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Nos encontramos en una sociedad en que la violencia se está convirtiendo en un hábito cotidiano

entre los adolescentes. Llegar a clase y ver cómo compañeros están siendo acosados sin poder
hacer nada por miedo a lo que puede suceder.

A este fenómeno se le atribuye el nombre de bullying. Machacan cada vez más a una persona
hasta llegar a hacerle sentir mal consigo mismo. Esas personas acosadas llegan a casa, se encierran
en su habitación y al mismo tiempo en ellos mismos. Algunos no tienen el valor de contarlo y
terminan suicidándose.

Con esta reflexión me gustaría que se promoviera una mayor ayuda hacia la gente que lo necesita y
así erradicar el bullying.

Un psicólogo puede ayudar a la persona a entender mejor cómo ese rol de víctima tiene impacto
en su vida, guiarlo para que entienda de qué forma lidiar con sus sentimientos, como con
comunicación asertiva o fijando límites. Algunas víctimas del bullying asisten a terapias de grupo,
aparte de las terapias individuales

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