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Lección 12
¿QUÉ COSAS LIMITA MI SERVICIO A DIOS?
(Segunda parte)
Las acusaciones de satanás son las armas más frecuentes que él utiliza para intentar derribarnos y
para frenar nuestro servicio en la obra.
Amados, estamos en una lucha y no de fiesta como muchos anuncian, por lo tanto es necesario
vestirse con toda la armadura de Dios y estar prestos en esta batalla, considerando:
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Escuela de Líderes (ESLIDER) “Servicio”
“que estamos atribulados en todo, mas no angustiados; en apuros, mas no
desesperados; perseguidos, mas no desamparados; derribados, pero no destruidos;”
2 Corintios 4: 8-9
Las luces, el glamour, el exitismo, la prosperidad, la lujuria, la diversión, el hedonismo, etc. etc.,
son parte del menú que el mundo nos ofrece cada día, por eso es necesario mantener la frente
erguida y seguir caminando en este peregrinaje, levantando la cruz de Cristo que por cierto, es
repudiada por este mundo. Como lo dice el texto, la carne, y los ojos desean y la vanagloria de la
vida nos quiere atrapar en sus ofertas, más nosotros aunque estamos en el mundo, no somos del
mundo. Jamás olvidemos que el príncipe de este mundo es satanás, quien ofrece mucho, da poco
y lo quita todo.
“Para que seáis irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin mancha en medio de una
generación maligna y perversa, en medio de la cual resplandecéis como luminares en
el mundo” Filipenses 2: 15
Que gran demanda es la que nos establece Dios en su Palabra. La necesidad de que seamos
irreprensibles y verdaderas antorchas encendidas en medio de las tinieblas, es el constante
mandamiento que a veces se vuelve como el acero ardiente en nuestro pecho.
Ciertamente que es fácil guardar el testimonio dentro de la iglesia, pero distinta es la realidad en
medio de un mundo perverso y maligno como la misma Biblia lo define. Si así no fuera, no
estaría esta y otras instrucciones que apuntan a vivir una vida santa y piadosa en medio del
mundo de maldad.
El testimonio fiel y verdadero, sin duda que provoca efectos en el mundo. La luz nunca es bien
recibida por los inconversos. Nos transformamos en los “aguafiestas” e inclusive en los
“antisociales” muchas veces porque no participamos en aquellas invitaciones disolutas. Es la
realidad que vivió y viven los santos varones que temen a Dios.
Debemos experimentar las contradicciones de la vida...o Ud. ¿Quiere ser reconocido por el
mundo como simpático y bonachón? ¿Desea que todos los hombres hablen bien de UD tal como
lo hicieron con los falsos profetas? Cristo es el ejemplo supremo de la contradicción y debemos
seguir lealmente sus pisadas.
Cuando un creyente se identifica con Cristo frente a los hombres, y procura con diligencia
guardar su testimonio, la pista se torna pesada y la demanda intensa. Pero el mandamiento es
claro y preciso: Ser luminares en el mundo.
“¡OH almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra
Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de
Dios” Santiago 4:4
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Dios nos ayude y nos de poder y claridad, para que entendamos que nuestro supremo
llamamiento no solo incluía creer en Cristo, sino que también a padecer por El (Filipenses 1:29)
Lo anterior no significa que andemos peleando y discutiendo con la gente. Dios no nos ha
llamado a discutir la Biblia ni a estrangular a las personas para que crean a la voz del evangelio.
Lo citado, indica los efectos de un testimonio fiel. Jamás un creyente fiel podrá ser considerado
como interesante por el mundo de maldad. Jamás un creyente fiel podrá ser vitoreado por
aquellos que odian a Cristo. Jamás un creyente fiel podrá ser atractivo al mundo que aborrece a
luz y no viene a la luz para que sus obras sean descubiertas.
El Señor Jesucristo nos deja una gran lección respecto a nuestro tránsito por este mundo:
“Si el mundo os aborrece, sabed que a mí me ha aborrecido antes que a vosotros. Si
fuerais del mundo, el mundo amaría lo suyo; pero porque no sois del mundo, antes yo
os elegí del mundo, por eso el mundo os aborrece” Juan 15: 18-19
Que falta nos hace leer y releer este y otros pasajes que en la actualidad han sido como cortados
deliberadamente. La tibieza que nos asedia nos lleva a incorporarnos con este mundo, a coquetear
con este mundo y a pensar como este mundo piensa. Si a nuestro Adalid lo aborrecieron,
nosotros, su ejército, también seremos aborrecidos.
Que Dios te ayude para que las ofertas de este mundo no sean estorbo en tu sincero servicio a
Dios.
A veces nuestra vida tiene mucho de este Eutico. Podemos estar corporalmente en el local de
reunión, pero nuestros sentidos están divididos. Un ojo en el predicador y el otro en la calle, un
oído en la Palabra de Dios y el otro en el mundo, un pensamiento santo y otro profano. Lo
peligroso y alarmante de este estado, es que tarde o temprano esta actitud de tibieza nos
sumergirá en un sueño espiritual muy profundo que culminará con un indeseado azote contra el
suelo.
La tibieza espiritual jamás ha sido agradable a Dios. Apocalipsis nos enseña que esta condición le
produce nauseas al Señor. No podemos estar con un pie en la iglesia y el otro en el mundo.
“Yo conozco tus obras, que ni eres frío ni caliente. ¡Ojalá fueses frío o caliente! Pero
por cuanto eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca” Apocalipsis 3:
15-16
La tibieza es la peor postura que puede asumir un cristiano. Es la clásica actitud pusilánime que
se adapta a toda temperatura y circunstancia. Es observar todas las cosas bajo un prisma de
relatividad donde todo es abordable según el punto de vista con que se mire. Dios no piensa así y
tampoco quiere eso de sus hijos. Elías lo expresó con tanta fuerza cuando el pueblo estaba
adoptando esta modalidad híbrida de pretender adorar a Dios y a Baal a la misma altura.
“Y acercándose Elías a todo el pueblo, dijo: ¿Hasta cuándo claudicaréis vosotros
entre dos pensamientos? Si Jehová es Dios, seguidle; y si Baal, id en pos de él. Y el
pueblo no respondió palabra” 1 Reyes 18: 21
En la actualidad al que habla así, lo tratan de dogmático y de legalista. Por cierto que un hombre
como el profeta Elías en nuestro tiempo, vendría a ser como un antisocial, divisionista, que se
opone a la mayoría y a los esfuerzos de unidad. No obstante, la verdad de Dios es diametralmente
opuesta al corazón del hombre quien bajo amalgamas, mixturas y aditivos pretende agradar a
Dios y agradarse a sí mismo.
El joven Eutico, preso del sopor, cae rendido al suelo. No esperes que eso te ocurra y corre tras el
premio del supremo llamamiento en Cristo Jesús.
“Despiértate, tú que duermes, Y levántate de los muertos, Y te alumbrará Cristo”
Efesios 5: 14
“Por lo cual te aconsejo que avives el fuego del don de Dios que está en ti” 2
Timoteo 1: 6
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