Está en la página 1de 96

CONTENIDOS

El Mundo de Etheria................................................................................1

Capítulo 1: Un Mensaje Misterioso.............................................7

Capítulo 2: Una Sorpresa en Las Salinas............................21

Capítulo 3: El Plan de Catra...........................................................33

Capítulo 4: Capturados!....................................................................41

Capítulo 5: La Historia de la Hechicera del Mar...........53

Capítulo 6: Problema Monstruoso............................................65

Capítulo 7: El Sonido de la Victoria..........................................73

Capítulo 8: Qué Estamos Olvidando…?.................................81

Capítulo 9: Hey, Adora!......................................................................85

Capítulo 10: Confía...............................................................................95

0
EL MUNDO DE
ETHERIA
En un planeta llamado Etheria, dos fuerzas luchan por el
control.
La Horda, con sus soldados hábilmente entrena-
dos y tecnología avanzada, tiene un objetivo: conquistar
toda Etheria en nombre de Hordak.
La otra fuerza, la Rebelión, está formada por prin-
cesas de todo el planeta. Una serie de derrotas desgarra-
doras dejaron a la Alianza rota durante años, hasta que
un fatídico día, un héroe se levantó entre ellos y los reunió
una vez más.
Adora, una soldado de la Horda, descubrió la es-
pada que la transforma en She-Ra, la heroína cuyo desti-
no fue escrito por los Primeros mil años atrás. Con She-Ra
liderando a las princesas, la Alianza entregó una aplas-
tante derrota a la Horda en la batalla de Bright Moon.
Pero Lord Hordak, el líder de la Horda, no tiene
planes de rendirse. Con la ayuda de una princesa caída,
está creando nuevas y mejores armas y tecnología. No se
detendrá hasta que las princesas sean derrotadas de una
vez por todas.
A medida que se desarrolla su historia, conoce a
Adora y a algunos de los personajes que determinarán el
destino de Etheria ...

1
ADORA
Criada por la Horda, Adora
creía que lo estaba haci-
endo bien, pero cuando
encuentra una espada
mítica que desbloquea su
poder como She-Ra, Adora se
ve obligada a luchar por Etheria
como líder de la Rebelión.
Habilidades: Adora es una inteligente solucio-
nadora de problemas, un soldado rápido y
atlético y un luchador valiente.

SHE-RA
Cuando Adora levanta la espada
y promete luchar “por el honor
de Grayskull”. Ella se trans-
forma en la mítica prin-
cesa guerrera She-Ra.
Adora conserva su
personalidad y senti-
do de sí misma, pero
es más alta y más
fuerte, y tiene un
mucho mejor cabello.

Poderes: Superfuerza, espa-


da que cambia de forma,
poderes curativos limitados,
conexión con los antiguos
Primeros de Etheria.

2
La Horda
CATRA
Catra y Adora eran huérfanas y también
mejores amigas al crecer juntas en la
Horda. Catra es una bromista con una
reputación de villana que se ve obligada
a tener una vez que Adora descubre la
espada.
Habilidades: Es astuta y rápida, con reflejos felinos.

SCORPIA
Aunque es una Capitana de la Fuerza de
la Horda, Scorpia tiene buen corazón. Pero
está ansiosa por complacer a sus superiores,
especialmente a Catra, y eso la convierte en
una oponente feroz.
Poderes: Tiene una cola de escorpión venenosa y
una fuerza superior a la media.

hordAk
El malvado líder de la Horda está em-
peñado en conquistar el planeta. Los
reclutas de la Horda rara vez lo ven, ya
que prefiere planear desde las profun-
didades de su laboratorio.
Habilidad: Tiene una mente tecnológica brillante.

3
La rebelion

i
glimmer
La Princesa de la Luna Brillante se ve motiva-
da a encontrar su propio camino como líder
entusiasta de la Rebelión. Ha heredado los
poderes mágicos de su madre, pero su magia
es limitada, lo que puede hacerla sentir inse-
gura en ocaciones.
Poderes: Teletransportación, explosiones de energía,
poderes brillantes.
BOW
El mejor amigo de Glimmer es un buen
chico que valora la lealtad y el honor
por encima de todo. Hará cualquier
cosa por sus amigos e incluso por com-
pletos extraños.
Habilidades: Es un arquero experto y un genio
de la tecnología.

REINA ANGELA
Ella es la madre de Glimmer y la reina inmortal de
Luna Brillante. Después de la trágica muerte de su
marido a manos de la Horda, es
sobreprotectora de su hija.
Poder: Vuelo

4
MERMISTA
La princesa de las Salinas, es brutal-
mente honesta, pero a veces mantiene
ocultos sus verdaderos sentimientos
para que nadie vea su lado suave. Es
una poderosa aliada de la Rebelión.
Poderes: Puede controlar el agua y transformar
sus piernas en una cola de Sirena.

SEA HAWK
A este pirata le encanta cantar chabolas
marinas y contar historias alardeando
de sus aventuras oceánicas. Comenzó
como amigo de Mermista, pero pronto
se convirtió en un miembro valioso del
equipo para salvar Etheria.
Habilidades: Su confianza es su mayor activo.

5
Capitulo 1
UN MISTERIOSO
MENSAJE

“¡La rebelión es imparable!” Decía Glimmer. “¡To-


mar esa fortaleza de la Horda fue un impresionan-
te ejercicio de trabajo en equipo!”
En una lluvia de destellos púrpuras, se tele-
transportó desde su cama con forma de nido cer-
ca del techo de su habitación y se materializó jun-
to a Adora. Con la boca en una línea determinada,
Adora practicaba movimientos de esgrima con su
espada mientras Glimmer hablaba.
“Perfuma creó ese Golem de Plantas gigan-
te que aplastó a los soldados de la Horda a su
paso”, Glimmer siguió. “¡Frosta golpeó a esos rob-

7
ts de la Horda con sus puños de hielo! Mermista
combinó sus olas con las flechas eléctricas de Bow
para freír los cañones láser de la Horda. ¡Fue in-
creíble!”
“Definitivamente,” estuvo de acuerdo Adora,
atacando a un enemigo invisible.
“Y después de que Bow golpeara a ese niño
Kyle con una de sus flechas de red, salvé a Bow de
ser atacado por ese tipo lagarto,” dijo Glimmer.
Bow estaba sentado con las piernas cruza-
das en el suelo en una mesa baja en un rincón de
la habitación.
“Sí, gracias por eso,” dijo Bow, sin apartar los
ojos de la diminuta figura de madera que estaba
pintando.
Glimmer se volvió hacia Adora, “y Adora,
tú… ”
“_Dejé que Scorpia me quitara la espada de
las manos después de que me transformara en
She-Ra, ”respondió Adora. “Si no la hubieras dis-
traído, yo podría estar_”

8
“¡Pero de eso se trata exactamente el tra-
bajo en equipo!” Glimmer apuntó hacia afuera.
“Cuando uno de nosotros está en problemas, otro
de nosotros está allí para respaldarlos”.
Adora asintió. “Lo sé. Pero un equipo es tan
fuerte como su miembro más débil. Y tengo que
trabajar en mis habilidades con la espada”. Giró
en círculo, sosteniendo su espada frente a ella.
Bow miró hacia arriba. “No estás dicien-
do que eres un eslabón débil, ¿verdad?” pregun-
tó. “Porque eres el único de nosotros que puede
transformarse en una guerrera super fuerte de dos
metros y medio de altura con poderes asombro-
sos”.
“Poderes que no sirven sin la habilidad que
los respalde”, dijo Adora.
Su vida antes de convertirse en She-Ra pa-
recía una eternidad, pero en realidad fueron solo
unos meses. Todo empezó cuando descubrió la
espada en los Bosques Susurrantes. La espada es-
taba ligada a ella, de alguna manera, y la sostuvo

9
sobre su cabeza y dijo: “¡Por el honor de Grayskull!”
ella se transformó en She-Ra, Princesa del Poder.
Tuvo que decidir rápidamente si quería que-
darse con la horda, con la fuerza de combate de
La Zona del Terror, dedicada a derrotar a las prin-
cesas de Etheria o usar sus nuevos poderes para
unirse a las princesas. y detener a la Horda.
Ella eligió a las princesas y le dio la espal-
da a su mejor amiga, Catra, una capitana de la
fuerza en la Horda. Eso comenzó una reacción en
cadena que resultó en una gran pelea, la batalla
de Bright Moon. Las princesas ganaron la batalla,
pero Catra no se rendía. Cada día había una nue-
va batalla que librar.
Tengo que ser más fuerte, mejor, más rápi-
da, dijo Adora para sí misma. ¡Tenemos que de-
rrotar a la Horda y salvar Etheria de una vez por
todas!
Glimmer tocó el extremo de la espada de
Adora y la bajó suavemente.
“Estás siendo demasiado dura contigo mis-

10
ma, Adora,” dijo. “La Rebelión va a ganar esta pe-
lea. Después de nuestra última batalla, tengo más
confianza que nunca. No puedo esperar a nuestra
próxima sesión de estrategia.”
“Ojalá las otras princesas no hubieran re-
gresado a sus reinos,” dijo Bow. “Parece que no
puedo obtener los detalles correctos para las figu-
ras de batalla.”
“Déjame ver,” dijo Glimmer, y ella se tele-
transportó hacia él.
Bow había creado lo que él llamaba una
“mesa de guerra” para que pudieran trazar estrate-
gias de batalla usando piezas que representaban
a los miembros de la Rebelión y sus oponentes.
Él había comenzado por tallar y pintar figuras de
él mismo, Glimmer y She-Ra, pero ahora las otras
princesas querían las suyas propias.
Las figuras originales estaban en el centro
del tablero: She-Ra con su melena dorada que flu-
ye. Glimmer con su cabello rosado y violeta y su
capa azul, y Bow sosteniendo un pequeño arco y

11
y una flecha.
Rodeándolos estaban las otras figuras ter-
minadas. Perfuma, con su pelo largo y su vestido
rosa y verde. Frosta, más baja que los demás, con
su chaqueta con adornos de piel y cabello azul.
El leotardo morado de Spinnerella y la figura de
Netossa tenían un mechón de pelo blanco en un
lado de la cara.
En su mano, Bow sostenía una figura de ba-
talla con un traje dorado y turquesa.
“No puedo conseguir el tono del cabello de
Mermista bien”, se quejó Bow.
“Debería ser un poco más azul, menos ver-
de”, ofreció Glimmer.
Bow asintió. “¡Tienes razón!” Mojó el pincel
en un tarro de pintura azul.
“En realidad, ¿puedes terminar eso más tar-
de?” Le preguntó Glimmer. “Mamá espera que le
demos un informe sobre la batalla en la fortaleza”.
Bow se sacó la lengua mientras se concen-
traba en pintar, agregando trazos azules al cabe-

12
llo de Mermista. “Casi lo tengo... ¡perfecto!” el anun-
ció.
“Sí, eso está bien,” asintió Glimmer. “Te las
has arreglado para capturar esa expresión de ‘No
me importa’ en su rostro de la manera correcta”.
Adora hizo tictac con su espada en su cintu-
rón. “A Mermista le importa,” Ella simplemente no
quiere que nadie sepa que lo hace “.
Adora había tardado un poco en compren-
der a la princesa de Salineas. Mermista fue brutal-
mente honesta y actuaba como si nada ni nadie
la impresionara. Pero rápidamente demostró que
se preocupaba por muchas cosas, incluido salvar
a Etheria y proteger a sus amigos. La Rebelión no
sería lo mismo sin ella.
“Bueno, estoy seguro de que va a tener un
problema con su figura de batalla”, dijo Bow. “Pero
hice lo mejor que pude”. Dejó su figura sobre la
mesa de guerra.
“¿Estamos listos?” Preguntó Glimmer. “Mamá
está esperando”.

13
”Claro, vamos,” dijo Adora.
Los tres amigos salieron de la habitación de
Glimmer y caminaron por los relucientes pasillos
de mármol del Castillo de Luna Brillante.
Bajaron las escaleras hasta la sala del trono de la
reina Angella, madre de Glimmer.
Las grandes alas de color rosa pálido de
la reina brillaban, hipnotizaban a Adora cada vez
que las veía. El largo cabello de la reina Angella,
los mismos tonos de rosa y violeta que el de Glim-
mer, caía en cascada sobre sus hombros.
“Glimmer, Adora, Bow, es bueno verlos”, dijo
con su voz cálida y amistosa. “Ahora, ¿dime, qué
pasó en la fortaleza?”
“¡Fue increíble!” Glimmer comenzó, pero an-
tes de que pudiera decir más, un guardia de Luna
Brillante entró en la habitación.
“Anunciando un Mensajero del reino de Sa-
lineas”
Adora y sus amigas se volvieron. Entró un
hombre de cabello largo y azul que vestía un uni-

14
forme turquesa. Se inclinó ante la Reina Angella.
“Reina Angella de Luna Brillante, ¿traigo un
mensaje de la Reina Calypsa de las Salineas.”
“Reina Calypsa? ¿No te refieres a la princesa
Mermista?” Preguntó Glimmer.
El Mensajero negó con la cabeza. “Su Ma-
jestad Clypsa es la nueva Reina de Salineas. No ha
decidido si Salineas seguirá apoyando a la Rebe-
lión o si le dará su lealtad a la Horda.”
Los ojos de la reina Angella se entrecerra-
ron. “¿Quién es esta Calypsa y qué afirmación tie-
ne sobre Salineas?”
“¿Y qué hay de Mermista? ¿Se encuentra ella
bien?” Preguntó Adora.
“Todas las preguntas serán respondidas
una vez que se reúnan con la Reina Calypsa en
Salineas,” respondió el Mensajero.
Adora se paró frente a él y puso su mano
sobre su espada. “Lo siento, pero necesito una res-
puesta ahora. ¿Mermista está bien?
“Ella está viva, pero...” El Mensajero miró ha-

15
cia otro lado con nerviosismo. “No puedo decir
más.”
Adora dio un paso más hacia él. “Yo creo
que puedes.”
La reina Angella se puso de pie. “Adora, por
favor retrocede”, dijo. “No debemos culpar al men-
sajero. Iré a Salineas y averiguaré qué está pasan-
do.”
“No, mamá, déjame ir”, dijo Glimmer. “Mer-
mista es nuestra amiga y tenemos que ayudarla!”
Su madre consideró esto. “Lo entiendo”, dijo. “Tie-
nes una conexión con Mermista. Tú, Adora y Bow
deben ir.”
“Se suponía que yo... Calypsa preguntó por
la reina de la Luna Brillante,” tartamudeó el men-
sajero.
Ahora era el turno de Glimmer de meterse
en su cara. “¿Qué? ¿La princesa de Luna Brillante
no es lo suficientemente buena?”
“Est_Estoy seguro de que estará bien,” dijo el
Mensajero, y salió apresuradamente del salón del

16
trono.
“¡No hay tiempo que perder!” Adora dijo.
“¡Tenemos que llegar a Salineas y sabe Mermista!”

17
Capitulo 2
UNA SORPRESA
en LAS SALINAS

Un alboroto de ruido salió de la taberna en la ciu-


dad costera de Seaworthy. Los acordeones toca-
ban, los piratas cantaban y los clientes duros dis-
cutían, bromeaban y reían.
“SeaHawk debe estar aquí en alguna parte”,
dijo Adora mientras entraba con Glimmer y Bow. El
capitán del mar era amigo de Mermista y una gran
ayuda para la Rebelión.
“Estoy seguro de que nos llevará directa-
mente a Mermista en su barco cuando escuche lo
que tenemos que decir”. Glimmer comentó.
“¿Aún conserva su barco, o prendió fuego al últi-

21
mo?” preguntó Bow: “Le he perdido la pista.”
“Estoy segura de que sabrá cómo conseguir
uno,” respondió Adora.
Se acercaron a la camarera de la taberna,
una mujer musculosa de piel morada y una mata
de pelo corto y blanco.
“¿Está SeaHawk aquí?” preguntó Adora.
“No ha estado por aquí durante días,” gru-
ñó la mujer en respuesta.
Bow jadeó. “¿Dias? ¿Tienes idea de lo que le
pasó?” preguntó.
La mujer se encogió de hombros y se apartó de
ellos.
“Tengo un mal presentimiento sobre esto,”
dijo Glimmer, frunciendo el ceño. “Primero Mermis-
ta, y ahora SeaHawk”.
“SeaHawk podría estar en una de sus aven-
turas,” dijo Adora. Pero podrías tener razón. Ahora
es aún más importante que nunca llegar a Las Sa-
lineas de inmediato. Necesitamos llegar al fondo
de esto. Tendremos que encontrar otro barco.”

22
“¿Dijiste que necesitabas un barco?”
Adora se volvió y vio a una mujer que vestía
un uniforme azul impecable un tono más oscuro
que sus ojos.
“Me llamo Liana”, dijo ella. “No pude evitar
escuchar que puedo llevarte a Las Salineas.”
“¡Impresionante!” Dijo Adora. “¿Cual es tu
precio? ¿Quieres que te haga una lucha de brazos
y, si gano, tendremos un viaje gratis?”
“Eso... no es necesario. De todos modos voy
por ese camino,” explicó Liana. “Pueden venir con-
migo.”
“Gracias, Liana,” dijo Glimmer, y la siguieron
fuera de la taberna.
“¿Qué clase de nombre es Liana para un
capitán de mar?” Bow susurró a Glimmer y Adora
mientras caminaban. “¡Pensé que todos los capita-
nes tenían nombres como SeaHawk, Shark Slayer
o Wave Rider!”
“No creo que importe”, respondió Glimmer.
“Además, parece que ella sabe de lo que está ha-

23
blando.”
Liana los condujo a un barco de aspecto ro-
busto. No era grande, pero sería lo suficientemen-
te grande para todos.
“Ayúdame a levantar el ancla y izar las ve-
las, y estaremos en camino,” dijo Liana.
Adora, Glimmer y Bow se pusieron a traba-
jar con el serio capitán. Agarraron los brazos del
cabrestante, un poste giratorio en la cubierta que
estaba sujeto al ancla con cadenas. Una vez que
levaron el ancla, la ayudaron a desatar las velas.
“Um, ¿no deberías estar cantando chabolas
del mar mientras hacemos esto?” Preguntó Bow.
“No,” respondió Liana.
“Oh. Bueno, SeaHawk siempre canta mari-
quitas,” dijo Bow. “Así que pensé…”
“No,” dijo Liana. “No puedo soportarlos. Pre-
fiero escuchar el viento y los pájaros.”
Sin otra palabra, su capitán zarpó. Soplaba
una brisa agradable y un océano calmo mientras
navegaban hacia Salineas, pero los tres amigos se

24
agitaron de preocupación mientras se dirigían al
reino insular de Mermista. ¿Qué estaba pasando
ahí?
Después de unas horas, Salineas apareció
en el horizonte: una ciudad de Piedra de color púr-
pura pálido. El palacio de Mermista se elevaba por
encima de todos ellos, con torretas en espiral que
besaban el cielo azul brillante.
Liana condujo el barco hacia el puerto.
“Gracias, Liana”, dijo Bow. “¿Vas a prender
fuego a tu barco ahora?”
Liana frunció el ceño. “¿Por qué habría de
hacer eso?”
Bow suspiró. “No importa,” dijo. “Supongo
que echo de menos a SeaHawk. Espero que esté
bien.”
“Si está en problemas, lo resolveremos”, dijo
Adora.
Se despidieron de Liana y caminaron hacia
la orilla, donde los esperaban dos guardias sali-
nenses. Adora se acercó a ellos.

25
“¡Tienen que decirnos qué está pasando!”
exigió. “¿Quién es esta Reina Caliypsa? ¿Y qué pasó
con Mermista?”
Los dos guardias intercambiaron miradas.
“No podemos decirlo,” respondió uno de
ellos.
El otro miró a su alrededor con nerviosismo.
“En nuestro corazón, todavía servimos a la prin-
cesa,” dijo. “Pero debemos obedecer a la reina
Calypsa ahora.”
“¿Pero por qué?” Preguntó Glimmer.
“Si te lo decimos, la vida de Mermista esta-
rá en peligro,” dijo respondiendo. “Ahora ven, deja
que te lleve a la reina.”
Por una fracción de segundo, Adora pensó
en usar la fuerza para hacer que los guardias le
dijeran lo que estaba pasando. Había aprendido a
hacer eso mientras se entrenaba en la Horda. Pero
no quería lastimarlos, y si estaban diciendo la ver-
dad, era mejor que se quedara quieta hasta que
ella, Glimmer y Bow vieran por sí mismos lo que le

26
había sucedido a Mermista.
Caminaron hacia el palacio. La gente de Sa-
lineas deambulaba por las calles con la cabeza
gacha. Una niña miró a Adora al pasar, dándole
una mirada esperanzada.
¿A qué le tienen tanto miedo todos? Se pre-
guntó Adora.
A medida que se acercaban al palacio, Ado-
ra vio que la Puerta del Mar de Salineas se ele-
vaba detrás de ella. Conectada a la piedra rúnica
de Mermista, la Perla, la puerta era una barrera
mágica que protegía a Las Salinas y el océano se-
paraba a Luna Brillante de La Zona del Terror, la
tierra de la Horda.
Normalmente, la protección podría verse
como una luz mágica entre los dos arcos hechos
de estatuas gigantes con forma de mujeres. Pero
ahora no había luz.
“¿Qué pasó con la puerta?” Preguntó Adora.
“La reina Calypsa quiere que se abra para
que sus invitados de la Horda sean bienvenidos,”

27
respondió el guardia.
“¿Te refieres a que el hijo de la Horda está
camino aquí?” Preguntó Adora, alarmada. “¿Cuán-
do se supone que llegarán?”
“Cualquier día,” respondió el guardia. “Hor-
dak recibió su invitación el mismo día en que la
reina Angella recibió la suya.”
Adora, Glimmer y Bow se miraron el uno al
otro con los ojos muy abiertos y parecieron acor-
dar en silencio mantener la calma.
“No entiendo por qué alguien dejaría sus
puertas abiertas a la Horda”, dijo Glimmer. “Cuan-
do conozca a esta reina Calypsa, voy a...”
Habían llegado a las puertas de la sala del
trono. Los guardias las abrieron.
“La reina Calypsa espera”, dijeron.
Los tres amigos entraron con cautela en la
sala del trono. Las cascadas caían en cascada des-
de el techo, junto a murales cubiertos de extraños
símbolos el lenguaje de los Primeros de Etheria.
”¡Vengan, representantes de Bright Moon!”

28
Exigió la Reina Calypsa.
Se sentó en el trono de Mermista, lucien-
do una corona de perlas sobre su cabello verde
amontonado en su cabeza.
Tenía la piel de color verde pálido y las ale-
tas le brotaban a ambos lados del cuello. Su vesti-
do parecía hecho de relucientes escamas de pez
verde.
Mermista estaba a su lado. Ella rodó sus
ojos cuando vio a Adora, Bow y Glimmer.
“Vaya, esto es vergonzoso”, dijo.
“¡Mermista! ¡Estás bien!” Gritó Glimmer.
“Bueno, no exactamente,” respondió Mer-
mista. “Esta mujer pescado vino, me engañó, y pro-
bablemente debería cocinarte...”
“¡Silencio!” La reina Calypsa chilló y señaló
a Mermista. Un anillo verde brillaba en el dedo de
la reina.
La propia mano de Mermista voló a su boca,
cubriéndola. Al mismo tiempo, Adora notó un ex-
traño amuleto alrededor del cuello de Mermista.

29
Verde brillaba con una luz espeluznante.
”Mermista, ¿te está controlando de alguna
manera?” Preguntó Adora. Se volvió hacia la reina.
“¡Hagas lo que hagas, déjalo ahora mismo!”
Adora desenvainó su espada. Bow clavó
una flecha en su arco. Glimmer se teletransportó a
Mermista, poniendo su cuerpo entre su amiga y la
reina.
La reina Calypsa sonrió con calma. Abrió la
boca y comenzó a cantar. La canción sonaba her-
mosa y penetrante al mismo tiempo.
“Duerme, duerme,
Rindete ante lo profundo... “
Adora levantó su espada sobre su cabeza.
“Por el honor de -”, comenzó.
Entonces todo se volvió negro.

30
Capitulo 3

EL PLAN de CATRA
Catra se paseaba de un lado a otro por el suelo
metálico del cuartel de capitanes de la fuerza. Sus
orejas puntiagudas se retorcieron, su larga cola se
balanceó de un lado a otro, y sus ojos, uno azul y
otro amarillo brillando con ira.
“No puedo creer que te puse a cargo una
vez, solo una vez, ¡y lo arruinaste!” Ella estaba di-
ciendo. “Quiero decir, puedo entender que Kyle,
Rogelio y Lonnie fracasen. ¡Pero tenía fe en ti, Scor-
pia! ¡Y fallaste!“
Scorpia, que se elevaba por encima de Ca-
tra, era una impresionante y poderosa chica con
un par de tenazas en lugar de manos. Pero pare-
cía asustada de su comandante.

33
“Estaba lista para arriesgar mi vida defen-
diendo esa fortaleza, Catra,” dijo Scorpia. “Y lo hice.
Me enfrenté a She-Ra yo sola, pero nos superaron
en número.”
Catra se acarició y comenzó a contar con
sus dedos afilados. “Fueron tú, Kyle, Rogelio y Lon-
nie contra Adora, Glimer, Bow, Mermista, Frosta y
Perfuma. No estabas tan superado en número.”
“Bueno, Kyle realmente no cuenta, ¿ver-
dad?” Preguntó Scorpia, mencionando al miembro
más raro del escuadrón, “Y Adora se transforma en
She-Ra, así que técnicamente son dos personas.
Así que eso llevaría la cuenta a...”
“¡Ese no es el punto!” Gritó Catra. “¡Confié
en ti! Y no estoy segura de poder volver a confiar
en ti.”
“¡Puedes confiar absolutamente en mí!” Pro-
metió Scorpia. “No hay nadie más fiel a ti en toda
la Zona del Terror de lo que yo soy! ¡Somos mejo-
res amigas! ¡Amiga! Soy el número dos de tu nú-
mero uno. Soy la noche para tu día. Soy el -”

34
“¡Está bien, lo entiendo!” dijo Catra con im-
paciencia. “Puede que no seas perfecta, pero eres
todo lo que tengo ahora. Así que supongo que es-
toy atrapada contigo.”
Scorpia abrazó a Catra y la apretó. “¡No hay
nadie más con quien me quedaría atrapada, Ca-
tra!”
Catra frunció el ceño y se soltó de su agarre.
“No te pedí que estuvieras aquí para un festival
de abrazos. Estás aquí porque nos vamos a otra
misión.”
Los ojos de Scorpia se agrandaron. “¿Una
misión? ¿Tu y yo?”
“Y una tropa de soldados,” respondió Catra.
“Aparentemente, hay una nueva reina en Las Sali-
neas, y quiere una audiencia con la Horda.”
“¿Y Hordak nos envía? Eso es genial,” dijo
Scorpia. “¿Qué es exactamente lo que quiere?”
“La reina no está segura de si se alineará
con la Horda o con las princesas,” respondió Catra.
“Quiere reunirse con nosotros y decidir.”

35
“No sé si lo saben, pero tengo excelentes
habilidades de negociación”, dijo Sacorpia. “Justo
el otro día resolví una discusión entre Kyle y Roge-
lio sobre quién debería quedarse con la litera de
abajo.”
“¿Oh sí? ¿Cómo hiciste eso?” Preguntó Catra.
Scorpia hizo clic con sus tenazas. “Corté la li-
tera por la mitad para que ambos tuvieran la litera
de abajo,” respondió. “Bastante inteligente, ¿eh?”
“Bueno, no necesitaremos habilidades de
negociación para esto,” dijo Catra. “Porque no va-
mos a negociar.”
Scorpia frunció el ceño. “¿No lo harémos?”
Cara tocó una pantalla en la pared y apare-
ció un plano de las Salineas.
“Esta nueva reina, la reina Calypsa, nos deja
la Puerta del Mar abierta para nosotros,” dijo Ca-
tra, señalando. “Es por eso que traemos soldados
con nosotros. Navegaremos para tomar el control
de Salineas y deshacernos de la reina. Será tan
fácil como quitarle las raciones de barras a Kyle.”

36
Scorpia asintió. “Eso es un pensamiento in-
teligente, Catra,” dijo. “Sólo una cosa. Si la reina
también pidió una reunión con las princesas, ¿no
estará She-Ra allí?”
Catra sabía a lo que se refería Scorpia. Hor-
dak le había advertido a Catra que dejara de in-
tentar perseguir a Adora y que se concentrara en
las misiones que le había encomendado. Pero
esta vez, podía hacer ambas cosas a la vez.
Catra sonrió. “Si Adora está allí, será una
ventaja,” dijo, “Primero, tomaremos Salineas para
Lord Hordak. Entonces nos aseguraremos de que
Adora y sus amigos no se interpongan en nuestro
camino nunca más.”
Scorpia rodeó a Catra con un brazo.
“¡Y estaré contigo en cada paso del cami-
no!” ella prometió.
Catra frunció el ceño. Luego asintió con la
cabeza a Scorpia. “Vamos,” dijo. “¡Vamos a Las Sa-
lineas!”

37
Capitulo 4

¡CAPTURADOS!
“¿Adora? Adora, ¿estás bien?
Adora abrió lentamente los ojos para ver a
Glimmer inclinada sobre ella, con preocupación
en su rostro. Todo su cuerpo se sentía extraño, casi
como si estuviera flotando. Se sentó y se dio cuen-
ta de por qué. Ella, Glimmer y Bow estaban en al-
gún tipo de burbuja, flotando en una habitación
con paredes que parecían corales. Adora tuvo la
sensación de que ya no estaban en el palacio de
Mermista.
“¿Q-qué pasó?” preguntó, y luego instintiva-
mente buscó su espada. “¿Y dónde está mi espa-
da?”
“Has sido relevada de tu espada, como tus

41
amigos han sido relevados de sus armas.”
Adora miró hacia abajo. La reina Calypsa
estaba debajo de la burbuja, con Mermista cerca.
“Lo siento, chicos, traté de advertirles,” dijo
Mermista.
Me estoy resbalando, se regañó Adora. Una
vez más, me han tomado por sorpresa. ¡Y he per-
dido mi espada!
Su confianza se vio sacudida, pero sabía
que no debería revelarle eso a la reina. Miró a
Calypsa y Mermista asintió lentamente.
“Una hechicera que tiene algún tipo de he-
chizo sobre Mermista,” adivinó Adora, y Mermista
asintió de nuevo, sin que Calypsa la viera.
Bow frunció el ceño. “Espera un segundo.
Pensé que nos habías preguntado aquí porque
querías hablar sobre unir fuerzas con Etheria! ¿Por
qué estamos en esta burbuja mágica?”
La reina Calypsa se rió.
“¡La reina Angella es tan confiada!” ella dijo.
“Ella envió a su propia hija al peligro sin pensarlo.

42
No tengo ninguna intención de unir fuerzas con
Etheria. ¡De hecho, quiero destruir a las princesas!”
“¿Por qué? ¿Qué te hicimos?” Preguntó Glim-
mer.
La expresión de Calypsa se ensombreció.
“¿De verdad eres tan ignorante de los crímenes de
tu gente, princesa? Destruiste mi reino y ahora uni-
ré fuerzas con Lord Hordak y te destruiré. Te invité
aquí solo para poder capturarte. Serás una exce-
lente herramienta de negociación en mis negocia-
ciones con la Horda.”
“A la Horda no le gusta negociar,” Adora le
dijo. “Sacanos de aquí. Vas a necesitar ayuda para
defender a Las Salineas cuando lleguen aquí.”
“Cuando les diga que tengo a la princesa
de Luna Brillante y a la gran She-Ra como rehenes,
negociarán, no atacarán,” dijo la reina con con-
fianza.
“Estamos bajo el agua,” estalló Mermista.
“Este lugar es como un laberinto. La única salida
es -”

43
“¡Silencio! La reina Calypsa lloró, y al igual
que en la sala del trono, la mano de Mermista voló
a su boca.
“¡Mmmmmffff!” Mermista se quejó.
“No me quedaré al de pie y dejaré que ayu-
des a tus amigos,” dijo la reina Calypsa. “Aunque
no hay ayuda para ellos mientras estén atrapados
dentro de mi burbuja mágica. ¡Ahora ven!”
Ella se volvió y se marchó. Mermista la si-
guió, caminando rígidamente, como si sus piernas
se movieran por sí mismas. Mermista captó los
ojos de Adora cuando pasó, y su mirada se posó
en el suelo de piedra debajo de ellos.
Ella está tratando de decirme algo, se dio cuenta
Adora. ¿Pero que?
“Esa Reina Calypsa podría tener una magia
poderosa,” dijo en voz alta. Pero no es muy inte-
ligente si cree que puede hacer un trato con la
Horda. Se harán cargo de Salineas, vendrán a bus-
carnos y la dejarán sin nada.”
“Ella también está delirando,” agregó Glim-

44
mer. “¡No sé de qué está hablando, pero las prin-
cesas nunca han destruido el reino de nadie!”
“Tenemos que salir de aquí, encontrar nues-
tras armas y salvar a Mermista antes de que llegue
la Horda,” dijo Bow. Rebotó hacia arriba y hacia
abajo en la burbuja mágica. “¡Esta cosa es fuerte!”
“Es mágica,” le recordó Glimmer. “Pero tam-
bién lo son mis destellos. ¡Un paso atrás!”
Bow y Adora se alejaron de Glimmer. La
princesa cerró los ojos y extendió las yemas de los
dedos. La burbuja estalló y los tres amigos cayeron
al suelo. Ilesos, rápidamente se pusieron de pie.
“Tienes razón, Adora,” dijo Glimmer. “Esa
reina no es inteligente. No tenía idea de que mis
destellos podrían sacarnos de esa burbuja.”
Luego miró hacia arriba. “Podría intentar te-
letransportarnos fuera de aquí, pero no estoy se-
gura de dónde estamos, o dónde terminaríamos.”
“Mermista dijo que este lugar es un laberin-
to,” dijo Adora. “Y luego miró hacia el suelo. Creo
que estaba tratando de decirme algo.”

45
Todos miraron hacia abajo.
“¡Miren!” gritó Bow, señalando. “Hay una
cosa brillante ahí abajo.”
Adora siguió su mirada y recogió algo pla-
no, brillante, verde y no más grande que su uña.
“Parece una de las escamas del vestido de
la reina,” comentó Glimmer.
“¡Hay otro ahí abajo!” Añadió Bow, señalan-
do el pasillo por el que Mermista y la reina acaba-
ban de entrar.
“Creo que es una especie de rastro”, adivinó
Adora. “¡Sigámoslo!”
Rápidamente observó lo que la rodeaba
mientras se dirigían por el pasillo. Mermista había
dicho que este lugar estaba bajo el agua. Debería
haber estado oscuro, pero las paredes rosadas de
coral brillaban con un suave luz mágica. Encontra-
ron una escama verde brillante aproximadamente
cada tres metros y siguieron el rastro a través de
un laberinto de pasillos estrechos y retorcidos. En
algunos lugares, se habían pintado peces y plan-

46
tas de colores en las paredes rosas.
“Es realmente hermoso aquí”, comentó
Glimmer mientras caminaban. “¡Pero estoy empe-
zando a sentir que nunca saldremos!”
Adora, al frente del grupo, buscó otra escala
pero no vio ninguna. Continuó por el pasillo, nada.
Luego, el pasillo se bifurcó en dos direcciones.
“El camino ha terminado,” anunció. “Esta-
mos solos.”
“No podemos estar lejos de la salida”, supu-
so Bow. “Probemos de esta manera primero.”
Corrió por la rama derecha de la bifurca-
ción, y Adora junto con Glimmer lo siguieron. Gi-
raron a la derecha y el túnel se abrió a una habi-
tación. Entraron y vieron que la habitación estaba
vacía y tenía diez puertas abiertas que conducían
a diez túneles más.
“¡¿En realidad?!” Dijo Adora. “¿No tenemos
tiempo para jugar? Adivina el túnel. Necesitamos
una estrategia.”
Glimmer frunció el ceño. “¿Cómo qué?”

47
“No estoy segura,” dijo Adora. “Pero debe
haber alguna forma lógica de hacer esto. Por
ejemplo, deberíamos hacer nuestro propio cami-
no, y cuando llegamos a un callejón sin salida,
podemos seguirlo hasta donde empezamos por
última vez.”
“O simplemente podríamos seguir ese soni-
do,” dijo Bow.
“¿Que sonido?” Preguntó Adora, pero mien-
tras decía las palabras, escuchó un canto.
“¡Oh no! ¿Calypsa ha vuelto?” Preguntó
Glimmer.
Avanzaron con cautela y el canto se hizo
más fuerte. Adora sonrió. Ella conocía bien esa voz.
“Estoy atrapado en una burbuja,
es verdad, es verdad!
¿Te gustan las burbujas?
¡Yo también lo hice una vez!
Solía montar sobre las olas
a través del azul más profundo
Pero ahora estoy atrapado aquí sin ti...”

48
“¡Sea Hawk!” Adora gritó.

49
Capitulo 5
LA HISTORIA de la
HECHICERA del MAR

Adora, Glimmer y Bow corrieron hacia el sonido de


la voz de su amigo. Giraron a la izquierda, luego
a la derecha y luego a la izquierda... y luego llega-
ron a una burbuja mágica gigante con un hombre
dentro que parecía un capitán de mar con su ale-
gre bigote, su pañuelo rojo y su chaqueta azul con
adornos dorados.
“¡Baldíos percebes! ¿Es esta una visión que
veo? ¿Una alucinación provocada por días de so-
ledad es esta prisión mágica?” Preguntó SeaHawk.
“¡No, realmente somos nosotros!” Dijo Bow.
“Estábamos tratando de escapar de aquí cuando

53
escuchamos tu voz,” explicó Glimmer.
“¿Escapar? ¿No estaban también atrapados
en una burbuja? ¿Entonces, cómo escaparon? Pre-
guntó SeaHawk.
Los ojos morados de Glimmer brillaron.
“Solo toma un segundo. Sujetate.”
Ella señaló la burbuja. ¡Bam! Explotó en una
lluvia de destellos y SeaHawk cayó al suelo. Se le-
vantó de un salto, se puso la mano en la cadera y
adoptó una pose alegre.
“¡Gracias, Sprinkles! ¡Tus maravillosos deste-
llos han prevalecido y ahora puedo participar del
dulce sabor de la libertad!” gritó, bombeando el
primero en el aire. Luego se desinfló. “¡Mermista!
¡Debemos salvarla! Me temo que ha sufrido un
destino horrible.”
“Ella está viva,” le informó Adora. “Pero esa
Reina Calypsa la está controlando de alguna ma-
nera.”
SeaHawk asintió. “Sí, a través del amuleto.”
“¡Lo sabía!” Dijo Glimmer. “Tiene algo que

54
ver con esa piedra verde alrededor del cuello de
Mermista, ¿verdad?”
“La reina usa un anillo verde que le permite
controlar el amuleto, y con el amuleto, controla los
movimientos de Mermista,” explicó SeaHawk.
Marmista puede hablar si Calypsa se lo permite,
pero no puede escapar. Y eso no es todo. Si Calyp-
sa dice las palabras correctas, ¡el amuleto conver-
tirá a Mermista en un charco de agua en un ins-
tante!”
Glimmer jadeó. “¡Esto es horrible!”
“Espera, ¿cómo consiguió Calypsa el amule-
to de Mermista en primer lugar?” Preguntó Bow.
“Me temo que tengo la culpa,” dijo SeaHawk.
“Pero les contaré mi historia mientras caminamos.
La salida no está lejos y conozco el camino.”
Sea Hawk continuó su historia mientras via-
jaban por los pasillos. “Hace varios días, navegaba
por los mares en mi nuevo barco, el mejor barco
que jamás haya surcado los mares. Un viento fuer-
te me agitaba el pelo y el sol brillaba en lo alto,

55
sonriendo en mi viaje, ¡porque hasta el clima es
mi amigo! Entonces escuché una canción, una
canción extraña y hermosa que me impulsó a na-
vegar en su dirección. Lo hice, y luego la canción
cambió, y aunque luché con todas mis fuerzas, me
quedé dormido.”
“¡Calypsa también nos puso a dormir!” Dijo
Bow.
Sea Hawk asintió. “Cuando desperté, me en-
contré atrapado en una burbuja. No sabía dónde
estaba,” prosiguió. “Entonces apareció esa mujer
verde, diabólica, con mi Mermista. Engañó a Mer-
mista y le dijo que yo estaba en problemas. ¡Mi
querida y dulce Mermista vino a salvarme! Pero
Calypsa cantó su canción de nuevo, y deslizó el
amuleto en el cuello de Mermista. Cuando nos
despertamos, nos explicó los aterradores poderes
del amuleto.”
“Y ella te dejó aquí, y llevó a Mermista de re-
greso al palacio en las Salineas,” dedujo Glimmer.
Sea Hawk asintió. “¡He estado tan preocupa-

56
do, preguntándome qué le ha pasado!” dijo. “Aho-
ra debemos girar a la derecha y ya casi llegamos.”
”¿Cómo sabes la salida, si te despertaste en
la burbuja?” Se preguntó Adora.
“Calypsa y Merista regresaron varias veces
para darme raciones,” explicó Sea Hawk. “Escuché
atentamente el patrón de sus pasos. Estamos casi
alli.”
Pasaron junto a una habitación abierta
y Adora se asomó. En la pared, había un mapa
enorme de un reino submarino y burbujas flotan-
do en la habitación contenía diferentes objetos:
una muñeca sirena, un collar de piedras marinas,
una copa tachonada de joyas...
Adora se detuvo. “¿Que es todo esto?”
“Esto debe ser lo que queda del antiguo rei-
no de Calypsa, el que fue destruido,” adivinó Sea-
Hawk. “Cuando estaba en la burbuja, me contó
una historia desgarradora sobre cómo las prince-
sas atacaron el reino de Corala con sus ejércitos
de cañones láser.”

57
“Las princesas no usamos cañones laser.”
dijo Glimmer.
Adora parecía pensativa. “¿Corala?” repitió.
“Se habló de la batalla de Carola en todas nues-
tras clases de historia de cadetes. Fue uno de los
grandes triunfos de Lord Hordak.”
Glimmer estudió el mural en la pared, que
mostraba vehículos en forma de vaina atacando
un reino en el fondo del mar.
“¡Esos son símbolos de Luna Brillante en
esas cápsulas!” ella lloró. “¡Pero no puede ser!”
Adora estudió el arte. “Estás bien. No puede
ser,” dijo. “Supongo que Hordak usó los símbolos
para engañar a los defensores de Corala hacién-
doles pensar que se acercaban princesas. Luego,
cuando se acercaron...”
“...la Horda atacó!” Bow terminado.
“Y la reina Calypsa ha culpado a las prince-
sas desde entonces,” dijo Adora.
“Eso es correcto,” le dijo SeaHawk. “Los su-
pervivientes del ataque buscaron refugio por toda

58
Etheria. Calypsa era solo una niña y terminó sola,
en una isla. Nació con la capacidad de controlar la
magia, y se habría convertido en una hábil hechi-
cera si hubiera sido entrenada en Mystacor. Pero
estaba sola y aprendió a manipular la magia sin
ningún maestro. Durante años, planeó vengarse
de las princesas y sus poderes se hicieron más
fuertes. Tan pronto como ella logró alcanzar sus
plenos poderes, comenzó a reconstruir Corala.”
“Es una pena que no haya terminado en
Mystacor,” comentó Glimmer. “Ella habría apren-
dido la verdad allí y aprendido a usar sus poderes
para hacer el bien.”
“Es tan triste,” agregó Bow. “Todo, toda su
vida, se basa en una mentira.”
“Entiendo cómo es eso,” dijo Adora. “Pensé
que todas las princesas eran malvadas hasta que
te conocí, ¿recuerdas?”
“No se permitan sentir lástima por ella,” dijo
SeaHawk. “Ella es una hechicera poderosa. Cuan-
do ella une fuerzas con la Horda, la usarán para

59
destruir toda Etheria.”
Adora frunció el ceño. “No había pensado
en eso,” dijo. “Tal vez ella sea inteligente después
de todo.”
“Inteligente y peligroso,” señaló Bow.
“¡Vamos, salgamos de aquí!” dijo Adora.
Sea Hawk los sacó de la habitación y los
condujo a un callejón sin salida con una escalera
que subía por la pared y una burbuja clara en lo
alto.
“Supongo que esa es la salida,” dijo Glim-
mer.
Uno a uno, subieron por la escalera y entraron en
la burbuja, que estaba rodeada por el agua del
océano.
“Así es, Mermista dijo que este lugar estaba
bajo el agua,” dijo Adora. “Me pregunto qué tan
profundo estamos?”
“Supongo que lo sabremos pronto”, dijo
Glimmer.
“¿Que pasa ahora?” se preguntó Bow.

60
Dio unos golpecitos en el lado de la burbuja
que se cerró y toda la burbuja comenzó a flotar
hacia la superficie del océano.
“¡Aventura!” vitoreó Sea Hawk.
Bow volvió a golpear la pared de la burbuja.
“Esta no es mágica. Está hecho de algún tipo de
material claro y fuerte.”
“¿Me pregunto, a dónde nos lleva esto?”
Preguntó Adora.
“No tengo ni idea,” admitió Sea Hawk.
La burbuja salió a la superficie, moviéndose
a la luz del sol sobre el agua. Flotó sobre el océa-
no, sosteniendo a sus cuatro pasajeros. A lo lejos
se alzaba la Puerta del Mar y detrás de ella, Las
Salineas.
Glimmer frunció el ceño. “Demasiado lejos
para teletransportarse,” dijo. “Y estamos lejos de
Luna Brillante, así que necesito reservar mis pode-
res.”
Bow empujó suavemente contra la pared
de la burbuja y rodó hacia adelante. “Si todos lo

61
hacemos, llegaremos rápido,” dijo.
Todos empujaron, y se acercaron hacia La
Puerta del Mar. De repente, el agua comenzó a
agitarse a su alrededor.
“Talvez, vamos demasiado rápido,” dijo
Glimmer.
“No podríamos ir tan rápido,” dijo Adora.
“Pero podría ser-”
¡Rooooowwwwrrrrr!
¡Con un poderoso grito, un enorme mons-
truo marino emergió de las olas!

62
Capitulo 6
PROBLEMA
MONSTRUOSO

El monstruo tenía un cuerpo parecido al de una


serpiente con una piel negra y elegante. Su ca-
beza, si se le puede llamar así, era una protube-
rancia bulbosa en la parte superior de su cuerpo,
con dientes chasqueantes. Tentáculos ondulados
y gemas azules y amarillas rodeaban sus feroces
mandíbulas.
“¿No te ocupaste de este tipo la última vez
que vinimos a Las Salineas, Adora?” Preguntó
Glimmer.
“Eso pensé,” dijo Adora. “Pero supongo que
se recuperó.”

65
“¡Así es!” SeaHawk dijo. “Me robaste el true-
no golpeando a esta bestia con tu espada.”
¡Roooowwwwwrrr!
“Una espada que no tengo en este momen-
to,” admitió Adora, pateándose mentalmente.
“Y yo tampoco tengo mis flechas,” agregó
Bow.
El monstruo marino golpeó su cabeza con-
tra su burbuja de transporte. No rompió la burbuja,
pero los envió rebotando a través de las olas. Los
cuatro amigos perdieron el equilibrio y chocaron
entre sí cuando la burbuja atravesó el océano.
El monstruo marino se zambulló en el agua y nadó
tras ellos.
¡No puedo volver a decepcionar a mis ami-
gos! Pensó Adora.
“Tenemos que encontrar una manera de
defendernos,” dijo en voz alta.
“Parece que estamos a salvo dentro de la
burbuja,” dijo Glimmer. “Si podemos acercarnos a
la costa, podría teletransportarnos a todos fuera

66
de aquí.”
¡Bam! El monstruo marino les dio un cabe-
zazo de nuevo.
“¡Aaaaaaaaaaaaaaaah!”
Todos gritaron mientras la burbuja volaba
hacia arriba, arriba y más arriba en el aire.
Luego cayó en picado, hacia abajo, hacia
las olas.
¡Wham! Golpeó el agua con mucha fuerza
y luego volvió a rebotar.
“Nos estamos alejando de la orilla,” señaló
Adora.
“No podemos detener al monstruo sin ar-
mas,” dijo Bow.
De repente, Sea Hawk comenzó a cantar.
“Ven a mí, amigo del mar,
Malvado y asombroso y salvaje libre.
Ven a mí, mi amigo del océano,
¡Antes de que llegue a un final trágico!”
“SeaHawk, este no es momento para can-
tar!” Glimmer lo regañó.

67
El monstruo marino se estaba acercando de
nuevo a ellos. El agua alrededor de su burbuja co-
menzó a girar y agitarse. Antes de que el monstruo
marino pudiera alcanzarlos, otra criatura surgió de
las profundidades, esta dos veces más grande que
el monstruo que los perseguía. Parecía un gigante,
ojos amarillos en su enorme cabeza.
Los ojos de Bow se agrandaron. “¿Dos mons-
truos?”
Sea Hawk sonrió. “¡Nellie, mi vieja amiga!”
gritó. “Sabía que no me decepcionarías. ¿Puedes
encargarte de este demonio por nosotros?
Nellie colocó suavemente un tentáculo so-
bre la burbuja. Luego se enfrentó al monstruo ma-
rino con forma de serpiente. Un chillido salió de su
boca rota y envolvió a la criatura en sus tentáculos.
Se agitó y rugió, pero ella aguantó. Entonces los
dos desaparecieron bajo las olas.
“¡Gracias, hermosa Nellie!” gritó SeaHawk.
“¡No te olvidaré!”
“¡Impresionante!” vitoreó Bow.

68
“¿Es amiga tuya?” Preguntó Glimmer.
“He conocido a muchos amigos en el mar
durante mis viajes,” respondió Sea Hawk. Nellie y
yo nos recordamos. A ella le gusta mi canto.”
“Vayamos a la orilla antes de que nos en-
contremos con más monstruos,” sugirió Adora, y
empujaron la burbuja a través de las olas una vez
más.
Pronto llegaron a la costa rocosa.
“No parece haber una puerta en esta burbu-
ja,” dijo Bow. “¿Cómo se supone que saldremos?”
“Déjame ver si tengo suficiente magia para
que arribemos,” dijo Glimmer. Los rodeó a todos
con los brazos. “¡Abrazo grupal!”
Se teletransportaron a la orilla en una lluvia
de destellos. Glimmer respiró hondo. ¡Cuatro! Eso
podría ser un récord personal.”
Adora escaneó los alrededores. “No hay
nada de la Horda,” dijo. “Si podemos hablar con
la reina Calypsa y explicarle lo que realmente le
sucedió a su reino, cerrará la puerta y podremos

69
salvar Las Salineas.”
“Y conseguir que libere a Mermista,” añadió
Bow.
“Me temo que su plan está destinado al fra-
caso,” dijo Sea Hawk. “No podrás hablar, porque
Calypsa cantará su peligrosa canción en cuanto te
vea.”
“Tenemos que intentarlo,” dijo Adora. “Pri-
mero, recuperaremos nuestras armas. Entonces
Glimmer puede teletransportarse y atrapar a la
reina por sorpresa.”
“Creo que tengo al menos una teletranspor-
tación más,” dijo Glimmer con una sonrisa.
“¡Estupendo!” Dijo Adora. “Y cuando te te-
letransportes a la reina, puedes poner una mano
sobre su boca de inmediato, para que no pueda
cantar.”
Sea Hawk negó con la cabeza. “Es demasia-
do peligroso,” dijo. “Ella usará su canción.”
Glimmer se volvió hacia SeaHawk y sonrió.
“Quizás no podamos detenerlo.” Ella dijo. “Pero

70
tengo otra idea...”

71
Capitulo 7
EL SONIDO de la
VICTORIA

“La bodega de armas está detrás de la sala del


trono,” susurró SeaHawk mientras se deslizaba por
la parte trasera del palacio con Adora, Bow y Glim-
mer. “Deberíamos poder entrar por la ventana.”
Se detuvo y señaló hacia arriba. Adora saltó
y se agarró al borde de la ventana abierta, luego
se incorporó para poder mirar dentro. Dos guar-
dias de Las Salineas flanqueaban la puerta del
lado opuesto detrás de ellos, la espada colgaba
de la pared, también el arco de Bow y carcaj lleno
de flechas.
Adora volvió a caer. “Esto parece bastante fácil,”

73
dijo. “Glimmer, sé que el último teletransporte te
quitó mucho. ¿Puedes entrar ahí, coger nuestras
armas y salir?
Glimmer sonrió. “Debería ser en pan comi-
do,” respondió ella. “¡Entraré y saldré en un instan-
te!” Desapareció en una nube de brillantina púrpu-
ra.
¡Whoot! ¡Whoot! ¡Whoot! Sonó una alarma.
Glimmer apareció de nuevo frente a ellos,
con los brazos llenos de espada, arco y carcaj.
“Bueno, eso no fue tan fácil como pensaba.”
“¡Tenemos que salir de aquí!” Advirtió Sea
Hawk.
Adora y Bow tomaron sus armas. Antes de
que pudieran correr, los dos guardias saltaron por
la ventana.
“Tengo esto,” dijo Bow. Rápidamente tomó
una de flechas de truco y la dejó volar. Una red
unida a la flecha se abrió y atrapó a los dos guar-
dias.
“¡Apurarse!” Gritó Glimmer.

74
Corrieron hacia la entrada del castillo. Los
dos guardias cruzaron sus largos tridentes, blo-
queando el camino.
“¡Exigimos ver a la Reina Calypsa!” Dijo Ado-
ra.
“Tenemos órdenes de no dejar entrar a
nadie excepto a la Horda,” respondió uno de los
guardias.
“¿Está seguro de que no quiere simplemen-
te hacerse a un lado?” Preguntó Adora. “Esa sería
la manera más fácil”
“¡No podemos dejarte pasar!” dijo el otro.
“Bien,” dijo Adora. “Supongo que haremos
esto por las malas, entonces.”
Ella sonrió y miró su espada. Luego lo le-
vantó por encima de su cabeza. “¡Por el honor de
Grayskull!”
La espada se hizo cada vez más brillante.
Adora flotó en el aire, bañada en luz. Su cuerpo
dio vueltas y su cabello se soltó de la cola de ca-
ballo.

75
Cuando la luz se desvaneció, She-Ra se
quedó allí, una visión en blanco y dorado con una
capa roja que fluía detrás de ella. Los dos guardias
la miraron con la boca abierta.
“No creo que Mermista quiera que te haga
daño,” dijo. “Pero ahora mismo, necesito sacarte
del camino.”
Ella tomó un guardia en cada mano. Luego
arrojó uno a la izquierda y otro a la derecha. Am-
bos guardias salieron volando.
She-Ra asintió con la cabeza a sus amigos.
“¿Listos?”
“¡Listos!” ellos respondieron.
Entraron en la sala del trono.
“¿Qué te tomó tanto tiempo?” Preguntó
Mermista. Adora había sido amiga de Mermista el
tiempo suficiente para saber que usó su sarcasmo
para ocultar sus verdaderos sentimientos. Mermis-
ta estaba feliz de verlos.
La reina Calypsa se puso de pie.
“¡Has escapado!” ella lloró. Pero qué tonta

76
eres. Tus armas no son rival para mi canción.”
Abrió la boca, pero antes de que saliera al-
gún sonido, Sea Hawk sacó una gran caracola de
su cinturón. Se lo llevó a los labios y comenzó a
cantar a través de él.
“Mi nombre es Sea Hawk, ¡sí, soy yo!
¡Soy el mejor capitán que jamás hayas visto!
Cabalgo sobre las olas
a través del azul más profundo
Con la excelente ayuda
de mi experto equipo.
Y si estás en problemas,
Puedes llamarme.
Vendré a tu rescate
¡Y te liberaré!”
El canto ruidoso y bullicioso de Sea Hawk,
amplificado por la caracola, ahogó por completo
la canción de Calypsa. Ella lo fulminó con la mira-
da.
“¿Qué es esa música horrible?” ella pregun-
tó. “¡Detén eso de inmediato!”

77
“Me llaman Sea Hawk, ¡sí, lo hacen!
Canto cuando navego por el océano azul.
Canto las canciones del poderoso mar.
Cantaré y cantaré y no puedes detenerme...”
La reina Calypsa hizo una mueca y se tapó
los oídos con las manos. Adora y su equipo entra-
ron en acción.
¡Bingo! Bow atrapó a la reina Calypsa en
una de sus flechas de red.
¡Poof! Glimmer se teletransportó a Mermista
y le quitó el amuleto del cuello.
“¡Finalmente!” Mermista gritó, y se abalanzó
sobre la reina Calypsa, la derribó y la inmovilizó
contra el suelo. Sacó el anillo verde del dedo de la
reina y se lo puso.
“¡Glimmer, pon ese collar en Calypsa, aho-
ra!” Mermista gritó.
Glimmer hizo lo que Mermista le pidió y
Mermista soltó a la reina.
“Niña tonta,” dijo Calypsa. “Tu pirata no puede can-
tar para siempre. Cantaré, y cuando lo haga-”

78
“¡Silencio!” Mermista gritó, señalando a la
reina con el dedo que llevaba el anillo.
La mano de la reina voló a su boca. Sus ojos
verdes miraron a Mermista, que ahora controlaba
el amuleto.
Ella sonrió. “¿Cómo funciona este anillo de
nuevo?” ella preguntó. “Puedo convertirte en un
charco de agua, ¿verdad?”
Una mirada de horror apareció en el rostro
de Calypsa cuando se dio cuenta de lo indefensa
que estaba. Su destino estaba ahora en manos de
la princesa que había tenido cautiva.
“Sí, eso suena a que podría ser divertido,”
dijo Mermista, y apuntó con el anillo a la reina.

79
Capitulo 8
¿QUÉ ESTAMOS
OLVIDANDO…?

“¡Mermista, no!” Gritó She-Ra.


Mermista dejó caer su dedo y se volvió ha-
cia su amiga. “No eres divertida,” dijo.
“Sé que Calypsa ha hecho cosas bastante
malas,” dijo She-Ra. “Pero fue engañada por la
Horda. Vio todo su reino destruido cuando era solo
una niña.”
“Uuugggh,” gruñó Mermista. “Sé todo sobre
eso. Supongo que tienes un punto. ¿Pero no pue-
do... no sé, hacerla graznar como un pato? O bai-
lar? ¿O limpiar los baños o algo así?”
“Solo asegúrate de que no cante,” dijo She-

81
Ra. Se volvió hacia Sea Hawk. “Creo que ya puedes
parar.”
“Yo soy, yo soy!” terminado. Tomó un respiro
profundo. “¿Estás segura? Tengo doce versos más.”
“No, estamos bien,” dijo She-Ra. Miró a la
reina, todavía enredada en la red de Bow e inca-
paz de hablar. “Solo tenemos que averiguar qué
hacer con Calypsa.”
“Podría ordenarle que se bañe con algunas
medusas,” ofreció Mermista.
“Creo que deberíamos llevarla a Mystacor,”
dijo Glimmer. “La tía Castapella sabrá qué hacer
con ella.”
“Siempre y cuando la lleves lejos de aquí”,
dijo Mermista. “No puedo creer que dejé que me
pusiera ese amuleto. Me siento como un fracaso
total. No merezco estar en la Rebelión.”
“¡Por supuesto que sí!” Dijo She-Ra. “¡Somos
un equipo y tú eres parte de él! Todos tenemos
días malos, Mermista. Estás siendo demasiado
dura contigo misma.”

82
Glimmer sonrió. “Tienes razón,” dijo. “Al igual
que hace un momento estabas siendo demasiado
dura contigo misma.”
“Eso fue diferente”, dijo She-Ra.
“¿Lo es?” Preguntó Glimmer. “También She-
Ra tiene días malos. Y eso está bien.”
“Um, ¿no estamos todos olvidando algo?”
Preguntó Bow.
Glimmer frunció el ceño. “¿Cómo qué?”
Bow se encogió de hombros. “No estoy se-
guro, pero tengo esta sensación molesta -”
¡Boom! Una fuerte explosión sacudió el pa-
lacio. Trozos de coral se desmoronaron y se derra-
maron.
She-Ra se dio la vuelta. “¡La Horda!”

83
Capitulo 9

HEY, ADORA!
“Mermista, calla a la reina,” ordenó She-Ra. Or-
denó She-Ra. Salió corriendo de la sala del trono.
Bow, SeaHawk y Glimmer la seguían de cerca.
Una línea de soldados de la Horda marchó
hacia el palacio detrás de un robot de la Horda.
Las máquinas con forma de globo treparon los es-
calones sobre sus patas metálicas como arañas.
Su único ojo de cristal brilló, preparándose para
otra explosión.
“¡Hoy no!” She-Ra gritó, y saltó sobre el robot
de un salto, clavando su espada en la parte supe-
rior del globo. El robot chisporroteó, chisporroteó y
se detuvo.
Mientras tanto, los soldados de la Horda

85
cargaron sus desestabilizadores y apuntaron ha-
cia adelante.
Ziiiiiip! Bow disparó una flecha paralizante a
uno de los soldados, congelándolo en seco.
Glimmer apuntó a uno de los desetabiliza-
dores de los soldados, pero solo unas pocas chis-
pas débiles salieron de sus dedos.
“Uh-oh”, dijo Glimmer. “Estoy sin poder.”
“¡No temas, Shimmer!” SeaHawk saltó frente
a ella y derribó un soldado al suelo, arrebatándole
el desestabilizador de las manos.
She-Ra saltó del robot frito para ayudar a
sus amigos. Tres robots más aparecieron detrás de
los soldados de la línea. Saltó sobre uno de ellos
justo cuando estallaba en una explosión dirigida a
SeaHawk. Dio una voltereta fuera del camino justo
a tiempo.
“¡Aventura!” el grito.
“¡Hiiiyaaaah!” She-Ra clavó su espada en el
robot, y una lluvia de chispas se disparó. Saltó al si-
guiente y lo destruyó con otro golpe de su espada.

86
Solo quedaba uno más...
“¡Adora, cuidado!” Llamó Glimmer.
She-Ra giró la cabeza para ver a Catra y Scorpia
avanzando hacia el palacio, montados en un ro-
bot tres veces más grande que cualquier robot de
la Horda normal. Caminaba sobre dos patas me-
tálicas tan altas como árboles. En la cara del robot
había una enorme rueda que giraba, disparando
ráfagas de láser rojo en todas direcciones.
Una de las explosiones se disparó hacia She-Ra.
Saltó del robot y se apartó justo a tiempo,
agachándose detrás de una pared de coral púrpu-
ra.
¡BOOM! La ráfaga láser golpeó al robot y lo
hizo explotar en una pila de restos llameantes.
“¡Hey Adora!” Llamó Catra. “¡Sal, sal, donde
quiera que estés!”
“¿No deberías llamarla She-Ra cuando está
en su forma de Princesa?” Preguntó Scorpia. “Quie-
ro decir, es un poco confuso, ¿verdad?”
“Ella siempre será Adora para mí,” respon-

87
ió Catra.
La mente de She-Ra se aceleró. Si se queda-
ba donde estaba, Catra volaría el coral. Si corría,
Catra le dispararía. Podía cargar el robot e intentar
desestabilizar sus piernas, pero era un riesgo... un
riesgo que tenía que intentar.
Ella se lanzó a correr.
“¡Ahí estás, Adora!” Dijo Catra, y los cañones
láser comenzaron a girar...
¡Whoooosh! Una ola de agua surgió del
castillo, derribando a los soldados de la Horda en
su camino y golpeando las piernas del robot. La
base del robot se estrelló contra el suelo y el agua
salpicó a su alrededor.
“Lo siento, la Horda no es bienvenida en Las
Salineas” dijo Mermista, y golpeó al enorme robot
con otra ráfaga de agua.
El agua retrocedió, revelando la maltratada
base del robot todavía brillando y girando con Ca-
tra y Scorpia. Catra sonrió cuando un bombardeo
de rayos láser explotó desde el robot.

88
Mermista se apartó del camino y She-Ra
saltó encima del robot. Abrió la cabina y arrojó a
Scorpia, quien cayó al suelo. Mermista señaló sus
pies y un géiser surgió debajo de Scorpia, levan-
tándola en el aire.
“¡Oye! ¡Sácame de aquí!” gritó Scorpia.
She-Ra apuntó con su espada a Catra.
“¡Suficiente, Catra!” exigió.
Catra se puso de pie de un salto. “No será
suficiente hasta que toda Etheria le pertenezca a la
Horda. ¡Las salineas será nuestra!”
Se abalanzó sobre She-Ra, empujándola y
enviándolas a ambas a caer sobre el suelo. Catra
golpeó a She-Ra con sus afiladas garras, y She-Ra
se apartó del camino. Luego sintió una sacudida
cuando el bastón paralizante de Catra la golpeó
en la pierna. Con un ataque como ese podría ha-
berla aplastado y haber levantado su espada so-
bre su cabeza.
Por una fracción de segundo, vaciló. Ella no
quería pelear con Catra. Incluso después de todo

89
lo que había sucedido, todavía tenía la esperanza
de que su amiga viera la luz. Esa esperanza había
sido una vez una llama ardiente, y ahora era solo
una pequeña chispa. Pero todavía estaba ahí.
No te reprimas, se dijo a sí misma. Catra es
tu enemiga. Ella quiere destruirte.
“¡Aaaaaaaaah!” Con un poderoso grito,
bajó la espada. Catra saltó fuera del camino con
agilidad felina. De repente, estaba detrás de She-
Ra, pateando su cadera, pero no se cayó. Se dio la
vuelta y le dio una patada redonda a los tobillos
de Catra, poniéndola de rodillas.
She-Ra clavó la espada en el pecho de Ca-
tra.
“¡Retírate, Catra!” dijo. “¡Sal de aquí y no
vuelvas!”
Los ojos de Catra brillaron y sonrió. “Estás
hablando como alguien que tiene la ventaja, Ado-
ra. Pero no es así. Mira alrededor.”
Manteniendo su espada en Catra, She-Ra
miró a su alrededor. Bow estaba rodeado por un

90
círculo de soldados de la Horda. Scorpia había sal-
tado del géiser y tenía a Sea Hawk en sus garras.
Mermista y Glimmer no estaban en ninguna parte
a la vista. El miedo apretó la garganta de She-Ra
¿Qué les había pasado a sus amigos?
“¡Esta vez, te superan en número!” Dijo Ca-
tra, y detrás de ella, una nueva ola de soldados de
la Horda marchó desde la orilla.
“Suelta la espada, Adora,” continuó Catra.
“¡Has perdido!”

91
Capitulo 10

CONFÍA
“¡No lo hagas Adora!”
Mermista corrió por la pasarela, seguida de
Calypsa, que se tapó la boca con una mano. De-
trás de ella, Glimmer señaló con un tridente a la
espalda de la hechicera.
“Mermista, ¿qué estás haciendo?” Preguntó
She-Ra.
“Solo confía en mí y cúbrete los oídos,” dijo.
Luego señaló a Calypsa, el anillo verde brillando
en su dedo. “Golpealo.”
Calypsa empezó a cantar. Bow, SeaHawk,
Mermista, Glimmer y She-Ra se taparon los oídos.
Catra frunció el ceño confundida, pero sus ojos se
agrandaron cuando la poderosa canción se escu-

95
chó por la isla.
“Marcha, marcha, marcha.
De vuelta a su barco
Obedecerás...”
Catra se puso de pie y se enderezó. Scorpia
soltó SeaHawk. Luego, Catra, Scorpia y marcharon
de regreso a su barco, dejando atrás a sus maltre-
chos robots.
She-Ra bajó las manos y ella, Sea Hawk y
Bow se unieron a Mermista, Glimmer y Calysa en
la entrada del castillo.
“Buen plan,” dijo She-Ra.
“Gracias,” dijo Mermista. “Una vez que Glim-
mer se quedó sin destellos, le pedí que vigilara a
Calypsa mientras yo me unía a la batalla. Una vez
que vi lo superados en número que estábamos,
pensé que podría usar el poder del amuleto para
hacer que Calypsa le cantara a la Horda para no-
sotros.”
“¡Impresionante!” Dijo Bow.
“Ciertamente no fue increíble,” respondió

96
Calypsa. “¡Nunca ayudaría voluntariamente a las
princesas! ¡No después de lo que le hicieron a mi
gente! ¡No después de lo que le hicieron a mi gen-
te!”
She-Ra se enfrentó a la hechicera. “Calypsa,
tenemos que hablar,” dijo. Ella se transformó en
Adora. “Creo que tenemos algo en común.”
“Um, mientras ustedes tienen su corazón a
corazón, tengo que cerrar la Puerta del Mar,” dijo
Mermista. “Esa canción desaparecerá pronto, y
quiero asegurarme de que la Horda no regrese.”
Mermista se fue y Calypsa le dio la espalda
a Adora.
“No tengo nada que decirte,” dijo Calypsa
con frialdad.
“No tienes que decir nada,” dijo Adora. “Sólo
escucha. No siempre fui una princesa. Crecí en la
Horda, donde me enseñaron que las princesas
eran malvadas. Que las princesas estaban tratan-
do de destruir Etheria.”
“Te enseñaron la verdad,” dijo Calypsa.

97
“No, eso fue una mentira”, dijo Adora. “Eso
solo lo aprendí cuando conocí a Glimmer y Bow.
La Horda es el verdadero mal. Llevan años atacan-
do aldeas inocentes alrededor de Etheria. Y ataca-
ron Corala.”
Calypsa frunció el ceño. “Eso no puede ser.
Yo era solo una niña, pero recuerdo la bandera de
Luna Brillante ondeando sobre los robots atacan-
tes.”
Adora hizo un gesto a los robots chispean-
tes detrás de ella. “Robots como estos. Robots de la
horda. La Horda usó el símbolo de Luna Brillante
para acercarse a tu reino y luego atacó. Cuando
yo era pequeña, supimos que la Horda se había
apoderado de Corala en una gran batalla. Simple-
mente no nos dijeron cómo.”
La confusión llenó los ojos de Calypsa.
“Pero... todo lo que he sabido...”
“Es una mentira,” terminó Adora por ella.
“Eso me paso a mi tambien. Pero no pude ignorar
la verdad una vez que abrí los ojos. No tenemos

98
ninguna razón para mentirte, Calypsa.”
“¿Como puedo confiar en ti?” Preguntó
Calypsa. “No te conozco.”
“Yo tampoco conocía a Glimmer ni a Bow,
cuando los conocí por primera vez, pero pude ver
lo bueno en ellos,” dijo Adora. “Yo era su enemigo
y ellos me protegieron. Cuando decidí confiar en
ellos, me convertí en una mejor persona.”
Extendió su mano y sacó el amuleto del
cuello de Calypsa. “Puede que todavía no confíes
en mí, pero yo confiaré en ti.”
Los ojos de Calypsa se agrandaron.
“Adora, ¿estás segura?” Preguntó Glimmer.
“No,” dijo Adora, y le sonrió a Calypsa. “Pero
creo que Calypsa puede ir a Mystacor a vivir con
otros hechiceros, tal como sugieres, Glimmer. ¿Qué
opinas, Calypsa?”
Ella no respondió de inmediato. “Creo que
me gustaría ir a Mystacor. Tengo tantas preguntas,
y parece que podría encontrar algunas respuestas
allí.”

99
“¡Estupendo!” Dijo Glimmer. La tía Castape-
lla puede vigilarle allí.
“Mystacore está muy lejos,” comentó Bow.
Mermista regresó. “¿Quién va a Mystacor?”
ella preguntó. Luego levantó las cejas. “¿Y por qué
Calypsa no lleva el amuleto?”
Adora explicó rápidamente el plan.
“Tenía la esperanza de que la encerrarían
en prisión por el resto de su vida,” dijo Mermista.
“Pero si quieres ser compasiva o lo que sea, ade-
lante. SeaHawk puede llevarla a Mystacor.”
“¿Realmente me enviarás lejos tan pronto,
mi lady?” Preguntó Sea Hawk.
“Algo me dice que volverás,” respondió Mer-
mista.
Sea Hawk suspiró. “Bien,” dijo, y luego se
animó y puso un brazo alrededor de Calypsa. “¡En-
tonces, emprendamos nuestro viaje! Tengo tantas
chabolas que puedo enseñarte. ¡Podemos hacer
un dueto!”
“No tenemos que hacer eso,” dijo Calypsa.

100
“El silencio puede ser agradable a veces.”
“¡Disparates!” Gritó Sea Hawk. “Aquí, comen-
zaremos con uno de mis favoritos.
“Había una vez un camarón bebé en el mar,
Quién cantó doo doo doo y dee dee dee...”
Calypsa lanzó una mirada suplicante a los
demás cuando Sea Hawk se la llevó. Mermista
sonrió.
“Eso es casi tan bueno como la cárcel para
ella, supongo,” dijo.
Adora le entregó el amuleto. “Aquí, deberías
tener esto.”
Mermista lo tomó, se quitó el anillo de su
dedo y luego rápidamente los arrojó a ambos al
océano. “Nadie debería tener esos,” dijo. “Todavía
no les he dado las gracias, chicos. Toda esa situa-
ción fue... mala.”
“No te preocupes por eso,” dijo Adora. “To-
dos hemos sido vulnerables antes. Pero ahora nos
tenemos el uno al otro.”
“Te estás volviendo blanda,” dijo Mermista.

101
“¿Por qué no tomas uno de mis botes y te vas de
aquí?”
Adora sonrió. “Yo también te quiero, Mer-
mista,” dijo. Se volvió hacia Glimmer y Bow. “Va-
mos a casa.”
Todos se despidieron y Adora, Bow y Glim-
mer se dirigieron a los muelles de Las Salineas.
“¿Te sientes bien, Glimmer?” Preguntó Ado-
ra.
“Estaré bien,” prometió Glimmer. “He pasa-
do por cosas peores”.
Bow miró a Adora. “¿Sabes lo que dijiste allá
atrás? ¿Acerca de convertirse en una mejor perso-
na? Bueno, yo también me siento así.”
“Yo también,” agregó Glimmer. “No sé dón-
de estaríamos ahora si no nos hubiéramos cono-
cido en el bosque ese día.”
“¡Pero lo hicimos!” Dijo Adora. “¡Y ahora so-
mos el escuadrón de mejores amigos!” gritó Bow.
“Está bien, ahora esto se está poniendo un
poco tonto,” dijo Glimmer.

102
“Vamos, te encanta,” bromeó Adora cuando
los muelles de las Salineas aparecieron a la vista.
El mar azul brillaba y se extendía hacia el horizon-
te.
Podría haber más monstruos por ahí, pen-
só. O más naves de la Horda.
Miró a sus amigos. Pero pase lo que pase,
estaremos bien.

103
ACERCA DEL AUTOR
Tracey West ha escrito más de 300 libros para ni-
ños y adultos jóvenes, incluida la siguiente serie:
Pixie Tricks, Hiro’s Quest y Dragon Masters. Ha apa-
recido en la lista de bestsellers del New York Times
como autora de las adaptaciones del libro de ca-
pítulos de Pokémon. Tracey vive actualmente con
su familia en las montañas Catskill del estado de
Nueva York. Se la puede encontrar en Twitter como
@TraceyWestBooks.-

También podría gustarte