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Valdivia, treinta de agosto de dos mil veintiuno.

VISTOS:
Se reproduce en alzada la sentencia de nueve de agosto de dos mil
veintiuno, sus considerandos y citas legales, con excepción de su motivo octavo,
el cual se elimina y enmendando en el acápite III de lo resolutivo el guarismo 27,
que se reemplaza por 26.
Y TENIENDO EN SU LUGAR Y ADEMÁS PRESENTE:
PRIMERO: Que la defensa ha impugnado parcialmente la sentencia ya
singularizada, dictada en el marco de un procedimiento abreviado seguido en
causa R.U.C. N°2100290895-3 y R.I.T. N° 452 – 2021, del Juzgado de Letras y
Garantía de La Unión, que negó la aplicación a su representado, Juan Rodrigo
Vera Catalán, de la pena sustitutiva de libertad vigilada intensiva, en síntesis, por
discrepar del criterio judicial que concluyó que se estaba ante la situación prevista
en el inciso penúltimo del artículo 1° y, por ende, no se reunía a su respecto el
requisito previsto en el numeral 1) del inciso segundo del artículo 15, aplicable
según lo exigido en el 15 bis, todos de la Ley N°18.216, al constatarse que
presentaba en su extracto de filiación y antecedentes, en lo que interesa al
recurso, una condena a una pena de multa equivalente a dos unidades tributarias
mensuales más accesorias especiales del artículo 9 letras c) y d) de la Ley
N°20.066, en causa rol N°90-2016 de ese mismo juzgado, como autor del simple
delito consumado de lesiones menos graves provocadas en contexto de violencia
intrafamiliar, impuesta con fecha 1 de marzo de 2016 y cumplida vía sustitución y
apremio el 12 de diciembre de ese mismo año.
El fundamento principal de la impugnación estriba en que se resalta que el
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tribunal, para no dar cabida a la aludida sustitutiva, en síntesis, consideró que se


encontraba efectivamente en presencia de un ilícito previo que revestía la calidad
de un simple delito, estimando que su naturaleza jurídica no variaba por el solo
hecho de habérsele aplicado una pena de multa en concreto, al divergir el sentido
dado al estatuto de la prescripción penal con el de la preceptiva contenida en la
ley especial. En cambio, la postura defensiva transita por la apreciación de
encontrarse ante una mera falta previa, atendida precisamente la sanción concreta
que por ella fuera impuesta al sentenciado, la que no se erigía en óbice para la
imposición de la sustitutiva postulada.
SEGUNDO: Que, así las cosas, el núcleo del debate planteado radica
entonces en considerar el carácter abstracto o concreto de la pena asociada al
delito pretérito, lo que determinaría su característica de falta, simple delito o
crimen, sea para hacer procedente o para excluir la posibilidad de imposición de
alguna de las que en su catálogo se contemplan y, por ende, para dar por
satisfecho o no en la especie el segundo de los requisitos objetivos ligados a la
libertad vigilada intensiva.
En efecto, el artículo 1 inciso penúltimo de la Ley N°18.216 prescribe en
general: “Para los efectos de esta ley, no se considerarán las condenas por
crimen o simple delito cumplidas, respectivamente, diez o cinco años antes de la
comisión del nuevo ilícito.”
El inciso tercero del artículo 15 N°1 de la misma ley, en tanto, expresa para
la sustitutiva específica: “En los casos previstos en las dos letras anteriores,
deberá cumplirse, además, lo siguiente: 1.- Que el penado no hubiere sido
condenado anteriormente por crimen o simple delito. En todo caso, no se
considerarán para estos efectos las condenas cumplidas diez o cinco años antes,
respectivamente, del ilícito sobre el que recayere la nueva condena, y(…).”
TERCERO: Que, para dilucidar este asunto, menester resulta prestar
atención a que el artículo 21 del Código Penal establece la denominada Escala
General de Penas, dentro de la cual se efectúa una distinción entre aquéllas de
crimen, simple delito y faltas, según sea la sanción aplicable, cada una de las
cuales se halla expresamente detallada en el precepto.
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Asimismo, el artículo 97 de igual cuerpo de reglas previene en su


encabezado que: “Las penas impuestas por sentencia ejecutoria prescriben”, de
cuyo tenor aparece claramente que el análisis que debe realizarse en el respectivo
fallo para los efectos de declarar la prescripción de una pena, reside en la aplicada
para el caso concreto. Puntualmente en una hipótesis de pena de falta ésta se
limita sólo a 6 meses y es de este modo que, en el evento examinado, si lo
impuesto al delito de lesiones menos graves provocadas en contexto intrafamiliar
fue una de multa, si bien detenta el carácter de sanción común a todas las formas
de delito según lo precisa el artículo 21, en lo particular ella se revela como una
sanción alternativa cuya aplicación práctica lleva a determinar si lo es de crimen,
simple delito o falta, en proporción a su cuantía, regulada en el artículo 25 del
mismo Código.
Debe enfatizarse que en el caso sublite, al haber equivalido la multa
impuesta por sentencia ejecutoriada sólo a 2 U.T.M., ésta corresponde
consecuencialmente a la de una falta, que por estatuto legal no puede empinarse
más allá de las 4 U.T.M., por lo tanto, su plazo de prescripción se encuadra en 6
meses y no en 5 años, según el texto del artículo 97 del cuerpo legal en comento,
lo cual fluye de una interpretación armónica de las correspondientes normas
penales a la luz del principio pro reo, determinando que el examen de la mentada
exigencia objetiva contenida en la mentada ley especial (art 15 N°1 Ley N°18.216)
deba hacerse en base a la pena en concreto y no en abstracto.
CUARTO: Que, respalda también dicha postura, la circunstancia que si
bien conforme a las reglas de determinación de la pena, por el juego de
atenuantes y agravantes, así como por el grado de participación que tenga el
sujeto en el hecho, como también por el grado de ejecución del suceso que motiva
la investigación puede haber una variación de la pena que en abstracto considera
el tipo penal. Resulta así que la pena en concreto, puede ser más alta o más baja
que la pena en abstracto.
No obstante lo expuesto, para determinar si en la especie resulta
procedente o no la imposición de una pena sustitutiva al sentenciado, debe
tenerse presente que si se considera la pena en abstracto para los efectos del
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cómputo del plazo a que se refiere el artículo 15 N°1 de la Ley Nº 18.216, se


estaría propiciando una visión extensiva de las sanciones penales, que conspira
contra el principio de legalidad y el non bis in ídem, al atribuir al autor de un
delito sancionado con una pena en concreto de falta otra consecuencia penal, una
vez transcurridos los plazos que prevé la Ley N°18.216. Concurre a favor de esta
conclusión, que las dificultades interpretativas deben resolverse teniendo en
consideración el sentido más favorable al imputado.
Apoya esta interpretación la ausencia de una definición legal que aborde
todos los casos previstos en ella. Es así como de conformidad a lo señalado en el
artículo 3 del Código Penal los hechos se dividen en faltas, simples delitos y
crímenes atendiendo a la pena asignada legalmente de acuerdo a las escalas del
artículo 21 del mismo cuerpo legal. Sin embargo, no son pocos los delitos que
abarcan un amplio abanico de penas, algunas de ellas consideradas como de
simple delito y otras de crimen – a modo de ejemplo artículos 366 bis, 396 inciso
1°- por lo que en cada caso, será la pena en concreto la que determinará el plazo
de prescripción y, en general, la naturaleza del ilícito para todos los efectos
legales. Lo mismo ocurrirá en el caso del delito previsto en el artículo 250 bis en
relación al 248 y 248 bis, pues solo al momento de conocer el monto de la multa
en concreto podrá determinarse si estamos frente a una falta o no.
En este orden de ideas, la elección del plazo de cómputo debe, por una
parte, respetar la necesidad de la comunidad de poner límite temporal a la
aplicación de los tipos penales y sus castigos y, por otra, propender al fin
resocializador que inspiró al legislador, no pudiendo la interpretación literal de las
normas legales devenir en un óbice injustificado para el cumplimiento de esa
voluntad. Por lo demás, la solución indicada se aviene más con el espíritu general
que inspira la reforma procesal penal, en orden a elevar los estándares de
garantía y de restringir al máximo posible las privaciones de libertad en el proceso
penal, en concordancia con el debido proceso.
En idénticos términos lo resolvió en un caso análogo, por lo demás, esta
misma Corte (rol penal N°751-2017), obrando la misma razón para la mantención
de ese criterio en el que actualmente se evalúa.
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QUINTO: Que, así las cosas, se entiende que en la especie se han


satisfecho las exigencias objetivas de acceso a la pena sustitutiva de libertad
vigilada intensiva por parte del sentenciado Vera Catalán (artículos 15 N°1 y 15
bis), por cuanto, amén de no erigirse en óbice normativo para la concesión de
alguna de ellas una condena anterior por una mera falta, consta a todo evento que
ha transcurrido con creces el período de 6 meses contados, sea desde la
imposición (1 de marzo de 2016), o sea desde el cumplimiento de la pena de
multa (12 de diciembre de 2016), en relación al ilícito por el que se le juzga (26 de
marzo de 2021).
SEXTO: Que, despejado lo anterior, incumbe avanzar en el siguiente
estadio de análisis, que guarda relación con las exigencias subjetivas en que se
detiene el numeral 2 del artículo 15 del mismo cuerpo legal especial, esto es, en
los antecedentes sociales y características de personalidad del condenado, su
conducta anterior y posterior al hecho punible y la naturaleza, modalidades y
móviles determinantes del delito, a fin de concluir si una intervención
individualizada de conformidad al artículo 16 de la misma ley, parece eficaz para
su efectiva reinserción social.
En este sentido, se ha cumplido por la defensa con la agregación de un
informe social del sentenciado, en el que, en lo sustancial, se ha hecho presente
que se trata de un carpintero, de 32 años, quien se ha desempeñado con
estabilidad en la Inmobiliaria Los Alerces, dándose cuenta que convive hace un
año con su actual pareja y que tiene 3 hijos de anterior relación, destacando como
red de apoyo en su entorno familiar, su conviviente y su madre, quienes lo
describen como un hombre esforzado y trabajador. Se resalta que su principal
problemática se centra en el consumo de alcohol, el que estaría disponible para
encauzar a través de un tratamiento.
De todo ello puede advertirse que se está ante un candidato idóneo para
cumplir el saldo de la pena aplicada mediante el régimen sustitutivo propuesto, sin
que exista una contraindicación insalvable derivada de la adicción descrita, toda
vez que puede constituir precisamente uno de los aspectos a abordar en el
contexto del correspondiente programa de intervención individual, que elabore a
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su respecto el delegado del Centro de Reinserción Social.


Finalmente, en lo que toca a sus antecedentes de conducta anterior y
posterior al hecho punible, en base a lo que se ha extraído de la carpeta digital,
escritos presentados y alegaciones verbales vertidas en audiencia de
procedimiento abreviado como ante este estrado, es dable inferir que la única
condena anterior que se hizo valer por controvertirse su vigencia para los efectos
del plano objetivo, según quedó apuntado, ha sido la reputada prescrita, sin que
se hayan representado explícitamente otras en tiempo pretérito ni posterior al
ilícito que se juzga; por lo que también se ha de tener por superada esta parte de
la exigencia.
SÉPTIMO: Que, en el mismo sentido, en cuanto a la naturaleza,
modalidades y móviles determinantes del delito, se aprecia que estos factores no
exhiben un carácter digno de ser valorado de modo especial, más allá de haber
constado que cada uno concuerda con elementos que le son inherentes y que
obedecen a la forma específica de perpetración delictiva (robo con intimidación),
en tal sentido, apreciables como circunstancias susceptibles de ser encasilladas
dentro de la faz objetiva de este delito contra la propiedad, en conciencia que lo
contrario además podría acarrear el riesgo de vulneración del principio de non bis
in ídem; producto de lo cual también se comprenderá la inexistencia de objeciones
emanadas de este rubro.
OCTAVO: Que, como corolario, puede advertirse que esta Corte es de
criterio que la pena sustitutiva de libertad vigilada intensiva se erige, en el caso
puntual, como una manera eficaz de ejecución de la impuesta en la sentencia
pronunciada por el tribunal a quo, propiciando la efectiva reinserción social del
condenado, en los términos que se dirá en lo resolutivo.
Por estas consideraciones, preceptos legales citados y de conformidad,
además, a lo dispuesto en los artículos 17, 17 bis y 37 de la Ley N°18.216 y 364 y
siguientes del Código Procesal Penal, se resuelve:
I.- Que SE REVOCA, en lo apelado, la sentencia de nueve de agosto de
dos mil veintiuno, dictada por el Juzgado de Letras y Garantía de La Unión, en
aquella parte que denegó la pena sustitutiva de libertad vigilada intensiva al
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sentenciado Juan Rodrigo Vera Catalán, ya individualizado en lo demás y, en su


lugar, se le impone ésta por el lapso de la condena precisada en el acápite I de lo
resolutivo, debiendo quedar supeditado al régimen más estricto de tratamiento y
observación dispuesto por el Centro de Reinserción Social de Gendarmería de
Chile que corresponda, así como dar cabal cumplimiento a las condiciones que
aquella institución le informe.
Se dispone también el cumplimiento de las obligaciones contempladas en
la Ley N°18.216, en sus artículos 17 y 17 bis, este último relativo a incorporar un
tratamiento de consumo problemático de alcohol, para el cual ha adelantado
consentimiento en el informe social, así como a la condición prevista en el artículo
17 ter letra b) del mismo texto, que habrá de incluir la prohibición de acercarse a la
víctima o a sus familiares.
El Tribunal a quo deberá despachar los oficios respectivos para la oportuna
evacuación del correspondiente plan de intervención individual, informando al
sentenciado acerca de su deber de presentación dentro de quinto día ante el
respectivo Centro de Reinserción Social y dejándole citado para la audiencia
destinada al debate de aprobación del mismo.
En caso de revocación de la pena sustitutiva aplicada, el sentenciado
deberá proceder a la ejecución efectiva de la sanción, sirviéndole de abono los
días que consta haber permanecido privado de libertad con ocasión de la presente
causa, conforme a lo establecido en el acápite III de la parte resolutiva enmendado
al inicio de esta sentencia (desde el 26 de marzo de 2021).
Dese, en consecuencia, inmediata orden de libertad en favor del
condenado, Vera Catalán, si no estuviere privado de ella por otra causa.
Comuníquese por la vía más expedita.
Acordada contra el parecer del Ministro titular, señor Aedo Mora, quien fue
del criterio de confirmar en lo apelado la sentencia examinada, compartiendo los
fundamentos esgrimidos en primera instancia, que hace suyos, a los que añade
que:
1° El artículo 3° del Código Penal previene acerca de la clasificación de los
delitos, según su gravedad, remitiéndose luego al 21 del mismo cuerpo legal, para
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aterrizar aquel criterio (gravedad) relacionándolo con la pena asignada en la


escala general que dicho precepto prevé. En esa línea, lo que hace el legislador
en el párrafo 2 del título III del Libro Primero, es estratificar la clasificación de las
penas, intitulándolo inclusive expresamente así y consagrando bajo él la regla en
comento, al decir: “Las penas que pueden imponerse con arreglo a este Código y
sus diferentes clases, son las que comprende la siguiente: ESCALA GENERAL…”
Las desagrega luego en: penas de crímenes, penas de simples delitos, penas de
faltas, penas comunes a las tres clases anteriores y penas accesorias de los
crímenes y simples delitos.
2° Así estructurado el asunto en cuestión, no debe desatenderse que la
multa queda situada dentro de las denominadas “penas comunes a las tres clases
anteriores”, esto es, indistintamente a los crímenes, simples delitos o faltas, de
manera que ese solo dato no basta para desentrañar la naturaleza jurídica de una
figura penal. Por ello es que se hizo necesaria una regla de complemento, que
permitiera diferenciar la asociación de las multas según la gravedad de la
respectiva clase de delito, escogiendo como criterio de selección la cuantía de las
mismas y, en tal dirección, es que el inciso sexto del artículo 25 previene: “La
cuantía de la multa, tratándose de crímenes, no podrá exceder de treinta unidades
tributarias mensuales; en los simples delitos, de veinte unidades tributarias
mensuales, y en las faltas, de cuatro unidades tributarias mensuales; todo ello, sin
perjuicio de que en determinadas infracciones, atendida su gravedad, se
contemplen multas de cuantía superior”. En este punto, se advierte que, dentro del
Título Tercero denominado “De las penas”, tanto la reproducida como la norma
que le ha servido de reenvío (artículo 21) se ubican dentro de las disposiciones
generales destinadas a reglamentar éstas en abstracto. No obstante, es recién en
el párrafo 4° del mismo título donde se establecen las normas relativas a la
“aplicación de las penas”, por ende, atingentes al mecanismo de determinación o
aterrizaje de las mismas – tras haber valorado el grado de desarrollo del delito, el
tipo de participación del imputado y las circunstancias modificatorias concurrentes
- y, dentro de ellas, en lo pertinente, primeramente la del artículo 60, en sus
incisos primero y segundo, previene: “Inc. 1° La multa se considera como la pena
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inmediatamente inferior a la última en todas las escalas graduales. Inc. 2° Para


fijar su cuantía respectiva se adoptará la base establecida en el art. 25, y en
cuanto a su aplicación a cada caso especial se observará lo que prescribe el art.
70”. Con ello se deja en evidencia, una vez más, que la multa no está asociada
sólo a las faltas y, en lo relevante, el artículo 25 únicamente sirve para determinar
la base teórica del respectivo cálculo sancionatorio, siendo el 70 el que da cuenta
del procedimiento de su imposición práctica. Al efecto, éste indica: “En la
aplicación de las multas el tribunal podrá recorrer toda la extensión en que la ley le
permite imponerlas, consultando para determinar en cada caso su cuantía, no solo
las circunstancias atenuantes y agravantes del hecho, sino principalmente el
caudal o facultades del culpable. Asimismo, en casos calificados, de no concurrir
agravantes y considerando las circunstancias anteriores, el juez podrá imponer
una multa inferior al monto señalado en la ley, lo que deberá fundamentar en la
sentencia”. De esto último se sigue que el juez cuenta con la facultad excepcional
para aplicar una pena pecuniaria inclusive de monto inferior al legal, es decir, de
uno que baje del marco previsto para el respectivo delito que se juzgue -sea
crimen, simple delito o falta-, constituyendo una salvedad a la descripción de
tramos que contiene para la multa el artículo 25, imponiendo al sentenciador sólo
el deber de hacerlo fundadamente, lo que viene a demostrar que no
necesariamente por el ejercicio de la potestad judicial de aplicar una cuantía de
multa inferior a la propia de un simple delito devenga que la respectiva figura penal
mute a una falta, que es lo que se refleja haber acontecido en el proceso realizado
puntualmente por el tribunal a propósito del delito de lesiones menos graves
provocadas en contexto de violencia intrafamiliar, por el que fue condenado
anteriormente Vera Catalán, el que, según el artículo 399 del Código Penal (al que
en el caso puntual remite el 494 N°5 del mismo código y 5 de la Ley N°20.066)
tiene una pena alternativa asignada por ley de relegación o presidio menores en
sus grados mínimos o multa de once a veinte unidades tributarias mensuales.
3° Conectando la reflexión desarrollada en torno a los preceptos del Código
Penal con el tenor de lo preceptuado, tanto en el artículo 1° inciso penúltimo, como
en el número 1 del artículo 15 de la Ley N°18.216, se constata que no resulta
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factible aceptar la ilación indicada por la defensa, al emplear de manera


incompleta la vinculación normativa correspondiente a las multas para llegar a su
conclusión, levantando una interpretación que confunde la clasificación de cada
delito para los diversos fines normativos, incluido el de esta ley especial, con la
posibilidad real de la cual dispone el juez, de hacer decrecer el importe de una
sanción pecuniaria, que puede ser común a todos ellos, más allá del trazado que
previno el legislador para un tipo penal determinado, sin que ello se traduzca en
modo alguno en la automática transformación de su naturaleza jurídica, como se
ha pretendido, cuya determinación o cualificación por lo demás no puede quedar
entregada en manos del que juzga, sino que es propia de quien legisla, aspecto
que concuerda en mejor manera con el principio de reserva o legalidad penal,
consagrado en el artículo 19 N°3 incisos penúltimo y final de la Constitución
Política de la República.
Abona esta postura, que estructuralmente el legislador punitivo en la parte
especial del Código sustantivo del ramo, las faltas penales se encuentran
expresamente descritas en el Libro Tercero, Título Primero y casi invariablemente
no superan el tramo máximo de cuantía previsto en el artículo 25; mientras los
crímenes y simples delitos y sus penas están agrupados de manera independiente
al alero del Libro Segundo, de manera tal que si hubiese estado en la línea de
atribuir una índole variable u oscilante en relación a los distintos hechos típicos,
según la pena concreta que les aplicara el sentenciador, conjuntamente con haber
tenido que declararlo así – dado el carácter estricto de esta disciplina del derecho-,
no habría necesitado regularlos en forma segregada. Es más, excepcionalmente
se comprueba que hay faltas como la del artículo 494 TER que en su hipótesis
más agravada del denominado acoso callejero, prevé una sanción pecuniaria
copulativa que sobrepasa las 4 U.T.M., pero no podría por ello sostenerse que
varía su condición de falta, pues por voluntad del propio legislativo se dispuso así.
4° Finalmente, en los términos expuestos, la asociación a la pena
dispuesta en concreto en la sentencia ejecutoriada, que se vincula al tenor literal
de la norma contenida en el artículo 97 del Código Penal, en materia de
prescripción de la pena, según descuella el defensor, en nada hace variar lo
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razonado con antelación, adoleciendo de impacto en la reglamentación


concerniente a la procedencia de las penas sustitutivas y, en particular, a la de la
libertad vigilada intensiva, cuyo requisito objetivo examinado (artículo 15 N°1) se
vincula a la inexistencia de condena por crimen o simple delito, sumada al
transcurso de un lapso contado desde el cumplimiento de la misma, variable
según si se trate de uno u otro; pero en caso alguno dependiente de los factores
puntuales que llevaron, como visiblemente en esta situación de acuerdo a la praxis
judicial, a un determinado quantum de multa por debajo del legalmente previsto.
Colegir lo contrario, podría conllevar inclusive el riesgo de aplicar de modo
desigual la ley a sentenciados que, puestos en similar situación de condena previa
por el mismo delito de lesiones menos graves en contexto de violencia
intrafamiliar, pudieran ser juzgados de manera injustificadamente diferente a
propósito de la procedencia de aplicación o no de una sustitutiva frente a nuevo
ilícito. En efecto, mientras a uno, dentro de la alternatividad de penas asignadas al
delito en comento, que hubiese sido sancionado antes con pena privativa o
restrictiva de libertad o, más patente aún, con multa de monto superior a 4 U.T.M.,
se le haría caer en la hipótesis de exclusión por existencia de simple delito
pretérito – siempre que tampoco hubiere sobrepasado los 5 años contados desde
el cumplimiento de aquélla-, al otro en tanto se le daría sin dudar acceso a la
sustitutiva por estimar que la previa infracción penal era únicamente constitutiva
de una falta – cuya concurrencia previa no tiene efecto excluyente, como en el
evento concernido -, sólo por haber contado con la ventura de haberse optado por
aplicarle multa y determinarla, además, en un importe muy inferior al legal (11
U.T.M.) y particularmente menor al de cualquier simple delito (por llegar hasta 4
U.T.M.-asociado normativamente a una falta), pese a que se pudo llegar a ello
atendidos los distintos factores convergentes en la disposición de cualquier pena
pecuniaria concreta, incluidas las modificatorias y hasta su caudal y facultades
económicas. Atendidas estas argumentaciones es que se discrepa del criterio
mayoritario, más allá de entender perfectamente el propósito de prevención
especial y resocializador que la ley N°18.216 se ha trazado, particularmente
respecto de condenados que presentan un pronóstico favorable de
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comportamiento futuro, inclusive pese a haber sido antes sancionados, cuando


han demostrado por extenso lapso un proceder ajustado al ordenamiento jurídico.
Regístrese y comuníquese.
Redacción del Ministro Titular, don Luis Moisés Aedo Mora.
Rol 561 – 2021 PEN.
Maria Soledad Pineiro Fuenzalida Marcia del Carmen Undurraga Jensen
MINISTRO MINISTRO
Fecha: 30/08/2021 16:52:31 Fecha: 30/08/2021 15:59:12

Luis Moises Aedo Mora


MINISTRO
Fecha: 30/08/2021 11:27:46

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Pronunciado por la Segunda Sala de la C.A. de Valdivia integrada por los Ministros (as) Maria Soledad Piñeiro F.,
Marcia Del Carmen Undurraga J., Luis Moises Aedo M. Valdivia, treinta de agosto de dos mil veintiuno.

En Valdivia, a treinta de agosto de dos mil veintiuno, notifiqué en Secretaría por el Estado Diario la resolución
precedente.

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Este documento tiene firma electrónica y su original


puede ser validado en http://verificadoc.pjud.cl o en la
tramitación de la causa.
A contar del 04 de abril de 2021, la hora visualizada
corresponde al horario de invierno establecido en Chile
Continental. Para la Región de Magallanes y la Antártica
Chilena sumar una hora, mientras que para Chile Insular
Occidental, Isla de Pascua e Isla Salas y Gómez restar
dos horas. Para más información consulte
http://www.horaoficial.cl

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