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Cristina va al zoológico

Cristina saltó de la cala y se vistió con ropa cómoda. Su pensamiento solo era el viaje al
zoológico con el resto de sus compañeros. A ella le encanta ver los leones y oírlos rugir.
También le divierten ver los monos que saltan de un árbol para otro, ver a las cabras y jirafas.
¡Qué día tan maravilloso para ir al zoológico!

Mientras Cristina y su mamá preparaban el almuerzo, oyeron un ruido que venía del techo.
Cristina se asomó a mirar por la ventana. ¡Había comenzado a llover! Cristina comenzó a
llorar.- ¡No puede llover hoy!- protestó.

- Sé que estás desilusionada- dijo la mamá-. Pero Dios sabe que necesitamos la lluvia.

Cristina comenzó a desayunar mientras se quejaba. No podía creer que estaba lloviendo. Si no
paraba de llover, de seguro el viaje al zoológico se cancelaría. Cristina fue en silencio a la
escuela. Entró al salón. Todos sus compañeros estaban desilusionados, y también la profesora.

-No podremos ir al zoológico hoy, -dijo la profesora- pero nada impedirá que el zoológico
venga a nosotros.

Los niños comenzaron a murmurar.- ¿Qué quería decir la profesora? ¿Acaso ella tenía
planeado algo especial?

-Vamos a hacer un zoológico aquí mismo- anunció la profesora y dio a cada niño una bolsa de
papel. Enseguida los instruyó a hacer una máscara de la cara de un animal.

Cristina comenzó a dibujar un mono. Se reía cuando dibujó las orejitas. Con otro papel hizo un
plátano que el mono sostenía con una mano y una cola larga que tenía detrás.

Los otros niños también disfrutaron mucho al hacer los animales. Felipe hizo una jirafa con un
cuello muy largo, y Margarita puso un maní en la trompa del elefante que dibujó. Mariela pegó
algodón en su bolsa para hacer una ovejita, y Jorge pudo tiras de lana para que luciera como la
melena del león. Todos se rieron al ver a los demás con sus máscaras.

La profesora Milagritos escogió a cuatro niños para que fueran los primeros que visitaran el
zoológico. Ellos salieron del salón mientras los demás se preparaban. Al entrar al aula, parecía
que realmente estaban entrando al zoológico. Los leones y los otros rugían fuertemente, un
burrito rebuznaba, se escuchaban los loros, y los búhos. Cristina saltaba, rascaba sus axilas, y
hacía mucho ruido.

Cada niño tenía su turno de entrar al zoológico para visitar a los animales. El día que tanto
desilusionó a Cristina se volvió simplemente maravilloso. Ella se dio cuenta que siempre puede
buscarse alguna manera de entretenerse aun cuando esté desilusionada.

A veces nos puede pasar algo que nos desilusione, pero podemos decidir si nos tristes y
quejosos o su buscamos otra cosa que hacer. Yo prefiero buscar algo que me haga feliz como
la clase de Cristina. Recuerda que siempre podremos buscar una manera de cambiar la tristeza
en felicidad.

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