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Ideas8, revista de filosofía moderna y contemporánea #8 noviembre de 2018 - abril de 2019
fueron evolucionando en esos años, tam- locura hayan anudado estructuralmente las
bién es cierto que se mantuvieron tanto instituciones por un largo período del cual
el punto de partida como su finalidad. Por no hemos salido aún? Balibar ofrece tres
tal motivo, podemos considerar que estos explicaciones metahistóricas: la explica-
dos volúmenes nos ofrecen sus categorías ción teológica –sugerida por Dostoievski–
filosóficas en su estado más maduro; es donde “crimen” y “locura” representan los
por esta misma razón que a continuación dos restos dejados por la desaparición del
no buscaré señalar las diferencias en lo pecado en las instituciones de occidente.
dicho en un momento y otro, sino apreciar Luego, la explicación sociológica –seguida
sucintamente el contenido filosófico de por Foucault– por la cual habría que ver en
tales categorías. la complementariedad de crimen y locura
Modernidad. Balibar plantea una filosofía la estrategia de dominación de la clase bur-
determinada por coyunturas filosóficas guesa para disciplinar a la sociedad; y final-
que se manifiestan por su irreversibilidad, mente –la seguida por Balibar– a través de
es decir, por la imposibilidad de actuar y tres fórmulas que cristalizan concepciones
pensar por adelantado. La coyuntura del políticas diferentes: Utopismo crítico: “Ni
problema del sujeto es la de la modernidad, loco ni criminal”, Positivismo conservador:
en la cual se produce la contradicción entre “Loco y criminal”, Pensamiento liberal: “O
un discurso político universal y un discurso loco o criminal”. En otro ensayo Balibar se-
de las diferencias antropológicas. De tal ñala la necesidad de una psicología política
contradicción surgirá una situación de doble que enfrente la ambigüedad fundamental
vínculo –o contradicción interna– entre la en la que queda el enfermo mental cuando
relación del yo con el sí –o con lo propio– y es proclamado sujeto de derecho: ¿debe
la relación del yo con el otro. Por este moti- interpretarse como el derecho a la locura
vo, podrá también considerar la modernidad o como derecho al cuidado? Balibar mues-
como el momento donde la asignación tra la insuficiencia para tal fin del modelo
de responsabilidad social –el juicio de los antipolítico freudiano basado en la iden-
otros– debe relacionarse con un juicio de sí tificación, dado que refiere la esencia de
mismo. Queda claro que estos movimientos la autoridad a la persistencia de un fondo
entran en conflicto cuando la variación de inmortal de tiranía y venganza –por defini-
lo humano se vuelve el medio de privar de ción desconocido–sobre el cual ninguna
derechos a los individuos. Balibar muestra acción deliberada es posible. Por otra par-
que tal es el caso de la trama institucional te, el tribunal psíquico inconsciente ignora
que se prolonga en nuestros días a través la contradicción; castiga tanto a los actos
de la justicia, la medicina, la escuela y de- como a las intenciones y, consecuentemen-
más instituciones que funcionan oponiendo te, tanto a la transgresión a la ley como a
la normalidad a la anormalidad. Con ello su obediencia.
expande los resultados de M. Foucault: las Transindividualidad. Con el término “tran-
diferencias antropológicas denotan no tanto sindividualidad” Balibar responde al proble-
diferencias entre los individuos, sino el lugar
ma de la relación entre la metafísica de la
desigualmente reconocido que éstos ocu-
subjetividad y los modos de sujeción. Para
pan en un marco dado, o en sus bordes.
ello recorre diversos caminos; menciono
Instituciones Normalizadoras. ¿Cómo los tres más explícitos. El primero conti-
explicar que la alternativa del crimen y la núa el problema anterior con relación a la
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invención del súper-yo por parte de Freud. cial de la comunicación “es el hecho de que
Efectivamente, se trata de una estructu- pueda interrumpirse, fracasar en encontrar
ra transindividual donde se desdobla la respuesta” (p. 199). Balibar concluye, en-
subjetividad en un Yo y un Yo ideal, lo cual tonces, con M. Blanchot: “el fundamento
genera una doble relación que distribuye sin fondo o sin substancia no es Yo sino Tú,
subjetividades múltiples en su relación interlocutor que se escapa siempre”.
originaria con la autoridad. Con ello se ofre-
Inmanencia. Los ensayos de Balibar re-
ce una nueva representación del aparato
gistran diversos momentos del paso de
psíquico, el cual estaría dividido entre las
la trascendencia a la inmanencia en el
exigencias contradictorias de la libido, la
pensamiento occidental. El primero de
culpabilidad y el principio de realidad. El
segundo de los caminos, en este sentido, ellos es el de la definición aristotélica de
corresponde a las formas de autoenuncia- “ciudadano” a través de una magistratura
ción del yo en Hegel. La fórmula “un Yo que sin límite, o sólo limitada por su competen-
es Nosotros y un Nosotros que es un Yo”, al cia para “representar la superación de sus
igual que en Freud, indica no sólo el desdo- opiniones individuales (doxai) hacia una
blamiento del yo en “la igualdad del Sí mis- sabiduría práctica colectiva (phrónesis)”.
mo con el Consigo mismo”, sino también Este derecho absoluto de juzgarse a sí
la necesidad de salir hacia la exterioridad mismo reduce la “soberanía” desde su fun-
de un nosotros para lograr adecuación con damento divino a la inmanencia terrestre.
nosotros mismos, y donde la reconciliación Al mismo tiempo inicia la dialéctica del
final del sí mismo supone la historicidad juicio a la que Balibar se referirá como indi-
absoluta de la comunidad. El otro registro vidualismo reflexivo. Otro de los momentos
hegeliano sobre lo transindividual es la es el del Contrato Social de Rousseau. En
función central que cumple la definición de la medida en que la constitución del pueblo
la “substancia espiritual” (Substanz) como tiene un carácter performativo –decir la
una obra, resultado de la “actividad de to- asociación, en las formas requeridas, es
dos y cada uno”. Aquí también se produce hacerla– puede considerarse que la “sobe-
una reconciliación del sujeto y el objeto: la ranía” ha descendido para identificarse con
obra implica tanto la transformación de la la reciprocidad de la relación política. Con
materia como la formación de sí mismo. ello se equiparan las nociones de “subjeti-
Finalmente, el tercer camino es la relación vidad” y “comunidad”. Por último, también
entre la deconstrucción propuesta por J. Marx operó una reducción de lo humano
Derrida –a partir de que “toda lengua es de a la inmanencia al concebirnos como un
otro”– en contrapunto con la posibilidad conjunto de relaciones que se diferencian,
de “reapropiación del lenguaje” gracias a la alternan y anulan al transferirse de un
eficacia de los performativos según señaló sujeto a otro. Balibar llamará “mesiánico”
Benveniste. Balibar muestra cómo –tanto al momento del pensamiento de Marx
en Benveniste como en Hegel– el “yo” no es representado por el advenimiento de esa
nada más que la persona que está hablan- fuerza paradójica, esencialmente pasiva y
do –intercambiable con el “tú” al cual se sin embargo radicalmente transformado-
dirige el locutor– en lo que Benveniste lla- ra: la masa de proletariados. En los tres
ma “correlación de la subjetividad”. Sin em- casos podemos encontrar una “inversión”
bargo, se mantiene vigente la observación de la pasividad en actividad. Ello genera
de Derrida referida a que el carácter esen- una aporía en la representación del sujeto
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vínculo” (double bind). Con ello Balibar indi- una jerarquía; a partir de ahora es nece-
ca que, más allá del hecho de que las mo- sario pensar la paradoja de una soberanía
dalidades de la sujeción sean irreductibles igualitaria. Dado que esta tensión no se re-
a un modelo único, la propia “ciudadanía” suelve, lo que nace allí no es un sujeto sino
es una relación doble, con una modalidad un devenir sujeto. Balibar ve en el carácter
que afirma la soberanía colectiva y otra que “hiperbólico” de la Declaración –i.e., que
individualiza su obediencia a la norma. Por sus enunciados excedan siempre a la enun-
la propia característica doble de este pro- ciación– el inicio de un proceso que, tarde
ceso el “ciudadano” puede ser considerado o temprano, lleva a concluir que es correcto
a la vez miembro constituyente del Estado sublevarse. Como se vio al comienzo, a
y actor de una revolución permanente. Tal la pregunta de J. L. Nancy –“¿Quién viene
revolución supone enfrentar las diferencias después del sujeto?”– Balibar responde
antropológicas fijadas por las instituciones apuntando al ciudadano. En un anexo Bali-
normalizadoras, las cuales nos “atrapan” bar señala su deuda filosófica con autores
con normas a la vez ineludibles e indefini- como Deleuze, Lacan y Foucault, quienes
bles o imposibles de localizar. pusieron al sujeto en relación interna con la
Devenir Sujeto del Ciudadano: malestar del “sujeción personal”, lo cual condujo más “a
sujeto. Desde el punto de vista de los vín- la ética de la obediencia interior y la ascesis
culos que nos sujetan sucede que no existe que a la metafísica del espíritu y a la psico-
libertad que no sea el reverso de una prohi- logía de la consciencia” (p. 90). Con ello se
bición y, por lo tanto, no existe conducta no produjo un desplazamiento de la pasividad
judicial. El proceso de subjetivación del ciu- a la actividad, “del aislamiento a la comu-
dadano pasa por una confrontación política nidad, del devenir sujeto del ciudadano, al
con esa contradicción. ¿Qué decir de ese devenir ciudadano del sujeto” (p. 335). El
sujeto que no sería solamente sujeto de multiculturalismo y los estudios de género
una doble relación, o colocado –por la vida, ya mostraron que las diferencias antropo-
la historia, la institución– en una relación, lógicas no pertenecen a la particularidad,
sino que sería como tal relación, expuesto sino a los conflictos entre universalidades.
a sus fluctuaciones? El sujeto es aquí “el Balibar ve en ellas no sólo el sitio de las
portador (suppositum) o el destinatario normalizaciones difíciles, sino también el
(subditus) del universal que lo domina o lo punto donde se originan las reversiones del
constituye desde el interior” (p. 332). Esta poder; en su multiplicidad inestable son
respuesta implica pasar de la idea de un el único sitio donde existen los sujetos a
sujeto dividido –que conlleva un lado oscu- quienes se les plantea la cuestión –sin res-
ro– a la idea de un malestar del sujeto in- puesta– de ver o no como humanos a otros
trínsecamente “afectado por malformación sujetos que también son otros sujetos, y
en la exterioridad y la inmanencia misma de conferirles así lo que H. Arendt llamó el
de la relación social” (p. 334). “derecho a tener derechos”. En definitiva,
Balibar sostiene una concepción inmanente
Devenir Ciudadano del Sujeto: soberanía de
y dialéctica de las diferencias antropoló-
sí. Existe una tensión fundamental en la
gicas, donde la propia dinámica de la ex-
Declaración de Derechos del Ciudadano y
clusión genera al mismo tiempo lo que, sin
del Hombre de 1789: ¿la noción fundante es
tregua, la fuerza a retroceder.
la de hombre o la de ciudadano? Hasta ese
entonces la idea de “soberanía” suponía Por mi parte, queda por lamentar que
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