La Miseria Prometida

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LA MISERIA PROMETIDA,

(pensamiento testimonial)
-Aarón Mendoza

Seguramente a lo largo de tu vida o por lo menos en lo que va de


este ejemplar, te habrás dado cuenta de la inumerable cantidad
de frases y memes acerca de la condición de miseria y condiciones
precaria relacionadas con el quehacer actoral y en especial el
teatral. “¿Y de qué piensas vivir?” “Pero, ¿eso sólo es un hobby,
no?” “Te vas a morir de hambre” y así hasta el infinito. Después de
escucharlo tanto hasta da risa , e incluso uno o una empieza a
bromear con eso. ¿Pero, eso en qué nos afecta?

Antes de decidir estudiar actuación en la Ciudad de México, ya había escuchado algunos


comentarios con respecto a eso. No presté atención y seguí el plan que tenía.

Una vez aceptado en el H. Centro Universitario de Teatro (CUT), en espera de abordar el


avión que me llevaría a lo que sería una carrera llena de errores, aciertos y aprendizajes,
me encontraba despidiéndome por teléfono de un buen amigo de la prepa. Le cónté de la
escuela a la que había sido aceptado y nos deseamos mucho éxito. De pronto una persona
llamada Manrique Ferrer (se presentó casi al final) se acercó a mí porque le llamó la
atención que estuviera hablando de “una de las mejores escuelas de actuación”. Me dijo
que era actor, que trabajaba para una de las grandes televisoras y que tuviera esto
presente: “El teatro te forma, la tele te proyecta y el cine te da de comer”. Y desde
entonces he tenido muy presente esta frase.

Así fue que empecé mi proceso de formación actoral (y humana) en el CUT. Aprendiendo
e incorporando buena parte de lo que las maestras y maestros impartían. No sabría si
atribuir el cuestionar lo que me estuvieran enseñando a la educación privilegiada que
recibí o a resistencias mentales para seguir estando en mi zona de comfort. (Supongo que
se campechaneaban).
Más allá de la mística teatral, del férreo compromiso para con el teatro o el
cuestionarnos como herramienta de autodescubrimiento, lo que más me sorprendía era:
la constante preparación para la chinga que vendría para cuando saliéramos de la escuela
y el rechazo a cualquier tinte comercial de la actuacion “Está muy complicado alla afuera,
chicos” “¿Qué tipo de teatro que quieren hacer y con quién?” “Las condiciones para hacer
teatro son precarias casi siempre” “desde ahora vean con quién quieren trabajar ¿Ya
saben?” “Si se quejan aquí adentro imagínense cuando salgan” “La situación economica
para el teatro es complicada, los apoyos se reducen” “Los musicales son obras vanales,
imagínense a lxs que actúan” “Poca gente va al teatro”. A lo que yo me decía: “Yo no
quiero esto, ¿Qué puedo hacer para cambiar eso?”
Más allá de las multiples respuestas a las infinitas preguntas, quedémonos con una de lsa
más importante. “¿Qué tipo de actor o actriz quiero ser?”
Antes de comenzar es fundamental mencionar que el 2020 nos enseñó a todos y a
todas la diferencia entre el querer y el poder. No obstante, la voluntad puede permanecer
y cada quien es libre de tomar acción y proyectos para desarrollar su carrera como pueda
y con las oportunidades que a cada quien se le presenten. La decisión de qué actriz o actor
quiero ser es completamente libre. Casarnos con la idea de sólo dedicarnos al teatro es
válido, al igual que quien decide no dedicarse a la actuación después de aventarse la
carrera, así como aquel que decide dedicarse al cine y la tele, a lo comercial o a lo
experimental. Todo es completamente válido e increíble.

Lo que no está padre, es ver cómo siguen operando los prejuicios ante las decisiones de
los y las demás compañeras y compañeros. Quien quiere moverse en un entorno más
comercial es tachado de huecx, estúpidx, vanidosx, ignorante de las condiciones de la
industria, y más. (Este tipo de prejuicios es mucho más fácil de detectarlos en la
comunidad de teatro universitario) Y por el otro lado, quien quiere hacer teatro
experimental/universitario es tachado de hippie, pobre, chairo, etc.

Probablemente poco a poco se han ido disolviendo y ampliado las fronteras de los limites
del actor/actriz en su quehacer, por necesidad y por deseo. Es más común que el/la
estudiante de actuación también quiera hacer cine o tele y está bien. Lo que no está bien,
es enjuiciar y seguir promoviendo dichos estereotipos.

Si queremos trabajar en Televisa, Tv Azteca, Netflix o donde sea no nos debería de dar
pena poder compartirlo y expresarlo. Y como compañeros y compañeras no deberíamos
de “humillar” o hacer menos lo que los y las demás quieren hacer. La unión hace la fuerza.
Lo comercial no tendría que estar peleado con lo universitario, por el contrario, debería de
incorporar y adaptar estrategias que le permitan vivir y salir de “la miseria prometida”. Yo
considero 2 elementos fundamentales, el valor artístico y el valor contextual, para poder
hacer un correcto equilibrio de ambos campos para dejar de quejarnos frente a la falta de
público o de apoyo. (Sigue a la Barraca en sus redes para recibir más información al
respecto de este tema)

A nivel mundial y social, a nuestra generación le está tocando pronunciar y pensar


diferentes maneras de relacionarnos. A dejar de lado las viejas costumbres y
pensamientos, y encontrar mejores. Hagámos también esa reestructuración dentro del
teatro y nuestra manera de pensarlo y crearlo. Salgamos del camino de la miseria
prometida.

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