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Caballeros de la Virgen

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HERALDOS DEL EVANGELIO

Serie: Conociendo a María


¿Cómo defender a
la Virgen
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¿Cómo
defender a
la Virgen?

La Santísima
Virgen es recha-
zada, cuestionada y atacada dentro y
fuera de la Iglesia.
Principales acusaciones o defor-
maciones:
Negación de los 4 dogmas de la
Santísima Virgen:
Maternidad Divina (Concilio de
Éfeso – 473). La Maternidad Divina
es el fundamento del culto Mariano.
Jesús es Dios y Hombre al mismo
tiempo, es una persona que integra
dos naturalezas. María entonces,
es madre de Jesús en su integridad,
siendo así Madre de Dios. Cerca de
200 obispos se reunieron en el año
473 a discutir el tema y llegaron a la
conclusión de que “La Virgen María
sí es Madre de Dios porque su Hijo,
Cristo, es Dios”. El
Papa Clementino,
en el concilio de
Éfeso lo expresó
así: “Si alguno no
confesare que el
Emmanuel (Cristo)
es verdaderamente
Dios, y que por
tanto, la Santísima
Virgen es Madre
de Dios, porque
parió según la carne
al Verbo de Dios
hecho carne, sea
anatema”.
La Fiesta de
“María, Madre de
Dios” (Theotokos)
es la más antigua
que se conoce en Occidente. En
las Catacumbas (antiquísimos
subterráneos de Roma), donde se
reunían los primeros cristianos para
celebrar la Santa Misa, se encuentran
pinturas con esta inscripción. Esta
fiesta tiene la máxima categoría
litúrgica, pues es una Solemnidad,
por lo tanto, no solo es importante
participar de la Eucaristía el día 1 de
enero, sino que para los católicos es
una obligación.
Virginidad Perpetua
(Concilio de Constanti-
nopla (año 553) le otorgó
a María el título de „Virgen
Perpetua“ (aeiparthenos)).
La Perpetua Virginidad de
María es el dogma maria-
no, según el cual María fue virgen antes,
durante y después del parto y no tuvo ot-
ros hijos. Afirma la „real y perpetua vir-
ginidad incluso en el acto de dar a luz al
Hijo de Dios hecho hombre“.
El concilio de Constantinopla (año
553) le otorgó a María el título de „vir-
gen perpetua“ (aeiparthenos).
Santo Tomás de Aquino también en-
señó esta doctrina (Summa theologiae
III.28.2) que María dio el nacimiento
milagroso sin abertura del útero, y sin
perjuicio para el himen. Esta doctrina ya
era un dogma desde el cristianismo
primitivo, habiendo sido declarada
por notables escritores como San Jus-
tino Mártir y Orígenes. El Papa Pablo
IV lo reconfirmó en el Cum Quorun-
dam el 7 de agosto de 1555, en el Con-
cilio de Trento.
„La escritura menciona a unos her-
manos y hermanas de Jesús. La Igle-
sia siempre ha entendido estos pasajes
como no referidos a hijos de la Virgen
María, en efecto, Santiago y José, her-
manos de Jesús“ (Mt 13, 55) son los
hijos de una María discípula de Jesús
que se designa de manera significati-
va como „la otra María“ (Mt 28, 1). Se
trata de parientes próximos de Jesús
según una expresión conocida del
Antiguo Testamento„ (Catecismo de
la Iglesia Católica 500).
Inmaculada
Concepción (XIX)
La concepción es
el momento en el
cual Dios crea el
alma y la infunde
en la materia or-
gánica procedente
de los padres. La
concepción es el
momento en que
comienza la vida
humana. Cuando hablamos del dogma
de la Inmaculada Concepción no nos
referimos a la concepción de Jesús qui-
en obviamente, por ser Dios, también
fue concebido sin pecado.
El dogma declara que “La bienaventu-
rada Virgen María fue preservada inmu-
ne de toda mancha del pecado original
en el primer instante de su concepción
por singular gracia y privilegio de
Dios omnipotente por los méritos de
Jesucristo Salvador del género huma-
no“ (Papa Pío IX).

Asunción al Cielo en cuerpo y


alma (XX). "Finalmente, la Virgen
Inmaculada, preservada inmune de
toda mancha de pecado original, ter-
minado el curso de su vida en la ti-
erra, fue asunta en cuerpo y alma a la
gloria del Cielo y enaltecida por Dios
como Reina del Universo" (Catecismo
de la Iglesia Católica 966).
Este dogma
fue proclama-
do por el Papa
Pío XII el 1
de noviembre
de 1950 por
medio de la
Constitución
Munificenti-
ssimus Deus
decretando
como solem-
nidad el día
15 de Agosto
para su ce-
lebración en
el calendario
litúrgico.
Deformaciones:
1- “Fue una mujer como cualquier
otra”
Orden de la Creación: Los 7 planos de
la Creación: Mineral – Vegetal – Ani-
mal – Humano – Angélico (preternatu-
ral) – Sobrenatural (la gracia) – Divino.
La Santísima Virgen está en el 7º pla-
no de la creación, donde está la unión
hipostática (Jesucristo, Dios y Hombre
verdadero).
La Santísima Virgen:
Madre de la Divina Gra-
cia (llena eres de Gracia)
(De José Rivera, José María
Iraburu)
La maternidad espiritual
de María implica que ella es
la dispensadora de la gra-
cia divina. Jesucristo, cier-
tamente, es el único medi-
ador (LG 60), pero María,
con todo fundamento, «es
invocada en la Iglesia con
los títulos de Abogada,
Auxiliadora, Socorro, Me-
diadora», pues «la media-
ción única del Redentor no
excluye, sino que suscita en
las criaturas diversas clases
de cooperación, participada
de la única fuente.
La Iglesia no duda
en confesar esta fun-
ción subordinada de
María, la experimen-
ta continuamente y la
recomienda a la pie-
dad de los fieles, para
que, apoyados en esta
protección maternal,
se unan con mayor in-
timidad al Mediador y
Salvador» (62). Tam-
bién esta doctrina tie-
ne, lo veremos ahora,
una profunda tradici-
ón en la Iglesia.
Benedicto XIV dice
que la Virgen «es
como un río celestial
por el que desci-
enden las corri-
entes de todos los
dones de las gra-
cias a los corazo-
nes de los mor-
tales» (bula Glo-
riosæ Dominæ
27-IX-1748: DM
217). Pío VII lla-
ma a María «dispensadora de todas
las gracias» (breve Quod divino 24-I-
1895: DM 235). León XIII enseña que
«nada en absoluto de aquel inmenso
tesoro de todas las gracias que consi-
guió el Señor, nada se nos da a noso-
tros sino por María, pues así lo quiso
Dios» (ep. apost. Optimæ quidem spei
21-VII-1891: DM 376).
San Pío X enseña
que María, junto a la
cruz, «mereció ser la
dispensadora de to-
dos los tesoros que
Jesús nos conquistó
con su muerte y con
su sangre. La fuen-
te, por tanto, es Jesu-
cristo; pero María,
como bien señala
San Bernardo, es „el
acueducto“» (enc. Ad
diem illum 2-II-1904:
DM 488-489). Pío XI
afirma que la Virgen
María ha sido consti-
tuida «admnistrado-
ra y medianera de la
gracia» (enc. Miseren-
tissimus Redemptor
8-V-1928: DM 608). Pío XII dice que
el Señor hizo a María «medianera de
sus gracias, dispensadora de sus te-
soros», de modo que «tiene un poder
casi inmenso en la distribución de las
gracias que se derivan de la reden-
ción» (radiom. 13-V-1946: DM 734,
737). Pablo VI confiesa que el Señor
hizo a María «administradora y dis-
pensadora generosa de los tesoros de
su misericordia» (enc. Mense maio
29-IV-1965).
Una enseñanza tan reiterada en la
Iglesia ha de considerarse como una
doctrina de fe: ciertamente María es
para todos los hombres la dispensa-
dora de todas las gracias. Juan Pablo
II destaca «la solicitud de María por
los hombres, el ir a su encuentro en
toda la gama de sus necesidades»,
como en Caná de Galilea: «No tienen
vino». «Se da una mediación: María se
pone entre su Hijo y los hombres en la
realidad de sus privaciones, indigenci-
as y sufrimientos. Se pone „en medio“,
o sea, hace de mediadora no como una
persona extraña, sino en su papel de
madre, consciente de que como tal pue-
de -más bien „tiene derecho de“- hacer
presente al Hijo las necesidades de los
hombres. Su mediación, por lo tanto,
tiene un carácter de intercesión: María
„intercede“ por los hombres» (Redemp-
toris Mater 21). A esa maternal mediaci-
ón de intercesión acuden siempre, lleva-
das por el Espíritu Santo, las generacio-
nes cristianas, que dicen una y otra vez:
«Santa María, Madre de Dios, ruega por
nosotros».
La Santísima Virgen: Reina de los
Ángeles. En 1954 el Papa Pío XII, in-
stituyó la fiesta Litúrgica del Reina-
do de María al coronar a la Virgen en
Santa María la Mayor, Roma. En esta
ocasión el Papa también promulgó
el documento principal del Magiste-
rio acerca de la dignidad y realeza de
María, la Encíclica Ad Coeli Reginam
(Oct 11, 1954).
Juan Pablo II, el 23 de julio del 1997,
habló sobre la Virgen como Reina del
universo. Recordó que „a partir del
siglo V, casi en el mismo período en
que el Concilio de Efeso proclama a la
Virgen ‚Madre de Dios‘, se comienza a
atribuir a María el título de Reina. El
pueblo cristiano, con este ulterior re-
conocimiento de su dignidad excelsa,
quiere situarla por encima de todas las
criaturas, exaltando su papel y su im-
portancia en la vida de cada persona y
del mundo entero“.
El Santo Padre explicó que „el títu-
lo de Reina no sustituye al de Madre:
su realeza sigue siendo un corolario de
su peculiar misión materna, y expre-
sa simplemente el poder que le ha sido
conferido para llevar a cabo esta misi-
ón. (...) Los cristianos miran con con-
fianza a María Reina, y esto aumenta
su abandono filial en Aquella que es
Madre en el orden de la gracia“.
Fue escogida por Dios – libre elecci-
ón de Dios.

2- “Está muerta como cualquier ser


humano”.
Que esté muerta no significa que no
pueda interceder por nosotros, como
los santos y los ángeles que están en el
Cielo.

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