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UNIVERSIDAD NACIONAL MAYOR DE SAN MARCOS

Universidad del Perú, DECANA DE AMÉRICA


FACULTAD DE LETRAS Y CIENCIAS HUMANAS

ESTUDIOS GENERALES

ASIGNATURA
ARTE Y LITERATURA DEL PERÚ Y AMÉRICA LATINA

TEMA
ENSAYO LITERARIO

DOCENTE
ROSA NATALIA CARBONEL APOLO

SECCIÓN:
1

ESTUDIANTE:
Zavaleta Vargas Luis Jaime

2022-II
RIBEYRO EN LA SOCIEDAD CAPITALISTA

El universo literario de Julio Ramón Ribeyro advierte una serie de aspectos íntimos de su
personalidad. Al escritor miraflorino se le conocía por su timidez y retraimiento. En una
entrevista al nobel de Literatura Mario Vargas Llosa respondía refiriéndose a Ribeyro: «Era quizá
la persona más tímida que he conocido, con una inmensa inhibición para las mujeres, por
ejemplo» (Esteban, 2016, p. 39). Sin embargo, este rasgo temperamental va traslapar su
inclinación a los goces en la literutura. Varga Llosa añadía: «Al mismo tiempo, parecía una
persona totalmente literaria, que vivía en un mundo de lecturas, de pasión literaria, si es que se
puede hablar de pasión en él» (Esteban, 2016, p. 39). Empiezo con este componente del
comportamiento del cuentista porque es desde ahí que quiero arrancar para comprender la
relacion entre sus obras y la realidad social cambiante que va a experimentar.

La vida de Ribeyro no estuvo revistado de efervescencia política. Aunque es bien conocido que
había firmado un manifiesto a favor de la lucha armada del MIR y que habia apoyado ofreciendo
su casa para la realizacion de actividades proselitistas del FLN. Sin embargo, no era movido por
convicción de fuste politica. Vargas Llosa lo recuerda así ante las agitaciones políticas acaecidas:
«Recuerdo que yo estaba metido en redes de apoyo al FLN, por medio de propaganda, y lo
convencía para que ayudara. Pienso que ayudó por amistad, pues su interés personal era nulo»
(Esteban, 2016, p. 24). En esa misma linea de pensamiento, diria en un entrevista que «soy
completamente reacio a todo esto, soy un individualista feroz y probablemente anacrónico,
incapaz de integrarme a un partido político, grupo, asociación» (Coaguila, 2009, p. 79). Pues
Ribeyro era un hombre de su tiempo, pero no determinado por el mismo. De participar
resignadamente en apoyo del MIR, adherirse al gobierno de Velasco Alvarado y ser embajador
del Perú ante la Unesco, designado en el primer gobierno de Alan García, no reflejó su postura
displicente izquierdista en sus obras. Nunca mantuvo una militancia fervorosa por las cuestiones
políticas agitantes. Era un espectador activo, espectante de los cambios sociales que se
avizoraba, no partícipe directo de esas tranformaciones. Es así que en una entrevista refería a
las reformas del gobierno de Velasco como positivas sin determinar una ruta evidente hacia un
sistema político-económico-social alternativo: «… pero sí me parece claro que está creando los
instrumentos para forjar una sociedad más justa, de la que queden eliminadas las formas más
alarmantes de explotacion» (Coaguila, 2009, p. 27). Estas declaraciones manifiestan una
preocupación de los males de la sociedad, que serán reflejadas en sus cuentos.

Pero tambien es menester incluir otro elemento de capital importancia para este ensayo: la
ciudad. El escenario donde los personajes se van encontrando enervados será el imponente
paisaje urbano. Este paisaje va a estar imbuido por las tranformaciones sociales y culturales que
traerán las migraciones del campo a la ciudad. Ribeyro, que pertenecía a una clase social media
alta limeña en decadencia, era testigo de los cambios en la fisonomía social y urbanística de la
ciudad. Desde Ricardo Palma que escribía sobre una Lima tradicional y criolla hasta Julio Ramón
Ribeyro que reflejará la mutación social limeña, han pasado escritores de gran valía que van a
preparar el terreno para el neorrelismo urbano (Valero, 2003, p. 19). Es esa situacion del nuevo
complejo urbano que los personajes ribeyrianos van a estar marcados por la marginalidad, la
soledad, la alienación, la impotencia; situaciones vivenciales que fascinarán a Ribeyros para la
realizacion de sus cuentos.

Resumiendo hasta aquí, se ha tratado de evidenciar elementos constitutivos de la narrativa de


Julio Ramón Ribeyro. Se ha obviado la técnica y estilo por no ser el objetivo del presente ensayo.
A continuación, presentaremos algunos cuentos que van sostener este analisis de algunos
aspectos relevantes en la textura literaria del gran cuentista miraflorino.

En el cuento La molicie, Ribeyros va a trasuntar la realidad social transfigurado por el capitalismo


en una realidad alegórica donde los personajes van sucumbiendo ante su fuerza devastadora.
Sin determinación y aplomo para enfrentar este mal, los habitantes de esta ciudad huyen de la
molicie en conformidad de sus recursos económicos disponibles. Los que tienen capacidad de
solvencia se retiran al campo y a la playa; otros, con menos dinero, trataran de combatir dentro
de la propia ciudad el embate de la molicie. Del personaje principal no se puede decir mucho.
Escrito en primera persona, el protagonista busca la manera de no rendirse ante la molicie, igual
que cualquier otro habitante de la ciudad. Busca en los libros, el arte y la musica (la cultura) los
medios necesarios para mantenerse firme. Sin embargo, ningun instrumento de cualquier
naturaleza puede reprimir la acometida de la molicie. La omnipresencia era tal que tambien se
convertia en omnipotencia. Todos los objetos eran agentes de la molicie. Nada estaba afuera de
su alcance. Los esfuerzos eran vanos. Solo quedaba resignarse a esperar el otoño para que el
mal pierda vigor, mas no desaparezca.

En este cuento, que pertenece al libro Cuentos de circunstancias y publicado en 1958, Ribeyro
muestra la vitalidad de la ciudad, albergue de los mecanismos del sistema capitalista. Es ahí
donde produce y reproduce formas conductuales de la personalidad de sus habitantes. Arranca
en el cuento como si fuera sus primeros pasos hacia la devastación. Cual ser predador que
siempre estuvo acechando para atacar, y que vuelve otro día para seguir atacando sin concluirse
nunca su objetivo. Pues el predador existe porque hay algo que depradar. Asi es el capitalismo
representado en La molicie es el predador que coexiste en la ciudad y se va comiendo la
autonomia, las libertades, las costumbre y pasatiempos de los hombres. Devora todo, desde la
produccion cultural de la humanidad, hasta sus invenciones materiales mas sofisticados. Ribeyro
advierte un determinismo social del hombre de la ciudad ante el sistema economico que somete
todo a su voluntad.

Por otra parte, en el cuento Junta de acreedores, se puede ver con más claridad la operatividad
del sistema economico en la vida de los ciudadanos. El protagonista, dueño de una
encomendería en desgracia, espera con resignación su destino y el de su familia. Es el engranaje
de un dinamismo económico, pero que muy pronto estará obsoleto y será algo más en el patio
de objetos residuales. Pero esta obsolescencia está compelida por la fuerza del capitalismo que
exprime hasta la última gota a los agentes económicos, que van perdiendo funcionalidad dentro
del sistema. Es la marginalidad de un pequeño comerciante, frente a la voracidad del capital.
Por un lado, el capital de su competidor comercial, un panzón dueño de una bodega muy cerca
de la suya. Así representaba en este cuento al capitalista desleal Ribeyro: de vientre abultado
que era la divisa de la avaricia y la tragazón por el dinero. Y, por otro lado, la de las corporaciones
empresariales —representados por los abogados—que veían cualquier oportunidad, por
pequeña que sea, para tragarse a un negocio, cual tiburón devora sin esfuerzo alguno a los
pequeños peces que están en su camino. Al final, el dueño del pequeño negocio ve resignarse
sus deseos de salir adelante en medio de la voracidad del gran capital del bodeguero panzón y
de las corporaciones.

En el cuento Alienación, la dicriminación, la exclusión, la pobreza van a convergen en la perdición


de la personalidad para el que lo padece. Roberto López es el personaje principal del cuento. Un
zambo que busca una identidad reflejada en el otro. Víctima, desde el momento que nace, de
una sociedad que es vertedero de las inmundicias humanas. Pobre y negro no es más que el
agravante de un galopante destino preestablecido. La ciudad emerge como dictadora, se arroga
todos los poderes sobre la existencia de los ciudadanos. Las personas son solamente marionetas
que son movidos por los hilos del mecanismo de la ciudad. Pero antes de fomar en las filas
titiritescas de la sociedad, y rendirte irremediablemente ante su poder, te sirve una añagaza.
Eso le ocurrió al Roberto. Halló una razón de su destino determinado por la sociedad en el
rechazo contundente de la chica que le gustaba. Era por su color de piel y la relación
estereotipada con la pobreza. Desde ese momento ya había sucumbido al rigor de la sociedad.
Había que deshacerse de todo rastro físico que registrará su condición natural exterior de
existencia, pero en el camino también destruía las condiciones internas de su existencia: la
personalidad. Ya engullido en las fauces de la ciudad y de la implacable lógica de la sociedad
capitalista, no encontrará sosiego a su vida hasta que encuentra la muerte en una emboscada
militar en la lejana Corea.

Por último, no se podía dejar de lado su cuento más conocido, Los gallinazos sin plumas. En esta
obra Ribeyro refleja la miseria y la marginación como telón de fondo. La explotación infantil
perpetrada por el abuelo de Efraín y Enrique, va a ser una metáfora del capitalismo, pero fuera
de los circuitos formales del sistema. Algo así como una representación a escala de las relaciones
interpersonales del sistema capitalista. El abuelo Santos, impulsado por llenar el estómago del
cerdo Pascual de cualquier cosa que sea comestible, va a deshumanizar a sus nietos. Arrojados
a los arrabales van transmutándose en gallinazos. Van perdiendo poco a poco la humanidad. Lo
importante es el cerdo por sobre la integridad física de los niños. La ciudad está ahí, no para
albergarlos en su seno maternal, sino para verlos como hijastros. Es un monstruo que abre su
mandíbula para tragárselos, y después expectorarlos junto a los vómitos de sus entrañas.
Asimismo, el abuelo es el negrero que trabaja no para el cerdo, sino para un hombre gordo,
dueño del capital, del dinero. Explotador y explotados son de la misma casta social. Detrás de
todo está el capitalista que aliena también al explotador. Lo impele a la confrontación con su
misma clase. El cerdo solo es la bisagra entre el explotador y los explotados. No es un fin en sí
mismo. Y esa bisagra solo sirve al interés del capitalista, del cual dispone para entrar y salir sin
transformar nada la realidad de los oprimidos.

En conclusión, vemos que los cuentos de Ribeyro van a estar impregnados de un realismo
urbano desde la marginalidad y el pesimismo. Dentro del cual el sistema capitalista va a formar
parte como una estructura socio-económico imperante. Si bien es cierto, y como se ha expuesto
en párrafos anteriores, Ribeyro mostraba cierta indiferencia ante posturas más activas de
cambio social acometidos por grupos izquierdistas, nunca dejó de criticar sutilmente y con una
magistral pluma a la estructura del sistema. Aunque esto no manifiesta un compromiso social
en sus escritos, más bien Ribeyro desconfía de la capacidad del hombre para redimirse de su
frustración en la sociedad (Esteban, 2016, p. 159). Ante ello Losada (1976) comenta:

(Losada, 1976)La realidad social se le aparece como ajena, incoherente, estática,


definitiva e indomable, como un eterno y caótico presente manejado por
fuerzas superiores que no puede alcanzar ni comprender. Igualmente, si el
nuevo narrador se aleja del mundo narrado, si se niega a interpretar la realidad
a partir de ciertos detalles, conflictos y personajes significativos, si no pretende
que su obra adquiera un matiz simbólico o alegórico y la reduce a acumulaciones
estáticas, narradas objetivamente o dejándolas que se muestren a sí mismas a
partir de la subjetividad y el lenguaje de cada personaje, si desaparece el lector
cómplice es porque el creador ya no se encuentra articulado a uno de los grupos
que luchan por la conquista del poder, y porque su creación no es un
acontecimiento social que tenga por sujetos activos a un público social, a un
grupo político o a una vida cultural. (p. 15).

Pues así, Ribeyro sin hacer una literatura comprometida va a recrear inconscientemente las
injusticias de la sociedad en la ciudad, y verá en el personaje marginal, frustrado, alienado el
pesimismo de una realidad del cual no podrá zafarse sin padecer las vicisitudes del hombre en
la ciudad, dentro de la estructura social del capitalismo.
Referencias
Coaguila, J. (2009). Julio Ramon Ribeyro. Las respuestas del mudo. Tierra Nueva Editores.

Esteban, Á. (2016). El flaco Julio y el escribidor. Julio Ramón RIbeyro y Mario Vargas Llosa cara
a cara. Fondo Editorial Cultura Peruana.

Losada, A. (1976). Creación y praxis. La producción literaria como praxis social en


Hispanoamérica y el Perú. Universidad Nacional Mayor de San Marcos.

Ribeyro, J. (2009). La palabra del mudo. Editorial Nueva Era.

Ribeyro, J. R. (1958). Cuentos de circunstancias. Nuevos rumbos.

Valero, E. (2003). La ciudad en la obra de Julio Ramón Ribeyro. Publicaciones Universidad de


Alicante.

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