitar el cumplimiento de las recomendaciones

Evitar añadir sal a los alimentos durante su preparación o consumo (evitar también la sal
yodada y la sal marina).

Evitar consumir alimentos ricos en sodio.

Consumir con moderación productos como sal de régimen y productos dietéticos Si la dieta ha
de ser restringida en potasio, se ha de evitar el uso de estos productos ya que suelen contener
este mineral.

Utilizar especies aromáticas y condimentos como sustitutos de la sal que darán gusto y
potenciarán el sabor de los alimentos y los platos: ajo, cebolla, perejil, limón, vinagre (de sidra,
de estragón, de manzana, etc.), orégano, etc.

Elaborar comidas menos saladas, evitando que sean insípidas y procurando que los platos
tengan buena presencia y sabor agradable.

Evitar los alimentos preparados e industriales de los que se desconoce su composición.

Utilizar un aceite de sabor intenso, como diversos tipos de aceite de oliva virgen.

Recordar que la cocción al vapor o papillote conserva mejor el sabor de los alimentos.

Consumir bebidas alcohólicas con moderación, en caso de no existir una prohibición


facultativa.

Recordar que algunos fármacos contienen sodio.

Mantener un peso adecuado.

La actitud de los pacientes está influenciada, de forma mayoritaria, por las diferencias
culturales, las creencias (tabla 8) o por la experiencia previa con el sistema sanitario.
Estas actitudes pueden entenderse, más fácilmente, si se facilita la comunicación con
los pacientes y sus familiares.

Tabla 8. Mitos, creencias y errores habituales respecto a la dieta para el tratamiento de


la hipertensión arterial

POSIBLES DUDAS O
CREENCIAS DEL RESPUESTA
ENFERMO

Es suficiente eliminar la
No añadir sal en las comidas es muy importante, pero a veces no es
sal de adición para
suficiente. Hay ciertos alimentos procesados que contienen grandes
disminuir la presión
cantidades de sodio que también deben evitarse.
arterial.

El uso de la combinación de dieta y fármaco es esencial para un


Con la medicación, no
correcto control de la presión. Una dieta hiposódica permite reducir
hace falta que me
en muchas ocasiones la dosis de medicación antihipertensiva. En
esfuerce en seguir una
algunos casos, sólo con dieta usted puede controlar su presión
dieta hiposódica.
arterial sin tener que tomar fármacos.

Ya que no puedo tomar Piense que la mayoría de salsas y ciertos condimentos o especias
sal, para sazonar o contienen grandes cantidades de sal. Usted debe buscar siempre
aderezar los alimentos alternativas para condimentar los alimentos con ingredientes que no
utilizaré salsas y contienen sodio y que también dan un buen sabor a los platos.
especias.

La dieta hiposódica es Para adquirir unos buenos hábitos alimentarios y prevenir la


únicamente para un sólo hipertensión desde la infancia, es aconsejable educar a toda la
miembro de la familia, familia, intentar preparar y cocinar todos los alimentos sin abusar de
eso significa que los la sal, y seguir siempre una dieta moderadamente hiposódica. Ello
demás comen diferente. no comporta peligros para los demás.

Es muy útil tener a mano una lista de todos los alimentos que
Los alimentos, excepto contienen cantidades importantes de sodio, ya que, aunque usted
los salazones, no llevan no lo crea, algunos contienen muchísima sal. Estos alimentos están
sal. totalmente desaconsejados. Infórmese de los alimentos que
contienen mucha sal o los alimentos que contienen poca.

Es evidente que todas las comidas preparadas y rápidas tienen sal


añadida para aumentar su sabor, así pues, hay que limitar su
Se puede comer en un consumo y buscar alternativas. Intente comer lo menos posible en
restaurante fast food. este tipo de restaurantes. En caso de ir a este tipo de restaurantes,
pida ensalada o algún tipo de hamburguesa o producto que
contenga poca sal.

Piense que la hipertensión arterial esencial es un síntoma crónico.


Una vez tenga la presión
Lo más probable es que una vez deje de hacer dieta usted vuelva a
arterial controlada,
presentar cifras tensionales altas. No deje la dieta sin que su
puedo dejar la dieta.
médico se lo indique.

Fuente: Salas-Salvado, 2000

Referencias

- Mataix, J. y Herrera, J. "Nutrición y Alimentación Humana". Ergón. Madrid, 2002.


- Salas-Salvadó, J.; Bonada, A.; Trallero, R. y Saló, M. "Nutrición y dietética clínica". Mason.
Barcelona, 2000.
- Torresani ME, Somoza MI. “Lineamientos para el cuidado nutricional”. 3ª ed. Eudeba. Buenos
Aires, 2008.
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http://www.nhlbi.nih.gov/guidelines/obesity/prctgd_c.pdf
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epidemic of obesity. Report of the WHO Consultation of Obesity. Geneva, 3-5 June 1997.
- Extraído de las asignaturas Enfermedades de gran prevalencia: teoría y práctica clínica y
Otras enfermedades: teoría y práctica clínica del “Master Internacional de nutrición y dietética”
de la Fundación Universitaria Iberoamericana. (FUNIBER) 2011.

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