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CELEBRACIÓN DEL

NACIMIENTO DEL SEÑOR


MONICIÓN DE ENTRADA

H
ermanos y hermanas, durante cuatro semanas hemos venido preparando
nuestro corazón para la celebración de esta noche: el nacimiento de Cristo,
nuestro Señor; el cual, por obra del Espíritu Santo se encarnó en el hogar de
María y José. Este acontecimiento admirable donde Dios mismo, sin hacer
alarde de su categoría divina, asume nuestra humanidad, nuestra carne, haciéndose el
Emmanuel, nos inunda de un indecible gozo.

Por eso, como dice San Leon, hoy «no puede haber lugar para la tristeza, porque nos ha
nacido aquella vida que viene a destruir el temor de la muerte y a darnos la esperanza de
una eternidad dichosa». Ni el pecado, ni el odio, ni la enfermedad, ni la pandemia, nos
pueden apartar de esta alegría brotada de la manifestación más hermosa del amor divino
al ver que el Dios inmortal se hace mortal por nosotros, en un pequeño portal.

Arragiados en la humanidad de Cristo, nuestra felicidad, vivamos esta celebración con fe.

MONICIÓN PARA EL MOMENTO DEL GLORIA


V
en, Señor Jesús. Así decíamos incesantemente durante el tiempo de Adviento; pero hoy
sabemos que Dios cumple sus promesas en el Niño de Belén; por eso, con el corazón
lleno de dicha, nos unimos al coro de los santos y de los ángeles, para cantar la gloria de
nuestro Dios.

MONICIÓN A LA LITURGIA DE LA PALABRA


L
a Palabra de Dios, desde la perspectiva de la fe, siempre nos regala motivos para
descubrir el querer de nuestro Dios; por eso, en esta noche santa, ella hará énfasis en tres
vivencias necesarias para el creyente: La primera es que Dios cumple sus promesas; la
segunda, Él hace su obra en lo frágil; y, la tercera, que Él camina siempre a nuestro lado:
es Dios con nosotros.

Escuchemos atentos.

ORACIÓN DE LOS FIELES

Que tu Iglesia, Señor, llena de renovada alegría por la celebración de tu


nacimiento, sea inundada por la fuerza de tu Espíritu Santo y siga siendo
mensajera de esperanza al mundo.

Que nuestros países que viven los festejos de la Navidad, para que sientan los
llamados que les haces a la justicia y a dar sentido a la historia desde el
misterio de tu Encarnación.

3) Que nuestros niños, signo de esperanza e inocencia en nuestras familias y


comunidades, sean sostenidos por tu gracia y cuenten con todo nuestro
compromiso para su cuidado.

4) Que esta comunidad, la cual has convocado en tu amor, viva la alegría del
Evangelio durante estas fiestas y se fortalezca en santidad a la hora de
compartir las adversidades.

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