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LA SANIDAD INTERIOR

DE LA FAMILIA
Referencia Bíblica

“Quítese de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y


maledicencia, y toda malicia. Antes sed benignos unos con otros,
misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os
perdonó a vosotros en Cristo” (Efesios 4:31-32).

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LECCIÓN
Objetivos:

1. Reconocer la raíz del rechazo y conocer cómo Jesús lo libró de él.

2. Aprender acerca de las cuatro consecuencias del rechazo y la


sanidad que Dios puede traer.

3. Aprender a perdonar a los padres y, al mismo tiempo, aprender a


pedirles perdón.

4. Conocer a Dios como nuestro Padre.

INTRODUCCIÓN

Las heridas más fuertes que pueda tener el ser humano se sitúan en el alma.
Cuando Dios diseñó al ser humano, lo hizo de tal modo que él pudiese ser amado
y a la vez que pudiera dar amor. Muchas heridas vienen desde la niñez: falta de
afecto familiar, amor, y reconocimiento. Estas deficiencias dejan un gran vacío
en el corazón y aunque pasen los años, éste continúa.

Puedo decir que las heridas del espíritu van más allá de la memoria, son más
profundas que las que se puedan ocasionar en una mente consiente. En la
mayoría de los casos estas heridas no están registradas, porque tal vez cuando
sucedieron, nosotros éramos tan niños que no alcanzamos a recordar aquellos
sucesos.

Pero la muerte de Jesús nos redimió de toda herida emocional


para vivir en armonía y paz.
1. CAUSAS QUE CONLLEVAN A UN ESPÍRITU HERIDO

“El sana a los quebrantados de corazón, y venda sus heridas”


(Salmos 147:3)

Así como el cuerpo físico recibe golpes y heridas, necesitando en muchos casos
la ayuda médica, hay otra parte de nuestro ser que se llama alma, conformada
por la mente, las emociones y la voluntad. Una de las formas como puede ser
más afectada es el rechazo. Así como se requiere de un antiséptico para
contrarrestar la infección en las heridas físicas, se necesita el bálsamo del Espíritu
para anular el rechazo.

Si el rechazo no se erradica de las vidas, crecerá cada vez más


hasta debilitar la voluntad, y el siguiente paso será la
destrucción.

A. El rechazo desde el vientre

Son muchas las personas que son víctimas de una situación adversa;
posiblemente, la madre quedó embarazada justo en el momento de mayor
escasez económica; o tal vez el conflicto de pareja era demasiado crítico y la
mujer, al darse cuenta del embarazo, volcó todo su odio en la nueva criatura.
Cualquiera haya sido la situación, si hubo alguna marca de rechazo, usted
debe saber que, a través de la obra redentora de Cristo, ya fue aceptado por
Dios.

La Palabra de Dios enseña:

“Según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos
santos y sin mancha delante de él” (Efesios 1:4). Venimos a este mundo porque de
antemano Dios así lo predeterminó.

“No fue encubierto de ti mi cuerpo, bien que en oculto fui formado, y


entretejido en lo más profundo de la tierra. Mi embrión vieron tus ojos,
y en tu libro estaban escritas todas aquellas cosas que fueron luego
formadas, sin faltar una de ellas” (Salmos 139:15-16).

B. El rechazo al nacer

El rechazo también puede darse en el momento del nacimiento. Por ejemplo,


los padres que esperaban que su hijo fuera varón, pero nació mujer, o
viceversa, hecho que consigo trae desilusión, lágrimas y expresiones
negativas.
Muchas personas creen que:

► Nadie se alegró por su nacimiento. Pero Dios si lo hizo. “Antes que te


formase en el vientre te conocí…” (Jeremías 1:5).
► Nadie se preocupó por cuidarle. “Vida y misericordia me concediste, y tu
cuidado guardó mi espíritu” (Job 10:12).
► No halló ayuda por ningún lado, aunque la pidió a gritos. “Busque a
Jehová, y él me oyó, y me libró de todos mis temores” (Salmos 34:4)
► No sobresalió en nada. Ha sido siempre uno más en una multitud, pero
ahora dice con Pablo: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”
(Filipenses 4:13).
► No valía nada. Sentía asco por su vida, esto lo llevó a la suciedad y la
inmundicia espiritual. “Sino que lo necio del mundo escogió Dios, para
avergonzar a los sabios; lo débil del mundo escogió Dios, para avergonzar
a lo fuerte; y lo vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios, y lo que no
es, para deshacer lo que es, a fin de que nadie se jacte en su presencia”(1
Corintios 1:27-29).

El rey David dijo: “Porque mejor es tu misericordia que la vida; mis labios te
alabarán” (Salmos 63:3). Esa misericordia movió al Señor a humillarse e
inclinarse hasta donde estábamos y, aunque nos vio en suciedad e
inmundicia, mereciendo Su rechazo, nos dio palabras de vida. Él dijo:

“De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me


envió, tiene mi vida eterna; y no vendrá a condenación, más ha pasado
de muerte a vida” (Juan 5:24).

C. El rechazo en la niñez

Por lo general, las experiencias que se tienen durante los primeros años de
vida marcan el comportamiento, el carácter y la personalidad del individuo
en el futuro. Los traumas más fuertes se originan por la despreocupación de
los padres hacia los hijos.

Todo hijo anhela sentirse importante siempre, y espera que sus padres se lo
expresen con caricias, abrazos y palabras de aliento.

El sabio Salomón dijo: “Enséñale al niño a elegir la senda correcta, y cuando sea
mayor permanecerá en ella” (Proverbios 22:6 LBAD). La instrucción abarca los
siguientes aspectos:

► Comunicación: Es el tiempo que debe pasar un padre con los hijos en el


camino de la vida. “Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre
tu corazón; y las repetirás a tus hijos, y hablaras de ella estando en tu casa,
y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes”
(Deuteronomio 6:6-7).
► Respeto: Si un padre acostumbra gritar a sus hijos, ellos creerán que es lo
correcto. Pero si los respeta, valora y acepta sus opiniones, podrán
desarrollarse con éxito en la vida.
► Equilibrio: el niño necesita mucho amor. Pero si le damos amor sin
disciplina, crece con el concepto de que si los padres (la autoridad) se
rindieron a sus pies, todos deben doblegarse a sus deseos, sin importar a
quién atropelle.
► Amor: En el gran Himno al Amor (1 Corintios 13), Pablo dice que quien ama
es fiel a ese amor cueste lo que cueste, siempre confía en la persona
amada, espera lo mejor y la defiende con firmeza. El amor a un hijo
implica sacrificio y destina tiempo para estar con él. Se debe disfrutar al
máximo en armonía su crecimiento, así quedarán gratos recuerdos en el
niño y lo agradecerá en el futuro. Con este proceder, recordará a sus
padres como seres quizás imperfectos, pero que siempre le dieron amor.

D. Abandono de los padres

Nadie puede reemplazar a los padres. Un niño se siente abandonado


cuando se le entrega a terceras personas para que lo formen: abuelos, tíos,
padrinos, o entidades de beneficencia. Dios prometió que, para el tiempo
del fin, haría volver el corazón de los padres a los hijos y el de los hijos a los
padres (Malaquías4.6).

Muchos hijos guardan resentimiento a causa de la desunión familiar, la


irresponsabilidad y las actitudes despectivas que sus padres tuvieron con
ellos, pero Dios prometió enviar una medicina restauradora a través del
perdón y la aceptación.

Aunque, como humanos, hayan cometido muchos errores, los hijos en Cristo
serán transformados por completo. Este milagro sucede con la ayuda del
Espíritu Santo actuando por medio de nuestra fe.

E. Atropellos sexuales

Este problema se da, en muchos casos, con parientes cercanos. La herida es


demasiado profunda, al punto que pueden pasar años sin que la persona
reciba sanidad. Sólo el poder de Jesús hace el milagro.

F. Preferencia de los padres por los hijos

Cuando las familias son numerosas, algunos padres tienden a preferir a unos
hijos más que a otros; en muchas ocasiones, se forman varios bandos: el
padre está con unos, la madre con otros, o cada quien hace su propia vida.
Los hijos de Jacob rechazaron a su hermano José porque vieron la
preferencia paterna por él (Génesis 37: 32b). En esta historia se percibe con
claridad la actitud despectiva de ellos, pues no se sentían valorados como
hijos, por eso se presentan ante Jacob dando a entender que al único que
trataba como hijo era José.

No espere de sus hijos más de lo que usted les ha dado en la


vida. El Padre, al entregar a Su Hijo Jesús, estaba demostrando
cuán especial es usted para él.

2. LA MUJER ABANDONADA O RECHAZADA

Toda separación deja heridas que solo Dios puede sanar. El Señor dijo a la mujer:

“No temas, pues no serás confundida; y no te avergüences, porque no


serás afrentada, sino que te olvidarás de la vergüenza de tu juventud,
y de la afrenta de tu viudez no tendrás más memoria. Porque tu
marido es tu Hacedor; Jehová de los ejércitos es su nombre; y tu
Redentor, el Santo de Israel; Dios de toda la tierra será llamado. Porque
como a mujer abandonada y triste de espíritu te llamó Jehová, y como
a la esposa de la juventud que es repudiada, dijo el Dios tuyo. Por un
breve momento te abandoné, pero te recogeré con grandes
misericordias” (Isaías 54:4-7)

Hablando aquí a la mujer, Dios presenta cuatro consecuencias del rechazo:

► Temor. Una separación muestra un futuro incierto, más la voz de aliento de


Dios es: “No temas”, porque el temor del hombre pone lazo y trae
confusión, y no se sabe qué rumbo tomar.
► Vergüenza. Darse a alguien sin reservas y que luego le cambien por otra
persona es humillante y vergonzoso, es ver marchitar algo que se quiso
mucho, es enfrentarse con la soledad, la murmuración, las tentaciones y el
temor a confiar otra vez.
► Viudez. El Señor compara la separación con la viudez, “porque como a
mujer abandonada y triste de espíritu te llamó Jehová”. Una mujer
separada puede sufrir más que una viuda, porque tiene que enfrentar a su
cónyuge, quien tal vez la persigue y no la deja realizarse en la vida.
► Tristeza de espíritu. En la separación conyugal queda gran tristeza y la leve
esperanza de que algún día vuelva el que se fue. Muchas mujeres pasan
la vida lamentando su fracaso, esperan en vano que, en algún momento
aquel compañero regrese.
Pero el Señor extiende Su misericordia hacia cada una y con palabras de aliento,
declara:

 No serás confundida.
 No serás afrentada.
 Sanaré las heridas en tu memoria y olvidarás.
 Seré tu redentor y te sanaré.
 Te recogeré con grandes misericordias.

3. TRES FORMAS INCORRECTAS DE REACCIONAR FRENTE AL


RECHAZO

Todo hombre o mujer que ha sufrido el rechazo debe enfrentar:

A. Desaliento

Algunas personas sienten tanto el rechazo, que se paralizan. El hecho


de haber compartido la vida con alguien que no les acepta más, es
demasiado frustrante y puede causar una cadena de sucesos que
quizás culminen en tragedia.

B. Resistencia

Es muy común encontrar personas que no quieren aceptar la realidad


de su situación. Aunque recibieron un golpe fuerte, tratan de convencer
a todos de que nada sucedió y de que todo marcha normalmente.

C. Venganza

Una persona rechazada puede convertirse en un enemigo implacable,


que recurre a las armas más bajas para destruir al adversario.

4. PODEMOS SER LIBRES DEL RECHAZO

Para que el Señor pueda traer una restauración total y definitiva al alma,
sinceramente se debe:
a) Identificar las heridas en el corazón. Usted debe encarar su pasado, no
para volver a la angustia que ya vivió, sino para enfrentar el problema y
solucionarlo.

b) Identificar claramente las personas que le hirieron. Una herida producida


por el rechazo antes de nacer, en la niñez, atropello físico, emocional,
sexual; sea cual sea la situación, usted debe perdonar al culpable. No sólo
identificar, sino perdonar. El perdón es una decisión voluntaria, no un acto
emotivo, es Dios quien lo pide así.

c) Aceptar que Jesús fue rechazado por usted. Rechazado antes de nacer
por padre, José, quien viendo a maría embarazada pensó abandonarla
junto con el niño, pero Dios intervino milagrosamente. Rechazado al nacer,
pues un rey quiso matarlo. Rechazado por los judíos, los líderes religiosos,
fariseos y escribas, las autoridades civiles y políticas de Su época.
Rechazado por el pueblo que lo seguía, a varios de ellos Jesús los había
sanado. Uno de Su discípulos más cercanos lo traicionó. Rechazado por los
otros once que le dieron la espalda y huyeron para que se cumpliera la
Escritura que dice que al ser herido el pastor, las ovejas se dispersarían
(Zacarías 13:7b). Rechazado por uno de los ladrones crucificado junto a Él.
Vivió la mayor angustia al sentir el abandono del Padre celestial, fue el
momento más crítico de Su vida, pues sintió el vacío y la ausencia de Dios
y, por primera vez, se le oyó dar un grito de angustia desgarrador diciendo:
“…Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?” (Mateo 27:46)

5. JESÚS SUFRIÓ EL RECHAZO POR NOSOTROS

Él experimentó el rechazo para que nosotros fuéramos aceptos ante Dios:

► Fue despreciado (Isaías 53: 3). El único que puede comprendernos en toda
circunstancia de nuestra vida es Jesús.

► Nos perdonó (2 Corintios 5:19). Él nos perdonó y nos reconcilió con Dios
para que nos revistamos del mismo espíritu y perdonemos a quienes nos
hicieron daño, porque si no perdonamos a los hombres sus ofensas, el
Padre que está en los cielos no perdonará las nuestras.

► Nos aceptó (Efesios 1:6). Al haber sido castigado Jesús, Dios ya no necesita
castigarnos a nosotros. Nos ve como Sus hijos. Trasladó los beneficios y las
bendiciones de Cristo a cada uno de nosotros. Dios nos acepta solamente
en Jesús.
6. PODEMOS CONOCER A DIOS COMO NUESTRO PADRE

Me conmovió el caso de una joven de doce años de edad que atendí en


consejería. Su primera pregunta fue:

“¿Dios me ama?”. Le respondí que Él la amaba. Luego me dijo: “Y si


Dios me ama, ¿por qué mi mamá, cuando tenía yo un mes de vida,
me abandonó en una caja de cartón a la puerta de una casa?”.
No es fácil orientar a una niña sobre este asunto, pero le di una
explicación. Luego me dijo: “Si Dios me ama ¿Por qué mis padres se
comportaron así conmigo? ¿Por qué el esposo de la señora que me
recogió, cuando yo tenía siete años, abusó de mí sexualmente?
¿Por qué cuando tenía nueve años, otro hombre se aprovechó de
mí? Tengo doce años y ya más de cinco hombres han abusado de
mí. Si Dios me ama ¿por qué mis papás me abandonaron?”.
Empecé a explicarle que su verdadero papá y su verdadera mamá
eran Dios. Porque si los padres fallan, Él retoma la autoridad y trata
con la persona directamente. Le compartí el texto que dice:
“Aunque mi padre y mi madre me dejaran, con todo, Jehová me
recogerá” (Salmos 27:10). Al escuchar esto, la niña asombrada me
dijo: “¿eso está en la Biblia?”. Lo estoy leyendo, le dije. Me
respondió: “No es que desconfía de usted, pero yo misma quiero
leerlo”. Le alcancé mi biblia y empezó a leer, repitiendo una y otra
vez, las lágrimas comenzaron a rodar por sus mejillas, y me dijo:
“¿Me permite que lo abrace?”. Luego, llorando, me decía “Gracias
por ayudarme a conocer a mi verdadero Papá. Ahora Dios es mi
Papá”
CONCLUSIÓN

Dios anhela tocar las fibras más íntimas del ser, quiere sanarnos y
darnos lo que nuestros padres no nos dieron, desea restaurarnos por
completo. Su propósito es que ninguno pase por lo que hemos
pasado; lo importante es que, aunque los familiares nos den la
espalda, nuestro Dios nunca lo hará. Él nos ha recogido con gran
ternura y nos aprieta sobre Su corazón, nos da Su afecto y Su amor.
CUESTIONARIO 3
LA SANIDAD INTERIOR DE LA FAMILIA

1. Transcriba Salmos 27:10. Explique lo que Dios está diciendo a través de


esta palabra.
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2. Enumere las seis áreas en las que se puede experimentar el rechazo.


a. _____________________________________________.
b. _____________________________________________.
c. _____________________________________________.
d. _____________________________________________.
e. _____________________________________________.
f. _____________________________________________.

3. ¿En qué etapa de su vida fue afectado por el rechazo? Transcriba y


declare sobre su vida Salmos 139:5.

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4. Citar lo que la Palabra de Dios declara acerca de la situación de una
persona que dice:

Nadie se alegró por mi nacimiento. _____________________________________.


Nadie se preocupó por cuidarme. ______________________________________.
No hallé ayuda por ningún lado. ________________________________________.
No valgo nada. ________________________________________________________.

5. Enuncie los pasos a seguir para ser libre del rechazo.


a. ________________________________________________________________.
b. ________________________________________________________________.
c. ________________________________________________________________.

6. ¿Cuáles son las cinco promesas que Dios le hace a la mujer que fue
rechazada?
a. __________________________________________________________________.
b. __________________________________________________________________.
c. __________________________________________________________________.
d. __________________________________________________________________.
e. __________________________________________________________________.

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