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Miré satisfecha por primera vez toda la habitación, después

de casi 5 horas desempacando cajas y ordenando cosas


pude tirarme exhausta en el pequeño sofá de mi sala,
después de haber llegado a Nueva York hace una semana
al fin terminé de desempacar todas mis cosas. Tomé mi
celular y lo encendí por primera vez desde que llegué a esta
gran ciudad.

Como esperaba tenía casi 10 llamadas perdidas de mamá y


5 llamadas perdidas de papá, revisé algunos de los
mensajes que papá me había enviado e inmediatamente
me arrepentí de hacerlo, la mayoría de sus mensajes eran
para insultarme por haber escapado de casa y haber roto
mi compromiso con Erick.

Hace dos años mi papá le había heredado todas sus


propiedades y dinero a mi estúpido hermano mayor por
haber sido siempre su preferido, meses después de que
todas las propiedades estuvieran a nombre de mi hermano
Iván las vendió al igual la casa en la que vivíamos y huyo
con todo el dinero de papá, lo más irónico de todo esto es
que no lo terminaron odiando a él, sino que me terminaron
odiando más a mi mis padres. Todavía recuerdo las noches
en las que mi padre salía a caminar todas las noches con la
esperanza de que su hijo malagradecido regresara a casa
arrepentido, pero eso jamás sucedió.

Después de que mi hermano vendiera nuestra casa, nos


tuvimos que mudar a otra mucho más pequeña, mamá se
enfermó y con el tiempo desarrollo hipertensión y ahora
tiene que tomar medicamentos todos los días. Papá trato
conseguir un trabajo para pagar los gastos, pero nadie
quiso contratarlo por su edad así que tuve que conseguir un
trabajo y dejar mis planes de ir a la universidad para otro
momento. La familia Wilson amigos de toda la vida mis
papás se dieron cuenta de nuestra situación y planearon
que sería una buena idea planear un matrimonio entre su
hijo Erick y yo y ellos nos apoyarían económicamente.
Jamás me había llevado bien con Erick, pero después de
que nuestro compromiso se hizo oficial tuve que pasar más
tiempo con él. Para mis padres todo era perfecto, me
casaría con el hijo de una familia rica y Erick me
mantendría y yo podría darles una vida llena de
comodidades como la que solíamos tener.

No tuvo que pasar mucho tiempo cuando me di cuenta de


que Erick era un patán, había tenido un hijo con otra chica a
la cual había abandonado y después de que ambos nos
casáramos ambos fingiríamos que ese era nuestro hijo,
literalmente los padres de Erick buscaban a una niñera para
su hijo y su nieto. Mis padres me obligaron a aceptar mi
compromiso con Erick sin embargo cuando tuve la primera
oportunidad de huir lo hice, tome todo el dinero que había
ahorrado para ir a la universidad y me fui de Nashville y me
mude a nueva york con mi dinero.

Ahora no solamente tengo que pagar los gastos de mis


padres, sino que también tengo una boda que pagar, los
papás de Erick gastaron al menos $50, 000 en los
preparativos de la boda y ahora quieren que les devuelva
todo ese dinero.

Me conecté a la red wifi del edificio y empecé a revisar mi


correo electrónico, había enviado mi curriculum en
diferentes empresas hace una semana y ninguna de ellas
me había respondido para confirmar una entrevista de
trabajo.

-Por favor – dije mordiendo mi labio inferior mientras me


metía a mi correo.

En mi bandeja de entrada tenía una respuesta de una


empresa.

- ¡Si! – grite emocionada.


Tenía mi entrevista de trabajo para mañana a las 8:00 am,
corrí hacia el pequeño closet que había en mi pequeño
apartamento, busque la ropa que me pondría mañana y la
deje colgada detrás de la puerta de mi habitación, mire con
un poco de asco el suelo de la sala, había un gran charco
de agua sucia por una gotera que ni siquiera había visto
hasta ahora. Limpié el suelo de la sala, me di una ducha
antes de dormir y luego fui a la cama. Puse la alarma a las
6:00 am, tenía miedo de llegar tarde a mi entrevista, prefería
llegar una hora antes que llegar 30 minutos tardes, estaba a
punto dormirme cuando un pensamiento en mi cabeza me
despertó, le escribí un mensaje a papá y mamá para
decirles que estaba bien, después de eso me dormí.

Eran exactamente las 6:50 am cuando salí de mi


apartamento para tomar un taxi que me llevaría a mi
entrevista de trabajo, cuando al fin llegue a mi destino
pague el taxi y me detuve en frente de un gran edificio.

-Ya quisiera ser yo la dueña de este gran edificio – dije


suspirando.

El gran edificio tenía en grande el nombre de la empresa


“Spinter Enterprises” había escuchado de esta empresa
desde que estaba en Nashville, es una de las empresas
más conocidas en el ámbito de importación de autos y
renta de autos, en Nashville había bastantes locales de
renta de autos de esta misma empresa, pero la empresa
principal es esta.

Entre a la empresa y camine hacia donde estaba la


recepcionista, me paré enfrente de ella, pero ni siquiera me
miro hasta que aclare mi garganta.

-Buenos días, ¿En qué puedo ayudarte? – dijo una mujer


sonriéndome.
- Soy Olivia Baldinelli y vengo por una entrevista de trabajo
– dije.

- De acuerdo, déjame buscarte – dijo mientras seguía


viendo la pantalla de su computadora.

Mire a todas las mujeres que entraban a la empresa, todas


llevaban faldas o pantalones y sacos, todas se veían muy
formales, me mire a mí misma y sentí un poco de
vergüenza, la ropa que llevaba puesta era lo más cercana
que tenía que fuera “formal”

-Sube hasta el último piso del edificio, allí encontraras a


otra recepcionista y ella te dirá donde tendrás que esperar,
toma esta credencial – dijo dándome una credencial que
decía “Entrevista de trabajo”

Empecé a caminar hacia el ascensor y subí hasta el último


piso, algunas personas entraron al ascensor conmigo y
cuando vieron al piso que me dirigía mi miraron un poco
sorprendidos, todos se quedaron en diferentes pisos, pero
nadie subió al último piso conmigo. Cuando salí del
ascensor vi a la recepcionista quien al verme me sonrió y
camino hacia mí. Era una mujer de al menos unos 25 años
muy hermosa, su cuerpo y su rostro parecían que eran de
una modelo.

-Tú debes ser Olivia Baldinelli – dijo y yo asentí – Yo soy la


señorita Smith, por favor acompáñame – dijo caminando
hacia una oficina – Bienvenida a Spinter Enterprises, somos
una empresa líder en el importe y renta de autos nuevos… -
ella siguió hablando de la empresa y yo la escuchaba
atentamente, vi que de vez miraba con disimulo mi ropa, en
una de esas veces que me miro escondió una sonrisa.

Juro por lo que sea que cuando tenga el dinero suficiente


comprare ropa nueva.
-Los horarios son muy extensos y pueden depender según
tu jefe, deberás estar aquí antes de las 9:00 am, tu jefe
llegara a las 9:00 am pero tendrás que haber ordenado sus
carpetas, computadora y oficina antes de esa hora, 10
minutos antes de la llegada del jefe tendrás que comprar un
café para él, no importa si él no viene a la empresa siempre
tendrás que tener ese café sobre su escritorio 10 minutos
antes, en esta empresa seguimos un tipo de jerarquía sin
embargo en tu puesto tendrás una excepción, solo seguirás
órdenes del CEO.

¿CEO? ¿Sería la asistente personal del CEO de esta empresa?

Estuve tan desesperada buscando un trabajo los últimos


días que ni siquiera me había dado cuenta de que había
aplicado para ser asistente de un CEO.

-Disculpa, ¿Dijiste CEO? – dije sorprendida.

- Si – dijo la señorita Smith - ¿Hay algún problema?

- No – dije rápidamente – Solo me sorprendió un poco, lo


siento – dije en susurro.

- Tendrás que seguirlo a donde él vaya y tu día laboral


terminara cuando haya terminado su día laboral, si existen
algunos cambios él mismo te lo hará saber. Esta es la
tarjeta con la que harás reservaciones en restaurantes o
vuelos, y con esta misma tarjeta compraras las cosas que
tu jefe te pida. Bienvenida a Spinter Enterprises ¿Alguna
pregunta? – dijo mientras yo la miraba sorprendida por
todo lo que acababa de decir.

- ¿Estoy contratada? – dije sorprendida.

Pensé que venía a una entrevista y que me harían muchas


preguntas y no solamente que me dijeran lo que tendría que
hacer.
- Si, empiezas tu día laboral a partir de mañana – dijo
sonriéndome de lado.

- Muchas gracias – dije muy emocionada.

- Tu jefe vendrá mañana así que se muy puntual.

Le hice todas las preguntas que me surgieron a la señorita


Smith quien respondió cada una de ellas amablemente,
recibiría mis pagos semanalmente lo cual sería perfecto así
podría enviarles dinero a mis papas lo antes posible para
pagar los gastos de la casa y medicamentos de mamá
antes de fin de mes.

Al salir de la empresa me di cuenta de que había empezado


a llover, corrí hacia la primera tienda que encontré en el
camino para comprar una sombrilla.

Nueva York es una ciudad muy hermosa, especialmente por


la noche, parecía un gran espectáculo de luces, suspire un
poco triste, me habría encantado que mis padres
entendieran las razones por las que hui y que por un
momento se detuvieran a pensar que son su hija y no un
premio de caridad.

En ese momento sentí como toda mi ropa se mojaba y me


dejaba completamente empapada del charco que acababa
de levantar ese auto rojo que acaba de pasar frente a mí.

- ¡Maldito demente! – grite enfadada viendo como el auto


rojo se alejaba como si nada.

Alcance a ver las placas del audi rojo y abrí los ojos muy
sorprendida, el número de placa era L666.

-Maldito satánico – dije enfadada.

Juro por lo que más quiera que si vuelvo a ver ese maldito
auto rojo rayaré toda la parte lateral del auto.
Capítulo 2: “Solo un café normal”
Llegué a mi apartamento y me desvestí, al menos al vivir
sola me podía dar el lujo de caminar en ropa interior por
todo el apartamento. Metí toda la ropa empapada por el
charco a la lavadora y me fui a acostar, cuando estuviera
lista la pasaría a la secadora.
El sonido de la alarma me despertó, mire la pantalla de mi
celular con el ceño fruncido para luego levantarme de golpe
de la cama, me había quedado dormida la noche anterior y
había olvidado por completo mi ropa, fui a la lavadora y
saque la ropa, al menos no sería necesario gastar más
electricidad porque ya estaba completamente seca mi
ropa.
Fui al baño para ducharme y bufe enfadada, el dueño del
apartamento me dijo la regadera de la ducha a veces tenía
problemas y que haría todo lo posible por cambiarla lo más
antes posible pero no lo ha hecho todavía. Metí mi cabeza
en el lavamanos para lavar mi cabello y empecé a limpiar
todo mi cuerpo con toallas, no era una gran ducha, pero al
menos no apestaría el resto del día.
Salí de casa a las 6:50 y tome un taxi, de repente recordé el
café que tenía que llevar para mi jefe y le dije al taxista que
se detuviera, pague el taxi y me baje.
Frente a mi había dos cafeterías una era Starbucks y la otra
era Camelia’s Coffee, decidí ir a la segunda cafetería ya que
la primera estaba muy llena y perdería demasiado tiempo y
no llegaría a tiempo.
Cuando estuve dentro de la cafetería me detuve a pensar
qué clase de café le gustaría a mi jefe, ni siquiera lo
conocía y tampoco me habían dicho que comprar, supuse
que tal vez sería una persona mayor que de seguro está
cansada de tanto revisar documentos la noche anterior y
necesita algo muy fuerte para que lo mantenga despierto
por el día así que le pedí un café doble.
Esperé en la orilla de la calle al menos 10 minutos a que
algún taxi se detuviera, pero todos iban llenos, empecé a
caminar unas calles hasta que al fin conseguí un taxi el
cual me llevo hasta la empresa.
Subí hasta el último piso e hice todo lo que me habían
indicado, ordené las carpetas, encendí la computadora de
escritorio y limpié ambos escritorios, el de mi jefe y el mío.
Todavía tenia tiempo de sobra antes de que mi jefe viniera
así que arregle los cables que le daban energía a la
computadora. Miré la hora en la pantalla de mi celular y vi
que solo faltaban 5 minutos para las 9 así que salí de la
oficina y me quedé parada en la puerta.
Me quede ahí parada allí hasta que fueron las 9:00 am se
escucharon las puertas del elevador abrirse.
-Buenos días, señor Spinter – dijo la señorita Smith
saludando.
Me sorprendí al ver a aquel hombre que caminaba hacia mi
dirección, su semblante parecía muy serio, era un hombre
muy alto, debía medir al menos 1.90 m, piel clara, cabello
marrón oscuro y ojos azules, el traje que llevaba le
encajaba a la perfección en su cuerpo que se veía bien
tonificado.
-Buenos días, señor Spinter, yo seré su nueva…- ni siquiera
me dejo terminar cuando había pasado de largo y entro a
su oficina.
Mis mejillas se empezaron a ruborizar de la vergüenza, miré
a la señorita Smith quien me hizo un gesto diciéndome que
entrara a la oficina, yo asentí y entre.
Él se sentó frente a su escritorio y tomo el café que había
dejado en su escritorio, tomo un sorbo e hizo una mueca.
- ¿Qué es esto? – dijo haciendo una mueca con su boca.
Su voz me causó escalofríos, jamás había escuchado una
voz tan grave.
- Es café… - Él me miro intimidante – Un café doble, pensé
que le gustaría – dije en susurro.
- Deshazte de esto – dijo.
Al parecer ni siquiera había podido acertar en su café
favorito.
Caminé rápidamente a su escritorio para tomar su café y
botarlo.
- ¿Cuál es mi agenda para este día? – preguntó.
Tomé la agenda de este día que había impreso y puse las
papeletas en su escritorio.
-Esa es su agenda de hoy – dije, pero él ni siquiera vio los
papeles, solo siguió viendo su computadora.
Tomé de nuevo la agenda y aclaré mi garganta para
empezar a leer toda su agenda, estaba tan concentrada
leyendo que ni siquiera lo había volteado a ver, cuando
terminé de leer él me miraba directamente a los ojos.
-Gracias – dijo mirándome.
Era la primera vez que me miraba a los ojos y preferiría que
no lo volviera a hacer, no fui capaz de mantener mi vista en
sus ojos cuando decidí apartar mi mirada porque me
intimidaba.
-Todavía tiene 30 minutos antes de su reunión ¿Quiere que
le consiga otro café? – pregunté.
- ¿Cuál es su nombre? – preguntó ignorando
completamente mi pregunta.
- Soy Olivia Baldinelli – dije.
- Bien señorita Baldinelli, le daré algunos consejos que
quiero que cumpla al pie de la letra – En ese momento abrí
mi libreta para empezar a anotar lo que estaba a punto de
decir – Consiga una Tablet y deje de anotar datos
importantes en su libreta, es muy anticuado y poco
profesional, compré esa Tablet de la tarjeta de la empresa
– lo miré avergonzada, mordí mi labio inferior y deje de
escribir para verlo a él – No me vuelva a traer un café doble
a menos que me quiera asesinar, quiero un café normal –
yo asentí – Mientras yo no la llame usted deberá
permanecer fuera de esta oficina, solicite que pongan un
escritorio enfrente de esa ventana – dijo señalando la
ventana que estaba justo en la entrada - ¿Sabe manejar?
- Si – dije.
- Perfecto, usted manejara algunas veces cuando sea
necesario – dijo mirándome – De ser necesario tendrá que
acompañarme a mi casa para terminar algunos
documentos, no se preocupe podrá quedarse en la
habitación de huéspedes así que le pido que lo tomé en
cuenta en su agenda, no se preocupe por las horas de
trabajo extras, se le recompensaran el doble, ¿Alguna
pregunta?
Supongo que quiere decir que no tenga planes con amigos en
la noche y que preparé una maleta con un pijama.
- No señor Spinter – dije segura.
- Señorita Baldinelli, ¿Cuántos años cree que tengo? – dijo
haciendo que yo lo mirara sorprendida.
¿Por qué me preguntaba eso?
Miré detenidamente su rostro, a pesar de que tenía algunas
líneas de expresión no creo que fuera demasiado mayor.
-30 – dije haciendo que se escapara una risa ahogada de
sus labios y luego me miro con una sonrisa burlona, mis
mejillas se empezaron a sonrojar.
- No sé si sentirme halagado u ofendido – dijo negando con
la cabeza – Por favor solo dígame, Leo o Leonardo, no me
diga señor, me hace sentir como si fuera de 40 años.
- De acuerdo – dije un poco nerviosa.
Que extraño será llamar a mi jefe por su nombre y no por su
apellido.
-Creo que deberíamos de irnos, dentro de unos minutos
tendrá su reunión – dije y él asintió con la cabeza.
Él se levanto de su asiento y salió de la oficina, yo empecé
a caminar detrás de él. Después de salir des ascensor nos
dirigimos hacia la sala de reuniones, todas las personas
que veían a Leonardo lo saludaban respetuosamente,
aunque él no respondía nada.
Durante todo el camino vi que todas las mujeres vestían
con faldas y blusas de botones muy formales, por un
momento me sentí muy incómoda, era la única mujer con
jeans y saco en la empresa, por suerte tenia una falda, una
blusa formal y unos tacones que podría usar mañana.
Así continuo el resto del día, nos movíamos de un lugar a
otro para que él fuera a diferentes reuniones, en la mayoría
de las reuniones solamente hablaban de cuales eran de las
ventas de los autos.
Termine toda mi jornada laboral hasta las 10:00 pm y llegue
a mi apartamento casi a media noche por el tráfico, cuando
llegue a mi apartamento literalmente solo tiré mis zapatos
al suelo y me tiré a la cama, puse la alarma para el
siguiente día y me quede dormida.
Capítulo 3: “Maldito presumido”
En cuanto tuve el primer espacio libre fui a la tienda de
Apple para comprar una iPad y pasar toda la agenda al
dispositivo. El ultimo pasillo era bastante misterioso,
solamente estábamos la señorita Smith, mi jefe y yo, nadie
más venía a este piso. Empecé a pensar que tal vez era
como un gran privilegio estar aquí y empecé a preguntarme
como sería estar en los otros pisos.
Miré el escritorio que estaba a unos metros de mí, allí
estaba la señorita Smith contestando algunas llamadas y
escribiendo en su computadora, ella era una mujer muy
elegante, su cabello siempre estaba recogido en una cola
alta y larga, su ropa casi siempre era de colores pastel que
la hacían ver a mi gusto muy linda, por todos los colores y
diseños de sus cosas sus bolígrafos, carpetas, celular,
plantas me di cuenta de que le gustaban los colores pálidos
y diseños muy minimalistas.
En ese momento el teléfono en el que suele llamarme para
decirme que hacer empezó a sonar, lo conteste:
-Haz una reserva para dos en un restaurante que vaya
frecuentemente – dijo Leonardo en la línea.
- De acuerdo…- ni siquiera había terminado cuando él ya
había colgado, suspire y deje el teléfono donde estaba.
Empecé a ver el registro de reservaciones que se habían
hecho hace 15 días para encontrar los restaurantes que
más frecuenta Leonardo, encontré uno al que había ido
unas 7 veces en todo el mes, llamé a ese restaurante e hice
la reservación para dos personas. Supongo que saldría a
almorzar con alguien más y me daría tiempo para hablar
con la señorita Smith y conocerla mejor.
Seguí organizando algunos archivos que me había pedido
Leonardo, una hora después salió de su oficina y me dijo
que regresaría a las 2:00 pm y que podía salir a almorzar en
su ausencia.
Cuando lo vi desaparecer en el ascensor sonreí alegre, al fin
me podría levantar de este escritorio, vi que la señorita
Smith se levantó y empezó a tomar su cartera, yo hice lo
mismo rápidamente y me acerque a ella.
- ¿Cómo ha estado señorita Smith? – pregunte sonriéndole.
- Hola señorita Baldinelli – dijo sonriéndome, pude notar en
su expresión un poco de sorpresa, aunque no supe por qué
exactamente – Muy bien, en un mes ingresaran algunos
autos importados desde Europa y debo llevar el registro de
todo eso, ¿Qué tal usted?
- Bien, ya me cometí los primeros errores, pero creo que ha
sabido como solucionarlos – dije riendo un poco, ella
solamente sonrió - ¿También irá a almorzar? – pregunté
curiosa.
- Sí.
- Perfecto yo también estaba a punto de ir, ¿Le parece si
vamos juntas? – dije sonriéndole, pero su rostro cambio a
preocupada.
- Lo siento señorita Baldinelli ya había hecho algunos
planes con otros compañeros de trabajo – dijo un poco
triste, sonreí un poco incomoda por la situación.
- Esta bien, tal vez otro día – dije sonriéndole – Pase buen
día – dije mientras caminaba hacia el ascensor.
Entre al ascensor y empecé a bajar hasta la planta principal,
llegue muy rápido porque este ascensor no era utilizado por
nadie más que no estuviera en el ultimo piso. Todavía no
me acostumbraba a las miradas curiosas de las personas
que me miraban, ni siquiera sé por qué lo hacían tanto.
Camine algunas calles hasta que llegue a un restaurante
que no eran tan caros como los demás. Mientras comía
pensaba que tal vez debería de comprar otro tipo de ropa
para ir a la oficina, era la única que iba con jeans y saco a la
empresa y empezaba a creer que esa era la razón por la
que los demás me miraban de esa forma.
Aunque no creo que sea inadecuado ir así, sino Leonardo
ya me habría dicho algo, de todas formas, pensaba
comprar al menos un outfit para la oficina, no tenía tanto
dinero para comprar más.
Mientras comía los primeros bocadillos de mi comida recibí
una llamada de un numero desconocido, no lo conteste y
seguí comiendo, pocos segundos después me volvieron a
llamar, miré con frustración el celular y conteste.
- ¿Quién es? – dije de mala gana y con la boca llena de
comida.
- Terminé mi almuerzo antes, necesito que recoja mi nuevo
traje en la dirección que le acabo de enviar – dijo Leonardo.
Abrí los ojos muy sorprendida, estuve a punto de ahogarme
con mi propia comida de no haber sido por el vaso de agua
que tenía a la par. Ni siquiera dije de acuerdo porque sabía
que colgaría la llamada, pero pasaron unos segundos
incomodos y él no había colgado la llamada.
Empecé a entrar en pánico porque quizás estaba
esperando que le respondiera, me trague rápidamente mi
bocado de comida y respondí.
-De acuerdo… - ni siquiera termine cuando colgó al
escuchar mi voz.
Miré fastidiada el celular.
- ¿Por qué siempre hace lo mismo? – dije rodando los ojos.
Termine de comer rápidamente mi comida, pague y tome
un taxi para ir a la dirección que me había enviado. Ni
siquiera sabía que él tenía mi número de celular, si en la
oficina recibo llamadas de él a cada momento supongo que
ahora que tiene mi número personal ni siquiera pude comer
a gusto o comprar mi ropa.
Cuando llegue a la tienda entré y fui a la recepción en
donde pague el traje y tome las bolsas con la ropa, ni
siquiera sabía porque pesaban tanto, mientras esperaba un
taxi intercalaba las bolsas en ambas manos para
descansar ambas manos porque pesaban un poco ambas
bolsas.
Al fin llegue a la empresa, tomé el ascensor y subí hasta el
último piso, me asuste al ver que Leonardo ya estaba en su
oficina, ni siquiera la señorita Smith había llegado, sentí
alivio al pensar que fue mejor no haber ido salido con ella
porque tal vez me habría tardado más en regresar. Toque la
puerta de su oficina y entré, cuando estaba cerrando la
puerta y me di la vuelta uno de mis tobillos se dobló
haciendo que me cayera al suelo.
-Lo siento, yo lo levanto – dije levantándome rápidamente
para recoger ambas bolsas del suelo, lo miré a él y ni
siquiera se había levantado a ayudarme.
¿Acaso esperaba que se levantara a ayudarme?
-Aquí están sus cosas – dije seria poniendo las bolsas en
un escritorio vacío que había en su oficina.
Lo vi asentir con la cabeza, me dirigí de nuevo a la puerta
para salir de la oficina cuando lo escuché hablar.
-Por favor tenga más cuidado, pudo haber arruinado mis
cosas – dijo sin siquiera levantar la vista de unos papeles
que leía.
- De acuerdo – dije sonriendo falsamente.
Que hombre más superficial, ni siquiera se había
preocupado porque me había doblado el tobillo, empecé a
insultarlo en mi mente.
-Maldito presumido – dije frunciendo el ceño mientras
acariciaba mi tobillo, me dolía un poco.
En ese momento miré por la ventana de la oficina para
fulminarlo con la mirada y me di cuenta de que me estaba
viendo fijamente.
Mierda.
Miré hacia otro lado mientras sentía como mis mejillas
empezaban a arder de la vergüenza, ¿Y si había leído mis
labios y había entendido que le había dicho “maldito
presumido”? Ni siquiera era capaz de tomar mi bolígrafo
para fingir que escribía algo, mis manos temblaban y
todavía podía sentir su mirada sobre mí.
Miré disimuladamente hacia su dirección y ya no estaba
sentado, abrí los ojos muy sorprendida, en ese momento la
puerta de su oficina se abrió y del nerviosismo hasta bote
mi pequeño portalápices que estaba sobre mi escritorio.
Literalmente me tiré al suelo a recoger todo el desastre que
acababa de hacer de esa forma no tendría que hacer
contacto visual, uno de los lápices rodo tan lejos que llego
exactamente hacia donde estaba parado él en este
momento.
Él recogió el lápiz y me lo devolvió.
-Gracias – dije sin mirarlo.
- Acompáñeme – dijo caminando hacia el ascensor.
Cuando estaba a punto de decirle algo solamente vi su
espalda entrando al ascensor, empecé a caminar hacia su
dirección y entre al ascensor y me puse detrás de él para no
mirarlo por la vergüenza que sentía.
De seguro había entendido lo que había dicho y ahora me
despedirá.
Bajamos hasta el piso 2 y él salió primero del ascensor yo
caminaba detrás de él, las personas que estaban en ese
piso literalmente corrían hacia sus escritorios para seguir
trabajando y algunos hasta se escondían como si le
tuvieran miedo, después entramos a un pasillo y llegamos a
un cuarto.
-Por favor entre – dijo Leonardo dándose la vuelta para
mirarme.
Yo entre mientras en mi mente preparaba una disculpa por
lo había dicho hasta que todos mis pensamientos quedaron
en el aire cuando vi a donde habíamos llegado.
-Señor Spinter, ¿Qué lo trae por aquí? ¿Se siente enfermo? –
dijo un doctor.
Estaba tan distraída que ni siquiera vi que en la puerta de
este cuarto decía enfermería.
-Que la atiendan por su tobillo y por favor sea más
cuidadosa cuando camina – dijo mirándome serio antes de
salir de la enfermería.
Capítulo 4: “Venganza”
Una semana después de ese incidente en la enfermería
todo había seguido con normalidad, últimamente Leonardo
había estado un poco ausente de la empresa lo cual era
mejor para mi porque me daba un pequeño respiro y podía
comer con tranquilidad.
Estaba ordenando algunos documentos que le tenia que
entregar cuando él regresara a la oficina, disfrutaba cuando
él no estaba porque podía utilizar mis audífonos y escuchar
música tranquilamente.
-Señorita Baldinelli – dijo la señorita Smith acercándose a
mi escritorio, yo me quite los audífonos para escucharla
mejor.
- Hola señorita Smith – dije sonriéndole.
- Creo que nunca te dije mi nombre, me llamo Carolina, pero
puedes decirme Caro – dijo sonriéndome.
- Hola Caro, puedes llamarme Olivia – dije.
- ¿Quieres ir a almorzar conmigo y otros compañeros de
trabajo? – pregunto sonriéndome ampliamente.
Realmente ni siquiera sabia que ya era la hora de almuerzo.
-Claro – dije levantándome de mi asiento.
Tomé mi cartera y ambas bajamos a la planta principal
para reunirnos con los otros compañeros de trabajo.
-Ya era hora que bajaras, muero de hambre – dijo una mujer
pelirroja como de nuestra misma edad.
- Lo siento no había terminado de ordenar algunas cosas –
dijo Carolina.
- Hice las reservaciones que me dijiste ¿Pero por qué me
pediste que reservara uno más? – dijo un hombre, él se
detuvo al verme a mí.
- Quiero presentarles a Olivia Baldinelli, también esta
conmigo en el último…- Carolina fue interrumpida.
- Por supuesto que sabemos quien esta flor, mi nombre es
Gabriel Mendes, estoy en el área de marketing por si algún
día necesitas algo puedes contar conmigo – dijo tomando
mi mano para darle un beso.
- Discúlpalo, siempre suele ser así con las mujeres que
conoce – dijo la otra mujer que estaba con nosotros –
Aunque no te preocupes, es gay – dijo guiñándome un ojo
– Yo soy Abigail Sanders y puedes encontrarme en el área
de contabilidad – dijo sonriéndome ampliamente.
Nos fuimos caminando al restaurante que había reservado
Gabriel, llegamos en unos minutos ya que solamente
estaba a unas pocas calles. Cuando empecé a ver el menú
del restaurante suspire aliviada, los precios de la comida
eran muy accesibles y no tendría que gastar mucho.
-Tengo que admitir que te ve muchas veces subiendo y
bajando del ascensor, pero jamás tuve el valor de hablarte
– dijo Gabriel – dime ¿Qué se siente ser la celebridad de la
empresa?
- ¿Celebridad? – dije confundida.
- Todos en la empresa te conocen, aunque tú no nos
conozcas – dijo Abigail.
- ¿Por qué? – dije riendo.
- Eres la asistente personal del CEO de Spinter Enterprises,
estas todo el tiempo con el bombón de nuestro jefe – dijo
Abigail suspirando.
- Cuéntanos ¿Se ve más atractivo cuando lee sus
documentos en su escritorio? – dijo Gabriel recargando su
mandíbula sobre ambas manos.
Empecé a recordarlo cuando estaba leyendo documentos
en su escritorio y la mayoría de las veces me ha visto
viéndolo y solamente ha fruncido el ceño.
- Yo no diría eso – dije haciendo una mueca – Mas bien da
miedo – dije haciendo que Carolina empezara a estallar a
carcajadas.
- ¡Lo ven! ¡Se los dije que da miedo! – dijo Carolina riendo.
- Supongo que jamás le podrán quitar el apodo de diablo –
dijo Gabriel riendo.
- ¿Por qué diablo? – pregunte curiosa.
- Cuando te decimos que es el diablo es literal – dijo Abigail
mirándome seria – Cualquier empresa que empieza a ser
una amenaza a Spinter Enterprises no sabemos como pero
el señor Spinter siempre logra que quiebre o desaparezca.
- Ni hablar de cómo nos trata – dijo Gabriel – Una vez subí
al ascensor con él porque su ascensor personal se había
arruinado, fue el momento más horrible de mi vida, sentí
que me estaba quedando sin aire con el simple hecho de
estar tan cerca de él, todos en la empresa le tienen miedo,
una vez despidió a alguien que no era tan “eficiente” como
él quería – dijo Gabriel en susurro.
- ¿Por qué aplicaste para ser su asistente? ¿Acaso quieres
morir? – pregunto Abigail asustada.
- Bueno, para ser sincera, ni siquiera sabia que sería su
asistente – dije balbuceando – Estaba tan desesperada
buscando empleos que ni siquiera recuerdo que enviara mi
curriculum para ser asistente de un CEO – dije riendo.
- No lo hiciste – dijo Carolina – Debido a que sus otras
asistentes casi siempre renunciaban rápido y llevaba
mucho tiempo sin conseguir una nueva le dijo al área
administrativa que hiciera un anuncio que buscaban una
asistente para un área menor y si su curriculum lo
convencía a él la contrataría – dijo haciendo que yo la
mirara asustada.
- ¿Me estas diciendo que me eligió personalmente? – dije
aclarándome la garganta.
- Si – dijo Carolina asintiendo con su cabeza.
- Que potente, ¿Dónde estudiaste chica? ¿Acaso eres de
Harvard? – dijo Gabriel mirándome sorprendido.
- No – dije.
- ¿Lo conocías antes? – pregunto Abigail.
- No, ni siquiera soy de Nueva York – dije sorprendida.
- Creo que ya se a quien le diré que haga mi próximo
curriculum – dijo Abigail bromeando.
- Lo haré sin ningún problema – dije riendo.
- Como sea, ahora estas aquí, brindo por la celebridad
Spinter Enterprises – dijo Gabriel levantando su vaso con
jugo de naranja para hacer su brindis.
Todas levantamos nuestro vaso e hicimos un brindis.
Gabriel era muy gracioso, siempre nos hacia reír a todas,
después de nuestro almuerzo me terminaron de agradar
mucho ellos, dijimos que si teníamos tiempo libre
podríamos almorzar mañana también juntos.
-Espero que no te haya incomodado Gabriel – dijo Carolina
riendo y negando con la cabeza.
- No para nada, me agradaron mucho ambos – dije
sonriéndole.
- Él mismo se hace llamar un alma libre, tendrías que verlo
en una discoteca bailando, es toda una fiera o al menos eso
dice él – dijo riendo.
En ese momento salimos del elevador mientras reíamos a
carcajadas, nuestras risas desaparecieron cuando vimos a
Leonardo en el pasillo y frente a mi escritorio.
-Hablamos luego – dijo Carolina haciendo una mueca de
preocupación.
Yo empecé a caminar rápidamente hacia donde él estaba.
-No recibí ninguna llamada de que llegaría más temprano
de lo normal, de haberlo sabido habría regresado antes
para ayudarlo – dije viendo como buscaba algo en mi
escritorio.
- No se preocupe, solamente buscaba esto – dijo tomando
los documentos que había preparado para él – Por favor
acompáñeme.
Ambos entramos a su oficina.
-Necesito que cancele sus planes de esta noche porque me
acompañara a unas reuniones que tendré programadas en
mi casa – dijo viendo algo en computadora.
- Que raro, no leí que tuviera programada alguna reunión –
dije viendo su agenda.
- Yo mismo la auto programé – dijo mirándome – Si
necesita ir a su casa por ropa, hágalo, mi chofer pasara por
usted a su departamento.
Cuando eran las 5:00 pm regresé a mi casa para tomar la
ropa que necesitaría, realmente no era mucha, solamente
un pijama, supuse que podría tomar una ducha allí así que
también me lleve un outfit para mañana.
Leonardo me envió un mensaje diciéndome que estaría en
mi apartamento en menos de un minuto, corrí para tomar el
bolso que tenia toda mi ropa y baje del edificio.
No vi ninguno de los autos negros que suelen llevar a
Leonardo así que me quede esperando en la calle, en ese
momento me di cuenta de que a unos metros de mi estaba
aquel Audi rojo que me había mojado con el charco, me
acerque un poco solamente para estar segura y eran las
mismas placas, L666.
Empecé a reír como una maniaca y empecé a buscar mis
llaves del apartamento en mi bolso, no había nadie en la
calle así que nadie se daría cuenta de lo que estaba a punto
de hacer, me acerque disimuladamente y camine hasta la
parte trasera del auto, mire una vez más hacia todos lados
para asegurarme de que nadie estuviera cerca, cuando
estuve segura empecé a pasar la llave con fuerza en la
pintura del auto desde la parte trasera hasta la puerta del
copiloto.
- ¿Quién ríe ahora maldito loco? – dije riendo, estaba a
punto de alejarme del auto cuando escuche que
encendieron el motor del auto, en ese momento abrieron la
ventanilla del copiloto y casi me desmayo en ese mismo
momento.
- ¿Qué cree que acaba de hacer señorita Baldinelli? – dijo la
voz de mi jefe desde el interior del audi rojo que acababa de
rayar.
Capítulo 5: “El auto de mi jefe”
- ¿Qué cree que acaba de hacer señorita Baldinelli? – dijo la
voz de mi jefe desde el interior del Audi rojo que acababa
de rayar.
Sentí como mi cuerpo se congelaba al verlo dentro del auto,
su ceño estaba fruncido mientras me veía como un rostro
notablemente enfadado.
- ¡Lo siento! – dije preocupada tratando de arreglar
inútilmente la pintura del auto.
- ¿Enserio está bien usted? ¿No tiene alguna enfermedad
mental? – pregunto bajándose del auto para mirarme.
- Me encantaría poder decirle que si para que no piense que
lo hice a propósito – dije en voz baja.
Él se paró a mi lado y empezó a ver que toda la pintura del
lado lateral tenía un gran rayón de punta a punta.
-Enserio no sabía que este era su auto, yo… - en ese
momento me detuve al recordar porque había hecho todo
esto.
El conductor de este auto había pasado cerca de la acera a
propósito y me empapado completamente del charco que
había.
- ¿Este es su carro? – pregunte alzando una ceja.
- Por supuesto – dijo cruzándose de brazos – Creo que lo
mínimo que puede hacer es disculparse por lo que acaba
de hacer.
- Lo haré cuando usted se disculpe primero conmigo – dije
cruzándome de brazos.
- ¿Perdón? – dijo levantando ambas cejas.
- ¿Recuerda que el lunes de la semana pasada estaba
lloviendo? – dije y él asintió con la cabeza – Bueno yo
estaba justamente en la acera cuando usted paso en su
auto sobre un charco y me empapo toda con ese charco –
dije cruzándome de brazos.
- ¿Era usted? – dijo sorprendido, yo asentí – Solamente la
alcance a ver por el retrovisor y pensé que había empapado
a una anciana – dijo con una sonrisa burlona, yo lo miré con
el ceño fruncido y él dejo de sonreír – No pude detenerme
porque venían muchos autos detrás de mi y no se si usted
se ha dado cuenta, pero en esta ciudad lo que más abunda
en el tráfico, si me hubiera detenido a disculparme habría
creado más trafico del habitual, así que decidí cruzar en
esa calle para poder volver a regresar estacionar el auto y
buscarla pero usted ya no estaba.
- ¿Se supone que debía esperarlo? – dije alzando una ceja.
- No, pero al menos tuve la intención de arreglar las cosas –
dijo relamiendo sus labios – Pero como ahora la he
encontrado le pido que me disculpe, no fue mi intención
hacerle eso, ese día manejaba rápido para llegar a la
empresa para la entrevista que le haría a mi nueva
asistente, pero no pude llegar a tiempo. Que irónico – dijo
sonriendo, mirando hacia abajo – Ese día conducía rápido
para conocerla a usted y resulta que la conocí antes.
- Vaya forma de conocer a sus empleados – dije, él lanzo
una carcajada.
- Como lo dije antes, me disculpo por mis acciones – dijo
mirándome a los ojos, de repente su mirada volvió a ser fría
e intimidante - ¿Tiene algo que decirme respecto a eso? –
dijo señalando el rayón en su auto.
- Bueno yo… - empecé a balbucear – No sabia que era su
auto, pensé que era de otra persona, de haberlo sabido
jamás lo habría hecho ¿Alguna vez ha hecho algún error del
que se arrepienta mucho? Este es mi error del que me
arrepiento mucho.
Leonardo me miraba fijamente como si estuviera
examinando mi rostro, cuando le mencione la pregunta
pareció pensar un poco, nos quedamos algunos segundos
en silencio.
-Supongo que usted ya recibió lo que quería que eran mis
disculpas, así que yo quiero que arregle lo que le hizo a mi
auto – dijo cruzándose de brazos.
Era increíble el simple hecho de que hace unos segundos
parecía una persona totalmente diferente, sonriendo y
riendo a carcajadas y ahora cruzando sus brazos y con su
típica mirada intimidante que me hace bajar mi mirada.
-Yo podría pagar su rayón, pero no ahora, no creo que tenga
el dinero suficiente para arreglarlo, pero si usted me diera al
menos dos semanas podría conseguir el dinero…- él me
interrumpió mientras negaba con la cabeza.
- ¿Cree que esperaré dos semanas para que lo arregle? –
dijo con una mirada incrédula – Debido a que usted no
tiene el dinero para pagarme tomaré algo más de usted –
dijo acercándose lentamente a mí, no pude evitar sentirme
nerviosa cuando él se empezó a acercar a mi – Dicen que
es algo esencial y muy importante para todas las personas
– se acercó tanto que hasta podía sentir su respiración –
Yo tomaré su tiempo – dijo susurrándome en el oído.
- ¿Mi tiempo? – dije confundida.
- Así es – dijo alejándose de mi – Ya es hora de que se vaya
acostumbrando a trabajar con un CEO – dijo subiéndose de
nuevo a su auto - ¿Qué esta esperando? – dijo mirándome
impaciente.
- ¿Puede abrir la cajuela? – dije mientras empezaba a
arrastrar mi pequeña maleta, la subí al auto y luego me subí
en el lado del copiloto.
Leonardo manejo hasta su casa, de vez en cuando me
hacia preguntas con respecto a su agenda de mañana, sin
embargo, no volvió a mencionar el incidente de su auto y
realmente lo agradecí. Jamás había deseado tanto que la
tierra me tragara hasta que lo vi dentro del auto cuando yo
había rayado todo su auto.
Llegamos hasta el apartamento de Leonardo que estaba
situado en la Avenida Madison, cuando entramos al edificio
con apartamentos, al principio me pareció raro que rentara
solo un apartamento, hasta que me di cuenta de que él
había comprado todo el edificio que tenia 3 pisos, cada uno
era como un apartamento, así que se puede decir de que
tiene 3 apartamentos para él solo.
Al entrar a la casa salió una mujer que trabajaba haciendo
la limpieza a tomar mi maleta para acomodarla en la
habitación de huéspedes.
-Gracias – dije sonriéndole.
Leonardo empezó a caminar hacia la sala y yo lo empecé a
seguir, en la mesa estaba una laptop que él encendió.
Yo empecé a ver la agenda, tendría una reunión con 5
diferentes directores ejecutivos de otras empresas. Unos
minutos después me pregunto quién era el primer director
con el que tenía que hablar y él empezó a hablar por la
computadora con el primer director.
Me sentí un poco tonta al principio al pensar que los
directores vendrían a su casa a hablar con él, yo estaba
sentada a un lado de Leonardo para no salir en la cámara,
pero lo suficientemente cerca para escuchar la
conversación y tomar nota, a veces Leonardo me
preguntaba algunos datos administrativos y yo los
respondía.
Eran ya las 1:00 am y Leonardo todavía seguía hablando
con el ultimo director, Marta que era la mujer que hacia la
comida en su casa nos había preparado café para que
pudiéramos estar despiertos durante toda la noche. Por
unos segundos mis ojos a veces se cerraban, pero me
despertaba al escuchar que el tono de voz de Leonardo
subía repentinamente y se que lo hacia para que no me
durmiera.
Era la 1:45 am cuando al fin termino su última llamada,
había aguantado todo este tiempo bostezar tanto que ni
siquiera fui consciente cuando di un gran bostezo mientras
estiraba mis brazos.
Leonardo empezó a masajear sus ojos, se veía bastante
cansado al igual que yo, pero él todavía seguía haciendo
algunas cosas en su computadora y yo empecé a ordenar
la agenda de este día. Ambos trabajábamos en silencio.
Miraba con el ceño fruncido mi IPad, el día de hoy tenia
tantas reuniones que ni siquiera sabia como organizarlas,
se me ocurrió organizarlas por nivel de relevancia así que
se me ocurrió preguntarle a Leonardo.
Cuando lo miré ya estaba cerrando su computadora, ya
había terminado su trabajo.
- ¿Quiere que organice sus reuniones de mañana por nivel
de relevancia? – pregunte y él me miro.
- Déjame ver – dijo levantándose para sentarse a mi lado.
Cuando se sentó a mi lado se sentó tan cerca que tuve que
moverme un poco para que no estuviéramos tan apretados.
-Quiero hablar primero con los representantes de los
directores con los que acabo de hablar y después puede
hacerlo como usted quiera – dijo regresándome el IPad.
Él se levanto y subió a la segunda planta, supuse que se iba
a su habitación, yo terminé de hacer eso y después me
dirigí a la habitación que Marta había preparado para mí.
Me cambié y me puse mi pijama que había preparado, era
una pijama con short y una camisa rosa que tenían
pequeños dibujos de sorbetes. Me tire a la cama y en
menos de 20 minutos ya me había dormido.
Capítulo 6: “Una visita inesperada”
Las semanas siguieron transcurriendo con normalidad, ya
me había acostumbrado a esta empresa y que casi no tenia
tiempo libre y de cierta forma, aunque no me gustara sabía
que no duraría por siempre, en cuanto consiguiera el dinero
necesario para pagar los gastos de los preparativos de la
boda, comprar una casa para mis padres y conseguir un
lugar estable para mi cambiaria de trabajo. Vivir en nueva
york es estar dispuesto a exponerte a niveles de estrés
extremo, el trafico era una de las razones por las que quería
abandonar este lugar. En un futuro siempre he soñado con
comprar una casa alejada de todo el ruido y de todas las
multitudes, en donde solo me pueda encontrar a mi misma
y la naturaleza, pero hasta que eso suceda, debo seguir
trabajando aquí.
Gabriel, Abigail y Carolina se habían convertido en grandes
compañeros y amigos para mí, los fin de semana que
teníamos tiempo salíamos todos juntos y nos liberábamos
de todo el estrés y cansancio del trabajo, estar con ellos me
había hecho olvidar las razones por las que estaba aquí.
Mientras voy en el taxi reviso la agenda de Leonardo para
asegurarme de que todo este correcto, después de todo
este tiempo trabajando con él me di cuenta de que prefiere
más el café de la primera cafetería que yo le compré,
Camelia’s Coffee, me dijo que jamás había probado su café
antes y que le parecía mejor que Starbucks. Todos mis
pensamientos se vieron interrumpidos cuando mi celular
empezó a sonar, al ver quien era suspire cansada. Ni
siquiera había tenido el valor de hablar con mis papás para
decirles como estaba y donde vivo ahora, solamente me
comunicaba con ellos a través de mensajes, a pesar de que
muchas veces me insultaban a través de mensajes siempre
retiraban el dinero de la cuenta a la que yo les depositaba
para que pagaran el alquiler de la casa.
- Hola – dije contestando la llamada.
- No lo puedo creer, ¡Al fin contestas! – dijo mi madre, se
notaba un poco emocionada.
- Lo siento mamá por no haberme comunicado con ustedes
todo este tiempo es tan solo que…- me detuve, realmente
no quería mentirle.
- No importa hija – dijo mi mamá suspirando – Solo dime
por favor si estas bien, ¿Necesitas algo? ...- la interrumpí.
- Si mamá no te preocupes, estoy muy bien – dije sonriendo
falsamente.
- Tú padre no esta en casa así que decidí aprovechar esta
oportunidad para poder hablarte, ni siquiera me había
dejado tomar el celular para hablar contigo – escuche
como empezaba a sollozar – Realmente lo siento mucho
hija, siento que tengas que pagar los errores que tu padre y
yo hicimos.
- Mamá no llores por favor – dije mientras sentía como se
formaba en nudo en mi garganta.
- Espero que algún día seas capaz de perdonarnos por todo
lo que hicimos, no espero que me perdones ahora ni
mañana ni tampoco sé si algún día lo harás… Solamente te
pido que no te olvides que te amo, te amo mucho Olivia –
dijo mi madre sollozando.
- Yo también te amo mamá – dije mientras sentía como
algunas lagrimas empezaban a deslizarse por mis mejillas.
- Creo que ya viene tu padre – dijo mi mamá mientras
escuchaba sus pasos apresurados caminando – Debo
colgar para que no sepa que he hablado contigo, te amo
mucho Olivia no lo olvides por favor – dijo sollozando.
Ni siquiera pude responderle cuando ella ya había colgado
la llamada.
-Yo también te amo – dije antes de empezar a sollozar.
Pase llorando casi todo el camino hacia el trabajo, pude ver
como el chofer del taxi me miraba un poco preocupado a
través del retrovisor, pero nunca dijo nada en todo el
camino, cuando estuvimos a unas cuantas calles me miré
en el espejo y se había corrido un poco mi rímel, limpie todo
el maquillaje corrido y lo trate de arreglar.
Me baje del taxi y camine hacia el ascensor que solamente
utilizábamos Leonardo, Carolina y yo, las puertas del
ascensor estaban a punto de cerrarse cuando vi que
alguien puso su mano en la puerta para impedir que se
cerrara. Cuando levanté mi vista me di cuenta de que no era
nadie de las personas que estábamos autorizadas a utilizar
este ascensor. Era un hombre alto de cabello castaño y alto
que parecía de mi misma edad.
-Disculpé, usted no puede utilizar este ascensor – le dije.
- ¿Por qué? – dijo alzando su ceja, de todas formas,
siempre me ignoro y entro al ascensor y presiono al botón
que llevaba al ultimo piso que era la oficina de Leonardo.
- Caballero tendré que llamar a seguridad si no sale ahora
mismo del ascensor – dije acercándome a la puerta
tratando de buscar a alguien de seguridad.
- Veo que tal vez es nueva por aquí – dijo sonriendo de lado,
en ese momento saco su billetera y en ese momento sentí
de nuevo una gran vergüenza.
- Usted es el hermano del señor Spinter – dije sorprendida.
Dije al leer que su identificación decía Bradley Spinter.
-Así es – dijo antes de que las puertas del ascensor se
cerraran.
- Disculpé mi actitud, no sabia que usted era su hermano –
dije avergonzada.
- No se preocupe, puedo estar aliviado que al menos usted
si esta haciendo bien su trabajo en esta empresa – dijo
guiñándome un ojo.
¿Qué se supone que acaba de hacer?
Rápidamente mire hacia otro lado incomoda por lo que
acababa de hacer, él simplemente sonrió con un poco de
arrogancia. Viéndolo mejor, realmente se parecía a su
hermano, ambos compartían casi las mismas facciones,
aunque Bradley parecía un poco mas joven.
En ese momento tuve un pequeño flashback de algunos
documentos que había leído alguna vez, recuerdo haber
leído su nombre en algún documento, recuerdo haber leído
su edad 25 años, era su hermano menor.
-Después de usted señorita – dijo Bradley haciéndose a un
lado cuando las puertas del ascensor se abrieron.
- Gracias – dije.
Empecé a caminar hacia mi escritorio para dejar mis cosas.
-Buenos días, señor Spinter – dijo Carolina al verlo.
- Buenos días, Carolina – dijo Bradley acercándose a ella.
Ellos dos empezaron a hablar, pero yo no pude escuchar lo
que decían porque entre a la oficina de Leonardo para dejar
su café sobre el escritorio, empecé a hacer lo que hago
habitualmente como encender su computadora y ordenar
algunas cosas.
-Vaya, no ha cambiado nada por aquí – dijo la voz de
Bradley a unos metros de mi haciendo que me sobresaltara
– Leonardo suele ser un poco anticuado ¿No crees? – dijo
mirándome con una gran sonrisa – Lleva usando la misma
decoración de esta oficina desde que lo nombraron CEO –
dijo riendo, en ese momento se empezó a acercar a mi –
Deberías de recomendarle hacer algunos retoques – dijo
guiñándome un ojo.
Paso de largo de mi y se sentó en la silla de Leonardo.
-Que bien, café – dijo dándole un sorbo al café de
Leonardo.
Mordí mi labio inferior nerviosa, ahora tendría que
conseguirle un nuevo café.
-El señor Spinter no tardara en venir – dije y él asintió –
Tengo que retirarme – dije antes de empezar a caminar
hacia la puerta.
Me senté de nuevo en mi escritorio y suspiré al ver mi café.
-Tendré que darle mi café – dije haciendo una mueca triste.
En es momento vi como Carolina me hacia señas para que
me acercara a donde estaba ella, yo me levante y camine
hacia ella.
-Siempre esconde tu café cuando él venga, él y su hermano
son unos amantes del café – dijo en voz baja.
- Lo sé, me acabo de dar cuenta por que robo el café del
señor Spinter y ahora tendré que darle el mío – dije
haciendo una cara triste.
En ese momento escuchamos como las puertas del
elevador se habrían, Carolina empezó a escribir algo
rápidamente a su computadora y yo me acerque a
Leonardo cuando él salió del elevador.
-Buenos días, hay alguien esperándolo en su oficina – dije
haciendo que él se detuviera.
- ¿Alguien? – dijo frunciendo el ceño.
- Perdón, su hermano – dije mordiendo mi labio inferior.
Él levanto ambas cejar y camino hacia su oficina.
-Espera y ve esto – dijo en susurro Carolina.
Ambos miramos atentamente desde la ventana de la
oficina, ambos se abrazaron fuertemente y empezaron a
bromear.
- ¿Ese es nuestro jefe? – dije sorprendida.
- Lo sé, resulta difícil de creer ¿Verdad? – dijo riendo.
Regresé a mi escritorio y empecé a llenar algunos
documentos de Leonardo, unos minutos después una luz
del celular se encendió, cuando esa luz se encendía
significaba de que él quería que entrara a su oficina y eso
fue lo que hice.
- ¿Qué se le ofrece señor Spinter? – dije.
- Cancela mi reunión de la 1:00 pm y pásala para mañana,
saldré a almorzar con mi hermano, puedes tomarte ese
tiempo para ir a almorzar tú también – dijo Leonardo.
- De hecho, tú también podrías acompañarnos – dijo
Bradley.
- No quisiera incomodarlos – dije lo más amable que podía
sonar.
- Para nada – dijo sonriéndome – Sería un honor tenerte
con nosotros – sonreí un poco nerviosa, miré a Leonardo
esperando que dijera que no hacia falta de que yo fuera
porque pensé que tal vez quería pasar un tiempo con su
hermano, pero no dijo nada, en vez de eso solo me dedico
una media sonrisa.
- ¿Esta seguro? – le dije a Bradley, aunque realmente
miraba a Leonardo dándole una segunda oportunidad para
que interviniera por si realmente no quería que yo estuviera
aquí.
- ¿Por qué lo miras a él? – dijo Bradley sonriéndome.
- Bueno es que yo…- empecé a balbucear.
¡Mierda habla bien Olivia!
-Pensé que tal vez ustedes dos querrían pasar tiempo a
solas, como hermanos – dije jugando con mis dedos
nerviosamente detrás de mi espalda.
- Creo que seria bueno que nos acompañaras y esta vez no
como mi asistente, sino como una invitada de nosotros –
hablo esta vez Leonardo.
Capítulo 7: “Los perdedores cocinan”
Cuando se llegó la hora del almuerzo, ellos y yo
empezamos a caminar hacia el ascensor, estaba tan
acostumbrada a llevar siempre mi IPad que la tomé y
empecé a caminar con ella hacia el ascensor.
-Señorita Baldinelli creo que no será necesario que lleve eso
– dijo Leonardo con una media sonrisa.
Me regrese a mi escritorio para dejar el IPad en el
escritorio.
-Señorita Smith tómese un tiempo y retírese temprano hoy
– dijo Leonardo, ella lo miro muy sorprendida.
- Gracias – dijo Carolina notablemente emocionada.
Los tres entramos al ascensor, yo me paré al fondo como
de costumbre y esta vez Leonardo se apoyo en la pared del
ascensor y quedaba de perfil en mi dirección al igual que
Bradley.
-No puedo creer que hayas regresado antes maldito enano
– dijo Leonardo haciendo que yo abriera los ojos de la
sorpresa al escucharlo hablar tan informalmente por
primera vez.
- Sabes que siempre destaqué por mis calificaciones así
que pude hacer Inter ciclos para terminar antes la
universidad – dijo Bradley.
De repente escucharlos hablar de sus grandes logros
universitarios me hizo sentir tan pequeña a comparación de
ellos, yo habría ido a la universidad de no haber sido porque
el estúpido de mi hermano mayor huyo con todo el dinero
de papá.
- ¿Olivia? – dijo Leonardo sacándome de mis
pensamientos.
- ¿Sí? – dije saliendo de mis pensamientos.
Esperen … ¿Acaba de llamarme por mi nombre y no como
señorita Baldinelli?
-Estábamos preguntándote ¿Qué te gustaría comer? – dijo
Bradley.
- Oh, no se preocupen por mí, yo como cualquier cosa – dije
sonriendo y mirándolos a ambos.
- Señorita no se como sea mi hermano de amargado y
enojado con usted, pero puedo asegurarle que yo no soy
así, me complacería mucho si usted eligiera la comida –
dijo Bradley mirándome con cierta pizca de ternura.
- Me encantaría comer mariscos – dije haciendo que
Bradley me sonriera.
- Conozco el lugar perfecto para sus deseos señorita – dijo
él guiñándome un ojo, por primera vez no me incomodo que
guiñara un ojo y solo reí negando con la cabeza.
Cuando salimos del ascensor todos miraban sorprendidos
a Bradley, algunas compañeras de trabajo susurraban
cosas sobre que él era muy atractivo y viéndolo bien
realmente lo era, tenia unos hoyuelos en sus mejillas que
cuando sonreía lo hacían ver muy atractivo, y ni hablas de
sus ojos azules como los de su hermano.
De hecho, nunca me había dado cuenta hace unos días
atrás de que Leonardo tiene heterocromía, uno de sus ojos
azules tiene un pequeño tono café, no sé porque, pero lo
hace ver un poco atractivo.
El chofer de Leonardo nos llevo al restaurante que Bradley
le indico, cuando llegamos tal y como lo esperaba era un
restaurante de lujo, todo el dinero que llevaba en mi
billetera no sería capaz de pagar un plato de este
restaurante, por suerte Leonardo había dicho que el pagaría
todo como regalo de bienvenida a su hermano.
- ¿De dónde es usted señorita Baldinelli? – pregunto Bradley
mientras comíamos.
- ¿Cómo sabe que no soy de aquí? – pregunte.
- Bueno por su acento, espero que no me malinterprete,
tiene un acento bonito – dijo rápidamente Bradley.
- Soy de Nashville – dije.
- Jamás he visitado Nashville, ¿Es bonito? – pregunto.
- Si – dije sonriéndole – No es hay tantos edificios como
aquí, pero de cierta forma su ambiente lo hace sentir
acogedor.
- Una vez visité Nashville por negocios y tuve la oportunidad
de escuchar música en vivo country, me gustó mucho –
dijo Leonardo.
- Supongo que tal vez fue a Grand Ole Opry House – dije y él
negó con la cabeza.
- Fui a un lugar un poco menos conocido – dijo tomando un
poco de su bebida.
- ¿Hace cuanto fue eso? – dije curiosa.
Hace un año, estuve buscando trabajo y lo único que había
conseguido era tocar y cantar en una especie de cafetería y
bar, recuerdo que me pagaron poco, pero al menos pude
comprar los medicamentos de mamá.
-No recuerdo muy bien – dijo tomando un bocado de
comida – Pero si recuerdo haber conocido a una cantante,
cantaba muy hermoso – dijo mirándome directamente a los
ojos.
- Tal vez era una cantante profesional – dije encogiéndome
de hombros.
- Tal vez – dijo frunciendo un poco el ceño.
- ¿Le gusta jugar bolos señorita Baldinelli? – pregunto
Bradley cambiando de tema.
- Si – dije.
- Leonardo y yo siempre hemos sido muy competitivos,
aunque siempre le gano, nunca acepta que yo soy mejor –
dijo en voz baja lo último.
- Por favor – dijo Leonardo riendo – Yo soy te gana
siempre.
- ¿Me estas retando? – dijo Bradley alzando una ceja.
- Tómalo como quieras – dijo Leonardo riendo.
- Señorita Baldinelli ¿Le gustaría acompañarnos a jugar a
los bolos? – pregunto Bradley sonriéndome.
- Claro.
Una hora después de trafico llegamos a los bolos, para mi
sorpresa no habían buscado un lugar tan lujoso, era un
lugar normal con personas normales como yo.
Cuando llegamos nos cambiamos de zapatos, ellos se
habían tomado tan en serio su competencia que hasta se
quitaron sus sacos y sus corbatas, de vez en cuando reía al
verlos porque parecían dos niños pequeños compitiendo.
- ¡5 pinos! – dijo Bradley emocionado.
- Principiante – dijo Leonardo tomando una bola listo para
tirarla, él la tiro y logro derribar 5 pinos también, Bradley se
empezó a burlar de él.
- Su turno señorita Baldinelli – dijo Bradley.
- No se sienta tan presionada por nuestra racha, tómeselo
con calma – dijo Leonardo.
- De hecho, si lo desea, puede unirse a nuestra apuesta –
dijo Bradley.
- ¿Cuál es la apuesta? – pregunte interesada.
- Quien gane recibirá una cena en su casa preparada por los
perdedores ¿Se quiere unir a la apuesta? – dijo Bradley
- Por supuesto – dije sonriéndole.
Tomé una bola y empecé a calcular el ángulo con el que
tiraría la bola, cuando estuve segura de mi turno tire la
pelota.
- ¡Chuza! – dije aplaudiendo emocionada.
Mire la cara de ambos quienes me miraban muy
sorprendidos.
-Creo que fue suerte de principiante – dijo Bradley.
Él y Leonardo volvieron a hacer sus tiros y ni siquiera
lograron llegar a los 7 pinos derribados. Tomé otra bola
calcule el ángulo de tiro y lance la pelota.
- ¡Chuza! – dije de nuevo emocionada.
- ¿Qué? – dijo Bradley sin poder creerlo.
- No puede ser – dijo Leonardo frunciendo el ceño.
- ¿Acaso ya había jugado antes? – dijo Bradley.
- Si, cuando tenía 12 años – dije.
Leonardo hizo un tiro y le falto un pino para botarlos todos.
-Rayos – dijo pasando su mano por su cabello con
frustración.
Bradley hizo su tiro y esta vez solo logro derribar un pino.
-Maldición – dijo frustrado.
Hice mi tiro y esta vez solo logré derribar 9 bolos.
Ahora parecía que la competencia que ya no era entre ellos
y ahora era contra mí, estaban tan concentrados en el juego
que ni siquiera se hablaban entre ellos, el máximo de bolos
que lograron derribar fueron 8 mientras que yo hice 3
chuzas en total, al final yo gané el juego.
-Creo que Leonardo ya sabe la dirección de mi casa, si les
parece apropiado caballeros me gustaría recibir mi cena el
fin de semana – dije sonriéndoles victoriosa.
Capítulo 8: “La cena”
Leonardo era un experto en la actuación, en la empresa ni
siquiera me miraba o se refería a mi como “Olivia” en la
empresa era formal y realmente me gustaba mas de esa
forma, a veces me incomodaba cuando me llamaba por mi
nombre.
Era fin de semana y yo me encontraba corriendo de un lado
a otro tratando de limpiar toda mi casa, empezaba a
arrepentirme de haber aceptado el reto, mi apartamento no
era nada comparado con el de Leonardo. Para mi suerte el
apartamento al menos ya estaba amueblado y no tendría
que recibir a mis invitados en el suelo o comer en el suelo
al estilo asiático.
Había pasado casi todo el día arreglando un poco mi
apartamento para que se viera lo más lindo posible, ahora
con las 5:00 pm, decidí que iría a bañarme, encendí una
bocina que tenia en la sala y empecé a poner mi música
favorita.
Mientras me bañaba cantaba mis canciones, desde
pequeña siempre me habían dicho que tenia una gran
habilidad musical, de haber tenido la oportunidad alguna
vez me habría gustado convertirme en cantante o al menos
profesora de música, en mi escuela aprendí a tocar la
guitarra y el piano, realmente me sentía muy feliz cuando
tocaba instrumentos, pero desde lo que sucedió con mi
hermano Iván tuve que vender mi piano y mi guitarra que
tenía en casa para pagar la renta de la nueva casa a la que
nos tuvimos que mudar, desde ese día no había vuelto a
tocar un instrumento.
Fui a mi habitación y me vestí con algo casual, deje mi
cabello suelto y justamente cuando termine de vestirme
recibí un mensaje de Leonardo avisando que habían llegado
y que estaban en la puerta del edificio, los deje entrar al
edificio y les dije que subieran hasta mi apartamento, a los
pocos minutos estaban tocando mi puerta.
- Bienvenidos a mi apartamento – dije al abrirles la puerta.
- Buenas noches – dijo Leonardo mientras sostiene algunas
bolsas del supermercado.
- Buenas noches – dije un poco sorprendida al verlo solo a
él – Entra por favor – dije apartándome de la puerta para
que él entrara.
- Bradley no podrá venir, me dijo que le surgieron algunos
asuntos muy importantes y que lo siente profundamente –
dijo mirándome.
- Oh, no tiene que disculparse conmigo – dije haciendo una
media sonrisa – Si quieres dame eso, lo pondré en la
cocina – el me dio las bolsas y yo las lleve a la cocina.
Cuando estuve en la cocina sola empecé a jugar con mis
dedos con nerviosismo, antes había sido capaz de hablarle
de vez en cuando informal, pero porque su hermano nos
hablaba así a los dos entonces de cierta forma él nos daba
más confianza a Leonardo y a mi de hablarnos así, pero
ahora estando solo nosotros dos creo que esta cena
terminara más rápido de lo esperado.
-Linda cocina – dijo Leonardo entrando a la cocina
haciendo que yo me sobresaltara.
- Gracias – dije un poco nerviosa.
- Entonces ¿Empiezo a cocinar ya? – pregunto sonriendo de
lado.
- Si claro – dije.
Leonardo empezó a sacar las cosas que había comprado, vi
que él empezó a ver hacia todos lados como buscando
algo, supe que buscaba, así que saqué un delantal que
había comprado hace unos días para cocinar.
-Gracias – dijo tomándolo y poniéndoselo.
A él le quedaba mejor que a mi porque lo compre mucho
más grande porque me equivoque cuando lo compre.
Leonardo empezó a partir la carne y luego empezó a cortar
algunas verduras, lo miraba tan sorprendida mientras él
hacia todo tan concentrado, parecía que era un chef
profesional, cortaba las verduras tan rápido que al principio
pensé que se cortaría un dedo.
Estaba tan concentrada viendo sus manos que no me di
cuenta de que él me miraba.
-Parece que sabe cocinar a la perfección – le dije
sorprendida.
- Lo aprendí de algunas personas que han llegado a cocinar
a mi casa, aunque creo que el crédito verdadero se lo
llevaría mi madre – dijo sonriendo de lado.
- ¿Su madre trabajo alguna vez como chef profesional? –
dije y el negó con la cabeza.
- Recuerdo que cuando era pequeño la veía todas las tardes
viendo programas de cocina y ella aprendía todas las
recetas, pero les daba su toque, recuerdo que había días
que me pedía que probara hasta 5 platos diferentes que
ella había preparado en el mismo día – dijo riendo.
- ¿Esa receta es de ella? – dije refiriéndome a lo que él
estaba cocinando, pero él negó con la cabeza.
- Esta es mi receta – dijo guiñándome un ojo tal y como lo
hacia su hermano.
Abrí los ojos como platos mientras sentía como mis
mejillas se empezaban a sonrojar.
Tuve que salir de la cocina con la excusa de que iría a
preparar la mesa, aunque realmente era para que no viera
mis mejillas rojas, unos minutos después él había
terminado de cocinar y empezó a servir la cena, yo le ayude
a llevar los platos a la mesa.
- ¿Tienes un sacacorchos? – pregunto mientras sacaba un
vino de las bolsas que había traído.
- No – dije y él se quedó pensando algunos segundos.
- ¿Tienes un encendedor? – pregunto y yo asentí, fui a la
cocina y lo traje.
Puso la llama del encendedor en el cuello de la botella y a
los pocos minutos el corcho había salido volando, yo lo
mire sorprendida.
- No sabía que se podía abrir un vino de esa forma – dije
sorprendida.
- Recuerdo que una vez en una boda el camarero había
olvidado llevar el sacacorchos para abrir el vino, entonces
mi padre saco su encendedor de su bolsillo y lo abrió,
quede igual de sorprendido que tú – dijo.
Empezamos a comer en total silencio, cuando él empezó a
hablar de nuevo.
- ¿Qué te trajo hasta nueva york? – pregunto mientras bebía
un sorbo de su vino.
El estúpido de mi hermano huyo con la herencia y ahora yo
tengo que pagar los preparativos de una boda a la que yo ni
siquiera quería asistir.
-El trabajo – dije sonriéndole – Siempre había soñado con
vivir y trabajar en nueva york.
Mentí, nueva york era una cuidad hermosa pero realmente
no me sentía identificada con este lugar, realmente tenia
planeado irme de aquí en cuanto consiguiera suficiente
dinero.
-Si vino por eso esta en la cuidad adecuada.
Él empezó a hablar sobre algunas anécdotas con su familia
y por un momento sentí un poco de envidia, la forma en que
hablaba de su familia se notaba que ellos lo querían a él, su
familia era la típica familia perfecta con hijos que desde
pequeños sobresalieron en sus escuelas, llegaron unos
años adelantados a la universidad y se lograron graduar
antes.
-He hablado casi toda la noche sobre mí, hábleme un poco
de usted – dijo con una media sonrisa.
- Bueno, toda mi vida he vivido en Nashville, mis padres
siempre han sido unas personas tan amorosas con mi
hermano mayor y yo – dije tratando de sonar lo más
sincera posible – Quise independizarme un poco de mis
padres y por eso vine a nueva york para pagarme yo misma
la universidad tal y como lo hizo mi hermano mayor, él es
un gran ejemplo para mí – dije tratando de sacar mi sonrisa
más sincera.
En ese momento el celular de Leonardo empezó a sonar, él
se disculpo y contesto la llamada, cuando empezó a hablar
su expresión tan tranquila que había tenido todo este
tiempo pareció cambiar a una fría, su ceño estaba fruncido
y su cuerpo se notaba un poco tenso.
-Gracias por avisarme – dijo antes de colgar la llamada.
- ¿Todo bien? – dije al ver la expresión en su rostro.
- Algunos inversores importantes de Florida se están
retirando repentinamente sin razón aparente – dijo
mientras se quedaba pensativo algunos minutos – Señorita
Baldinelli necesito que prepare sus maletas, tengo que ir a
Florida personalmente para saber que esta sucediendo y la
necesito conmigo para que me ayude a contactar y
organizar una reunión con todos esos inversores – dijo y yo
asentí rápidamente.
- De acuerdo, ¿Cuándo saldremos? – pregunte mientras él
miraba su celular.
- Saldremos mañana a las 9:00 am.
Capítulo 9: “Florida”
Después de que Leonardo se fue de mi apartamento yo
empecé a hacer mis maletas para el viaje a Florida, no
sabía cuantos días estaríamos en Florida, pero prefería
llevar más ropa de la necesaria que tener que usar la
misma ropa por varios días.
Cuando fueron las 9:00 am me vinieron a traer, pensé ver el
Audi rojo estacionado fuera de mi casa, pero vino William el
chofer de Leonardo, él era un señor de unos 55 años quien
según me había contado ya llevaba trabajando con su
familia desde hace mas de 30 años.
Cuando llegamos al aeropuerto por un momento que
viajaríamos en un avión normal con otras personas, pero
me sorprendí bastante al darme cuenta de que viajaríamos
en un avión privado.
-Gracias William – le dije cuando llegamos al avión.
- De nada señorita Baldinelli, entre, yo acomodaré sus
maletas – dijo y yo asentí y entre al avión.
Jamás había estado en un avión privado antes, ni siquiera
me imagine que alguna vez lo haría, en menos de dos
meses mi vida había dado un giro realmente drástico.
Cuando estuve dentro del avión me di cuenta de que
Leonardo ya se encontraba en el avión, él estaba hablando
por el celular, me senté frente a él.
- ¿Logro comunicarse con los inversionistas de Florida? –
me pregunto Leonardo una vez termino su llamada.
- Sí, sin embargo, me dijeron que no pueden reunirse hoy –
le dije y él negó con su cabeza.
- Necesito reunirme con ellos hoy – dijo.
- Yo insistí en que debía ser hoy y la única forma que logré
para que se reunieran fue en una fiesta que organizara esta
noche su empresa a las 8:00 pm – dije y el asintió.
- Me parece bien – dijo Leonardo – Llegaremos en al
menos 2 horas – dijo mirando su reloj de mano – Señorita
Baldinelli usted será mi acompañante esta noche así que
necesito que cuando aterricemos compre un vestido para
esta noche, uno de mis choferes la acompañara a una
tienda para que compre todo lo que necesite, y en la noche
una limosina nos pasara a traer a ambos al hotel – dijo y yo
asentí.
Unas dos horas después llegamos a Florida, Leonardo se
fue en un auto diferente al mío mientras que mi chofer me
llevo a una tienda. Llevaba al menos una hora tratando de
elegir un vestido, pero la verdad era que ninguno me
convencía, la mayoría de todos ellos tenían un gran escote
el cual ni siquiera tenia el valor de probar, me probé 5
vestidos diferentes, la mayoría de todos ellos valían más de
$5,000 ni siquiera se porque Leonardo había elegido que
me llevaran a una tienda tan cara para un vestido que
utilizaría solo una noche.
Me probé un vestido que tenía una abertura en la pierna, un
escote menos pronunciado, sin mangas y color negro, la
tela tenia un poco de brillo lo que lo hacia parecer muy
precioso, me lo probé y me gusto como me quedo, vi el
precio en el vestido en el vestido y casi me da un infarto allí
mismo.
- ¡$10,00 dólares! – dije sorprendida.
Me quite el vestido y le dije al chofer que me llevara a una
tienda con ropa más barata, pero él se negó a llevarme a
otro lugar.
-Recibí ordenes exactas de que la debía traer a esta tienda
– dijo él.
- Los precios son extraordinariamente altos – dije.
- Señorita acompañara a un CEO de una de las empresas
más importantes del país no puede llegar y aparecerse
como acompañante del señor Spinter con cualquier
vestimenta, por favor solo elija un vestido y pague con la
tarjeta que le dio el señor Spinter – dijo.
No sabía que él pagaría mi ropa, pensé que yo tendría que
pagar mi ropa, regrese y tome el vestido que me había
gustado y lo compre junto con unos hermosos tacones
altos.
En la tarde me volví a reunir con Leonardo en el hotel en el
que nos hospedábamos ambos, me hablo sobre los temas
que hablaría con los inversionistas y que debía tener una
lista con los puntos importantes que él debía mencionar en
su reunión con ellos para no omitir ningún dato de vital
importancia.
Empecé a alistarme para la fiesta a las 6:00 pm, decidí
recoger mi cabello en un moño elegante, jamás me había
tardado tanto maquillándome, pero cuando termine de
hacerlo y me mire al espejo sonreí satisfecha, como detalle
final maquille mis labios de color ocre.
-Señorita Baldinelli nuestra limosina nos espera – dijo
Leonardo tocando la puerta de mi habitación.
Tome mi bolso y me mire por ultima vez en el espejo para
asegurarme de que todo estuviera bien, luego salí de la
habitación.
Vi que Leonardo vestía un esmoquin negro que lo hacía
lucir muy elegante y atractivo.
-Se ve muy elegante señorita Baldinelli – dijo Leonardo al
verme.
- Lo mismo digo de usted señor Spinter – le dije y él me
sonrió de lado.
- ¿Alguna vez ha estado en algún evento como este? – dijo
mientras empezábamos a caminar en el pasillo para llegar
al ascensor.
- No – dije sincera y el asintió.
- Le seré sincero, la gente en estos eventos siempre busca
hacerse ver mejor que los otros, hablar de sus empresas y
hablar de su dinero, usted estará conmigo durante todo el
evento, normalmente los otros CEO no dejan que sus
asistentes no se metan en las conversaciones.
- No se preocupe, no lo haré – dije y él negó con la cabeza.
- Iba a decir que se sintiera en total libertad de comentar
algo si usted así lo quiere – dijo antes de entrar al elevador,
lo mire sorprendida.
- Gracias – dije entrando al elevador.
Debido a que no puedo llevar mi IPad al evento porque se
veía muy extraño que anduviera por toda la fiesta con una
IPad me aprendí todos los datos que Leonardo me había
dicho.
Estaba muy nerviosa no quería que nada de esta noche
saliera mal, sabia que si Leonardo olvidaba hablar algo de
vital importancia sería mi culpa, durante todo el camino a la
fiesta iba repitiendo algunas cosas en mi mente para que
no se me olvidaran.
Cuando llegamos el chofer de la limosina abrió la puerta de
Leonardo primero y luego abrió mi puerta, Leonardo
extendió su brazo y yo lo tome y ambos entramos a la
fiesta.
Nuestra presencia en la fiesta no fue algo que pasara de
alto, todas las personas nos empezaron a mirar a ambos,
aunque yo creo que miran principalmente a él.
Leonardo se acercaba a cada grupo de persona que él
conocía y siempre me presentaba ante todos ellos y yo
respondía siempre con “Mucho gusto de conocerlos”
Tal y como lo esperaba todas las personas vestían con
trajes caros y solo hablaban de sus grandes logros con sus
empresas, veía que muchas otras asistentes de otras
personas ni siquiera formaban parte del circulo en donde
hablaban sus jefes, sino que simplemente mantenían una
distancia y solamente se acercaban cuando sus jefes las
llamaban.
-Leonardo Spinter, un gusto tenerlo aquí – dijo uno de los
inversores con los cuales Leonardo hablará hoy.
- Habría sido un gusto si hubiera venido aquí por otros
términos – dijo Leonardo serio.
- Veo que quiere ir directo al tema – dijo el hombre riendo,
pero Leonardo seguía serio, el hombre se empezó a notar
un poco nervioso – Sígame, lo estábamos esperando – dijo
y ambos lo empezamos a seguir.
Cuando Leonardo entro a la sala en donde estaban los
demás inversionistas todos se levantaron para saludarlo,
ellos empezaron a hablar de otras cosas y a bromear, pero
cuando vieron el rostro serio e impaciente de Leonardo
empezaron a hablar del tema que Leonardo estaba
esperando.
-Las acciones de Marks Enterprises bajaron de la nada y
fue una gran oportunidad para nosotros – dijo uno de los
inversionistas.
- ¿Marks Enterprises? – dijo Leonardo alzando una ceja.
- Si, no es una empresa tan grande como la suya, pero es
una gran oportunidad para unos inversionistas como
nosotros, entonces decidimos invertir el 80% de nuestros
fondos en esa empresa y el otro 20% en su empresa – dijo
el inversionista sonriéndole amigablemente al igual que los
demás.
- Según los datos administrativos sus inversiones oficiales
del ultimo mes para Spinter Enterprises es solamente del
10% - dije haciendo que sus sonrisas se borraran, Leonardo
sonrió de lado al escuchar los datos que yo acababa de
decir.
- Bueno creemos que esos datos tal vez no han sido del
todo verificados porque…- Leonardo interrumpió al
inversionista.
- ¿Esta diciendo que mi asistente esta mintiendo? – dijo
alzando una ceja - ¿O está tratando de justificar su salida
de Spinter Enterprises? – dijo haciendo que ellos se
quedaran callados
- Bueno es que creemos que nuestras inversiones también
podrían crear lazos amistosos con esa otra empresa que
también es de autos – dijo uno de los inversores.
- Bueno, gracias por su tiempo caballeros – dijo Leonardo
levantándose, yo hice lo mismo.
- Señor Spinter espero que…- ni siquiera pudo terminar de
hablar el inversionista cuando Leonardo ya había salido de
la habitación.
Yo empecé a seguir a Leonardo.
-Quiero que se contacte con el director ejecutivo de Marks
Enterprises – me dijo Leonardo mientras ambos
caminábamos hacia la salida.
- ¿Qué piensa hacer? – pregunte curiosa y él sonrió de lado
y se detuvo para mirarme.
- Pienso comprar la empresa y dejarlos fuera de la lista de
inversionistas de ambas empresas.
Capítulo 10: “El recital”
Cuando salimos de la fiesta nos subimos a la limosina y
Leonardo iba concentrado viendo algo en su celular
mientras que yo iba concentrada viendo las luces de la
cuidad.
Por un momento empecé a imaginarme como si esta fuera
mi vida y yo fuera el CEO de alguna empresa exitosa,
probablemente mis padres se sentirían mas orgullosos de
mi y no quisieran que me casara con alguien para tener un
buen futuro.
Recuerdo la respuesta que mi padre me dio cuando le
pregunte porque me obligaba a casa con Erick si ni siquiera
lo conocía y solamente dijo “Es la única forma en la que
lograras llegar lejos y es la única forma en la que tu madre y
yo nos sentiremos orgullosos de ti” A veces me pregunto si
mis padres también fueron igual de duros con mi hermano
mayor.
Iván nunca logro sobresalir en la escuela, de hecho, llevaba
las peores calificaciones y sin embargo siempre lo prefirió
mi padre por encima de mí, todos esos años siempre luche
en sobresalir en cualquier cosa para que mis padres vieran
mis esfuerzos, pero nunca lo hicieron.
¿Qué habría sucedido si Iván nunca hubiera huido? Tal vez
ya me habría graduado de la universidad y ahora estuviera
trabajando y ahorrando para comprar mi propia casa, tal
vez habría hecho más amigos o tal vez nunca habría
perdido a mis amigos de la escuela porque nunca asistí a
sus fiestas o cumpleaños porque siempre estaba
trabajando para ahorrar para la universidad.
Sentí como mis ojos empezaban a cristalizarse y
rápidamente abrí la ventanilla del auto y me giré
completamente para que Leonardo no me viera como
algunas lagrimas amenazaban con salir.
- Hoy hizo un buen trabajo Olivia – dijo Leonardo, cada vez
que me llamaba por mi nombre causaba la misma
expresión de sorpresa en mí, sonreí un poco triste y luego
lo miré.
- Gracias – dije con una media sonrisa.
- Regresaremos mañana mismo a Nueva York, saldremos a
las 10:00 am así que prepare sus cosas – dijo y yo solo
asentí, espere a que el mencionara algo más pero no lo
hizo, así que regrese mi vista hasta la ventanilla para seguir
viendo la cuidad.
- Es muy bella la cuidad por la noche – dije viendo la
ventanilla.
- Lo es – afirmó Leonardo.
Llegamos al hotel, ambos subimos a nuestras respectivas
habitaciones y cuando estaba a punto de entrar a mi
habitación él hablo.
-Buenas noches, Olivia – dijo abriendo la puerta de su
habitación que estaba frente a la mía.
- Buenas noches – le respondí antes de cerrar la puerta.
Me mire en el espejo y sonreí, realmente me veía muy linda
esta noche, quería salir a divertirme con alguien, pero ni
siquiera conocía a nadie solamente a mi jefe y por obvias
razones no saldría con él. Tomé mi celular y me tomé
algunas fotos antes de quitarme el vestido.
Pensaba subir mi foto a mis redes sociales, pero todos se
empezarían a preguntar donde estoy y por qué había
desaparecido durante todo este tiempo.
Después de aquella vez en el taxi que mi madre me había
llamado no había vuelto a recibir una llamada de ella, mi
padre había dejado de llamarme a mi celular cuando
empecé a enviarle dinero para la renta de la casa en donde
viven ahora, creo que tal vez solo me llamaba para exigirme
que los tenia que ayudar a salir adelante.
Me quite el vestido y lo guarde en mi maleta, me puse mi
pijama y me dispuse a dormir.
***
Al día siguiente me desperté a las 7:00 am, tome una ducha
y baje al restaurante del hotel para desayunar algo antes de
que saliéramos hacia el aeropuerto, tome algunas frutas y
unos hotcakes del restaurante que era tipo bufete luego me
dirigí hacia una mesa vacía y empecé a comer.
Mientras desayunaba, en las bocinas del restaurante
empezó a sonar música clásica sonreí al imaginarme a mi
misma tocando el piano en un recital de música clásica,
había escuchado que en Florida había un lugar en donde
todas las noches siempre hacían recitales de música
clásica, era una pena que no podría ir.
-Buenos días – dijo una voz detrás de mi haciendo que me
sobresaltara.
- Buenos días – dije al ver que era Leonardo.
- Pensaba que fuéramos a otro lugar a desayunar, pero creo
que se adelantó – dijo antes de sentarse y poner su plato
con comida sobre la mesa.
- Disculpé, anoche no comí nada y me levanté muy
hambrienta – dije y él me miro sorprendido.
- Tuvo que haberme dicho, habríamos ido a algún lugar a
cenar – dijo y yo negué con la cabeza.
- No hacía falta – dije.
Seguimos comiendo en total silencio, Leonardo era un
hombro que conocía muchos lugares, supuse que tal vez
conocía ese lugar en el que hacían recitales de música, no
pude resistir la tentación y le pregunté.
- ¿Usted conoce sobre un lugar en donde hacen recitales de
música clásica todas las noches aquí en miami? – pregunté
y él se quedó pensando algunos segundos.
- Creo que tal vez se refiere al teatro “Olympia Theater and
Office Building” recuerdo haber ido alguna vez a ese lugar,
es hermoso – afirmo.
- Olympia Theater and Office Building – dije para mí misma
para no olvidar el nombre.
- ¿Le gusta la música? – pregunto y yo asentí
- Me gusta mucho – dije.
Después de haber desayunado, regresamos a nuestras
respectivas habitaciones para tomar nuestras maletas,
Leonardo pago por la estancia en el hotel y luego su chofer
nos llevó al aeropuerto, tomé mi celular y anoté el nombre
del teatro en mi celular, si algún día regresaba a Florida
tendría que visitar ese lugar.
Cuando llegamos al aeropuerto nos bajamos del auto y
Leonardo y yo empezamos a caminar al avión privado
cuando el piloto se acerco a Leonardo.
-Creo que no podremos regresar a nueva york, al menos hoy
no – dijo el capital – Uno de los motores del avión ha
presentado una falla eléctrica y no creemos que sea seguro
volar así, los mecánicos están arreglando el avión, pero no
saben cuánto tardaran – dijo.
- Capitán por favor asegúrese de que todo este bien, no
regresaremos a nueva york si el avión no esta en optimas
condiciones, sino consiga otro avión privado – el capitán
asintió y se alejo de nosotros.
Leonardo se dio la vuelta para mirarme con los ojos
entrecerrados.
- ¿Acaso usted sabía que el avión no iba a funcionar que
hasta planeo algo para esta noche? – dijo haciendo que yo
empezara a reír.
- Por supuesto que no – dije riendo – Fue pura casualidad
mi pregunta sobre el recital de música – dije haciendo que
él riera.
- Bueno, creo que tendremos que regresar al hotel – dijo
mientras regresamos al auto.
Cuando regresamos al hotel, Leonardo volvió a pedir las
mismas habitaciones, pero ya había sido reservadas por
alguien más, la recepcionista le dijo que la única habitación
libre era la suite presidencial la cual solo tenia una cama
matrimonial.
Traté de hacer una reservación en otro hotel, pero todas las
habitaciones estaban ocupadas menos la suite presidencia,
al parecer ese día habría un concierto de un cantante muy
famoso y había muchas personas que se habían
hospedado en los hoteles mas cercanos para ir a su
concierto.
Al final Leonardo pidió la suite presidencial que solamente
tenía una cama, fuimos a nuestra habitación, era bastante
grande pero la única desventaja es que solamente había
una cama.
-No se preocupe, yo puedo dormir en el sofá – dije
haciendo que él alzara una ceja.
- Las mujeres creo que necesitan mas privacidad, creo que
usted debería de dormir en la habitación – dijo y yo negué
con la cabeza.
- No hace falta, a veces me quedo dormida en el sofá de mi
casa, estoy muy acostumbrada – mentí.
- Bueno, si realmente insiste – dijo encogiéndose de
hombros, empezó a arrastrar su maleta hacia la habitación,
yo me tiré en el sofá.
Deje mi maleta junto al sofá.
-Creo que deberíamos de ir al recital que usted mencionó
antes – dijo Leonardo desde la habitación.
Empecé a brincar de la emoción tratando de ser lo más
silenciosa posible para que no me escuchara actuar como
una niña pequeña.
- ¿Compro los boletos? – dije tratando de ocultar mi
emoción.
- Los compraré yo ahora mismo – dijo saliendo de la
habitación mientras veía su celular.
Cuando se llego la noche me encerré en el baño para
vestirme para ir al recital, por suerte había empacado un
vestido rojo que me quedaba un poco arriba de las rodillas
y era muy suelto de la falda con algunos pliegues, me puse
unos tacones color beige e hice algunas ondas con la
plancha en mi cabello y me maquillé un poco.
Cuando eran exactamente las 8:00 pm salimos del hotel
hacia el teatro, el recital empezaría a las 9:00 pm, cuando
llegamos Leonardo me empezó a guiar hacia nuestros
asientos, me sorprendí al darme cuenta de que estaríamos
en la segunda planta en donde solo hay asiento para dos
personas.
La temática del recital de esta noche eran soundtracks de
películas que eran muy populares, empezaron con Bella's
Lullaby, el sonido del piano realmente erizaba mi piel, la
melodía se escuchaba mil veces mejor que escucharla
simplemente con audífonos.
-Jamás habia escuchado esa canción – dijo Leonardo.
- Entonces jamás vio crepúsculo – pregunté y él negó con
la cabeza.
La ultima canción del recital fue la más conmovedora fue la
canción de Tennesse de Pearl Harbor, fue tan hermosa que
hasta provoco que algunas lagrimas se escaparan de mis
ojos. Al final todos nos levantamos para aplaudir.
- ¿Qué tal le pareció? – pregunte mientras seguía
aplaudiendo.
- Me gustó mucho el final – dijo aplaudiendo.
Después de salir del teatro Leonardo me pregunto si quería
ir a comer, fuimos a comer a un restaurante cercano y
luego regresamos al hotel.
-Buenas noches – dijo él antes de entrar a la habitación.
-Buenas noches – dije yo mientras me empezaba a
acomodar en el sofá.
Después de unos minutos luchando para poder dormirme al
fin lo logré y me quedé completamente dormida. Al día
siguiente cuando desperté me sentí tan feliz, me sentía tan
cómoda en el sofá, realmente se sentía más espacioso que
la noche anterior, en ese momento abrí los ojos como
platos y empecé a ver hacia todos lados, estaba en la
habitación. Me levanté rápidamente de la cama y corrí
hacia la sala y vi que Leonardo era quien dormía en el sofá.
Capítulo 11: “Harold”
1 mes después.
En este ultimo mes me había dado cuenta porque Leonardo
era conocido como el diablo, después de que los inversores
pusieran mayor inversión en otra empresa llamada Marks
Enterprises cerro un trato con el director de la empresa y la
compró por $150 millones de dólares, para Spinter
Enterprises gastar esa cantidad era como para cualquier
persona normal gastar 5 dólares en un simple café, cuando
compró la empresa obviamente paso a llamarse Spinter
Enterprises y sacó a los inversores con que había hablado
él.
A pesar de la insistencia de esos inversores por regresar a
la empresa de Leonardo él se negó y ni siquiera les permitió
reunirse con él.
Ahora que tiene otra empresa en nueva york tiene que estar
a cargo de ambas, las ultimas semanas a estados bastante
ausente en el edificio principal por estar en el otro,
Leonardo me dejo en esta empresa porque dijo que le sería
de más ayuda si seguía aquí, así que no lo he visto en las
últimas tres semanas.
- ¿Olivia quieres acompañarnos a almorzar? – me preguntó
Carolina desde su escritorio.
- Claro – dije sonriéndole.
Cuando llego la hora del almuerzo Carolina y yo bajamos y
esperamos a Abigail y Gabriel quienes se tardaron algunos
minutos en bajar.
-Necesito salir de este lugar urgentemente – dijo Gabriel,
parecía un poco estresado.
- ¿Por qué esa cara? – pregunto Carolina.
- No me preguntes como, pero creo que estas tres semanas
que el señor Spinter ha estado ausente mi departamento ha
presentado más retrasos y problemas, estamos tratando de
resolverlo lo mas antes posible antes de que él regrese –
dijo, se podía ver que llevaba varias noches que se había
desvelado, tenia unas grandes ojeras - ¿Olivia sabes
cuando regresara? – dijo un poco asustado.
- No, y aunque me lo dijera sabes perfectamente que no es
seguro por su agenda, puede que venga antes o después –
dije haciendo que él bufara.
- Lo sé – dijo Gabriel.
- Conozco el lugar perfecto en donde te quitaras esa cara
de muerto viviente – dijo Abigail.
Pedimos un taxi y fuimos al lugar que Abigail había
mencionado, era un bar en donde también vendían
almuerzos y cenas, Gabriel pidió una cerveza y empezó a
tomarla como si fuera agua.
-Maldición, necesitaba algo así – dijo Gabriel un poco mas
alegre.
- ¿Vieron al nuevo director del departamento de finanzas? –
pregunto Abigail mientras tomaba de su bebida.
- No – dije y todos me miraron sorprendidos.
- ¿Estas loca? ¿Cómo es que no te has dado cuenta? – dijo
Carolina sorprendida – Hasta yo lo se que estoy contigo
todo el tiempo.
- ¿Quién es? – dije riendo.
- Es guapísimo – dijo Gabriel.
- Una vez lo encontré mientras esperábamos el ascensor,
fueron los dos minutos más hermosos de mi vida, les juro
que su voz te da un algo, quieres que te empuje contra la
pared y te haga…- la interrumpí.
- Creo que ya se cual es el punto – dije riendo.
- Creo que te gustaría mucho – dijo Carolina.
- ¿Cómo es? – pregunte.
- Es alto, su traje le queda tan ah…- dijo Abigail suspirando –
Su cabello es rubio y sus ojos parecen el mismo cielo.
- Jamás había visto un azul como sus ojos – dijo Gabriel
suspirando – Escuche que le gustan las chicas – dijo
rodando los ojos.
- ¡Que emoción! – dijeron Carolina y Abigail emocionadas.
- Entonces es alto, su traje le talla a la perfección, es rubio
de ojos azules ¿De casualidad su cuerpo se ve tonificado
como si fuera al gimnasio? – pregunté mientras veía a un
hombre entrando al bar con las mismas características que
ellos acababan de decir.
- Si, ¿Entonces si lo conoces? – preguntó Gabriel.
- No, solo lo veía a él y parecía la imagen perfecta de la
descripción que acababan de decirme – dije, todos miraron
hacia la entrada del bar en donde se encontraba él, Gabriel
escupió su cerveza al verlo.
- ¡Es él! – dijo sorprendido.
- Por favor disimulen, nos vera que lo estamos viendo todos
– dije riendo.
- ¿Verdad que es muy atractivo? – dijo en voz baja Carolina.
Lo volví a ver disimuladamente mientras él caminaba hacia
una mesa sola que estaba a un par de mesas de nosotros,
realmente era muy atractivo.
-Lo es – admití.
- Te pago $20 dólares si vas a su mesa y le preguntas si
quiere sentarse con nosotros – me dijo Abigail.
- No – dije riendo – Que vergüenza, ni siquiera se su
nombre.
- Se llama Harold Evans – dijo rápidamente Gabriel.
- No lo haré – dije riendo.
- Apuesto a que tiene una novia muy hermosa que parece
modelo – dijo Carolina suspirando triste.
- Es igual a esos tipos apuestos de Wall Street – dijo
Abigail.
- Quiero divertirme un poco así que las reto a mirarlo por 30
segundos seguidos cada una de ustedes, si él las mira que
ustedes lo están viendo significa que están destinados a
estar juntos – dijo Gabriel.
- Yo empiezo – dijo Abigail emocionada – Mírame – dijo
mientras pasaban los 30 segundos, pero él no la vio – Tu
turno Carolina.
- Empiezas ya – dijo Gabriel.
Carolina lo empezó a mirar fijamente a los ojos, pero él
simplemente seguía comiendo muy tranquilo su almuerzo.
-Mi turno – dije mientras lo empezaba a ver fijamente,
pasaron los 30 segundos, pero no me miro.
- Ni modo, ninguna de ustedes tendrá la oportunidad de
estar con él – dijo Gabriel.
Cuando terminamos de comer todos nos levantamos para
ir a pagar.
-Que tonta, dejé mi cartera en la mesa – dije regresando a
la mesa en la que estábamos.
Estaba a punto de hacer el reto de los 30 segundos cuando
me di cuenta de que él me miraba directamente a mí,
aparte mi mirada de él un poco nerviosa y regresé a donde
estaban los demás.
-Creo que gané el reto – dije acercándome a ellos mientras
reía.
- ¿Por qué? – dijo Abigail.
- Cuando regresé por mi bolso lo vi que me estaba viendo
fijamente…- mi voz fue interrumpida cuando escuché una
voz detrás de mí.
- ¿Podría darme la cuenta de la mesa 19? – dijo la voz
detrás de mí, vi la cara sorprendida de mis amigos y no tuve
que darme la vuelta para saber que Harold estaba detrás de
mí.
- ¿Pagarías por mi Gabriel? – dije mientras sentía como mi
cara empezaba a ponerse roja de la vergüenza, Gabriel
estaba aguantando las ganas de no estallar a carcajadas.
- Aquí está el dinero – dijo dándole el primer billete que
encontré en mi cartera y salí del bar.
Cuando me empecé a maldecir mentalmente, de seguro él
había escuchado lo que yo dije y ahora pensara de que
estoy enamorada de él, me acerque a la orilla del pavimento
y empecé a esperar que pasara un taxi, en el momento que
mis amigos salieron del bar iba pasando uno y nos subimos
en el taxi todos.
- ¡Qué vergüenza! – dije cubriendo mi rostro.
- ¡Nos preguntó como te llamabas! – dijo Carolina
emocionada.
- ¿Qué? – dije abriendo los ojos como platos.
- Nos dijo que le habías parecido muy interesante y que
estaba a punto de hablarte cuando te fuiste – dijo Gabriel -
¡¿Por qué te fuiste?! – dijo Gabriel frustrado.
- No les creo – dije entrecerrando los ojos.
- ¡Te juro que no te estamos mintiendo! – dijo Abigail.
- Te apuesto que cuando te vea en la empresa se acercará
a ti para hablarte – dijo Gabriel dándome pequeños
golpecitos con su hombro.
- No lo hará – dije riendo.
Capítulo 12: “El karaoke”
Al día siguiente las cosas sucedieron con normalidad,
Leonardo no había llegado una vez más a la empresa,
todos estos días había comprado su café solo por si acaso
el venia y cuando ya eran las 10:00 am y no había llegado lo
recalentaba en el microondas de su oficina y me lo tomaba
yo.
-Hoy quiero comer sushi – le dije a Carolina mientras
bajábamos por el elevador.
- ¡Abigail conoce un lugar de comida japonesa que es muy
delicioso! – dijo Carolina emocionada.
Cuando se abrieron las puertas del ascensor abrí los ojos
muy sorprendida al ver quien estaba junto a Gabriel.
-No puede ser, es Harold – dije asustada al verlo.
- Creo que esta en la misma planta que Gabriel – dijo
Carolina encogiéndose de hombros - ¿Vamos? – dijo
saliendo del elevador.
Tome un suspiro profundo y salí del elevador y camine
hacia donde estaban ellos.
-Lo siento por la demora, perdí las llaves de mi casa – dijo
Abigail llegando al mismo tiempo que nosotras.
- Chicas quiero presentarles a nuestro nuevo compañero, se
llama Harold Evans, creo que tal vez alguna de ustedes ya
lo conocían – dijo Gabriel mirándome con una sonrisa
burlona, yo lo mire amenazante.
- ¡Hola Harold! Yo soy Carolina.
- Yo soy Abigail.
- Yo soy Olivia – dije un poco tímida, él me sonrió de lado.
- Mucho gusto – dijo mirándonos a las tres.
- ¿Les parece si vamos a comer comida japonesa? Olivia y
yo queremos eso – dijo Carolina.
- Conozco un lugar fantástico de comida japonesa, si les
parece podríamos ir allí – dijo Harold.
- ¡Genial, vamos! – dijo Carolina.
- Llamaré un taxi para que…- Harold me interrumpió.
- No hace falta, podemos ir en mi auto – dijo mirándome.
- Ah, claro – dije guardando mi celular.
Todos empezamos a caminar hacia el estacionamiento de
la empresa, Harold caminaba delante de nosotros.
-No puede ser, tiene auto – dijo Abigail dándome pequeños
golpecitos con el hombro.
- Gabriel te juro que te asesinaré después – dije
fulminándolo con la mirada.
- Después me lo agradecerás – dijo Gabriel guiñándome un
ojo.
Llegamos a su auto que era un Toyota Corolla 2019, mis
amigos se subieron rápidamente en el asiento trasero
obligándome prácticamente a ir en el asiento del copiloto.
-Si quieres puedes poner música – dijo Harold mientras
encendía el motor del auto.
- No, creo que no hace falta…- Abigail me interrumpió.
- Conecta el bluetooth de mi celular – dijo Abigail dándome
su celular.
Conecte su celular y ella empezó a poner música desde
Spotify.
Abigail puso Bitch Better Have My Money de Rihanna y
todos empezaron a cantar o mejor dicho empezaron a
gritar la letra de la canción.
Harold solo reía al escuchar cantar a los demás y yo los
miraba con mucha pena, Harold jamás querrá volver a
almorzar con nosotros después de esto.
Llegamos a un restaurante como a los que solíamos ir mis
amigos y yo, suspire aliviada al ver que no nos había
llevado a un lugar caro. Nos sentamos en una mesa
redonda y como ya lo esperaba mis amigos se encargaron
de que Harold y yo nos sentáramos a la par.
- ¿Y qué te trae a nueva york? – pregunto Gabriel después
de que todos ordenáramos comida.
- Realmente he vivido toda mi vida aquí en nueva york, solo
terminé la universidad y empecé a buscar trabajo – dijo
Harold.
- Eres el primero que conozco que nació aquí en nueva york
– dijo Abigail.
- ¿Qué hay de ustedes? – preguntó Harold.
- Carolina y yo somos de california – dijo Abigail.
- Yo soy de Florida – dijo Gabriel.
- ¿Y tú? – pregunto Harold.
- Yo soy de Nashville – dije.
- ¿Sabes cantar? – pregunto.
- ¿Por qué todos me preguntan lo mismo cuando les digo
que soy de Nashville? – dije haciendo que él riera.
- Bueno, he escuchado que la mayoría de las personas de
ese lugar tocan la guitarra y saben cantar por el country –
dijo riendo.
- Gano un concurso en su escuela por ser la mejor
compositora – dijo Abigail.
- Puede tocar la guitarra y el piano – dijo Gabriel haciendo
que los fulminara con la mirada ambos.
- ¿Enserio? – dijo sorprendido.
- Si, pero tampoco soy la gran cosa – dije riendo.
- Conozco un lugar en donde hacen karaoke, podríamos ir el
fin de semana – dijo Harold.
- ¡Por supuesto! ¡Amamos cantar! – dijo Gabriel
rápidamente.
Después de eso llego la comida y todos empezamos a
comer, el almuerzo siguió entre bromas y momento
incomodos, al final nos dimos cuenta de que Harold era
muy gracioso y amigable, solo basto un almuerzo para que
de regreso al trabajo todos fuéramos cantando en el auto.
***
El fin de semana Harold paso por nosotros a nuestras
casas y luego fuimos al karaoke que había mencionado,
rentamos un cuarto por 3 horas solo para nosotros y
Gabriel fue el primero en romper el hielo y empezó a cantar
Bad Romance.
Después de él pasaron Carolina y Abigail a cantar Work
Bitch de Britney Spears. Después de ellas pase a cantar
Black Widow de Iggy Azalea Gabriel me acompaño a
cantar.
Cuando fue el turno de Harold y el empezó a cantar The
reason de Hoobastank, literalmente todos empezamos a
gritar la letra de la canción, todos nos sabíamos la letra de
corazón.
-Ya regreso, creo que iré a llorar un poco al baño – dijo
Gabriel saliendo de la habitación de karaoke.
- ¿Quieren más nachos? – pregunto Abigail, todos
asentimos.
- Te acompañaré – dijo Carolina levantándose, ambas
desaparecieron y solo nos quedamos Harold y yo en la
habitación.
- Deberíamos de cantar una canción juntos – dijo mientras
empezaba a buscar una canción en su celular ya que era el
que estaba conectado a los aparatos de música.
- Esa me gusta – dije refiriéndome a Yellow de Coldplay.
- Está bien – dijo poniéndola.
Ambos empezamos a cantar la canción, Harold realmente
cantaba muy bien, en realidad todos cantábamos bien a
excepción de Gabriel quien prácticamente gritaba en vez de
cantar.
-Look how they shine for you, and all the things that you do
– mientras cantábamos él empezó a acercarse a mí,
cuando cantamos la parte final de la canción estábamos a
pocos centímetros que hasta podía sentir su respiración
sobre mi por que él era mas alto.
En ese momento él se acercó más y termino con la
distancia que había entre ambos y me besó.
Capítulo: 13 “Las flores en mi escritorio”
- ¿Lo besaste? – dijo Carolina abriendo mucho los ojos de
la sorpresa.
- Cállate – dije tapándole la boca – Ni si quiera lo hice a
propósito, solo sucedió – dije en voz baja mientras
entrabamos al elevador.
- ¡Te dije! Bueno en realidad ¡Te lo dijimos! – dijo muy
emocionada en el elevador – Parece que no pierde el
tiempo – dijo guiñándome un ojo.
- Me invito a salir de nuevo este fin de semana – dije
mientras sentía como mis mejillas empezaban a arder.
- Tienes que prepararte, no creo que ahora sea un simple
beso – dijo dándome pequeños golpecitos con su hombro.
- No digas eso – dije riendo.
En ese momento la puerta del elevador se abrió y luego
salió Leonardo del elevador, yo corrí rápidamente hacia mi
escritorio.
-Buenos días, señor Spinter – dijo Carolina cuando él paso
a su lado.
- Buenos días – dijo Leonardo saludándonos a ambas, él
entro a su oficina.
- Luego hablamos – me dijo en murmuro Carolina desde su
escritorio, yo solo le asentí y entre a la oficina con
Leonardo.
- No sabia que regresaría hoy a la oficina, le traeré su café
de inmediato – dije dándome la vuelta.
- No hace falta, estoy bien gracias – dijo haciendo que yo lo
mirara y le sonriera - ¿Qué tal ha estado estos últimos días
señorita Baldinelli? No la había visto desde hace un par de
semanas.
- Creo que he estado bien – dije sonriendo al recordar a
Harold – Bueno de hecho si he estado bien – dije sonriendo
más ampliamente, lo miré a él y me miraba con el ceño
fruncido, yo lo miré preocupada - ¿Sucede algo malo?
- ¿Significa que ni siquiera me extraño? – pregunto alzando
una ceja, yo lo miré sorprendida.
- Bueno…- empecé a balbucear – Si claro, a todos nos hizo
falta verlo en la empresa – dije.
- Me preocupo por su opinión, no por la de los demás – dijo
apoyando su mandíbula sobre sus dos manos.
- Si, lo extrañé un poco – dije mordiendo mi labio inferior
con nerviosismo, él sonrió de lado.
- Veo que ha cambiado estos últimos días – dijo haciendo
que yo lo mirara confundida.
- ¿A que se refiere?
- Su ropa, recuerdo que solía venir a la oficina con un tipo
de ropa más casual – dijo haciendo que riera.
- Se refiere a mis jeans – dije riendo.
- Si, me gustaba mucho su estilo casual – dijo antes de
mirar su computadora.
- Gracias – dije en voz baja.
- ¿Tiene planes para ahora en el almuerzo? Si quiere podría
acompañarme a almorzar – dijo mirando la pantalla de su
computadora.
- De hecho, ya tengo planes – dije haciendo que él me
mirara un poco sorprendido.
- Oh, de acuerdo – dijo antes de volver a ver la pantalla de
su computadora – Puede retirarse, la llamaré si la necesito
– yo asentí y salí de su oficina.
- ¿Qué es esto? – dije sorprendida al ver un ramo de flores
sobre mi escritorio.
- ¡Harold te lo envió! – dijo Carolina emocionada.
- ¿Qué? – dije sorprendida.
- Tiene una nota, léela – dijo emocionada.
Rápidamente tome la nota y la empecé a leer en voz alta
para que escuchara Carolina.
- “Dicen que un ramo de flores siempre hace feliz a una
mujer así que compré las flores mas bellas que encontré
que recordaron a tu belleza, pasa un lindo día, te veo en la
noche” – dije antes de gritar de la emoción.
- ¡Que romántico! – dijo Carolina emocionada.
- ¡Lo sé! – dije tomándole una foto a las flores.
Me senté en mi escritorio y empecé a arreglar las flores en
un pequeño jarrón que había comprado semanas atrás.
-Que hermosas – dije admirando las rosas rojas.
Me acerque a las flores para sentir su aroma y sonreí como
niña pequeña, sentí una mirada sobre mí, mire
disimuladamente hacia la ventana que daba hacia la oficina
de Leonardo quien me miraba con el ceño fruncido, bueno
en realidad creo que miraba con el ceño fruncido las flores.
- ¿Qué le sucede? – dije confundida.
Empecé a imprimir algunos documentos sobre algunos
datos administrativos que me había pedido Leonardo, ya
casi era la hora de almuerzo así que me apresuré para
entregarle los papeles a Leonardo antes de que yo me
fuera.
-Aquí están los documentos que me pidió entregarle – dije
entrando a su oficina, él simplemente asintió – Regresaré
dentro de una hora, iré a almorzar – dije haciendo que él
levantara su vista rápidamente.
- Que rápido pasa el tiempo – dijo levantándose de su
asiento – Yo también me voy – dijo tomando su saco para
ponérselo.
- Si – dije antes de salir de su oficina.
- ¡Apresúrate, los demás ya no están esperando! – dijo
Carolina presionando el botón del elevador.
- ¡Espérame! – dije tomando mi cartera.
Empecé a correr hacia el elevador, cuando estuve dentro
me di la vuelta y tuve que dar un paso hacia atrás al ver que
Leonardo estaba a poco centímetros de mí.
-Lo siento – dije haciéndome a un lado.
- No se preocupe – dijo serio.
El elevador empezó a bajar hacia la planta principal,
Carolina tomó mi mano y la apretó tres veces, yo la mire.
-Harold dijo que nos quería invitar de nuevo – murmuró
Carolina.
- Creo que no sería bueno que él vuelva a pagar – dije
haciendo que Carolina me mirara con el ceño fruncido.
- ¿Bromeas? Es tu novio, como no lo vas a dejar que lo
haga… – Leonardo la interrumpió.
- Señorita Smith – dijo Leonardo dándose la vuelta para
mirarla.
- Si jefe – dijo ella un poco asustada.
- ¿Conoce de algún buen restaurante de comida italiana? –
dijo.
- ¿Quiere que le haga una reservación? – dije rápidamente,
pero él negó con la cabeza.
- Bueno… Casi no voy a lugares tan exclusivos como a los
que usted esta acostumbrado a ir… - él la interrumpió de
nuevo.
- No importa – dijo y Carolina sonrió.
- Ayer el novio de Olivia nos llevo a un lugar en donde
venden comida muy deliciosa y las pastas son muy
exquisitas – dijo rápidamente, yo la fulmine con la mirada.
- Oh, ¿Tiene novio señorita Baldinelli? – dijo Leonardo
alzando una ceja.
- Bueno no lo somos todavía – dije un poco tímida.
- ¿Vio la flores en su escritorio? – dijo Carolina y Leonardo
asintió – Él se las envió – dijo ella emocionada.
- ¿Enserio? – dijo Leonardo sorprendido – Felicidades –
dijo mirándome a mí.
- Gracias – dije un poco incomoda por la situación -
¿Carolina donde estaba ese restaurante para que le des la
dirección a él? – pregunte para cambiar de tema.
En ese momento se abrieron las puertas del elevador y
todos salimos, Carolina le estaba dando la dirección y yo
empecé a caminar hacia Gabriel y Harold, Carolina y
Leonardo me siguieron.
-Buenas tardes, señor Spinter – dijeron Gabriel y Harold.
- Es un verdadero honor poder conocerlo en persona señor
Spinter, mi nombre es Harold Evans – dijo Harold
estrechando su mano para saludar a Leonardo.
- Harold ¿Cuál es la dirección del restaurante al que nos
invitaste ayer? – le preguntó Carolina – El señor Spinter
quiere conocerlo.
- ¿Enserio? – dijo Harold sorprendido – Bueno, estaba a
punto de preguntarles si querían ir de nuevo a ese lugar y si
usted lo desea nos podría acompañar.
- Oh, no creo que el señor Spinter quiera acompañarnos,
tiene una agenda muy ocupada hoy…- Leonardo me
interrumpió.
- Claro, ¿Por qué no? – dijo Leonardo haciendo que yo lo
mirara sorprendida.
- ¿Qué esperamos? Vamos – dijo Harold quien se veía un
poco emocionado.
Capítulo: 14 “Confesiones”
Leonardo se ofreció a llevarnos al restaurante y pidió a uno
de sus choferes que nos llevara, el camino fue bastante
incomodo para Carolina, Gabriel y yo, ya que ni siquiera
hablamos durante todo el camino, mientras que Harold le
hablo durante todo el camino sobre sus diplomas y algunas
cosas más que había logrado en la universidad.
-Harold actúa como si le estuvieran haciendo una entrevista
de trabajo – dijo Gabriel en susurro.
- Creo que el señor Spinter ya está aburrido de escucharlo –
dijo Carolina riendo por lo bajo.
Para nuestra suerte llegamos al restaurante, todos nos
bajamos de la camioneta, Harold y Leonardo iban al frente y
yo caminaba detrás de ellos, Harold le abrió la puerta para
que Leonardo entrara y él estaba tan enfocado hablándole
a Leonardo sobre sus títulos que casi me golpea con la
puerta de no haber sido porque Leonardo logro detenerla
antes de que me golpeara.
-Deberías de tener más cuidado – dijo Leonardo mirándolo
con el ceño fruncido.
- Estoy bien, gracias – dije entrando al restaurante.
Harold se disculpo conmigo y cuando estábamos a punto
de sentarnos Leonardo tomo mi mano disimuladamente
guiándome al asiento que estaba a su lado de esta forma
Harold no se sentaría junto a él.
-También tuve la oportunidad de viajar a Francia para
conocer un poco sobre negocios… - interrumpí a Harold.
- Aquí están las pastas señor Spinter – dije mostrándole mi
menú a Leonardo.
- Debería de probar esta, no se arrepentirá – dijo Gabriel
señalándole una desde su menú.
Por suerte Gabriel y Carolina había captado mi indirecta
para que ellos empezaran a hablar y así Harold dejara de
hablar de él mismo y dejara de aburrir a Leonardo. Gabriel y
Carolina empezaron a entretener a Harold para que dejara
de hablar con Leonardo.
- ¿Siempre es así él? – me pregunto en voz baja Leonardo.
- Lo siento, tal vez está muy nervioso – dije avergonzada
por la situación.
- Parece como si le estuviera haciendo una entrevista para
contratarlo, ni si quiera me encargo yo de hacer eso – dijo
haciendo que yo riera por lo bajo.
- Usted se encarga de mojar en medio de la lluvia a sus
nuevos empleados – dije haciendo que él riera por lo bajo.
- No olvide que usted me rayo el carro, todavía debe
pagarme con su tiempo – dijo escondiendo una sonrisa
burlona.
- ¿También puede contar este tiempo almorzando? – dije y
él negó con la cabeza riendo.
- Lo tomaría en cuenta si estuviéramos almorzando solos –
dijo haciendo que me sonrojara un poco tome mi bebida
para disimular un poco, él solo sonrió negando con la
cabeza.
La comida siguió con normalidad y Harold ya no siguió
hablando sobre lo mismo, Gabriel, Carolina y Harold
tuvieron que regresar en taxi porque Leonardo tenia que
regresar a la nueva empresa que él había adquirido y me
pidió acompañarlo.
- ¿Puedo preguntarle algo personal señorita Baldinelli? –
dijo Leonardo de camino a la empresa.
- Si – dije sin ponerle demasiada atención ya que ordenaba
la agenda de él para mañana.
- ¿Por qué esta saliendo con alguien como Harold? –
preguntó haciendo que lo mirara, él me miraba muy
concentrado.
- Bueno, todavía nos estamos conociendo – respondí.
- Oh, ya veo – dijo posando su mirada en la ventanilla del
auto - ¿Puedo aconsejarle algo? – dijo mirándome de
nuevo.
- ¿Sí? – dije dudosa.
- No debería de estar con alguien como él, usted es una
mujer muy hermosa e independiente como para estar con
una persona egocéntrica como él.
Lo miré muy sorprendida, jamás lo había escuchado hablar
mal sobre alguien más, tomé un poco de valor.
- ¿Entonces con qué tipo de hombre se supone que debería
de salir? – dije alzando una ceja, él al escuchar mi pregunta
sonrió de lado.
- ¿Realmente quiere saber mi opinión? – dijo mirándome
con un tipo de sonrisa con la que jamás que había visto, era
una sonrisa entre coqueta y juguetona.
- Si – dije segura.
Él se empezó a acercar lentamente hacia mí.
- Creo que debería de salir conmigo – dijo en susurro y
abriendo la puerta de mi lado.
¿Qué rayos acaba de suceder?
Abrí los ojos muy sorprendida y puedo jurar que ahora
mismo parecía un tomate de la vergüenza, me bajé tan
rápido como pude, el se deslizo en el asiento y se bajo de
mí mismo lado.
-Lo siento, la puerta de mi lado no abre – dijo
acomodándose su saco mientras caminaba hacia la
entrada de la empresa.
Con la poca coordinación que le quedaba a mi mente
empecé a caminar detrás de él, ni siquiera podía
concentrarme, ¿En realidad acababa de decir lo que
escuché?
Mientras caminaba detrás de él, me di cuenta de que a
diferencia de la otra empresa esta no tenia un elevador solo
para Leonardo así que tuvimos que esperar más de lo
normal por el elevador, cuando se abrió la puerta del
elevador sus empleados al verlo a él rápidamente salieron y
lo dejaron que entráramos nosotros.
Ni siquiera fui capaz de decir algo durante el elevador,
cuando llegamos a su oficina había una señorita como de
mi misma edad, al ver a Leonardo se levanto rápidamente.
- Buenas tarde señor Spinter ¿Quiere que ordene algo para
que almuerce o ya lo hizo? – dijo la mujer, yo la mire muy
sorprendida, no sabia que Leonardo tenia otra asistente.
- No, gracias por su atención Mónica – dijo Leonardo él
siguió caminando hacia su oficina.
¡A ella le agradece por cosas como esas y a mí no!
No pude evitar sentir un poco de envidia por Mónica, de
seguro llevaba hasta menos días que yo trabajando para él
y hasta se ha ganado más la confianza de él. Empecé a
cuestionarme si realmente estaba haciendo bien mi trabajo.
Entre a la oficina y me sorprendí al verla, estaba toda hecha
un desastre, había plástico por todo el suelo porque la
estaban pintando todavía.
- ¿Qué le parece señorita Baldinelli? – me pregunto
Leonardo.
- Esta bien – dije seria, seguía pensando en como Mónica
estaba haciendo mejor su trabajo que yo.
- Todavía no han terminado de pintar la oficina porque
Mónica olvido contactar a las personas que lo están
haciendo…- lo interrumpí.
- Puedo contactarlas ahora mismo si lo desea – dije
sacando mi celular.
- No hace falta, vendrán dentro de dos días – dijo Leonardo
tranquilo.
- ¿Esperara dos días a que su oficina este terminada? –
pregunte sorprendida y él simplemente asintió con la
cabeza.
Realmente me sentía un poco enfadada, a mí me exigía que
resolviera sus asuntos en el mismo momento mientras que
a Mónica por lo que se veía no le exigía de la misma forma.
En ese momento empezó a sonar mi celular, vi la pantalla y
vi que era Harold, contesté.
- ¿Paso por ti a las 8 para nuestra cita de hoy? – pregunto
Harold, no pude evitar que una sonrisa se dibujara en mi
rostro.
- Si, esta bien a las 8:00 pm – dije sonriendo.
- Esta bien, te quiero – dijo antes de colgar la llamada.
En ese momento vi como Leonardo empezó a caminar
hacia mi dirección muy decidido, me miraba con una
expresión muy seria, yo empecé a caminar hacia atrás
hasta que mi espalda choco contra la pared, él puso sus
dos manos en la pared como para evitar que yo escapara,
mi corazón latía demasiado fuerte, juraría que estaba a
punto de salirse de mi pecho, sus ojos azules examinaron
mi rostro, mis piernas empezaron a temblar.
Por una extraña razón tenia miedo, pero no de él sino de
esta extraña sensación, jamás había sentido algo así.
-No puedo seguir actuando como si nada estuviera
sucediendo así que dígame, Olivia – dijo suspirando
mientras cerraba sus ojos, su figura era mucho mas grande
que la mía y eso lo hacia ver mas intimidante en este
momento - ¿Qué tengo que hacer para que usted salga
conmigo?
Capítulo 15: “Beneficio de la duda”
- ¿Qué? – fue lo único que pude decir.
- ¿Me hará que le repita que quiero salir con usted? – dijo
Leonardo sonriendo de lado.
Estar tan cerca de él y sentir su aliento se sentía tan bien
que me asustaba, no se supone que yo debería de sentir
algo así por mi jefe.
- ¿Qué pasa si me niego? – dije tratando que mi voz no se
escuchara nerviosa, su sonrisa se amplió más.
Su sonrisa es tan malditamente hermosa.
- Supongo que debería de conformarme con el beneficio de
la duda por esta vez – dijo quitando sus manos que antes
acorralaban.
¿Qué diablos acaba de suceder?
-Puede retirarse señorita Baldinelli, la veré mañana – dijo
saliendo de la oficina.
Calculé los minutos necesarios para no encontrarlo en el
pasillo, para mi suerte cuando salí de la oficina él ya no
estaba solamente Mónica, ella al verme salir de la oficina
se levantó rápidamente y camino hacia mí.
- Señorita Baldinelli es un gusto poder conocerla – dijo
dándome una gran sonrisa.
- También es un placer conocerla – dije dándole una
sonrisa, aunque realmente era una sonrisa falsa.
- Espero que nos podamos llevar muy bien ahora que
trabajaremos con conjunto – dijo muy emocionada.
- Si eso espero – dije con una media sonrisa.
- ¿En que quisiera que le ayudara exactamente? – dijo
tomando una libreta, yo la mire confundida.
- Se supone que le ayudaras al señor Spinter no a mi – dije.
- Si, pero dijo que debía preguntarle a usted en que
necesitaba ayuda porque últimamente había tenido más
trabajo porque compro este nuevo edificio para la empresa,
de hecho – dijo dándose la vuelta para escribir en su
escritorio – Aquí esta mi correo para que me envié en lo
que necesite ayuda, sería genial que ambas trabajáramos
en conjunto y así no tengamos ningún retraso con algunos
documentos – dijo ella muy emocionada.
La mire con un poco de ternura, de seguro así me veía yo en
mis primeros días de trabajo cuando Carolina me
entrevistó. Le di mi correo y luego deje la empresa, ya era
tarde así que podía regresar a mi apartamento, cuando
llegue busque mi laptop y le escribí a Mónica quien me
respondió casi de inmediato, le envié unos documentos de
la nueva empresa que debían ser firmados por Leonardo y
le mande otros documentos, ella me pregunto muchas
cosas con respecto a los documentos, realmente no me
molestaba ella de hecho me parecía muy linda y tierna, era
una chica un poco baja de gafas negras, cabello negro de
tez un poco morena y delgada.
Empecé a trabajar en unos documentos que tenia
pendientes, de no haber sido por el mensaje de Harold
diciéndome que estaba emocionado por verme esta noche
habría olvidado nuestra cita, mire la hora y eran las 7:15
pm, me levanté de mi asiento y me empecé a vestir para
esta noche, ni siquiera tuve que pensar mucho en mi
atuendo porque simplemente me vestí con un conjunto
casual y lo acompañé con un abrigo y una bufanda, ya casi
empezaba el invierno y las noches cada vez eran mas
heladas.
Unos minutos después llego Harold, bajé de mi
apartamento y me subí a su auto.
Harold y yo fuimos a un restaurante que dijo que había
conocido hace unos días, al llegar al restaurante más bien
era un bar, nos sentamos en una butaca.
-Me alegra que hayas aceptado salir conmigo – dijo
tomando mi mano.
- Si – dije sonriéndole.
- No sabia que trabajabas directamente con el CEO de la
empresa, debiste mencionarlo antes – dijo Harold.
- ¿Por qué? No me pareció tan interesante de mencionar –
dije encogiéndome de hombros.
- Creo que no fue una coincidencia haberte conocido – dijo
tomando un poco de su bebida que tenia un poco de licor.
- Ay ¿Eso crees? – dije poniendo el peso de mi mandíbula
en mis manos.
- ¡Si! – dijo emocionado – Solo piénsalo, acabo de regresar
de Paris y me gradué en una de las mejores universidades y
ahora que regreso a nueva york te conozco a ti que eres
casi como la mano derecha de nuestro jefe – mi sonrisa se
borró, pensé que estaba a punto de decir algo sobre
“nosotros” no solamente sobre su futuro en la empresa.
Harold empezó a hablar tal y como lo hizo en el almuerzo
con Leonardo, solamente hablaba de él mismo y sobre
todos sus títulos que obtuvo, hablaba tan emocionado de
todos sus triunfos que ni siquiera se detuvo uno sola vez a
preguntarme que tal había ido mi día y cuando me
preguntaba algo era solamente sobre Leonardo.
- ¿Harold eres gay? – pregunte haciendo que su expresión
cambiara a confusión.
- No, ¿Por qué? – dijo riendo.
- Me has preguntado tantas cosas sobre Leonardo que
empiezo a sospechar que estas más interesado en él que
en mi – dije alzando una ceja.
- Bueno no creo que tengamos mucho de que hablar sobre
ti, Carolina menciono que ni siquiera habías ido a la
universidad y…- en ese momento me levante de golpe de la
mesa.
- Me voy – dije tomando mis cosas.
- ¿Dije algo malo? – dijo preocupado.
- Por supuesto que no – dije con sarcasmo.
- ¡Olivia! – me llamo desde la mesa mientras que yo
abandonaba el lugar.
Empecé a caminar lo más rápido que pude para que él no
me encontrara, entre a una tienda y fingí que compraba
algo solamente para que Harold no me encontrara, lo vi
salir del bar y ver hacia todos lados buscándome, empezó a
llamarme por mi celular, pero no contesté, después de unos
minutos fue hacia su auto y se fue del lugar.
- ¿Comprara algo? – pregunto el señor de la tienda
viéndome con una cara de pocos amigos.
Tomé unas galletas que estaban a mi lado y las pagué,
luego salí de la tienda y empecé a caminar por las calles yo
sola.
De repente sentí como unas lagrimas empezaban a salir y
las sequé rápidamente.
- ¿Enserio lloraras por ese imbécil? – dije riendo.
Seguí caminando unas cuantas calles, esperaba seguir
caminando hasta encontrar un taxi estacionado, pero
llevaba ya 3 calles caminando y no había encontrado
ninguno, seguí caminando hasta que un auto se empezó a
estacionar a mi lado.
- ¿Olivia? – dijo una voz conocida.
- Bradley – dije sonriéndole al verlo.
- ¿Qué haces aquí sola a estas horas de la noche? Ven entra
– dijo abriendo la puerta de su auto.
Realmente no quería seguir caminando, hacía mucho frio y
mis pies ya me dolían más con estos estúpidos tacones.
-Gracias – dije subiéndome a su auto.
- ¿Qué hacías a esta hora caminando sola? – dijo Bradley
mientras volvía a manejar.
- Quería cenar fuera de casa – dije frotando mis manos
para calentarlas un poco.
- Pondré la calefacción – dijo estirando su mano para poner
la calefacción, cuando estiro su mano puse ver que su
muñeca tenia unas manchas moradas como si alguien lo
hubiera golpeado.
- ¿Qué le sucedió en su mano? – pregunte preocupada.
- No es nada – dijo apartando su mano rápidamente – Cada
año voy al hospital a donar sangre y el catéter siempre me
deja un hematoma – dijo sonriendo de lado.
- No sabia que le gustaba donar sangre – dije.
- No me gusta, lo hago como una costumbre de la familia,
mamá siempre nos hacia donar sangre cuando estábamos
más jóvenes y nos decía que nuestra sangre algún día
podría salvar a otra persona – dijo encogiéndose de brazos
– Espero que en todos estos años al menos haya salvado a
una persona mi sangre.
Me pareció un poco extraño que teniendo tanto dinero esa
fuera la forma con la que quería ayudar a las personas
cuando simplemente podría hacer una gran donación a un
hospital, sin embargo, no dije nada.
-Lo siento por no haber podido asistir a la cena la ultima
vez, tuve que atender unos asuntos muy importantes – dijo
Bradley cuando ya estábamos a unas pocas calles de mi
apartamento.
- No se preocupe, su hermano pago toda la deuda – dije
sonriéndole.
- Apuesto a que se lucio en la cocina, siempre fue un gran
experto en la cocina, es un imbécil y lo odio por eso – dijo
riendo.
- Tiene unas grandes habilidades culinarias, dijo que las
aprendió de su madre – dije y él asintió.
- Cuando éramos pequeños pasaba mucho tiempo en la
cocina con mamá, se podría decir que siempre fue el
consentido de ella – dijo sonriendo de lado – Me pregunto
como reaccionará mamá cuando sepa que está interesado
en alguien.
Dijo haciendo que yo lo mirara de reojo curiosa, quería que
siguiera hablando sobre eso, pero Bradley cambio de tema
y me daba pena preguntarle, unos minutos después
llegamos a mi casa.
-Linda noche princesa – dijo Bradley guiñándome un ojo
antes de irse.
De no haber sido porque hace eso cada vez que lo veo,
pensaría que me esta coqueteando.
Capítulo 16: “El viaje”
Estaba caminando hacia el elevador para ir a la oficina y me
encontré a Carolina esperándolo, cuando ella me vio me
sonrió ampliamente, suspire profundamente y me acerque
a ella con el ceño fruncido.
- ¡Buenos días, Olivia! – dijo alegre al verme, su sonrisa se
borro al ver mi expresión seria - ¿Sucede algo malo?
- ¿Le contaste cosas personales sobre mí a Harold? –
pregunte cruzándome de brazos, en ese momento llego el
elevador y ambas entramos.
- No – dijo mirándome confundida.
- No se como lo supo, pero ahora sabe que ni siquiera fui a
la universidad – dije haciendo que ella se quedara
pensando.
- Te juro que pude haber dicho otras cosas inapropiadas,
así como cuando estábamos en el elevador con el señor
Spinter pero jamás le diría algo tan personal – dijo
mirándome preocupada - ¿Acaso dijo que yo le había
dicho? – dijo frunciendo el ceño.
- Sí – dije suspirando.
- Ya verás cuando lo vea, lo obligaré a que diga la verdad y
me creas que no le he dicho nada de eso, tampoco creo
que Gabriel le haya dicho eso, no se como sabe esa
información – dijo.
En ese momento las puertas del elevador se abrieron y
ambas salimos del elevador, estaba a punto de responderle
a Carolina cuando vi un enorme arreglo de girasoles en mi
escritorio, cubría todo mi escritorio.
-Al parecer volvió a enviarte flores ese mentiroso – dijo
Carolina seria al ver la flores.
- Es un imbécil – dije acercándome a las flores, estaba a
punto de tomarlas para llevarlas al basurero cuando me dio
curiosidad por leer la nota que había entre los girasoles.
“No pude evitar sentir un poco de celos al ver el arreglo que
había recibido el día anterior, así que me encargué
personalmente de elegir otro mucho mejor. Espero que
vuelva a recapacitar de lo que hablamos ayer porque yo no
pienso rendirme tan fácilmente – Leonardo.”
Sentí como si tuviera mariposas en el estómago, tapé mi
boca automáticamente de la impresión mientras leía la
carta.
Estuve a punto de botar las flores de Leonardo.
-Regreso después, olvide que tenia que ir al departamento
de Gabriel a traer unos documentos – dijo Carolina
haciendo un puchero.
Ella se fue y cuando estuve segura de que ya no estaba
conmigo empecé a saltar emocionada.
-No puede ser, son tan hermosas – dije admirando mis
flores – Ahora donde voy a trabajar – dije riendo al ver que
ni siquiera tenia un espacio libre porque las flores cubrían
todo el escritorio.
- Me alegra que le hayan gustado las flores – dijo la voz de
Leonardo.
Me sobresalte al escuchar su voz, me di la vuelta y lo vi
saliendo de su oficina, eran apenas las 7:30 am, él ni
siquiera suele venir a esta hora.
¡Mierda me había visto brincar de la alegría!
-Son muy lindas – dije mordiendo mi labio inferior nerviosa,
mi rostro estaba caliente porque estaba rojo de la
vergüenza – Creo que tendré que regresar a casa para
llevar las flores – dije sonriendo.
- ¿Por qué? – pregunto.
- Ni siquiera tengo espacio donde trabajar – dije riendo.
- Puede trabajar en mi escritorio – dijo mirándome con una
sonrisa coqueta.
- No creo que haga falta – dije casi tartamudeando.
- Sabia que diría eso así que por eso me encargue de
contratar a Mónica, ahora que tendrá menos trabajo podrá
empezar a pagarme el tiempo que habíamos acordado –
dijo acercándose un poco a mí.
- Pensé que se refería a mis horas de trabajo – dije.
- ¿Y desperdiciar ese tiempo solamente viéndola llenar
documentos? No digo que no se vea atractiva haciéndolo
porque podría quedarme viéndola por horas haciendo eso –
dijo mientras se acercaba lentamente – Creo que
deberíamos de tomarnos este tiempo como unas
vacaciones – dijo tomando mi mano y guiándome hasta el
elevador, rápidamente tome mi cartera en donde estaba mi
celular y mi billetera.
- ¿A dónde vamos? – dije sorprendida.
- Es una sorpresa – dijo.
- Ni siquiera llevo el IPad en donde tengo su agenda – dije y
él empezó a reírse.
- Ni siquiera necesitara eso, Mónica se encargará de todo,
los días que no estemos – dijo ante de que se cerrara el
elevador.
- ¿Los días que no estemos? ¿A dónde piensa que iremos?
¿África? – dije haciendo que él riera.
- ¿Te gusta África? Podría cambiar los planes – dijo.
Ambos salimos del elevador y llegamos al auto que nos
estaba esperando fuera de la empresa, Leonardo le dio las
ordenes al chofer que nos llevara al aeropuerto.
¿Estaba preocupada? ¡Por supuesto que sí! Ni siquiera
sabia a donde me llevaba Leonardo, aunque por como iba
vestido no creía que eligiera un destino tan extraño como
una montaña o la playa.
Leonardo miraba muy concentrado la ventanilla de su lado,
mientras él iba distraído pude apreciarlo mejor, ¿A quien
engaño? Todo lo que habían dicho Carolina y Gabriel de que
él es muy atractivo, absolutamente todo es cierto, sus
facciones muy bien marcadas y ni hablar de su espalda tan
ancha y…
-Si me sigue viendo de esa forma voy a pensar que quiere
algo más de mi – dijo Leonardo girando su rostro para
mirarme.
- Solamente pensaba a donde iremos – dije mirando hacia
otro lado.
- Si, eso mismo me digo a mi mismo cuando la miro a usted
mientras esta en su escritorio trabajando – dijo
escondiendo una sonrisa burlona.
- No pensaba en nada más – dije frunciendo el ceño.
- ¿Acaso no le enseñaron que mentir es malo? – dijo
acercándose un poco, él bajo su mirada hacia mis labios y
puedo jurar que en este mismo momento no soy nadie, ni
siquiera existo – Me encanta el color de su labial.
- Gracias, me lo compro mi exnovio – dije sonriéndole
inocente, su sonrisa se borró.
- ¿Por qué conserva cosas de su exnovio? – pregunto
frunciendo el ceño.
- ¿Por qué botaría algo que todavía sirve? – dije guiñándole
un ojo.
- Ya se que será lo primero que compraré después de que
aterricemos – dijo.
- ¿Me comprara labiales? – dije mirándolo con una sonrisa
burlona.
- Si con eso no volverá a mencionar a otro hombre sería
capaz de comprarle una tienda entera – dijo sonriendo.
- No necesita ser tan egocéntrico para sorprender a una
mujer señor Spinter – dije suspirando – Le falto mucho por
conocer de una mujer si realmente la quiere conquistar.
En ese momento su expresión cambio y se acerco a mi
para susurrarme algo al odio.
-Ese es el plan de este viaje cariño – su voz tan grave tan
cerca de mi me causo un gran escalofrío que recorrió todo
mi cuerpo – Por cierto, no quiero que me vuelva a decir
señor Spinter – dijo frunciendo el ceño.
En ese momento llegamos al aeropuerto, el chofer se
estaciono a unos metros del avión privado.
- ¿Cómo debería de llamarlo? – pregunté.
- Podríamos comenzar con Leonardo y quien sabe después
del viaje hasta me termina llamando por “mi amor” – dijo
guiñándome un ojo antes de bajar del auto.
Leonardo fue hasta mi lado para abrirme la puerta, salí del
auto y empezamos a subir al avión.
Unos pocos minutos después el avión se levantó y
empezamos nuestro viaje a quien sabe a dónde, llevaba
mucho tiempo viendo la ventanilla del avión que no me
había dado cuenta de que Leonardo me miraba fijamente.
-Si me sigue viendo de esa forma voy a pensar que quiere
algo más de mi – le dije haciendo que su sonrisa se
ampliara y se acercara un poco a mí.
- Sí – dijo.
Mi cuerpo se estremeció y él pareció notarlo porque sonrió
satisfecho.
No habíamos comido así que nos llevaron comida y quedé
tan llena que me quedé dormida por el resto del viaje. No se
cuanto tiempo había pasado cuando sentí como alguien me
movía levemente, cuando abrí los ojos me di cuenta de que
era Leonardo.
- ¿Mm? – dije abriendo mis ojos lentamente.
- Creo que deberías de ver por la ventanilla para saber
dónde estamos – dijo.
Yo miré hacia mi ventanilla y estábamos en medio del
océano, él avión iba descendiendo poco a poco hasta que
vi que nos acercábamos a una isla.
-Bienvenida a Bora Bora.
Capítulo 17: “La playa”
Cuando nos bajamos del avión realmente no podía creer
que estaba aquí, tomamos un yate que nos llevo a la isla de
Bora Bora, todo lucia tan hermoso y perfecto. Leonardo
había pedido que nos llevaran ropa diferente y nos
habíamos cambiado ambos con ropa de playa.
Era la primera vez que veía a Leonardo con otro tipo de
ropa que no fuera un traje con corbata, usaba una camisa
celeste de manga larga floja, unos pantalones blancos y
unas sandalias.
Si me hubieran dicho que estaría aquí hace unos meses
atrás jamás lo habría creído, este lugar parece haber
sacado de un sueño.
- ¡No puede ser, son delfines! – dije mirando emocionada
que a unos metros del yate estaban nadando unos delfines.
Leonardo se paro a la par mía y empezamos a admirar el
paisaje juntos. Después de unos minutos llegamos a la isla
en donde nos guiaron a nuestras habitaciones, Leonardo
había pedido una habitación diferente para ambos, el hotel
en donde nos hospedaríamos estaba sobre el agua, cuando
entrabamos a una habitación el suelo era de cristal y se
podía ver el agua debajo de nosotros.
Casi inmediatamente cuando llegamos a nuestras
habitaciones me cambié de atuendo y me puse un traje de
baño de una pieza blanco que parecía hecho de encaje y
otro conjunto que se ponía para cubrirte un poco más.
Llegamos a unas sillas de playa que estaban debajo de
unas palmeras, Leonardo se quitó su camisa quedando
solamente en calzoneta aparte mi vista rápidamente de él
para que no me viera que lo estaba viendo. Cuando él
estaba distraído lo mire y casi me da un infarto allí mismo,
si me imaginaba que tuviera un buen cuerpo, pero jamás
me imagine verlo de cerca y menos aun con mis propios
ojos.
Probablemente Gabriel moriría si lo ve así.
- ¿Me ayudas con la espalda? – dijo Leonardo todavía
aplicándose el bloqueador solar.
- Si – dije tomando el bloqueador.
Empecé a poner toda la crema en su espalda y podría jurar
que estos eran los segundos más gloriosos en mi vida,
sentir cada uno de sus músculos de la espalda era algo
inexplicablemente fascinante.
Cuando terminé de ponerle el bloqueador seguí
poniéndome en los brazos, él se paro tomo el bote mis
manos, se puso un poco en las manos y empezó a aplicar
en mi espalda alta que era la única parte descubierta.
-Espero que sepa nadar porque no pienso arriesgar mi vida
por usted – dije caminando hacia la orilla del mar.
- Tome clases de natación desde los 12 años, podría hasta
salvarla a usted de ser necesario – dijo caminando a mi
lado.
- Me alegra saber que uno de los dos si sepa nada – dije
mientras me seguía metiéndome en lo más profundo del
mar.
- Olivia ¿Enserio no sabes nadar? – dijo tomándome del
brazo para detenerme.
- ¿Enserio crees que no se nadar? – dije tirándome de
espalda al agua mientras empezaba a nadar.
Empecé a empujar juguetonamente a Leonardo cuando ola
se acercaba para que él se cayera.
-No creo que quieras volver a hacer eso una vez más – dijo
mirándome con una mirada amenazante.
- ¿Esto? – dije empujándolo cuando se acercó una nueva
ola.
De un movimiento rápido Leonardo me cargo en sus brazos
y me tiro lo más alto que pudo, cuando logre volver a la
superficie él se estaba riendo de mí.
- ¡Eso no es justo! ¡Ni siquiera te podría levantar a ti! – dije
frunciendo el ceño.
- Lastima – dijo riendo.
En ese momento empecé a nadar hacia él y cuando estuve
lo suficiente cerca me subí en su espalda y empecé a tratar
de sumergirlo.
-Si sabes que te podría sumergir de nuevo – dijo Leonardo
riendo de mis pobres intentos por sumergirlo a él.
- ¿Qué dices? – dije pasando mi brazo alrededor de su
cuello.
- ¿Acaso piensas asesinarme? – dijo cuando empezó a
sentir la presión en su cuello.
- No hasta que…- fui interrumpida por una ola que nos
empujo a ambos.
Me levanté lo más rápido que pude y empecé a ver todos
lados y empecé a reírme a carcajadas cuando vi que
Leonardo había sido empujado hasta la orilla de la arena.
Empecé a acercarme a él para ayudarlo mientras seguía
riendo a carcajadas.
-Te dije que lograría sumergirte – dije riendo.
En ese momento él me jalo del brazo haciendo que quedara
encima de él, nuestros rostros se encontraban a pocos
centímetros de distancia, él me sonrió y se empezó a
acercar a mis labios hasta que otra ola nos empujó, esta
vez ambos empezamos a reírnos.
Leonardo y yo empezamos a caminar por la orilla de la
arena para encontrar un lugar en donde las olas no fueran
tan violentas, después de unos minutos caminando y
hablando encontramos un lugar en donde las olas no eran
tan violentas, estábamos a punto de entrar al mar cuando a
unos pocos metros de mi paso un anciano totalmente
desnudo.
Abrí los ojos muy sorprendida, miré a Leonardo quien se
veía igual de sorprendido que yo.
-Dime que no he sido la única que vio eso – dije mirándolo
a él para no seguir viendo al anciano desnudo.
- Yo también lo vi – dijo escondiendo una sonrisa.
Cuando miré mejor, vi a mas personas desnudas dentro del
mar y otras acostadas en las sillas de playas.
-Creo que es una playa nudista – dije sorprendida.
- ¿deberíamos de seguir su ejemplo? – dijo mirándome con
una sonrisa pícara.
Yo lo golpee levemente en su hombro y él empezó a reírse,
empezamos a caminar de regreso a la parte de la playa en
donde estábamos en donde las personas si estaban
usando ropa para bañarse.
En la noche fuimos a uno de los restaurantes que había en
la isla, cuando terminamos de comer empezamos a
caminar por la playa, mientras hablábamos vimos un lugar
en donde había algunas personas bailando y se escuchaba
música.
Cuando llegamos me di cuenta de que había personas
cantando en vivo. En el momento que llegamos empezó a
sonar “Como la flor”
- ¡Vamos! – dije jalando del brazo a Leonardo.
Literalmente empuje a Leonardo hacia la pista de baile para
que ambos empezáramos a bailar.
-Yo sé que tienes un nuevo amor, sin embargo, te deseo lo
mejor – empecé a cantar mientras yo bailaba.
Empecé a reír cuando vi que Leonardo ni siquiera sabia
bailar, lo tomé de ambas manos y lo empecé a guiar para
que bailáramos juntos.
- Como la flor, con tanto amor, me diste tú, se marchitó, me
marcho hoy yo sé perder. Pero, ah-ah-ay, cómo me duele –
empecé a cantar con tanto sentimiento Leonardo solo reía
mientras negaba con la cabeza.
Después de esa canción siguieron tocando más canciones
de Selena que también me podía, después de dos
canciones Leonardo ya había agarrado los pasos de baile,
seguimos bailando casi toda la noche hasta que ambos
quedamos totalmente exhaustos.
- No sabía que te gustaba bailar – dijo Leonardo.
- No me gusta – dije sonriendo y él me miro sorprendido –
Solo quería verte bailar ese tipo de música – dije riendo,
haciendo que él me fulminara con la mirada al ver su
expresión empecé a reír más – Quien diría que el CEO de
Spinter Enterprises aprendió a bailar en medio de unas
vacaciones – dije haciendo que él empezara a reír negando
con la cabeza.
- Creo que te patee al menos unas 10 veces – dijo Leonardo
riendo.
- Si, creo que mañana ni siquiera voy a poder levantarme -
dije riendo.
- Yo podría cargarte todo el día de ser posible para que
salgas – dijo.
- Me duelen los pies así que podrías hacerlo ahora – dije
haciendo un puchero.
Leonardo era demasiado alto para que me lograra subir así
que se acurruco en el suelo y así pude subirme en su
espalda, todo el camino de regreso a nuestras habitaciones
seguíamos tarareando las canciones que habíamos bailado
toda la noche.
-Ten una linda noche – dije dándole un beso en la mejilla
antes de bajarme de su espalda.
Entre a mi habitación y me cambié de ropa para dormir.
Capítulo 18: “Joyce”
Leonardo había llegado muy sospechoso esta mañana a mi
cuarto, me dijo que me vistiera y que lo acompañara porque
tenia una sorpresa para mí, desde que dijo la palabra
“Sorpresa” mi mente ha estado divagando, tratando de
averiguar cuál es la sorpresa.
Él caminaba a mi lado con una sonrisa burlona, creo que
sabía perfectamente que me estaba muriendo de las ganas
por saber cual era la sorpresa, le había preguntado antes
pero solo negó con la cabeza y me dijo que tenia que verlo
con mis propios ojos.
- ¿Recuerdas los delfines que vimos en el yate? – preguntó
Leonardo haciendo que mis ojos se iluminaran de la
emoción, él sonrió.
- Sí – dije.
- Ahora podremos nadar con ellos – dijo señalando hacia
una dirección.
Mire hacia donde él estaba señalando y vi que había unas
personas nadando y jugando con algunos delfines que
había en una parte de la playa que estaba apartada para
que no entrara otro animal que le pudiera hacer daño a los
delfines.
Ambos nos acercamos y esperamos a que nos dieran unos
salvavidas después de eso nos metimos al agua y casi
inmediatamente dos delfines se acercaron a mi y
empezaron a poner sus cabezas en mis manos como para
que yo los acariciara.
Leonardo quien también estaba un poco emocionado
espero a que uno de los delfines se acercara a él pero
ninguno de ellos lo hizo.
-Ni siquiera se acercan a mi – dijo frunciendo el ceño.
- No te gustan las personas amargadas, verdad que no
pequeño Timmy – dije hablándole como niño pequeño al
delfín – Ven – le dije a Leonardo para que se acercara y
tocara a ambos delfines que me rodeaban.
Él se empezó a acercar para acariciar a uno, nos habían
dicho que si recargábamos un poco nuestro cuerpo sobre
ellos nos podrían llevar flotando, hice eso y
automáticamente el delfín empezó a nadar conmigo
encima de él.
Volteé a ver a Leonardo para ver si había logrado que el
delfín lo dejara tocar cuando vi que el delfín lo empezó a
salpicar repetidas veces con el agua mientras el movía su
cola.
Yo me empecé a reír a carcajadas, algunos de los
entrenadores de los delfines se rieron disimuladamente.
-Ni siquiera un delfín me quiere – dijo Leonardo quitándose
las gotas de agua del rostro.
Después de haber nadado con los delfines por casi una
hora salimos de la playa y pensábamos relajarnos un poco
debajo de las sillas de playa. De repente cuando estábamos
a punto de llegar una niña salió corriendo hacia Leonardo y
lo tomo de la pierna.
- ¡Papi! – dijo la niña emocionada.
Leonardo abrió los ojos muy sorprendido y luego me miro a
mí.
-Creo que te has equivocado – dijo Leonardo viendo a la
niña.
La niña levanto su mirada para ver a Leonardo y se
sorprendió al ver que no era la persona que buscaba.
-Perdón, pensé que usted era mi papi – dijo la niña un poco
triste.
- ¿Estas perdida? – pregunte acurrucándome para estar a
su altura, ella asintió.
- Salí corriendo para recoger conchitas en la orilla de la
playa y luego no los vi – dijo la niña mientras podía notar
como sus ojos se empezaban a cristalizar.
- No te preocupes, encontraremos a tus papás – dijo
Leonardo acurrucándose para estar a su altura.
- ¿Lo prometen? – dijo secándose algunas lágrimas que
habían salido de aquellos ojos color esmeralda.
- ¿Recuerdas a donde viste a tus papás por ultima vez? – le
pregunte a la niña y ella negó con la cabeza.
- ¿Hace cuanto que no ves a tus papás? – pregunto
Leonardo un poco preocupado.
- Creo que desde la mañana y tengo mucha hambre – dijo
la niña haciendo un puchero.
- ¿Qué te parece si vamos a un restaurante para que comas
y tal vez encontramos allí a tus papis? – dije sonriéndole a
la niña y ella asintió rápidamente emocionada.
La niña inmediatamente nos tomo a Leonardo y a mi de la
mano ambos nos miramos sorprendidos, pero empezamos
a caminar juntos al restaurante mas grande de la isla tal
vez sus papás estaban allí.
Cuando llegamos al restaurante ordenamos comida para
los tres, me levante para preguntarles a las personas si ella
era su hija, pero todos se negaron.
- ¿Cómo te llamas? – le pregunte a la niña mientras ella
seguía comiendo muy entusiasmada.
- Mi nombre es Joyce – dijo después de haber tragado su
bocado de comida.
- Que lindo nombre – dije sonriéndole.
- Ese era el nombre de mi abuela – dijo sonriéndonos.
Mientras Joyce seguía muy centrada en su comida miré a
Leonardo para preguntarle qué haríamos con la niña, él
tenia su mandíbula recargada en sus manos y miraba a la
niña muy concentrado.
- ¿Qué haremos con ella? – le dije en voz baja a Leonardo.
- Le diremos a alguien de seguridad sobre la niña, aunque
realmente no me gustaría a la niña sola con un vigilante –
dijo y yo asentí.
- Yo tampoco quisiera dejarla sola – dije.
Después de que todos comiéramos fuimos a una estación
de vigilantes para decirles sobre la niña que encontramos
perdida, los vigilantes nos dijeron que la reportarían a todas
las estaciones y que se comunicarían con nosotros cuando
los padres llegaran a buscarla.
-No te preocupes, encontraremos a tus papis – dije
sonriéndole a la niña.
- ¡Gracias! – dijo corriendo a abrazarme – Ustedes son los
mejores padres adoptivos que pude haber encontrado –
dijo mirándonos con una gran sonrisa que dejaba a la vista
los dientes que le hacían falta.
- ¿Crees que seriamos unos buenos padres? – dijo
Leonardo mirándola con una gran sonrisa.
- ¡Por supuesto que sí! Usted es igual a mi papi, siempre
trata con mucho a amor a mi mami – le dijo la pequeña
niña a Leonardo quien se rio.
- Hasta ella cree que haríamos una buena pareja – dijo
Leonardo guiñándome un ojo.
Esperamos al menos una hora cuando apareció una pareja
muy angustiada, cuando vieron a la pequeña niña
empezaron a llorar de la felicidad al verla.
- Mi amor no vuelvas a asustarnos de esa forma – dijo la
mamá besándola.
- Mi amor estábamos muy preocupados por ti – dijo el papá
cargando a la niña para besarla.
- Muchas gracias, no saben lo agradecidos que estamos
con ustedes – dijo la mujer dirigiéndose a nosotros.
- Por favor déjennos recompensarlos – dijo el papá bajando
a la niña mientras sacaba su billetera.
- ¡Oh no! No hace falta – dijimos al unísono Leonardo y yo.
- No saben lo agradecidos que estamos, Joyce estaba con
nosotros mientras estábamos tomando un descanso en las
sillas de playa cuando de repente ella desapareció, la
habíamos estado buscado por horas – dijo la mamá.
- ¿Cómo encontraron a nuestra pequeña? – dijo el papá
viéndonos muy agradecido.
- Caminábamos por la orilla de la playa cuando ella corrió
hacia nosotros, creo que nos confundió con ustedes – dijo
Leonardo.
- Por suerte no llego a la parte de la playa nudista – dijo la
mamá haciendo que todos riéramos.
- ¿Qué es nudista? – pregunto la inocente niña.
Los papás se miraron un poco incomodos hasta que el
padre decidió hablar.
-Son personas libre que hacen lo que quieren – dijo el papá.
- ¡Quiero ser nudista! – dijo la niña emocionada, en ese
momento Leonardo y yo aguantamos las ganas para no
estallar en carcajadas.
Los padres de Joyce se sonrojaron tanto que parecían
tomates.
-Preferiría que siguieras siendo mi princesa – dijo el papá
dándole un beso en la frente.
- Hoy es el cumpleaños de Joyce y venimos hasta aquí para
celebrar su cumpleaños y porque ama los delfines, ¿Les
gustaría venir a su fiesta? – dijo la madre sonriéndonos.
- ¡Leonardo y Olivia digan que si por favor! – dijo la niña
haciendo un puchero.
Joyce nos miraba suplicante y ambos no pudimos
resistirnos a su mirada de ternura, fuimos a la fiesta de
Olivia la cual tenía una temática de una princesa de Disney
llamada Moana, al parecer Joyce amaba mucho esa
princesa.
Mientras Joyce corría con sus amigos jugando por toda la
fiesta, los padres de ella se acercaron a nosotros para
hablar.
-No pude resistir la tentación, pero realmente tengo que
decirles que hacen una linda pareja ¿Cuánto tiempo llevan
casados? – dijo la mamá de Joyce haciendo que yo casi
me ahogara con mi bebida.
- Ya casi tenemos un año juntos – dijo Leonardo
rápidamente, yo lo miré sorprendida.
- Todavía recuerdo nuestros primeros meses como
casados, soy maestro de una orquesta de música clásica y
actual, ella no soportaba escucharme tocar el piano casi 10
veces al día – dijo el esposo haciendo que todos
empezáramos a reírnos.
- ¿Hace recitales de música? – pregunto Leonardo muy
interesado.
- Sí, el mes anterior hicimos una gira por Los Ángeles,
después iremos a Florida y por último a Nueva york – dijo
haciendo que lo mirara sorprendida.
- Ella ama los recitales de música – dijo Leonardo, el papá
de Joyce me miro sorprendido.
- ¡Vaya que coincidencia! Sería un gran placer que nos
visitaran en algunos de nuestros recitales – dijo.
- Tenga por seguro que iremos a los de nueva york – dijo
Leonardo tomando mi mano.
Miré a Leonardo quien me miro al mismo tiempo y me
sonrió tiernamente.
-Se ven tan lindos juntos, realmente hacen una linda pareja
– dijo la mamá de Joyce.
- Lo sé – dijo Leonardo mirándome con su sonrisa tierna
que hacía que mi corazón se acelerara.
Capítulo 19: “La fiesta”

La fiesta de Joyce había sido muy linda, era una fiesta muy
íntima ya que solamente habían sido invitados dos de sus
tíos, su abuelita y nosotros que fuimos invitados sorpresa.
Como ultima instancia Leonardo y yo le compramos un
enorme oso que encontramos en la tienda de souvenirs y
Joyce lo recibió muy alegre y emocionada.
-No vuelvas a alejarte de tus papás y pórtate bien siempre –
dije acurrucándome para despedirme de Joyce.
- ¡Gracias por todo Olivia! – me dijo abrazándome.
- Espero que hayas tenido un lindo cumpleaños y te
deseamos que cumplas muchos más – dijo Leonardo
acurrucado igual que yo.
Después de habernos despedido nos fuimos de la fiesta, ya
era de noche, había bastante brisa lo hacia que fuera una
noche muy tranquila.
-Que niña más linda – dije mientras caminábamos hacia
nuestras habitaciones.
- Ojalá hubiera sido yo así de lindo y amigable como ella –
dijo Leonardo riendo.
- ¿Por qué? – pregunte.
- Era muy tímido, no me gustaba hablar con las personas
mayores – dijo encogiéndose de hombros.
- Pero mira la ironía de la vida, ahora eres una persona muy
admirada por otras personas en el ámbito de los negocios
– dije sonriéndole.
- Supongo que sí, aunque también soy odiado por el mismo
motivo – dijo riendo, negando con la cabeza.
- Supongo que también quieren ser conocidos como el
diablo de nueva york – dije riendo, pero en el mismo
momento deje de reír y me tape la boca.
Mierda, eso no se supone que debía decirle.
- ¿Qué? – dijo Leonardo riendo.
- Nada – dije abriendo los ojos muy sorprendida.
- No, ahora dime que fue lo que dijiste – dijo mientras me
empezaba a seguir.
- No – dije mientras empezaba a correr.
Él empezó a correr detrás de mí, a los pocos segundos ya
me había alcanzado y me tomo de la cintura antes de
levantarme por los aires para girarme y quedar frente a él.
-Lo siento, no debí haber dicho eso – dije riendo.
Leonardo me seguía sosteniendo de la cintura mientras se
reía por mi nerviosismo, él me empezó a mirar fijamente
cuando dejo de reír, el viento hacia que algunos de mis
cabellos chocaran con mi rostro, él tomo uno de mis
cabellos y lo deslizo detrás de mi oreja. En ese momento
tomo mi rostro con ambas manos y se empezó a acercar a
mi hasta que nuestros labios se besaron.
Por un momento el tiempo pareció detenerse, solo nuestros
dos cuerpos siguiendo el ritmo de nuestros labios, mi
corazón se estaba acelerando y no sabía que haría si
seguía latiendo de esa forma, Leonardo se separó de mí,
cuando abrí mis ojos después de nuestro beso él me
miraba con una sonrisa muy tierna.
Seguimos caminando en un completo silencio, de camino a
nuestras habitaciones a lo lejos del mar se veía como caían
algunos relámpagos tal vez llovería esta noche. Cuando
llegamos a nuestras respectivas habitaciones, ambos nos
detuvimos y nos miramos, no encontraba la forma de
despedirme para desearle una linda noche.
ADVERTENCIA: Escenas explicitas, si sigues leyendo lees
bajo tu propia discreción.
-Pase una linda noche – fue lo único que se me ocurrió
decir.
Me di la vuelta para entrar a mi habitación, pero él tomo mi
mano, yo me giré para verlo, nos miramos directamente a
los ojos por unos segundos cuando esta vez decidí yo
tomar el primer paso y acercarme a él para besarlo.
Leonardo me tomo de la cintura mientras ambos nos
besábamos, él abrió la puerta de mi habitación y ambos
entramos en ella. Mientras nos seguíamos besando él me
guio hasta la cama, yo me acosté en ella y él se puso
encima de mí.
Sus besos lentamente empezaron a bajar a mi cuello
mientras acariciaba mi vientre con su mano, él se levanto
un poco y se quito la camisa, me tomé unos segundos para
admirar su pecho muy bien tonificado y luego puse mis dos
manos alrededor de cuello para acércalo a mi y seguirlo
besarlo.
A lo lejos podía escuchar los truenos, lo único que nos
iluminaba a Leonardo y a mi era la luz de los relámpagos
que se veían a través de la ventana.
Empezó a pasar su mano sobre mi blusa hasta llegar a mis
senos, él empezó a levantar lentamente mi blusa y mientras
me besaba desde el vientre, al llegar a mis pechos lo ayude
para deshacerme de mi blusa. Al mirarme solamente con
sostén sonrió y empezó a acariciar mis pechos por encima
del sostén, después de un movimiento rápido se deshizo de
él dejando mis pechos a toda su disposición, se acerco a
ellos y empezó a succionar uno de ellos haciendo que
gimiera.
-Puedes gritar todo lo que quieras, porque nadie nos
escuchara – dijo antes de morder levemente la punta de
mis senos haciendo que gimiera más.
Mientras jugaba con mis senos una de sus manos empezó
a bajar lentamente hasta mis bragas y empezó a tocarme
por encima de ellas.
En pocos minutos pude sentirme como mis bragas se
empezaban a poner húmeda, Leonardo al notar eso se
detuvo y me sonrió coqueto.
- ¿Quieres que siga? – dijo sonriéndome.
- Si – dije haciendo que él me quitara toda la ropa
quedando completamente desnuda.
Él se tomo unos segundos antes de subirse encima de mi y
volviera a besarme en los labios, mientras lo hacía empezó
a hacer un juego con sus dedos sobre mis partes íntima.
Empezó a deslizar su lengua lentamente hasta llegar a mis
muslos, tomo ambas piernas y empezó a besar cerca de mi
parte más sensible, se empezó a acercar cada vez más
pero lentamente haciendo que yo no pudiera aguantar las
ganas de gemir, cuando sentí que su lengua llego a la parte
más sensible de mi cuerpo salió un gran gemido de mis
labios. Él empezó a mover su lengua cada vez más
rápidamente haciendo que llegara a mi máximo clímax, él
sonrió al darse cuenta de que realmente estaba disfrutando
esto.
Se alejo un poco de mi para quitarse los pantalones y
quedar completamente desnudo al igual que yo, empezó a
rozar nuestros genitales, mientras que yo ni siquiera era
capaz de poder respirar normalmente, sentía la respiración
entrecortada.
-Hazlo ya – dije desesperada.
En ese momento él entro de golpe en mí y ambos gemimos
al mismo tiempo, empezó a moverse lentamente y poco a
poco fue aumentando la velocidad.
-Sigue, no te detengas – dije con la voz entrecortada.
Él siguió moviéndose salvajemente dentro de mi mientras
seguía jugando con uno de mis pechos, cuando estábamos
a punto de llegar a nuestro clímax acelero más la velocidad
de sus movimientos haciendo que yo empezara a gemir
más. Cuando al fin habíamos logrado obtener nuestra
máxima satisfacción salió de mí y empezó a besar mi
vientre.
Lo tome del cuello y lo acerque a mí, de un movimiento
rápido me gire para quedar encima de él.
-Es mi turno de jugar – dije haciendo que él me mirara con
una gran sonrisa.
Empecé a jugar con mi lengua con su punto mas sensible y
él empezó a bufar mientras apretaba la almohada, empecé
a acelerar la velocidad de los movimientos con mi boca
haciendo que él me tomara del cabello y lo jalara
levemente, sonreí al saber que lo estaba excitando hasta
sus límites, pocos minutos después él llego a su clímax.
En ese momento me volví a poner encima de él y cuando lo
sentí dentro de mi empecé a moverme lentamente
haciendo que él cerrara sus ojos y disfrutara de mis
movimientos.
-Muévete más – dijo con la voz muy ronca.
Su voz ronca me excitaba así que empecé a acelerar mis
movimientos, él me tomo de los glúteos para ayudarme a
moverme más rápidos, ambos empezamos a gemir mucho
cuando estábamos sintiendo que estábamos llegando a
nuestro clímax.
-No te detengas – dijo y yo me empecé a mover más
salvajemente.
Ambos soltamos un gran gemido cuando habíamos llegado
a nuestro clímax, iba a seguir con mis movimientos lentos
cuanto el me giro y se puso encima de mí. Estando todavía
dentro de mi separo más mis piernas para tener mayor
acceso a mí y empezó a embestirme más salvajemente,
con cada embestida yo soltaba un gemido más fuerte.
-Leonardo – dije con la voz muy entrecortada.
- Sigue diciendo mi nombre – dijo mientras seguía con sus
embestidas.
Yo rodee su cuerpo con mis piernas haciendo que yo
sintiera mayor satisfacción, Leonardo y yo llegamos a un
ultimo clímax y ambos empezamos a respirar con
dificultad.
Se acostó a mi lado cuando todavía seguía dentro de mí y
empezó a jugar de nuevo con mis pechos, realmente le
gustaba hacer eso.
Empecé a acariciar su pecho o mas bien admirar su muy
bien tonificado pecho, cuando al fin salió de mí, puse mi
cabeza encima de su pecho y nos quedamos así hasta que
ambos nos quedamos completamente dormidos.
Capítulo 20: “De regreso a la realidad”
Al día siguiente cuando me desperté me encontraba sobre
el pecho de Leonardo, él seguía durmiendo muy
tranquilamente.
¿Cómo se puede ser tan malditamente atractivo todavía
durmiendo?
Me acomode para poder verlo mejor, acomode algunos de
sus cabellos rebeldes y puse mi barbilla sobre su pecho
para seguirlo viendo.
- ¿Por qué me miras tanto? – dijo la voz ronca de Leonardo.
- ¿Acaso no puedo hacerlo? – dije.
Él abrió sus ojos azules y me miro, me dedico una media
sonrisa y me dio un beso en la frente, él me abrazo y nos
quedamos así durmiendo unos minutos más.
-Tenemos que levantarnos, el avión vendrá por nosotros a
la 1:00 pm – dijo Leonardo todavía abrazándome.
- No me quiero levantar, estoy bien así – dije, él empezó a
reír con su voz ronca.
- Yo tampoco me quiero levantar – dijo detrás de mí.
Vi la hora del reloj que estaba sobre la mesa de noche y
eran las 11:00 am.
-Tendremos que levantarnos ya, son las 11:00 am – dije
haciendo que él gruñera y me abrazara más.
- Iré a tomar una ducha – dije levantándome, él me dejo ir y
camine hasta la ducha.
Encendí la regadera y entre en ella, dejé que el agua mojara
todo mi cuerpo, estaba a punto de poner el Shampoo sobre
mi cuerpo cuando sentí unas manos detrás de mí.
- ¿Te ayudo? – dijo tomando el bote de shampoo.
Leonardo empezó a masajear mi cabello hasta que se
hiciera una gran espuma sobre mi cabello, tome el
shampoo, tome el jabón y lo empecé a pasar por todo su
cuerpo mientras él seguía masajeando mi cabello, cada vez
que tocaba su abdomen sentía como si estaba en el
mismísimo cielo.
Ambos empezamos a besarnos bajo la regadera y cuando
nuestros cuerpos se deshicieron de toda la espuma del
jabón. Leonardo me levanto y yo rodee toda su cadera con
mis piernas, ambos nos seguimos besando, salimos de la
ducha y repetimos todas las cosas que hicimos la noche
anterior.
***
Después de unas horas llegamos al avión privado, cuando
el avión ya estaba por los aires y no había nadie cerca de
nosotros empecé a provocar a Leonardo, me puse encima
de él y en menos de diez minutos ya nos encontrábamos de
nuevo repitiendo todo lo que hicimos la noche anterior.
Cuando las cosas se empezaron a poner más salvajes
Leonardo se levantó, cerro con llave la puerta para que
nadie entrara en donde nosotros estábamos y empezamos
a divertirnos una vez más.
Después de unas horas de viaje llegamos a nueva york, el
chofer de Leonardo me paso dejando a mi casa. Cuando
estuve en mi apartamento me tiré en la cama y mi mente
empezó a golpearme con todos los flashbacks de la noche
anterior.
Encendí mi computadora y empecé a revisar el correo del
trabajo para revisar si Mónica había tenido algún problema
o se había comunicado conmigo.
Había recibido unos correos de ella, pero diciéndome que
todo estaba bien y que ya tenia los documentos que
Leonardo le había pedido, abrí los archivos que ella me
había enviado para revisar que todo estuviera en orden,
suspiré aliviada al ver que había hecho su trabajo a la
perfección y no había ningún error.
Encendí mi celular por primera vez desde que nos
habíamos ido de viaje con Leonardo, toda mi alegría se
borró cuando vi que tenía muchas llamadas perdidas de mi
mamá, tenía al menos 50 llamadas perdidas de ella.
La llame inmediatamente pero no contesto, la llame por
segunda vez y ella atendió la llamada.
- ¿Qué sucede mamá? ¿Sucedió algo malo? – pregunte
asustada al escucharla sollozar.
- Es tu hermano, ha regresado – dijo ella.
- ¿Y qué sucede? ¿Acaso quiere sacarlos de la casa que yo
misma estoy pagando? – dije mientras sentía como me
invadía la rabia.
- No, está gravemente herido en el hospital – me dijo
preocupada.
Abrí los ojos de la sorpresa, no sabia que algo tan malo le
pudo haber pasado a mi hermano.
- ¿Qué le sucedió? – pregunte preocupada, mi mamá
empezó a sollozar más y ni siquiera logre entender que fue
lo que dijo cuando escuche la voz de mi padre para luego
arrebatarle el celular de sus manos.
- Más te vale que estés aquí lo antes posible – me dijo la
voz fría de mi padre a través del celular.
- No se si pueda salir ahora mismo, estoy muy lejos, pero
haré todo lo posible por…- mi papá me interrumpió.
- ¡¿Acaso no escuchaste que tu hermano se esta
muriendo?! – me grito desde el celular haciendo que yo me
quedara sin palabras – Tenemos que pagar los gastos de
hospital de tu hermano y a mi ni siquiera me quieren
contratar por mi edad y tu madre está muy enferma, así que
es tu obligación pagar todo esto.
Ni siquiera fui capaz de responderle algo, solamente colgué
su llamada, agarré mi cabello con frustración.
- ¿Por qué siempre tienes que venir a arruinarlo todo Iván?
– dije mientras empezaba a tirar todas las cosas que había
en mi habitación.
Trate de comunicarme con Leonardo para decirle que no
podría llegar a la empresa, pero no me contestó, le escribí
un correo a Carolina para que le informara a él de mi
ausencia en la empresa, empecé a buscar boletos de avión
para regresar a Nashville y para mi suerte encontré uno que
salía mañana a las 9:00 am, empaque mis cosas en una
maleta y me acosté esperando a que fuera el día siguiente.
Ni siquiera podía cerrar los ojos sabía que una vez que
regresara a Nashville mi padre no me dejaría ir tan fácil.
¿Cómo mi vida podía cambiar tanto en cuestión de horas?
Hace unas horas era la mujer más feliz del mundo, en los
brazos de Leonardo por primera vez sentí como si nada me
faltara me sentí tan completa. Pero luego tuvo que
aparecer el estúpido de mi hermano mayor a arruinar las
cosas como siempre.
Me tape la boca para ahogar mis gritos de rabia.
Entre llanto y enojo poco a poco me fui quedando
completamente dormida.
Al día siguiente tome un taxi que me llevaría al aeropuerto,
me tomo una hora de viaje llegar al aeropuerto debido al
trafico que siempre hay en nueva york. Cuando estaba
esperando a que llamaran a los pasajeros de mi vuelo recibí
una llamada de Leonardo.
- Perdón no pude contestar ayer porque tuve que leer unos
contratos, ¿Sucede algo? – pregunto.
- Si, surgieron algunos problemas familiares y no podre
estar en la empresa y no se cuánto tiempo – dije mientras
mordía mi labio inferior.
A pesar de todo Leonardo seguía siendo mi jefe y mi
ausencia lo podía hacer enfadar.
-Lo siento mucho por no haber contestado antes, puedo
hacer que te lleven a Nashville en mi avión privado.
- No hace falta, ya estoy en el aeropuerto esperando mi
avión.
- ¿Quieres que te acompañe? – pregunto.
No dejaría que él conociera a mi familia que no tiene
ninguna etiqueta de perfecta como la suya.
-No hace falta, igual no creo que me este mucho tiempo allí
– dije.
- Si necesitas cualquier cosa por favor solo dímelo – me
dijo.
- Gracias Leonardo.
Después de terminar la llamada esperé unos 30 minutos
más cuando nos empezaron a llamar a los pasajeros de
ese vuelo, tomé el avión y ahora solo tenia que esperar
unas horas de viaje para llegar de nuevo a mi viejo hogar.
Unas horas después llegué al aeropuerto de Nashville, tomé
un taxi que me llevo a la casa que estaba pagando para mis
padres, toque la puerta y me abrió mi madre, cuando ella
me vio las lagrimas empezaron a deslizarse por sus
mejillas.
-Hija estas aquí – dijo mi madre muy feliz.
- Solo vine a dejar mis cosas para ir al hospital y ver a…- mis
palabras quedaron en el aire cuando vi a Iván aparecer
detrás de mi madre.
- Hola hermanita – dijo Iván.
Miré a Iván quien tenia bastantes hematomas en todo su
rostro, tenia un collarín y un yeso en su brazo.
- ¿Qué te sucedió? – dije acercándome a él muy
preocupada.
- Unos locos delincuentes le robaron y lo golpearon – dijo
mi padre.
- ¿No los has denunciado? – dije preocupada.
- No, ni siquiera vi sus caras porque me dejaron
inconsciente en el suelo – dijo Iván – Me robaron todo el
dinero de papá.
- No te preocupes por el dinero hijo, lo bueno es que estas
aquí con nosotros – dijo mi mamá.
- Me dijeron que él estaba en el hospital y que debíamos a
pagar la deuda hospitalaria – dije.
- Así era, pero Erick decidió pagar la deuda ¿Acaso no es
muy lindo de su parte? – dijo mi mamá sonriéndome.
- Ni siquiera se como tuviste el valor de dejarlo plantado, él
era el indicado para ti – me dijo mi padre.
- ¿Cuánto pago por los gastos de hospital? – dije seria.
- ¿Qué? ¿Acaso crees que podrás pagar tu sola? – dijo mi
papá riendo.
- Eso espero, no quiero que él piense que yo le debo algún
favor y después se les ocurra hacer otros estúpidos planes
de boda…- ni siquiera pude terminar cuando mi padre me
dio una bofetada en el rostro.
- Eres tan estúpida hija mía, ¿Cómo puedes ser capaz de
hablar así de él cuando él solo tiene buenas intenciones
contigo? – dijo mi padre.
- No te volveré a permitir que me vuelvas a poner una mano
encima – dije mirando a mi padre muy enfadada.
Mi papá estaba a punto de decir algo cuando pasé de largo
y subí a la segunda planta, entre a la única habitación que
encontré vacía y entre a esta cerrándola de un gran
portazo.
Capítulo 21: “Una vieja amiga”
Cuando desperté vi que todo estaba muy oscuro, miré la
hora eran las 5:00 am, me cambié de ropa y me puse ropa
deportiva y salí a correr para ejercitarme, cuando todavía
vivía en Nashville siempre salía todas las mañanas a correr
para despejar un poco mi mente. Sin darme cuenta empecé
a recorrer todas las calles que recorría cuando era pequeña
para ir a la escuela, recuerdo que en esta esquina que voy
pasando mi padre solía comprarme un helado todas las
tardes después de mis clases.
Ni siquiera se cuando inició aquella rivalidad con mi
hermano para demostrarle que yo era mejor que él, lo único
que recuerdo que cuando éramos pequeños éramos tan
felices.
Las horas pasaron y el sol empezaba a salir, estaba un
poco cansada de tanto trotar así que solamente seguí
caminando, podía ver como algunos niños eran
acompañados por sus padres para ir a sus escuelas o
esperar el autobús, sonreí al recordar todos esos
momentos.
- ¿Olivia? – dijo una voz femenina detrás de mí. Me di la
vuelta para encontrar a la dueña de esa voz, sonreí un poco
al verla.
- Hola Jessica – le dije a la mujer que estaba frente a mi y
que empujaba un coche para bebés.
- Pensé que te habías ido – me dijo sorprendida.
- Así fue hasta hoy, tuve que regresar – dije.
Jessica y yo solíamos ser grandes amigas, nos conocimos
a los 7 años en la escuela y estudiamos juntas hasta el
ultimo año en que nos graduamos. El problema con ella
inició cuando en nuestro último año a mi me gustaba un
chico llamado Ángel, ella lo sabía perfectamente, los
últimos días de clases me di cuenta de que ambos me
engañaron y de hecho Jessica hasta quedo embarazada a
los 18 años antes de graduarnos.
Cuando me di cuenta de todo ella intentó disculparse
conmigo, pero jamás la escuche y solamente me aleje de
su vida, poco después empezaron los problemas en mi
familia, mi padre me reprocho lo que había sucedido con
Jessica y Ángel, él me dijo que Ángel era un buen hombre
como para que yo estuviera con él pero que nunca tome la
iniciativa de hacer algo, poco después ellos iniciaron mi
compromiso con Erick.
De una u otra forma mi padre lo único que ha querido es
que me case con alguien rico para ya no “Depender de él”
aunque realmente no se ha dado cuenta de que deje de
depender de él desde hace mucho tiempo.
- ¿Cómo has estado? – dijo mirándome con un gran brillo
en sus ojos.
- Bien, creo que salir de Nashville fue una de mis mejores
decisiones – dije haciendo que su rostro se pusiera un
poco triste.
Ella no sabe lo que sucedió con mi familia y creo que
piensa que escape por su culpa, pero la verdad es que
supere hace mucho lo que ella y Ángel me hicieron, ya no
guardo ningún rencor hacia ellos.
En ese momento su bebé empezó a llorar y ella lo saco del
coche para empezar a arrullarlo.
-Se parece mucho a ti – dije al ver el bebé, tenia la misma
forma de la nariz de ella y los mismos ojos café claro.
- ¿Crees? – dijo mientras se formaba una gran sonrisa en
su rostro.
- ¿Es tu segundo hijo? – pregunté y ella asintió.
- Ángel y yo nos casamos el año pasado – dijo un poco
temerosa por mí, pero yo solamente le sonreí.
- Me alegra que ambos sean felices juntos – me acerque un
poco a ella para ver mejor a su bebé, realmente era un
hermoso bebé.
- ¿Quieres cargarlo? – me preguntó y yo asentí.
Tomé cuidadosamente al bebé y lo empecé a arrullar sus
ojitos poco a poco se empezaron a cerrar hasta que se
quedó completamente dormido.
- ¿Cómo se llama? – dije.
- Decidimos ponerle el mismo nombre que su padre – dijo
Jessica.
- Eres muy lindo pequeño Ángel – dije mientras seguía
arrullando al bebé, estaba tan concentrada viendo al bebé
que no me di cuenta de que Jessica me veía muy
sorprendida.
- Creo que serías una buena madre Olivia – me dijo y yo me
reí un poco.
- Espero no ser madre al menos en los próximos 5 años –
dije haciendo que ella riera.
- ¿Te gustaría ir a comer algo? Hay un cafetería que vende
cosas muy deliciosas – me dijo.
- Claro – dije sonriéndole, le regresé a Ángel y ella lo volvió
a acostar en su coche.
Durante todo el camino ella me hablo sobre su otro hija, se
llama Betty ya tiene 4 años y es una niña muy inteligente,
estaban pensando mandarla a la escuela antes porque es
demasiado lista. Cuando llegamos a la cafetería ambas
ordenamos algo para desayunar y empezamos a hablar.
-Olivia enserio lo siento por todo lo que sucedió – me dijo,
pero yo la interrumpí.
- Jessica no me fui de Nashville por tu culpa, si estuve
enojada por mucho tiempo, pero luego ni siquiera los
recordaba a ti y Ángel y ni siquiera guardé rencor hacia
ustedes, de hecho, realmente me alegra poder volverte a
ver y conocer a tu lindo bebé – dije sonriéndole
sinceramente.
Los ojos de Jessica se empezaron a cristalizar y yo la miré
sorprendida.
-Realmente te he extrañado mucho todos estos años – dijo
mientras veía como unas lagrimas se empezaban a deslizar
por sus mejillas – Después de que quedara embarazada a
los 18 años papá y mamá me echaron de casa tuve que
vivir en la casa de los padres de Ángel, después de
graduarnos él consiguió un empleo y nos mudamos a otra
casa. Me sentí muy mal porque decepcioné a mis padres,
ellos siempre soñaron con verme graduada de la
universidad e irme a trabajar a una gran cuidad como
Nueva York, todos estos años he sentido como que si los
decepcioné a todos a mis padres y a mi mejor amiga.
Tomé su mano y le sonreí.
-Yo no estoy decepcionada de ti – dije haciendo que ella me
sonriera en medio de sus lágrimas – Por favor deja de
torturarte de esa manera, apuesto a que tus hijos un día
estarán muy orgullosos de su madre y te lo harán saber con
todo su amor incondicional – dije haciendo que ella se
levantara y me abrazara, yo también la abrace fuertemente.
- Te juro que estuve a punto de abortar a mi primer bebé,
pero Ángel siempre fue muy atento conmigo, la primera vez
que fui a hacerme una ultrasonografía para ver a mi bebé
fue el momento en el que supe que la amaría con todo mi
corazón – me dijo secando sus lágrimas.
- Supongo que la inteligencia la saco de ti – dije haciendo
que ella riera.
Jessica y yo seguimos hablando muy felizmente, parece
como si ambas nos empezamos a poner al día con todas
las cosas que habían sucedido en nuestras vidas los
últimos años. Jessica me contó de que ella y Ángel se
querían mudar de Nashville e irse a vivir a Nueva York más
que todo porque Ángel quería trabajar allí. Él siguió
estudiando después de que Betty naciera ahora esta en su
ultimo año de la universidad, cuando se gradúe su sueño es
mudarse junto con Betty a Nueva York para tener mayores
ingresos.
Dudé por unos minutos contarle sobre todo lo que había
sucedido en mi vida a Jessica, pero al final le conté todo,
conocía a Jessica y ella siempre había guardado todos mis
secretos, le dije que ahora vivía en nueva york pero que
nadie de mi familia lo sabia solo ella.
-Creo que mis padres habrían sido felices con una hija
como tu – dijo riendo.
- Y mis padres te habrían amado mucho a ti – dije riendo.
- ¿Entonces te reunirás con Erick? – pregunto.
- Si, no quiero que piense que solamente porque ayudo a mi
hermano yo estaré tan agradecida como para casarme con
él – dije.
- Olivia, se que Ángel y yo no tenemos una gran casa tan
grande ni tampoco ganamos tanto dinero, pero si algún día
estas sola o necesitas estar con alguien no olvides que
cuentas conmigo – dijo tomando mi mano – Puedes venir a
mi casa cuando quieras, siempre serás bienvenida – dijo
sonriéndome.
- Gracias Jessica – dije abrazándola.
Después de ese encuentro tan lindo con mi amiga de la
infancia regresé a casa, encontré a papá en la sala de la
casa él me ignoro al igual que yo, subí a mi habitación,
tomé una ducha y me vestí para ver a Erick.
Cuando baje encontré a mi madre haciendo el desayuno y
también vi a Iván sentado en el comedor, me dirigí a mi
mamá y le di un beso en su mejilla.
-Buenos días – dije sonriéndole.
- Buenos días, cariño – dijo sonriéndome.
Le ayude a mi mamá a terminar de preparar el desayuno,
luego preparamos la mesa y todos se sentaron a desayunar
menos yo.
- ¿No te quedaras a desayunar? – pregunto mi mamá, yo
negué con la cabeza.
- Necesito ver a Erick – dije haciendo que mi padre tirara los
cubiertos bruscamente.
- ¿Enserio todavía sigues con esa tonta idea de pagarle?
Todo es tan sencillo, solo necesitas casarte con él – dijo mi
padre.
- Si padre soy tan terca y seguiré con mi tonta idea de
pagarle los gastos de hospital de mi querido hermano –
dije lo último con sarcasmo – Madre, ¿Erick sigue viviendo
en la misma casa con sus padres? – pregunté y ella asintió
temerosa de que le dijera algo mi padre.
- Gracias mamá – dije dándole un beso para despedirme –
Adiós – dije despidiéndome de los demás si ni siquiera
verlos.
Camine un poco para tomar un autobús que me llevaría a
unas pocas cuadras de la casa de Erick, después de unos
30 minutos llegue a su gran casa y toque la puerta. A los
pocos segundos abrió la puerta la señora que hacia la
limpieza en la casa.
- ¿En qué puedo ayudarla? – dijo la señora.
- ¿Esta Erick en casa? – pregunté, ella me miro con
desconfianza hasta que alguien abrió más la puerta y vi que
era Erick.
- ¿Olivia? – dijo sorprendido al verme – Que sorpresa, no
esperaba que vinieras.
- ¿Podemos hablar? – dije y él asintió.
Entramos a la casa y él me llevo al patio de la casa en
donde ambos nos sentamos, a los pocos minutos nos
llevaron dos tazas de té.
- ¿Qué te trae por aquí? – pregunto tomando un sorbo de su
té - ¿Acaso cambiaste de opinión y ahora quieres casarte
conmigo? – dijo escondiendo una sonrisa burlona, yo
negué con la cabeza.
- Quería agradecerte por lo que hiciste por mi hermano –
dije y él sonrió arrogante.
- Son uno de los muchos lujos que podrías tener si te
casaras conmigo – dijo con su misma sonrisa.
- Si claro – dije riendo – Vi las facturas hospitalarias y
gastaste $7, 000 por mi hermano – él asintió - ¿Podrías
decirme a que cuenta bancaría debería de depositarte ese
monto? – dije sacando mi celular para hacer la
transferencia, él me miro sorprendido.
- ¿Solo viniste por eso? – dijo frunciendo el ceño, yo asentí.
- ¿Puedes darme el numero de cuenta? – dije un poco
impaciente.
- Enserio que eres terca – dijo riendo – Podrías solucionar
todo esto si tan solo te casaras conmigo, ¿Acaso pagaras
los $50,000 de la boda? – dijo riendo.
- Por supuesto, tal vez solo deba trabajar unos meses más
para reunir todo el dinero y pagártelo – dije haciendo que él
se levantara enfadado.
- ¿Crees que así de fácil te puedes deshacer de mí?
- Bueno, eso fue lo que dijo tu madre la ultima vez que
estuve en esta casa – dije riendo.
- No te daré mi cuenta bancaria – dijo.
- En ese caso – dije levantándome – Creo que tengo que
hablar con una persona más madura, ¿Esta tu mamá en
casa? – dije, pero él se fue muy enfadado.
Le dije a una de las personas que trabaja en la casa si
podía ver a la madre de Erick, unos minutos después la vi, a
ella no le pareció agradar mi presencia en la casa hasta que
le mencioné que estaba aquí para pagarle, ella me dio el
número de cuenta bancaria e hice la transferencia, ahora
solo me quedaban los $50,000 y al fin sería libre de todo lo
que me sigue atando a esta familia.
Capítulo 22: “La hija buena”
En la tarde que regresé a casa vi que mamá me esperaba
en la puerta de la casa, al verme corrió a abrazarme.
- ¿Estas bien? – me pregunto.
- Sí – dije confundida - ¿Por qué no lo estaría?
- Estaba preocupada porque fueras a ver a Erick – dijo
abrazándome – Ven, te hice tu sopa favorita – dijo
tomándome de la mano para guiarme a casa.
Mi madre me sirvió un poco de sopa en un plato y empecé
a comer, cerré los ojos al tomar el primer sorbo de la sopa,
estaba realmente delicioso.
-Esta delicioso – le dije sonriéndole.
- Me alegra que te guste – dijo sonriéndome – Tengo que
lavar la ropa de tu padre y la de tu hermano, ¿Tienes algo
que quiera que lave? – preguntó.
- No hace falta yo lo haré – dije levantándome.
- No, por favor sigue comiendo – dijo deteniéndome –
Además no es mucha ropa – dijo antes de salir de la
cocina.
- Ellos tendrían que lavar su propia ropa – dije rodando los
ojos.
Miré mi celular, había recibido un mensaje de Leonardo
preguntándome como estaba, le dije que mañana
regresaría a nueva york, me dijo que él había salido por
asuntos de negocios y que estaba cerca de Nashville y que
él podría llevarme de regreso a nueva york en su avión
privado.
-Así que aquí esta mi hermanita independiente – dijo mi
hermano entrando a la cocina, yo guarde mi celular
después de que me había despedido de Leonardo.
- ¿Qué quieres? – dije de mala gana mientras terminaba de
comer.
- ¿Sabes? Te admiro – dijo sentándose frente a mí.
- Que bien – dije restándole importancia.
- ¿Cómo una chica insignificante de Nashville ahora es
capaz de pagar $7,000 por su propia cuenta? ¿Acaso te
casaste con un millonario? – dijo riendo.
- Se le llama trabajo, es algo que conocerás muy pronto
ahora que te gastaste el dinero de papá – dije haciendo que
él empezara a reír a carcajadas.
- ¿Enserio crees que ya no tengo dinero? – dijo alzando una
ceja.
- Dijiste que te habían asaltado y que te robaron todo – dije
confundida.
- Creo que mentí – dijo.
- ¡Eres un maldito imbécil, pagué $7,000 por tu culpa! – dije
parándome muy enfadada.
- Tranquila, si sigues trabajando igual de duro de seguro
que los recuperas – dijo mirándome con su típica sonrisa
burlona.
- Te odio – dije.
- Gracias hermanita, yo también te quiero – dijo
guiñándome un ojo.
- Ni siquiera tienes derecho a estar aquí, esta casa yo la
estoy pagando – dije muy enfadada.
- ¿A quien crees que dejaría quedarse en casa papá, a ti o a
mí? – dijo riendo.
- ¡¿Enserio eres consciente de todas las cosas que tuve que
sacrificar por tu maldita culpa?! – dije gritándole.
- Todo esto lo hice por nosotros dos – dijo.
- Eres un cínico, ¿Cómo puedes decir eso después de que
me abandonaste con papá aquí? Sabes perfectamente que
me odia – dije mirándolo con tanto odio.
- Espera un tiempo más hermanita y verás mis verdaderas
intenciones – dijo sonriéndome.
- Vete a la mierda Iván.
Salí de la cocina directamente hacia la sala para hablar con
papá quien me lo encontré de camino a la cocina.
- ¿Qué son esos gritos? – dijo papá mirándome con el ceño
fruncido.
- Tu hijo mayor es un imbécil y fingió todo, ni siquiera fue
asaltado ¡Todavía tiene todo el dinero! – dije muy enfadada.
- ¿Cómo te atreves a decir eso? ¿Acaso no ves en el estado
que se encuentra tu hermano? – dijo mi padre muy
enfadado.
- Eres un maldito mentiroso – dije mirando a Iván.
- Creo que ahora lo entiendo todo – dijo papá mientras
empezaba a reír a carcajadas, yo lo miré confundida -
¿Estas celosa de que tu hermano heredo todo y tu nunca
serás capaz de ser igual a tu hermano? – dijo haciendo que
lo mirara confundida.
- Creo que tienes razón – dije riendo, ambos me miraron
sorprendidos – Creo que por más que me esfuerce por ser
una hija de la cual te sientas orgulloso jamás seré como
Iván, creo que ahora me quedo muy claro – dije subiendo
hacia mi habitación.
Tomé mi maleta y todas mis cosas y empecé a bajar las
escaleras.
- ¿A dónde crees que vas? – dijo mi papá frunciendo el
ceño.
Me detuve en seco, suspiré profundamente y lo miré con
los ojos cristalizados.
- ¿Realmente soy tu hija o solo un regalo de caridad? – dije
mirándolo fijamente a los ojos, su expresión no cambio en
absoluto – Gracias por tu amor padre, creo que ya no lo
necesito – dije antes de salir de la casa.
Empecé a caminar por la orilla de la calle, sentí como mis
lagrimas empezaban a deslizarse por mis mejillas.
-Tan siquiera pudiste haber mentido y decir que me amabas
– dije llorando.
Llegué a un parque y me senté allí, no se cuánto tiempo
estuve allí sentada, ni siquiera me movía, me quedé allí
sentada por muchas horas.
- ¿Olivia eres tú? – dijo la voz de Jessica detrás de mí.
Me gire para mirarla, ella llevaba de la mano a una pequeña
niña que tenia una mochila en su espalda.
- ¿Puedo quedarme a dormir solo por esta noche en tu
casa? – dije con la voz rota.
- Cariño – dijo Jessica corriendo a abrazarme, cuando ella
me abrazo yo empecé a llorar más sobre su hombro, la
abracé con todas mis fuerzas – Por supuesto que puedes
venir conmigo – dijo tomando mi rostro con sus manos –
Vamos – dijo secando mis lagrimas con sus dedos.
Ambas caminamos hasta la parada de buses y esperamos
que llegara uno, a los pocos minutos llego uno, nos
subimos y después de unos minutos de viaje al fin
llegamos a su casa. Era una casa un poco pequeña, pero se
veía muy acogedora, tenia un hermoso jardín con muchas
rosas en el frente.
Entramos a casa y Jessica me llevo a una habitación que
estaba sola.
-Puedes quedarte aquí el tiempo que quieras – me dijo
Jessica.
- Gracias Jessica, solamente me quedaré aquí por una
noche, mañana regresaré a nueva york – dije y ella asintió.
- ¿Quieres comer? Ya es un poco tarde – dijo.
Mire la hora y eran las 6:00 pm, yo asentí y baje con ella
hacia la cocina.
- ¿Mami puedes hacer galletas? – dijo la pequeña Betty.
Sonreí al verla, realmente es una niña muy hermosa, Betty
se parecía mucho a Ángel hasta tenia los mismos hoyuelos
en sus mejillas cuando sonreía.
-Mami esta ocupada haciendo la cena cariño, tal vez
mañana – dijo Jessica.
- Yo podría ayudarte a hacer la cena mientras tu haces las
galletas de Betty – dije y Jessica me sonrió.
Ambas empezamos a cocinar, Jessica y yo empezamos a
bromar y hablar con el tiempo me olvide de lo que había
sucedido en casa. Betty era una niña muy extrovertida, ni
siquiera tuvo pena en empezar a hablarme, gracias a
Jessica ahora ella me decía tía Olivia.
- ¡Es papi! – dijo Betty corriendo a la sala al escuchar un
auto estacionarse frente a casa.
- ¡Ten cuidado Betty! – Jessica salió corriendo detrás de
Betty para que no se cayera, todavía era un poco pequeña
como para correr.
- ¡Aquí esta la princesa más bella de todo el mundo! – dijo
Ángel al ver a Betty esperándolo en la entrada de casa –
Hola amor – dijo dándole un beso a Jessica.
- Hola amor – dijo Jessica sonriéndole – Tenemos visitas –
dijo ella emocionada.
- ¿Ah sí? – dijo Ángel sonriéndole.
- Hola – dije saliendo de la cocina un poco tímida.
- No puede ser ¡Olivia! – dijo sorprendido al verme – Tenia
muchos años de no verte – dijo sonriéndome.
- Ella se quedará a dormir aquí hoy ¿No hay problema? –
dijo Jessica.
- Por supuesto que no, siéntete como en tu casa – dijo
Ángel – Me alegra que nos hayas visitado, casi nadie viene
a visitarnos, solamente mis padres para ver a sus nietos.
Jessica y yo preparamos la mesa y todos nos sentamos
para comer.
- ¡Que deliciosa te quedo la comida tía Olivia! – dijo Betty.
- Gracias linda – dije sonriéndole.
- ¿Estas segura de que mañana regresas a nueva york? –
pregunto Jessica.
- Si – dije mientras seguía comiendo.
- Yo puedo llevarte al aeropuerto me queda un poco cerca
de mi trabajo – dijo Ángel.
- Te lo agradecería mucho – dije sonriéndole.
Después de la cena todos nos fuimos a nuestras
respectivas habitaciones, ni siquiera me costo dormirme,
casi cuando cerré los ojos me quedé dormida. Al día
siguiente me despedí de la pequeña Betty y Jessica.
-Visítanos cuando quieras – dijo Jessica abrazándome
mientras nos despedíamos.
- Gracias por todo – dije sonriéndole – Adiós pequeña –
dije dándole un beso en la mejilla a Betty.
Después de casi 40 minutos de viaje llegamos al
aeropuerto.
-Gracias por traerme Ángel – dije bajándome del auto.
- No hay problema, cuídate mucho y puedes volver a casa
cuando quieras – dijo sonriéndome.
Después de eso él se fue y yo entre al aeropuerto, empecé a
ver hacia todos lados tratando de buscar a Leonardo, pero
no lo veía, saqué mi celular para llamarle.
- ¿Necesita ayuda señorita? – dijo la voz de Leonardo a mis
espaldas.
Yo me di la vuelta y le sonreí.
-Vamos a casa – dijo tomando mi mano.
Capítulo 23: “La balada triste”
- ¿Qué tal tu viaje a Nashville? – le pregunté a Leonardo una
vez estuvimos en el avión.
- Bien, aunque habría sido mejor si tu hubieras estado a mi
lado – dijo sonriéndome - ¿Lograste resolver tus
problemas? – dijo mirándome un poco preocupado.
- Creo que si – dije encogiéndome de hombros.
Después de este viaje a Nashville lo único que aprendí es
que si realmente quiero ser feliz no debo volver a visitar a
mi padre, no creo volver a casa, no para visitar a mi padre.
No podía creer lo egoísta que era Iván al mentirme y
hacerme gastar dinero, pude haber ahorrado ese dinero
para los gastos de la boda, pero ahora tengo que volver a
recuperar ese dinero para solventar esa “deuda”
- ¿Todo bien? – me preguntó.
- Si, es solo que mi familia a veces puede ser un poco
complicada – dije.
- Entiendo – dijo.
El resto del viaje lo pasamos en completo silencio, creo que
Leonardo sabía que necesitaba un poco serenidad en mis
pensamientos y realmente se lo agradecía, lo quería hablar
del tema de mi familia. Al llegar al aeropuerto nos subimos
a un auto que me llevaría a casa.
-Bradley me contó que te encontró un día caminando sola
en medio de la lluvia – dijo Leonardo frunciendo el ceño.
En ese momento empecé a reír al recordar que literalmente
había escapado de mi cita con Harold.
- ¿Enserio quieres saber la razón por la que estaba sola en
medio de la lluvia? – dije riendo.
- Bueno no se si algo que debería de saber – dijo un poco
inseguro.
- Fue por Harold – dije haciendo que su expresión
cambiara.
- ¿Acaso te hizo algo? – dijo preocupado, pero yo negué
con la cabeza.
- Bueno de hecho si – dije admitiendo – Pero no algo como
lo que imaginas – la expresión de Leonardo cambio y
parecía un poco aliviado – Esa noche había tenido una cita
con él y las cosas no salieron tan bien, se podría decir que
escape de mi cita – dije encogiéndome de hombros.
- Podría despedirlo si quieres – dijo y yo lo mire
sorprendido.
- No – dije asustada – No es para tanto, además solo
salimos unas pocas veces no es que tuviéramos algo tan
serio.
- No me gusta hablar de él – dijo frunciendo el ceño.
- ¿Por qué? – dije riendo.
- Me recuerda a las estúpidas flores que vi en tus escritorio
y solo te recuerdo a ti viéndolas muy feliz – dijo frunciendo
el ceño.
- ¿Acaso estabas celoso? – dije mirándolo con una sonrisa
burlona.
- Sí – dijo mirándolo directamente a los ojos.
Me sonroje un poco, no pensé que admitiera tan
abiertamente que estaba celosa.
-Me encanta cuando te sonrojas – dijo sonriéndome.
Mis mejillas se empezaron a poner más calientes, gire mi
cabeza para que él no me siguiera viendo. Leonardo solo
rio en voz baja.
-Bradley me dijo que se sentía un poco avergonzado por no
haber podido cumplir con su apuesta, me dijo que si
estabas de acuerdo la podía cumplir hoy – dijo Leonardo.
- ¿Volverás a cocinar por mí? – dije feliz.
- Claro – dijo sonriéndome.
Leonardo me dijo que me podía tomar el resto del día libre
así que aproveche para ordenar un poco mi apartamento.
Hace unos días atrás había visto una tienda cerca de mi
casa en donde vendían muchos instrumentos de música, en
esa tienda había un piano que llamo mucho mi atención.
Estuve tratando de distraer mi mente para no pensar más
en el piano, pero fue inútil, pase pensando en el toda la
tarde que pase limpiando mi apartamento. Podría comprar
el piano si vale menos de $5,000 dólares, pero no quería
gastar ese dinero, no sin antes haber pagado los $50,000
dólares.
Cuando eran las 6 de la tarde empecé a ducharme y luego
me vestí, Leonardo me había sorprendido al decime que la
cena sería en la casa de Bradley. Decidí ponerme un vestido
que me queda un poco arriba de la rodilla, mangas largas y
de color negro, lo acompañé con un collar de perlas
blancas, me maquille un poco y deje mi cabello suelto con
unas pequeñas ondas.
Exactamente a las 6:00 pm Leonardo me paso a recoger a
mi apartamento, no podía evitar sorprenderme un poco
cada vez de que lo veía con ropa casual realmente se ve
muy atractivo.
Después de una media hora de viaje llegamos al
apartamento de Bradley y tal como lo imaginaba era igual
de lujoso que el de su hermano mayor.
- ¡Olivia! – dijo Bradley saludándome al verme – Me alegra
que hayas aceptado mi invitación.
- No pude resistir las ganas por conocer quién de los
hermanos Spinter cocina mejor – dije.
- Ten por seguro que lo conocerás hoy – dijo Bradley
guiñándome un ojo.
- Si sueñes hermanito, ella elegirá mi platillo – dijo
Leonardo.
- Por favor, siéntete como si estuvieras en tu casa mientras
nosotros cocinamos – dijo Bradley.
Bradley y Leonardo se fueron a la cocina y yo me fui a la
sala, había algunas fotos de Bradley, pero la que más me
llamo la atención fue una en la que estaba abrazando a
Leonardo, era una foto en la que ambos eran adolescentes
y utilizaban su uniforme de un equipo de futbol americano.
Seguí caminando por la sala y me quedé apreciando la
hermosa vista que se veía a través de la ventana, Bradley
vivía en los últimos pisos y se podía ver casi a la perfección
toda la cuidad desde su apartamento. Reí un poco al
recordar que desde las ventanas de mi apartamento
solamente veía la pared del edificio del lado.
- ¿Olivia eres buena tocando el piano? – dijo Bradley detrás
de mi haciendo que me sobresaltara – Lo siento – dijo
riendo.
- Un poco – dije.
- ¿Quieres tocar algo para nosotros mientras cocinamos? –
él miro hacia el fondo del pasillo en donde había un piano
blanco.
- Claro – dije sonriéndole.
Me acerque al piano que estaba enfrente de la cocina, al
mirarlo de cerca era un piano con un diseño muy elegante.
-Ni creas que Bradley es un prodigio de la música,
solamente compró el piano como decoración – dijo
Leonardo riendo.
- Trate de aprender a tocarlo, pero es muy difícil – dijo
Bradley mientras cortaba unas zanahorias.
Me senté frente al piano y empecé a sentir cada una de las
teclas del piano, realmente se sentían muy nuevas como si
nadie utilizara el piano, reí al darme cuenta de que era
cierto lo que había dicho Leonardo.
- ¿Qué quisieran escuchar? – pregunté y ellos parecieron
pensarlo por unos segundos.
- Quiero escuchar algo triste – dijo Bradley.
- ¿Enserio? – dije riendo.
- No se por qué, pero la música triste a veces me hace
sentir feliz – dijo encogiéndose de hombros.
Empecé a pensar que canción debería de tocar y a los
pocos segundos empecé a tocar una canción que se llama
“Exile” la descubrí hace unos días por Spotify y realmente
me había gustado, la canción habla sobre una pareja que ya
no están juntos y cada uno empieza a contar desde su
punto de vista su historia de amor y como llego todo hasta
el final, realmente es una canción muy triste.
-I can see you standin' honey, with his arms around your
body, laughin' but the joke's not funny at all – empecé a
cantar el primer verso de la cancion.
Cada vez que tocaba algún instrumento era como si mi
cuerpo se transportara hacia otro lugar, en toda la canción
estuve tan concentrada en la canción que ni siquiera miré
en ningún momento a Bradley y Leonardo.
-I think I've seen this film before, and I didn't like the ending,
you're not my homeland anymore, so what am I defending
now? You were my town, Now I'm in exile seein' you out, I
think I've seen this film before, so I'm leaving out the side
door.
Al terminar de tocar la canción sonreí y los miré a ambos.
- ¿Qué tal les pareció? – dije sonriéndoles.
- ¿Cómo puedes estar tan feliz después de tocar eso? – dijo
Bradley con los ojos cristalizados.
- ¿Estas llorando? – dije tapándome la boca de la sorpresa.
- No, estaba cortando cebolla – dijo suspirando
profundamente para evitar que sus lagrimas salieran.
- Lo siento – dije riendo.
Después de esa canción empecé a tocar una canción que
se llama Beautiful Ghosts está vez si miraba a Leonardo y
Bradley de vez en cuando mientras tocaba el piano y
ambos se veían bastante complacidos con la canción.
Después de que ambos terminaran de cocinar, prepararon
la mesa para que pudiéramos cenar, cada uno había
preparado dos platos de comida diferente, el primer plato
de comida que probé fue el de Bradley, él me miraba muy
atento, veía cada uno de los gestos que mi rostro hacia
mientras probaba su comida.
-Está muy delicioso – dije sonriéndole.
- Creo que no me lograras superar – dijo Bradley.
- Espera a que pruebe lo que yo preparé – dijo Leonardo.
Yo probé la comida que había preparado Leonardo y
también estaba muy delicioso, él también me miraba muy
atento como esperando que dijera algo.
-Lo siento, pero creo que no voy a poder elegir a uno de los
dos platos, ambos están muy deliciosos – dije.
- Dices eso por que Leonardo es tu jefe y puedes herir sus
sentimientos, lo entiendo, tomaré eso como un “No te diré
cual es mejor, pero el de Bradley es el mejor” – dijo
haciendo que todos riéramos.
Todos seguimos comiendo muy tranquilamente, a
comparación de la vez que fuimos a jugar boliche ahora
tenia más confianza, pasamos hablando y bromeando
durante toda la cena, realmente me agradaba estar con
ambos.
Capítulo 24: “Feliz cumpleaños”
Había pasado más de un mes en el que Leonardo salíamos,
a petición mía le dije que quería mantener nuestra relación
en secreto, no quería que las demás personas que trabajan
en la empresa supieran de nuestra relación, siempre es mal
visto que una secretaria salga con su jefe, siempre se cree
que es la amante o la mala de la historia.
Según lo poco que se dé la vida amorosa de Leonardo es
que realmente ha tenido pocas mujeres en su vida, apenas
ha tenido dos novias oficiales desde que entro a sus
veintes, su última novia la había tenido hace casi 3 años y
desde esa vez no había vuelto a salir con alguien. La poca
información que obtuve sobre sus relaciones pasadas fue
gracias a Bradley quien poco a poco se ha ido ganando mi
confianza, ahora ya tengo el valor de hablar con más
confianza y ya no tratarlo de “usted”
Bradley suele venir más seguido a la empresa que antes,
porque él es el director de la otra empresa que está en
nueva york que compro Leonardo unos meses atrás. Antes
pensaba que venía a la empresa de Leonardo por asuntos
de trabajo, luego pensé que tal vez solo venía a visitar su
hermano, luego empezamos a llevarnos tan bien él y yo que
pensé que tal vez solo venía a la empresa a verme a mí,
pero al final me di cuenta de que tal vez está interesado en
Carolina, antes solía venir pasar tiempo con su hermano y
hablar conmigo, pero ahora casi siempre se dirige
directamente a ella para hablar.
Por otro lado, Harold y yo dejamos de salir por obvias
razones, al final me di cuenta de que solo estaba saliendo
conmigo para acercarse a Leonardo y de esa forma obtener
un mejor puesto en la empresa.
-Aquí están los papeles que me pidió – le dije a Leonardo
entrando a su oficina.
- Me pregunto cuando me dejaras de llamar como “usted” –
dijo entrecerrando los ojos.
- Todavía no me acostumbro a tratarte con tanta confianza
dentro de la oficina – dije jugando nerviosamente con mis
dedos.
- Esa confianza no parece ser un problema en las noches –
dijo con una sonrisa coqueta.
- Leonardo – dije abriendo los ojos como platos de la
vergüenza, él empezó a reírse – Carolina podría
escucharnos.
- No creo que nos esté prestando atención en este
momento – dijo viéndola a través de la ventana, vi la
ventana y me di cuenta de que hablaba muy felizmente con
Bradley.
- No me había dado cuenta de que había llegado Bradley –
dije sorprendida.
- ¿Crees que haya algo entre ellos dos? – me dijo señalando
a Carolina y Bradley, mordí mi labio inferior pensativa.
- Me he estado haciendo la misma pregunta estas últimas
semanas – dije mientras ambos los seguíamos viendo por
la ventana.
- Tal vez a ella si le gusta la saga de Star Wars – dijo
haciendo que ambos empezáramos a reír.
Casi siempre que salíamos los tres Bradley mencionaba
algo de Star Wars y bufaba decepcionado de Leonardo y yo
porque ninguno de nosotros dos habíamos visto las
películas.
- De hecho, creo que si – dije mirándolo sorprendida –
Recuerdo una vez que salió el tema mientras hablábamos
Gabriel, ella y yo, recuerdo que dijo que amaba Star Wars.
- No puedo creer que el imbécil al fin haya encontrado su
media naranja – dijo riendo.
Me quede en la oficina con Leonardo ayudándole a archivar
unos informes, ambos mirábamos muy concentrados
mirando nuestras computadoras cuando la puerta de la
oficina se abrió.
- ¿Dónde está mi pareja favorita? – dijo entrando a la
oficina.
- ¡Bradley! – lo regañe, él solo se empezó a reír – Te puede
escuchar Carolina.
- ¿Enserio crees que no se ha dado cuenta de que ambos
están saliendo? – dijo riendo.
- No lo creo, hemos sido bastante cuidadosos – dijo
Leonardo.
- Ya lo sabe – dijo Bradley.
- ¿Qué? – dije asustada.
- Lo sabe desde hace semanas, ella misma me lo dijo – dijo
encogiéndose de hombros – Ha guardado su secreto por
semanas así que no deberían de esconderse aquí en la
oficina para venir y darse mucho amor – dijo subiendo y
bajando la cejas.
- Ahora me siento tan mal por no haberle dicho yo misma –
dije triste.
- Supongo que debe entender que no querías correr riesgos
– dijo Bradley – Por cierto, conseguí la información – dijo
esta vez dirigiéndose a Leonardo, te lo mandé por mensaje.
- Lo vi – dijo Leonardo serio.
- Estamos muy decepcionados de ti Olivia – dijo Bradley
mirándome con el ceño fruncido.
- ¿Por qué? – dije mirándolo confundida.
- ¿Cómo pudiste mentirnos y decirnos que tu cumpleaños
ya había pasado cuando realmente es mañana? – dijo
Leonardo mirándome con el ceño fruncido mientras
cruzaba los brazos, mordí mi labio inferior nerviosa – Tuve
que volver a buscar esto – dijo sacando mi curriculum que
había enviado, yo empecé a reír.
- ¿Enserio buscaron mi curriculum solo para saber mi fecha
de cumpleaños? – dije riendo.
- Yo le pregunté a Carolina, pero Leonardo busco tu
curriculum para estar más seguro – dijo Bradley riendo.
- ¿Tienes planes para mañana? – preguntó Leonardo,
estaba a punto de hablar cuando él me interrumpió –
Trabajar no cuenta como un plan.
- Entonces no tengo planes – dije encogiéndome de
hombros.
- Perfecto – dijo Leonardo – Porque pasaras el resto de la
tarde con nosotros – dijo guiñándome un ojo.
- Dime que quieres de regalo en tu día tan especial – dijo
Bradley sentándose a mi lado.
- Son tan atentos ambos, pero no hace falta que me
compren algo…- Bradley me interrumpió.
- No hace falta, igual ya lo tengo – dijo sonriéndome.
Al final del día Leonardo me fue a dejar a mi apartamento
tal y como siempre lo hacía, cada vez que veía su auto rojo
me causaba mucha gracia ver el gran rasguño que tenían
ambas puertas del lado del copiloto.
- ¿Por qué nunca le quitaste los rayones al auto? – dije
riendo.
- ¿Y olvidar el hermoso momento en el que una linda chica
me rayo el coche? Jamás – dijo riendo.
- No fue un hermoso momento – dije cubriéndome la cara
de la vergüenza.
- Pensé que eras consciente de que era mi auto y por eso lo
habías rayado – dijo riendo.
- ¿Cómo arruinaría el auto de mi jefe? – dije riendo.
- No lo sé, vi tanto odio en tu mirada cuando lo hacías que
pensé eso, la mejor parte de todo fue escucharte reír
diciendo “¿Quién ríe ahora maldito loco?” – dijo haciendo
que ambos empezáramos a reírnos.
- Lo hice por lo que habías hecho días antes de mojarme
con todo el charco en la calle – dije.
- Jamás me imagine que lo habías hecho por eso – dijo
riendo.
- ¿Por qué no te enfadaste ese día? – pregunté.
- Si me enfade – dijo sonriendo.
- Pero no lo hiciste como lo haría una persona normal al ver
que alguien le rayó el auto – dije.
- Tengo mis razones para no hacerlo – dijo mientras seguía
viendo al frente de la carretera, ya faltaban pocas calles
para llegar a mi apartamento.
- ¿Cuáles? – dije curiosa.
- Algún día lo sabrás – dijo antes de estacionarse frente a
mi auto.
Me baje del auto no sin antes recibir un beso de Leonardo
como despedida, subí a mi apartamento, me desvestí y me
puse una pijama, arregle la agenda de Leonardo para el día
de mañana y luego me fui a dormir.
Al día siguiente me desperté por la llamada entrante en mi
celular, miré la pantalla de mi celular para ver quién era,
pero no conocía en número, decidí ignorarlo y ver los otros
mensajes que había recibido.
Había recibido mensajes felicitándome por mi cumpleaños
sonreí al leer cada uno de los mensajes la primera persona
que me había felicitado fue Jessica, la razón por la que no
les decía la fecha de mi cumpleaños a las personas era
porque desde que me había enfadado con Jessica nadie
me volvió a felicitar el día de mi cumpleaños, mis padres y
mi hermano siempre olvidaban mi cumpleaños a excepción
de Jessica, después de que deje de hablarle realmente me
sentía muy triste cada vez que era mi cumpleaños porque
no recibía las felicitaciones de ella y de mi familia, pero
ahora tenia mensajes de ella, Carolina, Gabriel, Bradley y
Leonardo en mi celular.
Me fui a duchar y cuando salí empecé a buscar un atuendo
lindo para ponerme este día, en ese momento mi celular
empezó a sonar y era de nuevo ese numero de antes, fruncí
el ceño tratando de pensar quien podría ser, pero no se me
ocurrió nadie, después de esa llamada recibí un mensaje a
WhatsApp de ese número:
“Soy Iván tu hermano”
Rodé los ojos al leer el mensaje, recibí nuevamente una
llamada de él, dude por unos segundos si responder o no, al
final termine contestando.
- ¿Qué quieres? – dije de mala gana, escuché la risa de él.
- Yo también te quiero mucho hermanita – dijo
sarcásticamente, no le respondí y él bufo – Feliz
cumpleaños – dijo serio.
Me sorprendí mucho, jamás me habría imaginado que
después de tantos años él me llamara en mi cumpleaños
numero 23.
-Gracias – dije seria.
- Me encantaría estar contigo este día, pero no puedo, sin
embargo, te envié un pequeño regalo de mi parte – dijo.
- Iván deja de jugar – dije rodando los ojos.
- Es enserio – dijo riendo - ¿Tienes una laptop cerca? –
preguntó y yo camine hasta mi mesa de noche para tomar
mi laptop.
- Sí – dije encendiéndola.
- Mira tú cuenta bancaria – dijo, yo fruncí el ceño, pero le
hice caso y revise mi cuenta bancaria, abrí los ojos como
platos al ver todo el dinero que tenía - ¿Ya la viste? – dijo,
podría jurar que por el tono de su voz estaba sonriendo.
- Iván estas bromeando ¿Verdad? – dije sin todavía poder
creerlo.
- No estoy bromeando, feliz cumpleaños – dijo riendo.
- ¿Enserio? Son $50,000 dólares, con eso puedo pagar los
gastos de la estúpida boda – dije emocionada.
- De hecho, ya no necesitas hacerlo, ya lo hice por ti – dijo.
- ¿Qué? – dije sorprendida.
- Pagué los $50,000 de la estúpida boda, ese dinero es tuyo
y puedes hacer lo que quieras con el – dijo.
- Iván te juro que si esto es una estúpida broma te
asesinaré – dije haciendo que él estallara a carcajadas.
- ¡No es una broma mujer! – dijo todavía riendo.
- ¿Iván que hiciste con el dinero de papá? – dije
sorprendida.
- Se podría decir que empecé a comprar acciones en
diferentes empresas que estaban a punto de quebrar y
ahora todas empresas me pertenecen – dijo tranquilo.
- ¿Iván por qué hiciste todo esto? Para empezar ¿Por qué
huiste con el dinero de papá? – dije.
- Esa es una charla que tendremos cuando nos veamos, por
ahora disfruta de tu cumpleaños, cuando vuelvas a
Nashville dime para que nos reunamos y no tengas que ver
a papá – dijo y yo asentí.
- Gracias Iván – dije.
- Lo mejor para mi hermanita – dijo antes de que colgara la
llamada.
Todavía no podía creer lo que acababa de suceder, ¡Ya no le
debo dinero a la estúpida familia de Erick!
Me tiré a la cama emocionada y empecé a gritar de la
emoción.
Después de terminar de vestirme tome mis cosas y baje de
mi apartamento para tomar un taxi, pero frente a la salida
del edificio estaba Leonardo sentado sobre el capo del auto
con un ramo de rosas rosas.
-Feliz cumpleaños – dijo al verme.
Ni siquiera le dije nada solo corrí hacia él y lo besé en los
labios.
-Si me recibieras así todas las mañanas te juro que no me
cansaría de traerte flores – dijo con una sonrisa tierna
cuando nos separamos.
- Podrías recibir eso y muchas cosas más – dije guiñándole
un ojo, estaba a punto de abrir la puerta del copiloto cuando
él me tomo del brazo y jalo hacia él para besarme de nuevo.
- No tientes al diablo – susurró frente a mi rostro.
Capítulo 25: “El mejor regalo”
- No tientes al diablo – susurró frente a mi rostro.
Le sonreí de lado y le di un beso en la punta de su recta
nariz.
Él me abrió la puerta del copiloto, él rodeo el auto y puso en
marcho el auto. Mientras Leonardo manejaba no podía
evitar estarlo viendo ¿Cómo es que se podía ver tan
atractivo simplemente manejando?
Las calles estaban casi como siempre bastante repletas de
autos, el cielo se veía un poco gris como si fuera a llover, el
ambiente se veía un poco hostil, muchas personas
ocupadas y estresadas, por una extraña razón todas
atmosfera de negatividad no parecía afectarnos a nosotros,
estar al lado de él hacia que hasta los colores de los
semáforos fueran más brillantes y los días dejaran de ser
grises.
Leonardo estaciono el auto en el sótano de la empresa y
caminamos hacia el ascensor, no podía dejar de admirar
las flores que él me había obsequiado.
-Empezaré a sentir celos de esas flores si las sigues
mirando de esa forma – dijo Leonardo mientras el ascensor
subía.
- Son muy hermosas – dije sonriéndole.
- Pienso que tu sonrisa es lo más hermoso que veo todas
las mañanas – dijo haciendo que yo me sonrojara,
rápidamente baje mi rostro para que él no mirara mis
mejillas, pero él tomo mi rostro con su mano.
- Me encanta cuando te sonrojas – dijo mirándome a los
ojos para luego posar su mirada sobre mis labios.
Juraría que ahora mismo parezco un maldito tomate.
Sin pensarlo más Leonardo tomo mi cintura y me acerco a
él, podía sentir su respiración golpeando mi frente ya que él
era mucho más alto que yo, rodee su cuello con ambos
brazos y empezamos a besarnos muy apasionadamente.
En ese momento se abrió el elevador cuando ya habíamos
llegado al ultimo piso y no me aleje de él no sin antes
morder levemente su labio inferior, estábamos a punto de
salir del elevador cuando me pare en seco.
Carolina estaba frente a nosotros con los ojos abiertos
como platos.
-Mierda – dije en voz baja.
- Buenos días, señorita Smith – dijo Leonardo saliendo
tranquilamente del elevador.
- Buenos días – dijo Carolina.
Cuando Leonardo paso de largo ella me miro con una gran
sonrisa.
-Eso es lo más caliente que he visto en mi vida – dijo
emocionada.
- Carolina yo…- ella me interrumpió.
- Olivia no te preocupes por mí, no le diré a nadie, ni siquiera
a Gabriel – dijo.
- Te lo agradezco – dije mirándola un poco aliviada, empecé
a caminar hacia mi escritorio.
- Pero tienes que contarme como sucedió todo – dijo
emocionada.
- Lo haré – dije riendo.
- Supongo que estas flores son de él – dijo subiendo y
bajando las cejas.
- Si – dije sonriendo como tonta al ver la flores.
- Mierda casi lo olvido… - dijo corriendo a su escritorio -
¡Feliz cumpleaños! – dijo sacando un pequeño regalo.
- Gracias Carolina, eres muy linda – dije abrazándola.
- Ábrelo – dijo emocionada.
Al abrirlo me di cuenta de que era un perfume, era un
perfume con una presentación muy bonita, era celeste con
forma de estrella, le quité el tapón al envase y me puse un
poco en la muñeca.
-Huele delicioso – dije sorprendida.
- Me alegra que te guste mucho, me encanto en envase y
supe que sería perfecto para ti – dijo sonriéndome.
- Gracias – dije sonriéndole.
En ese momento se abrieron las puertas del elevador y
ambas miramos hacia esa dirección de allí salió Bradley
con una gran sonrisa.
-Buenos días, señoritas – dijo caminando hacia nosotros.
- Buenos días – respondimos ambas.
Bradley y Carolina de una forma diferente a la que yo
miraba a Bradley, entrecerré los ojos viéndolos.
Algo sucede entre ellos dos.
-Feliz cumpleaños Olivia – dijo Bradley entregándome una
caja de chocolates.
- Gracias – dije tomando la caja y sonriéndole.
Bradley se quedo hablando un momento con Carolina y yo
decidí alejarme de ellos para darles su espacio, cuando
Carolina se quedo sola ella se acerco a mi y me dijo que
Gabriel, Abigail y ella me querían invitar a almorzar para
celebrar mi cumpleaños.
A la hora del almuerzo me despedí de Leonardo y Bradley
quien aparte de venir a darme mi regalo estaba arreglando
unos asuntos de la empresa. Cuando bajamos a la planta
principal del edificio allí estaba Gabriel, al verme corrió a mi
y me levanto por los aires mientras me abrazaba.
-Feliz cumpleaños pequeña – dijo Gabriel sonriéndome.
- ¡Feliz cumpleaños! – dijo Abigail muy alegre.
- Gracias – dije haciéndoles un puchero.
Fuimos a un restaurante nuevo y Gabriel pidió un pastel de
caramelo para mí y todos empezaron a cantarme feliz
cumpleaños.
-Gracias, son muy lindos – dije un poco emocional.
- Cariño, no me digas que quieres llorar – dijo Gabriel
sonriéndome.
- Lo siento, me pongo muy emocional rápidamente – dije
suspirando profundamente para evitar que mis lagrimas
salieran.
Todos seguimos comiendo entre charla y bromas,
realmente me gustaba estar con ellos, cuando vine a nueva
york y todavía no conocía nadie me sentía muy sola, pero
por suerte ellos llegaron a mi vida.
- ¿Alguien volvió a saber algo del tonto de Harold? –
pregunto Abigail mientras bebía un poco de su malteada.
- Es un imbécil – dijo Gabriel rodando los ojos – No puedo
creer que solamente se acercara a ti para conseguir un
ascenso.
- Lastima, era muy guapo – dijo Abigail riendo.
- A veces el rostro no lo es todo cariño – dijo Gabriel
bufando – Solo espero algún día encontrar un hombre
como el señor Spinter – dijo suspirando como enamorado.
- He escuchado que en el apartamento del piso 22 hay
chicos guapos – dijo Carolina dándole pequeños golpecitos
en el hombro a Gabriel.
- Si no me enamoro este año, dejare de creer en el amor
para siempre – dijo Gabriel riendo.
- Si no encontramos a nadie podríamos fingir que somos
pareja para que la sociedad no nos juzgue por seguir
solteros a nuestros 25 años – dijo Abigail chocando la copa
de su malteada con la de Gabriel.
- Sería un gran honor para mi ser tu novio – dijo Gabriel
riendo.
- Creo que si nadie termina casándose a los 25 años
podríamos rentar un gran apartamento para los 4 y ser
como los solteros más codiciados de nueva york – dijo
Abigail haciendo que todos riéramos.
- Te imaginas que el amor de tu vida este del otro lado del
mundo – le dijo Carolina a Gabriel.
- Espero que Dios te escuche y me envíe un hermoso
surfista australiano – dijo haciendo que todos riéramos.
Después del almuerzo regresamos a la oficina, Abigail y
Gabriel me dieron sus respectivos regalos, Gabriel me había
comprado unas hermosas botas rojas y Abigail me había
comprado un bolso realmente me había encantado tanto el
bolso que no pude evitar cambiar de cartera cuando llegué
a mi escritorio.
Al final del día empecé a arreglar las cosas en mi escritorio,
esperé a Leonardo y luego ambos bajamos al sótano juntos
para ir a su auto.
Leonardo me invito a cenar a un restaurante muy hermoso,
el restaurante quedaba abajo del puente Brooklyn, la vista
era hermosa al horizonte se podía ver la cuidad de
Manhattan, las luces de la cuidad a lo lejos hacían que este
momento fuera tan perfecto y hermoso.
Después de que habíamos terminado de comer, Leonardo
pidió la cuenta y mientras esperábamos nosotros
hablábamos plácidamente.
-Espere este momento para darte tu regalo – dijo sacando
un pequeño sobre color crema – Feliz cumpleaños – dijo
sonriéndome.
Tomé el sobre y lo empecé a abrir lentamente, cuando lo
abrí mis ojos lo miré muy sorprendida.
-Son las entradas de un recital – dije emocionada.
- Es el recital del padre de Joyce – dijo.
- ¿Enserio? – dije mirándolo muy emocionada.
- Sí, me comunique con él hace unos días y logre conseguir
unos asientos en primera fila – dijo, ni siquiera había
terminado de hablar cuando ya me había levantado para
abrazarlo.
- Gracias – dije mientras lo abrazaba.
Después de que saliéramos del restaurante empezamos a
caminar de la mano hacia el auto de Leonardo, él se detuvo
cuando estuvimos frente al auto, yo lo miré.
- ¿Qué sucede? – dije mirándolo a los ojos.
- No te quise dar esto en el restaurante porque quería
ponértelo yo mismo – dijo sacando una pequeña caja la
cuál abrió y era una hermosa gargantilla dorada.
- Leonardo, es muy hermosa – dije casi quedándome sin
palabras al ver la delicada gargantilla.
Yo tomé mi cabello y me lo recogí hacia un lado para que
Leonardo me pudiera poner la gargantilla, sentí sus dedos
rozar la piel de mi cuello, mientras él me ponía la gargantilla
pude sentir su respiración muy cerca de mi haciendo que
mi cuerpo se estremeciera.
-Eres muy hermosa – dijo susurrándome al odio.
Yo me di la vuelta y deposité un tierno beso en sus labios.
Él me abrió la puerta del auto para que subiera y luego él se
subió al otro lado para poner en marcha el auto. Durante
todo el viaje Leonardo tomó mi mano hasta que llegamos a
mi apartamento.
- ¿Quieres entrar un rato? – le dije y él acepto.
Las luces de mi apartamento estaban apagadas y como ya
era tarde no veía nada, cuando las encendí abrí mis ojos
como platos al ver lo que estaba en mi sala.
-No puede ser – dije cubriendo mi boca de la impresión.
- Bradley dijo que no podría celebrar tu día pero que le
encanto como tocaste el piano la ultima vez y pensó que
disfrutarías más el piano tú que él – dijo Leonardo a mis
espaldas.
- ¿Estas diciendo que esto también es mi regalo de
cumpleaños? – dije sin poder creerlo.
- Sí – dijo Leonardo sonriéndome.
Ni siquiera me importo que él estuviera frente a mí y
simplemente empecé a gritar de la emoción.
-Gracias – dije mirándolo.
- Le diré que te encanto su regalo – dijo sonriéndome –
Ahora, me encantaría escuchar tu hermosa voz una vez
más.
Ambos nos sentamos en el asiento del piano y yo empecé a
tocar una canción llamada New Year’s Day
-Don't read the last page, but I stay when it's hard or it's
wrong or we're making mistakes, I want your midnights, but
I'll be cleaning up bottles with you on New Year's Day.
Cuando terminé de cantar Leonardo me veía fijamente a los
ojos con una mirada muy conmovida, él me sonrió y yo
deposité un tierno beso en sus labios. Mientras nos
besábamos él tomo mi cintura y me hizo girar haciendo que
lo rodeara con ambas piernas a él.
Mientras me besaba empezó a acariciar lentamente mis
partes más sensibles, cuando ambos sentimos que ya no
nos podíamos detener me levanto con sus brazos y me
llevo a mi cama. Él se deshizo de mi vestido rápidamente y
también se deshizo de su ropa, empezó a besar cada parte
de mi cuerpo y empezó a hacerme el amor.
Sin duda alguna el mejor regalo de todos era estar entre sus
brazos haciendo el amor.
Capítulo 26: “Destino”
Los días pasaban tan rápido al lado de Leonardo,
pasábamos casi todo el tiempo juntos por asuntos de
trabajo, él me pasaba trayendo por las mañanas a mi
apartamento, en la noche casi siempre salíamos juntos y él
me pasaba dejando a mi casa, jamás fui consciente del
tiempo a su lado hasta que llego año nuevo, ya casi tendría
un año de trabajar a su lado, un año desde que deje todo
atrás y vine a Nueva York sin saber que conocería a la
persona que llenaría todo el vacío de mi corazón.
Por otro lado, Carolina y Bradley no se han quedado atrás,
desde hace unas semanas ellos dos han estado saliendo,
sabia perfectamente que algo sucedía entre ellos dos.
Cuando le pregunte a Carolina sobre su relación ella me
dijo que había sido algo tan espontaneo y que se estaban
dando una oportunidad.
- ¿Estarás ocupada durante el almuerzo? – preguntó
Leonardo mientras seguía viendo la pantalla de su
computadora.
- Pensaba salir con mis amigos – dije parándome frente a
su escritorio.
- ¿Podrías acompañarme hoy? – pregunto mirándome –
Quiero que conozcas a mi familia – dijo haciendo que yo
abriera los ojos muy sorprendida.
- ¿Qué? – dije todavía sin creerlo.
- Le he hablado a mis padres sobre ti y desde hace mucho
tiempo me han dicho que quieren conocerte – dijo con un
tono tan tranquilo, todo lo contrario, a como yo me
encontraba, ahora mismo era un manojo de nervios.
- ¿Crees que es buena idea? – pregunte un poco insegura.
- Olivia ellos saben todo sobre nosotros, saben que trabajas
para mi y que eres mi asistente personal, creo que tú y mi
mamá se podrían llevar tan bien – dijo sonriéndome.
- Esta bien – dije sonriéndole.
Cuando salí de su oficina empecé a sudar como un cerdo,
Carolina me miro un poco preocupada al ver que estaba
sudando tanto.
- ¿Qué te sucede? – me pregunto desde su escritorio, sin
pensarlo más me levante y me pare frente a su escritorio.
- ¿Alguna vez has ido a conocer los padres de tu novio? –
pregunte un poco preocupada, ella pareció pensarlo unos
segundo y luego asintió - ¿Qué se supone que tendría que
hacer?
- Bueno, fue un día muy lindo, sus padres fueron muy
amables conmigo, no es la gran cosa, solo tienes que ser tu
misma y dar tu mejor impresión – dijo Carolina
sonriéndome.
- Leonardo quiere que conozca sus padres hoy – dije
haciendo que ella abriera los ojos muy sorprendida.
- No puede ser – dijo muy sorprendida y a la misma vez
emocionada - ¿Crees que te quiera pedir matrimonio?
- Por supuesto que no – dije riendo – Solamente conoceré
a sus padres.
- Eres una chica muy amable y linda, no creo que tengas
ningún problema con sus padres – dijo ella sonriéndome.
- Me da un poco de vergüenza si se dan cuenta que jamás
fui a la universidad – dije un poco triste.
- Olivia, hay muchas personas que ni siquiera fueron alguna
vez a la universidad y son las personas mas exitosas y
millonarias del mundo, que no hayas ido a la universidad no
significa que valgas menos – dijo cruzándose de brazos –
Eres una mujer muy inteligente, recuerda eso siempre.
- Gracias Carolina – dije abrazándola – Te quiero mucho.
- Yo también te quiero pequeña – dijo sonriéndome.
Carolina y yo seguimos con nuestro trabajo, aunque yo
escribía en la computadora algunos datos que debía
archivar mi mente no paraba de pensar en los padres de
Leonardo, ¿De verdad les agradaría mi presencia en su
casa o dirían que no soy una buena mujer para su hijo?
Cuando fue la hora del almuerzo Leonardo salió de su
oficina y me pregunto si estaba lista, yo asentí y tomamos
el elevador hacia el sótano en donde estaba su auto. De
camino a casa de los padres de Leonardo ni siquiera fui
capaz de sacarle conversación a él, estaba tan nerviosa mis
manos sudaban y estaban muy heladas, de repente la
cálida mano de Leonardo tomo la mía y la empezó a
acariciar delicadamente mientras que con la otro mano
sostenía el volante.
-Estas muy helada – dijo mirándome de reojo mientras
seguía manejando.
- Creo que son los nervios – dije haciendo que él sonriera
de lado.
- ¿Así estabas de nerviosa el día que me conociste? –
pregunto.
- No – dije haciendo que él frenara de golpe cuando
justamente habíamos llegado a un semáforo - ¿Qué? – dije
riendo.
- Pensé que estabas ansiosa por conocerme ese día, de
hecho, por esa razón es que ese día iba manejando tan
rápido para conocerte y bueno ya sabes que sucedió con
mi carro y tu ropa – dijo riendo por lo bajo.
- ¿Por qué querías conocerme? – pregunte curiosa.
Él miro mi rostro y pareció analizarme por unos segundos, e
hizo una media sonrisa.
-Si te digo sonaré como un loco psicópata – dijo riendo y
acelerando de nuevo cuando el semáforo se puso en verde.
- ¿Qué sucede? – pregunte curiosa, pero él ya no dijo nada
– Leonardo – dije moviendo su hombro para molestarlo y
que me dijera, él solo empezó a reír.
- Pareces una niña pequeña – dijo riendo.
- No es cierto – dije cruzándome de brazos, él me miro de
reojo y solo hizo una media sonrisa.
- ¿Enserio? Con ese puchero pareces una niña pequeña
haciendo un berrinche – dijo riendo.
- Bien, no me digas – dije ignorándolo, me giré un poco para
solo ver la ventanilla del auto.
- ¿Te enojaste? – pregunto, pero yo no le respondí - ¿Olivia?
– lo seguí ignorando – Amor – dijo haciendo que me
sonrojara un poco, él sabia perfectamente que mis mejillas
siempre se sonrojaban cuando me llamaba de esa forma –
Amor – dijo tratando de hacer cosquillas en el estómago,
yo solo me moví un poco para que no me pudiera tocar –
Amor – dijo haciéndome más cosquillas haciendo que yo
riera.
- No estoy enojada – dije riendo.
Pocos minutos después se estaciono frente a un gran pent-
house, toco el timbre del edificio y a los pocos segundos
las puertas se abrieron automáticamente, en el pasillo nos
recibió una mujer uniformada que era la ama de llaves.
-Buenas tardes, señor Spinter – dijo al verlo a él, ella luego
me miro a mí y sonrió – Buenas tardes, señorita Baldinelli –
dijo amablemente.
La mire sorprendida, ella ya sabe mi nombre.
-Buenas tardes – le respondí.
- Buenas tardes, señora Adams ¿Sabe dónde están mis
padres? – pregunto Leonardo.
- Su padre esta en la biblioteca leyendo y su madre está en
su habitación arreglándose – respondió la señora Adams
amablemente.
- Gracias – dijo Leonardo, él tomo mi mano y empezamos a
caminar juntos por el pasillo que llevaba hacia la biblioteca.
El pent-house tenía un estilo gótico clásico, por un
momento sentí que me transporte muchos siglos atrás,
realmente me gustaba este estilo, solo lo había visto en
películas, pero siempre dije que me habría gustado vivir en
una casa con este estilo. Cuando entramos a la biblioteca
encontrábamos a un hombre de tez clara y cabello
completamente grisáceo, tenía un libro entre sus manos y
leía muy concentrado, de vez en cuando acomodaba sus
gafas.
-Hola padre – dijo Leonardo rompiendo la burbuja de
concentración que tenía su padre.
- Hola, al fin llegaron – dijo sonriéndonos ampliamente a
ambos – Tu debes Olivia – dijo acercándose a mí y
extendiendo su mano.
- Es un gusto conocerlo señor Spinter – dije tomando su
mano.
- Puedes decirme Collin – dijo y yo asentí - Creo que mi hijo
heredo mis gustos por la mujeres, eres una mujer muy linda
y elegante Olivia – dijo sonriéndome, Leonardo empezó a
reír.
- Sin duda alguna padre – dijo Leonardo.
- ¡Leonardo! – dijo la voz de una mujer entrando a la
biblioteca, ella lo abrazo y lo beso en la mejilla - ¡Olivia
querida! – dijo la madre de Leonardo corriendo a
abrazarme.
Ella me abrazo cálidamente y me sonrió.
-Eres muy hermosa – dijo sonriéndome.
- Gracias – dije sonriéndole – Usted también es muy
hermosa.
- Ya sabes de donde saco lo atractivo mi hijo – dijo
guiñándome un ojo haciendo que todos riéramos.
Era cierto, la madre de Leonardo es muy hermosa, de tez
clara, ojos azules, labios rosas naturales, unas largas
pestañas y cabello rubio. Era una mujer de baja estatura al
igual que yo, todo lo contrario, a Collin y Leonardo.
-Puedes llamarme Marianne – dijo con una cálida sonrisa.
Después de eso todos pasamos al comedor en donde nos
sirvieron un rico almuerzo.
Me di cuenta de que los padres de Leonardo siempre los
habían acostumbrado a nunca comer en silencio, se veía
que eran una familia muy alegre y unida, en medio de la
comida llego Bradley quien se sorprendió al verme.
-Olivia que sorpresa verte aquí – dijo Bradley sonriéndome.
- Que bueno es ver a toda la familia reunida – dijo Collin
sonriéndonos a todos.
Sinceramente me sentí un poco especial cuando dijo “Toda
la familia” y nos miro a todos. Sin darme cuenta empecé a
recordar cuando mi padre solía ser así de cariñoso como
Collin, no se que paso en el camino que lo llevo a ser así de
frio conmigo como lo es ahora.
- ¿Todavía cantas Olivia? – pregunto Marianne con una
tierna sonrisa.
Yo la miré un poco confundida al principio, pero supuse que
Leonardo le había contado que yo contaba en algunos
restaurantes en Nahsville.
-A veces cuando tengo tiempo libre – dije.
- Recuerdo la primera vez que te escuchamos cantar,
realmente tienes una linda voz – dijo Collin, lo miré muy
sorprendida.
¿Acaso ellos me habían visto cantar?
-Disculpe, ¿Cuándo me vio cantar? – pregunte interesada,
mire a Leonardo, pero él solo escondió una sonrisa
juguetona.
- Pensé que ya te lo había dicho Leonardo – dijo Marianne
mirando a su hijo – Te conocimos por primera vez hace un
tiempo en Nashville, fuimos por asuntos de la empresa y
nos detuvimos en una de las cafeterías para desayunar y
fue allí en donde te vimos tocando la guitarra y cantando,
recuerdo perfectamente que dijiste que la canción se
llamaba “Seven” – dijo Marianne.
Automáticamente empecé a tener un flashback de la vez
que Leonardo me dijo que había visitado Nashville por
negocios.
- Una vez visité Nashville por negocios y tuve la oportunidad
de escuchar música en vivo country, me gustó mucho – dijo
Leonardo.
- Supongo que tal vez fue a Grand Ole Opry House – dije y él
negó con la cabeza.
- Fui a un lugar un poco menos conocido – dijo tomando un
poco de su bebida.
- ¿Hace cuánto fue eso? – dije curiosa.
Hace un año, estuve buscando trabajo y lo único que había
conseguido era tocar y cantar en una especie de cafetería y
bar, recuerdo que me pagaron poco, pero al menos pude
comprar los medicamentos de mamá.
-No recuerdo muy bien – dijo tomando un bocado de comida
– Pero si recuerdo haber conocido a una cantante, cantaba
muy hermoso – dijo mirándome directamente a los ojos.
- Tal vez era una cantante profesional – dije encogiéndome
de hombros.
- Tal vez – dijo frunciendo un poco el ceño.
Significa que a la cantante que se refería ese día era ¿yo?
-No sabía que nos habíamos conocido desde mucho antes
– dije sorprendida.
- Bueno, creo que Leonardo te contara después la historia –
dijo Marianne.
La comida termino nos despedimos de Bradley y de los
padres de Leonardo. Cuando estuvimos en el auto no me
pude resistir a preguntarle sobre la vez que me conoció en
Nashville.
- ¿Por qué no me dijiste lo de Nashville? – pregunté.
- Pensaba decírtelo en un momento más oportuno, pero ya
que mi madre te dijo creo que ya no podre ocultarlo más –
yo negué con la cabeza – Ese día había viajado con mis
padres a Nashville por algunos problemas que surgieron en
la empresa de allí, cuando ya habíamos terminado de
resolver los problemas estábamos muy hambrientos, no
habíamos desayunado entonces nos recomendaron ese
lugar, entramos y pedimos algo para comer, estaba viendo
mi celular para verificar algunas cosas de la empresa
cuando dijeron que tocarían música en vivo, si te soy
sincero ni siquiera levante mi vista porque nunca me había
llamado la atención nada de la música, tú empezaste a
tocar la guitarra y después empezaste a cantar, tu voz me
cautivo y no pude evitar levantar mi vista para ver a la
dueña de esa voz, recuerdo perfectamente que tenias un
vestido largo blanco y unas flores en la cabeza, ni siquiera
seguí comiendo solamente te miraba a ti. Mis padres
también les encanto tu presentación de ese día, queríamos
conocerte… Bueno en realidad yo quería conocerte –
admitió riendo – Pero te fuiste tan rápido del escenario que
ya no te pude alcanzar.
Leonardo no estaba mintiendo, ese día yo llevaba esa ropa
puesta, recuerdo que había visto ese vestido en una tienda
y me había encantado, ahorre un par de semanas y lo
compré justamente 3 días antes de que me dieran la
oportunidad de cantar allí para ganar un poco de dinero,
antes de subir al escenario conseguí unas flores y las puse
en mi cabello para verme un poco mejor porque había
olvidado maquillarme en casa de la emoción que al menos
ganaría un poco de dinero haciendo lo que a mi me gusta.
-Mucho tiempo después había tenido problemas porque mi
antigua asistente no era muy organizada y hacía que yo
faltara a muchas reuniones entonces la despedí y le dije a
la señorita Smith que pusiera una oferta de trabajo pero
que no dijera que era para ser asistente de un CEO – dijo
Leonardo.
- Lo recuerdo, cuando Carolina me dijo que había sido
contratada y que sería asistente del CEO de esa empresa
me sorprendí mucho, pensé que no había leído bien la
oferta de trabajo, pero juraría que no mencionaba nada de
trabajar con el CEO, ¿Por qué decidiste que no dijeran que
trabajarían con el CEO? – pregunte.
- Siempre lo había hecho de esa forma y casi siempre
llegaban mujeres que no eran competentes para ese puesto
o solo les interesaba salir conmigo, así que decidí que
pusieran una oferta de trabajo para ser asistente de una
persona con un cargo mucho menor, sabía que de esa
forma no llegarían tantas personas interesadas y sería más
fácil elegir a mi asistente, la mayor sorpresa llego un día
por la noche cuando la señorita Smith me envió el único
curriculum que había llegado desde que ella publico la
oferta de trabajo. Te juro que no lo podía creer cuando vi tu
foto entre los papeles, leí toda tu información y me pareció
que eras buena para el puesto entonces le dije a la señorita
Smith que te contratara. Lo demás ya lo sabes tú, por eso
era mi prisa por conocerte el día de la entrevista y sin
querer sucedió lo del charco – dijo haciendo que yo riera –
No creía en esas cosas del destino, pero por las
casualidades de la vida y por como nos conocimos he
empezado a pensar de que tal vez ya estábamos
destinados a conocernos y no fue pura casualidad.
Capítulo 27: “Consulta de rutina”
Unas semanas después me encontraba como siempre
llenando y archivando documentos, de vez en cuando me
levantaba porque Leonardo me llamaba por asuntos de
trabajo nada más. Últimamente las cosas en la empresa
había estado mejor que nunca, habían llegado algunos
inversionistas de otros países para expandir más la
empresa a otros países entonces tenía que estar
organizando muchas reuniones con esos inversionistas.
En ese momento Leonardo me llamo y yo entre a su oficina.
- ¿Podrías ayudarme con algo? – dijo mientras tomaba un
portafolio de su escritorio y caminaba hacia mí.
- Sí – dije acercándome a él.
- Necesito que le des estos documentos a Bradley, dile a mi
chofer que te lleve a la otra empresa – dijo Leonardo y yo
asentí.
- ¿Quieres que le diga algo sobre los documentos? –
pregunté y él se quedo pensando por unos segundos y
luego sonrió.
- Que no vuelva a olvidar los malditos documentos de la
otra empresa en mi oficina – dijo haciendo que yo riera.
- Esta bien – dije sonriéndole.
Me di la vuelta para salir de la oficina cuando sentí como
tomó mi mano y me giro para que lo viera a él.
-Te prometo que después de todo esto tendremos más
tiempo para nosotros – dijo antes de dejar un tierno beso
en mi frente.
- Lo sé – dije sonriéndole.
Salí de la empresa y el chofer de Leonardo me llevo a la
otra empresa, estaba a punto de subir al elevador cuando
una de las recepcionistas me detuvo.
-No puedes entrar allí – dijo, yo la mire confundida.
- Yo también trabajo aquí – dije.
- ¿Dónde esta tu identificación? – pregunto y yo empecé a
buscar en mi cartera la identificación y me maldije al darme
cuenta de que la había olvidado, estaba tan acostumbrada
a siempre ir al lado de Leonardo que nunca me pedían mi
identificación de la empresa.
- La olvide, pero soy la asistente del CEO – dije y ella
empezó a reírse a carcajadas como burlándose de mí.
- Si claro, hasta yo quisiera ser su asistente – dijo ella
riendo.
Realmente me hizo enfadar verla reírse de mí.
-Solo quiero dejar unos documentos que envió el señor
Spinter a su hermano – dije y ella me arrebato los papeles
de las manos – Son papeles confidenciales no tienes
derecho de leerlos – dije tratando de quitárselos, pero
debido a que ella es más alta que yo no pude.
- ¿Qué me hace constar que estos papeles son reales? –
dijo alzando una ceja.
- ¿Acaso no ves la firma del CEO en ellos? – dije obvia.
- Lo siento, pero no te puedo dejar pasar – dijo sentándose
en su escritorio y decomisando los documentos.
- Si no me devuelves eso estarás en graves problemas –
dije y ella empezó a reírse más.
- Como digas – dijo ignorándome, ella abrió el portafolio y
empezó a leerlo.
Leonardo siempre me dijo que todos los documentos que
él manejaba eran confidenciales y que solo él, yo y las
personas involucradas en esos documentos podían leerlos.
-Señorita usted no puede leer eso – dije tratando de cerrar
el portafolio, ella me empujo bruscamente con su puño en
el rostro haciendo que yo me cayera al suelo.
- Seguridad, llévensela por favor – dijo la mujer.
Toqué mi rostro y vi que estaba sangrando de la nariz, en
ese momento las personas de seguridad se acercaron a mi
y me levantaron del suelo.
- ¡¿Qué creen que están haciendo?! – escuche la voz
enfadada de Bradley.
- Señor Spinter – dijo la mujer sorprendida que antes me
había golpeado.
- ¿Qué te sucedió? – dijo Bradley acercándose a mi al ver
que sangraba de la nariz - ¡¿Acaso no saben que ella es la
asistente del CEO de esta empresa?! – grito tan alto que las
personas que estaban alrededor nos miraran curiosos.
- Lo siento – dijo la mujer asustada.
- Solo quería darte esos documentos – dije señalando el
portafolio abierto que tenia la mujer.
- ¿Por qué estas leyendo esto? – dijo Bradley arrebatándole
el portafolio.
- Lo siento – dijo tartamudeando.
- Toma tus cosas y vete, estas despedida – dijo Bradley.
Bradley me tomo de la cintura y me llevo fuera de la
empresa y pidió a su chofer que nos llevara al hospital.
-Estoy bien, no hace falta que me lleves al hospital – dije.
- ¿Qué crees que me haría Leonardo si no te llevo ahora
mismo al hospital? – dijo frunciendo el ceño.
- Gracias – dije mientras me tapaba la nariz con un pañuelo
que él me había dado.
Unos minutos después llegamos al hospital, gracias a
Bradley ni siquiera tuve que esperar mucho porque allí
trabaja su doctor de cabecera y me atendió a mí. Tal y
como lo esperaba no era nada grave, me dio unos
medicamentos antiinflamatorios y para el dolor, después de
que el doctor me atendió a mi Bradley me dijo que lo
esperara que se hiciera unos exámenes de rutina que se
hacia una vez al año. Me senté en un pasillo y esperé a que
él saliera del consultorio.
Bradley ya se había tardado bastante y me empezaba a
aburrir de estar aquí sin embargo no lo iba dejar solo
porque él me dijo que lo esperar, me levanté y fui a la
máquina expendedora de bebidas, puse algunas monedas y
compré una botella con agua, cuando tomé mi agua vi que
Bradley salió del consultorio.
-Lo siento mucho Bradley, pero tienes que volver a tu
tratamiento de antes – dijo el doctor abriendo la puerta.
- Sabes lo mucho que sufrió mi familia por eso, no lo
volveré a hacer – dijo Bradley frunciendo el ceño.
- Sabes que sucederá si no lo haces – dijo el doctor.
En ese momento Bradley se dio cuenta de mi presencia, se
despidió del doctor y empezó a caminar hacia mí, me
sonrió, aunque su sonrisa se notaba un poco tensa y
forzada.
Vi que Bradley llevaba en su mano un folder azul, él no lo
tenia antes así que supuse que se lo dieron cuando entro al
consultorio.
-Lo siento por haberte hecho esperar tanto, mi doctor había
perdido mis exámenes – dijo con su sonrisa forzada.
Sabía que estaba mintiendo, pero no sabía por qué.
-No te preocupes, gracias por traerme aquí – le dije
sonriendo.
Bradley me paso dejando a la empresa y él regreso a la otra
empresa, durante el resto del día mi mente no dejaba de
pensar en lo que había escuchado que le dijo el doctor a
Bradley ¿Acaso estaba enfermo?
Leonardo jamás me había mencionado algo así, y
realmente creo que tampoco lo haría, es algo muy personal
de su hermano como para que lo comparta conmigo. Se
me ocurrió una idea que podría sonar un poco
manipuladora, pero era la única forma de saber si Bradley
estaba enfermo.
Aproveche el camino de regreso a mi apartamento después
del trabajo y después de cenar para llevar a cabo mi plan.
-Estoy un poco preocupada – le dije a Leonardo y él me
miro un poco preocupado.
- ¿Te duele la nariz? – pregunto, Bradley le había contado lo
que había sucedido y se puso muy furioso.
- No, estoy bien – dije sonriéndole él pareció tranquilizarse
un poco – Es sobre mi madre, ha estado enferma por tanto
tiempo que a veces me preocupo de que un día pueda
empeorar – dije triste.
- ¿Qué tiene? – preguntó interesado.
- Sufre de hipertensión, cuando se pone muy mal puede
llegar a desmayarse, los doctores nos dijeron que si no
logran controlar su presión sanguínea con el tiempo podría
desarrollar alguna enfermedad del corazón y morir – dije
triste, nada de eso era mentira, todo eso era verdad y nos lo
dijo el doctor la primera vez que supimos que ella se
tendría que medicar de por vida.
- Lo siento mucho – dijo mirándome de reojo, él tomó mi
mano y le dio un beso cálido – Tu madre estará bien y se
recuperará.
- Gracias – dije sonriéndole.
Nos quedamos en silencio por unos segundos, hasta que él
volvió a hablar.
-Hace unos años también mi familia y yo estuvimos
preocupados por mi hermano – empezó a hablar Leonardo
y yo lo escuche atentamente, mi plan había funcionado –
Cuando Bradley era más joven se podría decir que no tuvo
tan buena compañía, fumaba mucho con sus amigos de
ese entonces, en mi familia ya había antecedentes de
cáncer de pulmón mi abuelo murió por esa razón. Cuando
Bradley apenas tenía 20 años le detectaron cáncer de
pulmón, afortunadamente lo lograron detectar un poco
temprano y se pudo curar.
Ni siquiera podía mover ninguna extremidad, había
escuchado claramente que el doctor le había dicho a
Bradley que tenía que volver con su tratamiento, ¿Acaso
había regresado su cáncer?
Capítulo 28: “El pianista”
Los días pasaron y la empresa se podría decir que estaba
en sus mejores días dorados, Leonardo había pasado de
ser de los hombres más exitosos de Nueva York a ser el
hombre más exitoso, en cuestión de meses la empresa
había logrado extenderse en varios países europeos y
algunos de Latinoamérica, hace unas semanas a Leonardo
le hicieron una entrevista para la revista Forbes y uno de los
artículos que más llamó la atención fue “Cualquier otra
empresa esta lejos de alcanzar al imperio de Spinter
Enterprises”
-Creo que habría sido mejor si la portada hubiera dicho “El
diablo vive en nueva york” – dije haciendo que Leonardo
riera.
- ¿Puedes leer todo el articulo para mí? – dijo y asentí.
Me senté frente a su escritorio y empecé a leer las tres
paginas de la revista que eran completamente sobre
Leonardo. En todo el articulo hablo sobre los inicios de la
empresa con su padre y que luego fue nombrado él como el
nuevo CEO a sus 25 años, en tan solo tres años Leonardo
había logrado todo lo que su padre no pudo hacer en 30
años, logro que la empresa lograra expandirse a nivel
mundial. Al final del articulo Leonardo da sus
agradecimientos a su familia y a todas las personalidades
más importantes de la empresa, menciono algunos
nombres de personas que trabajan en la empresa que ni
siquiera conocía, mientras leía todos los nombres más me
emocionaba, termine de leer el articulo y le sonreí.
Por un momento pensé que encontraría mi nombre entre
toda su lista de personas a las que le agradecía, pero no fue
así, sabía que tampoco era una obligación para él hacerlo,
pero no pude evitar sentir un poco de tristeza.
- ¿Estas lista para esta noche? – me preguntó Leonardo
haciendo que yo saliera de mis pensamientos.
- ¿Esta noche? – pregunte confundida.
- Hoy es el recital de Edward – dijo haciendo que yo
recordara las entradas que me había dado el día de mi
cumpleaños.
- Es cierto, lo había olvidado por completo – dije
sorprendida.
- Saldré a almorzar con unos colegas de otras empresas
para celebrar esto – dijo levantando la revista – Pasaré por
ti a las 8:00 pm – dijo y yo asentí – De hecho, ahora que lo
pienso tu y tus amigos se deberían de tomar la tarde libre –
dijo guiñándome un ojo.
Salí de la oficina y me senté en mi escritorio para seguir
trabajando en algunas cosas que tenía pendientes,
Leonardo salió unas horas antes de la hora de almuerzo.
Casi como siempre salimos mis amigos y yo a almorzar, ya
se había convertido casi como un reto para nosotros ir a
diferentes restaurantes para comer, esta vez me tocaba a
mi elegir un nuevo restaurante, elegí un restaurante que
quedaba un poco más lejos de lo que estábamos
acostumbrados a ir. Cuando llegamos todos mis amigos se
quedaron sorprendidos al ver el lugar, tenía una temática
muy simple por fuera, pero una vez entramos todo
cambiaba parecía un lugar sacado de un mismísimo cuento
de hadas, las paredes estaban rodeadas de plantas y con
unas pequeñas luces que parecían luciérnagas.
-Creo que este ha sido el mejor lugar al que hemos ido –
dijo Gabriel.
- Sin duda alguna – dijo Abigail sonriendo.
Elegimos una mesa con vistas al puente de Brooklyn, una
vez nos sentamos nos llevaron té en unos tazas de
porcelana que tenían una decoración al estilo victoriano.
-Me siento como si estuviera en Inglaterra – dijo Carolina
tomando té y levantando el pulgar.
- ¿Cómo es que nunca habíamos descubierto este lugar? –
dijo Carolina.
- ¿Todos estamos de acuerdo que Olivia gano este mes? –
dijo Abigail.
- Sí – dijeron los demás al unísono.
Después de que termináramos de comer fuimos a unas
tiendas a comprar ropa, por último, entramos a una tienda
de trajes para caballeros, Gabriel quería comprar nuevos
trajes.
Mientras él se probaba algunos trajes conoció a uno de los
hombres que trabaja en la tienda, ambos parecieron hacer
un click inmediato porque empezaron a hablar tan
plácidamente.
-No puedo creerlo, el maldito encontró a su amor antes que
yo – dijo Abigail cruzándose de brazos.
- Creo que solo tendremos que alquilar el apartamento
nosotras tres – dije haciendo que ellas rieran.
- Pienso que deberíamos de invitar hombres ricos a nuestro
apartamento, lo seducimos toda la noche, lo
emborrachamos y le robamos su billetera – dijo Carolina.
- Me parece una muy exquisita idea – dijo Abigail haciendo
que todas riéramos.
- Podríamos empezar con él – dijo Carolina señalando a un
hombre que estaba de espaldas en la caja, parecía que
estaba pagando algo.
- Mira esa gran espalda, me encantaría poder quitarle ese
saco yo misma – dijo Abigail.
En ese momento el hombre empezó a moverse para darse
la vuelta y yo mire disimuladamente hacia otro lado para
que no me viera que lo estaba viendo.
-No puede ser esta viendo hacia nuestra dirección – dijo
Abigail.
- Disimulen – dije riendo.
- ¿Soy yo o esta viendo a Olivia? – dijo Carolina.
- Creo que si – dijo Abigail - Mierda allí viene – dijo antes de
levantarse y disimular como si estaba viendo unos trajes.
- ¿Olivia? – dijo una voz familiar, yo me gire muy
sorprendida.
- Iván – dije muy sorprendida.
- ¿Qué haces aquí? – dijo sorprendido.
- Bueno…- empecé a balbucear.
- ¿Vives en Nueva York? – me preguntó y yo asentí – Vaya,
ahora entiendo como lograste pagar todo ese dinero tu sola
– dijo sonriéndome.
- ¿Y tú que haces aquí? – le pregunté y él sonrió.
- Negocios, tu hermano mayor esta a punto de hacer el
mejor negocio de su vida – dijo guiñándome un ojo.
- Iván por favor dime que no eres un narcotraficante – dije
mirándolo con cara de pocos amigos y él empezó a reír a
carcajadas.
- ¿Acaso dudas que tu hermano llegue a ser el hombre más
exitoso de nueva york? – dijo sonriéndome.
Sonreí un poco al recordar quien es el hombre más exitoso
de nueva york.
-Creo que tienes un gran camino por recorrer – le dije
sonriendo.
- Lo lograre ya verás – dijo orgulloso – De haber sabido que
estabas aquí en nueva york te habría visitado el día de tu
cumpleaños ¿Por qué no me dijiste?
- Antes de mi cumpleaños estaba muy enfadada contigo –
dije cruzándome de brazos – Me hiciste pagar $7,000
dólares por gastos hospitalarios y los podrías haber
pagado tu mismo.
- Lo siento – dijo haciendo un puchero, yo rodé los ojos y él
empezó a reír – No has cambiado mi pequeña Olivita – dijo
haciendo que yo estallara a carcajadas.
- No me decías así desde que tenía 15 años – dije riendo.
- Aunque no lo creas, te he extrañado – dijo poniendo la
palma de su mano en mi mejilla.
- Yo también – dije en voz baja, él sonrió.
- Te diría que regresemos juntos a Nashville, pero sé que no
quieres volver a ver a papá – dijo y yo asentí – Te prometo
que cuando haya logrado mi objetivo te nombraré
presidenta de mi empresa para que papá no vuelva tratarte
como si no valieras nada para él – dijo, mire su rostro y
realmente se veía muy decidió, suspire cansada, ya había
recibido muchas promesas de Iván en el pasado, pero
nunca las cumplía.
- Esta bien – dije encogiéndome de hombros.
- ¿No me crees verdad? – dijo alzando una ceja.
- Iván es difícil creerte después de todas las veces que me
has mentido – dije suspirando.
- Olivia no te estoy mintiendo – él tomo mis manos y me
miro a los ojos – Olivia te juro por mi vida que esta vez no
te miento, lo haré y papá se sentirá muy orgulloso de
ambos.
- Te creo – dije mirándolo a los ojos.
Después de ese encuentro con Iván regrese a mi casa.
Iván había mantenido el nombre de su supuesta empresa
en secreto, ni siquiera me dijo donde vivía, tanto misterio
solo me llevaba a pensar que todo era una mentira. Me
preocupaba que Iván estuviera en problemas por que no
sabia de donde sacaba tanto dinero.
Cuando llegue a casa me dio mucha curiosidad todo lo que
Iván me había dicho, busque su nombre en Google para tal
vez encontrar algún indicio de que no mentía, pero no
encontré nada, no encontré ninguna empresa en nueva york
con algún CEO que tuviera el nombre de mi hermano. Me
decepcione un poco, realmente quería que todo lo que él
decía fuera real, pero no podía creerle cuando casi toda mi
vida nuestra relación se baso de mentiras.
Cuando ya era de noche empecé a vestirme para el recital
de esta noche, aproveché a comprar un vestido cuando
estábamos comprando hoy en la tarde, compré un vestido
rojo que tenia unos destellos que lo hacían brillar,
realmente era un vestido muy hermoso.
Tal y como Leonardo me había dicho llego a las 8:00 pm, él
sonrió al ver que usaba la gargantilla que él me había
obsequiado el día de mi cumpleaños.
-Te ves muy hermosa Olivia – dijo viéndome cuando se
detuvo en un semáforo.
- Gracias – dije sonriéndole.
- Te ves tan hermosa que me da un poco de celos que los
demás te vean – dijo antes de acercarse a mi y darme un
beso en el cuello – Cuanto me gustaría quitarte ese vestido
ahora mismo – dijo susurrándome en el oído.
- Creo que tendrá que ser en otro momento – dije
susurrándole muy cerca de sus labios.
- Puedo esperar – dijo sonriendo de lado.
Casi una hora después llegamos al teatro en donde sería el
recital, había muchas personas afuera haciendo fila para
entrar al teatro, pero por órdenes de Edward nos dejaron
entrar antes.
- ¡Olivia! – dijo Joyce emocionada al verme.
- Pequeña – dije acurrucándome para abrazarla.
- Es un gusto que hayan venido, Joyce estaba muy
emocionada por volver a verlos – dijo Alice la mamá de
Joyce.
- Pensé que ya nos habías olvidado – dijo Leonardo viendo
a la pequeña niña, ella negó con la cabeza.
- Les hice un dibujo – dijo quitándose su pequeña mochila y
de allí saco una pagina y nos la entrego.
- Es muy lindo – dije sonriéndole, éramos Leonardo y yo
debajo de unas palmeras de coco.
- ¿Y dónde está Edward? – pregunto Leonardo.
- Esta un poco estresado, el pianista principal dijo que
estaba enfermo, pero realmente mintió y olvido comprar su
boleto de avión para venir hasta nueva york – dijo Alice.
- Debe estar muy preocupado – dije.
- De hecho, quería que todo saliera a la perfección porque
sabía que ustedes dos estarían aquí y porque nos dijiste
que amas estar en recitales – dijo Alice.
En ese momento apareció Edward, él nos sonrió cuando
nos vio y se acerco a nosotros para saludarnos.
-Lo siento mucho Olivia, esta noche no será tan excepcional
como lo habría deseado, mi pianista principal no vino y
estoy tratando de conseguir otro así que tal vez el recital
inicie un poco más tarde – dijo Edward.
- No se preocupe esperaremos – dije sonriéndole.
- Olivia puede tocar el piano a la perfección, tal vez podría
ayudarle – dijo Leonardo, yo lo miré muy sorprendida a él.
- ¿Enserio? – dijo Edward muy sorprendido.
- Sí – dije tímida.
- ¿Puedes leer acordes? – preguntó y yo asentí.
Edward me dijo si podía tocar los acordes que estaban
escritos en una página, me senté en el piano y empecé a
tocar cada uno de los acordes que estaban allí, al terminar
él me miraba muy sorprendido.
- ¿Habías tocado antes en un recital? – me pregunto
Edward.
- No.
- Bueno, hoy tocaras en uno – dijo haciendo que yo lo
mirara muy sorprendida – Empezaremos en 15 minutos.
- No puede ser – dije tapando mi boca de lo sorprendida
que estaba.
- Bien hecho – dijo Leonardo acercándose a mí.
- Toca mis manos, están heladas – dije tomando su mano
para que pudiera sentir la mía.
- Tranquila lo harás bien – dijo dándome un beso en la
frente – Estaré en primera fila viéndote tocar – dijo
sonriéndome.
Cuando ya casi iba a iniciar el recital Leonardo se fue a su
asiento, toda la orquesta tomo sus respectivos lugares, me
daba un poco de nervios estar con todas estas personas,
ellos eran unas personas muy profesionales y yo solamente
era una amante de la música. Cuando el recital inició el
telón se abrió y todas las personas empezaron a aplaudir,
mi corazón se empezó a acelerar al ver a tantas personas,
todo el escenario estaba oscuro, en ese momento un
reflector me ilumino y sabía que esa era la señal para que
yo empezara a tocar el piano, poco a poco el escenario de
fue iluminando y los violines empezaron a sonar.
Poco a poco el nerviosismo que tenia fue desapareciendo,
miré a Leonardo entre la audiencia él me miraba con una
gran sonrisa, seguí tocando como nunca lo había hecho,
entre más tocaba sentía un gran éxtasis de adrenalina.
Cuando el nerviosismo desapareció lo único que había en
mi era un gran emoción, miré a todas las personas que
estaban en el teatro y sonreí pensando “Todas estas
personas están aquí para verte a ti”
Se acercó al gran final, era una parte en la que mis dedos
se movían tan rápido que ni siquiera yo misma sabía que
podía tocar tan rápido, al final todos se levantaron y nos
aplaudieron, el telón se cerro y yo sonreí satisfecha.
Ni siquiera me había equivocado en ningún acorde.
-Lo hiciste genial Olivia, fue una noche excelente gracias a ti
– dijo Edward acercándose a mí.
- Gracias por la oportunidad Edward – dije sonriéndole.
Al final se abrió de nuevo el telón y todos los músicos y yo
dimos los agradecimientos, nos tomamos de las manos e
hicimos el típico saludo de cortesía.
Vi a todas las personas y sonreí, jamás me habría
imaginado lo lejos que me llevo este viaje a nueva york, en
un año había logrado cumplir uno de mis mas grandes
sueños que era tocar en un recital de música.
Después de ver a todas esas personas aplaudiendo me dije
a mi misma: “Al fin cumpliste tu gran sueño”
Capítulo 29: “Coney Island”
Leonardo celebramos ese gran momento para mí, él me
llevo a cenar a un restaurante muy hermoso y romántico,
realmente no podía creer lo que había sucedido esta noche.
Al día siguiente recibí un hermoso arreglo de flores de
Bradley felicitándome, sonreí muy feliz, Leonardo le contó
muy emocionado lo que había sucedido ayer. Me
encantaba que Leonardo y yo podíamos disfrutar de los
éxitos de cada uno.
- ¿Leonardo me necesitaras en las próximas dos horas? –
dije entrando a su oficina.
- Para trabajo no, pero verte y llenar de alegría mi día si te
necesito – dijo haciendo que yo sonriera sonrojara.
- Quiero ir a la oficina de Bradley para agradecerle
personalmente por el hermoso arreglo – dije.
- Claro, puedes ir – dijo Leonardo sonriéndome.
- ¡Gracias! – dije antes de salir de su oficina.
Tomé mis cosas y salí de la empresa, tomé un taxi y casi
una media hora después llegué a la empresa, cuando entre
a la empresa me di cuenta de que había una nueva
secretaria ella al verme se puso un poco nerviosa, busque
mi identificación para mostrársela, cuando llegue a donde
estaba ella se la mostré.
-No se preocupe señorita Baldinelli, no tiene que mostrar su
identificación aquí – dijo sonriéndome.
- Gracias – dije sonriéndole a ella.
Tomé el elevador que me llevo hasta la oficina de Bradley,
toque la puerta suave y escuche su voz diciendo “Adelante”
Entre a su oficina y él me sonrió al verme.
- ¿Recibiste las flores? – me pregunto y yo asentí.
- Sí, estaban tan lindas que no pude evitar venir a
agradecerte personalmente – dije sonriéndole.
- Me alegra que te hayan gustado, por favor siéntate – dijo y
yo me senté frente a él - ¿Qué tal estuvo la noche de ayer? –
me pregunto.
- ¡Fantástico! Jamás me habría imaginado que algún día
tocaría frente a tantas personas – dije emocionada.
- Me habría gustado estar allí – dijo sonriéndome.
- Te habría encantado fue muy emocionante tocar todas
esas hermosas canciones…- en ese momento Bradley
empezó a toser él tomo un pequeño pañuelo, yo seguí
hablando y me detuve al ver que sus labios tenían un poco
de sangre.
- Por favor sigue contándome – dijo Bradley, pero apenas
podía hablar porque seguía tosiendo.
- ¿Bradley estas bien? – dije levantándome preocupada.
Bradley me señalo una caja de pañuelos mientras tosía, yo
la tomé y le di unos pañuelos, cada vez que tosía sacaba
grandes cantidades de sangre combinado con otra cosa
que creo que era mucosa.
-Por favor no le digas nada de esto a Leonardo – dijo una
vez había dejado de toser.
- ¿Bradley que tienes? – dije preocupada.
- Creo que no te voy a poder seguir engañando mucho
tiempo más – dijo sonriendo tristemente.
- ¿A qué te refieres?
- Tengo cáncer de pulmón y… - suspiro profundamente –
Los doctores dicen que estoy en una fase muy critica o
como la llaman ellos fase final.
- La vez que me dijiste que habías donado sangre… no fue
por eso por lo que fuiste al hospital ¿verdad? – dije
mientras sentía como mis ojos se empezaban a cristalizar,
él negó con la cabeza.
- Me hice unos exámenes porque desde hace unos meses
atrás he sentido que he empeorado – dijo.
- ¿Le has dicho algo a tu familia?
- Papá y mamá ya lo saben – dijo un poco triste – Ellos
fueron los primeros en darse cuenta de mis síntomas tan
evidentes – dijo sonriendo de lado – Leonardo todavía no
sabe.
- ¿Por qué?
- Está en uno de sus momentos más importantes de su
vida, no quiero arruinarlo por completo – dijo Bradley
parándose para caminar a una pequeña mesa de donde
saco unas pastillas.
- Bradley lo siento tanto – dije mientras sentía como
algunas lagrimas se empezaban a deslizar por mis mejillas.
- ¿Por qué? Ni siquiera tengo miedo de morir – dijo
tomando su medicamente – Desde que nacemos es un día
menos, cada cumpleaños celebramos un año menos.
- Bradley creo que deberías de decirle a Leonardo – dije y él
suspiro.
- Se lo diré – dijo dándose la vuelta para mirarme – Pero no
ahora, solo dame un poco de tiempo – dijo mientras volvía
a sentarse en su escritorio.
- Ya que sabes la verdad y no quiero hacer que mis padres
sean los que me vean de esa forma ¿Podrías hacer algo por
mí? – me pregunto y yo asentí.
- Por supuesto – dije de inmediato.
- ¿Podrías acompañarme a mis terapias? Se que
probablemente no me ayudaran ya, pero al menos el día
que muera sabre que luche por vivir – en ese momento se
formo un gran nudo en mi garganta, no fui capaz de
responderle así que solo asentí – Gracias – dijo
sonriéndome.
- Puedes contar conmigo para cualquier cosa – dije cuando
al fin pude hablar.
- Gracias Olivia – dijo acercándose a mí y dándome un
fuerte abrazo.
Después de eso regrese a la oficina, ni siquiera podía creer
lo que acababa de suceder, Bradley se ve tan feliz y
saludable ¿Cómo puede ser posible todo esto? ¿Cómo es
que una buena persona esta condenada a ese final tan
horrible?
Cuando llegue a la oficina me sentí un poco aliviada de que
Leonardo no estuviera así no tendría que estar pensando en
lo que me dijo Bradley, no obstante, allí estaba Carolina
frente a mí, ella me sonrió al verme y siguió trabajando.
Mientras la miraba me pregunte como reaccionaría cuando
supiera la horrible noticia.
El resto de la tarde transcurrió con normalidad, Leonardo no
llego a la oficina el resto del día, me parecía un poco
extraño que ni siquiera me hubiera avisado que no estaría
el resto del día. Tomé un taxi que me llevo a casa, el cielo
se veía un poco gris y hacia un poco de frio afuera, me puse
mi abrigo unas calles antes de llegar a mi apartamento. Me
bajé del taxi y abrí la puerta del edificio.
Cuando llegue a mi apartamento me tire a mi cama, estaba
muy aburrida y a la misma vez triste por la noticia de
Bradley, en ese momento mi celular empezó a sonar, lo
tome emocionada pensando que era Leonardo, pero en
realidad era mi hermano.
-Hola – dije cuando contesté la llamada.
- Hola ¿Tienes tiempo libre? Me gustaría verte – dijo Iván.
- ¿Acaso estas de nuevo en problemas? – dije rodando los
ojos y él solo rio.
- Te prometo que no, esta vez es solo para pasar un tiempo
libre nosotros dos, como hermanos – dijo en voz baja lo
último.
- ¿Dónde nos vemos? – pregunté y por el tono de su voz
creo que estaba sonriendo.
- Puedo pasar por ti a tu apartamento – dijo Iván, lo dude
por unos segundos si darle mi dirección.
- Te mandaré mi dirección por mensaje – le dije.
- Pasaré por ti en media hora – dijo antes de colgar.
Me cambié de ropa y me puse algo más casual, me puse un
abrigo largo color beige y unas zapatillas Adidas. Tal y
como lo dijo Iván, 30 minutos después me envió un
mensaje diciéndome que estaba afuera de mi apartamento,
tomé mis llaves y bajé del edificio.
Iván me esperaba en un auto azul, me subí al auto y él me
sonrió.
-Me alegra que hayas aceptado salir conmigo – dijo Iván
cuando ponía en marcha el auto.
- No hagas que me arrepienta – dije fulminándolo con la
mirada, él solo se empezó a reír.
Iván siguió conduciendo, ninguno de los dos hablaba y todo
se convirtió en un silencio incómodo.
- ¿Puedo encender la radio? – pregunté y él asintió.
Puse la radio y dejé la primera estación que encontré que
estaba sonando una canción que me gustaba.
- ¿A dónde vamos? – pregunte después de tanto silencio.
- ¿Alguna vez has ido a Coney Island? – pregunto y yo
negué con la cabeza.
- No tengo tanto tiempo para explorar esta gran ciudad –
dije.
- Entonces me alegra ser la primera persona con la que
vendrás aquí – dijo sonriéndome.
Después de unos minutos llegamos a una playa, había un
muelle en donde había un parque de diversiones, se
escuchaban algunos gritos de las personas que la estaban
pasando bien en ese lugar.
Después de que Iván estacionara el auto nos bajamos y
caminamos hacia los juegos.
- ¿A dónde quieres ir primero? – me pregunto sonriéndome.
- La montaña rusa – dije emocionada.
Iván compro los boletos y nos formamos en la fila
esperando nuestro turno, ni siquiera esperamos tanto
cuando ya estábamos en la montaña rusa. Iván y yo
gritamos emocionados durante todo el juego, siempre nos
habían gustado estos juegos, solíamos escaparnos de casa
e ir a un parque de diversiones en Nashville después de
clases.
- ¿Recuerdas el día que mamá se dio cuenta de que nos
escapábamos de casa por ir al parque de diversiones? –
dijo Iván riendo.
- Lo recuerdo perfectamente – dije riendo – Recuerdo
nuestras caras de susto al verla en la salida de uno de los
juegos que estábamos, ni siquiera seguí gritando de la
emoción después de verla parada esperándonos.
- Recuerdo que ese día besé a Rosé por primera vez, ni
siquiera me gustaba ella – dijo haciendo una mueca.
- ¿Por qué lo hiciste? – dije riendo.
- ¿Nunca te diste cuenta? – preguntó y yo lo mire
confundida.
- ¿El que? – dije y él negó con la cabeza riendo.
- Siempre me había gustado Jessica, por eso siempre te
decía que la invitaras a salir con nosotros, ese día pensaba
confesarle mis sentimientos, pero tú y ella se pelearon, no
se porque pelearon solo se que te vi llorar y fui detrás de ti
– dijo.
- Ese día me dijo que había besado a Ángel, me enojé
mucho por eso – dije – No sabía que te gustaba Jessica –
dije sorprendida.
- Me gustó desde primer grado – dijo Iván haciendo que yo
lo mirara muy sorprendida.
- ¿Por qué nunca le dijiste nada? – dije sorprendida.
- Por ti – dijo riendo.
- ¿Qué?
- Me dijiste que nunca se me ocurriera enamorarme de una
amiga tuya porque dejarías de ser mi hermanita – dijo
tratando de imitar mi voz.
Era cierto, yo siempre le decía eso, pero jamás me imagine
que él realmente estuviera enamorado de ella.
-Lo siento – dije triste.
- ¿Cómo ha estado ella? – me preguntó viendo hacia la
nada.
- Bueno… Ella esta casada, se casó con Ángel – dije.
- ¿Me creerías si te digo que quise comprar una casa para
decirle que huyéramos juntos cuando ella quedo
embarazada? – dijo sonriendo – Pensé que Ángel la
abandonaría y no me hubiera importado si papá y mamá
me hubieran echado de casa, no me habría importado nada
si ella hubiera estado a mi lado.
- ¿Fue después de lo que sucedió con el dinero? – pregunté
y él asintió - ¿Huiste con el dinero por esa razón? – dije,
pero él negó con la cabeza.
- Siempre quise salir de esa pequeña cuidad, pero no me
imagine que papá te haría tanto daño – dijo mirándome a
los ojos.
- Siempre fuiste el favorito de casa – dije mientras sentía
como mis ojos se empezaban a cristalizar – Creo que
ambos terminamos con un corazón roto – en ese momento
vi como sus ojos también se empezaban a cristalizar.
- Se que tuviste que sacrificar muchas cosas por mi culpa,
lo siento mucho – dijo abrazándome – Te prometo que
nunca te volveré a abandonar – dijo mirándome a los ojos.
- No prometas cosas que no hagas – dije mientras sentía
como una lagrima se deslizaba por mi mejilla, él la seco
con su pulgar.
- Te prometo que esta vez es verdad.
Capítulo 30: “Champagne”
Después de esa salida con mi hermano nos habíamos
vuelto más cercanos, me daba mucha tristeza recordar de
que por mi culpa él nunca pudo hacer nada por el amor que
sentía por Jessica y la peor parte de todo es que ahora ella
es muy feliz con su nueva familia que creó.
Leonardo había estado más ocupado que nunca, salía
todas las noches para ir a eventos de otros directores de
otras empresas para conseguir nuevas relaciones con su
empresa y así su Spinter Enterprises siguiera siendo la
empresa más exitosa en Nueva York. Tuve que acompañar
a Leonardo a cada uno de esos eventos como su asistente,
mientras que Leonardo pasaba hablando con esas
personas importantes yo tenía que estar en otro lugar, pero
a la misma vez cerca por si él me necesitaba. Habíamos
ido a tantas fiestas últimamente que ni siquiera nos
quedaba tiempo para salir a nosotros dos juntos, no podía
negar que extrañaba esos momentos a solas con Leonardo,
pero él estaba trabajando en lo que siempre había soñado,
ser el hombre más exitoso de Nueva York y también se
perfectamente que si él estuviera en mi lugar respetaría mis
decisiones y me apoyaría siempre para que yo lograra mis
sueños.
Como a veces tenía tiempo libre porque no salía con
Leonardo utilizaba ese tiempo para salir con Iván, nuestra
relación iba mejorando poco a poco, me había contado de
que pronto firmaría unos documentos muy importantes que
podría cambiar su vida, siguió diciéndome que si su plan
sale como él lo había planeado me nombrará presidenta de
su empresa no obstante a pesar de que nuestra relación ha
mejorado no le creo algunas cosas.
Le había prometido a Bradley acompañarlo a sus terapias
que le hacían por el cáncer, a pesar de que él siempre me
decía después de cada terapia que estaba bien y que no
sentía nada sabía que me estaba mintiendo para que yo no
me preocupara. Bradley tampoco le había dado la noticia a
su hermano, entonces yo siempre era cuidadosa en no
tocar nada de ese tema.
Caminaba al lado de Leonardo mientras caminábamos por
el pasillo que nos llevaría a una gran terraza en donde
estaba en evento de esta noche de él.
- ¿Cómo me veo? – me preguntó Leonardo con disimulo.
Lo miré detenidamente para que todo en su traje estuviera
bien, me detuve en su corbatín para arreglarlo porque
estaba un poco flojo.
-Te ves bien – dije sonriéndole.
- ¡Leonardo, el hombre más exitoso de nueva york! – dijo un
hombre acercándose a nosotros.
- ¡Lucas! – dijo Leonardo abrazándolo para saludarlo.
- Ven siéntate con los demás – dijo pasando su brazo por la
espalda para guiarlo a un lugar en donde había más
hombres con trajes caros y bebiendo champagne.
Empecé a ver hacia todos lados para encontrar un lugar en
donde pudiera sentarme y esperar a Leonardo. No encontré
otro lugar más que en el bar de bebidas, me senté allí y pedí
un jugo de naranja, para mi suerte aquí si tenían algo que
no tuviera alcohol, la mayoría de las fiestas a las que
habíamos ido solo me ofrecían alcohol.
-Aquí tiene señorita – dijo el mesero dándome mi bebida.
- Gracias – dije antes de tomar mi bebida.
Desde aquí podía ver perfectamente a Leonardo, si él me
necesitaba podría verlo que me está buscando y
rápidamente me acercaría a él.
Había pasado más de una hora y yo seguía aquí sentada, ya
me dolía mucho estar sentada así que me paré y empecé a
caminar por la fiesta, mientras caminaba podía escuchar
algunas conversaciones la mayoría hablaban de dinero,
inversiones, acciones y familia. Mientras caminaba vi que
una mujer muy alta y delgada se acerco a la mesa en donde
estaban los demás hombres y Leonardo, ella se acercó
saludo a todos, le dio un beso en la mejilla al hombre que
había hablado primero con Leonardo y por ultimo se acerco
a Leonardo y le dio un beso en la mejilla muy cerca de la
comisura de los labios, la expresión de Leonardo no cambió
y al contrario se veía muy cómodo hablando con ella.
- ¿Desea una copa de champagne señorita? – me dijo un
mesero acercándose a mí.
No había bebido nada en la noche solamente mi vaso con
jugo, tomé una copa.
En ese momento vi como Leonardo empezó a ver a todos
lados, caminé hacia él para saber si necesitaba algo.
- ¿Necesita algo señor Spinter? – dije cuando estuve cerca
de él.
- No, de hecho, buscaba un mesero – me dijo Leonardo.
- Vaya a parecer que tu asistente no ha perdido el tiempo en
toda esta noche, esa debe ser ya tu séptima coma de
champagne – dijo el hombre haciendo que todos
empezaran a reírse, yo solo me reí por compromiso no
porque me diera gracia la estúpida broma que había hecho
el hombre.
- Puedes traernos dos copas más de champagne a Leo y a
mí por favor – dijo la mujer, la miré y asentí con la cabeza
antes de alejarme.
“Puedes traernos dos copas más de champagne a Leo y a mí
por favor”
¿Desde cuando hay una mujer que lo trate con tanta
confianza? Ni siquiera había escuchado a su madre
llamarlo de esa forma.
Por una extraña razón no encontré a ninguno de los
meseros que andaban con las bandejas ofreciendo el
champagne así que me acerqué al bar y pedí las dos
bebidas. Después de que me dieron las bebidas me
acerqué de nuevo a la mesa en donde estaba Leonardo,
estaba subiendo unas pequeñas escaleras para llegar a
donde estaban ellos cuando por accidente patee mi vestido
con mis tacones haciendo que perdiera el equilibrio y
botara ambas copas.
-Lo siento mucho, fue un accidente – dije muy preocupada
al ver que había salpicado un poco el vestido blanco de la
mujer.
- ¿Acaso no ves por donde caminas? – dijo uno de los
hombres mirándome enfadado.
- Señorita no debería de beber en un evento como este –
dijo el hombre que había hecho la broma del champagne.
- De seguro esta tan borracha que ni siquiera puede
caminar bien – dijo uno de los hombres haciendo que
todos empezaran a reír.
- No te quedes allí parada, ve y trae algo con que pueda
limpiarme – dijo la mujer mirándome con el ceño fruncido.
Corrí hacia el bar de nuevo para conseguir unas servilletas,
regresé lo más rápido que pude, me acurruque para limpiar
la parte de debajo de su vestido cuando Leonardo me
arrebato las servilletas y le ayudo a la mujer para limpiar su
vestido.
-Gracias Leo, eres todo un caballero – dijo la mujer
sonriéndole – Creo que también me mojo un poco las
piernas el champagne – dijo subiéndose un poco el vestido,
Leonardo no dijo nada y solamente paso las servilletas por
sus piernas.
No me quede un segundo más allí parada y empecé a
buscar la salida de la fiesta. Me quedé parada en la salida
esperando por unos minutos, esperaba a que Leonardo
viniera detrás de mí, esperé al menos 15 minutos, pero él
nunca llegó.
Empecé a caminar por la acera hasta que encontré el
primer taxi que me llevo a casa.
Al llegar a casa me tiré en mi cama y aprete fuertemente la
almohada, ni siquiera me di cuenta cuando había
empezado a llorar.
Realmente estaba muy enfadada con Leonardo y conmigo
misma, ni siquiera sabía si estaba exagerando las cosas o
si realmente tenía razón de estar enfadada.
Al día siguiente me levante a la misma hora de siempre, me
vestí y tomé un taxi que me llevara a la oficina. Cuando
llegué a la oficina puse mi cartera en el escritorio y bote por
accidente mi organizador de lápices.
- Mierda – dije antes de agacharme para recogerlos.
-Vaya, alguien no viene de humor hoy – dijo Carolina
acercándose para ayudarme.
- Creo que no – dije frunciendo el ceño.
- ¿Sucedió algo malo? – dijo cuando ya habíamos recogido
todos los lápices.
- Bueno…- en ese momento se abrió la puerta del elevador y
de allí salió Leonardo.
- Necesito hablar contigo – dijo Leonardo antes de entrar a
su oficina.
- Creo que ya se quién es la razón por la que estés enojada
– dijo Carolina haciendo una mueca.
Entré a la oficina y caminé hacia el escritorio en donde
estaba Leonardo, él se miraba tan tranquilo escribiendo
unas cosas, estuve parada frente a él, pero no decía nada,
mi paciencia se empezaba a agotar.
- ¿Necesita algo o regreso en otro momento? – dije seria, él
dejo de escribir y me miro.
- ¿Qué te sucedió ayer? – preguntó recostando su
mandíbula sobre sus manos.
- ¿A que se refiere? – dije mirándolo con el ceño fruncido.
- Te fuiste sin decirme nada – dijo mirándome con el ceño
fruncido.
- Entonces es sobre eso – dije mirándolo con una falsa
sonrisa - ¿Quiere que le responda como su asistente o
como su novia?
- Ni siquiera se porque estas enojada, yo soy el que debería
de estar enojado – dijo Leonardo.
- ¿Por qué?
- ¿Cómo crees que quedé frente a toda esa gente cuando
salpicaste el vestido de la hija de mi socio?
- ¿Acaso crees que lo hice apropósito?
- Solo creo que no debiste beber tanto ayer – dijo
levantándose de asiento.
- Leonardo ni siquiera bebi ni una maldita copa – dije
levantando el tono de mi voz – Sabes perfectamente que
no me gusta beber alcohol, simplemente me tropecé con el
estúpido vestido y boté por accidente las copas, pero creo
que al parecer ni siquiera te diste cuenta de que fue un
accidente por estar viendo a la hija de tu socio.
- ¿Qué insinúas? – dijo mirándome enfadado.
- Bueno creo que tú y ella se veían muy felices hablando
ayer.
- Son cosas de negocios, por obvias razones tengo que ser
amigable con ella y con todos los que estaban en esa mesa
– dijo acercándose a mí.
- Claro tan amigable que dejas que te bese cerca de la
comisura de los labios, tan amigable que hasta haces el
trabajo de tu asistente y le limpias las piernas debajo de su
vestido – dije.
- ¡Lo hice para que no tuvieras ningún problema frente a mis
socios! – dijo muy enfadado.
- Entonces supongo que, si mi bebida no hubiera caído en
su vestido, sino que en el pantalón de uno de esos hombres
también lo habrías limpiado – dije en tono sarcástico.
- Ni siquiera habría dejado que les pusieras una mano
encima – dijo Leonardo frunciendo el ceño.
- Claro, no dejas que toque a otro hombre, pero si dejas que
ellos se burlen de mí, ¡Hasta tú te reíste de la estúpida
broma que dijeron de mí!
- Solo fue una estúpida broma Olivia.
- Fue una estúpida broma de la cual tú también te reíste –
dije señalándolo.
- ¡¿Entonces que se supone que hiciera?! ¿Decirles que me
estoy acostando con mi asistente y que la respeten? – dijo
enfadado.
- Simplemente pudiste haber dicho que me respetaran –
dije mientras sentía como mis ojos se empezaban a
cristalizar.
Leonardo suspiro profundamente y cerro sus ojos.
-Nada de esto no habría sucedido si no fueras mi asistente
– dijo mirándome a los ojos.
- ¿Debería de irme y renunciar? – dije y él negó con la
cabeza, él se empezó a acercar lentamente a mi y tomo mi
rostro con sus dos manos.
- Deberías de casarte conmigo – dijo mirándome a los ojos.
- No puedo – dije mirándolo triste.
- ¿Por qué? – dijo mirándome confundido.
- Solo piénsalo, tu tienes 27 años y eres uno de los hombres
más ricos de todo el mundo, yo tengo 23 años y no he
hecho algo de lo cual me sienta muy orgullosa. Antes de
casarme quiero haber logrado muchas cosas, se que eres
un buen hombre y que nunca me veras de menos por no ser
una mujer millonario o tan exitosa como tú, pero también
quiero ser una mujer independiente que nunca dependa de
la fortuna de su esposo – él me sonrió y me dio un beso en
la frente.
- ¿Y cuales son esas cosas que quieres lograr antes de
casarte? – dijo acariciando mi mejilla.
- Siempre supe que me gustaba la música, pero no fue
hasta el día que toqué en el recital frente a todas esas
personas que me di cuenta de que eso es lo que quiero
hacer por toda mi vida – dije muy segura.
- Una esposa que sea una prodigio de la música – dijo
mientras hacia como si pensaba – No suena mal – dijo
sonriéndome.
- ¿Entonces me esperaras a que cumpla sueño? – dije y él
me dio tierno beso en los labios.
- Seré la primera persona que llegue a cada uno de tus
recitales.
Capítulo 31: “Una nueva oportunidad”
Después de la hora de almuerzo había regresado a la
empresa y tal como estaba en mi agenda Leonardo estará
en una reunión con unos socios de otra empresa, le llame a
Bradley para que me fuera a traer, a los pocos minutos ya
estaba esperándome afuera.
- ¿No ha sospechado algo Leonardo? – preguntó Bradley
mientras empezaba a manejar al hospital.
- No, estaba en una reunión así que no creo que se dé
cuenta de que no estoy en la empresa – dije.
- Gracias por hacer esto – dijo con una media sonrisa.
- ¿Cuándo le dirás la verdad? – pregunté y él suspiro
profundamente.
- No lo sé – dijo.
Miré discretamente a Bradley y ya no se veía tan sano
como cuando yo lo conocí, se veía más pálido, ahora tenia
ojeras, y el cambio mas evidente es que ahora se ve más
delgado. Cuando llegamos al hospital nos bajamos y
fuimos al consultorio en donde siempre le hacen su terapia.
Después de casi una hora él salió y empezamos a caminar
al auto, mientras caminábamos no veía tan bien a Bradley
de no haber sido porque lo tomé del brazo él se abría caído
al suelo.
- ¿Estas bien? – dije preocupada.
- Si, es normal, a veces sufro de mareos después de la
terapia – dijo entrecerrando los ojos.
- Dame las llaves, conduciré yo – dije y él no dijo nada más
y me entrego las llaves.
Lo ayude a subirse al auto, le puse el cinturón de seguridad
y me pase al lado del conductor.
-Bradley no creo que sea buena idea que regreses a la
empresa en ese estado, creo que deberías de regresar a
casa – dije mirándolo preocupada.
- Llévame a casa – dijo.
- Bradley te ves muy mal, no debes estar solo, si te llegaras
a poner peor ¿Quién te ayudaría si estas solo? Te llevaré a
casa de tus padres.
- No quiero que mis padres me vean así – dijo.
- Pero no voy a permitir que estés solo – dije preocupada.
- Mis padres se preocuparán mucho si me ven así – dijo.
Lo pensé por unos segundos tratando de buscar una
alternativa y lo único que se me ocurrió fue llevarlo a mi
apartamento.
-Entonces te llevaré a mi apartamento – dije antes de poner
en marcha el auto.
Él ya no volvió a decir nada y recostó su cabeza sobre la
ventanilla del auto, manejaba con cuidado para que su
cabeza no se golpeara. Cuando llegue a mi apartamento
me baje y le ayude a Bradley a bajarse del auto, subimos
hasta mi apartamento y lo lleve a mi cama para que se
recostara.
-No intentes escapar o me enfadaré mucho – dije
fulminándolo con la mirada.
- No lo haré – dijo con una media sonrisa.
En ese momento mi celular empezó a sonar.
- Mierda, es Leonardo – dije antes de salir de la habitación
– Hola – dije contestando la llamada.
- ¿Dónde estás? – pregunto.
- Lo siento, salí de nuevo porque surgió un inconveniente
con mi familia y tuve que depositar dinero en su cuenta
bancaria – dije mordiendo mi labio inferior nerviosa.
- No hemos salido juntos por un tiempo, ¿Te gustaría salir
esta noche? – dijo haciendo que yo sonriera.
- Claro – dije sonriendo.
- ¿Regresaras a la empresa? – preguntó.
- Si, ya voy en camino.
- Ok.
- Te veo en unos minutos – dije antes de colgar la llamada,
regresé a donde estaba Bradley quien ya se había quitado
los zapatos y se veía muy cómodo en mi cama.
- Te juro que esta cama es más cómoda que la mía – dijo
escondiendo su rostro con una almohada.
- No lo creo – dije riendo.
En ese momento empezó a sonar de nuevo mi celular, pero
esta vez era un numero desconocido, no contesté la
primera llamada, pero mi celular volvió a sonar por segunda
vez así que contesté.
- ¿Hola? – escuche la voz de Edward.
- Hola Edward – dije sonriendo - ¿Cómo ha estado? –
pregunté.
- De maravilla desde la ultima vez que tocaste con
nosotros, dejaste a todos impresionados con tu gran
habilidad – dijo y yo sonreí.
- Gracias.
- ¿Alguna vez habías tocado en un recital antes? –
preguntó.
- No.
- Bueno es muy curioso, sonaste como si fueras una
pianista profesional. ¿Sabes? Ese día había sido el último
recital de la gira, pero recibimos muchos buenos
comentarios sobre esa noche, la mayoría de esos buenos
comentarios tenían que ver con la nueva pianista, entonces
decidimos dar un último recital, habrá muchas personas
buscatalentos, quien sabe, hasta podrían contratarte – dijo.
- Me encantaría estar allí – dije emocionada.
- Te pasaré más detalles del día por mensaje, y gracias de
nuevo por ayudarme – dijo antes de colgar la llamada.
- ¡No puede ser! – dije saltando de la emoción.
- ¿Qué sucede? – dijo Bradley descubriendo un poco sus
ojos de la almohada para verme.
- ¡Estaré tocando en un recital! – dije emocionada.
- ¿Enserio? – dijo sorprendido.
- ¡Si! – dije emocionada.
- Me alegra que estés haciendo lo que te gusta – dijo
sonriéndome.
- Bradley tengo que irme, dejaré el carro estacionado en el
callejón para que Leonardo no lo vea – él asintió.
Salí de mi apartamento, me subí al auto y lo estacione al
fondo del callejón, subí de nuevo a mi apartamento y deje
las llaves en el mueble que estaba a la par de la puerta
principal. Tomé un taxi para que me llevara de nuevo a la
empresa, unos minutos después ya estaba en la empresa.
Ni siquiera me había sentado frente a mi escritorio cuando
Leonardo ya me estaba llamando para que entrara a su
oficina, tome mi IPad y entré a la oficina.
-Ven siéntate – dijo Leonardo señalando el sillón que
estaba a unos metros de su escritorio – Estaba pensando
que últimamente hemos estado más distantes por mi
trabajo, ¿Te gustaría salir hoy? – preguntó y yo asentí – Te
veo más alegre de lo normal, ¿Ocurre algo? – pregunto
alzando una ceja.
- Edward se contacto conmigo para pedirme que vuelva a
tocar en el recital – dije emocionada.
- Eso es grandioso – dijo sonriéndome – Entonces tenemos
una razón más por la cual debemos de salir hoy, tenemos
que festejar tu logro.
- Edward dijo que habrá personas cazatalentos y tal vez
estén interesados en mi y me contraten – dije emocionada.
- Se que eres muy buena, pero no te ilusiones mucho – dijo
mirándome preocupado.
- Lo sé, pero estoy muy feliz de que al menos tenga la
oportunidad de tocar de nuevo – dije sonriéndole.
- Entonces este es el gran sueño por el que me dejaste
plantado – dijo bromeando.
- Siempre quise hacer esto, pero simplemente jamás me
imaginé que llegara a ser posible – dije.
- Estaba pensando que sería bueno si nos tomáramos unos
días libres y fuéramos a visitar a tus padres – dijo
Leonardo.
Nunca le había dicho a Leonardo que mi familia no era tan
linda como la de él, de hecho, ni siquiera sabía que mi
padre ni siquiera me quiere.
-Claro, sería un buena idea, podríamos visitar los lugares a
los solía ir cuando era pequeña – dije sonriendo.
- ¿Te imaginas terminar todo nuestro recorrido en aquel bar
en el que te vi por primera vez?
- Espero que la próxima vez que regrese a Nashville sea a tu
lado – dije acercándome a él para abrazarlo por la espalda.
Después de nuestra jornada de trabajo, Leonardo me llevo a
un lindo restaurante en donde cenamos y hablamos un
poco.
- ¿Sabes? Se me acaba de ocurrir algo – dijo sonriéndome.
- ¿Qué? – dije bebiendo un poco del vino de uva.
- ¿Por qué no te mudas a mi apartamento? – dijo haciendo
que yo casi me ahogara – Recuerdo que leí en tu curriculum
que una de tus metas al trabajar con nosotros era ahorrar
para comprar una casa para tus padres, yo podría ayudarte,
pero sé que no aceptarías mi ayuda – dijo haciendo que yo
riera – Entonces puedes ahorrar el dinero que gastas en
alquiler de tu apartamento y utilizarlo para comprar la casa.
- Leonardo no se si sea una buena idea – dije insegura.
- Olivia – tomó mi mano – Estos días te he extrañado más
que nunca, me haría muy feliz si vivieras conmigo…
Además, cuando nos casemos te tendrás que mudar
conmigo – dijo haciendo que yo sonriera.
- Esta bien, pero necesito una semana al menos para
empacar mis cosas – dije y él asintió.
- Perfecto – dijo sonriéndome.
Capítulo 32: “Decepción”
Una semana después me encontraba viviendo con
Leonardo, la mudanza había sido muy rápida, él se había
encargado de todo eso, aunque realmente no tenia tantas
cosas, lo más esencial era mi piano que ahora estaba en la
sala del apartamento de Leonardo.
Estaba tan acostumbrada a levantarme temprano para
tomar el taxi que ahora me parecía tan extraño saber que
podía dormir una hora más porque Leonardo es el que me
llevaría a la oficina.
- ¿Dormiste bien? – dijo moviéndose un poco en la cama.
- ¿Mm? – dije apenas abriendo los ojos.
- Por tu expresión de adormitada creo que si dormiste bien
– dijo riendo con su voz más ronca de la mañana.
- Cállate – dije dándome la vuelta para dormir un poco más.
- Me gusta más la vista de tu espalda – dijo pasando su
mano suavemente por mi espalda, un escalofrío recorrió
todo mi cuerpo, rápidamente me di la vuelta para verlo a él
– Aunque también me gusta esta vista – dijo sonriéndome,
con su mano apartó algunos cabellos en mi rostro, se
acercó a mi y besó la punto de mi nariz.
- Buenos días – dije haciendo un puchero.
- Buenos días – dijo besando mis labios – Tomaré una
ducha yo primero… A menos que quieras ir conmigo – dijo
con una sonrisa pícara.
- Leonardo – dije con las mejillas rojas, él solo se empezó a
reír.
Él salió de la cama y yo me estiré más en la gran cama,
Leonardo entró al baño de la habitación, yo seguí
durmiendo por unos minutos más hasta que me decidí
sentarme en la cama. Tomé el IPad que estaba en la mesa
de noche y empecé a ver la agenda de Leonardo para este
día, mientras yo la revisaba podía escuchar el sonido de la
regadera.
- ¿Tengo algo importante para hoy? – dijo la voz de
Leonardo saliendo de la ducha.
- Sí, te tienes que reunir con los socios que son los
encargados de…- levanté mi vista para verlo e
inmediatamente me arrepentí, lo vi entrar a la habitación en
donde estaba su closet totalmente desnudo.
- ¿Disfrutas de la vista? – dijo mirándome a través del
espejo.
- Los encargados de los negocios internacionales de la
empresa – dije saliendo de mi trance, solo escuché la risa
ronca de Leonardo desde la otra habitación.
Cuando Leonardo ya se había vestido entre al baño y tomé
una ducha, luego salí y entre a la otra habitación en donde
también estaba mi ropa junto con la de él. Cuando me
terminé de vestir no lo encontré en la habitación, salí y lo
encontré en la cocina preparando nuestro desayuno.
-Si me hubieras dicho que tu cocinarías por las mañanas
me habría mudado antes – dije sentándome en el
desayunador.
- Fue un pequeño detalle que olvide mencionar – dijo
guiñándome un ojo - ¿Estas nerviosa por esta noche? – me
pregunto mientras servía el desayuno.
- Un poco – dije - ¿Vendrás a verme? – pregunté
emocionada.
- Por supuesto, no me lo perdería por nada del mundo – dijo
viéndome con una tierna sonrisa – Te iras antes de la
empresa ¿Verdad? – pregunto mientras me daba mi plato
con mi desayuno.
- Si, Edward me dijo que quería que llegara antes para
conocer a todo el equipo – dije antes de probar mi comida
– Esta muy delicioso – dije sonriéndole.
- Lo mejor para mi chica – dijo antes de iniciar a comer él.
Después de haber comido ambos bajamos al sótano del
edificio en donde estaba su auto, unos cuantos minutos
después estábamos en la empresa.
Casi inmediatamente que llegamos Leonardo se fue a su
reunión y yo fui a mi escritorio para programar algunas
reservaciones en diferentes lugares en los que se vería con
otros inversionistas de Inglaterra para al fin cerrar trato y
así tuvieran los permisos necesarios para abrir otra
empresa en el Reino Unido.
Casi una hora antes de irme le envié un mensaje a
Leonardo preguntándole como iba la reunión, él no me
respondió así que supe que probablemente él estaba
hablando en ese momento porque casi siempre me
responde a los pocos minutos. Antes de irme le dije a
Carolina donde estaban algunos documentos importantes
que me había pedido Leonardo, después de eso me fui de
la empresa y pedí un taxi para que me llevara al teatro en
donde sería el recital de esta noche.
Al llegar al teatro empecé a admirarlo, este teatro era
mucho más hermoso y grande que el anterior, cuando miré
el escenario en el que tocaríamos esta noche me sorprendí
mucho, toda la escenografía era como de un bosque todo
se veía muy hermoso.
- ¡Olivia! – dijo Edward muy alegre al verme – Allí esta mi
chica prodigio del piano – dijo abrazándome.
- Hola Edward – dije alegre.
- Ven quiero mostrarte el piano que utilizaras esta noche –
dijo caminando hacia la parte de atrás del escenario en
donde había algunos materiales de escenografía.
El piano que utilizaría esta noche era completamente
plateado con algunas flores y lianas artificiales siempre
siguiendo la temática del bosque.
-No puede ser, es hermoso – dije acercándome para tocar
el piano.
- Quisimos darle una temática a este último recital para que
a las personas les guste más – dijo Edward.
- Te aseguro que a las personas les encantara – dije
emocionada.
- No compraste ningún vestido ¿Verdad? – dijo mientras
seguía caminando, yo lo empecé a seguir.
- No, me dijiste que no lo hiciera – dije, la verdad tenía
mucha curiosidad por saber porque me había dicho que no
comprara nada.
- Esta noche tú serás como nuestra estrella, la gente estará
más atenta a ti que todos los demás, mi esposa compro
este vestido especialmente para ti y para esta noche – dijo
sacando un vestido que estaba en un closet.
El vestido estaba dentro de una bolsa para evitar que se
ensuciara, abrí el zipper de la bolsa y saqué el vestido, era
un vestido largo celeste claro sin mangas, era un poco
descubierto de la espalda y con un discreto escote en la
parte de enfrente.
-Oh por Dios, es hermoso – dije al ver el vestido – Dile que
me encantó muchísimo – dije abrazándolo.
- No te preocupes ella vendrá al recital, podrás agradecerle
personalmente – dijo sonriéndome - ¿Qué te parece si te
presento al equipo? – yo asentí y caminamos al escenario
en donde estaban algunas personas con instrumentos.
Después de que Edward me presentara a todo el equipo
todos tomamos nuestros lugares para hacer un ensayo
general, escuchar los violines sonar a la perfección hacia
que la piel se me erizara, era simplemente todo perfección,
después empezaba yo tocando las primeras notas con el
piano. Después de haber terminado el ensayo Edward nos
aplaudió.
- ¡Buen trabajo todos! – dijo feliz por el resultado.
Ya solo faltaban dos horas para que empezara el recital así
que fui a vestirme y al camerino de maquillaje en donde
también estaban maquillando a otras chicas que tocaban
otros instrumentos.
-Tocas increíble – me dijo la chica que estaba a mi lado
maquillándola.
- Gracias – le dije sonriendo.
- Soy Jazmín – dijo estrechando su mano y yo la tomé.
- Soy Olivia – dije sonriéndole.
Jazmín me empezó a hablar un poco de cuando era
pequeña y como le empezó a gustar tocar el violín, a la
edad de 12 años gano un concurso en su escuela y sus
padres decidieron mudarse a Nueva York para que asistiera
a una escuela profesional. Empecé a creer totalmente que
ella era una niña prodigio de la música.
Después de que me maquillaran y me peinaran empecé a
caminar por la parte de atrás del escenario solamente para
conocer un poco. Faltaba casi media hora para que el
recital empezara, corrí muy emocionada detrás del telón y
lo moví un poco para ver a Leonardo, lo busque con la
mirada entre todas las personas, pero no lo encontré,
estaba a punto de llamarlo por mi celular, pero escuché que
nos empezaban a llamar a todos.
- ¿Están todos? – dijo Edward cuando me acerque.
- Sí – dijo uno de los chicos que estaba con nosotros.
- Bien, cuando se abra el telón podrán ver que en la primera
fila que están algunas personalidades famosas de los
recitales, ellos están aquí para dejar un comentario del
cierre de la gira, den lo mejor de ustedes esta noche y que
todo salga bien – dijo Edward.
Todos nos tomamos de los hombros y empezamos a hacer
una oración, después cada uno se fue a su respectivo
puesto para cuando abrieran el telón.
Mi corazón se empezó a acelerar cuando el telón se abrió y
todas las personas empezaron a aplaudir, en ese momento
los violinistas empezaron a tocar en sincronía, cuando el
ritmo de los violines bajó, supe que era mi momento, la
luces se pusieron tenues y un reflector me ilumino
solamente a mí, en ese momento me di cuenta porque
había elegido ese vestido para mi la esposa de Edward,
cuando el reflector se enfocó en mi el vestido empezó a
brillar. Empecé a tocar y después los violines me
empezaron a acompañar.
Todo el escenario parecía un lugar mágico, todo el
escenario estaba lleno de humo por la maquina de humo.
Para el gran final del recital se empezó a iluminar lo que
parecía un hilo de oro que recorre todo el escenario hasta
llegar a mi piano el cual al final empezó a brillar por unas
luces que tenia que ni siquiera me había dado cuenta.
Al final todas las personas se levantaron y empezaron a
aplaudir, yo sonreí feliz antes de que el telón se cerrara.
- ¡Bien hecho todos! – dijo Edward.
Todos nos levantamos de nuestros puestos e hicimos el
saludo de cortesía cuando se volvió a abrir el telón. Empecé
a buscar con la mirada a Leonardo, pero no lo encontré por
ningún lado.
Vi a las personas que Edward había mencionado que eran
famosas, todos nos aplaudían y nos miraban, entre esas
personas famosas había un hombre en específico que me
miraba fijamente a mi mientras aplaudía
El telón se volvió a cerrar y todos nos empezamos a
abrazar de la emoción, todo había salido a la perfección.
Me fui al casillero en donde había dejado mi celular y lo
saqué, quería llamar a Leonardo para preguntarle donde
estaba, en ese momento Edward se acercó a mi y me dijo
que unas personas me querías conocer.
-Ella es Olivia Baldinelli mi pianista – dijo Edward
presentándome ante las personas importantes que estaban
en primera fila.
- Es un placer poder conocerla señorita – dijo uno de los
hombres más mayores.
- Realmente es un placer poder conocerlos a ustedes – dije
sonriéndoles.
Mi corazón estaba tan acelerado de la emoción, no podía
parar de sonreír.
Cada uno de los hombres se empezó a presentar ante mí,
pero quien más me llamo la atención fue el hombre que me
veía fijamente cuando estaba en el escenario.
-Soy Jared Le Goff – dijo el hombre mirándome.
- Es un gusto conocerlo – dije sonriéndole.
- Señorita Baldinelli, ¿Alguna vez ha viajado a Francia? –
preguntó Jared.
- No – dije sincera.
- Si algún día lo hace por favor busque mi estudio en esta
dirección – dijo Jared dándome una tarjeta – Me
encantaría poder tenerla en uno de mis conciertos.
Jared tenía un acento francés cuando hablaba, era un
hombre alto, de tez blanca, cabello castaño un poco claro y
ojos azul claro.
-Sin duda alguna iré algún día a Francia – dije sonriéndole.
Después de que terminara de hablar con ellos me aleje y fui
a la parte trasera del escenario, saque mi celular para
preguntarle a Leonardo en que parte del teatro estaba.
Estaba muy emocionada, no aguantaba las ganas por
contarle lo que había sucedido, me di cuenta de que tenía
un mensaje reciente de él, sonreí y abrí WhatsApp para leer
su mensaje. Cuando leí su mensaje mi sonrisa y la emoción
que tenia se fueron.
“Lo siento no podré llegar”
Empecé a recordar cuando él me dijo que estaría aquí
conmigo, me sentí un poco decepcionada al darme cuenta
de que él no estaba aquí.
Capítulo 33: “La cruda verdad”
Al día siguiente cuando llegue a la empresa Carolina me
hablo y me dijo que fuera inmediatamente a la sala de
reuniones de Leonardo, cuando entre me sorprendí al ver
absolutamente a todos los inversores de la empresa,
ninguno de ellos se inmuto de mi presencia cuando abrí la
puerta. Carolina me hizo una seña para que me sentara
junto a ella, el ambiente se veía bastante tenso, Leonardo
se veía muy enfadado.
- ¿Qué sucede? – le pregunté a Carolina.
- Todo es un caos, las acciones de Spinter Enterprises se
desplomaron ayer por la noche, todos los inversionistas de
Europa renunciaron y muchos de los que están aquí quieren
retirar su inversión y otros exigen que cambien al CEO –
dijo Carolina en voz baja.
- La decisión de comprar la otra empresa de Nueva York fue
una decisión abrupta, es claro que solo fue un movimiento
de revanchismo – dijo uno de los inversores.
- Comprar esa empresa no tiene nada que ver con lo que
esta sucediendo ahora, además, la empresa se benefició
mucho los meses siguientes con la compra de esa
empresa – dijo Leonardo haciendo que el hombre se
quedara totalmente callado.
- Tenemos que actuar ahora mismo, sino toda la empresa
caerá, tenemos que crear lazos más fuertes con empresas
asociadas, la opción más factible sería Strike Enterprises –
dijo otro hombre de la mesa.
- La relación entre Strike Enterprises y Spinter Enterprises
es fuerte y buena, no se a que se refiere en crear lazos más
fuertes señor Lightbody – dijo Leonardo frunciendo el ceño.
- Según tengo entendido usted se reunió con el CEO y su
hija hace unos días – Leonardo asintió – Señor Spinter
usted ya no sigue siendo el mismo joven al cual dejo como
sucesor su padre hace unos años atrás, ¿Qué sucedería si
usted tiene algún problema de salud grave por el cual usted
ya no pueda seguir dirigiendo esta empresa? Ni siquiera
tiene hijos como para nombrarlos sucesores o herederos
de la empresa, el día que usted ya no este, el destino de
esta empresa estará colgando de un hilo – dijo el señor
Lightbody.
- Le recuerdo que mi hermano menor es mi sucesor en caso
me ocurriera algo a mi – dijo Leonardo.
- Su hermano ya no es un candidato elegible como sucesor
por su estado actual – dijo el señor Lightbody, en ese
momento lo miré sorprendida.
¿Acaso él sabe del cáncer de Bradley?
- ¿A qué se refiere? Mi hermano es mi sucesor – dijo
Leonardo enfadado.
- Según los últimos registros hospitalarios de su hermano,
él no puede ser su sucesor – dijo entregándole unos
papeles.
Leonardo abrió rápidamente un sobre y empezó a leer todo.
-Me sorprende que no este enterado de la situación de su
hermano, hasta su asistente personal lo sabía – dijo el
hombre sacando unas fotografías de una de las visitas que
habíamos hecho Bradley y yo al hospital.
Leonardo tomó las fotos y frunció el ceño al verlas, ni
siquiera me miró a mí, se notaba muy enfadado.
- ¿A qué quiere llegar señor Lightbody? – dijo Leonardo
apretando su mandíbula.
- La única forma en que la empresa se levante en este
momento es que ambos herederos contraigan matrimonio,
es decir necesita casarse con la hija heredera de Strike
Enterprises – dijo el señor Lightbody.
- ¿Enserio esa fue la única solución que encontraron? – dijo
Leonardo riendo burlón – Podemos bajar el precio de las
acciones que están en Europa y recuperaríamos un gran
equilibrio de las acciones.
- Señor Spinter, ¿Cómo cree que sería mejor la relación con
Strike Enterprises? ¿Cómo amigos o enemigos? Piense que
sucedería si en este mismo momento Strike Enterprises
decide abandonarnos, ellos son nuestro más grande apoyo
por el momento.
- Reprogramen otra reunión para mañana, esta reunión ha
terminado – dijo Leonardo levantándose notablemente
enfadado.
Carolina y yo nos levantamos para seguir a Leonardo a la
oficina.
-Sigue siendo un joven tan terco, nos llevara a la quiebra si
sigue siendo el CEO de esta empresa – dijo uno de los
hombres.
Carolina y yo salimos de la sala de reuniones, ambas nos
miramos preocupadas mientras esperábamos el elevador.
- ¿Acaso quieren quitar al señor Spinter del poder? – dije
sorprendida.
- Yo también pensé eso – dijo Carolina.
En ese momento nos subimos al elevador.
- ¿Qué sucede con Bradley? ¿Por qué lo acompañabas al
hospital? – pregunto Carolina preocupada.
Ni siquiera podía responderle, el simple hecho de recordar
el estado de Bradley hacia que se creara un nudo en mi
garganta.
- ¿Acaso está enfermo? – dijo mientras podía ver como sus
ojos se empezaban a cristalizar.
- Lo siento Carolina, no te había dicho nada porque él me
hizo prometerle que no le dijera a nadie – dije triste.
- ¿Pero que le sucede? – dijo preocupada.
- Él tiene cáncer – dije con un nudo en mi garganta.
Ella me miro sorprendida por unos segundos, luego pude
ver como salían algunas lagrimas de sus ojos, ella no dijo
nada más y solo me abrazo.
-Lo siento, se supone que él debía decirte esto – dije triste.
- Esta bien – dijo sollozando un poco – Gracias por
decirme.
En ese momento se abrió la puerta del elevador, salimos y
escuchamos como desde la oficina de Leonardo alguien
arrojaba cosas, ambas nos acercamos y vimos por la
ventana que era Leonardo arrojando cosas muy enfadado.
-Creo que no deberías de entrar en este momento – me dijo
Carolina y yo asentí.
Ambas nos sentamos en nuestros respectivos escritorios y
seguimos con nuestro trabajo, de ves en cuando ambas
nos sobresaltábamos al escuchar que algunas cosas que
Leonardo arrojaba chocaban con la puerta o pared. Unos
minutos después ya no se escucharon ruidos y a los pocos
minutos se encendió la luz del teléfono de mi escritorio
avisando que Leonardo me necesitaba.
-Suerte – me dijo Carolina antes de que yo entrara a la
oficina.
Al entrar me di cuenta de que toda la oficina era un
desastre.
- ¿Quieres que ordene tu oficina? – dije, pero él negó con la
cabeza.
-Quiero que envíes esto a la empresa de Inglaterra – dijo
empujando unos documentos en su escritorio – Escanéalo
y envíalo hoy mismo – dijo sin ni siquiera mirarme.
- De acuerdo – dije acercándome a su escritorio para tomar
los papeles.
- ¿Por qué no me dijiste nada sobre Bradley? – me dijo con
una voz muy ronca, quizás quería llorar y estaba
conteniendo sus ganas por no hacerlo.
- Él me pidió que no lo hiciera – dije triste.
- ¿Cuánto tiempo le queda? – dijo mirándome a los ojos,
sus ojos se veían un poco rojos como si hubiera llorado
antes.
- No lo sé, los doctores dijeron que estaba en una fase muy
critica y que no se puede recuperar – dije mientras sentía
como mi voz se empezaba a quebrar poco a poco.
- Gracias por haberlo acompañado todo este tiempo a sus
terapias – dijo mientras podía ver como sus ojos se
empezaban a cristalizar.
- Lo siento tanto Leonardo – dije rodeando su escritorio
para abrazarlo.
Me senté en sus piernas y él me abrazo muy fuerte, lo
escuche sollozar sobre mi hombro y yo empecé pasar mi
mano suavemente por su espalda, nos quedamos así por
un largo tiempo hasta que ya no lo escuche sollozar.
- ¿Te encuentras mejor? – le pregunte arreglando su cabello
despeinado, él asintió.
- Envía los documentos por favor, son muy importante –
dijo y yo asentí.
- ¿Necesitas algo más? – pregunte y él me sonrió de lado,
su sonrisa se veía muy triste.
- No, gracias Olivia.
Salí de la oficina y empecé a hacer el trabajo que Leonardo
me había puesto a hacer, mientras esperaba que las
paginas se escanearan vi la tarjeta de Jared Le Goff sobre
mi escritorio, sonreí un poco triste, ni siquiera pude contarle
a Leonardo sobre lo emocionada que estaba por viajar a
Francia.
Ya tenía el dinero suficiente para comprar la casa de mis
padres, estaba pensando ahorrar unos meses más para
conseguir un poco de dinero para viajar a Francia y si es
que el señor Le Goff me contrataba renunciaría a Spinter
Enterprises y trabajaría por tiempo completo en Francia.
Sin embargo, no podía renunciar en este momento,
Leonardo estaba en un momento muy difícil y no lo
abandonaría, no me importa si tenga que sacrificar esa
gran oportunidad de trabajar en Francia, se que él se
sacrificaría de la misma forma por mí.
Capítulo 34: “El regalo”
Ahora que Leonardo ya sabía sobre la situación de Bradley,
ahora él se encargaba de llevarlo a sus respectivas terapias
en el hospital. Estos últimos días Leonardo había estado
muy impaciente sobre la respuesta a los papeles que había
enviado a Inglaterra, todos los días me preguntaba sobre
eso, pero todavía no había respuesta, hasta el día de hoy.
-Olivia llego esto por la mañana temprano – dijo Carolina
cuando acababa de llegar.
- Gracias – dije sonriéndole y tomando el sobre.
Vi el remitente y era de Inglaterra, eran los papeles que
Leonardo había estado esperando todo este tiempo, los
puse en una esquina de mi escritorio, se los entregaría
cuando él llegara a la oficina.
Entre a la oficina de Leonardo y limpie su escritorio como
era de costumbre, puse su café en la esquina de su
escritorio y luego regrese a mi escritorio para empezar a
archivar algunos documentos que tenía pendientes.
Unos pocos minutos después mi celular empezó a sonar,
era mi hermano, conteste la llamada.
-Hola – dije contestando la llamada.
- Hermana hoy será un gran día, por cierto, buenos días –
dijo riendo.
- Buenos días – dije riendo - ¿Por qué será un gran día? –
dije alzando una ceja.
- Compraras las casa de papá y mamá – dijo Iván.
- No lo creo, todavía me falta un poco de dinero, tal vez un
mes más de trabajo.
- ¿Acaso olvidas que tu hermano es rico? – dijo.
- Ni siquiera me has dicho el nombre de tu empresa, ¿Cómo
se supone que debería creerte que eres rico? – dije con una
sonrisa burlona.
- Como sea… Tenemos que ir hoy mismo a Nashville – dijo.
- ¿Hoy mismo? – dije sorprendida – Iván estoy trabajando.
- Renuncia. Ambos compraremos la casa de papá y mamá,
ya no necesitas seguir trabajando para ahorrar – dijo.
- Si claro, como si fuera tan fácil – dije riendo.
- Dijiste que solo trabajabas allí para ahorrar lo suficiente y
después renunciarías, pondré el dinero restante para
comprar la casa, así que ya no necesitas seguir ahorrando,
eres libre y puedes dedicarte a lo que siempre has querido,
recuerdo que antes estabas ahorrando para ir a la
universidad – dijo haciendo que yo me quedara pensativa
por unos minutos – Además ya compre dos boletos de
viaje – dijo en voz baja.
- ¿Por qué los compraste? Ni siquiera sabes si puedo ir –
dije riendo.
- Solo pide dos días en tu trabajo, no importa si te
descuentan dinero, te juro que yo te lo repongo – dijo Iván.
- Lo pensaré y te avisaré.
- Avísame antes de las 10:00 am, sino tendré que cambiar
la fecha de vuelo – dijo antes de colgar la llamada.
Me quede pensativa viendo hacia la nada, esto es lo que
siempre había estado esperando, comprar la casa de papá
y mamá, después de eso sería libre y puedo dedicarme a
tiempo completo a la música. No lo podía negar, estaba
muy emocionada, sabía que si le decía a Leonardo él me
daría esos días libres para que fuera a Nashville.
Vi que las puertas del elevador se abrieron y luego salió
Leonardo de allí, le sonreí.
-Buenos días, señorita Smith – dijo saludando a Carolina.
- Buenos días, señor Spinter – dijo Carolina.
Él me sonrió al verme y me saludo, cuando entró a la
oficina yo lo seguí.
-Te veo más alegre de lo normal – me dijo Leonardo
sonriéndome.
- ¡Al fin podré comprar la casa de mis padres! – dije
emocionada, él me miro sorprendido.
- ¿Enserio? Estoy muy orgulloso de ti – dijo caminando
hacia mí para abrazarme - ¿Regresaras a Nashville para
comprarla? – preguntó.
- Si – dije rozando las puntas de nuestras narices
juguetonamente.
- Estas muy alegre y estas jugando con nuestras narices…
¿Quieres pedirme un tiempo para ir a Nashville? – dijo
alzando una ceja.
- Si – dije un poco tímida y él empezó a reír.
- Pareces una niña pequeña cuando le quiere pedir permiso
a sus padres para salir – dijo Leonardo riendo.
- Eres mi jefe después de todo – dije encogiéndome de
hombros.
- Puedes ir – dijo dándome un beso en la frente.
- ¡Gracias! – dije emocionada.
- Le diré a Anthony para que te lleven en el avión privado… -
lo interrumpí.
- No hace falta, iré con mi hermano, él compro los boletos –
dije.
- Vaya, que buen hermano, me encantaría conocerlo algún
día – dijo sonriéndome.
- Lo conocerás algún día.
Estaba a punto de salir de la oficina hasta que recordé los
papeles de Inglaterra.
-Por cierto, casi lo olvido – dije corriendo hacia mi escritorio
para tomar los papeles – Estos son los papeles que habías
esperado – dije poniéndolos en su escritorio, vi que la
expresión en su rostro cambió y se puso serio - ¿Sucede
algo malo? – pregunté, pero él negó con la cabeza.
- Todo está bien – dijo parándose para caminar hacia mí -
¿Te acompaño al aeropuerto? – pregunto.
- Necesito ir al apartamento antes para preparar las
maletas – dije y él asintió.
- Entonces vamos.
Fuimos al apartamento y yo tomé un poco de ropa y una
maleta pequeña, solo serían dos días de viaje así que
necesitaría tanta ropa porque regresaría pronto.
Leonardo me miraba fijamente, pero se veía muy pensativo
mientras yo empacaba mis cosas.
-No me iré para siempre, solo serán dos días – dije riendo,
él sonrió.
- Lo sé, pero creo que te extrañaré – dijo abrazándome por
la espalda.
- Tengo una idea – dije caminando hacia una caja en donde
guardaba mis joyas – Compré este brazalete hace mucho
tiempo, pero me queda mucho más grande, me gusta
mucho, pero es una lastima que no pueda utilizarlo – dije
dándome la vuelta para verlo – Pero creo que, a ti, si te
queda – dije tomando su mano para ponérselo.
Era un brazalete dorado que había comprado en Nashville,
lo había comprado porque me había gustado mucho, y era
perfecto para hombre o mujer porque su diseño era tipo
unisex.
-Creo que sin saberlo lo compraste para mucho tiempo
atrás – dijo Leonardo al ver que le quedaba a la perfección
a él.
- Ni sueñes, tómalo como un préstamo, cuando yo regrese
lo quiero devuelta – dije haciendo que él me sonriera y me
besara.
Después de eso bajamos hasta el sótano para ir al auto, le
llame a Iván diciéndole que ya estaba saliendo hacia el
aeropuerto, él me dijo que ya estaba esperándome allí. En
todo el camino Leonardo no soltó mi mano, yo recosté mi
cabeza sobre su hombro y así estuvimos hasta que
finalmente llegamos al aeropuerto.
-Gracias por traerme – dije sonriéndole – Te veo luego –
dije dándole un beso en los labios antes de salir del auto.
Él salió del auto para ayudarme a sacar la maleta del baúl,
ambos nos miramos hasta que yo me acerque y lo abrace
fuertemente, él tomo mi rostro con sus dos manos y
deposito un tierno beso en mis labios.
-Hasta luego – dije antes de alejarme de él.
Entre al aeropuerto y tomé las escaleras mecánicas, a
través de las ventanas pude ver como el auto de Leonardo
se alejaba del estacionamiento. Le llame a mi hermano
para saber dónde estaba.
- ¿Dónde estás? – le pregunte.
- En Starbucks de la segunda planta – dijo.
Colgué la llamada y entre a la cafetería y allí estaba él con
un café y un Frappuccino.
- ¿Café o Frapp? – me pregunto.
- Frappuccino – dije y él me entrego el vaso.
Nos sentamos a esperar nuestro vuelo, casi media hora
después empezaron a llamar a las personas de nuestro
vuelo, abordamos el avión. Ni siquiera fui consciente del
vuelo a Nashville me la pasé la mayor parte del tiempo con
mi cabeza sobre el hombro de Iván durmiendo.
Después de que salimos del aeropuerto Iván le dijo al
conductor que nos llevara a una dirección diferente a la que
vivían nuestros padres.
- ¿A dónde vamos? – pregunte.
- A casa – dijo.
- Esa no es la dirección correcta.
- Vamos a la nueva casa – dijo sonriéndome de lado.
Me quedé en silencio mientras veía por la ventanilla el
camino a la “nueva casa” me sorprendí cuando entramos a
una avenida en donde había casas más grandes que la
casa actual en donde viven mis padres. El taxi se estaciono
frente a una casa de paredes blancas y café.
Iván se bajo y abrió el baúl del taxi, yo también me bajé y lo
miré sorprendida.
- ¿Es una broma verdad? – dije sorprendida.
- No, esta es nuestra nueva casa – dijo Iván jalando ambas
maletas dentro de casa.
En la entrada de la casa había una persona, Iván me dijo
que era un abogado que nos estaba esperando para firmar
algunos papeles de la casa, el abogado me hizo firmar unos
papeles y cuando termine de hacerlo él se fue.
-Bien esto es tuyo, esto hace constar que eres dueña de
esta casa y que tú la compraste – dijo Iván entregándome
las escrituras de la casa.
- ¿Qué? Pero ni siquiera he pagado nada – dije sorprendida.
- Conserva tus ahorros que utilizarías para comprar esta
casa y utilízalos para ir a la universidad o haz lo que quieras
– dijo sonriéndome.
- Tú compraste la casa – dije muy conmovida.
- Si, pero papá y mamá piensan que lo hiciste tú – dijo
guiñándome un ojo – Hubieras visto la cara de papá al
saber que le habías pagado a Erick los gastos de la boda y
que compraste una casa para ellos – dijo riendo.
- Iván no sé cómo agradecerte – dije abrazándolo.
- No tienes que agradecerme nada, es lo menos que puedo
hacer después de todas las cosas que sufriste por mi culpa
– dijo dándome un beso en la frente – Te quiero mucho
hermanita – dijo sonriéndome.
Pensando ahora las cosas con claridad, tenía mucho dinero
ahorrado puedo ir a Francia y no me tendré que preocupar
por el dinero, pero primero esperaría a que Leonardo
solucionara las cosas en la empresa para que así yo
pudiera renunciar.
La casa ya estaba totalmente amueblada, muchos de los
muebles eran nuevos y otros eran de la antigua casa, unas
horas después llegaron papá y mamá. Abracé mi feliz al ver
a mi mamá.
- ¡Hija mía! – dijo mi mamá con algunas lagrimas en sus
ojos – Te amo tanto.
Yo la seguí abrazando, en ese momento vi a mi padre
detrás de nosotros, mi cuerpo se tenso un poco al verlo,
todavía no lo perdonaba después de lo sucedido la ultima
vez.
-Gracias por todo hija – dijo mi padre cuando dejé de
abrazar a mi mamá, yo solo asentí con la cabeza – Lo
siento por todo, no he sido un buen padre contigo, siempre
fui un hombre machista y nunca pensé que mi hija pudiera
lograr muchas cosas – dijo acercándose lentamente a mí,
él pareció dudar por unos segundos si abrazarme, pero al
final me abrazo fuertemente.
- Te amo papá – dije abrazándolo.
No lo podía negar, se sentía bien volver a abrazar a mi
padre tal y como lo hacía como cuando era una pequeña
niña.
Mamá nos dijo que nos prepararía una rica comida y por
una extraña razón hasta mi padre decidió ayudarla a hacer
la comida, viendo a toda la familia completa en este preciso
momento parecíamos una familia perfecta.
Capítulo 35: “Solo negocios”
Leonardo POV.
Vi a Olivia alejarse del auto junto con su maleta roja, puse
en marcha el auto cuando ya no la pude ver, manejé de
regreso a la oficina, durante todo el camino no podía dejar
de pensar en los documentos que ella me había entregado,
no podía creer que unos malditos papeles definirían
nuestro destino.
El camino de regreso a la oficina se sintió más largo ahora
que no estaba Olivia, sonreí al recordar cada una de sus
pequeñas bromas que hacía cuando nos deteníamos en
cada semáforo o cuando encontraba alguna de sus
canciones favoritas en la radio y las cantaba a todo
pulmón, los autos de atrás me empezaron a pitar cuando el
semáforo cambió a verde, seguí conduciendo unos minutos
más hasta que llegué a la oficina.
Subí a mi oficina, Carolina me saludo cuando llegue y yo le
devolví el saludo, entre a mi oficina y me pare frente a los
documentos que estaban en mi oficina.
Suspire profundamente y tomé los papeles, abrí el sobre y
saque los papeles para empezarlos a leer.
-Maldita sea – dije arrojando el folder con los documentos
lo más lejos que pude.
La única opción de salida que tenía ya no existe, los
inversores de Inglaterra se retiraron por completo del
proyecto, si ese proyecto no se lleva a cabo será una
perdida multimillonaria para mi empresa de la cual nos
llevara muchos años levantarnos si es que la empresa se
logra recuperar, según los asesores de la empresa dicen
que es imposible que nos podamos recuperar de esa
perdida.
Por más que pensaba no encontré otra solución, la única
salida era la opción que me había dado el señor Lightbody.
Conocía perfectamente a Thomas Bramson, es un hombre
muy ambicioso, se que él no aceptara ningún relación entre
Strike Enterprises y Spinter Enterprises si no hay nada de
por medio, su hija Selena y yo salimos por un tiempo, antes
de que mi padre me nombrara director de la empresa.
Nunca había me di cuenta de las verdaderas intenciones
detrás de la relación de Selena y yo hasta que me
nombraron director, mi padre me dijo que debía desposar a
Selena para que ambas empresas se beneficiaran sin
embargo yo no acepte. La relación entre ambas empresas
no se rompió, pero ya no existía el mismo apoyo que antes.
Tomé mi celular y llamé a Thomas Bramson.
-Leonardo, que sorpresa recibir esta llamada – dijo
Thomas.
- Necesito reunirme contigo – le dije.
- Bien, le diré a mi secretaria que reservé mañana en…- lo
interrumpí.
- Necesito hablar ahora – dije interrumpiendo.
- Veo que es algo urgente – dijo Thomas aclarándose la
garganta.
- Podría ir a su empresa ahora mismo – dije, él lo pensó por
unos segundos.
- Esta bien – dijo.
Colgué la llamada y tomé mi saco, tomé el elevador y luego
subí a mi auto muy apresurado. Manejé hasta Strike
Enterprises, cuando llegue vi como todos los empleados
empezaron a murmurar sobre mi visita inesperada a la
empresa.
¿Quién no lo haría? Había salido tan deprisa que ni siquiera
les había dicho a mis guardaespaldas ni mi secretaria que
me acompañaran, al llegar a recepción la secretaria me
guio hasta la oficina de Thomas.
-Señor Bramson el señor Spinter ha llegado – dijo la
secretaria abriendo la puerta de la oficina de él.
- ¡Leonardo! – dijo Thomas levantándose para saludarme -
¿Quieres beber algo? – dijo acercándose a su pequeño bar.
- Me gustaría que habláramos sobrios – dije y él empezó a
reír.
- Entonces debe ser algo serio – dijo Thomas – Siéntate por
favor – dijo señalando unos sofás - ¿Quieres un café? –
preguntó mientras caminaba hacia su cafetera.
- No, gracias – respondí.
Él se sirvió una taza de café y después ambos nos
sentamos frente a la gran vista de las ventanas de su
oficina.
-Escuche que tuviste algunos problemas con un proyecto
en Inglaterra – dijo Thomas.
- Sí, los inversores se retiraron del proyecto y otra empresa
compro la parcela en donde nosotros construiríamos
nuestra empresa – dije y él asintió.
- ¿Qué piensas hacer?
- Agote todas mis opciones, trate de negociar con la
empresa que compro la parcela, pero no aceptaron mi
oferta y mi ultima opción eres tú – dije mirándolo.
- ¿Qué tienes en mente? – preguntó tomando un sorbo de
su café.
- Mi empresa siempre estará a cargo del proyecto y si tu
empresa invierte en este proyecto le daré una franquicia.
- Sabes Leonardo, yo siempre te he visto como un buen
hombre, recuerdo cuando tu padre y yo solíamos competir
por quien tenía más poder, cuando tu padre se retiro y te
nombro director de la empresa pensé que la empresa se
iría a la quiebra, pensaba que eras muy joven para tomar un
puesto tan importante, mis respetos para ti joven Spinter –
dijo.
-Gracias – respondí.
- Como sabes solo tuve una hija en toda mi vida – dijo y yo
asentí – Se que Selena es una mujer muy inteligente y
capaz sin embargo no creo que este preparada para tomar
el puesto de directora, al menos no este año. Tengo miedo
de dejarla como heredera y no sepa que hacer con el rumbo
de la empresa.
- Su hija es muy inteligente e ingeniosa al igual que usted –
dije y él sonrió.
- Lo sé, sin embargo, no creo que los socios de la empresa
la acepten, estoy más que seguro que intentaran quitarla
del poder – se quedó pensativo por unos segundo y luego
me miro serio – Leonardo se que eres igual de ambicioso
que tu padre, los negocios son lo nuestro, nacimos para
esto – dijo sonriéndome – Es por eso por lo que te ofrezco
más que mi ayuda, quiero te cases con mi hija y tomes mi
lugar como CEO de Strike Enterprises – dijo haciendo que
yo lo mirara sorprendido.
- Pero ese el lugar de tu hija.
- Y lo seguirá siendo, quiero que tu la guíes y le enseñes
como manejar la empresa. Y la única forma en que los
accionistas de la empresa te acepten como CEO es
casándote con Selena – dijo Thomas inclinándose hacia
mí.
- Thomas es una gran oferta, pero… - él me interrumpió.
- ¿Acaso no has trabajado todo este tiempo para conseguir
poder? Si aceptas mi oferta no solo te convertirás en el
hombre más poderosos de Nueva York, serás uno de los
hombres con más poder en el mundo – dijo Thomas.
- Mi empresa no esta pasando por un buen momento – dije
sincero.
- Lo sé, no vendrías hasta mi empresa simplemente para
hablar conmigo – dijo sonriendo – Se que me necesitas y
yo te necesito a ti, además recuerdo que tú y Selena
salieron por un tiempo antes de convertirte en CEO, ustedes
dos se conocen muy bien.
- Ella y yo éramos muy jóvenes – dije.
- ¿Qué es lo que te detiene Leonardo? ¿Acaso son los
sentimientos los cuales te detienen de tomar esta
decisión? – dijo alzando una ceja, yo no fui capaz de
responder – Hijo mío, eres muy inteligente e ingenioso sin
embargo hay una cosa que todavía no has entendido… En
cuestión de negocios el amor no existe – dijo acercándose
a mi - ¿Acaso crees que tu padre y tu madre se casaron
porque se amaban? – dijo riendo.
- Se que también los obligaron a casarse por el futuro de las
empresas.
- ¡Exacto! Después tu padre se convirtió en uno de los
hombres mas ricos. Solo piensa, si tu te casas con mi hija
ambos se convertirán en las personas más poderosas de
Nueva York – dijo – El amor puede ser algo secundario que
puede surgir con el tiempo entre tu y Selena tal y como
sucedió con tus padres – dijo sonriéndome - ¿Acaso no es
el poder lo que siempre has deseado?
- Si – admití.
- ¿Entonces que esperas? Puedes tener el mundo ante tus
pies con un simple “Si” – dijo acercándose a mi - ¿Qué
dices Leonardo? – dijo sonriéndome.
- Yo…
Capítulo 36: “Adiós”
Mi nariz no pudo resistirse al exquisito aroma del desayuno,
abrí los ojos y después me comencé a estirar en la cama.
Había dormido tan bien esta noche, me di la vuelta para ver
las hojas del árbol que estaba fuera de casa, sonreí al
pensar que si fuera niña Iván y yo probablemente nos
escaparíamos por la ventana de mi habitación para ir al
parque de diversiones.
Me levanté y tome una ducha, me vestí y aliste mis maletas
para regresar de nuevo a Nueva York, cuando baje las
escaleras fui a la cocina y me encontré a todos preparando
el desayuno menos yo.
- ¿Qué sucede aquí? – dije sorprendida.
- Papá tuvo la idea de sorprenderte con preparar el
desayuno para ti, pero casi incendia toda la cocina tratando
de preparar el desayuno, entonces tuvimos que ayudarle –
dijo Iván en todo burlón, mi padre lo fulmino con la mirada.
- Gracias – dije sonriéndoles a todos.
Me senté en el comedor.
- Te hice unos wafles – dijo mi padre poniendo un plato
frente a mí.
- Gracias papá – dije dándole una media sonrisa, él también
me sonrió.
- Es por único que le agradecerás, yo hice lo demás – dijo
mi mamá sirviéndome un vaso con jugo de naranja, yo
empecé a reír.
- ¡Hey! ¿Y yo? ¿Acaso estoy pintado? – dijo Iván cruzándose
de brazos.
- Tú solo viniste a robarte los wafles que iba preparando –
dijo mi mamá, todos empezamos a reír.
- Es porque te quedan muy deliciosos mamá – dijo Iván
dándole un beso en la mejilla.
- ¡Deja ese wafle allí Iván! – dijo mi mamá regañándolo por
querer robarle uno mientras le daba el beso.
- Tienes casi 26 años y sigues actuando como un niño –
dijo mi padre.
- Y aun así me amaran – dijo Iván guiñándoles un ojo –
Gracias mamá – dijo robando un wafle - ¿Dormiste bien
hermanita? – pregunto sentándose a mi lado.
- De maravilla, ni siquiera recordaba que estaba Nashville
pensé que todavía seguía en Nueva York – en ese
momento abrí los ojos muy sorprendida, mis papás todavía
no sabían que yo vivo allí.
- ¿Vives en Nueva York? – preguntó mi padre sorprendido.
Ya había pagado todas las deudas y había “comprado” la
casa de mis padres así que ya no tengo por que seguir
ocultando donde vivo.
-Si – admití.
- Oh por Dios, mi hija vive en una gran cuidad – dijo mi
mamá sorprendida.
- No es para tanto – dije riendo.
- Nunca me has dicho donde trabajas – dijo Iván.
Todos me miraban muy atentos esperando mi respuesta.
-Trabajo como asistente en una empresa muy famosa en
Nueva York – dije.
- ¿Enserio? – dijo Iván sorprendido - ¿Qué empresa?
- Spinter Enterprises – dije encogiéndome de hombros.
- ¿Spinter Enterprises? – dijo mi padre sorprendido – ¿La
misma empresa de autos que hay aquí en Nashville?
- Si – respondí.
- Dicen que el CEO es uno de los hombres más poderosos
en Nueva York, algún día me gustaría conocerlo – dijo Iván
antes de darle una gran mordida a su wafle.
Yo sonreí, ni siquiera se imagina que yo soy su asistente
personal.
-Si lo ves algún día pídele un autógrafo para mí – dijo Iván
con la boca llena de comida.
- Lo haré – dije riendo al ver que parecía una ardilla por
tener la boca toda llena de comida.
- Estoy muy orgulloso de ti hija – dijo mi padre haciendo
que todos se quedaran en completo silencio, Iván me
miraba muy sorprendido.
- Gracias papá – dije sonriéndole.
Después de que terminamos de comer, Iván tuvo la idea de
que todos saliéramos y vistaramos algunos lugares que
solíamos visitar cuando éramos pequeños, nuestro vuelo
salía en la tarde y llegaríamos por la noche a Nueva York
así que todavía teníamos tiempo. Cuando regresamos a
casa llegamos justamente a tiempo a casa, subí a mi
habitación para traer mi maleta.
-Adiós mamá – dije abrazándola y dándole un beso en la
mejilla.
- ¿Cuándo vendrán de nuevo? – pregunto mi mamá.
- Yo volveré cuando menos lo esperen – dijo Iván con su
típico tono juguetón.
- No lo sé, pero cuando te avisaré unos días antes – le dije a
mi mamá.
- Adiós hija – dijo mi papá abrazándome – Te amo – dijo
dándome un beso en la frente.
- Yo también te amo papá – dije sonriéndole.
Iván subió las maletas al taxi cuando llego, nos despedimos
por ultima vez antes de subirnos al auto. El viaje al
aeropuerto fue bastante rápido porque no había tanto
tráfico. En todo el camino al aeropuerto Iván no dejaba de
ver su celular, cuando al fin llegamos al aeropuerto él choco
con una mujer por ir viendo su celular.
-Lo siento – dijo Iván disculpándose con la mujer.
- ¿Qué ves tanto en tu celular? – dije riendo.
- Leo noticias – dijo riendo – Creo que esa mujer me acaba
de insultar en italiano – dijo Iván y ambos empezamos a
reírnos.
Nos sentamos para esperar que nos llamaran para abordar
el avión.
-Mira una noticia de Spinter Enterprises – dijo Iván
deslizando la pantalla de su celular.
- ¿Enserio? ¿Qué dice? – dije mientras me hacia una cola
alta.
- Dice que… - Iván empezó a leer rápido la noticia – Al
parecer el CEO se comprometió con la heredera de Strike
Enterprises – dijo haciendo que mi estomago se revolviera.
- ¿Qué? – dije sorprendida.
- Si, la noticia se hizo publica hace unos minutos – dijo Iván
mostrándome la pantalla de su celular.
Tomé su celular y empecé a leer el artículo, había una foto
de Leonardo de la mano de la mujer a la que le había
manchado el vestido champagne y uno de los hombres que
también estaba esa noche.
- ¿Esta noticia es oficial? – dije muy sorprendida.
- Si, nunca publican noticias falsas en esta página – dijo
tomando su celular de mis manos – Deberías de estar
alegre, dicen que la empresas grandes de Nueva York les
dan un aumento a sus empleados cuando le CEO se casa –
dijo Iván riendo.
No dije nada, solamente me quedé viendo hacia la nada.
-Es nuestro vuelo, vamos – dijo Iván levantándose.
Yo empecé a seguir a Iván y luego abordamos el avión, le
mandé un mensaje a Leonardo, pero no me contestó,
después tuve que poner en modo avión mi celular porque
ya estábamos a punto de salir del aeropuerto.
Unas horas después del viaje llegamos a Nueva York, nos
retrasamos unos minutos más porque estaba lloviendo y
tuvieron algunos problemas con entregarnos las maletas,
después de una hora de haber llegado al aeropuerto ya nos
podíamos ir.
- ¿Quieres ir a cenar a algún lugar? – preguntó Iván.
- No, necesito ir a casa ahora mismo, te hablo luego – dije
despidiéndome de Iván.
Literalmente corrí hacia la entrada del aeropuerto y tomé el
primer taxi que vi. De camino al apartamento de Leonardo
recibí una llamada de él, yo contesté de inmediato.
- ¿Leonardo que sucede? Intenté llamarte muchas veces,
pero no contestabas – dije.
- ¿Ya llegaste al aeropuerto? – preguntó.
- Si, voy de camino al apartamento – dije.
- No estoy en el apartamento, ¿Nos podemos ver en otro
lugar? – pregunto.
- Si, solo envíame la ubicación – dije.
Después de eso él colgó la llamada y a los pocos segundos
me envió su ubicación en tiempo real, estaba cerca del
restaurante al que me había invitado el día de mi
cumpleaños, le dije al conductor la nueva ubicación a la que
me dirigía y unos minutos después llegamos.
Vi el auto de Leonardo estacionado justamente debajo del
puente de Brooklyn, él estaba fuera recostado en el auto
viendo hacia la nada. Me baje del taxi y baje mi maleta y me
cruce la calle lo más rápido que pude porque estaba
lloviendo.
- ¿Qué haces aquí afuera? Está lloviendo – dije, él me miro
con una expresión triste y me abrazo fuertemente.
- Lo siento – susurro mientras me abrazaba.
- ¿De qué hablas? – dije separándome de él.
- Te juro que lo intente todo, busque muchas alternativas en
las que tú y yo pudiéramos estar juntos, pero no encontré
ninguna.
- Entonces es cierto – dije alejándome de él - ¿Estas
comprometido con otra mujer? – él se acerco de nuevo a
mi y me abrazo, yo lo empujé – Suéltame – dije mientras
sentía como mis ojos se cristalizaban.
- No tuve otra opción, era la única forma – dijo mirándome
con algunas lágrimas en sus ojos – Solo lo hice para salvar
el destino de la empresa.
- No puedo creer que fui tan tonta de creerte cuando me
dijiste que solo eras amigable con ella por asuntos de
negocios.
- No fue así, yo ni siquiera la quiero a ella, yo te quiero a ti –
dijo acercándose a mi – Además tu y yo todavía podemos
estar juntos…- lo interrumpí.
- ¿Acaso me estas pidiendo que sea tu amante? – dije
riendo, él no dijo nada – No puedo creer que te haya puesto
en primer lugar a ti en vez de mis sueños – dije alejándome
de él.
- Olivia por favor escúchame – dijo tomando mi mano.
- ¡No, tu escúchame! – dije soltándome de su agarre -
¡Estuve a punto de sacrificar mis sueños por tu culpa
porque pensaba que tu también eras capaz de sacrificarte
por mí! Ahora veo que solo piensas en ti mismo.
-No es cierto, tú también me importas – dijo tratando de
acercarse a mí.
- ¡Si realmente te importara habrías luchado por lo nuestro!
– le grite - ¡Pero en vez de eso elegiste el camino más fácil!
- No sabes lo difícil que fue… - lo interrumpí.
- ¡¿Fue tan difícil que tomaste una decisión en menos de 24
horas?! – dije llorando – Espero que seas muy feliz y te
felicito por haber logrado tu sueño de ser uno de los
hombres más poderosos de Nueva York, te juro que me
habría encantado ser la persona que estuviera a tu lado
cuando lo lograras.
Leonardo solo me miraba e intentaba acercarse a mí, pero
yo empecé a retroceder.
-Adiós Leonardo, espero no volver a verte nunca en mi vida.
Capítulo 37: “Sola”
Camine en medio de la tormenta, ni siquiera sabía cuánto
tiempo había caminado, toda mi ropa estaba totalmente
empapada por la lluvia, las personas se me quedaban
viendo curiosos como diciendo “Pobre chica de seguro no
tiene ningún lugar a donde ir” Y la verdad no se
equivocaban, todas mis cosas estaban en el apartamento
de Leonardo, pero no tenía ni la mínima intención de
regresar allí y verlo.
Mientras caminaba uno de mis tacones se arruino, miré
frustrada el zapato y lo lance lejos, me quite el otro zapato y
empecé a caminar descalza, seguí caminando unas calles
más hasta que finalmente entre a un pequeño café, al
entrar una pequeña campanita sonó.
-Siéntate por favor, en un momento te atiendo – dijo la voz
de un chico.
Busqué la butaca más alejada de la puerta y me senté allí, a
los pocos minutos salió el chico de la cocina y cuando me
vio me miro con un poco de sorpresa sin embargo no dijo
nada y solo se acercó a mí.
- ¿Qué deseas ordenar? – preguntó el chico mientras
sostenía una pequeña libreta en sus manos.
- Solo quiero un café – dije.
- De acuerdo, en un momento se lo traigo – dijo antes de
alejarse.
Ni siquiera me movía, en mi mente solo se repetían las
palabras de Leonardo, cada uno de los momento que
pasamos, nuestro viaje a Bora Bora, la primera vez que lo
hicimos, la primera vez que lo conocí y el miedo que me
causaba verlo, la vez que raye su auto, todos sus besos y
caricias, y todas las veces que me dijo que siempre estaría
conmigo ¿Cómo es que todas esos lindos momentos ahora
solo vivirán en mi mente? ¿Acaso no vi lo suficiente como
para darme cuenta de que se acercaba un gran final? ¿Por
qué mi corazón se siente como si lo acabaran de arrancar?
-Aquí tiene señorita – dijo el chico acercándose a mi
mensa, él puso el café en la mesa.
- Gracias – dije sin ni siquiera mirarlo.
Puse mis manos alrededor de la taza para calentarme un
poco, después tomé un pequeño sorbo y seguí rodeando la
taza con mis manos.
Unos minutos después entraron unas chicas al café, se
pararon frente a la caja y empezaron a pedir algunas cosas
para llevar.
-Mira – dijo un chica mirándome “disimuladamente”
- Pobrecita – dijo otra de las chicas en voz baja.
- ¿Qué le habrá sucedido? Se ve muy mal – dijo en voz baja
otra de las chicas.
- Tal vez no tiene un lugar a donde ir – dijo.
- Si, tal vez la echaron de casa – dijo la otra chica.
Las chicas pagaron sus cosas me miraron por última vez
con un poco de pena y luego se fueron.
Seguí viendo la taza de mi café, todavía tenía media taza
llena pero ya no estaba tan caliente como antes.
-Está muy helado afuera – dijo el chico caminando hacia
mí, yo solo me inmute en asentir – Veo que no te gustó
tanto el café que ni siquiera te lo acabaste – dijo el chico,
pude escuchar que se rio un poco.
- Lo siento, esta delicioso – dije sonriendo un poco.
- Soy James – dijo el chico.
- Soy Olivia – dije después de unos segundos en silencio.
- Bueno ya que te gusto el café – dijo acercándose a mi –
Te serviré más – dijo llenando mi taza con café.
- Lo siento, ni siquiera he pagado – dije abriendo mi cartera
para sacar el dinero.
- No te preocupes, la casa invita – dijo el chico.
- Gracias James – esta vez lo miré por primer vez
Es un chico quizás de mi misma edad, cabello negro, ojos
oscuros casi negros de tez trigueña era más alto que yo.
-Veo que casi no te has movido en las 3 horas que llevas
sentada aquí, ¿Estas bien? – preguntó James.
Yo miré a James muy sorprendida, ¿Había pasado 3 horas
aquí sentada?
-Lo siento no era mi intención incomodarte – dije un poco
avergonzada.
- Yo estoy bien – dijo sonriéndome - ¿Tú estas bien? –
pregunto examinando todo mi rostro.
- Es que perdí mi vuelo – mentí – Por eso tengo estas
maletas.
- ¿Estas perdida? ¿Quieres que llame a alguien? – dijo
sacando su celular, yo negué con la cabeza.
- No, de hecho, ya me iba – dije levantándome de la butaca.
- ¿Segura? Todavía sigue lloviendo allá afuera y veo que no
tienes una sombrilla – dijo James.
- No voy tan lejos – dije sonriéndole y tomando mis cosas –
Gracias por todo – dije sacando un billete y dejándolo en la
mesa.
Salí del café y empecé a correr para no mojarme, me quede
parada bajo el techo de una de las tiendas que había, mire
hacia todos lados esperando que pasara un taxi, pero no
pasaba ninguno, en ese momento empezó a vibrar mi
celular, lo saque y vi que era un mensaje de Iván.
“¿Ya estas a casa?”
Sentí como las lagrimas se empezaban a deslizar junto con
las gotas de lluvia. Ni siquiera tenía un lugar en donde
pasar la noche. Después de pensarlo por muchos minutos
me resigné y decidí llamar a Iván.
- ¿Hola? – escuche la voz adormitada de Iván.
- Hola – dije en voz baja.
- ¿Acaso estas afuera? Escucho la lluvia – dijo con su voz
ronca.
- ¿Puedo pasar la noche contigo? – dije con la voz
entrecortada.
- ¿Estas bien Olivia? – dijo un poco asustado - ¿Dónde
estás? Puedo ir ahora mismo.
- Te mandaré mi ubicación – dije.
- Iré enseguida.
Después de colgar la llamada me quede debajo del techo
de una tienda que ya estaba cerrada, la lluvia no parecía
cesar al contrario empezó a llover más fuerte, ni siquiera
me estaba cubriendo ya de la lluvia, pero tampoco me
importaba porque ya estaba completamente empapada.
- ¿Olivia? – dijo una voz a unos metros de mí.
Miré al dueño de la voz y me di cuenta de que era James.
-Por Dios estas mojándote, ven regresa conmigo al café –
dijo acercándose a mi para cubrirme con su sombrilla.
Ambos caminamos de regreso al café, el me dio la
sombrilla mientras abría de nuevo el café porque ya había
cerrado, encendió las luces del local.
-Toma – dijo quitándose su abrigo y poniéndomelo –
Siéntate, te daré algo para entrar en calor – dijo entrando a
la cocina.
Tome mi celular y le mandé un mensaje diciéndole a Iván
en donde estaba ahora, él me dijo que estaría allí lo más
rápido que pudiera.
James regresó con una taza, pero esta vez era de té, él me
la entrego.
-Gracias – dije.
-Si quieres puedes pasar la noche aquí, no me molestaría, a
veces duermo aquí – dijo James y yo negué con la cabeza.
- Gracias, eres muy amable – dije.
- Bueno, no te dejaré salir así en medio de la lluvia, puedes
enfermarte – dijo mirándome preocupado.
Lo miré muy curiosa, ¿Cómo es que se preocupaba tanto
por una desconocida?
-Alguien vendrá por mi – dije y él asintió.
- Entonces esperemos a que vengan por ti – dijo
sentándose en la mesa de al lado.
- ¿Vives cerca? – pregunte después de unos minutos de
silencio.
- Si, a unas pocas calles de aquí – dijo - ¿Y tú?
- Tal vez a unos 30 minutos en taxi – dije y él asintió.
Unos minutos después un auto se estaciono frente a la
tienda, alguien se bajo con una sombrilla y toco la puerta
del café, James abrió y era Iván.
-Olivia por Dios me preocupaste mucho – dijo Iván
corriendo a abrazarme - ¿Estas bien? – dijo tomando mi
rostro para verme, yo solo asentí.
- Gracias por todo James – dije sonriéndole de lado, me
quite su abrigo y se lo entregue.
Después de despedirme de James, mi hermano tomó mi
maleta y la subió la baúl de su auto, luego ambos subimos
al auto. Iván estaba a punto de hablar, pero yo lo interrumpí.
-Por favor no preguntes nada, te prometo que te lo explicaré
todo mañana – dije, él me miro preocupado por unos
segundos, pero solo se inmuto en asentir, él siguió
concentrado en la carretera mientras manejaba.
Después de unos minutos de viaje llegamos a un gran
edificio con apartamentos, él entro al sótano en donde
estaba el estacionamiento, él se estaciono y después
ambos nos bajamos.
Entramos al elevador e Iván me miro de pies a cabeza, se
sorprendió mucho al verme sin zapatos.
- ¿Qué les sucedió a tus zapatos? – dijo.
- Se arruinaron – dije encogiéndome de brazos.
Las puertas del elevador se abrieron, Iván empezó a
caminar hasta llegar a la puerta de su apartamento, luego
abrió la puerta y ambos entramos.
- Aquí está el baño, puedes cambiarte allí – dijo abriendo
una puerta, yo asentí y entre allí - ¿Esta mojada toda tu
ropa? Sino puedo prestarte algo para dormir – dijo Iván
desde afuera.
Abrí mi maleta y gracias a que la maleta no era de tela no
se había mojado mi ropa.
-Está seca, gracias – dije.
Me quité toda la ropa mojada y la deje tendida en el baño,
me puse la ropa seca y salí del baño.
-Puedes dormir en mi cama, yo dormiré en el sofá – dijo
tomando una cobija de la cama.
- La cama es grande, podemos dormir ambos – dije.
- Bueno yo quería ser un caballero, pero por mí no hay
ningún problema si compartimos la cama – dijo riendo –
Jamás me imagine que después de tantos años
volveríamos a compartir cama como en los viejos tiempos
– dijo mientras ambos nos acomodábamos sobre la cama -
¿Todavía roncas? – pregunto.
- Jamás ronqué, tú lo hacías – dije riendo.
- Buenas noches hermanita – dijo apagando la luz de la
lampara que estaba en su mesa de noche.
- Buenas noches.
Capítulo 38: “Del error al nuevo inicio”
Leonardo POV.
-Adiós Leonardo, espero no volver a verte nunca en mi vida
– dijo Olivia tomando su maleta y alejándose de mí.
Quería correr y abrazarla, decirle cuanto lo sentía, quería
tomarla de la mano y huir juntos a donde nadie nunca nos
volviera a encontrar, quería decirle tantas cosas, pero en
vez de eso solo la vi desaparecer en medio de la lluvia.
-Maldita sea – dije dándole una patada a la llanta del auto.
Subí al auto y empecé a manejar rápidamente hacia la
dirección en donde había ido Olivia, pero no la encontré, di
al menos unas cinco vueltas en la misma cuadra tratando
de buscarla, pero no la vi. Me resigné y conduje hasta mi
departamento.
Cuando llegué al departamento abrí la puerta y lo primero
que su cruzo en mi vista fueron unos zapatos que Olivia
dejo en mi casa, la mayoría de las cosas de ella estaban en
mi departamento, en medio de la sala había una foto de
ambos del viaje que hicimos a Bora Bora.
-Como desearía volver a ese día – dije tomando la foto.
Camine hasta el bar del departamento y agarre la botella de
Whisky, me serví una copa y después otra, al final seguí
tomando desde la botella.
Mi mente no paraba de pensar en todos los momentos que
pasamos juntos. Empecé a recibir llamadas de Bradley, mi
padre y mi mamá, pero no le conteste a ninguno,
probablemente era para preguntarme de la noticia que
había salido esta tarde sobre mi compromiso con Selena.
Después de que aceptara el trato de Thomas él se encargo
de llamar a Selena en el momento y unas horas después
nos tomaron una foto para hacer oficial la noticia.
Abrí una de las gavetas del bar y saqué otra botella de
Whisky, la abrí y empecé a beber de ella. Después de casi
acabarme la segunda botella de Whisky sentí como mi
cabeza empezaba a dar vueltas y poco a poco mi vista se
fue nublando hasta que ya no fui capaz de ver algo.
-Levántate maldito bastardo – dijo una voz conocida
despertándome.
- ¿Mm? – dije entrecerrando los ojos, la luz que entraba por
la ventana me daba dolor de cabeza.
- ¿Qué hiciste? – dijo Bradley, cuando ya no me sentí tan
mareado pude ver su figura perfectamente parado frente a
mí.
- ¿Qué haces aquí? – pregunte tratando de levantarme del
sillón en donde había dormido toda la noche.
- Te estuve llamando todo el día de ayer pero no
contestaste – dijo Bradley frunciendo el ceño.
- Estuve ocupado – dije entrando al baño para lavarme la
cara.
Cerré la puerta del baño para que Bradley no me siguiera
molestando, tomé una ducha y luego me volví a vestir con
ropa para estar en casa.
Cuando salí del baño no mi a mi hermano por ningún lado,
tomé un café que estaba en la mesa.
-Eso era mío – dijo Bradley a mis espaldas.
- Yo lo necesito más – dije bebiendo el café.
- No te entiendo Leonardo – dijo frunciendo el ceño y
sentándose frente a mí.
- ¿A qué te refieres? – dije.
- ¿Acaso no recuerdas lo que sucedió? – dijo alzando una
ceja.
De repente una gran ola de flashbacks de lo que había
sucedido ayer empezó a invadir toda mi mente y por último
recordé a Olivia.
-Enserio que no te comprendo, se que siempre buscas lo
mejor para la empresa y te has sacrificado mucho para
llegar al lugar en donde estas ahora, pero… ¿Jugar con los
sentimientos de una pobre chica? Olivia de verdad te quiere
– dijo Bradley.
- Lo sé – dije serio.
- ¿Entonces por qué te comprometes con Selena? – dijo
alzando un poco la voz – Pensé que la habías dejado por
las intenciones que tenían sus padres y los nuestros en que
ambos se casaran y ayer descubro que se casaras con ella
¿Estas bien de la cabeza?
- ¡Yo tampoco quería hacerlo! – dije.
- ¡¿Entonces por qué aceptaste la oferta?! – dijo alzando la
voz.
- Para salvar la empresa – dije mirándolo.
- Sabes perfectamente que había otras formas de salvar la
empresa – dijo Bradley.
- ¡Perderíamos millones de dólares por las empresas de
Inglaterra, jamás nos habríamos levantado! – dije.
- Estoy seguro de que, aunque hubiéramos perdido todo ese
dinero la empresa no habría quebrado, probablemente ya
no seriamos una gran potencia, pero poco a poco nos
habríamos levantado, lo sabes perfectamente – dijo
mirándome serio - ¿Acaso has hecho esto solamente por el
titulo del mejor empresario de Nueva York?
- No.
- ¿Entonces por qué? ¡Explícame por que no encuentro otra
razón! – dijo Bradley.
- Creo que ha sido lo mejor para la empresa – dije.
- Espero que esta decisión que hayas tomado no haga que
te arrepientas por que ahora ya es demasiado tarde.
- Bradley, seré uno de los hombres más ricos del país.
- Claro, lo serás – dijo Bradley con una media sonrisa, él se
levanto y empezó a caminar por el apartamento – Veo que
todavía hay unas cosas de Olivia aquí.
- Supongo que regresará por ellas – dije.
- ¿Acaso eres cínico? – dijo Bradley riendo - ¿Crees que ella
regresará después de todo lo que le hiciste? – él se acercó
un poco – Acabas de perder a la única mujer que te ha
amado de verdad.
Olivia POV.
Me empecé a mover un poco incomoda en la cama, abrí los
ojos y recordé que no estaba en mi casa, me di la vuelta y vi
que Iván ya no estaba en la cama. Escuché algunos ruidos
en la cocina así que supuse que él estaba cocinando. Me
levanté de la cama y fui hasta la cocina.
-Buenos días – dije, él se dio la vuelta y me sonrió.
- Buenos días – en ese momento me sirvió una taza de café
– He intentado preparar el desayuno, pero no me ha salido
tan bien – dijo señalando las ollas con comida quemada
que había en el lavatrastos – Podemos salir y desayunar
algo antes de que me vaya a trabajar – dijo y yo negué con
la cabeza.
- No tengo mucha hambre – dije con una media sonrisa.
- ¿Me explicaras que sucedió ayer? – dijo viéndome directo
a los ojos.
- No es nada importante – dije encogiéndome de hombros.
- Olivia era muy tarde, me hablas casi llorando, diciéndome
que si puedes quedarte conmigo ¿Acaso no pagaste la
renta de tu apartamento? Si es así puedo pagarlo yo ahora
mismo…- lo interrumpí.
- No fue eso – dije mordiendo mi labio inferior.
- ¿Olivia acaso olvidas que somos hermanos? – dijo
acercándose a mí, él acarició mi mejilla – Yo te confesé lo
de Jessica, puedes confiar en mi – dijo mirándome a los
ojos.
Sentía tanta vergüenza de contarle a mi hermano de que
había empezado a salir con mi jefe y que al final él me
había dejado por negocios, esa historia sonaba como la
típica amante de un millonario que al final se quedaba
completamente sola.
-Rompí con mi novio ayer – dije.
- ¿El de la cafetería? – dijo frunciendo el ceño.
- No – reí un poco – Su nombre es James y fue muy amable
conmigo ayer – dije y él asintió.
- ¿Quieres que vaya a golpear a tu ex? – dijo Iván
notablemente enfadado - ¿Acaso él fue el que te dejo sola
en medio de la lluvia? – dijo apretando su mandíbula.
- No, yo lo abandoné y salí corriendo en medio de la lluvia.
- Menos mal que me dijiste que no fue el de la cafetería,
habría salido ahora mismo a golpearlo y a romperle todas
las tazas – dijo haciendo que yo riera un poco.
- Gracias Iván, gracias por todo – dije abrazándolo.
- ¿Quieres que te lleve a trabajar? – preguntó.
Ni siquiera recordaba el trabajo.
-No, decidí renunciar – dije y él me miro sorprendido.
- ¿Enserio? Pero si antes del viaje me dijiste que no
renunciarías todavía – dijo confundido.
- Sí, ha sido una decisión de último momento – dije –
Pienso irme de Nueva York pronto.
- ¿A dónde iras? – preguntó.
- Bueno… Hace unas semanas me ofrecieron una oferta de
trabajo en Francia, espero que todavía no sea demasiado
tarde – dije.
- ¿Francia? – dijo sorprendido - ¿Puedo saber de que
trabajaras? – dijo sonriéndome.
- Creo que no lo sabías, pero empecé a tocar el piano en
recitales – dije haciendo que él abriera los ojos con mucha
sorpresa.
- ¿Enserio? ¡Eso es grandioso! Te felicito – dijo
abrazándome – Sabía que te gustaba la música, pero no
sabía que te gustara tanto ni que fueras tan buena – dijo
sonriéndome - ¿Cuándo piensas irte a Francia? – preguntó
curioso.
- No lo sé todavía, pero espero que sea lo antes posible –
dije.
- Entonces supongo que estarás libre hoy – dijo Iván un
poco dudoso, yo asentí - ¿Te gustaría conocer la empresa?
- ¿Tu empresa? – dije sorprendida.
- ¿Qué? Acaso no me creías cuando te hablaba de mi
empresa – dijo Iván alzando una ceja.
- Bueno, es que nunca me hablaste tan a profundidad de
eso – dije.
- Vamos y verás lo que hice con el dinero de papá.
Después de ducharme y vestirme bajamos al sótano del
edificio y nos subimos al auto de Iván. Él empezó a manejar
por las calles de Nueva York, me tranquilizo un poco saber
que estábamos lejos de Spinter Enterprises así habría
menos probabilidades de ver a Leonardo.
Después de unos minutos llegamos a un edificio, era más
pequeño que Spinter Enterprises pero siempre seguía
siendo bastante grande, Iván estaciono el auto un poco
alejado de los demás autos, ambos nos bajamos y
empezamos a caminar hacia el elevador que había en el
sótano.
-Así que aquí trabajas – dije cuando estuvimos dentro del
elevador.
- Sí – dijo encogiéndose de hombros.
- ¿Y qué haces? – pregunté curiosa, él sonrió.
- Diseño ideas para motores de autos de lujo – dijo y yo lo
mire sorprendida.
- ¿Qué? ¿Desde cuando haces eso? – dije sorprendida.
- Todavía hay muchas cosas que no sabes de mi hermanita
– dijo guiñándome un ojo.
En ese momento las puertas del elevador se abrieron y
ambos salimos, yo caminaba detrás de Iván.
-Buenos días, señor Baldinelli – dijo una chica que pasó a
nuestro lado, él la saludo y seguimos caminando.
- ¿Señor Baldinelli? Vaya que te has ganado el respeto de
tus compañeros de trabajo – dije y él rio.
- Es cosa del trabajo – dijo sonriendo.
Llegamos a una sala en donde había bastantes escritorios y
personas trabajando en sus computadoras, cuando vieron
entrar a Iván a la sala todos parecieron asustarse un poco y
lo saludaron con mucho respeto tal y como lo había hecho
la chica antes.
-Trajo a su novia – escuché murmurar a alguien, yo solo reí.
Escuche como todos empezaban a murmurar por mi
presencia en este lugar.
-Creo que piensan que soy tu novia – le dije en voz baja a
Iván.
- Si supieran quien eres realmente se desmayarían – dijo
sonriendo.
- ¿Por qué? – dije confundida.
- Ya verás – dijo entrando a una oficina apartada de todas
las demás personas.
- ¿Estas es tu oficina? – dije sorprendida y él asintió.
Iván se sentó frente al escritorio y se me quedó viendo, yo
le sonreí y luego miré su escritorio en donde había una
placa de cristal que decía “CEO: Iván Baldinelli”
-Tú eres el CEO – dije abriendo los ojos de la sorpresa.
- Así es – dijo encogiéndose de brazos.
- No me lo puedo creer – dije tapando mi boca de la
sorpresa, él solo me sonrió.
En ese momento entró una chica con una bandeja que tenía
dos tazas de café.
-Aquí tienen – dijo la chica poniendo ambas tazas en el
escritorio.
- Señorita Johnson quiero que conozca a mi hermana, Olivia
Baldinelli – dijo Iván, la chica se giro para verme con gran
sorpresa en sus ojos.
- Es un gusto al fin conocerla señorita Baldinelli – dijo
sonriéndome.
- ¿Al fin conocerme? – dije confundida.
- Nunca habíamos tenido el honor de conocer a la principal
accionista de la empresa – dijo sonriéndome – Con su
permiso me retiro – dijo antes de salir de la empresa.
- ¿Cómo que principal accionista? – dije viendo a Iván
confundida.
- Cuando me mude a Nueva York compré todas las
acciones que pude de esta empresa con el dinero de papá,
con el tiempo el dinero que había invertido se multiplico y
compre más acciones llegando al punto de comprar el 70%
de las acciones de la empresa, con el tiempo fui nombrado
CEO de la empresa, compré el 30% restante de las acciones
y vendí el 70% - dijo tomando un sorbo de su café.
- ¿A quien le vendiste el 70%?
- A ti – dijo sonriéndome.
- ¿Qué? – dije sin poder creerlo.
- Yo soy el CEO y tu eres la directora general de Bendome
Corporation.
Capítulo 39: “La empresa”
- ¿Estas bromeando verdad? Ni siquiera he firmado nada –
dije riendo.
- Es verdad – dijo Iván sonriéndome – Todavía necesito tu
firma para nombrarte oficinalmente como directora general,
podemos hacerlo ahora mismo, puedo llamar a mi abogado
– dijo tomando su celular.
- Iván en serio de agradezco todo lo que has hecho, en serio
estoy muy agradecida, pero ni siquiera me has dicho de que
es tu empresa no sé qué hacen aquí – dije y él me sonrió.
- Eso no será un problema, de hecho, pensaba que tú te
podías hacer cargo de los negocios internacionales, cuando
necesite cerrar un contrato tú serás la que firmará – dijo.
- Sí, pero ¿De qué va la empresa? – dije confundida.
- Te lo mostrare – dijo levantándose de su asiento.
Iván salió de la oficina y yo empecé a caminar detrás de él,
llegamos al área en donde estaban las demás personas
trabajando, los empleados de Iván nos miraron
disimuladamente y empezaron a murmurar cosas entre
ellos.
-Todas estas personas están trabajando en los diseños de
motores para autos de lujo, nosotros lo diseñamos y luego
lo enviamos a las empresas que están interesadas y luego
fabricamos el motor o vendemos el diseño dependiendo de
lo que la empresa quiera – dijo caminando a través de los
escritorios, la mayoría de los escritorios estaban llenos de
papeles con dibujos de autos y partes de autos.
- ¿También diseñan autos? – pregunté al ver que uno de
sus empleados tenía el diseño de un auto.
- Es un nueva idea en la que estamos trabajando, pero
todavía no la hemos lanzado oficialmente – dijo Iván –
Hemos ayudado a varias empresas de autos de lujo como
Maserati o Jaguar a diseñar el interior de sus autos y los
motores, el nuevo objetivo de esta empresa es lanzar su
primer auto.
- Eres grandioso Iván – dije sonriéndole.
- Por favor necesito su atención – dijo Iván mirando a todos
sus empleados, todos ellos dejaron de trabajar en lo que
estaban y lo miraron a él – Quiero presentar a mi hermana
menor Olivia Baldinelli la mayor accionista de la empresa.
Todos me miraron muy sorprendidos, pero al instante se
levantaron a aplaudieron, yo los miré muy sorprendida a
todos.
-Gracias – dije sonriéndoles.
- Es un honor finalmente conocerla – dijo uno de los
hombres que estaba trabajando.
- Siempre se habló mucho de porque la mayor inversora de
la empresa jamás había sido vista en la empresa,
empezaban a pensar que quizás habías muerto – dijo Iván
susurrándome, yo reí.
- Es un gusto conocerlos a todos, por favor pueden seguir
en lo que estaban – dije y todos se sentaron.
Iván me dio un recorrido por toda la empresa, era bastante
grande, había bastantes departamentos en donde se
encargaban de diferentes cosas, al igual que en el primer
lugar Iván me presentaba ante todos y ellos me aplaudía, ni
siquiera sabía porque lo hacían yo solamente les agradecía
por el gesto.
- ¿Entonces que has pensado? ¿Trabajaras en la empresa?
– dijo Iván cuando habíamos regresado a su oficina.
- Gracias Iván, enserio me encantaría trabajar en tu
empresa…- me interrumpió.
- Nuestra empresa – dijo sonriéndome.
- Nuestra empresa – le sonreí – Pero antes quisiera hacer
algo – dije y él me miro curioso.
- ¿Puedo saber que es? – pregunto.
- ¿Recuerdas de la oportunidad de trabajo de la que te
hablé? – dije y él asintió – Quiero ir a Francia y probar un
poco de suerte y saber si soy buena para eso – dije y él
asintió.
- Claro, hazlo – dijo sonriéndome – Estaría muy orgulloso
de tener a una hermana empresaria y una gran música.
- Gracias Iván, enserio eres muy lindo – dije muy
conmovida.
- No llores – dijo acercándose a mi para abrazarme.
- Lo siento, pero es que eres muy lindo conmigo y yo no he
hecho nada lindo por ti – dije con algunas lágrimas.
- ¿Qué no has hecho nada por mí? – dijo riendo –
Soportaste al idiota de tu hermano cuando huyo – dijo
haciendo que yo riera.
- Todavía no puedo creer que en todos estos años hayas
construido toda esta gran empresa – dije sorprendida.
- Imagina todas las cosas que haremos cuando trabajemos
juntos – dijo guiñándome un ojo.
- ¿Le has dicho algo a nuestros padres? – pregunte y el
negó con la cabeza.
- No sé cómo decirles – dijo pensando.
- Lo sé, será un poco sorprendente que llegues a casa y les
digas: “Papás, hace un tiempo hui de casa con todo el
dinero de papá y lo invertí en una empresa y ahora soy el
dueño de esa empresa y también soy millonario” – dije
haciendo que él riera.
- No suena tan mal – dijo sarcástico – También mencionaré
algo como: “Por eso Olivia los abandono y se mudó a
Nueva York para trabajar conmigo y ahora ambos
manejamos la empresa” – él me sonrió – Por cierto ¿Por
qué viniste exactamente a Nueva York?
- Quería estar lo más lejos de casa – dije encogiéndome de
hombros.
- Entiendo – dijo asintiendo con la cabeza - ¿Y como
empezaste a trabajar en Spinter Enterprises? – preguntó.
- Bueno, estaba muy desesperada tratando de conseguir un
empleo y empecé a enviar mi curriculum a muchas
empresas, eran tantas que cuando me contactaron ni
siquiera recordaba que había enviado mi curriculum a esa
empresa.
- Disculpe señor Baldinelli, llegaron estos documento – dijo
la secretaria de Iván entrando a la oficina.
En ese momento mi celular empezó a sonar y yo salí de la
oficina para poder contestar la llamada.
- ¡Olivia al fin contestas! – dijo Carolina – Te he llamado
muchas veces, pero no contestabas, ¿Estas bien?
- Hola Carolina – dije sonriendo – Lo siento he estado muy
distraída y… La verdad no quería hablar con nadie – dije
sincera.
- Entiendo… Lo siento por lo que sucedió con Leonardo. Los
demás Gabriel, Abigail y yo nos enteramos hasta hoy por la
mañana de la noticia – dijo un poco preocupada - ¿Estas
bien? ¿Qué sucedió? Ambos se querían mucho.
- Si estoy bien – dije un poco triste.
- Te juro que quiero golpear a Leonardo, no me importa que
sea mi jefe. El muy desgraciado ni siquiera ha venido a la
empresa, de seguro está con esa perra de Strike
Enterprises – dijo enfadada.
- Por favor no hagas nada loco – dije.
- No lo haré solo por ti – dijo bufando – Supongo que
tampoco regresaras a la empresa – dijo un poco triste.
- No – dije segura.
- No me digas que ya no te volveremos a ver por favor.
- Por supuesto que no – dije sonriendo – Hay que reunirnos,
si quieren podríamos reunirnos hoy.
- Hecho, le diré a los demás. Te quiero mucho Olivia y por
favor no dudes en llamarme si necesitas algo – dijo.
- Gracias Carolina – dije antes de colgar la llamada.
Regresé a la oficina de Iván, ahora él estaba solo leyendo
algunos documentos, toqué la puerta de su oficina antes de
entrar y él me sonrió.
- ¿Regresaras a tu apartamento hoy? – preguntó Iván y yo
me congele por un momento.
Ni siquiera le había dicho a Iván que no tenía un lugar a
donde ir y tampoco pensaba regresar al apartamento de
Leonardo.
-No creo que pueda regresar – dije en voz baja.
- ¿Por qué?
- El apartamento en donde vivía era el de mi novio y no
quiero regresar y volver a verlo – dije suspirando
profundamente.
- ¿Quieres que envíe a alguien para que saque las cosas de
su apartamento? – dijo.
Si enviaba a alguien a traer mis cosas también se daría
cuenta de que el apartamento es de Leonardo.
-No importa, de todas formas, no tenía muchas cosas.
- Pero son tus cosas – dijo Iván viéndome a los ojos.
- Si, pero no las quiero, pueden quedarse allí, no quiero
volver a verlo – dije subiendo el tono de voz.
- ¿Tanto daño te hizo ese imbécil? – dijo Iván frunciendo el
ceño.
Empecé a sentir como mis ojos se empezaban a cristalizar,
los cerré con fuerza y suspiré.
-Por favor, Iván, no hablemos de él – dije y él asintió.
- Esta bien – dijo serio.
- ¿Podría quedarme contigo hasta que me vaya a Francia? –
dije con un poco de pena.
- Por supuesto eres mi hermana – dijo sonriéndome –
Puedes quedarte el tiempo que necesites.
Pasé el resto de la mañana junto con Iván, él me paso
explicando todas las cosas que hacia y las que yo haría
como directora general. Cada vez que miraba todo mi
alrededor simplemente no podía dejar de admirar a Iván por
todo lo que había logrado. Cuando ya casi era la hora en la
que habíamos acordado con Carolina de reunirnos me
despedí de Iván y tomé un taxi hacia la dirección que me
había enviado ella.
Entre al restaurante y empecé a buscar a mis amigos con la
vista, a lo lejos vi a Abigail haciéndome señas con los
brazos para que la viera.
- ¡Olivia! – dijo Gabriel levantándose a abrazarme.
- Hola chicos – dije sonriéndoles a todos.
- No puedo creer que hayas renunciado – dijo Abigail
haciendo un puchero – Te voy a extrañar.
- Yo también los extrañaré.
- ¿Por qué renunciaste tan repentinamente? – preguntó
Gabriel.
Me sentía muy mal por haberles ocultado esto durante
tanto tiempo, de hecho, jamás le hubiera dicho a Carolina
de no haber sido porque ella se dio cuenta antes.
-Fue porque me iré a Francia – dije y ellos me miraron
sorprendidos.
- ¡¿Francia?! – dijeron al unísono todos.
- Sí – dije sonrojada.
- ¿Pero como mujer? ¿Acaso tienes algún hombre francés
que nos has estado ocultando todo este tiempo? – dijo
Gabriel sonriendo cómplice.
- No quiero salir con hombres por un largo tiempo – dije
rodando los ojos.
- Auch, ¿Alguien te rompió el corazón? – dijo Abigail.
Suspiré profundamente y después de unos minutos
pensando decidí contarles lo que realmente había sucedido
entre Leonardo y yo.
-Es un idiota, no puedo creer que te haya hecho eso – dijo
Abigail enfadada.
- De seguro que piensa que solamente porque es rico
piensa que puede desechar a todas las personas cuando él
quiera – dijo Gabriel frunciendo el ceño – Cariño, hiciste
bien en irte, tu vales más – dijo tomándome de las manos –
Te juro que ese hombre se arrepentirá de haberte dejado.
- Además Selena es una mujer muy superficial, no es nada
en comparación contigo, tú eres una chica que irradia
felicidad y mucha energía – dijo Carolina.
- ¿Conoces a Selena? – dijo Abigail.
- ¿No la conoces? Pensé que todos en la empresa la
conocíamos – dijo Gabriel.
- Como sea, espero no volverlo a ver – dije frunciendo mi
ceño.
- ¿Qué hago si Leonardo me pregunta por ti? – dijo Carolina.
- Nada – dije inmediatamente – Dile que no sabes nada de
mi desde el ultimo día que deje de trabajar en la empresa –
ella asintió.
- ¿Y si Bradley me pregunta algo sobre ti? – dijo Carolina.
- Me encantaría mantener contacto con él, pero no quiero
que piense que le hablo solo para seguir al tanto de su
hermano – dije seria.
- De acuerdo, entonces no le diré nada tampoco – dijo
Carolina.
- Cambiaré de número, les llamaré cuando haya cambiado
de numero – dije y ellos asintieron.
- Espero con todo mi corazón de que tengas mucho éxito
en tu nuevo trabajo como musico y que toques en grandes
teatros y que un día Leonardo te vea y se de cuenta de la
gran chica que dejo ir – dijo Gabriel.
Capítulo 40: “Francia”
Después de haberme reunido con Gabriel, Abigail y Carolina
regrese a la oficina con Iván, él me empezó a contar de
que había algunas empresas interesadas en sus diseños y
que pronto vendería algunos y podría llevar a la empresa a
qué tuviera más ingresos y así empezar a trabajar en el
nuevo diseño de un auto. La empresa jamás se había
especializado en hacer autos, solamente habían hecho
motores e interiores, si se lograba cerrar ese trato del que
Iván me habla la empresa tendría los ingresos suficientes
para empezar a fabricar autos.
Por la noche regresamos al apartamento de Iván. Su
apartamento es bastante grande, tiene una hermosa vista
hacia el puente de Brooklyn, por las mañanas lo primero
que te despierta es la luz del sol entrando por la ventana
que está frente a la cama de la habitación.
Iván ha sido muy bueno conmigo, ni siquiera me ha forzado
en que le diga quién es mi ex y porque lo deje, realmente
agradecía mucho de que tampoco me hiciera muchas
preguntas al respecto.
-Iván quiero irme mañana mismo – dije y él me miró muy
sorprendido.
- ¿Enserio? ¿Por qué tan pronto? ¿Es que acaso ya no me
quieres? – dijo haciendo un puchero.
- No, sabes que te quiero mucho – dije abrazándolo – No
sabes lo mucho que me ha ayudado que estés a mi lado.
- Extrañaba estos momentos en los que te ponías tan cursi
conmigo – dijo dándome un beso en la frente – Y
entonces…. ¿Francia es tu nuevo destino? – yo asentí con la
cabeza.
- Quiero buscar un vuelo a Francia para mañana ¿Me
ayudas? – dije sonriéndole.
Iván fue a buscar su laptop y empezó a buscar un vuelo
para mañana, al final después de tanto buscar elegí uno
que salía a las 10:00 am.
No siquiera tuve que arreglar mis maletas porque no había
sacado nada de mi maleta.
-Te prometo que dentro de poco tiempo tendremos nuestro
propio avión privado y no tendrás necesidad de preocuparte
por comprar un boleto de avión – dijo sonriéndome.
- Con todo lo que me has demostrado, ya no soy capaz de
dudar de tu palabra – dije riendo.
- Te llevaré al aeropuerto antes de que me vaya a la oficina
a trabajar, ¿Te parece bien?
- Me parece perfecto.
Fui al baño para tomar una ducha antes de dormir, Iván
estaba revisando algunos documentos de la empresa en su
computadora, escuché mi celular sonar, cerré la regadera y
mire mi celular, mi cuerpo se congelo al ver quién era:
Leonardo. No conteste y me seguí duchando, Leonardo me
siguió llamando hasta que me cansé de escuchar el celular,
lo tome muy enfadada y lo apagué.
- ¿Acaso no te quedó claro que no quiero volver a hablar
contigo? – dije enfadada.
Me vestí en el baño y luego salí, Iván seguía en su laptop,
le deseé una linda noche y me fui a la cama a dormir. Al día
siguiente me desperté temprano al igual que Iván, él me
llevo al aeropuerto un poco más temprano de lo esperado,
él se ofreció a esperar conmigo a que llegara mi vuelo, pero
le dije que no era necesario entonces él se fue. Me quedé
sentada junto con mis maletas mientras miraba a las
personas pasar, había muchas parejas felices agarradas de
la mano, me sentía tan amargada al verlos tan felices.
En ese momento mi celular empezó a sonar de nuevo, mire
quién era: Leonardo. Deje que el celular sonara, él no
parecía detenerse, está vez conteste.
-Olivia – dijo su voz.
- ¿Qué quieres Leonardo? – dije fría.
- Pensé que vendrías al apartamento por tus cosas – dijo.
- Puedes botar todas mis cosas, no las necesito.
- Olivia por favor, déjame explicarte todo…- lo interrumpí.
- ¿Qué se supone que me quieres explicar? Que sigues
enamorado de tu ex o que tomaste esa difícil decisión por
el futuro de tu empresa.
- Aunque no lo creas, yo también he perdido – dijo.
- ¿Tu dignidad? – dije riendo.
- Olivia quiero que vuelvas conmigo, sé que todavía
podemos hacer que las cosas funcionen solo dame una
oportunidad – dijo un poco desesperado.
En ese momento se empezó a escuchar la voz de una
mujer anunciando que mi vuelo estaba a punto de salir.
-Estas en el aeropuerto – dijo.
- Perdón por no haber Sido lo suficientemente valiosa como
para ti, adiós, Leonardo – dije antes de colgar.
Tome mis maletas y empecé a caminar hacia donde
tomaría el avión.
El avión empezó a despegar, mi corazón me dolía al ver que
dejaba el lugar en el que alguna vez había dido tan
feliz, tomé una pequeña libreta que tenía en mi cartera y
empecé a escribir lo primero que se me ocurrió.
El día de las luces grises.
Siempre pensaba antes de dar mi primer ataque, y aunque
pocas veces me equivocaba las balas siempre penetraban.
Si lo hubiera sabido antes creo que habría visto la luz de
aquellos ojos en los que deje de confiar.
Escúchame esta vez porque no creo poder estar aquí para
año nuevo, olvida tus preguntas y deja de poner un destino
sin prólogo en las manos de alguien más. Las páginas se
pueden escribir solas, pero también se pueden arrugar con el
tiempo que dejamos atrás.
Trato de capturar mi aliento con cada mentira que mis
lágrimas quieren sellar,
No puedo recordar por las cosas que solíamos luchar
solo se que ahora mismo esto se siente más frío que
cualquier otro lugar, todas las cosas que perdimos espero
recuperarlas después de que pase este día de luces grises.
Si me conocieras de verdad sabrías que te elegiría a ti para
siempre,
Pero debes de entender que no puedo sostener el anillo
cuando tú sostienes la mano de ella, no puedo sacrificar un
futuro si ni siquiera he conocido a mi nueva yo.
Nunca me había quedado en la orilla del mar pensando que
después de tan hermoso atardecer puede que no haya un
amanecer para siempre, y si me hubiera dado cuenta habría
bailado y escrito por un nuevo para siempre, no puedo
recordar por las cosas que solía luchar, pero creo que de
cualquier forma te habría elegido para siempre hasta el día
de mi muerte.
Después de bastantes hora de viaje al fin llegue a Francia,
pensé que el idioma sería uno de los problemas principales
porque no se nada de francés, pero por suerte a las
personas con las que he hablado todas me han entendido
cuando les he hablado en inglés.
No sabía cuanto tiempo me quedaría en Francia, así que
por eso decidí hospedarme en un hotel en vez de un
apartamento. Al llegar a mi habitación desempaqué todas
mis cosas, hice una mueca al ver que tenia poca ropa.
Tomé mi cartera y salí del hotel, había decidido que
compraría ropa nueva aquí, fui bastantes tiendas y empecé
a comprar la ropa que más me gustaba, la mayoría de los
outfits que compre tenia un notable estilo de como la
mujeres francesas se visten aquí, me encantaba su estilo.
Regrese a mi hotel y deje mi nueva ropa, estaba en Francia
así que no desaprovecharía la oportunidad de conocer el
lugar, aunque estuviera sola. Encontré un lugar cerca del
hotel en donde rentaban bicicletas, renté un bicicleta por
dos horas y empecé a explorar los alrededores de la cuidad,
lo que más veía en todas las calles eran parejas
enamoradas y tomadas de la mano, por suerte había
comprado unos lentes para que no me vieran rodar los ojos
cada vez que veía una pareja feliz.
Me pare en la acera con la bicicleta esperando a que el
semáforo cambiara a rojo para poder cruzar, cuando al fin
estuvo en rojo el semáforo seguí avanzando, justamente
cuando estaba en medio de la calle un auto venia a gran
velocidad, al verme freno tan fuerte que hasta se
escucharon las llantas derrapar en suelo, la parte frontal del
auto golpeo la llanta trasera de mi bicicleta haciendo que
yo perdiera el equilibrio y me cayera al suelo.
Todas las personas que estaban sentadas afuera de una
cafetería miraron preocupadas la escena sin embargo
nadie se levantó para ayudarme a mí. Me levanté
lentamente pensando de que tal vez me había hecho daño,
pero no, solo me había raspado una de mis rodillas, él
hombre del auto salió y empezó a caminar hacia mi
dirección con el ceño fruncido.
-Fille stupide, tu n'as pas d'yeux pour regarder de haut en
bas dans la rue? – abrí los ojos de la sorpresa, ni siquiera
sabía que me estaba diciendo, pero por el tono de su voz
sabía que no se estaba disculpando conmigo.
- I'm sorry, but I'm not understanding anything you are
telling me – dije y el hombre empezó a reirse a carcajadas.
- Un étranger stupide – dijo riendo - Maintenant, vous devez
me payer pour les dommages que vous avez causés à ma
voiture – dijo señalando una parte de su auto que tenía un
golpe que había hecho la llanta de mi bicicleta, en ese
momento entendí lo que decía, quería que le pagara por el
daño de su auto.
- You hit me with your car, the traffic light was already red –
dije frunciendo el ceño, el hombre se empezo a acercar
muy amenazante hacia mí.
- Fille stupide – levantó su mano como si tuviera la
intención de golpearme, cuando estaba a punto de
golpearme alguien lo empujo al hombre.
- Tu devrais faire plus attention quand tu conduis, la fille
n'était pas à blâmer – dijo el mismísimo Jared Le Goff, el
hombre por el que vine a Francia esta aquí mismo
defendiéndome.
- Rester en dehors de nos affaires – dijo el hombre mirando
a Jared.
- J'appellerai la police si tu ne pars pas maintenant – dijo
Jared mirándolo enfadado.
El hombre me miro con el ceño fruncido por ultima vez y se
subió a su auto.
- ¿Esta bien señorita? – me pregunto mirándome.
- Sí, gracias – dije.
- Por favor déjeme ayudarla – dijo tomando mi bicicleta y
caminando hacia la acera en donde no nos hiciera daño
otro auto. Él me miró por primera vez a los ojos y sus ojos
me vieron con sorpresa cuando vio mi rostro - Tú eres
Olivia, la chica del recital.
- Sí – dije con una media sonrisa.
- Que sorpresa encontrarte aquí y que encuentro más
extraño – dijo sonriendo.
- Si, ni siquiera sabía como terminaría esa discusión, no
entendí una sola palabra de lo que dijo ese hombre – dije.
- A veces las personas de aquí suelen aprovecharse de los
extranjeros porque no saben hablar el mismo idioma – dijo
Jared, bajo su rostro a mis rodillas – Te llevaré a una clínica
para que puedan curarte.
- Gracias.
Jared y yo caminamos unos pocos metros donde estaba su
auto, su auto era muy lindo es un audi negro, él empezó a
conducir y me empezó a contar lo que había hablado con el
hombre, al parecer el hombre me estaba echando la culpa a
mi por haber cruzado la calle, pero no era así, no había
cruzado cuando la luz del semáforo estaba en rojo. Unos
minutos después llegamos a una pequeña clínica en donde
nos sentamos a esperar a que me atendieran.
-Mira, él es Jared Le Goff – dijeron unas chicas que estaban
sentadas frente a nosotras.
- Es cierto, es él – dijo en murmuro la otra chica.
Miré disimuladamente a Jared, pero él ni siquiera se estaba
dando cuenta de que hablaban de él porque estaba leyendo
el periódico.
-Le quiero pedir una foto, ¿Crees que su novia se enoja? –
dijo una de las chicas y yo abrí mis ojos con sorpresa.
Me les quedé viendo a las chicas y ellas se pusieron
nerviosas al darse cuenta de que las estaba mirando, para
darles un poco de confianza les sonreí ellas me sonrieron y
murmuraron algo entre ellas, después se levantaron y
caminaron hacia nosotros.
- ¿Jared Le Goff? – dijo una de las chicas y él levanto la
vista para verlas.
- ¿Sí? – dijo él mirándolas.
- ¿Podríamos tomarnos una foto con usted? – dijo una de
las chicas.
- Claro – dijo Jared levantándose.
Las chicas se querían tomar una selfie con él, pero salían
todas, me levante para poder tomarles la foto yo misma.
-Puedo tomar la foto yo si quieren – dije y las chicas me
miraron felices.
- ¡Gracias! – dijeron emocionadas.
- Bien… sonrían – dije y todos sonrieron para la foto.
- Gracias a los dos – dijo la chica viéndonos a ambos.
Al parecer Jared es toda una sensación aquí en Francia,
cuando entramos a la clínica me di cuenta de que hasta la
enfermera se puso un poco nerviosa al verlo. Entramos a la
consulta el doctor me curo las heridas y me dijo solamente
limpiara la herida todos los días y ella sola se iba a curar
rápidamente.
Cuando salimos de la clínica Jared se ofreció para llevarme
de vuelta a mi hotel, pasamos devolviendo la bicicleta en el
lugar que la había rentado y luego me dejo en mi hotel.
- ¿Pensó en la propuesta que le hice en Nueva York? –
preguntó Jared cuando se estaciono frente al hotel.
- Si, pensaba ir mañana mismo a la dirección que me dio –
dije y él asintió.
- Bien, la veo mañana pasé una linda tarde – él se acercó a
mi y me dio un beso en la mejilla, yo me congele ante su
acción.
- Hasta mañana – dije bajándome del auto sorprendida.
¿Qué rayos acaba de suceder?
Entre al hotel todavía sin poder sacar de mi mente el beso
de Jared, cuando estaba a punto de subir al elevador vi que
unas personas se saludaban y se despedían de beso, casi
inmediatamente saque mi celular y empecé a buscar en
internet como se saludaban en Francia, empecé a reírme a
carcajadas al darme cuenta de que esa es su forma de
saludar y yo que estaba a punto de insultar a Jared por ser
tan atrevido.
Capítulo 41: “El nuevo trabajo”
Después de que Jared me dejara en el hotel subí a mi
habitación para cambiarme de ropa porque la que tenía
antes se había ensuciado cuando me caí al suelo. Todavía
era muy temprano como para quedarme en el hotel, elegí
un atuendo entre toda la ropa nueva que había comprado,
me maquillé y salí a caminar un poco.
Mientras caminaba por las calles podía sentir la mirada de
muchos hombres viéndome, ¿Es que acaso me veía tan
diferente con esta ropa?
Mientras caminaba en las calles de Paris vi que había
música en vivo, me acerque a donde se encontraba una
chica cantando, algunas canciones que ella cantaba me las
sabía de memoria así que las empecé a cantar, la chica dijo
que cantaría una canción en español que alguien le había
solicitado y fue cuando empezó a cantar “Como la flor”
Toda la gente empezó a bailar muy feliz y al ritmo de la
canción, siempre había pensado que por el ritmo era una
canción muy alegre y a pesar de que muchas veces había
cantado la letra de la canción a todo pulmón jamás me
había sentido tan identificada con la letra.
Ni siquiera estaba bailando solo me quedé inmóvil entre
todas las parejas bailando, me senté en una mesa vacía y
solo observaba a las personas bailar alegremente. Sin ni
siquiera darme cuenta una lagrima se empezó a deslizar
por mi mejilla.
- ¡Vamos! – dije jalando del brazo a Leonardo.
Literalmente empuje a Leonardo hacia la pista de baile para
que ambos empezáramos a bailar.
-Yo sé que tienes un nuevo amor, sin embargo, te deseo lo
mejor – empecé a cantar mientras yo bailaba.
Empecé a reír cuando vi que Leonardo ni siquiera sabía
bailar, lo tomé de ambas manos y lo empecé a guiar para que
bailáramos juntos.
- Como la flor, con tanto amor, me diste tú, se marchitó, me
marcho hoy yo sé perder. Pero, ah-ah-ay, cómo me duele –
empecé a cantar con tanto sentimiento Leonardo solo reía
mientras negaba con la cabeza.
- No sabía que te gustaba bailar – dijo Leonardo.
- No me gusta – dije sonriendo y él me miro sorprendido –
Solo quería verte bailar ese tipo de música – dije riendo,
haciendo que él me fulminara con la mirada al ver su
expresión empecé a reír más – Quien diría que el CEO de
Spinter Enterprises aprendió a bailar en medio de unas
vacaciones – dije haciendo que él empezara a reír negando
con la cabeza.
- Quien diría que al final el mismo hombre que me hizo tan
feliz ahora mismo me haga sufrir de desamor – dije triste.
Me quedé viendo a todas las personas bailar felizmente,
después de unos minutos mi celular empezó a sonar, lo
saque de mi cartera y dude por unos momentos en
contestar, pero al final conteste.
-Hola Bradley – dije levantándome de mi asiento y
alejándome de la música.
- ¿Llamo en un mal momento? – preguntó.
- No, está bien – dije cuando ya me había alejado lo
suficiente de la música.
- Quiero que sepas que yo no apoyo la decisión de mi
hermano y me parece que es un imbécil por haberte hecho
eso – dijo haciendo que se dibujara una media sonrisa en
mi rostro.
- Supongo que gracias – dije.
- Espero que no termine nuestra amistad por su culpa – dijo
Bradley, yo suspire.
- No se si sea buena idea que sigamos en contacto Bradley,
la verdad no quiero saber nada más de tu hermano – dije.
- No lo sabrás, te juro que no lo mencionaré y tampoco le
hablaré de ti a él – dijo Bradley – Además me retiré de la
empresa – dijo haciendo que yo me sorprendiera.
- ¿Enserio? – dije sorprendida.
- Los nuevos accionistas de la empresa decidieron que
sería mejor que yo me retirara por mi estado de salud –
dijo.
- Lo siento mucho.
- Esta bien, de todas formas, pronto me retiraría de la
empresa, ellos tienen razón, me queda poco tiempo y no
puedo seguir manejando una empresa.
- ¿Has ido a tus terapias? – pregunté con un nudo en la
garganta.
- Si, aunque no es lo mismo sin ti – dijo, por su tono de voz
podría jurar que estaba sonriendo.
- Tal vez podamos vernos algún día – dije.
- Por supuesto tú solo dime cuando.
Después de terminar de hablar con Bradley seguí
caminando algunas calles y luego regrese al hotel, me
cambie de ropa y me puse un pijama. No tenía sueño,
todavía estaba bajo los efectos del Jet-lag sin embargo
tenía que dormir para acostumbrarme al nuevo horario,
puse la alarma a las 7:00 am para alistarme e ir a la
dirección que me había dado Jared.
Después de unas horas intentando dormirme al fin logre
quedarme dormida.
Al día siguiente me desperté temprano, me duché y me
puse otro de mis atuendos nuevos, salí del hotel y fui a una
de las cafeterías que había visto ayer mientras caminaba,
pedí un café y un pequeño pie de fresa, realmente estaba
muy delicioso.
Quería caminar y conocer la cuidad así que decidí no tomar
ningún taxi y caminar hasta mi destino. Cuando llegue a mi
destino me quede un poco extrañada al no ver un gran
edificio, estaba tan acostumbrada que a todos los lugares
que fuera en Nueva York siempre había un gran edificio. El
lugar donde trabaja Jared es grande pero solo es de tres
plantas, parece mas bien como un estudio enorme.
Al entrar me encontré con la recepcionista, ella me sonrió al
verme.
-Qu'est-ce que je peux aider? – dijo la recepcionista y yo la
miré preocupada, no entendía nada.
- Lo siento, pero no hablo francés – dije y ella me sonrió.
- No se preocupe también hablo español – yo la mire
aliviada - ¿En qué la puedo ayudar?
- El señor Le Goff me dio esto – dije entregándole la tarjeta
que me había dado Jared – Me dijo que viniera aquí.
- Entiendo – dijo tomando el papel – Por favor siéntate allí
mientras yo me comunico con él.
Me senté en uno de los sofás de la recepción mientras
esperaba, la recepción era bastante bonita, tenía colores
bastante llamativos y muchas plantas.
-Por favor acompáñeme – dijo la recepcionista, empecé a
caminar detrás de ella, subimos por unas escaleras hasta
llegar al segundo piso, allí ella toco una puerta.
- Avant – dijo la voz de Jared en francés.
- Pase – me dijo la recepcionista, le agradecí y ella se fue.
Cuando entré a la oficina vi a Jared escribiendo algo en
unas paginas cuando él me vio me sonrió y se acercó a mí.
-Es un gusto que hayas decidido venir – dijo dándome un
beso en la mejilla.
Todavía no me acostumbraba a este nuevo saludo.
-Es un honor que me haya pedido venir – dije sonriéndole.
- Ven, vamos a ver que puedes hacer en el piano – dijo
saliendo de la oficina.
Ambos salimos y subimos a la tercera planta, allí
solamente había muchos instrumentos, había diferentes
habitaciones en donde había personas practicando en sus
instrumentos.
- ¿Qué es este lugar? – pregunté curiosa.
- Esta es mi academia de música, la mayoría de los
músicos aquí son franceses, así que deberías de sentirte
especial en estar aquí siendo una extranjera – dijo abriendo
la puerta de una habitación – Adelante – dijo dejando que
yo entrara primero.
- Gracias – dije entrando a la habitación.
En el centro de la habitación había un piano rojo, era
realmente hermoso parecía completamente nuevo porque
brillaba bastante.
-La noche que te conocí tocaste excelente ¿Te importaría
tocar lo mismo ahora? – preguntó.
- Esta bien – dije sentándome frente al piano.
Empecé a estirar mis dedos antes de empezar a tocar, pase
mis dedos sobre las teclas del piano, pero sin tocar ninguna
nota, cuando ya me sentí un poco más familiarizada con el
piano empecé a tocar las notas que había tocado aquella
noche, entre más tocaba más segura me sentía, llegue a un
punto en el que cerré mis ojos y solamente movía mis
dedos sintiendo cada una de las teclas.
Al final cuando había terminado de tocar, Jared me
aplaudió.
-Eres fascinante, ni siquiera necesitaste leer los acordes en
una página – dijo viéndome sorprendido.
- La mayoría de las canciones que tocamos me las sabía de
memoria, por eso las recuerdo.
- Por tu habilidad que acabas de demostrar en el piano te
contrataría ahora mismo, solo necesito saber algo más
¿Puedes cantar mientras tocas el piano? – preguntó y
asentí – Es que eres prácticamente perfecta – dijo
sonriéndome.
- Gracias – dije sonrojándome un poco.
- Este fin de semana me han contratado para tocar en la
boda de la embajadora de Estados Unidos aquí en Francia
¿Quisieras acompañarme?
- Por supuesto – dije inmediatamente.
- Mis conciertos suelen ser un poco diferente, no son
recitales como tal, sino que a veces toco algún instrumento
y canto, en esta ocasión ya que tu me acompañaras solo
cantaré, por eso te preguntaba si sabes cantar para que
ambos cantemos en la boda – dijo.
- No hay ningún problema, puedo cantar – dije segura.
- Perfecto – dijo sonriéndome.
Jared y yo regresamos a su oficina en donde me mostro el
contrato, lo leí detenidamente antes de firmar, por medio de
este trabajo, cuando tuviéramos alguna presentación en
otro país la empresa asumiría los gatos de viaje, hotel,
comida absolutamente todo, prácticamente mi única
responsabilidad sería ser bastante puntual en cada una de
las presentaciones.
Al final de leer el contrato lo firme.
-Es un verdadero placer que formes parte oficialmente de
esta empresa – dijo estrechándome su mano.
Jared me empezó a mostrar el estudio, a pesar de que
estábamos en Francia la mayoría de las personas aquí
hablaban más de un idioma debido a que era un requisito
en el contrato, a pesar de que a mí no me exigían saber
francés me propuse aprender al menos lo básico para
entenderle a las demás personas.
- ¿Quiénes más nos acompañaran a la boda? – pregunté
mientras él me seguía mostrando el estudio.
- Solo nosotros dos, la embajadora me dijo que no quería
tantos músicos en su fiesta – dijo y yo asentí – Era el único
pianista aquí, pero ahora ya hay dos – dijo mirándome a mí
– Ensayaremos todos los días de 10 am a 12:00 pm – dijo y
yo asentí con la cabeza.
- ¿Qué tipo de música tocaremos ese día?
- La embajadora me dio una lista de canciones que quiere
que toquemos ese día, todas son de pop en inglés – dijo y
yo asentí – Supongo que estas muy familiarizada con ese
género.
- Po supuesto – dije segura.
Entramos a una habitación en donde me sorprendió ver a
una niña muy joven practicando tocar el violín en medio de
muchas personas bastante adultas.
- ¿Cuántos años tiene esa niña? – pregunté sorprendida.
- Tiene 13, se llama Millie – dijo Jared.
- Si tiene un gran talento esa niña – dije sorprendida.
- La llamamos la pequeña gran estrella – dijo Jared
sonriendo mientras la veía.
- Ella si es una niña prodigio de la música – dije
sorprendida.
- Lo es – dijo sonriendo.
Capítulo 42: “El tour”
Esta semana todos los días habían sido casi iguales, me
levantaba a la misma hora para ir a los ensayos en la
academia de música, el primer día Jared me dio la lista de
canciones que tendríamos que tocar para la boda,
obviamente todas eran canciones románticas, la mayoría
de todas esas canciones ya las conocía y sabía como
tocarlas así que no fue un gran problema para mí.
Jared me enseño algunas nuevas técnicas para el piano
que yo no conocía, a veces nos sentábamos juntos en el
piano y tocábamos las canciones mientras cantábamos, él
realmente tenía una voz muy hermosa y tocaba
espectacular, aunque él me decía que yo tocaba mejor que
él, creo que solo me lo decía para ser amable conmigo.
Durante la semana llego un diseñador de ropa, me
sorprendí al saber que la academia también tenía un
convenio con un diseñador muy famoso de Francia.
Nuestro diseñador se llama Martin, él llego el lunes para
tomarnos algunas medidas y así hacer nuestros atuendos
para el domingo, para mi es muy increíble pensar que
sacara un traje y un vestido para mi en menos de una
semana, pero según me dijo Jared él ya estaba muy
acostumbrado a trabajar bajo presión.
- ¿Estas nerviosa por la presentación de mañana? – me
preguntó Jared.
- Un poco – dije sincera.
- Lo hemos hecho bien en los ensayos, todo saldrá bien –
dijo sonriéndome, en ese momento alguien toco la puerta
del estudio en donde estábamos – Adelante.
- Los atuendos están listos – dijo Martin entrando con otras
personas que traían unos maniquíes con los atuendos.
- No puede ser – dije sorprendida al ver el vestido – Es
precioso – dije.
- Me alegra que te gusté, decidí hacerle algunos cambios y
le puse más brillos de lo que había planeado – dijo Martin
tocando la tela del vestido.
- Literalmente parece el vestido de una princesa – dije
sonriéndole.
- Es que eres como una princesa cariño – me dijo Martin.
- Gracias – dije riendo.
- Bueno no vine solo para que vean los atuendos, necesito
que se los prueben para ver si necesitan algunos cambios
– dijo Martin.
- Tan exigente como siempre Martin – dijo Jared en tono de
burla.
Las chicas que acompañan a Martin me ayudaron a
vestirme, entramos a un vestidor que estaba en otra
habitación, Martin nos esperaba afuera para ver qué tal se
nos veían los atuendos y si necesitaban algún cambio. Me
sorprendí mucho al verme el vestido puesto, realmente me
gustaba como me veía, el vestido me quedaba a la
perfección y creo que no necesitaba ningún cambio.
-Se le ve bien – dijo una de las chicas que me ayudaron a
vestirme.
- Gracias - dije sonriéndole.
Salí de los vestidores para que Martin me viera. Allí estaba
Jared con su traje puesto mientras que Martin estaba
analizándolo de pies a cabeza, cuando llegue a donde
estaban ellos me miraron muy sorprendidos.
-Tú no necesitas ningún cambio, te ves perfecta así – dijo
Martin – Creo que la embajadora se sentirá un poco celosa
de que haya alguien más linda la noche de su boda.
- ¿Deberíamos de cambiar de vestido? – dije preocupada.
- ¡No! – dijeron al unísono todos.
- Es decir, esta bien ese vestido, no creo que se moleste la
embajadora – dijo Jared tosiendo un poco.
- Entonces creo que ninguno de los dos necesita ningún
cambio, los dos se ven perfectos – dijo Martin mirando
muy orgulloso su dos atuendos que había diseñado.
- Olivia parece una princesa y el señor Le Goff parece su
príncipe – dijo una de las chicas.
- ¡Exacto! Al fin alguien capto la idea, gracias, Jaqueline –
dijo Martin.
- Muchas gracias por el vestido Martin, iré a quitármelo
para guardarlo – dije antes de caminar de vuelta al vestidor.
Me quité el vestido y lo volví a poner en la bolsa de tela en
la que estaba, me puse la ropa que tenía anteriormente y
salí.
-Mucha suerte mañana, adiós – dijo Martin despidiéndose.
- Adiós – dije antes de verlo desaparecer por las escaleras.
Empecé a buscar a Jared para preguntarle la dirección de la
fiesta y así estar a tiempo en el lugar.
- ¿Jared? – dije buscándolo.
Regresé a su oficina y la abrí sin tocar la puerta y lo vi
quitándose la camisa del traje dejando a la vista su
abdomen musculoso.
-Lo siento – dije cerrando la puerta de golpe.
Escuche un poco su risa dentro de la oficina, toque mis
mejillas y estaban muy calientes también apuesto a que
estaban rojas de la vergüenza.
- ¿Necesitabas algo? – pregunto Jared saliendo de la
oficina esta vez con ropa.
- Si, solo te iba a preguntar la dirección de la fiesta – dije sin
ni siquiera verlo a los ojos.
- Es cierto no te la he enviado – dijo sacando su celular del
bolsillo – De hecho… Si quieres podría pasar por ti al hotel y
así llegaríamos juntos y no tendríamos ningún retraso –
dijo.
- Claro, me parece perfecto – dije viendo el vestido.
- ¿Estas bien? – dijo bajando un poco su rostro para verme -
¿Fue por lo que sucedió antes?
- Lo siento debí tocar la puerta – dije mordiendo mi labio
inferior nerviosa.
- No, fue mi culpa, olvidé ponerle seguro a la puerta – dijo y
yo asentí – Pasaré mañana por ti a las 6:00 pm.
- Perfecto – dije viéndolo a los ojos por primera vez.
Nunca me había dado cuenta de que la mirada de Jared a
veces podía ser bastante intensa que con simplemente
verlo me hacía sonrojar sin razón alguna. Siendo sincera
Jared es un hombre bastante atractivo, es alto, de tez clara,
a primera impresión creía que su cabello era rubio, pero
también tiene uno destellos rojizos, tiene una carba corta y
sus ojos son azul claro.
-Entonces nos vemos mañana – dije sonriéndole antes de
darme la vuelta.
- Olivia…- dijo y yo me detuve – La primera vez que te vi me
dijiste que nunca habías estado en Francia – dijo y yo
asentí.
- Así es, el idioma todavía sigue siendo un problema para
mi a todos los lugares que vaya – dije haciendo un puchero,
él me sonrió.
- Si quieres te puedo mostrar algunos lugares cercanos que
son muy hermosos – dijo y yo lo miré con una gran sonrisa.
- Me encantaría – dije tratando de esconder mi emoción,
pero creo de todas formas siempre lo noto.
- Vamos – dijo tomando las llaves de su auto.
Salimos de la academia y esperamos a que el valet parking
trajera el auto.
- ¿Qué te ha parecido Francia? – me preguntó Jared.
- A excepción del suceso con el hombre que casi me
atropella – dije riendo – Me parece una hermosa ciudad,
más que la cuidad del amor creo que Paris también debería
de ser conocido por sus cafés en donde puedes leer
acompañado de una deliciosa bebida caliente – dije y el
empezó a asentir con la cabeza.
- Me parece un comentario muy acertado, eres la primera
extranjera que escucho decir eso – dijo sonriéndome - ¿A
dónde quisieras ir primero? – pregunto.
- Si te soy sincera, no conozco mucho Francia, solo
conozco la Torre Eiffel, así que tú tendrás que ser mi guía
por ahora – dije y él asintió.
En ese momento llego el valet parking, ambos nos subimos
al auto y él empezó a manejar.
-Iremos al rio de Sena y allí tomaremos un pequeño tour en
barco – dijo.
No tardamos mucho en llegar al Rio Sena, caminamos
hacia el puerto en donde estaban subiéndose las personas
al barco, mientras el barco se movía la vista era muy
hermosa, ahora entiendo por que Francia es conocida
como la cuidad del amor.
La persona encargada del tour iba hablando sobre algunos
datos del rio, realmente ni le estaba poniendo atención
solamente estaba disfrutando de la vista, me recosté sobre
la orilla del barco y seguí disfrutando del viaje.
-Parece que disfrutas del viaje – dijo Jared recostándose a
mi lado.
- Creo que ahora se porque le llaman la cuidad del amor –
dije y Jared empezó a reírse – Es una hermosa vista – dije.
- Si que lo es – dijo, lo miré y él me estaba viendo a mí.
- ¿Qué sucede? – dije y él me sonrió.
- Solo estaba pensando cual sería nuestro próximo destino
después de este pequeño tour – dijo y yo asentí.
- Ahora que lo recuerdo – dije girándome para mirarlo –
Recuerdo una vez en clase de sociales que hablamos sobre
las catacumbas de Paris – dije y él me miro sorprendido.
- Eres sorprendente – dijo riendo.
- ¿Por qué?
- Eres la primera mujer que conozco que dice que quiere ir a
las catacumbas, de hecho, ni siquiera yo he ido, así que
será una sorpresa para ambos – dijo.
- ¿Crees que dan miedo? – pregunté y él negó con la
cabeza.
- No lo creo, solo han de ser miles de huesos que le dan al
lugar un aspecto oscuro – dijo Jared seguro.
- Desde ya te aviso que no te abrazaré si tienes miedo – dije
bromeando y él empezó a reírse.
- No te prometo lo mismo – dijo riendo.
Después del tour en el barco tomamos un taxi que nos llevo
a las catacumbas, allí esperamos al menos una hora en la
fila para que pudiéramos entrar, nos dieron bastantes
indicaciones antes de entrar, pero la principal fue que no
nos separáramos del guía porque es un lugar demasiado
grande y nos podíamos perder.
Casi 15 minutos después de haber entrado a las
catacumbas el lugar se empezaba a poner muy tenebroso y
oscuro, por todas las paredes y el suelo hay miles de
cráneos y otros tipos de huesos, no pude evitar pedirle a
Jared que me tomara una foto en medio de todos los
cráneos.
- ¿Cómo es posible que me pidas que te tome una foto en
medio de tantos cráneos y no cuando estábamos en el bote
con la hermosa vista? – dijo riendo.
- Porque es más probable que regrese al rio Sena y aquí no
creo volver a regresar – dije riendo.
- Eres increíble – dijo riendo mientras me tomaba las fotos.
- Quiero ver – dije acercándome para ver la foto – Se ve
muy oscuro.
- Es una pena que no podamos tomar las fotos con flash –
dijo Jared.
- Si – dije haciendo un puchero.
En ese momento miramos al frente para seguir al grupo en
que estábamos, pero ni siquiera los vimos.
- ¿Dónde están los demás? – dije preocupada.
- Será mejor que caminemos – dijo tomándome de la mano
preocupado, empezamos a caminar hacia el frente en
donde habíamos visto por ultima vez a nuestro grupo,
empezaba a asustarme la idea de que nos quedáramos
perdidos en las catacumbas, pero afortunadamente
encontramos a nuestro grupo.
- Por favor que nadie se aleje del grupo – dijo el guía
mirándonos a todos, pero se detuvo en nosotros como con
una mirada con reproche.
Jared y yo solo nos reímos.
Después de terminar el tour en las catacumbas ya se había
hecho bastante tarde y ya casi empezaba a anochecer,
tomamos otro taxi que nos llevo a nuestro ultimo destino
por el día de hoy y creo que Jared hizo la mejor elección. Ya
estaba bastante oscuro cuando llegamos al museo de
Louvre, había una gran pirámide construida de cristal que
tenía muchas luces que la hacían ver más especial durante
la noche.
-Ya que no tuvimos la oportunidad de tomarnos una foto en
un lugar lindo, creo que deberíamos tomarnos una foto aquí
– dije y Jared asintió.
Jared sacó su celular y puso la cámara para tomarnos una
selfie.
-Puedo ayudarles a tomar la foto si quieren – dijo una
señora al vernos tratar de encontrar la mejor pose para que
saliera la pirámide detrás de nosotros.
- Se lo agradeceríamos mucho – dije sonriéndole.
Jared le dio el celular a la mujer y ella dio unos pasos hacia
atrás para asegurarse de que toda la pirámide saliera en la
foto.
-Sonrían – dijo la mujer antes de tomar la foto – Se ven muy
bien – dijo acercándose a nosotros para devolverle el
celular a Jared.
- Gracias – le dijo Jared.
- Hacen una linda pareja – dijo la mujer.
Jared y yo solo nos miramos con una sonrisa burlona.
-Gracias – le dije a la mujer antes de que ella se alejara.
Por último, Jared decidió terminar nuestro tour en Paris con
una cena en un restaurante que estaba en un barrio muy
famoso en parís llamado Montmartre.
Después de cenar caminamos hacia donde habíamos
dejado el auto antes de ir al rio Sena, Jared condujo hasta
mi hotel.
-Gracias por este tour de hoy, me divertí mucho – dije
sonriéndole.
- Yo también me divertí mucho – dijo con una media
sonrisa.
- Entonces nos vemos mañana a las 6:00 pm – dije y él
asintió – Buenas noches – dije acercándome a él para
despedirme con un beso en la mejilla.
- Buenas noches, Olivia.
Capítulo 43: “Paris, la cuidad del amor”
A la mañana siguiente me levanté temprano, me puse una
falda larga que me llegaba un poco debajo de las rodillas,
tenia unos dibujos de unas flores celestes con hojas
verdes, me puse una blusa celeste que, en el cuello con
forma de moño de listón, me puse unas zapatillas blancas,
deje mi cabello suelto, pinte mis labios de color rojo
carmesí y me puse unas gafas negras.
Salí a la calle y rente de nuevo una bicicleta, pero esta vez
me aseguraría de tener más cuidado, llegue a un café que
me había llamado la atención cuando veníamos de regreso
Jared y yo, entre y pedí un pequeño pastel que tenía
muchas fresas encima. Tal y como le había dicho ayer a
Jared, un lugar como este es perfecto para sentarte a leer
un buen libro mientras tomas un poco de café.
Sin darme cuenta me había quedado casi por 4 horas
leyendo, me terminé mi café y salí para seguir explorando
un poco más.
Había pasado toda la tarde de un lugar a otro en bicicleta,
regresé para devolver la bicicleta y volví al hotel. Eran las
4:00 pm así que empecé a ducharme. Después de
ducharme me seguí arreglando para la noche de hoy, la
noche anterior había visto algunos videos para maquillarme
el día de hoy, dejé mi cabello suelto con algunas ondas que
le hice con la plancha.
Mientras me veía en el espejo miré mi cabello, de repente
me habían dado ganas de cortarlo y dejarlo hasta mis
hombros, toda la vida lo había tenido largo así que creo que
ya era hora de hacer un cambio, sin embargo, no me lo
cortaría hoy, sino que hasta mañana porque ya no tenía
tiempo.
Lo ultimo que hice fue ponerme el vestido y los tacones, me
miré al espejo y sonreí, realmente me veía muy linda hoy.
Exactamente a las 6:00 pm Jared me envió un mensaje
diciéndome que ya me estaba esperando abajo, salí de mi
habitación y tomé el elevador, cuando las puertas del
elevador se abrieron empecé a caminar por el lobby del
hotel, literalmente todas las personas del lobby se giraron
para verme. Jared me estaba esperando a la par de su auto,
cuando me vio abrió sus ojos de la sorpresa, se refresco un
poco la garganta antes de hablar.
-Te ves muy bella esta noche – dijo Jared sonriéndome.
- Gracias, tú también te ves bien – dije sonriéndole.
Él me abrió la puerta del auto y después puso en marcha el
auto, durante el camino hacia la casa en donde sería la
boda, Jared me habló de las personas que estarían
presentes en la fiesta, la mayoría de esas personas solo
hablaban francés así que me dijo que si yo quería me
mantuviera cerca de él para no sentirme incomoda ante
todas las personas hablando un idioma el cual ni siquiera
entendía.
Cuando llegamos a la fiesta me sorprendí mucho, todo el
lugar era muy hermoso, había muchas luces en todo el
patio de la gran mansión que hacia que este lugar se viera
mágico.
Vi que la mayoría de las mujeres en la fiesta tomaban del
brazo a los hombres, pensé que también era otra de las
costumbres aquí en Francia, tomé del brazo a Jared, él me
miro un poco sorprendido al principio, pero no dijo nada.
-Ella es la embajadora – me dijo en voz baja.
Vi a una mujer joven de cabello rubio con un hermoso
vestido de novia, estaba junto a un hombre de saco quien
supongo era el novio, ella al vernos se despidió de las
personas con las que hablaba y se acercó con una gran
sonrisa hacia nosotros.
- ¡Jared! – dijo acercándose a nosotros emocionada - Je
suis content que tu sois venu – dijo sonriéndole, luego me
miro a mi con una gran sonrisa - qui est cette belle fille?
Lo único que podía hacer era sonreír como tonta porque no
entendía nada de lo que decían.
- Elle est avec moi, c'est ma pianiste, elle s'appelle Olivia
Baldinelli – dijo Jared viéndome a mí - elle ne parle pas
beaucoup français, seulement anglais et espagnol.
- Un gusto conocerte Olivia, te ves muy hermosa – me dijo
la embajadora.
- Gracias, pero quien es la más hermosa de la noche es
usted – dije y ella me sonrió.
- Espero que disfruten mucho de la noche, si me disculpan
tengo que saludar a mis otros invitados – dijo ella, luego se
fue a saludar otras personas.
- Se ve muy hermosa – dije viéndola de espalda mientras
hablaba con otras personas.
- Ven, ya casi es la hora que bailen los novios – dijo Jared,
yo lo seguí - ¿Todo esta listo? – le pregunto a un hombre
que al parecer era el encargado de organizar las cosas.
- Todo esta listo señor Le Goff.
- Perfecto – dijo Jared, él se acercó a mi – Este es el piano
que tocaras – dijo mientras caminábamos a un pequeño
escenario en donde solo estaba el piano y los micrófonos.
Me senté frente al piano y Jared me ayudo a acomodar el
micrófono a mi altura para que pudiera cantar.
- ¿Estas nerviosa? – me preguntó y yo negué con la cabeza
– Perfecto – dijo guiñándome un ojo.
Esperamos unos minutos más a que la pareja se pusiera en
el centro de la pista de baile y cuando estaban listos yo
empecé a tocar las primeras notas en el piano después
Jared empezó a cantar.
La pareja se veía muy feliz bailando, realmente todo parecía
como una película de amor.
Cuando llegamos al coro de la canción yo empecé a cantar
conjunto con Jared, después yo seguí cantando sola,
mientras cantaba Jared me miraba, yo miraba muy
concentrada las teclas del piano, cuando ya había tomado
bastante confianza en el piano seguí cantando mientras
veía a Jared quien también me miraba a los ojos. Jared se
acercó a mi mientras cantaba, casi al final de la canción
todo el suelo estaba con humo por la maquina de humo,
cuando terminamos la primera canción los novios se
besaron, después seguí con la segunda canción que
íbamos a tocar.
Todas las personas miraban con ternura a la pareja ¿Y
como no hacer? Se veían tan lindos y enamorados bailando
al ritmo de la música.
A la tercera canción más parejas acompañaron a los novios
y empezaron a bailar con ellos, realmente todo esto parecía
una película romántica.
Mi momento favorito fue cuando cantamos Enchanted, la
canción era perfecta para la ocasión. Al final cuando
terminamos de tocar las canciones que los novios nos
habían pedido todos nos empezaron a aplaudir a Jared y a
mí.
-Todo salió a la perfección – me dijo Jared – Te veías muy
inspirada cuando cantamos Enchated – me dijo sonriendo.
- ¿Cómo no estarlo? Es una canción muy hermosa, es
perfecta para la ocasión – dije y él asintió.
Jared y yo estuvimos juntos en todo momento, cuando una
persona llegaba a saludarnos él me traducía todo lo que las
personas decían porque yo no entendía nada.
Cuando llego el momento en el que la novio arrojaba el
ramo de flores la novia me dijo que también me acercara e
intentara agarrarlo.
Estaba junto a unas chicas quienes también estaban
esperando el ramo, fui la ultima en llegar al grupo de chicas
así que me puse hasta atrás, la novia arrojo el ramo, una
chica lo empujo sin querer y literalmente el ramo de flores
cayeron en mis manos, miré muy sorprendida a Jared.
- ¡Congratulations! – dijeron las chicas abrazándome.
Me alejé de todas las chicas y regresé a donde estaba
Jared.
-Ni siquiera se cómo sucedió eso – dije riendo.
- En hora buena, te casaras en parís la cuidad del amor –
dijo Jared y yo empecé a reír.
- No, creo que aquella chica de allá se casara – dije
señalándola disimuladamente – Gracias a que ella empujo
el ramo de flores por accidente, yo conseguí esto – dije y
Jared se rio.
- Creo que el destino te esta diciendo que le des una
oportunidad a parís, la cuidad del amor – dijo Jared
viéndome a los ojos.
- ¿Qué pasa si no le doy una oportunidad a parís? – dije
alzando una ceja.
- Envejecerás y cuando tengas 90 años dirás: “Tuve que
haberle hecho caso a Jared” – dijo haciendo que ambos
empezáramos a estallar a carcajadas.
Las personas al escuchar reírnos a carcajadas nos
empezaron a mirar curiosas.
-Qué vergüenza, todos nos miran – dije, pero todavía no
paraba de reír.
- Ellos nos miran curiosos por que no entienden de lo que
hablamos – dijo.
- Te imaginas que piensan que nos estamos burlando de
ellos y por eso nos estamos riendo – dije.
- De ser así no nos volverán a invitar a una boda – dijo
Jared riendo.
- ¿Deberíamos de disculparnos? – dije haciendo un
puchero.
- No, será mas divertido seguir jugando con sus mentes y
que piensen que nos burlamos de ellos – dijo guiñándome
un ojo.
Capítulo 44: “En medio de la nada”
Jared y yo nos fuimos un poco tarde la fiesta, había
algunas personas que conocían a Jared y le pedían que se
tomaran fotos con ellos, al principio era yo quien tomaba
las fotos, pero de repente las personas también pedían
tomarse fotos conmigo porque les había gustado como
había tocado.
En el momento que los novios se fueron a su luna de miel
Jared y yo nos fuimos, el camino de regreso a casa se
sintió un poco más largo, la casa a la que habíamos ido
estaba un poco alejado de la cuidad, era hermoso ver a lo
lejos las luces de la cuidad, este momento se sentía muy
relajante, es como aquel loco sueño que siempre tuve de
manejar en medio de la noche en una carretera vacía
solamente sintiendo como el aire recorre a través de mis
mejillas.
-Me gustó la fiesta – dije mientras Jared seguía
conduciendo.
- La embajadora siempre organiza buenas fiestas, su boda
no sería una excepción – dijo Jared sonriéndome de lado.
Toda la carretera estaba vacía, en todo el tiempo que Jared
llevaba manejando en esta carretera no habíamos visto
ningún auto.
-Esta carretera parece que no es muy transitada – dije y él
asintió.
- Se podría decir que este camino es un poco viejo y la
mayoría de las personas prefieren la carretera nueva, solo
pocas personas conocen este camino, me gusta porque así
puedes evitar un poco el tráfico.
- Creo que es un poco relajante – dije recostando mi cabeza
por la ventanilla.
- Pensé que ibas a decir tenebrosa – dijo Jared riendo un
poco.
- Ni siquiera dije nada respecto a las catacumbas ¿Cómo
me podría asustar este lugar? – dije riendo.
Nos quedamos en silencio nuevamente y yo seguí viendo
las luces de la cuidad que todavía se veían a lo lejos, de
repente se escuchó un gran sonido en el motor del auto,
Jared fue reduciendo la velocidad, yo lo miré y él parecía un
poco preocupado. Cuando el auto ya casi no avanzo no le
quedo de otra más que orillar el auto.
- ¿Qué sucede? – pregunte preocupada.
- No lo sé, escuche un ruido en el motor, iré a ver – dijo
abriendo la puerta del auto para bajarse.
Jared se fue al frente del auto y abrió el capo del auto,
encendió la linterna de su celular para ver el motor, vi que
tenía problemas para iluminar el auto así que me bajé para
ayudarlo.
- ¿Te ayudo? – pregunté y él asintió.
- Por favor – dijo dándome su celular con la linterna.
Saque también mi celular y alumbre con ambos celulares,
del motor salía bastante humo, él empezó a revisar algunas
cosas del motor.
-Puedes ir al auto y tratar de encenderlo – me dijo y yo
asentí.
Fui al auto y traté de encenderlo, pero no funcionaba, al
contrario, salió más humo y Jared me dijo que me
detuviera.
El cielo comenzaba a ponerse muy nublando y se veían
algunos relámpagos como si fuera a llover.
-Creo que el motor se fundió – dijo – Llamaré una grúa –
dijo y yo asentí.
Me acerque un poco a la orilla de la carretera para ver si
venía algún auto, pero nada, al contrario, lo único que venía
era una gran tormenta.
- ¿Tienes señal en tu celular? – preguntó, yo saque mi
celular, pero ni siquiera me dejaba hacer una llamada.
- No – dije un poco preocupada.
De repente empezó a llover fuertemente, Jared cerró el
capo del auto rápidamente y entramos de nuevo al auto,
casi en 15 segundos empezó a llover fuertemente, Jared y
yo nos mojamos un poco.
-Creo que Martin nos asesinara cuando vea que sus
atuendos se mojaron – dije y Jared rio un poco.
Podía ver la expresión de Jared que parecía muy
preocupado.
-Lo siento mucho por lo que acaba de ocurrir, no quiero que
estés preocupada, lograremos salir de aquí – dijo Jared
viéndome.
-No tengas miedo, aquí dentro no nos sucederá nada – dijo
y yo le sonreí.
- No tengo miedo – dije sonriéndole – Solo estoy
preocupada por tu auto, ¿Crees que tenga reparación?
- No me importa el auto, me importa que estés bien tú –
dijo viéndome preocupado.
- Estoy bien – dije sonriéndole para darle confianza.
Ni siquiera podíamos encender la calefacción del auto y yo
ya empezaba a sentir un poco de frio, él pareció notarlo y se
quito su saco y me lo dio.
-Gracias – dije poniéndome su saco.
Por la tormenta ni siquiera se veía nada de la carretera,
Jared decidió dejar los faros del auto encendidos por si
venía algún auto podría vernos.
-Creo que habría sido mejor quedarnos en la fiesta – dijo
Jared.
- ¿Sabes? Creo que esto es una maldición, creo que nos
trajimos alguna maldición de las catacumbas – dije lo más
seria posible, pero a los pocos segundos ambos
empezamos a reírnos a carcajadas.
- Primero casi nos perdemos en las catacumbas y ahora
esto… Creo que tienes razón – dijo mirándome con una
sonrisa burlona.
- ¿Cómo te comenzó a interesar la música? – pregunte.
- Mi padre sabía tocar muchos instrumentos y él me
enseño, cuando se dio cuenta de que tenía talento me
mando a una academia y con el tiempo empecé a
sobresalir y algunas personas se comenzaron a interesar
en mi y me empezaron a contratar para diferentes cosas,
con el tiempo funde mi propia academia y bueno… Aquí
estoy. ¿Y tú? – pregunto interesado.
- La verdad es que no se tocar muchos instrumentos, solo
toco la guitarra y el piano, aprendí a tocar ambos desde
muy pequeña en la escuela, en mi familia tuvimos algunos
problemas económicos entonces tocaba en diferentes
lugares como cafeterías o pequeños bares, luego… - mi
mente empezó a hacer algunos flashbacks del viaje a Bora
Bora en donde conocimos a la Joyce y sus padres –
Durante un viaje conocí a Edward y fui a uno de sus
recitales, uno de sus pianistas había tenido un problema y
no iba a poder llegar, entonces me pidió ayuda a mí. En
total toque dos veces en sus recitales, el ultimo fue cuando
me conociste – dije y él me miro sorprendido.
- Pensé que ya llevabas mucho tiempo tocando, la primera
vez que te vi tocar pensé que llevábamos muchos años
haciendo eso – dijo y yo negué con la cabeza.
- Esa era mi segunda vez – dije encogiéndome de hombros.
- Si te soy sincero, no pensaba ir a Nueva York, había
recibido la invitación de Edward, pero tenía algunos asuntos
pendientes, un día antes del recital por cosas del destino
mis planes se cancelaron entonces decidí ir a Nueva York –
dijo Jared.
- Que suerte la mía que hayas decidido ir – dije.
- Quedé muy cautivado de tu forma de tocar que no pude
evitar decirle a Edward que quería conocerte en persona y
al parecer no fui el único porque había más personas esa
noche que también pidieron conocerte – dijo Jared
sonriendo de lado.
- Si, lo recuerdo.
- Entonces… ¿Eres originaria de Nueva York? – pregunto,
pero yo negué con la cabeza.
- No, solo estaba en Nueva York para trabajar, yo nací en
Nashville – dije.
- ¿Nashville? Nunca había escuchado de ese lugar – dijo.
- Es un lugar de donde han salido los mejores cantantes de
música country – dije.
- Ya veo cual es la razón por la cual también tocas la
guitarra – dijo sonriéndome – Yo no sé tocar la guitarra, tal
vez podrías enseñarme algún día.
- Lo haré si me enseñas a tocar el violín – dije y él me
sonrió.
- Me parece un trato justo, ¿Trato? – dijo extendiendo su
mano.
- Trato – dije tomando su mano.
Jared me siguió hablando de otras cosas, pero
sinceramente ya no le estaba poniendo atención, poco a
poco me fui quedando dormida.
A la mañana siguiente me desperté por el sonido de un
motor, abrí los ojos muy asustada y me di cuenta de que
había una grúa frente al auto, Jared estaba afuera del auto
hablando con el hombre de la grúa, me di cuenta de que
Jared había bajado completamente mi asiento para que yo
pudiera dormir mejor, puse de nuevo el asiento como
estaba antes y me baje del auto.
-Buenos días – dije cuando me bajé.
- Buenos días – dijo Jared sonriéndome.
Nos conto el hombre de la grúa que por la tormenta de ayer
se habían caído algunos árboles y habían arruinado la señal
por la zona. Jared pidió un taxi para ambos y después me
paso dejando a mi hotel.
-Gracias por todo – le dije a Jared cuando ya habíamos
llegado al hotel.
- Gracias a ti por no golpearme por habernos quedado ayer
en medio de la nada – dijo Jared y yo reí – Como
recompensa puedes tomarte el día libre.
- Gracias y buen día – dije despidiéndome con un beso en la
mejilla.
- Buen día Olivia.
Capítulo 45: “Los recuerdos que nunca se van”
Leonardo POV.
Empecé a golpear el volante del auto con los dedos
impacientemente, era la segunda calle en la que
encontraba que la estaban trabajando, ocasionando que
hubiera más trafico del normal,
Mi celular empezó a sonar y ni siquiera tuve que verlo para
saber que era Selena de nuevo, llevaba al menos 30
minutos de retraso para el almuerzo con ella y su padre.
Casi quince minutos después llegué al restaurante en
donde habíamos decidido reunirnos, en la entrada me
encontré con Selena quien se veía muy enfadada.
-No recuerdo que fueras tan impuntual – dijo Selena
mirándome enfadada.
- Fue el tráfico – dije, ella me miro con un poco de fastidio.
- Ven, mi papá nos espera – dijo entrando al restaurante de
nuevo.
- Empecé a creer que no vendrías – dijo Thomas al verme.
- Perdón tuve algunos inconvenientes.
- ¿En esta ciudad? Te creo, esta cuidad cada día parece
más un caos – dijo haciendo una mueca – Ahora que ya no
estaré al frente de la empresa por fin podré mudarme a una
cuidad más tranquila.
- No me digas que piensas abandonarnos – dijo Selena con
una sonrisa burlona.
- Esa es la idea – dijo riendo – Solo esperaré la boda y
luego desapareceré de Nueva York.
En simple hecho de recordar nuestra futura boda con
Selena hacia que me pusiera un poco tenso, ni siquiera me
había detenido para a hablar con ella a solas y tampoco
quería hacerlo. Selena siempre ha sido para mi gusto muy
superficial, el tiempo en el que fuimos novios casi siempre
nuestras conversaciones eran sobre ella y sus grandes
aventuras por Inglaterra cuando iba a la universidad. Sin
embargo, una de las cosas que admiro mucho de ella es
que es una mujer muy inteligente para los negocios ¿Y
como no serlo? Fue una de las mejores estudiantes de su
clase.
- ¿Sabes por qué elegí este restaurante para reunirnos? –
me preguntó Thomas.
- No.
- Siempre hay música en vivo a esta hora, mira están a
punto de tocar – dijo Thomas mirando por encima de mi
hombro.
Ni siquiera me di la vuelta para ver a las personas que iban
a cantar.
-Supongo que nos hemos reunido aquí para hablar de algo
más y no para escuchar música – dije frio.
- Ahora que tú y Selena han hecho oficial el compromiso
solo necesito que fijen la fecha de la boda, después de eso
firmaremos los respectivos documentos para hacer oficial
el traspaso de la empresa, estaba pensando de que tal vez
sería perfecto dentro de un mes.
- Papá eso es muy pronto – dijo Selena.
- ¿Qué tiene de malo? Entre más antes lo hagamos, mucho
que mejor.
- Creo que es muy pronto… ¿Tú que piensas Leo? – dijo
Selena viéndome.
En ese momento escuche las primeras notas de un piano y
luego la voz de una mujer que hizo que mi cuerpo se
estremeciera, mi mente no pudo evitar asociar su tono de
voz con la de Olivia ¿Acaso es posible que sea Olivia la que
esta cantando?
La mujer estaba cantando la misma canción que Olivia
cantó la primera vez que la conocí, me di la vuelta para ver
hacia donde estaban las personas tocando y cantando en
vivo, la silueta de la mujer era similar a la de Olivia, mediana
estatura, cabello largo y rubio y tez muy blanca. Me levanté
de golpe y camine hacia la dirección en donde estaba ella,
sin ni siquiera notarlo mi corazón se acelero ¿Acaso estaba
emocionado por ver a Olivia? Por supuesto que lo estoy.
-Olivia – dije tocando del hombro a la chica que cantaba,
ella se sobresalto y me miro con el ceño fruncido.
Ella no es mi Olivia.
-Disculpé, la confundí con alguien más – dije y ella me miro
con el ceño fruncido.
Regrese a la mesa en donde estaba antes.
- ¿Qué fue eso? – dijo Selena.
- Nada, me parecía conocerla – dije serio.
- ¿Entonces que piensas sobre la fecha de la boda? –
pregunto de nuevo Selena.
- Podríamos dejarla dentro de un año – dije haciendo que
Thomas riera.
- ¿Un año? – dijo Thomas riendo - ¿Por qué quieres esperar
tanto tiempo hijo?
- De hecho, es perfecto – dijo Selena – En ese tiempo
ambos podremos empezar a acostumbrarnos a ambas
empresas y cuando se haga el traspaso será mucho más
fácil.
Thomas nos miro dudosos por unos segundos, pero
después acepto nuestra respuesta.
-Esperaré hasta enero, no más – dijo Thomas.
- Esta bien papá – dijo Selena sonriéndole.
- Pero quiero que hagan una fiesta de compromiso lo antes
posible – dijo Thomas.
- Pero papá, ¿No crees que es un poco pronto? – dijo
Selena.
- No – dijo serio – Ahora que los deje elegir la fecha de
boda quiero elegir yo la fiesta de compromiso, y quiero que
sea al menos en un mes.
- Esta bien – dije.
- Perfecto – dijo antes de apartar un poco su plato de
comida - Tengo que irme, tengo algunos asuntos que
atender, por favor terminen de comer sin mi – dijo Thomas
levantándose y caminando hacia la salida del restaurante.
- ¿Qué te sucedió hace un momento? Casi te le tiras encima
a la mujer que estaba cantando – dijo Selena frunciendo el
ceño.
- No es de tu incumbencia – dije serio mientras seguía
comiendo – Por cierto… ¿Por qué aceptaste mi oferta de un
año?
- No es de tu incumbencia – dijo antes de beber un poco de
su jugo.
Reí un poco ante su actitud.
-No has cambiado nada – le dije y ella se encogió de
hombros.
- Lo tomaré como un cumplido – dijo ella – Yo me
encargaré de la fiesta de compromiso así que no te
preocupes, aunque igual creo que no harías mucho – dijo
haciendo que yo riera.
- Gracias Selena, me conoces tan bien.
- Bien, tengo que irme, tengo algunas cosas que hacer –
dijo levantándose – Te diré cuando será la fiesta y tomaré
muy en cuenta contratar a alguien para que cante música
en vivo, al parecer te gusta mucho – dijo sonriendo
burlonamente antes de irse.
Termine de comer mi comida pague toda la comida y
empecé a conducir de nuevo a la empresa. Desde que
Olivia se había ido ni siquiera me había importado contratar
a otra asistente, ya que Bradley no trabajaba más en la otra
empresa, su asistente paso a trabajar conmigo.
Cuando tuve libre mi agenda salí de la oficina para ir a
visitar a Bradley para llevarlo a su terapia, sabía
perfectamente que él no me estaba esperando por eso
llegaría antes de la hora de su cita de otra forma no me
dejaría acompañarlo. Subí hasta el apartamento de Bradley
y toque la puerta, a los pocos segundos él abrió, me miro
con el ceño fruncido.
- ¿Qué haces aquí? – dijo.
- Te acompañaré a tu terapia – dije.
- No necesito que lo hagas.
- Dejabas que Olivia te acompañara ¿Por qué no puedo
hacerlo yo? – dije.
Bradley no me dijo nada más solo salió de su
departamento, ambos salimos y empezamos a caminar
hacia el elevador en silencio.
- ¿Sabes algo de ella? – dije después de un largo tiempo en
silencio.
- ¿Por qué? ¿Ya te disté cuenta de que la extrañas? – dijo
riendo burlón.
- Solo estoy preocupado por ella, ni siquiera regreso al
departamento por sus cosas – dije.
- ¿Por qué no se las envías? – dijo.
- Lo haría si tan solo supiera donde esta – dije bufando,
ambos entramos al elevador cuando se abrieron las
puertas.
- Hable con ella hace unos días – dijo y yo lo mire
sorprendido.
- ¿Enserio? ¿Esta bien? – dije.
- Por supuesto, de maravilla – dijo Bradley sonriendo de
lado – Creo que ya te superó.
- ¿Por qué lo dices? – pregunte.
- Lo noto en su voz – se limitó a decir Bradley.
- He intentado comunicarme con ella, pero no responde mis
llamadas.
- ¿Cómo va tu boda hermano? – dijo cambiando de tema.
- No quiero hablar de eso – dije serio.
- Ok – dijo con una sonrisa burlona.
Bajamos hasta el sótano en donde esta mi auto, después
empecé a conducir hasta el hospital, ni siquiera nos
hablamos por todo el camino Bradley y yo, realmente me
dolía que no me hablara, sabía que el estado de Bradley no
era bueno y me dolía pensar que desde este momento cada
momento a su lado es como una cuenta regresiva.
Llegamos al hospital, Bradley entro a la habitación en
donde le harían su terapia mientras que yo me senté afuera
en una de las bancas que había frente al consultorio. Me
sentía muy cansado, últimamente no había dormido bien
pensando en Olivia, ella dejo su apartamento por mi culpa,
la vez que se fue a Nashville se llevo muy poca ropa
significa que no tiene una casa ni tampoco mucha ropa.
Mientras tomaba mi cabello con frustración mi celular
empezó a sonar, lo iba a ignorar, pero me arrepentí al ver
que era Edward, tal vez él sabía algo de Olivia.
-Hola Edward – dije contestando la llamada.
- Hola Leonardo ¿Qué tal has estado? – pregunto
entusiasmado.
- Muy bien ¿Qué tal Joyce? – pregunte sonriendo al
recordar a la pequeña niña.
- Esta muy emocionada por Olivia – dijo.
- ¿Enserio?
- Si, dice que no aguanta las ganas por verla tocar en
Francia – dijo Edward, yo abrí los ojos con sorpresa –
Nosotros estábamos planeando viajar el próximo mes de
vacaciones a Francia, aprovecharemos para ir a ver sus
espectáculos de noche.
Mierda, necesito saber más al respecto.
-Olivia estará muy feliz de que ustedes vengan – dije.
- Iremos en cuanto podamos. Ella es increíble, a pesar de
que nunca había tocado en un recital ella toca como una
profesional, me sorprendí mucho cuando dijo que tocaría
en el Teatro de Burdeos de Francia, ese es uno de los
mejores teatros de Francia.
- Gracias por recordarme el nombre del teatro Edward.
- ¿Acaso no estas en Francia con ella? – pregunto.
- Tuve que regresar a Nueva York por unos asuntos, pero
ahora mismo iré de regreso a Francia.

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