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CONVERSATORIOS CANNABICOS:

De los cafés a los coffeeshops del siglo XXI.


Tercer Aniversario de Coffee Shop 42

Juan Pablo García Vallejo


CMDX, 1 de Julio de 2023.
1. HISTORIA DE LOS CAFÉS.

A mi amigo el activista cannábico Juan Edgar García.

El café es de origen etíope, de ahí se lleva a arabia en tiempos de Mahoma en el siglo XV; como establecimiento es un espacio de
liberación masculina: la Casa de café tanto en el mundo islámico como en Europa y América, posibilita el intercambio de ideas. y por
consecuencia, es el caldo de cultivo de los cambios políticos y sociales.

Un rápido recorrido por la evolución de las casas de café, el historiador de las drogas Rudgley dice:

“En el siglo XVII llegaron noticias sobre el nuevo brebaje hasta Europa occidental. Se introdujo en Inglaterra en 1601
y pronto se ganó la aprobación de la intelligentsia. Hacia 1630 se bebía en el Balliol College de Oxford y en 1650
Oxford abrió su primer café. The Angel. En este mismo lugar sigue en funcionamiento un café”. (Rudgley, 1999: 80)

Mientras el historiador de la cultura Peter Burke, nos dice que en el siglo XVIII fue una época favorable para las asociaciones
voluntarias como las sociedades para las artes, la agricultura etc., los salones y las casas de café.

La Casa de Café (p. 70), como fueron llamados a un inicio, tuvieron gran importancia en la Ilustración, también en Inglaterra,
Francia e Italia pues fue el estimulante de este movimiento intelectual, del racionalismo, por el debate e intercambio de ideas-

“En París Diderot, y sus amigos se reunían en la casa del café Procope, fundada en 1689. Los propietarios de estas
casas de café solían poner a disposición del público revistas y diarios como un gancho para atraer nuevos clientes, y
de esta manera estimularon el debate público o la esfera púbica”. (Burke, )

Y el historiador norteamericano Dave Courtwright, confirma lo anterior.

“Los cafés surgieron como centros masculinos de reunión, cotilleo y negocio. Los ilustrados como Voltaire –“el más
ilustre de los adictos al café”-- se reunían en esos establecimientos para conversar sobre literatura y política. En los
cafés surgieron las ideas liberales y revolucionarias. (…) Las autoridades religiosas y civiles consideraban, con buen
criterio, que los café serán lugares sospechosos, y ordenaron cerrar algunos. Pero lo hacían lo que acontecía
dentro, no por los efectos estimulantes del café en sí”. (Courtwright, 2002: 42)

Por sociabilidad debemos entender, de acuerdo a la investigadora, Jacques Maurice el “dominio de los sistemas de relaciones
que enfrentan a los individuos entre ellos o los reúnen en grupos más o menos naturales, más o menos coactivos, más o menos
numerosos”. (Cantos Casenave, 20l)

Esta sociabilidad masculina imponía límites:

“Los cafés europeos cumplieron una función liberadora similar. Proporcionaban a las clases medias emergentes un
foco de relajación, una conversación estimulada por la cafeína, así como el negocio serio de la política y el arte. Los
cafés conectaban a los hombres y las ideas más allá de los límites de clase social. En cambio, la barrera del sexo
resulto ser mucho más fuerte: las mujeres raras veces frecuentaban los cafés durante los siglos XVIII y XIX”.
(Courtwright, 2002: 151)

Para el caso de México, durante la Belle Époque porfirista (1877-1910), los cafés eran parte de la sociabilidad, como afirma la
investigadora Saydi Núñez Cetina:

“…en el siglo XIX, las posibilidades de recreación y esparcimiento contemplaban entre otras, las tertulias caseras, las
reuniones en las tiendas de abarrotes, en los molinos, en los cafés, en las cantinas, en los portales y zócalos
permitiendo intercambios de información, para hacer de la vida política y social, en cierto grado, un asunto del
común. (Núñez, 2008: 126)

Como ya mencionamos, los cafés al inicio fueron un lugar para hombre, el investigador Rangel señala:

“En otros espacios frecuentados especialmente por hombres, como los cafés, fumar era un acto tan cotidiano
como irresistible, pues como se ha sabido desde siempre, “cuando se toma café o té, se fuma generalmente”,
escribía Dumas en El Conde de Montecristo. Era en los cafés donde se conversaba, se bebía, se leía y también se
jugaba, y todo, “entre el humo espeso de cigarros y puros que obscurecía la pieza”, como recordaba Guillermo
Prieto la atmósfera del Café del Sur, en el Portal de Agustinos. Sin las restricciones que imponía la presencia
femenina, los hombres se sentían más sueltos, en un ambiente relajado donde podían discutir sin guardar las
formas…” (Rangel, 2019: 32)

“Según la norma social, los cafés serían espacios de sociabilidad masculina hasta finales del siglo, cuando poco a
poco comienzan a concurrir algunas damas, aunque acompañadas por varones. (Rangel, 2019: 32)

Por sociabilidad debemos entender el “dominio de los sistemas de relaciones que enfrentan a los individuos entre ellos o los
reúnen en grupos más o menos naturales, más o menos coactivos, más o menos numerosos”.( Cantos Casenave, 20l)

2. JOSÉ JUAN TABLADA EN EL CAFÉ COLÓN.

El poeta modernista Juan José Tablada cuenta en sus memorias Las sombra largas, como cayó en un conclave de grifos,
disfrutando de los efectos placenteros de la marihuana como la imaginación desbordada, risa sin motivo y lenguaje simbólico y
secreto; sin olvidar los rasgos delatantes de los consumidores como el fuerte olor acre, los ojos rojos fuera de lo común:

“En otra ocasión penetre en uno de los gabinetes de arriba del Café Colón y me encontré con una decena de amigos
o conocidos, riendo contorsionados y a mandíbula batiente.

Dos de los chicos hacían el simulacro de un cinematógrafo describiendo en una pantalla ideal los episodios de una
comedia imaginaria. Uno de ellos no tenía más función que imitar a veces el ronroneo de la cinta al desenrollarse y
en otras el ruido de los cascos de caballo que en cines primitivos se producía golpeando una jícara de coco,
mientras que el otro iba diciendo lo que pasaba en la pantalla invisible.

Cada frase era saludada con una explosión de carcajadas confieso que aunque la risa es algo contagioso yo no me
sentía inclinado a reírme, sino por el contrario, me alarmé, creyendo que una inexplicable locura se había
apoderado de mis amigos. La manera como se comportaban. La firmeza de la voz y la seguridad de los
movimientos, alejaba de toda sospecha de que fuese el alcohol la causa de aquellos extravíos del sentido y de
aquellas risas sin causa… Pronto alguna palabra del caló profesional y un acre y ofensivo olor, me dieron la clave del
misterio… “!Caíste en blandito! Me dijo alguien que con sonrisa maliciosa y los ojos de lacre…había caído, en efecto
en un medio de un conclave de grifos.” (Tablada, 1993)

Fotografía del Café Colón.

3.- LOS MONOTES, CAFÉ BOHEMIO


Los Monotes fue un café bohemio inaugurado, el día 20 de septiembre de 1916, en la calle de República de Cuba, enfrente del
Teatro Lírico. Ahí se reunían teatreros, periodistas, poetas como Manuel Maples Arce, pintores como José Clemente Orozco, Diego
Rivera, Manuel Rodríguez Lozano, Abraham Ángel, Rufino Tamayo, críticos de arte como Juan José Tablada, el cubano Jorge Juan
Crespo de la Serna, críticos literarios y muchos visitantes extranjeros como Tina Modotti, mujeres liberadas Lupe Marín, Nahui Ollin,
estrellas del teatro popular como Lupe Rivas Cacho y la mecenas Rivas Cachop.

. A la salida era común ir por el Lido, a Los Monotes, fonda del hermano de José Clemente Orozco a la que acudía, de vez en
cuando, Antonieta Rivas Mercado. ( Cristina Barros y Marco Buenrostro, La Jornada, 28 de abril de 2009.)

El café Los Monotes fue cerrado después de que despidieron a los pintores revolucionarios de la preparatoria, en 1923. Era
considerado sitio sospechoso por las autoridades, como mentideros políticos, como lo ha sido en otros países. En Los Monotes el
peligro no provenía ni de la comida ni la marihuana, sino de los monos que la visitaban en un abierto disenso artístico e ideológico.

Dice el especialista en arte Xavier Moyssén:

“Este artículo—por demás sugerente y raro, pues casi nadie se ocupaba de estos temas en los albores de 1921—da
cuenta de la dificultad para encontrar un espacio cómodo, de solaz, esparcimiento e intercambio de ideas”.
(Moyssén, 2015: 21)

Cuarenta años después, Salvador Novo recuerda:

“‘Los Monotes’ que fue un café en el que se realizó una conjunción no repetida muy hermosa de las artes. (…) éste
que fue un momento estelar o culminante de la vida de México, cuando pudieron coincidir muchos orígenes,
muchas inquietudes, lo mismo pictóricas que musicales, que literarias, esta época floreció alrededor de este café
decorado por don José Clemente Orozco y que se llamaba Los Monotes.” (Novo, 1964: 561)

Y todavía a sesenta años de distancia, escribe el escritor guerrerense Gómez Maganda recuerda (1964: 83):

“Aquellos años de Los Monotes”…


Dice el critico de Arte Xavier Moyssén: “Mas antes de concluir cabe hacer una reflexión: el título de "Los monotes." que llevaba el café fue el que
dio lugar a la expresión popular que calificó peyorativamente de "monotes", a los primeros murales de Diego Rivera, del propio Orozco y otros
pintores
4.- LOS COFFESHOPS EN HOLANDA EN 1976,
conquista histórica.

Es indispensable tomar en cuenta, como un caso ejemplar, la descriminalización en Holanda, un país con larga tradición de
tolerancia social. En los años 1970 se convirtió en La Meca de la marihuana despenalizada. Fumar en la calle sin que la policía te
detenga, era una cosa nunca antes vista. Aunque el capítulo holandés parece ya historia, su impacto sigue llegando.

Aunque ahora se admira a Canadá, Uruguay como legalizadores, consideramos que la experiencia holandesa es importante
siempre.

Pues es una muestra de cómo gradualmente se va consiguiendo la gestión social de las drogas, disminuyendo su consumo y
reduciendo sus consecuencias desastrosas.

El origen de esta posición de tolerancia social en Holanda hacia las drogas se debe, según el historiador de las drogas inglés Richard
Davenport-Hines a la “resistencia a las prohibiciones de los E.E.U.U”, (2003: 532), en 1925. El gobierno holandés considera a estas
prohibiciones norteamericanas como un “idealismo destructivo” (2003: 245).

“La nación europea que más firmemente se opuso a la prohibición norteamericana fue Holanda”. (2003: 247)
“Después de que holandeses penalizaron la tenencia del opio y cocaína en 1928, para cumplir con las resoluciones
de Ginebra, sus fuerzas policiales no persiguieran a los consumidores y toleraron la venta minorista de drogas”.
(Davenport-Hines, 2003: 248)

Y diez años después, en 1938, propone una legislación con sentido humano, tratarlo como un problema de salud más que un
problema delictivo o criminal:
“La lucha contra la drogadicción debe realizarse de una manera totalmente diferente, considerándola desde un
ángulo humano. No persigáis a los adictos, ya que esto los acercara a los vendedores de drogas, sino brindadles
nuestra ayuda. Los adictos no son delincuentes sino seres desgraciados, moralmente debeles, la mayoría de ellos
no tienen la culpa de haber contraído su adicción, y no está en sus manos eliminarla (…) Junto a las medidas
dirigidas a rastrear a estas personas, debe encontrarse un modo de proporcionarles un programa de
desintoxicación y seguimiento que les permita integrarse a la sociedad, como ya lo han hecho muchos otros. Sin
duda de esta manera se invertirá el dinero del Estado más eficazmente que en una complicada y costosa
maquinaria de control, empela para cazar doctores, farmacéuticos y pacientes, que al mismo tiempo deja incólume
el problema en sí”. (Davenport-Hines, 2003: 357)

Este enfoque holandés de salud pública humanista a nosotros nos es bastante familiar, pues el doctor Leopoldo Salazar Viniegra, en
1939, también implemento estas ideas, que contrariaban los intereses norteamericanos.

“El gobierno de Estados Unidos amenazó con suspender la exportación de medicamentos a México en caso de
aprobarse las modificaciones al reglamento, además de promover una acción para denunciar a México ante la
comunidad internacional por violación a la Convención de Ginebra de 1931.

“Sin embargo, Estados Unidos cumplió su amenaza y ante la suspensión de la exportación de medicamentos
provenientes de aquel país, el gobierno de Lázaro Cárdenas cedió a la presión internacional y emitió un decreto con
fecha del 7 de junio de 1940, a través del cual se suspendió la vigencia del ordenamiento jurídico”. (Suarez Ávila,
2019: 18)

La experiencia holandesa pionera en despenalización, es resultado de dos informes gubernamentales, dos comités de salud mental,
el Comité Hulsman y el Comité Baan, en 1970.

“Hulsman presentó su informe en 1970. Dentro del contexto de la época, algunas de sus técnicas y sugerencias
eran revolucionarias. El concepto de que las drogas no tenían que demonizarse, sino de usarse de una forma
limitada y controlada.” (Green, 2003: 260)
Y más adelante señala: “Las dos comisiones dieron como resultado las actitudes liberales modernas sobre el
cannabis en Holanda, pero, como dice Cohen, las circunstancias en que esto sucedió eran favorables, y se vieron
potenciadas por el hecho de que las actitudes expresadas en los informes eran las que suscribía buena parte de la
población. Ni siquiera el gobierno veía motivos para encarcelar, por “unos gramos de jas”, a unos jóvenes que, por
lo demás, eran buenos ciudadanos. (Green, 2003: 160)

Por su parte, el director de Hight Times, Steven Wishnia describe el ambiente en esos años:

“Invadida por un cuarto de millón de turistas hippies al año a principios de la década de 1970. Holanda aplico al
cannabis su tradicional lieralismo social pragmático. Ámsterdam tolera el consumo abierto de marihuana en
Vondelpark, el parque principal de la ciudad, organizando albergues juveniles a 1 dólar la noche con venta de
hierba en una tienda no oficial”. (Wishnia, 2004: )

Wishnia pone mucha atención en las raíces contraculturales holandesas de los coffee shops, casi siempre se olvida:

“El primer coffeeshop se inauguro en 1972 en una panadería fuera de servicio ocupada por Wernard Bruining y
algunos amigos, todo ellos squatters, pintada a imagen y semejanza de un submarino amarillo con ojos de buey. A
Mellow Yellow le siguió Rusland en 1974 y Bulldog en 1975, en un antiguo sex shop sito en el distrito de la luz roja,
estableciendo el principio fundamental de los coffeeshops: “no a las drogas duras, no a la violencia”. (Wishnia,
2004, p. 32)

Por la canción de Donovan: Mellow Yellow, del 15 de febrero de 1967, se refiere a un juguete sexual femenino en
forma de plátano…pero luego se asoció a sus propiedades psicoactivas al fumarlo seco.

“Mellow Yellow”, además del título del disco y la canción, es un término que significa melodioso,
calmado, pero además de eso, y considerando el contexto social de la época en la que este álbum fue
editado, alude a un vulgarismo que hace referencia a la dietilamina de ácido lisérgico (LSD), algo que el
cantautor no ha admitido, enfatizando, en su lugar que es un estado de ánimo que induce a la meditación
sin el uso de drogas. https://revistaladosis.com/donovan-mellow-yellow
Dice:

Me llaman Mellow Yellow


-bastante acertadamente-
(bis)

Nací en las alturas para siempre volar,


velocidad del viento, cero.
Nací en las alturas para siempre volar,
si quieres tu copa, yo te la llenaré.

Me llaman Mellow Yellow


-bastante acertadamente-
(bis)

Es tan relajado,
él es tan amarillo.

El plátano eléctrico,
va a ser una moda repentina.
El plátano eléctrico,
necesariamente será la siguiente fase.
La primera coffe shop abrió en 1967, pero su lugar singular en la cultura cannábica global concluyo en junio de 2017,
cuando cerro, por la legislación que prohibía coffee shops a 250 m de las escuelas.

Green afirma: “1976 Holanda adopta una actitud tolerante hacia el cannabis, y se permite su venta en muchas cafeterías
y centros de juventud.” (Green, 2003: 248) Todo el hashish provenida de la India o Nepal.

La solución holandesa se conoce como el "problema de la puerta trasera", referido al abastecimiento de cannabis porque la
"puerta principal de la tienda está abierta mientras que la trasera permanece cerrada".

“Para los años 1990, el gobierno holandés promovió una nueva política: “no publicidad, no drogas duras, no
perturbar la paz y no más de 500 g en las instalaciones”. (Wishnia, 2004, 33)

Con el fin de controlar estas ventas, en 1996 el gobierno introdujo restricciones para los coffeeshops.

Por su parte, dice Davenport, que en el año 2001, habia cerca de 1500 cafeterías con licencia para vender marihuana (2003: 476).
Los establecimientos se deben adherir a unas estrictas regulaciones que eviten problemas legales.
 “El coffeeshop no debe anunciar la venta de cannabis u otras drogas
 No debe haber drogas duras en el inmueble
 Los coffeeshops no pueden almacenar más de 500 gramos de cannabis en el local
 No deben vender a menores de edad (menores de 18)
 Las ventas por persona no deben superar los 5 gramos al día
 No debe haber menores de edad en el local
 El coffeeshop y sus clientes no deben causar ninguna alteración del orden público”. (Adam Parsons, 2020)

Esta experiencia de políticas de tolerancia social ha tenido buenos resultados y pocos inconvenientes, ha disminuido el consumo
de marihuana entre los jóvenes holandeses a diferencia de los ingleses o norteamericanos. De todas formas el gobierno holandes
sigue implementando medidas contra las droga duras y reduciendo los coffeeshops en las fronteras a donde van los “turistas hippies”
de todo el mundo.

“En 2009 se endurece la ley, de los 30 gramos de cannabis que se permitieron para uso personal, se reducen a solo
5 gramos. Los argumentos que dieron los holandeses fueron:
● integrar a los consumidores en la sociedad,
● separar dos mercados de droga: la droga blanda y la droga dura,
la creencia de la libertad y la responsabilidad ciudadana en el consumo”.
Holanda es ejemplo tanto de avanzar en el enfoque de salud pública de las drogas, es decir, “El tratamiento de la droga debería
basarse en su potencial de riesgo”. Y en tener una plan gradual y largo de la legalización. Además de ser el símbolo de la legalización
finesecular del siglo XX.
5.- LOS COFFEESHOP EN MÉXICO.

Mientras redactaba este breve y suscito ensayo reflexione el por qué es hasta el año 2021 en que aparecen los coffee shops en
México. Mi respuesta tentativa es que es una propuesta natural a dos influencias la legalización medicinal y después recreativa,
aunque de forma diferente en Estados Unidos y Canadá. Por la literatura de drogas sabía que se estaban abriendo bares inteligentes,
eso podía ser más fácil que un coffe shop.

Pero también tengo otra consideración no escrita: En México se sigue en dogma prohibicionista ante el desafío latente de la
legalización: “Primero en los Estados unidos y luego aquí”. Mostrando a la vez una subordinación a las políticas de drogas
norteamericanas hegemónicas, algo que no se admite públicamente por el gobierno mexicano.

La segunda influencia también es de impacto exterior, en este caso la difusión de modelos comerciales con la Exposweed, que en
Chile comenzaron en 2011, en Colombia, Medellín y México en 2016.

“El objetivo principal de estas ferias es reunir en un mismo sitio a activistas, usuarios, cultivadores, empresarios y
especialistas relacionados con el cannabis. Son espacios de divulgación de propuestas y avances en todo lo
relacionado con la marihuana. No hay duda de que, a diferencia de las marchas, estas ferias tienen un claro
componente comercial y en muchos casos corporativo, teniendo en cuenta que esta planta es ahora percibida
como una gran oportunidad de inversión y, en algunos países, una bonanza a punto de suceder. De hecho, muchas
de las empresas que participan en estas ferias son de Estados Unidos, Canadá y Europa, que en comparación con
los productores locales poseen mayor experiencia técnica y capital de inversión, y buscan participar del mercado
emergente de cannabis medicinal que está surgiendo en la región.” (Corda, Cortés y Piñol, 2019: 86)

Los coffeshops en México, son la expresión formal de los nuevos sectores de interesados en la normalización del cannabis:

“La formalización de organizaciones mediante su reconocimiento jurídico o legal como asociaciones, fundaciones,
empresas, etc., es otra estrategia cada vez más común en nuestra región, que busca crear condiciones de
negociación más equitativas con el Estado. Aunque este tipo de estrategias de institucionalización de los
movimientos sociales puede brindar mayor legitimidad y visibilidad ante las instituciones públicas, también genera
problemas en la relación del trabajo de incidencia y su necesidad de adaptarse a reglas políticas que no siempre se
respetan o modifican”. (Corda, Cortés y Piñol, 2019: 87)

Esto es algo esperado, porque en la historia cultural las cosas se “hacen, se rehacen y se deshacen”, o de otra manera es el paso de
lo informal a lo formal, para seguir avanzando en la gradual legalización de la marihuana.

El primer coffeshop lo hizo el vitalicio organizador de la Marcha de la Marihuana Leopoldo Rivera, en la avenida Insurgentes
adoptando uno de los nombres más populares del cannabis en México La Juanita, con el apoyo del periodista Carlos Martínez
Rentería, en el mes de mayo de 2021.

No está demás decir que la colonia Roma es la cuna del movimiento cannábico en México, ahí se encuentra el Parque México. Y la
calle de Ámsterdam, símbolo de la legalización en el mundo. Además que en esta colonia se vendía medicinal antivirales cannábicas
en la calle de Querétaro, después se inauguró la primero tienda de ropa y se vendió leche cannábica.
Y como es sabido a una experiencia nueva, le siguen otros esfuerzos también pioneros e importantes, como Coffee Shop 42, cuya
marca cultural proviene de la influencia de la costumbre cannábica del 420 que se origino en 1971 en California. Fundado y
promovido por Magali Romero, Misael Romero y Ariel Mendoza Leyva, un lugar de encuentro para las diversas expresiones de la
Cultura Cannábica. Ellos comenzaron aprovechando la regulación medicinal para abrir un dispensario médico. Posteriormente
abrieron el Coffee Shop 42, basada en tiene como filosofía Ubuntu: “Soy porque somos es nuestra filosofía. Nos encontramos para
compartir”.

Compañeros activistas cannábicos como Juan Edgar García a los pocos días de su inauguración en 2021, durante la pandemia de
COVID, me envió un mensaje a mi facebook diciéndome que visitara Coffee Shop 42 para que les llevara mis libros. También el editor
de Motacomix en otra ocasión a, en un sábado, a fines de 2022 me llevo a conocerlo.

Me di cuenta que abrían diario y que por tanto había chance de hacer muchas cosas, sin afán de agotar el rico arsenal cultural-
histórico de la marihuana. Esto ya de facto representa una confirma de la Era del Cannabis Legal, como resultado de un proceso
gradual de despenalización (2009), las Expos comerciales desde 2016, conseguir la legalización medicinal (2017) y el congelamiento
de la ley de la regulación del cannabis.
Ahora hay radios cannábicas, tv cannábicas, festivales cannábicos estatales como Puebla, Oaxaca, Morelos, Querétaro, Jalisco y
coffee shops, de las copas cannábicos se muy poco y no sé cuándo fue la primera, no me gusto su carácter privado.

Este año, comencé el proyecto de redactar las Efemérides de la Cultura Cannábica y las presente en enero de este año y cada mes
se coloca una de estas en la entrada del Coffee Shop 42, esto ha sido bastante productivo porque de cada edición mensual elegimos
un tema de la historia de la marihuana para tratar en lo que llamo Conversatorios cannábicos.

Felicito a Magali Romero, Misael Romero y Ariel y todos los trabajadores de Coffee Shop 42 por esta empresa cannábica que es una
muestra de que vivimos ya la Era del Cannabis Legal.

  BIBLIOGRAFÍA

Bachiller- Cronista” (Pseudónimo de Francisco Monterde) “Los cafés bohemios. Los cafés literarios"; está firmado
por el "Bachiller-Cronista", Zig-Zag. México, abril 21 de 1921. vol. II. núm. 54. pp. 30-31.

Burke, Peter, Historia social del pensamiento, Paidós Orígenes 32, 2202.

Cantos Casenave, Marieta,


Cárdenas. Lourdes, Marihuana. El viaje a la legalización, Urano, 2016.
Courtwright, David T., Las drogas y la formación del mundo moderno, Paidós Contextos 75, 2002.
Corda, Alejandro, Cortés, Ernesto y Piñol Arriagada, Diego, Cannabis en Latinoamérica: la ola verde y los retos hacia la
regulación, Centro de Estudios de Derecho, Justicia y sociedad, Dejusticia, 2019.
Díaz y de Ovando, Clementina, Los cafés en México en el siglo XIX, 2003.
García Vallejo, Juan Pablo, La disipada historia de la marihuana en México, 1492-2010. Eterno Femenino Ediciones, 2010.

------ Diego Rivera y la marihuana. El microhistoriador araña despistado, Eterno Femenino Ediciones, 2022.

González Rodriguez, Sergio, Los bajos fondos: el antro, la bohemia y el café, Cal y Arena, 1988.

Green, Jonathan, Cannabis, RBA, 2003.

Herrera Rangel, Sergio Daniel, De placeres efímeros que se desvanecen en el aire. Una historia socio cultural del fumar en
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Moyssén, Xavier “Orozco y sus pinturas de “Los Monotes”. DOI: http://dx.doi.org/10.22201/iie.18703062e.1976.46.10

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Suárez Ávila, Alberto Abad, Nuevo paradigma regulatorio de la cannabis en México, UNAM-Instituto de Investigaciones
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