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Italia 1934
Benvenuti a Italia
Clasificados no invitados…
Con las inscripciones abarrotadas para la competición, el comité organizador debía tomar una
resolución en cuanto a los participantes. Fue así como tras largas deliberaciones, se decidió
organizar un sistema eliminatorio en el que hasta el propio equipo anfitrión (Italia) debió
participar. Así entonces, tras afrontar un par de partidos clasificatorios, 16 escuadras, 12
europeas, 2 suramericanas, 1 africana y el onceno norteamericano, serían los elegidos para
disputar el segundo certamen del torneo.
Entre las curiosidades del nuevo sistema, podía contarse el caso de estadounidenses y
mexicanos, quienes se negaban a ser visitantes en el partido clasificatorio, por lo que la FIFA
convino organizar un escenario neutral (Roma) con el fin de conocer el clasificado por América
del norte, que finalmente sería EE UU.
Además, para esta edición del torneo se reemplazaría la fase de grupos iniciando con una fase
de eliminación directa (octavos de final)…
Tras superar una fase clasificatoria polémica, en donde su rival (Grecia) había decidido, tras
perder por 4 a 0 en el estadio de Milán en el primer partido, no disputar el repechaje en tierras
helénicas, la selección italiana, conformada curiosamente por 4 argentinos y un brasilero (cosa
particular, pero que era permitido en aquella época, siempre y cuando los jugadores dejaran
pasar 3 años entre el vestir la camiseta de una selección y la otra, cosa que no cumplía ninguno
de los implicados), comenzaba un camino hacia una consagración que, a la par de las múltiples
controversias, se nutría de goleadas (Italia 7 USA 1) y empates como el registrado con España,
que le llevaría a convertirse en el primer equipo, junto con el español, en mantener una
igualdad por 90 minutos y luego en los 30 suplementarios (los tiempos suplementarios eran
una novedad para el campeonato) teniendo que, por regla del campeonato, jugar un tercer
partido en el que a la postre la azzurra se impondría por marcador de 1 a 0 al onceno español…
Finalmente, ni el seleccionado austriaco, víctima del mal arbitraje de Ivan Eklin (sueco) en el
juego semifinal, sería problema para que la escuadra del Duce y sus muchachos alcanzara la
final del torneo y a la vez la gloria de levantar la copa tras derrotar en tiempo extra, por
marcador de 2 a 1, a los checoslovacos, convirtiéndose esta en la primera final de un
campeonato en definirse en esta instancia.
MEMORIAS DE LOS MUNDIALES…
Francia 1938
Un campeonato atípico
Con 15 seleccionados y sin la llamada fase de grupos, comenzaba la tercera edición del
campeonato del mundo que por vez primera no vería coronarse campeón al anfitrión del
certamen, pero abriría las vitrinas de la fama para el primer bicampeón del torneo (Italia).
Ausencias notorias
A Uruguay, primer campeón del mundo y que seguía resentido por el boicot europeo contra el
mundial de 1930, se sumaban esta vez Argentina y una serie de selecciones como Colombia,
Costa Rica y México quienes se negaban a participar en el campeonato del mundo
argumentando la poca rectitud de la FIFA en cuestiones de organización, ya que años atrás
parecía haber quedado acordado una rotación entre el viejo y el nuevo continente para la sede
del campeonato, que según cuentas le hubiese tocado organizar a los argentinos, sino hubiera
sido por la intromisión del francés Jules Rimet, presidente de la FIFA, quien sin “ningún
interés” había decidido llevar el certamen a su país.
Además de haber sido un campeonato donde jugar con anteojos no representaba una ruptura
contra las reglas, el mundial de 1938 quedará en nuestro recuerdo por haber presenciado el
primer autogol de los campeonatos (convertido por el suizo Lörtscher en el partido de
desempate, en el que a pesar de todo su selección ganó a los alemanes por 4 a 2) y por aquel
memorable partido entre brasileños y polacos donde se marcaron 11 goles, 6 por Brasil y 5 por
Polonia, de los cuales 8 fueron convertidos por 2 jugadores, 4 para Ernst Willimowski de
Polonia y 4 para Leónidas da Silva de Brasil quien además jugó parte de este partido descalzo y
terminó siendo el botín de oro (goleador) con 7 anotaciones en este mundial.
Por último el punto negro del certamen se lo llevaría el juego rudo, visto en partidos como el
disputado entre Brasileños y Checoeslovacos que fue conocido luego como la batalla de
Burdeos, además del poco respeto de la prensa Italiana para con los rivales de su selección,
atreviéndose a escribir en uno de sus diarios tras la victoria italiana sobre Brasil en semifinales:
"...saludamos el triunfo de la itálica inteligencia sobre la fuerza bruta de los negros...".