Está en la página 1de 173

Nunca sabia como peinar mi cabello.

Desde hace mucho


que me resigne a pensar que tenia vida propia, y es que
para Ann era siempre tan fácil mirarse al espejo viéndose
siempre como una reina, pues el suyo era liso y
brillantemente azabache que contrastaba con su tés blanca
y perfecta, en cambio yo estaba llena de pecas y mi cabello
era un enorme signo de interrogación. Resoplé por enésima
vez tratando de acomodarlo de algún modo, era tan rubio
que me hacía parecer aun mas pálida. Mis ojos parecían
hundidos entre mis ojeras, acompañadas de un par de
aceitunas oscuras que ponía en blanco al tratar de hacerme
una coleta para verme quizá un poco mas femenina y
humana.
- Diane deja de insistir tu cabello es hermoso - gritó mi
flatmates desde el pasillo del departamento que
compartíamos hacia dos años.
- Dame un minuto Ann
Y así fue como igual que siempre me arregle el uniforme
azul claro con una mueca desistiendo haciéndome un
moño despeinado a lo alto, al fin y al cabo los pacientes no
notarían mi cabello en la madrugada.
Cuando salí dispuesta a mi turno esa noche ella estaba
impresionante con un vestido ceñido y la boca pintada
como una fresa, iría con sus amigas de fiesta. A pesar de
sus innumerables invitaciones nunca podía ir, si no tenia
turno estaba agotada durmiendo algunas horas para
continuar con mi demandante rutina. Siempre decia que
trabajaba demasiado y que me haría vieja pronto si no
disfrutaba aunque sea un poco de mi juventud, pero para mí
lo más importante era conservar mi beca. Otorgaban diez
cada año a los mejores promedios y cubría buena parte de
mi vida económica.
Hacia poco más de cinco años que estudiaba medicina y
aun no había podido terminarla, era una enfermera
cuidadora de adultos mayores aspirante a médico que
trabajaba turnos dobles para poder cubrir muchos gastos.
A decir verdad la matricula era tan costosa que ni con
media beca podía sustentarla, mis créditos universitarios
estaban agotados y si no lo lograba este mismo año no lo
haría más adelante. Hacía más de dos años que debí
terminarla, mi beca podría ser de cualquier otro ingreso, así
que la redujeron considerablemente hacía ya dos años y
medio dejándome la mitad de la carga. Trabaje muy duro
para salir apenas de mis compromisos, estaba convencida
que ese año no tendría nunguna oportunidad si la retiraban
poer completo. Por suerte pude optar por los turnos extras.
De cualquier forma me esforcé y gracias a mi promedio no
la habían retirado por completo. El rector de la facultad me
había advertido que de no matricularme cancelando los
aranceles pendientes ese año perdería la beca y con ella un
año más de estudio. Mis posibilidades de terminar mi
carrera eran cuesta arriba y se volverían imposibles sin esa
gran ayuda. Enfermera de día, cuidadora por la tarde,
estudiante de madrugada.
Mis problemas no acababan allí, estaba trabajando demás
físicamente estaba llegando a mi limite y lo sabía.
Mentalmente era un desastre estudiando de a ratos en la
hora de mi almuerzo, o en mi poco tiempo libre
generalmente un libro se quedaba durmiendo en mi pecho y
a mis abuelitos no les gustaba que les leyera de
enfermedades. Era lógico y no podía más. No lograría ni
una cosa ni otra, pero tampoco veía solución.
Era mi segundo turno cuando me avisaron que el director
del recinto, el jefe médico del hospital y la jefe de
cuidadoras querían verme, eso solo significaba una cosa
nada podía ir peor. Cerré los ojos antes de entrar a la
oficina y respire profundamente tratando en ano de
recomponer mi cabello. Mirarlos allí tan serios no ayudaba
a calmar mis nervios, aunque no dejaba jamás que se me
notaran. Tomé asiento ante el jurado para escuchar
prácticamente lo que sospechaba, me echarían.
- Diane, te hemos citado aquí por una razón ya
conversamos y barajeamos posibilidades. Eres una
excelente enfermera, un gran futuro en medicina interna -
aquí viene - pero has tomado turnos dobles por más de un
año y tienes tres años y medio sin solicitar tus vacaciones.
Sin embargo se nota a simple vista que debes descansar,
no permitiremos que un profesional tan capacitado se nos
marchite en nuestras propias narices y requieres el doble
de fuerza para atender a nuestros pacientes especiales.
Eres consciente de cuanto debemos estar atentos,
tenemos estas vidas en nuestras manos - movió hacia mí
un documento sobre la mesa - dos meses de vacaciones
pagadas para que descanses, tomes tu matricula en la
universidad y regreses dispuesta. En un año más
tendremos que resignarnos a perderte del área de cuidados
cuando te titules y te queremos aquí con toda tu energía,
esto no es debatible.
- Pero... director Jones necesito los turnos extra,
descansare una semana y volveré como nueva - trate de
mediar
- Lo lamento mucho Diane es una decisión tomada, si
quieres permanecer trabajando en este sitio - lanzó la
última advertencia.
Puse mi mejor cara y me despedí derrotada física y
mentalmente. Llegue a casa y literalmente caí sin ningún
pensamiento sobre el sofá, ni siquiera llegue a mi cama.
Debí admitir que tenían razón. La buena noticia era que no
me habían despedido, la mala que dos meses de
vacaciones mas mis ahorros no pagarían la matrícula de
todo un año. Necesitaba mis horas extras.
Cuando desperté estaba todo oscuro y tenía una manta
encima, debió haber sido Ann. El reloj de la pared marcaban
las (23:35) y ella no estaba, por supuesto era sábado
estaría de fiesta en algún lugar con sus amigas. No quería
pensar demasiado tome una larga ducha, me puse mi
simpática pijama de ositos y me volví a dormir.
Por la mañana me prepare un café bien cargado de los que
mi cuerpo ya estaba tan habituado y me senté a ordenar
mis posibilidades, pero no se me ocurría nada.
Simplemente me quede mirando un punto fijo. Necesitaba
dinero y pronto.
- ¿Y tú? ¿que haces aquí hoy no tienes que trabajar? -
pregunto Ann bostezando sirviéndose un poco de café
- Me echaron
- ¿¡Qué!? - se sentó como un rayo a mi lado y me miro con
preocupación - ¿por qué? ¿inyectaste a a un abuelo en una
costilla en lugar de su trasero? - rió, pero al ver mi cara
comprendió que no me parecía chistoso
- Me dieron dos meses de vacaciones forzadas
- Que exagerada eres yo estaría feliz de vacaciones, creo
que eres a única persona en el planeta que se deprime por
estar libre
- No estoy libre estoy en problemas monetarios. Sabes bien
que tengo que pagar esa matricula, tengo que titularme o
perderé lo que me queda de la beca y allí si nunca sucederá
- estaba alterada y ella parecía no ver la dificultad de
aquello - no puedo solicitar mas créditos estudiantiles, no
puedo pedir un crédito al banco pues tengo uno en rojo, no
tengo más dinero y lo necesito - enterré la cabeza en mis
manos y lloriquee para finalizar mi drama.
- Sé lo importante que esto es para ti Diane y lo siento
mucho, siento no poder ayudarte. Ni si quiera tengo
ahorros.
- No te estoy pidiendo esa ayuda sólo comprensión, si no
trabajo no generare dinero extra - hubo un pequeño silencio
en el que ambas parecíamos pensar con la velocidad de la
luz.
- Consigue un empleo, toma las vacaciones como algo
bueno. Te las pagaron y te dieron carta abierta para
conseguir un empleo estos dos meses que te genere mas,
así podrás completar para pagar la matrícula - ella parecía
haber solucionado mi problema con aquella sonrisa
enorme
- ¿Que empleo?. No me pagaran más de que lo que gano,
tiene que ser uno que diariamente me de ganancias muy
altas...
- Mi amiga Romina ¿la recuerdas? - no tenía idea, pero
asentí - su tío trabaja en el Millenials Hill y nos contó que
buscaba a una chica para atender la barra de noche. Me lo
ofreció a mí, pero sabes que no se me da lo de trabajar de
noche y fines de semana - o trabajar en general pensé
Puse los ojos en blanco. Ese hotel era no de cinco estrellas,
era algo así como de diez. Solo pasar frente a él te hacía
sentir pobre, la gente que iba allí de todo el país y el mundo
no pisaban el suelo levitaban en el mármol romano pulido.
Quizá exageraba, pero aquella era mi impresión.
- Es perfecto Diane, ¿sabes cuánto dinero harías en
propinas?. Dan el billete de 100 como limosna, por las
mañanas puedes estudiar mientras tanto, además estas
acostumbrada a esos turnos - se levanto como un resorte
sin esperar mi respuesta y buscó su teléfono - le marcare
en seguida quizá siga disponible.
La verdad no tenía otra idea, no podía ser tan difícil y
necesitaba esas propinas limosna por montones. Me deje
caer con la cabeza colgando del sofá y mi pensamiento
más recurrente era el mismo, haría lo que fuera por
matricular mi último año. Probablemente era bueno, aun así
dos meses para reunir una cantidad como esa ¿siendo solo
bartender?. Quizá debería buscarme otro empleo por las
mañanas, repetí en mi mente.. ¿lo que sea? es algo
extremo... ¿cuál sería el límite?. ¿Venderme?.
- ¡Lista! está arreglado, esta noche veras al tío de mi amiga -
me extendió el papelito en donde anotó los datos - aquí
está todo.. la dirección, su nombre y la hora en la que te
espera - cruzó los dedos - tengo el presentimiento que esta
es la oportunidad perfecta para arreglar todo lo de tu
matricula. Cuando empieces a ganar como médico me lo
agradeces - beso mi mejilla sonriente - ahora voy a
arreglarme, saldré con John esta tarde.
- ¿Quien es John? ¿no salías con un tipo llamado Vicent?
- Eso es historia, a John lo conocí anoche
- ... ¿cómo puedes salir con un tipo que conociste una
noche en un bar?. En esos sitios no se consiguen hombres
decentes con quien tener una relación normal
- Lo hago cuando lo paso bien con ellos no quiero una
relación formal Diane. Es evidente que si no me llega a
gustar sin la adrenalina de la noche no lo veré mas, pero
habré pasado un buen rato - alzó las cejas repetidamente -
ese es el punto, tu deberías salir con alguien. Esa cara de
muerta viviente te la quitaría un buen...
- ¡Ann..! Esto... - señalé mi rosto entero - solo se me quitará
cuando reafirme mi beca para mi último año, pase la
prueba y entre al hospital finalmente como residente.
Ningún trozo de carne reemplazara esa satisfacción.
- ¡Como digas! - se dio la vuelta contoneándose mientras yo
mire el papel, esperaba poder conseguir ese empleo.
Llegue puntual. Ese hotel era realmente impresionante.
Tenía mi mejor traje, muy ejecutivo como si el empleo fuera
de gerente quería causar la mejor impresión. Recogí mi
cabello rebelde como siempre y cruce las puertas de cristal
giratorias. Apenas eran las seis de la tarde, todo parecía
chapado en oro y cristal, los muebles aterciopelados, la
hermosa araña con montones de brillantes girando. Para
mí era el lugar mas extravagantemente lujoso que habia
pisado en la vida. Las recepcionistas eran jóvenes y
agradables, muy bonitas, de hecho daba la impresión de
que eran actrices de televisión hablando de forma educada
y correcta con un tono de voz perfecto.
Me indicaron una puerta a la izquierda que daba al bar,
¿cómo describir ese lugar sin exclamar ¡wow!?. Todo de
cristal con un mostrador de un caoba brillante y detrás
cientos de copas y vasos hermosos con las mejores
bebidas del mundo en exhibición. El salón era enorme, con
butacas y sofás de cuero, algunos apartados para
privacidad, otros en el centro con vista hacia la calle
ninguno hacia la barra. De fondo sonaba el jazz en vivo con
un elegante trio musical que tocaba con esmero, a pesar de
que solo habían dos personas bebiendo una copa sin
prestarles la minima atención mientras conversaban. Gire a
la barra y un hombre limpiaba cuidadosamente una hilera
de vasos, no era tan mayor así que no estaba segura de que
fuera el tío de la amiga de Ann, de lo que si me di cuenta es
que era exageradamente guapo, me acerque.
- ¿En que puedo servirle señorita? ¿un Gin Tonic o quiza
Martini, Chardonnay, Champagne, Cheval-Blanc o algún
coctel de la casa? - tenía toda su atención en mis ojos, era
tan intimidante como halagador de cierta forma. Como si
yo fuera una joya y él un admirador con una sonrisa
imperceptible entre la amabilidad y el respeto, con un toque
de picardía que además no estaba nada mal. Vestía de
corbata color vino y una impoluta camisa blanca que no
escondía ni un poco sus brazos bien trabajados en un
gimnasio. No recordaba la última vez que un hombre me
vio de esa forma, simplemente era encantador.
- ¡No!.No bebo - respondí nerviosa - nunca los he probado
para ser sincera - sonreí tontamente y me regaló una de
esas sonrisas que acalorarían hasta la mujer más fría - solo
busco a Don Diego
- Eres Diane supongo - cambio de pronto su tono de voz y
su mirada, asentí - te espera en la oficina pequeña del
fondo - dijo finalmente haciendo su trabajo sin mirarme
como si hubiese perdido el valor, ese hombre solo estaba
haciendo su trabajo, ¿así tendría entonces que procurar
hacerlo con los caballeros?. Hice una mueca mental
saliendo de la burbuja.
El hombre que encontré en la pequeña, pero elegante
oficina si parecía ser Don Diego. Regordete de traje y
sonriente, lo primero que note fue su mirada entera sobre
mí, luego hablo de lo que debería hacer justo como lo hizo
el maniquí de la barra. Me hizo varias preguntas personales
que en el momento no le encontré relación con el trabajo
que desempeñaría, pareció complacido de mi negativa a la
mayoría de ellas. Sin mas fue a un pequeño deposito detrás
de la pared y me entrego un traje perchado.
- Comienzas ya Diane me urgía una chica como tú educada,
inteligente y linda para la barra. Vienen mas caballeros que
damas por aquí así que ponte esto y ven a verme enseguida
- estaba atónita. Me indico donde quedaba el baño y donde
podría dejar mis cosas.
¡No lo podía creer!. Repase en mi mente el pago por noche
y el aproximado en propinas generales que compartía a
mitad con Lion, el hombre hermoso de la barra. Mas las que
conseguiría personalmente con los caballeros solo por una
"excelente atención". De esta última supe claramente de
que se trataba fui atendida así por Lion. Según Don Diego
eran muy generosas, comencé a sacar cuentas y
trabajando durante dos meses así aun me faltaría dinero.
Ya lo sospechaba y aunque pagaban muy bien la matrícula
parecía siempre inalcanzable ahogándome en deudas.
Me mire al espejo puse mi mejor cara de guerrera y me
dispuse a alcanzar mi meta. Estaba dispuesta a lograrlo a
como diera lugar. Llevaba una camisa abotonada hasta el
cuello con un lazo del color de la corbata de Lion. Burdeos.
Y una falda del mismo tono, muy corta. Quizá Don Diego se
equivoco en la talla que ni siquiera me preguntó, a
propósito. Trate de bajarla, pero seguía siendo corta.
Parece que no solo vendería tragos sino algo visual solo si
me desplazaba por las mesas ya que desde la barra estaba
resguardada. ¿Como había cambiado de uniforme de un
extremo a otro por dinero?. Sonreí para darme ánimos, era
temporal y daría lo mejor de mí como siempre. El lado
positivo, sería una historia que contar. Estaba a punto de
llegar a mi meta, podía verla y correría hacía ella.
- Estas casi perfecta - sonrió Don Diego al verme - solo una
cosa más, suéltate el cabello por favor - dijo mientras me
miraba de arriba a abajo y me sentía más que incomoda
por quinta vez
- Mi cabello es algo salvaje, no debería estar suelto - traté
en vano de insistir dejarlo como estaba. Me había costado
mucho recogerlo dignamente, aun así chasqueo la lengua y
me pidió que lo hiciera. Lo deje caer hasta la espalda y lo
agite para darle cierta forma
- ¡Excelente! - te quedaras así, pareces una tierna leoncita.
Así que ya tengo a mi León y mi Leona - rió y aunque trate
de reír con él parecieron quejidos.
Había aprendido que el trato hacia un cliente y un paciente
eran como dos polos opuestos y a la vez tan similares.
La clase alta ni te notaba a menos que quisieran algo de ti,
pero en general no reparaban en tu presencia. Dos
semanas habían sido una eternidad. Extrañaba los pasillos
silenciosos del asilo, a mis tiernos abuelitos que
necesitaban de mí y mi presencia era un alivio. Parecía que
todos esos personajes engalanados se creían de mejor
especie, pretendían que adivináramos lo que querían sin
hablar y cuando lo hacían te trataban como su servicio
privado. Me mordía la lengua para no mandarlos hasta un
rincón inexistente del mundo. En muchas ocasiones llegaba
a casa vociferando lo idiotas que son o juzgando su trato
despectivo y concluía que era muy fácil todo para ellos, no
tenían los problemas de la gente común. Los míos eran
exclusivamente por dinero a ellos les sobraba.
Habían caballeros que me miraban de forma discretamente
indecente y me daban propinas enormes las cuales tenía
que agradecer con una sonrisa nada tierna, pero en la vida
obtendrían más de lo que insinuaban. La idea era realmente
repugnante, jámas me vendería por dinero. Cada noche se
me hacia mas difícil sonreír y servir tragos en el fondo lo
odiaba. Sí señor, sí señora, como guste y ordene, o me
quedaba de pie a su lado esperando a que le viniera en
gana responderme. Era terrible preparando los tragos. A
veces ponía más agua y azúcar que bebida, cosa que sus
exquisitos paldares notaban. Dormía muy poco, estudiaba
hasta la tarde y luego me iba a trabajar. La única noche
libre era el lunes, tenía casi el mismo ritmo del hospital y
estaba más agotada. Juntaba los billetes y relativamente
había ganado algo mas la primera semana como novedad,
puse los ojos en blanco exhalando mi frustración.
Ese martes en la noche había poca gente en el hotel y una
lluvia descomunal inundaba las calles. Se escuchaba como
se caía el cielo y se veía muy bien desde allí, ni en la calle ni
en el bar había un alma. Lion se fue a acomodar la bodega
y Don Diego se había ido temprano a casa diciéndonos que
dejáramos todo listo porque nos tenía regalos, dijo que era
nuestro bono. Aunque yo esperaba dinero vi como mi
compañero sonrió y comentaba que llamaría a su novia. Se
trataba de cerrar temprano y disfrutar de una habitación
hasta la mañana. Pensé en el enorme jacuzzi que tendría a
disposición y me pareció excelente, merecía una noche de
descanso quizá más que eso, necesitaba sentirme libre por
un momento.
Limpie la barra, ordené los vasos de la vitrina mientras le
sacaba un poco de polvo. La suave música sonaba de
fondo casi tenue al ritmo de la lluvia y sonó una tonada de
una canción conocida. Aprovechando que no había nadie
más que yo comencé a cantarla mientras bailaba y
limpiaba al mismo tiempo, Ann tenía razón me hacía falta
un poco de diversión fue uno de esos momentos
liberadores de estrés en el trabajo.
- ¿Sirven tragos aquí?. Porque no puedo disfrutar un
espectáculo sin un buen whisky - me detuve en el acto y
cerré los ojos con una mueca, se suponía que no había
nadie y seguramente inmersa en mi momento no escuché
entrar a el cliente.
Cuando giré un hombre con cara de pocos amigos, rubio,
de traje oscuro con unos ojos azules de mirada penetrante
repetía un movimiento con su mano sobre la mesa
evidentemente indicando que quería su trago. Me mordí la
lengua una vez más para no decirle que su comportamiento
era demasiado infantil para un hombre evidentemente
maduro y serví lo que pidió colocándolo justo donde lo
quería. Sin dejar de mirarme lo bebió de un trago y lo
arrastro hacia mí, ya sabía que quería otro con ese simple
gesto odioso, obedecí.
- ¿Qué hay del baile? - alzo una ceja sin sonreír, toda su
actitud era extraña y demandante.
- Pensé que no había nadie, lo siento mucho señor.
- Ahora estoy yo puedes seguir haciendo tu show - la forma
irónica como lo dijo hizo que me hirviera la sangre, además
se le notaban los tragos demás los que le serví no eran los
primeros.
- Ya dije que lo sentía y usted con esta lluvia debería irse a
casa o a una habitación. Disculpe pero no se ve nada bien -
me extendió nuevamente el vaso vació mientras se
tambaleaba solo un poco y tiraba de su corbata de seda
para aflojar la presión.
- ¿Por qué te preocupa la lluvia?
- Es muy temprano para haber bebido tanto, todos están en
sus casas con sus familias - trate de ser amable y él solo
resopló - si algo tenía era una increíble paciencia tal vez por
mi profesión, pero últimamente se había reducido a nada
por mis niveles de estrés.
- ¿Te llevo a algún lado? - preguntó mirándome fijamente y
me explotó la cabeza. ¿Quién creía que era?
- No necesito que me lleve y debería irse o llamare a el
encargado para que lo saque, no me parecen graciosas las
insinuaciones aborrecibles y menos de un hombre tan
antipático.
- De pronto, sin mas después de no haberme dirigido ni una
palabra amable soltó una carcajada yo estaba
encegueciendo de la rabia - ¿Antipático?. Solo quise ser un
caballero, soy un caballero distinguidísimo - no paraba de
reír
- Y un déspota pensé - ya vamos a cerrar señor- trate de
exprimir la poca paciencia que me quedaba y volví a insistir
- Discúlpeme señor, pero es mejor que vuelva a su
habitación si es un huésped.
- No soy ciego veo que va a cerrar y no quería interrumpir su
baile señorita - miro con dificultad mi gafete dorado -
Diane... tengo un auto, por su seguridad también un chofer
y mi chofer un paraguas. No me preocupa como a usted un
poco de agua y si cree que voy a propasarme puede estar
tranquila, no es mi tipo de mujer, sin ofender.
- Eso hizo el efecto contrario, al parecer lo hacía con toda la
intención de fastidiarme. Era mi límite - le quite el vaso casi
lleno y frente a sus ojos lo derramé por completo en el
desagüe, guardé la botella - no mas bebida para usted,
señor... lo mire con los ojos entrecerrados como leyendo su
rostro y susurré - Imbécil... estoy obligada a servirle, pero
irá a su cuenta cada que elija un trago mas para el desagüe,
está ebrio.
Me miró atónito sin dejar de sonreírme con sus ojos
alcoholizados. Probablemente eso me costaría mi empleo,
pero me dio un gusto que me relajo bastante despues de
días soportando a los ricachones y sus desplantes. No
pidió otro trago y no se iba, su presencia seguía siendo
incomoda. Las puertas se abrieron y una mujer hermosa
con un vestido negro ue dejaba poco a la imaginación cruzo
modelando directamente hacia el hombre que tenía en
frente, lo rodeo con sus brazos besando su cuello. Se había
puesto más que incomodo para mí, era obvio que hacían
ambos en el hotel y me aleje como si no existieran. Ella
beso su boca un rato, murmuraron cosas y luego noté
como él le dio un fajo de dinero cuando se despidió. Estaba
asqueada deseando con todas mis ganas que ese hombre
también saliera del lugar. No era difícil imaginar la clase de
servicio que habrá ofrecido la modelo a cambio.
- ¿Puedes servirme agua? - estaba de acuerdo con ello y
que terminaría con su tediosa visita al bar - tendré que
dormir aquí hoy. Ella se ha llevado mi chofer y mi paraguas
ya que me rechazaste - se encogió de hombros.
- De por hecho que hay muchas habitaciones disponibles
para soportarlo y ahora entiendo también su tipo de
mujeres - dije sin mirarlo después de colocar el vaso frente
a él. No pensé que me había escuchado, pero lo hizo
porque rió.
Mi teléfono sonó insistentemente y al ver que era Ann a
esas horas de la noche me asusté. Cuando lo conteste ella
estaba en un sitio muy ruidoso. Trate de escuchar mientras
mi corazón se aceleraba, hacia dos días enteros que no la
veía, me alejé al otro extremo de la barra y eché un vistazo
rápido al individuo que se levantaba paara irse.
- Ann... hola... ¿pasa algo? ¿en donde estas?... ¿Ann?
- No voy a llegar, saldré de viaje a primera hora con
Christopher
- ... ¿Quién demonios es Christopher...? ¿en donde estas...?
- No te preocupes.. - estaba al borde, ya antes había
desaparecido al punto que pensé que le había sucedido
algo
- ¿Que no me preocupe..? ¡por Dios Ann! hasta cuando
tendrás esta vida que aunque parezca buena sabes que es
miserable. Ya no tienes 20 años madura, ve a casa
consigue un empleo, ¡lee un libro que se yo!. Sé una adulta,
enfrenta la vida y deja de salir con cuanto idiota te pase por
el frente. Nunca conseguirás a alguien que te ame de
verdad así.... ¿¡Que dices!? me parto la espalda trabajando,
hay un millonario imbécil aquí y tu me llamas a estas horas
borracha, ¡está lloviendo a cantaros ve a casa ahora! -
colgué pateando el suelo y fui consciente que me había
excedido en el lugar incorrecto... ese hombre era un cliente
y probablemente por quien me despedirían y Ann... creo
que fui muy dura, pero era mi amiga y me preocupaba. Las
horas que le debía a mi cuerpo cargaban mi mente,
necesitaba ese jacuzzi.
- Creo que tienes unos pequeños problemas. Hace un rato
estabas bailaindo, luego te enfadaste, fuiste sarcástica y
volviste a rabiar - mencionó y yo suspire avergonzada
- Mis problemas un hombre como usted no los entendería -
me miro unos largos segundos entre sus pestañas cobrizas
y sus pequeñas arrugas en la comisura de sus ojos claros
- ¿Por qué no?
- Porque son de dinero y eso no es un problema para
ninguno de los que está del otro lado de esta barra. Sin
embargo les hace fácil minimizarlos tomándonos como
sirvientes personales - Mire la barra y el billete con la
propina y suspiré - llévese su billete no me he ganado esa
propina, lo he tratado con el servicio mas deplorable y poco
ético de mi vida.
- ¿Cuánto te pagan aquí?. Creo que el baile estuvo bien y te
la mereces, aunque si tratas a todos con ese carácter...
- Dije que lo sentía, de verdad lo lamento.
- ¿Trabajarías para mí? - fue mi turno de reír
- Por qué no va a dormir lo necesita
- Usted también al parecer. ¿Tiene novio señorita?
- Alcé las cejas - No es de su incumbencia
- Entonces eso es un NO... Si trabaja para mi triplicare su
salario más propinas del mes en este lugar
- Me hizo pensar, ¿porque siquiera lo pensaba? era muy
raro - ¿qué clase de trabajo? - me ganó la curiosidad y la
incredulidad
- De acompañante
- Usted sí es un verdadero imbécil. No soy ninguna
mujerzuela como esas a las que acostumbra. Ni lo sueñe,
¡no lo besare ni me acostare con usted está claro!. Mejor
váyase.
- No involucra sexo, ni siquiera tiene que besarme señorita
Diane solo aparentar que salimos, acompañarme a algunos
cocteles y pasearse de mi brazo. También de día y en casa.
Simplemente tendrá que hacerme compañía simulando ser
mi novia. Si no le parece justo el pago usted ponga el precio
- ¿Ahora me trata de usted?
- Soy un hombre de negocios, esto es serio - volví a reír
- ¿Por qué quiere mi compañía?. ¿Es que acaso contrata
diario a una diferente para hacer creer que todas caen a sus
pies?. Puede tener a la mujer que quiera, lástima que le
cueste - aquella conversación era descabellada, pero de
alguna manera parecía tener sentido. Ese hombre era joven,
aunque no tanto y bien parecido, además de poseer
evidentemente mucho dinero.
- Corrección, no puedo tener a la mujer que quiero. Puedo
tener a cualquier mujer incluso a usted con una buena
oferta laboral.
- Me volvió a hervir la sangre, que facilidad tenia para
alterarme con su juego de palabras. Su soberbia me subía
la bilis a la garganta no nos llevaríamos bien ¿y aun así
quería mi compañía?. Los millonarios estaban todos locos -
¿Por qué cree que aceptaría algo como eso si usted no me
cae ni remotamente bien?. No sé quién es, ni por que
querría que fingiera si claramente como dice puede
conseguir a todas. Incluso con su arrogancia.
- Fácil, una mujer como usted sincera y transparente que
está bajo un contrato es mejor que una interesada que me
haga creer que me quiere no necesito que me convenzan a
mi sino a los demás, es allí donde ellas fallan y usted puede
que lo supere. Tómelo como un juego o capricho da igual,
todas quieren mi dinero.
- Yo no quiero "SU" dinero, esto me está pareciendo muy
inusual y puede que ofensivo - me cruce de brazos. Sacó un
bolígrafo de su chaqueta y anoto algo en la servilleta, luego
la extendió hacia mi
Abrí los ojos y parpadee. Con eso podría pagar la matrícula
y los aranceles era lo único en lo que podía pensar. Lo
inusual y extraño parecía posible, podría considerarlo y
jugar su juego así que si aquello era una broma podía ser
igual de graciosa.
- De hacerlo, aceptar fingir estar con usted con un contrato
de trabajo si supongo que es por más de un día y solo
podría por un mes, así probaríamos si funciona. No dos
años como parece cubrir esa cantidad y habrán normas,
nada físico entre nosotros ni por aparentar no soy una
actriz y usted tampoco es mi tipo - reí con ironía incrédula
- Necesito alguien que me acompañe y que aparente ante
todos, incluso mi familia que es mi novia. Haremos reglas y
un contrato estructurado y legal con un abogado. Será
parte de la nómina de mi empresa - parpadee - a mi si me
cae muy bien a pesar de su carácter cambiante - guardo su
bolígrafo y sacó una tarjeta negra con letras doradas -
llámeme mañana en horario de oficina - se termino su agua
y salió del lugar como si nada mientras yo aun sostenía su
tarjeta en mi mano.
- ¡Lista para cerrar! - Lion me saco de pronto de mi
embeleso debatiéndome entre si aquello había pasado o
no. Fue extraño y después de un rato no lo tome en serio. El
hombre estaba ebrio.
Esa habitación y ese Jacuzzi parecían la gloria. Tener
dinero debía sentirse así literalmente, estar en una nube
relajada todo el tiempo sin problemas que oprimen tus
sueños. Había champagne en un pequeño refrigerador, por
unas horas me sentí tranquila dejando que el agua
perfumada y tibia desvaneciera la tensión. Le di varias
vueltas a aquella tarjeta, tome mi teléfono y active el
buscador... Bruno Evans CEO Industrial IEM.
Había escuchado antes de esa compañía, era la base de
otras nacionales e internacionales basadas en
implementos tecnológicos. No podía creer que ese hombre
que no era tan viejo era su dueño, medite demasiado lo que
había pasado, sus palabras, pero lo único que mi mente no
apartaba era la posibilidad de pagar por completo mi
matricula. Solo por acompañarlo y fingir, era raro, quizá me
eligió precisamente por no ser su tipo, pero al fin y al cabo
era un empleo. No era indecente y tampoco parecía real,
quizá estaba casado y tenía problemas con su esposa y yo
me metería en un lío. Hablo de un contrato y no pasaría
nada por probar. Parecía interesante la idea de ser una
novia contratada más que el de servir tragos. Chasquee la
lengua era una locura siquiera pensar en hacer algo así
A la mañana siguiente desperté entre plumas. Que distinto
despertar entre tanta comodidad descansada, aunque
afuera era un día gris y húmedo. Llegue a casa sonriente y a
pesar de que no lo esperaba Ann estaba allí. Recordé de
pronto todo lo que le había dicho en la madrugada, me sentí
muy mal.
- Hola.. Siento mucho lo que te dije, estaba... tenia...
- Si ya lo sé.. y Diane.. lo que me dijiste sé que tienes razón.
Soy un desastre, tengo 28 y aún sigo actuando como una
tonta, te miro y eres increíble. Con todo lo que te ha
costado sacar tus estudios más tu trabajo, no ha sido fácil
para ti y quisiera ser un poco como tú. De hecho voy a
empezar por enderezar todo esto. Buscare un empleo ya
basta de pedir dinero a mis padres, además nunca
conseguiré a alguien de verdad en un bar con tragos
encima, dejare de salir los fines de semana y seré un
adulto, te lo prometo - se levanto del sillón y me abrazo
fuerte - ahora me voy que duermas bien
Me dejo sola y pensativa. Que ironía. Quizá no fue tan mala
esa descarga y hacer cosas de manera impulsiva podría
resultar ser a veces una solución. Recordé al hombre y me
di a la tarea de investigarlo un poco mas. Con su simple
nombre aparecieron reportajes y fotos de toda clase, era el
hijo del que convirtió una gran empresa de tecnología en un
imperio y ahora se encargaba él. ¿Quién no la conocía?.
Además del enorme edificio en el centro que era un
atractivo arquitectónico de la ciudad, estuvo casado con
una actriz y comprometido con una modelo, le conocieron
infinidades de mujeres y entonces me pregunte si no sería
gay. Quizá les pago a todas y al vencer su contrato solo las
reemplazaba, pero lo había visto con esa mujer en la noche
y no me parecía que le gustaran los hombres. Tal vez era
un enfermo que le gustaba comprar personas, de todas
maneras no averiguaría nada de eso por la red.
Me quedé mirando su foto y había que ser ciega o estúpida
para sólo querer a un hombre como ese por dinero, aunque
visto lo visto no me extrañaba. Debía ser pésimo en la
cama, era alcoholico y dictatorial. Podría estar muy bien en
fotos, pero personalmente era una persona horrible. Sería
un jefe insoportable con lo que estaba mas que justificada
la cantidad que ofrecía.
Esa tarde tampoco me concentre en estudiar. Miraba la
tarjeta constantemente desafiándome a probar la veracidad
de ese asunto. En situaciones desesperadas, medidas
desesperadas. No dejaba de pensar en la posibilidad y al
ver mis saldos bancarios sumados en mis deudas la
tentación era enorme. No sabía si era más mi curiosidad o
el hecho de que con aquel empleo, solo por fingir un mes a
su lado pagaría todo un año de mi carrera y me permitiría
avanzar para al fin convertirme en lo que había deseado por
años. Aspiré aire profundamente, tome su tarjeta y
marqué... sin anestesia al segundo timbre contestó.
- Hola Diane, sabía que llamarías - eso me aceleró el
corazón, pensé que me contestaría una secretaria o tendría
que recordarle que me había dado su tarjeta y en lugar de
eso...
- ¿Como sabe quién es?
- Escuché su risa al otro lado del teléfono - no le doy mi
tarjeta a nadie que no tenga ya registrado en mi teléfono,
¿puedes venir en un par de horas?
- ¿ir a donde?
- A mi oficina, tendré todo listo
- ¿Cómo cree que sé donde está su oficina si no le
conozco..?
- Te di mi tarjeta, te espero - sin más colgó
- Imbécil - murmuré
Aunque pensara que aquello era la locura mas extraña que
me había pasado en la vida antes de ir a servir tragos esa
noche fui a ese edificio. No estaba segura si simplemente
para confirmar todo aquello tan singular que ofrecía un
posible empleo que pagaría mi matricula, o simplemente
para seguir satisfaciendo mi curiosidad sobre la extraña
forma de aquel hombre de comprar una novia.
Al entrar le dije a la muy seria recepcionista a quien
buscaba. Seguramente pensaría que estaba loca. ¿Cómo
voy a llegar a un empresa como esa buscando al dueño
como a cualquier persona?. Ella solo hizo una llamada y a
los cinco segundos me indicaba el piso al que debía seguir.
El lugar estaba lleno de gente y eran sin lugar a dudas
todos ellos sus empleados, apenas se abrió el perfecto
ascensor plateado la elegante mujer me sonrió y me guió
por un pasillo hasta un salón en donde estaba otra
secretaria. Le pidió que me ofreciera algo de beber
mientras esperaba y así lo hizo amablemente indicándome
que el señor Evans estaba reunido y que serian unos
minutos de espera.
Me negué a tomar algo y es que en realidad sentía un nudo
en el estomago, empecé a cuestionarme que hacia allí y por
qué había siquiera considerado algo tan ilógico y extraño
como aquello. Mis manos jugueteaban una contra la otra
acusándome de loca por seguirle el juego a un excéntrico
borracho. Miré alrededor, todo estaba tan silencioso y
ordenado... ¿estaba considerando en realidad fingir ser la
novia de un millonario estrafalario todo por conseguir el
dinero de mi beca?.
Me pregunté si había llegado y sobrepasado mi limite, la
presión que ejercía contra mi misma era demasiada para
soportar. No estaba cuerda, si no era que ya había cruzado
la línea de la demencia. ¿Cómo iba a creerme el cuento que
un hombre así y además guapo tendría que pagar para que
alguna mujer lo acompañara sin nada más y así de fácil?.
¡Dije que no me vendería y era lo que estaba haciendo!. Me
levante dispuesta a bajar de vuelta los 18 pisos en ese
elevador plateado y olvidar aquello. La secretaria me
pregunto si no esperaría o si se me ofrecía algo más. No
podía ni hablar, negué con la cabeza y no di más de dos
pasos cuando escuche mi nombre de una voz conocida.
- Sólo me pasa esto a mi - murmure en pensamientos
sintiendo casi la misma vergüenza que la noche anterior
cuando me descubrió bailando y cantando.
- Giré con valor. Junto a él había otro hombre de anteojos,
cabello castaño y muy, pero muy guapo. Si tuviera un
hombre así en mi vida no dejaría que se paseara por la
tierra regalando a diestra aquella sonrisa tan simpática y
sin esperar se presentó - Hola, soy Sam. Lamento haberte
robado un poco mas de tu tiempo, era muy importante te lo
aseguro - besó mi mano galante - señorita que tenga un
buen día Bruno es todo suyo - asentí, ni siquiera aun podía
articular palabra. Dios de mi vida gracias por poner en mi
camino aunque solo fuera un momento a esa escultura de
tu creación. Entonces el motivo de mi estadía alli me sacó
de mi embeleso.
- ¿Se iba sin despedirse?. Sería una pena llegar hasta aquí
para tener que trabajar esta noche en el bar como siempre
sonriendo forzadamente por propinas - la forma como
decía las cosas seguía sin gustarme ni un poco, a pesar de
tratarme de usted "negocios" - ¿va a pasar o no?
- Entré, de cualquier forma no dejaría que pensara que era
una cobarde - ¿Quiero saber a qué viene todo esto?, ¿Y
cómo es que un hombre como usted hace este tipo de
propuestas a las personas?.
- ¡A las personas no! - se sirvió un trago de Whisky - a
usted... - me indico que tomara asiento, pero yo no quise,
así que rodeo su escritorio de vidrio en su enorme oficina y
tomó asiento para después darle un sorbo a su trago -
quiero responder todas tus preguntas, pero se haría
además de tedioso muy largo este asunto. Es muy fácil
Diane ya se lo explique de forma general, se limitará a ser
mi compañía y fingirá ser mi novia, no dará entrevistas ni
revelara este trato a nadie. Eso incluye a tus familiares y
amigos quienes deben creer que salimos y nos sentimos...
atraídos. A petición suya probaremos un mes y si es bueno
se extenderá el tiempo necesario - sacó de un hermoso
gabetero gris un documento - aquí está el contrato firmado
por mi abogado y por mí como ve es legal, puede leerlo con
calma - estaba atónita
- Tengo una pregunta... ¿hace esto habitualmente? - lo mire
con el ceño fruncido
- Es la primera vez que hago un contrato de esta clase - ya
le dije por qué anoche
- Supongo que es un insoportable por ello las mujeres van y
vienen, tanto que hasta tiene que contratarlas - me supo a
gloria ver como alzaba las cejas.. touché
- No lo se... pero tu tendrás que soportarme será tu trabajo -
Auch
- Leí detenidamente cada párrafo y cada cosa a la que
estaría o no sujeta, pero cada tanto levantaba la vista, él no
dejaba de mirarme - ¿Es Alcohólico?
- Tomar un trago no es ser alcohólico, solo es el tercero hoy
y estoy cansado
- Tenía que haber respondido NO, por lo que supongo que
está muy cerca de serlo y no me gusta - alzo de nuevo una
ceja y alejó el trago resonando en el vidrio
- Para vender tragos es muy reacia al alcohol, debería estar
más acostumbrada
- ¿Quiere que sea siempre sincera no es cierto?. Entonces
deje de beber tanto. Sólo le he visto dos veces y ambas con
licor en la mano, no habla bien de usted y no quiero
acompañar a un alcohólico ni ver como se destruye -
resoplo con una sonrisa y continúe mi lectura
En general estaba todo en orden. No parecía tan
descabellado al leerlo, era un simple servicio. Más simple
que el cuidado de ancianos incluso podría llegar a ser
similar, solo que este no era un abuelo. Tendría unos 37 a
39 años, no lo tocaría más que ir de su brazo. Especificó
bastante bien lo que le dije la noche anterior. No sexo y no
besos en la boca, solo eran apariencias. Era muy sencillo,
habría comida incluida, transporte y... ¿Accesorios?
- ¿Que quiere decir con accesorios y apariencias
personales?
- Me gustaba más su falda corta color vino y su cabello
suelto le hacia lucir algo sexy, pero a los lugares que iremos
requieren mucha apariencia. Así que irá a casas de moda
para hacerte un armario para mi, vestidos para cocteles y
cenas elegantes, joyas de las que más te gusten y salones
de belleza. Debe parecer toda una actriz ¿no cree?
- ¿Si quiere una actriz por que no consigue una?
- Por que fingen hasta a solas y eso no lo hace, no sabe
disimular. Engañara a todos haciéndoles creer que me
quiere menos a mí y para serle franco, usted es bonita así
de sencilla, la ropa y accesorios solo le adornaran ante los
demás
- ¿Bonita y Sencilla? ¿de qué iba este hombre con eso?.
Entendí que solo trataba de comprarme como Lion el
primer día en el bar... - ¿entonces lo que busca es una chica
común para no sentirse solo y poder aparentar ser normal?.
A veces, porque imagino lo aburrido que deben serle ya las
modelos y las actrices - No me trate mas de usted, este no
es un negocio común.
- Que buena forma de resumir Diane, además de que
ninguna me diría cuando realmente estoy siendo un
imbécil, no si quieren que las siga consintiendo - lo mire
fijamente y trague en seco - ¿Firmaras?
- De verdad si rompemos el acuerdo de confiabilidad y de
espacio personal..., es decir, ¿si hay algo mas entre
nosotros me pagaría todo esto? - era el doble de lo
acordado
- Si, dejaste claro que no eres de esas mujeres y lo creo,
pero si tú te atreves a seducirme perderás todo. Si soy yo
quien lo hago.. te pagaré y finalmente serás como las
demás - que práctico
- ¿Puedo leerlo mejor en casa?
- ¡No! es aquí y ahora o puedes olvidarlo - me extendió su
bolígrafo
- Una última pregunta... ¿Por que quieres que hasta tu
familia crea que sales conmigo?
- Pareció pensar un poco - quiero que todos vean que puedo
tener a alguien real, aunque no sea en verdad real. No he
decidido aún qué historia inventaré, puede que algo
romántico - rió para luego ponerse muy serio - siempre
todos me complacieron, hice lo que quise. Nadie contradice
lo que ordeno o digo, en fin, todos me servían el trago y
solo tú lo derramaste. Tienes el coraje para llamarme
alcohólico y exigir que no lo haga... - me quedé poco más
que confundida, aunque me quedaba claro, no sabía cómo
explicarlo - También debes llenar una planilla normal para
empleados, el seguro no se paga solo, allí me dejaras todos
tus datos necesarios
Volví a mirar el contrato, no era un casado solo quería
jugar. Era un simple hombre aburrido que quería jugar a
estar realmente acompañado, en el fondo me parecía algo
triste. Quizá fue un impulso firmar aquello o su nivel de
persuasión era superior, no estaba segura que depararía.
Tomaría este trabajo, cuidaría de este hombre enfermo
insoportable por lo menos un mes, pagaría la matricula y
dejaría de servir tragos por ser una que los rechaza en un
coctel lleno de estirados. Por lo menos no era un anciano
sería demasiado evidente mi interés por él. No me
preocupaba el que dirán, por mi parte no habría nadie que
opinara para bien o para mal lo que estaba a punto de
hacer. Lo mire fijamente luego de firmar sin una palabra. Se
hizo un silencio raro entre los dos.
- Sera mejor que me vaya
- ¿No trabajaras mas allí verdad? te pagaré este día... saco
su billetera
- No... está bien, solo hablare con Don Diego. No quiero
recibir ningún dinero que no haya ganado y eso será entre
los dos. Le dejé mis datos bancarios, odiaria que me diera
un fajo de dinero como a esa chica de anoche - apreté los
ojos y suspiré - me pagara cuando finalice mi servicio, no
quiero sentirme como una... bueno no lo hagamos más
raro.
- Nos vemos mañana - me entrego una tarjeta - es ilimitada
y George te llevará, en la noche voy a presentarte con
mucha gente. Debes estar hermosa solo recuerda siempre
tu contrato, te hare llegar una copia por correo en menos de
una hora. Y por favor no me llames mas de usted o señor.
Soy Bruno o amor para ti - fruncí el ceño - no soy tan mayor
para que me trates como abuelo
- Es mi jefe
- Inténtalo de nuevo Diane
- Eres realmente insoportable Bruno - dije al fin sacándole
una sonrisa
Me levanté sintiéndome muy extraña y caminé hacia la
puerta, él venía detrás de mí. Tomo la perilla para abrirme y
se acercó mucho. Por primera vez estaba muy cerca, era
alto obligándome a levantar la mirada
- Estas serán mis demostraciones de cariño ante los demás
así no violamos nuestro acuerdo - besó mi frente despacio
Me sentía tan rara que no podía respirar con regularidad
todo aquello era realmente impresionante, como sacado de
alguna película de romance y era la chica tonta que
terminaría enamorada de su jefe con el corazón roto. En
ese mismo instante vi la realidad, solo me pagaría por ser
su juguete nuevo y yo me conformaría con el hecho de
terminar mis estudios salvando mi beca. No era su tipo ni él
el mío. Demasiado arrogante, no era cuestion de clases
sociales era de actitud y solo esperaba soportar con
dignidad ese mes. No hay nada romántico en esto y nos
limitaríamos a el trabajo.
Soy terriblemente pésima fingiendo y ahora ese era mi
trabajo, me pasé todo el trayecto hasta el hotel dándole
vueltas a los mismos aparentes trinta y cinco minutos que
pase en esa oficina. Ese hombre era bueno en lo que hacía
porque me convenció muy rápido de firmar un contrato con
él como una empleada más, específicamente encargada de
hacerle creer a todo su círculo entre familiares y amigos
que teníamos una relación. Me había vendido como un
adorno a sus caprichos.
Mi teléfono sonó solo para descubrir que me llegaba un
correo bastante formal de la empresa de tecnología con mi
contrato completo, detallado y notariado. Resople, era tan
extraño...
Finalmente pensando en que en solo un mes mis
problemas estarían muchisimo mas aliviados me resigne a
ello, cada quien hacía con su dinero lo que le daba la gana.
Si ese hombre quería pagarme por aparentar ser su novia y
no le hacíamos daño a nadie, entonces estaba bien. Yo
necesitaba ese dinero y el una película romántica.
Don Diego lamentó que me fuera solo dos semanas
después de haber empezado, comentando que nunca le
duraban las chicas bonitas porque algún caballero siempre
terminada llevándoselas. No sabía si ofenderme
irónicamente era cierto, aunque él no supiera la razón por la
cual me iba. Lion sonrió de lado con esa mirada perversa y
me dijo que sabía que no duraría mucho porque yo si había
ido a una universidad y que esperaba que la experiencia
hubiese valido la pena. Le sonreí sin palabra alguna y salí
de aquel lugar. Ironías por doquier.
Al instante volvió a sonar mi teléfono con un mensaje
"George pasara por ti mañana a las (14:00) tenemos un
coctel en la noche, esperan ver a mi espectacular novia".
Pocas palabras que decían mucho, puse los ojos en blanco
y registré su número "Jefe Imbécil"
- ¿Que haces aquí? – Fue el recibimiento de Ann esa noche
quien hacia la cena en pijama – ¿Cuando fue el último
miércoles en la noche que pasaste aquí? ¡No me digas que
te despidieron!
- No me despidieron.. – pensé un poco, no podía contarle
"Acuerdo de confiabilidad" – me dieron la noche libre, están
remodelando el bar – me salió bien esa mentira, pareció
creerlo
- ¡Bien! Al fin cenaremos juntas, así me cuentas que tal ese
trabajo y me hablas más del tal Lion
- ¿¡Lion!? ¿... por qué quieres saber de él? ¿Y cómo sabes su
nombre?
- Mi amiga me conto que esta para comérselo Grrr ¿es
cierto?
- ¡Ay Ann...!. Voy a darme una ducha y luego hablamos... -
menee la cabeza y sonreí podría hablarle de él lo que
quisiera porque en realidad si es todo un ejemplar, uno
ocupado para nuestra desgracia. O también podría contarle
del adonis de anteojos que me atontó.
Compartir con Ann me hacía falta, hablamos de muchas
cosas y fuimos las amigas que hace tiempo no éramos a
pesar de vivir bajo el mismo techo. Recordé que la vida no
se trata sólo de trabajar y de vez en cuando debemos vivirla
y tal vez también por ello había aceptado un empleo
atípico. Seguía añadiendo justificativos a tamaña locura.
Leí detenidamente cada párrafo de aquel contrato, no era
tan distinto de un contrato de trabajo normal excepto por el
acuerdo de confiabilidad, exclusión de Información
personal y por supuesto el muy específico acerca de las
Relaciones Físicas.
Acuerdo de Confiabilidad: Este Acuerdo comienza (con la
firma del Contrato Laboral o Comercial o retroactivamente
al principio de la relación cuando se firmó el Contrato) y
permanecerá vigente mientras esté vigente el objeto por el
cual se inició la relación, manteniéndose inclusive durante
las prórrogas sin necesidad de firmar un nuevo acuerdo de
confidencialidad.
Asimismo, si el contrato inicial termina y se inicia después
un nuevo contrato, pero con el mismo objeto del contrato
anterior, este Acuerdo de Confidencialidad tomará vigencia
sin necesidad de firmar uno nuevo.
BlaBlaBla En resumen... no podía divulgar nuestro acuerdo
ni alguna información personal acerca de la parte
contratante y la relación que mantendría con él o estaría
incurriendo no solo en un delito, sino también a mi ética y
daría por concluido inmediatamente el acuerdo sin ningún
tipo de remuneración.
ASIGNACIONES: serian transferidas a una cuenta personal
al concluir el periodo establecido de 4 (cuatro) semanas
continuas por cada uno de sus días por el monto acordado,
quedando a decisión de las partes continuar con un nuevo
contrato - yo esperaba que no-
Exclusión de Información: No se le permite al contratado
dar información personal de su presente o vida personal
más de la suministrada en la planilla requerida para
seguridad social, ya que no es indispensable para la labor
que realizará. --imbécil.. ni siquiera quería contarle nada de
mí, no seremos amigos tampoco, igual es mi jefe y debería
mantener distancia, lo cual era absurdo si mi trabajo era
fingir ser su novia.
Relaciones Físicas: se les prohíbe a las partes establecer
vínculos de relaciones sexuales durante las horas que
deban pasar juntos. Tocarse de manera intima o incluso
besos que sean de alguna forma pasionales, el
incumplimiento de dicha cláusula traerá consecuencias
económicas para las partes. Si es el contratante quien
incurriese en el hecho deberá cumplir con el pago
inmediato de el doble se las asignaciones dispuestas en
este contrato. Si la contratada no obedeciera las normas
induciendo el hecho perderá por completo sus
asignaciones quedando disuelto de manera inmediata este
contrato --como si quisiera acostarme con él... y tampoco
permitiría algo así realmente me pagaría por acostarse
conmigo, si aceptara claro está y yo pagaría si lo seducía..
ingenioso. De cualquier forma aunque él pueda pagarme yo
no lo permitiría porque no soy su querida---
Tiré mi teléfono a un lado y suspiré profundamente, el tipo
era un insensible que pensaba que el mundo le debía algo y
que todo podía comprarlo. Aún recordaba sus palabras "no
puedo tener a la mujer que quiera, puedo tenerlas a todas
incluso a usted". La verdad me reventaba de rabia que
tuviera razón, pero a la vez me hacía pensar en que su
atractivo radicaba en su dinero y eso era sumamente
lamentable. Quizá por su arrogancia lo merecía. Busqué en
mi bolso la tarjeta de crédito que me dio y la giré en mis
manos, si debía trabajar así más me valía que fuera con
estilo, tenía que demostrarle que a pesar de la naturaleza
del empleo era una profesional. Sonreí.
A la hora pautada estaba fuera del edificio. Unos minutos
después alardeando de su puntualidad llegó el auto
brillante y negro de George. No lo conocía, pero lo saludé
con entusiasmo emocionada por ir de compras. El muy
serio y callado chofer no hablaba casi nada, me pregunte si
su contrato también era de confiabilidad. Habría visto y
escuchado muchas cosas estando al volante, quizá era
muy curiosa y ya se sabe lo que dicen de la curiosidad.
- Debes de haber llevado a muchas mujeres en este auto –
pregunte al aire y extrañamente me contestó
- No tantas como cree, pero sé específicamente a donde
llevarla no tenga cuidado
- Me imagino la clase de tiendas a las que iremos – dije
irónica – ¿puedo pedirle un favor?. Usted lo conoce y tengo
realmente que impresionarlo esta noche necesito que esté
conmigo y me dé su opinión
- Carraspeó – si es su deseo hare lo que pueda señorita
- Otro favor... no soy una de sus modelos así que si me
llamas Diane me sentiré más cómoda
- Como guste Diane
- ¡Bien George, Vamos a divertirnos!
Me pasee por cada tienda arrastrando a George conmigo.
Hablaba muy poco, pero era sincero ayudándome mucho
para complacer a nuestro jefe. Me sentí como Vivián Ward
en mujer bonita y un segundo después deseche la idea, era
una situación muy diferente. Habían cosas preciosas y
generalmente costaban más de un mes de mi sueldo como
cuidadora. Era increíble cómo se podía gastar tanto en una
simple tela, incluso un par de zapatos que eran tan bonitos
y tan brillantes. Al mirar el precio contuve el aliento...
después recordé que lo pagaría ese hombre arrogante y
odioso. Compre 2 pares solo cambiaban en color, comí con
George en un pequeño local que me encantaba y aunque no
sonreía comenzó a hablarme bastante. Había estado
trabajando para el señor Evans padre y conocía al joven
Bruno como le llamaba desde niño."Joven" ya estaba más
cerca de los 40. No indague mucho, seguro tenía un
acuerdo de confiabilidad era un personaje público y
conocido. Él si se atrevió a preguntarme por mi niñez y si
tenía hermanos cosas de ese estilo, nada actual así que me
limite a contestarle deforma familiar.
- Como su novia solo debe entender una cosa, no todo es
como parece y el joven no la ha tenido fácil
- ¿Por ello hay que cumplirle todos sus caprichos?
- Por ello tiene una armadura que se nota a distancia y si
me permite darle un consejo no deje que eso se haga un
prejuicio
- ¿Lo quiere mucho cierto?. El amor hace ver distinto a las
personas - para mí era evidente que si lo conocía desde
niño lo estimaba mas allá de su forma de ser
- Cuando pasas mucho tiempo con alguien llegas a
conocerlo, sus modos y gustos asi que le tomas cierto
cariño. Envió a mi hijo menor a la universidad en Inglaterra
y eso se lo agradeceré siempre – así que también podía ser
altruista – le gusta mucho su cabello – me dijo de pronto
eso si me sorprendió, aunque ya me lo había dicho era otro
consejo útil.
Pasé dos maravillosas horas en el salón de belleza y hacia
muchísimo tiempo que no me sentía tan bien, relajada,
cuidada y femenina. Después de todo aquel empleo no era
tan descabellado si por fingir haría por mí lo que en años
nunca pude, hicieron el increíble milagro de desaparecer
mis ojeras bajo el maquillaje que me hacia lucir como una
diva... ¡y lo haría por todo un mes!. Para el vestido que
llevaría recogieron mis rizos mucho mejor de lo que yo lo
hacía dejándolos caer por todas partes definíendolos y
atándolos con un broche brillante.
La seda verde que se ajustaba a mi cuerpo caía con
delicadeza hasta el suelo y se movía cuando yo lo hacía
con una abertura realmente sexy en mi pierna izquierda, así
se verían los costosísimos zapatos que portaba de un
plateado brillante. ¡Ohhh por Dios!. Si el dinero no daba la
felicidad estaba convencida que te daba por lo menos
mucha imagen, con razón esta gente no quería ni pisar el
suelo el total de todo eso debía costar el alquiler de algún
local en el centro. Llevaba prendas de plata que
combinaban con la tira de brillantes que colgaba en mi
espalda desnuda hasta la cintura. Si Ann me viera no me
reconocería, hasta a mi me costaba reconocerme al espejo
gracias al cielo no estaba en casa o no sabría explicarle de
donde había sacado todo aquello ni por qué. Mi abrigo era
afelpado de tonos verdosos y justo a las (20:00) George me
marcaba para avisarme que estaba en la entrada. No me
sentía incomoda vestida así, pero si un poco fuera de lugar
tal vez en el sitio pasaría desapercibida. Me abrió la puerta
como todo un caballero informándome que nos tomaría
casi media hora llegar a la mansión para buscar al jefe y me
explico que el coctel estaba cerca.
Cuando entramos a aquella mansión en el auto me quede
impresionada mirando aquello como un palacio, era
inmensa. Como una casa de ricos que solo ves en las
películas, con balaustras y puertas dobles de madera
enormes. Él bajo las escaleras de mármol elegante y para
qué negarlo muy guapo, entró rápido al auto mirando su
teléfono. Por educación dió las buenas noches a ambos y
fue todo.
- Hola Diane que bonita estas, gracias por acompañarme no
beberé nada más que agua esta noche y te presentare a
algunos amigos, la dinámica es simple – soné bastante
más molesta por el tono de la ironía
- Giró hacia mi mirándome de arriba abajo con indiferencia,
después de todo lo que hice para poder verme así para él
solo eso me dedicó. Dejó escapar el aire con fastidio –
Hola Diane muy bonitos zapatos y costosos por cierto,
gracias por comprar dos. Beberé whisky es un coctel y
espero que tengas una buena historia que contar hoy a las
personas que voy a presentarte la dinámica es más que
simple. Tu trabajo será crear la fantasía de tu amor por mí
– Quede literalmente con la boca abierta
- ¡Ah!.. ¡Vaya!. Que amable, espero que hayas tenido un
buen día, tanto que no necesites más de dos vasos
recuerda que la gran ingesta de alcohol puede favorecer la
aparición de coágulos de sangre. En ocasiones acaban
generando derrames cerebrales o ataques al corazón,
también es posible la cirrosis, anemia y hasta pérdida de
memoria, aun eres joven para algo así. Pero no tanto para
comenzar a deteriorarte.
- ¿Lo leíste en internet para aterrorizarme? - rió y por esos
segundos me pareció demasiado atractivo, su colonia
inundaba mis sentidos y sería fácil fingir que me gustaba si
tan solo no fuera un patán - Habrán preguntas esta noche y
las que le siguen así que creí que tendríamos un guión,
sobre cuando nos conocimos o donde. Como sea me
parece bien escucharlo de sorpresa, ese es tu trabajo
- ¡Vaya imbécil!... insoportable – Pensé y no volvimos a
dirigirnos la palabra, no era raro que lo que más me gustara
de aquel trabajo fuera su dinero.
Este trabajo no sería nada fácil, bueno... la cantidad que me
pagaría valía la pena. No me sentí menos incomoda en el
coctel, pero si más aliviada de estar allí con mas personas y
no a solas, enseguida ofrecieron alcohol. Yo por supuesto
lo rechace, pero el hombre que me llevaba del brazo ya
tenía uno en la mano, le hice una mueca sonriente que
respondió con un guiño desafiante y resoplé para mis
adentros.
A las primeras personas que me presentó no parecía
sorprenderle que llegara acompañado y escanearon cada
centímetro de mí que tuvieron a la vista, en ese momento
me sentí desnuda. Aunque no dejaría que aquello me
intimidara estaba allí para actuar y lo haría lo mejor que
pudiera, ninguno hizo preguntas directas bastaba con las
miradas. Supuse algo como "la chica nueva o pobre alma",
aunque eso estaba en mi imaginación hasta que llegamos
a unas parejas bastante simpáticas y sonrientes
achispados por la bebida, ya empezaba a fastidiarme y más
cuando el que se suponía era mi pareja no me hablaba más
que alguna palabra que otra necesaria.
- ¿Y se conocen hace mucho? – sonreí
- Hace tres días – noté al fin sus caras de sorpresa seguida
por un pequeño silencio, él no tenía expresión alguna
- Hacen una bonita pareja Bruno ¿y en donde se
conocieron? – se dirigió a él la mujer a la que
evidentemente no le satisfizo mi respuesta, me importó
poco haría mi trabajo
- En el Bar del Millenials yo servía tragos en él, pero no se
alarme ya lo dejé no duré casi – el grupo alzo la ceja por mi
franqueza tal vez, puntos para mí... no había tenido que
mentir y no lo haría solo para hacerlo rabiar. Según mi
contrato no podía despedirme en un mes si no había
incumplido en nada
- Que interesante.. – murmuró en tono burlón - ¿Y ahora qué
haces? ¿En que trabajas? – pregunto un caballero
- Lo mire sonriente para luego dirigirme a todos, de algo me
habían servido mis dos semanas de bartender de ricos –
Ahora cuido a un anciano alcohólico, pobre no tiene
ninguna compañía y a cambio le brindo cuidados. No muy
personales, no estoy tan capacitada – parecí sorprenderlos
y fue su turno de sentirse incómodos, sólo era una tonta
rubia mas o lo tomarían como una graciosa forma de
eludirlos.
- De pronto escuche su risa, reía como si todo lo que dije
fuera un chiste. Me abrazó un poco y exclamó – ¡por esto
es que me encantas princesa!
- ¿Princesa? ¿Desde cuándo me llamaba así? – Bueno amor
alguien tenía que hacerte reír de vez en cuando – me miro
por unos segundos en los que pareció confundido, después
lo vi mirar en una dirección y pasar a estar muy serio. Se
disculpo despidiéndose de todos y yo tenia que seguirle la
corriente.
Me guió por todo el salón tan rápido que apenas podía dar
pasos con aquellos zapatos tan altos. Seguro estaba
furioso por lo que dije, había metido la pata en mi primer
día quizá quería que me inventara una historia de amor. No
quería tolerar sus malcriadeces así que si quería acabar
con el dichoso contrato que lo hiciera de una vez, aquello
no fue una buena idea nunca. Entramos a otro salón mas
pequeño esquivando gente, me tenía tomada de la mano de
modo que no me soltara. Después entramos a una
habitación más grande y cerró la puerta un poco alterado
- Hay unas mujeres allá afuera que... se acercaran a ti,
querrán hacerte un montón de preguntas, es fácil, soy
alérgico a él maní y las almendras... - pensó con rapidez se
veía nervioso y yo no entendía nada, tenía mis propias
preguntas – a ellas no les digas lo del bar, por favor
- Pero... - No me dejó hablar, así como entramos salimos de
la habitación y no tuvimos que caminar mucho para
encontrarnos de frente a dos mujeres
- Diane ellas son... - no termino de hablar
- La más joven me extendió la mano con una sonrisa –
Paula Evans su hermana y ella es nuestra tía Eloisa – La
señora me miro con extrañeza analizándome – Cuando
supe que Bruno traería a su novia aquí no dudamos en
acercarnos a conocerte, hace semanas que nos dijo que
existías. Si fuera por él... - meneo la cabeza.. ¿semanas?,
¿llevaba tiempo buscando candidatas al puesto?. Con
razón tanta insistencia.
- Es un placer conocerlas - actué rápido - no me dijo que
estarían aquí, pero yo estaba por presionarlo para conocer
a su familia. Saben como es.
- ¡Qué gusto! ¿Diane?. Que nombre más bonito y tu eres
preciosa...
- Paula, tengo que hablar con algunas personas y Diane
está aquí para acompañarme – dijo con la intención de
zafarse de algún posible interrogatorio.
- No vamos a abrumarlos para que disfruten del coctel solo
queríamos conocerla – pareció decepcionada y sentí pena
¿cómo es que quiere zafarse de su familia que es tan
amable y llevaba semanas mintiéndole?. Era un grosero y le
daría un escarmiento.
- Pero podemos cenar uno de estos días si te parece, con la
familia – eso me daría tiempo de crear la dichosa historia
- El Domingo en la mansión Evans, déjame todo a mí allí
estaremos – ¡que rápida era!
- Ya nos vemos Paula... Tía - beso la mano de la señora y
giramos de pronto
- Muy bien hecho Diane, ahora tenemos una presentación
formal. Si sigues así el próximo mes nos estarán
preparando las nupcias.
- Estas exagerando.. además no es mi culpa es tuya por
mentirles... no querías que les contara que... - y nos
topamos con otra mujer, alta, delgada de cabello castaño y
hermosa. Una modelo seguro
- ¡Bruno... que sorpresa! - me miró de arriba a abajo - ¿No
me presentas a tu amiga?
- No es mi amiga Gema, es mi novia Diane y no quiero un
escándalo aquí seguro no te vendrá bien - se le noto la rabia
al escucharlo, parecía bastante furiosa.
Le extendí la mano que no recibió mirándome con desgana,
la idea de tener una relación con alguien era encarar
también con cosas de su pasado. Estaba todo claro para
mí, mi jefe me contrató para tranquilizar a su familia y
espantar a sus ex. No tardo ni un segundo en despedirse de
la tal Gema sin ninguna palabra más.
- Esa es una muy resentida ex novia – ¿Con cuantas mas
tendré que lidiar?
- Con muchas. Decenas – note el tono de diversión al
decirlo quizá no era cierto, era difícil de descifrar
Pasamos la siguiente hora de pie y de aquí para allá. Yo era
una especie de bastón que él sostenía mientras hablaba de
negocios y de personas que no conocía. Di un vistazo
alrededor, comencé a pensar en la alergia al maní. Si era
cierto y se la pasaba en esos cocteles en donde habían
tantos postres no podría comer casi ninguno, es bastante
impredecible a veces. Quizá eso era lo que lo tenía tan
amargado, le hacía falta dulce.. reí por aquella ocurrencia
en tan aburrido lugar, pero era serio así que debe tener
prescrito algún medicamento inyectable y debe tenerlo
siempre cerca en un bolsillo. Será una mini jeringa
preparada dispuesta en todo momento para emergencias,
si sucediera el caso de una intoxicación se le cerrarían las
vías y la sangre atestada de alcohol le provocarían efectos
secundarios combinados con el medicamento. No debería
beber tanto.
- Debes estar muy enamorada para mirarlo de ese modo –
escuche de pronto y volví a la realidad. Un hombre había
estado notando que lo miraba, debí dejar el diagnóstico
para luego. Amaba mi profesión.
- Si mucho, tanto que es mejor que deje de tomar por hoy.
Lo siento mucho Bruno, me llevaré esto y te traeré un poco
de agua – besé su mejilla sonriéndoles a los caballeros,
momento perfecto para escapar un rato de tanta palabrería
A las (2:00) estaba muy agotada, al fin decidió que nos
iríamos. Entre tanto auto y gente saliendo esperábamos a
George.
- ¿Te gusto el coctel?
- Para nada. No hubo baile, se hablo demasiado y me dio la
impresión que fue una exhibición de personas como en un
concesionario los autos. Lo único realmente destacable fue
el pastel, pero jamás podrías probarlo – me coloco el
abrigo y le susurre - quiero arrancarme estos costosísimos
zapatos
- Eso es una muy sexy insinuación, ten cuidado - puse los
ojos en blanco - Acostúmbrate te quedan muchos días
como este
- ¡Que buena noticia!. Acostúmbrate a alargar dos vasos de
whisky por lo menos este mes - sonrió de medio lado en
forma desafiante nuevamente.
- ¡Bruno Evans! –menciono con entusiasmo un caballero
que apareció por mi lado, a él lo miró sonriente y se
estrecharon las manos por lo que creí que eran amigos. A
mi me miraba con lascivia descarada – ¿de dónde sacaste
a tan hermosa hada?. Escuche que fuiste a un bar en
especifico, me causa curiosidad señorita, ¿usted le servía o
le quitaba los tragos? – este era incluso mas imbécil, ¿los
fabricaban en masa en la clase alta?
- Ambas señor... - busqué en mi memoria no lo conocía, me
acordaría si me lo hubiese presentado. Entonces no eran
amigos.
- ¡Imbécil! – Me dijo Bruno con una sonrisa y él rió
sorprendido, yo sabía a qué hacía referencia
- Si.. puede ser que ese ya este ocupado, pero si le da tanta
curiosidad desde ahora no necesita el trago porque me
tiene a mí
- Un encanto de trago hecha mujer si se me permite
elogiarla
- Parece en cambio que usted necesita uno así mantendría
la boca ocupada, no soy mujer de elogios inapropiados -
compuse una sonrisa que llego a ser solo una mueca
- Tomó mi mano y se despidió sin dejar esa sonrisita –
Xavier para usted bella dama tiene razón, mis disculpas.
Lástima que ya no trabaje en el mismo bar, coincidiremos
en otra ocasión
- No tengo duda de ello, coincidiremos - le dijo Bruno
refiriéndose a los tres
- Tus amigos son simpáticos – le comente subiendo al auto
- No es mi amigo, es uno de mis socios y siempre ha estado
compitiendo no se por que... así que si quieres tener algo
con Xavier será luego de que culmine nuestro contrato.
- No dejaba de sorprenderme - ¿Se supone que deba
sentirme ofendida o estas actuando a los celos? – no me
respondió
- Vamos a casa George, luego puedes ir a descansar
- ¡Espera! ¿Vamos a tu casa?
- ¿Qué hay de malo con eso?. Dijiste que estabas cansada y
vives bastante lejos no querrás que George maneje hasta
allá después de un día de compras, ¿o es que tienes miedo
de quedarte conmigo? – sonrió de medio lado entre la
diversión y la malicia – no le respondí cruzándome de
brazos
Al llegar una señora con uniforme salió a nuestro encuentro
a esas horas ofreciéndonos de todo y sujetando nuestros
abrigos. Parecía que lo estaba esperando para poder
dormir. El lugar por dentro si era parecido a un palacio, era
hermoso, yo no dejaba de imaginar cuanto tiempo me
tomaría recorrerlo como un museo.
- La señorita se quedara esta noche y alguna que otra
después, así que prepárale una de las habitaciones
principales– me miró volviendo a sonreír divertido – cerca
de la mía– y llévame a mi despacho un poco de.... – se
acercó susurrándome – café
- Ya me estaba acostumbrando a sus bromas de doble
sentido, así que solo me limite a colocar los ojos en blanco
- Buenas noches señor Evans - mencione cansada y me
dispuse a seguir a la mujer escaleras arriba
- Princesa... Siento mucho si esta noche fui un poco pesado
– se escucho sincero, era la segunda vez que me llamaba
Princesa. Quise decirle algo, pero él se adelanto – buenas
noches - dio media vuelta dejándome muy confundida era
realmente alguien muy extraño, casi bipolar
Dormir en aquella cama fue como en el hotel, podría
acostumbrarme fácilmente a ser una princesa y supuse que
lo decía por mi nombre no porque lo pareciera. Abrí las
ventanas el sol se metió cegándome, la vista era realmente
hermosa como si estuviera aislada del mundo. Sonó la
puerta y al abrirla la amable mujer que nos recibió me dijo
que serviría el desayuno en 15 minutos. Yo pregunte por
Bruno pensaba que ya se habría ido, pero todavía seguía
allí.
Baje con un albornoz delicioso que había en la habitación
no tenía nada más que lo que llevaba en la noche. Estaba
totalmente descalza y él estaba impoluto de traje leyendo
un diario sobre una preciosa mesa de vidrio
- ¿Buenos días dormiste bien? – pregunto sin mirarme,
dude si realmente le preocupaba como había dormido o era
simple cortesía.
- Si, divinamente – suspire y por fin me miro
- ¡Vaya!. Me doy cuenta estas incluso más bonita que
anoche – sonrió
- ¿Quien era ese hombre?. No le hice caso a sus ironías
estaba despeinada y sin vestir – Pensé que estarías en tu
oficina
- Seria de mala educación dejarte desayunando sola tu
primera mañana aquí, además quería que coordináramos
ciertas cosas – me sirvieron un suculento desayuno que
incluía fruta, jugo, agua, café, tostadas y todo lo que
quisiera para no dejar de comer hasta que no pudiera mas
– la primera y más importante gracias a ti hay una comida
con mi familia el domingo por la tarde, estarán todos aquí y
de ninguna manera quiero que escuchen la historia del bar
de nuevo.
- ¿De nuevo?
- Anoche fue muy popular, lo atribuyeron a que eres muy
graciosa eso no te eximirá de preguntas
- ¿Quieres que cuente una historia de amor?
- Me da igual, solo quiero que crean que tenemos algo de
verdad
- Aun no entiendo por que
- Porque es mi experimento y tu mi asistente – ya me
parecía raro, estaba comenzando a entender que habían
sitios por los que no debía meterme, no hice más preguntas
– Quiero que estés aquí todo el fin de semana así que
George te llevara a tu casa por tus cosas. Mañana
temprano tenemos que ir a una inauguración, será un
evento en un hipódromo – Dejó el Diario a un lado y miro el
reloj – debo irme nos veremos esta noche
- Pudiste haberme enviado un memo – sin más tomo su
saco y se marchó
Al quedarme sola en ese enorme lugar lo sentí tan frío,
definitivamente no entendía como viviría allí solo. Al
terminar mi desayuno la amable mujer que sólo me dirigía
palabras necesarias retiro todo, yo saque mi teléfono del
bolsillo del albornoz y leí el mensaje de George, estaría allí
en una hora. A veces podía ser confuso ese tipo de trabajo
y me pregunte qué podía hacer en una hora por ese lugar,
mi sonrisa se amplió y me levante como un resorte
recorrería cada espacio. Si la curiosidad no me mataba
descubriría más cosas acerca del pedante señor Evans y tal
vez me ayudaría a crear la fulana historia de cómo nos
conocimos.
El lugar tenía como diez habitaciones, unas enormes y
otras grandes. La más pequeña era posible que cubriera los
metros del apartamento. Tenía dos salones y uno daba a un
mirador, la mansión estaba incrustada arriba en una
montaña. Por ello hacia tanto frio. Entré al fin a una oficina
en la parte inferior, allí habían montones de diplomas. El
Señor Evans había estudiado Economía, Finanzas, y un
Doctorado en gerencia macroeconómica. Tenía fotografías
en la pared con unos perros negros enormes, cuando
sonreía definitivamente se veía mucho mejor, casi normal.
Había otra con su hermana y 3 niños, el mayor tendría unos
13 años. Su familia significaba mucho porque habían varias
con lo que supuse eran sus miembros. ¿Entonces por qué
mentirles?. A mi izquierda en un estante había una suya
como lo conocía, de traje y muy serio. La tome y la mire de
cerca detallándolo y preguntándome que era lo que
realmente pasaba por su cabeza. Entrecerré mis ojos era
un hombre sumamente atractivo, seguramente tenía una
fila de mujeres para escoger no entendía por qué me había
escogido precisamente para esta farsa. Recordé sus
palabras y las mujeres con las que leí había estado, ¿era el
experimento de tratar con una mujer que no pertenezca al
mundo que conoce?. ¿Alguien tan sencillo como una
bartender de un bar que no quería ninguna relación con él y
que cumplía un contrato?.
Pero tampoco le interesaba conocerme. No me preguntaba
de mi vida y no podría decirle, entonces la clave estaba en
su familia, volví a dejar la fotografía y mire las demás
alrededor. Su familia debía querer que tuviera una relación
de verdad lo deduje por el entusiasmo de su hermana y por
la mentira enorme, quizá estaba tratando de complacerlas,
¿y entonces su ex esposa? ¿Y la mujer con la que se
comprometió?. Tenía muchas preguntas y si quería
resolverlas debía preguntarle personalmente. Eso haría
como buena excusa para crear la historia romántica de
nuestro noviazgo.
Lo primero que metí en mi maleta fueron las guías que
tenía que estudiar para mi examen general después de
matricularme. Sería el ultimo escrito, si me aburría tendría
bastante tiempo para leer, aproveche la tarde para ordenar
un poco y apareció Ann.
- Qué bueno que te encuentro, tengo buenas noticias las
chicas vendrán esta noche no saldremos. Veremos una
película y hablaremos tonterías, nada de bares ¿quieres
unirte? – sonrió
- Se hizo justicia, ¿cuánto tiempo durara? – me miro con el
ceño fruncido de pronto
- ¿Te vas de viaje?...
- No.. yo.. voy a trabajar el fin de semana – no se me ocurría
nada más creativo que la verdad
- Pero trabajas en el centro.. Diane tienes esa cara... ¿es
algo raro?
- Es que... ya no trabajo en el bar, conseguí otro empleo y
me toca pasar todo el fin de semana allí
- ¿Que clase de empleo es? ¿porque no me habías contado
nada?
- Uno en donde me pagan más y...- recordé mi historia, la
única que había tenido sentido y si ya funciono una vez
volvería a funcionar – Cuido a un anciano millonario
- Parpadeo y luego su sonrisa se amplió – es muy bueno,
además es lo que haces el bar no era lo tuyo, ¿está muy
enfermo? ¿Cómo conseguiste ese empleo?
- Es el abuelo de un cliente del hotel y no esta tan grave,
aunque a veces es insoportable, odioso y mandón. Debo
tenerle mucha paciencia.
- Me alegra mucho, entonces si es por solo los fines de
semana ¿por qué una maleta tan grande?
- Habrán días que tengo que estar entre semana también y
algunas noches que tendré que quedarme, ya sabes cómo
es esto de los cuidados personales
Pareció entender y en ese instante me di cuenta que podía
inventar historias alterando solo un poco la realidad, podía
usarlo en el trabajo. Aprovechamos para conversar como
hace mucho no lo hacíamos, Ann parecía que quería mas al
fin renunciaba a las fiestas de fin de semana, tenía planes
para sí misma y un futuro. Las risas se hicieron espacio
hasta que sonó el timbre y me acorde que George iría por
mí, estaba tan distraída que no escuché mi teléfono y
puede que subiera por mi maleta. Ann abrió la puerta
mirándolo de forma extraña
- Es George... el chofer de mi jefe – aclaré
- Señorita es hora de irnos, él la está esperando en casa –
tomo mi maleta y me despedí de Ann
- Salúdame al abuelo y tenle paciencia – rió
- En el ascensor George hizo la pregunta – ¿de qué abuelo
habla?
- Es que tenía que inventar algo y le dije que cuidaba a un
anciano rico – no había visto reír a George hasta ese
momento.
Acomode mis cosas y me senté al borde de la enorme
cama. Supe que él estaba encerrado trabajando desde la
oficina. Tome una de mis guías y fui directamente a un
lugar que encontré muy cómodo para leer y una vez allí no
vi pasar el tiempo, esa noche en particular sentía que podía
con toda esa pantomima aunque seguía muy intrigada. Me
quede pensativa mirando un punto fijo hasta que escuche
la voz de la amable mujer del servicio
- ¿Cual es su nombre? – le sonreí
- Maritza, Señorita
- George me llama Diane y de verdad me gustaría que me
llamara así y si le parece yo le diré Maritza – La mujer
asintió con una cálida sonrisa
- El joven pide que se reúna con él en su oficina, ¿le llevo
algo de beber? – era mi oportunidad
- Mochaccino para mí y café para él, con algunas galletas
por favor. Soy fan del dulce
Al entrar no alzo la vista ni un segundo de lo que estaba
haciendo. Restregué una mano con la otra pensando con
rapidez como podría obtener información de un hombre tan
difícil, pero no daba con alguna idea sin que termináramos
deseando estar lo más lejos posible.
- Siéntate, te voy a explicar lo que necesito para los
próximos eventos – me senté frente a él sin palabra alguna
y me miro con el ceño fruncido – estas muy callada
¿sucedió algo? - miré el vaso a su derecha con un poco de
líquido cobrizo – No he bebido más que esto hoy Diane, no
soy un Alcohólico ni lo seré solo me mantiene... despierto –
no dije nada mirándolo – ¡está bien! No beberé si tanto te
incomoda – lo apartó, en seguida llego Maritza con lo que
solicité. Me miró fijamente agradeciéndole y resoplo
dejándose caer en el respaldo de su asiento, yo tome una
galleta – El evento de mañana dura hasta después del
almuerzo, algunos socios de distintas sucursales estarán
allí con su familia y yo hare alarde de lo enamorado que
estoy así que tendrás que simular quererme. Sé que no son
muy agradables y que pueden llegar a ser hirientes
creyéndose mejor que los demás, me disculpo de
antemano, pero sé también que eres lo suficientemente
inteligente para eludirlos con sus mismos actos ya lo
demostraste ayer. Debemos apostar así que puedes
hacerlo cuantas veces quieras, asegúrate de que te vean
hacerlo, lo recaudado en el día será para un hospital
cardiológico infantíl en construcción, habrán algunas fotos
y luego nos vamos de allí, ¿Tienes alguna pregunta?
- Si... - alzo la ceja esperándola – ¿cuál es tu color
favorito?... déjame adivinar ¿es el negro?
- ¿Qué clase de pregunta es esa?. No tiene nada que ver...
-Bruno necesito saber más de ti, no servirá de nada fingir si
por lo menos no te conozco. Sé que el contrato dice que no
es necesario conocer nada de mí, pero yo de ti si quiero y
sé que lo necesitamos para lo que sea que quieres lograr
con esto ¿o si no porque me dijiste de tu alergia?
- ¿Por qué decidiste llamarme amor?
- ¿Que querías que hiciera? me tratabas con cariño
- Princesa no es de cariño es por tu nombre - lo supuse,
pero era tan cortante...
- ¿Quieres que los demás crean que te quiero o no?. No se
me ocurrió otra muestra de algo parecido al cariño o
confianza, pero ya no te llamare amor descuida - resoplé y
se hicieron unos segundos asfixiantes de silencio
- ¿No sabes lo suficiente?. Si buscas mi nombre en internet
te dice hasta la hora en que nací
- No tu color favorito y son detalles que me gustaría
conocer del hombre al que supuestamente quiero
- Dejo escapar el aire tardando largos segundos en
contestar – Burdeos, Vino tinto como tu falda - no creí que
le prestara tanta atención a mi uniforme del bar y menos en
las condiciones en las que se encontraba.
- ¿Por qué vives aquí solo?
- Es la mansión de mi familia, ellos han hecho su vida y
poco a poco me quede solo yo
- ¿Que paso con tu esposa y prometida?. ¿Por que terminó?
y no me contestes con una frase elaborada – esa fue difícil,
él entrecerró los ojos y pensé que no me contestaría
- Ex esposa y Ex prometida, aun estoy pagando por ese
matrimonio fue un error que duró un año y mi ex prometida
también es la ex de Xavier. Supongo que me gritara
histérica que él tenía más tiempo para ella quitó la venda
de mis ojos, rompió nuestro compromiso y cualquier tipo
de comunicación afortunadamente. Con el tiempo me di
cuenta que con ese estilo de "princesitas" no llegaría nunca
a nada más que apariencias e interés mediático. Soy un
buen partido dicen, ninguna ve a un hombre - supongo que
mi expresión parecía pedir más detalles - les daba igual si
bebía o no por ejemplo
- ¿Por ello me contrataste?. ¿Porque vi a un alcohólico en
lugar de un potencial cliente y una muy buena propina?
- Rió – entre otras cosas
- ¿Que otras cosas?
- No es relevante – no me lo diría, respire profundamente
- ¿Es por tu familia?
- Se acomodó en el asiento - Ya que tocas el tema, tengo
sobrinos inquietos y otros elocuentes, una hermana
imprudente, una tía exigente y mi cuñado... bueno, no habla
mientras hay comida en la mesa. Encárgate.
- Nunca pensé que me describirías a tu familia de ese
modo.
- Todos quieren lo mejor para mi, aunque no sea lo que
tenga en mente.
- ¿Habías estado buscando a alguien para engañar a tu
familia?
- Cuando lo dije en forma de reproche note como se tensó
apartándome la mirada, parecía sentirse culpable – es todo
por hoy Diane, espero que pases una buena noche.
- ¿Por que eres así?. ¿Por qué simplemente no puedes tener
una conversación normal conmigo?. Y sé que esto no lo vas
a contestar, pero si armaste todo esto solo para engañar a
tu familia y eres gay....
- ¿Que te hace pensar que soy gay? .. - chasqueo la lengua -
Es un efecto colateral Diane, pero si quieres saberlo será
para algo bueno, lo hago también por ellos... y tú eres mi
empleada no me haces un favor - recogí todas las galletas y
me lleve mi mocaccino sin responderle. Intolerable.
Amaneció precioso y soleado. El club hípico era un enorme
edificio con una fuente de agua abundante, por dentro era
aun más impresionante. Había detrás de aquella fachada
fantástica un enorme espacio verde, de un lado estaba todo
dispuesto para el evento. Habían muchísimas personas y
todos vestíamos ropa formal cómoda en blanco y
champagne en honor a la causa.
Tenía un sombrero de lana enorme con un lazo a un
costado y lentes de sol. No tuve que peinarme demasiado
ni me maquille en exceso, de hecho si Bruno quería a una
chica sencilla la tendría de todas las formas. Entramos a el
salón y entrelace mi mano con la suya. Me miro extrañado,
pero no opuso resistencia. Conocí a mas escáneres
humanos mientras mis mejillas se cansaban de tanto
sonreír, ¿Realmente era necesario hasta en un acto de
beneficencia beber alcohol?. Llegue a la conclusión de que
todos allí estaban por que tenían que estar, solo un grupo
muy pequeño porque quería. Apariencias y nada más, ¿o
qué diría la familia Hilton si no los veían por allí?. ¿Era
mejor aguantar aquello con la bebida?.
Lo solté al fin para escaparme a la mesa de postres, sabía
que él no comería ninguno por prevención seguramente.
Estaba tomando unos que se veían realmente deliciosos
cuando escuche expresiones de unas damas a mis
espaldas
- ¿Supieron que Bruno Evans está saliendo con una
camarera de hotel?
- Yo escuche que servía tragos en un bar – abrí los ojos y
disimulé mas hasta acercarme, me parecía muy chistoso
que estuvieran hablando de eso y no supieran quien era
- Como sea, después de salir con mujeres como Elsa Hosk
o Stella Maxwell ni hablar de Gracie, que a pesar de lo que
hizo es la hija de un empresario de renombre
- Me enteré que tienen meses saliendo a escondidas. A él le
daba vergüenza presentársela a su familia y ahora ella de
alguna forma lo ha engatusado. Que conveniente, con todo
ese dinero cualquier arribista estaría dispuesta a todo.
- Yo creo que más conveniente es para él, las cosas con su
abuelo no van bien. Según Rachel le conto su esposo que el
viejo Nell no está dispuesto a ceder la herencia a su nieto
hasta que este siente cabeza con una mujer de verdad,
esas fueron sus palabras – mordí un panquesillo mientras
seguía escuchando
- De igual forma no creo que pretenda engañarlo llevándole
a una mujer como esa sin ningún atisbo de elegancia, sin
saber de dónde proviene no creo que dure ni un mes –
pensé en mi contrato, eran muy buenas con las
predicciones. De pronto se acercaron y me cubrí mas con el
sombrero, estaban a mi lado – ¿disculpa querida, me
alcanzas esa bandeja? – se la pase tan rápido que no le di
tiempo de averiguar con quien hablaba, seguro se daría
cuanta de todo lo que había escuchado mientras yo seguía
en mi análisis.
- ¿En donde estuviste? – me pregunto cuando llegue a su
lado
- ¿Me extrañaste? solo fueron cinco minutos y no puedes
vivir sin mi – le sonreí y él me devolvió una mueca
entregándome una especie de tarjeta con código
- Esto es para apuestas, ya van a empezar las carreras.
Tengo que conversar con alguien así que contribuye a
hacer ese hospital por mi – me sonrió tiernamente y beso
mi frente para luego tomar mi barbilla y acercarse tanto que
casi no pude respirar solo para guiñarme un ojo. Cuando se
alejó deje escapar el aire y gire la tarjeta blanca en mi mano
con unas diminutas letras y un código
No sabía nada de apuestas, ni caballos ni nada de eso. Me
limité a tratar de entender lo que los demás hacían. Un
trabajador del lugar intento explicarme tan rápido y con un
humor de perros que simplemente no insistí probablemente
me faltaba mas apariencia de adinerada. Veía aquellas
pantallas con nombres y fotos con hombres y mujeres
pequeños encima de caballos musculosos y enormes. Noté
que un caballero que estaba más que entusiasmado
haciendo apuestas me miraba de vez en cuando, era muy
alegre, tenía un bigote totalmente blanco y reía
escandalosamente mientras nombraba a sus favoritos
meneando unos pequeños binoculares en su mano. De
todos allí parecía más accesible así que me acerque.
- ¿Me podría ayudar con esto?. Debo apostar y no sé cómo
ni cuánto podría gastar en esto
- ¿Está sola señorita?
- Mi novio debió venir, pero está muy ocupado y me pidió
que lo hiciera
- ¿Su novio dejo que viniera hasta aquí sola?. Este lugar
está lleno de hombres y alguna que otra dama con
experiencia, podría robársela otro caballero si la descuida
de ese modo - sonrió
- Nadie va a robarme si solo tengo ojos para él y para hacer
lo que me pide
- ¿A ver niña linda? – tomo la tarjeta de mi mano y la giró –
¡Evans eh! Deberías apostar mucho – volvió a reír – tiene
muchísimo dinero para esto y te diré mis favoritos, pero tú
puedes escoger algún otro
- ¿Como sabré cual escoger si no los he visto correr?
- Buena pregunta.. mira aquella pantalla es su historial en
las últimas carreras, puedes apostar por el más probable
ganador o apostar a que está exhausto e irte por los de en
medio. Es simple estadística, probabilidad y quizá un poco
de suerte. Lo haremos por las tres carreras y solo tenemos
tres combinaciones, ¿a quienes elegirías?
Según lo que me dijo y estudiando un poco la pantalla elegí
tres combinaciones distintas, cada vez me parecía más
divertido jugar a las probabilidades y nunca había visto una
carrera en vivo. Yo había escogido finalmente por azar
confiando en los jinetes
- Se apuesta por el caballo no por el jinete linda
- Quizá hay que tenerle un poco de fe, son ellos quienes los
dirigen - alzó las cejas - pasamos unos 15 minutos entre
eligiendo y charlando de los tipos de caballo. Era muy
divertido y estaba mas acostumbrada a lidiar con abuelos,
pero cada que reía tocia un poco con un pitido extraño
- ¿Tiene alguna afección en los pulmones?. ¿O alguna
reciente gripe o bronquitis? – se sorprendió y saco de su
bolsillo un inhalador
- Fume demasiado tabaco y aun no lo dejo linda, estoy
demasiado viejo para tratar de acomodar mis pulmones.
¿Eres médico?. Trato con muchos se reconocer a uno en
cuanto lo veo
- Aún me falta para titularme, soy enfermera cuidadora de
adultos mayores
- ¡Vaya! y yo que había escuchado que la nueva chica de
Evans era una camarera – rió hasta toser nuevamente – la
gente y sus cosas – me guiño el ojo.. "La nueva chica"
"pobre alma"
- La gente puede decir lo que quiera incluso inventar
historias, pero jamás conocerán que hay dentro de nuestros
corazones y lo que hemos tenido que sacrificar para ser
quien somos. Entre más creen saber menos saben. No voy
a desmentirlos y usted me guardara este secreto ¿no es
así?– me miro unos segundos
- Sera un trato entre los dos - no sé porque lo sentí tan
familiar, le sonreí y entonces sonó una sirena que avisaba
que estaba por comenzar - nos veremos luego linda espero
que ganes, aunque no le tengo fé a tus favoritos - no
estaba segura de volvernos a ver
No todo allí era tan malo, cuando llegue a mi asiento Bruno
hablaba con un extraño. Beso mi mejilla y me sonrió
diciendo que había tardado mucho luego me presento al
banquero, para mi sorpresa entrelazo su mano con la mía
como antes yo había hecho y así permanecimos. La
Primera carrera me sorprendió mucho, por supuesto perdí.
Aunque estaba muy concentrada en mi apuesta note que él
miraba a todos lados y cuando le pregunte si buscaba a
alguien me contesto que no. En la segunda solté su mano y
puse atención a los caballos estaba empezando a
gustarme sobre todo porque estuve cerca de ganar, aunque
la velocidad en que iban levantando grama y tierra a su
paso sobrepasándose unos a otros creaba en mi
expectativa. Bruno me dio unos binoculares con los cuales
disfrute mucho mas. Para la tercera mi vista estaba fija en
mi favorito, tenía que ganar, no podía perder estaba cerca,
muy cerca. Me levante de mi asiento siguiéndolo y cuando
ganó parecía que había ganado la lotería. Mi escándalo
quizá atrajo miradas, pero no me importaba se sentía muy
bien ganar después de todo. Estaba tan ensimismada que
mi reacción fue darle un enorme beso en la mejilla y lo
abracé, hacia mucho que no me divertía tanto. Entendí que
en mi vida hacían falta más risas y menos preocupaciones.
- ¿Y qué harás con el dinero que ganaste? - pregunto en mi
oído muy serio
- Yo no gane nada ese es tu dinero
- Es cierto, pero tú hiciste la apuesta fue tu acierto y está a
tu nombre así que es tu dinero
- Prefiero el hospital. ¿Cuánto dinero se ganó con esto?
- El banquero a nuestro lado le dio un vistazo a mi billete y
abrió los ojos con exclamación. Mas atónita quede yo
cuando me dijo la suma, con ella podía pagar dos veces mi
matricula - aunque pensándolo mejor me quedaría con lo
necesario... Tenía muchas ganas de seguir mi diversión y
llenarme de un poco más de adrenalina – les sonreí a
ambos que parecían divertidos, les había contagiado algo
de entusiasmo.
Fuimos a canjear el billete y él seguía mirando como
buscando algo o a alguna persona. Se veía muy serio y a la
vez nervioso. No sabría explicarlo, pero cada día me
intrigaba aun mas ese hombre. Cuando miro la suma con la
que me quedé se echo a reír y me dijo que era apenas para
una propina en ese lugar
- No necesito mucho para lo que pretendo hacer con él.
Dijiste que podía hacer lo que quisiera. ¿Que harás esta
tarde?
- Regresar a casa supongo
- Bien porque tengo dinero para invitar a salir a un hombre
como tú – rió
- ¿Vas a invitarme a salir?. ¿Con eso?
- ¿Es muy poco?. ¿Tienes gustos muy caros? - mencioné
con ironía y me sonrió de forma dulce
- ¿Vas a regalarme flores y chocolates?
- Ese es tu trabajo.. ahh y asegúrate que te vean hacerlo -
rió de forma tierna era la primera vez que reía así,
naturalmente espontaneo - Tu dí que si, por favor – mi cara
triste con mohín debía convencerlo, pero lo hacía reír aun
mas. Al parecer el ambiente y el ganar la carrera nos puso
del mismo lado y no como siempre en contra uno del otro.
- Está bien, ¿A dónde?
- Eso será una sorpresa
Luego del almuerzo nos despedimos de algunas personas y
George nos estaba esperando. Ya le había enviado la
dirección a la que iríamos y estaba más emocionada por la
reacción de Bruno que por lo divertido que seria. Disimulé
mis ganas de reír al ver su cara frente al parque de
diversiones, no podía creer que lo llevara a un lugar así. En
el fondo solo quería llevarlo a un punto incómodo como
venganza. Ese era mi premio.
- ¿Que pasa señor Evans no se cree capaz de subir a
ninguna atracción?. ¿Es demasiado divertido para usted o
es muy anciano?. Para su información hice mi trabajo y
aquí nadie nos conoce, no debemos guardar las
apariencias. Solo divertirnos, aunque no sé si podrá.
- ¿Crees que no puedo divertirme en un lugar corriente
como este?. ¿Tan amargado crees que estoy?
- No lo sé, ¿Que tal si por hoy hacemos tregua?. Hace
mucho que no me divierto en lugares corrientes como este
y tal vez a ambos no haga un bien. Me muero por subir a la
montaña rusa y gritar, quizá si tenemos emociones
atragantadas en el pecho no hay mejor lugar que este para
dejarlas salir
- Me miro por un largo rato, dejó su saco en el auto y se
arremango la preciosa camisa azul cara que llevaba –
¡Vamos princesa! apuesto que eres una miedosa – mi
sonrisa se amplió al ver la suya, pareció por mucho más
jóven. Me hice una cola y lo seguí.
Pasamos horas en ese lugar, entramos a muchos juegos y
fuimos un par de niños. Reímos mucho, mucho más de lo
que me había reído en años. Ví una faceta de él que no
esperaba, era muy divertido y gracioso con pésima
puntería. Parecía otra persona, una con la que se podía
tratar, un hombre común, un niño y no mi jefe. Estaba
convencida de que hasta él se había olvidado de quien era.
Gané por segunda vez en el día estaba de suerte, yo sí que
tenia pulso de enfermera. Le colgué el mono purpura en el
cuello y le saque una foto haciendo una mueca con mi
teléfono. Gritamos en la montaña rusa como quería y nos
vengamos uno de otro en los carros chocones. Menee la
cabeza en reprobación a el hecho de no saber comer un
algodón de azúcar no sin antes asegurarle por diez largos
minutos que no tenia almendras. Se le enredo en los dedos
y en toda la cara. A pesar de su rostro de dulce frustración
terminé casí llorando de tanto reír y obtuve una foto de eso,
definitivamente este hombre sencillo me gustaba mucho
mas. En un momento lo mire fijamente mientras estaba
distraído y pensé en que sería maravilloso poder mantener
esa sonrisa en su rostro, el brillo que nunca antes había
notado y ese pensamiento me asustó, así que decidí
guardarlo con los recuerdos de ese día recordándome que
aquello no era una historia de amor y que mi trabajo era
acompañarlo por un tiempo limitado. Salimos de noche,
aun entre risas el irreconocible señor Evans apostaba que
podía lanzar las palomitas al aire y atraparlas con la boca
como a sus veinte, así que ambos íbamos
desperdiciándolas por el suelo. George me sonrió al
abrirme la puerta.
- ¿Te divertiste Bruno?
- La única vez que vine a un sitio así fue de niño con mis
padres
- Eso es un si... estoy muerta – me deje caer en el asiento –
te dije que no necesitaba mucho dinero para invitarte a salir
– reí mirando las luces por la ventana.
No supe en qué momento me quede dormida.
Definitivamente había tenido un día agitado de esos que te
dejan con una sonrisa, la verdad era que había desechado
tanto estrés y combinado con la falta de buen sueño y
descanso mi cuerpo cayo vencido de inmediato. Entonces
soñé, con caballos, con nubes muy blancas que de pronto
se volvían grises hasta que me despertaron unas manos
sobre mi mejilla. Me susurró al oído que habíamos llegado
y yo me incorporé de golpe, había estado durmiendo sobre
su hombro. Me disculpe alejándome del momento
incomodo.
- Al entrar en la mansión ninguno decía nada – hasta
mañana Bruno – llegue hasta él con la confianza que ese
día habíamos ganado y le di un beso en la mejilla. Esperaba
que después de ese día podría dejar de ser tan frio y me
tuviera más confianza
- Descansa princesa – le sonreí
Según Maritza el joven se había ido muy temprano dejando
sus disculpas por no poder acompañarme a desayunar.
¿Quien se levanta un domingo tan temprano?. Creía que los
jefes tendrían más tiempo libre y no era cierto. Me puse un
delantal y comencé a planear la cena con ella, aunque
llegaría más personal especialmente para ayudarnos y
atender yo estaba feliz de poder hacer algo así, hacía
muchos años que no lo hacía. Específicamente desde que
vivía con mi padre. Mi padre, pensar en él me ponía triste
así que deseche esos pensamientos y me puse manos a la
obra.
Preparamos de todo mientras me contaba acerca del
"joven", pues al igual que George había trabajado en la
mansión desde hacía más de tres décadas. Bruno Evans
perdió a sus padres en un accidente de avioneta hacia poco
más de 6 años, quedo a cargo de la empresa de su familia y
aunque su hermana si tenía buena relación con el único
abuelo que les quedaba vivo - su abuelo materno - ellos no
se entendían. Su tía Eloísa había quedado devastada tras la
muerte repentina de su único hermano y su cuñada a la
cual quería como una hermana más, por ello había decidido
dejar Londres para vivir cerca de sus sobrinos. Aunque ya
eran unos adultos Maritza creía que ella se sentía en deuda
y no estaría pagada hasta ver a sus sobrinos felices, me
sonrió.
- Usted ha hecho en estos días algo en el joven, no sé
exactamente por qué no entiendo su relación, pero es algo
bueno – esperaba que tomara más café y menos Whisky,
además la pobre mujer debía de estar muy confundida.
Estaba allí, pero no era su pareja sabía que no dormíamos
juntos, esperaba que no comentara con su familia ese
pequeño detalle.
- Al fin estaba todo en el horno. Maritza y yo nos sentamos
en la mesita y escuche su voz a mis espaldas, casi tiro el té
que bebía – ¿Qué haces aquí?
- Lo miré, tenía el ceño fruncido no quedaba nada del
hombre del día anterior y parecía molesto – Estuvimos
preparando todo para la cena ¿te sucede algo?
- Resoplo – no tenias que hacerlo todo Diane no es parte de
tu trabajo – fue mi turno de fruncir el ceño
- Me levante para enfrentarlo y no sentirme más pequeña
que de costumbre junto a él – Digiste que me encargara,
esto quise hacerlo porque me gusta - miró a Maritza de
reojo y exhalo como un dragón
- ¡Bien! Necesito hablar contigo ahora – miro a Maritza
antes de que ella le dijera algo suavizando el tono – gracias
Mari almorcé fuera así que no tengo hambre – sin más
salió hecho una furia de la enorme cocina y deje escapar el
aire pidiendo paciencia al cielo para seguirlo. Saltaba a la
vista que su enojo era conmigo.
Lo encontré abriendo cada una de las gavetas de un
estante en la oficina y luego las cerraba de golpe. Cerré la
puerta bajo su orden y me quede de pie esperando por lo
que tenía que decirme, mientras veía al niño malcriado
hacer rabietas. Por fin encontró lo que buscaba, una foto,
se acercó a mí y me la extendió
- ¿Reconoces a este hombre? – nada más ver la foto podía
escuchar su estruendosa risa en el club hípico
- Lo vi en el club
- Y hablaste con él...- afirmó
- Si, pero ¿que tiene de malo?
- Resulta que exigió una reunión con ambos cuanto antes,
es decir, tenemos dos semanas – se le notaba el esfuerzo
que hacía para no explotar de rabia frente a mi - No quiso
decirme de que hablaron ¿puedes decírmelo tú?
- ¿Pero quién es? No entiendo nada... ¿tenemos dos
semanas para qué?
- Es mi.. el Padre de mi madre..
- Tu abuelo – y eso lo hizo resoplar como dragón
nuevamente, realmente su relación era mala
- Estoy esperando que me digas que fue lo que hablaron
- De caballos... de estadísticas, probabilidades y un poco de
suerte
- No estés jugando conmigo Diane. Sabias quien era y te
pusiste a hablarle quien sabe de qué cosas. Te dí ordenes
específicas. Tenemos un contrato - se paseo de un lado a
otro - nunca quiso conocer ni a mi ex esposa, no entiendo
por qué quiere conocerte a ti y tan de repente algo le dijiste.
- No tenía ni un poco de paciencia para el grado inestable
de su personalidad. Apenas el día anterior era un niño feliz
y ahora un malcriado. Me acerque lo suficiente – No tenía
ni idea que era tu abuelo, no tengo ni idea de nada de lo que
pasa en tu familia porque no me lo dices. ¡Y no! Para tu
información no ahondo en internet porque cada hora estoy
esperando que te sientes como un adulto a contarme por
que estoy aquí y ya veo que di en el punto, es por tu abuelo
y el conflicto que tienen. Pretendes demostrarle algo
conmigo cuando tú eres el problema, quiere vernos juntos y
eso desarmará tu plan porque la verdad no somos ni
amigos. Te tengo una noticia Bruno Evans los sentimientos
no se compran se ganan, en cuanto se te pase el mal
humor podemos hablar con sinceridad y empezar al menos
a ser amigos para seguir con tu plan y ver a tu abuelo.
Creeme que tengo muy presente nuestro contrato – se
quedó simplemente allí mirándome sin decir nada, luego se
movió hasta la pequeña barra de licores, pero yo fui más
rápida y me interpuse mirándolo con desafío
- Se acercó a mi tanto, con tanta impotencia que nuestras
respiraciones se cruzaban y me susurro entre dientes –
eres exageradamente desesperante – estaba tan cerca,
mirándome con sus ojos tan azules como queriendo ver
dentro de mí, yo simplemente estaba inmóvil y debo admitir
que me causaba un poco de miedo. Mi corazón empezó a
latir muy fuerte, ¿le tenía miedo? – No voy a contarte y esto
está dentro de nuestro acuerdo de confidencialidad – me
recordó nuevamente mi contrato
- Yo pienso que eres un malcriado y si no me dices esto no
funcionará. Sé que eres mi jefe, pero debes darme algo
más para trabajar.
Se sentó en el enorme sofá de cuero apoyando sus codos
en las rodillas bastante más calmado. Me pidió disculpas y
se paso la mano por su cabello rubio, ese movimiento y
verlo allí con todas sus defensas bajas me dieron unas
ganas enormes de abrazarlo, respiré profundamente
sentándome a su lado, no muy cerca o quizá lo haría.
- Desde el accidente de mis padres mi familia pareció
tambalearse. Mi tía Eloísa enfermó de la pena y a mí me
toco encargarme de muchas cosas para las cuales aún no
estaba preparado, fue devastador. Se esperaban muchas
cosas de mi y debo ser franco siempre fui un consentido
materialista, así me criaron hasta que me tope de frente
con la vida, la realidad de ella, lo malo. Traiciones a
quemarropa, hipocresía, interés... me demostró que entre
más arriba estas más enemigos tienes y no puedes confiar
en nadie, ni en tu propia familia. Nell Marshall nunca quiso
que mi madre se casara con mi padre lo consideraba poca
cosa, tanto así que compro casi la mitad de su empresa
para asegurarse que la haría feliz. Mi padre atado en
decisiones por esa sociedad obligatoria hizo otros
negocios que ataban a Nell y así la rivalidad entre ambos se
compraba y se tejía con dinero de por medio – me miro de
reojo – no conozco otra forma de obtener nada sin pagar
por ello, en moneda o en un pedazo de tu alma – esas
palabras se quedaron en mi mente – Siempre les hizo la
vida difícil a mis padres, no asistió a su funeral porque su
única hija estaría sepultada junto a mi padre y lo culpaba.
No asistió a ninguno de mis cumpleaños ni a mi boda
porque antes de casarme me advirtió que no estaba de
acuerdo y que debía dejarla. Yo estaba cegado, enamorado
tal vez. Me costo después aceptar que tenía razón, la pelea
legal duró más que mi matrimonio. Sus asesores son unos
monstruos que me respiran cada minuto en el cuello
juzgando siempre mis decisiones y por si fuera poco
retiene la significativa herencia que mi madre me dejó. A
Paula se la entregó hace mucho cuando nació su segundo
hijo, a mí me castiga como lo hacía con mi padre. He
llegado a creer que se lo recuerdo y esta mañana después
de meses me llamo personalmente para exigir que fuera
hasta su mansión a una hora de aquí. No puedo negarme
nunca o lo veré reflejado en acciones dentro de la empresa,
eso es lo que detesto de Nell combina ambas cosas para
castigar, es perverso. Estuve con él y no hizo más que
reprocharme mil cosas y como siempre discutimos, en
medio de todo dijo que me entregaría la herencia y que
cedería parte de las acciones así tendría un poco más de
control, sólo y únicamente si nos reuníamos un par de días
los tres – me miro fijamente – mi plan parecía estar
funcionando, creí que lograría dejarme en paz hasta que
dijo que no era por mi sino por ti, que tú lo habías
convencido y eso era algo difícil de lograr. Dijo que si la
impresión que tuvo de ti no era cierta compraría otro
porcentaje de otro socio, y sé que puede tiene mucho más
dinero de lo que aparenta. Con ello pierdo el control de la
compañía de mi familia y el esfuerzo de mi padre y por eso
Diane te contrate, ya me estaba presionando desde hace
tiempo... - respiro profundamente
Flashback
- No entiendo porque simplemente no confías en mi
- detrás de su escritorio se recostó del asiento y con sus
dedos peino su bigote sonriendo - no puedo, no me has
demostrado que puedes ser el hombre que necesito tu vida
personal es un desastre
- ¿que tiene que ver eso con la empresa?
- Todo - contesto golpeando el escritorio - ¿no te das cuenta
de que cuando muera posiblemente heredes mis bienes y
de esa forma te convertirías en un blanco fácil?, a tu
hermana no le interesa encargarse de nada de ello y sus
hijos aun son unos bebes. Esa mujer con la que
estúpidamente te casaste...
- Ya lo sé Nell, fui un imbécil y que me lo recuerdes no
reparara el daño
- Ni el dinero que tienes que pagarle... una fortuna para una
vividora ¿y de donde sale todo eso? de la empresa que
manejas y del cual soy socio mayoritario. Sabes bien que el
problema finalmente no es el dinero Bruno, es lo que hace
contigo. Darse a los vicios para olvidarla no le vino bien a la
empresa. Estas al frente todo está ligado
- Sé que me ves como un perdedor Nell, pero te aseguro
que no dejare que mi vida privada influya en los negocios
- rió estruendosamente - a menos que tu vida personal sea
un negocio, elijes mujeres de un catalogo y tú necesitas a
una mujer de verdad, alguien que te apoye y te dé
estabilidad, que te ame a ti no a tu billetera, ¿quieres tener
familia algún día o ser el padre divorciado el cual casi
nunca vea a sus hijos?. Nuestro futuro.
- La familia es lo más importante... eso siempre decía mi
madre, por ello seguía visitándote a pesar de tus malos
tratos con su familia, tendré una algún día
- ¿Cual? ¿prefabricada a conveniencia por tus malas
elecciones?
- ¡Entonces que quieres de mi! - espetó con frustración
- Quiero que te conviertas en un hombre real, con una
relación real construida con amor, con una mujer real...
- ¿Acaso crees que es fácil hacer algo así?
- Mira a tu alrededor Bruno... ¿crees que todo esto lo hice
solo?. Tu abuela fue todo para mí y cuando tenía uno de
esos días pesados ella estaba allí para darme fuerzas,
cuando la perdí fue tu madre mi motor hasta que ese rufián
de tu padre...
- Por favor Nell no hables mal de mi padre en mi presencia
- Arregla tu vida, no pasara lo mismo que me paso con tu
madre. En cuanto conozca a esa mujer que pueda hacerte
feliz cederé todo. Si muero antes de que eso pase no te
dejaré el completo control del futuro de los hijos de tu
hermana.
- Vas a basar todo lo que me pertenece en una mujer - rió
con ironía
- Son la perdición o redención de cualquier hombre, nos
moldean a su antojo desde que estamos en su vientre, ya
no tienes 20 años
- ¡Muy Bien! comenzare a buscarle entonces - se levanto
con rabia para terminar aquella conversación que siempre
le fue absurda
- Asegúrate de que sea sencilla y honesta, porque lograran
engañarte fácilmente a ti, pero a mi... jamás, recuerda eso
- Podrías elegirme una tu si con eso terminamos esta
tontería, parece una imposición del siglo XVII
- Es un requisito Bruno, si vuelves a tener una relación
mediática y me entero que es otra Barbie hueca sin
carácter y malcriada reharé mi testamento así sea con mi
último aliento y legare todo a manos de Xavier. Ha sido
como un hijo para mí, lo sabes. Comprare el 10% de la
compañía de tu padre y perderás todo el control.
.............................
- Me dijo que nunca conseguiría que una mujer de verdad
quisiera formar un hogar conmigo y entonces para que
perder el tiempo cediéndome el control de una empresa a
la que no tendría a quien legar – ¿Recuerdas esa llamada
que recibiste en el Bar? Fueron también sus palabras, casi
exactas, fue como escucharlo hablar, para él solo soy un
inmaduro, caprichoso, derrochador – pareció triste al
decirlo, me rompía el corazón
- Bruno.. – tome su mano como consuelo– ¿sabes que está
enfermo? – asintió
- Si muere y deja todo en otras manos nunca recuperare mi
herencia ni su porcentaje de la compañía
- Lo siento muchísimo, pero podemos arreglarlo. Solo que
estamos haciéndolo mal no me permitiste acercarme hasta
ahora, te prometo que hare todo para que tu abuelo confíe
en mi. A partir de ahora hare mi mayor esfuerzo, si esto es
importante para ti también para mí. Haremos un excelente
equipo - me miro dulcemente con una sonrisa y no podía
quitarme esa sensación de querer abrazarlo, solté su mano
y me levante con energía – tu familia estará aquí en una
hora y tenemos que prepararnos para recibirlos, creo que
será nuestra primera prueba real así que... voy a trabajar –
me di media vuelta hacia la puerta
- ¿Diane? – nunca antes se me había hecho tan difícil
mirarlo a los ojos – Gracias – y fue el momento exacto en
que el significó algo más para mí.
Me mire al espejo y Ann tenía razón no estaba tan mal así.
Casi no tenia maquillaje solo un poco en los labios y mi
vestido era blanco de rosas. De aquel armario de trabajo
era mi favorito casi no usaba vestidos ni atuendos que se
ciñeran, mayormente tenia uniformes holgados de colores.
Decidí que sería yo misma delante de su familia, di una
vuelta por la cocina para verificar que todo estuviese en
orden y robe un par de galletas. Bruno había dicho que se
caracterizaban por su puntualidad así que mire el reloj yo
estaba retrasada. Salí casi a la carrera solo para chocar de
frente con su pecho
- Me miró de arriba abajo por primera vez desde que
trabajaba para él y con una sonrisa me dijo dulcemente -
estás preciosa, vine a buscarte princesa mi familia está por
llegar
Inmediatamente pensé que tenía que esforzarme de ese
modo así que le dije que estaba muy guapo peinando solo
un poco su cabello. Entonces sonó el escandaloso timbre,
nunca lo había escuchado antes. En efecto un auto tras
otro trajo a su familia. Su hermana fue la primera en
acercarse y abrazarme afectuosamente como si nos
conociéramos desde hace mucho, me presento a su
esposo un caballero con una sonrisa cálida y a sus tres
hijos. Los chicos que había visto en la foto evidentemente
un poco más grandes. El mayor fue todo un dulce besando
mi mano, el segundo imito a su hermano con mucha
timidez y la más pequeña llevaba un conejito abrazado con
un vestido rosa que me hizo compararla con una pequeña
hadita. Su tía muy seria inclinó su cabeza besando mi
mejilla sin palabra alguna y luego estaba alguien que ya
había visto causándome casí la misma impresión.
El día que firme mi contrato estaba reunido con él, me
quedé sin aliento mirándolo como quien mira una obra de
arte majestuosa. Sam era su primo y para mi desilusión
llegaba con su esposa, una mujer bonita que me saludó
muy animada con su hijo de unos 6 años. Los hombres
buenos estaban atrapados. Pensé que eran todos hasta
que estaciono otro auto y de él salió otro apuesto adonis
abrochando su saco beige, lo miré embelesada cuando con
su porte seguro subió los escalones. Tenía el cabello largo
atado y una sonrisa que estaba segura hacia suspirar a
mas de una, yo estaba a punto de hacerlo. Aquella familia
producía perfectos deleites visuales. Tenía que ser toda
una profesional.
- ¡Eres Diane! Lamento no haber traído a mi hija, mi ex
esposa es bastante difícil y no son mis días según el juez.
Soy Arthur hermano de Sam, aunque no lo creas – rió
divertido mientras abrazaba a su hermano
A primera impresión podía decir que si alguna vez imagine
una reunión familiar seria exactamente como esa, pero
parecía que solo podría tenerla por contrato mi realidad era
otra. Un apartamento compartido con una amiga que no
quería dejar atrás sus 20 y días con sus noches en un
hospital en un área llena de abuelitos. Así que me sentí
como en una telenovela, todos hablan en el salón como si
tuvieran mucho tiempo que no se veían, llenaron el espacio
enorme. No parecían ser los típicos ricachones de clase
alta y eso me sorprendió. Los niños corrían y se paseaban
por todas partes mientras los adultos bebían un poco de
vino blanco y reían entre charlas. Unos 40 minutos antes de
que Maritza sirviera la cena, se dispusieron todos al
rededor y lo supe, era el momento de las preguntas. Bruno
estaba a mi lado y su familia estaba preparada, no me
sorprendió que quien iniciara fuera el simpático y elocuente
adonis divorciado.
- ¡Y entonces!. No creeré ninguna de las historias que he
escuchado de ti hasta que me las confirmes Diane, ¿es
cierto que se conocieron en un bar? – había pensado
mucho sobre ello y esa versión era bastante fuerte no
quería mentir, aunque para ello estuviese allí.
- Es cierto, pero fui yo quien lo invito a salir por primera vez
– rieron divertidos, aunque eso trajera más preguntas así
que inicie mi historia. Aquella era una en la que
comenzamos a hablar y nos dimos cuenta de que teníamos
mucho en común, acordamos vernos más a menudo entre
nuestras ocupaciones, se armaba sola a medida que ellos
se turnaban para saber más – Fuimos a un parque de
diversiones y me enamore de su sonrisa, tenía que
conquistarlo de cualquier forma así que gané un mono de
peluche para él. Es muy difícil hacerlo sonreír, aunque
tengo pruebas – saque mi teléfono del bolsillo y ellos
parecían maravillarse con las fotos
- ¿Por qué guardas esa evidencia? – me dijo divertido
tomando mi mano
- Tiene razón eso debería ser un crimen, es algo ilegal verlo
ser autentico señor Evans - le sonreí
- ¿... no parece ser el mismo verdad Arthur? – Sam no
paraba de reír mostrándole las fotos a Paula
- Se han divertido mucho juntos por lo que veo – menciono
su hermana
- ¿Que seríamos entonces si no pudiéramos reír de vez en
cuando?, para ser mandón y aburrido tiene su oficina.
- No puedo discutir con ella siempre sale ganando – me
miró con una sonrisa dulce
- Acaricie su mejilla, a menos que pongas esa carita dulce
- Me queda claro quién es la jefa – rió Arthur
- Nos había hablado de ti hacía mucho tiempo, pero
conocerte es sin duda muchísimo mejor, pensamos hasta
que no existías - Paula parecía feliz de que si existirá
- No sabía que éramos hasta hace poco, solo éramos
amigos y de pronto surgió todo esto - allí estaba.. la historia
que encajara todo
- Cuéntanos un poco más acerca de ti Diane – pidió su tía
desde el sillón – todos parecían querer lo mismo hacía un
rato, pero nadie caería en el tema así como así, nadie
excepto su tía
- Por primera vez me moje los labios en champagne, según
mi contrato no debería hablarle de mi, pero no decía nada
acerca de su familia. Si ellos insistían y tenía que hablar no
sería mi culpa – ¿que quiere saber específicamente?
- ¿A qué te dedicas por ejemplo y tus padres?. ¿Vives con
ellos?. ¿Qué edad tienes? - eran las preguntas de rigor ¿que
podía decir? ¿Mentir? ¿Crear un personaje?
- Tía eso parece de una entrevista de trabajo – menciono
Bruno para aligerar el ambiente que se había tensado de
pronto. Esa era información que seguramente mi jefe
tendría, pero no toda.
- ¡Está bien! sería muy raro si no hiciera preguntas como
esa. Tengo 29 y... soy Especialista en cuidado del adulto
mayor y Enfermera. Mi madre murió cuando era
adolescente de una enfermedad respiratoria, la cuide
durante sus últimos meses, quizá por ello me decidí por el
área de cuidados y la médica. Mi padre... vive en Michigan
al igual que mi hermano menor, hace dos años que no les
veo – tal vez notaron la tristeza que eso me producía,
aunque su tía no dudó en preguntar la razón – Los dos
últimos años he estado trabajando mucho, demasiado... no
me ha permitido viajar, soy su único sustento.
- ¿Ahora mismo estas trabajando? – pregunto el esposo de
Paula, me removí un poco y conteste con sinceridad, un
simple si
- ¿Y ellos no puede venir a verte? – Paula pareció triste al
preguntar
- No. Mi hermano es menor, está estudiando y vive con su
madre y mi padre... él..está enfermo – se me hizo un nudo
en la garganta y hubo un silencio en los que sentí su pena
por mi confesión.
- Dejemos esto para después ¿por qué no pasamos al
comedor? – Bruno parecía haberme librado del incomodo
momento todo había pasado de las risas a la tristeza, no
me gustaba nada esa historia debí inventarme una más
feliz.
Dejó que todos se adelantaran para preguntarme si estaba
bien, yo asentí y le sonreí para demostrarlo. Era la primera
vez también que él escuchaba algo de mi sin saber si era
cierto o lo había inventado, a diferencia de la suya mi vida
no aparecía en internet. Sentí su duda al mirarme del modo
en que lo hacía y terminó con un "después hablamos"
puede que incumpliera con el contrato si sabía que era
verdad. Me arrepentí de haberlo dicho aun me quedaban
dos semanas a su lado, dos semanas para pagar mi
matricula y dejaría todo eso atrás, ¿podía hacerlo como si
nada?
En el comedor volvió el ánimo con la cantidad de cosas que
habían, para el postre obtuve meritos del pastel y recalque
que no llevaba nueces ni almendra. Les conté que lo había
preparado con en endulzante a base de vitamina que era
muy bueno para los niños, esos que empezaron a
fastidiarse con las conversaciones de los mayores así que
les sugerí a modo de secreto que había encontrado una
habitación con una pantalla tan gigante que podrían
fácilmente pasar por una ida al cine. Sus ojitos
resplandecieron con la idea pues si bien sabían que existía
nunca los dejaban jugar lo suficiente en la mansión, pero
les confirmé que las películas de taquilla estaban allí me
había asegurado de ello.
El hijo mayor de Paula me sonrió y dijo que se encargaría
de colocar una para todos así que como premio les prometí
enviarles palomitas de maíz y así nos quedamos solo los
adultos, que a falta de sus hijos comenzaron a hablar de
ellos. Entre travesuras y ocurrencias parecían amarlos
mucho, Arthur comento con tristeza la batalla que tenia con
la madre de su hija de 8 años y que era la única mujer con
la que deseaba pasar mucho más tiempo y el mismo se lo
tenían contabilizado. Era cierto, todos tenían una vida, una
familia propia, alguien más por quien velar que los esperara
en casa o en el caso de Arthur los fines de semana. Una
historia triste y una alegre. La dulce esposa de Sam no
vacilo en preguntarme si alguna vez quería tener hijos
- Yo pienso que si. La verdad es que todos estos años me
he enfocado en el trabajo y mi carrera, además que quizá
por eso no había encontrado a nadie con quien soñar de
ese modo
- ¿Pero ahora tienes a Bruno no es cierto? – el tono más la
picara sonrisa de Arthur me hizo reír
- Tome la mano de Bruno sobre la mesa y le sonreí – pues
sería algo bonito, podría imaginarlo sin problema. Nos
mudaríamos a una casa más pequeña en donde no tenga
que caminar 5 minutos enteros para encontrarte. En un
suburbio cualquiera con vecinos a los que saludar en la
mañana mientras nos vamos a trabajar con otros niños
corriendo y jugando en las tardes. Tener dos hijos, un gato
y un perro, amanecer pensando que soy afortunada por
solo tener eso después de tanto tiempo sola anhelando una
familia – sus ojos estaban clavados en los míos por un
instante no existió nadie más, me olvide que eso no solo lo
pensaba sino que salía de mi boca tan fácil como el
sentimiento.
- Solo fueron unos segundos la voz de su tía rompió lo que
sea que había pasado y me sentí tan extraña como tonta –
esta casa ha pertenecido a los Evans por muchas
generaciones ¿como pretendes mudarte?. Es lo
suficientemente grande para que tengan más de dos hijos.
- Tía por favor, no vamos a casarnos fue solo una
suposición de momento – había vuelto a hacerlo sin
pensar, tenía razón cuando me dijo que si les daba alas nos
estarían casando en un mes y era precisamente lo que
había hecho. ¿Que estaba haciendo?
- Si, lo siento, apenas nos conocemos. Todos ustedes
tienen familia y para nosotros es simple suposición ya sea
que sigamos juntos o no, puede que con otras persona
llegásemos a lograrlo
- No aclares Diane, para mi es evidente que serás tú quien
pida matrimonio así como fuiste tú quien lo invito a salir –
todos rieron y la diversión volvió restándole la rara seriedad
en la que se había tornado mi exagerada representación del
amor. Era mi trabajo... era lo que tenía que decir y hacer.
Me repetí para convencerme.
La velada se extendió hasta que los niños fatigados solo
querían irse a casa y la despedida fue un rebullicio tal como
cuando llegaron. Paula comento que la próxima seria en su
casa y me abrazo con fuerza, los niños me sonrieron
despidiéndose y la pequeña me invito personalmente a su
cumpleaños en tres meses. Sam me abrazó y ojalá su
esposa no haya notado que ese hombre podría fácilmente
convertirse en un placentero sueño y sólo me pidió la
receta del pastel, además de que por favor dispusiera en la
agenda de Bruno mas noches como esa. Arthur me
pregunto si en el bar trabajaban mas como yo riendo al
mismo tiempo que me guiñaba un ojo y finalmente la tía
Eliosa me tomo del brazo guiándome a la salida para
separarme de Bruno. Fue entonces cuando me susurro que
lo cuidara mucho, que sabía que se ponía difícil en
ocasiones, pero con un poco de cariño él era el ser más
dulce del planeta. Percibí en ella algo parecido a una
sonrisa y me despedí con la mano como si los volviera a
ver pronto, como si tendríamos más tardes como esa o iría
al cumpleaños de la hadita. En un momento me dí cuenta
que había sido el trabajo mas dificil de toda mi vida y
golpeaba mi corazón.
Se fueron y el silencio volvió a aquella enorme mansión. Me
quede allí en la entrada sin poder moverme, ¿en donde
había estado todos estos años que había perdido de vista
el concepto de lo que una familia significaba?... del espacio
importante que ocupaba en la vida de una persona, de lo
bien que se sentía sentarse en un comedor lleno de gente.
Apenas me di cuenta cuando me tomo de la mano y fue
entonces que volví a la realidad.
- ¿Podemos hablar? – si hablar era lo que nunca antes
hacía era de suponer que era serio y había metido la pata,
esta vez si hasta el fondo.
Lo seguí, esta vez no fuimos a su oficina si no al otro lado
de la mansión en el salón había un mirador. Ya lo había
seleccionado como un excelente lugar para estudiar – me
indico que me sentara en una de sus cómodas butacas y se
sentó a mi lado. Nunca sabia que esperar de él, nunca
sabía si estaba de buen humor o no, quizá fue todo un
desastre después de haber prometido unas horas antes
que lo haría bien
- Quiero agradecerte una vez más por lo que hiciste hoy.
Por escucharme, tratar de entenderme y por mi familia.
Realmente hacia muchísimo tiempo que no teníamos algo
así, todo era tan formal siempre y tú hiciste que solo fuera
una cena familiar - yo que había olvidado que era la familia
que irónico. Realmente pensé que siempre eran así.
- Discúlpame si exagere en algo es que...
- No tienes por qué disculparte por lo que dijiste eso... era
parte de tu trabajo – y me miro como si fuese una pregunta
¿lo era? no estaba dispuesta a responder – Lo que dijiste
sobre ti...
- Lo siento se que en el contrato establece que no debo dar
información personal, pero me creí ninguna de las opciones
que había inventado antes y dije la verdad
- ¿Eres una cuidadora de ancianos? – pareció sorprendido y
expectante – Sé que el contrato.. sé que dice eso, pero
ahora estamos aquí y hoy me dijiste que por lo mínimo
tendríamos que ser amigos. Necesito que esto funcione
para Nell. Llevo todo este tiempo preguntándome si tu
padre esta tan grave y... ¿como es que trabajas para mi si
eres una enfermera? – dudé en responder todas esas
preguntas - esto no lo sabrán mis abogados Diane quedara
entre nosotros. Por un momento olvida que soy tu jefe,
como en el parque y contéstame
- Soy enfermera capacitada para adultos mayores, es cierto,
me dieron dos meses de vacaciones. Hacía dos años y
cuatro meses que no tomaba unas y dure mucho tiempo
trabajando a doble turno así, que el área del asilo me obligo
a descansar
- ¿Como es que trabajabas en un Bar?
- Llevaba dos semanas era para conseguir dinero extra
- Claro... - parecía pensativo - ¿tus problemas de dinero
tienen que ver con tu padre?
- Era mi turno de ponerme incomoda, revelar información
personal era estrechar lazos con una persona y entendía
muy bien por que estaba en el contrato, en parte
- Lo siento no tengo derecho de obligarte a responder, solo
que trato de entender
- Es Alcohólico – respondí de pronto - Te entendí
perfectamente esta tarde porque mi familia no solo se
tambaleo con la muerte de mi madre sino se destruyo por
completo. Mi papá no soportó perderla y se dio a la bebida,
no pude hacer nada comenzó a tratarme de la peor forma
posible. Necesitaba estar ebrio todo el tiempo y aunque
traté de ayudarlo decayó tanto que se hizo imposible vivir
con él. Luego se casó y tuvo un hijo, pero aun la bebida era
un problema sin control, así que está totalmente
incapacitado de rehabilitación en rehabilitación. Logre
conseguir un buen sitio, me fui de Michigan buscando
mejores oportunidades lo mantengo a él y pago el colegio
de mi hermano. Es un pequeño genio merece una buena
educación – suspiré hondamente con los ojos inundados
en lágrimas, pero no lloraría, ya había llorado demasiado
por lo mismo. Él solo me miraba sin poder decir nada
- ¿Quieres verlos?
- Dios sabe que si, aunque tengo miedo no he visto a mi
padre en dos años la última vez que lo vi no había mejorado
nada, de hecho parecía peor su cuerpo fallaba y me
destrozó el corazón
- Entonces iré contigo, te acompañaré a Michigan
- No tienes que hacer algo como eso
- Después de lo que hiciste hoy por mí, me siento en deuda.
Perdí la cuenta de cuantas veces le pregunté si estaba
seguro de acompañarme. Esto parecía romper con alguna
cláusula o quizá de varias en nuestro contrato, pero me
aseguró que era muy específico al decir que yo no podía
suministrar información personal de forma intencional. No
lo haría, ya que por voluntad propia sería espectador y
entonces no incumpliría absolutamente nada. Lo que le
había dicho a su familia tampoco había incurrido en una
falta pues no fue directamente a él y no había mencionado
al contrato que manteníamos.
Busqué miles de excusas para no viajar a Michigan y todas
esas veces dijo que era por mi trabajo que realizábamos
este viaje. Si enfrentaríamos a Nell sería muy prudente que
él supiera un poco más de la que había contratado como
novia. QUID PRO QUO. Yo era la que no estaba segura, dos
días después simplemente dijo que tenía pasajes para
ambos.
La última vez que vi a mi padre tuve que llevarlo
arrastrando internado a una clínica, su función hepática
estaba deficiente y estuvo a punto de morir. Fue muy duro
verlo en ese estado y no poder hacer nada. Su ex esposa
me había ayudado mucho era una mujer buena que una vez
quiso mucho a mi padre, pero el alcohol terminó por
destruir siempre todo a su paso. Me mantenía en contacto
con ella por mi hermano y por qué aun visitaba a mi padre
con él de vez en cuando, no pudo negarse cuando me ofrecí
a pagar la colegiatura era un excelente colegio que le
abriría muchas puertas en un futuro y no quería que pasara
dificultades. Las mismas que viví yo trabajando desde los
14 años para pagar las cuentas y sacar el tiempo de donde
no tenía para estudiar.
Aquella vez se recuperó gracias a la medicina, su condición
era inestable y yo no podía quedarme a cuidarlo había
hecho una vida en Chicago. Busqué la mejor de las clínicas
de rehabilitación, un internado, casi un asilo como en los
que trabajaba. Lloré mucho, me reproche muchas veces
haberlo dejado y cuidar a otros en lugar de a mi propio
padre, cada vez que lo llamaba se escuchaba mejor y yo
terminaba llorando al colgar como si fuera una niña. Los
terapeutas hacían un mejor trabajo que yo evidentemente y
con lo que costaba ese lugar más les valía prestar toda su
atención a tratar su enfermedad, si me hubiese quedado
ninguno de los dos habríamos avanzado.
Tal vez Bruno pensó que llegaríamos a una casa de familia,
aunque no demostró sorpresa alguna cuando llegamos a el
centro de rehabilitación. Era un lugar ambientado como una
enorme casa con palmeras artificiales y prado verde, algo
más de color para el constante gris de Michigan. Había
mucha gente de todas las edades con distintos problemas
de salud con necesidades especiales, mire a todos lados y
los recuerdos golpeaban mi mente. El estado deplorable de
mi padre en el pasado era tanto que la mayoría del tiempo
no me reconocía, mi desesperación y angustia, mi hermano
llorando en los brazos de su madre con la cabeza encajada
para no ver, realmente pensamos que era la última vez que
lo veríamos.
Flashback
Tomé su mano apenas tenía 12 años. Caminé con él hasta
el jardín, nos sentamos en un banquillo de madera y suspire
profundamente. Al mirarlo secaba sus lágrimas
rompiéndome el corazón e hice que me mirara para luego
limpiar su cara con una servilleta mientras le sonreía.
- ¡Sabes!. Hay momentos en los que ser fuerte simplemente
no basta, papá está enfermo y si Dios tiene planes para él
en este mundo se va a recuperar, puede que no ahora y
tarde un poco más debemos ser pacientes, este lugar le va
a ayudar y nosotros también. Eres muy pequeño todavía
Tommy y..
- ¡Ya no soy tan pequeño Diane! – estaba molesto, dolido
- Lo sé.. estas creciendo rápido - acaricie su cabeza sin
perder la sonrisa – entonces tenemos que ser más
valientes y si papá se recupera ayudarlo, esto es una
enfermedad. A veces no es consciente de lo que hace o
dice, una adicción te quita tu personalidad arruina todo
¿pero sabes cómo podemos ayudarlo?, dándole amor...
pase lo que pase no podre quedarme tengo que trabajar y
la universidad comenzara pronto – acaricie sus manos – lo
llamare cada semana y a ti también, cada semana sin falta,
pero tú no lo olvides, por favor no lo odies por esto confío
en ti y tu presencia siempre le hará bien – se irguió y dejo
escapar el aire, sus ojitos claros me miraron con ternura y
me abrazó, muy fuerte. Ha sido el abrazó que me ha
mantenido en pie de lucha todos estos años. Besé su
cabeza queriendo que ese momento durara una eternidad,
no quería dejarlos, pero tampoco podría hacer nada más
tenía que convertirme en alguien, ser un ejemplo a seguir
para Tommy
- Te prometo que seré fuerte, sé que se va a recuperar lo
siento aquí - se toco el pecho y me sonrió - lo cuidare hasta
que regreses
- Y yo te prometo que estudiare mucho para convertirme en
médico pronto para que papá y tu estén orgullosos de mi -
su enorme sonrisa lleno mis ojos de lagrimas
-----------------
Llegamos justo a la hora. Yo ya había coordinado con
Denisse para darle la sorpresa a papá estaba entre
emocionada y nerviosa, no sabía que esperar. No sabía
cómo iba a encontrarlo físicamente y la ansiedad me
quitaba el aliento. De pronto él puso su mano en mi hombro
y me dijo que todo saldría bien, agradecí que estuviese
conmigo y apreté su mano. Quizá nunca hubiese tenido el
valor después de todo.
Un chico alto de cabello castaño y guapo me sonrió desde
lejos y corrió a abrazarme, no podía creer cuanto había
crecido. Estaba más alto que yo, para mi seguía siendo un
niño, lo abracé con un nudo en la garganta y me permití
verlo por completo. Por el teléfono no era lo mismo que
tenerlo finalmente de frente
- Te has puesto más pequeña hermana
- Y tu ya eres todo un hombre – reí, Denisse me sonrió
como siempre con su temperamento sumiso y yo les
presente a Bruno como mi amigo.
Juntos nos preparamos para pasar a el salón en donde
esperaba mi padre, sería una sorpresa que me viera a mi
ellos ya lo habían visitado hacia una semana. Al entrar en
una silla frente a la ventana estaba él un poco encorvado,
parecía más anciano de lo que debería y mis ojos se
llenaron de lágrimas, tenía que aguantar. En cuanto dije su
nombre giró y me miro por unos segundos, no pude
contenerme deje salir mis lagrimas cuando me sonrió con
sus ojos llenos.
- Papá, vine a verte y te traje tus galletas favoritas – se
levanto poco a poco y pude ver lo delgado que estaba,
demacrado y pálido me dolía tanto verlo así.
- ¿Diany?, ¿Qué haces aquí? – se acercó con una sonrisa y
los ojos húmedos – mi pequeña Diany – y me abrazó,
sentía como solo era piel y huesos, lloré en su hombro
mientras me abrazaba y acariciaba mi cabeza como solía
hacer consolándome. Finalmente limpie mi rostro y trate de
contener tanto sentimiento – ¡están ambos aquí! Abrazó a
Tommy - Hace mucho tiempo, tanto que... que no esperaba
esto
Su sonrisa amplió sus arrugas alrededor de sus ojos a
pesar de ello se veía tranquilo, a simple vista podía notar
que el efecto de su enfermedad había disminuido
muchísimo corroborando el informe que me habían enviado
hacia un par de meses atrás. Volví a abrazarlo y él no
dejaba de sonreír hasta que reparó en las otras dos
personas en la sala
- Denisse, sigues igual de bonita y... supongo que el
caballero no es tu esposo sino el de mi hija. ¡Diane! no me
digas que te casaste – me hizo reír en medio del llanto, era
prueba de que había recuperado el sentido del humor
- Papá él es Bruno Evans – estrecho su mano – es un
amigo
- ¿Un amigo?... ¿cómo que un amigo?. A estas alturas no le
presentas a tu padre a un esposo y dices que es amigo...
¿Viene a pedir tu mano?... ¿Es eso? - hacia tanto que no
escuchaba su risa que hasta creí haberla olvidado
- No creo que ella quiera casarse conmigo señor Price, solo
vine a acompañarla
- Lamento mucho que tengamos que conocernos aquí, pero
aun no puedo salir. He avanzado mucho Diany, ¿lo sabes?
- Si papá, lo sé – me miró un largo rato – te pareces tanto a
tu madre, ella estaría orgullosa de ti – sonreí – será mejor
que nos sentemos - tomó de mi mano el pequeño paquete
de galletas, éramos muy parecidos en muchas cosas
Durante la visita mi padre se veía animado. Lejos de la
pesadilla del alcoholismo nos contó la historia de su
travesía como un soldado que había ido a la guerra, comió
sus galletas y me dijo que no me preocupara tanto por él.
Sabía que aquella clínica en la que llevaba tanto tiempo era
muy costosa y que estaba dando su mejor esfuerzo, pero
no saldría hasta estar seguro que no volvería a recaer
porque no nos haría jamás volver a pasar por el mismo
horror y hasta entonces iría con Tommy a verme a Chicago.
Hablamos de todo y fue lo más parecido que tuve a tener a
mi familia en paz reunidos entre risas, aunque solo fuera en
un lugar como ese.
Al despedirse no se notó la tristeza, más bien pareció
recuperado y le prometí llamarlo una vez por semana como
siempre. Sonrió y hasta le hizo prometer a Bruno que no
nos casaríamos hasta que él pudiera ir a Chicago. Puse los
ojos en blanco, que manía tenían las familias de vernos
hacer una bajo el concepto del matrimonio. La verdad era
que fue toda culpa mía, mi padre jamás me había conocido
a un novio o pareja, pero él no lo era, no en Michigan y no
de verdad.
Al verlo tan recuperado me sentí bien. Por fin todo estaba
tomando sentido para él y esperaba que esta vez fuera
definitiva, me abrazo por largo rato besando mi mejilla
repetidas veces como cuando era pequeña y suspiro feliz al
despedirnos. Denisse no nos permitió quedarnos en un
hotel esa noche y fuimos hasta casa, la misma casa en
donde crecí parecía más bonita que como la recordaba y
quizá era porque allí había pasado más momentos tristes
que felices.
- En el auto Tommy giro muy serio y le pregunto
directamente a Bruno – ¿qué clase de amigo eres
exactamente de mi hermana?
- ¡Tommy! - Le reprendí
- Eres mi hermana Diane y yo ya casi soy un hombre, tengo
que saber – entrecerró los ojos y me dieron ganas de reír
- Exactamente es mi amigo
- No lo creo, nunca había conocido a ningún amigo tuyo y
papá tampoco – su actitud para mí era tierna, quería
cuidarme
- Tienes razón, me pasó lo mismo cuando conocí a el
primer hombre que pretendió a mi hermana
- ¿¡Entonces estas pretendiéndola!?
- Si, pero no me hace ni caso tendré que insistir ¿tú que me
sugieres? – me cruce de brazos escuchando esa inusual
conversación
- Bueno, aun no entiendo a las chicas, pero a Diane podrías
regalarle chocolates y con eso aceptara salir contigo.
Deben ser muchos. Es de esas chicas a las que le gustan
los detalles y las rosas – me eche a reír
- Entonces le regalare montones de flores y chocolates, a
ver si da resultado – él me sonreía, pero evidentemente era
una broma que dejaría satisfecho a Tommy, buen revés.
Después de todo yo había hecho lo mismo con su familia.
- De momento tendrás que convencerme que eres bueno
para ella, de ahora hasta mañana - canturreó
- ¡Vaya! tengo menos tiempo, es injusto ¿no crees Diany?
- Me parece justo dado que no tienes nada que perder,
daremos un paseo mañana si Denisse lo permite
- Sabes que no tienes que pedirme permiso para eso Diane,
además les hará bien pasar tiempo juntos tiene algo que
contarte - Sonrió a través del retrovisor
Pasamos la mañana mostrándole a Bruno nuestros lugares
favoritos del frío Michigan. Mi hermano me puso al día con
sus excelentes calificaciones diciéndome que entraría el
próximo año a una selección de intercambio. Me
sorprendió muchísimo que quisiera ir a Japón, lo apoyaría
si era lo que quería hacer. Quería ser un ingeniero y
encontró mucho mas tema que conversar con Bruno que
conmigo, fue divertido poder pasar por lugares de mi
infancia. Visité a mamá y le conté en silencio que estaba
muy cerca de lograr titularme.
Esa tarde me despedí con una sensación extraña, estaba
feliz y al mismo tiempo tenía la tristeza atravesada en el
pecho, eran demasiadas emociones en tan poco. Durante
todo el regreso a casa me mantuve muy pensativa, no
dejaba de pensar en el tiempo cuando había decidido vivir
mi vida dejando todo lo malo atrás. Nunca desamparé por
completo a mi padre, pero si me alejé. Lo hice porque nos
estaba arrastrando a ambos y alguien tenía que tomar las
riendas, estaba feliz de volver a verlo y tan decidido a
recuperarse. Aun así esa visita me hizo reconsiderar mi
futuro, me hizo comenzar a pensar en mi. Realmente él
esperaba que hiciera una vida mejor, que tuviera una
familia, que siguiera adelante mientras yo me concentraba
en ser mejor profesional dejando mi vida personal de lado.
En el fondo no quería estar sola. De hecho, aunque me
había acostumbrado de cierta manera a estarlo, a abrazar
mi soledad, la odiaba.
Si deseaba un hogar, siempre miraba las luces encendidas
de otras casas y me imaginaba a sus habitantes, me
imaginaba como seria vivir en el calor de una familia, las
risas, las noches frente al televisor con alguna película, que
alguien realmente te esperara en casa después de un día
agotador y dormir entre sus brazos. Lo que le había dicho a
Bruno en la cena con su familia era cierto y lo sentía con
todo mi corazón, era lo único que siempre quise.
- Sentí su mano rozar la mía – ¿estás bien?
- Si... - Sonreí apartándome de su contacto – todo está en
orden y estará bien supongo
George nos estaba esperando en el aeropuerto. En cuanto
llegamos frente al edificio esa noche, noté la ventana del
departamento, la luz estaba apagada. Me baje del auto
dándoles las buenas noches y me dispuse a sacar la llave
de mi bolso, no me di cuenta que él se había bajado detrás
de mí la verdad era que quería llegar a mi cama tal vez
desahogarme un poco y dormir.
- Diane... - giré y se acercó hasta mí, me miró de alguna
forma que me hizo sentir que estaba realmente
preocupado, por primera vez sentí que alguien más se
preocupaba por mí. Estaba harta de ser el pilar que solo
sostiene todo el peso.
- Lo abracé de pronto como si fuera un salvavidas y me
aferre a su cintura. Respire de a poco su perfume, me sentí
en paz, protegida. Él simplemente dejo que lo abrazara
acurrucándome entre sus brazos – Gracias, Gracias por
acompañarme ha significado mucho para mí y sola no
hubiese tenido el valor
- Acuno mi rostro – eres la persona más valiente que
conozco – nuestras miradas de pronto quisieron hablar,
tenía unos ojos tan bonitos, tan sinceros. Quería creer en
sus palabras y ser valiente, pero simplemente me aleje
poco a poco nerviosa por aquel contacto tan cercano, tan
íntimo y seque mis lagrimas con un suspiro
- ¿Así que aquí vives? – rompió el hielo cambiando de golpe
- Si... yo... Ann... bueno las dos compartimos los gastos –
mi corazón no paraba de desordenar mis pensamientos
- Es bonito el lugar y espero que... que pases buena noche,
nos veremos en un par de días
- ¡Bien!... - me despedí con la mano no volvería a acercarme,
no de ese modo
Llegué hasta mi habitación y me deje caer en la cama. ¿Que
había sido todo eso? me pregunte repetidas veces y llegaba
siempre al mismo juicio. No podía ser posible, no podía
estar pasándome algo tan predeciblemente absurdo.
Recordé las palabras de George, "cuando pasas mucho
tiempo con una persona... ". Mire la lámpara del techo y me
dije que aquello solo era algo normal, a pesar de sus
cambios de humor. De ser un insoportable y su misterio le
había tomado cariño. No era el imbécil que creía, era un
hombre noble y dulce en el fondo, le tomé cariño a mi jefe
era todo, solo eso. Nada ético.
Al parecer la apertura de una sucursal enorme en el este de
la cuidad era evento de su empresa. Lo habían dispuesto
todo para la celebración esa noche en la que estaría
prácticamente toda su familia laboral, no la simpática
secretaria que me ofreció café o té aquel día, sino los altos
ejecutivos y sus familias. Esa sucursal era más bien un
logro de Arthur y quería estar con él, además de que su
presencia le respaldaba todo su apoyo. Estaba terminando
de arreglarme frente al espejo respire profundamente
mirando a esa mujer elegante recordándome que ese sería
el último evento al que lo acompañaría, había pensado
muchas veces como diría que termino lo nuestro.
Conociéndolo no daría explicaciones sería una más de sus
ex. George debería estar a punto de llegar, me coloque los
zapatos altos y tome mi bolso, de pronto la puerta se abrió
y Ann entro quedándose con la boca abierta mirándome
como si hubiese visto a un extraterrestre. No la esperaba
tan temprano pensé que estaría por allí con sus amigas,
realmente estaba dispuesta a cambiar de hábito.
- ¡Diane Price! ¿Eres tú? – se acerco para detallar mi vestido
y las prendas que llevaba encima – Abajo esta ese chofer
de tu jefe y ahora te encuentro así ¿tienes una cita?... ¡y la
cita por lo que veo! – sonó mi teléfono
- Es... no es una cita es trabajo y... tengo que irme
- ¡Espera! Corrió a la puerta colocándose delante – ¿que es
esto? ¿Que clase de trabajo te exige transformarte así?... no
puedes mentirme ¿cuidas a un anciano o sales con él? ¡es
una cita! ¿Con el nieto? ¿El hijo?. Dudo mucho que con el
chofer
- Ann tengo que irme ¡dame una semana!. Te explicare todo
te lo contaré lo prometo, pero ahora debo irme – se apartó
con el ceño fruncido
- Estas metida en algo raro Diane, con tanto misterio las
cosas no pueden ir con normalidad – le hice una mueca y
salí lo más rápido que pude entre huyendo y estar sobre la
hora
- George abrió la puerta del auto y al entrar para mi
sorpresa él estaba allí. Desde la ventana podía ver a Ann
mirando y despidiéndose con la mano, sabía que en cuanto
nos volviéramos a ver me presionaría para que le contase
todo. Una semana y habré cumplido con el acuerdo,
suspiré.
- Estas muy hermosa Diane – lo mire con extrañeza, no
sabía que decirle no solía hablarme – es un evento
presencial con los socios de la compañía. No creo que Nell
asista, pero si lo hace...
- Lo sé, ya sé que hacer y todo saldrá bien... - me sonrió y
tomó mi mano
- Quiero que conozcas a el resto de mis socios y solo
beberé una copa, la del brindis
- Eso espero porque te estaré vigilando - le sonreí nerviosa
por ese trato tan... tan diferente
- No necesitas vigilarme, estarás conmigo toda la noche te
prometo que no lo haré mas – me daba la sensación de
querer abrazarlo cada vez más seguido y era mejor alejar
esos pensamientos y por supuesto que había notado la
enorme diferencia de nuestro primer evento y el último.
Todo iba bien, de hecho lo estaba disfrutando. Bruno
parecía más animado, me incluía en las conversaciones y
para ser honesta no era el mismo que había conocido,
quizá la cercanía cada vez mas de nuestras vidas nos daba
ese tipo de confianza. De vez en cuando tomaba mi mano
como por instinto y yo buscaba a su abuelo, si él no estaba
y con lo rápido que corrían las historias debíamos
aparentar el mayor tiempo posible. Después del brindis
hubo baile, al fin... la razón de que me aburriera tanto era
que no había más forma de entretenimiento. Esperaba
poder bailar esa noche, pero Bruno estaba muy ocupado
con una conversación ese era justo el problema era una
celebración, pero de trabajo, habían algunas parejas
bailando en el centro del salón y mucha comida que se veía
realmente deliciosa. Habían chicas paseándose con
bandejas que llevaban y traían de todo, ya estaba
cansándome de tanta palabrería entre estadísticas y cifras,
me escabullí hacia la enorme mesa de banquete y tomé un
ponche de frutas delicioso mirando hacia la pista, la música
era suave me encontré pensando en el tiempo que había
pasado sin bailar.
- ¿Por qué tan sola y aburrida? – su voz de locutor me
sobresaltó
- No lo estoy, me entretengo observando el baile – señalé la
pista
- ¿Solo observando?
Tomo mi mano y sin preguntar me guió a la pista de baile,
era un atrevido. Puso su mano en mi cintura y se pegó a mi
mirándome con diversión, mire a todos lados no podía dejar
plantado a un socio en medio de la pista aunque me
provocara. Comenzamos a movernos lentamente, él no
dejaba de sonreír acercándose mucho, tanto que llego a
susurrarme al oído preguntándome que veía en un hombre
tan aburrido como Bruno.
- Eso es algo que usted no podrá entender y no tengo por
que explicarlo
- ¿Entonces se quieren tanto como aparentan?
- No sé que es lo que ven los demás, pero yo adoro pasar
tiempo a su lado
- Sentía sus labios rozando mi oreja – es una lástima que lo
idolatre de esa forma porque solo juega con usted Diane.
Hace lo mismo siempre, elije a una chica bonita y cuando
obtiene lo que quiere de ellas las desecha como objetos,
para él solo hay una mujer ha estado enamorado de la
misma por años, ¿por qué cree que bebe tanto?. Ella lo dejó
destrozado y no tiene nada más que entregar. No se
preocupe tampoco volverá a su lado, así que llena ese
espacio con otras tratando de olvidarla sin mucho éxito.
- Lo miré con sorpresa separándolo un poco, recordé que
había dicho "no puedo tener a la mujer que quiero..." – ¿de
quién habla? ¿de su ex prometida con la cual tuvo un affaire
bastante escandaloso? Gracie si no me equivoco – lo
escuche reír entre vueltas para luego tomarme de la misma
forma cercana
- Jasmine... ¿no te hablo de su flamante ex esposa? ¿de
todo lo que ocurrió?– fruncí el ceño – por cierto se ven
cada cierto tiempo supongo que le ruega que regrese a su
lado, pero la verdad sería un escándalo y su abuelo... no se
lo perdonaría. Últimamente parece que no está en
condiciones de llevarle la contraria, creo que por ello
mantienen eso en secreto mientras fingen tener vidas
separadas, usted es de todas la mejor fachada
- ¿Cual es su problema Xavier?. Estoy comenzando a
pensar que en el fondo siente un amor obsesivo por Bruno
Evans– soné irónica, rió divertido y volvió a acercarse a mi
oído
- Me gustan las chicas sin reservas y siempre eligen al
equivocado – por fortuna el baile terminó
Colgó mi brazo del suyo como un caballero y me acompaño
de vuelta a donde estaba Bruno. Había quedado más que
aturdida por esa conversación, mi cabeza no paraba de
elaborar imágenes e hilar eventos que quizá tendría razón
en todo lo que me había dicho. Por cizaña o por diversión,
pero tenía sentido para mí. Bruno me miraba sin ningún
atisbo de sonrisa, dejó lo que estaba comiendo a un lado y
de pronto sentí su mano nuevamente entrelazarse con la
mía
- Gracias por el baile Xavier – dije de pronto saliendo de mis
pensamientos
- Pero será el último porque tu acompañante está del otro
lado y no me parece que debas bailar con MI NOVIA –
evidentemente no le había gustado nada, había sido el
medio para fastidiarlo. Xavier dio la vuelta con una sonrisa
desafiante sin más. Tenían su conflicto y cualquier cosa era
excusa para atacarse, lo miré detenidamente él me
analizaba como si quisiera averiguar algo - ¿Que te dijo?
- Nada...
- Hablaron durante todo el baile.. ¿que fue lo que te dijo? –
exigió
- ¿Realmente vale la pena?
- Por supuesto que no si no nos involucra
Así que lo dejó estar, pero había roto algo. No volví a
sonreír y no se me daba ninguna conversación, no quise por
un segundo más que me tocara. Seguía pensando ¿cómo
era que un hombre como él siguiera aferrado a una mujer
que le hizo tanto daño?. Pero quién era yo para cuestionar
su vida si al cabo de una semana me pagaría por prestarme
a su juego fingiendo quererlo. Aunque debía ser honesta
conmigo no sabía exactamente cuando había dejado de
hacerlo y aquello me había afectado más de lo que
pensaba. Decidí distraerme hablando con la esposa de
Sam, aunque sentía su mirada a cada instante de momento
era mejor que no estuviésemos juntos. Me conocía y
comenzaría a preguntar cosas, no estaba preparada para
escuchar la verdad y tampoco haría la diferencia. Luego de
un rato me llevo a un lugar apartado a solas
- ¿Quieres que bailemos?
- ¡No!
- ¿Por que?
- Porque no tengo ánimos de ningún baile
- O por que Xavier te dijo estupideces y tú las crees
- ¿Crees que soy estúpida?
- No dije eso Diane, pero sea lo que sea debes decírmelo
- ¿Del mismo modo en que me dices cada detalle raro de
este plan?. Además no puedo dar información personal, no
voy a arriesgarme ahora a romper nuestro contrato ya casi
acaba
- Lo dices con alivio
- Quizá es así
- ¿Vamos a discutir por algo que no entendemos? - parecía
inquieto, respiraba muy rápido
- No estoy discutiendo...
- Diane por favor... debes... Se removió su corbata se veía
acalorado y comenzó a toser, note enseguida como su
cuello se había puesto rojo – ¿comiste algo?
- ¿Eso que tiene que ver ahora? – quizá hay demasiado
humo en el amb.... - volvió a toser y esta vez no paraba
- ¿Que comiste?
- Solo... uno... no sabía.. - y se hizo consciente de que
estaba asfixiándose
- ¡Al suelo ahora! Le dije mientras desabrochaba su
chaqueta quitándosela para que colocársela en la cabeza.
La gente comenzaba a aglomerarse, sus primos llegaron
hasta nosotros y yo comencé a registrar todos sus bolsillos
buscando la adrenalina, ¿no la llevaba?. Lo miré con
reprobación, su situación empeoraba. Arrastre una silla y
subí sus pies mientras monitoreaba sus latidos y ordenaba
rápidamente que alguien llamara a emergencias, mientras
que Sam me llevaba el kit de primeros auxilios – no se te
ocurra dejar de mirarme, mantente despierto y respira
hondamente reten tanto aire como puedas.. muy lento -
vacié con rapidez la caja y había una jeringa, la adrenalina
no la encontraba.
Su corazón latía muy rápido, las vías se le cerraban no tenía
mucho tiempo. Incline su cabeza hacia atrás para que le
entrara un poco mas de aire y volví a revolver todos los
medicamentos hasta que apareció el pequeño frasco. Fue
un movimiento de 5 segundos hasta inyectar el liquido en
su pierna, despacio iba respirando con dificultad.
Necesitaba otros medicamentos y dos minutos después la
ambulancia hizo un escándalo. Si llevara el medicamento
no hubiese llegado a tanto. Dejamos la recepción atrás con
montones de espectadores preocupados. Arthur dijo que
nos seguiría, pero le aseguré que todo estaría bien que no
se preocupara y que calmara a toda esa gente a los
paramédicos los puse el tanto
– Tuvo una anafilaxia por intoxicación alérgica ingerida, le
inyecte 50cc de Adrenalina genérica – lo mire acariciando
su cabello él no podía hablar respiraba por un inhalador –
¿Estarás bien Bruno, como es que se te ocurre salir de casa
sin eso y ponerte a comer postres con maní? – le sonreí y el
cerro los ojos para descansar, había sido mucho esfuerzo
de su cuerpo
Cuando despertó miró alrededor. Yo llegué hasta a él
dándole un poco de agua con miel para aliviar su garganta,
le habían suministrado medicamentos para combatir la
afección. Acaricie su mano mientras bebía del liquido,
entonces entró el médico de guardia y al verme sonrió
- ¿Como esta nuestro paciente? – beso mi mejilla
saludándome con el mismo cariño que lo caracterizaba
siempre y se dispuso a revisarlo mientras me hablaba -
Diane hiciste un estupendo trabajo por algo eres la número
uno de nuestras residentes. A estas horas estaríamos
tratando con algo más grave – miro a Bruno – tienes suerte
en unos meses será una de los nuestros estoy seguro – me
miró – todo está en orden colega
- ¡Aun no somos colegas Brian! –reí
- ¿Que falta? Supe que tomaras la prueba si ya no la
tomaste y luego de eso te espera la bata blanca
compañera, haré el informe y en cuanto esté preparado
podrá irse –guiño un ojo al paciente y me abrazó – te
espero en esta sala pronto
- Él me miraba atónito y con voz enronquecida sus primeras
palabras – ¿eres médico?
- Tome aire y lo deje escapar audiblemente – George viene
en camino, hasta tu familia sabe que estas aquí. Querían
venir de inmediato, pero hable con tu hermana nos esperan
en tu mansión
- En el auto no dejaba de mirarme frunciendo el ceño yo
evitaba mirarlo – hay muchas cosas que no entiendo de ti
- También podría decir lo mismo
- ¿Puedo preguntar?
- ¿No estaría siendo violentado el contrato?. Mejor no
- George será testigo Diane, no estás suministrándome
información deliberada yo te lo estoy pidiendo y solo es una
duda – lo miré dispuesta a responder si con eso dejaba de
mirarme como un bicho raro – ¿Por que todo esto?. ¿Por
que aceptaste esta idea si eres una profesional a punto de
ser médico?. ¿Tus deudas son tan grandes?. Quiero decir
que.. soy consciente de... ¿Que haces aquí conmigo Diane
Price?
- Firme un contrato – toda su expresión corporal pedía más
explicaciones – No lo sé... todo se complicó. La clínica de
rehabilitación, el colegio de Tommy, los créditos
estudiantiles, el departamento, todo eso consume el dinero
que gano mas los turnos extras de residencia y en el asilo.
Tomé esta oferta porque perdería mi beca si no
matriculaba y es mi último año, estaba desesperada
cualquier trabajo digno era preferible que seguir ahogada
por la falta de dinero y posponer mi titulación por segundo
año consecutivo.
- ¿Aceptaste esto por matricularte en último año de
medicina? – parecía incrédulo y a la vez sorprendido –
ganaste dinero apostando apenas una semana después
que firmamos ese contrato
- No era mi dinero
- Claro que lo era, pudiste haber salido de mi y del contrato
- Cuando comienzo algo debo terminarlo Bruno me
comprometí y luego necesitaste de mi ayuda para con tu
abuelo lo haría hasta el final
- Hasta el próximo Miércoles
- Si hasta el Miércoles - no hablaríamos mas del tema,
tampoco de nada era muy raro estar así
- En la mansión estaba casi toda su familia preocupados
por lo ocurrido. Su tía contó que les habían dicho que había
olvidado la adrenalina y los pequeños postres traían frutos
secos incluyendo el maní. Él dijo que no percibió su sabor
mientras los probaba y hacia tanto tiempo que no le
sucedía que olvido el medicamento. Lo rodearon en un
sillón y el parecía bastante cansado así que sugerí que lo
dejaran descansar hasta mañana que amanecería igual que
siempre
- Diane si no hubieses estado allí... esto tenemos que
agradecértelo – comentó Paula
- No tienen que agradecerme nada es... es mi trabajo – él
me miró profundamente sin emitir palabra, me hizo sentir
incomoda
- Si... dentro de poco se titulara de médico y me dejará –
menciono luego como si nada, su familia estaba
sorprendida no sabía si por ambas cosas, me miraron con
asombro y preocupación
- ¡Vaya sorpresa! ¿Pero como que lo dejaras no entiendo? –
Su tía no era la única confundida
- Tendré que trabajar mucho, tengo muchos compromisos
con horarion disfuncionales, dejare de ir a los cocteles
eventualmente
- Ya se las arreglaran, además es muy importante tu carrera
para ti eso Bruno debe entenderlo
- No lo creo – dijo con rabia levantándose del sillón –
gracias por venir, estoy bien – pareció triste al decirlo y se
alejo por las escaleras a su habitación
- ¿Paso algo mas Diane?, ¿está bien todo entre ustedes?
- Si... es el medicamento, no se preocupen yo lo cuidaré –
hasta el miércoles pensé
En el desayuno estábamos en la misma mesa, pero parecía
no ser así él no me dirigía la palabra y yo no quería hablar
mucho. Prefería mil veces ponernos a lanzar indirectas
irónicas entre nosotros que estar de aquel modo, eran los
últimos días que pasaríamos juntos y no podíamos
presentarnos así ante su abuelo
- ¿Como te sientes?
- Me miró al fin, respondió sin ánimo - bien
- Me preocupe mucho por ti, no sé porque te dio por comer
dulces Bruno si sabes que eso puede pasar, ¿y cómo es
que no llevabas la adrenalina?
- No lo sé, tenía muchas cosas en la cabeza y estaba
distraído en el momento que me ofrecieron ese pequeño
panecillo - menee la cabeza en negación sin entender
- trataba de pensar como impedir que Xavier me robara
una novia por segunda vez
- Reí con ironía - Xavier no me robaría ni en siglos y no soy
tu novia de verdad no debes preocuparte por mi
- No. No debo Diane, tengo que
- ¿Por qué? en nuestro contrato..
- ¡Ya basta con eso! - exclamó con ímpetu - pensé que
éramos amigos
- ¿Somos amigos?
- ¿Que te sucede?, no te entiendo estas volviéndome loco
cuando volvimos de Michigan éramos amigos... si hice algo
anoche o Xavier te dijo algo quiero que me lo digas no
puedo simplemente adivinarlo
- ... ¿cuando dijiste que no podías tener a la mujer que
quieres... estas enamorado de una mujer?
- ¿A qué te refieres? ... me he enamorado no una vez sino
varias en mi vida, fallidas todas
- ¿Pero ahora... ahora mismo amas a alguien?
- Me miró pensativo para luego reír quitándole la seriedad a
ese asunto, fruncí el ceño - a ver señorita... no sé por que
me preguntas algo así.. el amor... el amor es complicado
¿te has enamorado alguna vez?
- Yo... creo que sí, pero siempre había algo que me decía
que era mucho más que eso, así que deje de buscar el amor
- Allí tienes la respuesta - miro el reloj - debo irme - beso mi
frente - no quiero que ese contrato arruine nuestra reciente
adquirida amistad... anoche me di cuenta que eso es más
importante para mí que el contrato y quiero saber si lo es
para ti también - no supe que responderle - ¿ya podemos
romper la clausula de Información personal? - asentí y se
fue dejándome de nuevo entre montones de cavilaciones
Cuando llegué a casa ese viernes por la tarde Ann me
estaba esperando, en el centro del pequeño comedor de
madera que teníamos había un ramo de rosas enorme, le
sonreí
- ¿Y cómo se llama este nuevo personaje? - tome un
montón de papas fritas que había preparado de la cocina y
me senté frente a ella sacando una de las rosas y oliendo
su perfume, no me respondió cruzándose de brazos - ¿y?
¿no vas a hablarme? - solté el aire con fastidio - ya te dije
que te lo contaré todo, pero no hoy por favor, ha sido una
semana muy rara.
- La verdad es que no sé cómo se llama este personaje raro
- me quito la rosa de la mano y volvió a acomodarla en el
ramo - ¡Que crees es hermoso y debe mantenerse así! es un
detalle fascinante y he estado analizándolo desde que
llegó, ¿sabes que puedes conocer las intenciones de un
hombre por el tipo de flores que envía?, por lo mínimo me
puedes responder como se llama este hombre - señalo las
rosas mientras la miraba como si estuviese loca. Tomó la
tarjeta y me la extendió con las cejas enarcadas y una
sonrisa perversa
- "Gracias por las horas y por salvar mi vida de muchas
formas" B.E. - sonreí tontamente y mire a Ann menear la
cabeza sonriéndome - Se llama Bruno y es... es mi jefe
- ¿El anciano?
- No... ya no importa - no parecí convencerle
- Hay algo muy extraño en todo esto Diane y lo peor es que
botas la baba por este tipo... ¿es casado?
- ¡No!... bueno estuvo casado y creo que aun la quiere - se
llevo las manos a la boca y acerco la silla
- No puedes enredarte con un tipo que ama a otra, sabes lo
que pasa al final, lo sabes muy bien
- Lo sé Ann no me estoy enredando con él para tu
tranquilidad, me dejo clara nuestra amistad hoy y dejare de
verlo muy pronto
- Un hombre no envía rosas así solo de agradecimiento
- Mire las flores - Sé muy bien lo que quiere de mi y lo que
yo obtendré cuano todo esto termine.
El Sábado por la mañana emprendimos un viaje hacia su
abuelo y la verdadera razón por la cual había estado con él
por casi un mes, después de esto todo terminaría. Era lo
único que quería, que terminara para irme a casa, seguir
con mi vida tal como estaba y.. no volverlo a ver
- No puedo saber qué fue lo que cambio si no me lo dices,
pensé que ayer lo habíamos arreglado y hoy casi ni me
hablas
- He aprendido mucho de ti
- Me obligo a mirarlo tomando mi barbilla – no podemos
actuar así delante de Nell es suspicaz ..
- Lo haré bien te lo prometí, actuaré
- Solo que no sabes fingir, si estas molesta simplemente
porque olvide la adrenalina...
- Esto no tiene nada que ver Bruno ¿podrías decirme por
que enviaste flores?. Estas tomándote muchas molestias
Ann no sabe nada de ti y no puedo decirle nada, a
diferencia de ti no tengo ninguna relación clandestina
- ¿Clandestina? ¿con quién? ¿Que quieres que te diga con
exactitud?
- Ya no importa
- A mi si me importa - lo miré fijamente
- ¿Aun ves a tu ex esposa? - y contuve la respiración
- ¿¡Que!? - Frunció el ceño – quien te dijo... ¡Xavier claro! es
una marioneta de Nell eso ya está comprobado
- Solo contéstame eso
- Si, la veo...
- ¡Genial! Eres un divorciado que sigue casado, no puedo
creer que me pase esto otra vez – explote, sin pensar como
siempre lo que estaba diciendo
- No estoy casado y no entiendo... ¿otra vez? - suspiró -
Explicártelo es muy complicado Diane yo...
- El amor.. es complicado ¿no es cierto?
- Ya llegamos – interrumpió George de pronto frente a un
edificio alargado y colonial, no había visto casas cerca así
que estaba muy, pero muy apartado
- Quise bajar del auto y me retuvo - Quiero explicarte
- No me debes ninguna explicación y no he firmado un
nuevo contrato
Respire profundamente y bajé acomodando mi vestido,
reponiéndome más que eso en un instante. Frente a mi
habían tres personas con uniforme de servicio, Bruno llego
a mi lado tomando mi mano muy suavemente, se acercó a
mi oído y me susurro "tenemos que hablarlo" no le di
importancia. Al ver en la entrada a su abuelo, vestía de traje
y botas altas. Llevaba un puro en su mano pareciendo una
chimenea, dañino, toxico para unos pulmones tan débiles
su enfermedad debía estar empeorando. Compuse mi
mejor sonrisa fingida acabaría con todo aquello.
- ¡Linda!. Te dije que nos volveríamos a ver – me abrazo con
un beso en mi mejilla y luego miro con seriedad a su nieto –
Bruno este será un muy interesante fin de semana
- Espero termine pronto entonces – confirmado su relación
era muy hostil
Nos llevo a ambos a un recorrido, aunque Bruno debía
conocer cada rincón. Aparentaba siempre estar solo
conmigo ignorándolo, era un casa bonita y enorme llena de
sirvientes. Su esposa había fallecido, pero sus retratos
estaban por todas partes, cada uno con un poema a su
lado. Explico que eran los que ella le había escrito durante
su matrimonio como si aquello la mantuviese viva al igual
que los de su hija. La madre de Bruno era preciosa y Paula
se le parecía mucho. Quizá por ello con ella tenía una mejor
relación. El hecho era que Nell Marshall era un hombre
poderoso, influyente, pero al mismo tiempo muy solo. Al
salir de su mansión aun mas grande que la de Bruno nos
guió a los establos, no me pareció raro que le gustaran las
carreras si tenía varios de ellos y les hablaba como
humanos, en realidad eran preciosos, pero yo no había
tenido un caballo tan cerca en toda mi vida así que mas que
miedo era respeto, muy grandes para mi gusto.
Al volver nos sentamos en un salón y me prepare
mentalmente para sus preguntas, creí que sería igual que
su familia, ¿donde se conocieron...? ¿hace cuanto...?
preguntaría por mi familia... vería que tan real era esa
relación y seria todo
- ¿Pretenden tener una relación estable o será algo
pasajero? – trague en seco, encendió otro puro y se reclinó
- Si ella no me deja por culpa de otro hombre... - lo miré con
sorpresa clavándole una mirada acusadora, no era como su
ex, pero parecía compararme
- No podría culpar a nadie más por las rupturas Bruno es
absurdo, cuando algo se daña es por culpa de ambos -
teníamos algo pendiente, la conversación del auto debió
terminar allí y no podíamos ocultarlo
- ¡Tiene razón!, las parejas son eso.. un equipo, yo diría más
que... una sociedad – rió de aquella forma estridente –
Pero cuéntame linda, me dijeron que hace unos días
salvaste a mi nieto de asfixiarse sigue siendo muy
irresponsable
- Me debe dinero no lo dejaría morir - fue su turno para
mirarme con sorpresa mientras su abuelo reía hasta toser
con insistencia
- Vas a matarme a mi linda – inhaló una solución que solo
aliviaba la tensión de sus pulmones y que llevaba en el
bolsillo
- No debería seguir fumando
- También es cierto... supe que comenzaras en unos meses
la residencia médica – eso no les dejara casi tiempo o
¿pretenden vivir juntos? – su abuelo sí que iba mucho más
allá, no estaba preparada para esa clase de preguntas
- No voy a dejar mi departamento está más cerca del
hospital y...
- Y... quizá sea yo el que me mude para estar cerca de ti –
entrelazo su mano con la mía sonriéndome. ¿estaba
actuando?. Si era así ¿porque lo sentía tan real? y es que no
parecíamos la pareja enamorada que esperaba ver,
parecíamos un par de niños disgustados así que tenía que
estar actuando para arreglar las cosas
- ¿Dejaras la ilustre mansión Evans?. Una idea realmente
encantadora - le complació de forma malévola - ¿Diane
sabes que Bruno es el heredero que una cuantiosa
fortuna?. No tendrías que trabajar así te dedicarías a tu
hogar, apoyarlo y a darle hijos
- ¿Hijos?
- Eso es muy importante, su ex esposa nunca quiso tenerlos
y gracias a Dios porque le habría quitado hasta la empresa
de su padre que tanto ama y defiende - iba mucho más allá
de cualquier cosa, era un tipo de conversación que
empezaba a parecerme asfixiante, solté su mano
- Espere... no vamos a casarnos nosotros solo...
- ¿Solo son una relación pasajera? – alzo las cejas y pasó
de ser el abuelo risueño a un señor muy intimidante, todo él
se ensombreció de pronto
- Nell no creo que eso sea un tema, ¿quisiste que
viniéramos para que atacaras a mi novia con preguntas de
un futuro que no hemos conversado?
- Tu chica tiene que saber ¿o acaso no te conoce?, ¿no sabe
que es lo que necesitas? - me miró exhalando humo -
porque yo pensé que había quedado claro cuando
hablamos y me dijiste que solo tenias ojos para él y para
hacer lo que te pidiera.. ¿y si te pidiera dejar tu vida... tu
carrera.. tus sueños? - me dejo sin palabras
- ¿De qué hablas yo jamás haría algo así?
- Si dije eso, pero no tiene nada que ver con nuestras vidas
- Si decidieron unirlas es porque tenían algo en común... un
plan juntos, un proyecto
- Solo estamos saliendo – contesto Bruno
- ¿Es pasajero entonces?
- No tenemos por qué saberlo puede pasar cualquier cosa –
se estaba convirtiendo en una gran discusión
- ¿Entonces para que presentarla con Eloísa y Paula?, ¿para
que exhibirse por cocteles y dejar en claro que están
entregados a un romance con un amor especial el uno por
el otro?
- ¿Eso es un pecado?
- Quiero creer que no es otra de tus aventuras Bruno y usas
a esta muchacha
- ¿Te atreves a decir eso frente a ella?
- ¡Ella tiene que saberlo! ¡Saber cómo eres!
- Sabe como soy
- ¿Lo sabe? - apagó el puro en un recipiente de cristal -
¿Sabe el gran conflicto con tu ex esposa? si es así y aun
sigue contigo debe ser por dos razones o de verdad te ama
o por interés. Ninguna mujer soporta compartir a su
hombre... ha sabido fingir muy bien lo primero si es lo
segundo
- Nell...
- ¿Sabe que has tenido un desfile privado de modelos y que
me cuesta enormemente verte con una chica como ella?
porque no es el tipo de mujer con la que saldrías jamás -
eso es lo que pensaba además me lo dijo en el bar - ¿Creen
que esto de aparentar ser la pareja dispareja perfecta los
hará felices?- ¿Que me dices Diane?. ¿Porque están juntos
ahora? - estaba perpleja con montones de palabras en la
garganta, estaba harta, simplemente las deje salir
- ¡Porque paso así y ya está! Porque un día estábamos
juntos y se sintió bien y no pensamos, ¿es tan difícil
simplemente vivir lo que sentimos sin pensar en un futuro?.
Quizá mañana sea una de sus ex o su compañera, quizá
solo un día la vida nos lleve a vivir juntos sin ningún papel
en medio solo queriéndonos sin darle gusto a su familia o a
la sociedad no podemos saberlo hoy, y no, no creo que
aparentar nos haga felices. Yo no puedo.. no he podido
fingir absolutamente nada mientras estoy a su lado. Un día
simplemente quise hacerlo reír, adoro su sonrisa. ¿Usted
sabe eso?, aunque me exaspere la forma en que calla
tantas cosas – exploté y luego respire profundamente – no
seriamos perfectos y no lo somos, pero de alguna forma,
de alguna manera siempre quisiera regresar - lo miré
mentalmente agotada – regresar a el parque y que me
abrace después de que mi mente no de mas y me digas
que todo estará bien, lo siento mucho Bruno - y ambos me
miraron fijamente fui consciente de cada palabra, mis
sentimientos hacia él estaban total y tontamente
expuestos. Mis ojos se inundaron de pronto – disculpen
necesito... necesito ir a.. necesito el tocador
Se hizo un momentáneo silencio hasta que el abuelo llamo
a alguien que me guió por un pasillo hasta el tocador. Me
senté al borde de una enorme bañera y deje escapar el aire
todo había salido a mi punto de vista terriblemente mal
después de haberle prometido que haría bien mi papel... su
abuelo era mucho más exigente, directo, hiriente y
persuasivo que nadie que hubiese conocido. Entendí
perfectamente porque se llevaban tan mal, me recompuse
lo mas que pude y salí de nuevo tenía que enfrentarlos.
Sabía desde siempre que eso de contratarme como novia
era una mala idea. Él estaba esperándome, se acercó hasta
mi y acunó mi rostro con cariño
- ¿Estas bien? – nos iremos ahora mismo de aquí Nell
quiere que comamos juntos, pero ...
- Ya está bien Bruno tu abuelo tiene razón, en todo lo que
dijo – nos quedamos unos largos segundos solo
mirándonos hasta que él sonrió tímidamente
- ¿Adoras mi sonrisa?
- Si
- ¿Ah sí?... yo no quiero que pienses cosas que no son,
regresemos ahora y cuando estemos en casa hablaremos.
Te prometo que te contare todo, no importa que suceda
aquí quiero que definamos esto – le sonreí tomando sus
manos
– No hace falta
- A mi si me hace falta, lo necesito – estaba allí, tan cerca,
tan dulce, si... era complicado – ¿y si rozaba su boca?. Si
simplemente le decía que era un necio y un imbécil por no
darse cuenta que si me lo pidiera yo firmaría mil contratos
más con tal de estar a su lado. Yo que creí que no lo
soportaría, pero estaba muy confundida y es probable que
fuera una actuación.
- Disculpen – La muchacha del servicio obligo a separarnos
– La comida está servida y Don Nell espera en el comedor
– se retiró muy rápido y un poco avergonzada
- Sera mejor que enfrentemos esto de una vez por todas –
tomo mi mano dejando un beso sin dejar de mirarme de
una forma que jamás pensé que podría hacerlo. Todo había
ocurrido muy rápido. Lo supe desde que lo conocí algo
dentro de mí ya me lo había advertido, pero decidí seguir
este juego por dinero y por estúpida estaba ridículamente
enamorada de él, ¿como es que su abuelo no podía verlo?
yo ya no lo podía esconder.
Aquel almuerzo había sido el más incomodo de mi vida. El
Abuelo risueño, accesible y dulce no era más que un muro
enorme muy difícil de traspasar. El único que hablo fue él y
mencionaba cosas de la empresa para únicamente
cuestionar las decisiones de Bruno. Me enteré de esto y
aquello, "tienes mucho de tu padre... ten cuidado con ceder
a lo otro..." en fin, se nota lo que ya me había dicho, Nell no
confiaba en su nieto para dirigir su propia compañía y
mucho menos estaba preparado para heredarle todos sus
bienes. Luego se dirigió a mí y sin ningún atisbo de sonrisa
dijo que en una hora me esperaría en los establos, nos miro
a ambos.
- Sola... necesito que hablemos francamente
- Necesitas llenarle la cabeza de tonterías en mi contra
como tu lacayo para que me deje, porque sabes bien que
ella es lo único real que me ha pasado y es exactamente la
persona que jamás me dijiste que conseguiría
acompañarme. ¿Y bien Nell? se perfectamente que envías a
Xavier a sabotear más que mis proyectos, también mi vida
privada – se retaron con la mirada unos segundos muy
tensos
- Allí nos veremos – dije para acabar con su enfrentamiento
y aquello se convirtiera en una nueva discusión
- Si realmente sabe con quién está tratando no necesita que
se le llene la cabeza de nada porque no la tiene vacía
¿cierto Diane? – Me miró – para enterarlo de que hablamos
tienen la noche entera, sus pertenencias están en la misma
habitación no soy un hombre chapado a la antigua y
ustedes son una pareja desde hace ya varios meses. Su
sonrisa se amplió seguro al ver mi cara de espanto nunca
hemos dormido juntos, ni llevamos meses conociéndonos
¡que astuto!
- Se levantó del comedor dejándonos con unos minutos
eternos de silencio - No debes hacer esto si no quieres
- No, no debo... ¡tengo que! – una respuesta bastante
conocida para ambos - me comprometí con esto
- ¿Sabes que pienso? – Lo mire detenidamente – en lo que
me dijiste en el auto – ¿estuviste con un hombre casado?
- ¡No!. Si, pero yo no sabía que estaba casado, era un... es
Traumatólogo. Salimos y lo que hizo fue mentirme, me
entere muy tarde que tenía toda una familia en casa y si
quieres saberlo me hirió mucho más la mentira que acabar
con esa locura, fue hace años desde que supe era sentir
algo por alguien hasta ahora
- ¿Hasta ahora? – yo y mi manera de no tener filtros
- Hasta ahora no había tenido tiempo de estas historias -
corregí - lo mío era trabajar y estudiar, siento que estoy
viviendo en un mundo paralelo
- Cuando termine nuestro contrato... ¿Irías al parque
conmigo?
- Reí – ¿estas invitándome a salir?
- Tus gustos son económicos, después de que Nell me deje
sin empresa ¿podría invitar a salir a alguien como tú? - que
gracioso - Cuando seas médico podrías contratarme de
acompañante.
- Fruncí el ceño – ¿te dejara sin empresa? ¿Y tu familia?
Ellos trabajan allí dependen de ella
- Lo sé, Paula tiene su propia fortuna, mi cuñado un
despacho rentable de abogados y Nell no despediría a
ninguno solo a mí. Esa empresa ha sido mi vida como lo
fue de mi padre le he dedicado todo, pero él no lo ve así -
No podía creer que su abuelo le hiciera algo así tenía que
hablar con él, convencerlo, hacer algo
- Es muy injusto...
- Tal vez no sea el momento Diane pero... si quieres saberlo
tú me haces sentir como un imbécil, no sé qué pensar... me
das todas las señales al mismo tiempo, no sé si estamos
por el contrato y es una simple actuación o de verdad
podemos intentarlo. Como ves no soy un hombre sin
sentimientos, solo... me he dejado llevar tantas veces por
eso que ya estoy cansado, ¿es verdad todo lo que le dijiste
a Nell?
- Le sonreí - ¿por qué mentiría si dices que soy pésima en
eso? - su mirada se dulcifico cuando sonrió tímidamente -
Quiero ir al parque contigo, solo si tu estas dispuesto a
comenzar de nuevo
- ¿Te colocaras esa sexy falda de bartender? - reí
-----
Caminé bastante lento, mi cabeza no dejaba de darle
vueltas a muchos asuntos. Mis sentimientos estaban
mezclados en tantas preguntas y posibilidades que no
daba con una resolución concreta, Nell estaba acariciando
un caballo de pelaje brillante marrón al fondo de los
establos. Me acerque dejando escapar el aire
- ¿Montas Diane? - preguntó sin mirarme
- No, jamás he subido a un caballo y no creo que...
- Llamó a uno de sus empleados el cual apareció de pronto
- Ayuda a la señorita a montar y explícale que debe hacer
Me daba terror subir a espaldas de un animal y que me
tirara, pero el amable caballero me dijo que estaría segura,
que nunca lo haría estaba entrenado y solo me explico las
técnicas para tomar las riendas, que hacer para que camine
o trote o corra. Absorbí toda esa información nerviosa
mientras él subía a su caballo con destreza a pesar de su
edad mantenía un buen físico.
- Mis mas placenteros negocios siempre los he hecho
montando a caballo - ¿Negocios?- ¡Nos vamos!
Hice lo que tenía que hacer mientras ambos caballos iban
al paso uno al lado del otro ya no temía a caerme más me
aterraba lo que él tenía que decirme. La forma en que
hablaba no dejaba lugar a dudas que no sería una
conversación común, comenzó por contarme cuando su
esposa vivía y como había construido todo aquello, eran
hectáreas de verde y montaña que le pertenecían, había un
riachuelo a lo lejos y muchos árboles alrededor.
- Te conozco Diane - lo miré expectante - y no por lo que los
demás digan, tu forma de ser... me recuerdas a ella siempre
con aquel empuje y determinación por eso iré al grano -
Detuvo su caballo y el mío - ¿Sabes por qué estás aquí?
- Quería una reunión y supongo que es esta
- Bruno y yo no coincidimos casi en nada así que cuando te
conocí en el Club decidí que hablaría esto solo contigo, te lo
preguntare una vez más - ¿Sabes por qué estás aquí? - mi
corazón dio un vuelco
- Por él - contesté simplemente
- ¡Correcto!... y por algo más, una condición que puse para
darle fin a tanta pelea entre nosotros, una mujer
- ¿Lo sabe no es cierto? - lo mire resignada
- Sé todo sobre mis nietos, son mi única familia. Una noche
se quedó a dormir en el Millenials acompañado de una
fulana. Motel en donde ahora sé que trabajaste. También te
quedaste a dormir al parecer tengo entendido que el bar
cerro y no salieron sus empleados, pero si vieron salir a la
fulana con el chofer sin Bruno - alzo las cejas - dos días
después se paseaba con una chica asegurando que era su
novia, la misma que un par de meses antes confesó a su
familia que existía, pero nadie la había visto hasta ese
momento. Lo sé por Paula, todos queremos que Bruno
rehaga su vida después de Jasmine todo fue a desastre,
solo que nunca imagine que lo haría de este modo
- ¿Cree que sigue enamorado de ella y quiere quitársela a
como dé lugar de su mente con otra?
- No, y si Xavier exageró simplemente fue para probar que
tanto te importaba esa información - entrecerré los ojos no
podía creerlo era un intrigante - Esa mujer fue con todas las
intenciones de una vividora, yo sé advertí y no me hizo
caso, su castigo es tenerla presente hasta que aprenda la
lección
- ¿Qué quiere decir? - me miro con una sonrisa maligna
- Le pago para que fastidie su tiempo, peleó bien en lo legal
gracias a todos los descuidos de Bruno, pero me encargue
de destruir su carrera de Actriz y Modelo. Se fue a pique en
depresión que casi le costó su vida o según eso quiso, la
misma que mantengo a cambio de una comisión por darle
lastima a mi nieto y después de todo ¿qué hace? una visita
cada mes para asegurarse que este bien
- Me sentía asqueada - ¿Qué clase de amor siente por su
único nieto Nell? es destructivo, no toma en cuenta sus
sentimientos
- Los tomo en cuenta. Sé que es capaz de amar y perdonar,
necesita mucha fortaleza para estar al frente, para estar
donde está. Cuando muera... y eso será quizá pronto, su
fortuna será tan grande como sus enemigos y las muchas
personas que lo engañaran, por eso se ha vuelto más
fuerte, ¿no lo notas?. Su única debilidad es por quienes
ama, no siente eso conmigo por eso se protege de mí y
hace bien, sé lo que se necesita en este mundo, pero tu...
has logrado sobrepasar sus barreras con toda tu historia,
llevándolo de paseo, mostrándole otra perspectiva de la
vida más allá de lo que siempre ha conocido, hiciste bien tu
trabajo debo admitir.
- Sabe bien que todo esto no es lo que parece
- ¡Claro que no! todo esto como le llamas es un papel
absurdo. Te contrató para enfrentarme y terminó
enamorado de ti. Eres de armas tomar, para conseguir lo
que quieres engañas a toda una familia haciéndoles pensar
que eres su novia
- Yo no lo supe hasta después, no pretendía hacer eso con
su familia y...
- Y... ¿qué es lo que te retuvo después?
- Lo quiero - su escandalosa risa no me había parecido tan
odiosa hasta ese momento, dio vuelta a su caballo hasta
quedar frente a mi
- Esta es mi única oferta, sé por qué estás aquí Diane. Lo
sabia incluso antes de conocerte en el Club, hice que
ganara tu caballo te di una oportunidad para acabar con
ese absurdo, pero decidiste ir por el premio mayor - sacó
del bolsillo interno de su chaqueta un talonario - te hare un
cheque por el triple del monto de ese irracional e infantil
contrato y mañana mismo quiero que dejes a Bruno, sin
ninguna explicación y sin aceptar su dinero.
- Nunca antes me había sentido tan humillada - ¿Y usted
cree que entre más dinero ofrezca haré lo que diga? ¡Pues
NO! no me conoce, no sabe quién soy y no le haría eso ni
por toda su fortuna ¿está claro?
- ¡Bien! Pensé que lo querías... por qué lo único que estoy
tratando de hacer es solucionarles todo a ambos, dándoles
lo que los llevo a creer que podían jugar a los novios
felices. A ti te estoy dando el dinero que necesitas y a él
inmediatamente que tu desaparezcas de su vida le daré la
herencia que le corresponde cediéndole con eso la mayoría
de las acciones de la empresa y apostare al jinete esta vez,
todo gracias a ti. Termina tu trabajo muchacha.
- ¿Qué es lo que dice? como puede... - me quede de piedra,
sentí un dolor en el pecho un nudo en la garganta – No lo
haré
- Si te empeñas en seguir a su lado después de mañana,
comprare las acciones que dejaran a Bruno desplazado,
tomare el control y hasta mi muerte no verá ni una sola
moneda de su herencia. Quizá herede a Xavier, después de
todo quedará al frente y si vuelves con él luego de que
firme me encargare de que se entere que tú estabas
confabulada conmigo desde el principio y sabes qué puedo
hacerlo, está en tus manos
- Ni con esta canallada hará que le desee la muerte porque
he jurado por muchos años luchar en su contra, pero esto
no es nada humano
- ¿Linda, como crees que tenemos todo esto? - dijo en voz
suave - ¿Por ser buenos y creer en todo el mundo?, hay
decisiones y sacrificios duros que tenemos que hacer por
nosotros y los nuestros yo hice los míos, ¿harás tú los
tuyos?
- ¿También hizo esto con su ex prometida?
- No hizo falta, ella era una descarada se lanzo a los brazos
de Xavier - me extendió el cheque
- ¿Por qué lo hace?
- Porque conmigo no se juega y se lo advertí
- ¿No puede darnos el beneficio de la duda y pensar que
entre nosotros si hay mucho más?
- Es muy tarde tuvieron sus oportunidades y dejaron seguir
esto hasta el final, por dinero y orgullo, por soberbia e
ingenuidad eso será su propia soga. No se puede tener
ambos al mismo tiempo
Respire profundamente tragándome la indignación y azucé
al caballo, no me importaba nada solo quería alejarme de
él. Corrió mucho mientras mis manos se cerraban con
fuerza sosteniéndolo, sentía como la brisa secaba algunas
lágrimas y me pregunte ¿cómo había llegado a ese punto?.
Hacia un mes tenía problemas normales y pensé que eran
los peores y ahora me daba cuenta que los problemas más
intensos eran cuando se comprometía tu corazón...
"Aprendí que la única forma de pagar era con moneda o
con un pedazo de tu alma" cuanta tortura era tener dinero,
los problemas de Bruno también eran por dinero "Mis
problemas son de dinero y ninguno detrás de esta barra los
podría entender"
El caballo se detuvo solo a pastar un rato y lloré, con toda la
rabia y la impotencia que podía sentir, con ganas de salir
corriendo. Ojalá nunca hubiese firmado ese contrato,
¿cómo podía hacerle algo así?. Si se lo decía tendría un
enfrentamiento con su abuelo y lo despojaría de todo,
pensé durante un rato que hacer y finalmente llegue a la
única opción posible. Le di la vuelta al animal, realmente
estaba entrenado siguió el camino de vuelta solo hasta el
establo, yo iba por inercia tratando de no llorar, pensar lo
más rápido posible y lo único que podía repetir
estúpidamente en mi mente era el día en el club hípico. Ese
día había sido decisivo, decidí no tomar el dinero porque mi
orgullo fue más grande y jamás tomaría dinero que no
ganara con trabajo, lo lleve al parque y conocí al hombre del
que estaba enamorada, si tan solo hubiese tomado el
dinero y me hubiese ido a casa.... Por dinero y por orgullo.
Él me estaba esperando, cuando me tomó de la cintura
para bajarme del caballo lo miré y lo miré como nunca lo
había hecho porque de todo lo que me había dicho su
abuelo también aseguraba que sentía algo por mí, aunque
era tan manipulador que quizá no fuera cierto
- ¿Paso algo Diane?, conozco muy bien a Nell y es capaz de
hacer y decir cosas que te hacen sentir miserable
- Hablamos de ti y de tu ex esposa
- Tomo aire y lo soltó despacio - la detesta...
- ¿y tú? ¿Qué es lo que hay entre ustedes? – me miró por
unos instantes
- ¿Caminamos? quizá no entiendas y quiero explicarte
contarte cómo sucedieron las cosas - Asentí y
comenzamos a caminar fuera del establo hacia un poblado
de árboles, era una tarde bastante más gris de lo normal
con mucho viento - Jasmine... no es una mujer fácil, lo que
tiene de hermosa en la misma cantidad es insufrible. Los
pocos ratos que estuvimos bien fueron maravillosos y eran
mínimos comparados con todos los que se convertían en
una pesadilla. La amé muchísimo, pero ni eso fue suficiente
ella se trasformaba, de pronto se desequilibraba por la
mínima provocación, hacia rabietas en las que destruía
todo a su paso. Se hacía daño, me hacía daño, me absorbía
de a poco todo. Estaba en un hueco del que no podía
sacarla y luche... luche mucho por lo nuestro con todo lo
que tenía, nada funcionaba, ni las terapias, ni dedicarle mi
vida no había modo. Le puse el mundo a sus pies y aun así
sus ansias de reina y trastornos eran más grandes que el
amor que creía sentía por mí - hablaba con tristeza una que
yo también podía percibir- poco a poco sus crisis, sus celos
infundados, sus espectáculos delante de todo el mundo...
tal vez fue mi culpa no sabía que consumía ningún tipo de
droga quise hacerla feliz, pero nunca podría hacerlo. Sigue
siendo un ser autodestructivo me estaba dejando sin vida,
cuando ya no pude mas inicie el divorcio y comenzó la
batalla legal. Decía que yo no podía dejarla que antes me
dejaba a mí y me destrozaría ante un juez - se detuvo en un
punto y giro para mirarme - la seguía queriendo incluso
después de todo eso, con el tiempo me di cuenta que solo
quería salvarla. Sentía pena por ella y no me rindo fácil ante
el fracaso, me case para hacer una vida juntos, no para
destruirla y así decidí quedarme con los momentos bonitos
que pasamos. La perdone por hacerme miserable y me
rendí a pagarle lo que quería. Es una pensión hasta que ella
se recupere y le da lo mismo pagarle a un médico para que
siga diagnosticando su inestabilidad mental, debido a su
actitud perdió su credibilidad y empleo, ya ninguna agencia
quería ni nombrarla. Termino en un hospital, de allí paso al
psiquiátrico y hace un año vive con su hermana
- ¿Por qué la ves? ¿Es culpa o aun la quieres?
- Quiero que este bien y algún día pueda ser feliz, solo nos
vemos una vez al mes compruebo personalmente que se
encuentre bien y hasta ahora lo dudo siento que en
cualquier momento hará una locura me siento responsable
de algún modo. Hablamos un rato, le entrego un cheque y
nada mas - era cierto no lo entendía así que no podía decir
nada sobre ello, tomo mis manos y me sonrió - eres a la
primera persona que le cuento esto y necesito que lo
entiendas
- ¿Por qué? al fin y al cabo no soy quien para juzgarte -
acaricio mi mejilla acercándose aún mas
- Porque lo siento así y... si me lo pides nos vamos de aquí
ahora mismo, podemos olvidar a Nell que haga lo que
tenga que hacer estoy cansado de pelear con él, después
de todo lo hará y yo seguiré teniendo mi habilidad para
empezar de nuevo.
- Le sonreí, pero no dejaba de pensar en lo que había
sucedido - ¿y si tu abuelo cumpliera lo que dice?, ¿si te deja
sin tu herencia y hace lo que quiere con la compañía de tu
familia?
- Lo he estado pensando desde hace mucho. Quizá no sea
tan malo, entonces seré libre... - coloco un mechón detrás
de mi oreja mientras mi corazón se me desbocaba en el
pecho, estaba tan cerca, quería sentirlo aún más que me
besara, pero..
- ¿Y tu familia? Tus primos trabajan allí, es el esfuerzo de tu
padre confían en ti - dejo escapar el aire pensativo - Bruno
escúchame esto no es justo, no podemos dejar que tu
abuelo te siga arrebatando lo que te corresponde con lo
que él cree que son lecciones para ti, no puedes estar a su
merced cada que le venga en gana y estas muy cerca, me
lo dijo - volvió a mirarme con el ceño fruncido
- ¿Bajo qué condiciones?... - pensé lo más rápido que pude,
pero como siempre no encontré que decirle - ¿Diane?, ¿que
te pidió que hicieras?
- Nada, no me pidió nada que no podamos... tenemos que
quedarnos hasta mañana - dejo escapar el aire, no le diría
de momento la conversación con su abuelo, le reclamaría el
haberme ofrecido dinero, se pelearían por lo del contrato y
fin de la historia. Nell ganaría
- Supongo que quiere seguir probando lo nuestro
- Si.. Supongo, pero si de verdad queremos que no se salga
con la suya tienes que confiar en mí, nos quedamos - me
miro por unos largos segundos
- Aun no me dices como puedo invitar a salir a una chica
como tú - Su sonrisa dulce solo evocaba a la mía
- Para empezar no puedes contratarla - rió
- No me arrepiento de eso, gracias a ese contrato pude
conocerte una prueba más de mi buen ojo para los
negocios
- Pudiste conocerme porque soy una bocazas de lo
contrario no hubieses ni volteado a mirarme jamás, soy del
tipo de chica que no aparece en un catalogo
- Quizá tengas razón - se acercó de nuevo demasiado, algo
muy tentador - soy pésimo eligiendo mujeres, pero se me
da bastante bien con los empleados
- Di dos pasos atrás alejándome - hay un código de ética y
aún tenemos un contrato, lo provoqué
- Que acabara en unos días, entonces tu y yo..
- ¿tú y yo? - reí mientras él se acercaba y yo trataba de
poner distancia - ¿qué pretendes?
- Convencerte - me detuve al mismo tiempo que se
desvaneció mi sonrisa
- ¿Convencerme de qué?
- Que puede ser real - ¿sería cierto? comenzaríamos de
nuevo, ¿dejaría que siga anclado por lastima con su ex
esposa mientras su abuelo se divierte?
Me sentí como una tonta, me advirtió que tenía que dejarlo
salir de mi vida si quería que él recuperara lo que le
pertenece. Volví a repetir en mi mente toda nuestra
conversación y sentí el frio de sus palabras. Bruno me miro
muy serio diciéndome que mejor regresábamos estaba
empezando a anochecer, decidí que le contaría, pero se lo
diría lejos de allí... quizá entre ambos urdir un plan que esta
vez sí funcionara, uno que no implique dejarnos de ver o
perder por lo que tanto había trabajado por culpa de un
resentimiento añejo entre su abuelo y su padre. Aunque por
otro lado era precisamente lo que estaba esperando que
hiciéramos, era muy evidente, lo mire y asentí. Entrelazo
nuestras manos, estaba pasando y si tan solo fuera más
valiente, tenía tantas cosas en las que pensar que no podía
simplemente disfrutar del hecho de que entre nosotros
había más. Un coqueteo. Una posibilidad.
Cuando entramos sentí la presión de su abuelo aunque no
estaba cerca. Tenía que hacer algo, tenía que tomar una
decisión antes que el decidiera por mí. Mis pensamientos
fueron interrumpidos de pronto cuando en medio del salón
se detuvo y giro hacia mí, metió la mano en su bolsillo y
saco un dulce en un envoltorio plateado con una sonrisa
preciosa lo puso en mi mano
- Encontré esto para ti - lo desenvolví y el sabor del
chocolate inundo mi boca, reí - apenas va 1 Tommy dijo que
eran muchos, tengo la intención de que sean diarios para
mantener tu interés sobre mi - sonrió divertido.
Definitivamente este era el Bruno que me tenia atontada y
por nada del mundo quería traer de vuelta a el otro.
- ¿Estás seguro? esperaré diariamente uno de estos
- Es una excusa para verte todos los días - se acercó
- ¿Por eso me enviaste flores a mi casa? ¿Tratas de
conquistarme?
- ¿Está funcionando? - acaricio mi mejilla haciendo que
respiración se acelerara, los nervios me hicieron reír como
tonta, me sentía una niña
- Completamente - estaba muy cerca, me besaría y no
tendría la voluntad para negarme
- Lamento la interrupción - la voz de Nell en el salón nos
devolvió de un momento lleno de música suave y color rosa
a la cruel realidad en que nos había metido, al mirarlo sentí
rabia. No podía siquiera soportar estar allí, pero debía
concentrarme tenía que jugar su mismo juego, por Bruno -
necesito que hablemos de algo importante Bruno - me miró
sonriendo como si nada - lo siento linda
- Esta bien - Se acerco a nosotros, aunque sonreía en su
mirada podía notar la intención
- Por cierto, antes de eso... ¿ya te decidiste? necesito
saberlo la oferta sigue en pie - deje de respirar por un
segundo, preguntarme aquello delante de él...
- ¿Decidir qué? ¿que oferta? - me pregunto Bruno
directamente, si se lo decía todo su abuelo inmediatamente
actuaría, si le mentía... no quería lastimarlo y con cualquier
decisión lo haría. No estaba dispuesta a cederle esto a ese
hombre
- Es... sobre apuestas, tu abuelo quiere que volvamos a
apostar, yo le dije que no tenía dinero para eso entonces
me... ofreció pagar No acepte, pero... estoy... voy a hacerlo
- dije con determinación
- El único sonido estridente de su risa rompía mi corazón -
excelente decisión, ¿es simple recuerdas? Estadística,
probabilidad y quizá... solo quizá esta vez un poco más de
suerte, no se puede ganar en todas - lo odie
Bruno besó mi mejilla y lo siguió. Al quedarme sola camine
un poco quizá en ese momento se lo diría, le diría que lo
sabe todo y cumpliría con su amenaza, o no lo haría si yo
acepte su trato eso fue lo que le di a entender ¿y que
pasaría entonces?, ¿cómo haría para alejarme de él ahora
que sabía que sentía algo por mí, ahora que me había
explicado todo en relación a su pasado?, ¿cómo podía
dejarlo si lo quería estar con él?. Me había dicho que
estaba cansado que sería libre, pero no era cierto ¿dejaría
todo lo que tiene a su ex para cubrir su costosa y
caprichosa inestabilidad?. ¿Crearía de la nada una empresa
para seguir luchando en contra de su abuelo como
competencia?. Era algo de nunca acabar no sería libre,
además también estaba su familia, esa que conocí y a la
que sin querer le tome también cariño y era terrible de
pensar, pero solo lo sería si Nell muriera. Yo solo había
estado en su vida un mes no justificaba que dejara todo
solo por mí y precisamente había llegado allí para lograr
que su abuelo cediera, no tenía opción. Pensé durante
mucho rato en la habitación, estaba tardando demasiado,
hasta que por fin entro. No se veía enojado, se acercó de
pronto y me abrazó no lo esperaba, fue un abrazo largo y
con dulzura no me atreví a preguntarle
- Se terminó Diane - no sabía si era para bien o para mal,
beso mi cabeza - por primera vez en años - me miro con la
emoción evidente en su rostro - tuve una conversación con
Nell, una en la que no hubo discusión solo acuerdos. Nunca
lo hubiese esperado, pero sucedió. En una semana me
entregará mi herencia con parte de las acciones que posee,
lo más importante prometió dejarme en paz y no
inmiscuirse en los proyectos que tengo para ella, al fin
confía en mí y me liberará de su presencia constante y es
gracias a ti, sabía que podías lograr esto
- ¿A mí?, ¿por qué? ¿Qué fue lo que te dijo?
Empezó a contarme con la ilusión en sus ojos que haría con
el dinero y la libertad que le daba poseer esas acciones,
siempre había querido invertir para ampliar los horizontes
de la compañía. Era arriesgado, pero confiaba en que lo
lograrían. Había muchas personas trabajando en ese
proyecto hacia años, pero Nell y sus asesores siempre lo
retrasaron, tendría que viajar a Europa para reunirse con
unas personas muy interesadas, eran evidentemente las
metas de un trabajo que había llevado por años y al fin
podría realizarlo plenamente, lo entendí, era lo mismo que
conseguir al fin mi residencia
- ¿Lo entiendes ahora?, esto cambia todo, cambiara mi vida
y la de mucha gente
- Sonreí apenas - lo entiendo y... estoy feliz por ti
- Una semana más y eso será posible - sonrió con feliz
incredulidad - luego me miró y sacó de su bolsillo un sobre -
Nell me pidió que te entregara esto
- Abrí los ojos con el corazón latiendo en mi garganta - ¿que
es eso?
- No lo sé esta sellado solo dijo que te pertenecía y que era
algo entre ustedes, pero si no sabes que es podemos
abrirlo
-¡No! - grite arrebatándole el sobre pequeño de sus manos,
Estaba muy nerviosa, alterada, confundida
- ¿Que es? - pregunto frunciendo el ceño
- Es... un poema.. le pedí que escribiera el nombre del libro
que publicó con los poemas que están al lado de los
retratos de tu abuela, me pareció hermoso - odiaba mentirle
me di cuenta que en todo ese tiempo juntos solo le había
mentido dos veces y habían sido esa noche
- Bueno... se acercó sonriéndome - ¿dormiremos juntos? -
estaba paralizada, debió notar mi cara de espanto, pero es
que no podía procesar todo aquello, no podía... no debía...
El contrato, el acuerdo con su abuelo, mi cabeza iba a
explotar - tranquila, Diane... acaricio mi nariz, no tienes que
preocuparte de dormir conmigo y Nell no sabrá si
dormimos o no en la misma habitación, su dormitorio está
del otro lado de la casa solo vine a entregarte eso y
prometerte que celebraremos juntos que todo esto acabó y
que hacía mucho tiempo que no saboreaba un poco de
felicidad. Ni todo el dinero podrá pagarte esto y más - su
rostro se acercó al mío, su boca al fin me tocaría y yo...
¿había logrado sellar un trato con su abuelo en el que me
iría de su vida?
- Bruno... será mejor que durmamos bien y mañana cuando
regresemos al fin saldremos de este lugar que me hace
sentir tan incómoda - me sonrió besando despacio la
comisura de mi boca, tan despacio que contuve la
respiración
En cuanto salió abrí desesperada el sobre y dentro estaba
lo que ya imaginaba, el cheque con aquella cantidad
exagerada. Lo arrugue de la rabia tirándolo al suelo, mis
lágrimas se confundían con frustración. Luego mire el
papel en el suelo por largo rato, seque mis lagrimas y lo
tome de nuevo pensando en muchas posibilidades a futuro.
No había podido dormir bien y en los ratos que lo hacía solo
tenía pesadillas sobre lo mal que estaba todo aquello. No
quería volver a verle la cara nunca más a Nell, era
detestable, el estrés perforaba mi cabeza como un taladro
así que le pedí a una de las mujeres de servicio una pastilla.
Desayune poco y temprano por eso no los acompañe en el
comedor. Sin embargo más tarde me arme de valor y me
escabullí hasta el otro lado en donde estaba su habitación,
ya había averiguado con alguien del servicio en donde
podía encontrarlo. Toqué la enorme puerta de madera y
esperé hasta que escuche su voz entrecortada permitiendo
que pasara. Del otro lado estaba sentado sin su chaqueta
con un respirador a su derecha, inhalaba con
desesperación mientras tosía sin parar, fruncí el ceño y me
acerque a la maquina estaba teniendo una crisis. Confirme
el medicamento, era muy fuerte, mire otros mas y
enseguida supe de que se trataba.
- ¿Hará quimioterapia?
- Jamás - apago el aparato mientras se recomponía
respirando con dificultad. Esta avanzado
- Es mejor que deje de fumar Nell o esto no servirá de nada
- Aun me queda mucho por hacer y no está en mis planes
morir de momento, tampoco lo hare como un débil
atontado por las medicinas tirado en una cama
- Pero si lo hará solo - me miro por unos segundos - lo he
pensado mucho y usted gana, quiero que sepa que quiero a
su nieto, a diferencia de usted quiero verlo feliz
- Me parece lo más lógico - anoche estuvo hablándome de
ti y lo que él siente es una admiración infinita hacia usted
linda. La respeta y planea seguir a su lado para conocerla
aún más, pero recuerde que usted ya tomo una decisión ¿o
me equivoco?. Tenemos un trato de palabra no
necesitamos firmar nada, ya sé que es capaz de cumplir a
menos que quiera un contrato estructurado sobre el que ya
tiene con Bruno
- Usted no merece un nieto como él, no merece una familia
así de buena. Paula es maravillosa, dudo que le cuente lo
que hace con su hermano... y sus hijos... son los niños más
tiernos que he conocido... Bruno es un buen hombre, más
que entregarle todo anoche estaba feliz por el simple hecho
de que usted confiara en él, ¿cómo puede hacerle esto?. Me
lo he preguntado toda la noche, ¿cómo puede pedirme que
lo deje cuando nos queremos de verdad?
- Ustedes jugaron a desafiarme, a mentirme y no solo a mi...
Ya que hablas de Paula... ¿ella sabe que te contrato para
fingir ser la misma novia que no existía?. Si ahora dicen que
se quieren es porque han pasado mucho tiempo juntos y
son humanos, no te engañes al separarse harán sus vidas
sin extrañarse. Su familia.. ellos te incluyeron y no eras más
que su empleada ¿qué pensarían de este asunto? esto es
simplemente las consecuencias de sus actos. Además no
sea dramática, apenas lo acompaño a unos cocteles y
eventos solo han sido unas semanas
- ¿Usted que va a saber de querer a alguien? si esta es la
forma como lo demuestra, haciendo miserable a su propia
hija cuestionando hasta sus últimos días su matrimonio,
pero lo peor lo ha hecho con Bruno y ésta es mi condición -
me acerque y tiré el cheque sobre su regazo - dejara de
pagarle a su ex para que siga actuando a la lastima infinita,
lo dejara en paz entregándole lo que le pertenece y dejara
de intrigar con Xavier en su contra. Estoy segura de que lo
envió conmigo para tratar de hacer lo mismo que con su ex
prometida solo que ella no lo amaba lo suficiente, solo así
yo saldré de su vida
- Por primera vez no reía ni sonreía al escucharme - de
acuerdo Diane, espero que tengas una feliz vida
- Yo espero que usted tenga una feliz agonía - salí de lugar y
camine solo unos pasos antes de que las lágrimas
volvieran a agolparse, tenía que ser fuerte y llevar todo eso
hasta el final y este no podía ser el final.
George fue por nosotros y nunca estuve tan aliviada de
haber salido de ese lugar al que estaba segura no volvería.
Durante el trayecto hablamos por primera vez como nunca,
nos contábamos cosas, nos reíamos de ellas. Su mano
rozaba la mía y me olvidaba de todo, él era un ser
extraordinario cuando realmente quería, lleno de unos
sentimientos hermosos, esos que su abuelo pensaba que lo
hacían débil para dirigir algo tan grande. Lo cierto era que
pensaba en cada persona a su cargo, en como abrir más
fuentes de empleo, me dijo que hablar con Tommy le hizo
considerar abrir pasantías en todos los niveles, preparar a
futuros ingenieros y no sería más feliz que Sam con esa
noticia, pero para ello debía llevar a cabo su proyecto y para
mí no era más sino muestra de su humanidad, sí, podía ser
un poco duro si no lo conocías, pero cuando abría su
corazón podía ser el más adorable.
Al llegar comencé en mi habitación a hacer la maleta, me
iría para no volver aunque no había encontrado como
decírselo. Repasaba frases como, "Bruno lo siento mucho,
pero debo irme y no tienes que pagarme nada"... o ...
"Decidí que es mejor que ya que cumplí con mi trabajo,
debemos regresar cada uno a la vida normal", ninguna
parecía sincera y abriría una serie de preguntas que
terminaría por descubrir el acuerdo con Nell. Después de
todo en un par de semanas debería comenzar a trabajar y
esa misma semana debía solucionar lo de mi matricula,
cerré los ojos... la matricula que no pagaré. Había pensado
también en eso, le pediría a el hospital que cubriera gran
parte era mi última opción, a cambio más turnos dobles me
esperaban para pagar, aunque no sabía si podíamos
arreglar con la residencia encima, lo único a mi favor
habían sido las vacaciones, era una posibilidad casi nula,
suspiré. No debía pensar en eso, no en ese momento, lo
único que tenía claro era que debía dejar mi orgullo de lado
si quería conseguir lo que quería, mire al rededor todo
estaba en orden y suspiré. Escuche la puerta y un minuto
después Bruno entraba con una preciosa sonrisa
- Se acerco hasta abrazarme - ¿qué te parece si tu y yo
damos un paseo? - miro la maleta sobre mi cama y frunció
el ceño - ¿te vas?
- Me aleje un poco - tengo que regresar al departamento
Bruno, a trabajar, a mi mundo
- Lo sé, pero... puedes quedarte un poco mas... - parecía
una suplica
- Debo hacer muchas cosas antes, presentar mi examen...
arreglar mi vida
- Pagare tu matricula ¿qué tanto tienes que arreglar?
- Sobre eso... es que... no creo que debas pagarme
- ¿¡Como que no!?
- Es un contrato que rompimos hace rato aunque
jugáramos a que no, no tiene ya validez. Te di información
personal, nos hicimos amigos y ya conseguí como pagarla,
se me hizo muy satisfactorio ayudarte
- Resoplo - ¿conseguiste? a ver... explícame ¿cómo?
- Con tu abuelo... si, fue apostando
- ¿Apostaste con Nell que cosa? - su mirada inquisidora me
parecía familiar y me ponía muy nerviosa, no sabía que
mentira decirle, eran solo unos días
- Tu abuelo hizo que ganara mi caballo en el club hípico me
lo confeso, me puse furiosa y dijo que podía resarcir su
ofensa. Aposté que podía subir a caballo perfectamente
aunque fuera mi primera vez, me preguntó por mis
estudios... finalmente elegí mi premio consiguiendo un
préstamo
- ¿No sabias montar a caballo? – se cruzó de brazos, no me
creía nada
- No y fue difícil, así que gane la apuesta y con eso pagare
mi matricula ¡que fácil!, lo que es mucho dinero para mí al
parecer para él es un chiste
- ¿Por qué no te creo ni un poco esa historia? - me sonrió
- ¡Esta bien! no quiero que me pagues y más ahora que
sabes... que me gustas - no lo miraba
- Se acerco acariciando mi brazo hasta tomar mis manos -
Necesitas pagar tu matricula y...
- Nell lo resolverá de verdad prefiero un préstamo no me
siento bien consiguiendo esto contigo cuando no lo vi
como un empleo. Me engañé desde el principio - lo solté y
me alejé, no me gustaba nada como una mentira llevaba a
otra, no podía decirle aun no era tiempo
- Por lo menos quédate esta noche
- No y no puedes retenerme - debía irme era el trato
- No me dijo nada, simplemente se quedó allí viéndome
mientras que mis sentimientos se me clavaban en la
garganta - tienes razón discúlpame, yo no puedo retenerte
aquí... conmigo – no, no podía, no podía quedarme a su
lado, no lo vería mas
- Podemos despedirnos simplemente sin que me mires de
ese modo
- ¿Despedirnos?, ¿Diane no pretendes irte solo de esta casa,
también de mi vida? - no podía mantener su mirada, se
acercó obligándome a mirarlo - contéstame
- ¿No ves que es absurdo?, es complicado...
- Lo es pero... ¿hay algo más?
- Tú tendrás mucho trabajo y yo... Mi vida es el hospital y
mis estudios no tengo tiempo para esto
- ¿Esa es tu excusa?
- No soy la mujer que necesitas, ya lo sabes
- No, no lo eres evidentemente, eres mucho más ¿no lo ves?
- No puedes decir eso, no cuando me dijiste aquella noche
en el bar que podrías tener a cualquier mujer, incluso a mí,
soy una mas y apenas me conoces. No soy tu tipo de mujer
¿recuerdas?.
- ¿Lo haces por orgullo?
- Lo hago por los dos esto no funcionaría, no seré una de
tus relaciones fallidas tampoco tengo tiempo para esto
- Entonces pretendes que me resigne a tu respuesta...
sobre aquella noche en el bar y lo que dije quizá fue muy
ofensivo. Lo siento mucho te hablare de la mujer que
quiero... - dejó escapar el aire - era esa que le describí a mi
hermana, les hice creer que existía alguien en mi vida que
estaba solo en mi imaginación hasta que te conocí. Te vi
allí en el bar con esa energía sin importar bailabas y
cantabas como si nada te afectara y luego me miraste, me
hablaste, te enojaste conmigo tus mejillas estaban rojas,
¿como podías pasar de un sentimiento a otro con tanta
facilidad? y pensé... por que yo... ¿por que yo no puedo
tener a una mujer así?, natural, espontánea... y si me amara,
si me quisiera... sería tan parecida a la mujer que quiero en
mi vida que no habría nada en este mundo que me
impidiera tenerla porque haría lo que fuera necesario. Quizá
no lo supe de momento, pero te fui queriendo y eres todo lo
que pedí, la mujer que quiero. A menos de eso me
convenciste. Una que me quisiera a pesar de todo, a pesar
de mi pasado y mis demonios, a pesar del dinero - suspiró
profundamente - ¿Respóndeme, lo único que querías de
todo esto es el dinero? ¿Es todo? - no salían las palabras
seguro callando confirmaba su pregunta - ¡bien! - giro para
salir de la habitación
- ¡Bruno!
Llegue hasta él tomándolo de su perferto saco atrayéndolo
hacia mí, justo hasta unir nuestros labios en un beso que
necesitaba. Sus manos se aferraban a mi cintura
fuertemente, no queríamos dejarnos ir, no así, sentirlo tan
cerca nublaba mi consciente. Su boca era cálida y dulce,
quería permanecer sintiéndolo de aquel modo, pero
termino. Me miro profundamente, sus ojos eran hermosos y
sentí que me perdía en ese azul maravilloso, toqué
lentamente sus labios, necesitaba más, lo necesitaba de
una forma que no esperaba cuando lo conocí. Hacia tanto
tiempo que no estaba con un hombre, hacia tanto que no
deseaba tocar otra piel.... Mi mano se deslizo por su cuello
en una caricia que hizo cerrar sus ojos bajando lentamente
hasta su camisa, disfrute de ese momento como si
estuviese a punto de morir, desabroche los botones uno a
uno tocando su pecho tibio. Entonces pronuncio mi nombre
en un susurro para luego tomar mis labios con tanta pasión
que me hizo recorrer un escalofrío por todo el cuerpo, la
ropa sobraba, me entregue por completo a sus manos y a
su voluntad. Lo deseaba tan intensamente que sentirlo era
lo más increíble que podía sucederme. El deseo llenaba
cada espacio hasta nublar los sentidos, su boca se adueñó
de mi cuerpo y mis manos se enredaron en su pelo, no sé
en qué momento llegamos hasta la cama en donde de
golpe aparto la maleta y me sonrió de una forma tan
perversa que provoco mordiera mis labios, "eres mía" dijo
con voz ronca antes de hacer que perdiera por completo la
cabeza. "TE QUIERO" declare en su oído y luego... todo se
torno de un color que recordé era su favorito, me
embriagaron sus caricias, la forma de hacerme sentir que
era su dueña en ese instante. Esta era nuestra historia, en
esa habitación, él y yo quemándonos de a poco. Allí debería
terminar cualquier discusión, sin duda en donde lo único
que podíamos escuchar era nuestras respiraciones entre
gemidos. No supe cuánto tiempo paso, perdí la noción de
las horas, de la lógica, de las consecuencias.
Estaba sobre su pecho mientras me acariciaba despacio la
espalda, no quería abrir los ojos para descubrir que era un
sueño que terminaría al despertar
- Sabes que no voy a dejarte ir de mi vida - besó mi frente
- ¿Cómo harás?. ¿Me encerraras en tu castillo?
- Puedo encerrarte en esta habitación hasta que entiendas
- Lo mire divertida, su sonrisa se amplió - ¡ah sí! Por favor
señor Evans no me deje ir - bese su boca repetidas veces -
¿cuándo firmas todo con Nell?
- El viernes, ¿por qué?
- No lo se... es mucho tiempo - lo abracé besando su pecho
- Mas ha sido lo que he esperado por esto - me sentí fatal
- Debo regresar de momento Bruno, poner en orden un
montón de cosas dame tiempo - no habría nada entre
nosotros mientras eso no sucediera. Luego Nell podría
hacer lo que quisiera rompí todos mis acuerdos en unas
horas
- ¿Entonces un chocolate al día? - Reí - ¿empezaremos de
nuevo a partir de ahora?
- No, nada de empezar ahora, mejor mañana y te diré lo
mismo al siguiente día - dibuje un camino de besos hasta
su boca - y el día siguiente... y el siguiente... y así... siempre
La noche se nos vino encima en la burbuja que habíamos
creado, lo sé, no pude irme ni por voluntad. Pase la noche a
su lado y podía jurar que se sentía tan bien dejar atrás el
peso del mundo solo para estar entre sus brazos. No niego
que pensé en que había metido la patota hasta el fondo,
que finalmente había sido todo culpa mía, el llevarlo a aquel
parque, invitar a su familia a cenar y decirles que era
enfermera, decirle lo de mi padre y dejar que me
acompañara a casa. Por si no fuera poco jugármela a todas
con el atorrante de su abuelo. La cereza del pastel, besarlo
hasta quedarme sin aliento en lo que podía deducir como
seducción, ¿a dónde había ido a parar nuestro contrato y
todas sus clausulas? ¿y lo que acordé con su abuelo, era
dejarlo o amarlo aun mas?. Ya no podía pensar me rendí a
que pasara lo que tuviera que pasar.
Esa mañana lo deje descansar así dormido se veía tan
tranquilo inocente de todo lo que su abuelo había hecho.
Acaricie despacio su cabello y con cuidado de no
despertarlo me escabullí a la cocina, me hice un moño en lo
alto sentándome a mirar el hermoso día, apenas amanecía
ese lunes tomando una simple tostada pensando en lo
hermoso que sería vivir lo nuestro sin tener consecuencias.
Irónicamente habíamos fingido por un mes que era real y
justo cuando comenzaba a serlo tenía que simplemente
terminar. Le di una mordida a mi tostada entre suspiros, la
gran pregunta ¿y ahora que? miré el amplio jardín y el
bonito cielo sin pensar en nada mas, no lo sentí llegar, solo
sentí sus manos rodear mi cintura y su boca sobre mi
cuello me hizo cosquillas
- ¿Por qué no estás en la cama conmigo? - mordió mi
tostada
- Porque es un día muy bonito, tú tienes que trabajar y yo
volver a casa
- ¿Sigues con eso? ¿Tienes tantas ganas de dejarme? - giré
y lo abracé - no puedes solo usarme sin pagar por ello
- No tengo dinero, dejare un pedazo de mi alma empeñada
te lo prometo – me sonrió negando con la cabeza
- No es suficiente, quiero que te quedes
- Tenemos que darnos el tiempo para poder empezar
Bruno...
- Yo creí que habíamos empezado algo...
- George vendrá por ti, necesito que me lleve a casa
- Buenos días - ambos miramos a Maritza - ¿¡que es lo que
están comiendo!? - abrió los ojos con sorpresa, al parecer
era lo único que le sorprendía - ya mismo les preparo un
desayuno como es debido, es muy temprano ambos
deberían volver a la cama
- ¿Lo ves? Maritza está de acuerdo – reí y ella nos sonrió
con dulzura como mirando un hermoso cuadro
George también se dio cuenta y es que era casi imposible
disimular o ser los mismos. Ya no había contrato entre
nosotros justo dos días antes de vencerse, lo mire por el
retrovisor y en mi mente todo se hizo más claro. Cuando
dejó la maleta en el departamento, cerré la puerta y lo mire
fijamente
- ¿Piensas contarle esto a Nell?
- No sé de qué habla señorita
- La única persona que ha estado con nosotros eres tú,
sabe cosas que nadie más, cosas muy nuestras que
estaban dentro de nuestro acuerdo
- Lo siento mucho Diane – suspiró - pero él es muy
persuasivo y me presionó - se veía afectado
- ¿Por qué? me dijiste que le tenías cariño... ¿George en
donde está tu lealtad?, confía en ti
- Quiero mucho al joven Bruno, pero ha tomado caminos
que francamente lo creí perdido. Sin la intervención de su
abuelo no se hubiese recuperado de Jazmine aunque
parezca lo contrario, luego esas mujeres y... la bebida. No
lo conoce del todo la presión de su abuelo para que
encontrara a alguien digno... lo estábamos perdiendo, ya no
era el mismo, se hacía cada vez más como Nell
- ¿Entonces tendría que hacerme digna para él ante los ojos
de su abuelo y tú le contabas todo?
- No, no lo entiende aun... - hasta que subió al auto y pase el
día con usted... lo supe enseguida, Bruno me contó de su
contrato y si no supo darse cuenta desde el comienzo que
lo suyo podía ser real yo si, por eso le conté, por ello él
decidió probarle era una mujer diferente. Su alegría, su
autenticidad era lo que Bruno necesitaba para volver a
creer, para querer luchar de verdad por alguna relación real.
- Entonces según tu percepción superé todas las pruebas
de su abuelo... menos esta, no pude dejarlo y aun no estoy
convencida.
- No lo sabe, pero... está convencido de que no saldrán de
esta... si le sirve de algo lo único que hará que Nell acabe
con todo esto está en las propias manos de Bruno no en las
suyas, él debe ser digno de una mujer como usted.
En un principio no entendí absolutamente nada de aquello.
¿Que debía hacer él ante los ojos de su abuelo?. Me dejo
pensativa, pero tenía tantas cosas que poner en orden que
no le di importancia lo más probable era que Nell se
enterara que incumplí mi palabra y lo que más me aterraba
era que le hiciera cobrar a él por ello con su acuerdo por la
empresa. Le envié un mensaje a Ann contándole que había
vuelto y me entretuve con un montón de papeles de la
universidad y el hospital, de algún lado tendría que sacar
adelante un plan porque pecaría de orgullosa, pero no
aceptaría el dinero de ninguno. ¿Cómo fui de ingenua al
pensar que de verdad fingir ser la novia de un hombre como
ese era un empleo?. Tenía que admitir que más que por
dinero me pareció divertido y caí presa de mi propio juego.
Ann respondió mi mensaje con un "llegaré tarde" y que
preparara algo de comer, puse los ojos en blanco realmente
había vuelto no había nada en la despensa ni en el
refrigerador. Después de todo, ¿cuando hubo algo más que
cereal, pan, leche, galletas y jugo?.. En un mes me mal
acostumbr a tenerlo todo en bandeja de plata y antes
ambas solo llegábamos a dormir, a veces, así que decidí ir
al supermercado y hacer lo que tenía que hacer desde un
principio.
Llegue esa Noche con mas líos que resolver de los que
tenia. Tire sobre el montón de papeles los otros y con un
suspiro me propuse cocinar aquello si se me estaba dando
muy bien, mientras estaba concentrada no dejaba de darle
vueltas a la cabeza al igual que al guiso. De pronto sonó el
timbre y pensé que la despistada habría dejado las llaves
quien sabe donde. Deje todo para atender rápidamente, en
la puerta apareció un muchacho y me sonrió, al confirmar
mi nombre me entrego dos pequeñas cajas plateadas era
del servicio de mensajería. En ambos paquetes por
separado había un chocolate con una nota
El primero "Ya te extraño" el segundo "y mucho". Reí, él era
más dulce que eso nunca lo hubiese imaginado. Tome mi
teléfono y envié mi mensaje "ven a cenar conmigo así
conocerás a Ann" respondió casi de inmediato, "no puedo,
tengo una cena de negocios, ven conmigo" Re:"no puedo,
cenare con Ann" y allí estaba, la realidad lejos del contrato,
su vida y la mía "¿Cenamos mañana?", pensé que
responderle, no era bueno que nos viéramos George le
contaría a Nell Re:"Quizá"
Amontoné los papeles en una carpeta dejándolas de lado
me tocaba un día duro para resolver aquel embrollo, pero
no mas por ese día. Ann llego como siempre a las carreras
y famélica me abrazó como si no me hubiese visto en
siglos yo ya tenía todo preparado
- Espero que esto signifique que me contaras todo – hice
una mueca
- Quizá no te gustará, pero si lo conocieras...
- ¿Conocer a el hombre con el que trabajas o con el que
sales?
- A el hombre del que me confieso atrapada que no es
ninguno de los dos y fue ambos – alzo las cejas
La comida se hizo larga y al escuchar de mi boca mi propia
historia de aquel contrato y como había acabado todo
parecía descabellado, parecía que había vivido una vida en
tan solo poco más de un mes, Ann estaba anonadada. Hizo
algunas preguntas clave, pero seguía mirándome como sin
saber que decir
- ¿Que harás?
- Eso es precisamente lo que no se
- Yo hubiese aceptado el dinero del vejete y le hubiese dicho
a él la clase de carroña que es
- Si lo hubiese hecho entonces pelearían y no cedería con lo
que tanto le ha costado, Nell habría convencido a Bruno
que sabía lo del contrato desde el principio y yo estuve de
acuerdo. Hablaron esa misma noche según mi respuesta,
aun creo que ese es su plan
- ¿Cómo es que no ve todo lo que hace su abuelo?. Es una
locura de familia
- Creo que en el fondo él sabe lo que es capaz solo que le
cuesta creer que llegue tan lejos, es su abuelo después de
todo y aun no sabe todo lo que ha hecho. Desataría
huracanes entre los dos, romperían lazos a días de que le
deje en paz al fin
- Resopló – ¿como fuiste a meterte en semejante lío? Y
ahora si no aceptas el dinero de Bruno Evans que para serte
honesta seria como si te pagara el rato como una
cualquiera muy a pesar del contrato más que roto, ¿como
pagaras la matricula?. Por ello hiciste esto
- Lo resolveré. Hoy estuve hablando con el director del
hospital me tendrán una respuesta mañana, renegociaré
con la universidad un modo de pago, aunque me exigen la
totalidad puedo llegar por lo mínimo a un 80% del total
quedándome básicamente en la ruina porque mi sueldo iría
a parar al préstamo y el resto a Michigan.
- ¿Por que no vendes las joyas y los vestidos?. No valdrán lo
que costaron, pero si mucho – sonreí
- Que buen plan Ann, no tengo esas joyas las deje en su
casa, pero aun tengo conmigo algo que si vale muchísimo
¡Gracias!
- Que sirva para mas que traerte dolores de cabeza esa
relación, estoy de acuerdo contigo que no debería empezar
aun. Si él es como dices y su abuelo tan desgraciado, por ti
o por cualquier tontería explotarán tormentas hay
demasiada porquería entre ellos – Tenía razón – Diane...
quiero que seas feliz y me alegra que encontraras en él
tanto, pero... ¿lo has pensado? ¿Están preparados ambos
para esto?. No es una forma normal de comenzar algo con
tantas cosas por decir y con un contrato loco de por medio.
Quizá la pasión les ganó y se refugiaron uno en el otro
créeme se dé que te hablo, pero una cosa muy distinta es la
vida real, el día a día, las ocupaciones, el mundo en él que
vive y en el que estas tú, no quiero arruinar esa sonrisa que
traes cuando lo nombras, pero... es demasiado
Si, si y mil veces si lo había pensado. Solo que no quería
admitirlo por lo pronto debía resolver por mi cuenta. Al día
siguiente después de firmar mas deudas los junte con mis
ahorros y fueron un 75%, si me tocaba poner en venta esos
preciosos zapatos... reí al recordar pequeños momentos de
esa vida de lujos. Yo pude adaptarme a ella porque me metí
en la cabeza que estaba trabajando, porque mi deber era
hacerlo, ¿pero en realidad estaba dispuesta a algo así?,
¿cuando mis cómodos zapatos deportivos eran mis
compañeros eternos? ¿Y él? Podía ajustarse a estar sin
chofer y pasar mucho tiempo en actividades sencillas?. Un
día en el parque había estado bien, pero estaba
acostumbrado a tenerlo todo, ¿que sabría de vender
zapatos para cubrir deudas?.
Esa noche abrí la puerta y no le aparté la mirada hasta que
entró abrazándome e invadiendo mi boca.
- ¿Podemos irnos ya?
- ¿A dónde? – no ves que estoy en mi mejor momento,
vestía un suéter de lana y pantalones cómodos, estaba en
casa y evidentemente no saldría de allí
- A cenar – levanto una ceja – en eso quedamos ¿lo
olvidaste?
- ¿Tu olvidaste que fue un quizá?. Además para que
tenemos que salir aquí podemos comer algo, cocinare y....
– miraba el departamento, era la primera vez que estaba
allí – ¿Es muy pequeño para usted?
- No, pero es pequeño, no sé por qué lo imagine más grande
- Comparado con su mansión es el cuarto de servicio – ¿en
donde esta Ann voy a conocerla?
- Hoy tal vez no llegará esta... con un amigo – hice un
ademan – eso fue ayer
- No pude venir – se dirigió hasta la mesa y comenzó a
revolver mi desorden de papeles – ¿que es todo esto?
¿Contabilidad?
- Eso... - lo recogí todo a las carreras y lo guarde en la
carpeta - son muchas cuentas
- Frunció el ceño – ¿necesitas dinero?
- ¡No!
- ¿Por que eres tan orgullosa?
- Bruno he pasado mi vida resolviéndola sola, puedo hacerlo
- Pensé que ya no estabas sola – entrecerró los ojos ¿Por
qué era tan difícil? No se podía negar que algo le había
aprendido a Nell
- ¡Bueno basta!, preparare algo y cenaremos aquí – me
abrazó – o pedimos la comida y mientras esperamos... -
beso mi boca tiernamente no me dejaba pensar
- ¿Tiene que hacerse todo como digas?
- Cenaremos aquí eso es ceder – y la única que cedía era yo
No hablamos demasiado la verdad era que no quería
hablar, aunque si aprovechamos el tiempo. Finalmente se
quedo conmigo abrazándonos debajo de las sabanas. Al
despertar ya no estaba, había caído en un profundo sueño
en el que ni siquiera soñé, simplemente descanse como
hacía mucho tiempo no lo hacía. Para cuando salí de la
habitación despeinada y adormilada estaba en la cocina
tomándose un café con Ann, abrí los ojos despertando por
completo
- Pensé que dormirías hasta medio día, no parecías querer
despertar – llegue hasta él mientras Ann me extendía el
café haciéndome una seña con los ojos sonriente –
¿Descansaste? – le di un sorbo a mi café mientras él
besaba mi frente y asentía
- Vaya sorpresa la de esta mañana al encontrar a semejante
hombre en este departamento, ¡Ah Diane, no me dijiste que
era tan guapo tu jefe! – note su sarcasmo – generalmente
era yo la que me topaba con sus amigos y hacia bromas
- ¿Guapo? es bastante común, no parece un príncipe sólo
es mi jefe
- Legalmente desde hoy ya no soy su jefe y esto es una
misión cumplida, querías que conociera a Ann y ya está –
miró el reloj... debo irme George pasara por mí en dos
minutos – me beso rápidamente en los labios y salió sin
más palabras despidiéndose de Ann
- ¿Que fue todo eso?... – Ann parecía más sorprendida que
hace dos noches cuando se lo conté – Con razón decidiste
firmar un contrato, yo vendo mi alma también por uno así.
Se quedo contigo anoche – sonrió con malicia – estás en
verdaderos problemas no puedes perder a un partido como
ese
- Recordé sus palabras "¡Soy un buen partido dicen!, nada
más"- Es un buen hombre
- Y te adora... será mejor que le vayas contando todo el
numerito con su abuelo antes de que lo pierdas por algo tan
asqueroso –
Deje caer la cabeza con cansancio estaba claro que no nos
dejaríamos, tenía que hacer muchas cosas lo llamaría y
hablaría con él antes de que Nell descubriera que mi
palabra no había valido de nada. Miré por la ventana era un
día gris volvería a dormir un rato más si es que podía,
estaba mentalmente agotada.
Esa tarde recibí una llamada, conteste tan rápido que no vi
el número. Estaba lloviendo a cantaros como si se fuese a
caer el cielo y yo corriendo de un lado a otro. Paré en una
esquina sacudiéndome en vano el agua escuchando a una
mujer al otro lado de la línea confirmando mi nombre, solo
me dedique a tratar de escuchar entre el sonido de la lluvia
no entendí casi nada de lo que decía. Hacia un ruido
enorme finalmente me comunicó con alguien
- ¿¡Bruno!?
- Esta hecho Diane, Buen trabajo.
Solo eso y me había colgado el teléfono, me dieron ganas
de ahorcarlo. ¿Está hecho? ¿Buen trabajo?. En mi teléfono
con la pantalla humedecida podía ver correos de entrada
uno de ellos del banco, respire profundamente, el monto
era específicamente el doble de nuestro contrato. ¡BRAVO!
Nell era mucho más rápido que yo. ¿Que esperaba si no
cumplí con nuestro acuerdo?, estaba mojada, indignada y
furiosa al mismo tiempo. Subí a un taxi a la carrera y fui
directamente a donde tenía que ir.
A el banco entré goteando y fui a la caja con pasos firmes,
con mis jeans azules empapados y mis zapatos de goma
dejando marcas de agua.
- Quiero retirar todo esto - le pasé el monto en un papel
humedecido - en efectivo
- La joven castaña abrió los ojos con sorpresa mirándome
como si estuviese fuera de mi y así era - Señorita, no
podemos hacer tal cosa es un cantidad muy grande y...
- ¿Es mi dinero o no es mi dinero? – estaba más que
alterada
- Si, pero para retirar tanta cantidad en efectivo debe ser
autorizado por el gerente con anterioridad
- Entonces quiero hablar con él – me miro finalmente como
si estuviese loca, pero fue en su búsqueda
- Espere un rato innecesario a que apareciera el gerente,
caminaba de un lado a otro chorreando agua. La gente
empezaba a mirarme mucho – ¿Señorita? - giré a la voz
calmada - ¿puede pasar a mi oficina por favor? – ¡cómo
no! Me tendió una toalla que agradecí y me senté frente a
él – Veo que desea retirar por completo esta suma, es la
misma que ingreso hace una hora en sistema. Nuestro
deber es asesorar al cliente, si lo desea podemos hacerle
un cheque de gerencia
- Necesito eso en efectivo
- Me temo que es muy complejo que arriesguemos su
seguridad por tal cantidad....
- Mire, no tiene que entender, ¿este es un banco cierto? ¿Y
ese es dinero a mi nombre? – asintió – entonces consiga
una bolsa de basura y colóquelo dentro le firmo lo que
quiera
- No se trata de...
- ¿Puedo hablar con alguien más?, ¿Alguien que me
soluciones esto? no me importa esperar con tal de que
hagan lo que les pido – no tenia paciencia
- Hare que hable con el Gerente de operaciones – descolgó
su teléfono y llamo directamente mientras se me desataba
un dolor de cabeza, ni siquiera podía pensar con claridad -
Está en camino, bajara personalmente a atenderla
Al cabo de unos 15 largos minutos entro un caballero
elegante. No iba así vestido cuando lo conocí puse los ojos
en blanco, debí tomar el dinero del club hípico
-¿¡Diane!? – me miró de arriba abajo no era ni parecida a la
chica linda de aquel club, estaba hecha un completo
desastre furioso y mojado
- Hola, ya sé que esto es una petición difícil y que el banco
tiene políticas, pero necesito ese dinero en efectivo ahora
- ¿Bruno sabe que estas aquí? – no, pero se va a enterar de
eso no hay duda
- Precisamente al salir de aquí iré a verlo – frunció el ceño -
Por favor, ¿puedes ayudarme?, compuse mi mejor mueca
llorona e inocente, eso debía funcionar.
- Pidió al hombre que los dejara a solas y trajera un poco de
café caliente para mi, así sería mi apariencia – Ciertamente
hay políticas, no entiendo cómo es que quieres todo eso en
efectivo, existen otras opciones que...
- Lo quiero en efectivo ahora – la vena de mi sien se me iba
a reventar, no lo miraba y no podía controlarme, no quería,
ya estaba harta
- ¡Bien!. Entiendo y espero que entiendas tambien que
Bruno es un gran amigo y cliente no puedo enterarme que
su novia estará por allí con una suma considerable de
efectivo sin avisarle. Resolveremos esto Diane, dame cinco
minutos – salió del lugar al tiempo que llegaba mi café
¿Pero qué clase de circulo vicioso era este que ni siquiera
podía dar un paso sin que lo supiera...?. Eso me pasa por
ostentar un cargo tan alto como la novia de Bruno Evans,
¿que mas daba?, podía hacer lo que quisiera con mi dinero
¿o no?. Sonó mi teléfono y esta vez sí voltee los ojos
dejando escapar el aire al contestar
- ¿¡Que demonios estás haciendo!?
- ¿¡Que demonios haces tú!?, es mi dinero me lo he ganado
bastante bien y deberías agradecerme por tan buen trabajo
tuve que soportar bastante tus malcriadeces. Haz que el
banquero me de lo que le pido – fue mi turno de tirar en
teléfono, ¿La ex esposa habrá tenido que pasar por esto y
finalmente la volvió loca? – respire - no estoy enferma...
solo furiosa
- Diane... George viene en camino va a llevarte segura y te
daremos el dinero en efectivo - resolvió al fin el caballero
que no tenía la culpa de mi ataque de rabia
Como prometió preparo todo en un bolso para que me lo
llevara. En 20 minutos mas estaba más tranquila, aunque
nada podía evitar lo que pasaría. George entro a la oficina y
me miró apenas, yo si le clave la mirada acusadora todos
teníamos parte de culpa, tomo el maletín y agradeció al
banquero que se despidió de mi con una mueca y yo emití
otra que transmitía mis disculpas y agradecimiento. Al
subir al auto me pregunto a donde iría
- ¿A dónde crees que voy? - le pregunté irónicamente de
vuelta
- Señorita... es mejor que deje que se calmen las cosas...
- No quiero
- Ustedes dos tienen muchas cosas en común, cuando se
calmen...
- George, hazme un favor. Cuando me dejes en la puerta de
ese enorme edificio llama a Nell y dile que tendrá lo que
quiere
No volvió a mirarme por el retrovisor ni a emitir palabra,
tampoco permití que me acompañara. La última vez que
había estado allí fue hace exactamente un mes cuando
firmaba ese contrato. Conocía el camino y evidentemente
le habían avisado de mi llegada, sentí todo aquello como un
jodido dejavu cerraría un ciclo y volvería a mi vida. Tenía
demasiado que solucionar como para lidiar con el capricho
de un viejo y la malcriadez de un niño. La secretaria me
miro con sorpresa aun tenía el cabello semi humedecido y
despeinado además de vestir inapropiadamente informal
como para pisar ese edificio. Quiso acompañarme, pero le
indique con la mano que no era necesario, el bolso era
pesado aunque la adrenalina que llevaba dentro lo hacía
ligero a mis pasos ni siquiera miré al rededor. Pase las
puertas de vidrio esmerilado y él estaba allí sentado con
montones de papeles frente a Sam ¡Genial! Parecía todo
planeado de principio a fin, el destino si era un jugador cruel
y preciso. Me saludo con cariño, pero en seguida noto que
no llevaba ánimos de nada
- Sera mejor que me vaya y los deje solos – No pudo ni
moverse unos pasos
- ¡No!, estamos trabajando Sam y tú no puedes venir aquí
sin una cita o aviso previo – dijo con dureza
- Me importa muy poco sabias que vendría
- ¡Es mi señal!... espero verte pronto Diane – beso mi mejilla
y salió de la oficina. Con rabia él se levanto de su cómoda
silla para enfrentarme, me erguí para darme seguridad.
- ¿A que viniste?
- A decorar tu oficina – abrí el bolso y tiré el contenido a sus
pies con una rabia que jamás había sentido, se veía el
montón de billetes nuevos esparcidos a nuestro alrededor
- Sabía exactamente que harías eso Diane, esto fue lo que
acordaste con Nell eres predecible. Aunque jamás imagine
que harías una rabieta de este estilo
- ¿¡Rabieta!? – me pagaste no solo lo del contrato esto es
una basura, resulta que también pagaste también por lo
que hubo entre nosotros
- Si no fueras casi un médico juraría que eres actriz...
Cumplo con nuestro contrato
- ¡Por favor Bruno! Ni siquiera sabes la diferencia. Tu ex
esposa lleva actuando años para darte lastima y todo eso
patrocinado por tu querido abuelo, ¿Te diste cuenta? ¡tal
vez si!, pero es mas cómoda la mentira cada quien arregla
su vida como puede, lo que creo es que sigues queriéndola
de cualquier forma. Deberías ser tu quien gane un Oscar –
me miró con evidente sorpresa – hubo un silencio que nos
apaciguó, era una verdad muy cruel
- ¿Que te diferencia de ella?
- ¡Vaya! ¿No mediremos limites cierto? – precisamente por
esto no quería decirte, no quiero que te enfrentes con Nell y
por orgullo rechaces lo que te pertenece hay mucho mas en
juego por tu parte por la mía era arriesgarme a esto, a que
creyeras a tu abuelo. Yo soy una recién llegada a tu vida es
fácil pensar lo peor de mi por eso te oculte que Nell me
ofreció dinero
- Desde un principio querías mi dinero
- Yo... acepte estúpidamente y por desesperación un juego
absurdo por dinero y ahora... piensa lo que quieras, aquí lo
tienes
- Ya tienes resuelto todo gracias a Nell, ¿para qué lo
querrías? – deje escapar el aire audiblemente
- No acepte su dinero ni el tuyo, esto es.... Humillante
- No mientas mas Diane – se acerco mucho a mi
pisoteando los billetes como si fueran hojas, podía ver mi
rabia reflejada en sus ojos – Nell pago por completo tu
matricula mas todos los aranceles. Pago por seis meses el
Colegio de Tommy y su intercambio en Japón, además de
la clínica de tu padre por un año. ¡Todos tus problemas
resueltos!, ¿ahora me dices que no lo aceptaste? – ¿como
es que paso todo eso? me quede de piedra, fue un golpe
muy bajo, cerré los ojos con cansancio y suspiré
- No lo sabía yo... - se hizo un nuevo silencio entre los dos -
nunca podre devolverle eso - musite y de pronto todo se
volvió calma
- Estuviste todo este tiempo confabulada con él admítelo
quiero escucharlo de tu boca, ¿cual es la verdad?– me
hablo con tristeza – todo este tiempo en que creí que eras
real era mentira
- ¿De verdad lo crees? – mis ojos se llenaron de lagrimas y
me miro de una forma en que dolió
- No sé que creer ni en quien creer – esta vez el silencio fue
una tortura, ¿que mas habría por decir?
- Todo esto fue un error y mi única verdad está aquí
conmigo... Bruno... , si es cierto lo que dices...
- Es cierto - cerré los ojos incapaz de decir alguna palabra o
moverme
- Entonces se aseguró que de cualquier forma recibiera un
pago. A tus ojos todo encaja a la perfección me sentí su
marioneta creía que podía pensar como él ese realmente
era el fin, no me miraba - Te Quiero... y quiero que seas muy
feliz, aunque no sepa en donde estés, aunque tu abuelo se
valga de tretas tan bajas para demostrar que somos
capaces solo de decirlo - me acerque acariciando su
cabello y al fin me miró - por favor ve por tus sueños, yo iré
por los míos y si la vida es suficientemente buena, si
buscas dentro de ti y descubres que lo de menos fue ese
contrato nos volveremos a encontrar, algún día
- Acaricio mi rostro no sabía que estaba llorando hasta que
él removió una lagrima en mi mejilla – ¿Me quieres?
- En este momento quiero zarandearte como un niño que se
porta mal. Estás siendo el más grande de los imbéciles –
sonrió con tristeza - Pero te quiero y esa es mi única
verdad, sólo puedo demostrartelo así ahora
- Nell me conto una historia y... sé que es capaz de muchas
cosas...
- Me dio un cheque. Ese sobre que me entregaste... lo
devolví a cambio que dejara de pagar a tu ex esposa y te
dejara en paz
- Pero dijiste que Nell solucionaría tu vida y fue lo que hizo
- Fue mi error quería creer que podía engañarlo ocultándote
todo, pero seguí a tu lado es muy astuto, no pude, no pude
ni decirte de la horrible forma en que me presionó y jugó
conmigo, siempre supo lo del contrato – lo mire fijamente a
los ojos – prométeme que no le dirás, hazle creer que ganó
que te firme todo y te deje libre..
- Entonces... tendremos una vida que no podrá ser posible
juntos. No por un tiempo, no cuando tu estarás
concentrada en tu residencia y yo en el proyecto
- Quiero que hagamos esto Bruno, con toda nuestra valentía
– acune su rostro – ve por ello te lo mereces – me abrazó
con fuerza y luego acaricio mi cabello
- Tenemos cosas que hacer, mucho trabajo por delante, uno
real aunque no sea juntos – me aleje sintiendo como se
rompía mi corazón - No hay otra forma de pagar.... Con
dinero o con un pedazo de tu alma, finalmente ambos
tendremos lo que deseamos por lo que inicio todo esto
- No me rindo fácil Diane - le sonreí
Tome mucho valor para darme la vuelta y cuando estaba a
punto de salir pronuncio mi nombre. Casi ni me dio tiempo
de abrir, llegó hasta mí y me besó de la misma forma que
yo lo hiciera unas noches atrás, me beso profundamente
dejándome sin respiración sabía lo que significaba. Salí
muy rápido antes de que me arrepintiera no volví a mirarlo,
tenía un nudo en mi garganta, un dolor intenso en el pecho.
Habíamos tomado la mejor decisión por los dos, no
siempre se obtiene lo que se quiere y se necesita al mismo
tiempo
- Un chocolate al día – decía su mensaje y reí entre
lágrimas.
Sería más dramatico si escuchara a Roxette cantar It must
have been love, pero esta es la vida real y la experiencia
para ambos debe haber valido. Los finales felices no son
como las películas hay que trabajarlos y ganarselos con el
tiempo.
El tiempo es cruel, pasa sin que te des cuenta o tal vez la
vida cuando se está bien pasa muy rápido. No sabría
explicar exactamente como sucedió mi vida después de ser
contratada como la novia de un millonario excéntrico, pero
podría decirse que después de esa experiencia la cambio
por completo. Le di más valor a ciertas cosas que creí que
no eran para mi, aprendí a no creer en los prejuicios y sobre
todo me enseñó que el querer a alguien no significaba que
deba permanecer constantemente a tu lado ni que
demuestre su cariño de la misma forma. Hay personas que
siempre se querrán aunque estén lejos, aunque vivan su
vida de una manera en la que no estés de acuerdo, eso no
acaba con el cariño.
Habían pasado 5 años. Mi padre se había recuperado
transformándose en un hombre diferente, el hombre que
siempre quise ver. Hacia un par de años se mudo a Chicago
para estar cerca de mi ya que Tommy se había ido a la
universidad. Vive en un departamento, aun no me lo dice
formalmente, pero sé que hay alguien en su vida que lo
hace sonreír y si él es feliz yo lo soy más. Ann no había
cambiado y nunca lo haría, su esencia era vivir el momento
que la hacía feliz aunque sorpresivamente era una mujer
casada. Había encontrado un compañero igual de
aventurero, a estas horas estarían en alguna isla
disfrutando de unas vacaciones reinventando cada vez más
su historia como si acababan de conocerse, a ella le costó
mucho atraparlo y una vez que lo logro no se separaron.
Hay aventuras que pueden durar una vida si nos lo
proponemos, eso depende de con quién decidas vivirla.
Subí a mi auto estaba agotada. Me había convertido en
médico internista y aunque tenía un horario más parecido al
de una oficina terminaba totalmente cansada con días tan
largos como ese, mire el reloj, las siete. Mientras conducía
coloque música en la radio y una canción trajo mi mente un
recuerdo, me gustaba tanto que la cantaba mucho en una
época que me dedique brevemente a servir tragos, era
inevitable pensar en él.. Bruno... en el día en que nos
conocimos, en el que nos despedimos. Para él también
todo había cambiado, se había convertido en padre por lo
que su mundo ahora le pertenecía a ese pequeño y Nell era
un hueso duro de roer. No estaba bien, pero tampoco había
muerto aun. A mí no me había ido tan mal, tenía una casa a
la que podía llamar hogar, era de fachada gris sin nada
especial a la vista, solo era igual a las otras una más del
precioso suburbio que estaba relativamente cerca del
centro. Los niños jugaban en bicicleta mientras pasaba y
una abuela me saludo con entusiasmo desde la entrada de
su casa, no la conocía mucho al parecer ella a mi si, me
hizo sonreír.
Estacione el auto en el garaje mientras apagaba el motor y
sentía brevemente el silencio después de tanto ajetreo en el
hospital. Me quede unos minutos allí hasta que decidí
entrar, las luces estaban apagadas, encendí solo la del
comedor mientras me deshacía de mis zapatos, finalmente
eran altos después de todo podía usarlos a menudo, no
eran costosos pero los adoraba. Subí las escaleras en
completo silencio y abrí la ducha para darme un relajante
baño. No era como aquella bañera del Millenials, pero si
muy agradable, reí, ese día había pensado mucho en aquel
bar. Cante esa canción pegajosa nuevamente mientras el
agua tibia caía en mi rostro, ¿Me estaría volviendo
nostálgica?. La cama me hacia ojitos y me atrajo como un
imán, pronto me quede profundamente dormida en aquella
tranquilidad que realmente apreciaba.
Me removí despacio y abrí lentamente los ojos. Mi vista se
nublo un poco, pero finalmente logre mirar los rostros que
tanto amaba, sonreí, ambos dormían a mi lado no sentí
siquiera cuando habían llegado dormían profundamente, él
nos abrazaba totalmente vestido. Estaría muy cansado
para haberse quedado así, no los quise despertar y para ser
honesta ese era el momento que yo podría definir como
pequeña felicidad, ¿estaba soñando?, volví a cerrar los ojos
y la realidad se confundía con sueños maravillosos.
Flashback
La reunión estaba pautada para las (10:00am del viernes).
Llegue primero y me senté en la enorme sala, no sentía ni
una pizca de rabia, ni tristeza, por primera vez en mucho
tiempo estaba en paz. Sabía perfectamente lo que quería,
como lo conseguiría y cuanto tiempo me tomaría. Nell
entro unos minutos después así que me levante para
recibirlo cortésmente, palmeó mi hombro con una sonrisa.
Si algo había aprendido durante años era a no confiar en
ella, siempre escondía segundas intenciones. Se sentó
frente a mí y me miró haciendo eso que tanto le gustaba,
tratar de adivinar mis pensamientos para adelantarse como
buen jugador de Póker
- ¿Tus abogado no van a entrar?
- Aun no... les pedí unos minutos a solas, tenemos que
hablar – me recline del asiento, siempre era él quien
hablaba algo tramaba, lo sabia– ¿Como está nuestra linda
chica? – deje escapar el aire irónicamente
- Sabes muy bien como está estas al tanto de su vida, no sé
nada de ella desde hace un par de días cuando se venció
nuestro contrato
- Si... ese contrato... La última vez que tuviste un contrato
con una mujer debiste pagar mucho dinero por ello, sigues
pagando te costo más que eso y... Sólo se puede pagar con
dinero o con una parte de tu alma, ¿que le diste a la
señorita Price?
- Mi corazón, tu le diste el dinero
- Me enteré que intentaste cerrar su acuerdo y te entrego el
total del contrato que firmaste con ella en muchos billetes
– rió como si aquello hubiese sido un chiste a mi no me lo
parecía. Me acomode en el sillón no discutiría con él – ella
es sorprendente
- ¿Haremos esto o no Nell?, no vine a hablar de Diane
contigo
- Yo sí, ella es la razón por la que estamos aquí fue mi
condición y ¡está hecho! – ¿la buscarás ahora?
- A partir de hoy lo que haga con mi vida privada es solo
mía, no intervengas
- No lo haré esto es una promesa, pero si dejas escapar a
esa mujer será el peor error de tu vida Bruno... incluso
cuando ya llevas unos cuantos a cuestas y te has vuelto un
experto
- Después de lo que le hiciste para que sucediera
exactamente lo que querías si la quiero de vuelta tengo que
ganarme su amor, su confianza
- ¡Exactamente!... George me hablaba de ella con tanto
entusiasmo, hasta sonreía, fue tanta mi curiosidad que
tenía que conocerla para mí era una chicha más que habías
seducido, pero a esta fue únicamente con dinero y no niego
que enfurecí cuando me entere de lo que hiciste...¡Contratar
una novia! ¿En qué cabeza cabe?
- Entonces fuiste al club con esa intención, con la vil forma
que tienes de probar a las personas
- Si.. fui con la intención de demostrarte que no era forma
de jugar, entonces le di la oportunidad de irse
voluntariamente cuando consiguiera de otra forma lo que
necesitaba de ti. Fue la primera vez que me sorprendió -
volvió a reír como si recordara aquello como una travesura
suya - estaba más feliz de haber ganado que por llevarse el
dinero, cosa que no hizo. A decir verdad me pareció muy
raro, seguro la habías puesto al tanto y todo fue un plan,
coincidimos de forma muy natural no soy creyente de las
casualidades. Luego George... no lo culpes en realidad
trabaja para ti. Solo le pedí esto como un favor mas por ti
que por mi quería conocer las verdaderas intenciones de
ambos en todo esto, te ha hecho un favor y tengo mis
propias fotos adorables de ese día – me entrego su
teléfono y al desbloquearlo aparecieron una tras otra fotos
del parque, de nosotros como par de niños jugando, ¿como
es que George había estado allí todo el tiempo sin que me
diera cuenta? – ¿son hermosas no es cierto? lo más real
que he visto en años, me dejaron totalmente confundido
por eso los invite a la hacienda. Quería constatar con mis
propios ojos que lo suyo aunque empezó siendo un
contrato se fue convirtiendo en algo verdadero, incluso
antes de que tú supieras quien era esa chica realmente yo
ya sabía todo, ¡vaya niña para meterse en deudas como
esas solo por su familia y sus metas!... de cierta forma me
sentí identificado, aunque no lo creas. Las deudas con mi
familia siempre tuvieron que ver con dinero era eso o estar
con ellas, sabes lo que elegí - fruncí el ceño, frente a mi
estaba no solo Nell el hombre de negocios hermético, ¿era
mi abuelo? - no quiero que eso te suceda y solo tengo una
duda... viajaste con ella a conocer a su familia ¿por que?
- Nell no se a donde quieres llegar con todo esto
- Solo Contesta eso Bruno
- Me di cuenta que no había firmado ese contrato por
avaricia sino por ellos, me di cuenta que estaba tan sola
como yo aunque tuviera mucha gente a su alrededor. Quise
verlo, estar allí para ella y apoyarla porque sentí que lo
necesitaba... además no tomó ese dinero y había hecho
feliz a mi familia. Los hubieses visto, se sentía como
cuando mis padres vivían.
- Creí exactamente lo mismo, no había tomado el dinero
que era algo que solucionaría definitivamente sus sueños
de hacerse médico. Ella pensó en ti antes, en lo mismo que
tu cuando decidiste ir a conocer a su padre y su hermano.
Ese contrato los ataba por intereses personales y pensaron
primero el uno en el otro, lo que si me sorprendió fue que
no se dieran cuenta hasta el final, así que solo presione un
poco. No creerías que ella sintiera algo por ti si no lo decía
Bruno, estas tan roto por dentro gracias a esas mujeres que
no abrirías tu corazón a menos que ella lo hiciera primero -
meneó la cabeza - Un par de orgullosos necios
- Aun así Nell no debiste hacer esto, fue totalmente
innecesario
- ¿Eso crees? ¿que paso luego?, ¿como es que pasaron de
regirse por un contrato a enviarlo directo al demonio?. Lo
que me lleva a la conversación que tuve con ella, la obligue
a decidir, pensé que si elegía el dinero era todo una farsa,
las segundas veces no son casualidades y volvió a
sorprenderme. No acepto mi dinero por ti, allí supe que
debía desistir ella había ganado, tu habías ganado y yo
también
- ¿Entonces por que seguiste con esto? ¿por que pagaste
todas sus deudas? Me dijiste que ella estuvo confabulada
contigo desde siempre
- Por que tenias que verlo, ver lo que hizo para no aceptar
nada de nosotros. No basta solo con decirlo y tu tenias que
hacer algo por ella, a veces hacemos cosas por amor que
se aprecian mal
- hacer algo por ella... ¿Dejarla ir?
- Cumplir su sueño y el tuyo para ofrecerle más que
problemas y un corazón destrozado – dio un golpe a la
mesa - creer en los dos, porque el amor Bruno se trata de
esto, de confianza, de trabajo en equipo, de saber arreglar
las dificultades por el bien de ambos. No esa pantomima
rebelde con tu ex esposa ni el capricho con la segunda
mujer a la que le entregaste un añillo, ella llego a tu vida
para enseñarte sobre el amor, ahora demuestra que has
aprendido y espero te merezcas a una mujer como esa, de
lo contrario es mejor que la dejes en libertad
- Lo mire por largo rato sin palabras, entendí que en el
fondo Nell con su dura forma de ser si me quería y quería lo
mejor para mí. Sus métodos eran extremos y poco
ortodoxos - ¿por que le pagas a Jazmine?
- Ya no lo haré mas y verás como volverá a ser la misma de
siempre, además esta es tu última lección. Hay quienes
fingen quererte por dinero, venga de donde provenga y hay
quienes el dinero no vale nada porque realmente te quieren,
nada me ha complacido más en los últimos años que
entregarle a ambos lo que merecen. Ella necesita
concentrarse en su carrera no en montones de deudas y
tu... tu conciencia puede estar en paz solo cuando consigas
quien le de paz a tu vida
Ya lo sabía, me sorprendió que Diane me lo dijera y me lo
gritara a la cara, pero si no dejaba ir el pasado
completamente no tendría como abrir espacio para ella,
para la mujer que quiero en mi vida. Nell tenía razón, en
todo, no podía victimizarme ante eso no solo había cerrado
mi corazón también mis ojos a mucha cosas. Le sonreí y
note como sus ojos resplandecieron no hacían falta más
palabras, sus abogados entraron y nunca había estado tan
convencido de algo en mi vida. Al cederme todo Nell
parecía feliz, se levantó y tomando mi hombro me dijo que
era hora de jubilarse y que en unos meses esperaba poder
escuchar del éxito de mi proyecto. No justificare la forma
en la que actuó, pero sin duda había cambiado algo dentro
de mí y se sentía muy bien. Daria lo mejor de mí para
merecerme a la mujer que quiero
.................
Solo sentí sus labios en mi mejilla, en mi boca, en mi nariz
no quería despertar, pero lo hice sus hermosos ojos azules
sobre los míos me hicieron sonreír.
- Hola...
- Hola Hola – giré y fruncí el ceño
- Esta en su cuna soy excelente cuidándolos a ambos, los
hago dormir y despertar cuando quiero – hablaba en
susurros y su sonrisa hizo que lo abrazara atrayéndolo más
hacia mi
- Pues aprovecharemos esto... - escuchamos su llanto al
otro lado de la habitación – eres pésimo, no volveré a
contratarte estas despedido – susurré sin contener la risa.
Se levanto para ir por él mientras me recomponía y solo
pedía abrazarlo, seguro era lo que quería después de
fastidiarse todo el día sin mi
- Lo puso en mis brazos y repartí besos por su cara – No
puedes despedirme aun no firmo nada – reí al escucharlo
- ¡es cierto! esto lo haces por voluntad, ¿pero mira esta
carita? También seria voluntaria - Se acerco a mí y beso
mis labios estaba algo raro muy cariñoso, más de lo normal
– ya dime que pasa
- Hay que bautizarlo pronto.... Y pensé que tal vez tu y yo...
¿podríamos casarnos?
- ¿Por que me casaría contigo? - me sonrió con diversión
- Porque tenemos un hijo, llevamos años juntos, porque
tenemos un hogar
- Eso no fue lo que acordamos
- ¿Cuántas veces haré esto? – reí acercándome para besar
su boca..
- Mañana intenta de nuevo... y al día siguiente, y al
siguiente... y así.. siempre
- Te amo – beso la cabeza del bebe – los amo
- Y nos tienes, te amamos. Acaso eso no es suficiente - Me
sonrió con ternura
Flashback
Aquel día había estado en el hospital por 40 horas
seguidas, la sala de emergencias, atender y apoyar no
habían sido fáciles los últimos seis meses. Tenía mucho
trabajo y pronto comenzaría la residencia dejaría al asilo
definitivamente para ejercer. Después de todo mi vida era
esa no podía negar que no tener que pensar en el dinero
que debía pagar era un gran alivio así que finalmente Nell
para ser franca había aligerado muchísimo mi carga. Iba
directamente a casa a descansar y cuando llegue me
detuve en seco un auto negro brillante estaba estacionado
frente al edificio, mi corazón comenzó a agitarse ¿él estaría
allí?. Fruncí el ceño y subí casi a la carrera hasta el
departamento para encontrarme con una invitada. Paula se
puso de pie y me miro con una amplia sonrisa, estaba muy
cansada no procesaba el hecho de que estuviese allí y
nunca espere encontrármela. Ann sonrió diciéndome que
habían tenido una muy entretenida conversación mientras
llegaba, parpadee, esperaba que no se hubiese enterado de
aquel contrato...
- Diane espero que no te moleste, pero he venido
personalmente a traerte la invitación. Bruno no ha estado
todo este tiempo y las dos veces que hable con él me dijo
que no sabría si podía llegar y bueno, me hará ilusión que
asistas. A los niños les gustara verte otra vez y mi tía Eloísa
ha preguntado mucho por ti - sonreí, el cumpleaños de su
hijo ¡claro!. No estuve en el de la hadita con una excusa.
-Si.. no sé si estaré libre y...
- Vamos, se que puedes hacer un espacio serán solo unas
horas y es fin de semana, así te tomas un descanso - tomo
una caja de la mesa - Ahhh y le conté a Bruno que vendría a
verte me pidió estrictamente que te trajera esto... - eran
chocolates, una caja para ser especifica
- Ha estado enviándolos, hay veces que llega solo uno y
otras una caja entera - menciono Ann, "un chocolate por
día", sonreí no hablábamos, estaba muy ocupado, los
horarios, mi trabajo, pero siempre había un mensaje y un
chocolate
- ¿Vendrás? - su sonrisa era como siempre amable y dulce,
asentí y al mismo tiempo se despedía - Ann también te
espero gracias por todo - nos dio un beso a ambas sin
poder reaccionar demasiado y se fue
- Es la primera vez que voy a una fiesta infantil no me
entusiasma demasiado, pero no te dejare sola. Ellos aun
creen que ustedes están juntos, no te preocupes no la
desmentí parece consternada por haberse tenido que
separar un tiempo por sus deberes
- Él está trabajando demasiado y casi nunca coincidiríamos
esto ya lo sabíamos
- ¿Lo extrañas?
- Como una tonta... - reí - quizá regrese el próximo mes y
podamos vernos Ann, pero no sé como... no sé cómo
explicarme, lo nuestro no es lo mismo
- ¿Ya no lo quieres? - me sirvió un poco de café
- Lo amo - me sonrió - no sé que tipo de relación tendremos
cuando vuelva... como empezaremos
- Tendrás que averiguarlo con vivirlo, simplemente así
Ambas asistimos a una fiesta realmente infantil, solteras,
sin hijos en una casa de familia rica. Miré al rededor me
sentía extraña, ajena, los niños estaban correteando en el
jardín donde pusieron un enorme parque inflable, habían
muchos globos en distintos tonos de verde, no creí que me
recordaran cuando sólo me vieron una vez, pero eran muy
tiernos. La tía Eloísa me dio un beso en la mejilla para
después reclamarme el no haber sacado un instante para
verlos.
- Que Bruno no este no significa que no podamos compartir
como familia - ¿familia?, él y yo ni siquiera éramos...
éramos amigos creo
Les presente a Ann a Sam y su esposa con quienes
hablamos por mucho rato, luego se apareció Arthur con una
niña preciosa tomada de la mano y me abrazó
- Diane no la habías podido conocer antes, ella es el amor
de mi vida, Lucia - se le parecía, era preciosa y simpática,
por mi parte le presente a Ann quien no dejo de mirarlo con
casi la boca abierta
- Cuando nos quedamos a solas me susurro - si hubiese
sabido que un hombre como ese se conseguía en una
fiesta infantil hubiese dejado las discos por los cumpleaños
felices, espero no esté casado
- Sonreí susurrándole de vuelta - está soltero y no a ama
más que a esa niña, esta difícil hasta para ti Ann
- ¿Quien dice que no me arriesgaría? Difícil no es imposible
y aunque me cueste...- reí mientras mirábamos en su
dirección - lo siento Diane su amor lo ha dejado muy solo, le
haré compañía - no me sorprendía nada que me dejara
- ¿Señorita aceptaría un chocolate de mi parte? - giré al
escuchar su voz, tenerlo en frente después de todos esos
meses me producía una cantidad inimaginable de
emociones. Le sonreí se veía diferente, tan diferente al
hombre de aquella barra del bar
- Acaricie su muy nueva y sexy barba - ¿que haces aquí?
- Es el cumpleaños de mi sobrino y supe de primera mano
que estarías aquí, me miraba de una forma que hacía que
me sintiera casi asfixiada y mire al rededor, su familia nos
veía con una sonrisa, estaba muy nerviosa, como si fuera la
primera vez - Bruno Evans - tomo mi mano y la beso con
cariño mi corazón explotaría en ese instante - tu puedes
llamarme amor, si quieres
- Si... bueno.. yo soy princesa, para ti - me entrego el
chocolate y entrelazo nuestras manos
- Tenía muchas ganas de verte - se acerco para besarme,
pero me aleje
- Bruno tu familia está aquí...
- Lo sé, creo que esperan que bese a mi novia después de
tanto tiempo - acaricio mi cabello
- Ahh no eso no va a funcionar esta vez, aun no acepto - me
cruce de brazos
-¿Quieres firmar algo? - menee la cabeza
- ¿cuanto tiempo estarás aquí?
- Tengo que regresar aun hay mucho pendiente, pero te
prometo que dejare todo listo lo más pronto posible,
entonces no volveré a dejarte tanto tiempo y por fin serás
mi novia de verdad - reí y lo abrace con fuerza, beso muy
despacio mi frente - contésteme señorita por favor ¿que
tengo que hacer para salir con una chica como usted? - mi
sonrisa se amplió y levanté una ceja
....:::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::..
Acaricie muy suave su mejilla pronto cumpliría 2 años y su
ilustre familia le celebraría con su bautizo. Tenía esa
sonrisa, me miraba con esos ojos que había heredado y
hacían que me rindiera siempre, sus manitas tan pequeñas
jugaban con la mía, no necesitaba nada mas, le alcance un
juguete y mire al rededor, era un día precioso, el sol brillaba
en nuestro jardín. Bruno me acerco una limonada y se sentó
a mi lado.
- ¿Como esta Nell?
- Nada bien, sigue negándose a estar en una cama con
tratamiento, pero me dijo que como fuera iría al bautizo
- La última vez que estuvo reunido con nosotros fue...
- En nuestro compromiso - sonreí
- Si... - reí - tu familia aun no nos disculpa eso, la tía Eloísa
siempre me pregunta lo mismo y han pasado años
-Igual ha sido un largo camino no me arrepiento, aunque
deberías ser más flexible y entender que esto no es lo
habitual
- ¿Lo nuestro siempre lo fue? - me sonrió
- No nunca lo ha sido - tomó mi mano - ¿eres feliz?
- Soy inmensamente feliz Bruno
- Y por ello me haces infinitamente feliz a mi - beso mis
labios y cuando lo hacía de esa forma siempre creía que
era la primera vez
Flashback
Estaban todos reunidos. Mi padre había viajado con
Tommy desde Michigan, incluso Ann estaba allí hablando
animadamente con George a quien le pedimos que
estuviese, ese día era muy importante. Nuestras familias se
conocerían y teníamos algo que decirles. Recibieron a mi
Padre y mi hermano como si fueran parte de su vida hace
tiempo, no esperábamos que Nell asistiera, pero llego
riendo de esa forma tan particular. Era la primera vez que
nos veíamos desde nuestra discusión, él me abrazo como
si nada de eso hubiese sucedido, se sentó a conversar con
el resto mientras yo moría de los nervios
- Estas nerviosa - me sonrió susurrándome al oído
- Jamás pensé que todos estarían aquí
- Sabes bien lo que están esperando
- Y precisamente por ello estoy así Bruno, ya tu habías
hecho esto dos veces para mi es la primera
- Te equivocas, me parece que es la primera vez que me
pasa, tú tienes el control de todo esto y estoy dispuesto, sé
que esto es lo que acordamos
- ¿Estás seguro? - lo mire soltando el aire - asintió
acariciando mi barbilla
Nuestras manos se entrelazaron haríamos esto juntos así
que nos acercamos a ellos quienes nos miraban
expectantes
- ¡Ahhh mi pareja favorita! esta es la mejor apuesta que he
hecho - rió Nell
- Quisiera agradecerles a todos que estén aquí. Nell gracias
por venir y ser tan literal, sé que esto es algo que esperan
hace mucho
- ¡2 Años es demasiado tiempo ya cácense! - Tommy nos
hizo reír a todos
- Sé bien que ya tengo tu permiso Tommy y Sr. Price
realmente disfrute pedir la mano de su hija como en
antaño, pero para ella eso no era suficiente así que hoy
estamos aquí para que ya no esperen mas por nosotros
- La verdad es que si fuera por Bruno que está convencido
que la tercera es la vencida esto hubiese sucedido hace
tiempo - Nos miraban con mucha emoción - como ven no
hay anillo en mi mano, ni lo habrá - al decir aquello todos
las sonrisas cambiaron a un asombro descomunal y
preocupación, empezaron a murmurar preguntas - lo sé...
ya sé que suena que algo anda mal pero... - lo mire
llenándome de valor y sonreí - hemos decidido dar un paso
más como pareja, compramos una bonita casa en
Greenville
- ¿¡Dejaran la mansión de los Evans!? - Su tía estaba
escandalizada con cada palabra mía
- Si, lo haremos, formaremos un hogar desde el principio y
aquella enorme mansión es de todos, no nuestra, queremos
algo más sencillo
- Además de no casarse como Dios manda - a mi padre no
le gustaba esa idea
- Papá esto es algo que queremos y necesitamos que todos
entiendan. No firmare nada con Bruno, no nos ataremos
con un papel, no habrán contratos entre nosotros de
momento. Nos hicimos una promesa, estamos aquí para
prometerles a quienes nos quieren y queremos tanto que
nos cuidaremos y nos amaremos mucho el tiempo lo
disponga Dios. Sé que Bruno posee mucho dinero y eso...
eso fue un problema para él en el pasado, no necesitamos
separar nada porque no lo estamos condicionando, lo que
tendremos, lo que logremos juntos lo compartiremos de
ahora en adelante por que así lo decidimos
- Nell estaba muy serio - ciertamente seria un papeleo con
muchas clausulas y condiciones. Lo lamento linda, pero es
así
- Precisamente por ello Diane no quiere someterse a tanto y
no me atrevo a pedirle algo así
- ¡Por favor! el matrimonio es la base de la familia -
comentó Eloísa molesta - pueden firma un contrato
- La base de la familia es el amor tía, la confianza, la
comprensión y esto es lo que estamos pidiendo
- ¡Serán novios eternamente! - Ann parecía la única feliz con
la idea - que viva el amor y la libertad, cada quien ama
como quiere y esta es la forma en que ellos han decidido.
Yo brindo por eso. Novios sin ningún contrato
- Nell estallo en risas y el resto logro relajarse, mi padre me
sonrió y se acerco a nosotros - si no te llevare al altar al
menos déjame entregarte a mi hija como es debido, tomo
nuestras manos - Se que la cuidaras y espero que no me
salgan luego con que no tendré nietos
- ¿Que les diremos a los demás, nuestros amigos y
conocido? - pregunto Eloísa
- No les dirán nada, pensaran lo que quieran - Bruno me
abrazo con una sonrisa
- Yo estoy feliz, si van a cumplir el plan del que Diane hablo,
con hijos un gato y un perro... Sé que Bruno siempre quiso
tener todo eso - Paula reía del brazo de su esposo, no sabía
que recordara aquella historia
- Nell se acerco a nosotros mirándonos fijamente, hubieron
unos segundos muy largos de silencio mientras sus ojos se
llenaban en sentimiento - tendré una feliz agonía ahora que
ustedes tendrán un feliz vida - dejo escapar el aire - con su
permiso - mirarlo así fue para ambos la muestra de su
corazón, siempre le estaría de alguna forma agradecida
Me tomó de la cintura y me atrajo hasta darme un beso que
finalmente su familia y la mía celebraron, entre nosotros
nunca fue lo que esperábamos. Era exactamente lo que
queríamos, un amor limpio, sincero,
libre de ataduras y contratos.
Pero lleno de felicidad.
Fin

También podría gustarte