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LA QUEMA DE LAS BASURAS

(Entre ¡as actualidades de ¡a semana ha descollado ¡a aglomeración alarmante de las basuras en el vaciadero
municipal, producida por la desidia de los contratistas, con grave peligro para la salud de Buenos Aires. Por
eso va aqui ilustrada y comentada la nota respectiva, que es sqliente, por su interés higiénico y por su pene-
trante mal olor).

Buscándose la vida

H' ay que ver el montón!—Poco menos de mil


carros le llevan en la primera mitad del día
el contenido de sus vientres, repletos en el tra-
siego verificado de casa en casa. Van conver-
giendo al vaciadero, & la quema, como se le llama clá-
sicamente, primero por la larga calle Caseros, después
mugrienta alpargata de changador. Ese primer aparte
es hecho á la gruesa y sin demora, porque la montaña
arde por dentro y caldea los pies de los cateadores, que
tosen y pernean como hirsutos demonios entre la hu-
mareda grasienta y cálida que sale á bocanadas por
los intersticios de la parva y los ciega y aiosiga, se-
por Rioja, luego, ya en el antiguo barrio de las ranas, guida á veces por alguna llamarada traicionera que
por una larga calzada que va a morir en el vaciadero. saca la lengua de pronto y chamusca barbas y andra-
Pintados de rojo y avanzando en fila, con lentitud in- jos grasicntos. Los mil objetos diversos que salen de
cierta de crustáceos semejan los carros una procesión aquel rápido cateo, son inmediatamente clasificados
de gigantescas y pesadas centollas rumbeando al río, por otro personal, apartándose los trapos de hilo, los
que, bruñido, terso, quieto, como cristalizado, blanquea de algodón, los de seda, los paños de grana, las franjas
allá en el fondo. Al extremo de la calzada, hay unas de ropa militar, cada clase en su montOn respectivo.
como parrillas informes, hechas con tachos, latas y Los vidrios reciben así mismo vanas clasificaciones;
fierros viejos que han ido cayendo en el entrevero: en primero, de rotos y enteros; después, en la clase de en-
aquellas parrillas desmesuradas, que abarcan cuadras teros, de botellas y frascos, y luego, en estas divisio-
y cuadras de extensión, dan culata los carros y dejan es- nes, de la frágil especie de cada cual; botellas de bitter,
currir viscosamente su contenido, que en seguida agitan, de aperital, de fernet, de vermouth. de champagne, de
remecen y emparvan unos cuantos hombres,—barbudos hesperidina. ó bien frascos de botica, y entre éstos, los
ó lampiños, blancos ó cobrizos, pero todos con un lustre especiales de remedios conocidos: de zarzaparrilla, de
sebáceo y un olor profesional - valiéndose de garfios y emulsión, de granulos, de glóbulos, de los mil jaropes
rastrillos, con los cuales enganchan los trapos de mil milagrosos que diariamente da de sí la inagotable far-
orígenes formas, colores y menas que van en la basura macopea industrial. Los vidrios rotos, que vienen á
y los echan á un lado, apartando asimismo los huesos, pagarlos las fábricas del ramo, se separan en vidrio
vidrios, rotos ó enteros, tarros de lata ó barro, vasijas blanco, verde y azul, formando en pocos días verdade-
y cacharros de todas clases y procedencias, pedazos de ros himalayas erizados de aristas agresivas, que re u-
bronce, hierro, zinc, estaño, -papeles, cajas, cartones, cen al sol. Después siguen las clasificaciones de los
calzados deshermanados, que van ayuntando como vie- millares de objetos que allí ruedan en absurdo entre
nen, metiendo dentro de una bota de soldado un cha- vero saliendo á veces amarrotados en el mismo puñado
pincito de beba ó un mimoso zapato de novia en una brutal de aquellos escarbadores, el candido cisne de

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Entre las basuras


Un horno de la quema
Nos miró el hombre con aire de extrafleza.- Cómo.
quien sabe quí tocador aristocrático y el inai'r'f' pa qué sonl y pa comer!
pompón escarlata de un morrión militar, ó la ' " ^ ' ^ ; ' ' —Ah, para comer! ¿Y vienen muchos??
y en otros dias afortunada lifía de seda, aun leveraenle —Ya lo creo! Péscaos y pollos vienen muchísimos!
saturada de aroma femenino, y la innoble chancleta ae Pero algunos están fieros. Aquellos están muy güenos!
mercado, femenina también— , j-„i„-„Hr> —Ah, si? Y usted sabe de qué se han muerto?
En un montón de papeles hallamos, todo dislocado, Se encogió de hombros, indicando que la cosa carecía
un tomo de versos de autor nacional, con amable deai de importancia. Después, como por acto de cortesía, con-
(¡atoria, en que habla lo de insigne escritor y l";néyoio testó, volviéndose á medias mientras seguía escarbando:
•¡migo.... También yacía allí una carta dejimoiosa Pueda ser que haigan muerto augaos!
despedida: se trataba de una A quien la "evaban a E,U Por ahí más adelante encontramos la figurilla afli-
'•opa y que le dejaba el corazón Auno que ^f ^"edaDa gida de un pequeño jorobado que anda rodando por
aquí...? aquel pobre corazoncito de '"ujer habla tenido los montes y vericuetos de basura como el alma contra-
un destino bieii triste! Pero lo que mas halamos fueron heha de aquel dantesco paraje. Venía subiendo trabajo-
esquelas de recomendación para mspectoi es del im samente una cuesta cuando lo descubrió el doctor Legui-
puesto A los alcoholes y cariñosas tarjetas de ano zamon y se lo indicó al fotógrafo, el cual le dirigió acto
nuevo, que piadosamente recogimos. huma- seguido la pequeña máquina instantánea. El cuitadito
Visitaiiios los contornos de la quema. Ent.e la huma al notar que le apuntaban con aquello trató de escapar,
••eda perpetua que allí reina, rodeando a gentes y cosas gimiendo ansiosamente. Párate! le gritamos, y el infeliz
de una especie de nimbo y haciéndolas surgu de pronto habituado á la obediencia se paró en efecto, como resig-
«nte los ojos como evocaciones fant/í*"=ab'J-i^y "P%e nado, pero seguro sin duda de que iba á salir un tiro,
cido todo un original caserío, donde 'as „c',''^"^f ,as porque demostraba tal aflicción.'.queel fotógrafo Vargas,
multiplican en un procreo pululante, y f " ° P ' " l\°Lise compadecido, retiró la máquina. «Sáquelo, hombre!» le
parvas dejándose rolar por sus 'aludes, enteri.indose gritó Alvarez, engolosinado con la singular figura del
en la basura para jugar al escondite, <^°"f ""-"^ "'¡^'n' jorobadito, y entonces lo sacó, obteniendo una preciosa
de una vida inquieta y .sanguínea, gordas y reUtcien notita—verdadera y lamentable caricaturadel miedo.
tes.-Más de tres mil almas viven de If,i^^^^'^f' " p " . Un cuerpo de guardianes custodia las riquezas amon
generoso de la pobreza inútil: Pefo.aquella es una po tonadas y uno de ellos, andaluz, hombre de muchos afios
breza que no conoce el hambre ni siente el frío, poique y filosofías, que da la guardia por la parte del río, fué
, -J-a que no conoce ei naiiiuic i.. o.v...— -- ñpcpsi- expansivo con nosotros. En la puertade la morada ha
la basura provee opíparamente A todas las neceas puesto un número de calle, y en la parte de atrás, sujeta
dades, aporíando hasta los elementos'^ePf.™ .,f''^^\'¡-^': con dos clavos, una chapa de la compañía de segu-
rra 7a¿iiáías'e'n"liiks"süperpue'stas. comida m ros contra incendios. La ítalo Argentina. Se mani-
las casas!
preciso iiechasA con
hablar! partelatas deque
de la kerosene reí en. ys que
ya va hecha, de ticno fiesta el hombre muy halladoconsudestino.
hay más que calentarla en el enorme 4. Gana ÍJO pesos «y lo que se escarba». El día
'ogón de las parrillas donde se quema antes se habla encontrado 15 centavos. Cuan-
la basura día y noche, hay las piezas de do nos retiramos le dijimos, creyendo lison-
cazay pesca que van enteras, dando orí jearlo; «Amigo: ¿sabe que va á salir en los
een a un continuo festín. A uno de los \ periódicos?»—«No le hace!» nos contestó con
peones escarbadores lo vimos de pronto el aire de un hombre benévolo á qixien no lo
resbalando de la monianosacumbre hu- contrarían las pequeñas molestias de la vida.
nteante, sacudiendo dos macilentos po- «No le hace! pues, señor!» Habíamos espera-
llos muertos y llamando á gritos Aun do un ingenuo agradecimiento y nos halla
muchacho, el cual llegaba sudoroso, ga moa una condescendencia desdeñosa!... Qué
lepando entre los tachos viejos y se lle- lástima, basurero, que no te hubiesen oído
vaba las aves aun rancho próximo ciertos políticos!
—Y aquéllos, le M. BERNÁRDEZ.
qué son....?

Un cateador
Fo/. de CARAS V CARETAS

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