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El conflicto armado en Colombia

Preguntas problema: ¿Cuáles son las consecuencias que trajo el conflicto armado en
Colombia para los terratenientes en los 60’s respecto a la propiedad de las tierras?

Introducción

El presente ensayo pretende exponer desde una perspectiva jurídica y sociopolítica las
repercusiones que trajo el conflicto armado en Colombia con respecto a la propiedad de
las tierras y el cómo se vieron afectadas en especial los terratenientes. Por esta razón, de
antemano se profundizará un poco más en el concepto de la tenencia y posesión de la
tierra que nos ofrece la siguiente cita, la cual también tiene una profunda afinidad y
contrasta perfectamente con el tema:

“La palabra “tenencia” se deriva del término latino para “tener” o “poseer”, y
tenencia de la tierra se refiere a los términos bajo los cuales se posee algo, es
decir, los derechos y obligaciones del poseedor.
Como término legal, tenencia de la tierra implica el derecho a poseer tierras en
lugar del simple hecho de tenerlas. Una persona puede tener derechos legales
sobre tierra o recursos sin que esto implique que tomó posesión. El término
tenencia de recursos se refiere a los derechos sobre la tierra, el agua, los árboles
y otros recursos naturales” (Bruce, 2000).

Por entonces para acercar mucho mas el término al contexto del conflicto armado, a
continuación, se citará una fuente primaria relacionada con la Sociedad Democrática de
1877, que infiere un poco más sobre la problemática llevada a cabo en el presente
ensayo:

“La tierra no puede ser ocupada en extensiones excesivas que priven a los demás
miembros de la comunidad de los medios de subsistencia o los obliguen a ser
esclavos de esos llamados señores feudales, que no admiten en sus supuestas
propiedades territoriales sino a aquellos individuos que implícitamente les venden
su independencia personal, es decir, su conciencia y su libertad, dejando de ser
ciudadanos de un pueblo libre, para ser colonos o tributarios de un individuo
particular” (Sanders, 2009).

Ahora bien, la violencia prolongada durante más de 50 años ha sido protagonizado por
grupos armados, incluyendo guerrillas, paramilitares y fuerzas militares. Este ha generado
impactos y daños devastadores tanto para las víctimas, familiares, comunidades,
organizaciones e instituciones públicas, como para el conjunto de la sociedad colombiana
(Los impactos y los daños causados por el conflicto armado en Colombia, s. f.).

En este contexto, los grupos armados han justificado el uso de la violencia por
considerarla el único método para poder transformar la sociedad y con la intención de no
permitir cambios considerados como ilegítimos. Así pues, la fractura creada por las
desigualdades, el uso de la violencia y la lucha por el poder han marcado las dinámicas
sociales y políticas que han tenido lugar en Colombia desde que se instauró la República
hasta el día de hoy, cuando Colombia abre un nuevo capítulo en su historia con los
actuales procesos de paz (CIDOB - Conflicto en Colombia: antecedentes históricos y
actores, s. f.).
Es importante tener en cuenta que el conflicto armado en Colombia es complejo y
multifacético, con múltiples actores y dinámicas en juego. La paz y la reconciliación
requieren abordar las causas profundas y trabajar hacia soluciones inclusivas que
promuevan la justicia social, el desarrollo económico y la participación política de todos
los sectores de la sociedad colombiana.

Justificación

En primera instancia, el tema del conflicto armado en Colombia, ha sido seleccionado por
la relevancia que tiene con la finalidad de plasmar de forma clara y objetiva las causales y
efectos que tuvo el conflicto armado y como esto esta relación y tiene una fuerte influencia
con el tema de la propiedad de las tierras.

Por otro lado, la investigación se realiza en base a acontecimientos familiares que les
ocurrieron a mis antepasados, quienes eran terratenientes y ganaderos en los 60’s y
quienes, a su vez, se vieron afectados por el conflicto armado colombiano, es por esta
razón que, me interesa personalmente investigar mucho sobre el tema. Además, encontré
en esta temática una alternativa para poder indagar en la historia de mi familia y la historia
de todas aquellas personas que tuvieron que pasar por la misma situación.

Consecuencias

De manera muy general, el conflicto ha tenido profundas consecuencias sociales,


económicas y políticas en Colombia. Una de las principales consecuencias ha sido la
violencia, que ha afectado a comunidades enteras, especialmente en las zonas rurales.
La presencia de grupos armados ha llevado a la violación de los derechos humanos,
incluyendo la desaparición forzada, el asesinato, el secuestro y la tortura.

Además, el conflicto armado ha tenido un impacto significativo en la economía de


Colombia. La guerra ha impedido el desarrollo económico y la inversión en las zonas
afectadas por el conflicto. Así como también, la producción y el comercio de drogas ilícitas
han exacerbado el problema, ya que, estos grupos armados han obtenido importantes
ganancias económicas a través del tráfico de drogas.

En términos políticos, el conflicto armado ha tenido un efecto negativo en la democracia


en Colombia. El clima de violencia ha llevado a la restricción de las libertades civiles y
políticas, incluyendo la libertad de prensa y el derecho a la protesta pacífica. La
corrupción y la falta de transparencia también han sido un problema en la gestión del
conflicto armado. A continuación, se hará énfasis en varias de las principales
consecuencias ya mencionadas:

Violaciones de los derechos humanos: Durante el conflicto, se han cometieron


numerosas violaciones de los derechos humanos, incluyendo violencia sexual,
reclutamiento forzado de niños y niñas, secuestros y ataques indiscriminados contra la
población civil y rural. Estas violaciones fueron perpetradas tanto por grupos armados
ilegales como por miembros de las fuerzas de seguridad del Estado.

Según el Centro Nacional de Memoria Histórica, “estas violaciones constituyeron


experiencias traumáticas específicas. Las cargas de brutalidad y violencia descritas en
estos testimonios muestran que las víctimas fueron sometidas a situaciones de terror en
condiciones de gran indefensión”, puesto que, en estos actos tan atroces se vieron
involucrados y hubo complicidad de parte de los funcionarios y agentes del Estado junto
con actores criminales. Por esta razón, “en la mayoría de lugares visitados por el GMH las
personas manifestaron su profunda desconfianza frente a los miembros de la Fuerza
Pública, a funcionarios de organismos de justicia e incluso de control y frente a los
gobernantes elegidos por voto popular” y por supuesto, esto provocó un gravísimo daño a
la institucionalidad y a la democracia (Los impactos y los daños causados por el conflicto
armado en Colombia, s. f.).

Víctimas y desplazamiento forzado: El conflicto ha dejado desde siempre un alto


número de víctimas civiles, incluyendo asesinatos, masacres, desapariciones y
torturas. Esta ha sido una modalidad con devastadoras consecuencias para las
comunidades colombianas. Esta modalidad de violencia se suma al dolor y sufrimiento
que provocan la ausencia y la incertidumbre, y los mecanismos individuales y
colectivos del duelo. Entre las modalidades de violencia, se encuentran la siembra de
minas antipersonales y el desplazamiento forzado, puesto que, la imposibilidad de
habitar con seguridad sus territorios y la huida forzada significan, además de un
traslado, un desarraigo que rompe los vínculos y relaciones que son fuente de su
identidad. El confinamiento, la dispersión y el cambio abrupto de lugares de
residencia, así como de los hábitos de alimentación, lenguajes y oficios, son una
amenaza para las posibilidades de supervivencia de estas comunidades. Tales
irrupciones de la cotidianidad han causado que comunidades enteras hayan tenido
que buscar refugio en otras áreas del país, convirtiéndose en desplazados internos y,
asimismo, esto haya dado lugar a la desaparición de pueblos y la destrucción de la
riqueza multicultural y pluriétnica de la Nación.

Desigualdad social, exclusión política y falta de representación: Colombia ha


experimentado históricamente altos niveles de desigualdad económica y social. La
concentración de tierras en manos de unos pocos y la falta de acceso a recursos
básicos han generado tensiones y resentimientos en la población, especialmente en
áreas rurales.

Durante gran parte del siglo XX, hubo una exclusión política y una falta de
representación de amplios sectores de la sociedad colombiana, especialmente las
comunidades rurales y los movimientos de izquierda. Esto llevó a la formación de
grupos armados como una respuesta a la marginación y a la falta de canales pacíficos
para la participación política y lo que esto causó a su vez, fue más desigualdad.

Según el autor Juan Felipe García, “la violencia en Colombia no se ha dirigido tanto al
indígena por ser indígena o al afrodescendiente por ser afrodescendiente, la violencia
no está dirigida ni motivada racialmente, sino que más bien está dirigida contra esas
comunidades precisamente para despojarlos de esas fuentes de vida que les proveen
autonomía. Es por esta razón que, se les reduce atacándoles el agua, quitándoles la
tierra (el cual es su espacio de hábitat y el cual también es sumamente rico en
recursos naturales), eso hace que haya una mirada haya una intencionalidad sobre
ese espacio para extraer. Los sujetos que llegan con esa mirada tienen un gran poder
económico político y jurídico, es por esta razón que, estas prácticas no son
presentadas como prácticas criminales, sino que son prácticas necesarias para la
nación, tal como lo es, la destrucción de un río, la destrucción de una mata de maíz, la
destrucción de una ciénaga y lo que para estas personas termina por ser, la
destrucción de su alma y de su identidad” (García, 2019).
Sobre la propiedad de tierras: El
investigador Alejandro Reyes, enfatizó en
su Informe Tierra que el principal efecto del conflicto armado sobre la
tenencia de la tierra “es el reemplazo del control estatal por grupos
armados irregulares”, quienes dispersaron al menos a la mitad del
campesinado en las regiones bajo su control, a menudo para dar esas
tierras a terceros, y también subordinar los derechos de propiedad a los
impuestos. Al verse obligados a colonizar áreas sin presencia estatal ni
infraestructura, donde primero se estableció y luego creció la guerrilla, el
campesinado se concentró y excluyó debido a la toma de tierras por
parte de las élites de la región. Los cultivos ilegales crearon las
condiciones para la escalada de violencia.
La interacción de las comunidades con el territorio se vio impactada por la
presencia de actores armados, así como sus enfrentamientos y acciones
de búsqueda de dominio. Todo esto derivó en hambre y sufrimiento, lo
que para estas comunidades significó un daño a sus habilidades como la
transmisión de conocimientos, indispensables para el orden social y
espiritual sobre el que se construyen, mantienen y recrean estos pueblos.
Desde la perspectiva de los pueblos y comunidades indígenas y
afrocolombianas, el territorio en disputa quedó profanado, alterado
y violado tras convertirse en escenario de enfrentamientos armados,
dominio, muerte y miedo. Las montañas, los ríos, los desiertos
y la selva no son solo accidentes geográficos; más bien, son recursos con
asociaciones históricas con significado y protección. Para muchas
comunidades indígenas y negras, su destrucción física y uso indebido
simbolizó la destrucción de sus conocimientos y mecanismos de defensa.
La destrucción de la tierra amenaza la supervivencia de
estas comunidades porque debilita los sistemas productivos, las aptitudes,
las costumbres y las prácticas ancestrales
que aseguraban su supervivencia cotidiana, la difusión del conocimiento y
la supervivencia cultural. El tiempo y el lugar de los rituales y prácticas
culturales de cada grupo étnico fueron impactados por los usos, abusos y
disputas de los actores armados por los territorios. Al hacerlo, redujeron el
papel que juegan en los procesos de socialización, cohesión, regulación e
identidad dentro de las comunidades indígenas y afrodescendientes.
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Cultivos de drogas y narcotráfico: Tráfico de drogas y economía ilegal: El auge del


narcotráfico en la década de 1980 tuvo un impacto significativo en el conflicto armado. Los
ingresos generados por el tráfico de drogas proporcionaron recursos a grupos armados
ilegales, permitiéndoles expandir sus actividades y aumentar su poder militar. La lucha por
el control de las rutas de narcotráfico y de las áreas de cultivo de drogas ha sido una de
las principales causas de la violencia.

La desigualdad que había con respecto a la propiedad de tierras lamentablemente es un


asunto que marcó la historia del país desde mediados del siglo XVIII, más
específicamente en la época colonial, en donde para someter a la comunidad de “los
Chimila”, se ejercía un fuerte control político y un sometimiento para que, de esta manera,
pudieran despojarlos de sus tierras, exterminarlos y tener mucho más poder (Herrera
Angel, 2002). Situación que se asimila al contexto que se vivió en el conflicto colombiano
y que se volvió a repetir en muchos aspectos con sujetos que estuvieron sumamente
activos en este conflicto, tal como lo fueron “los paramilitares”, quienes buscaron el control
de territorios estratégicos para el narcotráfico y otras actividades ilícitas, como la minería
ilegal. Asimismo, exigían "impuestos" a los comerciantes y agricultores locales y se
involucraban en la extorsión y el secuestro para financiar sus operaciones.

Otro aspecto al que también da cabida el tema es hecho de que, para ese entonces, las
reformas políticas y agrarias en vez de dar más soluciones y beneficios a los propietarios
y terratenientes, solo daban lugar al descontento de la población y reafirmaban el tan
llamado “fracaso histórico de los dirigentes y del Estado en la pacificación de la sociedad
colombiana" (Palacios, 2011). Por otro lado, tal y como lo afirma Marco Palacios en su
obra ¿de quién es la tierra?, otra de las causales por las cuales se intensificó tanto el
conflicto, era que, había derechos de propiedad de tipo “oligárquico” que alimentaban el
conflicto, abierto o soterrado, violento o legal, es decir que, había una concentración
acelerada de la tierra en manos de un pequeño porcentaje de personas que, en este
caso, eran aquellos actores políticos que tenían el poder (Palacios, 2011).

Debilitamiento político y corrupción: Se reconocen como daños e impactos políticos


aquellos causados por los esfuerzos premeditados de los actores armados tales como la
guerrilla, los paramilitares y las fuerzas militares colombianas, las cuales en muchos
casos con el apoyo de las élites locales o regionales impidieron, silenciaron o
exterminaron prácticas, mecanismos, liderazgos de organizaciones cívicas y políticas,
movimientos, sindicatos, asociaciones campesinas, reclamaciones sociales y partidos con
idearios políticos calificados como opuestos y percibidos como peligrosos o contrarios a
sus propósitos e intereses Esto por supuesto debilitó en gran manera las instituciones del
Estado colombiano y generó unos niveles altísimos de corrupción en diferentes niveles de
gobierno.

Por lo tanto, se trató de acciones que inhibieron e impidieron la participación ciudadana en


las decisiones públicas, así como en la organización, deliberación y oposición política a
través del uso de varios métodos de agresión tales como: Eliminación física de personas,
atentados, amenazas, criminalización, destierro, estigmatización e instauración del terror.

Impacto económico: A este respecto, el conflicto causó que la pobreza aumentara de


una manera desmesurada, debido a que, la violencia armada tuvo un impacto
desproporcionado sobre la población civil y, en especial, sobre la población pobre rural.
Esto, además de significar una victimización de los hogares, destruyó activos, inhibió la
inversión en sectores como educación, salud e infraestructura básica y debilitó los
mercados (Lodoño, 2015).

Tal y como lo afirma el Centro Nacional de Memoria Histórica, la violencia transformó


abruptamente la vida de las comunidades: “Los desplazamientos forzados, la dificultad
para realizar actividades productivas ligadas a sus saberes y habilidades, y la destrucción
de sus espacios y lugares de sociabilidad, impidieron que la mayoría de ellos pudiera
continuar con los roles que poseían en las comunidades. La situación de violencia
condujo a muchas de estas comunidades a condiciones de mendicidad y dependencia”
(Los impactos y los daños causados por el conflicto armado en Colombia, s. f.).

En este aspecto, podemos afirmar que la cotidianidad de aquellas comunidades se vio


totalmente afectada, no solo por la ausencia de figuras fundamentales en el
funcionamiento del hogar, sino por el hecho de que para muchas familias la persona
secuestrada era la responsable del sostenimiento económico del hogar, y su pérdida
significó también penurias económicas. Esta difícil situación se vio mayormente
perjudicada en el momento en el cual tuvieron que incurrir en exacerbantes gastos para
poder denunciar y emprender el rescate de sus seres queridos, y lamentablemente, en
muchos casos sino es que, en la mayoría de los casos, no les era posible poder cubrir
estos gastos.

Polarización y división social: Este conflicto genero profundas divisiones en la sociedad


colombiana, ya que, las súplicas dirigidas a los captores y a los gobernantes confrontaron
a las familias con la dureza de posiciones de unos y otros, y fueron ellas las receptoras
del sufrimiento causado por la radical polarización en el país. Esto desencadenó en
enfrentamientos entre diferentes grupos armados, pero también, en tensiones y
estigmatización entre comunidades y regiones.

Conclusión

En conclusión, el conflicto armado en Colombia es un problema complejo y multifacético


que ha afectado a la sociedad colombiana durante más de cinco décadas. La violencia, la
economía y la política son algunas de las áreas que han sido profundamente afectadas
por el conflicto. A pesar de algunos avances en la búsqueda de la paz, aún quedan
muchos desafíos por abordar, es por esta razón que, la implementación del acuerdo de
paz es un paso importante en esta dirección, pero es necesario que se sigan tomando
medidas para garantizar su cumplimiento y avanzar hacia una sociedad más justa y
equitativa.

Es evidente que para que todo este proceso se haga realidad es totalmente necesario
trabajar en las debilidades institucionales que tiene el país, Por tal motivo, es primordial
fortalecer las instituciones, promover la transparencia, combatir la corrupción, invertir en
seguridad ciudadana, mejorar el acceso a la justicia y fomentar la igualdad de
oportunidades. Solo a través de instituciones fuertes y efectivas se podrá avanzar hacia
un país más justo, seguro y próspero para todos los colombianos

El tema del conflicto armado colombiano y, por supuesto, el del llamado “posconflicto”,
debe cobrar particular importancia en los círculos académicos. Las universidades, como
centros de investigación y docencia, pueden, en efecto, jugar un gran papel en todo lo
relacionado con el enfrentamiento bélico y con el proceso de paz. En muy buena medida,
porque tienen una responsabilidad ética y académica frente a los estudiantes en particular
y también frente a la sociedad en general (Arias, s.f.).

Finalmente, no podrá pretenderse dar fin a la guerra reiterando las políticas que la han
generado y conducido a su profundización. En este sentido, la construcción, difusión y
asimilación de una explicación veraz de cuáles han sido los factores estructurantes de la
guerra, cuáles los mecanismos diseñados y aplicados para legitimarlos y hacer perdurar
sus efectos a fin de afianzar el orden de dominación, será un apoyo sustancial para
fortalecer los propósitos de transformar y democratizar el sistema de relaciones políticas,
económicas y sociales vigente, en beneficio de quienes han sido sus víctimas (Fajardo,
s. f.).

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