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Chem Biodivers. Manuscrito del autor; disponible en PMC el 2 de junio de 2009. PMCID: PMC2689518
Publicado en forma editada final como: NIHMSID: NIHMS118643
Chem Biodivers. 2007 agosto; 4(8): 1770–1804. PMID: 17712819
doi: 10.1002/cbdv.200790152
1. Introducció n
Los esfuerzos de investigació n recientes han propuesto una multitud de funciones para el sis‐
tema cannabinoide endó geno. Se han identificado un gran nú mero de neurotransmisores can‐
nabinoides endó genos o endocannabinoides y se han caracterizado los receptores cannabinoi‐
des CB-1 y CB-2. La presencia de otros receptores, transportadores y enzimas responsables de
la síntesis o el metabolismo de los endocannabinoides se está conociendo a un ritmo extraor‐
dinario. Las complejas funciones de este novedoso sistema han creado mú ltiples objetivos
nuevos para las farmacoterapias. La investigació n se ha centrado en separar los efectos psico‐
activos conductuales de los agonistas de cannabinoides de los efectos terapé uticos. Estos es‐
fuerzos han sido en gran parte infructuosos. Otra estrategia se centra en cambiar la farmacoci‐
né tica de la administració n del fá rmaco para maximizar el efecto terapé utico y minimizar los
efectos cognitivos y subjetivos del fá rmaco. Desarrollo de medicamentos orales, rectales y
transdé rmicos de Δ sinté tico 9 -tetrahidrocannabinol (THC) 1 ) son ejemplos de este tipo de en‐
foque. Ademá s, se está n investigando los beneficios terapé uticos potenciales de administrar
combinaciones ú nicas de cannabinoides y otros químicos presentes en la planta Cannabis sa‐
tiva por vía oromucosa. Tambié n existe un gran interé s en los medicamentos basados en la ac‐
ció n endocannabinoide antagonista.
Un archivo externo que contiene una imagen, ilustració n, etc. El nombre del objeto es nihms-
118643-f0001.jpg
Hemos demostrado que los efectos cardiovasculares y subjetivos del cannabis son bloqueados
por rimonabant, el primer antagonista del receptor de cannabinoides CB-1, documentando
que los receptores CB-1 median estos efectos del cannabis fumado en humanos. Está claro que
el sistema cannabinoide endó geno juega un papel fundamental en los procesos fisioló gicos y
de comportamiento, y se está dedicando un gran esfuerzo de investigació n a la biología, quí‐
mica, farmacología y toxicología de los cannabinoides.
El cannabis es una de las drogas má s antiguas y de las que má s se abusa en el mundo, y su uso
se asocia con toxicidad patoló gica y conductual. Por lo tanto, es importante comprender la far‐
macociné tica de los cannabinoides y la disposició n de los cannabinoides en los fluidos y tejidos
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bioló gicos. Comprender la farmacociné tica de un fá rmaco es esencial para comprender el ini‐
cio, la magnitud y la duració n de sus efectos farmacodiná micos, maximizar la terapé utica y mi‐
nimizar los efectos secundarios negativos.
La farmacociné tica de los cannabinoides abarca la absorció n despué s de diversas vías de ad‐
ministració n y de diferentes formulaciones de fá rmacos, la distribució n del analito en todo el
cuerpo, el metabolismo en el hígado y los tejidos extrahepá ticos, y la eliminació n en las heces,
la orina, el sudor, los fluidos orales y el cabello. Los procesos farmacociné ticos son diná micos,
pueden cambiar con el tiempo y pueden verse afectados por la frecuencia y la magnitud de la
exposició n al fá rmaco. Se revisan las muchas contribuciones a nuestra comprensió n de la far‐
macociné tica de los cannabinoides de las dé cadas de 1970 y 1980, y se detallan los hallazgos
de investigaciones recientes que amplían este conocimiento. La investigació n de la farmacoci‐
né tica de los cannabinoides es un desafío debido a las bajas concentraciones de analitos, el
metabolismo rá pido y extenso, y características fisicoquímicas que dificultan la separació n de
fá rmacos de interé s de matrices bioló gicas y entre sí. La recuperació n de fá rmacos se reduce
debido a la adsorció n de compuestos de interé s en mú ltiples superficies. Gran parte de los pri‐
meros datos sobre cannabinoides se basan en cannabinoides radiomarcados que producen
mediciones altamente sensibles, pero menos específicas, de analitos de cannabinoides indivi‐
duales. Las nuevas té cnicas de extracció n y los desarrollos de espectrometría de masas (MS)
ahora permiten una medició n altamente sensible y específica de los cannabinoides en una am‐
plia variedad de matrices bioló gicas, mejorando nuestra capacidad para caracterizar la farma‐
cociné tica de los cannabinoides. medició n de analitos cannabinoides individuales. Las nuevas
té cnicas de extracció n y los desarrollos de espectrometría de masas (MS) ahora permiten una
medició n altamente sensible y específica de los cannabinoides en una amplia variedad de ma‐
trices bioló gicas, mejorando nuestra capacidad para caracterizar la farmacociné tica de los can‐
nabinoides. medició n de analitos cannabinoides individuales. Las nuevas té cnicas de extracció n
y los desarrollos de espectrometría de masas (MS) ahora permiten una medició n altamente
sensible y específica de los cannabinoides en una amplia variedad de matrices bioló gicas, me‐
jorando nuestra capacidad para caracterizar la farmacociné tica de los cannabinoides.
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pero tiene dos centros estereogé nicos en una configuració n trans , ha sido descrito por dos
sistemas diferentes de numeració n de á tomos, ya sea el sistema de dibenzopirano (o Δ 9 ) o el
monoterpeno (o Δ 1 ). En esta revisió n, se emplea el sistema de dibenzopirano (Δ 9 ).
2.1. Absorció n
2.1.1. De fumar La vía de administració n del fá rmaco y la formulació n del fá rmaco determinan
la tasa de absorció n del fá rmaco. Fumar, la vía principal de administració n del cannabis, pro‐
porciona un mé todo rá pido y eficaz de transporte de la droga desde los pulmones hasta el ce‐
rebro, lo que contribuye a su potencial de abuso. Se pueden producir efectos intensamente
placenteros y fuertemente reforzadores debido a la exposició n casi inmediata del sistema ner‐
vioso central (SNC) al fá rmaco. Se alcanzan concentraciones má ximas de THC ligeramente má s
bajas despué s de fumar en comparació n con la administració n intravenosa [ 5 ]. Se informó
que la biodisponibilidad despué s de la vía de fumar era del 2 al 56 %, debido en parte a la va‐
riabilidad intra e interindividual en la diná mica del tabaquismo, lo que contribuye a la incerti‐
dumbre en la administració n de la dosis [ 6 - 9]. El nú mero, la duració n y el espaciamiento de
las bocanadas, el tiempo de retenció n y el volumen de inhalació n, o la topografía del taba‐
quismo, influyen en gran medida en el grado de exposició n al fá rmaco [ 10 - 12 ]. La expecta‐
tiva de la recompensa del fá rmaco tambié n puede afectar la diná mica del tabaquismo. Cami et
al . observó que los sujetos podían cambiar su mé todo de fumar cigarrillos de hachís para ob‐
tener concentraciones plasmá ticas má s altas de THC, cuando esperaban recibir el fá rmaco ac‐
tivo en comparació n con los cigarrillos de placebo [ 13 ].
Una bomba de extracció n de sangre continua, que recolecta sangre a una velocidad de 5
ml/min, permitió capturar la fase de absorció n rá pida de THC durante el há bito de fumar por
primera vez. La formació n de 11-OH-THC y THC-COOH fue má s lenta y las concentraciones má ‐
ximas fueron mucho má s bajas [ 14 ]. Se siguió la disposició n de THC y sus metabolitos du‐
rante un período de 7 días despué s de fumar un solo placebo y cigarrillos que contenían
1,75% o 3,55% de THC. Las concentraciones medias (±DE) de THC fueron 7,0±8,1 ng/ml y
18,1±12,0 ng/ml tras una sola inhalació n de la dosis baja (1,75 % de THC, aprox . 16 mg) o la
dosis alta (3,55 % de THC, aprox . 34 mg) cigarrillo, respectivamente, determinado por croma‐
tografía de gases/espectrometría de masas (GC/MS) [ 14]. THC, detectado en plasma inmedia‐
tamente despué s de la primera calada (Figura 1), fue acompañ ado por el inicio de los efectos
de los cannabinoides [ 15 ]. Las concentraciones aumentaron rá pidamente, alcanzando picos
medios de 84,3 ng/ml (rango 50-129) y 162,2 ng/ml (rango 76-267) para los dos cigarrillos
anteriores, respectivamente. Las concentraciones má ximas ocurrieron a los 9,0 min, antes del
inicio de la ú ltima secuencia de bocanadas a los 9,8 min.
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Figura 1
Figura 2
Concentraciones de THC dependientes del tiempo para seis individuos (sujetos B, C y E–H) después de fumar
un solo cigarrillo de cannabis que contenía 3,55 % de THC. Reimpreso y adaptado con permiso de Journal of
Analytical Toxicology, p. 280 en [ 14 ],Figura 1.
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2.1.2. Oral Hay menos estudios sobre la disposició n del THC y sus metabolitos tras la adminis‐
tració n oral de cannabis en comparació n con la vía fumada. El THC se absorbe fá cilmente de‐
bido a su alto coeficiente de partició n octanol/agua ( P ), que se estima entre 6000 y má s de 9
× 10 6 , segú n el mé todo de determinació n [ 23 ]. Las ventajas de fumar cannabinoides se ven
contrarrestadas por los efectos nocivos del humo de cannabinoides; por lo tanto, general‐
mente no se recomienda fumar para aplicaciones terapé uticas. THC sinté tico, es decir , dronabi‐
nol ( Marinol®), generalmente se toman por vía oral, pero tambié n se pueden administrar por
vía rectal. Ademá s, el abuso de cannabis por vía oral tambié n es comú n. La absorció n es má s
lenta cuando se ingieren cannabinoides, con concentraciones má ximas de THC má s bajas y
má s tardías [ 24 ][ 25 ]. La dosis, la vía de administració n, el vehículo y los factores fisioló gicos,
como la absorció n y las tasas de metabolismo y excreció n, pueden influir en las concentracio‐
nes del fá rmaco en circulació n. Pérez-Reyes et al . describió la eficacia de cinco vehículos dife‐
rentes para la administració n oral de THC en cá psulas de gelatina [ 26]. El glicocolato y el
aceite de sé samo mejoraron la biodisponibilidad del THC oral; sin embargo, hubo una variabi‐
lidad considerable en las concentraciones má ximas y las tasas de absorció n, incluso cuando el
fá rmaco se administró en el mismo vehículo. Wall et al . informaron que la biodisponibilidad
oral de THC era del 10 al 20 % . [ 27 ]. Los participantes recibieron dosis de 15 mg (mujeres) o
20 mg (hombres) de THC disuelto en aceite de sé samo y contenido en cá psulas de gelatina. Las
concentraciones plasmá ticas de THC alcanzaron su punto má ximo aprox . 4-6 h despué s de la
ingestió n de 15-20 mg de THC en aceite de sé samo. Se marcó radiactivamente un porcentaje
del THC; sin embargo, los investigadores no pudieron diferenciar el THC marcado de sus meta‐
bolitos marcados. Por lo tanto, se sobreestimaron las concentraciones de THC.
Actualmente, el THC sinté tico ( Marinol® ) está aprobado en los EE. UU. para reducir las ná u‐
seas y los vó mitos en la quimioterapia contra el cá ncer y para aumentar el apetito en la enfer‐
medad debilitante del VIH. Las posibles nuevas indicaciones incluyen la reducció n de la espas‐
ticidad, la analgesia y como farmacoterapia de reemplazo de agonistas para la dependencia del
cannabis. Por lo tanto, la farmacociné tica del THC oral es de gran importancia para la aplica‐
ció n exitosa de nuevos enfoques terapé uticos. En un estudio de las concentraciones plasmá ti‐
cas de THC, 11-OH-THC y THC-COOH en 17 voluntarios tras la ingesta de una sola cá psula de
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Marinol ® (10 mg de THC), las concentraciones má ximas medias de 3,8 ng/ml de THC (rango
1,1-12,7 ng/ml), 3,4 ng/ml de 11-OH-THC (rango 1,2-5,6 ng/ml) y 26 ng/ml de THC-COOH
(rango 14-46 ng/ml) se encontraron 1- 2 h despué s de la ingestió n [ 28]. Se observaron con‐
centraciones similares de THC y 11-OH-THC con concentraciones de THC-COOH consistente‐
mente má s altas. Curiosamente, se observaron con frecuencia dos picos de THC debido a la cir‐
culació n enterohepá tica. El inicio se retrasa, las concentraciones má ximas son má s bajas y la
duració n de los efectos farmacodiná micos generalmente se prolonga con un regreso tardío a
la línea de base, cuando el THC se administra por vía oral en comparació n con la vía fumada [
29 ][ 30 ].
Ademá s, los alimentos que contienen THC, es decir , aceite de cá ñ amo, cerveza y otros produc‐
tos, está n disponibles comercialmente para consumo oral. El aceite de cá ñ amo se produce a
partir de semillas de cannabis y es una excelente fuente de aminoá cidos esenciales y á cidos
grasos ω -linoleico y linolé nico. El contenido de THC depende de la eficacia de los procesos de
limpieza de semillas de cannabis y filtració n de aceite. El aceite de cá ñ amo con contenidos de
THC ≥ 300 y 1500 mg/g estaba disponible en EE. UU. y en Europa, respectivamente.
Actualmente, las concentraciones de THC del aceite de cá ñ amo en los EE. UU. son bajas, lo que
refleja los esfuerzos de los fabricantes por reducir la cantidad de THC en los productos de
aceite de cá ñ amo.
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Fig. 3
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2.1.4. Rectal Se evaluaron varias formulaciones de supositorios diferentes en monos para de‐
terminar la matriz que maximiza la biodisponibilidad y reduce el metabolismo de primer paso
[ 40 ][ 41 ]; El hemisuccinato de THC proporcionó la mayor biodisponibilidad del 13,5 %.
Brenneisen et al . evaluaron las concentraciones plasmá ticas de THC en dos pacientes a quienes
se les prescribieron supositorios de hemisuccinato de THC o Marinol® para la espasticidad [
42]. El THC no se acumuló en la sangre despué s de dosis diarias de 10 a 15 mg. Las concentra‐
ciones de THC alcanzaron su punto má ximo entre 1 y 8 horas despué s de la administració n
oral y oscilaron entre 2,1 y 16,9 ng/ml. La administració n rectal de 2,5 a 5 mg de THC produjo
concentraciones plasmá ticas má ximas de 1,1 a 4,1 ng/ml en 2 a 8 h. La biodisponibilidad de la
vía rectal fue aproximadamente el doble que la de la vía oral debido a una mayor absorció n y
un menor metabolismo de primer paso.
2.1.5. transcutá neo Otra vía de exposició n a los cannabinoides que evita el metabolismo de pri‐
mer paso y mejora la biodisponibilidad del THC es la administració n tó pica [ 43 ]. Los cannabi‐
noides son altamente hidrofó bicos, lo que hace que el transporte a travé s de la capa acuosa de
la piel sea el paso limitante del proceso de difusió n [ 44 ][ 45 ]. Los estudios de difusión in vitro
pueden subestimar el flujo transdé rmico in vivo [ 43 ]. Despué s de la aplicació n de un parche
dé rmico, la concentració n plasmá tica media en estado estacionario de Δ 8 -THC fue de 4,4
ng/ml en 1,4 h y se mantuvo durante al menos 48 h. Se encontró que las permeabilidades de
CBD y CBN eran 10 veces má s altas que para Δ 8 -THC. En vivolos estudios de administració n
transdé rmica de fá rmacos en conejillos de indias observaron la presencia de cantidades signi‐
ficativas de metabolitos plasmá ticos despué s de la aplicació n tó pica de THC [ 46 ]. Se planea
investigació n adicional con combinaciones de cannabinoides en EtOH para aumentar la absor‐
ció n del fá rmaco.
Se espera que la administració n transdé rmica de cannabinoides reduzca los efectos secunda‐
rios negativos observados con la dosificació n por inhalació n [ 47 ]. La administració n trans‐
dé rmica tambié n evita el metabolismo de primer paso de los cannabinoides. Estas propiedades
podrían mejorar la utilidad de los medicamentos cannabinoides transdé rmicos. Aplicar un par‐
che transdé rmico varias horas antes de la quimioterapia y usarlo durante varios días sería un
medio conveniente para tratar las ná useas y los vó mitos asociados. Ademá s, usar un parche
durante una semana para estimular el apetito podría ser una buena alternativa a la dosifica‐
ció n oral de dronabinol dos veces al día.
Se espera que el potencial de abuso de drogas de los parches transdé rmicos de cannabinoides
sea bajo debido a la lenta entrega de THC al cerebro. Sin embargo, no se ha evaluado la extrac‐
ció n de cannabinoides del parche para su administració n mediante un mé todo má s rá pido. El
desvío de parches de fentanilo por consumidores de drogas para usarlos de esa manera ha
sido un problema importante.
2.1.6. Intravenoso Aunque no se abusa del THC por vía intravenosa, la investigació n farmacodi‐
ná mica y farmacociné tica de cannabinoides ha empleado esta té cnica. Recientemente, D'Souza
et al . administró THC por vía intravenosa para evaluar la asociació n entre los cannabinoides y
la psicosis [ 48]. El estudio doble ciego, aleatorizado y controlado con placebo investigó los
efectos conductuales, cognitivos y endocrinos de 0, 2,5 y 5 mg de THC en personas sanas con
antecedentes de exposició n al cannabis, pero nunca diagnosticadas con un trastorno por
abuso de cannabis . Despué s de 10 min, las concentraciones plasmá ticas de THC fueron
82±87,4 y 119,2±166,5 para dosis intravenosas de 2,5 y 5,0 mg, ng/ml respectivamente; las
concentraciones respectivas de THC-COOH fueron 43,8±26,1 y 81,9±47 ng/ml. Algunos sujetos
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se retiraron del estudio debido a paranoia aguda (1), pá nico (1), hipotensió n (2), retiro del
consentimiento debido a la aversió n a los efectos del THC (3) y otros problemas (2). Un sujeto
experimentó una reacció n paranoide aguda significativa y fue tratado con 2 mg de lorazepam.
El THC produjo síntomas positivos y negativos similares a los de la esquizofrenia y euforia, y
aspectos alterados de la funció n cognitiva. Las concentraciones de cortisol en plasma no se
vieron afectadas. El THC produjo una amplia gama de síntomas transitorios, comportamientos
y dé ficits cognitivos en individuos sanos que se asemejaban a psicosis endó genas. Los investi‐
gadores sugirieron que la funció n del receptor de cannabinoides en el cerebro podría ser un
factor importante en la fisiopatología de los trastornos psicó ticos.
Ohlsson et al . informaron niveles de CBD de 37-61 ng/ml ( n = 3, media 48,4 ng/ml) 1 hora
despué s de la inyecció n intravenosa de 20 mg de CBD marcado con deuterio, y de 3,0-17,8
ng/ml ( n = 3, media 10,2 ng/ml) 1 hora despué s de fumar un cigarrillo que contenía 19,2 mg
de CBD marcado con deuterio [ 60 ]. La biodisponibilidad promedio por vía fumada fue del
31,13 % en cinco sujetos, y se observó una diferencia de cuatro veces en la disponibilidad. En
base al á rea bajo la curva (AUC) durante 72 h y la dosis despué s de la administració n intrave‐
nosa, se calculó un aclaramiento plasmá tico de 960-1560 ml/min. Agurell et al . encontró 1,1-
11 ng/ml de CBD 1 h despué s de la aplicació n oral de 40 mg de CBD ( n = 12, media 5,5 ng/ml)
en galletas de chocolate [ 61]. Recientemente, Nadulski et al . informaron concentraciones de
CBD de 0,30 a 2,57 ng/ml (media: 0,95 ng/ml) 1 h despué s de la ingesta oral de 5,4 mg de CBD
[ 33 ]. El CBD permaneció detectable durante 3 a 4 h despué s de la administració n. Los auto‐
res sugieren que la identificació n y cuantificació n del CBD podría ser una prueba adicional de
la exposició n al cannabis y podría mejorar la interpretació n de los efectos del THC conside‐
rando la capacidad potencial del CBD para modificar los efectos del THC.
Al comparar la administració n sublingual de THC (25 mg) solo vs. THC/CBD (25 mg cada uno)
en extractos medicinales a base de cannabis, no se observaron diferencias estadísticamente
significativas en la concentració n má xima media de THC, la vida media o el AUC para THC y 11-
OHTHC [ 62 ]. La ú nica diferencia estadísticamente significativa fue en el momento de má xima
concentració n de THC. A pesar de la administració n de cantidades equivalentes de THC y CBD,
siempre se observaron concentraciones plasmá ticas má s bajas de CBD. La farmacociné tica de
THC, 11-OH-THC y CBD tambié n se evaluó despué s de la administració n de 10 mg de THC y
CBD, ya sea por vía sublingual, bucal, oromucosa u oral [ 63 ]. Los tres analitos fueron detecta‐
bles ca. 30 min despué s de la dosificació n, con concentraciones má s altas de THC que de CBD.
El 11-OH-THC generalmente excedió las concentraciones de THC dentro de los 45 minutos
posteriores a la dosificació n. Las concentraciones má ximas medias de THC, CBD y 11-OH-THC
fueron <5, <2 y <7 ng/ml, respectivamente, en todas las vías de administració n. Se observó una
alta variabilidad intra e intersujeto.
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2.2. Distribució n
Las concentraciones plasmá ticas de THC disminuyen rá pidamente despué s de dejar de fumar
debido a la rá pida distribució n en los tejidos y al metabolismo en el hígado. El THC es alta‐
mente lipofílico e inicialmente lo absorben los tejidos que está n muy perfundidos, como los
pulmones, el corazó n, el cerebro y el hígado. Las dosis de seguimiento de THC radiactivo docu‐
mentaron el gran volumen de distribució n de THC y su lenta eliminació n de las reservas cor‐
porales. En animales, despué s de la administració n intravenosa de THC marcado, se observa‐
ron niveles má s altos de radiactividad en los pulmones que en otros tejidos [ 64 ]. Los estudios
de la distribució n de THC en el cerebro son especialmente importantes para comprender las
relaciones entre la dosis de THC y los efectos en el comportamiento. Despué s de la administra‐
ció n intramuscular ú nica de Δ 8 marcado con 14 C-THC a ratas, la radioactividad má xima se al‐
canzó en el cerebro despué s de 2 a 4 h, lo que representa el 0,06 % de la dosis administrada [
65 ]. Las concentraciones plasmá ticas fueron de magnitud similar a las medidas en hombres
expuestos al humo de marihuana. Kreuz y Axelrod fueron los primeros en describir la reten‐
ció n persistente y preferencial de THC radiomarcado en grasa neutra despué s de mú ltiples do‐
sis, en contraste con la retenció n limitada en el cerebro [ 66 ]. La relació n entre la concentra‐
ció n de THC en la grasa y el cerebro fue de aproximadamente 21 : 1 despué s de 7 días de ex‐
posició n consecutiva, y de 64 : 1 despué s de 27 días. Otros investigadores tambié n encontra‐
ron que la cantidad de THC retenida en el cerebro despué s de la administració n de THC radio‐
marcado fue menos del 1 % de la dosis administrada [ 67 ][68 ]. Con la exposició n prolongada
al fá rmaco, el THC se concentra en la grasa humana y se retiene durante largos períodos de
tiempo [ 69 ]. Se sugiere que se pueden formar conjugados de á cidos grasos de THC y 11-OH-
THC, aumentando la estabilidad de estos compuestos en la grasa [ 70 ].
Se encontró que la distribució n de THC en los ó rganos perifé ricos y el cerebro era similar en
los tolerantes al THC vs. perros no tolerantes [ 71 ]. Ademá s, estos investigadores encontraron
que la tolerancia a los efectos conductuales del THC en las palomas no se debía a una menor
absorció n de cannabinoides en el cerebro. La tolerancia tambié n se evaluó en humanos. Hunt
y Jones encontraron que la tolerancia en humanos se desarrolló durante la administració n oral
de 30 mg de THC cada 4 h, durante 10 a 12 días [ 72 ].]. Se observaron pocos cambios farma‐
cociné ticos durante la administració n cró nica, aunque el aclaramiento metabó lico total medio y
el volumen de distribució n aparente inicial aumentaron de 605 a 977 ml/min y de 2,6 a 6,4
l/kg, respectivamente. Los cambios farmacociné ticos despué s de la administració n oral cró nica
de THC no pudieron explicar la tolerancia conductual y fisioló gica observada, lo que sugiere
má s bien que la tolerancia se debió a la adaptació n farmacodiná mica.
Adams y Martin estudiaron la dosis de THC requerida para inducir efectos farmacoló gicos en
humanos [ 73 ]. Determinaron que deben estar presentes de 2 a 22 mg de THC en un cigarrillo
de cannabis para entregar 0,2 a 4,4 mg de THC, segú n una biodisponibilidad del 10 al 25 %
para el THC fumado. Solo el 1% de esta dosis en la concentració n má xima se encontró en el
cerebro, lo que indica que solo 2-44 μg de THC penetran en el cerebro.
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fueron má s altos que los niveles en la sangre y, en tres casos, las concentraciones mensurables
del fá rmaco permanecieron en el cerebro, cuando ya no eran detectables en la sangre. En dos
casos adicionales, había suficiente tejido cerebral disponible para monitorear las concentracio‐
nes de THC, 11-OH-THC y THC-COOH tanto en la sangre como en siete á reas del cerebro que se
sabe que tienen altas concentraciones de receptores cannabinoides CB-1. THC, 11-OH-THC y
THC-COOH se encontraron en concentraciones sustanciales en todas las á reas del cerebro, in‐
cluido el locus niger, el hipocampo, el ló bulo occipital, el cuerpo estriado-putamen-paladio, el
ló bulo frontal, la mé dula espinal y el cuerpo calloso, en el orden generalmente siendo
THC≥THC-COOH>11-OH-THC. Las concentraciones en sangre fueron má s bajas que en los cere‐
bros de dos pares. Los autores postulan que los efectos duraderos del cannabis durante la
abstinencia en los grandes consumidores pueden deberse a las concentraciones residuales de
THC y 11-OH-THC en el cerebro. Las consecuencias del THC-COOH en el cerebro siguen siendo
desconocidas.
El almacenamiento de THC despué s de la exposició n cró nica tambié n podría contribuir a las
toxicidades observadas en otros tejidos. Despué s de la administració n intramuscular ú nica de
THC radioactivo en ratas, solo se encontró 0,023 % de la dosis original de THC en los testícu‐
los, aunque la radioactividad total en la grasa del epidídimo fue cinco y ocho veces mayor que
la del cerebro despué s de 4 y 24 h, respectivamente [ 65 ].]. Despué s de mú ltiples inyecciones,
las concentraciones de THC se mantuvieron bajas en el plasma, el cerebro y los testículos, sin
exceder los 2-7 ng/g, pero la concentració n del indicador de grasa del epidídimo fue de 40 a
80 veces mayor. Los autores sugieren que las barreras hematoencefá lica y hematotesticular
limitan el almacenamiento de THC en el cerebro y los testículos durante la exposició n aguda;
sin embargo, durante la exposició n cró nica al THC, los mecanismos farmacociné ticos son insu‐
ficientes para prevenir la acumulació n de THC en los tejidos, con la consiguiente desregulació n
de los procesos celulares, incluida la apoptosis de las cé lulas espermatogé nicas.
En una de las ú ltimas investigaciones sobre la distribució n de THC en los tejidos, se seleccionó
el modelo de cerdo blanco grande debido a las similitudes con los humanos en la biotransfor‐
mació n de fá rmacos, incluidas las enzimas e isoenzimas de biotransformació n de fá rmacos, ta‐
mañ o, patrones de alimentació n, fisiología digestiva, há bitos dieté ticos, riñ ó n estructura y fun‐
ció n, estructura del lecho vascular pulmonar, distribució n de las arterias coronarias, propen‐
sió n a la obesidad, frecuencia respiratoria y volumen corriente [ 75]. Se encontró que la far‐
macociné tica de THC Plasma es similar a la de los humanos. Ocho cerdos recibieron inyeccio‐
nes de THC intrayugular de 200 mg/kg y dos cerdos se sacrificaron 30 min, 2, 6 y 24 h des‐
pué s. A los 30 min, se observaron altas concentraciones de THC en pulmó n, riñ ó n, hígado y co‐
razó n, con una ciné tica de eliminació n comparable en riñ ó n, corazó n, bazo, mú sculo y pulmó n
a la observada en sangre. La eliminació n de THC má s rá pida se observó en el hígado, donde
las concentraciones cayeron por debajo de los niveles medibles a las 6 h. La concentració n me‐
dia en el cerebro fue aproximadamente el doble de la concentració n en sangre a los 30 minu‐
tos, con los niveles má s altos en el cerebelo y la corteza occipital y frontal, y las concentracio‐
nes má s bajas en el bulbo raquídeo. Las concentraciones de THC disminuyeron en el tejido ce‐
rebral má s lentamente que en la sangre. La eliminació n má s lenta de THC se observó en el te‐
jido graso, donde el THC todavía estaba presente en concentraciones sustanciales 24 h des‐
pué s. El 11-OH-THC solo se encontró en altas concentraciones en el hígado. El nivel de THC-
COOH fue <5 ng/g en la mayoría de los tejidos, excepto en la bilis, donde aumentó durante las
24 h posteriores a la inyecció n de THC. Los autores sugieren que la retenció n prolongada de
THC en el cerebro y la grasa en los grandes consumidores de cannabis es responsable de la
detecció n prolongada de THC-COOH en la orina y los flashbacks relacionados con el cannabis.
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El autor de esta revisió n plantea la hipó tesis de que este THC residual tambié n puede contri‐
buir a los dé ficits cognitivos que se observan temprano durante la abstinencia en consumido‐
res cró nicos de cannabis. Los autores sugieren que la retenció n prolongada de THC en el cere‐
bro y la grasa en los grandes consumidores de cannabis es responsable de la detecció n pro‐
longada de THC-COOH en la orina y los flashbacks relacionados con el cannabis. El autor de
esta revisió n plantea la hipó tesis de que este THC residual tambié n puede contribuir a los dé fi‐
cits cognitivos que se observan temprano durante la abstinencia en consumidores cró nicos de
cannabis. Los autores sugieren que la retenció n prolongada de THC en el cerebro y la grasa en
los grandes consumidores de cannabis es responsable de la detecció n prolongada de THC-
COOH en la orina y los flashbacks relacionados con el cannabis. El autor de esta revisió n plan‐
tea la hipó tesis de que este THC residual tambié n puede contribuir a los dé ficits cognitivos que
se observan temprano durante la abstinencia en consumidores cró nicos de cannabis.
La acumulació n de THC en los pulmones ocurre debido a la alta exposició n al humo del canna‐
bis, la perfusió n extensa de los pulmones y la alta absorció n de compuestos bá sicos en el te‐
jido pulmonar. El tejido pulmonar está fá cilmente disponible durante el aná lisis post mortem y
sería una buena matriz para la investigació n de la exposició n al cannabis.
El metabolismo del THC a 11-OH-THC, THC-COOH y otros analitos tambié n contribuye a la re‐
ducció n del THC en la sangre. Pérez-Reyes et al . comparó la farmacociné tica y la farmacodiná ‐
mica del THC tritiado y el 11-OH-THC en 20 voluntarios masculinos [ 76 ]. Aunque dosis igua‐
les produjeron efectos psicoactivos iguales, los efectos de las drogas se percibieron má s rá pi‐
damente despué s de la exposició n al 11-OH-THC que al THC. Ademá s, el 11-OH-THC abandonó
el compartimento intravascular má s rá pido que el THC. Estos datos sugieren que el 11-OH-THC
se difunde en el cerebro má s fá cilmente que el THC. Otras posibles explicaciones incluyen una
menor unió n a proteínas plasmá ticas del 11-OH-THC o un mayor cruce de la barrera hemato‐
encefá lica por parte del metabolito hidroxilado.
El volumen de distribució n ( V d ) de THC es grande , ca. 10 l/kg, a pesar de que se une a las
proteínas en un 95-99 % en el plasma, principalmente a las lipoproteínas [ 72 ][ 77 ]. Los valo‐
res de unió n a proteínas para el THC-COOH y el glucuró nido de THC-COOH fueron similares a
los del THC propiamente dicho ( aprox . 97 %) [ 78 ]. Más recientemente, con el beneficio de téc‐
nicas analíticas avanzadas, el valor de THC en estado estacionario se estimó en 3,4 l/kg [ 70 ]. Se
descubrió que el THC-COOH es mucho menos lipofílico que el fá rmaco original, cuyo coefi‐
ciente de partició n Pel valor a pH neutro se ha medido en 6000 (o má s) y es má s lipofílico que
el glucuró nido [ 78 ]. La fracció n de glucuró nido de THC presente en la sangre despué s de di‐
ferentes vías de administració n no se ha resuelto adecuadamente, pero, recientemente, el co‐
eficiente de partició n de este compuesto indicó una lipofilicidad inesperadamente alta , ca. 18 a
pH 7,4.
8,4 veces mayor que en el plasma en una mujer, lo que produjo una exposició n diaria de THC
para el bebé de 0,01 a 0,1 mg/d, suponiendo que la madre fuma uno o dos cigarrillos de can‐
nabis al día [ 84 ].
2.3. Metabolismo
2.3.1. Metabolismo Hepá tico Burstein y sus colaboradores fueron los primeros en demostrar
que el 11-OH-THC y el THC-COOH son metabolitos primarios del THC en conejos y monos rhe‐
sus [ 85 - 87 ]. Tambié n documentaron que el THC se puede metabolizar en el cerebro. Harvey
et al . supervisó el metabolismo del THC, el CBD y el CBN en ratones, ratas y conejillos de in‐
dias, y encontró un metabolismo extenso, pero con variaciones entre especies [ 88 ]. Las reac‐
ciones de oxidació n de fase I del THC incluyen hidroxilaciones alílicas y alifá ticas, oxidació n de
alcoholes a cetonas y á cidos, oxidació n β y degradació n de la cadena lateral del pentilo. La con‐
jugació n con á cido glucuró nico es una reacció n comú n de fase II. 11-OH-THC fue el metabolito
principal en las tres especies, seguido por 8 α-OH-THC en rató n y rata, y 8 β -OH-THC en co‐
bayo. La hidroxilació n de la cadena lateral fue comú n en las tres especies. Las concentraciones
de THC-COOH fueron má s altas en el rató n y la rata, mientras que las concentraciones de glu‐
curó nido de THC-COOH predominaron en el conejillo de Indias. Concentraciones de THC acu‐
muladas en el hígado, pulmó n, corazó n y bazo.
La hidroxilació n de THC en C(9) por el sistema enzimá tico hepá tico CYP 450 conduce a la pro‐
ducció n del metabolito equipotente 11-OH-THC [ 89 ][ 90 ], originalmente considerado por los
primeros investigadores como el verdadero analito psicoactivo [ 64 ]. CYP 450 2C9, 2C19 y
3A4 está n involucrados en la oxidació n del THC [ 90 ]. Se han identificado má s de 100 metabo‐
litos de THC, incluidos compuestos di- y trihidroxi, cetonas, aldehídos y á cidos carboxílicos [ 21
][ 70 ][ 91 ]. Aunque el 11-OH-THC predomina como primer producto de oxidació n, cantidades
significativas de 8 β -OH-THC y menores cantidades del 8 α-OH-THC se forman. Se encuentran
concentraciones plasmá ticas de 11-OH-THC mucho má s bajas ( aprox . 10 % de las concentra‐
ciones de THC) despué s de fumar cannabis que despué s de la administració n oral [ 27 ]. Las
concentraciones má ximas de 11-OH-THC ocurrieron aprox . 13 min despué s del inicio de fu‐
mar [ 14 ]. Bornheim et al . informó que el 11-OH-THC y el 8 β -OH-THC se formaron al mismo
ritmo en los microsomas del hígado humano, con cantidades má s pequeñ as de 'epoxihexahi‐
drocannabinol', 8 α -OH-THC y 8-ceto-THC [ 92 ] . Se cree que CYP 450 2C9 es el principal res‐
ponsable de la formació n de 11-OH-THC, mientras que CYP 450 3A cataliza la formació n de 8
β-OH-THC, 'epoxihexahidrocannabinol' y otros metabolitos menores. Se observó una variabili‐
dad de menos de cinco veces en las tasas de actividad de 2C9, mientras que se observó una va‐
riabilidad mucho mayor para la enzima 3A. La dihidroxilació n de THC produce 8 β ,11-di-OH-
THC. Se informó que la excreció n de 8 β ,11-di-OH-THC en la orina es un buen biomarcador
para el consumo reciente de cannabis [ 93 ].
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las de THC y 11-OH-THC tan pronto como 1 hora despué s de la dosificació n [ 97 ]. A diferencia
de despué s de fumar, las concentraciones de THC y 11-OH-THC son similares despué s de la ad‐
ministració n oral de THC.
El metabolismo de fase II del THC-COOH implica la adició n de á cido glucuró nico y, con menos
frecuencia, de sulfato, glutatió n, aminoá cidos y á cidos grasos a través del grupo 11-COOH. El
grupo OH fenó lico tambié n puede ser un objetivo. Tambié n es posible tener dos fracciones de
á cido glucuró nico unidas al THC-COOH, aunque el impedimento esté rico en el grupo OH fenó ‐
lico podría ser un factor. La adició n del grupo glucuró nido mejora la solubilidad en agua, lo
que facilita la excreció n, pero el aclaramiento renal de estos metabolitos polares es bajo de‐
bido a la extensa unió n a proteínas [ 72 ]. No se han informado diferencias significativas en el
metabolismo entre hombres y mujeres [ 27 ].
2.3.2. Metabolismo extrahepá tico Otros tejidos, incluidos el cerebro, el intestino y los pulmones,
pueden contribuir al metabolismo del THC, aunque las vías de hidroxilació n alternativas pue‐
den ser má s prominentes [ 86 ][ 101 - 104 ]. Se debe sospechar un sitio metabó lico extrahepá ‐
tico siempre que la depuració n corporal total exceda el flujo sanguíneo al hígado, o cuando la
disfunció n hepá tica grave no afecte la depuració n metabó lica [ 102]. De las diez clases de ma‐
míferos de los sistemas CYP 450, las familias de citocromos 1-4 metabolizan principalmente xe‐
nobió ticos, que se encuentran en el hígado, el intestino delgado, la sangre perifé rica, la mé dula
ó sea y los mastocitos en concentraciones decrecientes, con las concentraciones má s bajas en el
cerebro. , pá ncreas, vesícula biliar, riñ ó n, piel, glá ndulas salivales y testículos. Dentro del cere‐
bro, se encuentran concentraciones má s altas de enzimas CYP 450 en el tronco encefá lico y el
cerebelo [ 102 ]. Las enzimas hidrolizantes – esterasas no específicas, β-glucuronidasas y sulfa‐
tasas– se encuentran principalmente en el tracto gastrointestinal. La hidroxilació n de la cadena
lateral del THC es prominente en el metabolismo del THC en los pulmones. El metabolismo del
THC por biopsias frescas de la mucosa intestinal humana produjo metabolitos hidroxilados po‐
lares que se correlacionaron directamente con el tiempo y la cantidad de tejido intestinal [ 101
].
En un estudio del metabolismo del THC en el cerebro de ratones, ratas, cobayos y conejos,
Watanabe et al . descubrió que los microsomas cerebrales oxidaban el THC a metabolitos mo‐
nohidroxilados [ 103 ]. La hidroxilació n de C(4) de la cadena lateral del pentilo produjo el me‐
tabolito de THC má s comú n en el cerebro de estos animales, similar a los metabolitos de THC
producidos en el pulmó n. Estos metabolitos son farmacoló gicamente activos, pero se desco‐
noce su actividad relativa.
2.3.3. Metabolismo del Cannabidiol El metabolismo del CBD es similar al del THC, con oxidació n
primaria de C(9) a alcohol y á cido carboxílico [ 8 ][ 100 ], así como oxidació n de la cadena la‐
teral [ 88 ][ 100 ]. Al igual que el THC, el CBD está sujeto a un importante efecto de primer
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paso; sin embargo, a diferencia del THC, una gran proporció n de la dosis se excreta sin cam‐
bios en las heces [ 105 ]. Benowitz et al . informó que el CBD es un inhibidor in vitro de las en‐
zimas metabolizadoras de fá rmacos microsomales del hígado, lo que inhibe el metabolismo del
hexobarbital en humanos [ 50 ]. Otros han informado que el CBD inhibe selectivamente la for‐
mació n de metabolitos de THC in vitro [ 58 ].Caza et al . informaron que la farmacociné tica del
THC no se vio afectada por el CBD, excepto por una ligera ralentizació n del metabolismo de
11-OH-THC a THC-COOH [ 106 ]. La coadministració n de CBD no afectó significativamente el
aclaramiento total, el volumen de distribució n y la vida media de eliminació n terminal de los
metabolitos de THC. Concentració n vs . Las curvas de tiempo y las proporciones de la concen‐
tració n promedio má xima y los valores de AUC para 11-OH-THC/THC, THC-COOH/THC y THC-
COOH/11-OH-THC mostraron que el CBD solo inhibía parcialmente la hidroxilació n de THC a
11 -OH-THC catalizado por CYP 2C, cuando los datos se compararon despué s de la administra‐
ció n oral de THC solo, en comparació n con una preparació n de THC y CBD [ 107]. Las concen‐
traciones de THC y CBD son altas en el hígado despué s de la administració n oral, y hay un alto
metabolismo de primer paso del THC. Sin embargo, el efecto del CBD sobre la hidroxilació n del
THC fue pequeñ o en comparació n con la variabilidad general.
2.4. Eliminació n
2.4.1. Semividas de eliminació n terminal de THC-COOH Otro problema comú n al estudiar la far‐
macociné tica de los cannabinoides en humanos es la necesidad de procedimientos altamente
sensibles para medir las concentraciones bajas de cannabinoides en la fase terminal de excre‐
ció n y el requisito de monitorear las concentraciones plasmá ticas durante un período prolon‐
gado para determinar adecuadamente las vidas medias de los cannabinoides. Muchos estudios
utilizaron intervalos de muestreo cortos de 24 a 72 h que subestiman las semividas terminales
del THC y del THC-COOH. La liberació n lenta de THC de los compartimentos de almacena‐
miento de lípidos y la circulació n enterohepá tica significativa contribuyen a una vida media ter‐
minal prolongada del THC en plasma, que se informa que es superior a 4,1 días en consumido‐
res cró nicos de cannabis [ 109 ]. Se utilizaron THC marcado isotó picamente y procedimientos
analíticos sensibles para obtener la vida media de este fá rmaco. Garrett yHunt informó que el
10-15 % de la dosis de THC circula enterohepá ticamente en perros [ 98 ]. Johanson et al . in‐
formó una vida media de eliminació n de THC-COOH en plasma de hasta 12,6 días en un consu‐
midor cró nico de cannabis, al monitorear las concentraciones de THC-COOH durante cuatro
semanas [ 110 ]. Las semividas medias de eliminació n de THC-COOH en plasma fueron de 5,2 ±
0,8 y 6,2 ± 6,7 días para los consumidores de cannabis frecuentes e infrecuentes, respectiva‐
mente. De manera similar, cuando se emplearon procedimientos analíticos sensibles y perío‐
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dos de muestreo suficientes para determinar la vida media de excreció n urinaria terminal del
THC-COOH, se estimó en 3-4 días [ 111 ]. Las concentraciones de THC-COOH en orina descien‐
den rá pidamente hasta alcanzar un valor de ca. 20−50 ng/ml, y luego disminuye a un ritmo
mucho má s lento. No se han comprobado diferencias farmacociné ticas significativas entre
usuarios cró nicos y ocasionales [ 112 ].
2.4.2. Porcentaje de THC excretado como THC-COOH urinario Se midió un promedio de 93,9 ±
24,5 mg de THC-COOH (rango 34,6-171,6 μg) en la orina durante un período de 7 días, luego
de fumar un solo cigarrillo de cannabis que contenía aprox . 18 mg (1,75 %) de THC [ 113 ]. La
cantidad promedio de THC-COOH excretada en el mismo período de tiempo despué s de la do‐
sis alta (3.55% THC cigarrillo, ca. 34 mg de THC) fue de 197,4±33,6 μg (rango 107,5−305,0 μg).
Esto representa un promedio de solo 0,54±0,14 y 0,53±0,09% de la cantidad original de THC
en los cigarrillos de dosis baja y alta, respectivamente. Estos pequeñ os porcentajes de la dosis
total de THC que se encuentran en la orina como THC-COOH no son sorprendentes, conside‐
rando los muchos factores que influyen en la excreció n de THC-COOH despué s de fumar. Antes
de la cosecha, el material de la planta de cannabis contiene poco THC activo. Cuando se fuma,
los á cidos carboxílicos del THC se descarboxilan espontá neamente para producir THC, con una
conversió n casi completa al calentarse. La piró lisis de THC durante el tabaquismo destruye la
droga adicional. La disponibilidad de drogas se reduce aú n má s por la pé rdida de drogas en el
humo de la corriente lateral y la droga que queda en la colilla del cigarrillo sin fumar. Estos
factores contribuyen a la alta variabilidad en la entrega de fá rmacos por vía fumada.aprox .
8−24%, y que la biodisponibilidad depende en gran medida de la experiencia de los consumi‐
dores de cannabis [ 5 ][ 17 ][ 114 ]. La biodisponibilidad del THC se reduce debido al efecto
combinado de estos factores; la dosis real disponible es mucho má s baja que la cantidad de
THC y precursor de THC presente en el cigarrillo. La mayor parte de la dosis de THC se excreta
en las heces (30-65 %), en lugar de en la orina (20 %) [ 27 ][ 115 ]. Otro factor que afecta la
baja cantidad de dosis recuperada es la medició n de un solo metabolito. Sin embargo, numero‐
sos metabolitos cannabinoides se producen en humanos como resultado del metabolismo del
THC, la mayoría de los cuales no se detectan ni se incluyen en los cá lculos basados en el aná li‐
sis GC/MS.
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En comparació n con otras drogas de abuso, el aná lisis de los cannabinoides presenta algunos
desafíos difíciles. El THC y el 11-OH-THC son altamente lipofílicos y está n presentes en bajas
concentraciones en los fluidos corporales. Las matrices de muestras complejas, es decir , san‐
gre, sudor o cabello, pueden requerir extracciones de varios pasos para separar los cannabi‐
noides de las proteínas y los lípidos endó genos. Se debe tener cuidado para evitar bajas recu‐
peraciones de cannabinoides debido a su alta afinidad con los recipientes de vidrio y plá stico,
y con dispositivos alternativos de recolecció n de matriz [ 120 - 123 ]. El THC y el THC-COOH se
encuentran predominantemente en la fracció n plasmá tica de la sangre, donde el 95-99 % se
une a las lipoproteínas. Só lo aprox . El 10% de cualquiera de los compuestos se encuentra en
los eritrocitos [ 124]. Las concentraciones de cannabinoides en sangre entera son aproxima‐
damente la mitad de las concentraciones encontradas en muestras de plasma, debido al bajo
coeficiente de reparto del fá rmaco en los eritrocitos [ 96 ][ 125 ][ 126 ].
3.1.2. Cannabis ahumado Se informaron tiempos de detecció n de THC en plasma de 3,5 a 5,5 h
en individuos que fumaron dos cigarrillos de cannabis que contenían un total de aprox . 10 mg
de THC (límite de detecció n GC/MS 0,8 ng/ml) [ 93 ], y hasta 13 días para THC deuterado en la
sangre de consumidores cró nicos de cannabis que fumaron cuatro cigarrillos que contenían
THC marcado con deuterio (límite de detecció n GC/MS 0,02 ng/ml) [ 109 ]. En el ú ltimo estu‐
dio, se determinó que la vida media terminal del THC en plasma era ca. 4,1 días, en compara‐
ció n con las estimaciones frecuentes de 24-36 h en varios otros estudios [ 27 ][ 59 ][ 127 ]
que carecían de la sensibilidad y la ventana de seguimiento prolongada del protocolo
radiomarcado.
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COOH en plasma aumentaron lentamente y alcanzaron una meseta durante hasta 4 h. Las con‐
centraciones má ximas fueron consistentemente má s bajas que las concentraciones má ximas
de THC, pero fueron má s altas que las concentraciones má ximas de 11-OH-THC. Las concentra‐
ciones má ximas medias de THC-COOH fueron 24,5 ng/ml (rango 15-54 ng/ml) y 54,0 ng/ml
(rango 22-101 ng/ml) despué s de fumar la dosis baja (1,75 % de THC) o alta ( 3,55% de THC)
cigarrillo, respectivamente. Despué s de fumar la dosis má s baja, se detectó THC-COOH entre 48
y 168 h, con una media de 84 h. Los tiempos de detecció n oscilaron entre 72 y 168 h, con una
media de 152 h, despué s de fumar la dosis má s alta. El curso de tiempo de detecció n de THC-
COOH es mucho má s largo que el de THC o 11-OH-THC. El AUC para los datos medios de 0 a
168 h fue de 36.14 ].Figura 2(ver arriba) muestra perfiles de tiempo de concentració n de THC
individuales para seis sujetos, lo que demuestra la gran variabilidad entre sujetos de la vía de
administració n de drogas fumada. Möller et al . midió las concentraciones sé ricas de THC y
THC-COOH en 24 usuarios experimentados entre 40 y 220 minutos despué s de fumar cigarri‐
llos de cannabis con un contenido de THC de 300 μg/kg [ 128 ]. Las concentraciones sé ricas
medias de THC y THC-COOH fueron aprox . 13 y 22 ng/ml a los 40 min, y 1 y 13 ng/ml a los
220 min despué s de fumar, respectivamente. La vida media de la fase de distribució n rá pida
del THC se estimó en 55 minutos durante este breve intervalo de muestreo.
La mayoría de los mé todos analíticos de plasma o sangre entera para la determinació n de can‐
nabinoides no han incluido la medició n de los conjugados de glucuró nido de THC, 11-OH-THC
o THC-COOH. Los porcentajes relativos de cannabinoides libres y conjugados en plasma des‐
pué s de diferentes vías de administració n del fá rmaco no está n claros. Incluso la eficacia de los
procedimientos de hidró lisis alcalina y enzimá tica para liberar analitos de sus conjugados no
se comprende completamente [ 24 ][ 77 ][ 93 ][ 115 ][ 118 ][ 119 ][ 129 - 133]. En general, se
cree que las concentraciones de conjugado son má s bajas en plasma, despué s de la adminis‐
tració n intravenosa o fumada, pero pueden ser de una magnitud mucho mayor despué s de la
ingesta oral. No hay indicios de que los conjugados de glucuró nido sean activos, aunque faltan
datos de respaldo.
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3.1.4. Concentraciones de cannabinoides después del uso frecuente La mayoría de los datos de
plasma de THC se recopilaron despué s de una exposició n aguda; se sabe menos de las concen‐
traciones de THC en plasma en usuarios frecuentes. Peat informó concentraciones plasmá ticas
de THC, 11-OH-THC y THC-COOH en consumidores frecuentes de cannabis de 0,86 ± 0,22, 0,46
± 0,17 y 45,8 ± 13,1 ng/ml, respectivamente, un mínimo de 12 h despué s de la ú ltima dosis fu‐
mada. 136 ]. No se observaron diferencias en la vida media terminal en usuarios frecuentes o
infrecuentes. Johanson et al . administró THC radiomarcado a consumidores frecuentes de can‐
nabis y encontró una vida media de eliminació n terminal de 4,1 días para el THC en plasma,
debido al almacenamiento extenso y la liberació n de la grasa corporal [ 109 ].
Figura 4
Modelos matemáticos predictivos para estimar el tiempo transcurrido desde el ú ltimo consumo de cannabis
en funció n de las concentraciones plasmáticas de THC y THC-COOH. Reimpreso y adaptado con permiso de
Journal of Analytical Toxicology, p. 285 en [ 140 ],Figura 1.
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Estos modelos tambié n parecían ser valiosos cuando se aplicaban a la pequeñ a cantidad de
datos de estudios publicados sobre la ingestió n oral disponibles en ese momento. Se realiza‐
ron estudios adicionales para determinar si los modelos predictivos podían estimar el ú ltimo
uso despué s de mú ltiples dosis orales, una vía de administració n má s popular con el adveni‐
miento de las terapias con cannabis. Un total de 18 sujetos recibieron THC oral, como Marinol
® o aceite de cá ñ amo [ 142]. Cada uno de los doce sujetos de un grupo recibió una dosis oral
ú nica de dronabinol (10 mg de THC sinté tico). En otro protocolo, seis sujetos recibieron cuatro
dosis diarias orales diferentes, divididas en tercios, y administradas con las comidas durante
cinco días consecutivos. Hubo un período de lavado de 10 días entre cada ré gimen de dosifica‐
ció n. Las dosis diarias fueron 0,39, 0,47 y 14,8 mg de THC en aceite de cá ñ amo y 7,5 mg en
forma de dronabinol. Se recogieron muestras de sangre durante todo el estudio y se analiza‐
ron los niveles de THC y THC-COOH en plasma mediante aná lisis GC/MS, con límites de cuantifi‐
cació n de 0,5 y 1,0 ng/ml, respectivamente. Los tiempos reales entre la ingestió n de THC y la
extracció n de sangre oscilaron entre 0,5 y 16 h. Todas las muestras de plasma con concentra‐
ciones de analitos iguales o superiores al límite de cuantificació n ( n=90) fueron evaluados.
Los modelos I y II predijeron correctamente el momento de la ú ltima ingestió n de THC en el
caso del 74,4 y el 90,0 % de las muestras de plasma, respectivamente. El 96,7% de los tiempos
previstos fueron correctos, con una sobrestimació n y dos subestimaciones, utilizando el inter‐
valo de tiempo definido por el límite inferior y superior del 95% de confianza de ambos mode‐
los. Estos resultados proporcionan evidencia adicional de la utilidad de los modelos predicti‐
vos para estimar el momento de la ú ltima ingestió n oral de THC despué s de dosis ú nicas o
mú ltiples.
Hasta la fecha, hay muy pocos datos urinarios sobre los niveles de THC y 11-OH-THC para
guiar la interpretació n de pruebas positivas de cannabinoides en orina; sin embargo, hay da‐
tos disponibles para orientar la interpretació n de las concentraciones urinarias totales de
THC-COOH. Las concentraciones totales de THC-COOH incluyen las concentraciones de THC-
COOH libre y THC-COOH-glucuró nido conjugado determinadas despué s de la hidró lisis alcalina
o enzimá tica. Se produce una variabilidad sustancial intra e interindividual en los patrones de
excreció n de THC-COOH. La concentració n de THC-COOH en la primera muestra despué s de fu‐
mar es indicativa de la rapidez con la que el metabolito puede aparecer en la orina. Las con‐
centraciones medias de THC-COOH en la primera orina fueron 47 ± 22,3 y 75,3 ± 48,9 ng/ml
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despué s de fumar un cigarrillo que contenía 1,75 o 3,55 % de THC, respectivamente [ 113].
Aproximadamente el 50 % de la primera muestra de orina de los sujetos despué s de la dosis
baja y aproximadamente el 83 % de las primeras muestras de orina despué s de la dosis alta
dieron positivo por GC/MS a una concentració n límite de THC-COOH de 15 ng/ml. Por lo tanto,
las concentraciones de THC-COOH en la primera muestra de orina dependen de la potencia re‐
lativa del cigarrillo, el tiempo transcurrido despué s de la administració n del fá rmaco, la eficacia
de fumar y las diferencias individuales en el metabolismo y la excreció n del fá rmaco. Las con‐
centraciones má ximas medias de THC-COOH en orina promediaron 89,8±31,9 ng/ml (rango
20,6−234,2 ng/ml) y 153,4±49,2 ng/ml (rango 29,9−355,2 ng/ml) despué s de fumar ca. 15,8 y
33,8 mg de THC, respectivamente. Los tiempos medios de concentració n má xima en orina fue‐
ron 7,7±0,8 h y 13,9±3,5 h para la dosis baja y alta, respectivamente. Aunque las concentracio‐
nes má ximas parecían estar relacionadas con la dosis, hubo una variació n de doce veces entre
los individuos.
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ciones en el volumen de orina en la vejiga [ 146]. Mientras que el volumen de orina es muy va‐
riable debido a los cambios en la ingesta de líquidos, sal y proteínas, el ejercicio y la edad, la
excreció n de creatinina es mucho má s estable.
Huestis y Cone realizaron un estudio clínico controlado del perfil de excreció n de creatinina y
metabolitos de cannabinoides en un grupo de seis consumidores de cannabis, que fumaban
dos dosis diferentes de cannabis, separadas por intervalos semanales [ 148 ]. Como se vio en
Figura 5, la normalizació n de la concentració n urinaria de THC-COOH a la concentració n urina‐
ria de creatinina produce un patró n de excreció n má s suave y facilita la interpretació n de los
resultados consecutivos de las pruebas de detecció n de drogas en orina.
Figura 5
Concentraciones en orina de THC-COOH y THC-COOH/creatinina para un sujeto después de fumar un solo ci‐
garrillo de cannabis que contenía 3,55% de THC. Reimpreso y adaptado con permiso de Journal of Analytical
Toxicology, p. 450 en [ 148 ],Fig. 3.
van del 10 al 200%. La relació n má s precisa (85,4 %) fue del 50 %, con una sensibilidad del
80,1 %, una especificidad del 90,2 %, y predicciones falsas positivas y falsas negativas de 5,6 y
7,4%, respectivamente. Cuando se utilizó el aumento recomendado anteriormente del 150 %
como umbral para un nuevo uso, la sensibilidad para detectar un nuevo uso fue solo del 33,4
% y la especificidad fue alta (99,8 %), para una predicció n de precisió n general del 74,2 %.
Para corroborar aú n má s la validez de la curva ROC derivada, se evaluaron los datos de creati‐
nina y metabolitos de cannabinoides en orina de otro ensayo clínico controlado que abordó
específicamente la dilució n en agua como medio de adulteració n de muestras [149 ]. La sensi‐
bilidad, la especificidad, la precisió n y los falsos positivos y negativos fueron 71,9, 91,6, 83,9,
5,4 y 10,7 %, respectivamente, cuando se aplicó el criterio del 50 %. Estos datos indican que la
selecció n de un umbral para evaluar las concentraciones secuenciales del fá rmaco en orina
normalizadas con creatinina puede mejorar la capacidad de distinguir la excreció n residual del
uso de un nuevo fá rmaco.
Fraser et al . llevó a cabo una serie de estudios que evaluaron la aplicació n de proporciones
[THC-COOH]/[creatinina] para muestras de orina recolectadas con al menos 96 horas de dife‐
rencia entre consumidores cró nicos de cannabis en un entorno ambulatorio [ 151 - 153 ]. Las
concentraciones urinarias medias de THC-COOH, las proporciones medias de [THC-
COOH]/[creatinina] y las proporciones medias de [THC-COOH]/[creatinina] de muestras reco‐
lectadas consecutivamente estuvieron considerablemente por encima de la proporció n pro‐
puesta del 50 % para diferenciar el nuevo uso. La proporció n propuesta del 50 % se desarro‐
lló a partir de má s de 1800 muestras de orina recolectadas despué s del consumo ocasional de
cannabis en una unidad de investigació n segura [ 148]. Como se sugirió , la proporció n del
50% puede no ser adecuada para diferenciar el consumo de nuevas drogas de la excreció n re‐
sidual de drogas en usuarios intensivos. Las relaciones [THC-COOH]/[Creatinina] disminuyen
de forma fiable hasta que las concentraciones de THC-COOH está n entre 20 y 50 ng/ml. Dentro
de este rango, la excreció n de cannabinoides es má s variable, lo má s probable es que se base
en la liberació n lenta y variable del THC almacenado en el tejido adiposo. Se desconocen los
factores que rigen la liberació n de las reservas de THC. Se está n realizando investigaciones adi‐
cionales para tratar de determinar los límites de proporció n apropiados para predecir de ma‐
nera confiable el uso de nuevas drogas en consumidores cró nicos intensos.
El fluido oral tambié n es una muestra adecuada para monitorear la exposició n a cannabinoi‐
des, y está siendo evaluado para conducir bajo la influencia de drogas, tratamiento de drogas,
pruebas de drogas en el lugar de trabajo y para ensayos clínicos [ 154 - 159 ]. La sensibilidad
adecuada se logra mejor con un ensayo dirigido a la detecció n de THC, en lugar de 11-OH-THC
o THC-COOH. La mucosa oral está expuesta a altas concentraciones de THC al fumar y sirve
como fuente de THC que se encuentra en el fluido oral. Solo pequeñ as cantidades de fá rmaco
y metabolitos se difunden desde el plasma hacia el fluido oral [ 146 ]. Despué s de la adminis‐
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Los tiempos de detecció n de cannabinoides en el fluido oral son má s cortos que en la orina y
má s indicativos de un consumo reciente de cannabis [ 154 ][ 156 ]. Las concentraciones de
THC en fluidos orales se correlacionan temporalmente con las concentraciones de cannabinoi‐
des en plasma y los efectos fisioló gicos y de comportamiento, pero la amplia variació n intra e
interindividual impide el uso de concentraciones de fluidos orales como indicadores del dete‐
rioro de las drogas [ 161 ][ 163 ]. El THC puede detectarse en bajas concentraciones mediante
radioinmunoensayo hasta 24 h despué s de su uso.
La figura 6 muestra la excreció n de THC en fluidos orales y plasma, así como la excreció n de
THC-COOH normalizada por creatinina en la orina en un sujeto despué s de fumar un solo ciga‐
rrillo de cannabis que contenía 3,55 % de THC [ 164 ]. Despué s de fumar cannabis, las prue‐
bas de cannabinoides en fluidos orales dieron positivo para THC por GC/MS/MS, con un límite
de 0,5 ng/ml durante 13±3 h (rango 1-24 h) [ 165 ]. Despué s de estos tiempos, los resultados
positivos ocasionales de fluidos orales se intercalaron con pruebas negativas hasta por 34 h.
Laloup et al . comparó los niveles de THC en fluidos orales (recolectados con el dispositivo
Intercept® ) y plasma de 139 personas sospechosas de conducir bajo la influencia de drogas,
usando LC/MS/MS [ 167 ]. Determinaron que, con un límite de cuantificació n de 0,5 ng/ml en
el plasma, el punto de corte ó ptimo en el fluido oral fue de 1,2 ng/ml, con una sensibilidad del
94,7 % y una especificidad del 92,0 %. Cuando el objetivo era un límite de plasma má s alto (2
ng/ml), las concentraciones de THC en fluidos orales de 5,2 ng/ml predijeron de forma fiable
un resultado positivo de THC en sangre, con una sensibilidad del 91,6 % y una especificidad
del 88,6 %.
las muestras de fluidos orales dieron positivo hasta por 34 h. Se usó un dispositivo de recolec‐
ció n de fluidos orales diferente, el dispositivo Cozart RapiScan , con un límite de cannabinoides
de 10 ng/ml para detectar el consumo de cannabis [ 168]. Las pruebas positivas de cannabi‐
noides en fluidos orales no se obtuvieron má s de 2 h despué s del ú ltimo uso, lo que sugiere
que se necesitan concentraciones de corte mucho má s bajas para mejorar la sensibilidad. Se
ha desarrollado un procedimiento para el aná lisis directo de cannabinoides en fluidos orales
con microextracció n en fase só lida y GC/MS con trampa de iones, con un límite de detecció n de
1,0 ng/ml [ 169 ]. La detecció n de cannabinoides en el fluido oral es un campo en rá pido desa‐
rrollo; sin embargo, hay muchas cuestiones científicas por resolver. Uno de los má s importan‐
tes es el grado de absorció n del fá rmaco por los dispositivos de recogida de fluidos orales.
Niedbala et al . evaluó la contaminació n pasiva del fluido oral en individuos expuestos al humo
de cannabis en un automó vil cerrado [ 177 ]. Primero, los dispositivos de recolecció n de flui‐
dos orales se contaminaron cuando se abrieron dentro del automó vil lleno de humo. Cuando
las muestras se recogieron fuera del coche, inmediatamente despué s de fumar, las muestras de
fumadores pasivos dieron negativo. El humo de cannabis ambiental puede contaminar los dis‐
positivos de recolecció n, a menos que las muestras se recolecten fuera del á rea de contamina‐
ció n por humo.
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Hasta la fecha, no hay datos publicados sobre la excreció n de cannabinoides en el sudor luego
de la administració n controlada de THC, aunque nuestro laboratorio en los NIH está reali‐
zando dicha investigació n. Las pruebas de sudor se está n aplicando para controlar el consumo
de cannabis en el tratamiento de drogas, la justicia penal, las pruebas de drogas en el lugar de
trabajo y los estudios clínicos [ 161 ][ 178 ]. En 1989, Balabanova y Schneider utilizaron un ra‐
dioinmunoensayo para detectar cannabinoides en el sudor apocrino [ 179 ]. Actualmente,
existe un ú nico dispositivo de recolecció n de sudor disponible comercialmente, el parche
PharmChek ( PharmChem Laboratories, Texas, Estados Unidos). Generalmente, el parche se usa
durante 7 días y luego se cambia por un nuevo parche una vez por semana durante las visitas
a la clínica de tratamiento o al oficial de libertad condicional. Teó ricamente, esto permite moni‐
torear constantemente el uso de drogas durante la semana, extendiendo la ventana de detec‐
ció n de drogas y mejorando la sensibilidad de la prueba. Al igual que con las pruebas de flui‐
dos orales, esta es una té cnica analítica en desarrollo, con mucho que aprender sobre la far‐
macociné tica de la excreció n de cannabinoides en el sudor, la posible reabsorció n de THC por
la piel, la posible degradació n de THC en el parche y la adsorció n de THC. en el dispositivo de
recolecció n de parches. Se sabe que el THC es el principal analito detectado en el sudor, con
poco 11-OH-THC y THC-COOH. Comprender la farmacociné tica de la excreció n de THC tambié n
es importante para la interpretació n de las pruebas de cannabinoides en el cabello.
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Una ventaja de medir el THC-COOH en el cabello es que este compuesto no está presente en el
humo del cannabis, lo que evita el problema de la exposició n pasiva del medio ambiente. El
aná lisis de los cannabinoides en el cabello es un desafío debido a la alta sensibilidad analítica
requerida. El THC-COOH está presente en el rango de femto a picogramos por miligramo de
cabello. El aná lisis GC/MS/MS ha sido requerido en la mayoría de las investigaciones analíticas,
pero recientemente se publicó un nuevo procedimiento basado en GC/MS equipado con un in‐
terruptor de Dean y crioenfoque [ 187 ]. Cirimele et al . [ 188] propuso un enfoque novedoso
para la detecció n de muestras de cabello para detectar la presencia de cannabinoides en el ca‐
bello. Desarrollaron un mé todo de detecció n de GC/MS rá pido y simple para THC, CBN y CBD
en el cabello, que no requería derivatizació n antes del aná lisis. Se encontró que el mé todo era
una pantalla sensible para la detecció n de cannabis por aná lisis GC/MS; Se recomendó la iden‐
tificació n de THC-COOH como procedimiento de confirmació n.
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4. Conclusiones
Figura 6
notas al pie
1
A menos que se indique lo contrario, THC siempre se refiere a la variante Δ 9 .
REFERENCIAS
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